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LECCIÓN 1 – EL APÓSTOL PABLO EN ROMA – PARA EL 7 DE OCTUBRE DE 2017

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San Pablo mordido por una serpiente en Malta por  Laurent de la Hyre, Francia (1606-1656)


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Letra Negra: Lección de Escuela Sabática

Letra Ocre: Lección de Escuela Sabática 

Letra Roja: La Biblia

Letra Café: Nuestro comentario

Letra Azul: Espíritu de profecía


Lección 1: Para el 7 de octubre de 2017

EL APÓSTOL PABLO EN ROMA

Sábado 30 de septiembre____________________________________________________________

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Romanos 15:20-27; Hechos 28:17-31; Filipenses 1:12; Romanos 1:7; Efesios 1; Romanos 15:14.

PARA MEMORIZAR:

“Primeramente doy gracias a mi Dios mediante Jesucristo con respecto a todos vosotros, de que vuestra fe se divulga por todo el mundo” (Rom. 1:8).

PARA QUIEN ESTUDIA LA EPÍSTOLA DE ROMANOS, es importante comprender el contexto histórico del libro. El contexto siempre es crucial cuando se trata de interpretar la Palabra de Dios. Debemos conocer y comprender las cuestiones que se abordaban. Pablo le escribe a un grupo específico de cristianos, en un momento específico y por una razón específica; si sabemos el porqué, nos beneficiaremos enormemente en nuestro estudio.

Así que, retrocedamos en el tiempo. Remontémonos a la Roma del siglo I y convirtámonos en miembros de la congregación allí; y luego, como miembros de iglesia del siglo I, escuchemos a Pablo y las palabras que el Espíritu Santo le dio para que las transmitiera a los creyentes de Roma.

Con todo, por más que las cuestiones inmediatas que abordó Pablo fueran locales, los principios que las sustentan (en este caso, la pregunta de ¿cómo se salva una persona?) son universales. Sí, Pablo le hablaba a un grupo específico de gente, y sí, tenía un tema específico en mente cuando escribió la carta. Pero, como sabemos, muchos siglos después, en una época y un contexto totalmente diferentes, las palabras que escribió fueron tan relevantes para Martín Lutero como lo fueron para Pablo cuando las escribió. Y también son relevantes para nosotros hoy.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Los apóstoles Pablo y Pedro trabajaron por muchos años muy separados el uno del otro, puesto que la obra de Pablo consistía en llevar el Evangelio a los gentiles, mientras Pedro trabajaba especialmente para los judíos. Pero en la providencia de Dios ambos debían dar testimonio de Cristo en la metrópoli del mundo, y debían derramar su sangre sobre el mismo suelo como señal de una vasta cosecha de santos y mártires (La historia de la redención, {HR}, p. 330).

Durante su estada en Corinto tuvo Pablo tiempo para vislumbrar nuevos y más dilatados campos de servicio. Pensaba especialmente en su proyectado viaje a Roma. Una de sus más caras esperanzas y acariciados planes era ver firmemente establecida la fe cristiana en la gran capital del mundo conocido. Ya había una iglesia en Roma y el apóstol deseaba obtener la cooperación de sus miembros para la obra que debía hacerse en Italia y otros países. A fin de preparar el camino para sus labores entre aquellos hermanos, muchos de los cuales le eran todavía desconocidos, les escribió una carta anunciándoles su propósito de visitar a Roma y su esperanza de enarbolar el estandarte de la cruz en España…

Con gran claridad y poder el apóstol presentó la doctrina de la justificación por la fe en Cristo. Esperaba que otras iglesias también fueran ayudadas por la instrucción enviada a los cristianos de Roma. ¡Pero cuán obscuramente podía prever la extensa influencia de sus palabras! A través de todos los siglos, la gran verdad de la justificación por la fe ha subsistido como un poderoso faro para guiar a los pecadores arrepentidos al camino de la vida. Fué esta luz la que disipó las tinieblas que envolvían la mente de Lutero, y le reveló el poder de la sangre de Cristo para limpiar del pecado. La misma luz ha guiado a la verdadera fuente de perdón y paz a miles de almas abrumadas por el pecado. Todo creyente cristiano tiene verdaderamente motivo para agradecer a Dios por la epístola dirigida a la iglesia de Roma (Los hechos de los apóstoles, {HAp}, pp. 299, 300).

Pablo no podía decir todo lo que había visto en visión, porque entre sus oidores había algunos que habrían hecho mal uso de sus palabras. Pero aquello que le fué revelado, le habilitó para trabajar como dirigente y sabio maestro, y también modeló los mensajes que en años ulteriores envió a las iglesias. La impresión que recibió cuando estuvo en visión le acompañaba siempre y le habilitaba para dar una correcta representación del carácter cristiano. A viva voz y por carta expresó su mensaje que en todo momento trajo ayuda y fuerza a la iglesia de Dios. Para los creyentes de la actualidad, sus mensajes hablan claramente de los peligros que amenazarán a la iglesia y las falsas doctrinas que tendrán que arrostrar (Los hechos de los apóstoles, {HAp}, p. 374).

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Lección 1 // Domingo 1º de octubre__________________________________________________

LA CARTA DEL APÓSTOL PABLO

Romanos 16:1 y 2 indica que Pablo probablemente haya escrito Romanos en la ciudad griega de Cencrea, cercana a Corinto. El hecho de que Pablo mencione a Febe, que vivía en el gran Corinto, establece ese lugar como el contexto probable para la Epístola a los Romanos.

Uno de los propósitos de establecer la ciudad de origen de las epístolas del Nuevo Testamento es determinar la fecha de la carta. Debido a que Pablo viajaba mucho, conocer su ubicación en un momento determinado nos da una pista de la fecha.

Pablo fundó la iglesia de Corinto en su segundo viaje misionero, de 49 a 52 d.C. (ver Hech. 18:1-18). En su tercer viaje, de 53 a 58 d.C., visitó Grecia otra vez (Hech. 20:2, 3) y recibió una ofrenda para los santos de Jerusalén cerca del final de su viaje (Rom. 15:25, 26). Por lo tanto, la Epístola a los Romanos probablemente se escribió en los primeros meses del año 58 d.C.

¿Qué otras iglesias importantes visitó Pablo en su tercer viaje misionero? Hech. 18:23.

Hechos 18:23

23 Y después de estar allí algún tiempo, salió, recorriendo por orden la región de Galacia y de Frigia, confirmando a todos los discípulos.

Al visitar las iglesias de Galacia, Pablo descubrió que, durante su ausencia, los falsos maestros habían convencido a los miembros de que se sometiesen a la circuncisión y cumplieran con otros preceptos de la ley de Moisés. Por temor a que sus oponentes pudieran llegar a Roma antes que él, Pablo escribió una carta (Romanos) para evitar que ocurriera la misma tragedia en esa ciudad. Se cree que Pablo también escribió la Epístola a los Gálatas desde Corinto, durante los tres meses que estuvo allí en su tercer viaje misionero, quizá poco después de llegar.

“En su Epístola a los Romanos, Pablo expuso los grandes principios del evangelio. Declaró su posición respecto de las cuestiones que perturbaban a las iglesias judías y gentiles, y mostró que las esperanzas y las promesas que habían pertenecido una vez especialmente a los judíos se ofrecían ahora también a los gentiles” (HAp 300).

Como se dijo, al estudiar cualquier libro de la Biblia, es importante saber por qué se escribió; es decir, en qué situación se planteaba. Por lo tanto, para comprender la Epístola a los Romanos, es importante saber qué cuestiones perturbaban a las iglesias judías y gentiles. La lección de la próxima semana abordará estas preguntas.

¿Qué tipo de problemas perturban a tu iglesia en la actualidad? Las amenazas ¿provienen más de afuera o de adentro? ¿Cuál es tu papel en estas discusiones? ¿Cuán a menudo te has puesto a pensar en cuál es tu papel, tu postura y tus actitudes en las luchas que enfrentas? ¿Por qué es tan importante este tipo de autoexamen?

COMENTARIO DE LA LECCIÓN

Por la misericordia de DIOS, entramos en un nuevo trimestre de estudio bíblico, bajo el patrocinio de la institución educativa más grande del mundo: la Escuela Sabática, de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Alabamos a las Agencias Divinas por su inmenso amor hacia nosotros.
¿Será este el último folleto que estudiaremos? ¿Vendrá el Rey antes de concluir el año 2017? Sólo DIOS lo sabe; entretanto, avancemos con un mayor conocimiento de su santa voluntad mientras el día dura. La noche viene, cuando nadie podrá trabajar (Juan 9:4). ¡Bienvenidos a la primera lección del cuarto trimestre del año! ¡Bendiciones!
El verdadero fundador de la celebrada iglesia cristiana en Roma es desconocido. La idea de que el fundador de esta iglesia fue Pedro es rechazada completamente aun por aguerridos defensores de la iglesia popular.
 
“Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia” (Mateo 16:18). 
Esta declaración bíblica es una de las citas escriturarias que más publicidad ha recibido de parte de la iglesia católica alrededor del mundo. Aparte de ser una de las frases más populares, también es una de las que más se ha sesgado y tergiversado; su significado ha sido corrompido deliberadamente por muchos siglos en el mundo occidental.
Ellos dicen que el primer líder de la iglesia católica fue Pedro, y a partir de Pedro han formado una “línea ininterrumpida de papas”… Por supuesto, eso no es verdad; y además de no ser verdad, se convierte en una contradicción histórica para la iglesia, ya que la iglesia corporativa y como tal, surge después del emperador Constantino, en el tercer siglo después de Cristo. El emperador Constantino unió el cristianismo con el paganismo y el resultado fue el catolicismo.
De acuerdo con el Anuario Pontificio ésta es la lista de papas en forma cronológica durante el siglo I:
·         San Pedro, del año 32 al 67
·         San Lino, del año 67 al 76
·         San Anacleto, del año 76 al 88
·         San Clemente I, del año 88 al 97
·         San Evaristo, del año 97 al 105
Todos los primeros papas, que presuntamente existieron antes del emperador Constantino, fueron personas de las cuales tenemos muy poca información y muy obscura; es decir la información que hay de ellos, es demasiado limitada.
¿Qué conclusiones podemos obtener de la Biblia con respecto a este tema?
1-Pablo fue el apóstol de los gentiles, mientras que Pedro fue el apóstol de la circuncisión.
7Antes por el contrario, como vieron que me había sido encomendado el evangelio de la in-circuncisión, como a Pedro el de la circuncisión 8(pues el que actuó en Pedro para el apostolado de la circuncisión, actuó también en mí para con los gentiles),  (Gálatas 2)
y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión. (Gálatas 2)
11 del cual yo fui constituido predicador, apóstol y maestro de los gentiles. (2 Timoteo 1)
En los tres textos arriba escritos, se aclara específicamente que el evangelio a los gentiles sería predicado por Pablo, y que Pedro predicaría el evangelio a los judíos. Por lo tanto es contradictorio bíblicamente hablando, la posición de la iglesia católica, cuando suponen que Jesucristo nombró a Pedro como el primer pontífice de Roma.
Si la iglesia católica dijera que Pablo fue el primer “papa” posiblemente su teoría sería más creíble, ya que Pablo (1) fue el encargado de llevar el evangelio a los gentiles, (2) estuvo en Roma y, además (3) uno de sus deseos fue confirmar a la iglesia cristiana romana.
2-Pablo anuncia a los cristianos de Roma, en su epístola a los romanos (valga la redundancia) que él es el encargado por Dios de impartirles el evangelio:
15Mas os he escrito, hermanos, en parte con atrevimiento, como para haceros recordar, por la gracia que de Dios me es dada 16para ser ministro de Jesucristo a los gentiles, ministrando el evangelio de Dios, para que los gentiles le sean ofrenda agradable, santificada por el Espíritu Santo. (Romanos 15)
3-Fue Pablo quien confirmó la iglesia CRISTIANA de Roma, y no Pedro:
10rogando que de alguna manera tenga al fin, por la voluntad de Dios, un próspero viaje para ir a vosotros. 11Porque deseo veros, para comunicaros algún don espiritual, a fin de que seáis confirmados (Romanos 1).
A través de esta confirmación, Pablo establece la primera “Iglesia Cristiana” en Roma. Ni Pablo, ni Pedro establecieron la iglesia Católica Apostólica Romana; fue solamente Pablo quien estableció la “Iglesia Cristiana” en Roma.
Hay que tomar en cuenta que Pablo hizo el viaje para establecer la “Iglesia Cristiana” de Roma, por el año 56 DC, y también hay que recordar que, de acuerdo con fuentes católicas, Pedro ejerció su pontificado en Roma por el año 32 al 67, DC. Para que su enseñanza tenga validez, los hermanos católicos tienen que resolver un serio problema de fechas.
4-Pablo no fundaba iglesias donde el evangelio ya había sido predicado; esto lo establece con claridad meridiana en la carta que mandó a los cristianos de Roma:
20Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno,21sino, como está escrito: Aquellos a quienes nunca les fue anunciado acerca de él, verán; Y los que nunca han oído de él, entenderán. (Romanos 15)
Si Pedro hubiera establecido la iglesia en Roma en el año 32, ésta declaración que hizo Pablo años más tarde, hubiera creado una discordia no pequeña entre ellos dos.
5- Al final de la epístola a los Romanos, Pablo saluda a los principales líderes de la iglesia en Roma; esto sucedió por el año 58 ó 59, y no menciona a Pedro en esa lista. ¡OJO! El nombre de Pedro no figura entre los líderes citados, y es simple y sencillamente porque Pedro no estaba allí.
 
6-Por el año 59, cuando Pablo fue a Roma ya cautivo, narró que la iglesia salió a recibirlo muchos kilómetros antes de llegar a Roma. Además, unos días más tarde, Pablo convocó a los principales de los judíos en Roma, y a Pedro no se le menciona. ¿Por qué? Sencillo: por que Pedro no estaba allí.
15de donde, oyendo de nosotros los hermanos, salieron a recibirnos hasta el Foro de Apio y las Tres Tabernas; y al verlos, Pablo dio gracias a Dios y cobró aliento. 16Cuando llegamos a Roma, el centurión entregó los presos al prefecto militar, pero a Pablo se le permitió vivir aparte, con un soldado que le custodiase. 17Aconteció que tres días después, Pablo convocó a los principales de los judíos, a los cuales, luego que estuvieron reunidos, les dijo: Yo, varones hermanos, no habiendo hecho nada contra el pueblo, ni contra las costumbres de nuestros padres, he sido entregado preso desde Jerusalén en manos de los romanos. (Hechos 28)
7-Despues de que Pablo llegó a Roma como prisionero, estuvo dos años viviendo en cierta casa rentada, y allí escribió las epístolas a los Efesios, Filipenses, Colosenses, Filemón y Hebreos; en esas epístolas Pablo menciona a aquellos que constantemente le acompañaron, pero entre ellos nunca menciona a Pedro, y es porque el discípulo comisionado para predicar a los judíos, nunca estuvo en Roma. Pablo es claro cuando dijo: 11 Sólo Lucas está conmigo. Toma a Marcos y tráele contigo, porque me es útil para el ministerio.” (2 Timoteo 4: 11)
8-Pablo fue liberado de su primera prisión, pero por el año 65 fue llevado prisionero de nuevo a Roma. Este es su testimonio acerca del primer juicio que le celebraron en esa ocasión: «16 En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta.» ( 2 Timoteo 4)
Si Pedro hubiera estado en Roma, entonces Pedro también abandonó a Pablo en su juicio; eso se hubiera catalogado como una segunda negación a Cristo. Pero no fue así, la mala noticia para la iglesia católica es que Pedro nunca estuvo en Roma antes del año 65.
De acuerdo con la lista idealizada por la iglesia católica, Pedro fue el papa en Roma desde el año 32 al 67. De ser así, surge la pregunta: ¿Dónde estuvo Pedro desde el año 32 hasta el 67?
Los primeros años después de la ascensión de Cristo, Pedro estuvo constantemente viajando por toda Palestina, predicando el evangelio entre los judíos.
Por el año 45 encontramos que Pedro fue conducido a una prisión en Jerusalén, de acuerdo con Hechos 12.
En el año 49 podemos encontrar a Pedro todavía en Jerusalén. Para entonces asistió al Concilio de Jerusalén.
En el año 51 podemos encontrarlo en Antioquía, y para el año 66 estaba en Babilonia, de acuerdo con 1 Pedro 5: 13.
¿Qué andaba haciendo Pedro en Babilonia? Predicando a todos los judíos que habían quedado en Mesopotamia; se cree que en Mesopotamia había la misma cantidad de judíos que tenía Palestina. Los comentaristas católicos han tomado el nombre de Babilonia como sinónimo de Roma, y esto es de acuerdo con el libro de Apocalipsis (17) donde a Roma se la identifica con Babilonia; no se puede tomar como profecía, un párrafo de la Biblia que es netamente histórico.
Mientras la iglesia católica enseña que Pedro fue el primer papa de Roma desde el año 32 al 67, la Biblia enseña algo totalmente diferente o contradictorio. En ocasión del Concilio de Jerusalén, narrado en Hechos 15, es evidente quién presidía como la máxima autoridad humana: Jacobo (el Justo) o Santiago, pariente cercano de Jesús. El versículo 13 (de Hechos 15) explicita que Santiago –no Pedro– resumió varias participaciones de otros líderes, y propuso el resumen de la discusión conciliar, la que fue promulgada a las iglesias cristianas.
Ahora queda la pregunta: ¿Estuvo alguna vez Pedro en Roma? La respuesta históricamente veraz es sí, y esto se fundamenta en el Espíritu de Profecía.
Pedro llegó a Roma sólo a morir; Nerón condenó a la muerte tanto a Pablo como a Pedro.
Pablo fue condenado por Nerón por haber convertido al cristianismo a gran cantidad de la gente distinguida de Roma, incluyendo miembros de la familia imperial; también el mismo Nerón condenó a la muerte a Pedro. Nerón estaba enojado con Pedro, porque Pedro despojó a Simón el mago de los poderes para efectuar actos de magia, la cual él patrocinaba y que también disfrutaba mucho.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

En las iglesias Gálatas, el error abierto y desenmascarado estaba suplantando al mensaje evangélico. Cristo, el verdadero fundamento de la fe, era virtualmente desplazado por las anticuadas ceremonias del judaísmo. El apóstol vió que para salvar a los creyentes Gálatas de las peligrosas influencias que los amenazaban, debían tomarse las más decisivas medidas, darse las más penetrantes amonestaciones…

Escribió no con vacilación y duda, sino con la seguridad de la firme convicción y del conocimiento absoluto. Bosquejó claramente la diferencia entre el ser enseñado por el hombre y el recibir instrucción directa de Cristo.

