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LECCIÓN 5 – LA CONVERSIÓN DE PABLO – PARA EL 4 DE AGOSTO DE 2018

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«La conversion de Pablo»Michelangelo Merisi  da Caravaggio, Italia (1600)  Estilo barroco 

Los pensamientos pertenecientes a la GUÍA DE ESTUDIO DE LA BIBLIA – EDICIÓN PARA MAESTROS de la Escuela Sabática no representan la postura oficial de la Iglesia Adventista del Séptimo Día local, regional ni mundial. Más bien, es el trabajo,  esfuerzo y pensamiento de un hermano laico de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, cuyo principal objetivo es proveer información adicional para quien estudia la lección de Escuela Sabática. Provee una ayuda extra para el maestro, a fin de entenderla mejor, y explicar de una manera más clara y nutrida la lección de Escuela Sabática. Tratamos de no presentar temas controversiales, ni polémicos y evitamos las ideas que promueven el fanatismo y el extremismo en nuestra iglesia. Si nuestro comentario no es de ayuda o de agrado para usted, se le pide que, por favor, lo descarte. Cualquier comentario, pregunta o sugerencia, por favor escriba a elhermanotony@gmail.com


Letra Negra: Lección de Escuela Sabática

Letra Ocre: Lección de Escuela Sabática 

Letra Roja: La Biblia

Letra Café: Nuestro comentario

Letra Azul: Espíritu de profecía


Lección 5: Para el 4 de agosto de 2018

LA CONVERSIÓN DE PABLO

Sábado 28 de julio________________________________________________________________

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Hechos 26:9-11; Deuteronomio 21:23; Hechos 9:1-20; 1 Corintios 9:1; Gálatas 1:1; Hechos 9:20-30.

PARA MEMORIZAR:

“Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel” (Hech. 9:15).

La conversión de Saulo de Tarso (quien se transformó en Pablo) fue uno de los acontecimientos más notables de la historia de la iglesia apostólica. No obstante, la importancia de Pablo va mucho más allá de su conversión en sí, porque Pablo, indudablemente, no fue el único enemigo de la iglesia en llegar a ser un cristiano auténtico. La cuestión más bien tiene que ver con lo que terminó haciendo en favor del evangelio. Pablo había sido un oponente incorregible para los primeros creyentes, y el daño que podría haberle causado a la iglesia incipiente era enorme. Tenía determinación y contaba con apoyo oficial para destruir a la nueva iglesia. Sin embargo, respondió fielmente al llamado de Dios camino a Damasco, y se convirtió en el más grande de los apóstoles. “De entre los perseguidores más amargos e implacables de la iglesia de Cristo, surgió el mejor defensor y el heraldo más exitoso del evangelio” (LP 9).

El accionar anterior de Pablo al perseguir a la iglesia primitiva siempre le causaba un profundo sentido de indignidad, aunque podía expresar, con un sentimiento aún más profundo de gratitud, que la gracia de Dios hacia él no había sido en vano. Con la conversión de Pablo, el cristianismo cambió para siempre.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Antes de su conversión, Pablo era un acérrimo perseguidor de los discípulos de Cristo. Pero ante las puertas de Damasco le habló una voz, resplandeció en su alma la luz del cielo, y en la revelación que recibió del Crucificado, contempló lo que cambió todo el curso de su vida. Desde entonces en adelante, el amor por el Señor de gloria, a quien había perseguido tan implacablemente en la persona de sus santos, lo superaba todo. Le había sido dado el ministerio de dar a conocer el “misterio encubierto desde tiempos eternos” [Romanos 16:25], “Instrumento escogido me es éste —declaró el Ángel que le apareció a Ananías— para que lleve mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel” [Hechos 9:15]…

La vida de Pablo fue una vida de actividades intensas y variadas. De ciudad en ciudad, y de país en país, él viajaba, contando la historia de la cruz, ganando conversos para el evangelio y estableciendo iglesias (Obreros evangélicos, pp. 59, 60).

A semejanza de muchos actualmente, antes de su conversión Pablo tenía mucha confianza en una piedad hereditaria, pero su con-fianza se fundaba en una falsedad. Era una fe sin Cristo porque confiaba en formas y ceremonias. Su celo por la ley estaba separado de Cristo y no tenía valor. Su jactancia consistía en que él era impecable en su realización de las obras de la ley, pero rechazaba al Cristo que daba valor a la ley. Confiaba en su propia justicia… Durante un tiempo, Pablo hizo una obra muy cruel, pensando que estaba realizando el servicio de Dios, pues dice: “Lo hice por ignorancia, en incredulidad” [1 Timoteo 1:13]. Pero su sinceridad no justificó su obra ni convirtió el error en verdad.

La fe es el medio por el cual la verdad o el error encuentran abrigo en la mente. Por el mismo acto de la mente se recibe la verdad o el error, pero hay una gran diferencia en que creamos la Palabra de Dios o los dichos de los hombres. Cuando Cristo se reveló a Pablo y éste estuvo convencido de que estaba persiguiendo a Jesús en la persona de sus santos, aceptó la verdad tal como es en Jesús. Un poder transformador se manifestó en su mente y carácter, y llegó a ser un hombre nuevo en Cristo Jesús. Recibió la verdad tan plenamente que ni la tierra ni el infierno pudieron sacudir su fe (Mensajes selectos, t. 1, p. 406).

[Al] apedrear a Esteban, los judíos sellaron finalmente su rechazamiento del evangelio; los discípulos, dispersados por la persecución, “iban por todas partes anunciando la palabra” [Hechos 8:4]; y poco después se convirtió Saulo el perseguidor, para llegar a ser Pablo, el apóstol de los gentiles (Profetas y reyes, p. 515).

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Lección 5 | Domingo 29 de julio__________________________________________________

PERSEGUIDOR DE LA IGLESIA

Pablo era un judío helenista. Su lugar de nacimiento fue Tarso, la capital de Cilicia (Hech. 21:39). No obstante, hasta cierto punto, se desvió del estereotipo helénico, pues fue llevado a Jerusalén, donde estudió con Gamaliel (Hech. 22:3), el maestro fariseo más influyente de la época. Como fariseo, Pablo era estrictamente ortodoxo, aunque su celo rayaba en el fanatismo (Gál. 1:14). Esta es la razón por la que llevó a Esteban a su muerte y se convirtió en la figura clave de la persecución resultante.

Lee Hechos 26:9 al 11. ¿De qué modo describió Pablo su accionar contra la iglesia?

Hechos 26:9-11

Yo ciertamente había creído mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret; 10 lo cual también hice en Jerusalén. Yo encerré en cárceles a muchos de los santos, habiendo recibido poderes de los principales sacerdotes; y cuando los mataron, yo di mi voto. 11 Y muchas veces, castigándolos en todas las sinagogas, los forcé a blasfemar; y enfurecido sobremanera contra ellos, los perseguí hasta en las ciudades extranjeras.

Pablo dice, en otra parte, que el evangelio era una piedra de tropiezo para los judíos (1 Cor. 1:23). Además del hecho de que Jesús no encajaba en las expectativas judías tradicionales de un Mesías regio, de ninguna manera podían aceptar la idea de que el que había muerto en una cruz podría ser el Mesías de Dios, porque la Escritura dice que cualquiera que sea colgado está bajo la maldición de Dios (Deut. 21:23). Por lo tanto, para los judíos, la crucifixión era en sí una contradicción grotesca, la evidencia más clara de que las afirmaciones de la iglesia acerca de Jesús eran falsas.

Hechos 9:1 y 2 muestra a Saulo de Tarso actuando contra los creyentes. Damasco era una ciudad importante, que estaba a 220 kilómetros al norte de Jerusalén y tenía una numerosa población judía. Los judíos que vivían fuera de Judea estaban organizados en una especie de red, cuya sede estaba en Jerusalén (el Sanedrín), y las sinagogas funcionaban como centros de apoyo para las comunidades locales. Había una comunicación constante entre el Sanedrín y esas comunidades, a través de cartas normalmente llevadas por un shalia, “el que es enviado” (del hebreo shala, “enviar”). Un shaliaḥ era un agente oficial nombrado por el Sanedrín para realizar varias funciones religiosas.

Cuando Pablo le pidió al sumo sacerdote, el presidente del Sanedrín, que le diera cartas dirigidas a las sinagogas de Damasco, se convirtió en shalia, con autoridad para arrestar a cualquier seguidor de Jesús y llevarlo a Jerusalén (comparar con Hech. 26:12). En griego, el equivalente a shalia es apostolos, término del que deriva la palabra apóstol. Por lo tanto, antes de ser un apóstol de Jesucristo, Pablo era un apóstol del Sanedrín.

¿Cuándo fue la última vez que demostraste celo por algo (a favor o en contra) y más tarde cambiaste de opinión? ¿Qué lecciones aprendiste de esta experiencia?

COMENTARIO DE LA LECCIÓN

Hoy iniciamos una revisión de los veinte capítulos de Hechos que siguen paso a paso las vivencias de Pablo en su ministerio evangelístico. Con oración, permitamos que el Santo Espíritu nos guíe a emular sus virtudes y evitar sus males.

SAULO y PABLO

El nombre Pablo proviene del griego Páulos, del latín Paulus, y del hebreo Shazul que significa «Pedido a Dios«, es decir «Prestado a Dios.»

A Pablo se le conoce por el nombre de Saulo hasta el capítulo 13 de los Hechos, y de allí en adelante se le comienza a llamar con el nombre de Pablo.

 Se ha especulado mucho acerca del cambio de nombre de Saulo a Pablo. La respuesta más aceptable es que posiblemente él usara más de un nombre: el nombre en hebreo «Saulo», y el nombre greco-romano «Pablo». Posiblemente usaba el nombre hebreo con los judíos y su familia, pero usaba su nombre greco-romano en la ciudad donde nació. Usar el apelativo Pablo estaría más en armonía con su ciudadanía romana.

Era de mucha ventaja para él usar su nombre «Pablo» cuando predicaba el evangelio al mundo gentil, ya que para el mundo gentil era más fácil aceptar a un romano predicando de Jesús, que a un judío predicando de Jesús.

Pablo era judío por nacimiento, así como también por su educación. Pertenecía a la tribu de Benjamín, y posiblemente le dieron su nombre en honor de Saúl, el primer rey de Israel, que también era de la tribu de Benjamín (Saul-Saulo-Shazul).

 

SU FAMILIA

A la luz de la Biblia se sabe muy poco de la familia de Pablo. Su padre era judío y fariseo y, al igual que Pablo, poseía ciudadanía romana; también la Biblia menciona que tenía por lo menos una hermana.

Pablo nació en el Asia Menor, en la ciudad de Tarso, una ciudad sobresaliente por su cultura, ciencia, educación y filosofía. En esta ciudad se mezclaban las costumbres griegas, romanas y judías.

Hay un documento del siglo II dC (después de Cristo), que sostiene que la familia de Pablo fue llevada esclava a Tarso por los romanos, en el año 2 antes de Cristo. Allí en Tarso, más tarde, se les otorgó la libertad y al mismo tiempo la ciudadanía romana; si esto es verídico posiblemente esta fue la forma en que él y su familia consiguieron la codiciada ciudadanía romana de esa época. Pablo dijo que él era ciudadano de nacimiento: 27 Vino el tribuno y le dijo: Dime, ¿eres tú ciudadano romano? Él dijo: Sí.  28 Respondió el tribuno: Yo con una gran suma adquirí esta ciudadanía. Entonces Pablo dijo: Pero yo lo soy de nacimiento.” (Hechos 22)

SU EDUCACIÓN

Pablo fue una persona muy estudiada; se sabe que hablaba el hebreo, el griego, el arameo y muchos sostienen que también hablaba el latín. Parte de su educación la recibió a los pies de uno de los rabinos más sabios y prudentes de la época, como lo fue Gamaliel. Es allí donde fue enseñado en una de las órdenes religiosas más rigurosas de esa época, la de los fariseos.

En Hechos 6: 9,10 encontramos que nadie podía contrarrestar la sabiduría y el espíritu con que hablaba Esteban. En la muerte de Esteban, Saulo estuvo presente consintiendo en este acto; esto marca el primer contacto conocido de Saulo con el cristianismo.

CELO RELIGIOSO: influencia de Esteban 

Hay ciertos eruditos de la Biblia que sostienen que Saulo fue uno de los que perdió el debate ante Esteban. También el espíritu de profecía sostiene que Saulo debatió teológicamente con Esteban, y salió perdedor en el debate.

Su odio se encendió más contra el cristianismo cuando pudo contemplar la muerte de Esteban, escuchó de Esteban las palabras de amor y perdón hacia sus verdugos; también vio la aprobación de Dios a la oración de Esteban, y pudo ver cómo el rostro de Esteban brillaba con la gloria del cielo.

