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LECCIÓN 3 – LA UNIDAD DEL EVANGELIO – PARA EL 15 DE JULIO DE 2017

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            «El llamado de dos estudiosos» por  Rembrandt van Rijn 1628 (Holanda)


Los pensamientos pertenecientes a la GUÍA DE ESTUDIO DE LA BIBLIA – EDICIÓN PARA MAESTROS de la Escuela Sabática no representan la postura oficial de la Iglesia Adventista del Séptimo Día local, regional ni mundial. Más bien, es el trabajo,  esfuerzo y pensamiento de un hermano laico de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, cuyo principal objetivo es proveer información adicional para quien estudia la lección de Escuela Sabática. Provee una ayuda extra para el maestro, a fin de entenderla mejor, y explicar de una manera más clara y nutrida la lección de Escuela Sabática. Tratamos de no presentar temas controversiales, ni polémicos y evitamos las ideas que promueven el fanatismo y el extremismo en nuestra iglesia. Si nuestro comentario no es de ayuda o de agrado para usted, se le pide que, por favor, lo descarte. Cualquier comentario, pregunta o sugerencia, por favor escriba a elhermanotony@gmail.com


Letra Negra: Lección de Escuela Sabática

Letra Ocre: Lección de Escuela Sabática 

Letra Roja: La Biblia

Letra Café: Nuestro comentario

Letra Azul: Espíritu de profecía


Lección 3: Para el 15 de julio de 2017

LA UNIDAD DEL EVANGELIO

Sábado 8 de julio_____________________________________________________________________

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Gálatas 2:1-14; 1 Corintios 1:10-13; Génesis 17:1-21; Juan 8:31-36; Colosenses 3:11.

PARA MEMORIZAR:

“Completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa” (Fil. 2:2).

EL REFORMADOR PROTESTANTE JUAN CALVINO creía que la desunión y la división eran la estratagema principal del diablo contra la iglesia, y advirtió que los cristianos deberían evitar el cisma como la peste.

Pero ¿debería preservarse la unidad a costa de la verdad? Imagina si Martín Lutero, el padre de la Reforma protestante, hubiera escogido, en nombre de la unidad, retractarse de su postura sobre la salvación solo por la fe cuando fue llevado a juicio en la Dieta de Worms.

“Si el reformador hubiera cedido en un solo punto, Satanás y sus ejércitos habrían ganado la victoria. Pero la inquebrantable firmeza de él fue el medio de emancipar a la iglesia, y de iniciar una era nueva y mejor” (CS 153).

En Gálatas 2:1 al 14, encontramos al apóstol haciendo todo lo que está en su poder para mantener la unidad del círculo apostólico en medio de los intentos de destruirlo por parte de algunos creyentes. Pero, por más importante que esa unidad haya sido para Pablo, se rehusó a permitir que la verdad del evangelio fuera traicionada para alcanzarla. Aunque hay lugar para la diversidad dentro de la unidad, el evangelio nunca debe ser traicionado en el proceso.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

La oración nos une mutuamente y con Dios. La oración trae a Jesús a nuestro lado, y da al alma desfalleciente y perpleja nueva energía para vencer al mundo, a la carne y al demonio. La oración aparta los ataques de Satanás.

Cuando uno se aparta de las imperfecciones humanas para contemplar a Jesús, se realiza en el carácter una transformación divina. El Espíritu de Cristo, al trabajar en el corazón, lo conforma a su imagen. Entonces sea vuestro esfuerzo ensalzar a Jesús. Diríjanse los ojos de la mente al “Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Palabras de vida del gran Maestro, {PVGM}, pp. 195, 196).

Dios quiere que su pueblo sea disciplinado y que obre con armonía, a fin de que lo vea todo unánimemente y tenga un mismo sentir y criterio. Para producir este estado de cosas, hay mucho que hacer. El corazón carnal debe ser subyugado y transformado. Dios quiere que haya siempre un testimonio vivo en la iglesia. Será necesario reprender y exhortar, y a algunos habrá que hacerles severos reproches, según lo exija el caso. Oímos el argumento: “¡Oh, yo soy tan sensible que no puedo soportar el menor reproche!” Si estas personas presentaran su caso correctamente, dirían: “Soy tan voluntarioso, tan pagado de mí mismo, tan orgulloso que no tolero que se me den órdenes; no quiero que se me reprenda. Abogo por los derechos del juicio individual; tengo derecho a creer y hablar según me plazca”. El Señor no desea que renunciemos a nuestra individualidad. Pero, ¿qué hombre es juez adecuado para saber hasta dónde debe llevarse este asunto de la independencia individual?…

También el apóstol Pablo exhorta a sus hermanos filipenses a tener unidad y humildad: “Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús” (Testimonios para la iglesia, {3TI}, t. 3, pp. 397, 398).

Trabaje con todas sus fuerzas para responder a la oración de Cristo, que sus discípulos sean uno, como El es uno con el Padre. Ni uno de nosotros está seguro a menos que aprendamos diariamente de Cristo su humildad y mansedumbre…

Busque tener una sola mente y un solo juicio con sus hermanos y decir lo mismo. Hablar acerca de divisiones porque no todos tienen las mismas ideas que se le presentan a usted en su mente, no es la obra de Dios sino del enemigo. Hable la sencilla verdad en la que pueden estar de acuerdo. Hable de unidad; no sea estrecho ni engreído; permita que su mente se amplíe (Mente, carácter y personalidad, {1MCP}, pp. 40, 41).

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Lección 3 // Domingo 9 de julio______________________________________________________

LA IMPORTANCIA DE LA UNIDAD

 Lee 1 Corintios 1:10 al 13. ¿Qué nos dice este pasaje acerca de cuán importante consideraba Pablo que era la unidad en la iglesia?

1 Corintios 1:10-13

 10 Hermanos, les ruego por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que se pongan de acuerdo y que no haya divisiones entre ustedes, sino que estén perfectamente unidos en un mismo sentir y en un mismo parecer. 11 Digo esto, hermanos míos, porque los de Cloé me han informado que entre ustedes hay contiendas. 12 Quiero decir, que algunos de ustedes dicen: «Yo soy de Pablo»; otros, «yo soy de Apolos»; otros, «yo soy de Cefas»; y aun otros, «yo soy de Cristo». 13 ¿Acaso Cristo está dividido? ¿Acaso Pablo fue crucificado por ustedes? ¿O fueron ustedes bautizados en el nombre de Pablo?

Habiendo refutado las alegaciones de que su evangelio no provenía de Dios, Pablo dirige su atención, en Gálatas 2:1 y 2, a otra acusación que se hacía en su contra. Los falsos maestros de Galacia afirmaban que el evangelio de Pablo no estaba en armonía con lo que enseñaban Pedro y los demás apóstoles. Pablo, decían, era un renegado.

En respuesta a esta acusación, Pablo relata un viaje que hizo a Jerusalén por lo menos catorce años después de su conversión. Aunque no estamos totalmente seguros de cuándo ocurrió ese viaje, ningún viaje en la antigüedad era asunto fácil. Si viajó por tierra desde Antioquía hasta Jerusalén, el viaje de casi quinientos kilómetros habría llevado por lo menos tres semanas, y habría implicado todo tipo de dificultades y peligros. Sin embargo, a pesar de esas dificultades, Pablo realizó el viaje, no porque lo hubieran mandado a llamar los apóstoles, sino porque el Espíritu lo motivó. Y, mientras estuvo allí, presentó su evangelio ante los apóstoles.

¿Por qué hizo eso? Evidentemente, no porque tuviera dudas en cuanto a lo que estaba enseñando. Ciertamente, no necesitaba ningún tipo de garantía por parte de ellos. Después de todo, ya había estado proclamando el mismo evangelio durante catorce años. Y, aunque tampoco necesitaba el permiso ni la aprobación de ellos, valoraba el apoyo y el ánimo de los demás apóstoles.

Por lo tanto, la acusación de que su mensaje era diferente no era solamente un ataque hacia Pablo sino también un ataque a la unidad de los apóstoles, y a la iglesia misma. Mantener la unidad apostólica era vital, porque una división entre la misión gentil de Pablo y la iglesia madre en Jerusalén habría tenido consecuencias desastrosas. Sin comunión entre los cristianos gentiles y judíos, “Cristo estaría dividido, y toda la energía que Pablo había dedicado, y que esperaba dedicar, a la evangelización del mundo gentil, habría quedado frustrada”.–F. F. Bruce, The Epistle to the Galatians, p. 111.

¿Cuáles son algunos de los temas que amenazan la unidad de la iglesia hoy? Lo que es más importante, luego de definirlos, ¿cómo los resolvemos? ¿Qué asuntos son más importantes que la unidad misma?

COMENTARIO DE LA LECCIÓN

10 Hermanos, les ruego por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que se pongan de acuerdo y que no haya divisiones entre ustedes, sino que estén perfectamente unidos en un mismo sentir y en un mismo parecer. 11 Digo esto, hermanos míos, porque los de Cloé me han informado que entre ustedes hay contiendas. 12 Quiero decir, que algunos de ustedes dicen: «Yo soy de Pablo»; otros, «yo soy de Apolos»; otros, «yo soy de Cefas»; y aun otros, «yo soy de Cristo». 13 ¿Acaso Cristo está dividido? ¿Acaso Pablo fue crucificado por ustedes? ¿O fueron ustedes bautizados en el nombre de Pablo? (1 Corintios 1)

La iglesia de Corinto se encontraba tirada en el suelo, sangrando de sus propias heridas. Pero esas heridas no las infligieron sus enemigos: fueron sus propios hijos quienes proporcionaron esas heridas a la iglesia. La iglesia de Corinto estaba sufriendo de divisiones internas.

Todas las cosas malas que acompañan la desunión de una iglesia, nunca tenemos que agrandarlas más de la cuenta; al mismo tiempo la desunión es un adefesio que no podemos ignorar.

Las iglesias y la religión tienen como fin unir a las personas sin importar su origen, su status social,  su color ni su idioma; pero tristemente suele suceder que la iglesia es muchas veces el centro de desunión de los hombres.  En ella se pueden encontrar grupos de personas que comen juntas, celebran juntas, disfrutan juntas y hacen negocios juntas, pero no quieren adorar a Dios juntas.

El mundo observa y se burla cuando ve iglesias divididas por asuntos triviales, producidos por vicios, ignorancia o por la falta de Dios en las vidas de sus integrantes; con todo eso algunos sostienen que la desunión no es un pecado. ¡Qué desplante engañoso!

  El texto introductorio delata que había cuatro partidos en la iglesia de Corinto: los paulistas, los apolistas, los cefistas, y los arrogante.

El apóstol comienza hablando del primer partido que lleva su nombre, el partido paulista. Estos son aquellos que tenían espíritu de libertad, se habían desprendido de todas las leyes judías y eran libres de esas ataduras de un pasado espiritual incompleto.