El apóstol instó a los Gálatas a dejar a los falsos guías por los cuales habían sido extraviados, y a volver a la fe que había sido acompañada por evidencias inconfundibles de la aprobación divina. Los hombres que habían tratado de apartarlos de su fe en el Evangelio eran hipócritas, profanos de corazón y corruptos en su vida. Su religión estaba constituida por una rutina de ceremonias, con cuyo cumplimiento esperaban ganar el favor de Dios. No querían un Evangelio que exigía obediencia a la palabra: “El que no naciere otra vez, no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:3). Sentían que una religión fundada en tal doctrina, requería demasiado sacrificio, y se aferraban a sus errores, engañándose a sí mismos y a otros (Los hechos de los apóstoles, {HAp}, p. 309).

Cristo predijo que las manifestaciones de los engañadores estarían acompañadas por más peligro para sus discípulos que la propia persecución.

Esta advertencia se repite varias veces. Habría que guardarse de los seductores con sus problemas científicos con más cuidado que de cualquier otro peligro que encontrasen, porque la admisión de estos espíritus seductores significaría la entrada de errores especiosos que Satanás había preparado ingeniosamente para disminuir las percepciones espirituales de los que habían tenido sólo poca experiencia en la obra del Espíritu Santo, y de los que estuviesen satisfechos con un conocimiento espiritual muy limitado. El esfuerzo de los seductores ha consistido en minar la confianza en la verdad de Dios y en hacer imposible la distinción entre la verdad y el error. Problemas científicos admirablemente agradables y fantásticos son presentados a los incautos para que les den consideración. Y a menos que los creyentes estén en guardia, el enemigo disfrazado de ángel de luz los conducirá hacia sendas extraviadas…

Satanás puede jugar hábilmente el juego de la vida con muchas almas, y trabaja en una forma solapada y engañosa para arruinar la fe de la gente en Dios y para desanimarla… Trabaja hoy como lo hizo en el cielo, para dividir al pueblo de Dios en la etapa final misma de la historia de este mundo. Procura crear disensión y hacer surgir contiendas y discusiones, y trata de quitar si es posible, los pilares antiguos de la verdad dados por Dios a su pueblo. Procura hacer aparecer a Dios como si se contradijera a sí mismo (El evangelismo, {Ev}, pp. 263, 264).

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Lunes 2 de octubre // Lección 1______________________________________________________

EL DESEO DE PABLO DE VISITAR ROMA

Es indudable que el contacto personal es la mejor manera de comunicarse, en la mayoría de los casos. Podemos llamar por teléfono, enviar un correo electrónico, un mensaje de texto, e incluso comunicarnos por Skype; sin embargo, la mejor manera de comunicarse es personalmente, cara a cara. Por eso, Pablo anunció en su carta a los Romanos que tenía la intención de verlos en persona. Quería que supieran que iría, y por qué.

Lee Romanos 15:20 al 27. ¿Qué razones da Pablo por no haber visitado Roma antes? ¿Qué lo motivó a ir en ese momento? Según su razonamiento, ¿cuán importante era la misión para él? ¿Qué podemos aprender sobre la misión y la testificación con estas palabras de Pablo? ¿Qué comentario interesante e importante hace Pablo en Romanos 15:27 sobre los judíos y los gentiles?

Romanos 15:20-27

20 Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno, 21 sino, como está escrito: Aquellos a quienes nunca les fue anunciado acerca de él, verán; Y los que nunca han oído de él, entenderán.  22 Por esta causa me he visto impedido muchas veces de ir a vosotros.  23 Pero ahora, no teniendo más campo en estas regiones, y deseando desde hace muchos años ir a vosotros,  24 cuando vaya a España, iré a vosotros; porque espero veros al pasar, y ser encaminado allá por vosotros, una vez que haya gozado con vosotros.  25 Mas ahora voy a Jerusalén para ministrar a los santos.  26 Porque Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una ofrenda para los pobres que hay entre los santos que están en Jerusalén.  27 Pues les pareció bueno, y son deudores a ellos; porque si los gentiles han sido hechos participantes de sus bienes espirituales, deben también ellos ministrarles de los materiales.

El gran misionero a los gentiles se sentía constantemente impulsado a llevar el evangelio a lugares nuevos, y dejaba que otros trabajaran en lugares donde ya se había establecido el evangelio. En la época en que el cristianismo era joven y los obreros pocos, habría sido un desperdicio de valiosa energía misionera que Pablo trabajara en lugares ya penetrados. Él dijo: “Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno, sino, como está escrito: Aquellos a quienes nunca les fue anunciado acerca de él, verán; y los que nunca han oído de él, entenderán” (Rom. 15:20, 21).

El propósito de Pablo no era establecerse en Roma. Su objetivo era evangelizar España. Esperaba obtener el apoyo de los cristianos de Roma para este emprendimiento.

¿Qué principio importante podemos discernir, en relación con el tema de la misión, del hecho de que Pablo haya buscado ayuda de una iglesia establecida para evangelizar un lugar nuevo?

Vuelve a leer Romanos 15:20 al 27. Presta atención al deseo que tenía Pablo de servir. ¿Qué te motiva a ti en lo que haces? ¿Cuánta disposición a servir tienes?

COMENTARIO DE LA LECCIÓN

20 Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno,  21sino, como está escrito:
Aquellos a quienes nunca les fue anunciado acerca de él, verán; Y los que nunca han oído de él, entenderán.  22 Por esta causa me he visto impedido muchas veces de ir a vosotros.  23 Pero ahora, no teniendo más campo en estas regiones, y deseando desde hace muchos años ir a vosotros,  24 cuando vaya a España, iré a vosotros; porque espero veros al pasar, y ser encaminado allá por vosotros, una vez que haya gozado con vosotros.  25 Mas ahora voy a Jerusalén para ministrar a los santos.  26 Porque Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una ofrenda para los pobres que hay entre los santos que están en Jerusalén.  27 Pues les pareció bueno, y son deudores a ellos; porque si los gentiles han sido hechos participantes de sus bienes espirituales, deben también ellos ministrarles de los materiales.
El apóstol Pablo tenía muchos deseos de ir a visitar a la iglesia romana, no por curiosidad, ni porque Roma sería un nuevo campo para el evangelismo; tampoco porque Roma era un importante centro de influencia cristiana en el mundo. Pablo deseaba visitar Roma solamente por un deseo de su corazón.
Interesantemente, aprendemos que el deseo de Pablo no se imponía a la voluntad y al trabajo que Dios le había encomendado desempeñar. De aquí aprendemos, además, que es necesario dar mayor importancia a nuestras responsabilidades en la vida, que a nuestros propios deseos.
A pesar de que el deseo de visitar Roma estaba en su pensamiento, el apóstol estaba emprendiendo un viaje a Jerusalén como mensajero de la caridad: llevaba consigo una ofrenda para los santos de Jerusalén.  
Todos somos deudores en esta vida: los gentiles eran deudores del mundo judío, por el evangelio recibido gracias al trabajo incesante de la hermandad cristiana judía. Ahora los gentiles estaban ministrando al mundo judío, supliendo la necesidad que ellos tenían materialmente. Muchas veces esperamos muy poco de los hombres y esperamos mucho de Dios. El evangelio es un poder que bendice en todos los aspectos de la vida; su poder es inigualable cuando el hombre une su mente y su esfuerzo y los coloca bajo la infalible voluntad divina. 
El deseo de visitar Roma, experimentado por el apóstol, había sido impedido por la labor misionera: aun había muchas ciudades como Macedonia y Acaya, donde el evangelio no había penetrado oficialmente por sus puertas principales. Era inconsistente en la mente del apóstol ser negligente con su trabajo, solamente para complacer un deseo personal. Roma, que era la capital del mundo en ese tiempo, no era el lugar primordial para visitar de Pablo; su lugar primordial era España, y allí aprovecharía para visitar Roma como una escala, de paso.
También encontramos sinceridad y verdad en Pablo. Es posible torcer las cosas de modo que el evangelio muchas veces se preste para la hipocresía. Pablo pudiera haber impresionado a los romanos diciendo que Roma era su prioridad para visitar, pero no lo hizo; de allí aprendemos que si para ser corteses tenemos que sacrificar la verdad, es mejor guardar silencio.  
Pablo deseaba visitar España, y su móvil principal para esa visita era la predicación del evangelio. La antigua España era llamada Aspamia, o Hispania entre los de habla latina. Los celtas, galos u oriundos de Galacia, llamaban a España Span, y los griegos le llamaban a España, Iberia.
La antigua España comprendía el territorio que actualmente ocupa tanto la misma España como Portugal, es decir la antigua España era la Península Ibérica en su totalidad. Hay que recordar que España para esos días estaba bajo el dominio y control de los romanos.  
Algunos escritores contemporáneos de Pablo nos indican que Pablo tuvo la oportunidad de estar en España, cuando Nerón le dio la libertad después de su primer juicio. La mayoría concuerda que Pablo estuvo alrededor de dos años en la Península Ibérica, predicando el evangelio.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Se me llamó la atención al comienzo de esta última obra. Entonces algunas personas que amaban la verdad podían hablar continuamente de sacrificios. Dedicaron mucho a la causa de Dios, para enviar la verdad a otros. Han enviado su tesoro de antemano al cielo. Hermanos, vosotros que habéis recibido la verdad en un período posterior, y que tenéis cuantiosas posesiones, Dios os ha llamado al campo, no solamente para que disfrutéis de la verdad, sino también para que ayudéis con vuestros bienes a llevar adelante esta gran obra. Y si os interesáis en esta obra avanzaréis e invertiréis en ella una parte de vuestros bienes, para que otros puedan salvarse mediante vuestros esfuerzos, y así cosecharéis con ellos la recompensa final. Se han realizado grandes sacrificios y se han soportado privaciones para hacer brillar la verdad con clara luz delante de vosotros. Ahora Dios os llama, porque es vuestro turno de hacer grandes esfuerzos y sacrificaros a fin de colocar la verdad ante los que se encuentran en tinieblas. Dios requiere esto. Puesto que profesáis creer la verdad, dejad que vuestras obras den testimonio de este hecho. Vuestra fe estará muerta a menos que la pongáis en acción. Ninguna otra cosa fuera de una fe activa os salvará de los terribles acontecimientos que están por sobrevenir.

