Escuela Sabatica Para Maestros

Material Auxiliar Para Maestros de Escuela Sabatica

LA MUERTE DE CRISTO Y LA LEY – LECCION 6, PARA EL 10 DE MAYO – 2014

Deja un comentario

Lección 6 Para el 10 de Mayo -2014

Nota al lector:                                                                                                                            Estimado hermano, el Sábado pasado estuvimos presentando un tema que como Adventistas del Séptimo Día dominamos muy bien. Esta semana estaremos presentando uno de los temas mas difíciles de dominar para la mayoría de teólogos y diferentes religiones incluyendo la nuestra. El tema es extenso, y tiene muchos frentes donde se puede enfocar la lección. Este es uno de los temas que muchas veces entendemos pero cuando nos toca explicarlo, no lo hacemos con claridad. Le estamos invitando a, que tenga paciencia y tome su tiempo para leer despacio y escudriñar las Sagradas Escrituras.       Este documento es libre, para estudiarlo, compartirlo y distribuirlo.                                      No hay derechos reservados. Todo lo inspirado por la Biblia, todo los hermosos pensamientos que El Señor en su gran misericordia pone en la mente del hombre a través del Espíritu Santo; al final le pertenecen a Dios.                                                                       Dios no tiene derechos reservados, al contrario: 1 A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad, sin dinero y sin precio, vino y leche. Isaías 55  Una vez usted haya tomado esta información bíblica, le pertenece a usted, Dios se la otorgó para que usted la siga compartiendo.                        Todo lo que está escrito en este documento, usted lo puede encontrar en los de libros que la Iglesia Adventista tiene en forma gratuita para el publico en general a través del internet. Aquí no le estamos presentando una luz nueva, nuestro único trabajo en SevenDay Radio es poner juntos todos estos pensamientos para que se facilite la comprensión de el estudio de la Escuela Sabática, al menos ese es nuestro deseo. Esperamos que sea de bendición para usted, su iglesia, su familia, ó su clase.                   Este documento se esta subiendo a la red los días Domingos a las 6: 00 de la mañana hora de Madrid, España. 12 AM hora del Este de Los Estados Unidos. Le invitamos a que se suscriba, y el mismo sistema se lo enviará automáticamente cuando el documento esté listo en la red. Nosotros no guardamos ninguna información personal cuando usted se suscribe a este programa. Puede buscarlo en el internet a la siguiente dirección: escuelasabaticamaestros.com (la frase sin espacios) Bendiciones a todos.

LA MUERTE DE CRISTO Y LA LEY

Sábado 3 de Mayo “Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos a fin de que llevemos fruto para Dios” Romanos 7:4

La mayoría de las denominaciones, sostiene que la ley fue abolida con la muerte de Jesús en el Calvario. Y entre uno de los textos que mencionan es el siguiente: «No estáis bajo la ley, sino bajo la gracia» Romanos 6: 14  Además tildan a la iglesia Adventista de ser legalistas, ya que creen que nosotros estamos viviendo nuestro cristianismo en el viejo pacto. Pues les tenemos dos noticias muy espectaculares a nuestros hermanos de otras religiones que creen así, una de ella es buena, la otra es mala.

La buena: Es que nosotros los Adventistas del Séptimo Día, al aceptar la muerte de nuestro Señor Jesucristo en la cruz del Calvario, estamos viviendo bajo la gracia.

La Mala: Es que todos nuestros hermanos que creen que la ley ya no está en vigencia, ellos no están bajo la gracia; por que no tienen, no creen, ni aceptan la ley que los condenan.

En pocas palabras, si no creen en una ley que me muestra que son pecadores, ¿Porqué tienen que pedir perdón por sus pecados?

