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Lección 2 – DE JERUSALÉN A BABILONIA – Para el 11 de enero de 2020

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Lección 2: Para el 11 de enero de 2020

DE JERUSALÉN A BABILONIA

Sábado 4 de enero______________________________________________________________

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: 2 Reyes 21:10–16; Daniel 1; Gálatas 2:19, 20; Mateo 16:24–26; 2 Corintios 4:17; Santiago 1:5.

PARA MEMORIZAR:

“A estos cuatro muchachos Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias; y Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños” (Dan. 1:17).

La Biblia no teme mostrar las debilidades de la humanidad caída. Desde Génesis 3 en adelante, el pecado humano y sus tristes resultados saltan a la vista. Al mismo tiempo, también vemos casos de personas que muestran una gran fidelidad a Dios, incluso cuando se enfrentan a incentivos poderosos para ser cualquier cosa, menos fieles. Y algunos de los ejemplos más conmovedores de esa fidelidad los vemos en el libro de Daniel.

Sin embargo, mientras estudiamos Daniel, tengamos en cuenta que el verdadero héroe del libro es Dios. Estamos tan acostumbrados a las historias que enfatizan la fidelidad de Daniel y sus amigos que podemos olvidarnos de exaltar la fidelidad de aquel que guio y sostuvo a esos cuatro jóvenes mientras confrontaban el poder y el encanto del Imperio Babilónico. Ser fiel ya es un desafío en la propia tierra y lugar, y ni hablar de enfrentar presiones de una tierra, cultura y religión extranjeras. Pero los protagonistas humanos enfrentan los desafíos porque, como el apóstol Pablo, ellos saben “a quién h[an] creído” (2 Tim. 1:12), y en él confían.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Para gloria del Maestro, ambicionad cultivar todas las gracias del carácter. Debéis agradar a Dios en todos los aspectos de la formación de vuestro carácter. Podéis hacerlo, pues Enoc agradó al Señor aunque vivía en una época degenerada. Y en nuestros días también hay Enocs.

Permaneced firmes como Daniel, el fiel hombre de estado a quien ninguna tentación pudo corromper. No chasqueéis a Aquel que os amó de tal manera que dio su propia vida para expiar vuestros pecados. “Sin mí nada podéis hacer”, 7 dice. Recordad esto. Si habéis cometido errores, ganáis ciertamente una victoria si los veis y los consideráis señales de advertencia. De ese modo transformáis la derrota en victoria, chasqueando al enemigo y honrando a vuestro Redentor (Palabras de vida del gran Maestro, {PVGM}, p. 267).

La providencia de Dios permitió que estos escogidos fueran llevados cautivos para impartir a naciones paganas las bendiciones que la humanidad recibe por el conocimiento de Dios. Serían los representantes de Jehová. Nunca debían transigir con los idólatras; deberían honrar especialmente su fe religiosa y su nombre como adoradores del Dios viviente.

Ellos lo hicieron así. Honraron a Dios tanto en la prosperidad como en la adversidad, y Dios los honró…

Así también en Daniel, Dios colocó una luz junto al trono del reino más poderoso del mundo; para que todos pudiesen aprender del Dios vivo y verdadero. En la corte de Babilonia había representantes de todos los países, hombres dotados de los más selectos talentos y de abundantes dones naturales, que poseían la más elevada cultura que pudiese otorgar este mundo. Sin embargo, los cautivos hebreos sobresalían entre todos ellos. No tenían rivales en fuerza y belleza física, en vigor mental y logros literarios, ni en fuerza y percepción espirituales (Testimonios para la iglesia, {6TI}, t. 6, pp. 223, 224).

Día tras día, Dios instruye a sus hijos. Por las circunstancias de la vida diaria, los está preparando para desempeñar su parte en aquel escenario más amplio que su providencia les ha designado. Es el resultado de la prueba diaria lo que determina su victoria o su derrota en la gran crisis de la vida.

Los que dejan de sentir que dependen constantemente de Dios, serán vencidos por la tentación. Podemos suponer ahora que nuestros pies están seguros y que nunca seremos movidos. Podemos decir con confianza: Yo sé a quién he creído; nada quebrantará mi fe en Dios y su Palabra. Pero Satanás está proyectando aprovecharse de nuestras características heredadas y cultivadas, y cegar nuestros ojos acerca de nuestras propias necesidades y defectos. Únicamente comprendiendo nuestra propia debilidad y mirando fijamente a Jesús, podemos estar seguros (El Deseado de todas las gentes, {DTG}, pp. 345, 346).