«Esteban era muy activo en la causa de Dios y compartía su fe valerosamente. “Entonces se levantaron unos de la sinagoga llamada de los libertos, y de los de Cirene, de Alejandría, de Silicia y de Asia, disputando con Esteban. Pero no podían resistir a la sabiduría y al espíritu con que hablaba” (Hechos 6:9). Estos discípulos de los grandes rabinos confiaban en que en un debate público podrían obtener una victoria completa sobre Esteban basándose en su supuesta ignorancia. Pero no solamente hablaba éste con el poder del Espíritu Santo, sino que resultó evidente para toda esa vasta asamblea que también era un estudioso de las profecías y versado en todos los asuntos relativos a la ley. Defendió con capacidad las verdades que profesaba, y derrotó totalmente a sus oponentes.» {Historia de la Redención – HR 273.1}

 «Los sacerdotes y gobernantes que fueron testigos de la maravillosa manifestación de poder que acompañaba el ministerio de Esteban se llenaron de amargo odio. En lugar de ceder al peso de la evidencia que él presentaba, decidieron silenciar su voz dándole muerte.» {HR 273.2}

 «Por lo tanto prendieron a Esteban y lo hicieron comparecer delante del Sanedrín para someterlo a juicio.» {HR 273.3}

 «Se convocó a eruditos judíos de los países circunvecinos con el propósito de que refutaran los argumentos del acusado. Saulo, que se había distinguido como celoso oponente de la doctrina de Cristo y perseguidor de todos los que creían en él, también se hallaba presente. Este erudito se puso en contra de Esteban en forma destacada. Empleó todo el peso de la elocuencia y la lógica de los rabinos en este caso, para convencer a la gente de que Esteban predicaba doctrinas engañosas y peligrosas.» {HR 274.1}

 «Pero Saulo encontró en Esteban a alguien tan educado como él mismo, y que tenía una plena comprensión de los propósitos de Dios al diseminar el Evangelio por todas las naciones. Creía en el Dios de Abrahán, Isaac y Jacob, y estaba sumamente bien fundado con respecto a los privilegios de los judíos; pero su fe era más amplia, y sabía que había llegado el tiempo cuando los verdaderos creyentes adorarían no sólo en templos hechos por manos de hombres, sino en todo el mundo los hombres podrían adorar a Dios en espíritu y en verdad. Había caído la venda de los ojos de Esteban, y percibía el propósito por el cual tantas cosas habían sido abolidas con la muerte de Cristo.» {HR 274.2}

 El martirio de Esteban causó una profunda impresión en todos los que fueron testigos del hecho. Significó una dura prueba para la iglesia, pero dio como resultado la conversión de Saulo. La fe, la constancia y la glorificación del mártir no pudieron desaparecer de su memoria. El sello de Dios estampado en su rostro, sus palabras, que alcanzaron a cada alma de todos los que lo escucharon, excepto de los que se endurecieron por resistir la luz, permanecieron en la memoria de los presentes y dieron testimonio de la verdad de lo que él había proclamado.{HR 277.3}

 No se pronunció sentencia legal en el caso de Esteban, pero las autoridades romanas recibieron grandes sumas de dinero para no investigar el caso. Saulo parecía imbuido de un celo frenético en ocasión del juicio y la muerte de Esteban. Parecía enfurecido por su secreta convicción de que Esteban había sido honrado por Dios en el mismo momento cuando los hombres lo deshonraban. {HR 278.1}

 

NUEVA VIDA

Después de su conversión, cuando Ananías le devuelve la vista por orden de Dios y le informa que ha pasado de perseguidor a perseguido, Pablo comienza sus incansables viajes misioneros, ganándose así el título de «apóstol a los gentiles». Incontables son sus sufrimientos, incontables son sus dolencias; indescriptible es su abnegación por la predicación del evangelio.

Pablo termina en Roma por su apelación a César, donde permanece 2 años en espera de juicio.

 Al final de estos dos años es absuelto por Nerón. Las cartas de 1 Timoteo y de Tito muestran que Pablo realizó otros viajes después de su primer encarcelamiento.

Hay un documento llamado el Fragmento Muratoriano o Canon de Muratori donde se sostiene que Pablo estuvo en España. En Hechos 15: 24 al 28 Pablo menciona su deseo de ir a España. Posiblemente en este tiempo de libertad pudo cumplir su deseo de visitar España, Filipos, Macedonia, Éfeso, Corinto, y Creta.

ÚLTIMOS DÍAS

La Biblia guarda silencio en cuanto al segundo arresto de Pablo. Muchos creen que esto sucedió cuando Nerón desató la cruel persecución contra el cristianismo; se cree que su segundo arresto ocurrió estando él en Troas.

El Espíritu de Profecía comenta su segundo arresto, y esto es lo que declara: «La mala voluntad del emperador hacia Pablo subió de punto por el hecho de que algunos miembros de la familia imperial, como asimismo otras personas distinguidas, se habían convertido al cristianismo durante su primera prisión. Por eso contribuyó a que su segundo encarcelamiento fuera mucho más severo que el primero, le dio muy poca oportunidad de predicar el Evangelio y decidió terminar con esa vida tan pronto como pudiera encontrar un pretexto plausible para hacerlo. La mente de Nerón fue tan impresionada por la fuerza de las palabras del apóstol en su último juicio que postergó la decisión acerca del caso sin dejarlo en libertad ni condenarlo. Pero la sentencia sólo fue diferida. No pasó mucho tiempo hasta que se dio a conocer la decisión que destinaba a Pablo a ocupar la tumba de un mártir. Puesto que era ciudadano romano, no podía ser sujeto a tortura, y por lo tanto se lo sentenció a ser decapitado». – {HR 330.3}

De acuerdo con la tradición, Pablo fue confinado en la cárcel Mamertina, ubicada sobre la Vía Apia en Roma, donde fue encadenado como un preso común; fue desde aquí que escribió la segunda carta a Timoteo.

 La mayoría de los historiadores cristianos de la época de este apóstol concuerdan en que Pablo murió bajo el mandato de Nerón, aunque no se sabe exactamente la fecha de su muerte; se cree que murió entre el año 66 y el 68. En el año 68 ocurrió la muerte de Nerón. Pablo murió decapitado en algún lugar de la Vía Ostia, importante carretera en la ciudad de Roma.

Antes de su muerte, Pablo escribió su propio epitafio: «He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida» Este es un epitafio hermoso y perfecto para escribir sobre su lápida, describiendo su vida y su misión en esta tierra.

Cabe interrogarnos: ¿cuál será nuestro epitafio?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Después de la muerte de Esteban, se levantó contra los creyentes de Jerusalén una persecución tan violenta que “todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria”. Saulo “asolaba la iglesia entrando por las casas: y trayendo hombres y mujeres, los entregaba en la cárcel”. En cuanto a su celo en esta cruel obra, él dijo ulteriormente: “Yo ciertamente había pensado deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret: lo cual también hice en Jerusalén, y yo encerré en cárceles a muchos de los santos… Y muchas veces, castigándolos por todas las sinagogas, los forcé a blasfemar; y enfurecido sobremanera contra ellos, los perseguí hasta en las ciudades extrañas” Por las palabras de Saulo: “Cuando eran matados, yo di mi voto”, puede verse que Esteban no era el único que sufrió la muerte [Hechos 26:9-11] (Los hechos de los apóstoles, p. 85).

[El] celo [de Saulo] lo indujo a dedicarse voluntariamente a perseguir a los creyentes. Logró que algunos santos fueran arrastrados ante los concilios, encarcelados o condenados a muerte sin ninguna evidencia de ofensa, salvo su fe en Jesús. De un carácter similar, aun-que orientado en otra dirección, era el celo de Santiago y Juan cuando querían que descendiera fuego del cielo y consumiera a los que habían despreciado y se habían burlado de su Maestro.

Saulo estaba por hacer un viaje a Damasco para atender negocios particulares, pero estaba decidido también a cumplir un doble propósito al buscar, de paso, a los creyentes en Cristo. Con este fin consiguió cartas del sumo sacerdote para ser leídas en la sinagoga, mediante las cuales se lo autorizaba a prender a todos los que fueran sospechosos de creer en Jesús, para enviarlos por manos de mensajeros a Jerusalén donde serían juzgados y castigados. Se puso en camino lleno de la fortaleza y el vigor de la virilidad, e impulsado por el fuego de un celo equivocado (La historia de la redención, p. 280).

Tenemos evidencia en la Palabra de Dios de la propensión de su pueblo a ser grandemente engañado. Hay muchos casos donde lo que puede parecer un celo sincero por el honor de Dios tiene su origen en haber dejado desprotegida el alma para que el enemigo tiente e impresione la mente con un sentido pervertido del verdadero estado de las cosas. Y podemos esperar que ocurran tales cosas en estos últimos días, porque Satanás está tan ocupado ahora como lo estaba en la congregación de Israel. No se entienden la crueldad y fuerza del prejuicio (Testimonios para la iglesia, tomo 3, p. 389).

En la naturaleza humana existe la tendencia a irse a los extremos, y de un extremo a otro, totalmente opuesto. Muchos son fanáticos. Los consume un celo equivocado por la religión, pero el carácter es la verdadera prueba del discipulado. ¿Poseen ellos la mansedumbre de Cristo, poseen su humildad y su dulce benevolencia? ¿Está el templo del alma vacío de orgullo, arrogancia, egoísmo y censura? Si no lo está, entonces no saben ellos a qué clase de espíritu pertenecen. No se dan cuenta de que el verdadero cristianismo consiste en llevar mucho fruto para la gloria de Dios (Testimonios para la iglesia, tomo 5, p. 285).

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Lunes 30 de julio | Lección 5_____________________________________________________

CAMINO A DAMASCO

Lee Hechos 9:3 al 9. ¿Qué sucedió cuando Pablo se aproximaba a Damasco? ¿Cuál es el significado de las palabras de Jesús en Hechos 9:5 (ver además Hech. 26:14)?

Hechos 9:3-9

Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, mas sin ver a nadie. Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le metieron en Damasco, donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió.

Hechos 26:14

14 Y habiendo caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me hablaba, y decía en lengua hebrea: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón.

Cuando Pablo y sus compañeros se acercaban a Damasco, ocurrió lo inesperado: alrededor del mediodía, vieron una luz del cielo intensamente brillante y oyeron una voz que hablaba. Esto no era solo una visión en el sentido profético, sino una manifestación divina, dirigida exclusivamente a Pablo. Sus compañeros vieron la luz, pero solo Pablo quedó ciego; ellos oyeron la voz, pero solo Pablo entendió lo que decía. La luz era la gloria divina del Jesús resucitado, que se le apareció a Pablo personalmente en ese momento (Hech. 22:14). Más adelante, Pablo insiste en que había visto a Jesús, hecho que lo hacía igual a los Doce como testigo de su resurrección y en cuanto a su autoridad apostólica (1 Cor. 9:1; 15:8).

El diálogo que Pablo mantuvo con Jesús lo afectó infinitamente más que la luz misma. Pablo estaba absolutamente convencido de que, al atacar a los seguidores de Jesús de Nazaret, estaba haciendo la obra de Dios de purificar al judaísmo de esa peligrosa y terrible herejía. No obstante, para su consternación, se enteró no solo de que Jesús estaba vivo, sino también de que, al infligir sufrimientos a sus creyentes, estaba atacando a Jesús mismo.

Al hablar con Saulo, Jesús usó un dicho proverbial, supuestamente de origen griego, con el que Pablo sin duda estaba familiarizado: “Dura cosa te es dar coces contra el aguijón” (Hech. 26:14). La imagen es la de un buey uncido, tratando de moverse contra el palo afilado utilizado para guiarlo. Cuando eso pasa, el animal solamente se lastima más.

Este dicho puede indicar una lucha en la mente de Pablo (en Juan 16:8-11, la Biblia se refiere a esto como la obra del Espíritu), que podría remontarse a lo que sucedió con Esteban. “Saulo había tomado una parte destacada en el juicio y la condena de Esteban; y las impresionantes evidencias de la presencia de Dios con el mártir lo habían inducido a dudar de la justicia de la causa que defendía contra los seguidores de Jesús. Su mente estaba profundamente impresionada. En su perplejidad, se dirigió a aquellos en cuya sabiduría y juicio tena plena confianza. Los argumentos de los sacerdotes y los príncipes lo convencieron finalmente de que Esteban era un blasfemo, de que el Cristo a quien el discípulo martirizado había predicado era un impostor, y de que los que desempeñaban cargos sagrados tenía razón” (HAp 92).

¿Por qué es prudente prestar atención a tu conciencia?

COMENTARIO DE LA LECCIÓN

DIOS DIRIGE

Martin Lutero escribió: «Dios es el más grande artífice del universo, solamente se complace con las obras de arte más complicadas y difíciles, nunca se conforma con obras de artes simples y sencillas. Es por eso que desde los antiguos tiempos, él siempre escoge las piedras y las maderas más duras, para poder demostrar su gran habilidad, maestría y sabiduría.»

 Esta es la historia de una de las más finas obras de arte de Jesús en un hombre, ésta es la historia de la conversión de Saulo.