Quienes habían sido adoctrinados directamente por Pablo, sentían que debían su salvación al apóstol. Ellos habían experimentado la eficacia de Pablo al presentar el evangelio y creían que no había mejor forma de evangelizar que la de Pablo. Se habían convertido en más paulistas que el mismo Pablo, y estaban en el inminente peligro de ser más paulistas que cristianos.

El segundo partido era el de los apolistas: este partido pertenecía a los intelectuales.  Apolos era un judío de Alejandría, “hombre elocuente y poderoso en las Escrituras” (Hechos 18: 24). Llegó a la ciudad de Éfeso cuando Pablo se había ausentado “y siendo ferviente de espíritu, hablaba y enseñaba con exactitud las cosas acerca de Jesús” (Hechos 18: 25). El problema de Apolos era que sólo conocía el mensaje de Juan el Bautista; su teología se había quedado retrasada, pero a pesar de todo 26 comenzó a predicar con valentía en la sinagoga, y cuando Priscila y Aquila le oyeron, le tomaron aparte y le expusieron con mayor exactitud el Camino de Dios” (Hechos 18).  Apolos aprendió el evangelio completo y el capítulo 18  de Hechos termina describiendo la gran obra que llevaba a cabo Apolos, su poder intelectual y lo importante que él era para la propagación del evangelio: 27 Como él quería viajar a Acaya, los hermanos le animaron y escribieron a los discípulos que le recibieran. Cuando llegó allá, fue de gran provecho a los que mediante la gracia habían creído; 28 pues refutaba vigorosamente a los judíos en público, demostrando por medio de las Escrituras que Jesús era el Cristo.”

Apolos no era un hermano cualquiera: llegaba a las ciudades donde Pablo ya había sembrado el evangelio y él continuaba la obra de edificación y confirmación de esas iglesias.  Con justa razón Pablo llega a la conclusión de que Apolos regaba donde él ya había plantado.

En la iglesia de Corinto pronto se dieron cuenta del arte de retórica que tenía Apolos; además, descubrieron que le acompañaba la cultura de un filósofo griego, a lo cual hay que añadir que era vigoroso y sin miedo para predicar a “Cristo crucificado”.

Si unimos todos esos regalos naturales que poseía Apolos, junto con su poderoso intelecto, además del conocimiento del evangelio que había adquirido, fácilmente llegamos a la conclusión de que para algunos hermanos de la iglesia de Corinto, Apolos era aún más importante que el mismo apóstol Pablo en la iglesia del Señor.

Pablo y Apolos eran amigos, no había entre ellos egoísmo ni envidia; aun más, cabe la posibilidad de que mientras Pablo escribía la carta a la iglesia de Corinto, Apolos se encontraba a su lado. En 1 de Corintios 14 se lee: 12 En cuanto al hermano Apolos, le rogué mucho que fuera con los hermanos a visitarlos a ustedes, pero por ahora no quiso ir. Lo hará cuando tenga oportunidad.”

Luego estaba el tercer partido en la iglesia de Corinto: el partido de Cefas o los cefistas. Cefas era otro nombre del mismo discípulo Pedro, el apóstol de la circuncisión. Su nombre era usado en oposición al apóstol Pablo, y representaba al grupo original de apóstoles que aún estaban adheridos a las leyes judías. Este partido pertenecía a aquellos que todavía se aferraban a las leyes ceremoniales de los judíos, leyes de las cuales el apóstol Pablo se había liberado completamente.

Para aquellos que eran judaizantes, el partido de los cefistas era un partido con tierras muy fértiles.

Posiblemente ellos exaltaban más a Pedro que a Pablo, porque éste había permanecido por mucho tiempo al lado de Jesús y también por haber sido uno de los discípulos preferidos de Jesús.

Para este partido no era tan digno de un apóstol lo que hacía Pablo: sostenerse económicamente por sí solo; también por practicar una vida de celibato (soltería). Pablo se defiende ante ellos, y esto es lo que dice en su defensa: Ésta es mi respuesta a los que me critican: Tenemos todo el derecho de recibir comida y bebida, y también de llevar con nosotros una esposa cristiana, como hacen los otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas.” (1 Corintios 9); “Y cuando estando entre ustedes necesité algo, nunca fui una carga para ninguno; pues los hermanos que llegaron de Macedonia me dieron lo que necesitaba. Procuré no ser una carga para ustedes, y así seguiré haciéndolo. 10 Tan seguro estoy de que conozco la verdad de Cristo, como de que nadie me va a quitar este motivo de orgullo en toda la región de Acaya.” (2 Corintios 9)

Posiblemente todo este descontento del partido de Pedro en contra de Pablo, no era porque Pablo estaba en error, sino que cabe la posibilidad de que estos hermanos guardaran resentimiento en contra de Pablo, por la reprensión que éste dio a Pedro.

El cuarto partido era el de los arrogantes: una arrogancia absurda que los empujaba a comparar al Hijo de Dios con los hombres.

La arrogancia de éstos se basaba en que ellos eran descendientes directos del linaje hebreo; además, tuvieron la oportunidad de haber conocido a Cristo en persona y posiblemente con esto afrontaban al apóstol Pablo por nunca haber tenido la oportunidad de conocer a Cristo en persona.

No hay mucha explicación en la Biblia para este partido divisorio de la iglesia; es suficiente decir que el espíritu de división que existía en este grupo, era suficiente para condenarlos por falta de espiritualidad y falta del verdadero amor que se le debe tener a Jesús y a su evangelio

En resumidas cuentas, podemos decir que los cuatro partidos divisorios de la iglesia de Corintos eran:

-El Partido de la libertad (Pablo)

-El partido  de los intelectuales (Apolos)

-El partido judaizante (Pedro)

-El partido exclusivista (“yo soy de Cristo”)

 

Estos eran algunos de los problemas fundamentales de la iglesia de Corinto y sus partidos divisorios:

-La peculiaridad de la naturaleza humana en general

-Las diferencias nacionales

-Las diferencias personales

-El afiliarse a (identificarse con) individuos específicos

 

Estos partidaristas tenían las siguientes tendencias en común:

-Eran personas que exaltaban más sus afiliaciones que su propia religión

-Eran personas que idolatraban a humanos en la religión

-Eran personas ignorantes que tenían mucho celo religioso, pero sin conocimiento bíblico

-Eran personas pendencieras, personas que gustaban de hacer las cosas a su manera

-Eran personas que no sabían diferenciar entre preferencia y discriminación o menosprecio

Hay muchos que creen que la preferencia es mala, pero en verdad no lo es. La preferencia es parte esencial de nuestra personalidad. Tenemos preferencias por lugares, por vestimentas, por comidas, por estudios, por colores, por sabores y hasta por amigos. Por lo tanto, la preferencia no es mala; lo malo es menospreciar a aquellos que no son de nuestra preferencia.

Jesucristo tenía también sus preferencias: el hogar de Lázaro, María y Marta era uno de sus lugares preferidos; Pedro, Santiago y Juan eran sus discípulos preferidos.

A pesar de que el hogar de Lázaro era su lugar preferido, no menospreció el hogar de Zaqueo, de Mateo o el hogar de Simón el leproso. A pesar de que Pedro, Santiago y Juan eran sus discípulos preferidos, amó de igual manera al traidor Judas Iscariote y al incrédulo Tomás.

La preferencia, acompañada del menosprecio, es una de las fórmulas perfectas para crear divisiones en la iglesia y en cualquier otro campo donde existan relaciones humanas.

El efecto de la división en Corinto, había causado lo siguiente:

-Cristo estaba dividido

-El evangelio estaba abandonado

-Seres humanos exaltados en vez de Cristo

“¿Acaso Pablo fue crucificado por ustedes?” (1 Corintios 1: 12)

Esta es la pregunta que tendría que parar a todo divisionista que ha existido y existe en nuestra iglesia.

En nuestra actualidad hay personas que luchan, promueven, defienden, pelean y protegen a ciertos hombres de nuestra iglesia. La pregunta que inspiró el Espíritu Santo a Pablo es ¿Acaso ese hombre fue crucificado por ustedes? ¿Hay diferentes salvadores para los diferentes partidos que existen en nuestra iglesia?

El único que ha sido crucificado para nuestra salvación es Jesucristo: él es el único a quien debemos pleitesía, honra, gloria, obediencia, y lealtad. Todos aquellos que siguen a hombres son simple y sencillamente sacrílegos, que ponen en juego su salvación.

Los pastores, ancianos, predicadores o cualquier miembro de alta influencia, que tienen congregaciones numerosas, nunca deberían de gloriarse por el aplauso popular de sus congregaciones; es mejor tener un buen cerebro en vez de pulmones engrandecidos. Hay que dejar que los príncipes y reyes de este mundo se enorgullezcan por la cantidad de súbditos que tienen; pero nunca será ésta la experiencia de un dirigente religioso.  

Ellos tienen que desanimar prontamente en sus feligreses la admiración inmoderada y dirigirla a Cristo, quien es el único digno de recibir, nuestra honra, gloria, alabanza y lealtad.  Jesucristo es el único que ha sido crucificado por nosotros, Jesucristo es el único que nos puede impartir el perdón y la salvación.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Cuando se presenta un testimonio del Señor dirigido a alguna persona que yerra, a menudo se hace la pregunta: “¿Quién se lo dijo a la Hna. White?” Eso debió haber ocurrido en los días de Pablo, puesto que alguien tuvo que haber tenido en su corazón el interés por la iglesia para presentarle al apóstol, el ministro señalado por Dios, los peligros de los miembros de la iglesia que amenazaban su prosperidad. Existe un tiempo para hablar y un tiempo para guardar silencio. Por supuesto, algo debe hacerse, y el ministro señalado por el Señor no debe dejar de hacer su obra para corregir estos males. Ahora bien, estos males existían, y Pablo tenía una obra que hacer para corregirlos…

Sabemos que a Pablo se le había presentado el estado de las iglesias. Dios le había dado luz y conocimiento con respecto al orden que debía mantenerse en las iglesias, los males que se levantarían, y que debían ser corregidos y tratados con firmeza en proporción a su agravante carácter. El Señor le había revelado a Pablo la pureza, la devoción y la piedad que debían mantenerse en la iglesia, y las cosas que aparecían contrarias a ese estado él debía reprobarlas de acuerdo con la luz que Dios le había dado (Mensajes selectos, {3MS}, t. 3, p. 71).

Dios ha puesto en la iglesia, como sus ayudadores señalados, hombres de diversos talentos, para que por la sabiduría combinada de muchos, pueda cumplirse la voluntad del Espíritu. Los hombres que proceden de acuerdo con sus propios rasgos fuertes de carácter, y rehúsan llevar el yugo con otros que han tenido larga experiencia en la obra de Dios, llegarán a cegarse por la confianza propia y a incapacitarse para discernir entre lo falso y lo verdadero. No es seguro elegir a los tales como dirigentes de la iglesia; porque seguirían su propio juicio y plan, sin importarles el juicio de sus hermanos. Es fácil para el enemigo trabajar por medio de aquellos que, necesitando consejo ellos mismos a cada paso, asumen el cuidado de las almas por su propia fuerza, sin haber aprendido la humildad de Cristo.