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Domingo 5 de enero | Lección 2_______________________________________________

LA SOBERANÍA DE DIOS

A simple vista, el libro de Daniel comienza con un sombrío dejo de derrota. Judá ha capitulado ante Nabucodonosor y los vasos del Templo han sido llevados de Jerusalén a la tierra de Sinar. La palabra Sinar aparece en la Biblia en Génesis 11:2 como la ubicación de la torre de Babel. Sinar es una señal siniestra, ya que alude a un proyecto arraigado en un desafío abierto a Dios. Pero, aun cuando los constructores de Babel fracasaron en su intento de llegar al cielo, las apariencias externas sugerían que Nabucodonosor y sus dioses, ubicados en la tierra de Sinar, habían subyugado el pacto de Dios con Israel.

Aun así, las primeras líneas de Daniel dejan en claro que la derrota de Jerusalén no se atribuye al poder superior del rey babilónico; más bien, ha ocurrido porque “el Señor entregó en sus manos [de Nabucodonosor] a Joacim rey de Judá” (Dan. 1:2). Mucho antes, Dios anuncia que si su pueblo se olvidaba de él y transgredía el Pacto lo enviaría como cautivo a una tierra extranjera. Por ende, Daniel sabe que detrás del poder militar de Babilonia, y más allá de él, el Dios del cielo está liderando la marcha de la historia. Es esta visión clara de la soberanía de Dios lo que sostiene a estos jóvenes y les da fuerza y valor para enfrentar la tentación y la presión del Imperio Babilónico.

Lee 2 Reyes 21:10 al 16; 24:18 al 20; y Jeremías 3:13. ¿Por qué Dios entrega a Judá y a Jerusalén en manos de los babilonios?

2 Reyes 21:10-16

10 Habló, pues, Jehová por medio de sus siervos los profetas, diciendo: 11 Por cuanto Manasés rey de Judá ha hecho estas abominaciones, y ha hecho más mal que todo lo que hicieron los amorreos que fueron antes de él, y también ha hecho pecar a Judá con sus ídolos; 12 por tanto, así ha dicho Jehová el Dios de Israel: He aquí yo traigo tal mal sobre Jerusalén y sobre Judá, que al que lo oyere le retiñirán ambos oídos. 13 Y extenderé sobre Jerusalén el cordel de Samaria y la plomada de la casa de Acab; y limpiaré a Jerusalén como se limpia un plato, que se friega y se vuelve boca abajo. 14 Y desampararé el resto de mi heredad, y lo entregaré en manos de sus enemigos; y serán para presa y despojo de todos sus adversarios; 15 por cuanto han hecho lo malo ante mis ojos, y me han provocado a ira, desde el día que sus padres salieron de Egipto hasta hoy. 16 Fuera de esto, derramó Manasés mucha sangre inocente en gran manera, hasta llenar a Jerusalén de extremo a extremo; además de su pecado con que hizo pecar a Judá, para que hiciese lo malo ante los ojos de Jehová.

2 Reyes 24:18-20

18 De veintiún años era Sedequías cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén once años. El nombre de su madre fue Hamutal hija de Jeremías, de Libna. 19 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, conforme a todo lo que había hecho Joacim. 20 Vino, pues, la ira de Jehová contra Jerusalén y Judá, hasta que los echó de su presencia. Y Sedequías se rebeló contra el rey de Babilonia.

Jeremías 3:13

13 Reconoce, pues, tu maldad, porque contra Jehová tu Dios has prevaricado, y fornicaste con los extraños debajo de todo árbol frondoso, y no oíste mi voz, dice Jehová.

Al enfrentar los desafíos del siglo XXI, necesitamos recuperar la percepción de Dios que se refleja tan vívidamente en el libro de Daniel. Según este libro, el Dios a quien servimos no solo impulsa las fuerzas de la historia mediante su soberanía, sino también interviene misericordiosamente en la vida de su pueblo para brindarle una ayuda crucial en momentos de necesidad. Y, como veremos más adelante, lo que Dios hizo por los cautivos hebreos lo hará por su pueblo en el tiempo del fin, independientemente de los diversos ataques contra ellos y su fe.

¿Cuáles son algunos de los desafíos que enfrenta tu fe ahora, ya sea de fuentes externas, de dentro de la iglesia o de tus propios defectos personales de carácter? ¿Cómo puedes aprender a apoyarte en el poder de Dios para superar lo que se te presenta?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Sedequías pagó un alto precio por su debilidad. El enemigo avanzó como una avalancha irresistible y devastó la ciudad. El ejército hebreo se batió en retirada víctima de la confusión. La nación fue conquistada. Sedequías fue tomado prisionero y sus hijos murieron asesinados ante sus propios ojos…

Los que se esfuerzan por esconder el pecado y hacer que parezca menos serio a las mentes de los transgresores hacen la labor de los falsos profetas y la ira de Dios retribuirá su conducta. El Señor nunca entrará en componendas con los deseos de los hombres corruptos. El falso profeta condenó a Jeremías por haber afligido al pueblo con sus graves acusaciones; quiso tranquilizarlo prometiéndole seguridad y prosperidad, pensando que no debía recordar continuamente los pecados de las pobres gentes ni amenazarlas con el castigo. Esta conducta aumentó aún más, si cabe, la resistencia de los judíos al consejo del verdadero profeta e intensificó su enemistad hacia él (Testimonios para la iglesia, {4TI}, t. 4, pp. 183, 184).