 

DAMASCO

Saulo se dirigía a Damasco; se cree que ésta es la ciudad más antigua del mundo que aún existe y mantiene el mismo nombre hasta nuestros días. La tradición dice que éste fue el lugar donde Caín asesinó a Abel (siglo XL aC). Damasco aparece en la historia de Abraham (siglo XX aC). David había colocado sus guarniciones militares en Damasco (siglo X aC).

 Sus ríos Abana y Farfar se creía que tenían aguas mucho mejores que todas las aguas de Israel. Damasco negociaba con Tiro, exportando los afamados vinos de Helbón y también la lana blanca.

 Damasco en la historia fue tomada primero por Parmenión para el conquistador griego Alejandro Magno, y más tarde fue conquistada por Pompeyo. La ciudad fue famosa porque se convirtió en un centro del islamismo y también por su belleza natural, sus hermosos ríos, sus valles fértiles, y por sus jardines de rosas.

 Hay muchas personas de renombre que llegaron a Damasco: Abraham se acercó a Damasco, también Elías cuando venía de Samaria, Acab se reunió allí con el rey de Asiria; otro personaje  que estuvo en esa ciudad fue también Mahoma. Cuenta la historia que cuando Mahoma llegó cerca de la ciudad y la contempló, dijo: «El hombre sólo puede tener un paraíso en su vida, y el mío está arreglado en los cielos». E inmediatamente salió de Damasco, ya que temió que la hermosura de la ciudad lo apartara de su misión espiritual.

 También Saulo llegó cerca de Damasco; lo que Saulo desconocía eran las profundas emociones, la gran experiencia, y los cambios que este viaje haría en él por el resto de su vida.

 Tampoco el diablo sabía que en ese camino a Damasco perdería al campeón de la Inquisición Hebrea y, lo peor de todo, que a partir de ese viaje a Damasco, Saulo se convertiría en uno de los más grandes enemigos, opositor y combatiente de las obras y de las huestes del mal.

 

¿POR QUÉ NO FELIPE?

Felipe se había convertido en el evangelista por excelencia; podía evangelizar tanto a multitudes como a individuos; acababa de terminar la gran obra con el eunuco de Etiopía.

 ¿Por qué Dios no mandó a Felipe a evangelizar al siguiente candidato a converso, que era Saulo? Él ya tenía la experiencia, podía andar en carruajes, ya había tenido éxito con el eunuco, podía tener éxito con Saulo también.

 No, ningún hombre iría a persuadir a Saulo. Saulo tenía que ser golpeado por la luz divina, del cielo directamente: la conmoción, la naturaleza y la experiencia del especial llamado divino, se harían cargo de él.

 

TRANSFORMACIÓN TOTAL

El cristianismo ha forjado en la conciencia de los humanos cambios indescriptibles. Saulo era un hombre único en muchos sentidos de la vida: era un hombre de conciencia, era un excelente fariseo, y era muy sincero. No hay cosa más terrible para la humanidad, que enfrentar a una persona con una conciencia honesta, pero que está basada en el error y en el pecado.

 Habían pasado aproximadamente dos años desde la ascensión de Cristo. Durante ese tiempo, Saulo se había convertido en un fanático religioso ciego; desempeñaba muy bien su trabajo, con mucha presteza y con mucho celo. Saulo estaba en la flor de la juventud: tenía aproximadamente treinta años de edad cuando Dios lo llamó. Su educación era extremadamente fuerte, su temperamento natural era impetuoso, y su celo religioso-farisaico era extremo.

 

PERFIL PROFESIONAL

Pablo era un académico muy eminente, por las siguientes razones:

1-Tenía un intelecto fuerte y muy desarrollado; este mismo intelecto daba poder a sus pasiones

2-Tenía impulsos fuertes; este impulso la daba fuerza en todos sus propósitos

3-Tenía una diligencia invencible; esto lo empujaba a tener gran crueldad sin retroceder

4-Era práctico; había legalizado sus planes de persecución, cumplía su cometido pronta y completamente

5- Había sido dotado con gran capacidad de expresión y, más aún, elocuencia singular; tanto oralmente como por escrito, las ideas le fluían con la facilidad con que fluye el río Amazonas

6- Su memoria era fenomenal: recordaba nombres, hechos y lugares con facilidad asombrosa

7- Gozaba de notable fortaleza física, lo que inyectaba energía vital a su cerebro

 Saulo no había parado por un momento para examinar las causas de los méritos del cristianismo. Saulo estaba convencido de que su religión «farisaica» tenía su origen en Dios; de esa manera había llegado a la conclusión de que el cristianismo, que se había convertido en una religión rival, no podía tener un origen divino.

 Muchas veces Dios permite que el hombre avance en una mala causa, para hacer su arresto más abrupto, para hacer su final más notorio. Dios no paró a Saulo en Jerusalén, ni en Palestina; antes bien, se le interpuso en el camino a Damasco, en unos cuantos segundos y con una fuerte luz, Dios detuvo abruptamente la notable y brillante carrera de Saulo.

 Para un hombre de tal calibre, se requerían una revelación y un llamado del mismo calibre:

-El símbolo del llamado: una luz del cielo, probablemente la misma gloria de Dios llamada Shekinah

-Un llamado personal y enfático: «Saulo, Saulo» se repitieron las mismas expresiones de Jesús anteriormente: «Marta, Marta»; «Simón, Simón»

-Un llamado excitante: » ¿Por qué me persigues? ¿Qué mal te he hecho?

 Este llamamiento lo pone en contacto con lo divino: el grupo de hombres llegaba a la ciudad después de recorrer aproximadamente 135 millas (217 Km) de camino.

 

FUNCIONARIO DESTACADO

En ese camino a Damasco nos encontramos montando su caballo:

-a un notable príncipe de sangre judía pero con nacionalidad romana

-a un dirigente fariseo de sangre pura

-al director de la primera diabólica sociedad de la inquisición

-a un experto en idiomas contemporáneos

-a uno de los mejores alumnos que haya producido la escuela más fina de la educación hebrea

-allí estaba Saulo, muy orgulloso de su trabajo, cargando en sus bolsillos y maletas los documentos gubernamentales que legalizaban la persecución y aniquilación del cristianismo.

 

CAE EL GIGANTE

Posiblemente por su temperamento y liderazgo, Saulo siempre corría con su caballo adelante de sus compañeros; y allí, sin pensar en un momento en su honor y en su dignidad, en cuestión de segundos lo encontramos tirado en el suelo, junto con sus acompañantes. 

 A veces Dios tira al suelo a alguien, para que, al levantarse de allí, vea nueva luz, nuevas perspectivas de vida, nuevas metas.

 De repente se prende un nuevo sol y este nuevo sol opaca al sol normal del mediodía; el Sol de Justicia con su gloria divina ahora envuelve al impetuoso viajero.

 

ENCUENTRO TRASCENDENTE

El resplandor fue insoportable, los caballos retrocedieron y sus montadores fueron lanzados a tierra. Ciego como una piedra exclamó y preguntó: «¿Quién eres, Señor?»  Jesús contestó: «Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón.»

 El encuentro con Jesús había transformado al gran hombre en un pequeño niño; por eso preguntó con sagrada curiosidad «¿Quién eres, Señor?» También, por eso preguntó con discreción infantil: «¿Qué quieres que haga, Señor?»  Su disposición a seguir instrucciones se vio súbitamente alterada: antes Saulo decía: “Tienen que obedecerme”; ahora él pide instrucciones, ahora Saulo está preguntando  qué  es lo que hay que hacer.

 En ese momento glorioso, excitante y estremecedor, nace uno de los más grandes predicadores de todos los tiempos; de esa caída violenta se levanta posiblemente el más ilustre apóstol.

 A pesar de todas las inconveniencias del camino, ese fue el viaje más hermoso que le pudo acontecer a Saulo en toda su vida, y el viaje más espantoso que pudo haberle sucedido al diablo.

 

EN DAMASCO

¿Qué le pasó a Saulo? Tenía que haber entrado en la ciudad como un torbellino destructor y entró como un pobre ciego limosnero: «llevándole por la mano, le metieron en Damasco.» 

 Saulo se le tenía que dar la bienvenida a las puertas de Damasco como el exterminador de la herejía, pero pasó todo lo contrario. Fue llevado dentro de la ciudad como un indefenso inválido. La aflicción divina siempre vence a todos aquellos que tienen fuerzas que no son de origen celestial. 

 

«¿Qué quieres que yo haga?» 

Una entera revolución comenzó en la vida de Saulo:

-cayó como pecador y se levantó como santo

-cayó como incrédulo y se levantó como un campeón en la fe

-cayó odiando el evangelio y se levantó como un apóstol del evangelio

-cayó como un blasfemo y se levantó como un mártir

-cayó como ciego material y se levantó como visionario celestial

-cayó odiando a Cristo y se levantó para vivir y morir por Cristo.

 

¿DANDO COCES?

«Dura cosa te es dar coces contra el aguijón»

Esta figura ha sido tomada de los agricultores que en el tiempo antiguo usaban una yunta de bueyes para arar la tierra. El instrumento que el agricultor usaba para conducir los bueyes, era una garrocha o una vara de madera que en la punta tenía una pieza de acero puntiaguda en forma de clavo. Este instrumento es conocido en lengua castellana con el nombre de «puya» o “picana”.  Posiblemente usted lo conozca como banderilla, dardo, remoquete, rehilete, vareta, puntada, alfilerazo, etc.

 Cuando se está conduciendo una yunta de bueyes, ya sea que halen una carreta o que estén arando, éste es el instrumento necesario para hacer que los bueyes caminen, giren o paren. Usualmente la picana se aplica al muslo del animal. Cuando se usa en el muslo del animal, la tendencia natural del animal es darle una patada a la punta de la picana, causándose a sí mismo un dolor más grave de lo normal, por la acción de la misma patada. Por eso, con el tiempo, el buey aprende a no patear ese aguijón.

 «Dar coces contra el aguijón» lo pudiéramos fácilmente traducir como: darle patadas a la punta de la picana o puya, o darle patadas a la punta de un clavo. 

 «Dar coces contra el aguijón» es la escena vívida de un hombre que es dañado y torturado por su propia conciencia quebrantada.

 Había algo en Saulo que lo incomodaba por el crimen que estaba ejecutando en contra del cristianismo; había algo que le sugería que estaba luchando en contra de Dios.

 Es muy fácil descubrir tales pensamientos, ya que Saulo había sido educado a los pies del eminente Gamaliel, quien era un defensor de la humanidad y un impulsor de la tolerancia religiosa.

En el libro de Hechos capítulo cinco, estudiamos unos días atrás que Gamaliel había aconsejado al Sanedrín que dejaran en paz al mundo cristiano.

 

TURBACIÓN MENTAL

Saulo estaba muy joven para tener una ocupación tan desagradable y tan espantosa como eso de trabajar de inquisidor; él había podido observar el noble carácter y excelente comportamiento de los cristianos, en especial el de Esteban, primer mártir del cristianismo.

 Había observado el comportamiento de Esteban en su muerte, había escuchado su noble defensa, había visto resplandecer su rostro como el de un ángel, había escuchado su oración pidiendo perdón por los que lo asesinaban. ¿Podrían ser estas gentes enemigas de Dios?

 Había presenciado un poquito de la vida social de los cristianos cuando entraba a sus casas para arrestarlos. Ese comportamiento de pureza y de amor, ¿era acaso un producto de los poderes de las tinieblas? La serenidad y paz con la cual los cristianos esperaban sus sentencias ¿eran acaso un producto de la casualidad? No; definitivamente no, y todas estas realidades posiblemente hacían eco en la perturbada mente de Saulo. 

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Cuando los cansados viajeros se acercaban a Damasco, los ojos de Saulo descansaron con placer sobre la fértil tierra, los hermosos jardines, los huertos cargados de fruta y las frescas corrientes que avanzaban murmurando entre el verdor de los arbustos. Resultaba refrigerante contemplar tal escena después de un viaje largo y cansador en medio de un desolador desierto. Mientras Saulo con sus compañeros contemplaban todo llenos de admiración, de repente una luz más brillante que la del sol resplandeció en tomo de ellos “y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón”…

Una mirada a ese glorioso ser bastó para imprimir su imagen para siempre en el alma del conmovido judío. Las palabras penetraron con fuerza arrolladora hasta su corazón. Un torrente de luz llenó las oscuras cámaras de su mente, revelándole su ignorancia y su error. Vio que mientras se imaginaba que era muy celoso en su servicio a Dios al perseguir a los seguidores de Cristo, en realidad había estado haciendo la obra de Satanás (La historia de la redención, p. 281).