Para entender mejor esto, déjeme compartir una historia de la vida real que ocurrió en Los Estados Unidos. Eran dos pequeñuelo que nacieron, jugaron, y se crecieron juntos en el mismo barrio; eran vecinos, uno vivía en la casa siguiente del otro. Por cosas de la vida, a la juventud se separaron, y tardo mucho tiempo para volverse a encontrar. Cuando llego ese momento de la vida, uno de los amigos estaba sentado en un hermoso e imponente asiento, que infundía temor y respeto. Sus vestimentas eran negras, su mirada penetrante, y su rostro denotaba sabiduría, justicia, y prontitud para ejecutar juicio. El era el juez representante de la ley del Estado. El otro amigo, estaba sucio, despeinado, sus manos estaban atadas, y de su brazo le tomaba un oficial de policía, acusándolo ante el juez de romper la ley del Estado. Sus miradas se encontraron, en uno de ellos hubo tristeza al ver la condición del otro. Y en el otro hubo alegría y esperanza al ver que el juez era un amigo íntimo de su niñez. El juicio se llevó a cabo, el juez escuchó todas las acusaciones de el oficial de policía, (la ley) y después de haber escuchado todas las acusaciones, encontró al reo culpable de las acusaciones. (la ley lo condenó) Las esperanzas se le fugaron al acusado, cuando escuchó al juez pronunciar la sentencia, una sentencia justa que él se merecía. El oficial lo tomó del brazo y lo puso en la cárcel, por orden del dictamen del juez. Media hora mas tarde apareció el oficial de policía en la cárcel del reo, sosteniendo un documento en sus manos que testificaba de su libertad incondicional. El mismo juez quien lo condenó, el pago la deuda que la ley exigía y si también lo liberó.

Este precisamente es el caso de las personas que creemos que la ley está vigente. Creemos que existe una ley que nos acusa de nuestros errores, sabemos que somos llevados a juicio y somos encontrados culpables, sabemos que no podemos pagar la deuda de nuestras transgresiones, pero sabemos que El juez es nuestro amigo y si le pedimos que nos ayude en nuestro caso, él usará de su misericordia y nos ayudará, y la mas importante es que al Juez le pedimos con confianza por que ya sabemos que el pagó nuestra deuda. A pesar que nuestro Juez nos encuentra culpables, “gracias” a la ley que nos acusa, el nos libera de la ley; por que el ya pagó la multa de la ley, que es la muerte. Eso se llama GRACIA.

Las demás denominaciones que creen que la ley está abolida, no pueden recibir la gracia de Dios. ¿Porqué no? Para usted ser perdonado, tiene que ser culpable, y si no cree en la ley que lo acusa, entonces ¿Sobre que está pidiendo perdón? La ley me hace reconocer exactamente cual es mi situación, pero la ley llega hasta allí, la ley no puede liberarme. La Gracia, si puede hacer algo por mi, la gracia elimina la culpa del pecado y encima de eso también me imparte poder para vencer el pecado. Otro asunto que tenemos que tomar en cuenta es que el pecado sigue existiendo, y esa es la mas grande prueba que existe una ley que nos condena. Todos somos llevados a juicio, creyentes ó no creyentes, la diferencia es que los que creemos que aun existe una ley vigente; podemos descubrir nuestros errores, pedir perdón por ellos, y así nos apoderamos de la gracia de Dios.

¿Cómo se va a apoderar de la gracia de Dios una persona que menosprecia la ley, esa ley que revela nuestra situación espiritual?

¿Cómo va a arreglar su apariencia personal una persona que es enemiga del espejo, si el espejo es el que le muestra como está luciendo?

9 Sabiendo esto, que la ley no es puesta para el justo, sino para los injustos y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los malos y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, 10 para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cualquiera otra cosa que sea contraria a la sana doctrina; 1 Timoteo 1

 

Domingo 4 de mayo // Lección 6 MUERTOS A LA LEY                                  Romanos 7 1 ¿Acaso ignoráis, hermanos (pues hablo a aquellos que conocen la ley), que la ley se enseñorea del hombre entre tanto que éste vive? 2 Porque la mujer que tiene marido está ligada por la ley a su marido mientras él vive; mas si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido. 3 Así que, si viviendo su marido, se casa con otro hombre, será llamada adúltera; pero si su marido muere, ella queda libre de la ley, y si se casa con otro hombre no será adúltera. 4 Así también vosotros mis hermanos, habéis muerto a la ley por el cuerpo de Cristo; para que seáis de otro, de Aquél que resucitó de entre los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios. 5 Porque cuando estábamos en la carne, la influencia del pecado, que era por la ley, obraba en nuestros miembros llevando fruto para muerte; 6 pero ahora somos libres de la ley, habiendo muerto a lo que nos tenía sujetos, para que sirvamos en novedad de espíritu, y no en lo antiguo de la letra.