Las impresiones solas no son una guía segura del deber. A menudo el enemigo induce a los hombres a creer que es Dios quien los guía, cuando en realidad están siguiendo sólo el impulso humano. Pero si vigilamos cuidadosamente, si consultamos a nuestros hermanos, se hará comprender la voluntad del Señor; porque la promesa es: “Encaminará a los humildes por el juicio, y enseñará a los mansos su carrera” (Salmos 25:9) (Los hechos de los apóstoles, {HAp}, p. 226).

Si nuestra voluntad está dirigida por Cristo, ¿cómo podremos discrepar con nuestros hermanos? Si ello ocurre, es evidente que el yo tiene que ser crucificado. Aquél a quien Cristo otorga libertad es verdaderamente libre. No estamos completos en Cristo a menos que nos amemos como el Señor nos amó. Cuando lo hagamos, tal como Cristo nos lo ordenó, daremos evidencias de que estamos completos en él (Cada día con Dios, {CDCD}, p. 260).

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Lunes 10 de julio  // Lección 3________________________________________________________

LA CIRCUNCISN Y LOS FALSOS HERMANOS

¿Por qué la circuncisión era un punto tan importante en la disputa entre Pablo y ciertos cristianos judíos? Ver Génesis 17:1 al 22; Gálatas 2:3 al 5; 5:2 y 6; y Hechos 15:1 y 5. ¿Por qué no es tan difícil entender cómo algunos pudieron haber creído que incluso los gentiles debían circuncidarse?

Génesis 17:1-22

1 Abrán tenía noventa y nueve años de edad cuando el Señor se le apareció y le dijo: «Yo soy el Dios Todopoderoso. Anda siempre delante de mí y sé perfecto. Yo estableceré mi pacto contigo, y haré que te multipliques en gran manera.» Abrán se postró entonces sobre su rostro, y Dios habló con él. Le dijo: «Éste es el pacto que hago contigo: Tú serás el padre de muchísima gente. Tu nombre ya no será Abrán, sino que ahora te llamarás Abrahán, porque te he puesto como padre de muchísima gente. Yo haré que te multipliques en gran manera. De ti saldrán naciones y reyes. Estableceré mi pacto contigo y con tus descendientes. Será un pacto perpetuo, y yo seré tu Dios y el de tu descendencia. A ti y a tu descendencia les daré toda la tierra donde ahora habitas, la tierra de Canaán, como herencia perpetua, y yo seré el Dios de ellos.» Dios también le dijo a Abrahán: «Tú, por tu parte, guardarás mi pacto; tú y tu descendencia, por sus generaciones. 10 Éste es el pacto que yo hago con ustedes, y que ustedes guardarán; es decir, tú y tu descendencia: Todo varón que haya entre ustedes será circuncidado. 11 Ustedes circuncidarán la carne de su prepucio, como señal del pacto entre nosotros. 12 A los ocho días de nacido será circuncidado todo varón que haya entre ustedes, en todas sus generaciones; lo mismo los nacidos en casa como los comprados por dinero a cualquier extranjero, y que no sean de su linaje. 13 Será circuncidado el que nazca en tu casa, y el que compres con tu dinero; mi pacto estará en la carne de ustedes como pacto perpetuo. 14 Todo hombre incircunciso, que no haya circuncidado la carne de su prepucio, será eliminado de su pueblo por haber violado mi pacto.» 15 Dios también le dijo a Abrahán: «A Saraí, tu mujer, ya no la llamarás Saraí. Ahora su nombre será Sara.[c] 16 Yo la bendeciré, y también te daré un hijo de ella. Sí, yo la bendeciré, y ella será la madre de las naciones, los reyes y los pueblos que de ella nacerán.» 17 Abrahán se postró entonces sobre su rostro, y riéndose dijo en su corazón: «¿Acaso a un hombre de cien años le va a nacer un hijo? ¿Y acaso Sara, que tiene noventa años, va a concebir?» 18 Y Abrahán le dijo a Dios: «¡Dígnate permitir que Ismael viva!» 19 Pero Dios le respondió: «Lo que he dicho es que Sara, tu mujer, te dará un hijo, y tú le pondrás por nombre Isaac. Yo confirmaré mi pacto con él como un pacto perpetuo para sus descendientes. 20 En cuanto a Ismael, también te he oído, y yo lo bendeciré y haré que se reproduzca y se multiplique en gran manera. Él será padre de doce príncipes, y yo lo convertiré en una gran nación, 21 pero mi pacto lo estableceré con Isaac, el hijo que Sara te dará el año que viene por estos días.» 22 Y cuando Dios acabó de hablar con Abrahán, se fue de allí.

Gálatas 2:3-5

 Pero ni siquiera Tito, que estaba conmigo, fue obligado a circuncidarse, aunque era griego; y esto a pesar de los falsos hermanos introducidos a escondidas, que entraban para espiar la libertad que tenemos en Cristo Jesús y para reducirnos a esclavitud, a los cuales ni por un momento accedimos a someternos, para que la verdad del evangelio permaneciera con ustedes.

Gálatas 5:2-6

 Miren que yo, Pablo, les digo que si se circuncidan, de nada les aprovechará Cristo. Porque en Cristo Jesús nada valen la circuncisión ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor

Hechos 15:1-5

1De Judea llegaron algunos que enseñaban a los hermanos que, si no se circuncidaban según el rito de Moisés, no podían ser salvos. Pero algunos creyentes de la secta de los fariseos, que estaban allí, se opusieron a ellos y dijeron: «Es necesario circuncidarlos, y mandarles que cumplan con la ley de Moisés.»

La circuncisión era la señal de la relación de pacto que Dios estableció con Abraham, el padre de la nación judía. Aunque la circuncisión era solamente para los descendientes varones de Abraham, todos estaban invitados a entrar en una relación de pacto con Dios. La señal de la circuncisión fue dada a Abraham en Génesis 17. Esto ocurrió después del intento desastroso de Abraham, al tener un hijo con la sierva egipcia de su esposa, de ayudar a Dios a cumplir la promesa que le hizo de darle un hijo.

La circuncisión era una señal adecuada para el Pacto. Era un recordatorio de que los mejores planes humanos nunca pueden lograr lo que Dios ha prometido. La circuncisión exterior debía ser un símbolo de la circuncisión del corazón (Deut. 10:16; 30:6; Jer. 4:4; Rom. 2:29). Representa despojarnos de la confianza en nosotros mismos y, en cambio, depender fielmente de Dios.

Sin embargo, en la época de Pablo, la circuncisión se había convertido en una señal preciada de identidad nacional y religiosa; eso no era lo que debía representar originalmente. Alrededor de 150 años antes del nacimiento de Jesús, algunos patriotas por demás celosos no solamente forzaron a todos los judíos no circuncidados de Palestina a circuncidarse, sino también se lo exigieron a todos los hombres que vivían en las naciones circundantes que estaban bajo su jurisdicción. Algunos hasta creían que la circuncisión era un pasaporte para la salvación. Esto puede verse en inscripciones antiguas que confiadamente declaran cosas como: “Los hombres circuncidados no descienden al Gehenna [infierno]”.–C. E. B. Cranfield, A Critical and Exegetical Commentary on the Epistle to the Romans, p. 172.

Sería un error suponer que Pablo se oponía a la circuncisión misma. Lo que Pablo objetaba era la insistencia de que los gentiles debían someterse a la circuncisión. Los falsos maestros decían: “Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos” (Hech. 15:1). El problema, entonces, no tenía que ver realmente con la circuncisión, sino con la salvación. La salvación es o solo por la fe en Cristo o por algo que se puede obtener mediante la obediencia humana.

Quizás hoy el problema no sea la circuncisión. Pero ¿con qué cosas, si las hay, luchamos como iglesia, que se asemejan a este problema?

COMENTARIO DE LA LECCIÓN

La palabra circuncisión proviene del viejo frances  circoncisier, y del Latín circumcisio, que significa cortar alrededor; o recortar.

La circuncisión fue un pacto que comenzó entre Dios y Abraham y se desarrollaba de la siguiente manera: de parte del hombre, todo varón tenía que ser circuncidado y  de parte de Dios se  entregaba la tierra cananea por heredad perpetua a Israel. El hombre tenía que hacer de Dios su único, propio y verdadero Dios; a cambio de eso, Dios prometía que las naciones de las tierras serian benditas mediante Israel.

El rito de la circuncisión en el Antiguo Testamento fue reemplazado por el rito del bautismo en el Nuevo Testamento.

La señal de la circuncisión, así como la señal del arcoíris, eran señales que existían aun antes de comenzar a usarse como señales de pacto entre Dios y el hombre. En el trono de Dios existe un arcoíris que no necesita de lluvia ni de sol, para ser arcoíris. A Noé se le entregó esa señal, como resultado de un fenómeno natural, independiente de lo que el hombre hiciera, una señal que recordaba al hombre que Dios nunca destruiría de nuevo al mundo por medio de una inundación.

Se ha descubierto que la circuncisión se practicaba entre las gentes de los pueblos africanos a tempranas épocas de la vida de la humanidad. En Egipto hay información en la que la circuncisión se practicaba muchos siglos antes que se le diera por pacto a Abraham. De Egipto se cree que la circuncisión pasó a Fenicia y a Siria. La circuncisión en estas naciones no eran por motivos religiosos, sino por motivos de salud. Hay muchas enfermedades que evitan en las personas que se circuncidan, especialmente esos que viven en climas extremadamente cálidos. Las infecciones urinarias crónicas son uno de los desórdenes más comúnmente erradicados en aquellos que se circuncidan.

En la circuncisión de los hebreos el padre del niño voluntariamente impone este proceso espiritual en su hijo, en este caso el niño pasivamente, sin poder hacer nada en contra, recibe la señal de este pacto. Hay religiones que confunden este rito con el bautismo de infantes: ellos terminan bautizando a los niños recién nacidos. Para ser bautizado se necesita creer y aceptar; para ser circuncidado sólo se necesita un padre que imponga esta alianza en sus descendientes varones.

La circuncisión era el primer paso que Dios quería que su pueblo diera para impartir la educación religiosa en los niños de Israel. Por medio de este rito, todo israelita reconocía la responsabilidad, la esperanza y la obligación en conducir a su niño por el resto de la vida en el camino del Señor. La rebelión de un niño no podía revertir el rito de la circuncisión.

De acuerdo con la historia judía, estas eran las personas que podían ejecutar el rito de la circuncisión:

-Un sirviente

-Una mujer

-Un joven

-Un anciano

-Un israelita incircunciso, siempre y cuando su hermano mayor hubiera muerto en el proceso de la circuncisión

Personas que no podían circuncidar eran los idólatras y los gentiles.