Qué humillación representó para Pablo saber que todo el tiempo en que él usó sus facultades contra la verdad, pensando que estaba prestando un servicio a Dios, estaba persiguiendo a Cristo. Cuando el Salvador se reveló ante Pablo en los brillantes rayos de su gloria, quedó lleno de aborrecimiento por su obra y por sí mismo. El poder de la gloria de Cristo podría haberlo destruido; pero Pablo era un prisionero de esperanza Quedó físicamente ciego por la gloria de la presencia de Aquel a quien había blasfemado; pero eso sucedió para que pudiera tener vista espiritual, para que pudiera ser despertado del letargo que había entorpecido y desvirtuado sus percepciones. Cuando despertó su conciencia, actuó acusándose a sí misma enérgicamente. El celo de su obra, su decidida resistencia a la luz que brillaba sobre él mediante los mensajeros de Dios, ahora producía condenación en su alma y estaba embargado de amargos remordimientos. Ya no se consideraba justo, sino condenado por la ley en pensamiento, en espíritu y en acciones. Se veía a sí mismo como pecador, completamente perdido, sin el Salvador a quien había estado persiguiendo. En los días y las noches de su ceguera tuvo tiempo para reflexionar, y se rindió ante Cristo sintiéndose impotente y sin esperanza. Solo Cristo podía perdonarlo y revestirlo de justicia (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, tomo 6, pp. 1057, 1058).

Cuando se hace de la Biblia un libro de texto, y se suplica fervientemente la dirección del Espíritu, y al mismo tiempo se entrega completamente el corazón para que sea santificado por la verdad, se logrará todo lo que Cristo ha prometido. Tal estudio de la Biblia producirá mentes bien equilibradas. Vivificará el entendimiento y despertará las sensibilidades. La conciencia se sensibilizará; las simpatías y los sentimientos se purificarán; se creará una mejor atmósfera moral; y se impartirá un nuevo poder para resistir a la tentación (Consejos para los maestros, p. 343).

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Lección 5 | Martes 31 de julio____________________________________________________

LA VISITA DE ANANÍAS

Cuando se dio cuenta de que estaba hablando con Jesús en persona, Saulo hizo una pregunta que le dio a Jesús la oportunidad que estaba buscando: “¿Qué haré, Señor?” (Hech. 22:10). La pregunta indica contrición a la luz de lo que había sido su accionar hasta ese momento. No obstante, lo más importante es que expresaba una voluntad incondicional de dejar que Jesús guiara su vida de allí en más. Una vez en Damasco, Saulo debía esperar más instrucciones.

En Hechos 9:10 al 19, la Biblia revela de qué modo estaba obrando el Señor a fin de preparar a Saulo de Tarso para su nueva vida como el apóstol Pablo. En una visión, Jesús le dio a Ananías la misión de visitar a Saulo para imponerle las manos y restaurarle la vista. No obstante, Ananías ya sabía quién era Saulo, y también sabía cuántos de los hermanos habían sufrido y hasta perdido la vida a causa de él. Además, estaba bien informado de la razón por la que Saulo estaba en Damasco; por lo tanto, indudablemente, no quería convertirse en la primera víctima de Saulo allí. Su vacilación era comprensible.

Pero, lo que Ananías no sabía era que Saulo acababa de tener un encuentro personal con Jesús, que había cambiado su vida para siempre. No sabía que, en lugar de seguir trabajando para el Sanedrín, Saulo, para el asombro de Ananías, acababa de ser llamado por Jesús a trabajar para él; lo que significa que Saulo ya no era un apóstol del Sanedrín, sino el instrumento elegido por Jesús para llevar el evangelio tanto a judíos como a gentiles.

Lee Gálatas 1:1, 11 y 12. ¿Qué afirmación especial hace Pablo con respecto a su ministerio apostólico?

Gálatas 1:1, 11 y 12

 1 Pablo, apóstol (no de hombres ni por hombre, sino por Jesucristo y por Dios el Padre que lo resucitó de los muertos),

11 Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; 12 pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo.

En Gálatas, Pablo insiste en que recibió su mensaje y su apostolado directamente de Jesucristo, no de alguna fuente humana. Esto no necesariamente contradice el papel desempeñado por Ananías en su llamado. Al visitarlo, Ananías solo confirmó el llamado que Saulo ya había recibido de Jesús mismo, en camino a Damasco.

De hecho, el cambio en la vida de Saulo fue tan dramático que no se le puede atribuir ninguna causa humana. Solo la intervención divina puede explicar que el oponente más obsesivo de Jesús lo haya aceptado de repente como Salvador y Señor y, dejando todo atrás (convicciones, reputación, carrera), se haya convertido en su apóstol más devoto y prolífico.

¿De qué manera la conversión de Saulo ilustra la intervención de la maravillosa gracia de Dios? ¿Qué puedes aprender de su historia en relación con aquellas personas en tu vida de las que dudas que alguna vez lleguen a la verdadera fe?

COMENTARIO DE LA LECCIÓN

Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le metieron en Damasco, donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió”  (Hechos 9)

AYUNO CORPORAL = BANQUETE ESPIRITUAL 

Tres días sin ver, tres días sin beber y tres días sin comer.  Tres días de privacidad absoluta, tres días pensando, tres días meditando y tres días orando; el conflicto espiritual era tan grande que en esos tres días no probó bebida, ni comida.

 En ese momento Saulo no podía tener comunicación con los cristianos, porque ellos habrían sido aterrorizados con su presencia; tampoco podía tener comunicación con los judíos, porque éstos no habrían tolerado su nuevo estado mental. Sus pasiones habían sido fieras y tempestuosas sus decisiones.

No mucho tiempo atrás había tomado parte activa en el martirio de Esteban, y ahora se encontraba a los pies de Jesús. Saulo tenía muchas escenas para recordar, tenía demasiados temas para meditar.

De la misma manera en que Cristo murió y pasó en la sepultura tres días, la vida antigua de Saulo tenía que morir, tenía que estar sepultada y escondida para poder levantarse al tercer día con Cristo, transformado en una nueva criatura por el poder del Divino Maestro.

 

 11Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías…”

ANANÍAS

¿Ha tenido usted la oportunidad de presenciar a unos de esos pequeños barcos remolcadores empujando diligentemente a un barco gigantesco, para que entre o salga de un puerto?  En el Canal de Panamá hay un equipo de remolcadores que conducen los buques con seguridad a través de esa vía interoceánica, especialmente en las esclusas. El remolcador trabaja arduamente hasta que logra colocar al gran navío en una posición estable, y lo deja listo para comenzar a surcar los mares majestuosamente. Cuando ya lo ha conseguido, el gran barco inicia su travesía, con su propia pompa y su grandeza increíble: comienza la incansable travesía de mares y océanos, llevando consigo su preciosa carga y sus incontables riquezas.

 Esta ilustración se puede comparar con los diferentes miembros que encontramos en la iglesia: hay grandes navíos, gloriosos y majestuosos que saben alcanzar las lejanías del mundo, llevando con ellos tesoros incalculables; estos representan a personas como Saulo, cuya influencia se atesora aún en nuestros días, en hogares, en iglesias, y en la mente de miles y millones de individuos.

Pero también hay pequeños navíos que aparecen en tiempos de crisis, en momentos difíciles: vienen, ayudan y luego desaparecen quedando en el olvido y en el anonimato. Éstos representan a personas como Ananías, que son ministros que aparecen en los momentos de crisis en la vida de otra persona, hacen un trabajo formidable: ayudan, confortan, sustentan, convencen, bendicen, reparan, corrigen, enderezan… y después desaparecen, como si nunca hubieran existido.

¿Quién era Ananías?

1- ERA UN SER HUMANO: En la salvación de las almas, son contadas las veces que Dios usa el servicio de los ángeles, casi siempre Dios usa al propio hombre. En el caso de Saulo, encontramos a un hombre interviniendo por llamado de Dios, para fortalecer y madurar la joven fe del nuevo converso.

2- ERA UN CREYENTE: Habiendo sido salvado él mismo, tenía la virtud de mostrar a otros el camino de la salvación.

3- ERA UN HOMBRE DE CARÁCTER: Todos los que ganamos almas para el cielo, necesitamos que otros tengan un buen reporte de nuestra persona: «Allí había un hombre llamado Ananías, que era muy piadoso y obediente a la ley de Moisés; todos los judíos que vivían en Damasco hablaban muy bien de él.»

4- ESTABA EN CERCANA Y COMPLETA COMUNIÓN CON DIOS: Dios le reveló directamente a él, la misión que tenía que realizar.

5- ERA OBEDIENTE A LA VOZ DE DIOS: A pesar del peligro que representaba visitar a Saulo, no dudó por un momento en llevar el evangelio al nuevo converso.

 6- ERA MODESTO. No anduvo proclamando a todos lo que había hecho con su huésped.

 7- CONOCÍA SU ROL. Concluido su trabajo, se abstuvo de exigir recompensa terrena o reconocimiento público. Nunca interfirió ni obstaculizó el ministerio paulino.

IGLESIA EN ACCIÓN

¿De qué manera había crecido el cristianismo en Damasco? Eso, a ciencia cierta, no lo sabemos. Pero se cree que después de la muerte de Esteban, la persecución llevó a algún cristiano a vivir allí, donde luego se añadieron conversos a la iglesia.

Aparentemente en Damasco, judíos y cristianos vivían apaciblemente y aún en términos amigables, no siendo afectados por las controversias que ocurrían en Jerusalén. 

Ananías aparentemente no tenía ninguna posición oficial en la iglesia; podemos llamarle un «cristiano incógnito o privado» pero sus credenciales lo describen como un discípulo de Cristo. 

“Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha”

En esta calle llamada Derecha, viven personas muy interesantes. La gente que vive en la calle Derecha, son personas honestas y honorables, son personas que no mienten bajo ninguna circunstancia.

Muchos creen que no es interesante vivir en esta calle, ya que en la calle Derecha, no hay esquinas de mentiras, ni callejones tramposos; muchos creen que ni los negocios pueden florecer en la calle Derecha.

En la calle Derecha las personas son bondadosas, y mantienen todo en orden y limpio. Muchas veces los habitantes de la calle Derecha cometen errores, pero sus motivos son siempre puros. A esa calle había sido llevado Saulo con su ceguera; ahora, con su condición, podía habitar en la calle Derecha. Llegó a la calle Derecha para vivir una experiencia derecha y completar su conversión derechamente, sin torceduras ni quiebres.

“Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora”

Ya el Cielo había tomado nota de lo que ocurría en la calle Derecha. Desde el momento en que Saulo comenzó a orar, el Cielo se dio cuenta de ello y Dios comenzó a escuchar.

 Dios conocía la calle, la casa, al dueño de la casa, a la persona y la necesidad que había allí. Para Dios no es tan importante la lucha de la vida, ni tampoco la pompa y la ostentación; para Dios es importante un corazón sincero que clama y que gime; eso es necesario para lograr ingresar al corazón de Dios: «antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído…» (Isaías 65: 24)

Ananías tenía temor de ir adonde estaba Saulo; era como ponerse voluntariamente frente a la cueva del león. Pero Dios dijo: «ve… y busca… a Saulo… porque he aquí, él ora». Muy bien -dijo Ananías-  si Saulo ora, eso es suficiente. Todo el que ora en secreto será recompensado en público.

Cuenta la historia de dos viajeros que se encontraban transitando por los bosques de Suiza, en la época medieval. Dicho sea de paso, se cuentan muchas historias espeluznantes que sucedían en los hospedajes de los bosques de Suiza en esos tiempos. Uno de ellos, el que no era creyente, le dijo al otro, que era un cristiano: «Me da mucho miedo parar a dormir por estos lugares, es muy peligroso». Pero de todas maneras los dos fueron a una casa a solicitar hospedaje. El dueño de la casa les dijo antes de irse a dormir: «Caballeros, yo siempre estudio la Biblia y oro con mi familia antes de ir a la cama. ¿Les gustaría acompañarnos?» ¡Claro que sí!, respondieron ellos complacidos. Cuando los viajeros subieron a sus habitaciones, el incrédulo le dijo al otro: «Ya no tengo más miedo de que nos hospedemos en esta casa.»  ¿Por qué? -preguntó el cristiano- «Porque el dueño de la casa es un hombre que ora» dijo el incrédulo. «¡Muy bien!» replicó el cristiano: «Después de todo, parece que tú piensas en la religión, ya que la oración de un hombre te hace dormir en paz en su casa».

Ananías fue a la calle Derecha, a la casa indicada y encontró al hombre ciego que esperaba por él. Parecía que Ananías fuera un experto y amigable cirujano tratando un caso difícil, ya que demostró tener una gran habilidad para lidiar con el paciente.

 Enfrente de él tenía al hombre que se había ensuciado las manos con sangre de cristianos inocentes, al hombre que si no hubiera sido por la intervención divina, hubiera puesto al mismo Ananías en la prisión o en la tumba. Allí estaba, ya perdonado y con sus pecados puestos en el olvido. ¡Admirable Dios el nuestro! ¡Gloria a Cristo!

Las amigables manos de Ananías fueron puestas sobre los ojos de Saulo, y con dulce voz, se escucharon las palabras: «Hermano Saulo…» Estas eran las frases que se usaban en el saludo de un cristiano para con otro. Este saludo comenzó más de dos mil años atrás y continúa hasta el día de hoy; este saludo es la prueba de que todos nosotros somos hermanos y es la esperanza de la promesa divina de un día llevarnos a la patria celestial, donde nos encontraremos con el Padre celestial, quien es nuestro verdadero Padre.