El primer pensamiento que tenemos que notar en el estudio de este día, es que la ley es aplicada a una persona mientras esta, está con vida. La traducción literal del griego de este párrafo, podría ser: “Tanto tiempo como viva”

Ahora el apóstol comienza a comparar el contrato matrimonial con la vida del cristiano. Así mismo como la muerte del esposo, deja en libertad a la mujer para volver a contraer matrimonio; así mismo la muerte de Cristo nos libera del dominio del pecado y de la ley. ¿Cómo puede suceder esto? Antes de la muerte de Cristo, había una relación solamente con la ley. Aquí entra una palabra muy importante que se llama “LEGALISMO” Los fariseos especialmente trataban de alcanzar la salvación por las obras de la ley: eran extremadamente cuidadosos con todos los requerimientos de la ley: diezmaban con extremo cuidado “la menta y el eneldo y el comino” Eran rigurosos en guardar el día Sábado, pero se olvidaban de lo mas importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Mateo 23 23 ¡Hay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Que diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y omitís lo más importante de la ley: la justicia y la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer sin dejar de hacer lo otro.

La palabra clave para entender la lección de este día es “RELACION” Antes de la venida de Cristo había una RELACION estrecha con las leyes y los profetas. Las leyes era el centro de los sistemas religiosos de los judíos. Todos los sacrificios y las ofrendas de la ley ceremonial, mantenía al pueblo con vida espiritual, mientras esperaban al Mesías que tanto anunciaron los profetas. Los diez mandamientos se guardaban hasta la exageración, como un medio de salvación, combinándolo con la ley ceremonial. Cuando Cristo vino al mundo la relación cambia; la relación no es mas con la ley, si no, con el autor de la ley. Antes de la venida de Cristo el creyente servía a Dios movido por un sentimiento de yugo legal y bastante temor. Con la venida de Cristo ahora todo creyente sirve a Dios con un espíritu de libertad y amor. “Pero ahora somos libres de la ley” ¿Quiere decir que la ley terminó? Si, solamente la ley ceremonial. La ley de Dios; “los diez mandamientos” siguen vigentes 31 ¿Entonces invalidamos la ley por la fe? ¡En ninguna manera! Antes bien, confirmamos la ley.

El otro pensamiento que tenemos que destacar “5 Porque cuando estábamos en la carne, la influencia del pecado, que era por la ley, obraba en nuestros miembros llevando frutos para muerte; 6 pero ahora somos libres de la ley, habiendo muerto a lo que nos tenía sujetos, para que sirvamos en novedad de espíritu y no en lo antiguo de la letra.

La pregunta del millón sería: ¿Si somos libres de la ley, porqué seguimos pecando?            El problema aquí no es la ley. La ley no es fuente de maldad. La fuente de maldad es el ser humano. Muchas veces cometemos el error de culpar la ley como la originaria del pecado. Como una consecuencia natural nos hacemos enemigos de la ley.                                        Una persona fea no se puede hacerse enemiga del espejo, el espejo solo le permite contemplar su fealdad, el espejo no ha hecho nada para que ella sea fea. Ninguna persona se puede enojar contra un dentista por que le informa que va a perder un diente, el dentista no ha hecho nada para que el paciente pierda su diente, sólo le esta diciendo cual es la situación. La ley sólo tiene una función: Hacernos saber nuestra situación espiritual. La ley nunca tuvo como fin salvar al hombre, el propósito de la ley es definir el pecado, y acusar al pecador.

