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LECCION 2 – EL HIJO – PARA EL 12 DE JULIO-2014

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Letra en roja: Biblia

Letra en Azul-Libros de la iglesia Adventista

Letra de este color: Contribución de SevenDay Radio

♥♥♥♥♥ Estudio de la lección sin contribución.                                                                     Muchas veces los días de estudio de la lección vienen tan fáciles de entender que no hay necesidad de agregar extra información. Otras veces ya son estudios que se comienzan a repetir, esto sucede especialmente a la finalización de cada trimestre. Cuando esto suceda le agregaremos 5 corazones y así usted sabrá que no fue necesario agregar información extra al estudio de ese día.

Este es un estudio libre, no hay derechos reservados. Usted lo puede estudiar, compartir, distribuir.

Este Documento es subido al internet todos los días Domingos a las 6:00 AM hora de Madrid, España; 12 de la noche del día Sábado, hora del Este del los Estados Unidos.

Hemos cambiado un poco el formato de la lección para este trimestre. Estamos tratando de presentar la lección de la misma manera que aparece son  su folleto de Escuela Sabática y nuestra aportación en letra marrón o café obscuro. Siempre estamos tratando de presentar  lo mejor para usted.

Uno de los problemas mas comunes que escuchamos es la dificultad de encontrar la página en el internet. Esa dificultad nosotros mismo la hemos pasado.  La clave para que usted llegue a nuestra página es escribiendo todo el nombre sin espacios y agregándole la palabra «.com» al final, al hacerlo así el sistema lo va a llevar directamente a nuestra pagina, recuerde maestros es en plural.  ejemplo:      escuelasabaticamaestros.com

 


 

Lección 2: Para el 12 de julio de 2014

EL HIJO

Sábado 5 de julio                                                                                                                                 

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Mateo 24:30; Daniel 7:13, 14; Mateo 11:27; Lucas 5:17-26; Juan 8:58; Mateo 20:28.

PARA MEMORIZAR:
“Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (Mar. 10:45).

DESPUÉS DE MÁS DE DOS AÑOS DE MINISTERIO PÚBLICO, Jesús preguntó a sus discípulos: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?” (Mat. 16:13). Fue fácil para ellos informarle lo que habían escuchado que decía la gente acerca de él. Pero, más difícil fue responder la siguiente pregunta: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” (Mat. 16:15). Ahora era una pregunta personal. Jesús no les pidió sus opiniones acerca de su apariencia exterior ni de su carácter. En lugar de eso, su pregunta apuntó a la esencia del ser de Jesús. Tenían que expresar su convicción y su fe personales.

Todo ser humano, tarde o temprano, deberá responder la misma pregunta. Tenemos que decidir, individualmente, quién es Jesús para nosotros. No sirve repetir lo que otros han dicho o creído. La respuesta debe ser nuestra propia creencia personal. Y de esa respuesta depende el destino de cada ser humano.

Esta semana trataremos de encontrar la respuesta basándonos en lo que Jesús mismo dijo e hizo. Nuestro objetivo es llegar, por fe, a la misma respuesta que Pedro: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (vers. 16).

Esta es una de las lecciones mas profundas teológicamente hablando; estaremos tocando la deidad de Jesús, que es uno de los temas mas profundos y difíciles de entender y de explicar. Vamos a comenzar estudiando cual es la diferencia entre  los nombres «Jesús», «Cristo» y  «Jesucristo»

El nombre Jesús es el nombre personal que usó Cristo como ser humano aquí en la tierra. Este nombre es ordenado por el ángel Gabriel a José; lo encontramos en Mateo 1: 20-21  20 Pero mientras pensaba en esto, he aquí que se le apareció en sueños un ángel del Señor, diciendo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque el Niño que se ha engendrado en ella es del Espíritu Santo. 21 Y dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque El salvará a su pueblo de sus pecados. A través de este nombre Cristo es conocido por sus contemporáneos.  Para la gente de su tiempo, este nombre sencillamente identificaba a Cristo como «Jesús el hijo de José el carpintero.» 

CRISTO: La palabra Cristo viene del griego «JRISTOS», que fue tomado del hebreo «MASHIAJ» La palabra Mashiaj es la misma palabra que en español es traducida como «MESIAS»  La palabra Mesías significa «UNGIDO». Por lo tanto si una persona le llama «Mesías» ó le llama «Cristo» está llamándole por el mismo nombre que es «Ungido»

En el antiguo testamento el Sumo Sacerdote, un rey, ó en ciertos casos algunos profetas; eran ungidos para ser consagrados a servicios especiales ó sagrados. A estas personas se les llamaba «MASHIAJ» ó «UNGIDO».

En las profecías mesiánicas la palabra MESIAS fue tomada específicamente para aplicarse al redentor del mundo; quién tenía que desarrollar los tres trabajos ó representar los tres títulos de un UNGIDO que son: Profeta, Sumo-Sacerdote y Rey.