Si en verdad queremos hacerle un bien al hombre, tenemos que tratarlo como hermano. Tenemos que sentarnos a la par de él, ponerle encima nuestras manos, hacerlo sentir que es parte de nuestro hogar y de nuestra vida, aun cuando él sea el peor pecador que hemos conocido en la vida.

La línea de la hermandad tiene que ser educada; no tendría que haber dificultad en el contacto con nuestros hermanos. Ningún hermano, por pobre y humilde que sea, tiene que sentirse cohibido en darle un apretón de mano o un abrazo a otro hermano, aunque éste sea un rico y encumbrado; ningún hermano, por rico y encumbrado que sea, tiene que negarle un apretón de mano o un abrazo a otro hermano que sea de procedencia poco encumbrada.

El estado social, intelectual, académico y económico de Saulo estaba mucho más arriba que el de Ananías, pero con todo y eso, Ananías fue a la casa donde estaba Saulo; no fue a esa casa en su propio nombre, sino que fue en el nombre de Jesús, y puso sus manos sobre Saulo, lo miró a los ojos, y con ternura lo llamó ¡Hermano!

Ananías pudo haberse acercado a Saulo con rencor, con un espíritu de reproche, crítica o revancha, al observar al perseguidor en su estado deplorable; pero no lo hizo así. Ananías se acercó a Saulo con un espíritu de amor y de humildad: sus palabras estaban llenas de esperanza y bendiciones.

La caída de las escamas de los ojos de Saulo y la recuperación de su vista, fueron las muestras claras del mensaje de luz, de amor y esperanza, que el Cielo permitió a Ananías entregar al nuevo apóstol de la religión cristiana.

 16 porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre.   (Hechos 9)

 Sufrir es una de las maneras en las cuales podemos servir a Dios. A veces el Señor pide sufrir por Él, más que servir a Él.

 Hubiera sido muy interesante que Dios hubiera dicho “porque yo le mostraré las cosas que necesita hacer por mí.” Pero no, Dios dijo: 16 …yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre.” De esto aprendemos que el servicio de la obra de Dios a menudo está profunda y completamente ligado con el servicio de la abnegación y el sufrimiento. Tiene mucho sentido el pensamiento que reza: “Sin cruz no hay corona”

 Más tarde, en 2 Corintios 11, encontramos al apóstol mencionando el catálogo de materias que ha tenido que cursar para poderse graduarse en el difícil y complicado ministerio del sufrimiento: 23 …Yo más; en trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces.  24 De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. 25 Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar;  26 en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; 27 en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; 28 y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias. 29 ¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿A quién se le hace tropezar, y yo no me indigno? 30 Si es necesario gloriarse, me gloriaré en lo que es de mi debilidad.”

Por más de 4,000 años, el servicio para Dios ha sido un servicio de sacrificio; es más fácil trabajar que sufrir. Por lo tanto encontramos que es mucho más grande el número de los que han trabajado muy fuerte, que los que han sufrido muy fuertemente.

 El servicio de sufrimiento es un servicio de santificación; con frecuencia es a través del sufrimiento que el hombre encuentra la humildad, la pureza y la consagración. Debidamente motivado y soportado, el sufrimiento purifica y santifica.

 El doctor Mason era un misionero inglés en la India. Cierto día le pidió a su remero, recién convertido al cristianismo, si podía ir a una de las tribus vecinas a predicar la Palabra. Le recordó que él no podría pagarle los doce rupias mensuales que la mayoría de personas ganaba en ese entonces en la India, sino que solamente  podía pagarle cuatro rupias al mes.

El hombre se quedó mirando al hermano Mason y le dijo: ¡Jamás de los jamases, iría hasta esa aldea a predicar por cuatro rupias! Pero sí iría por Jesús. Y por Jesús fue y esa aldea conoció el mensaje de Cristo.  

Usted y yo, amado hermano, somos embajadores del Rey Jesucristo. Tenemos un mensaje que anunciar; acerquémonos con amorosa humildad a quien necesita escuchar ese mensaje, para cumplir la misión de Cristo a su iglesia.

1
Soy peregrino aquí; no hallo do morar
en áurea playa está mi muy lejano hogar;
yo soy embajador del reino allende el mar;
embajador soy de mi Rey.

Coro
Mensaje traigo que anunciar,
que aun ángeles quisieran dar.
«Reconciliaos hoy», es la divina voz, 
«Reconciliaos hoy con Dios.»

2
Mi Rey implora a los de senda mundanal
que se arrepientan del pecado tan fatal;
que presten atención al ruego celestial;
embajador soy de mi Rey.

3
Más bello es mi hogar, que el valle de Sarón;
hay plena paz y amor en toda su extensión;
y porque allí tengáis eterna posesión,
embajador soy de mi Rey.

(Himnario adventista, 357)

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Apenas podía creer Ananías las palabras del ángel; porque los informes de la acerba persecución de Saulo contra los santos de Jerusalén se habían esparcido extensamente. Se aventuró a protestar: “Señor, he oído a muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén: y aun aquí tiene facultad de los príncipes de los sacerdotes de prender a todos los que invocan tu nombre”. Pero la orden fue imperativa: “Ve; porque instrumento escogido me es éste, para que lleve mi nombre en presencia de los Gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel”.

Obediente a la indicación del ángel, Ananías buscó al hombre que hacía solo poco respiraba amenazas contra todos los que creían en el nombre de Jesús; y poniendo sus manos sobre la cabeza del dolorido penitente, dijo: “Saulo hermano, el Señor Jesús, que te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo.

“Y luego le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al punto la vista: y levantándose, fue bautizado” (Los hechos de los apóstoles, p. 99).

El Señor siempre asigna una tarea a cada ser humano. Esta es la cooperación divino-humana. Aquí conocemos al hombre que obedece la luz que se le ha dado. Si Saúl hubiera dicho: “Señor, no me siento inclinado en lo más mínimo a seguir tus indicaciones para obrar mi propia salvación”, todo habría sido inútil, aunque Dios le hubiera dado diez veces más luz.

La obra del hombre es colaborar con Dios. Y el conflicto más duro y más severo se produce cuando llega la hora de la gran resolución del ser humano de someter su voluntad y sus caminos a la voluntad y los caminos de Dios, y confiar en las influencias de la gracia que lo han acompañado durante toda su vida. El hombre debe llevar a cabo esta obra de sometimiento, “porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad” [Filipenses 2:13]. El carácter determinará la naturaleza de la resolución y la acción. La acción no estará de acuerdo con los sentimientos y la inclinación, sino con el conocimiento de la voluntad de nuestro Padre que está en los cielos. Sigan y obedezcan la dirección del Espíritu Santo (Mente, carácter y personalidad, tomo 2, p. 787).

A los que procuraban negar su apostolado, Pablo les presentó así pruebas de que “en nada he sido inferior a aquellos grandes apóstoles” [2 Corintios 11:5], no para exaltarse a sí mismo, sino para magnificar la gracia de Dios. Los que procuraban empequeñecer su vocación y su obra, estaban luchando contra Cristo, cuya gracia y poder se manifestaban por medio de Pablo. El apóstol se vio forzado, por la oposición de sus enemigos, a defender decididamente su posición y autoridad (Los hechos de los apóstoles, p. 310).

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Miércoles 1º de agosto | Lección 5_______________________________________________

EL COMIENZO DEL MINISTERIO DE PABLO

Hechos 9:19 al 25 da la impresión de que, después de su conversión, Pablo permaneció en Damasco por un tiempo antes de regresar a Jerusalén (Hech. 9:26). Sin embargo, en Gálatas 1:17, Pablo añade que, antes de ir a Jerusalén, fue a Arabia donde, aparentemente, vivió recluido durante cierto tiempo. “Allí, en la soledad del desierto, Pablo tenía amplia oportunidad para estudiar y meditar con quietud” (HAp 103).

Lee Hechos 9:20 al 25. ¿De qué manera describe Lucas el ministerio de Pablo en Damasco? ¿Cuán bien le fue?

Hechos 9:20-25

20 En seguida predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo que éste era el Hijo de Dios. 21 Y todos los que le oían estaban atónitos, y decían: ¿No es éste el que asolaba en Jerusalén a los que invocaban este nombre, y a eso vino acá, para llevarlos presos ante los principales sacerdotes? 22 Pero Saulo mucho más se esforzaba, y confundía a los judíos que moraban en Damasco, demostrando que Jesús era el Cristo. 23 Pasados muchos días, los judíos resolvieron en consejo matarle; 24 pero sus asechanzas llegaron a conocimiento de Saulo. Y ellos guardaban las puertas de día y de noche para matarle. 25 Entonces los discípulos, tomándole de noche, le bajaron por el muro, descolgándole en una canasta.

El objetivo original de Pablo al partir de Jerusalén con las cartas del sumo sacerdote eran los creyentes judíos que, probablemente, habían buscado refugio en las sinagogas de Damasco (Hech. 9:2). Ahora, después de regresar de Arabia, llegó finalmente a las sinagogas, no para arrestar a los creyentes, sino para multiplicarlos; no para calumniar a Jesús como un impostor, sino para presentarlo como el Mesías de Israel. ¿Qué habrá pasado por la mente de aquellos que, habiendo oído hablar de él solo como uno de sus perseguidores, ahora lo escuchaban dar testimonio de Jesús? ¿Qué otra cosa podían hacer más que maravillarse por lo que Saulo de Tarso había llegado a ser y por lo que estaba haciendo por la iglesia? (¡Probablemente no tenían idea de la influencia que este nuevo converso tendría al final!)

Al no poder contradecir a Pablo, algunos de sus oponentes conspiraron juntos para quitarle la vida. El relato que hizo Pablo de ese episodio (2 Cor. 11:32, 33) sugiere que sus oponentes lo denunciaron a las autoridades locales para lograr su objetivo. Sin embargo, con la ayuda de los creyentes, Pablo pudo escapar en una canasta, posiblemente por la ventana de una casa construida en la muralla de la ciudad.

Pablo sabía desde el principio que enfrentaría desafíos (Hech. 9:16). La oposición, la persecución y el sufrimiento de diversas fuentes serían una constante en su ministerio; pero nada sacudió ni su fe ni su sentido del deber, no obstante las dificultades y las pruebas que enfrentó prácticamente a cada paso de su nueva vida en Cristo (2 Cor. 4:8, 9).

A pesar de las luchas y la oposición, Pablo no se dio por vencido. ¿De qué forma podemos aprender a hacer lo mismo en lo relativo a la fe? Es decir, ¿cómo podemos perseverar en medio del desánimo y la oposición?

COMENTARIO DE LA LECCIÓN

20 En seguida predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo que éste era el Hijo de Dios. 21 Y todos los que le oían estaban atónitos, y decían: ¿No es éste el que asolaba en Jerusalén a los que invocaban este nombre, y a eso vino acá, para llevarlos presos ante los principales sacerdotes? 22 Pero Saulo mucho más se esforzaba, y confundía a los judíos que moraban en Damasco, demostrando que Jesús era el Cristo. 23 Pasados muchos días, los judíos resolvieron en consejo matarle; 24 pero sus asechanzas llegaron a conocimiento de Saulo. Y ellos guardaban las puertas de día y de noche para matarle. 25 Entonces los discípulos, tomándole de noche, le bajaron por el muro, descolgándole en una canasta. (Hechos 9)

 

20 En seguida predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo que éste era el Hijo de Dios. (Hechos 9)

EN ARABIA

Inmediatamente que Saulo fue bautizado se unió a la hermandad de su nueva iglesia; públicamente y sin temor, anunciaba que Jesús era el Cristo, el ungido de Dios. Pero esto no fue por mucho tiempo, ya que Dios lo mandó a la escuela del desierto de Arabia, para volver a cursar muchas materias de su antigua religión farisaica, que aplazó en grande en su nueva religión cristiana.

El desierto de Arabia rodeaba la ciudad de Damasco. ¿A qué parte de ese desierto fue enviado el nuevo apóstol? No lo sabemos con toda seguridad, sólo sabemos que fue al desierto de Arabia.

A pesar de que su espíritu impetuoso lo empujaba directamente a predicar, Dios deseaba que Saulo perfeccionara su conocimiento en el evangelio de Cristo bajo el gran Maestro Divino, el Espíritu Santo. El Espíritu Santo le impartiría una luz mejor, superior, más profunda y penetrante que la que había recibido de su maestro terrenal, el rabí Gamaliel.

Cualquiera pudiera suponer que Saulo, quien se había educado a los pies de Gamaliel, un hombre muy amplio en la cultura literaria, un maestro de la ley, un afinado teólogo, un invencible razonador y filósofo y un elocuente orador, podía recibir la orden de predicar a Cristo inmediatamente. Pero no fue así, de la misma manera que los profetas de la antigüedad tenían su propia escuela, de la misma manera que los doce apóstoles pasaron un tiempo de entrenamiento con Cristo, de la misma manera que Moisés y que Juan el Bautista fueron mandados al desierto, de esa misma manera Saulo necesitaba pasar su tiempo de entrenamiento; la árida escuela del desierto arábigo fue elegida para él.

