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LECCIÓN 2 – EL PENTECOSTÉS – PARA EL 14 DE JULIO DE 2018

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Letra Negra: Lección de Escuela Sabática

Letra Ocre: Lección de Escuela Sabática 

Letra Roja: La Biblia

Letra Café: Nuestro comentario

Letra Azul: Espíritu de profecía


Lección 2: Para el 14 de julio de 2018

EL PENTECOSTÉS

Sábado 7 de julio_________________________________________________________________________

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Hechos 2:1-4; Juan 14:16; Hechos 2:5-13; Joel 2:28-32; Hechos 2:22-39; Salmo 110:1-3.
PARA MEMORIZAR:
“A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís” (Hech. 2:32, 33).

“Pentecostés” viene de la palabra pentēkostē, el nombre griego para la fiesta judía de las semanas (Éxo. 34:22), también conocida como día de las primicias (Núm. 28:26). El término significa “quincuagésimo”, y debe su uso al hecho de que la fiesta se celebraba el quincuagésimo día a partir de la ofrenda de la gavilla de cebada, que se hacía el primer día después de la Pascua. Era un día de alegría y de acción de gracias, cuando el pueblo de Israel presentaba ante el Señor “las primicias de la siega del trigo” (Éxo. 34:22).

La fiesta llegó a ser un símbolo apropiado para la primera cosecha espiritual de la iglesia cristiana, cuando el Espíritu Santo se derramó más abundantemente que nunca y se bautizaron tres mil personas en un solo día (Hech. 2:41). Después de la ascensión de Jesús y su exaltación en el cielo, este derramamiento del Espíritu fue un acontecimiento sobrenatural y repentino que transformó a los apóstoles, de galileos sencillos y desconocidos, en hombres de convicción y coraje que cambiarían el mundo.

A menudo se dice que el Pentecostés es el cumpleaños de la iglesia, el momento en que los seguidores de Cristo –los judíos y, más adelante, los gentiles– fueron legitimados como la nueva comunidad de Dios en la Tierra.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Se reunieron entonces en el aposento alto, para unirse en oración con las mujeres creyentes y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos. Estos, que habían sido incrédulos, estaban ahora plenamente arraigados en su fe gracias a las escenas que habían presenciado de la crucifixión, la resurrección y la ascensión del Señor. El número de los reunidos era de unos ciento veinte…
El Espíritu Santo, que apareció bajo la forma de lenguas de fuego partidas en su extremo, y que reposaron sobre los que allí se hallaban reunidos, eran un emblema del don que se les concedería de hablar con fluidez varios diferentes idiomas que antes desconocían. El hecho de que fueran de fuego simbolizaba el celo ferviente con el cual trabajarían y el poder que acompañaría a sus palabras.
Como resultado de esta iluminación celestial las Escrituras que Cristo les había explicado surgieron en sus mentes con el vívido lustre y la gracia de las verdades nítidas y poderosas. El velo que les había impedido ver el fin de lo que tenía que ser abolido desapareció entonces, y el objeto de la misión de Cristo y la naturaleza de su reino alcanzaron para ellos perfecta comprensión y claridad (La historia de la redención, {HR}, p. 252).
[L]os discípulos predicaron la resurrección de Cristo. Muchos de los oyentes estaban aguardando este testimonio, y cuando lo oyeron, creyeron. Les recordó las palabras que Cristo había hablado, y se unieron a las filas de los que aceptaron el Evangelio. La semilla que el Salvador había sembrado nació y dió fruto.
Los enemigos de los discípulos no pudieron menos que convencerse de que Jesús había resucitado de entre los muertos. La prueba era demasiado concluyente para dar lugar a dudas. Sin embargo, endurecieron sus corazones y rehusaron arrepentirse de la terrible acción perpetrada al condenar a Jesús a muerte. A los gobernantes judíos se les había dado abundante evidencia de que los apóstoles estaban hablando y obrando bajo la inspiración divina, pero resistieron firmemente el mensaje de verdad. Cristo no había venido en la manera que esperaban, y aunque a veces se habían convencido de que él era el Hijo de Dios, habían ahogado la convicción, y le habían crucificado. En su misericordia Dios les dió todavía evidencia adicional, y ahora se les concedía otra oportunidad para que se volvieran a él. Les envió los discípulos para que les dijeran que ellos habían matado al Príncipe de la vida, y esta terrible acusación constituía ahora otro llamamiento al arrepentimiento. Pero, confiados en su presumida rectitud, los maestros judíos no quisieron admitir que quienes les inculpaban de haber crucificado a Jesús hablasen por inspiración del Espíritu Santo (Los hechos de los apóstoles, {HAp}, pp. 49, 50).
En el día de Pentecostés fue dado el Espíritu. Los testigos de Cristo proclamaron el poder del Salvador resucitado…
Cada cristiano vio en su hermano la semejanza divina de la benevolencia y el amor. Prevalecía un solo interés. Un objeto era el que predominaba sobre todos los demás. Todos los corazones latían armoniosamente. La única ambición de los creyentes era revelar la semejanza del carácter de Cristo, y trabajar por el engrandecimiento de su reino. “Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma… Y los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con gran esfuerzo [poder]; y gran gracia era en todos ellos”.[Hechos 4:32, 33] (Palabras de vida del gran Maestro, {PVGM}, pp. 90, 91).
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Domingo 8 de julio | Lección 2___________________________________________________________

LA VENIDA DEL ESPÍRITU

Conforme a la orden de Jesús, los creyentes esperaron en Jerusalén el cumplimiento de la promesa del Espíritu, y lo hicieron con oración ferviente, arrepentimiento sincero y alabanzas. Cuando llegó el día, “estaban todos unánimes juntos” (Hech. 2:1), probablemente en el mismo aposento alto de Hechos 1. Sin embargo, pronto se mudarían a un lugar más público (Hech. 2:6-13).

Lee Hechos 2:1 al 3. ¿Qué elementos sobrenaturales acompañaron el derramamiento del Espíritu?

Hechos 2:1-3

1 Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos.

La escena era intensa. Primero hubo un ruido repentino proveniente del cielo como el rugido de una tormenta violenta que llenó todo el lugar, y luego apareció algo similar a llamas de fuego y se posó sobre los que estaban allí.
En la Biblia, frecuentemente, al viento y al fuego se los relaciona con una “teofanía” o una manifestación divina (por ejemplo, Éxo. 3:2; 19:18; Deut. 4:15). Además, también se utiliza al fuego y al viento para representar al Espíritu de Dios (Juan 3:8; Mat. 3:11). En el caso del Pentecostés, sea cual fuere el significado preciso de estos fenómenos, fueron señales que presentaron un momento único en la historia de la salvación: el derramamiento prometido del Espíritu Santo.
El Espíritu siempre había estado obrando. Su influencia en el pueblo de Dios en la época del Antiguo Testamento se reveló, a veces, de una manera notable, pero nunca en su plenitud. “Durante la era patriarcal, la influencia del Espíritu Santo se había revelado a menudo en forma señalada, pero nunca en su plenitud. Ahora, en obediencia a la palabra del Salvador, los discípulos ofrecieron sus súplicas por este don y, en el cielo, Cristo añadió su intercesión. Reclamó el don del Espíritu para poder derramarlo sobre su pueblo” (HAp 30).
Juan el Bautista predijo el bautismo del Espíritu por parte del Mesías venidero (Luc. 3:16, comparar con Hech. 11:16), y el mismo Jesús se refirió a él varias veces (Luc. 24:49; Hech. 1:8). Este derramamiento sería su primer acto de intercesión ante Dios (Juan 14:16, 26; 15:26). En Pentecostés, la promesa se cumplió.
Aunque el bautismo del Espíritu en Pentecostés fue un acontecimiento único relacionado con la victoria de Jesús en la Cruz y su exaltación en el cielo, estar llenos del Espíritu es una experiencia que se repite continuamente en la vida de los creyentes (Hech. 4:8, 31; 11:24; 13:9, 52; Efe. 5:18).
¿Qué evidencias tienes de la obra del Espíritu Santo en tu vida?

COMENTARIO DE LA LECCIÓN

Dia domingo y lunes, junto

El Pentecostés es una fiesta judía cuyo origen se remonta al Sinaí.  Fue allí donde Dios promulgó las normas para esta festividad, que celebra y agradece al Creador por los primeros frutos de una cosecha; por eso es conocida como la fiesta de las primicias, o de los primeros frutos. Esta fiesta se ha celebrado en el mundo judío desde el Sinaí, hasta alcanzar los días en los cuales estamos viviendo.

 Fue a los cincuenta días después de haber sido liberados de la esclavitud de Egipto, mientras los israelitas estaban acampando en las faldas del monte Sinaí, cuando se promulgaron las leyes, incluyendo la ley de la fiesta del Pentecostés.  También fue a los cincuenta días después que el mundo fue liberado totalmente del pecado por  la muere de Jesucristo en la cruz del Calvario, que el mundo experimentó y celebró el primer día del pentecostés espiritual aquí en la tierra.   Jesucristo estuvo cuarenta días con aquí en la tierra después de su resurrección, y tomó diez días después de su ascención para que el Espíritu Santo se hiciera presente en el gran día del pentecostés.

Fue cincuenta días después de haber sido liberados de la esclavitud de Egipto, mientras los israelitas estaban acampando en las faldas del monte Sinaí, cuando se promulgaron las leyes, incluyendo la ley de la fiesta del Pentecostés. 
También fue cincuenta días después que el mundo fue liberado totalmente del pecado, gracias a la muerte de Jesucristo en la cruz del Calvario, que la iglesia cristiana experimentó y celebró por primera vez el día del Pentecostés con significado espiritual en la Tierra.

Jesucristo estuvo cuarenta días con sus discípulos aquí en la Tierra después de su resurrección. A partir de entonces, el Cielo tomó diez días después de la ascensión del Salvador glorificado para que el Espíritu Santo se hiciera presente; esto se cumplió en el gran día del Pentecostés, de acuerdo con la promesa de Cristo de enviar al Consolador ¡Cuánta bendición para la Iglesia hoy! Alabamos al Señor por su inifinita dación.