Profeta: Vino a éste mundo a representar ó hablar por el Padre a los Hombres

Sumo-Sacerdote: Ascendió al cielo para representar a los hombres frente al Padre

Rey: A todo el que le acepta como rey, se le es prometido una ciudadanía perfecta, en santidad y armonía por la eternidad

Jesucristo es el Ungido de Dios  18-El Espíritu del Señor reposó sobre mí: por lo cual me ha consagrado con su unción divina, y me ha enviado a evangelizar a los pobres, a curar a los que tienen el corazón contrito, 19-a anunciar libertad a los cautivos y a los ciegos vista, a soltar a los que están oprimidos, a promulgar el año de la misericordia del Señor o del jubileo, y el día de la retribución.  Lucas 4  Torres-Amat

El problema del judío fue que aceptaron a Jesús como el hijo de José el carpintero, pero no pudieron aceptar a Jesús como el UNGIDO-CRISTO-MESIAS de Dios para nuestra redención.

Es por eso que Mateo comienza muy elocuentemente dando el linaje familiar de Jesús, ya que las profecías sostenían que el MESIAS ó UNGIDO ó CRISTO tenía que descender de Abraham; padre de la nación hebrea; así como también tenía que descender de David; fundador del linaje real en la nación hebrea. Mateo presenta la evidencia necesaria de que Jesús cumple con las condiciones de ser descendiente de estos dos importantes e ilustres personajes.

JESUCRISTO O JESUS EL CRISTO Cuando se unen estos dos nombres se está haciendo una de las confesiones de fe mas sublimes del universo; sencillamente se esta diciendo: Creo que Jesús el hijo de José el carpintero, es también CRISTO el hijo de Dios, que vino a este mundo para salvarme de mis pecados; él es mi Salvador, mi Sumo-Sacerdote y mi Rey.

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Domingo 6 de julio // Lección 2                                                                                                    

EL HIJO DEL HOMBRE

Este título, “el Hijo del Hombre”, era el nombre favorito que Jesús se daba a sí mismo. Según los evangelios, él se refirió a sí mismo como el Hijo del Hombre más de ochenta veces. Las demás personas nunca se dirigieron a él usando este título. Jesús, sin duda, eligió este nombre especial con un propósito en mente.

Esta expresión idiomática era común en el Antiguo Testamento. Con una sola excepción: siempre fue usada en referencia a un ser humano.

La Biblia presenta a Jesús como un verdadero ser humano. Nació como un bebé, creció como un niño que se desarrolló “en sabiduría y en estatura” (Luc. 2:40, 52), y tuvo hermanas y hermanos (Mat. 13:55, 56). Comió (Mat. 9:11), durmió (Luc. 8:23), se cansó (Juan 4:6), y tuvo hambre y sed (Mat. 4:2; Juan 19:28). También sufrió de tristeza y angustia (Mat. 26:37).

Para el observador casual, Jesús parecía ser un hombre común que caminaba entre la gente como uno más en la multitud. Muchos de sus contemporáneos no reconocieron en él nada más que un hombre (Juan 7:46). La gente lo trató como a uno de ellos; se rieron de él (Luc. 8:53), lo criticaron (Mat. 11:19), se burlaron de él y lo ridiculizaron (Luc. 22:63). Para ellos, era simplemente otro ser humano.

Lamentablemente, no se dieron cuenta de que hay algo más en el título “Hijo del Hombre”. Según Daniel 7:13 y 14, “uno como un hijo de hombre” fue con las nubes del cielo “hasta el Anciano de días”, y recibió dominio, gloria y reino eternos. Los judíos identificaban a este Hijo del Hombre con el Mesías. De modo que, cuando Jesús usó este título, estaba revelando, de una manera semivelada, que él era el Mesías prometido, el Cristo encarnado.

Lee Mateo 24:30; 25:31; y 26:64. ¿Qué elementos, en las palabras de Jesús registradas en estos textos, evocan Daniel 7:13 y 14?

¿Por qué es tan importante que sepamos que Jesús era plenamente un ser humano? ¿Qué repercusiones tiene su humanidad para nuestra salvación? ¿Qué implicaciones tiene en nuestra vida cristiana práctica, especialmente en nuestras batallas con la tentación y el pecado?

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 ¿Por qué es tan importante que sepamos que Jesús era plenamente un ser humano? 

Hay algunas versiones bíblicas traducen la frase «el hijo del hombre» como «el hijo de Adán».  Uno de los problemas gravísimos de muchos cristianos incluyendo muchos Adventistas del Séptimo Día es creer que Jesús no fue totalmente humano. Esto es un error garrafal por que al creer así, se hace de Cristo un «super-hombre» que se valió de una fuerza ó superioridad divina para llevar a cabo su trabajo de redención. 

La Biblia dice que realmente Jesús fue un ser humano en su totalidad. En los versículos de arriba de éste día se descubre a un Jesús que tiene hambre, que come, que se cansa, y que duerme.