 Solamente después de esta educación recibida en el desierto por cerca de tres años, se le permitió regresar a Damasco a predicar, ahora con un conocimiento y una luz mayor y diferente que la luz que tenía antes de su conversión.

LOS COMIENZOS 

La presteza es un requisito indispensable para el éxito. El principio de las cosas es solamente un principio, pero a pesar de que es sólo un principio, es la base para el éxito o el fracaso de todas las empresas que el hombre se propone.

Hay ciertos principios que son como los arroyos que vierten las cimas de las montañas: se pueden ver y escuchar muy claramente. Pero hay otros principios que son como el fango: son quietos, no se mueven, están estancados y es difícil poder descubrir donde inició. El principio de Pablo se parece al de los arroyos que vierten de las montañas, ¿Qué quieres que haga?  Fue la pregunta de Saulo: -que prediques el evangelio- fue la respuesta divina, y a predicar fue.

Estas son las ventajas de hacer las cosas con presteza:

-La presteza ayuda a aclarar la conciencia sin necesidad de esperar un acto de reprensión. Las dudas siempre se agolpan alrededor de una mente inactiva, la voluntad del hombre se vuelve soñolienta, y las aguas se estancan y se pudren. La presteza en hacer las cosas, hace desaparecer el letargo del hombre que está inactivo.

-La presteza ayuda a eliminar las dificultades. Todos aquellos que no solucionan las dificultades prontamente, verán como éstas se multiplican hasta un punto en que no se le encuentra solución. Hay muchos animales que no le hacen daño al hombre cuando éste los enfrenta, pero la mayoría de ellos persiguen a aquellos que en vez de enfrentarlos, deciden correr.

-La presteza siembra en el hombre las bases indispensables para que el hombre pueda crecer saludablemente. Muchos niños enferman y hasta inclusive mueren cuando se les mantiene en un estado de inactividad.

-La presteza deposita una de las piedras fundamentales para la construcción de  nuestro gran edificio de buenos hábitos. Somos criaturas de hábitos: el trabajar solamente por los impulsos, las emociones y las pasiones, no es del todo saludable para el hombre. La fuerzas de los humanos están depositadas en los buenos hábitos que han cultivado en sus vidas.

-La presteza evitará que terminemos en la parte miserable del mundo. Conseguir solamente un “poquito” en la mayoría de los casos es el resultado de la negligencia; una palabra que nuca se pronunció es una acción que nunca se realizó.

-La presteza elimina los verdaderos enemigos de la vida y de la religión. Solamente con la simple pero sublime decisión de ejecutar sin duda ni reservas los planes, tareas y metas de nuestra vida, desbaratamos los planes que el enemigo tiene en nuestra contra.

-La presteza elimina de nuestras vidas esos amigos indeseables que son la debilidad, el desánimo y la duda. Hay un dicho muy sabio que reza: “Si deseas que te terminen algo, dáselo a uno que esté bien ocupado.”

 

CAPACITACION Y DELEGACION 

20 En seguida predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo que éste era el Hijo de Dios. (Hechos 9)

Pablo no consultó la autoridad de ningún hombre, ni llenó ninguna solicitud en la agencia terrenal para conseguir la licencia de la predicación. Desde el momento en que Jesucristo se atravesó en su camino, Pablo se convirtió en un predicador del evangelio. 

Dios convierte para su evangelio a hombres que son de elevado intelecto, tanto como a hombres que no lo son.

Dios llama a predicar a hombres de elevados conocimientos, al igual que a hombres que son sencillos de vida y de palabras. En el vasto mercado negro del pecado, encontramos todo tipo de vendedores, que ofrecen sin costo, la salvación al pecador. Sus voces se alzan al cielo de día y de noche, proclamando: Todos los sedientos, venid a las aguas; y los que no tenéis dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad vino y leche sin dinero y sin costo alguno.” (Isaías 55: 1) Para los encumbrados encontramos muchos Pablos y Lucas, y para la gente del vulgo encontramos muchos como Pedro y Andrés.

 Cierto sábado salí indignado de la iglesia con el predicador que habían escogido para el culto divino. De acuerdo con mi criterio, el predicador era inepto, era sin experiencia, era muy liviano y no tenía profundidad bíblica. Cuando llegamos a casa, uno de mis hijos -que para esos días tenía catorce años- me dijo con toda seriedad y convicción que nunca había escuchado un sermón como ese en la iglesia. Toda la semana estuvo hablando de las palabras del predicador, que habían hecho tanto impacto en su vida.

 No podemos menospreciar a ninguno de ellos, porque cada uno de ellos está a cargo de un grupo de personas, que sólo ellos pueden alcanzar, cada uno de ellos tiene a su cargo un mercado determinado para vender sin precio ni costo la bendita Palabra de Dios.  Dios emplea a todo tipo de obreros para adelantar su obra de redención en la tierra.

 ORDENACION APÓSTOLICA

Todos somos necesarios e indispensables en la obra de Dios, si nos dejamos guiar y usar por el Espíritu Santo; pero necesitamos aceptarnos mutuamente, reconocer que nos necesitamos mutuamente y tener presteza para impartir la Palabra de Dios.

 Aquí en Escuela Sabática para Maestros recibimos muchas cartas de nuestros lectores. Hace varios días recibí la carta de un hermano que me explicaba que él trabajaba en una imprenta, por lo tanto era un experto en gramática y escritura castellana. Seguía relatándome en su carta, que con tristeza descubría todos los errores y horrores de nuestra escritura y gramática en el comentario. (Esto sucedió antes de ser ayudados por el pastor Noel Ruiloba y su esposa Norita García-Marenko, quienes poseen doctorado y maestría en educación, respectivamente).

La persona que nos escribía se preguntaba por qué gente como yo me ponía a desempeñar el trabajo de la enseñanza sin tener la debida cualificación.

Le contesté diciéndole que también esa era mi pregunta, llegando a la conclusión de que muchas veces  “…Dios ha escogido lo necio del mundo…” (1 Corintios 1: 2) para cumplir sus planes y propósitos.

 Todo hombre que es llamado al ministerio de la predicación, sin importar su nivel académico, intelectual o de recepción, tiene que acudir al llamado con presteza, ya que el llamado no viene de ninguna agencia humana, sino de la agencia celestial.

 La ceremonia de ordenación de un ministro es un reconocimiento público que le hace la iglesia a una persona, pero la autoridad para predicar el evangelio se la otorgó el Cielo y el Cielo solamente.

 Saulo no fue a Jerusalén para ser ordenado por los apóstoles; fue al desierto de Arabia, y después de tres años de estudio en ese lugar, las mismas manos que una vez partieron el pan y que hicieron muchos milagros, fueron puestas sobre su cabeza autorizándolo a predicar el evangelio. 

 23 Pasados muchos días, los judíos resolvieron en consejo matarle; 24 pero sus asechanzas llegaron al conocimiento de Saulo. Y ellos guardaban las puertas de día y de noche para matarle. 25 Entonces los discípulos, tomándole de noche, le bajaron por el muro, descolgándole en una canasta. (Hechos 9)

 

SAULO Y SANSON

Personalmente creo que nuestro Padre celestial es un Dios que tiene muy buen humor y es muy alegre; si no fuera así, no hubiera creado animales que nos hicieran reír tanto, como el elefante y los simios, entre otros.

 Personalmente también creo que muchas veces el Cielo pasa momentos muy divertidos con todas las ocurrencias y las historias que suceden en nuestra tierra y de las cuales también ellos también forman parte.

 Por ejemplo:

Sansón había llegado a la ciudad de Gaza –que era una ciudad filistea- y los ciudadanos de Gaza, decidieron matarlo.

 Sansón tomó las puertas con sus bisagras y sus fundamentos y se las llevó hasta la cima del monte que está frente a Hebrón, esto sucedió por que el Espíritu de Dios lo empujó a hacerlo.

 Según los descubrimientos arqueológicos que se han hecho, se ha llegado a la conclusión de que las puertas de Gaza con sus cimientos pesaban entre 5,000 libras y 10,000 libras, es decir de 2,267 kilos a 4,535 kilos, o sea entre 2 y 4 toneladas.

 Posiblemente las puertas de la ciudad de Gaza tenían más de 60 pies de altura o 18 metros, esto se dice por las puertas que se han encontrado en otras de las cinco ciudades reales de Filistea, que eran más pequeñas y menos fortificadas que la ciudad de Gaza.

  La cima del monte que está frente a Hebrón donde Sansón se llevó las puertas de Gaza, está a una distancia de 36 millas o 57 Kilómetros y tiene una altura de 3,200 pies o 975 metros.

 Ese milagro lo permitió Dios y ocurrió a la medianoche, hora de Gaza.  Posiblemente en la mañana, los habitantes de Gaza, todavía podían divisar a Sansón cuesta arriba cargando las pesadas puertas de la ciudad.

 

Esta es la carta que yo le hubiera mandado al hermanito Sansón en nombre la ciudad de Gaza:

 Gaza, Filistea     El año 950 a de C. (+/-)

 Estimado Señor Sansón, por este medio deseamos expresarle nuestro remordimiento por haber intentado asesinarlo en Gaza, en la última visita no oficial que usted hizo a nuestra ciudad.

 Deseamos pedirle que por favor nos devuelva las puertas que tomó prestadas de la ciudad, por el percance que nosotros mismos provocamos.

 Entendemos que usted dejó las puertas en la cima del monte que está frente a Hebrón. Como usted sabe esas puertas son demasiado pesadas y grandes para nosotros, y no sabemos cómo traerlas de regreso a la ciudad. Nuestras grúas son insuficientes para ese trabajo, según los ingenieros.

 Deseamos informarle que por las noches especialmente, nos sentimos muy inseguros al saber que estamos sin puertas, y que también se nos espanta el sueño cuando recordamos que usted está aun con vida, que anda suelto y está molesto y resentido con nosotros.

 Disculpe la molestia y de antemano le agradecemos por su servicio.

El pueblo de Gaza

 

EXTRAÑOS AGENTES

Encontramos que en un momento de apuro, el Cielo firmó contrato con una cuadrilla de pájaros bandoleros, llamados cuervos, para que llevaran unos trozos de carne y unos pedazos de pan por tiempo indefinido, al profeta Elías que estaba escondido a la orilla de un arroyo llamado el arroyo de Querit. El contrato del Cielo con estos cuervos era para proveer los servicios de desayuno y cena para el profeta.

 Fielmente a la hora indicada por el contrato, aparecían los siervos del cielo con trozos de carne y pedazos de pan en sus picos, para alimentar al profeta.

 Con la bondad que caracterizaba al profeta, fácilmente podemos describir la postal de un profeta compartiendo con una manada de pájaros el alimento que el cielo había provisto para él. Sin duda alguna el Cielo sonreía al contemplar la escena.

 También encontramos a un profeta necio discutiendo con un burro sabio. Tres veces lo azotó hasta que el burro o asna indignado le preguntó la razón de la paliza. El asna aseguró a su dueño que nunca se había portado así de mal en toda su vida y el profeta tenía tanta cólera que no se dio cuenta de la gran conversación que había entablado con un animal. 

 El Ángel de Jehová hizo la misma pregunta a Balaam; le interrogaba por qué había azotado al asna tres veces, y le aseguró que si no hubiera sido por su asna, él hubiera muerto y su asna hubiera quedado con vida.  En esta ocasión el Cielo mejor decidió darle una visión a la bestia que carecía de razón y no se la dio al que tenía el uso de la razón.

 Así podemos seguir enumerando historias que nos han sacado una sonrisa, por la manera en que ocurrieron, pero volviendo a la historia de Pablo, descubrimos que 25 … los discípulos, tomándole de noche, le bajaron por el muro, descolgándole en una canasta.” (Hechos 9)

El apóstol Pedro, que había nacido en una cuna humilde, que no era miembro de la realeza y que nunca tuvo una educación académica, las veces que fue liberado de la cárcel fue a través de los servicios de la prestigiosa y aclamada agencia angelical.

Ahora encontramos que el nuevo apóstol del evangelio, que nació en cuna de oro, que era un príncipe y que adquirió una alta educación, el Cielo presta los servicios de una canasta para su liberación.

El llamado de Pedro fue gracias a la intervención de su hermano Andrés; pero sus liberaciones las realizaban ángeles.

El llamado de Pablo fue directamente por la intervención divina con gloria y majestad; para su liberación se había preparado una canasta.

De esto aprendemos que Dios no trabaja de acuerdo con la manera de razonar del humano.

Aprendemos que Dios no va a preparar un carruaje de fuego, si está disponible una canasta.

Aprendemos que Dios no va a realizar un milagro, si el problema o la dificultad se puede resolver por la sabiduría humana.

En verdad han sido los objetos más insignificantes los que Dios ha usado para realizar los milagros más sublimes de las historias bíblicas.

Fue con una humilde vara que se derramaron diez plagas sobre Egipto, que se abrió un mar y que hizo brotar el agua de la roca.

Manojos de lino fueron usados por una prostituta para esconder a los doce valientes hebreos que espiaban  en la ciudad de Jericó.

Fue una quijada de un asno recién muerto, con la cual Sansón logró matar a mil filisteos.