La fiesta del Pentecostés y la fiesta  de la Pascua del mundo judío, estaban íntimamente entrelazadas. 

 La Pascua era la celebración de la liberación de la esclavitud de Egipto, pero no terminaba allí. Ser liberados y ser llevados a un desierto no era suficiente para el pueblo de Israel; ellos necesitaban ser conducidos a una tierra que fuera propia de ellos, a una tierra donde pudieran trabajarla y obtener los frutos de ese esfuerzo.  

 El Pentecostés era la fiesta que conmemoraba la promesa de Dios de una Canaán terrenal; eran los primeros frutos de su propia tierra. La celebraban año tras año, agradeciendo a Dios por la bendición de los primeros frutos de su propia tierra y de sus propias cosechas.

Por eso la fiesta original de la Pascua, como la fiesta original del  Pentecostés tiene una profunda relación la muerte de Cristo y el día de Pentecostés.

La pascua liberó a los judíos de la esclavitud de Egipto, la muerte de Cristo liberó al mundo de la esclavitud del pecado.  El día del Pentecostés judíos era la fiesta de agradecimiento de los primeros frutos, el día del Pentecostés de la iglesia apostólica fue la fiesta donde a través del poder del Espíritu Santo, se cosecharon los primeros frutos de la iglesia cristiana.

 La idea principal del día del Pentecostés fue la convicción de los pecados; terminado el sermón de Pedro, quienes lo escucharon comenzaron a preguntar: “Varones hermanos, ¿qué haremos?”  La convicción de los pecados es la antesala de una vida reformada.

 La descripción que hace Lucas del día del Pentecostés es una vislumbre del gran día que los redimidos tendremos cuando entremos a las mansiones eternas, de acuerdo con Apocalipsis 7: Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos;”

Según los comentaristas bíblicos, la tierra ha tenido seis celebraciones o fiestas grandiosas en su historia:

1-La creación

2-El día que se anunció la redención del hombre caído

3-La navidad

4-La ascensión de Cristo

5-El Pentecostés, o la venida del Espíritu Santo

6-El día en que despareció la distinción de raza y religión y el evangelio se hizo accesible a todas las familias de la Tierra: «Dios no hace acepción de personas.” Dios abrió las puertas del reino de los cielos a todos.

Y falta la última fiesta, la más grandiosa, y que está por venir: la Segunda Venida de Cristo.

y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. (Hechos 2)

¿Por qué lenguas de fuego?

-El mensaje de Dios tenía que proclamarse al mundo entero mediante la comunicación oral del ser humano.

-Los apóstoles, que pocos momentos antes eran ignorantes, iletrados, ineptos para enseñar y convencer, se tornaron en todo lo contrario después de la unción del Espíritu Santo.

-La iglesia y la proclamación del mensaje de Cristo no tendrían que ser limitadas a una sola lengua; en vez de eso, el mensaje tenía que ser repartido y entregado a todas las naciones, lenguas e idiomas existentes bajo los cielos.

¿Fuego? El fuego, purifica, alumbra y calienta.  El fuego es el poder que permite que el evangelio pueda arder en la mente y el corazón de los humanos.

El Pentecostés puede considerarse el día en que nació la iglesia cristiana. Fue también un día de creación, donde el Espíritu Santo comenzó a poner en orden el gran caos espiritual que el pecado había causado en el mundo. Fue el día solemne y la apertura del reino de los cielos después del trabajo preparatorio de Cristo. Fue el día en que el Cielo rompió la fuente, cuyas aguas brotarían para la salud de las naciones. Por todo esto y más, podemos firmar audazmente que el día del Pentecostés fue el primer día de la iglesia cristiana en la Tierra.

El hombre ha perdido muchas de sus facultades mentales originales por causa del pecado. Es muy posible que, en cinco minutos, Adán podía aprender más de lo que nosotros aprendemos en cinco años.

Posiblemente con la capacidad intelectual que el Creador dio a Adán, éste podía desarrollar un nuevo idioma, que es una tarea más formidable y complicada que aprender un nuevo idioma.

Cuando sea sanada la herida con la cual el pecado cercenó nuestro cerebro, entonces el hombre tendrá capacidades intelectuales inimaginables, podrá aprender idiomas y otras ciencias con la misma capacidad que tenia Adán, antes de su caída. 

El día del Pentecostés marca un nuevo nacimiento en el intelecto  del hombre. Por la presencia del Espíritu Santo y su influencia en las mentes de los hombres, comienza  un nuevo amanecer en las ciencias, la filosofía y las bellas artes en el mundo.

El cristianismo puso un nuevo espíritu en la sociedad y comenzó inmediatamente a ennoblecer el intelecto de la raza humana. 

La poesía revivió bajo el cristianismo, las mejores pinturas del mundo son acerca de las escenas de Cristo en esta tierra.

Las mejores piezas de música clásica son dedicadas al Mesías que vino a sufrir y a salvar  este mundo.

La arquitectura floreció y comenzó a reflejarse en hermosas, imponentes, intrincadas e impresionantes construcciones, edificios majestuosos y catedrales que podemos encontrar alrededor del mundo.

Las mejores esculturas del mundo tienen que ver con temas religiosos del mundo cristiano.

Las ciencias comenzaron a florecer. Por ejemplo, cuando Martin Lutero llegó a la conclusión de que el Sol de justicia (Jesucristo) es el centro de nuestra religión, despertó la idea en los estudiantes de astronomía de que el sol era el centro de nuestro Sistema Solar. 

El reavivamiento del intelecto mundial coincide precisamente con el nacimiento de la iglesia cristiana y el comienzo de la obra del  Espíritu Santo en este mundo.

El mismo Espíritu Santo que entregó la música, la literatura, las ciencias y las bellas artes al mundo judío para la construcción del tabernáculo, es el mismo Espíritu Santo que despierta y renueva el intelecto del hombre a partir del día de Pentecostés, para que el hombre embelleciera el evangelio a través de las obras maestras al óleo, a través de la composición y la poesía, a través de la música sacra, a través de la arquitectura y a través de la elocuencia en el altar.

Los sublimes temas del cristianismo despertaron la creatividad humana a partir del Pentecostés, en el primer siglo de la era cristiana. La lectura de la Biblia y sus elevadores temas, reanudada hacia el siglo XVI, repitieron la experiencia vivida al inicio de nuestra era. El descuido de escudriñar la Palabra de Dios durante la Edad Media estancó el desarrollo de la mente humana; pero se etimuló en gran manera cuando las Escrituras fueron puestas al alcance de las masas, en las lenguas europeas durante los siglos XVI y siguientes.
 

De acuerdo con la información obtenida del mundo judío, las lenguas originales que surgieron de la torre de Babel fueron setenta. También la historia secular ha llegado a reconocer 70 naciones originales que salieron de la torre de Babel, cuando Dios confundió las lenguas.

Interesantemente, Jesús manda una comisión compuesta por setenta hombres a predicar al mundo gentil.

 Este número, de acuerdo con muchos teólogos, se interpreta como la señal de que el evangelio tendría que predicarse a todos los pueblos gentiles del mundo, representado por 70 naciones o lenguas, que tuvieron su origen desde la torre de Babel y que alcanzaran hasta los días finales del mundo.

De acuerdo con el estudio de los judíos, el ministro Mardoqueo, primo de la reina Esther, dominaba las setenta lenguas de la Tierra. Mardoqueo escuchó hablar en su idioma a Bigtán y Terés que eran de nacionalidad tarsia, y Mardoqueo comprendió la conspiración de ellos.

21En aquellos días, estando Mardoqueo sentado a la puerta del rey, se enojaron Bigtán y Teres, dos eunucos del rey, de la guardia de la puerta, y procuraban poner mano en el rey Asuero. (Esther 2)

También los judíos tienen en sus libros de historia, el nombre de ciertos rabíes que dominaban los 70 idiomas de la tierra; entre ellos estaban R. Akiba, R. Joshua, R. Eliezer, quienes eran miembros del Sanedrín y también era jueces internacionales, que escuchaban los casos de cualquier parte del mundo sin necesidad de intérprete.

La historia también habla de Mitrades, quien era rey de Ponto y Bitinia, y tenía bajo su poder a 25 naciones. La historia afirma que Mitrades comprendía, escribía y leía los 25 idiomas a la perfección. Era uno de sus pasatiempos favoritos era caminar por las calles y conversar con los ciudadanos de cada nación, cada vez que los visitaba.

El día del Pentecostés comenzó con un gran milagro, como fue el don de lenguas. Los discípulos comenzaron a hablar idiomas extranjeros que  nunca antes habían hablado; personas de quince naciones allí representadas, pudieron entender el mensaje en sus propios idiomas.

Los tres hebreos fueron lanzados al horno de fuego y sobrevivieron, y consideramos que eso es algo sobrenatural; pero posiblemente eso sea lo más natural del mundo, a raíz de las promesas divinas. El hombre no fue hecho para morir bajo ninguna circunstancia, antes que el pecado entrara a este mundo.

Cristo caminó sobre las aguas y eso se considera algo sobrenatural, pero posiblemente eso sea lo más natural. Las aguas no te anegarán, promete Dios en la Biblia.

Pablo sacudió sobre el fuego una serpiente que lo había mordido, y a eso nosotros llamamos un acto sobrenatural, pero posiblemente sea los más natural en el hombre. Lucas 10: 19 dice: Mirad, os he dado autoridad para hollar sobre serpientes y escorpiones, y sobre todo el poder del enemigo, y nada os hará daño.”

El día del Pentecostés comienza con algo sobrenatural, como es hablar en otros idiomas. Pero posiblemente eso sea lo más natural que el hombre pueda hacer.

El efecto del milagro de la torre de Babel fue neutralizado por el efecto del milagro del Pentecostés. La familia humana antes hablaba una sola lengua; por su pecado y por sus designios en contra de las leyes divinas, fue dividida no por regiones sino por idiomas o lenguas. El Espíritu Santo tiene en su poder, el antídoto que neutraliza la confusión de ese día en la torre de Babel, y esto es a través del maravilloso don de lenguas.

Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. (Hechos 2)

El don de lenguas que se otorgó a los apóstoles de Cristo en el día del Pentecostés, nos hace volar inmediatamente al tiempo antiguo de la Tierra, cuando la población humana tenía un solo idioma.  Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra.” (Génesis 11)

La construcción que el hombre había emprendido fue de tal magnitud que llamó la atención de Dios: Y descendió Jehová para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres.  Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno, y todos éstos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer.  Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero.” (Génesis 11)

El milagro de Dios en la torre de Babel tiene por lo menos dos dimensiones: la primera consiste en crear nuevos idiomas y la segunda consiste en esparcir a los constructores por toda la ancha faz de la Tierra. 

Según el lenguaje que hablaban, cada banda de hombres abandonó el lugar donde habían iniciado a erigir la torre de Babel, y buscó algún lugar de la Tierra para asentar su campamento, poniendo barreras naturales como ríos, montañas, lagos, desiertos y mares entre las nuevas naciones nacientes. Ahora, en esta desolación que ellos mismos eligieron, comenzaron a forjarse y a desarrollarse las distintivas características nacionales de nuestros países modernos. 

Pero en el día del Pentecostés, el Espíritu Santo comienza una obra de unión entre el hombre: un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación;  un Señor, una fe, un bautismo,  un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.”  (Efesios 4)

La misma esperanza anima a todos los hombres, la misma Palabra guía a todos los hombres, el mismo pan alimenta a todos los hombres, la misma providencia ayuda a todos los hombres, la misma sangre limpia a todos los hombres, la misma gracia sostiene a todos los hombres, todos estos atributos están bajo un solo Dios, el cual es sobre todos, por todos y en todos. Todo esto tuvo su principio en el día de Pentecostés cuando a través del don de lenguas se logró conquistar las barreras idiomáticas creadas en el día de Babel. De allí podemos afirmar que el Pentecostés desbabelizó al género humano.

 El cristianismo ha llevado la delantera en el aprendizaje de los idiomas y dialectos del mundo.  Las escuelas, colegios, universidades y gobiernos han hecho muy poco en favor del aprendizaje de nuevos idiomas.  Al contrario del mundo secular, grandes esfuerzo han realizados los cristianos por recopilar, aprender, interpretar y conocer todos los idiomas y dialectos del mundo; todo esto tiene un solo fin: traducir la Biblia y propagar así el evangelio de Cristo. 

Misioneros de todas partes del mundo se han movido con sus familias a nuevos países donde el idioma es diferente, con el fin de aprender ese idioma para lograr traducir la Biblia y muchos otros libros religiosos.

Las tribus bárbaras de la antigua Europa, el primer libro que tuvieron en sus manos para leer, fue las Sagradas Escritura. Y el milagro ocurrió, dejaron de ser bárbaros, cuando este libro llegó a sus manos y cambió su estilo de vida. 

El don de lenguas ha combatido el pecado en todos los idiomas, sus negras y profundas huellas comenzaron a desaparecer, cuando el don de lenguas fue impartido por el Espíritu Santo a los cristianos del Pentecostés.

En nuestros días modernos el don de lenguas sigue siendo poderoso; vayamos a la Sociedad Bíblica Internacional y allí encontraremos no menos de 450 idiomas en los cuales la Biblia ya fue traducida completa, y más de 2,000 porciones.

Los discípulos empezaron con esta obra, y la iglesia la ha continuado, hasta quedar satisfechos de que todas las naciones han tenido la oportunidad de leer, comprender o escuchar la maravillosa Palabra de Dios en su propio idioma. ¡Alabado sea CRISTO!

Estas posiblemente sean la razones por las cuales en nuestros días no necesitamos el don de lengua, como un milagro del Espíritu Santo:

-La pagina impresa, lo que el milagro del don de lenguas consiguió en el día del Pentecostés, la imprenta lo ha conseguido a partir de los días de la Reforma religiosa del siglo XVI.

-Por la gran cantidad de obreros que tiene el cristianismo en nuestros días. En la iglesia primitiva sólo había unos cuantos predicadores para evangelizar al mundo entero, pero esto es diferente en nuestros días. El evangelio ya se propagó por todo el mundo gracias a los esfuerzos de miles y miles de misioneros. Ahora cada región y cada país del mundo, tienen cristianos que pueden seguir adelantando la causa de la religión en su propio idioma. El milagro del don de lenguas ya cesó, por haber cumplido su misión. Ahora disfrutamos de los frutos de este milagro que comenzó en el día del Pentecostés. ¿Se da cuenta por qué se cree que el día del Pentecostés es una de las celebraciones más grandes de la tierra?

Expresarse con soltura en diferentes lenguas, es una de las destrezas más apreciadas en cualquier cultura de la Tierra.

Hay un contraste muy claro entre dos grupos que son expertos en lenguas: Uno de estos lo componen quienes reciben el regalo del Espíritu Santo y pueden hablar lenguas humanas, y también lenguas más exaltadas, como la lengua de los ángeles. Pero hay otro grupo y son aquellos que nacen con la habilidad natural de dominar varias lenguas, gracias a un aprendizaje rápido.

Existen tres maneras que interpretan la manifestación del don de lenguas que menciona la Biblia. Una de esas maneras se encuentra en el libros de Hechos capítulo 2, y las otras dos maneras se encuentran en la primera carta a los Corintios, capítulos 13 y 14

La primera argumenta que el don de lenguas, bajo la influencia del Espíritu Santo, es la capacidad de hablar en otros idiomas tal como lo estamos estudiando en la lección de esta semana, que está basada en el libro de Hechos, capítulo 2. 

Esta es la más aceptada de las tres formas del don de lenguas. Existe un consenso generalizado que el don de lenguas se refiere a idiomas extranjeros: «y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen»(Hechos 2: 4). Cada uno de los asistentes «…les oía hablar en su propia lengua» (Hechos 2: 6). Todo el libro de Hechos enfatiza el mismo pensamiento respecto al don de lenguas.

La comisión evangélica en Marcos 16:17 incluye la siguiente frase: «… en mi nombre hablarán nuevas lenguas», instrucción que seguramente se está refiriendo a idiomas extranjeros. Por lo tanto de acuerdo con el libro de Hechos,  el don de lenguas es la capacidad otorgada por el Espíritu Santo para hablar otros idiomas.

La segunda sostiene que el don de lenguas es la habilidad de hablar el idioma de los ángeles. Esto se basa en el texto que encontramos en 1 Corintios 13:1 «Si yo hablase lenguas humanas o angélicas…» El don de lenguas angelical es un género del que muy poco sabemos, sabemos que ha existido o existe; porque este párrafo lo menciona.

Cabe la posibilidad que los profetas que recibían visitas angelicales de parte del cielo, como Daniel, Ezequiel y Juan, se les dotaba del don de lengua angelical para comprender con exactitud esos mensajes, esto es solo un pensamiento o una especulación, mía.

La tercera interpretación sostiene que, bajo la influencia del Espíritu Santo, el don de lenguas proporciona un lenguaje que se caracteriza por una expresión  initeligible o incomprensible  Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios.”  (1 Corintios 14:2).

 Y es aquí precisamente, donde encontramos la dificultad de este tema:

 En 1 Corintios 14: 2  Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios.”

Lo desconcertante de este texto es que dice; “pues nadie le entiende”.  Entonces muchos llegan a concluir que hay dos maneras en que el don de lenguas se puede manifestar.  Una es hablar en otros idiomas existentes y conocidos; la otra es hablar en idiomas que nadie entiende.

En el mismo capítulo 14 de 1 Corintios, Pablo da instrucciones para aquellos que hablan el don de lenguas que no se entiende, algunas normas que se desprenden de la enseñanza bíblica son:

Evitar el desorden y la confusión en los servicios religiosos:

23 Si, pues, toda la iglesia se reúne en un solo lugar, y todos hablan en lenguas, y entran indoctos o incrédulos, ¿no dirán que estáis locos?” (1 Corintios 14)

No puede haber más de una persona hablando al mismo tiempo:

27 Si habla alguno en lengua extraña, sea esto por dos, o a lo más tres, y por turno;…” (1 Corintios 4)

El acto de hablar en lengua desconocida, no es para usarse en la iglesia, excepto si hay una persona que esté interpretando el mensaje de la lengua desconocida.

28 Y si no hay intérprete, calle en la iglesia, y hable para sí mismo y para Dios.” (1 Corintios 14)

 Es mejor hablar palabras con entendimientos que rezar un idioma que no se conoce:

19 pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para enseñar también a otros, que diez mil palabras en lengua desconocida.” (1 Corintios 14)

 El don de lenguas de Pablo era un don natural de aprendizaje rápido:

18 Doy gracias a Dios que hablo en lenguas más que todos vosotros” (1 Corintios 14)

 Si los que asistimos a la iglesia, hablamos el mismo idioma, no hay necesidad del don de lenguas.

 Hay ciertos grupos religiosos en nuestros días en los que “practican” el ininteligible o incomprensible don de lenguas.

 Estas personas caen inmediatamente en varios errores teológicos, de acuerdo con las instrucciones paulinas:

1-Promueven el desorden y el caos en la iglesia

2-Es ocasión de crítica, de burla, de duda o de temor, por parte de los inconversos que por primera vez observan estas escenas

3-No hablan uno por uno, o por turno

4-Nadie interpreta lo que están hablando

6-No se entiende el mensaje que se intenta dar 

 Uno de los pastores mas queridos y respetados en mi vida, que ahora descansa el  Señor, compartió conmigo la siguiente historia:

 Había una persona que estaba recibiendo estudios bíblicos y asistía a una de estas iglesias que suelen tener el don de lenguas incomprensible.  Cierto día, esta persona, llegó donde mi amigo pastor con un casete grabado, para que escuchara a un pastor visitante en su iglesia donde se hablaba en lenguas.

 El pastor escuchó el casete detenidamente y le dio curiosidad por saber qué era lo que este pastor repetía constantemente en su sermón. El idioma parecía oriental, así que nuestro pastor comenzó con su trabajo de averiguar qué idioma(s) hablaba esta persona mediante el don de lenguas y cuál era su mensaje.