Encima de esto se le podría agregar Isaías 53  2Con todo eso subirá, como renuevo, delante de él; y como raíz de tierra seca. No hay parecer en él, ni hermosura. Le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos.  3Despreciado, y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en flaqueza; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.  4Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.  5Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados. El castigo de nuestra paz fue sobre él; y por su llaga hubo cura para nosotros.   Sagradas Escrituras 1569

Este es uno de los pasajes bíblicos donde se puede encontrar a un Jesús totalmente humano. En el versículo 2 dice que Jesús no tenía «parecer», ni «hermosura», ni «atractivo», no había nada en él para ser deseado. En pocas palabras Jesús era «Feo» se escucha bien fuerte ¿Verdad? Pero eso es lo que está diciendo la Biblia, el «parecer» se refiere a una persona guapa ó bonita, la hermosura tiene que ver con el cuerpo, y el atractivo tiene que ver con lo simpático. Hay personas que son feas pero tienen algo que a uno le llama la atención y muchas veces es irresistible, a eso se le llama ser «simpático» En el caso de Jesús ninguna de las tres descripciones le calzaba, no era guapo, no tenía un buen cuerpo, ni tampoco era simpático; lo mas triste es que al verlo no había ni siquiera algo de él que fuera atractivo. Al contrario de las películas que presentan a un Jesús guapísimo, hermoso, alto y sumamente atractivo; Jesús en verdad fue todo lo contrario. Judás dijo: «al que de un beso ese es Jesús» es por que en la noche Cristo no se podía diferenciar rápidamente de los demás, eran tan común como cualquier ser humano, como usted y como yo.

Entonces se formula la pregunta del millón: ¿Porqué todos querían ver a Jesús? ¿Porqué Jesús causaba profunda impresión en todos aquellos que lo lograban ver?  El espíritu de profecía dice que el rostro de Jesús tenía una apariencia reflexiva. Si lo explicáramos en palabras simples el rostro de Jesús siempre reflejaba el rostro de quién lo estaba contemplando.

Una de las preguntas que nosotros los humanos siempre nos hacemos es: ¿De que color era la piel de Jesús? Si se lo pregunta a un blanco le dirá inmediatamente que Jesús era blanco, si se lo pregunta a un negro, le responderá que Cristo era negro, y un hispano dirá que era color hispano.

¿Sabía usted que la Biblia dice que color era Jesús?

10Mi amado es blanco y rubio, distinguido entre diez mil.
11Su cabeza, como, oro finísimo; sus cabellos crespos, negros como el cuervo.  Cantares 5 Reina Valera Gómez

Aparentemente es una descripción contradictoria hablando de Jesús como una persona blanca y su cabello como el oro fino, al mismo tiempo sus cabellos es crespo y negro tan negro como el cuervo, note que no está hablando de pelo colocho, sino de pelo crespo, que es característica de las personas de raza negra. 

San Juan 1: 1 Dice que Jesús es el Creador, no hay nada que existe que él no lo haya creado. Nosotros los humanos fuimos creados a su imagen y semejanza no importa la raza, el color ó la fisonomía. En Cantares 5 cuando habla que Jesús es blanco; es por que él es blanco para la raza blanca, y cuando habla de lo negro, es por que también el es negro para la raza negra, y en medio de esas dos razas estamos el resto de las demás razas. Yo he tenido la oportunidad de asistir a iglesias de hermanos chinos, y ellos tienen a un Cristo chinito, ellos también están en lo correcto. Ese Cristo que nosotros tanto amamos se parece a usted y a mi. no importa quién sea usted ó de donde venga.  ¿Quiere a un Dios mas humano que Jesucristo mismo? 

 


 

Lección 2 // Lunes 7 de julio                                                                                                          

EL HIJO DE DIOS

El título “Hijo de Dios” fue usado por Gabriel (Luc. 1:35) y varias personas al dirigirse a Jesús (Mat. 14:33; Mar. 15:39; Juan 1:49; 11:27). Él aceptó ese título, pero evitó aplicárselo directamente a sí mismo para que no lo apedrearan. Sin embargo, la Biblia revela de diferentes maneras su relación especial con el Padre.

El Padre reconoció a Jesús como su Hijo en el bautismo (Mat 3:17) y en la transfiguración (Mat. 17:5).

Su relación Padre-Hijo es única. Cristo es el único ser en todo el universo que puede gozar ese tipo de relación. Solo él y el Espíritu Santo son de la misma naturaleza que el Padre. Como creyentes, hemos recibido el privilegio de llegar a ser hijos de Dios. Pero, Jesús siempre fue, es y será el Hijo de Dios.

¿Qué revelan los siguientes textos acerca de la perfecta unidad del Padre y el Hijo? Mateo 11:27; Juan 3:35; 5:17; 10:30.

La unidad completa de Jesús y el Padre incluye un perfecto conocimiento mutuo; una unidad de voluntad, propósito y objetivos. Es más, incluye una unidad de naturaleza. El Hijo y el Padre son dos personas (“Yo y el Padre”), pero de la misma naturaleza (“uno somos”), un hecho enfatizado por el pro- nombre neutro uno (comparar con 1 Cor. 3:8).

Sin embargo, debemos tener presente que Cristo, porque vino a vivir como un hombre, se subordinó voluntariamente al Padre mientras vivió aquí (Fil. 2:6- 8). Esta autolimitación fue funcional, no esencial. Jesús se subordinó con un propósito específico, para lograr una meta específica.

Con este concepto en mente, podemos entender por qué Jesús dijo: “No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre” (Juan 5:19); “porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre” (Juan 5:30). Desde este punto de vista funcional, pudo decir: “el Padre mayor es que yo” (Juan 14:28).

Jesús fue totalmente Dios y totalmente hombre. ¿Qué nos dice esta verdad asombrosa acerca del estrecho lazo que une el cielo y la Tierra? ¿Qué consuelo podemos obtener de esta conexión tan cercana?

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Vamos es estudiar un poquito éste texto bíblico 

35Y respondiendo el ángel le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también lo Santo que de ti nacerá, será llamado el Hijo de Dios. Lucas 1: 35   Reina Valera Gomez

¡¡¡¡¡¡¡¡   POR FAVOR LEA DESPACIO   !!!!!!

En el Antiguo Testamento no aparece el título de Dios-Padre ó Dios-Hijo, habla de Dios con nombres diferentes tales como Jehová, Yo Soy, Elohim, Adonai, Etc. Se habla del Espíritu Santo en varias ocasiones, pero cuando se refiere a las otras dos personas de la trinidad nunca las diferencia con el título de Padre ó Hijo. Se les refiere a los dos con el mismo nombre y prerrogativas. Un ejemplo de esto lo encontramos en los textos que hablan de la destrucción de Sodoma y Gomorra : 24 Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos; Génesis 19 Reina Valera 1960

Ahora en el nuevo testamento encontramos que un Dios es el Padre y el otro es el Hijo

Este texto bíblico en Lucas 1: 35 (arriba escrito)  donde aparece el titulo «Hijo de Dios» ha dado la oportunidad a la especulación.  He aquí las tres formas de interpretar éste texto por diferentes grupos teólogos ó grupos religiosos: 

-Hay un grupo de personas que cree que es aquí por primera vez donde éste titulo es aplicado; precisamente en el milagro de la encarnación. Al Espíritu Santo engendra a Jesús en María y ahora uno de ellos se convierte en el Padre y el otro en el Hijo

-Otros creen que éste titulo demuestra una relación existente entre el Padre y el Hijo antes de la encarnación. Este grupo cree que en el Antiguo Testamento donde no se menciona el título de Padre ó al Hijo, sino solamente sus nombres por igual, creen que aún antes del milagro de la encarnación de Jesús, ésta relación entre Padre e Hijo ya existía.

-El tercer grupo cree que se le da éste título a Jesús debido al papel que viene a desempeñar en el plan de salvación, teniendo un título así se le haría más fácil a la humanidad entender el sistema ó plan de la redención preparado por la trinidad para la raza caída.

¿Qué posición ha tomado la Iglesia Adventista del Séptimo Día con respecto a éste tema?

Nuestra iglesia no ha tomado ninguna posición en cuanto a este tema, ya que en la Biblia no se encuentra ningún lenguaje claro y específico con respecto a éste tópico. Tomar cualquier posición doctrinal en cuanto a esto, sería entrar en el campo de la especulación; por lo tanto se deja como un misterio de Dios no revelado, y se prosigue a tomar la regla de oro que es el «SILENCIO» que en éste caso como en otros es muy valiosísima.

 

 


 

Martes 8 de julio // Lección 2                                                                                                      

LA NATURALEZA DIVINA DE CRISTO: PARTE 1

La divinidad de Cristo es el fundamento de nuestra fe. Un ser humano nunca podría ser nuestro salvador, no importa cuán extraordinaria haya sido su vida. Tenemos muchas evidencias de su divinidad en todo el Nuevo Testamento, pero nos limitaremos a lo que Jesús mismo enseñó acerca de este tema.

No fue fácil para Jesús explicar quién era él. Su misión requería que diera a conocer que él era el Mesías, Dios encarnado. Sin embargo, no se registra que haya dicho públicamente “yo soy Dios” o “yo soy el Mesías”. Si lo hubiera hecho, le habrían quitado la vida inmediatamente (Juan 5:18; 8:59; 10:31). Por lo tanto, eligió maneras indirectas para insinuar su naturaleza divina y llevar a sus oyentes a reconocer su divinidad.

A medida que Jesús revelaba gradualmente su naturaleza divina, la mayoría de sus oyentes lo entendieron, pero rehusaron aceptarlo como tal porque no coincidía con la idea preconcebida de Mesías que tenían. Esto se refleja en el pedido que le hicieron: “¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente” (Juan 10: 24). Lamentablemente, el contexto muestra que su petición no era sincera.

Tal como estudiamos ayer, Jesús se refirió muchas veces a su relación especial con su Padre. Esta fue una de las maneras que usó para revelar su divinidad. Muchos comprendieron con claridad que, cuando él dijo que Dios era su Padre, se estaba haciendo a sí mismo igual a Dios (Juan 5:18).

Lee Lucas 5:17 al 26. ¿De qué manera impactante Jesús reveló aquí su divinidad sin mencionarla explícitamente?

17Y aconteció un día, que Él estaba enseñando, y los fariseos y doctores de la ley estaban sentados; los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea, y de Judea y Jerusalén: Y el poder del Señor estaba allí para sanarlos. 18Y he aquí unos hombres que traían sobre un lecho a un hombre que estaba paralítico; y procuraban meterle, y ponerle delante de Él. 19Y no hallando por dónde meterlo a causa de la multitud, subieron a la azotea y por el tejado lo bajaron con el lecho y lo pusieron en medio, delante de Jesús. 20Y al ver Él la fe de ellos, le dijo: Hombre, tus pecados te son perdonados. 21Entonces los escribas y los fariseos comenzaron a murmurar, diciendo: ¿Quién es Éste que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios? 22Y Jesús, percibiendo los pensamientos de ellos, respondió y les dijo: ¿Qué pensáis en vuestros corazones? 23¿Qué es más fácil, decir: Tus pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda? 24Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra de perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti digo, levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa. 25Y al instante, se levantó en presencia de ellos, y tomando el lecho en que había estado acostado, se fue a su casa, glorificando a Dios. 26Y todos estaban asombrados, y glorificaban a Dios; y llenos de temor, decían: Hoy hemos visto maravillas.  Reina Valera Gómez

Como el leproso, este paralítico había perdido toda esperanza de restablecerse. Su enfermedad era resultado de una vida de pecado, y sus sufrimientos eran amargados por el remordimiento. Mucho antes, había apelado a los fariseos y doctores con la esperanza de recibir alivio de sus sufrimientos mentales y físicos. Pero ellos lo habían declarado fríamente incurable y abandonado a la ira de Dios. Los fariseos consideraban la aflicción como una evidencia del desagrado divino, y se mantenían alejados de los enfermos y menesterosos. Sin embargo, cuán a menudo los mismos que se exaltaban como santos, eran más culpables que aquellos dolientes a quienes condenaban. – {DTG 232.2}

El paralítico se hallaba completamente desamparado y, no viendo perspectiva de ayuda en ninguna parte, se había sumido en la desesperación. Entonces oyó hablar de las obras maravillosas de Jesús. Le contaron que otros tan pecaminosos e imposibilitados como él habían quedado sanos; aun leprosos habían sido limpiados. Y los amigos que le referían estas cosas, le animaban a creer que él también podría ser curado, si lo pudieran llevar a Jesús. Pero su esperanza decaía cuando recordaba cómo había contraído su enfermedad. Temía que el Médico puro no le tolerase en su presencia. – {DTG 232.3}

Sin embargo, no era tanto la curación física como el alivio de su carga de pecado lo que deseaba. Si podía ver a Jesús, y recibir la seguridad del perdón y de la paz con el Cielo, estaría contento de vivir o de morir, según fuese la voluntad de Dios. El clamor del moribundo era: ¡Oh, si pudiese llegar a su presencia! No había tiempo que perder; sus carnes macilentas mostraban ya rastros de descomposición. Rogó a sus amigos que le llevasen en su camilla hasta Jesús, y con gusto ellos intentaron hacerlo. Pero tan densa era la muchedumbre que se había congregado alrededor y en el interior de la casa en que Jesús estaba, que era imposible para el enfermo y sus amigos llegar hasta él, o siquiera llegar al alcance de su voz. – {DTG 233.1}

Jesús estaba enseñando en la casa de Pedro. Según su costumbre, los discípulos estaban sentados alrededor de él, y “los Fariseos y doctores de la ley estaban sentados, los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea, y de Judea y Jerusalem.” Habían venido como espías, buscando un motivo para acusar a Jesús.  – {DTG 233.2}

Repetidas veces, los que transportaban al paralítico trataron de abrirse paso a través de la muchedumbre, pero en vano. El enfermo miraba en derredor suyo, con angustia indecible. ¿Cómo podía abandonar su esperanza cuando la ayuda que había anhelado durante tanto tiempo estaba tan cerca? Por su indicación, sus amigos le llevaron al techo de la casa, y abriendo un boquete en dicho techo, le bajaron a los pies de Jesús. El discurso quedó interrumpido. El Salvador miró el rostro entristecido, y vió los ojos suplicantes que se clavaban en él. Comprendía el caso; había atraído a sí este espíritu perplejo y combatido por la duda. Mientras el paralítico estaba todavía en su casa, el Salvador había convencido su conciencia. Cuando se arrepintió de sus pecados, y creyó en el poder de Jesús para sanarle, la misericordia vivificadora del Salvador había bendecido primero su corazón anhelante. Jesús había visto el primer destello de la fe convertirse en la creencia de que él era el único auxiliador del pecador, y la había visto fortalecerse con cada esfuerzo hecho para llegar a su presencia. – {DTG 233.3}

Ahora, con palabras que cayeron como música en los oídos del enfermo, el Salvador dijo: “Confía, hijo; tus pecados te son perdonados.” – {DTG 234.1}

La carga de desesperación se desvaneció del alma del enfermo; la paz del perdón penetró en su espíritu y resplandeció en su rostro. Su dolor físico desapareció y todo su ser quedó transformado. El paralítico impotente estaba sano, el culpable pecador, perdonado. – {DTG 234.2}

Los rabinos habían esperado ansiosamente para ver en qué forma iba a disponer Cristo de ese caso. Recordaban cómo el hombre se había dirigido a ellos en busca de ayuda, y le habían negado toda esperanza o simpatía. No satisfechos con esto, habían declarado que sufría la maldición de Dios por causa de sus pecados. Esas cosas acudieron nuevamente a su mente cuando vieron al enfermo delante de sí. Notaron el interés con que todos miraban la escena y los abrumó el temor de perder su influencia sobre el pueblo. – {DTG 234.4}

Estos dignatarios no cambiaron palabras entre sí, sino que mirándose los rostros unos a otros leyeron el mismo pensamiento en cada uno, de que algo había que hacer para detener la marea de los sentimientos. Jesús había declarado que los pecados del paralítico eran perdonados. Los fariseos se aferraron a estas palabras como una blasfemia, y concibieron que podrían ser presentadas como un pecado digno de muerte. Dijeron en su corazón: “Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?” – {DTG 234.5}

Fijando en ellos una mirada bajo la cual se atemorizaron y retrocedieron, Jesús dijo: “¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? Porque, ¿qué es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados; o decir: Levántate, y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra de perdonar pecados, (dice entonces al paralítico): Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa.” – {DTG 234.6}

Entonces el que había sido traído en una camilla a Jesús, se puso de pie con la elasticidad y fuerza de la juventud. La sangre vivificadora corrió raudamente por sus venas. Todo órgano de su cuerpo se puso en repentina actividad. El rosado color de la salud sucedió a la palidez de la muerte cercana. “Entonces él se levantó luego, y tomando su lecho, se salió delante de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios, diciendo: Nunca tal hemos visto.” – {DTG 235.1}

¡Oh admirable amor de Cristo, que se inclina a sanar al culpable y afligido! ¡La divinidad se compadece de los males de la doliente humanidad y los calma! ¡Oh maravilloso poder así manifestado en favor de los hijos de los hombres! ¿Quién puede dudar del mensaje de salvación? ¿Quién puede despreciar las misericordias de un Redentor compasivo? – {DTG 235.2}

Para restaurar la salud a ese cuerpo que se corrompía, no se necesitaba menos que el poder creador. La misma voz que infundió vida al hombre creado del polvo de la tierra, había infundido vida al paralítico moribundo. Y el mismo poder que dió vida al cuerpo, había renovado el corazón. El que en la creación “dijo, y fué hecho,” “mandó, y existió,” [8]Salmos 33:9. había infundido por su palabra vida al alma muerta en delitos y pecados. La curación del cuerpo era una evidencia del poder que había renovado el corazón. Cristo ordenó al paralítico que se levantase y anduviese, “para que sepáis—dijo—que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra de perdonar pecados.” – {DTG 235.3}

El paralítico halló en Cristo curación, tanto para el alma como para el cuerpo. La curación espiritual fué seguida por la restauración física, Esta lección no debe ser pasada por alto. Hay hoy día miles que están sufriendo de enfermedad física y que, como el paralítico, están anhelando el mensaje: “Tus pecados te son perdonados.” La carga de pecado, con su intranquilidad y deseos no satisfechos es el fundamento de sus enfermedades. No pueden hallar alivio hasta que vengan al Médico del alma. La paz que él solo puede dar, impartiría vigor a la mente y salud al cuerpo. – {DTG 235.4}

Los fariseos estaban mudos de asombro y abrumados por su derrota. Veían que no había oportunidad de inflamar a la multitud con sus celos. El prodigio realizado en el hombre, a quien ellos habían entregado a la ira de Dios, había impresionado de tal manera a la gente, que por el momento los rabinos quedaron olvidados. Vieron que Cristo poseía un poder que ellos habían atribuído a Dios solo; sin embargo, la amable dignidad de sus modales, estaba en marcado contraste con el porte altanero de ellos. Estaban desconcertados y avergonzados; y reconocían, aunque no lo confesaban, la presencia de un Ser superior. Cuanto más convincente era la prueba de que Jesús tenía en la tierra poder de perdonar los pecados, tanto más firmemente se atrincheraban en la incredulidad. Salieron de la casa de Pedro, donde habían visto al paralítico curado por la palabra de Jesús, para inventar nuevas maquinaciones con el fin de hacer callar al Hijo de Dios. – {DTG 236.3}

La enfermedad física, por maligna que fuese y arraigada que estuviera, era curada por el poder de Cristo; pero la enfermedad del alma se apoderaba más firmemente de aquellos que cerraban sus ojos para no ver la luz. La lepra y la parálisis no eran tan terribles como el fanatismo y la incredulidad. – {DTG 236.4}

En la casa del paralítico sanado, hubo gran regocijo cuando él volvió a su familia, trayendo con facilidad la cama sobre la cual se le había llevado de su presencia poco tiempo antes. Le rodearon con lágrimas de alegría, casi sin atreverse a creer lo que veían sus ojos. Estaba delante de ellos, en el pleno vigor de la virilidad. Aquellos brazos que ellos habían visto sin vida, obedecían prestamente a su voluntad. La carne que se había encogido, adquiriendo un color plomizo, era ahora fresca y rosada. El hombre andaba con pasos firmes y libres. En cada rasgo de su rostro estaban escritos el gozo y la esperanza; y una expresión de pureza y paz había reemplazado los rastros del pecado y del sufrimiento. De aquel hogar subieron alegres palabras de agradecimiento, y Dios quedó glorificado por medio de su Hijo, que había devuelto la esperanza al desesperado, y fuerza al abatido. Este hombre y su familia estaban listos para poner sus vidas por Jesús. Ninguna duda enturbiaba su fe, ninguna incredulidad manchaba su lealtad hacia Aquel que había impartido luz a su obscurecido hogar. – {DTG 236.5}

Además de afirmar que tenía la prerrogativa divina de perdonar los pecados, Jesús anunció que “se sentará en su trono de gloria” y juzgará a todas las naciones, decidiendo el destino eterno de cada uno. Solo Dios tiene la autoridad para hacerlo (Mat. 25:31-46).

 

31 Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, 32 y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. 33 Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. 34 Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. 35 Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; 36 estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. 37 Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? 38 ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? 39 ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? 40 Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. 41 Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. 42 Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; 43 fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. 44 Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? 45 Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. 46 E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.

¿Qué más podría haber hecho para revelar quién era realmente?

Piensa en cuán duros de corazón fueron algunos de esos líderes hacia Jesús. Y se esperaba que esos hombres fueran los guardianes espirituales del pueblo. ¿Cómo podemos asegurarnos de no endurecernos, de diferentes maneras, nosotros también?

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Miércoles 9 de Julio//  Lección 2                                                                                               

LA NATURALEZA DIVINA DE CRISTO: PARTE 2

Jesús afirmó y demostró que tenía el mismo poder que el Padre para vencer la muerte. “Como el Padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo a los que quiere da vida” (Juan 5:21). Solo Dios puede decir: “Yo soy la resurrección y la vida” (Juan 11:25).

Otra indicación clara de la divinidad de Cristo es su aseveración de ser pre- existente. Él “descendió del cielo” (Juan 3:13) porque el Padre lo envió (Juan 5:23). En el aposento alto reafirmó nuevamente su preexistencia: “Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes de que el mundo fuese” (Juan 17:5).

¿Por qué Juan 8:58 es una de las declaraciones más directas y profundas que hizo Jesús acerca de su divinidad? Ver también Éxodo 3:13 y 14.

Les dijo Jesús: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, YO SOY.            Juan 8: 58     Sagradas Escrituras 1569


13Y dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros; y si ellos me preguntan: ¿Cuál es su nombre? ¿Qué les responderé? 14Y respondió Dios a Moisés: YO SOY El que Soy. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY (YHWH ) me ha enviado a vosotros     Exodo 3: 13-14  Sagradas Escrituras 1569

En contraste con Abraham, que llegó a ser (este es el significado literal del verbo griego gínomai usado aquí), Jesús anunció que él es el que existe por sí mismo. No solamente existió antes del nacimiento de Abraham, sino desde siempre. “Yo soy” implica una existencia continua. Además, “YO SOY” es el título de Yahweh mismo (Éxo. 3:14). Los líderes comprendieron claramente que Jesús afirmaba ser el YO SOY revelado en la zarza ardiente. Para ellos, él era culpable de blasfemia, y por eso “tomaron entonces piedras para arrojárselas” (Juan 8:59).

Los evangelios muestran que Jesús aceptó que lo adoraran, sin desaprobar que lo hicieran. Él sabía muy bien que solamente Dios merece ser adorado, porque dijo a Satanás: “Escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás” (Mat. 4:10). Por lo tanto, al aceptar que lo adoraran, estaba evidenciando su divinidad. Los discípulos en el mar (Mat. 14:33), el ciego sanado (Juan 9:38), las mujeres junto a la tumba vacía (Mat. 28:9) y los discípulos en Galilea (Mat. 28:17), todos lo adoraron abiertamente, reconociendo su divinidad. Las palabras de Tomás a Jesús, “¡Señor mío, y Dios mío!” (Juan 20:28), no habrían sido pronunciadas por un judío en aquel entonces a menos que hubiera entendido claramente que estaba hablando a Dios.

Lee Juan 20:29. ¿Qué cosas no has visto y, sin embargo, crees en ellas? ¿Cuáles son las implicaciones de tu respuesta respecto de tu fe?

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EIMI VRS GINOMAI

EIMI: Es un verbo griego que es traducido al español como «ser» ó «siendo» Palabra que expresa continuidad de existencia, también; es la primera persona en singular del tiempo presente:  «YO SOY»

GINOMAI: Verbo griego que denota un principio; «Llegar a ser» ó » Venir a ser»

1-En el principio «ERA» (EIMI) el verbo…  Juan 1

14-Y aquel verbo «FUE HECHO» (GINOMAI) carne… Juan 1

58-Les dijo Jesús: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese(GINOMAI), YO SOY.(EIMI)   Juan 8

2-Antes que las montañas llegaran a ser (GINOMAI), desde el siglo hasta el siglo tu eres (EIMI) Dios.  Salmos 90

En estos verbos podemos entender la diferencia entre alguien ó algo que siempre ha sido con la palabra EIMI, a algo ó alguien que tubo un principio con la palabra GINOMAI.

Otra de las cosas que tenemos que destacar en la lección de éste día, arriba mencionado es el poder de Jesús sobre la muerte, y el permiso que él da para ser adorado, un atributo que sólo le pertenece a Dios, al él permitirlo está definitivamente dando a entender que el es Dios.