Para contestar la pregunta que hicimos un poquito mas arriba: ¿Si somos libres de la ley, porqué seguimos pecando? Tenemos que recordar al “viejo hombre” Muchos de nosotros tuvimos el privilegio y bendición de haber nacido en el evangelio. Otros no. Estos otros, que no nacieron en el evangelio y que vienen a Cristo cuando son personas adultas, Cristo hace un milagro en sus vidas que se llama conversión. Quita de ellos el corazón de piedra y pone un corazón de carne, un corazón que es sensitivo a la voz de Dios. Pone también un nuevo pensamiento de rectitud. Ahora es realmente cuando comienza el problema del cristianismo. Un corazón de carne nuevo y sensible con un pensamiento recto, metidos en un cuerpo viejo y amañado por el pecado. El corazón y el pensamiento ordena que hay que hacer esto, pero el cuerpo está por mas de 30 ó 40 ó 50 años, amañado a hacer otras cosas. ¿Quién ganara? ¿El corazón sensible y el pensamiento recto? ó ¿El cuerpo acostumbrado y amañado al pecado? Esa es la batalla del cristianismo. Hay una respuesta hermosa; a pesar que la ley está allí para acusarnos de nuestros pecado, también la bendita gracia de Jesús está presente para que podamos alcanzar la salvación. Ahora nuestra relación es con el Autor de la ley, quién ya pagó por adelantado la paga de nuestra ofensa, podemos ir donde él y confesar nuestro pecado “El es Fiel y Justo para perdonarnos…” Esta es la gracia en acción, librándonos del poder condenador de la ley.

 

Lección 6 // Lunes 5 de mayo LA LEY DEL PECADO Y DE LA MUERTE Romanos 8 1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. 3 Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; 4 para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 5 Porque los que son de la carne, en las cosas de la carne piensan; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. 6 Porque la mente carnal es muerte, pero la mente espiritual, vida y paz: 7 Porque la mente carnal es enemistad contra Dios; porque no se sujeta a la ley de Dios, ni tampoco puede. 8 Así que, los que están en la carne no pueden agradar a Dios.

“Ninguna Condenación hay para lo que están en Cristo Jesús” Una de las mas bellas noticias del evangelio es que Cristo vino al mundo a condenar el pecado y no a los pecadores. “Cristo ofrece justificación y libertad a los que creen y aceptan las nuevas del Evangelio, y que por la fe se dedican a vivir en obediencia. Quizá haya todavía deficiencias en el carácter del creyente, pero cuando en el corazón está el deseo de obedecer a Dios, cuando se hacen esfuerzos con ese fin, Jesús acepta esa disposición y ese esfuerzo como el mejor servicio del hombre, y él suple la deficiencia con sus méritos” EGW ST 16-6-1890

“Ley del pecado y de la muerte” La ley no tiene la potestad de perdonar, ni de llevarnos a la obediencia, lo único que puede hacer la ley es mostrarnos nuestra situación. Por lo tanto, la ley no puede ser culpada por mi fracaso espiritual, al no poder obedecer la ley perfectamente el fracaso recae sobre nosotros mismos. Lucifer antes de su caída, sostenía que la ley era innecesaria para los seres perfectos. Después de la caída, sostuvo que para Dios era imposible perdonar y que la ley era injusta y que no se podía guardar. Jesucristo con su vida sin pecado en esta tierra, probó que la ley si se puede guardar y con su muerte probó que Dios si puede perdonar.

“Cristo se enfrentó al pecado y lo venció, y lo condenó en la esfera en la que previamente había ejercido su dominio y poder. La carne escenario de los anteriores triunfos del pecado se convirtió ahora en el campo de su derrota y expulsión. Dios no dio a su Hijo con el propósito de cambiar o de abolir su ley, o para eximir al hombre de la necesidad de su perfecta obediencia. La ley siempre se ha presentado como una expresión de la inmutable voluntad de Dios y de su carácter. El hombre caído ha sido incapaz de obedecer sus ordenes, y la ley no ha tenido poder para fortalecerle a fin de que obedezca. Pero Cristo vino para hacer posible que el hombre prestara perfecta obediencia. Dios requiere perfecta obediencia de sus hijos, y la perfecta vida de Cristo en su humanidad es la seguridad de Dios para nosotros de que mediante su poder también podemos alcanzar la perfección de carácter.” CBA Conforme al Espíritu.