Muchos son aquellos cuyo corazón gime bajo el peso de los cuidados porque procuran alcanzar la norma del mundo. Escogieron servir a éste, aceptaron sus perplejidades y adoptaron sus costumbres. Así se corrompió su carácter, y la vida se les tornó en cansancio. La congoja constante consume sus fuerzas vitales. Nuestro Señor desea que depongan este yugo de servidumbre. Los invita a aceptar su yugo y les dice: “Mi yugo es fácil, y ligera mi carga.” Mateo 11:30. La congoja es ciega y no puede discernir lo porvenir; pero Jesús ve el fin desde el principio. En toda dificultad ha dispuesto un medio de proporcionar alivio. “No quitará el bien a los que en integridad andan.” Salmos 84:11.

Para proveernos lo necesario, nuestro Padre celestial tiene mil maneras de las cuales nada sabemos. Los que aceptan el principio sencillo de hacer del servicio de Dios el asunto supremo, verán desvanecerse sus perplejidades y extenderse ante sus pies un camino despejado (El ministerio de curación, {MC}, pp. 381, 382).

A la omnipotencia del Rey de reyes, nuestro Dios, que cumple su pacto, une la delicadeza y el cuidado de un tierno pastor. Nada puede impedirle el camino. Su poder es absoluto y es la prenda para el seguro cumplimiento de sus promesas a su pueblo. Él puede remover todos los obstáculos al avance de su obra. Él posee los recursos para eliminar toda dificultad para que aquellos que le sirven, y tienen respeto por los medios que él utiliza, puedan ser libertados. Su bondad y su amor son infinitos y su pacto es inalterable.

Los planes de los enemigos de su obra al parecer son firmes y bien trazados, pero él puede echar abajo los planes más sólidos, y lo logrará a su debido tiempo, cuando vea que nuestra fe ha sido lo suficientemente probada y que estamos acercándonos a él y haciendo de él nuestro consejero (Testimonios para la iglesia, {8TI}, t. 8, pp. 17, 18).

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Lección 2 | Lunes 6 de enero___________________________________________________

FE BAJO PRESIÓN

Lee Daniel 1. ¿Qué presiones se imponen sobre estos jóvenes para que se sometan?

Daniel 1

1 En el año tercero del reinado de Joacim rey de Judá, vino Nabucodonosor rey de Babilonia a Jerusalén, y la sitió. Y el Señor entregó en sus manos a Joacim rey de Judá, y parte de los utensilios de la casa de Dios; y los trajo a tierra de Sinar, a la casa de su dios, y colocó los utensilios en la casa del tesoro de su dios. Y dijo el rey a Aspenaz, jefe de sus eunucos, que trajese de los hijos de Israel, del linaje real de los príncipes, muchachos en quienes no hubiese tacha alguna, de buen parecer, enseñados en toda sabiduría, sabios en ciencia y de buen entendimiento, e idóneos para estar en el palacio del rey; y que les enseñase las letras y la lengua de los caldeos. Y les señaló el rey ración para cada día, de la provisión de la comida del rey, y del vino que él bebía; y que los criase tres años, para que al fin de ellos se presentasen delante del rey. Entre éstos estaban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, de los hijos de Judá. A éstos el jefe de los eunucos puso nombres: puso a Daniel, Beltsasar; a Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac; y a Azarías, Abed-nego. Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse. Y puso Dios a Daniel en gracia y en buena voluntad con el jefe de los eunucos; 10 y dijo el jefe de los eunucos a Daniel: Temo a mi señor el rey, que señaló vuestra comida y vuestra bebida; pues luego que él vea vuestros rostros más pálidos que los de los muchachos que son semejantes a vosotros, condenaréis para con el rey mi cabeza. 11 Entonces dijo Daniel a Melsar, que estaba puesto por el jefe de los eunucos sobre Daniel, Ananías, Misael y Azarías: 12 Te ruego que hagas la prueba con tus siervos por diez días, y nos den legumbres a comer, y agua a beber. 13 Compara luego nuestros rostros con los rostros de los muchachos que comen de la ración de la comida del rey, y haz después con tus siervos según veas. 14 Consintió, pues, con ellos en esto, y probó con ellos diez días. 15 Y al cabo de los diez días pareció el rostro de ellos mejor y más robusto que el de los otros muchachos que comían de la porción de la comida del rey. 16 Así, pues, Melsar se llevaba la porción de la comida de ellos y el vino que habían de beber, y les daba legumbres. 17 A estos cuatro muchachos Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias; y Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños. 18 Pasados, pues, los días al fin de los cuales había dicho el rey que los trajesen, el jefe de los eunucos los trajo delante de Nabucodonosor. 19 Y el rey habló con ellos, y no fueron hallados entre todos ellos otros como Daniel, Ananías, Misael y Azarías; así, pues, estuvieron delante del rey. 20 En todo asunto de sabiduría e inteligencia que el rey les consultó, los halló diez veces mejores que todos los magos y astrólogos que había en todo su reino. 21 Y continuó Daniel hasta el año primero del rey Ciro.