 Comenzó a visitar las embajadas del Oriente, y descubrió que el idioma no era de la China, ni era de Corea, Japón, Mongolia, Vietnam, Singapur, Cambodia, Mianmar (Burma), Filipinas, ni de Malasia, sino que era de un país llamado Laos, que tiene un idioma parecido al de Tailandia. Definitivamente la persona que hablaba en el presunto don de lenguas  incomprensible, estaba hablando en idioma laoense.

 La traducción del mensaje no la podemos escribir para usted, porque incurriríamos en pecado si así lo hiciéramos; sólo hay una parte que escribiremos para usted, con el perdón del Cielo, y esto es para que sepamos lo peligroso que es adentrarse en campo desconocido. En medio de todas las cosas que este hombre hablaba, constantemente repetía: «Dios es un puerco, su Hijo es un puerco, y el Espíritu Santo es un puerco.»

 Si esta gente que habla y usa descomedidamente el don de lenguas incomprensible, siguiera la orden del apóstol Pablo de tener un intérprete, entonces se desenmascararían inmediatamente los mensajes, las burlas, y las profanidades que el diablo usa en contra de Dios. «¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido.»  (Isaias 8: 20)


Lo más triste es que las personas de esas congregaciones, glorifican el nombre de Dios, cuando escuchan a una persona hablar en lenguas, aunque ellos no sepan el mensaje que se expresa en esa lengua extraña. Eso sí que es Babel… si no algo peor.

 Por el otro lado, tenemos la experiencia de un pastor adventista que en un momento dado en la vida, fue dotado con el don de lenguas.

Nuestro pastor de habla inglesa, estaba visitando uno de nuestros países hispanos y estaba precisamente en un hospital adventista.

Entraron a la sala de emergencia con un muchacho que acababa de tener un serio accidente y estaba agonizando. En ese momento de caos y de agitación emocional, la familia del muchacho pidió la presencia de un pastor  y el único que estaba allí era nuestro pastor y sin preguntarle mucho lo metieron al cuarto y le pidieron que orara por la situacion reinante. El pastor cerró sus ojos, y el comenta que esxperimentó experimentó su impotencia en toda su plenitud. Comenzó a hablar con Dios en inglés, le dijo a Dios que él era una miseria, que ni siquiera podía dar palabras de consuelo y de ánimo a esa gente que estaba implorando por su muchacho, le pidió a Dios misericordia sobre el muchacho y paz para su familia.

 El muchacho fue intervenido por los médicos y salió avante de su percance.  Unas cuantas horas más tarde, los que estaban en esa sala, vinieron adonde el pastor a darle las gracias, porque nunca en la vida de ellos habían escuchado una oración tan poderosa y sublime, tan bella, dulce y alentadora como la oración de esa mañana.

 Allí nuestro pastor se dio cuenta de que ellos habían escuchado la voz del Espíritu Santo hablando a sus almas, y esa era la razón de la dulzura de esa oración.

 ¿Se dio cuenta? El don de lenguas no es un milagro del hombre, es un milagro del Espíritu Santo, aparentemente es un milagro que no se desarrolla, no se efectúa ni se lleva a cabo en los labios del que habla, sino en los oídos del que escucha.

 Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo.  Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua.  (Hechos 2)

 Si leemos detenidamente el versículo de Hechos nos vamos a dar cuenta de que el Espíritu Santo repartió las lenguas entre los predicadores; en este caso fueron alrededor de quince idiomas, pero el milagro era realizado en los oídos de los que escuchaban: y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua.”

 Dios puede darme la capacidad de hablar en japonés a un grupo de japoneses, pero yo no sabré qué estoy diciéndoles, porque no hablo ni comprendo el idioma japonés.

 Pero al contrario de eso, Dios puede ordenarme que yo predique el evangelio a estas mismas personas en mi propio idioma y el Espíritu Santo puede hacer el milagro de traducir el mensaje. De esa manera yo sé lo que estoy diciendo y el Espíritu Santo está perfeccionando, endulzando y sancionando cada palabra dicha para convencer a estas personas.

 ¿Se repetirá el don de lenguas antes del retorno de CRISTO a la Tierra? Sí, el Espíritu de Profecía declara que en los días del fuerte pregón, se repetirá el don de lenguas. 

 El fuerte pregón es el último mensaje de Dios para el mundo. Será la última y única oportunidad de salvación para quien lo escuche, una sola oportunidad de salvación nada más. ¿Por qué es una sola oportunidad para el inconverso? Porque Cristo ya está por venir, y la gracia esta por cerrarse.

En esos días, todos los que sean escogidos para dar este último mensaje al mundo, serán conducidos directamente e imbestidos con todo el poder del Espíritu Santo.

Este último mensaje estará impregnado de todo tipo de milagros, entre los cuales estará el don de lenguas. Si usted va caminando por las calles y el Espíritu Santo le ordena predicarle a un extranjero cuya lengua le es desconocida, usted irá y le predicará y el Espíritu Santo hará el milagro en los oídos de esta persona.

Esa es la obra del Espíritu Santo: para salvación, no para confusión.

 ¿Qué idioma se hablará en el cielo? No sabemos, solemos decir bromeando que será el castellano, pero en realidad no sabemos.

Lo que sí sabemos es que durante la eternidad aprenderemos cientos y por qué no decirlo, miles de idiomas, comenzando por los idiomas humanos, los idiomas angélicos, los idiomas de los demás planetas y los idiomas divinos.

 Por el momento nuestra gratitud a Dios, a Cristo y al Espíritu Santo por el bendito don de lenguas que le ha hecho tan gran beneficio al mundo. ¡Gracias, Espíritu Santo, por tu ministerio entre nosotros!

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Después de la ascensión de Cristo, los discípulos se reunieron en un lugar para suplicar humildemente a Dios. Y después de escudriñar el corazón y de realizar un examen personal durante diez días, quedó preparado el camino para que el Espíritu Santo entrara en los templos del alma limpios y consagrados. Cada corazón quedó lleno con el Espíritu como si Dios quisiera mostrar a su pueblo que era su prerrogativa bendecirlos con la más escogida de las bendiciones celestiales… La espada del Espíritu refulgió a diestra y siniestra. Dotada de un nuevo poder penetró hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos. La idolatría que había estado mezclada con el culto del pueblo fue desterrada. Se añadió nuevo territorio al reino de Dios. Lugares que habían sido improductivos y que habían estado desolados hicieron oír sus alabanzas a él (El evangelismo, {Ev}, p. 506).
El Espíritu Santo es el aliento de la vida espiritual. El impartimiento del Espíritu es el impartimiento de la vida de Cristo. Comunica al que lo recibe los atributos de Cristo. Únicamente aquellos que han sido así enseñados de Dios, los que experimentan la operación interna del Espíritu y en cuya vida se manifiesta la vida de Cristo, han de destacarse como hombres representativos, que ministren en favor de la iglesia (El Deseado de todas las gentes, {DTG}, p. 745).
Por medio del Espíritu es como el corazón se vuelve puro. Por medio del Espíritu el creyente participa de la divina naturaleza. Cristo ha dado su Espíritu como una fuerza divina que nos capacitará para vencer todas las tendencias hereditarias y cultivadas que nos arrastran hacia el mal y que grabará su propio carácter en su iglesia…
Cuando el Espíritu de Dios se posesiona del corazón, transforma la vida. Se desechan los pensamientos pecaminosos y se renuncia a las malas acciones; el amor, la humildad y la paz ocupan el lugar de la ira, la envidia y las rencillas. La tristeza es desplazada por la alegría, y el semblante refleja el gozo del cielo. Nadie ve la mano que levanta la carga ni capta cómo desciende la luz de los atrios celestiales. La bendición llega cuando por fe el creyente se entrega a Dios. Entonces ese poder que ningún ojo humano puede ver, crea un nuevo ser a la imagen de Dios (Mi vida hoy, p. 47).
Se oye el viento entre las ramas de los árboles, por el susurro que produce en las hojas y las flores; sin embargo es invisible, y nadie sabe de dónde viene ni adónde va. Así sucede con la obra del Espíritu Santo en el corazón. Es tan inexplicable como los movimientos del viento. Puede ser que una persona no pueda decir exactamente la ocasión ni el lugar en que se convirtió, ni distinguir todas las circunstancias de su conversión; pero esto no significa que no se haya convertido. Mediante un agente tan invisible como el viento, Cristo obra constantemente en el corazón (El Deseado de todas las gentes, {DTG}, p. 143).
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Lección 2 | Lunes 9 de julio______________________________________________________________

EL DON DE LENGUAS

En Hechos 2:4, el don del Espíritu se manifestó a través del don de lenguas. Sin embargo, este don era solo una de las tantas manifestaciones diferentes del Espíritu (Hech. 10:45, 46; 19:6). Otras son: predicción del futuro (Hech. 11:28), visiones (Hech. 7:55), discursos inspirados (Hech. 2:8; 28:25), sanidad (Hech. 3:6, 12; 5:12, 16) y aptitud para el servicio (Hech. 6:3, 5).
El don de lenguas en Pentecostés no sucedió por ser la evidencia típica o la más importante del derramamiento del Espíritu. Se manifestó con el fin de lanzar la misión mundial de la iglesia. Es decir, el llamado que se presenta en Hechos 1:8 requería el don de lenguas. Para que los apóstoles pudieran superar las barreras culturales y llegar hasta los confines de la Tierra con el evangelio, debían ser capaces de hablar en los idiomas de quienes tendrían que escucharlos.

Lee Hechos 2:5 al 12. ¿Cuál es la evidencia de que, en Pentecostés, los apóstoles hablaron en idiomas extranjeros existentes?

Hechos 2:5-12

Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan? ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia, 10 en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de Africa más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos, 11 cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios. 12 Y estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto?