Vi que ha llegado el tiempo cuando los que tienen cuantiosas posesiones deben actuar rápidamente. Es tiempo de que no sólo hagan provisión para la causa según Dios ahora los está prosperando, sino en la forma como los ha prosperado. Durante los días de los apóstoles se trazaron planes especiales para que algunos no estuvieran aliviados mientras otros estaban recargados. Se adoptaron las disposiciones necesarias para que todos participaran equitativamente en las cargas de la iglesia de Dios (Testimonios para la iglesia, {1TI}, t. 1, pp. 176, 177).

Todo cristiano tiene algo que hacer en el servicio de su Maestro. No hemos de procurar nuestra propia comodidad ni conveniencia, sino más bien considerar el engrandecimiento del reino de Cristo, como nuestra primera prioridad. Los esfuerzos abnegados hechos para ayudar y bendecir a nuestro prójimo no solamente revelarán nuestro amor por Jesús, sino que nos mantendrán cerca de él en dependencia y fe y nuestras propias almas crecerán continuamente en gracia y en el conocimiento de la verdad.

Dios ha dispersado a sus hijos por diversas comunidades para que la luz de la verdad brille en medio de la oscuridad moral que envuelve la tierra. Mientras más densa la oscuridad que nos rodea, mayor la necesidad de que nuestra luz alumbre para Dios. Puede ser que seamos colocados en circunstancias de grandes dificultades y pruebas, pero esto no es evidencia de que no estamos en el lugar que la Providencia nos ha asignado…

Quien quiera que dependa enteramente de la gracia divina podrá hacer que su vida sea un constante testimonio en favor de la verdad.

No hay situación en la que no se pueda ser un cristiano verdadero y leal. No importa cuán grandes sean los obstáculos, todos los que determinan obedecer a Dios encontrarán que el camino se les abrirá a medida que avanzan (Testimonios para la iglesia, {5TI}, t. 5, pp. 170, 171).

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Lección 1 // Martes 3 de octubre_____________________________________________________

PABLO EN ROMA

“Cuando llegamos a Roma, el centurión entregó los presos al prefecto militar, pero a Pablo se le permitió vivir aparte, con un soldado que le custodiase” (Hech. 28:16). ¿Qué nos dice este versículo sobre el modo en que, finalmente, Pablo llegó a Roma? ¿Qué lección podemos sacar de las cosas inesperadas e indeseadas que tan a menudo se nos cruzan en el camino?

Sí, Pablo finalmente llegó a Roma, pese a que fue como prisionero. Con cuánta frecuencia nuestros planes no salen como anticipábamos ni esperábamos, ni siquiera los concebidos con las mejores intenciones.

Pablo llegó a Jerusalén al final de su tercer viaje misionero con su ofrenda para los pobres, que había recolectado entre las congregaciones de Europa y de Asia Menor. Pero, le esperaban acontecimientos inesperados. Lo arrestaron y lo encadenaron. Después de estar preso por dos años en Cesarea, apeló al César. Unos tres años después de su arresto, llegó a Roma, y no de la manera en que, seguramente, había pensado cuando le escribió a la iglesia romana sobre su intención de visitarla.

¿Qué nos dice Hechos 28:17 al 31 acerca del tiempo que pasó Pablo en Roma? Más aún, ¿qué lección podemos aprender de esto?

Hechos 28:17-31

17 Aconteció que tres días después, Pablo convocó a los principales de los judíos, a los cuales, luego que estuvieron reunidos, les dijo: Yo, varones hermanos, no habiendo hecho nada contra el pueblo, ni contra las costumbres de nuestros padres, he sido entregado preso desde Jerusalén en manos de los romanos;  18 los cuales, habiéndome examinado, me querían soltar, por no haber en mí ninguna causa de muerte.  19 Pero oponiéndose los judíos, me vi obligado a apelar a César; no porque tenga de qué acusar a mi nación.  20 Así que por esta causa os he llamado para veros y hablaros; porque por la esperanza de Israel estoy sujeto con esta cadena.  21 Entonces ellos le dijeron: Nosotros ni hemos recibido de Judea cartas acerca de ti, ni ha venido alguno de los hermanos que haya denunciado o hablado algún mal de ti.  22 Pero querríamos oír de ti lo que piensas; porque de esta secta nos es notorio que en todas partes se habla contra ella.  23 Y habiéndole señalado un día, vinieron a él muchos a la posada, a los cuales les declaraba y les testificaba el reino de Dios desde la mañana hasta la tarde, persuadiéndoles acerca de Jesús, tanto por la ley de Moisés como por los profetas.  24 Y algunos asentían a lo que se decía, pero otros no creían.  25 Y como no estuviesen de acuerdo entre sí, al retirarse, les dijo Pablo esta palabra: Bien habló el Espíritu Santo por medio del profeta Isaías a nuestros padres, diciendo: 26 Ve a este pueblo, y diles: De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, y no percibiréis; 27 Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, Y con los oídos oyeron pesadamente, Y sus ojos han cerrado, Para que no vean con los ojos, Y oigan con los oídos, Y entiendan de corazón, Y se conviertan, Y yo los sane. 28 Sabed, pues, que a los gentiles es enviada esta salvación de Dios; y ellos oirán. 29 Y cuando hubo dicho esto, los judíos se fueron, teniendo gran discusión entre sí. 30 Y Pablo permaneció dos años enteros en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían, 31 predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento.

“No por los discursos de Pablo, sino por sus prisiones, la atención de la corte imperial fue atraída al cristianismo; en calidad de cautivo, rompió las ligaduras que mantenían a muchas almas en la esclavitud del pecado. No solo esto, sino también, como Pablo declaró: ‘Muchos de los hermanos en el Señor, tomando ánimo con mis prisiones, se atreven mucho más a hablar la palabra sin temor’ (Fil. 1:14)” (HAp 370).

¿Cuántas veces has vivido giros inesperados en tu vida que, al final, resultaron ser buenos? (Ver Fil. 1:12.) ¿De qué modo esas experiencias acrecientan tu fe y te ayudan a confiar en Dios en aquellas cosas de las que no parece haber salido nada bueno?

COMENTARIO DE LA LECCIÓN

La distancia en millas náuticas desde Jerusalén a Roma son 1,246 millas, o sea 2,037 kilómetros. En nuestros días modernos, un viaje en avión entre Jerusalén y Roma solamente toma 3 horas y media, y si se viajara por tierra tomaría 44 horas para recorrer  4, 102 kilómetros, usando la famosa ruta E-80 que atraviesa prácticamente todo el continente europeo por la parte sur de éste.
 
Al fin, el deseo de Pablo de ir a Roma se le concedió; extrañas son las visas que el cielo otorga a sus ciudadanos, cuando éstos viajan por diferentes partes de la tierra.
 
En el caso del apóstol Pablo,  fue visado con cadenas y grilletes en las muñecas de sus manos. Sin duda alguna este famoso viaje de Pablo a Roma, cambiaría la historia del mundo y el curso de la humanidad; éste era un viaje que el Cielo había destinado para poner a perpetuidad en las hojas inmutables del sagrado Libro.
 
En 2 de Corintios 11: 25 leemos«Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar;» De esos tres naufragios anteriores no tenemos información, pero sí tenemos una información detallada del cuarto naufragio del apóstol. Este texto a los hermanos de Corinto fue escrito por Pablo aproximadamente dos años antes de su cuarto naufragio.
 