Al llegar a Babilonia, estos cuatro jóvenes deben enfrentar un gran desafío para su fe y sus convicciones: son seleccionados con el fin de recibir capacitación especial para servir al rey. Los reyes de la antigüedad a menudo reclutaban a algunos de sus mejores cautivos para servir en el palacio real y, por lo tanto, estos transferían su lealtad al rey y a los dioses del imperio que los conquistaron. De hecho, todo el proceso tenía la intención de efectuar algún tipo de conversión y adoctrinamiento que daría lugar a un cambio de cosmovisión. Como parte de ese proceso, les cambiaron el nombre a los cautivos hebreos. Un nombre nuevo señala un cambio de propiedad y un cambio de destino. Así, al cambiar el nombre de los cautivos, los babilonios tenían la intención de ejercer autoridad sobre ellos y obligarlos a asimilar los valores y la cultura de Babilonia. Sus nombres originales, que referían al Dios de Israel, son reemplazados por nombres que honran a deidades extranjeras. Además, el rey determina que los jóvenes deben comer de su mesa. Comer de la comida del rey tenía profundas implicaciones en la antigüedad. Significaba una lealtad indivisa al rey y reflejaba dependencia de él. Y, como la comida se ofrecía a los dioses del Imperio, comer también tenía un profundo significado religioso. Obviamente, significaba aceptar y participar del sistema de adoración del rey.

Por lo tanto, Daniel y sus compañeros se encuentran en circunstancias complejas. Para permanecer leales a Dios y sobrevivir al poder abrumador del sistema imperial, se requiere nada menos que un milagro. Para complicar aún más las cosas, la ciudad de Babilonia en sí también era una expresión monumental de las proezas humanas. La belleza arquitectónica de los templos babilónicos, los jardines colgantes y el río Éufrates que serpenteaba a través de la ciudad transmitían una imagen de poder y gloria insuperables. Entonces, a Daniel y a sus amigos se les ofrece la oportunidad de ascender y disfrutar de los beneficios y la prosperidad de este sistema. Pueden dejar de ser cautivos hebreos y convertirse en funcionarios reales. ¿Comprometerán sus principios para recorrer el camino fácil a la gloria?

Estos muchachos, ¿de qué manera podrían haber racionalizado una decisión para abandonar sus convicciones? ¿De qué manera podrías enfrentarte a desafíos similares, aunque más sutiles?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

[En] ninguna parte encontraremos una ilustración más abarcante y eficaz de la verdadera temperancia y de sus consiguientes bendiciones que la que proporciona la historia del profeta Daniel y sus compañeros en la corte de Babilonia…

No fue el orgullo o la ambición lo que llevó a estos jóvenes a la corte del rey, a la compañía de quienes no conocían ni temían al verdadero Dios. Ellos fueron llevados cautivos a una tierra extraña, y la Sabiduría infinita los había puesto allí donde estaban. Ellos consideraron su situación, con sus dificultades y peligros; y entonces, en el temor de Dios, hicieron su decisión. Aun a riesgo de desagradar al rey, serían fieles a la religión de sus padres. Obedecieron la ley divina, tanto natural como moral, y la bendición de Dios les dio fuerza y donaire y poder intelectual (Reflejemos a Jesús, {RJ}, p. 133).

La pregunta que debe hacerse [cada persona]… es: ¿Debo consultar mi inclinación y complacer mi apetito, o debo seguir los dictados de la conciencia y mantener mi cabeza libre y preservar mis facultades físicas, absteniéndome de toda práctica que las debilite? ¿Caeré como presa de las costumbres del mundo, … o me alejaré de toda costumbre cuyos resultados sean envilecedores? ¿No honraré a Dios antes que agradar al mundo? …

Daniel y sus compañeros comprendieron que estaban en juego los principios, y que no podían soportar ninguna transigencia con el tentador. La luz y la verdad que se reflejan del trono de Dios fueron de más aprecio para ellos que cualquier honor que los hombres podían concederles. Es el privilegio de los jóvenes de hoy ser tan firmes y fieles … como lo fueron los jóvenes judíos en el reino de Babilonia… Dios honró a Daniel, y él honrará a todo joven que siga la conducta que adoptó Daniel al honrarlo (Nuestra elevada vocación, {NEV}, p. 271).