 

Estas son algunas de las señales, enseñanzas o significados de la circuncisión:

-Una señal de fe en que el Mesías descendería de los Israelitas

-Una representación simbólica de la necesidad de separar la impureza de la carne

-Distinguir la simiente de Abraham y la simiente de los gentiles

-Perpetuar la alianza entre Abraham y Jehová

-Grabar en la mente de la nación judía la esperanza del Mesías

-Recordar la obligación de cultivar la pureza

-Visualizar el nuevo rito del bautismo

-La circuncisión anticipaba el hecho de que el nacimiento de Jesús no ocurriría por la intervención del hombre. La naturaleza humana de Cristo no sería engendrada por ningún hombre, sino por la intervención del Espíritu Santo.

 

Al final del estudio del día de hoy, el Departamento de Escuela Sabática Mundial, hace una pregunta muy interesante, que es:

Quizás hoy el problema no sea la circuncisión. Pero ¿con qué cosas, si las hay, luchamos como iglesia, que se asemejan a este problema?

La iglesia ya no pelea más por la circuncisión, pero sí tenemos otros campos de batalla; entre ellos podemos mencionar los siguientes:

-La distribución de los diezmos y las ofrendas

-La ordenación de la mujer

-El maquillaje y pinturas de la mujer (en algunos lugares)

-La vestimenta (en algunos lugares)

-Las funciones del pastor y otros oficiales de la iglesia

Las batallas que suceden en nuestra iglesia casi siempre son promovidas por el fanatismo.

Las divisiones que han ocurrido en nuestras iglesias, la mayoría de ellas, son un resultado de personas fanáticas, tratando de imponer su forma de pensar, y no precisamente por cuestiones de doctrina.

Yo puedo llevar una vida espiritual completamente rigurosa, pero eso lo puedo hacer solamente conmigo mismo. El problema del fanático es que trata de imponer su sistema de vida espiritual al cónyuge, a sus descendientes, o a su iglesia. Si usted es una de esas personas que quiere imponer su idea o un sistema de vida religioso riguroso a otra persona, entonces sin duda alguna usted se ha ganado el título de “fanático religioso”.

El fanático religioso por regla general tiene problemas de concupiscencia, y trata de cubrirlo con otro problema aún más serio: la hipocresía.

El fanático religioso no puede vivir a la altura de su vida espiritual exigente, y al no poder estar a la altura de su rigor, recurre a la hipocresía para cubrir su error espiritual.

Pero el problema más grande del fanático religioso, es que quiere imponer a otros ese sistema de vida que ni él mismo puede llevar.

Gracias a la intervención de los fanáticos religiosos, encontramos esposas tristes y decepcionadas, hijos amargados que sueñan con alcanzar la edad madura, salir de la tutela de los padres para poder irse de la iglesia y nunca más volver a ese “infierno espiritual” que sus padres les han impuesto. Gracias a los fanáticos religiosos, encontramos cientos de iglesias marchitas, que no prosperan, que no tienen vida, porque todo lo que otras personas hacen en favor de la iglesia, el fanático religioso lo tilda como pecado, o como algo incorrecto.

Casi siempre nuestras batallas son por falta de conocimiento

En esta lección solamente vamos a tocar un punto, que es contienda en nuestra iglesia, y posiblemente en este tema no tenemos la información completa: el uso de pantalones por parte de la mujer.

La historia dice con toda claridad que los pantalones son una prenda de vestir originalmente femenina, no masculina. Los registros de los primeros pantalones que se usaron en la historia de este mundo se encuentran en las zonas montañosas del Tíbet. Esos pantalones eran diseñados y usados como una prenda femenina, eran hechos de lana y tenían tres propósitos fundamentales: protección en contra del frío, protección en contra del polvo y libertad de movimiento en la mujer.

Del Tíbet, esta prenda es exportada al mundo femenino de Persia (Irán en nuestros días) y las mujeres comenzaron a usar pantalones en toda la región de Persia.

De Persia el pantalón se exportó al mundo femenino de Europa y en Europa se le añadió un uso más al pantalón, ya que el pantalón se volvió la prenda preferida e indispensable para la mujer para poder montar a caballo con plena libertad o transportarse en carreta.

Las mujeres ESCITAS (Ucrania, Bulgaria y Rumanía de nuestros días) usaban el pantalón, y esto les permitía montar a caballo libremente, y acompañar y luchar al lado de sus esposos en las guerras. Cuando el pueblo escita fue conquistado por los romanos, los romanos estaban sorprendidos de ver mujeres guerreras. Los romanos copiaron el pantalón de las mujeres escitas, y ellos lo introdujeron “solamente” para el ejército romano como una prenda masculina, muy ideal para las guerras y especialmente para montar a caballo. Toda esta historia se registra más de 500 años antes de que naciera Jesús.

Tanto los romanos, como los griegos y los judíos no usaban pantalón; mujeres y hombres usaban túnicas, incluyendo a nuestro Señor Jesucristo y todos los apóstoles. Cuando la Biblia menciona que el hombre no usará prenda de mujer ni viceversa, no está hablando de pantalones ni faldas; está hablando de túnicas.

En Europa el pantalón sufre un cambio notable: el hombre lo toma prestado de la mujer y lo convierte en una prenda masculina. Esto comenzó en Francia específicamente al tiempo de la Revolución Francesa que sucedió en el siglo XVIII, al final de los años 1700.

Para esta fecha, en Francia y en casi toda Europa el hombre no usaba pantalones. El hombre usaba faldas, usaba pelucas blancas y colochas, se maquillaba la cara y usaba zapatos de tacón alto.

Esta manera de vestir aun prevalece en algunos países y algunas regiones de Europa, y el ejemplo de esto lo tenemos en países como Escocia, Irlanda y Gales, que dicho sea de paso son países mayoritariamente celtas o galos, proveniente de Galacia como estudiamos la semana pasada. Es una costumbre actual que en los desfiles celtas, los hombres usen faldas, mientras entonan hermosas canciones acompañados con la gaita.

También en nuestros días modernos podemos ver ciertas películas de la era medieval, donde los hombres aparecen pintados, con faldas, con pelucas blancas y con zapatos de tacón alto, a muchos de nosotros se nos viene la idea de que estos hombres eran afeminados, pero no era así, esa era la forma varonil de vestirse naturalmente.

Pues en Francia el hombre decide “FEMINIZARSE”, tomando prestada de la mujer una de sus prendas, el pantalón. Esos pantalones eran apretados de la cintura y de los tobillos, pero eran excesivamente flojos de las piernas, dando la impresión de ser globos desinflados; a estos se llamaba pantalonetas. Requirió mucho tiempo para que el pantalón tomara auge en el hombre, ya que en ese tiempo el hecho de que un hombre vistiera pantalonetas era considerado ridículo y muy afeminado.

De Europa ésta prenda pasó a los Estados Unidos, donde la mujer usaba los pantalones para protegerse del frío en la parte norte del país, o para protegerse del polvo en los estados del sur, también  para montar a caballo, tal como se hacía en Europa.

En los años 1600 se inventaron los botones, y el uso de botones en los pantalones era algo no aceptado y en muchos casos era algo vulgar y despectivo.

A mitad de los años 1800, Elizabeth Smith Miller inventó un pantalón femenino que se podía usar debajo de la falda. Este estilo de prenda fue popularizado por Amelia Bloomer y se les llamó “bloomers”. Estos “bloomers” llamaron la atención de la prensa, con lo cual los medios ridiculizaron su estilo. Esto dio origen a la prenda de vestir íntima de la mujer llamada “bloomer”. La palabra “bloomer” en verdad no es una prenda, sino un apellido. Al final del siglo XIX, el “bloomer” se había convertido en una prenda íntima, indispensable de la mujer. La palabra “bloomer” se tomó prestada del inglés y se utilizó en castellano, y es lo que nosotros comúnmente llamamos en la actualidad “blúmer”. Aceptar los “blúmeres de las mujeres” se logró pero con muchas contiendas; en nuestros días, es una prenda íntima indispensable en la mujer.

Los jeans (se pronuncia yins) o pantalones de mezclilla fueron introducidos al final de los 1800, para los buscadores de oro en el estado de California. Estos fueron introducidos como una prenda de trabajo, tanto para hombres como para mujeres. Los “jeans” fueron adoptados por los mineros y los agricultores, volviéndose hasta los días actuales en una de las prendas favoritas de uso unisex.

Al principio de los 1900 se introdujo el zipper (cierre o cremallera), pero no fue hasta 1950 cuando comenzó a usarse el zíper de una manera libre y sin prejuicio, ya que al principio el zíper era visto por muchos como algo indecoroso, provocativo y sensual. Los zíperes se comenzaron a usar solamente en los pantalones de los hombres, ya que las normas de modestia femenina de los años 40’s y 50’s, catalogaban el zíper en el vestido de una mujer, como una amenaza a la modestia femenina, por su rápida apertura y por la pronta liberación de la ropa de la mujer. Nos imaginamos que cuando nuestras primeras hermanas se atrevieron a usar el zíper en sus vestidos o en sus faldas, lo hicieron formando escándalos en las congregaciones donde asistían, ya que el zíper era mal visto, por la sociedad de esos días.  

En el siglo XIX, las mujeres de Estados Unidos dejaron gradualmente el pantalón y comenzaron a vestir solamente vestidos.

Era una época de florecimiento y riqueza en los Estados Unidos, y las mujeres comenzaron a lucir esos vestidos esplendorosos, que eran muy apretados de la cintura, pero con faldas inmensamente amplias y adornadas muy cuidadosamente y detalladamente, estos vestidos casi siempre eran acompañados con un hermoso sombrero de plumas o flores,  o con una sombrilla de colores.

A principios del siglo XX, debido al repetido uso de esos hermosos vestidos, los pantalones en la mujer, ya no se aceptaron más en la cultura norteamericana. No se permitían en las calles, en las oficinas ni en las escuelas; solamente se los permitía en el hogar. La historia registra que en varios estados se prohibió el uso de pantalones para la mujer en lugares públicos. Hay registro de muchas mujeres que fueron a parar a la cárcel, por no acatar esta ley de vestimenta, entre ellas tenemos una dama de Puerto Rico, llamada Luisa Capetillo.

Fue precisamente en este tiempo, en la primera mitad del siglo XIX, cuando los misioneros adventistas partieron desde los Estados Unidos a toda América Latina y a otras partes del mundo, enseñándonos el hermoso mensaje que ahora conocemos.

Una de las normas que ellos nos enseñaron fue el no usar el pantalón como vestimenta para la mujer, no porque fuera una prohibición bíblica, sino porque era un asunto cultural de los Estados Unidos en esos días. Hoy la cultura norteamericana ha vuelto a aceptar el pantalón en la mujer, y muchas de nuestras hermanas adventistas de los Estados Unidos, usan el pantalón con libertad de conciencia, tanto en la casa como en el templo.

Sin embargo nuestra cultura hispana se ha quedado con esta prohibición, y muchos de nuestros hermanos elevan este problema al grado de un negro pecado, cuando esto no tiene nada que ver con la Biblia, sino que con cultura. Recuerde que la Biblia fue escrita para personas que vestían túnicas, no pantalones ni faldas.