Se estima que, en el siglo I, había entre ocho y diez millones de judíos en el mundo, y que hasta el sesenta por ciento de ellos vivía fuera del territorio de Judea. No obstante, muchas personas que estaban en Jerusalén para la fiesta eran de países extranjeros y no hablaban arameo, el idioma de los judíos de Judea en ese momento.
No cabe duda de que la mayoría de los conversos en Pentecostés eran judíos de diversas tierras que ahora podían escuchar el evangelio en sus propios idiomas nativos. El término dialektos (Hech. 2:6, 8), que significa idioma de una nación o región (comparar con Hech. 21:40; 22:2; 26:14), demuestra que los apóstoles hablaron en idiomas extranjeros existentes, no en exaltadas lenguas desconocidas. Entonces, evidentemente, ellos hablaban en estos diferentes idiomas. El milagro consistió en que los galileos sencillos ahora podían hablar un idioma que, incluso horas antes, no conocían. Para los judíos locales que presenciaron la escena pero no conocían estos idiomas, la única explicación posible era que los apóstoles estaban borrachos porque emitían sonidos extraños que no tenían sentido para ellos. “Otros se burlaban y decían: ‘Lo que pasa es que están borrachos’ ” (Hech. 2:13, NVI).
Una poderosa manifestación de Dios está ocurriendo frente a sus ojos, y sin embargo estas personas piensan que es solo borrachera. ¿Cómo podemos estar atentos para no ser tan ciegos espiritualmente?

COMENTARIO DE LA LECCIÓN

Comentario está junto con el día domingo

ESPÍRITU DE PROFECÍA

“Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen”. En esa asamblea había burladores, que no reconocieron la obra del Espíritu Santo, y dijeron: “Están llenos de mosto”.
“Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó su voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras. Porque éstos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día. Mas esto es lo dicho por el profeta Joel”. Leed la historia. El Señor obraba siguiendo su propio método; pero si hubiera habido tal manifestación entre nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos, ¿no se habrían mofado algunos, como en esa oportunidad? Los que no se colocaron bajo la influencia del Espíritu Santo no lo reconocieron. A esta clase de personas los discípulos les parecieron hombres en estado de ebriedad (Testimonios para los ministros, {TM}, p. 66).
Los judíos habían sido diseminados por casi todos los países, y hablaban diversos idiomas. Habían venido desde lugares lejanos a Jerusalén, y temporalmente estaban morando allí para permanecer en ese lugar mientras duraran las festividades religiosas en curso y para observar sus requerimientos. Cuando se reunían, hablaban todas las lenguas conocidas. Esta diversidad de idiomas era un gran obstáculo para las labores de los siervos de Dios que querían publicar la doctrina de Cristo hasta los confines de la tierra. El hecho de que Dios quisiera suplir las deficiencias de los-apóstoles en forma milagrosa era para la gente la confirmación más perfecta del testimonio de esos testigos de Cristo. El Espíritu Santo hizo por ellos lo que no podrían haber logrado en toda una vida; ahora podían diseminar la verdad del Evangelio hablando con perfección el idioma de aquellos en cuyo favor trabajaban. Este don milagroso era la más decisiva evidencia que podían presentar al mundo de que su comisión llevaba el sello del cielo (La historia de la redención, {HR}, p. 253).
[L]a maldad y el engaño están aumentando entre el pueblo de Dios que profesa guardar sus mandamientos. Está disminuyendo entre el pueblo de Dios el discernimiento espiritual para ver el pecado tal como existe y para luego expulsarlo del campamento; y la ceguera espiritual está cayendo rápidamente sobre ellos. Debe revivirse el testimonio directo que separará de Israel a los que siempre han estado en guerra con los medios que Dios ha establecido para mantener la corrupción fuera de la iglesia. Los errores deben llamarse errores. Los pecados serios deben llamarse por el nombre que corresponde. Todo el pueblo de Dios debiera acercarse a él y lavar las ropas de su carácter en la sangre del Cordero. Entonces verán el pecado en la verdadera luz y comprenderán cuán ofensivo es a la vista de Dios (Testimonios para la iglesia, {3TI}, t. 3, p. 356).
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Martes 10 de julio | Lección 2____________________________________________________________

EL SERMÓN DE PEDRO

La acusación de que estaban borrachos le dio a Pedro la oportunidad de explicar lo que estaba sucediendo. En su discurso, el apóstol señaló primero la Biblia (Hech. 2:16-21), que describe el derramamiento del Espíritu como el cumplimiento de la profecía.
Compara Hechos 2:17 con Joel 2:28. ¿De qué modo entendía Pedro el tiempo del cumplimiento de la profecía de Joel?
La profecía de Joel se refiere a la futura era de la salvación (Joel 2:32), que se caracteriza por varias señales en el mundo natural y un prodigioso derramamiento del Espíritu (Joel 2:28-31). Al interpretar el acontecimiento del Pentecostés a la luz de esa profecía, Pedro intentó enfatizar la relevancia histórica de ese momento. Pero hay una diferencia importante en la forma en que cita a Joel. En lugar de la introducción de Joel: “Y después” (Joel 2:28), que señalaba el futuro en forma bastante general, Pedro dijo: “En los postreros días” (Hech. 2:17), indicando que el acto final en el gran drama de la salvación acababa de comenzar. Por supuesto, esto no es una descripción completa de los acontecimientos de los últimos días, sino una evidencia del gran sentido de urgencia que distinguía a la iglesia primitiva. No sabían cuándo llegaría el fin, pero estaban convencidos de que no faltaba mucho.

Lee Hechos 2:22 al 32. ¿Cuál fue la idea principal en la presentación que Pedro hizo del evangelio?

Hechos 2:22-32

22 Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis; 23 a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole; 24 al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella.25 Porque David dice de él: Veía al Señor siempre delante de mí; Porque está a mi diestra, no seré conmovido. 26 Por lo cual mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua, Y aun mi carne descansará en esperanza; 27 Porque no dejarás mi alma en el Hades, Ni permitirás que tu Santo vea corrupción. 28 Me hiciste conocer los caminos de la vida; Me llenarás de gozo con tu presencia. 29 Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. 30 Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono, 31 viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. 32 A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos.

Después de resaltar la importancia profética de Pentecostés, Pedro pasó a los acontecimientos recientes de la vida, la muerte y la resurrección de Jesús. No obstante, hizo más énfasis en la resurrección, dado que representaba el factor decisivo en la historia del evangelio. Para Pedro, la resurrección fue la vindicación suprema de Jesús (Hech. 2:22, 27); y recurrió a las Escrituras para expresar su punto de vista sobre el significado de la resurrección.
Como Jesús era el Mesías, la muerte no lo podía detener. Así que, tanto para Pedro como para todos los autores del Nuevo Testamento, la resurrección de Jesús se había convertido en una evidencia poderosa, no solo de Jesús como el Mesías, sino de todo el mensaje cristiano de salvación.
La muerte está a la vuelta de la esquina, siempre amenazándonos a nosotros o a nuestros seres queridos; entonces, ¿por qué la resurrección de Jesús es una verdad tan importante?

COMENTARIO DE LA LECCIÓN

¿Sabe usted cuál es la diferencia entre un sermón y un estudio bíblico?

El estudio bíblico tiene como objetivo enseñar lo que se puede comprender.

El sermón tiene como objetivo llevar al individuo más allá de lo que no se puede comprender.

Un ejemplo de esto podía ser el estudio bíblico del estado de los muertos. En este estudio usted le enseña a la persona, que los muerto no saben nada, no aman, no odian, no sufren,  y no alaban.

Usted le enseña a la persona que un muerto está muerto y no hay manera de que un muerto esté vivo; o está vivo o está muerto,  pero no puede estar en término medio. Eso se puede enseñar y entender muy claramente con la Biblia en la mano, y en esto consiste precisamente el objetivo de impartir un estudio bíblico.

Ahora imagínese que se murió un familiar de esa persona a quien usted ya le dio el estudio bíblico acerca del estado de los muertos.

Ahora en el servicio fúnebre no necesitamos un estudio bíblico, ahora necesitamos un sermón.

La persona sufriente ya entendió el estado de los muertos; ahora esta persona necesita palabras que la hagan llegar más allá de la comprensión humana. Ella no logra comprender por qué a ella le tocó sufrir ese dolor y esa separación. Ahora necesita un sermón para que, en medio de su dolor que no puede comprender, le nazca resignación, consuelo y esperanza … las que tampoco puede comprender.

Para esto es precisamente el sermón: para lograr que una persona experimente paz y consuelo en medio del dolor, lograr que una persona experimente confianza en Dios en medio de los problemas, lograr que una persona experimente gozo y quietud aún estando a la orilla de la tumba. El sermón logra que el humano experimente el gozo de la salvación aún viviendo en un mundo lleno de dolor y sufrimiento.

Se comete un error tremendo cuando en las iglesias, especialmente a la hora del culto divino, se usan maestros como predicadores.

Una cosa es dar un estudio bíblico y otra cosa es predicar.

El Espíritu de Profecía dice que ninguna persona que no tenga el don de la predicación tendría que ser elegido como anciano; en pocas palabras todo anciano de iglesia está obligado a ser predicador, si no puede predicar que no sea anciano.

Cuando un anciano de iglesia no sabe predicar, entonces delega esta tarea a cualquier persona, casi siempre sin importar si esa persona es un predicador o un maestro. 

A menudo las iglesias que usan maestros para predicar  a la hora del culto divino, dejan un mal sabor en el paladar, dejan un vacío en el alma, porque a esa hora especial, la humanidad no necesita de un estudio bíblico más, sino que anda en busca de energía espiritual, necesita la vitamina espiritual para seguir en la lucha de la vida.

Es el Espíritu Santo quien da la elocuencia al hombre. Hay muchos hombres que tienen la habilidad de poner palabras, frases y expresiones de una manera bella, pero eso no es una elocuencia verdadera, eso es una elocuencia ficticia; el hombre no se ha adueñado del idioma, sino que el idioma se ha adueñado del hombre.

Hay un pensamiento religioso que dice: “la elocuencia es la lógica prendida en fuego” Pero ¿de dónde proviene ese fuego que incendia la lógica? Del Espíritu Santo. 