El apóstol ha terminado su larga encarcelación; ahora es llevado a comparecer ante el César por su propio pedido.
 
Pocas cosas son más descollantes para el estudioso del Nuevo Testamento que la impresión que hace en la mente un centurión romano. La Escritura nos recuerda que todas las personas tienen hermosas virtudes, sin importar las circunstancias donde se desenvuelven, como en este caso la vida militar.  La Biblia relata acerca del centurión romano de Capernaúm que exhibió un alto grado de fe. También se nos relata la memorable confesión que hizo el centurión romano acerca de Jesucristo, al pie de la cruz. Cornelio es otro ejemplo de ellos.
 
Pablo, de acuerdo con la Biblia, tuvo contacto con cinco centuriones  en su vida:
 
32 Éste, tomando luego soldados y centuriones, corrió a ellos. Y cuando ellos vieron al tribuno y a los soldados, dejaron de golpear a Pablo. (Hechos 21)
 
17 Pablo, llamando a uno de los centuriones, dijo: Lleva a este joven ante el tribuno, porque tiene cierto aviso que darle. (Hechos 23)
 
23 Y llamando a dos centuriones, mandó que preparasen para la hora tercera de la noche doscientos soldados, setenta jinetes y doscientos lanceros, para que fuesen hasta Cesarea;  24 y que preparasen cabalgaduras en que poniendo a Pablo, le llevasen en salvo a Félix el gobernador. (Hechos 23)
 
Y ahora tenemos a Julio.
 
Una nave alejandrina se hallaba disponible en Mira, que pertenecía a la ciudad de Licia; esta nave tenía como rumbo Italia. En esa nave viajaría toda clase de personas, desde generales y princesas, hasta esclavos y prisioneros.
 
Una tempestad en alta mar da la bienvenida al encadenado viajero y sus compañeros. Catorce días en la escuela divina de la aflicción y la prueba, se habían destinado para esa nave, sus pasajeros y  tripulantes.
 
En las aulas de la naturaleza divina, hasta el más rebelde de los humanos es humillado y conducido a reconocer que hay un Dios que controla la naturaleza entera, incluyendo nuestras propias vidas y, como el hagiógrafo, no le toma mucho tiempo para comenzar a preguntar:
-… ¿Quién recogió los vientos en sus puños? ¿Quién envolvió las aguas en su manto? ¿Quién estableció todos los confines de la tierra?…  (Proverbios 30:4);   – ¿Quién midió las aguas en el hueco de su mano, con su palmo tomó la medida de los cielos, con un tercio de medida calculó el polvo de la tierra, pesó los montes con la báscula, y las colinas con la balanza?  (Isaías 40: 12)
 
Las circunstancias eran desesperantes; se había hecho un derroche de energías físicas y mentales para salvar la nave; el terror de los pasajeros no ayudaba para nada, la nave se había vuelto insignificante ante semejante tormenta, la constante amenaza de la nave de ceder frente a las fuerzas del viento y del agua estaba presente segundo a segundo. La fuerza de la tormenta acobardaba al más experto marinero; el paralizador efecto del frío era devastador, la presencia de las nubes que no permitían a los marineros contemplar las estrellas del cielo para guiarse era deprimente, la confusión, la ansiedad y la fatiga habían tomado posesión de los cuerpos y las mentes de los viajeros. 
 
En medio de ese caos total, sólo había una persona que podía comandar la nave y era el pasajero prisionero.
 
Bajo la influencia del Espíritu Santo, Pablo tomó el control de la situación y restauró el orden que ni militares ni marineros podían recobrar. Les recordó la advertencia que él mismo les dio en contra de este viaje, y en el nombre de su Dios, trajo paz y calma a todos, asegurándoles que en la pequeña visita celestial de un mensajero del cielo, se le prometió que ninguno de los viajeros y tripulantes de esa nave perdería la vida, en medio de esa tormenta.  
 
“23 Porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo” (Hechos 27)  Esta expresión de Pablo debería ser la expresión de todos aquellos que estamos pasando por tribulaciones. “De quien soy” denota la confianza del humano puesta en Dios: no hay duda que los santos son –y somos- propiedad de Dios.
 
Ahora el nuevo calmado y sabio capitán tiene bajo su control toda la tripulación, incluyendo a los marineros y militares. Pablo se da cuenta de que hay otro peligro que amenaza la nave: el gremio de marineros ha acordado secretamente abandonar la nave y dejar a sus viajeros a la merced del mar. Los soldados prontamente acatan la sugerencia del nuevo capitán y así evitaron quedar a la deriva en medio del mar, ellos cortaron las cuerdas del esquife y lo dejaron perder en el mar.
 
El esquife es el nombre que se le da a ese pequeño bote, que siempre llevan las grandes naves; en ese esquife los marineros estaban pensando escapar. ¿Razón para usar el esquife allí? El egoísmo.
 
El egoísmo es detestable
-El egoísmo es cobarde: ante el peligro, los marineros planearon abandonar el barco
-El egoísmo es engañoso: como ellos querían hacer creer a la tripulación que estaban por echar el ancla al mar, bajaron el bote, pero en verdad su idea era escaparse.
El egoísmo siempre existe y se esconde en todas las actividades humanas, en todos los negocios, en todas las profesiones, y en los intereses de la vida del humano, el egoísmo siempre trabaja cubierto con el manto de la hipocresía. ¡Dios libre a su Iglesia de conductas y actitudes egoístas!
 
-El egoísmo es cruel: todos en la nave corrían el riesgo de perder la vida, pero a ellos no les importaba la muerte de los demás; lo único que les importaba era salvar sus propias vidas.
 
Cuánto problema se hubieran evitado, si el centurión romano Julio tan solo hubiera escuchado la sugerencia de ministro religioso de no viajar, y hubiera cerrado sus oídos a la sugerencia del capitán y el dueño de la nave de llevar a cabo esa travesía.
 
Ahora Julio se da cuenta de que es de mucho beneficio escuchar a un ministro del evangelio; en el caso de Pablo, él demostró que era un ministro que poseía las cualidades que todo ministro en nuestros tiempos modernos necesita tener:
-Era activo y trabajador
-Era pronto para tomar decisiones
-Tenía sabiduría
-Tenía fe
-Tenía caridad
-Tenía devoción
-Tenía respeto para tratar con los equivocados
-Tenía destreza
-Tenía paciencia y en medio de todas estas maravillosas características sobresalía por su humildad
-Pablo mostró poseer una religión verdadera en medio de la tormenta
 
Pablo fue probado en la tormenta:
-Su fe en Dios fue puesta a prueba
-Su fidelidad pastoral fue puesta a prueba
-Su valor humano fue puesto a prueba
 
Jonás huyó de la presencia de Jehová; Pablo no
Jonás provocó la ira de Dios en medio del mar en contra del barco y sus pasajeros; Pablo trajo calma y quietud a los pasajeros y a la tripulación en medio de la tormenta
Jonás fue rescatado de una muerte segura; Pablo llevó a salvo hasta la tierra a 276 personas
Jonás fue a Nínive a predicar arrepentimiento; Pablo fue a Roma a pregonar las nuevas de salvación pagando con su propia vida.
Pablo y Jonás, dos misioneros del mar, totalmente diferentes. Ello no obstante, el todoamoroso y topoderoso DIOS usó a ambos para salvación de muchos.
 
 
Cuando el poder humano ha fracasado y la esperanza de los mortales ha desaparecido, produce una felicidad inexplicable encontrar un refugio de calma y esperanza, en medio de las dificultades. Las promesas de Dios son preciosas para todos sus hijos en medio de todas las tormentas, ya sea que nos encontremos en una tormenta en el mar o en una tormenta mental. Toda la historia del viaje de Pablo nos entrega un mensaje de consolación: el evangelio de Cristo es un evangelio que trae quietud y paz a todos sus seguidores.
 
Nuestras vidas se pueden comparar fácilmente a una nave en medio del océano:
-Hay unas naves que son solamente yates de placer; otras naves sólo son barcas de negocios
-Toda nave tiene una carga que llevar
-Toda nave siempre tiene un capitán
-Toda nave encontrará una tormenta en medio del mar
-Toda nave tiene que ser reparada en la vida
-Una nave en el agua es algo bueno, pero el agua dentro de una nave es algo malo
-Unas naves son más lentas que otras
-Toda nave necesita una brújula
-Toda nave tiene siempre un último viaje
 
42 Entonces los soldados acordaron matar a los presos, para que ninguno se fugase nadando. (Hechos 27)
 
La muerte es casi siempre la tendencia brutal de la vida militar. Pudiéramos pensar que después de una tragedia de esta magnitud, tendría que haber simpatía del uno hacia el otro, pero no era ese el caso: hay un consejo castrense y allí los soldados deciden terminar con la vida de todos los prisioneros, incluyendo la de Pablo.
 
Hace unos minutos luchaban por salvarse la vida; ahora planean un asesinato a sangre fría. Los militares son entrenados para hacer correr la sangre, para ellos la vida de otra persona tiene muy poco valor.
 