¿Andando conforme a la carne ó conforme al Espíritu? Pensar únicamente en la complacencia de los deseos de la carne es muerte. Este tipo de vida es una vida hostil a la presencia de Dios, y no está en armonía con los requerimientos de Dios. Todo aquel que vive complaciendo los deseos egoístas de la carne, está muerto en vida, y esta condición de muerte espiritual lo conducirá sin ninguna duda a la muerte eterna. Vivir conforme al Espíritu, es aquel que está en armonía con los dictados del Espíritu Santo, y como resultado tiene una vida llena de amor. Unos de los frutos del Espíritu es el amor. “Mas el fruto del espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe” Gálatas 5 22       En pocas palabras andar en el Espíritu significa que comenzamos a vivir el reino de los cielos aquí en la tierra “Porque el reino de los cielos no es comida ni bebida, sino justicia, y paz, y gozo en el Espíritu Santo” Romanos 14: 17

Los que andan conformen al Espíritu gozan de la paz, del perdón y la reconciliación; el amor de Dios reina en sus vidas a través del Espíritu Santo. Los que andan conforme a la carne solamente experimentan la esclavitud del pecado y la acusación de la ley; en su futuro solamente pueden contemplar condenación y muerte eterna.

«Ni tampoco puede.» “La mente carnal es completamente incapaz de someterse a la ley de Dios. Tan sólo el poder transformador del Espíritu Santo hace posible otra vez la obediencia. Cuando el hombre fue creado originalmente, su mente y su vida estaban en perfecta armonía con la voluntad de Dios. Los principios de la ley de Dios estaban escritos en su corazón. Pero el pecado produjo un alejamiento de Dios, y el corazón del hombre se llenó de enemistad y rebelión. Por lo tanto el hombre ha estado desde su caída bajo el poder del pecado, siguiendo las inclinaciones de la carne que lo han conducido inevitablemente a la desobediencia a la ley de Dios. Por eso es imposible que alcance la justicia y la salvación por sus propios intentos legalistas para obedecer. A menos que muera al yo y al pecado y renazca a una nueva vida en el Espíritu, es incapaz de someterse a la voluntad de Dios” HAP 423

 

Martes 6 de mayo // Lección 6 EL PODER DE LA LEY

Romanos 4: 15 Porque la ley produce ira; pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión.

Cada instrumento tiene un propósito. Así como una llave se usa para abrir un candado o un cuchillo se usa para cortar, la Ley se usa para definir el pecado. Si no hubiera sido por la Ley de Dios, no podría haber ningún método para saber qué acciones son aceptables para él o le son inaceptables. Y, aunque el pecado no puede existir sin la Ley, Pablo aclara que ésta no es un socio voluntario del pecado:

“Entonces, ¿lo que es bueno se convirtió en muerte para mí? ¡De ninguna manera! Más bien fue el pecado lo que, valiéndose de lo bueno, me produjo la muerte; ocurrió así para que el pecado se manifestara claramente, o sea, para que mediante el mandamiento se demostrara lo extremadamente malo que es el pecado” (Rom. 7:13, NVI).

La gente legalista que pone su esperanza en la salvación, a través de la obediencia estricta de la ley, están cometiendo un gran error. Por que la función de la ley no es salvar al pecador, la función de la ley es revelar el pecado, y demostrar que se esta obrando en contra de la voluntad de Dios. La ley en vez de justificar al pecador lo condena y en vez de traer paz al transgresor, trae el desagrado y la ira de Dios. Si no existiera la ley sería muy difícil definir quien está pecando ó no. No tendríamos una regla de comportamiento que nos indicara los pasos a seguir. Por lo tanto no habría castigo por causa de la transgresión y posiblemente tampoco hubiera salvación. En pocas palabras quedáramos neutros. Naciéramos, creciéramos y muriéramos, sin paga, ni para bien ni para mal.                          15 Porque la ley produce ira; pero donde no hay ley, tampoco hay transgresión. Romanos 4

Pero ese no es el caso; la ley esta presente y le da poder al pecado, para resaltar nuestra vida pecaminosa y la gran necesidad que tenemos de un Salvador. Uno de los problemas grandes que tenemos para entender esta lección, es lograr comprender la relación entre la ley y la gracia.