El predicador estudia su tema, agrupa sus pensamientos, reúne el material para su sermón, y es en el altar donde esa información es prendida en el fuego divino del Espíritu Santo, y nace la verdadera elocuencia. La verdadera elocuencia es el poder divino que logra convencer, cambiar, transformar, restaurar y afirmar la vida de un pecador.

 El sermón de Pedro fue predicado unos pocos días después de la ascensión de Jesús al cielo. La mayoría de las personas que estaban presentes en ese lugar habían conocido a Jesús, sabían de sus enseñanzas, de sus milagros, de su vida, de su muerte y de su ascensión a los cielos. Por lo tanto, ahora sin la presencia de Jesús, esta primera reunión era una prueba de fuego para los nuevos dirigentes de la iglesia. ¿Cómo ellos manejarían su primer servicio religioso público, con tanta diversidad de razas e idiomas?

Los apóstoles nunca se habían enfrentado ellos solos a una audiencia de esa magnitud. Allí había personas de diferentes naciones, hablando en diferentes lenguajes.

 Algunos estaban burlándose en idioma hebreo, diciendo que los apóstoles estaban borrachos; otro estaba preguntando en latín lo que estaba ocurriendo en ese lugar; otros estaban discutiendo en idioma griego y habían otros que andaban merodeando y preguntándose en idioma arábigo el por qué de esa reunión. El lugar se había convertido en una verdadera «BABEL» con expresiones de sorpresa, duda y curiosidad.

En medio de esa caótica escena se encontraban los pobres pescadores: tenían que comenzar un servicio religioso en público, era su primer servicio religioso en público. La tarea era difícil, complicada y retadora. 

Pero allí había un líder: un hombre que poseía  carácter y que sabía tomar decisiones rápidas, un hombre que podía encausar la atención de los demás, un hombre de conocimiento y también de palabras. ¡Qué cambio tan profundo había experimentado el «misionero» Pedro después de negar a Jesús!

13 Mas otros, burlándose, decían: Están llenos de mosto. Hechos 2

Pedro se levantó entre los discípulos para reprender la burla y el error. Pedro no humilló al burlador; tampoco mostró enojo contra la burla. Calmada y amablemente dijo que eso no era verdad por dos razones: la primera porque era muy temprano para estar tomado o embriagado y la segunda era que la ocasión de santidad que estaba por acontecer en ese lugar no daba oportunidad para el vino; todo lo que allí sucedía o estaba por suceder era obra directa de la presencia del Espíritu Santo.

El sermón de Pedro no fue un gran sermón, no había en el sermón verdades teológicas profundas como los sermones de los puritanos, ni la muestra de un genio mental o espiritual. El sermón carecía de pensamientos elaborados que echaran la mente a volar, no tenía revelaciones maravillosas como las de Isaías o Ezequiel, tampoco tenía poderosas frases como las que salían de los labios de Cicerón o Demóstenes. El sermón de Pedro contenía palabras sencillas, pero llenas de poder. Fueron tan convincentes las palabras de ese sermón, que la pregunta que reinaba por los aires, era; “Varones hermanos, ¿Qué haremos?

En verdad los sermones de Jesús, de Pablo y de Pedro carecían de cualidades artísticas, pero tenían algo totalmente diferente: esos sermones estaban sancionados por el Espíritu Santo y esto ayudaba a que se cumpliese la voluntad y los propósitos celestiales.

Los elementos poderosos en el sermón de Pedro eran:

1-Adaptación a la circunstancias: Era un evento muy asombroso el que estaba por acontecer, el sermón aplicaba lecciones prácticas. El sermón fue espontáneo, Pedro no tuvo tiempo para prepararlo.

2-El sermón de Pedro estaba basado ciento por ciento en las Escrituras. Los puntos más grandes del sermón eran bíblicos. El emplear la naturaleza, la ciencia, la historia, la experiencia y las ilustraciones son importantes en un sermón, pero no producen una convicción profunda como las que produce la Palabra Viva de Dios.

3-El sermón de Pedro tenía una fuerte condenación del pecado.

4-El sermón de Pedro tenía a Cristo en el principio, a Cristo en el medio y a Cristo en el final.

5-El sermón de Pedro, que era Cristo-céntrico, tenía la presencia del Espíritu Santo

Quienes deseamos predicar, tenemos que seguir un orden de cosas:

-Pedir el don del Espíritu Santo

-Llevar una vida de oración y obediencia, dos elementos necesarios que abren las puertas de la santidad.

-Estudiar a profundidad la Palabra de Dios

-Tener consistencia en la vida espiritual: no se trata de buscar santidad sólo cuando vamos a participar en la iglesia.
La santidad tiene que ser compañera diaria de todos los que desean predicar, ya que la predicación tiene dos lados: Por precepto y por ejemplo.
Si tenemos que predicar, hagamos nuestra la oración:  Señor, danos el fuego que ardió en hombres como Pedro, entre otros (Himnario adventista, 202):
 
1. Danos el fuego que ardió

en hombres tales cual Daniel,
que en rudas pruebas lo guardó
y lo mantuvo siempre fiel.

2. Danos la llama que animó
la fe potente de Abraham,
que a Pablo un gran valor le dio,
y amor profundo al joven Juan.

 

3. Danos del cielo la virtud,
la que a Elías dio poder.
Danos tu divinal salud,
tu fe y tu gracia a conocer.

4. Pronto en la nubes volverás;
necesitamos más fervor;
y te imploramos además:
Danos tu Espíritu, Señor.

 

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Con claridad y poder Pedro dió testimonio de la muerte y resurrección de Cristo: “Varones Israelitas, oíd estas palabras: Jesús Nazareno, varón aprobado de Dios entre vosotros en maravillas y prodigios y señales, que Dios hizo por él en medio de vosotros, como también vosotros sabéis; a éste… prendisteis y matasteis por manos de los inicuos, crucificándole; al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible ser detenido por ella.”
Pedro no se refirió a las enseñanzas de Cristo para probar su aserto, porque sabía que el prejuicio de sus oyentes era tan grande que sus palabras a ese respecto no surtirían efecto. En lugar de ello, les habló de David, a quien consideraban los judíos como uno de los patriarcas de su nación…
“Varones hermanos, se os puede libremente decir del patriarca David, que murió, y fué sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy.” “Habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fué dejada en el infierno, ni su carne vió corrupción. A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos.” (Los hechos de los apóstoles, {HAp}, p. 34).
Si [la] profecía de Joel halló un cumplimiento parcial en los días de los apóstoles, estamos viviendo en un tiempo cuando se ha de manifestar aún más evidentemente al pueblo de Dios. Él derramará de tal manera su Espíritu sobre su pueblo, que éste se convertirá en una luz en medio de la oscuridad moral, y se reflejará una gran luz en todas partes del mundo. Ojalá aumentara nuestra fe para que el Señor pudiera obrar poderosamente con su pueblo (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 4, p. 1196).
Jesús salió de la tumba con el paso de un poderoso Vencedor. Se sintió un clamor de triunfo, porque la familia celestial estaba esperando para recibirlo, y el poderoso ángel, seguido del ejército del cielo, se postró en adoración frente a él, el monarca del cielo, mientras él proclamaba sobre la abierta Tumba de José: “Yo soy la resurrección y la vida”.
Todos los seres creados viven por la voluntad y el poder de Dios. Son recipientes de la vida del Hijo de Dios. No importa cuán capaces y talentosos sean, cuán amplias sean sus facultades, reciben nueva vida de la Fuente de toda vida. Él es el Manantial, la Fuente de la vida….
La vida que él depuso en la humanidad, la vuelve a tomar y la da a la humanidad. `Yo he venido, dijo, para que tengan vida y para que la tengan en abundancia.’”
Cristo llegó a ser como uno con la humanidad, para que la humanidad pudiera llegar a ser una es espíritu y en vida con él. En virtud de esa unión, en obediencia a la Palabra de Dios, la vida de Cristo llega a ser la vida de la humanidad. Él dice al penitente: “Yo soy la resurrección y la vida” (Sons and Daughters of God, p. 237, parcialmente en Hijos e hijas de Dios, p. 239).

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Lección 2 | Miércoles 11 de julio_________________________________________________________

LA EXALTACIÓN DE JESÚS

“Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís” (Hech. 2:33).
En la tercera parte del discurso, Pedro volvió al tema de las lenguas, que había atraído al pueblo al principio. En vez de estar borrachos –lo que habría sido extraño a las nueve de la mañana (Hech. 2:15)–, los creyentes estaban hablando en lenguas porque el Espíritu Santo acababa de ser derramado del cielo.

Lee Hechos 2:33 al 36. ¿Cuál es la conexión entre la exaltación de Jesús a la diestra de Dios y el derramamiento del Espíritu?

Hechos 2:33-36

33 Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís.34 Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra,35 Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies. 36 Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.

La diestra de Dios es una posición de autoridad (Sal. 110:1-3). El argumento de Pedro, que se basa en la Biblia, es que, debido a que Jesús fue elevado a esa posición en el cielo, derramó el Espíritu sobre sus seguidores. La exaltación no le concedió a Jesús un estatus que no tenía antes (Juan 1:1-3; 17:5), sino que representaba el supremo reconocimiento, por parte del Padre, de su prerrogativa como Señor y Salvador (Hech. 2:36).
Este hecho en realidad nos lleva a uno de los temas más importantes de la Escritura: el conflicto cósmico entre el bien y el mal. La cuestión es que el Espíritu no podía venir plenamente si Jesús no era exaltado (Juan 7:39), y Jesús no sería exaltado si no hubiese triunfado en la Cruz (17:4, 5). En otras palabras, la exaltación de Jesús era la condición para la venida del Espíritu porque significaba la aprobación, por parte de Dios, de los logros de Jesús en la Cruz, incluyendo la derrota de aquel que había usurpado el dominio de este mundo (12:31).
La entrada del pecado en el mundo proyectó una sombra sobre Dios. La muerte de Jesús era necesaria no solo para redimir a los seres humanos, sino también para vindicar a Dios y exponer a Satanás como impostor. En el ministerio de Jesús, la era de la salvación ya estaba en marcha (Luc. 4:18-21). Cuando expulsaba a los demonios o perdonaba pecados, liberaba a los cautivos de Satanás. Sin embargo, fue la Cruz lo que le dio total autoridad para hacer eso. Por lo tanto, cuando el autosacrificio de Cristo fue autenticado en el cielo, Satanás recibió un golpe decisivo y el Espíritu comenzó a derramarse a fin de preparar a un pueblo para la venida de Cristo.