¿Qué habría acontecido si Daniel y sus compañeros hubieran transigido con los funcionarios paganos y hubieran cedido a la presión de la oportunidad, comiendo y bebiendo como era usual para los babilonios? Este solo abandono de los principios habría debilitado su sentido de lo justo y su aborrecimiento de lo erróneo. La complacencia del apetito habría envuelto el sacrificio del vigor físico, la claridad del intelecto, y el poder espiritual. Un paso falso habría conducido probablemente a otros, hasta que, al cortarse su vinculación con el cielo, habrían sido arrastrados por la tentación.

Dios ha dicho: “Honraré a los que me honran”. 1 Samuel 2:30. Mientras Daniel se aferró a su Dios con inconmovible confianza, el espíritu del poder profético vino sobre él. Mientras era instruido por los hombres en los deberes de la corte, Dios le enseñaba a leer los misterios de las edades futuras, y a presentar a las generaciones del porvenir por medio de símbolos y símiles, los maravillosos acontecimientos que habrían de suceder en los últimos días (La edificación del carácter, {ECFP}, pp. 22, 23).

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Martes 7 de enero | Lección 2__________________________________________________

RESUELTOS Y FIRMES

Lee Daniel 1:7 al 20. ¿Qué dos factores vemos obrando aquí: el libre albedrío de Daniel y la intervención de Dios? ¿Qué principio importante se presenta también aquí?

Daniel 1:7-20

A éstos el jefe de los eunucos puso nombres: puso a Daniel, Beltsasar; a Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac; y a Azarías, Abed-nego. Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse. Y puso Dios a Daniel en gracia y en buena voluntad con el jefe de los eunucos; 10 y dijo el jefe de los eunucos a Daniel: Temo a mi señor el rey, que señaló vuestra comida y vuestra bebida; pues luego que él vea vuestros rostros más pálidos que los de los muchachos que son semejantes a vosotros, condenaréis para con el rey mi cabeza. 11 Entonces dijo Daniel a Melsar, que estaba puesto por el jefe de los eunucos sobre Daniel, Ananías, Misael y Azarías: 12 Te ruego que hagas la prueba con tus siervos por diez días, y nos den legumbres a comer, y agua a beber. 13 Compara luego nuestros rostros con los rostros de los muchachos que comen de la ración de la comida del rey, y haz después con tus siervos según veas. 14 Consintió, pues, con ellos en esto, y probó con ellos diez días. 15 Y al cabo de los diez días pareció el rostro de ellos mejor y más robusto que el de los otros muchachos que comían de la porción de la comida del rey. 16 Así, pues, Melsar se llevaba la porción de la comida de ellos y el vino que habían de beber, y les daba legumbres. 17 A estos cuatro muchachos Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias; y Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños. 18 Pasados, pues, los días al fin de los cuales había dicho el rey que los trajesen, el jefe de los eunucos los trajo delante de Nabucodonosor. 19 Y el rey habló con ellos, y no fueron hallados entre todos ellos otros como Daniel, Ananías, Misael y Azarías; así, pues, estuvieron delante del rey. 20 En todo asunto de sabiduría e inteligencia que el rey les consultó, los halló diez veces mejores que todos los magos y astrólogos que había en todo su reino.

Al parecer, los cuatro cautivos hebreos no se oponen a sus nombres babilónicos. Lo más probable es que no hubiera nada que pudieran hacer al respecto, aparte de usar sus nombres hebreos entre ellos. Pero, con respecto a la comida y el vino de la mesa del rey, sin duda está en sus manos consumirlos o no. Por lo tanto, el libre albedrío de los cuatro hombres es muy importante aquí.

Sin embargo, si un funcionario puede cambiar sus nombres, también puede cambiar el menú. Probablemente haya dos razones por las que los cuatro no quieren comer de la mesa del rey.

En primer lugar, las comidas de la mesa del rey pueden contener carnes inmundas (Lev. 11). En segundo lugar, la comida se ofrece primero a la imagen del dios y luego se la envía al rey para su consumo. Por lo tanto, cuando Daniel deja en claro, sin recurrir al subterfugio ni al engaño, que su solicitud tiene una motivación religiosa (es decir, la comida del palacio los contaminará a él y a sus amigos) (Dan. 1:8), está siendo muy valiente.