Avispas fueron usadas por Dios en varias ocasiones para derrotar a los pueblos cananeos.

Las manos de David unieron en violento matrimonio una onda y una piedra, y de este matrimonio nació una de las historias más populares, que se repite especialmente en el departamento infantil del mundo cristiano.

 

¿EN CANASTA YO?

El gran príncipe Saulo necesitaba urgentemente comenzar a aprender lecciones de humildad, en este caso una canasta le es prestada para su escape.

El hombre tiende a dar gloria a los instrumentos que emplea en sus victorias; una canasta no era para glorificarse, sino para ser ridiculizado o humillado.

Esa es la razón por la cual Dios muchas veces escoge los instrumentos más humildes, sencillos o despreciables que existen, para enseñar al hombre a dar gloria solamente al que es digno de la gloria y la alabanza, y no a los instrumentos usados para conseguir una victoria.

Pablo escapó como muchos años atrás el bebé Moisés también escapó en una canasta.

Pablo dependió de una cuerda y de la fortaleza de manos humanas para ser descendido de esa muralla.  Espías que huyen, guerreros derrotados, y reyes vencidos han usado instrumentos más ridículos que ésos para escapar de sus enemigos.

Lo mismo ha sucedido a los cristianos que han sufrido persecución: se han valido de los más simples objetos con tal de no perder la libertad y la seguridad. Encontramos desde el enano Zaqueo, subido en un árbol para poder ver a Jesús, hasta la valiente dama italiana que escondía Biblias debajo de sus faldas para introducirlas a Italia.

En la situación que Saulo estaba enfrentando la pregunta no era: ¿Cómo me verán otros huyendo en una canasta? Sino que la pregunta era ¿Funciona la idea de la canasta? Era suave, era fuerte, era liviana, trabajaba admirablemente, y lo mejor era que a nadie se le iba a ocurrir la idea de encontrar a tan encumbrado hombre huyendo en una humilde canasta. 

Cuenta la historia que cuando Inglaterra expulsó a dos mil ministros del país, estos huían ardorosamente para evitar la muerte. Uno de esos ministros llegó a una casa y descubrió que en el patio de la casa había un horno; sin pensarlo dos veces se metió dentro del horno. Una vez dentro del horno, su vista se dirigió a la pequeña boca del horno y quedó extasiado cuando los rayos del sol iluminaron directamente a una araña que estaba construyendo con maravillosa habilidad y velocidad su red en la misma boca del horno. El ministro estaba tan embelesado contemplando el espectáculo que se le olvidó la razón por la cual él se había metido en el horno. Su embelesamiento fue interrumpido cuando unos soldados llegaron al patio de la casa buscando a cualquier ministro que pudieran hallar.  Uno de ellos dijo a su compañero que revisara el horno, éste le respondió: -¿Cómo se te ocurre que un ministro se va a meter en un horno? Además, mira la telaraña, si alguien se hubiera metido al horno hubiera destruido la telaraña.

Los milagros más grandes de Dios, se encuentran día a día en las pequeñas cosas de la vida; solamente un alma consagrada a Dios y agradecida con él, puede descubrir esas pequeñas cosas y entender que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien” (Romanos 8: 28)

Con fiebre perseguía,

como un cazador

a los cristianos.

En sus tinieblas,

con inquisidor látigo

a su corcel azuzaba.

Cierta tarde un rayo

lo «volteó del caballo»,

y mordiendo su caída,

oyó que una voz

desde lo alto le decía:

«Saulo ¿por qué me persigues?»

Obnubilado y aturdido

preguntó: «¿Quién eres?»

Y obtuvo la respuesta:

«Yo soy Jesús, el que persigues».

Arrepentido de su vida pasada,

transformado, cambió la cruz

por su injusta espada,

y desde aquel instante

ya no fue Saulo, sino PABLO

de rodillas cristiano…

Y enamorado de Cristo,

después de tu conversión,

lo proclamas por el mundo

tu Mesías y Señor.

Por eso puedes decir:

– «Ya el que vive no soy yo,

porque eres Tú quien vive en mí.»-

Ya no me importan las leyes

de la hebraica tradición,

sus ritos, circuncisiones

y su legalismo atroz;

sólo me importa la fe,

esa fe del corazón

que es la que me salva,

porque es una ley de amor.

¿Tienen que ser mis ojos
los que vean tu dedo señalando el camino?

¿Tiene que ser mi voz
de tu sueño y palabra el vehículo?

¿Tienen que ser mis manos
las que repartan pan, levanten al caído,
herramientas de paz,
las que pongan el vino
del gozo y la alegría
que salve al enemigo?

¿Qué tengo yo que a la misión me llamas?
Si soy también ciego, mudo, torpe, tímido….

Pues me dijiste “Ven” y yo escuché,
pobre de mí si no evangelizo.

Y añadimos: ¿pobre?

¡No!

¡Pobrísimo!

Pobrísima es la persona que, pretendiendo ser cristiana, no testifica de su Señor.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Las noticias de que había apostasía en algunas de las iglesias levantadas por él, le causaban profunda tristeza. Temía que sus esfuerzos en favor de ellas pudieran resultar inútiles. Pasaba muchas noches de desvelo en oración y ferviente meditación al conocer los métodos que se empleaban para contrarrestar su trabajo. Cuando tenía oportunidad y la condición de ellas lo demandaba, escribía a las iglesias para reprenderlas, aconsejarlas, amonestarlas y animarlas. En estas cartas, el apóstol no se explaya en sus propias pruebas; sin embargo, ocasionalmente se vislumbran sus labores y sufrimientos en la causa de Cristo. Por amor al evangelio soportó azotes y prisiones, frío, hambre y sed, peligros en tierra y mar, en la ciudad y en el desierto, de sus propios compatriotas y de los paganos y los falsos hermanos. Fue difamado, maldecido, considerado como el desecho de todos, angustiado, perseguido, atribulado en todo, estuvo en peligros a toda hora, siempre entregado a la muerte por causa de Jesús.

En medio de la constante tempestad de oposición, el clamor de los enemigos y la deserción de los amigos, el intrépido apóstol casi se descorazonaba. Pero miraba hacia atrás al Calvario, y con nuevo ardor se empeñaba en extender el conocimiento del Crucificado. No estaba sino hollando la senda manchada de sangre que Cristo había hollado antes. No quería desistir de la guerra hasta que pudiera arrojar su armadura a los pies de su Redentor (Los hechos de los apóstoles, p. 240).

El alma probada por la tempestad nunca es más afectuosamente amada por su Salvador que cuando está sufriendo el reproche por causa de la verdad. Cuando por causa de la verdad tiene que presentarse ante los tribunales [de los] injustos, Cristo está a su lado. Todos los reproches que caen sobre el creyente humano caen también sobre Cristo en la persona de sus santos. “Yo le amaré, y me manifestaré a él” [Juan 14:21]. Cristo es condenado de nuevo en la persona de sus discípulos que creen en él.

Cuando el creyente es encarcelado por causa de la verdad entre los muros de la prisión, Cristo mismo se manifiesta a él y encanta su corazón con su amor (Mensajes selectos, tomo 3, pp. 480, 481).

Deberíamos mantener ocupada nuestra mente con el amor, la misericordia y la gracia de nuestro Dios… Experimentamos aflicción para que, en la providencia de Dios, podamos ver que Cristo es nuestro ayudador, que en él hay amor y consuelo. Podemos recibir gracia con la cual ser vencedores, y heredar la vida que se mide con la vida de Dios. Debemos tener tal experiencia, para que cuando la aflicción nos sobrecoja, no nos alejemos de la fe y elijamos el lado de Satanás…

Mediante la mano de la fe, afórrese de las promesas de Dios, y póngase en terreno ventajoso (A fin de conocerle, p. 277).

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Lección 5 | Jueves 2 de agosto____________________________________________________

EL REGRESO A JERUSALÉN

Tres años después de su conversión (Gál. 1:18), y luego de escapar de Damasco, esta era la primera vez que Pablo regresaba a Jerusalén desde que había partido de allí como perseguidor. No fue un retorno fácil, ya que enfrentó problemas tanto dentro como fuera de la iglesia.

Lee Hechos 9:26 al 30. ¿Qué le sucedió a Pablo cuando llegó a Jerusalén?

Hechos 9:26-30

26 Cuando llegó a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos; pero todos le tenían miedo, no creyendo que fuese discípulo. 27 Entonces Bernabé, tomándole, lo trajo a los apóstoles, y les contó cómo Saulo había visto en el camino al Señor, el cual le había hablado, y cómo en Damasco había hablado valerosamente en el nombre de Jesús. 28 Y estaba con ellos en Jerusalén; y entraba y salía, 29 y hablaba denodadamente en el nombre del Señor, y disputaba con los griegos; pero éstos procuraban matarle. 30 Cuando supieron esto los hermanos, le llevaron hasta Cesarea, y le enviaron a Tarso.

En Jerusalén, Pablo trató de unirse a los apóstoles. Aunque para ese entonces ya hacía tres años que era cristiano, la noticia de su conversión sonaba tan inverosímil que los apóstoles, como Ananías antes que ellos, eran bastante escépticos. Temían que solo fuera parte de una trama cuidadosamente elaborada. Fue Bernabé, un levita de Chipre (Hech. 4:36, 37) y, por ende, un helenista, quien rompió la resistencia de los apóstoles y les presentó a Pablo. Ellos también debieron de haberse maravillado por lo que Dios había hecho con Pablo; esto es, una vez que se dieron cuenta de que era sincero.

Sin embargo, esa resistencia nunca desapareció por completo, no por las acciones pasadas de Pablo al perseguir a la iglesia, sino por el evangelio que predicaba. Como en el caso de Esteban, los creyentes de Judea, incluidos los apóstoles, tardaron bastante en comprender el alcance universal de la fe cristiana: una fe que ya no se basaba en el sistema ceremonial del Antiguo Testamento, específicamente en el sistema sacrificial, que había perdido su validez con la muerte de Jesús en la Cruz. El círculo de relaciones más estrecho de Pablo dentro de la iglesia en Judea siempre fueron los creyentes helenistas: además del propio Bernabé, incluía a Felipe, uno de los siete (Hech. 21:8), y a Mnasón, también de Chipre (Hech. 21:16). Varios años después, los dirigentes de la iglesia de Jerusalén advirtieron a Pablo de que era acusado de predicar básicamente la misma doctrina que Esteban había predicado antes (Hech. 21:21).

Durante los quince días que estuvo en Jerusalén (Gál. 1:18), Pablo al parecer decidió compartir el evangelio con los mismos judíos no creyentes a los que había incitado contra Esteban anteriormente. Pero, como le había sucedido a Esteban, sus esfuerzos se toparon con una fuerte oposición, lo que representaba una amenaza para su propia vida. En una visión, Jesús le dijo que abandonara Jerusalén por su propia seguridad (Hech. 22:17-21). Con la ayuda de los hermanos, viajó a la ciudad portuaria de Cesarea y, de allí, a su ciudad natal de Cilicia, donde permaneció varios años antes de comenzar sus viajes misioneros.

COMENTARIO DE LA LECCIÓN

26 Cuando llegó a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos; pero todos le tenían miedo, no creyendo que fuese discípulo.  27 Entonces Bernabé, tomándole, lo trajo a los apóstoles, y les contó cómo Saulo había visto en el camino al Señor, el cual le había hablado, y cómo en Damasco había hablado valerosamente en el nombre de Jesús. 28 Y estaba con ellos en Jerusalén; y entraba y salía, 29 y hablaba denodadamente en el nombre del Señor, y disputaba con los griegos; pero éstos procuraban matarle. 30 Cuando supieron esto los hermanos, le llevaron hasta Cesarea, y le enviaron a Tarso.  (Hechos 9)

 

El antecedente de Saulo es el antecedente que todos tenemos: somos “hijos de la ira.” Pero Saulo iba más allá: había sido un fiero perseguidor de los cristianos y nadie esperaba que un hombre con tan oscuros antecedentes, parecidos a los de Anás y Caifás, inclusive a los del mismo Pilato, se convirtiera de súbito de perseguidor a predicador. Todos tenemos un antecedente, y a ese antecedente siempre le acompaña una consecuencia.

26 Cuando llegó a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos; pero todos le tenían miedo, no creyendo que fuese discípulo.  (Hechos 9)

Era natural: la muerte de Esteban por intervención de Saulo, estaba muy fresca en la mente de los apóstoles; la huida de tantos miembros de la iglesia de Jerusalén gracias al trabajo de Saulo estaba latente en el corazón  de los apóstoles. ¿Cómo confiarles a este tipo de personas? ¿Será un lobo disfrazado de oveja en los rediles del Señor? Pablo ahora sufría el castigo natural e involuntario de los miembros de la iglesia, por tanta hostilidad que él había tenido con la iglesia cristiana. Su presencia despertaba desconfianza.
BERNABÉ

27 Entonces Bernabé, tomándole, lo trajo a los apóstoles, y les contó cómo Saulo había visto en el camino al Señor, el cual le había hablado, y cómo en Damasco había hablado valerosamente en el nombre de Jesús.(Hechos 9)

El nombre de Bernabé  significa “hijo de la consolación” y su oficina era la encargada de hacer tratos de paz entre los hermanos de la iglesia. Inmediatamente Bernabé entró en acción y comenzó el proceso de reconciliación entre el nuevo creyente y los antiguos apóstoles de Cristo. Menos desconcierto y más concierto armonioso en la iglesia, para la gloria de Dios.