¿Qué estamos tratando de decir aquí? ¿Que la mujer use pantalón? No, eso es asunto de conciencia de cada hermana de nuestra iglesia, y nadie tiene derecho de decirle que sí o que no, a ninguna de nuestras hermanas, con respecto a este tema.

El evangelio nunca se impone, el evangelio nace en el corazón por el trabajo del Espíritu Santo.

Lo que estamos procurando aquí es dar información; el fanatismo en su mayoría de veces tiene dos fuentes: una de ellas es la concupiscencia y la otra es la ignorancia.

La concupiscencia es un problema espiritual del corazón y de la mente: aquellos que tienen problemas con las “faldas”, tendrán el mismo problema ya sea que nuestras hermanas usen faldas o pantalones, su corazón siempre se desviará al pecado.

Pero otros somos fanáticos por ignorancia, porque no leemos, y porque no nos informamos. La falta de información nos conduce al extremismo o al fanatismo, y el fanatismo hace mucho daño a nuestras esposas, hijos e iglesias.

Otra de las cosas que los pioneros norteamericanos nos dejaron como herencia es la forma como se lleva a cabo la programación de la Escuela Sabática. En esos años ellos nos enseñaron a desarrollar la Escuela Sabática de una manera muy infantil. Usando flores, frutas, plantas y muchas ilustraciones. Hasta ahora la mayoría de nuestros directores de Escuela Sabática en América Latina, se gastan los preciosos minutos de escuela sabática en cosas tan sencillas, muchas veces sin sentido y hasta superfluas, alimentándonos todavía con leche espiritual, y cuando llega el momento más importante que es el de repasar la lección, sólo dejan unos 15 a 20 minutos para ello.

A esta fecha, las iglesias en Estados Unidos de habla inglesa, ya cambiaron su manera de realizar las escuelas sabáticas. Tienen el servicio de canto, dan la bienvenida, el himno y la oración, tienen una música especial, y presentan unas palabras de meditación o el misionero, que no dura más de 5 minutos. Inmediatamente pasan al repaso de la lección, dando a las clases y sus maestros desde 45 minutos hasta una hora para el estudio de la lección. En nuestra cultura, en cambio, en el mundo hispano, seguimos estancados en la manera que los pioneros nos enseñaron casi 100 años atrás.

Invitamos a los directores de Escuela Sabática, a hacer cambios para bien, a dejar la leche espiritual que por años ha alimentado a los miembros de Escuela Sabática y a comenzar a dar las viandas espirituales que la iglesia tanto necesita. Ya pasó el tiempo de servir leche espiritual en el programa de escuela sabática; ya es hora de que la iglesia comience a ingerir las viandas espirituales.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Cuando los hombres se apartaron nuevamente de Dios, el Señor eligió a Abrahán, de quien declaró: “Oyó Abraham mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos, mis estatutos, y mis leyes” (Génesis 26:5). Le dió el rito de la circuncisión, como señal de que quienes lo recibían eran dedicados al servicio de Dios, y prometían permanecer separados de la idolatría y obedecer la ley de Dios. La falta de voluntad para cumplir esta promesa, que los descendientes de Abrahán evidenciaron en su tendencia a formar alianzas con los paganos y adoptar sus prácticas, fué la causa de su estada y servidumbre en Egipto (Patriarcas y profetas, {PP}, p. 378).

Pablo se había enorgullecido de su estrictez farisaica; pero después de la revelación de Cristo en el camino a Damasco la misión del Salvador y su propia obra para la conversión de los gentiles irrumpió con claridad en su mente, y comprendió en su plenitud la diferencia que existe entre una fe viviente y un muerto formalismo. Pablo seguía creyendo que era hijo de Abrahán, y guardaba los Diez Mandamientos, tanto en la letra como en el espíritu, tan fielmente como lo había hecho antes de su conversión al cristianismo. Pero sabía que las ceremonias típicas debían cesar totalmente y bien pronto, puesto que lo que prefiguraban ya había acontecido, y la luz del Evangelio estaba difundiendo su gloria sobre la religión judía, proporcionándole un nuevo significado a sus antiguos ritos (La historia de la redención, {HR}, p. 320).

[Cuando] el alma se aferra de Cristo como de la única esperanza de salvación, entonces se manifiesta la fe genuina. Esa fe induce a su poseedor a colocar todos los afectos del alma en Cristo. Su comprensión está bajo el dominio del Espíritu Santo y su carácter se modela de acuerdo con la semejanza divina. Su fe no es muerta, sino una fe que obra por el amor y lo induce a contemplar la belleza de Cristo y a asimilarse al carácter divino. Se cita Deuteronomio 30:11-14. “Y circuncidará Jehová tu Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, a fin de que vivas” (Deuteronomio 30:6).

Es Dios el que circuncida el corazón. Toda la obra es del Señor de principio a fin. El pecador que perece puede decir: “Soy un pecador perdido, pero Cristo vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. El dice: ‘No he venido a llamar a justos, sino a pecadores’ (Marcos 2:17). Soy pecador y Cristo murió en la cruz del Calvario para salvarme. No necesito permanecer un solo momento más sin ser salvado. El murió y resucitó para mi justificación y me salvará ahora. Acepto el perdón que ha prometido” (Mensajes selectos, {1MS}, t. 1, pp. 458, 459).

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Lección 3 //   Martes 11 de julio______________________________________________________

UNIDAD EN LA DIVERSIDAD

 Lee Gálatas 2:1 al 10. Pablo habla de los falsos hermanos, “introducidos a escondidas, que entraban para espiar nuestra libertad que tenemos en Cristo Jesús, para reducirnos a esclavitud” (Gál. 2:4). ¿De qué son libres los cristianos? Lee Juan 8:31 al 36; Romanos 6:6 y 7; 8:2 y 3; Gálatas 3:23 al 25; 4:7 y 8; y Hebreos 2:14 y 15. ¿Cómo experimentamos la realidad de esta libertad en nosotros mismos?

Gálatas 2:1 al 10

 Después de catorce años, subí otra vez a Jerusalén con Bernabé, y también llevé conmigo a Tito. Pero subí en obediencia a una revelación. Y para no correr, o para no haber corrido en vano, el evangelio que predico entre los no judíos lo expuse en privado a los que tenían cierta reputación. Pero ni siquiera Tito, que estaba conmigo, fue obligado a circuncidarse, aunque era griego; y esto a pesar de los falsos hermanos introducidos a escondidas, que entraban para espiar la libertad que tenemos en Cristo Jesús y para reducirnos a esclavitud, a los cuales ni por un momento accedimos a someternos, para que la verdad del evangelio permaneciera con ustedes. Los que tenían fama y reputación de ser algo (lo que hayan sido en otro tiempo nada me importa; Dios no hace acepción de personas), no me comunicaron nada nuevo. Por el contrario, como vieron que me había sido encomendado el evangelio de la incircuncisión, como a Pedro el de la circuncisión (pues el que actuó en Pedro para el apostolado de los judíos, actuó también en mí para con los no judíos), y como reconocieron la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros fuéramos a los no judíos, y ellos a los judíos. 10 Solamente nos pidieron que nos acordáramos de los pobres; lo cual también procuré hacer con diligencia.

La libertad, como una descripción de la experiencia cristiana, es un concepto importante para Pablo. Él utiliza esta palabra con más frecuencia que cualquier otro autor en el Nuevo Testamento, y en el libro de Gálatas las palabras libre y libertad aparecen numerosas veces. La libertad para el cristiano, sin embargo, significa libertad en Cristo. Es la oportunidad de vivir una vida de devoción a Dios sin estorbos. Implica libertad de estar esclavizados a los deseos de nuestra naturaleza pecaminosa (Rom. 6), libertad de la condenación de la Ley (Rom. 8:1, 2) y libertad del poder de la muerte (1 Cor. 15:55).

Los apóstoles reconocían que a Pablo le “había sido encomendado el evangelio de la incircuncisión, como a Pedro el de la circuncisión” (Gál. 2:7). ¿Qué sugiere esto acerca de la naturaleza de la unidad y la diversidad dentro de la iglesia?

Gálatas 2:7

Por el contrario, como vieron que me había sido encomendado el evangelio de la incircuncisión, como a Pedro el de la circuncisión.

Los apóstoles reconocían que Dios había llamado a Pablo para predicar el evangelio a los gentiles, así como había llamado a Pedro para predicarles a los judíos. En ambos casos, el evangelio era el mismo, pero el modo en que era presentado dependía de las personas a las que los apóstoles intentaban alcanzar. En este versículo, está implícito “el reconocimiento importante de que una misma fórmula puede ser escuchada de modo diferente y tendrá diferente fuerza en contextos sociales y culturales diferentes. […] Es precisamente esta unicidad lo que forma la base de la unidad cristiana, precisamente como la unidad en la diversidad”.–James G. Dunn, The Epistle to the Galatians, p. 106.

¿Cuán abiertos deberíamos estar a los métodos de evangelización y de testificación que nos sacan de nuestra “zona de confort”? ¿Hay algunas formas de evangelización que te molesten? Si es así, ¿cuáles son? ¿Por qué te molestan? ¿Es posible que debas ser más abierto en cuanto a estas cosas?

COMENTARIO DE LA LECCIÓN

El comentario para el estudio de este día,  está junto con el estudio del día Jueves

ESPÍRITU DE PROFECÍA

El alma de Pablo estaba conmovida cuando vio los males que amenazaban con destruir rápidamente a esas iglesias. Inmediatamente escribió a los gálatas, expuso las falsas teorías de ellos, y con gran severidad reprochó a los que se habían apartado de la fe (Comentarios bíblicos de Elena G de White en Comentario bíblicos adventista del séptimo día, t. 6, p. 1108).

El Salvador anhelaba exponer a sus discípulos la verdad concerniente al derribamiento de la “pared intermedia de separación” entre Israel y las otras naciones,—la verdad de que “los Gentiles sean juntamente herederos” con los judíos, y “consortes de su promesa en Cristo por el evangelio” (Efesios 2:14; 3:6)…

Así Cristo trataba de enseñar a sus discípulos la verdad de que en el reino de Dios no hay fronteras nacionales, ni castas, ni aristocracia; que ellos debían ir a todas las naciones, llevándoles el mensaje del amor del Salvador. Pero sólo más tarde comprendieron ellos en toda su plenitud que Dios “de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habitasen sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los términos de la habitación de ellos; para que buscasen a Dios, si en alguna manera, palpando, le hallen; aunque cierto no está lejos de cada uno de nosotros” (Hechos 17:26, 27) (Los hechos de los apóstoles, {HAp}, pp. 16, 17).

Nunca encontramos a dos personas exactamente iguales. Entre los seres humanos como en las cosas del mundo natural existe la diversidad. La unidad en la diversidad entre los hijos de Dios, la manifestación de amor y tolerancia, a pesar de las diferencias de disposición, éste es el testimonio de que Dios envió a su Hijo al mundo para salvar a los pecadores.