COMENTARIO DE LA LECCIÓN

Los textos de la lección más el comentario del Espíritu de Profecía insertos se complementan muy bien en el estudio de este día y satisfacen su necesidad como docente de la Escuela Sabática.

 

ESPÍRITU DE PROFECÍA

El sacrificio de Cristo como expiación por el pecado es la gran verdad alrededor de la cual se agrupan todas las otras verdades. Para entender y apreciar debidamente toda verdad de la Palabra de Dios, desde el Génesis hasta el Apocalipsis, debe estudiarse a la luz que fluye de la cruz del Calvario y en relación con la maravillosa verdad central de la expiación del Salvador. Los que estudian el admirable sacrificio del Redentor, crecen en gracia y conocimiento (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 5, p. 1111).
Como sumo sacerdote que está dentro del velo, de tal manera inmortalizó Cristo el Calvario, que aunque vive para Dios, muere continuamente para el pecado. De esa manera, si peca algún hombre, tiene a un abogado ante el Padre.
Resucitó de la tumba circuido de una nube de ángeles de admirable poder y gloria: la Deidad y la humanidad combinadas. Se apoderó del mundo sobre el cual Satanás pretendía presidir como en su legítimo territorio. En la obra admirable de dar su vida, Cristo restauró a toda la raza humana al favor de Dios (Mensajes selectos, {1MS}, t. 1, p. 402).
Como ser personal, Dios se ha revelado en su Hijo. Jesús, el resplandor de la gloria del Padre, “y la imagen misma de su sustancia” (Hebreos 1:3), vino a esta tierra en forma de hombre. Como Salvador personal, vino al mundo. Como Salvador personal, ascendió al cielo. Como Salvador personal, intercede en los atrios celestiales. Ante el trono de Dios ministra en nuestro favor como “uno semejante al Hijo del Hombre”. Apocalipsis 1:13.
Como la luz del mundo, veló el esplendor deslumbrante de su divinidad, y vino a vivir como hombre entre los hombres, a fin de que ellos pudieran conocer a su Creador sin ser consumidos. Ningún hombre vio jamás a Dios, excepto en la medida en que se reveló mediante Cristo.
“Yo y el Padre uno somos”, declaró Cristo Juan 10:30. “Nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar”. Mateo 11:27 (Testimonios para la iglesia, {8TI}, t. 8, p. 277).
Cristo Jesús se dio a sí mismo en ofrenda completa en beneficio de cada hijo e hija caído de Adán. ¡Cuánta humillación soportó! Cómo descendió, paso tras paso, más y más bajo en el sendero de la humillación, sin embargo nunca degradó su alma con ninguna mancha de pecado! Todo esto sufrió a fin de levantarte, limpiarte, refinarte y ennoblecerte, y colocarte como coheredero consigo mismo sobre su trono… La Majestad del cielo, el Hijo unigénito del Dios vivo y verdadero, abrió el camino para que llegaras a él, dando su vida en sacrificio sobre la cruz del Calvario (Fundamentals of Christian Education, pp. 251, 252).

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Jueves 12 de julio | Lección 2____________________________________________________________

LAS PRIMICIAS

Las palabras de Pedro llegaron al corazón de sus oyentes. Es posible que algunos de ellos hubiesen estado entre los que pedían que crucificaran a Jesús unas semanas antes (Luc. 23:13-25). Pero ahora, persuadidos de que Jesús de Nazaret era realmente el Mesías designado por Dios, clamaron con tristeza: “¿Qué haremos?” (Hech. 2:37).

Lee Hechos 2:38. ¿Cuáles son los dos requisitos básicos para el perdón?

Hechos 2:38

38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.

Más que simplemente un sentimiento de tristeza o remordimiento, arrepentirse significa un cambio de rumbo radical en la vida y apartarse del pecado (Hech. 3:19; 26:20). Junto con la fe, el verdadero arrepentimiento es un don de Dios; pero, como todos los dones, se lo puede rechazar (Hech. 5:31-33; 26:19-21; Rom. 2:4).
Desde la época de Juan el Bautista, el arrepentimiento se asociaba con el bautismo (Mar. 1:4). Es decir, el bautismo se convirtió en una expresión de arrepentimiento, un rito que simboliza el lavamiento de los pecados y la regeneración moral producida por el Espíritu Santo (Hech. 2:38; 22:16; comparar con Tito 3:5-7).

Lee Hechos 2:38 y 39. ¿Qué promesa especial reciben quienes se arrepienten y se bautizan?

Hechos 2:38-39

38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. 39 Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.

En el Pentecostés, la gente no solo recibió el perdón de los pecados, sino también la plenitud del Espíritu para el crecimiento personal, el servicio en la iglesia y, especialmente, la misión. Esta fue quizá la mayor de todas las bendiciones, porque la razón principal de la iglesia es compartir las buenas nuevas del evangelio (1 Ped. 2:9). Por lo tanto, a partir de ese momento, tendrían la seguridad de la salvación y el poder del Espíritu Santo, que los capacitaría para la misión a la que la iglesia había sido llamada.
¿Por qué es tan importante que todo el que quiera proclamar el evangelio entienda que tenemos “perdón de los pecados”? Al fin y al cabo, ¿qué esperanza puedes ofrecerles a los demás en Jesús si tú no la tienes?

COMENTARIO DE LA LECCIÓN

Para cerrar las adiciones de esta semana, ubiquémonos como testigos de la gloriosa ascensión de Cristo; más aún, sintámonos parte de la más gloriosa re-aparición del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo, cuando vuelva a la Tierra para llevarnos a la casa del Padre. Y hagamos nuestra la oración: ¡Maranata!  Sí, ¡¡ven, Señor Jesús!! (Apocalipsis 22:20)

 

Hechos 2:37, 38

37 Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? 38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.

El verbo “compungir” νύσσω  (niuso o nuso) aparece solamente esta vez en todo el Nuevo Testamento y expresa la idea de una emoción muy dolorosa y punzante. En el libro de Romanos 11: 8 aparece otra palabra que posiblemente es un derivado de esta, y es la palabra “estupor” La palabra estupor expresa la idea de un lapso de inconciencia o mareo, que ocurre inmediatamente después de haber experimentado un fuerte dolor. De todas maneras, las dos voces, tanto compungir como estupor, se refieren al efecto físico que produce una emoción espiritual trascendente y profunda.

El sermón de Pedro estuvo acompañado por el poder del Espíritu Santo. Miles fueron traídos a la obediencia de la fe, como resultado de un solo sermón. Las palabras de Pedro, o los milagros que allí se efectuaron, hubieran sido incapaces de producir un dolor físico como resultado del arrepentimiento; ese fenómeno o milagro de compungir, solamente logra efectuarlo la presencia del Espíritu Santo. En otras palabras, el arrepentimiento está profundamente vinculado con la acción del Espíritu Santo, como productor del mismo.

El sermón del arrepentimiento y la remisión de los pecados, es un sermón que se ha venido predicando desde los tiempos apostólicos hasta nuestros días. Aún en nuestros días, el Espíritu Santo continúa bendiciendo los corazones de quienes deciden creer exactamente, de la misma manera en que lo hizo en los días de los apóstoles. El Espíritu Santo es Dios, y Dios nunca cambia.

El gran predicador George Whitefield estaba predicando en la ciudad de Exeter, Inglaterra. Allí también se hizo presente un hombre, que llevaba sus bolsillos llenos de piedras para lanzárselas al predicador. El hombre comenzó a escuchar el sermón con paciencia, y en un momento determinado sacó de sus bolsas la primera piedra para lanzarla al predicador. El sermón era impresionante, y mientras el hombre escuchaba el sermón, la Palabra de Dios tocó su corazón y la piedra que tenía en su mano lista para lanzarla, se le cayó al suelo. Después del sermón, el hombre se acercó al ministro Whitefield y le dijo: “Señor, yo vine con la idea de romperte la cabeza de una pedrada, pero resultó ser que Dios rompió mi corazón con su palabra.” La historia concluye que ese hombre fue bautizado y llegó a ser uno de los más bellos ornamentos del evangelio en su época.

 

Cierta vez un hombre inconverso junto con su esposa, decidieron comenzar a leer la Biblia, y para ello dedicaron una hora diaria. Después de unos días de leer la Biblia, el hombre se detuvo en medio de la lectura y dijo a su esposa: “Si este libro es verdadero, entonces nosotros estamos equivocados.»   Los días de lectura continuaron y mientras avanzaban en la Biblia, cierto día el hombre suspendió de nuevo la lectura y dijo a su esposa: “Si este libro es verdadero, entonces estamos perdidos.” Lleno de ansiedad siguió la lectura de la Biblia por varias semanas, hasta que cierto día volvió a parar en medio de su lectura y con una voz llena de alegría el hombre dijo a su esposa: “si este libro es verdadero, entonces hemos sido salvados por Cristo.” Cuenta la historia que unas semana más tarde, un misionero tocó a la puerta de esta pareja, les impartió el mensaje y llegaron a ser miembros de la gran iglesia cristiana. La convicción de los pecados que efectúa el Santo Espíritu es instantánea.

El trabajo de la conversión tiene por lo menos cuatro pasos:

-Argumentación: sucede cuando la persona llega a estar consciente de su verdadera situación, iluminada por la verdad

-Convicción: 37 Al oír esto, se compungieron de corazón…”  (Hechos 2)

-Indagación: “Varones hermanos ¿Qué haremos?” Esto mismo preguntó Pablo y también el carcelero de Filipo

-Consuelo: El pecador recibe el perdón de sus pecados, y el Espíritu Santo alimenta, vigoriza, enternece y conforta; trae paz y consuelo a su vida.