Pero tenemos la grandeza del capitán Julio: él salva la vida de los prisioneros por tratar de mantener con vida al apóstol Pablo. Muchas veces las promesas de seguridad de Dios se cumplen con la intervención de la agencia humana en esta tierra. Solamente Dios puede hablar de lo valioso que es tener un buen hombre trabajando para la sociedad. Dios ya lo había dichos antes, él dijo que diez justos, eran suficientes para liberar a Sodoma y Gomorra de la destrucción.
 
 
11 Pasados tres meses, nos hicimos a la vela en una nave alejandrina que había invernado en la isla, la cual tenía por enseña a Cástor y Pólux.  12 Y llegados a Siracusa, estuvimos allí tres días.  13 De allí, costeando alrededor, llegamos a Regio; y otro día después, soplando el viento sur, llegamos al segundo día a Puteoli,  14 donde habiendo hallado hermanos, nos rogaron que nos quedásemos con ellos siete días; y luego fuimos a Roma  (Hechos 28).
 
Después de pasar los tres meses invernales de la región norte de la tierra con los malteses, es hora de partir hacia el destino.
 
En esta ocasión la nave a usar es una nave pagana, con nombre de dioses paganos. Castor y Polux los dioses del mar, transportando al ministro del Dios verdadero; suele suceder que muchas veces Dios usa las fuerzas terrenales, con resultados celestiales.
 
En Puteoli, los hermanos ruegan a Pablo que se quede con ellos siete días y esto fue concedido por el capitán Julio, al mando del navío. Ahora parece que Julio se ha acostumbrado a ajustar su itinerario de viaje, de acuerdo con los consejos y sugerencias del apóstol.
 
16 Cuando llegamos a Roma, el centurión entregó los presos al prefecto militar, pero a Pablo se le permitió vivir aparte, con un soldado que le custodiase. (Hechos 28)
 
Esta es la última vez que aparece Julio en la portada bíblica.
 
Según los historiadores, Roma era una ciudad con alrededor de 2 millones de habitantes en los tiempos de Pablo.
 
Dos millones de personas vivían amontonadas en esta pequeña ciudad que solamente tenía cerca de 12 millas de circunferencia, es decir diecinueve kilómetros.
Esta ciudad era muy parecida a las metrópolis de nuestros días modernos: había una clara separación entre el lujo y la miseria, entre la riqueza y la pobreza, pero en Roma esta separación era llevada a una escala totalmente exagerada.
 
En Roma se podía encontrar una vasta colección de seres humanos: los ciudadanos libres eran alrededor de un millón de personas,  los trabajadores del gobierno eran alrededor de 10,000 personas, y el personal militar de Roma era alrededor de 15,000 personas; el resto era la plebe urbana, compuesta en su mayoría por esclavos.
 
Casi toda la populación de esclavos vivía de la caridad y dormían en lugares públicos, como por ejemplo los pórticos públicos y las entradas de los templos.  A ellos no les importaba nada más que conseguir el pan de cada día, asistir a los circos y disfrutar de la salvaje lucha de los gladiadores. Según la historia el número de personas esclavas en Roma era casi un millón de personas; a este sistema social ellos lo llamaban el negocio de esclavos y extranjeros.
 
A esta ciudad llegó el apóstol para continuar predicando el evangelio de salvación.
 
30 Y Pablo permaneció dos años enteros en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían,  31 predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento. (Hechos 28)
 
Muchas personas llegaban a visitar a Pablo; uno de los que llegó a esa casa fue Onésimo, quien había sido esclavo de Filemón.  
Onésimo llegó a Roma, después de fugarse de su amo Filemón. Pablo lo recibió en su casa, y luego lo mandó de vuelta a casa de Filemón, otro converso al cristianismo por el ministerio paulino; en este caso no mandó a Onésimo como un esclavo, sino que se lo mandó a Filemón como un hermano en Cristo.
Onésimo llevaba en sus manos la pequeña pero maravillosa epístola a Filemón, que es un monumento sin precio a la cortesía cristiana. También Onésimo fue el portador de la carta a los cristianos de Colosas (la espístola a los Colosenses), que era la ciudad donde su amo vivía.
 
 
 Timoteo, Lucas, Marcos, Aristarco, Tíquico, Epafras estuvieron allí en esa casa con el apóstol bebiendo de la sabiduría divina que inundaba ese santuario. Estos mensajeros no fueron enviados con las manos vacías; ellos fueron enviados de ese lugar con valiosos mensajes escritos con palabras de oro para las iglesias de esos días, mensajes que aun sirven a las iglesias de nuestros días modernos.
 
Epafrodito, quien era un dirigente de la iglesia de Filipos, llegó a la casa de Pablo y de allí salió cargando en su mano una de las más hermosas cartas que Pablo haya escrito en su vida, como lo es la epístola a los Filipenses.
 
Sólo el Cielo conoce el fruto de los dos años en esa casa, mientras el apóstol predicaba a Cristo abiertamente y sin impedimentos.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Con corazón apesadumbrado el apóstol avanzaba para hacer su visita largo tiempo anhelada a la metrópoli del mundo. ¡Cuán diferentes eran las circunstancias de las que él se había imaginado! ¿Cómo podría él, encadenado y estigmatizado, proclamar el Evangelio? Parecía que sus esperanzas de ganar a muchas almas para la verdad en Roma iban a quedar chasqueadas.

Por fin los viajeros llegan a la plaza de Apio, a 65 kilómetros de Roma. Mientras se abren paso entre las multitudes que llenan la gran carretera, el anciano de cabellos grises, encadenado con un grupo de criminales aparentemente empedernidos, recibe más de una mirada de escarnio y es hecho objeto de más de una broma grosera y burlona.

De repente se oye un grito de júbilo, y un hombre que sale de entre la multitud se arroja al cuello del preso y le abraza con lágrimas de regocijo como un hijo que da la bienvenida a su padre por largo tiempo ausente. Vez tras vez se repite la escena, a medida que con ojos aguzados por la amante expectación, muchos reconocen en el encadenado a aquel que en Corinto, en Filipos, en Efeso, les había hablado las palabras de vida…

Se disipó la nube de tristeza que había pesado sobre su espíritu. Su vida cristiana había sido una sucesión de pruebas, sufrimientos y chascos, pero en esta hora se sentía abundantemente recompensado. Con paso más firme y corazón gozoso continuó su camino. No se quejaría del pasado, ni tampoco temería el futuro. Sabía que cadenas y aflicciones le esperaban, pero también que debía rescatar almas de un cautiverio infinitamente más terrible, y se regocijó en sus sufrimientos por causa de Cristo (Los hechos de los apóstoles, {HAp}, pp. 357, 358).

El Señor considera necesario fortalecer el alma contra la suficiencia y la dependencia propias, con el propósito de que el obrero no mire sus fallas como virtudes y de este modo se arruine por la exaltación propia. A veces, el Señor se abre paso hacia el alma mediante un proceso que es penoso para la humanidad; la obra de la purificación es una gran obra, y siempre demandará del hombre sufrimiento y prueba. Pero él debe pasar por el horno de la prueba hasta que las llamas hayan consumido la escoria, y finalmente pueda reflejar la imagen divina.

Quienes siguen sus propias inclinaciones no son buenos jueces de lo que el Señor está haciendo, y están hechidos de descontento. Ven fracaso donde hay triunfo, y pérdida donde hay ganancia. Como Jacob, están listos a exclamar: “Contra mí son todas estas cosas” (Génesis 42:36), cuando en realidad aquellas cosas por las que se quejan están operando para bien de ellos. “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos”…

Consideremos por un momento la experiencia de Pablo. El apóstol fue encarcelado y encadenado en el momento en que parecía que su labor era más necesaria para fortalecer la sufrida y perseguida iglesia. Pero éste fue el momento en que el Señor obró y las victorias que ganó fueron preciosas (Reflejemos a Jesús, {RJ}, p. 350).

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Miércoles 4 de octubre // Lección 1__________________________________________________

LOS “SANTOS” DE ROMA

Este es el saludo de Pablo a la iglesia de Roma: “A todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo” (Rom. 1:7). ¿Qué principios de verdad, de teología y de fe podemos obtener de estas palabras?

Amados de Dios. Si bien es cierto que Dios ama al mundo, Dios ama especialmente a los que lo han elegido, a aquellos que han respondido a su amor.

Lo vemos en la esfera humana. Amamos de una manera especial a los que nos aman; con ellos hay un intercambio de afecto mutuo. Y el amor exige respuesta; cuando no se recibe respuesta, el amor no alcanza su máxima expresión.

Llamados a ser santos. En algunas traducciones, la frase “a ser” está en cursiva; esto quiere decir que los traductores han añadido esas palabras. Sin embargo, el significado queda intacto si omitimos estas palabras. Al omitirlas, nos queda la expresión “llamados santos”; es decir, “declarados santos”.

Santos es la traducción del griego hagioi, que literalmente significa “sagrados”. Y sagrado significa “dedicado”. Un santo es alguien que ha sido “apartado” por Dios. Todavía puede tener un largo camino por recorrer en la santificación, pero el hecho de que esta persona haya escogido a Cristo como Señor es lo que lo declara santo, según el significado bíblico del término.

Pablo dice que fueron “llamados a ser santos”. ¿Quiere decir esto que algunos no son llamados? ¿De qué modo Efesios 1:4, Hebreos 2:9 y 2 Pedro 3:9 nos ayudan a entender lo que Pablo quiere decir?