La unidad que existe entre Cristo y sus discípulos no destruye la personalidad de uno ni otro. Son uno en mente, propósito y carácter, pero no en persona. El hombre, al someterse a la ley de Dios y participar de su Espíritu, llega a ser participante de la naturaleza divina. Cristo conduce a sus discípulos a una unión viva consigo mismo y con el Padre. El hombre se completa en Cristo Jesús mediante la obra del Espíritu Santo en su mente. La unidad con Cristo establece un vínculo de unión de los unos con los otros. Esta unidad es para el mundo la prueba más convincente de la majestad y la virtud de Cristo, y de su poder para quitar el pecado.

Los poderes de las tinieblas tienen poca ocasión contra los creyentes que se aman mutuamente como Cristo los amó, que rehúsan crear desunión y contienda, que permanecen juntos, que son bondadosos, corteses y compasivos, fomentando la fe que obra por amor y purifica el alma. Debemos poseer el Espíritu de Cristo, o no somos suyos…

Cuando más cercana sea nuestra unión con Cristo, más cercana será nuestra unión unos con otros. Los desacuerdos y desafectos, el egoísmo y el orgullo, están luchando por la supremacía. Estos son lo frutos de un corazón dividido, abierto a las sugerencias del enemigo de las almas. Satanás se regocija cuando puede sembrar semillas de disensión (Sons and Daughters of God, p. 286; parcialmente en Hijos e hijas de Dios, {HHD}, p. 288).

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Miércoles 12 de julio  // Lección 3____________________________________________________

CONFRONTACIÓN EN ANTIOQUÍA

Algún tiempo después de la consulta de Pablo en Jerusalén, Pedro visitó Antioquía, en Siria, la ubicación de la primera iglesia gentil y la base de las actividades misioneras de Pablo que se describen en Hechos. Estando allí, Pedro comió libremente con los cristianos gentiles, pero cuando llegó un grupo de cristianos judíos de parte de Jacobo, Pedro, temeroso de lo que podrían pensar, cambió completamente su comportamiento.

¿Por qué Pedro debería haber actuado s sabiamente? Comparar Gálatas 2:11 al 13 con Hechos 10:28. ¿Qué nos dice su curso de acción acerca de cuán poderosamente arraigada puede estar la cultura y la tradición en nuestra vida?

Gálatas 2:11-13

 11 Pero cuando Pedro vino a Antioquía, me enfrenté a él cara a cara, porque lo que hacía era reprochable. 12 Pues antes de que vinieran algunos de parte de Jacobo, comía con los no judíos; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los judíos. 13 Y en su simulación participaban también los otros judíos, de modo que hasta Bernabé fue arrastrado también por la hipocresía de ellos.

Hechos 10:28

 28 Entonces les dijo: «Como ustedes saben, para un judío es muy repugnante juntarse o acercarse a un extranjero, Pero Dios me ha hecho ver que no puedo llamar a nadie gente común o impura.

 Algunos han pensado erróneamente que Pedro y los otros judíos que estaban con él habían dejado de seguir las leyes del Antiguo Testamento en cuanto a los alimentos limpios e inmundos. No obstante este no parece ser el caso. Si Pedro y todos los cristianos judíos hubieran abandonado las leyes judías de alimentación, ciertamente habría surgido un escándalo mayúsculo en la iglesia. Si hubiera sido así, ciertamente habría quedado registrado en alguna parte, pero no lo está. Es más probable que el problema haya tenido que ver con la comunión con los gentiles. Debido a que los judíos veían a los gentiles como impuros, algunos tenían por costumbre evitar lo más posible todo contacto social con los gentiles.

Pedro mismo había luchado con este tema, y únicamente una visión de Dios fue lo que lo ayudó a ver las cosas con claridad. Al entrar a la casa de Cornelio, el centurión romano, Pedro dijo: “Vosotros sabéis cuán abominable es para un varón judío juntarse o acercarse a un extranjero; pero a mí me ha mostrado Dios que a ningún hombre llame común o inmundo” (Hech. 10:28). Aunque sabía que estaba mal, tenía tanto temor de ofender a sus compatriotas que volvió a sus antiguas costumbres. Por lo visto, así de fuerte era el poder de la cultura y la tradición en la vida de Pedro.

Sin embargo Pablo, al ver la actitud de Pedro, la llamó exactamente por su nombre: la palabra griega que utiliza en Gálatas 2:13 es hipocresía. Aún Bernabé, dijo Pablo, “fue también arrastrado por la hipocresía de ellos”. Palabras fuertes de un hombre de Dios a otro.

¿Por qué es tan fácil ser hipócrita? (¿O acaso será que tendemos a cerrar nuestra vista hacia nuestras propias faltas mientras buscamos ansiosamente las faltas en los demás?) ¿Qué clase de hipocresía encuentras en tu propia vida? Más importante aún, ¿de qué manera puedes reconocerla y luego sacarla de raíz?

COMENTARIO DE LA LECCIÓN

Pedro en verdad fue el primer apóstol en proclamar la salvación a los gentiles. Mantuvo su liderazgo en la iglesia durante mucho tiempo, aun después de que Pablo llegó a ser el misionero por excelencia a los gentiles. Pedro, junto con Pablo, ayudó a la iglesia primitiva a comprender la universalidad de la Gran Comisión.

Pedro trabajó para formar una iglesia integrada, uniendo a los conversos gentiles, que no percibían los detalles de la cultura judía, con los conversos judíos que tendían a tomar sus costumbres como absolutas obligaciones  divinas.

El apóstol tuvo que discriminar entre las obligaciones divinas inmutables y aquellas prácticas que eran culturales y relativas, y que no tenían consecuencias importantes en el creyente, fuera éste judío o gentil.

Pedro, en el Concilio de Jerusalén, afirmó que Dios “ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos [los gentiles], purificando por la fe sus corazones” (Hechos 15:9), con lo cual ayudó a la unidad de la iglesia primitiva.

De acuerdo con la tradición, con los historiadores que vivieron en el tiempo de los apóstoles y que escribieron de ellos y que también los describieron, ellos testifican y concuerdan en que Pablo era de una estatura bastante pequeña, muy marcado por las costumbres judías, pero con un acento griego en su forma de pensar y de actuar. Describen que Pablo era calvo, y tenía una barba larga y delgada, con brillantes ojos color gris y con sus cejas un poco arqueadas, era alegre e inspiraba confianza.

Por el otro lado, los historiadores describen a Pedro como un hombre alto y fornido; sus ojos eran oscuros, su piel era amarillenta y pálida, su cabello era corto, ondulado y negro, con sienes bastante redondas. Es interesante destacar que los artistas han tomado esas descripciones físicas de ellos dos, las han plasmado en el lienzo, y muchas de esas facciones concuerdan las unas con las otras.

Como hemos dicho anteriormente, la Biblia es una rica fuente de expresiones frescas, honestas, naturales y sinceras de los sentimientos y pensamientos humanos.

La fe, la reverencia, la admiración, las aflicciones, los miedos, las tentaciones y los pecados de los escritores de la Biblia, han sido guardados para nuestra instrucción; de la misma manera han sido guardadas las doctrinas divinas para nuestro enriquecimiento espiritual.

En la Biblia encontramos una galería de fotos espirituales en las que podemos apreciar el verdadero trabajo del artista. Allí podemos descubrir la vanidad, el orgullo, los deseos y las traiciones de los personajes bíblicos, tal como ellos fueron.

La Biblia no sólo es la revelación de Dios; es también la revelación del hombre. La Biblia es el Libro más divino, como también el Libro más humano que se haya escrito en la historia de este mundo.

La Biblia en este caso nos presenta el gran pecado de Pedro, el pecado de simulación e hipocresía.

Un pecado abierto necesita una reprobación abierta. La amistad no tiene que interferir cuando se necesita reprobar un pecado; una falta notoria necesita ser reprobada con mucha valentía y resolución. Recordemos que cuando una persona eminente cae en la iglesia, nunca cae sola: muchas personas de la iglesia también caerán con él o con ella.

La reprobación del apóstol Pablo al apóstol Pedro, es uno de los eventos más descollantes en la historia sagrada.

EL PECADO de Pedro era el disimulo, reprensible por cualquiera, mucho más por el apóstol Pablo

LA OCASIÓN del pecado era el miedo a los hombres, acto que enardecía más el evento. Recordemos que Pedro era de naturaleza tímida, arrebatado para actuar, rápido para vacilar, y con miedo a la oposición.

EL EFECTO era el descarrío de otros, incluyendo a Bernabé

LA GRAVEDAD era la deshonestidad, que es anticristiana

LA REPRENSIÓN era dictada por el amor a Cristo, hecha por un hombre y abiertamente

LA REPRENSIÓN FUE JUSTA, ya que el mal proceder de Pedro iba en contra del espíritu y la doctrina de Cristo

LA REPRENSIÓN FUE SIN MIEDO, sin tomar en cuenta la edad de Pedro, ni su posición, sin miedo a los demás; la ofensa fue pública, por lo tanto la reprensión tenía que ser pública

LA REPRENSIÓN FUE AL PUNTO:  «Si tú, siendo judío»

LA REPRENSIÓN FUE DOCTRINAL: Pablo indicó que la ofensa estaba en contra de la justicia, de la gracia y del ministerio de Cristo.

El pecado del DISIMULO es un pecado de hipocresía; no solamente se está consciente de estar engañando a otros y que se está engañando a sí mismo, sino que el problema es que está engañando a todos a un mismo tiempo.

No siempre el más celoso en lo espiritual es el más categórico o firme. Muchas veces el fuego que desparramamos por medio de pequeños errores, se convierte en incendios difíciles de apagar.

Casi siempre el temor al hombre deforma el carácter del mejor cristiano. Muchas veces se necesita un poco de valor o coraje para prevenir un resultado vergonzoso; a menudo un paso firme y decisivo o una palabra dicha sin temor, es necesaria para corregir al adversario. Cuando esto no se hace, entonces se pierde la libertad y la independencia y el carácter del humano se degrada.

Pedro no había pecado solo, había sido arrastrado por las circunstancias y él también había arrastrado a otros al mismo pecado. De allí aprendemos la suprema necesidad de ser honestos: defendamos la verdad siempre de una manera cortés y amable, pero con firmeza.

La reprensión de Pablo fue un éxito, la verdad venció al final. Un poco de firmeza en el momento preciso, y en la manera correcta, corrigió un terrible mal que afectaba a la iglesia apostólica. 