Este ha sido uno de los tópicos que más se ha debatido en todas las religiones, por diferentes teólogos, en diferentes tiempos.

La pregunta que siempre se formula es: ¿Si estamos bajo la gracia, entonces porqué necesitamos la ley? La respuesta es que usted no puede recibir gracia si no hay nada que lo condene. En pocas palabras nadie puede llegar a usted y decirle que le va a perdonar una fuerte deuda de dinero, cuando usted en su vida nunca le ha prestado esa cantidad de dinero a esa persona que le está perdonando la deuda. Esa no es gracia, por que usted no es un deudor. Pero si en verdad usted es deudor de una fuerte cantidad de dinero, y un día va donde el acreedor y le pide que le perdone la deuda, y el acreedor se la perdona, entonces si es gracia. Usted si tenía una deuda, y usted fue perdonado. Lo mismo sucede con la ley y la gracia; no puede recibir gracia si no tiene ley.

¿Cuándo fue la última vez que alguien pecó contra ti, es decir, la última vez que alguien violó la Ley de Dios de una manera que te hirió? ¿Cómo puede tal experiencia ayudarnos a comprender por qué la idea que afirma que la Ley de Dios fue abolida después de la Cruz es tan equivocada?

Lección 6 // Miércoles 7 de mayo                                                                                                        LA LEY IMPOTENTE

Como vimos, aunque en un sentido la Ley “da poder” al pecado, en otro sentido real, la Ley es terriblemente impotente. El mismo objeto ¿puede a la vez ser poderoso e impotente? Otra vez, la diferencia reside no en la Ley sino en la persona. Para el que descubre que es un pecador, la Ley lo fuerza a reconocer que está en contra de la voluntad de Dios y, en consecuencia, en camino a la muerte. Al descubrir su pecaminosidad, el pecador puede decidir seguir la Ley a la letra. Sin embargo, el hecho de que ya ha pecado lo hace un candidato para la muerte.                                             

Algunas personas creen que una estricta adhesión a la Ley les otorgará la salvación, pero esta no es una enseñanza bíblica. La ley define el pecado, no lo perdona. Pablo destaca que la misma Ley que da poder al pecado también es “débil” (Rom. 8:3) Es capaz de convencer al pecador de sus pecados, pero no puede hacer justo al pecador. Un espejo puede mostrarnos nuestras fallas; pero no puede arreglarlas. Como escribió Elena de White: “La Ley no puede salvar a los que ella condena; no puede rescatar al que perece” (ST, 10 de noviembre de 1890).

Cuando consideramos plenamente el propósito de la Ley, es más fácil de entender por qué Jesús llegó a ser el sacrificio expiatorio para la raza humana. La muerte de Jesús puso a los que antes habían sido seres humanos pecadores en una relación correcta con Dios y con su Ley “santa y justa y buena” (Rom. 7:12). Además, su muerte nos mostró la futilidad de la salvación por guardar la Ley. Después de todo, si la obediencia a la Ley pudiera salvarnos, Jesús no habría tenido que morir en nuestro lugar. El hecho de que él murió revela que la obediencia a la Ley no puede salvarnos. Necesitamos algo mucho más drástico. Aunque se nos ha prometido poder para cumplir la Ley de Dios, ¿por qué esta obediencia no es suficiente para asegurar nuestra salvación? En un sentido, la respuesta no debería ser muy difícil. Mírate a ti mismo y tu observancia de la Ley. Si tu salvación dependiera de tu obediencia, ¿cuánta esperanza tendrías?

 

Jueves 8 de mayo // Lección 6 LA MALDICIÓN DE LA LEY

Gálatas 3 10 Porque todos los que son de las obras de la ley están bajo maldición. Porque escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas que están escritas en el libro de la ley, para hacerlas.