Efesios 1:4

según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él,

Hebreos 2:9

Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios gustase la muerte por todos.

2 Pedro 3:9

El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.

La buena nueva del evangelio es que la muerte de Cristo fue universal; fue para todos los seres humanos. Todos han sido llamados a ser salvos en él, “llamados a ser santos” incluso antes de la fundación del mundo. La intención original de Dios

era que toda la humanidad hallara salvación en Jesús. El fuego final del infierno era solo para el diablo y sus ángeles (Mat. 25:41). El hecho de que algunos no aprovechen lo que se les ofrece no opaca la maravilla del regalo, así como alguien que hace una huelga de hambre en un mercado tampoco opaca las maravillosas bondades que se encuentran allí.

Incluso antes de la fundación del mundo, Dios te llamó a tener salvación en él. ¿Por qué no debes permitir que nada, absolutamente nada, te impida aceptar ese llamado?

COMENTARIO DE LA LECCIÓN

Pablo nunca había estado en Roma, y por lo tanto no conocía a los miembros de la iglesia romana. A pesar de esto no dudó en ningún momento en declarar a los miembros de la iglesia como amados de Dios y como santos. 
Sin duda alguna había muchos cristianos imperfectos en la iglesia romana; sin duda alguna había muchas cosas que reprochar, posiblemente mucha mundanalidad, frialdad, inconsistencia. A pesar de todo eso, no hay ninguna duda de parte del apóstol en llamarles amados de Dios y santos. Por lo tanto llegamos a la conclusión de que los títulos “amados de Dios” y “santos” que usa el apóstol, no implican distinción de alguna clase de personas especiales en la comunidad cristiana, sino que es una descripción que se da a todos aquellos que vienen a formar parte del cristianismo.
Estos dos grandes calificativos  “amados de Dios” y “santos” cubren casi todo el campo de la vida cristiana y las dos expresiones están conectadas la una a la otra: podríamos decir de una manera casi indivisible.
La expresión “amados de Dios” es una prerrogativa, es decir es un derecho o privilegio universal por parte de Dios para el individuo o para el grupo de personas que desean seguirle; y la expresión “santos” es una obligación universal de nuestra parte para con Dios.
Somos llamados a ser santos cuando vivimos con Cristo, vivimos para Cristo y crecemos para Cristo.
La santidad es uno de los propósitos de la religión.
La religión es una imitación del dios que se adora; por eso vemos a las naciones paganas, sumidas en los vicios y en las malas conductas, porque están imitando al dios que ellos han inventado, resultado de su propia imaginación pecaminosa, ajena al Dios del cielo.
En el mundo cristiano, también la religión es una imitación del Dios a quien nosotros servimos. A diferencia de los dioses paganos, nuestro Dios no es el resultado de la imaginación del hombre; nuestro Dios es el Dios supremo del universo, cuyo calificativo principal es la santidad. Nosotros también tratamos de imitar al Dios que adoramos; él nos ordena y nos dice: “Sed santos como yo soy santo” (Levítico 11:44).
La santificación es parte del proceso de salvación, no únicamente porque nos libera del pecado y de su castigo, sino porque nos libera del dominio y del poder del pecado. La santificación es una forma de vivir de la naturaleza divina. La santidad se obtiene mediante la diaria entrega de la voluntad a Dios.
La santificación es parte del carácter de Dios: no hay cosa más poderosa para describir a Dios, que la santidad. Dios nos manda a ser santos, como lo es él.
La santificación es necesaria para nuestra paz mental. Sin pureza no podemos obtener la paz.
La santificación nos califica para ser miembros del reino de los cielos: “sin santidad nadie verá a Dios” (Hebreos 12:14)
La santificación es universal: se extiende la invitación a todos los hombres a ser santos.
La santificación es progresiva: comienza con pequeños cambios hasta que se logra conseguir una vida de santidad plena.
La santificación es un trabajo de Dios: por nosotros mismos no podemos lograrla. Es imposible extraer pureza de la impureza. Dios es el único que puede hacernos santos a través de su Santo Espíritu; nuestra parte consiste en dar ese paso hacia Dios y dejar que Él produzca su santidad en nuestra vida.
¿Somos santos? La respuesta es un rotundo sí. Dios no ve la santidad de la manera que los humanos la vemos. Muchos humanos creen que la santidad se manifiesta al exhibir una aureola de luz sobre la cabeza; menos desquiciada es la idea de santidad como una vida sin error y sin pecados; y hasta cierto punto eso es verdad, pero no es toda la verdad en su esencia.
La santidad a los ojos de Dios es el acto de vencer un pecado, un vicio o una tentación. No vencer por nuestros propios medios, ya que eso nos convertiría en moralistas; se trata de vencerlo a través de la oración y el ayuno, por la presencia del Espíritu Santo en nuestras vidas y corazones.
Dios es santo: si no tenemos santidad no podemos ser como él es
Dios es santo: sólo los que son santos pueden en verdad servirle
Dios es santo: sin santidad es imposible agradar a Dios en cualquier cosa que hagamos para él
Dios es santo: sin santidad no podemos ser reconocidos, ni reclamados por él
Dios es santo: nunca podremos disfrutar a Dios si no tenemos santidad
 
La Santa Biblia enseña que la santidad es perfectamente posible, si dependemos de CRISTO y su poder para hacernos santos. Ezequiel 20:20 muestra el camino para obtener salvación: el Señor del sábado.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Nuestra santificación es el objetivo de Dios en todo su trato con nosotros. El nos ha escogido desde la eternidad para que fuéramos santos. Cristo se dio a sí mismo por nuestra redención, para que por nuestra fe en su poder para salvar del pecado pudiéramos ser completos en él…

¿Por qué no nos espaciamos más en esto? ¿Por qué no nos esforzamos para que esto se entienda fácilmente, cuando ello significa tanto? ¿Por qué los cristianos no abren sus ojos para ver la obra que Dios requiere que hagan? La santificación es una obra progresiva, de toda la vida. El Señor declara: “La voluntad de Dios es vuestra santificación” (1 Tesalonicenses 4:3). ¿Tenéis el anhelo de que vuestros deseos e inclinaciones sean traídos en conformidad con la voluntad divina?

Como cristianos nos hemos comprometido a realizar y cumplir nuestras responsabilidades, y a mostrar al mundo que tenemos una estrecha relación con Dios. De esta manera Cristo ha de ser representado por las palabras y las obras piadosas de sus discípulos (Mensajes selectos, {3MS}, t. 3, p. 230).

Dios no lleva al cielo sino a aquellos que primero se santifican en este mundo por medio de la gracia de Cristo, o sea, aquellos en quienes puede ver a Cristo personificado. Cuando el amor de Jesús sea un principio que mora en el alma, comprendemos que estamos escondidos con Cristo en Dios…

Dios se regocija solamente en los que, por medio de la oración, el amor y la constante vigilancia obran las obras de Cristo. Cuando más nítidamente ve el Señor que se refleja el carácter de su Hijo en su pueblo, tanto mayor es su santificación y deleito. Dios mismo y los ángeles celestiales se regocijan grandemente en ellos. El pecador que cree es declarado inocente, y se transfiere la condenación a Cristo. La justicia de Cristo se entra en la cuenta del deudor, y en la hoja del balance, junto a su nombre, se escribe lo siguiente: Perdonado. Vida eterna (Mi vida hoy, p. 281).

La carrera no es del veloz, ni la batalla del fuerte. El santo más débil, tanto como el más fuerte, puede llevar la corona de gloria inmortal. Puede ganarla todo el que, por el poder de la gracia divina, pone su vida en conformidad con la voluntad de Cristo. Demasiado a menudo se considera como asunto sin importancia, demasiado trivial para exigir atención, la práctica en los detalles de la vida, de los principios sentados en la Palabra de Dios. Pero en vista del resultado que está en juego, nada de lo que ayude o estorbe es pequeño. Todo acto pesa en la balanza que determina la victoria o el fracaso de la vida. La recompensa dada a los que venzan estará en proporción con la energía y el fervor con que hayan luchado (Los hechos de los apóstoles, {HAp}, p. 252).

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Lección 1 // Jueves 5 de octubre______________________________________________________

LOS CREYENTES DE ROMA

“Primeramente doy gracias a mi Dios mediante Jesucristo con respecto a todos vosotros, de que vuestra fe se divulga por todo el mundo” (Rom. 1:8).

No se sabe cómo se estableció la congregación de Roma. La tradición de que la iglesia fue fundada por Pedro o por Pablo carece de fundamento histórico. Tal vez la fundaron laicos, como los conversos del día de Pentecostés en Jerusalén (Hech. 2), que luego visitaron Roma o se mudaron allí. O quizás, en algún período posterior, los conversos que se mudaron a Roma dieron testimonio de su fe en esa capital mundial.

Es asombroso que, en apenas unas pocas décadas después del Pentecostés, una congregación que aparentemente no había recibido ninguna visita apostólica fuese tan ampliamente conocida. “A pesar de la oposición, veinte años después de la crucifixión de Cristo había una iglesia viva y ferviente en Roma. Esa iglesia era fuerte y fervorosa, y el Señor obraba en favor de ella”.–“Comentarios de Elena G. de White”, Comentario bíblico adventista, t. 6, p. 1.067.