Dios nos ayude a ser enérgicos y francos al relacionarnos amorosamente unos con otros.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Cuando Pedro visitó… a Antioquía, ganó la confianza de muchos por su prudente conducta hacia los conversos gentiles. Por un tiempo procedió de acuerdo con la luz procedente del cielo. Se sobrepuso a su natural prejuicio hasta el punto de sentarse a la mesa con los conversos gentiles. Pero cuando ciertos judíos celosos de la ley ceremonial vinieron de Jerusalén, Pedro cambió imprudentemente su actitud hacia los conversos del paganismo. “Y a su disimulación consentían también los otros judíos; de tal manera que aun Bernabé fué también llevado de ellos en su simulación” (Gálatas 2:13). Esta manifestación de debilidad de parte de aquellos que habían sido respetados y amados como dirigentes, hizo la más penosa impresión en la mente de los creyentes gentiles. La iglesia estaba amenazada por un cisma, pero Pablo, que vió la subversiva influencia del mal hecho a la iglesia por el doble papel desempeñado por Pedro, le reprendió abiertamente por disimular así sus verdaderos sentimientos. En presencia de la iglesia, le preguntó: “Si tú, siendo Judío, vives como los Gentiles y no como Judío, ¿por qué constriñes a los Gentiles a judaizar?” (Vers. 14).

Pedro vió el error en que había caído, y se puso a reparar inmediatamente el mal que había hecho, hasta donde pudo. Dios, que conoce el fin desde el principio, permitió que Pedro revelara esta debilidad de carácter, a fin de que el probado apóstol pudiera ver que no había nada en sí mismo por lo cual pudiera enorgullecerse (Los hechos de los apóstoles, {HAp}, p. 161).

Abunda la mera profesión de religión, pero tiene poco peso. Podemos aseverar ser seguidores de Cristo, podemos afirmar que creemos toda la verdad de la Palabra de Dios; pero esto no beneficiará a nuestro prójimo a menos que nuestra creencia penetre en nuestra vida diaria…

El amor es la base de la piedad. Cualquiera que sea la profesión que se haga, nadie tiene amor puro para con Dios a menos que tenga amor abnegado para con su hermano. Pero nunca podemos entrar en posesión de este espíritu tratando de amar a otros. Lo que se necesita es que esté el amor de Cristo en el corazón. Cuando el yo está sumergido en Cristo, el amor brota espontáneamente. La plenitud del carácter cristiano se alcanza cuando el impulso a ayudar y beneficiar a otros brota constantemente de adentro, cuando la luz del cielo llena el corazón y se revela en el semblante.

Es imposible que el corazón en el cual Cristo mora esté desprovisto de amor. Si amamos a Dios porque él nos amó primero, amaremos a todos aquellos por quienes Cristo murió (Palabras de vida del gran Maestro, {PVGM}, pp. 316, 317).

Después de todos los fracasos de Pedro; después de su caída y restauración, su largo servicio, su íntima relación con Cristo, su conocimiento de la integridad con que el Salvador practicaba los principios correctos, después de toda la instrucción que había recibido, todos los dones, conocimiento e influencia que había obtenido predicando y enseñando la Palabra, ¿no es extraño que disimulase, y eludiese los principios del Evangelio por temor al hombre, o a fin de granjearse estima? ¿No es extraño que vacilara en su adhesión a lo recto? Dios dé a cada uno la comprensión de su impotencia, de su incapacidad para guiar debidamente su propio navío sano y salvo al puerto (Los hechos de los apóstoles, {HAp}, p 162).

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Lección 3 // Jueves 13 de julio________________________________________________________

LA PREOCUPACIÓN DE PABLO

La situación en Antioquía evidentemente era tensa: Pablo y Pedro, dos líderes de la iglesia, estaban en conflicto abierto. Y Pablo no se guarda nada al pedir cuentas a Pedro por su comportamiento.

¿Qué razones da Pablo para confrontar blicamente a Pedro? Gálatas 2:11 al 14.

Gálatas 2:11-14

 11 Pero cuando Pedro vino a Antioquía, me enfrenté a él cara a cara, porque lo que hacía era reprochable. 12 Pues antes de que vinieran algunos de parte de Jacobo, comía con los no judíos; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los judíos. 13 Y en su simulación participaban también los otros judíos, de modo que hasta Bernabé fue arrastrado también por la hipocresía de ellos. 14 Pero cuando vi que no andaban rectamente y conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: «Si tú, que eres judío, no vives como los judíos sino como los no judíos, ¿por qué obligas a los no judíos a hacerse judíos?»

 Desde el punto de vista de Pablo, el problema no era que Pedro hubiese decidido comer con las visitas de Jerusalén. Las tradiciones antiguas sobre la hospitalidad ciertamente habrían requerido eso.

El problema era “la verdad del evangelio”. Es decir, no era simplemente un problema de confraternización o prácticas gastronómicas. Las acciones de Pedro, en un sentido muy real, comprometían todo el mensaje del evangelio.

Lee Gálatas 3:28 y Colosenses 3:11. ¿Cómo nos ayuda la verdad de estos textos a entender la fuerte reacción de Pablo?

Gálatas 3:28

 28 Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer, sino que todos ustedes son uno en Cristo Jesús.

Colosenses 3:11

 11 donde ya no importa el ser griego o judío, estar circuncidado o no estarlo, ser extranjero o inculto, siervo o libre, sino que Cristo es todo, y está en todos.

 Durante la reunión de Pablo en Jerusalén con Pedro y los demás apóstoles, habían llegado a la conclusión de que los gentiles podían disfrutar de todas las bendiciones en Cristo sin tener que someterse primeramente a la circuncisión. La actitud de Pedro ahora ponía en riesgo ese acuerdo. Allí donde antes los cristianos judíos y gentiles se habían reunido en un ambiente de confraternización abierta, ahora la congregación estaba dividida, y esto podía llevar a tener una iglesia dividida en el futuro.

Según el punto de vista de Pablo, el comportamiento de Pedro implicaba que los cristianos gentiles eran creyentes de segunda clase, en el mejor de los casos, y creía que las acciones de Pedro presionarían a los gentiles a ceder si querían experimentar la plena comunión. Por ende, Pablo dice: “Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar?” (Gál. 2:14). La palabra “judaizar” era una expresión común que significaba “adoptar un estilo de vida judío”. Se utilizaba para referirse a los gentiles que asistían a la sinagoga y participaban de otras costumbres judías. También era el motivo por el que Pablo a menudo llama “judaizantes” a sus oponentes de Galacia, los “falsos hermanos”.

Por si fuera poco, además de las acciones de Pedro, Bernabé también se contagió de este comportamiento, alguien que también era consciente de lo que implicaba. ¡Qué ejemplo claro del poder de la “presión del grupo”! ¿Cómo podemos aprender a protegernos de ser arrastrados en la dirección equivocada por quienes nos rodean?

COMENTARIO DE LA LECCIÓN

28 Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer, sino que todos ustedes son uno en Cristo Jesús. (Gálatas 3)

11 donde ya no importa el ser griego o judío, estar circuncidado o no estarlo, ser extranjero o inculto, siervo o libre, sino que Cristo es todo, y está en todos. (Colosenses 3)

¡Libertad! ¡Igualdad! ¡Fraternidad! Son esas las tres dimensiones en las que las masas de las sociedades modernas se enfocan en nuestros días actuales. Estas palabras están escritas con letras grandes en edificios públicos, en escuelas, en librerías, en centros comerciales, en cortes, en aduanas y aun hasta en los mismos templos.

La libertad significa el poder que tiene una persona para gobernarse sola. Sólo hay unos pocos países en el mundo, donde los gobiernos casi han logrado llegar a concretar este sueño de la humanidad.

La igualdad significa la abolición de rangos y títulos, ya sean estos heredados o adquiridos. Hay algunos que creen que han logrado obtener igualdad y esto según ellos lo consiguen a través del socialismo y del comunismo, donde el estado viene a ser dueño absoluto de todos los bienes de la nación y ellos se constituyen en el medio de subsistencia para sus conciudadanos. 

La fraternidad es la realización del sueño de la hermandad entre los hombres, sin importar su idioma, su color, su credo o su origen.

El mundo cree que en parte ha conseguido realizar estos tres sueños de la humanidad, pero la realidad de las cosas es que estos sueños siguen siendo sueños, anhelados sueños, con mezcla de verdades y de errores.

La libertad, igualdad y fraternidad verdaderas se consiguen solamente cuando se acepta el evangelio de Cristo y se lo obedece para salvación de la humanidad.

Con sólo aceptar el evangelio de Cristo, la insatisfacción desaparece, las ondas de descontento son eliminadas, y se contienen las erupciones apasionadas de revolución. En su lugar surgen el gozo y la esperanza, la certeza de salvación y un ferviente anhelo de hacer la voluntad del que nos rescató.

La verdadera libertad la encontramos en Cristo, cuando él nos liberta de nuestros pecados; no hay mejor vida que la que se vive con una conciencia libre de culpas y de pecados.

La verdadera igualdad la obtenemos en Cristo, ya que en Cristo encontramos que no hay nacionalidades, no hay ricos ni pobres, no hay amos ni esclavos, hombre ni mujer.

La verdadera fraternidad la hallamos en Cristo: el evangelio de Cristo nos hace verdaderos hermanos, herederos de una misma promesa, e hijos de un mismo Padre.

La unidad  no es precisamente uniformidad, lo contrario o antónimo de la uniformidad es la diversidad. Nosotros, en nuestra diversidad, podemos estar completamente unidos por medio de Cristo Jesús.

Las nubes cambian de formas constantemente y esto lo provoca el viento; una variedad de colores son provocadas por los rayos del sol al reflejarse o refractarse en ellas: a pesar de su diversidad siguen siendo esencialmente nubes.

Una flor se diferencia de otra flor por su forma, por su fragancia, por su apariencia, por su color, por sus pétalos y por sus hojas; a pesar de que no son iguales, siguen siendo esencialmente flores.

Igualmente sucede con nosotros los cristianos: ninguno de nosotros somos iguales a otro. Tenemos diferencias de pensamientos, de interpretación, de inteligencia, de dones, de talentos, de cultura, de color, de formas, de lenguas… A pesar de esa gran diversidad, seguimos siendo humanos en su esencia y en Cristo Jesús podemos tener una completa unidad.

El mundo antiguo no reconocía el tema de la unidad racial: tribus salvajes destruían a otras tribus salvajes, judíos y griegos eran irreconciliables, los filósofos constantemente enseñaban que había una gran diferencia entre amo y esclavo, entre hombre y mujer. El cristianismo derribó todo eso: enseñó la paternidad de Dios y enseñó la hermandad del hombre, enseñó que al morir todos vamos a un mismo lugar.

Gálatas 3: 28 declara: “28 Ya no hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay varón ni mujer; porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús.”

Esto no quiere decir que ya no se va a mostrar respeto a aquellos que sostienen altas posiciones en la Tierra, o que ya no se va a mostrar respeto hacia las personas que ostentan cargos de autoridad; tampoco quiere decir que ahora todos somos iguales en talentos, en posibilidades, en destrezas o en riquezas. Esto significa que todos somos iguales en materia de religión, significa que en el mundo espiritual no hay diferencia entre unos y otros.