Si observamos la interacción entre Daniel y el funcionario babilónico, se destacan algunos puntos importantes. En primer lugar, al parecer Daniel entiende bien la difícil situación del funcionario, por lo que le propuso una prueba. Diez días de consumo de alimentos alternativos deberían ser suficientes para demostrar los beneficios de la dieta y así acabar con los temores del funcionario. En segundo lugar, la certeza de Daniel de que el resultado sería tan positivo en tan poco tiempo se debe a la absoluta confianza en Dios. En tercer lugar, la elección de una dieta de vegetales, legumbres y agua apunta a la comida que Dios le dio a la humanidad en la Creación (ver Gén. 1:29); un hecho que quizá también influya en la elección de Daniel. Después de todo, ¿qué mejor dieta que la que Dios nos dio originalmente?

¿Cuál es la importancia del libre albedrío de Daniel que allana el camino para que Dios actúe (ver Dan. 1:9)? ¿Qué lecciones podemos extraer de esto sobre la importancia de nuestras decisiones? ¿Cómo debe impactar nuestra confianza en Dios en nuestras decisiones?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Cuando Daniel y sus compañeros fueron puestos a prueba, se colocaron plenamente del lado de la rectitud y la verdad. No procedieron caprichosa sino inteligentemente. Decidieron que como la carne no había formado parte de su régimen en lo pasado, no debían comerla en lo futuro; y así como el vino había sido prohibido a todos los que deben ocuparse del servicio de Dios, decidieron que no lo tomarían…

Daniel y sus compañeros no sabían cuál sería el resultado de su decisión; sólo sabían que les costaría la vida, pero resolvieron seguir la senda recta de una estricta temperancia aunque estaban en la corte de la licenciosa Babilonia…

Comprendían que por la gracia de Dios su destino dependía de su propia voluntad y acción (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 4, pp. 1188, 1189).

Los pequeños incidentes de la vida diaria pasan con frecuencia sin que los notemos; pero son estas cosas las que forman el carácter. Cada acontecimiento de la vida es grande para bien o para mal. La mente necesita ser educada por las pruebas diarias, a fin de adquirir fuerza para resistir en cualquier situación difícil. En los días de prueba y peligro, necesitaréis ser fortalecidos para permanecer firmes de parte de lo recto, independientes de toda influencia opositora.

Dios quiere hacer mucho por vosotros, basta con que sintáis vuestra necesidad de él. Jesús os ama. Tratad siempre de andar en la luz de la sabiduría de Dios. Y en todos los variados escenarios de la vida, no descanséis hasta saber que vuestra voluntad está en armonía con la voluntad de vuestro Creador. Por la fe en él podéis obtener fuerza para resistir a toda tentación de Satanás, y así crecer en fuerza moral con cada prueba que Dios os envíe.

Podéis convertiros en personas de responsabilidad e influencia si por el poder de vuestra voluntad, unida con la fortaleza divina, os dedicáis fervientemente a la realización del trabajo… Aprended a reflexionar tanto como a estudiar, para que vuestras mentes puedan expandirse, fortalecerse y desarrollarse (Testimonios para la iglesia, {4TI}, t. 4, p. 554).

Dios no domina nuestra mente sin nuestro consentimiento, sino que cada hombre está libre para elegir el poder que quiera ver dominar sobre él. Nadie ha caído tan bajo, nadie es tan vil que no pueda hallar liberación en Cristo. El endemoniado, en vez de oraciones, sólo podía pronunciar las palabras de Satanás; sin embargo, la muda súplica de su corazón fue oída. Ningún clamor de un alma en necesidad, aunque no llegue a expresarse en palabras, quedará sin ser oído. Los que consienten en hacer pacto con el Dios del cielo no serán abandonados al poder de Satanás ni a las flaquezas de su propia naturaleza…

Maravillosa será la transformación de quien abra por la fe la puerta de su corazón al Salvador (El ministerio de curación, {MC}, p. 62).

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Lección 2 | Miércoles 8 de enero_______________________________________________

INTACHABLES Y SABIOS

A Daniel y sus compañeros los eligen para el servicio real porque encajan dentro del perfil establecido por Nabucodonosor. Según el rey, los oficiales del palacio debían ser “jóvenes apuestos” y “sin ningún defecto físico” (Dan. 1:4, NVI). Curiosamente, los sacrificios y las personas que servían en el Santuario debían ser “sin defecto” (Lev. 22:17–25; 21:16–24). El rey de Babilonia parece compararse con el Dios de Israel, por cuanto exige condiciones similares para los que sirven en su palacio. Por otro lado, esas condiciones pueden sugerir inadvertidamente que Daniel y sus compatriotas fueron sacrificios vivos para Dios al enfrentar los desafíos del Imperio Babilónico.