Probablemente aquí el término “fe” incluya el sentido más amplio de fidelidad; es decir, fidelidad a la nueva forma de vida que habían descubierto en Cristo.

Lee Romanos 15:14. ¿De qué forma describe Pablo a la iglesia de Roma?

Romanos 15:14

14 Pero estoy seguro de vosotros, hermanos míos, de que vosotros mismos estáis llenos de bondad, llenos de todo conocimiento, de tal manera que podéis amonestaros los unos a los otros.

Aquí encontramos tres elementos que Pablo considera dignos de mención en la experiencia de los cristianos romanos:

1) Llenos de bondad. ¿Dirían esto otras personas acerca de los nuestros? Al relacionarse con nosotros, ¿es la abundancia de nuestra bondad lo que les llama la atención?

2) Llenos de todo conocimiento. La Biblia enfatiza repetidamente la importancia de la iluminación, la información y el conocimiento. Se insta a los cristianos a estudiar la Biblia y a estar bien informados en cuanto a sus enseñanzas.‘Te daré un corazón nuevo’ quiere decir: ‘Te daré una mente nueva’. Al cambio de corazón lo acompaña siempre una clara convicción del deber cristiano, y la comprensión de la verdad” (MCP 2:449).

3) Podéis amonestaros los unos a los otros. Nadie puede prosperar espiritualmente si está aislado de sus hermanos creyentes. Debemos ser capaces de alentar a los demás y, al mismo tiempo, recibir ánimo de otros.

¿Y tu iglesia local? ¿Qué reputación tiene? ¿Qué te dice tu respuesta acerca de tu iglesia local? Más aún, ¿de qué modo puedes ayudar a mejorar la situación si fuese necesario hacerlo?

COMENTARIO DE LA LECCIÓN

La explicación de la lección de este días, mas la narrativa del espíritu de profecía, dejan el estudio de este día muy claro y entendible.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Todos tenemos pruebas, aflicciones duras que sobrellevar y fuertes tentaciones que resistir. Pero no las contéis a los mortales, sino llevadlo todo a Dios, en oración. Tengamos por regla el no proferir una sola palabra de duda o desaliento. Podemos hacer mucho más para alumbrar el camino de los demás y sostener sus esfuerzos si hablamos palabras de esperanza y buen ánimo.

Hay muchas almas valientes que están en extremo acosadas por la tentación, casi a punto de desmayar en el conflicto que sostienen consigo mismas y con las potencias del mal. No las desalentéis en su dura lucha. Alegradlas con palabras de valor, ricas en esperanza, que las insten a avanzar. De este modo podéis reflejar la luz de Cristo. “Ninguno de nosotros vive para sí” (Romanos 14:7). Por vuestra influencia inconsciente pueden los demás ser alentados y fortalecidos, o desanimados y apartados de Cristo y de la verdad…

Si recordamos siempre las acciones egoístas e injustas de otros, encontraremos que es imposible amarlos como Cristo nos amó; pero si nuestros pensamientos se espacian de continuo en el maravilloso amor y compasión de Cristo hacia nosotros, manifestaremos el mismo espíritu para con los demás. Debemos amarnos y respetarnos mutuamente, no obstante las faltas e imperfecciones que no podemos menos de observar. Debemos cultivar la humildad y la desconfianza para con nosotros mismos, y una paciencia llena de ternura hacia las faltas ajenas. Esto destruirá todo estrecho egoísmo y nos dará un corazón grande y generoso (el camino a Cristo, {CC}, pp. 119-121).

No interesa lo que nos rodea sino lo que está dentro de nosotros. No lo que tenemos sino lo que somos nos hará verdaderamente felices. Necesitamos un fuego vivo en el altar de nuestros propios corazones. De ese modo veremos todas las cosas con una luz dichosa y feliz… Si somos obedientes, confiados en Dios, tal como un niño en si sencillez confía en sus padres terrenales, tendremos paz, no la paz que el mundo da sino la paz que proviene de Jesús… La vida, esta vida, tiene en si mucho brillo si juntamos las flores y dejemos de tocar los espinos y cardos.

Atraigan el gozo del cielo a la vida. La luz del cielo, reflejada en su hermoso encanto para los que están preparándose para ser trasladados, trae gozo a la familia celestial (In Heavenly Places, p. 245; parcialmente en En los lugares celestiales, p. 247).

Están por sobrecogernos tiempos que probarán las almas de los hombres; los que son débiles en la fe no resistirán la prueba de aquellos días de peligro. Las grandes verdades de la revelación deben ser estudiadas cuidadosamente, porque todos necesitaremos un conocimiento inteligente de la Palabra de Dios. El estudio de la Biblia y la comunión diaria con Jesús nos darán nociones bien definidas de responsabilidad personal y fuerza para subsistir en el día de fuego y tentación. Aquel cuya vida esté unida con Cristo por vínculos ocultos será guardado por el poder de Dios mediante fa fe que salva…

“Escudriñad las Escrituras -dijo Cristo-, porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí” (Juan 5:39). Se requiere del cristiano que sea diligente en escudriñar las Escrituras, en leer una y otra vez las verdades de la Palabra de Dios. La ignorancia voluntaria con respecto a ellas hace peligrar la vida cristiana y el carácter. Ciega el entendimiento y corrompe las facultades más nobles. Esto es lo que produce confusión en nuestra vida. Nuestros hermanos necesitan comprender los oráculos de Dios; necesitan tener un conocimiento sistemático de los principios de la verdad revelada, que los preparará para sobrellevar aquello que está por sobrevenir en la tierra, e impedirá que sean llevados de aquí para allá por todo viento de doctrina (Testimonios para la iglesia, {5TI}, t. 5, p. 253).

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Viernes 6 de octubre // Lección 1____________________________________________________

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Lee “Los misterios de la Biblia”, Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 661; y “La salvación ofrecida a los judíos”, Los hechos de los apóstoles, pp. 299-301. Lee, también, el Diccionario bíblico adventista, p. 1.009; y el Comentario bíblico adventista, t. 6, pp. 467, 468.

“La salvación de la humanidad no es el resultado de una idea divina de último momento o de una improvisación que se volvió necesaria debido a un giro inesperado de los acontecimientos después del surgimiento del pecado, sino que surge de un plan divino para la redención del hombre, formulado antes de la fundación de este mundo (1 Cor. 2:7; Efe. 1:3, 14; 2 Tes. 2:13, 14) y arraigado en el eterno amor de Dios por la humanidad (Jer. 31:3).

“Este plan abarca la eternidad pasada, el presente histórico y la eternidad futura. Incluye realidades y bendiciones como la elección y la predestinación de ser el pueblo santo de Dios y ser semejantes a Cristo; la redención y el perdón; la unidad de todas las cosas en Cristo; el sellamiento del Espíritu Santo; la recepción de la herencia eterna; y la glorificación (Efe. 1:3-14). En el centro de este plan, están el sufrimiento y la muerte de Jesús, que no fueron accidentes de la historia ni productos de una simple decisión humana, sino que tienen su base misma en el propósito redentor de Dios (Hech. 4:27, 28). Jesús era en verdad ‘el Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo’ (Apoc. 13:8)”.–Tratado de teología adventista, p. 313.

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. Con la clase, conversen sobre el significado de la Reforma Protestante. Piensen especialmente en esta pregunta: ¿Cuán distinto sería hoy nuestro mundo sin ella?
  2. Reflexiona en la idea de que fuimos llamados a ser salvos, incluso antes de la fundación del mundo (ver también Tito 1:1, 2; 2 Tim. 1:8, 9). ¿Por qué debería resultarnos tan alentador? ¿Qué nos dice esto acerca del amor de Dios para con todos los seres humanos? ¿Por qué, entonces, es tan trágico cuando la gente le da la espalda a lo que se le ha ofrecido tan generosamente?
  3. Medita en la pregunta final del estudio del jueves. ¿De qué manera podría tu clase ayudar a mejorar la reputación de tu iglesia, si fuera necesario?

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Escrito por: Tony García.

Gramática revisada por:
Pastor Noel Ruiloba y Nory Ester Garcia-Marenko

Este documento es una cortesía de 7day Media Group.
“One World – One Dream”
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http://www.escuelasabaticamaestros.com
Madrid, España 2017

3 pensamientos en “LECCIÓN 1 – EL APÓSTOL PABLO EN ROMA – PARA EL 7 DE OCTUBRE DE 2017

  1. Mi hermano Tony le escribo desde Ecuador muchas bendiciones de nuestro Dios para usted y su familia, los estudios de la escuela sabática ha sido de gran importancia para mi, he podido compartir con mis hermanos de la iglesia que estoy como misionero, sus comentarios sobre los diferentes temas han sido de gran ayuda para comprender las enseñanzas de nuestro Dios para su pueblo, siga adelante los verdaderos discípulos de Jesucristo son los que comparten con fe verdadera los conocimientos que le da el Espíritu Santo, siempre estará en mis oraciones.

  2. Excelente lección, pablo en Roma. Muchas bendiciones

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