17 ni subí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo; sino que fui a Arabia, y volví de nuevo a Damasco.18 Después, pasados tres años, subí a Jerusalén para ver a Pedro, y permanecí con él quince días; 19 pero no vi a ningún otro de los apóstoles, sino a Jacobo el hermano del Señor (Gálatas 1).
PEDRO Y PABLO

 

Probablemente Saulo ya conocía a Pedro de vista, por las veces que Pedro había sido llevado a comparecer ante el sanedrín. Ahora Pedro era el objeto de atención especial de Saulo, sin duda había escuchado del sermón del Pedro en el día de Pentecostés, había escuchado de los milagros múltiples que realizaba Pedro.

Esta reunión no era para reconocer la supremacía de Pedro, ni tampoco para conseguir de Pedro algún puesto de autoridad, sino que para entablar amistad con el experimentado y respetado apóstol. También estaba otro hombre muy importante, el que llamaba mucho la atención de Saulo: quería conocer a Santiago, el hermano del Señor Jesús.  Tres años antes estos hombres eran para Saulo objetos de indignación y persecución; ahora en su regreso a Jerusalén son objetos de admiración y respeto.

De acuerdo con el texto de Gálatas, posiblemente sólo habían quedado Pedro y Santiago en Jerusalén por la intensa persecución que Saulo había desatado.

Quince días se mantuvo Pablo en la casa de Pedro, ya que Pedro era la persona más indicada para hospedar a Pablo por su situación familiar: era un hombre casado. Suena extraño que el presunto primer papa de la iglesia católica -el apóstol Pedro- fuera un hombre casado.  

La orden de Dios para Jeremías fue: «No tomarás para ti mujer, ni tendrás hijos ni hijas…» (Jeremías 16: 2) Éstas son las palabras más fuertes que se le podían decir a un profeta y a un judío, ya que en ese tiempo, el matrimonio no solamente representaba la felicidad del hombre, sino que también era una obligación en la cultura judía.

Encontramos otros textos de la Biblia donde se mencionan pensamientos parecidos en cuanto a la prohibición del matrimonio, como también al nacimiento de niños:

En Lucas 23 leemos lo siguiente: 29 Porque he aquí vendrán días en que dirán: Bienaventuradas las estériles, y los vientres que no concibieron, y los pechos que no criaron. 

También leemos en Mateo 24: 16entonces los que estén en Judea, huyan a los montes. 17 El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa; 18 y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa. 19 Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! 20 Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo; y leemos en 1 Corintios 7:  26 Tengo, pues, esto por bueno a causa de la necesidad que apremia; que hará bien el hombre en quedarse como está. 27 ¿Estás ligado a mujer? No procures soltarte. ¿Estás libre de mujer? No procures casarte.

Todos estos textos son consejos que se dieron a poblaciones cristianas de épocas específicas, para evitar el matrimonio y el nacimiento de niños, debido a días de persecución y días de sufrimiento que estas personas estaban por enfrentar. 

En el libro de Oseas capítulo 9, encontramos uno de los textos más crudos en cuanto al sufrimiento de las personas que tienen familia y especialmente los que tienen niños en los días de persecución: 13 Efraín, según veo, es semejante a Tiro, situado en lugar delicioso; pero Efraín sacará sus hijos a la matanza. 14 Dales, oh Jehová, lo que les has de dar; dales matriz que aborte, y pechos enjutos.

CELIBATO
Muchos creen que la iglesia católica, que ha prohibido a sus ministros casarse y tener familia, se basaron en estos textos bíblicos para practicar el celibato; y no es así. (De paso, el celibato es el estado de permanecer célibe o soltero, sin casarse {del latín caelebs, caelibis}). 
Esa decisión de ellos no se basa en cuestiones bíblicas, sino en motivos económicos. Toda esta decisión de la iglesia católica comenzó en el año 580 con el papa Pelagio II, quien luchó para que los sacerdotes de la iglesia católica no se casaran, ni tuvieran familia. En su póliza papal, Pelagio II dijo que estaba bien que los sacerdotes se casaran con la condición de que, al morir, no dejaran propiedades, ni riquezas a sus esposas o hijos. 

 

El siguiente obispo de Roma, el papa Gregorio I, fue el que prohibió el casamiento. De esa manera las fuertes ofrendas que recibían los sacerdotes, especialmente los cardenales que tenían parroquias grandes y ricas, no se repartían entre la gente que no era de la iglesia, a la hora en que éstos morían. Todo lo que un sacerdote lograba conseguir con ofrendas y limosnas, todas las propiedades que el sacerdote lograba acumular en su vida, como el ahorro de riquezas y la adquisición de propiedades; al no tener familia a la cual dejar todas esas fortunas, automáticamente pasaban a la tesorería de la iglesia católica. Ese sistema sigue vigente y se sigue practicando hasta los días actuales en la iglesia católica.

18 Después, pasados tres años, subí a Jerusalén para ver a Pedro, y permanecí con él quince días” (Gálatas 1)

PARALELO
El apóstol de la circuncisión y el apóstol de los gentiles convivieron bajo un mismo techo por quince días. Sólo el Cielo fue testigo de esas conversaciones, discusiones, proyectos y planes que se propusieron dos personas que eran totalmente diferentes en estructura y disciplina, pero que eran idénticos en el celo y en el valor cristiano.

 

Pedro amaba a Palestina y Pablo amaba el mundo; Pedro vivía a la luz del Antiguo Testamento, Pablo se extendía más allá del Antiguo Testamento, pero sin olvidarlo.

Pedro siguió la orden de ir a casa de Cornelio, que era un gentil, pero no se sentía con la libertad de seguir haciendo esas obras con los gentiles; Pablo era todo lo contrario, encontraba mucha libertad predicando a Cristo entre las gentes que no eran de su pueblo.

Pedro era como el río Jordán, sus aguas constantemente traían vida a su tierra natal, y de vez en cuando tuvo la virtud de tratar y sanar a extranjeros como lo fue Naamán.

Pablo era como el gran mar que visitaba y daba vida a las playas de los tres continentes conocidos en esos días -Asia, Europa y África.

Pablo pasó sólo unos pocos días en Jerusalén, trató de predicar, posiblemente en la misma sinagoga donde había predicado Esteban, con el mismo estilo de argumentación de Esteban y posiblemente el mismo tema que había usado Esteban.

Pero su esfuerzo fueron en vano: la congregación que lo escuchó en Jerusalén tenía un hondo espíritu de asesinato, sembrado por el mismo Saulo; los hermanos se dieron cuenta de eso y, como sucedió en Damasco, tuvo que huir para poner su vida a salvo.

Dios ya había decretado que el trabajo misionero entre los judíos era de Pedro, y el trabajo entre los gentiles sería el deber del apóstol Pablo.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Al llegar a Jerusalén, Pablo contempló con un enfoque diferente la ciudad y el templo. Se dio cuenta entonces de que los juicios retributivos de Dios pendían sobre ellos.

El pesar y la ira de los judíos por causa de la conversión de Pablo no conocía límites. Pero él era firme como una roca, y se ilusionaba con la idea de que cuando relatara su maravillosa experiencia a sus amigos, cambiarían de fe como él lo había hecho, y creerían en Jesús. Había sido estrictamente consecuente en su oposición a Cristo y sus seguidores, pero cuando fue detenido y convencido de su pecado inmediatamente abandonó sus malos caminos y profesó la fe de Jesús. Creía plenamente entonces que cuando sus amigos y ex asociados escucharan las circunstancias de su maravillosa conversión, y vieran la transformación que se había producido en el orgulloso fariseo que perseguía y entregaba a la muerte a los que creían que Jesús era el Hijo de Dios, ellos también se convencerían de su error y se unirían a las filas de los creyentes (La historia de la redención, pp. 289, 290).

[E]l principal objeto de [Pablo de] “ver a Pedro”, según él mismo declaró después. Al llegar a la ciudad donde tan conocido fuera un tiempo como Saulo el perseguidor, “tentaba de juntarse con los discípulos; mas todos tenían miedo de él, no creyendo que era discípulo”. Era difícil para ellos creer que ese fanático fariseo, que tanto había hecho para destruir la iglesia, pudiese llegar a ser un sincero seguidor de Jesús. “Entonces Bernabé, tomándole, lo trajo a los apóstoles, y contóles cómo había visto al Señor en el camino, y que le había hablado, y cómo en Damasco había hablado confiadamente en el nombre de Jesús” (Los hechos de los apóstoles, p. 105).

La misma devoción, la misma consagración, la misma sujeción a los requisitos de la Palabra de Dios, que eran manifiestas en Cristo, deben verse en sus siervos. Él dejó su hogar de seguridad y paz, dejó la gloria que tenía con el Padre antes que el mundo fuese, dejó su posición en el trono del universo, y salió, como hombre de sufrimientos, tentado; salió a la soledad, para sembrar en lágrimas, para regar con su sangre la semilla de vida para un mundo perdido.

Sus siervos deben salir asimismo para sembrar. Cuando fue llamado a ser sembrador de la semilla de verdad, le fue dicho a Abraham: “Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré” [Génesis 12:1] “Y salió sin saber dónde iba” [Hebreos 11:8], como portaluz de Dios, para mantener vivo su nombre en la tierra…

Asimismo al apóstol Pablo, mientras oraba en el templo de Jerusalén, le llegó el mensaje: “Ve, porque yo te tengo que enviar lejos a los gentiles” [Hechos 22:21]. Así también los que son llamados a unirse con Cristo deben abandonarlo todo para seguirle. Deben romper relaciones antiguas, renunciar a ciertos planes de vida, y entregar esperanzas terrenas. Mediante labor y lágrimas, en soledad y con sacrificio, debe sembrarse la semilla (Obreros evangélicos, pp. 116, 117).

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Viernes 3 de agosto | Lección 5__________________________________________________

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

“Un general muerto en la batalla es una pérdida para su ejército, pero su muerte no da fuerza adicional al enemigo. Mas cuando un hombre eminente se une al adversario, no solamente se pierden sus servicios, sino también aquellos a quienes él se une obtienen una decidida ventaja. Saulo de Tarso, en el camino a Damasco, podría fácilmente haber sido muerto por el Señor, y se hubiera restado mucha fuerza al poder perseguidor. Pero Dios, en su providencia, no sólo le perdonó la vida, sino también lo convirtió, transfiriendo así a un campeón del bando del enemigo al bando de Cristo” (HAp 102).

“Cristo les había ordenado a los discípulos que fuesen a enseñar a todas las naciones; pero las enseñanzas previas que habían recibido de los judíos hacían que fuese difícil para ellos comprender plenamente las palabras de su Maestro y, por lo tanto, eran lentos para actuar en consecuencia. Se autodenominaban hijos de Abraham y se consideraban herederos de la promesa divina. Recién varios años después de la ascensión del Señor, su mente se expandió lo suficiente como para entender con claridad la intención de las palabras de Cristo, de que debían trabajar para la conversión tanto de los gentiles como de los judíos” (LP 38).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. Reflexiona en la pregunta que Jesús le hizo a Pablo camino a Damasco: “¿Por qué me persigues?” (Hech. 9:4). Para Pablo, esta pregunta era una indicación de que Jesús de Nazaret realmente había resucitado de entre los muertos. Pero, aparte de eso, también era una indicación de la identificación espiritual que existe entre Jesús y su iglesia (ver además Mat. 25:34-45). La implicación es obvia: cualquier daño causado a la iglesia es un daño que se le hace a Jesús personalmente. ¿Qué significa esto para nosotros hoy en términos prácticos?
  2. Dar testimonio de Jesús implica sufrir por Jesús. No es casualidad que la palabra griega para “testigo” (martys) esté relacionada con “martirio”. ¿Qué significa sufrir por Jesús?
  3. Hay un viejo refrán latino, Credo ut intelligam, que significa: “Creo para poder entender”. ¿De qué modo nos ayuda esta idea a comprender lo que le sucedió a Saulo de Tarso? Es decir, antes de su conversión, antes de que Pablo se convirtiera en un creyente en Jesús, él no entendía. Recién después de su experiencia pudo comprender. ¿Qué lección podemos extraer de esto para cuando nos sintamos frustrados con quienes no creen en verdades que a nosotros nos parecen tan claras?

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Escrito por: Tony García.

Gramática revisada por:
Pastor Noel Ruiloba y Nory Ester Garcia-Marenko

Este documento es una cortesía de 7day Media Group.
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Madrid, España 2018

Un pensamiento en “LECCIÓN 5 – LA CONVERSIÓN DE PABLO – PARA EL 4 DE AGOSTO DE 2018

  1. excelente trabajo que dios lo bendiga

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