Este texto tampoco está diciendo que el evangelio va a romper los diferentes estratos sociales que existen en la tierra. El apóstol Pablo está tratando de decir que no hay ventajas en el reino de los cielos para los ricos, para los elevados, ni para los de alto rango, ni para los amos, ni para el sexo masculino solamente; y, como una consecuencia lógica a esto, tampoco  hay desventajas en el reino de los cielos para los pobres, los iletrados, los esclavos o la mujer. El mensaje principal es que todos los que nos acercamos al pie de la cruz, somos tratados como pecadores, y todos los que tomamos la santa cena, somos cubiertos por la gracia de Dios, y todos los que entremos al reino de los cielos vestiremos las mismas ropas de salvación que han sido compradas con la misma sangre de Jesús.

El cielo tampoco excluye al esclavo porque es esclavo, ni acepta solamente al amo porque es amo. Los dos se sientan a la mesa de la comunión, y los dos elevan sus ojos al cielo, pidiendo el perdón y la misericordia, los dos son salvados por la misma gracia.

“No hay varón ni mujer”. Esta frase no está intentando hacer desaparecer la distinción entre el sexo masculino y el femenino, de la misma manera que el judío y el griego, y que el esclavo y el amo gozan de igualdad en el evangelio de Cristo, ahora también la mujer ya no tiene ninguna diferencia cuando se compara al hombre. Ahora se entra en una nueva dimensión: la mujer no es diferente del hombre en el evangelio de Cristo. Ambos géneros gozan de los mismos privilegios que el evangelio y el Cielo ofrecen al pecador.

La mujer siempre se ha colocado en un puesto inferior al hombre: se la ha mantenido en ignorancia y trabajo, se ha tratado como un ser inferior en todos los aspectos de la vida.  Esto sucedió en los tiempos antiguos, sucedió con los romanos, con los griegos y también con los judíos, sucedió con los aborígenes de Norte América, en la China, en la India, en las islas del mar; así se enseña en el Corán, y en todos los países musulmanes.

Es el cristianismo el que ha elevado a la mujer de posición: ahora se la considera la madre de los niños, una compañera inteligente e indispensable en la vida, en verdad como la otra mitad que el hombre requiere para ser completo en esta vida: “una ayuda idónea para él” (Gén. 2:18).

A la mesa de la comunión, a los pies de la cruz, ante la esperanza que imparte el cielo y a la luz del evangelio, la mujer no es inferior al hombre, es igual al hombre y comparte las bendiciones y los privilegios, de la misma manera que los griegos, los esclavos, los judíos y todas las categorías humanas. En Cristo la mujer complementa al hombre.

En el mundo religioso judío la mujer también estaba exenta de muchos derechos; solamente los hombres gozaban de los privilegios de la vida civil y religiosa. Los hombres se presentaban tres veces ante el Señor, pero de acuerdo con las leyes y la tradición que ellos tenían, tanto las mujeres como los siervos estaban excluidos de estos privilegios.

Las mujeres judías no tenían derecho a la herencia de los padres; tampoco tenían participación en el gobierno civil de la nación, mucho menos en el sacerdocio.

La señal de la circuncisión era estampada solamente en el hombre, el evangelio de Cristo cambió el rito de la circuncisión que era solamente para el hombre, y en su lugar estableció el rito del bautismo que es para el hombre y también para la mujer.

Ahora los dos son iguales ante Dios, los dos fueron circuncidados en el corazón, a los dos sexos se les ha entregado el sacerdocio, ahora los dos pueden gozar y trabajar en cualquier departamento del evangelio de Cristo.

La oración típica de un hombre israelita era así: “Bendito eres Señor nuestro Dios, el rey del mundo, porque me hiciste un israelita, Bendito eres Dios porque no me hiciste un gentil, bendito eres Dios porque no me hiciste un siervo,  bendito eres Dios porque no me hiciste una mujer.” 

La oración típica de  una mujer israelita era: “Bendito eres Dios porque me hiciste como a ti te complació hacerme.”

Todos los hijos de Dios tenemos los mismos privilegios espirituales; todos obtenemos acceso al mismo evangelio; todos somos investidos con el mismo Espíritu Santo; todos tenemos un Señor, una fe y un bautismo; todos somos limpiados con la misma sangre; todos somos adoptados en la misma familia; todos somos regenerados en la misma gracia y todos somos preservados por el mismo poder.

Por esto y mucho más, exclamamos con el apóstol: ¡Gracias a Dios por su don inefable! (2 Cor. 9:15) Ese Don inefable es Cristo, la esperanza de gloria. ¡Alabado sea el Rey!

ESPÍRITU DE PROFECÍA

El secreto de la unidad se halla en la igualdad de los creyentes en Cristo. La razón de toda división, discordia y diferencia se encuentra en la separación de Cristo… Dios no hace acepción de personas (A fin de conocerle, {AFC} p. 99).

Dios no reconoce ninguna distinción por causa de la nacionalidad, la raza o la casta. Es el Hacedor de toda la humanidad. Todos los hombres son una familia por la creación, y todos son uno por la redención. Cristo vino para demoler todo muro de separación, para abrir todo departamento del templo, para que cada alma pudiese tener libre acceso a Dios. Su amor es tan amplio, tan profundo, tan completo, que penetra por doquiera. Libra de la influencia de Satanás a las pobres almas que han sido seducidas por sus engaños. Las coloca al alcance del trono de Dios, el trono circuido por el arco de la promesa.

En Cristo no hay ni judío ni griego, ni esclavo ni libre. Todos son atraídos por su preciosa sangre.

Cualquiera que sea la diferencia de creencia religiosa, el llamamiento de la humanidad doliente debe ser oído y contestado. Donde existe amargura de sentimiento por causa de la diferencia de la religión, puede hacerse mucho bien mediante el servicio personal. El ministerio amante quebrantará el prejuicio, y ganará las almas para Dios (Palabras de vida del gran Maestro, {PVGM}, p. 318).

Aquellos que estudian la Biblia, buscan el consejo de Dios y dependen de Cristo serán habilitados para actuar sabiamente en todo tiempo y bajo toda circunstancia. Los buenos principios relucirán en la vida de manera real. Permítase solamente que la verdad para este tiempo sea recibida de corazón y que se convierta en el fundamento del carácter, y ella producirá una firmeza de propósito incapaz de ser debilitada por las atracciones del placer, la veleidosidad de las costumbres, el desprecio de los que aman al mundo, y los clamores del corazón por la complacencia propia. Primero ha de esclarecerse la conciencia y ponerse la voluntad bajo sujeción. El amor por la verdad y la justicia ha de reinar en el alma, para que reluzca el carácter que el cielo puede aprobar.

Tenemos ejemplos notables del poder sustentador de los firmes propósitos religiosos. Ni siquiera el temor a la muerte pudo obligar al exánime David a beber del agua de Belén, la cual hombres valientes habían arriesgado sus vidas para obtener. La profunda fosa de los leones no le impidió a Daniel hacer sus oraciones diarias, como tampoco pudo el horno ardiente inducir a Sadrac y sus compañeros a postrarse ante el ídolo erigido por Nabucodonosor. Los jóvenes de principios firmes se abstendrán de los placeres, desafiarán el dolor, y afrontarán aún la fosa de los leones y el ardiente horno de fuego antes que ser hallados desleales a Dios. Fijaos en el carácter de José. Su virtud fue severamente probada, pero el triunfo de la misma fue completo. Sobre cada punto el joven noble resistió la prueba. Manifestó los idénticos principios inconmovibles en cada prueba. El Señor estaba con él y su palabra era ley (Testimonios para la iglesia, {5TI}, t. 5, p. 40).

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Viernes 14 de julio // Lección 3_______________________________________________________

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Para un estudio más profundo sobre el tema de la unidad y la diversidad en la iglesia, lee Elena de White, “La investigación de nueva luz”, en El otro poder, pp. 45, 47; “Una explicación de las primeras declaraciones”, en Mensajes selectos, t. 1, pp. 80-83; “El tacto”, en Obreros evangélicos, pp. 123-125; y “Manuscript Release 898”, pp. 1.092, 1.093, en 1888 Materials, tomo 3.

“Aun los mejores hombres, si actúan por sí mismos, cometerán graves equivocaciones. Mientras mayores responsabilidades se coloquen sobre el agente humano, mientras más encumbrado sea su cargo para determinar y controlar, más males hará con seguridad pervirtiendo mentes y corazones si no sigue cuidadosamente el camino del Señor. Pedro fracasó en Antioquía en los principios de integridad. Pablo tuvo que resistirle frente a frente su influencia destructora. Esto está registrado para bien de otros, y para que la lección pueda ser una advertencia solemne para los hombres que están en cargos elevados, a fin de que no falten contra su integridad, sino que se adhieran a los principios”.–“Comentarios de Elena G. de White”, en Comentario bíblico adventista, t. 6, p. 1.108.

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. Muy pocas personas disfrutan de la confrontación, pero a veces es necesaria. ¿En qué circunstancias una iglesia debería condenar el error y disciplinar a aquellos que se rehúsan a aceptar la corrección?
  2. La Iglesia Adventista del Séptimo Día está creciendo en derredor del mundo, y se vuelve cada más diversa al mismo tiempo. ¿Qué medidas puede tomar la iglesia para asegurarse de que no se pierda la unidad en medio de tanta diversidad? ¿Cómo podemos aprender a aceptar, e incluso disfrutar, de la diversidad de culturas y tradiciones entre nosotros, mientras que al mismo tiempo mantenemos la unidad?
  3. Al compartir el evangelio en una cultura diferente, ¿cuáles son los elementos esenciales que no deberían cambiar y cuáles sí pueden cambiar? ¿Cómo aprendemos a distinguir entre lo que debe permanecer y lo que, de ser necesario, podemos dejar de lado?

RESUMEN: La insistencia por parte de algunos cristianos judíos de que los gentiles debían circuncidarse para convertirse en verdaderos seguidores de Cristo presentaba una seria amenaza para la unidad de la iglesia. En vez de permitir que este problema dividiera a la iglesia en dos movimientos diferentes, los apóstoles trabajaron juntos, a pesar de tener conflictos entre ellos, para asegurarse de que Cristo permaneciera unido y fiel a la verdad del evangelio.

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Escrito por: Tony García.

Gramática revisada por:

Pastor Noel Ruiloba y Nory Ester Garcia-Marenko

Este documento es una cortesía de 7day Media Group.

“One World – One Dream”

http://www.sevendayradio.com

http://www.escuelasabaticamaestros.com

Madrid, España 2017

2 pensamientos en “LECCIÓN 3 – LA UNIDAD DEL EVANGELIO – PARA EL 15 DE JULIO DE 2017

  1. Hola hermanos adventistas, gracias por tan importante informacion sobre las leccioes de Escuela Sabatica, necesito me den una respuesta, es verdad que las lecciones de la Escuela Sabatica se repiten cada 6 anos? Ya que este estudio sobre el libro de Galatas lo estudiamos en el 2012. Les agradesco su repuesta. Muchas gracias y que Dios los bendiga.

    • La pregunta es que si las lecciones de la Escuela Sabatica se repiten cada 6 anos.

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