Lee Gálatas 2:19 y 20; Mateo 16:24 al 26; y 2 Corintios 4:17. ¿Qué nos dicen estos versículos acerca de cómo podemos ser fieles en medio de las tentaciones que afrontamos?

Gálatas 2:19-20

19 Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios. 20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

Mateo 16:24-26

24 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. 25 Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. 26 Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?

2 Corintios 4:17

17 Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria;

Dios honra la lealtad de los cuatro cautivos hebreos, y al final de su período de prueba de diez días se ven más saludables y mejor nutridos que los otros estudiantes que comieron de la mesa real. Entonces, Dios les da a sus cuatro siervos “conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias”, y solo a Daniel Dios le da “entendimiento en toda visión y sueños” (Dan. 1:17). Este don jugará un papel importante en el ministerio profético de Daniel.

Así como Dios honró la fe de sus siervos en la corte de Babilonia, a nosotros nos da sabiduría al enfrentar los desafíos del mundo. De la experiencia de Daniel y de sus compañeros aprendemos que sin duda es posible no contaminarnos con los elementos corruptos de nuestra sociedad. También aprendemos que no necesitamos aislarnos de la sociedad ni de su vida cultural para servir a Dios. Daniel y sus compañeros no solo vivieron en medio de una cultura erigida sobre mentiras, errores y mitos, sino además se los educa sobre la base de esas mentiras, errores y mitos. Y, sin embargo, continúan siendo fieles.

No importa dónde vivamos, todos enfrentamos el desafío de permanecer fieles a lo que creemos en medio de influencias culturales y sociales que son contrarias a esa creencia. Identifica las influencias negativas que hay en tu cultura y hazte esta pregunta: ¿Hasta qué punto las desafío?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

El profeta Daniel fue un personaje ilustre. Fue un brillante ejemplo de lo que los hombres pueden llegar a ser cuando se unen con el Dios de toda sabiduría. Se nos ha dejado un breve relato de la vida de este santo hombre de Dios para ánimo de aquellos que en lo sucesivo sean llamados a soportar pruebas y tentaciones.

Cuando el pueblo de Israel, su rey, sus nobles y sacerdotes, fueron llevados a la cautividad, se eligieron de entre ellos cuatro personas para servir en la corte del rey de Babilonia. Uno de éstos era Daniel, quien en su temprana juventud prometía llegar a la notable capacidad desarrollada en los años posteriores. Estos jóvenes eran todos de principesco abolengo, y se los describe como muchachos en quienes no había “tacha alguna, de buen parecer, enseñados en toda sabiduría, sabios en ciencia y de buen entendimiento, e idóneos para estar en el palacio del rey” (Reflejemos a Jesús, {RJ}, p. 77).

Cuando, al principio del reinado de Joaquim, Nabucodonosor sitió por primera vez a Jerusalén y la tomó, se llevó a Daniel y a sus compañeros, juntamente con otros especialmente escogidos para el servicio de la corte babilónica; y la fe de los cautivos hebreos fue probada hasta lo sumo. Pero los que habían aprendido a poner su confianza en las promesas de Dios hallaron que éstas bastaban para todo lo que eran llamados a soportar durante su estada en una tierra extraña. Las Escrituras resultaron ser su guía y apoyo (Profetas y reyes, {PR}, pp. 315, 316).

El mundo caído es el campo de batalla del mayor conflicto que el universo celestial y los poderes de la tierra hayan presenciado jamás. Fue señalado como el escenario en el cual se libraría la mayor lucha entre el bien y el mal, entre el cielo y el infierno. Todo ser humano desempeña una parte en este conflicto. Nadie puede permanecer en terreno neutral. Los hombres pueden aceptar o rechazar al Redentor del mundo. Todos son testigos, en favor o en contra de Cristo. Cristo llama a los que se alistan bajo su estandarte para que entren con él en el conflicto como fieles soldados, para que puedan heredar la corona de la vida.

Cada día debemos librar combates. Una gran batalla se libra en cada alma, entre el príncipe de las tinieblas y el de la vida… Como instrumentos de Dios, debéis someteros a él, para que él pueda planear, dirigir y librar la batalla por vosotros, con vuestra cooperación. El Príncipe de la vida está al frente de su obra. Os acompañará en vuestro combate cotidiano contra el yo, para que podáis ser leales a los principios, para que la pasión, cuando luche por obtener el predominio, sea sometida por la gracia de Cristo; para que salgáis más que vencedores por medio de Aquel que nos amó. Jesús ha estado en el campo de batalla. Conoce el poder de cada tentación. Sabe cómo afrontar cada emergencia, y cómo guiaros por toda senda de peligro (La maravillosa gracia de Dios, {MGD}, p. 36).