38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; (Hechos 2)

Cierto hombre fue llevado a juicio por un serio crimen cometido; si lo encontraban culpable, su sentencia sería la muerte.

Los testigos desfilaron en el juicio uno por uno, testificaron en su contra, y allí estaba el hombre escuchando una por una todas las acusaciones, mientras se mantenía en completa calma, inamovible, casi indiferente al juicio que se le estaba celebrando. El juez y todas las personas presentes estaban sorprendidas de ver el comportamiento del hombre, se preguntaban cómo podía el acusado mantener una calma tal, ante tan difícil circunstancia.

Después de escuchar a todos los testigos, inmediatamente continuó al veredicto del juez al hombre, y no tardó mucho en escuchar su veredicto de culpable. Mientras el juez leía el veredicto al acusado, le hizo saber de su sorpresa al notar la manera en que enfrentaba la muerte, con calma y serenidad.

Cuando el juez terminó con su veredicto y con su sentencia de muerte, el acusado sacó de su bolsillo un documento y en ese mismo momento salió por la puerta de la corte completamente libre, sin culpa, ni condena.

El documento que el hombre mantenía en sus bolsillos, era lo que le daba esa seguridad y esa calma plena durante su juicio.  El rey de la nación había instruido a este hombre a pasar por todo el juicio que se le hiciera, y que sacara la carta de perdón que él le había otorgado, solamente después de escuchar su sentencia de muerte en labios del juez.

Esto es precisamente lo que a nosotros los cristianos nos hace estar felices, calmados y quietos en el día del juicio de la tierra. Tenemos una carta de perdón de parte del Rey del universo, la cual está sellada con la sangre preciosa de su Hijo. La carta dice en letras escritas con sangre: “Se arrepintió y se bautizó en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados.”
El rol del Espíritu Santo en este fenómeno salvífico es doble: 
-Nos hace sentir nuestra necesidad de buscar y recibir esa gracia de salvación
-Sirve como canal que conduce los ríos de gracia salvadora, directamente del cielo a nuestra vida.
¡Alabamos a DIOS por su infinita gracia, abundante y gratuitamente otorgada a usted y a mí hoy. Con el dilecto pastor Tulio Peverini, entonemos nuestra gratitud por ese don inmerecido (Himnario adventista, 305)
 

1. Maravillosa su gracia es,
gracia que excede nuestro pecar.
En el Calvario se derramó:
allí su sangre Jesús vertió.

Coro
Gracia, gracia,
gracia que limpia y da perdón.
Gracia, gracia,
gracia más grande que mi pecar.

2. Grande es mi culpa, es como el mar
que me amenaza con perdición.
Pero mayor gracia Cristo da,
arrepentido voy a la cruz.

3. Gracia infinita y eternal,
siempre gratuita para el que cree.
Tú, que anhelas ver a tu Dios,
¿su gracia ahora recibirás?

 

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Únicamente a aquellos que esperan humildemente en Dios, que velan para tener su dirección y gracia, es dado el Espíritu. El poder de Dios aguarda que ellos lo pidan y lo reciban. Esta bendición prometida, reclamada por la fe, trae todas las demás bendiciones en su estela. Es dada según las riquezas de la gracia de Cristo, y él está listo para proporcionarla a toda alma según su capacidad para recibirla.
Cuando el espíritu Santo mora en el corazón, inducirá al instrumento humano a ver a sus propios defectos de carácter, a compadecerse de las debilidades de otros, a perdonar como desea que se le perdone; será compasivo, cortés, semejante a Cristo.
El Espíritu Santo imparte amor, gozo, paz, fortaleza y consuelo; es un manantial de agua que salta para vida eterna. Y la bendición es gratuita (The Faith I Live By, p. 53; parcialmente en La fe por la cual vivo, p. 55).
Cristo ha prometido el don de su Espíritu a su iglesia, y la promesa nos pertenece tanto a nosotros como a los primeros discípulos. Pero ésta, como otras promesas, también es dada bajo una condición. Hay muchos que creen y profesan pedir el cumplimiento de la promesa del Señor; hablan acerca de Cristo y acerca del Espíritu Santo, y sin embargo no reciben ningún beneficio. No entregan el alma para ser guiada y regida por los instrumentos divinos. No podemos utilizar al Espíritu Santo. El Espíritu Santo ha de usarnos a nosotros. Mediante el Espíritu, Dios obra en su pueblo “el querer como el hacer, por su buena voluntad”. Filipenses 2:13. Pero muchos no quieren someterse a esto. Quieren gobernarse a sí mismos. Por esto no reciben el don celestial. El Espíritu es dado únicamente a aquellos que esperan con humildad en Dios, quienes buscan su dirección y gracia…
No tiene límite la utilidad de aquel que, poniendo a un lado el yo, permite que el Espíritu Santo obre en su corazón, y vive una vida plenamente consagrada a Dios. … Si su pueblo quita las obstrucciones, él derramará las aguas de la salvación en corrientes abundantes, mediante los canales humanos… (Nuestra elevada vocación, {NEV}, p. 153).
En estas horas finales del tiempo de gracia concedido a los hijos de los hombres, cuando falta tan poco para que la suerte de cada alma sea decidida para siempre, el Señor del cielo y de la tierra espera que su iglesia se levante a obrar como nunca antes. Los que han sido libertados en Cristo por un conocimiento de la verdad preciosa son considerados por el Señor Jesús como sus escogidos, favorecidos por sobre todos los demás en la tierra; y él espera de ellos que manifiesten las alabanzas de Aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable. Las bendiciones tan liberalmente concedidas deben ser comunicadas a otros. La buena nueva de la salvación debe ir a toda nación, tribu, lengua y pueblo.
En las visiones de los profetas antiguos se representaba al Señor de gloria como otorgando luz especial a su iglesia en los días de tinieblas e incredulidad que preceden a su segunda venida. Como Sol de Justicia, iba a levantarse sobre su iglesia, para traer “salud” “en sus alas.” Malaquías 4:2. Y de todo verdadero discípulo debe irradiar una influencia que difunda vida, valor, auxilio y verdadera sanidad (Profetas y reyes, {PR}, pp. 528, 529).

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Lección 2 | Viernes 13 de julio___________________________________________________________

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

El derramamiento del Espíritu Santo en Pentecostés reveló una verdad fundamental sobre lo que sucedió en el cielo y sobre cómo aceptó Dios el Padre el sacrificio de Cristo por los pecados del mundo. El derramamiento del Espíritu mostró, además, que comenzó en el cielo la obra de Cristo en nuestro favor, sobre la base de su sacrificio en la Tierra. Estos acontecimientos asombrosos son otras de las manifestaciones de la maravillosa verdad de que el cielo y la Tierra están conectados de una manera que no podemos comprender ahora.
“La ascensión de Cristo al cielo fue la señal de que sus seguidores iban a recibir la bendición prometida. Habían de esperarla antes de empezar a hacer su obra. Cuando Cristo entró por los portales celestiales, fue entronizado en medio de la adoración de los ángeles. Tan pronto como esta ceremonia hubo terminado, el Espíritu Santo descendió sobre los discípulos en abundantes raudales, y Cristo fue de veras glorificado con la misma gloria que había tenido con el Padre desde toda la eternidad. El derramamiento pentecostal era la comunicación del Cielo de que el Redentor había iniciado su ministerio celestial. De acuerdo con su promesa, había enviado al Espíritu Santo del cielo a sus seguidores como prueba de que, como Sacerdote y Rey, había recibido toda autoridad en el cielo y en la Tierra, y era el Ungido sobre su pueblo” (HAp 31, 32).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

1. ¿Qué aspectos de Pentecostés se puede esperar que experimente la vida de la iglesia actual? ¿Qué podría repetirse, y qué no?
2. ¿Por qué Pedro hizo de la resurrección de Jesús una parte tan importante de su mensaje de Pentecostés? Lo que hacía de la resurrección algo aún más sorprendente es que, más allá de las expectativas mesiánicas judías existentes en aquella época, nadie esperaba que un Mesías resucitara de entre los muertos. Eso no estaba en el radar espiritual de nadie; no era lo que preveían los que esperaban la venida del Mesías. ¿Qué lecciones podemos aprender de esto? ¿Cuánto necesitamos saber lo que enseña la Biblia, en contraposición con lo que dicen las enseñanzas populares más recientes?
3. Hechos 2:38 habla de la necesidad del bautismo. ¿Significa que alguien que creyó en Jesús pero murió antes de bautizarse necesariamente está perdido? Justifica tu respuesta.
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Escrito por: Tony García.

Gramática revisada por:
Pastor Noel Ruiloba y Nory Ester Garcia-Marenko

Este documento es una cortesía de 7day Media Group.
“One World – One Dream”
http://www.sevendayradio.com
http://www.escuelasabaticamaestros.com
Madrid, España 2018

11 pensamientos en “LECCIÓN 2 – EL PENTECOSTÉS – PARA EL 14 DE JULIO DE 2018

  1. buenos dias henos en cristo una pregunta como conviro esta leccion en pdf y mandarlo a mi cel????

    ________________________________

  2. Saludos:
    Muy buenos todos los comentarios para la preparación de las lecciones cada Sábado. Porqué no sale la lección para maestros? Dios les bendiga!
    Cecilia.

  3. BENDICIONES

  4. Muy buena

  5. Buenos días Dios le bendiga, no he podido descargar la lección dos del trimestre, que estará sucediendo, gracias

  6. sigan adelante que el TODO PODEROSO siga guiandoles para ayudar a su pueblo a la ley y al testimonio, AMEN. DIOS les Bendiga.

  7. Muy inetresante el tema de la semana y muy bien explicado

  8. Hno. Tony, saludos. Es que recibí la lección #3 de esta, pero no está completa y no puedo abrir el formato. Podría volver a enviármela por favor. Se lo agradezco. Gracias 😊. Atentamente, Israel David Rodríguez Hernández

  9. Es que la lección no está completa, sólo la mitad de la introducción de la lección y como no está completamente, no se puede acsesar la lección. Entiendo qué hay que enviarla nuevamente para poder abrirla.

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