¿Qué nos enseñan los siguientes textos acerca de la naturaleza humana? ¿Cómo vemos la realidad de esta verdad cada día?

Salmos 51 5 He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre.

Isaías 64 6 Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento

Romanos 3 23 por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios; Con la excepción de Cristo, todos los seres humanos tenemos una experiencia en común: hemos sido infectados por el pecado de Adán.

En consecuencia, ninguna persona natural puede alguna vez pretender ser completamente justa. Hay algunos, como Elías y Enoc, que vivieron excepcionalmente cerca de Dios, pero ninguno ha sido capaz de vivir completamente sin mancha. De hecho, recordando esta realidad, Pablo declara: “Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas” (Gal. 3:10).

La verdad es que la Ley demanda una conformidad total y completa, y ¿quién ha cumplido eso alguna vez, fuera de Jesús?

¿De qué modo los siguientes textos nos ayuda a definir lo que significa “la maldición de la ley”?

Romanos 6 23 por que la paga del pecado es muerte; mas el don de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.

Génesis 2 17 Más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque del día que de él comieres, ciertamente morirás.

Ezequiel 18 4 He aquí todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare esa morirá.

Todos estamos bajo la maldición de la Ley. Por cuanto la Ley no tiene margen de error, es imposible que una persona corrija un pecado pasado. En consecuencia, la muerte es el destino de la persona. Santiago pinta un cuadro sombrío al recordarnos que la transgresión en un área de la Ley es tan mala como la transgresión en todas las áreas Santiago 2:10 Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpables de todos. La paga del pecado es muerte, y la muerte no tiene proporciones. Cuando reconocemos la condición desesperada de quienes estamos bajo la maldición, es más fácil apreciar la extensión del amor de Dios: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aun pecadores, Cristo murió por nosotros” (Rom. 5:8). Por medio de su muerte, “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición” (Gal. 3:13). Piensa en lo que dijo Pablo: “Todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición”. Esto se debe a que la Ley no puede salvarnos; y así, somos maldecidos con la muerte. ¿De qué forma el reconocer esta verdad nos ayuda a apreciar mejor lo que se nos ha dado en Jesús? ¿De qué maneras manifestamos ese aprecio en nuestra vida?  1 Juan 5:3 Porque éste es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos ; y sus mandamientos no son gravosos.

 

Lección 6 // Viernes 9 de mayo PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:                            Lee “Consumado es”, El Deseado de todas las gentes, pp. 706-713. “La Ley requiere justicia, una vida justa, un carácter perfecto; y esto no lo tenía el hombre para darlo. No puede satisfacer los requerimientos de la santa Ley de Dios. Pero Cristo, viniendo a la Tierra como hombre, vivió́ una vida santa y desarrolló un carácter perfecto. Ofrece estos como don gratuito a todos los que quieran recibirlos. Su vida reemplaza la vida de los hombres. Así tienen remisión de los pecados pasados, por la paciencia de Dios. Más que esto, Cristo imparte a los hombres atributos de Dios. Edifica el carácter humano a la semejanza del carácter divino, y produce una hermosa obra espiritualmente fuerte y bella. Así, la misma justicia de la Ley se cumple en el que cree en Cristo. Dios puede ser justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús (Rom. 3:26)” (DTG 711).

En resumen, la muerte de Jesús demuestra poderosamente la permanencia de la Ley de Dios. Cuando nuestros primeros padres pecaron, Dios pudo haber abolido sus leyes y eliminado las penalidades por su violación. Sin embargo, esto habría significado una existencia miserable en una sociedad sin leyes para los habitantes de la Tierra. En cambio, Dios eligió́ enviar a su Hijo como un Sustituto por nosotros, que recibió a favor de todas las personas el justo castigo por el pecado que requería la Ley. Por medio de la muerte de Jesús, la raza entera se encuentra en una relación nueva con Dios. Esto significa que cualquiera de nosotros, por medio de la fe en Jesús, puede recibir el perdón de sus pecados y ser perfectos a la vista de Dios.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Descubre más desde Escuela Sabatica Para Maestros

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo