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LECCIÓN 13 – CRUCIFICADO Y RESUCITADO – PARA EL 27 DE JUNIO DE 2015

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Toda información dada en éste documento es tomada de la vastedad de libros que la Iglesia Adventista del 7mo Día tiene disponible gratuitamente para el público en general, en Ingles y Español. A éste documento también se le agrega otras informaciones de otros libros, que también se encuentran disponible gratuitamente en el Internet para el uso del  público en general.

Aquí no le estamos presentando una nueva luz, nuestro trabajo es sencillamente recopilar información, y presentarla en un lenguaje sencillo y entendible,  para que se le haga mas fácil al maestro de Escuela Sabática comprender y prepararse mejor, para impartir la lección de Escuela Sabática.

 Deseamos compartir con ustedes los tópicos  de las lecciones de los próximos años.

4 trimestres por año

2015:  (3)»Misioneros» (4)»Jeremías»

2016:  (1)»La Gran Controversia» (2)»El libro de Mateo» (3)»El Papel de la Iglesia en la Comunidad» (4)»Job»

2017:  (1)»El Espíritu Santo y la Espiritualidad» (2)»1ra y 2da de Pedro» (3)»Unidad en Cristo» (4)»Asuntos de Justicia Social»

2018:   (1)»Mayordomía» (2)»Preparación para los Días Finales» (3)»El libro de los Hechos» (4)»El Libro de Apocalipsis»

2019: (1)»Esdras-Nehemías» (2)»El Libro de Daniel» (3)»Romanos» (4)»Como interpretar las escrituras»

Nuevas: 2020: (1) «Educación» (2) Juan

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 Este es un estudio extra para el maestro de Escuela Sabática, y es realizado por hermanos laicos de la Iglesia Adventistas del 7mo Día. En este lugar evitamos la crítica, la censura y los temas polémicos. Nuestro principal propósito es elevar la mente hacia Dios,  por medio de pensamientos sublimes, para que podamos comprender la lección de una manera sencilla, precisa y al mismo tiempo profunda. Todas las historias que usamos en éste lugar son historias de la vida real; si no las son, especificamos con toda claridad que es sencillamente una ilustración. Muchas de estas historias posiblemente no las encontrará fácilmente, ya que la mayoría de ellas las obtenemos de libros de historia escritos en ingles, y especialmente las tomamos de enciclopedias seculares y religiosas británicas. Esperamos que nuestro aporte y dedicación sea de ayuda espiritual para su vida, esa es nuestra intención y nuestra constante oración. Si tiene algún comentario, duda, pregunta ó sugerencia, siéntase libre en escribirnos a: *escuelasabaticamaestros@gmail.com*  ó también a: *elhermanotony@gmail.com* déjenos la dirección de su correo y nosotros le contestaremos lo más pronto posible

 


Lección 13: Para el 27 de junio de 2015

CRUCIFICADO Y RESUCITADO

Sábado 20 de junio_____________________________

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Génesis 3:1-6; Lucas 22:39- 46; 2 Corintios 13:8; Lucas 22:53; Mateo 12:30; 1 Corintios 15:14.

PARA MEMORIZAR: 
“Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día” (Luc. 24:7).

JESÚS FUE SIEMPRE CONSCIENTE de que había venido a esta Tierra para cumplir la voluntad de Dios (Luc. 2:41-50). Enseñó, sanó y ministró en obediencia al Padre. Después de celebrar la Última Cena, él iba a caminar solo, sería traicionado y negado, enjuiciado y crucificado, y se levantaría victorioso sobre la muerte.

Jesús supo siempre que la Cruz era inevitable. Muchas veces, en los evangelios, la palabra necesario se usa en relación con los sufrimientos y la muerte de Jesús (Luc. 17:25; 22:37; 24:7; Mat. 16:21; Mar. 8:31; 9:12; Juan 3:14). Era necesario que fuera a Jerusalén, que sufriera. Era necesario que fuese rechazado y que fuera levantado, etc. Iría al Gólgota. Denunció, como proveniente de Satanás (Mat. 16:22, 23), cualquier sugerencia de rechazar la Cruz. Estaba convencido de que “le era necesario […] padecer […] ser muerto y resucitar” (vers. 21). Para Jesús, la jornada hacia la Cruz no era una opción (Luc. 24:25, 26, 46), sino una parte del “misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos” (Col. 1:26).

Aplastados por el desaliento, la pena y la desesperación, los discípulos se reunieron en el aposento alto, y cerraron y atrancaron las puertas, temiendo que pudiera sobrevenirles la misma suerte de su amado Maestro. Fué allí donde el Salvador, después de su resurrección se les apareció.

Por cuarenta días Cristo permaneció en la tierra, preparando a los discípulos para la obra que tenían por delante, y explicándoles lo que hasta entonces habían sido incapaces de comprender. Les habló de las profecías concernientes a su advenimiento, su rechazamiento por los judíos, y su muerte, mostrando que todas las especificaciones de estas profecías se habían cumplido. Les dijo que debían considerar este cumplimiento de la profecía como una garantía del poder que los asistiría en sus labores futuras. “Entonces les abrió el sentido—leemos,—para que entendiesen las Escrituras; y díjoles: Así está escrito, y así fué necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y la remisión de pecados en todas las naciones, comenzando de Jerusalem.” Y añadió: “Vosotros sois testigos de estas cosas.” Lucas 24:45-48.

Durante estos días que Cristo pasó con sus discípulos, obtuvieron ellos una nueva experiencia. Mientras oían a su amado Señor explicando las Escrituras a la luz de todo lo que había sucedido, su fe en él se estableció plenamente. Llegaron al punto de poder decir: “Yo sé a quién he creído.” 2 Timoteo 1:12. Comenzaron a comprender la naturaleza y extensión de su obra, a ver que habían de proclamar al mundo las verdades que se les habían encomendado. Los sucesos de la vida de Cristo, su muerte y resurrección, las profecías que señalaban estos sucesos, los misterios del plan de la salvación, el poder de Jesús para perdonar los pecados,—de todas estas cosas habían sido testigos, y debían hacerlas conocer al mundo. Debían proclamar el Evangelio de paz y salvación mediante el arrepentimiento y el poder del Salvador (Los hechos de los apostoles, {HAP}, pp. 21, 22).

Razonando sobre la base de la profecía, Cristo dió a sus discípulos una idea correcta de lo que había de ser en la humanidad. Su expectativa de un Mesías que había de asumir el trono y el poder real de acuerdo con los deseos de los hombres, había sido engañosa. Les había impedido comprender correctamente su descenso de la posición más sublime a la más humilde que pudiese ocupar. Cristo deseaba que las ideas de sus discípulos fuesen puras y veraces en toda especificación. Debían comprender, en la medida de lo posible, la copa de sufrimiento que le había sido dada. Les demostró que el terrible conflicto que todavía no podían comprender era el cumplimiento del pacto hecho antes de la fundación del mundo. Cristo debía morir, como todo transgresor de la ley debe morir si continúa en el pecado. Todo esto había de suceder, pero no terminaba en derrota, sino en una victoria gloriosa y eterna. Jesús les dijo que debía hacerse todo esfuerzo posible para salvar al mundo del pecado. Sus seguidores deberían vivir como él había vivido y obrar como él había obrado, esforzándose y perseverando (El deseado de todas las gentes, {DTG}, p. 740).

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Lección 13 // Domingo 21 de junio___________________

EL GETSEMANÍ: LA LUCHA TERRIBLE

En la aurora de la historia, Dios creó a Adán y a Eva, y los puso en un hermoso jardín, bendecidos con todo lo que necesitaban para una vida de gozo. Pronto algo extraordinario sucedió: apareció Satanás (Gén. 3). Él tentó a la primera pareja, y empujó a la joven Tierra a la gran controversia entre el bien y el mal, entre Dios y Satanás.

Ahora, en el tiempo de Dios, otro jardín (Luc. 22:39-46) llegó a ser un terrible campo de batalla, donde rugía la guerra entre la verdad y la falsedad, entre la justicia y el pecado, y entre el plan de Dios para la salvación humana y la meta de Satanás de la destrucción humana.

En el Edén, el mundo fue precipitado al desastre del pecado; en el Getsemaní, se aseguró la victoria definitiva del mundo. El Edén vio el trágico triunfo de la afirmación propia contra Dios; el Getsemaní mostró la entrega propia a Dios y reveló la victoria sobre el pecado.

Compara lo que sucedió en el Edén (Gén. 3:1-6) con lo que ocurrió en el Getsemaní (Luc. 22:39-46). ¿Cuál es la gran diferencia entre lo que sucedió en ambos jardines?

1 Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. Génesis 3

39 Y saliendo, se fue, como solía, al monte de los Olivos; y sus discípulos también le siguieron. 40 Cuando llegó a aquel lugar, les dijo: Orad que no entréis en tentación. 41 Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, 42 diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. 43 Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle. 44 Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra. 45 Cuando se levantó de la oración, y vino a sus discípulos, los halló durmiendo a causa de la tristeza; 46 y les dijo: ¿Por qué dormís? Levantaos, y orad para que no entréis en tentación. Lucas 22

El Getsemaní representa dos cosas vitales: primera, un feroz ataque de Satanás para desviar a Jesús de la misión y el propósito de Dios; luego, el ejemplo más noble de dependencia de la fortaleza de Dios para realizar su voluntad y su propósito. El Getsemaní muestra que, por dura que sea la batalla y por débiles que seamos, la victoria es segura para los que han experimentado la fortaleza de la oración. Jesús oró, en palabras famosas: “Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Luc. 22:42).

Todas las huestes de Satanás estuvieron alineadas contra Jesús; los discípulos, a quienes él amaba mucho, estaban ciegos a su sufrimiento. Gotas de sangre caían, una a una; el beso del traidor estaba a solo un aliento de distancia; y los sacerdotes y la guardia del Templo estaban por llegar. No obstante, Jesús nos mostró que la oración y la sumisión a la voluntad de Dios dan al alma la fortaleza necesaria para llevar las grandes cargas de la vida.

La siguiente vez en que seas fuertemente tentado, ¿de qué forma puedes tener la clase de experiencia que tuvo Jesús en el Getsemaní, a diferencia de la que Adán y Eva tuvieron en el Edén? ¿Cuál es el factor vital que marca toda la diferencia entre ellas?

Las montañas son monumentos naturales, que le dan asilo y refugio al alma de un mundo bullicioso e irreverente. Muchas personas que tienen mentes meditadoras han encontrado en el silencio de las montañas, el lugar perfecto y placentero para crear nuevos pensamientos. Hermosas visiones y planes majestuosos se han creado cuando se une el silencio de los majestuosos montes y  la mente del hombre.

Ahora encontramos a Jesús comenzando la semana más memorable que puede haber en toda la historia del universo, no hay otra semana donde el universo entero haya estado tan profundamente interesado como el de la semana de la muerte de Cristo, la conmoción, la expectativa, la ansiedad, humanamente hablando, circuncidaba el universo entero, al darse cuenta que el Hijo de Dios,  haría lo inconcebible; Entregar su vida para salvar al mundo caído.

Jesús comenzó su semana de la pasión en el jardín del Getsemaní por varias razones: La primera era por que esa era su santa costumbre. Después de haber hecho milagros, después de haber predicado un día entero, tenía por costumbre de retraerse  en las montañas para pasar en comunión con Dios por medio de la oración. Esta también tendría que ser nuestra costumbre, entregarnos a la comunión con Dios a través de la oración, después de nuestras tareas diarias.

La segunda razón, es que siempre que Jesús tenía que tomar una decisión importante ó comenzar una tarea importante, solía encomendarse a Dios, para recibir de El; fuerzas, ánimo, guía y consuelo. De la misma manera que lo hizo David cuando lloró y clamó a Dios en el torrente de Hebrón huyendo de su hijo Absalón, de esa misma manera y en la misma montaña ahora Jesús  acompañado de sus amigos, los discípulos, clama al Padre pidiendo  ayuda y consuelo.

La tercera razón era para borrar y vencer la triste experiencia del primer jardín. En el primer jardín, el primer Adán sucumbió ante la prueba presentada, en el segundo jardín el segundo Adán, venció para seguir venciendo durante toda esa semana, para el día Domingo levantarse en gloria y poder decir:  55 ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? También nosotros podemos decir: 54 Pero cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Devorada ha sido la muerte en victoria. (1 Corintios 15)

57 Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.

El sufrimiento de Jesucristo fue solitario: sus discípulos no entendían lo que estaba pasando, la debilidad  y el cansancio humano hacía su estrago en las vidas de ellos. ¡Que triste y sombrío es el mundo! muchas veces sufrimos, cuando al mismo tiempo podemos contemplar que el que está a nuestro lado goza de la vida y de la alegría, totalmente ajeno a nuestro dolor, sufrimiento  ó desdicha. Podemos dar un largo recital ó concierto de nuestros sufrimientos, desdichas, desengaños, enfermedades, muerte y dolor que hemos experimentado en nuestras vidas, en las cuales nuestros más queridos amigos en la tierra, no han querido ó no han podido entrar aunque ellos así lo hubieran deseado. Esa fue la experiencia también de Cristo, no hay nada de lo que el humano sufra en ésta tierra, que Cristo no lo haya sufrido. Si hay alguien que nos puede comprender en todo lo que nos pasa, ese alguien se llama Jesús.  

El Sufrimiento de Jesús fue intenso: La hora de la suprema agonía, el «traicionero» estaba a las puertas, el juicio se acercaba, las burlas hacia él serían como el pan del día, el abucheo de las multitudes sería sin misericordia y en un total desenfreno, sus amigos lo abandonarían, las falsas acusaciones  de sus enemigos serían presentadas, el dolor y el sufrimiento de la muerte en la cruz sería devastador, la vergüenza de la desnudez en la cruz es indescriptible, la amargura de la muerte ya había tocado a sus puertas.

Jesucristo oró fervientemente: Jesucristo necesitaba la provisión del Infinito Padre para cumplir con las exigencias del plan de salvación. La oración es una provisión en la economía y en  la infinita sabiduría divina, que suple las necesidades diarias del humano aquí en la tierra.

42 diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Cristo nos revela la fuerza y la belleza de su carácter en la más alta y más hermosa forma. Completa obediencia y sumisión a la voluntad de Dios. Con ésta oración Cristo toca lo profundo del corazón del más sublime santo en ésta tierra, nos enseña el más elevado grado de santificación que el humano puede obtener de éste lado del cielo. Esta oración es la más grande, es la más sublime, es la más difícil, es la más confiable  y es la más dulce de todas las oraciones que el humano pueda conocer. «…pero no se haga mi voluntad, sino la tuya…» toca toda la historia y la vida de la humanidad, desde lo más profundo del humano hasta su piel externa. Esta oración es la vida del cielo, vivida en la tierra, donde el humano entra en una comunión profunda e intensa con la voluntad divina, yendo en armonía con el plan divino para «hacer y sufrir»  la perfecta voluntad de Dios

Esta son unas lecciones sugerentes que podemos aprender de la escena de Jesús en el Getsemaní:

1-Todo hombre verdadero, tiene su Getsemaní: Todo el que desea servir a Dios es purificado por el bautismo del sufrimiento, la prueba purifica y nos hace crecer en fe, en sabiduría y en humildad.

2-Pasar por el jardín de Getsemaní es un arreglo de Dios: Es parte del plan de Dios para perfeccionar la vida de los humanos. Cristo no estuvo en el Jardín del Getsemaní por casualidad ó por que solamente era su costumbre, estuvo allí por el plan divino, Cristo fue llevado al Getsemaní por una fuerza invisible, para que se cumpliera el propósito divino.

3-Orar para que la copa pase de nosotros, siempre tiene que hacerse de acuerdo a la condición y modelo que nos dejó Jesucristo: «…pero no se haga mi voluntad, sino la tuya…»

4-Dios siempre contesta las oraciones, pero no siempre de la manera en que nosotros las pedimos. De una cosa tenemos que estar seguro, y es que Dios nos puede liberar del Getsemaní ó sufrimiento; ó nos puede dar las fuerzas para cruzar las pruebas y dificultades de nuestro Getsemaní.

5-En grande sufrimientos, la sumisión total a a Dios nos da más fuerzas para prepararnos para sufrimientos aún peores.

6-Al final aprendemos que todo lo que pasa en éste mundo, lo que nos pasa ó nos deja de pasar es por que Dios reina y él es Todopoderoso y Dios Soberano.

43 Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle.

Después del sermón de un gran predicador, se le acercó un miembro de la iglesia y le dijo: ¿Pastor cuando va a predicar de mi ángel favorito? El pastor le dijo: Si eres tan amable en decirme quién es ese ángel, lo haré con gusto. ¡No se su nombre! dijo el hombre;  -Pero se que es el que se presentó en el Getsemaní, para darles fuerzas a Jesús para que contemplara la cruz, y así poder terminar la redención que había comenzado por mi. Yo tengo un amor tan grande para ese ángel, y  muchas veces me pregunto que es lo que le voy a poder decir la primera vez que tenga la oportunidad de verlo- dijo el hombre.

Entre una de las historias  religiosas que relata Sócrates, está la de un hombre llamado Teodoro.  Teodoro fue un mártir que fue puesto al tormento extremo  por un hombre llamado Julián el apóstata. Julián deseaba que Teodoro se retractara de su creencia y de su fe en Cristo.  Cuando Julián vio que su plan con Teodoro había fracasado, él mismo Julián abandonó el martirio de Teodoro, preservándose así la vida de Teodoro, Más tarde un hombre llamado Rufino se acercó a Teodoro y le preguntó: ¿Sentías el dolor por la tortura que los verdugos estaban infligiendo en tu cuerpo?  Teodoro comentó: «Al principio de la tortura sentía un dolor grave en mi cuerpo, cuando en ese preciso momento se presentó un hombre joven vestido de blanco que traía una toalla en su mano muy suave y muy confortable. Se acercó a mi, y con la toalla comenzó a limpiar el sudor y la sangre que de mi cuerpo estaba vertiendo. Cuando limpiaba las heridas me miraba con ternura y amor, mientras pronunciaba para mi, las palabras de consuelo y esperanza más hermosas que yo halla escuchado en mi vida. Yo estaba absorto observando la escena de compasión y de amor que estaba viviendo. Fue un castigo para mi cuando los verdugos me soltaron de la estaca a la cual estaba amarrado, prefería seguir contemplando la escena sublime de amor que estaba experimentando, antes de ser liberado. Cuando la tortura paró, el ángel desapareció» Comentó Teodoro.

El hijo  único de una pobre mujer cayó en el fuego por accidente, quedó tan quemado el chiquillo que después de unas horas murió. El pastor de la iglesia corrió a la casa de ésta mujer al nomas darse cuenta de la tragedia, encima de todo el pastor le tenía un amor especial a éste chiquillo. Para su sorpresa, cuando el pastor llegó a la casa de la madre del chico, encontró a la madre  tranquila, paciente y resignada. Después de una corta conversación la madre le comenzó a contar al pastor, que ella estaba llorando inconsolablemente a la orilla de la camita del niño, cuando de repente el chico le dijo: Mami; ¿Ves a ese hermoso hombre que está parado allí y me está esperando? Vez tras vez el chico repetía: Mami ¿Puedes ver al hermoso hombre que está esperando por mi? Parecía que el niño estaba listo y hasta ansioso de acercarse a él. Como una consecuencia natural de las palabras del niño, el corazón de la madre fue confortado.

44 Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.

Hay muchas personas que dudan en creer éste párrafo literalmente. De acuerdo a la ciencia ésta es una condición médica que existe aunque es muy rara que acontezca,  se llama «HEMATOHIDROSIS» y se han registrado algunos casos de ésta condición en el transcurso de la historia del mundo. Alrededor de las glándulas sudoríficas hay una inmensa cantidad de vasos capilares en forma de red.  Bajo la presión del «estrés» estos vasos capilares de dilatan. Cuando el estrés es excesivo los vasos capilares que están alrededor de la glándula del sudor, pueden dilatarse de tal manera que pueden llegar hasta el grado de la ruptura, usando la glándula del sudor como una vía de escape ejercida por la presión de la sangre de un corazón acelerado. En otras palabras la «HEMATOHIDROSIS» es la ruptura de los vasos capilares debido a presión violenta de la sangre, de una persona que está en agonía. Una persona cuando está enojada ó avergonzada tiende a enrojecer el rostro

Entre uno de los casos más famosos de «HEMATOHIDROSIS» está el del joven de la ciudad de Florentina en Roma, que fue condenado a la muerte por el papa Pio Sexto V, al principio de su reinado. La historia dice que mientras el muchacho era llevado a la ejecución, debido a la angustia que estaba sufriendo, comenzó a llorar lágrimas de sangre, y de su cuerpo entero comenzó a brotar gotas de sangre en vez de sudor.

La terrible angustia de aquel que dijo: 34 «Mi alma está muy triste, hasta la muerte…» (Marcos 14)  fue suficiente para producir un sudor de sangre en una noche fría,  y al aire libre.

Cristo es nuestro Redentor. Es el Verbo que se hizo carne y habitó entre nosotros. Es la fuente en la cual podemos ser lavados y limpiados de toda impureza. Es el costoso sacrificio hecho por la reconciliación del hombre. El universo celestial, los mundos no caídos, el mundo caído y la confederación del mal no pueden decir que Dios podía hacer más por la salvación del hombre de lo que ha hecho. Nunca puede sobrepujarse su dádiva (A fin de conocerle, {AFC}, p. 71).

Jesús, cuando se preparaba para una gran prueba o para algún trabajo importante, se retiraba a la soledad de los montes, y pasaba la noche orando a su Padre. Una noche de oración precedió a la ordenación de los apóstoles, al Sermón del Monte, a la transfiguración, y a la, agonía del pretorio y de la cruz, así como la gloria de la resurrección.

Nosotros también debemos destinar momentos especiales para meditar, orar y recibir refrigerio espiritual. No reconocemos debidamente el valor del poder y la eficacia de la oración. La oración y la fe harán lo que ningún poder en la tierra podrá hacer. Raramente nos encontramos dos veces en la misma situación. Hemos de pasar continuamente por nuevos escenarios y nuevas pruebas, en que la experiencia pasada no puede ser una guía suficiente. Debemos tener la luz continua que procede de Dios.

Cristo manda continuamente mensajes a los que escuchan su voz. En la noche de la agonía de Getsemaní, los discípulos que dormían no oyeron la voz de Jesús. Tenían una percepción confusa de la presencia de los ángeles, pero no participaron de la fuerza y la gloria de la escena. A causa de su somnolencia y estupor, no recibieron las evidencias que hubieran fortalecido sus almas para los terribles acontecimientos que se avecinaban. Así también hoy día los hombres que más necesitan la instrucción divina no la reciben, porque no se ponen en comunión con el Cielo.

Tenéis que ser hombres y mujeres de oración. Vuestras peticiones no deben ser lánguidas, ocasionales, ni caprichosas, sino ardientes, perseverantes y constantes. No siempre es necesario arrodillarse para orar. Cultivad la costumbre de conversar con el Salvador cuando estéis solos, cuando andéis o estéis ocupados en vuestro trabajo cotidiano. Elévese el corazón de continuo en silenciosa petición de ayuda, de luz, de fuerza, de conocimiento. Sea cada respiración una oración (Ministerio de curación, {MC}, pp. 407, 408).

Pedro acababa de declarar que no conocía a Jesús, pero ahora comprendía, con amargo pesar, cuán bien su Señor lo conocía a él, y cuán exactamente había discernido su corazón, cuya falsedad desconocía él mismo.

Una oleada de recuerdos le abrumó. La tierna misericordia del Salvador, su bondad y longanimidad, su amabilidad y paciencia para con sus discípulos tan llenos de yerros: lo recordó todo. También recordó la advertencia: “Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandaros como a trigo; mas yo he rogado por ti que tu fe no falte.” Reflexionó con horror en su propia ingratitud, su falsedad, su perjurio. Una vez más miró a su Maestro, y vió una mano sacrílega que le hería en el rostro. No pudiendo soportar ya más la escena, salió corriendo de la sala con el corazón quebrantado.

Siguió corriendo en la soledad y las tinieblas, sin saber ni querer saber adónde. Por fin se encontró en Getsemaní. Su espíritu evocó vívidamente la escena ocurrida algunas horas antes. El rostro dolorido de su Señor, manchado con sudor de sangre y convulsionado por la angustia, surgió delante de él. Recordó con amargo remordimiento que Jesús había llorado y agonizado en oración solo, mientras que aquellos que debieran haber estado unidos con él en esa hora penosa estaban durmiendo. Recordó su solemne encargo: “Velad y orad, para que no entréis en tentación.” Volvió a presenciar la escena de la sala del tribunal. Torturaba su sangrante corazón el saber que había añadido él la carga más pesada a la humillación y el dolor del Salvador. En el mismo lugar donde Jesús había derramado su alma agonizante ante su Padre, cayó Pedro sobre su rostro y deseó morir (El deseado de todas las gentes, {DTG}, pp. 659, 660).

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Lunes 22 de junio // Lección 13_____________________

JUDAS

“Y entró Satanás en Judas, por sobrenombre Iscariote, el cual era uno del número de los doce” (Luc. 22:3). Sin duda, Satanás trabajó arduamente para conseguir a todos los discípulos. ¿Qué tenía Judas que capacitó al adversario para tener éxito con él, en contraste con los demás?

Lucas dice que Jesús oró solo, toda una noche en las montañas, antes de elegir a sus discípulos (Luc. 6:12-16). Él creyó que los Doce eran el regalo de Dios para él (Juan 17:6-9). ¿Fue Judas una contestación a la oración? ¿Cómo hemos de entender lo que sucede aquí, fuera de que aun en la traición y la apostasía de Judas el propósito de Dios había de cumplirse? (Ver 2 Cor. 13:8.)

Judas tenía mucho potencial y podría haber sido otro Pablo, pero fue en una dirección equivocada. Lo que pudo ser para él una experiencia de Getsemaní fue, en cambio, como la caída en el Edén.

“[Judas] había fomentado el mal espíritu de la avaricia, hasta que este había llegado a ser el motivo predominante de su vida. El amor al dinero superaba su amor por Cristo” (DTG 663).

Cuando Jesús alimentó a los cinco mil (Luc. 9:10-17), Judas captó el valor político del milagro y “puso en pie el proyecto de tomar a Cristo por la fuerza y hacerlo rey” (ibíd., pp. 665, 666). Pero, Jesús denunció el intento, y allí comenzó el desencanto de Judas: “Sus esperanzas eran grandes y su desencanto fue amargo” (p. 666). Obviamente, Judas y otros creían que Jesús usaría sus poderes para establecer un reino terrenal, y Judas quería un lugar en ese reino. Cuán trágico fue que su deseo de un lugar en un reino temporal le hiciera perder un lugar en el Reino eterno.

En otra ocasión, una devota seguidora de Jesús ungió sus pies con un perfume costoso, y Judas observó que era un desperdicio económico (Juan 12:1-8). Todo lo que Judas podía ver era el dinero, y su amor al dinero opacaba su amor a Jesús. Esta fijación con el dinero y el poder condujeron a Judas a ponerle precio a Jesús (Mat. 26:15). Desde entonces, “entró Satanás en Judas” (Luc. 22:3). Y Judas fue un alma perdida.

No hay nada de malo con el estatus, el poder o el dinero. El problema surge cuando estas cosas (o cualesquiera otras) ensombrecen nuestra fidelidad a Dios. ¿Por qué es importante considerarse uno mismo como Judas, para no auto engañarse?

Interesante-mente en nuestros tiempo son contados con los dedos de las manos aquellos padres que usan el nombre de Judas para sus hijos. Casi podemos decir que nadie usa ese nombre, ya que ese nombre lo relacionamos inmediatamente con maldad y traición.

Antes de hablar de Judas tenemos que recordar que todos nosotros en algún momento de la vida hemos sido un «Judas» para Cristo. En cualquier momento de la vida hemos sido traicioneros tanto de Cristo y de su evangelio. Lo más peor es que se acercan los día donde se van a descubrir miles y millones de «Judas» que enfilan nuestra iglesia, «Judas» que ante la presión y el peligro, desertarán de la iglesia, abandonarán el evangelio y traicionarán a Cristo.

Estaba escrito que Jesucristo  iba a morir; ¿Cómo caería en las manos de sus enemigos?; ¿Lo capturarían en un conflicto?; ¿Trataría Jesús de huir de sus enemigos hasta que no fuera posible esconderse más?; ¿Se entregaría él solo a sus enemigos?; ¿sería tomado prisionero accidentalmente y por coincidencia? La copa de la amargura que Cristo necesitaba tomar comenzaba con la traición de uno de sus seguidores. Judas era un siervo de Cristo, posiblemente un siervo confidencial, era más que eso, era un amigo, un amigo íntimo de Jesús; Judas era un predicador; Judas era un miembro confidencial de alto rango en el cuerpo de los apóstoles; a Judas se le había confiado las finanzas de Jesús., el cargaba con la bolsa del dinero de ese selecto grupo.

Aparentemente se podía decir que el carácter de Judas era transparente y admirable. No era saduceo, (frívolos y materialista) tenía tendencia religiosas muy fuerte y también tenía conciencia. Su problema era que su conciencia no se sentaba en el trono que le correspondía, la conciencia de Judas no era un elemento que usaba para guiarse el mismo, su avaricia dominaba su conciencia.

Judas no esperó que el Diablo llegara a él, el fue a buscar al Diablo, Judas creó su propia tentación, él mismo fue donde el jefe de los sacerdotes y preguntó: ¿Cuánto me quieren dar…? ¡Cuidado! muchos cristianos nos hemos quedado atrapados en el mundo, por formular  la misma pregunta.

14 Uno de los doce discípulos, el que se llamaba Judas Iscariote, fue a ver a los jefes de los sacerdotes 15 y les dijo: —¿Cuánto me quieren dar, y yo les entrego a Jesús? Ellos le pagaron treinta monedas de plata. 16 Y desde entonces Judas anduvo buscando el momento más oportuno para entregarles a Jesús. Mateo 26

 Concluimos con el arrepentimiento de Judas; el se arrepintió pero fue para muerte. Todo hombre que se arrepiente solamente de las consecuencias, simple y sencillamente no se está arrepintiendo. Los asesinos se arrepienten de sus condenas pero no se arrepienten de sus asesinatos.  Nosotros medimos nuestros pecados por nuestras consecuencias, pero Dios no.

La lección de Judas nos enseña a que escudriñemos el estado verdadero de nuestro corazón. Encontramos en Judas a un hombre que supo la verdad bíblica, quién predicó la verdad, y que posiblemente realizó milagros también, pero al final se pierde. El problema de Judas fue una religión hipócrita, todo aquel que practica una religión hipócrita es raramente recuperado, engaña a otros y también se engaña él solo.

También aprendemos que el progreso del pecado en nuestras vidas es casi imperceptible. Cuando un hombre entra en el camino de la transgresión, nunca sabe donde tiene que parar. Judas nunca se imaginó de su infame  traición y de su triste muerte, cuando al principio del ministerio de Cristo aceptó la invitación de ser un discípulo de él.

Cuando Cristo permitió que Judas se asociara con él como uno de los doce, sabía que Judas estaba poseído del demonio del egoísmo. Conocía que su falso discípulo lo traicionaría, y sin embargo no lo separó de los otros discípulos alejándolo de él. Estaba preparando la mente de esos hombres para su muerte y ascensión, y previo que si se alejaba a Judas, Satanás lo usaría para divulgar informes que serían difícil de explicar…

Por lo tanto, Cristo no alejó a Judas de su presencia, sino lo mantuvo a su lado para poder contrarrestar la influencia que el pudiera ejercer contra su obra (Comentario bíblico adventista, t. 5, p. 1077).

Judas… había visto las poderosas obras del Señor, había estado con él durante su ministerio, y se había sometido a la abrumadora evidencia de que era el Mesías; pero Judas era calculador y codicioso; amaba el dinero. Se quejó airado por el costoso perfume derramado sobre Jesús.

María amaba a su Señor. El había perdonado sus pecados, que eran muchos. Había levantado de entre los muertos a su muy amado hermano, y creía que nada era demasiado costoso para ofrendárselo. Mientras más caro fuera el perfume, de mejor manera podía ella expresar su gratitud al Salvador dedicándoselo.

Judas, como excusa por su codicia, sugirió que el perfume podría haberse vendido para dar el dinero a los pobres. Pero no se trataba de que se preocupara por ellos, porque era egoísta, y a menudo se apropiaba, para su propio uso, de lo que se le había confiado con el fin de que fuera dado a los pobres. Judas no se había preocupado de la comodidad y ni siquiera de las necesidades de Jesús, pero para excusar su codicia a menudo se refería a los pobres. Este acto de generosidad de parte de María constituyó una tajante reprensión de su carácter codicioso. Ya estaba preparado el camino para que la tentación de Satanás encontrara franca acogida en el corazón de Judas…

Judas sabía cuan ansiosos estaban de prender a Jesús y se ofreció a los principales sacerdotes y ancianos para venderlo por unas cuantas monedas de plata. Su amor al dinero lo indujo a traicionar a su Señor para ponerlo en manos de sus mas acerbos enemigos. Satanás estaba obrando directamente por intermedio de Judas, y en medio de las escenas impresionantes de la ultima cena el traidor estaba trazando planes para entregar a su Maestro (La historia de la redención, {HR}, pp. 215, 217).

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Lección 13 // Martes 23 de junio____________________

CON ÉL O CONTRA ÉL

Por todo lo que significa, la Cruz es un gran evento que dividió la historia: la división entre la fe y la incredulidad, entre la traición y la aceptación, y entre la vida y la muerte eternas. Con respecto a la Cruz, no hay terreno intermedio para ningún ser humano. Al final, estamos de un lado o del otro.

“El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama” (Mat. 12:30). Son palabras fuertes, y pueden dejarnos un poco incómodos, pero Jesús está expresando sencillamente lo que es real y lo que significa la verdad para quienes están inmersos en la gran controversia entre Cristo y Satanás. Estamos con Jesús o con Satanás.

Sí, es así de inflexible.

¿De qué modo se relacionaron con Jesús las siguientes personas? ¿Qué lecciones podemos obtener de sus ejemplos, que nos pueden ayudar en nuestra relación con Dios y en la manera en que nos relacionamos con la Cruz?

El Sanedrín (Luc. 22:53). ¿Qué equivocaciones cometieron esas personas, y por qué? ¿De qué forma podemos prevenir hacer algo similar con respecto a cómo consideraban a Jesús?

53 Habiendo estado con vosotros cada día en el templo, no extendisteis las manos contra mí; mas esta es vuestra hora, y la potestad de las tinieblas. Lucas 22

Pilato (Luc. 23:1-7, 13-25). ¿Qué llevó a Pilato a decir: “Ningún delito hallo en él” (Juan 19:4) y, al mismo tiempo, sentenciarlo a ser crucificado? ¿Qué podemos aprender de su error al dejar de hacer lo que sabía que era lo correcto?

1 Levantándose entonces toda la muchedumbre de ellos, llevaron a Jesús a Pilato. Y comenzaron a acusarle, diciendo: A éste hemos hallado que pervierte a la nación, y que prohibe dar tributo a César, diciendo que él mismo es el Cristo, un rey. Entonces Pilato le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Y respondiéndole él, dijo: Tú lo dices. Y Pilato dijo a los principales sacerdotes, y a la gente: Ningún delito hallo en este hombre. Pero ellos porfiaban, diciendo: Alborota al pueblo, enseñando por toda Judea, comenzando desde Galilea hasta aquí. Entonces Pilato, oyendo decir, Galilea, preguntó si el hombre era galileo. Y al saber que era de la jurisdicción de Herodes, le remitió a Herodes, que en aquellos días también estaba en Jerusalén. Lucas 23

13 Entonces Pilato, convocando a los principales sacerdotes, a los gobernantes, y al pueblo, 14 les dijo: Me habéis presentado a éste como un hombre que perturba al pueblo; pero habiéndole interrogado yo delante de vosotros, no he hallado en este hombre delito alguno de aquellos de que le acusáis. 15 Y ni aun Herodes, porque os remití a él; y he aquí, nada digno de muerte ha hecho este hombre. 16 Le soltaré, pues, después de castigarle. 17 Y tenía necesidad de soltarles uno en cada fiesta. 18 Mas toda la multitud dio voces a una, diciendo: ¡Fuera con éste, y suéltanos a Barrabás! 19 Este había sido echado en la cárcel por sedición en la ciudad, y por un homicidio. 20 Les habló otra vez Pilato, queriendo soltar a Jesús; 21 pero ellos volvieron a dar voces, diciendo: ¡Crucifícale, crucifícale! 22 Él les dijo por tercera vez: ¿Pues qué mal ha hecho éste? Ningún delito digno de muerte he hallado en él; le castigaré, pues, y le soltaré. 23 Mas ellos instaban a grandes voces, pidiendo que fuese crucificado. Y las voces de ellos y de los principales sacerdotes prevalecieron. 24 Entonces Pilato sentenció que se hiciese lo que ellos pedían; 25 y les soltó a aquel que había sido echado en la cárcel por sedición y homicidio, a quien habían pedido; y entregó a Jesús a la voluntad de ellos. Lucas 23

Herodes (Luc. 23:6-12). ¿Cuál fue su gran error, y qué podemos aprender de este?

Entonces Pilato, oyendo decir, Galilea, preguntó si el hombre era galileo. Y al saber que era de la jurisdicción de Herodes, le remitió a Herodes, que en aquellos días también estaba en Jerusalén. Herodes, viendo a Jesús, se alegró mucho, porque hacía tiempo que deseaba verle; porque había oído muchas cosas acerca de él, y esperaba verle hacer alguna señal. Y le hacía muchas preguntas, pero él nada le respondió. 10 Y estaban los principales sacerdotes y los escribas acusándole con gran vehemencia. 11 Entonces Herodes con sus soldados le menospreció y escarneció, vistiéndole de una ropa espléndida; y volvió a enviarle a Pilato. 12 Y se hicieron amigos Pilato y Herodes aquel día; porque antes estaban enemistados entre sí. Lucas 23

Los dos ladrones (Luc. 23:39-43). Dos pecadores miran la misma cruz, y tienen dos reacciones diferentes. ¿De qué modo esta escena revela de qué lado de la gran controversia estamos con respecto a la salvación?

Poncio Pilato tiene un comportamiento extraño con Cristo:

1-Declara inocente a Cristo, pero no lo libera

2-Pilato no libera a Cristo, pero  se esfuerza por liberarse  de Cristo él mismo

3- A pesar del esfuerzo que hace por  liberarse de Cristo, lo recibe vez tras vez

«no he hallado en este hombre delito alguno» ¡Muy bien Pilato! has hecho un trabajo muy bueno, solo había que dar un paso más y el caso se hubiera cerrado con mucha honra y honor a tu nombre.  Todo buen juez está sujeto a seguir su veredicto ya sea por el emprisionamiento  ó por la liberación del rehén. La pequeña nobleza que había en Pilato estaba desapareciendo rápidamente después de la primera aparición de Jesús en sus dominios, eso generalmente pasa cuando la justicia del hombre no está fundada en el temor de Dios.

Pilato era un romano, y pudo ser el único romano «maxim»  dentro del cristianismo que pudo haber pagado y mostrado un alto respeto y tributo al Salvador, dejándolo en libertad. La iglesia romana suele decir que está a favor de las cosas que son libres como la predicación, el evangelio y la Biblia. Han declarado que la Palabra de Dios es libre, pero no la liberan. En la edad media, bajo el juramento de tener la Palabra de Dios como algo precioso, ataron la Palabra de Dios con cadenas de hierro. En el tiempo presente siguen atando la Palabra de Dios bajo la aprobación de obispos y también por aprobaciones episcopales. Aun en éstos tiempos modernos la iglesia romana se ha atrevido a caracterizar a las «Sociedades Bíblicas»  del mundo, como una «plaga de llagas». Como todo sabemos las «Sociedades Bíblicas» son esas organizaciones sostenidas financieramente por grandes ricos de la tierra.  Las Sociedades Bíblicas son las encargadas de traducir, producir y distribuir  la Biblia alrededor del mundo a un precio económico muy bajo y en la mayoría de veces gratuitamente. Gracias a la contribución de personas ricas, nosotros somos capaces de obtener la Biblia de una manera fácil y muy barata. Si la Biblia se vendiera al precio real de su costo, el precio sería tan alto que muchos de nosotros nos costaría bastante conseguir un ejemplar de la Biblia.

Gracias a la gloriosa re formación que se llevó a cabo en la edad media, la Palabra de Dios fue liberada de las cadenas impuestas por la iglesia romana. En las iglesias protestantes de la edad media la Palabra de Dios fue declarada libre y fue libre en realidad.

Para Pilato la verdad era como nada, la justicia era tenida de menos, y sus propios intereses se adueñaban de su voluntad, por esas razones le fue imposible libertar al Salvador.

La Biblia habla muy poco de Herodes y Herodías, pero está la historia secular  que corrobora lo que la Biblia habla acerca de ellos y vamos a estudiar un poco de historia. Este Herodes Antipas que fue un tetrarca,  fue hijo de Herodes el grande, su madre se llamó Malteza. Cuando su padre, Herodes el grande murió, él se convirtió en un tetrarca o dicho sea en otras palabras, un «príncipe regidor» estando a cargo de Galilea, Paraea, y una cuarta parte de la provincia Siria-Romana. Su primera esposa era hija de Aretas, una famoso principe árabe, a quien San Pablo le llama el rey de los damacenos y habla de él en 2 Corintios 11: 32: En Damasco, el gobernador bajo el rey Aretas, vigilaba la ciudad de los damascenos con el fin de prenderme.

Después de su divorcio de la hija de Aretas, Herodes Antipas contrae matrimonio con Herodías. El matrimonio con Herodías, a más que era un adulterio, también era un incesto. Herodías era sobrina de Herodes, y además era la esposa de su medio hermano llamado Felipe. Según la historia, Herodías era una mujer muy hermosa y muy bella, que abandonó a su esposo Felipe y los motivos  del abandono de su esposo fue la ambición, ya que Felipe no pertenecía a la realeza, pero Herodes si, él era un príncipe regidor.

Juan el Bautista se gano el odio de Herodías, ya que el denunciaba libremente y sin ningún temor, ésta relación ilícita sostenida por Herodes con su sobrina-cuñada; Herodías. Juan el Bautista atacaba abiertamente la brillante carrera pecaminosa de Herodías.

Ahora Herodes escucha de los rumores acerca de la misión de los doce y está intrigado por la confusión que reina en el ambiente, los rumores que Juan el Bautista ha resucitado de los muertos lo espantan, no hay nada peor que una conciencia quebrantada y culpable. El estaba consciente que el asesinato de Juan el Bautista fue fuertemente condenado por la voz pública de su pueblo.  También lo atemoriza la noticia de que el gran profeta Elías había resucitado, a su mente llega la memoria del gran combate que hubo entre el varón de Dios y otra pareja de dirigentes israelitas, clasificados como pecadores de lo mas peor que ha existido en la vida del pueblo hebreo. Tanto Acab y Jezabel, como Herodes y Herodías habían cometido el horrendo y monstruosos crimen de asesinar a profetas de Dios.

Ahora vemos a Herodes con la oportunidad de vindicar su acción criminal y su estremecedor pecado que cometió contra Juan el Bautista, enfrentándose a Cristo es el juicio que los sacerdotes y fariseos venían arrastrando en contra de Cristo.

Herodes estaba aparentemente en un estado anímico excelente cuando recibió a Jesús. Cualquier reo hubiera estado feliz y tranquilo en saber que su juez lo está recibiendo con extrema alegría.  No había ninguna altanería de parte de la realeza, no había ningún rechazo, ni alegría de venganza de parte de Herodes para Jesús, solo había una cordial bienvenida para el preso más famoso de la historia de éste planeta y por consiguiente del universo. ¿Entonces porqué el silencio de Jesús para con Herodes?; ¿Tenía que haber hecho algo más Herodes para ganarse el favor de Jesús?; ¿Todos los gestos de Herodes no era demasiada condescendencia para una persona acusada de ser blasfema y sediciosa? Jesús no guardó silencio por miedo a un juez, él era y es el juez  y soberano de todo el universo, que sostiene y sustenta a todas las criaturas en sus manos. Tampoco guardo silencio ante Herodes por culpabilidad; Entonces ¿Porqué Cristo trató con el lenguaje del silencio a un hombre que estaba extremadamente contento de verlo? La única respuesta sugerente es que la alegría de Herodes estaba basada en una causa equivocada e incorrecta. Jesús pudo observar más allá de la sonrisa de Herodes y descubrió que la alegría de Herodes estaba basada en  una curiosidad religiosa.
Herodes deseaba que su curiosidad fuera complacida, había escuchado las maravillas que Jesús hacía, también había escuchado de los incontable milagros efectuado por él, y de su gran demostración de poder.

Cristo no podía realizar milagros para saciar la curiosidad de un rey. Cristo no necesitaba contestar a un rey que había llegado al trono por el esfuerzo de sangre de guerreros derramada sin necesidad, no deseaba complacer a alguien que había llegado al poder a pesar de las lágrimas derramadas por mujeres que habían quedado viudas y niños que habían quedado huérfanos, no complacería a un rey que era un asesino y que había conseguido el título de ser uno de los reyes más orgulloso de esa época, y encima de todo había mandado a matar a uno de los profetas más grande de la historia y primo de Jesús como lo fue Juan el Bautista.

«…El hombre en quien yo me fijo es el pobre y afligido que respeta mi palabra.» Isaias 66: 2  Este es el gran espectáculo que atrae al ojo divino.

Hay dos condiciones para tener una comunión divina: Arrepentimiento y reverencia y ninguno de éstos dos elementos eran parte de Herodes.

De la misma manera que Cristo no contestó a los pedidos de  Herodes, también no contestará nuestros pedidos y súplicas  si no tenemos ni arrepentimiento(contrición),  ni reverencia.

11 Entonces Herodes con sus soldados le menospreció y escarneció, vistiéndole de una ropa espléndida; y volvió a enviarle a Pilato.

Esta es la cruda realidad que la verdad ha sido tratada a través de los tiempos. Los hombres se ha acercado a la Biblia con conclusiones anticipadas, y cuando esas conclusiones no han sido respaldadas por la Biblia, entonce se revelan demostrando su verdadera naturaleza pecaminosa y asesina. El caso de Herodes es un típico ejemplo de aquellos que se acercan a Cristo solo para ser complacidos, al no lograr lo que desean, demuestran su verdadera naturaleza de rebelión en contra de Dios, de su evangelio y de sus seguidores. 

Los seguidores de Cristo deben estar listos para servir en todo momento y de todas las maneras requeridas. Dios sólo aceptará hombres que sean de corazón leal, de mente equilibrada y cabales. “El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama”. Mateo 12:30.

Muchos han tratado de ser neutrales en medio de la crisis, pero han fallado en su propósito. Nadie se puede mantener en terreno neutral. Los que traten de hacerlo cumplirán las palabras de Cristo: “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas”. Mateo 6:24. Los que comienzan su vida cristiana a medias, no importa qué intenciones tengan, se encontrarán finalmente de parte del enemigo.

Los hombres y las mujeres de doblado ánimo son los mejores aliados de Satanás. No importa cuán favorable sea la opinión que tengan de sí mismos, su influencia será debilitante. Todos los que son leales a Dios y a la verdad deben mantenerse firmemente de parte de lo recto porque es recto (Cada día con Dios, {CDCD}, p. 240).

Quien es atraído una vez y otra por su Redentor, y desatiende las advertencias dadas, no cede a su convicción de que debe arrepentirse y no escucha cuando es exhortado a buscar perdón y gracia, está en una posición peligrosa. Jesús lo está atrayendo, el Espíritu está ejerciendo su poder sobre él, instándolo a entregar su voluntad a la voluntad de Dios, y cuando esta invitación es desatendida, el Espíritu es contristado. El pecador elige permanecer en el pecado y la impenitencia, aunque tiene evidencias para estimular su fe, y una evidencia adicional no será de ninguna utilidad. … Está respondiendo a otra atracción, y ésa es la atracción que Satanás ejerce sobre él. Presta obediencia a los poderes de las tinieblas. Esta conducta es fatal y deja al alma en obstinada impenitencia. Esta es la blasfemia más generalizada entre los hombres, y obra en forma muy sutil, hasta que el pecador no siente remordimiento, no oye la voz de la conciencia, no experimenta el deseo de arrepentirse, y en consecuencia no tiene perdón (A fin de conocerle, {AFC}, p. 246).

Durante su agonía sobre la cruz, llegó a Jesús un rayo de consuelo. Fué la petición del ladrón arrepentido. Los dos hombres crucificados con Jesús se habían burlado de él al principio; y por efecto del padecimiento uno de ellos se volvió más desesperado y desafiante. Pero no sucedió así con su compañero. Este hombre no era un criminal empedernido. Había sido extraviado por las malas compañías, pero era menos culpable que muchos de aquellos que estaban al lado de la cruz vilipendiando al Salvador…

En el tribunal y en el camino al Calvario, había estado en compañía de Jesús. Había oído a Pilato declarar: “Ningún crimen hallo en él.” Había notado su porte divino y el espíritu compasivo de perdón que manifestaba hacia quienes le atormentaban…

Penetró de nuevo en su corazón la convicción de que era el Cristo. Volviéndose hacia su compañero culpable, dijo: “¿Ni aun tú temes a Dios, estando en la misma condenación?” Los ladrones moribundos no tenían ya nada que temer de los hombres. Pero uno de ellos sentía la convicción de que había un Dios a quien temer, un futuro que debía hacerle temblar…

El Espíritu Santo iluminó su mente y poco a poco se fué eslabonando la cadena de la evidencia. En Jesús, magullado, escarnecido y colgado de la cruz, vió al Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. La esperanza se mezcló con la angustia en su voz, mientras que su alma desamparada se aferraba de un Salvador moribundo. “Señor, acuérdate de mí—exclamó,—cuando vinieres en tu reino.”

Prestamente llegó la respuesta. El tono era suave y melodioso, y las palabras, llenas de amor, compasión y poder: De cierto te digo hoy: estarás conmigo en el paraíso (El deseado de todas las gentes, {DTG}, pp. 697, 698).

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Miércoles 24 de junio // Lección 13__________________

HA RESUCITADO

Temprano el domingo, las mujeres fueron a la tumba para completar el ritual de la sepultura. A pesar del tiempo que habían pasado con Jesús, ellas no habían comprendido lo que sucedería. No esperaban una tumba vacía, o que los mensajeros celestiales les dijeran: “No está aquí, sino que ha resucitado” (Luc. 24:6).

En los primeros capítulos de Hechos, hay por lo menos ocho referencias a la resurrección de Jesús (Hech. 1:22; 2:14-36; 3:14, 15; 4:1, 2, 10, 12, 33; 5:30-32). ¿Por qué la resurrección de Jesús fue tan esencial en la predicación apostólica y en la fe de la iglesia primitiva? ¿Por qué es tan crucial también para nosotros hoy?

22 comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho testigo con nosotros, de su resurrección. Hechos 1

14 Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras. 15 Porque éstos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día. 16 Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: 17 Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones, Y vuestros ancianos soñarán sueños; 18 Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán. 19 Y daré prodigios arriba en el cielo, Y señales abajo en la tierra, Sangre y fuego y vapor de humo; 20 El sol se convertirá en tinieblas, Y la luna en sangre, Antes que venga el día del Señor, Grande y manifiesto; 21 Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. 22 Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis; 23 a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole; 24 al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella. 25 Porque David dice de él: Veía al Señor siempre delante de mí; Porque está a mi diestra, no seré conmovido. 26 Por lo cual mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua, Y aun mi carne descansará en esperanza; 27 Porque no dejarás mi alma en el Hades, Ni permitirás que tu Santo vea corrupción. 28 Me hiciste conocer los caminos de la vida; Me llenarás de gozo con tu presencia. 29 Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. 30 Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono, 31 viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. 32 A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. 33 Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís. 34 Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, 35 Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.  36 Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo. Hechos 2

14 Mas vosotros negasteis al Santo y al Justo, y pedisteis que se os diese un homicida, 15 y matasteis al Autor de la vida, a quien Dios ha resucitado de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos. Hechos 3

1 Hablando ellos al pueblo, vinieron sobre ellos los sacerdotes con el jefe de la guardia del templo, y los saduceos, resentidos de que enseñasen al pueblo, y anunciasen en Jesús la resurrección de entre los muertos. Hechos 4

10 sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano. Hechos 4

12 Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. Hechos 4

33 Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos. Hechos 4

30 El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándole en un madero. 31 A éste, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados. 32 Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen. Hechos 5

Las mujeres fueron testigos presenciales de la resurrección de Jesús. Corrieron para compartir esta buena noticia con otros, pero ninguno les creyó (Luc. 24:11). Los apóstoles, en cambio, desecharon la mayor noticia en la historia de la redención como “locura” de mujeres agotadas y doloridas (vers. 10, 11).

¡Cuán pronto habrían de descubrir cuán equivocados estaban!

La resurrección de Cristo es fundacional en el acto redentor de Dios, y para la totalidad de la fe y la existencia cristianas. Pablo deja esto muy claro: “Si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe” (1 Cor. 15:14). Es vana o vacía, porque solo en la resurrección de Cristo encontramos esperanza para la nuestra. Sin esa esperanza, nuestra vida aquí terminaría para siempre. La vida de Cristo no terminó en una tumba, y la gran promesa es que la nuestra tampoco terminará así.

“Si Cristo no ha resucitado de entre los muertos, esa larga serie de eventos redentores para salvar a su pueblo acaba en un callejón sin salida, en un sepulcro. Si la resurrección de Cristo no es una realidad, entonces no tenemos seguridad de que Dios sea un Dios vivo, porque la muerte ha tenido la última palabra. La fe es vana porque su objeto no se ha vindicado como el Señor de la vida. La fe cristiana queda entonces prisionera en el sepulcro, junto con la última y más elevada auto revelación de Dios en Cristo, si Cristo en realidad está muerto”.−George E. Ladd, Teología del Nuevo Testamento, p. 443.

La resurrección de Cristo fue todo un festival de alegría: Ese ha sido el día más glorioso, esa ha sido la victoria más gloriosa, esa ha sido la fe más gloriosa, y esa ha sido la esperanza más gloriosa.

La muerte de Cristo fue una muerte real: según los cálculos de la historia para ese tiempo había alrededor de millón y medio de habitantes en la región, que de una manera u otra fueron testigos de la muerte de Jesús.

El entierro ó sepultura de Cristo también fue real: El sepultar a un criminal, especialmente uno que había muerto en la cruz,  era un privilegio y permiso muy difícil de conseguir de parte de las autoridades de ese tiempo. Pero la Providencia Divina se encargó de eliminar el  miserable miedo de los escribas y sacerdotes, y Jesucristo fue sepultado en una tumba nueva y una tumba de que le pertenecía a un rico, como lo decía la profecía. Esto se hizo para multiplicar la cantidad de testigos que darían fe de la resurrección de Cristo.

La resurrección de Cristo fue un suceso real: El acto de que la tumba de Cristo está vacía, es  por que su resurrección fue un suceso real.

¿Cómo la tumba de Cristo vino a estar vacía? Hay solamente dos teorías: La primera teoría de acuerdo a los que gobernaban es esos días  dice: que el cuerpo de Cristo fue robado. La segunda teoría que es la de los apóstoles dice: Que Jesús resucitó de entre los muertos. Es evidente que los enemigos de Cristo no iban a robar el cuerpo de Cristo, pero tampoco los discípulos. ¿Cómo un puñado de hombres y que encima de todo estaban escondidos por causa del miedo, podían tener la osadía de enfrentarse a los militares romanos y cometer éste delito?; ¿Cómo se podía robar un cuerpo en medio de una ciudad que estaba convulsionada por el suceso de la muerte de Cristo, y que por esa época del año,  la luna brilla en todo su esplendor en el cielo del medio oriente?  Es imposible de creer, la teoría de los apóstoles deja de ser una teoría y se convierte en una realidad.

También la persecución fue real: El testimonio que dieron los discípulos de la resurrección de Cristo fue tan real y poderosa, que despertó el celo de los dirigentes y desató la persecución en contra de una verdad contundente.

La Resurrección es una vindicación de todas las profecías que hablaban del carácter, vida, muerte y resurrección del Mesías.

La Resurrección es el sello de aceptación del sacrificio de Jesús y como consecuencia es el momento en que se confirma la esperanza de todo el mundo

La Resurrección es la garantía de nuestra propia resurrección, es una promesa de inmortalidad  de parte del segundo Adán y su muerte para toda la raza humana

La Resurrección es un estímulo para todos nosotros. Cristo no está muerto, él está vivo, vivo para escuchar nuestros pedidos, Cristo está vivo para interceder por nosotros, vivo para darnos la salvación.

La Resurrección de Cristo destrona completamente el «materialismo»,  deja en estado de coma al «panteísmo» y rompe los fundamentos en los cuales está asentado  el «escepticismo»

El materialismo es la filosofía que sostiene que lo único que existe es lo material. El materialismo niega le existencia de las cosa espirituales y busca una explicación física para todos los fenómenos ó milagros divinos que ocurren en ésta tierra.

El Panteísmo es la filosofía que sostiene que la naturaleza, el universo y Dios es una misma cosa. En otras palabras la suma de la naturaleza y el universo está representado por el término «DIOS»  La palabra panteísmo es la composición de dos palabras griegas: PAN que significa «TODO»; y THEOS que significa «DIOS» ésta frase unida dice: Dios es todo y todo es Dios.

El escepticismo es la filosofía que está basada en la duda. La persona que es escéptica es aquella que profesa duda en todo lo que se le dice ó se le enseña; generalmente siempre están en contra ó en desacuerdo con todas esas cosas que comúnmente son  aceptadas como una verdad.

Cristo dejó en la tumba las especies con las cuales fue sepultado, el olor que quedó en la tumba no fue olor de  muerte, sino olor de vida y  victoria, dejó sus ropas con las cuales envolvieron su cuerpo, dejo el sudario con el cual su cabeza fue envuelta, dejo la tumba guardada por ángeles; ¿Qué más dejó Cristo en la tumba? dejó una tumba abierta, hermosas noticias para nosotros: ¡La casa de la muerte quedó sin puerta! Nuestro Sansón arranco las puertas de la tumba junto con sus fundamentos, y se llevó con él las llaves de la muerte y del sepulcro : 17 Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; Yo Soy el Primero y el Ultimo; 18 y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del sepulcro.(Apocalipsis 1) él tiene las llaves en su poder y pronto las usará y libertará a millones que aún se encuentran apresados por la tumba, pero que han muerto con la bendita esperanza de la resurrección.

David, como rey de Israel, y también como profeta, había sido especialmente honrado por Dios. Se le mostró en visión profética la vida y el ministerio futuros de Cristo. Vio su rechazamiento, su juicio, su crucifixión, su sepultura, su resurrección y su ascensión.

David dio testimonio de que el alma de Cristo no quedaría en el Hades (la tumba), y que su carne no vería corrupción. Pedro comprobó que esta profecía se cumplió en Jesús de Nazaret. Efectivamente Dios lo levantó de la tumba antes que su cuerpo viera corrupción. Era entonces el Exaltado en el cielo de los cielos.

En esa memorable ocasión mucha gente que hasta ese entonces se había reído de la idea de que una persona tan humilde como Jesús fuera el Hijo de Dios, se convenció cabalmente de la verdad y lo reconoció como su Salvador. Tres mil almas se añadieron a la iglesia. Los apóstoles hablaron impulsados por el Espíritu Santo; y sus palabras no podían ser contradichas porque las confirmaban extraordinarios milagros llevados a cabo gracias al derramiento del Espíritu de Dios. Los discípulos mismos se asombraron de los resultados de esta manifestación, y de la rapidez y la abundancia de la cosecha de almas. Todos se llenaron de asombro. Los que no quisieron abandonar sus prejuicios y su fanatismo se sintieron tan abrumados que no se atrevieron a oponerse a esa poderosa obra ni por palabras ni por actos de violencia, y por el momento su oposición cesó.

Los argumentos de los apóstoles por sí solos, aunque claros y convincentes, no habrían sido capaces de eliminar los prejuicios de los judíos que se habían opuesto a muchísima evidencia. Pero el Espíritu Santo introdujo esos argumentos con poder divino en sus corazones. Eran como agudas flechas del Todopoderoso, que los convencieron de su terrible culpa al rechazar y crucificar al Señor de gloria. “Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo”(La historia de la redencion, {HR}, pp. 255, 256).

La gran obra de evangelización no terminará con menor manifestación del poder divino que la que señaló el principio de ella. Las profecías que se cumplieron en tiempo de la efusión de la lluvia temprana, al principio del ministerio evangélico, deben volverse a cumplir en tiempo de la lluvia tardía, al fin de dicho ministerio. Esos son los “tiempos de refrigerio” en que pensaba el apóstol Pedro cuando dijo: “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; pues que vendrán los tiempos del refrigerio de la presencia del Señor, y enviará a Jesucristo.” Hechos 3:19, 20.

Vendrán siervos de Dios con semblantes iluminados y resplandecientes de santa consagración, y se apresurarán de lugar en lugar para proclamar el mensaje celestial. Miles de voces predicarán el mensaje por toda la tierra. Se realizarán milagros, los enfermos sanarán y signos y prodigios seguirán a los creyentes. Satanás también efectuará sus falsos milagros, al punto de hacer caer fuego del cielo a la vista de los hombres. Apocalipsis 13:13. Es así como los habitantes de la tierra tendrán que decidirse en pro o en contra de la verdad.

El mensaje no será llevado adelante tanto con argumentos como por medio de la convicción profunda inspirada por el Espíritu de Dios. Los argumentos ya fueron presentados. Sembrada está la semilla, y brotará y dará frutos. Las publicaciones distribuídas por los misioneros han ejercido su influencia; sin embargo, muchos cuyo espíritu fué impresionado han sido impedidos de entender la verdad por completo o de obedecerla. Pero entonces los rayos de luz penetrarán por todas partes, la verdad aparecerá en toda su claridad, y los sinceros hijos de Dios romperán las ligaduras que los tenían sujetos. Los lazos de familia y las relaciones de la iglesia serán impotentes para detenerlos. La verdad les será más preciosa que cualquier otra cosa. A pesar de los poderes coligados contra la verdad, un sinnúmero de personas se alistará en las filas del Señor (El conflicto de los siglos, {CS}, pp. 669, 670).

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Lección 13 // Jueves 25 de junio____________________

“QUE SE CUMPLIESE TODO”

Lucas 24:13 al 49 nos cuenta acerca de los eventos posteriores a la resurrección de Cristo. Los diversos encuentros ¿cómo ayudaron a estas personas a comprender lo que le había ocurrido a Jesús, y por qué eso es muy importante, aun para nosotros hoy?

13 Y he aquí, dos de ellos iban el mismo día a una aldea llamada Emaús, que estaba a sesenta estadios de Jerusalén. 14 E iban hablando entre sí de todas aquellas cosas que habían acontecido. 15 Sucedió que mientras hablaban y discutían entre sí, Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos. 16 Mas los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen. 17 Y les dijo: ¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis, y por qué estáis tristes? 18 Respondiendo uno de ellos, que se llamaba Cleofas, le dijo: ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días? 19 Entonces él les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús nazareno, que fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo; 20 y cómo le entregaron los principales sacerdotes y nuestros gobernantes a sentencia de muerte, y le crucificaron. 21 Pero nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel; y ahora, además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido. 22 Aunque también nos han asombrado unas mujeres de entre nosotros, las que antes del día fueron al sepulcro; 23 y como no hallaron su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto visión de ángeles, quienes dijeron que él vive. 24 Y fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hallaron así como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron. 25 Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! 26 ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria?  27 Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían. 28 Llegaron a la aldea adonde iban, y él hizo como que iba más lejos. 29 Mas ellos le obligaron a quedarse, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Entró, pues, a quedarse con ellos. 30 Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les dio. 31 Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas él se desapareció de su vista. 32 Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras? 33 Y levantándose en la misma hora, volvieron a Jerusalén, y hallaron a los once reunidos, y a los que estaban con ellos, 34 que decían: Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón. 35 Entonces ellos contaban las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo le habían reconocido al partir el pan.  36 Mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros. 37 Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu. 38 Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos? 39 Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo. 40 Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies. 41 Y como todavía ellos, de gozo, no lo creían, y estaban maravillados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer? 42 Entonces le dieron parte de un pez asado, y un panal de miel. 43 Y él lo tomó, y comió delante de ellos. 44 Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. 45 Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras; 46 y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; 47 y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. 48 Y vosotros sois testigos de estas cosas. 49 He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto. Lucas 24

La resurrección de Jesús debería haber sido evidencia suficiente para demostrar que Jesús era el Mesías. Golpeado brutalmente antes de ser crucificado, y finalmente traspasado, Jesús fue puesto en una tumba. Aun si, como algunos ridículamente sugirieron, él hubiese sobrevivido a la cruz y a la sepultura, el Jesús ensangrentado, golpeado y debilitado, que de algún modo hubiese salido vacilante de la tumba, no habría sido un Mesías victorioso.

No obstante, allí estaba Jesús, vivo y fuerte como para caminar unos cuantos kilómetros con los dos hombres en camino a Emaús. Y  antes de revelar quién era, Jesús les señaló las Escrituras, dándoles un fundamento bíblico firme para su fe en él.

Entonces, cuando apareció a los discípulos, les mostró su carne, comió con ellos y, además, los dirigió a la Palabra de Dios: “Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. Y vosotros sois testigos de estas cosas” (Luc. 24:46-48).

Jesús no solo señaló las Escrituras (además de la evidencia de que él estaba realmente vivo y entre ellos); también las usó para ayudarlos a entender lo que le había sucedido. Además, vinculó su resurrección con la misión de predicar el evangelio a todas las naciones.

Aun con todas las poderosas evidencias que probaban quién era Jesús, él siempre señalaba a sus seguidores que fueran a la Palabra de Dios. Después de todo, sin la Palabra de Dios entre nosotros hoy, ¿de qué otra manera podríamos conocer nuestra misión de predicar el evangelio al mundo? ¿De qué forma sabríamos qué es el evangelio? La Biblia es tan central para nosotros hoy como lo fue para Jesús y sus discípulos.

¿Cuánto tiempo pasas con la Biblia? ¿Cómo impacta ella tu manera de vivir, las elecciones que haces y el modo en que tratas a otros?

Una de las diferencias entre los discípulos y Jesucristo era la manera en como realizaban su trabajo. Mientras los discípulos no cuidaban mucho del anonimato, Jesús era extremadamente cuidadoso de cuidar que todas sus obras y acciones se mantuvieran de una forma quieta,  privada y muchas veces hasta secreta. Y aquí en el día de la resurrección Cristo nuevamente vuelve a obrar en una manera secreta, resucitando al amanecer del día Domingo. Ningún mortal pudo contemplar cuando Cristo nuevamente se vistió del hermoso traje de la inmortalidad; solo poderosos ángeles estaban presente para presenciar una de las escenas más importantes e impresionantes  en la historia de éste mundo y del universo entero. Cristo consideró que para sus discípulos era suficiente que ellos pudieran contemplar la tumba vacía y los vestimentos de su muerte y el hermoso lugar donde la muerte perdió su poder para siempre.

Esta experiencia aconteció el primer día de esos cuarenta días que Jesús tomó para estar con sus discípulos antes de su ascensión , y probablemente el camino  a Emaús, fue la aparición y conversación  más larga entre Jesús y sus discípulos desde su resurrección hasta su ascensión.

El mismo Cristo era la conversación principal de los discípulos en ese viaje, el mismo Cristo era el expositor de sus propios sufrimientos, el mismo Cristo se había auto invitado para ese pequeño viaje,  el mismo Cristo se había dado a reconocer a sus discípulos. No hay mejor amigo que Cristo, no hay mejor maestro que Cristo.

Los dos discípulos estaban perplejos y con el corazón adolorido por la muerte de Jesús,  la fe de ellos había recibido un fuerte golpe y su moral estaba completamente baja. Ellos razonaban entre ellos, pero la razón de ellos era un instrumento demasiado débil como para darles consolación.  Muchas veces descubrimos que nuestros cualidades humanas nos ayudan muy poco cuando tenemos que lidiar con asuntos de sufrimiento, fe y  salvación.

Los discípulos estaban transitando por uno de los caminos más interesantes y más bellos como lo es el camino entre Jerusalén a Emaús. En ese camino se encontraban las tumbas de los jueces antiguos de Israel, también en ese camino se encontraba la antigua morada del profeta Samuel, las montañas de ese camino han sido uno de los lugares más escénicos de Israel.  Pero por hermoso que era ese lugar, no lograba borrar la escena de tristeza, de injusticia y de sangre que ese fin de semana había acontecido en Jerusalén. A pesar que la naturaleza y toda su hermosura no podía suplir la ausencia de Jesús, Jesús iba caminando con ellos, Jesús había tomado la forma de un viajero común y corriente, así como anteriormente había tomado la forma de un hortelano, de un siervo y muchas veces toma la forma de un pordiosero presentándose a nosotros en nuestras vidas diarias.

Cristo no está lejos de aquellos que sufren en ésta vida, nunca está lejos de aquellos que tienen ansias de él, nunca está lejos de aquellos que en sus corazones lloran y claman por justicia. ¡Cristo ha resucitado! y «…donde están dos o tres reunidos en Mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos.» fue y es su promesa.  El está con nosotros, está en las ciudades, en el campo, en las carreteras, en nuestras iglesias y reuniones, cuando viajamos él esta con nosotros. El está con nosotros y nos habla, aunque a veces no lo logremos reconocer, él está mas cerca de nosotros de lo que nosotros creemos, por que él no está muerto; ¡Ha resucitado!

Cuando en nuestras horas negras, de tristeza y de desmayo nos toque transitar el camino a Emaús,  Cristo se acercará a nosotros, nos acompañara en todo ese camino, hará que nuestro corazón arda, nos dará consuelo y al final del camino nos revelará su gloria.

Empezando con Moisés, alfa de la historia bíblica, Cristo expuso en todas las Escrituras las cosas concernientes a él. Si se hubiese dado a conocer primero, el corazón de ellos habría quedado satisfecho. En la plenitud de su gozo, no habrían deseado más. Pero era necesario que comprendiesen el testimonio que le daban los símbolos y las profecías del Antiguo Testamento. Su fe debía establecerse sobre éstas. Cristo no realizó ningún milagro para convencerlos, sino que su primera obra consistió en explicar las Escrituras. Ellos habían considerado su muerte como la destrucción de todas sus esperanzas. Ahora les demostró por los profetas que era la evidencia más categórica para su fe.

Al enseñar a estos discípulos, Jesús demostró la importancia del Antiguo Testamento como testimonio de su misión. Muchos de los que profesan ser cristianos ahora, descartan el Antiguo Testamento y aseveran que ya no tiene utilidad. Pero tal no fué la enseñanza de Cristo. Tan altamente lo apreciaba que en una oportunidad dijo: “Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán, si alguno se levantare de los muertos.”

Es la voz de Cristo que habla por los patriarcas y los profetas, desde los días de Adán hasta las escenas finales del tiempo. El Salvador se revela en el Antiguo Testamento tan claramente como en el Nuevo. Es la luz del pasado profético lo que presenta la vida de Cristo y las enseñanzas del Nuevo Testamento con claridad y belleza. Los milagros de Cristo son una prueba de su divinidad; pero una prueba aun más categórica de que él es el Redentor del mundo se halla al comparar las profecías del Antiguo Testamento con la historia del Nuevo (El deseado de todas las gentes, {DTG}, pp. 739, 740).

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Viernes 26 de junio // Lección 13___________________

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “Los santos y los ángeles verán el significado de la muerte de Cristo. Los hombres caídos no podrían tener un hogar en el paraíso de Dios sin el Cordero que fue muerto desde la fundación del mundo. ¿No ensalzaremos, pues, la cruz de Cristo? Los ángeles atribuyen honor y gloria a Cristo, pues aun ellos no están seguros a menos que contemplen los sufrimientos del Hijo de Dios. Los ángeles del cielo están protegidos contra la apostasía por medio de la eficacia de la Cruz. Sin la Cruz, no estarían más seguros contra el mal de lo que lo estuvieron los ángeles antes de la caída de Satanás. La perfección angelical fracasó en el cielo. La perfección humana fracasó en el Edén, el paraíso de la bienaventuranza. Todos los que deseen seguridad en la Tierra o en el cielo deben acudir al Cordero de Dios”.−“Comentarios de Elena G. de White”, en CBA 5:1.106.

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. Como cristianos, hemos de vivir por fe: es decir, hemos de creer en algo que no podemos demostrar plenamente, para lo cual no tenemos evidencias de testigos presenciales directos. Por supuesto, la gente hace eso todo el tiempo en muchas cosas. Por ejemplo, en el contexto de la ciencia, un autor escribió: “En resumen, tenemos evidencia directa para un número sorprendentemente pequeño de las creencias que tenemos”.−Richard DeWitt, Worldviews: An Introduction to the History and Philosophy of Science, p. 15.

No obstante, tenemos muchas buenas razones de las cosas en las que creemos y para mantener nuestra fe. Considera lo que Jesús les dijo a los discípulos en el contexto de la Gran Comisión: “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mat. 24:14). Cuando Jesús pronunció estas palabras, ¿cuántos eran sus seguidores? ¿Cuántas personas habían creído en él, o habían comprendido quién era y qué era lo que quería realizar? Piensa en toda la oposición que la iglesia primitiva habría de afrontar, durante siglos, en el Imperio Romano. Recordando todos estos hechos, analiza qué predicción notable es esta afirmación de Jesús, y cómo debería ayudarnos a confiar en la Palabra de Dios.

  1. Medita en el pasaje de Elena de White que está más arriba. ¿Cómo nos ayuda a entender cuán universal es realmente el problema del pecado? Aun los ángeles no están seguros a menos que contemplen a Jesús. ¿Qué significa esto?

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Escrito por: Tony García.
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“One World – One Dream”
Madrid, España 2015

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