 


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Jueves 10 de julio // Lección 2                                                                                                        

LA MISIÓN DE CRISTO

Después de considerar quién era Jesús, estamos en mejores condiciones para comprender qué vino a hacer por nosotros.

Satanás hizo acusaciones contra Dios. A fin de hacer frente a esas acusaciones, Jesús vino para representar el carácter del Padre y corregir el concepto falso que muchos se habían formado acerca de la Deidad. Él quería que conociéramos a Dios, porque conocerlo es indispensable para tener vida eterna (Juan 17:3).

Sin embargo, necesitamos más que conocimiento para ser salvos. Necesitamos que Dios nos provea un Salvador. Y ese es, precisamente, el significado del nombre Jesús: Yahweh es salvación (Mat. 1:21). Jesús describió su misión en términos muy claros: “el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Luc. 19:10). En el Edén, el hombre perdió su relación con Dios, perdió su santidad, perdió su hogar y perdió la vida eterna. Jesús vino para restaurar todo eso: restableció nuestra relación con el Padre (Juan 1:51), perdona nuestros pecados (Mat. 26:28), nos dio un ejemplo de cómo vivir (1 Ped. 2:21), nos está preparando un hogar (Juan 14:1-3) y nos da vida eterna (Juan 3:16).

¿Cómo definió Jesús la esencia de su misión? Juan 10:11; Mat. 20:28.

¿Por qué tuvo que morir Jesús? Fue porque voluntariamente ocupó nuestro lugar y sufrió el castigo de nuestros pecados. Todos somos pecadores (Rom. 3:10-12) y, por lo tanto, merecemos la muerte eterna (Rom. 6:23). El precio de nuestra salvación fue tan alto que solamente la vida del Hijo de Dios era suficiente para pagar por ella.

“La quebrantada Ley de Dios exigía la vida del pecador. En todo el universo, únicamente existía uno que podía satisfacer sus exigencias en lugar del hombre. Puesto que la Ley divina es tan sagrada como el mismo Dios, solamente uno igual a Dios podría expiar su transgresión. Ninguno sino Cristo podía salvar al hombre de la maldición de la Ley, y colocarlo otra vez en armonía con el Cielo” (PP 43).

Observa el mundo y el destino que nos espera a todos. Si todo terminara en la tumba, ¿qué esperanza tendríamos? Ninguna, si no fuera por el plan de salvación. ¿De qué modo podemos mostrar nuestra gratitud a Dios por lo que él ha hecho por nosotros en Cristo?

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Lección 2 // Viernes 11 de julio                                                                                                      

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Lee “Salvador divino-humano”, Comentario bíblico adventista, t. 5, pp. 1.101, 1.102.

“Al paso que la Palabra de Dios habla de la humanidad de Cristo cuando es- tuvo en esta Tierra, también habla decididamente de su preexistencia. El Verbo existía como un ser divino, como el eterno Hijo de Dios, en unión y unidad con su Padre. […] El mundo fue hecho por él, ‘y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho’ (Juan 1:3). Si Cristo hizo todas las cosas, existió antes de todas las cosas. Las palabras pronunciadas acerca de esto son tan decisivas, que nadie debe quedar en la duda. Cristo era esencialmente Dios y en el sentido más elevado. Era con Dios desde toda la eternidad, Dios sobre todo, bendito para siempre. El Señor Jesucristo, el divino Hijo de Dios, existió desde la eternidad como una persona distinta, y sin embargo era uno con el Padre” (MS 1:290, 291).

“En Cristo hay vida original, que no proviene ni deriva de otra. ‘El que tiene al Hijo, tiene la vida’ (1 Juan 5:12). La divinidad de Cristo es la garantía que el creyente tiene de la vida eterna” (DTG 489).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

1. Los demonios sabían y confesaban que Jesús era “el Santo de Dios” (Mar. 1:24), “el Hijo de Dios” (Mar. 3:11), “Hijo del Dios Altísimo” (Mar. 5:7; ver también Sant. 2:19). ¿Por qué esta clase de reconocimiento no es suficiente para nuestra salvación? ¿Cómo podemos evitar la trampa de quedar satisfechos con una aceptación de Jesús meramente intelectual?

2. Cuando el centurión, que estaba frente a Jesús, vio cómo murió, dijo: “Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios” (Mar. 15:39). El mejor lugar para entender a Jesús es al pie de la Cruz. ¿Cuán a menudo vas allí? ¿Cuándo fue la última vez que estuviste allí? ¿Por qué no tomas un momento, ahora mismo, para meditar en el sacrificio infinito que él hizo por tu salvación?

3. Un buen número de contemporáneos de Jesús lo rechazó porque tenía ideas equivocadas acerca del Mesías. Lamentablemente, hoy muchas personas rehúsan rendir su vida a Jesús porque tienen prejuicios o un concepto distorsionado acerca de él. ¿De qué modo podemos serles de ayuda para que vean a Jesús tal como él es en realidad? Como adventistas del séptimo día, ¿qué tenemos en particular que podría ayudarlos a tener una idea más clara de quién es Jesús realmente?

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