Así como Dios llamó a Daniel para que testificase por él en Babilonia, nos llama hoy a nosotros para que seamos sus testigos en el mundo. Tanto en los asuntos menores como en los mayores de la vida, desea que revelemos a los hombres los principios de su reino. Muchos están aguardando que se les dé algo grande que hacer mientras desperdician diariamente las oportunidades que tienen de ser fieles a Dios. Diariamente dejan de cumplir con todo el corazón los deberes pequeños de la vida (Conflicto y valor, {CV}, p. 249).

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Jueves 9 de enero | Lección 2__________________________________________________

EL EXAMEN FINAL

Lee Daniel 1:17 al 21. ¿Cuál es la clave del éxito de los cuatro jóvenes? (Ver además Job 38:36; Prov. 2:6; Sant. 1:5).

Daniel 1:17-21

17 A estos cuatro muchachos Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias; y Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños. 18 Pasados, pues, los días al fin de los cuales había dicho el rey que los trajesen, el jefe de los eunucos los trajo delante de Nabucodonosor. 19 Y el rey habló con ellos, y no fueron hallados entre todos ellos otros como Daniel, Ananías, Misael y Azarías; así, pues, estuvieron delante del rey. 20 En todo asunto de sabiduría e inteligencia que el rey les consultó, los halló diez veces mejores que todos los magos y astrólogos que había en todo su reino. 21 Y continuó Daniel hasta el año primero del rey Ciro.

Job 38:36

36 ¿Quién puso la sabiduría en el corazón? ¿O quién dio al espíritu inteligencia?

Proverbios 2:6

Porque Jehová da la sabiduría, Y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia.

Santiago 1:5

Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.

Después de tres años de formación en la “Universidad de Babilonia”, los cuatro hebreos se presentan ante el rey para el examen final. Son más saludables que los demás estudiantes y, además, los superan en conocimiento y sabiduría. Inmediatamente contratan a los cuatro para servir al rey. No debemos olvidar que este “conocimiento e inteligencia” sin duda consta de mucho paganismo. Sin embargo, lo adquieren de todos modos y, obviamente, también lo aprenden bien, aunque no crean en eso.

Nabucodonosor quizás haya pensado que ese logro tuvo algo que ver con la dieta del palacio y el programa de estudios que cursaron los cuatro alumnos. Sin embargo, Daniel y sus compañeros saben, y el relato lo muestra claramente, que su desempeño superior no le debía nada al sistema babilónico. Todo proviene de Dios. Qué poderoso ejemplo de lo que Dios puede hacer por quienes confían en él. No debemos temer el poder abrumador de los medios de comunicación, de los gobiernos ni de otras instituciones que puedan amenazar con destruir nuestra identidad como hijos de Dios. Al depositar nuestra confianza en Dios, podemos estar seguros de que él puede sostenernos en momentos difíciles y salvaguardarnos contra todo pronóstico. La clave es tomar las decisiones correctas cuando enfrentamos desafíos para nuestra fe.

Al observar Daniel 1, aprendemos algunas lecciones muy importantes acerca de Dios: (1) Dios controla la historia. (2) Dios nos da sabiduría para que podamos sortear el ambiente hostil de nuestra cultura y sociedad. (3) Dios honra a quienes confían mediante la convicción interna y el estilo de vida.

El capítulo concluye señalando que “continuó Daniel hasta el año primero del rey Ciro” (Dan. 1:21). Esta mención de Ciro es significativa: brinda un atisbo de esperanza en medio de una experiencia de exilio. Ciro es el elegido de Dios para liberar a su pueblo y permitirle regresar a Jerusalén. Aunque el capítulo comienza con apariencia de derrota y exilio, concluye con una vislumbre de esperanza y un retorno al hogar. Este es nuestro Dios: incluso en los momentos más difíciles de nuestra vida, siempre abre una ventana de esperanza para que podamos ver la gloria y la alegría que se encuentran más allá del sufrimiento y el dolor.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

“A estos cuatro muchachos Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias; y Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños”. Daniel 1:17. Estos jóvenes tenían al Señor como su educador. Los eslabones de oro de la cadena del cielo conectaban lo finito con lo infinito. Eran partícipes de la naturaleza divina. Tenían sumo cuidado en mantenerse en contacto con Dios. Oraban y estudiaban y ponían en juego en su vida práctica mentes estrictamente escrupulosas y humildes. La palabra del Señor era su comida y su bebida. “En todo asunto de sabiduría e inteligencia que el rey les consultó, los halló diez veces mejores que todos los magos y astrólogos”…

Cuando los hijos de la fe, con ferviente oración, se consagren a Dios sin reserva, el Señor honrará su fe y los bendecirá con una mente clara… (Reflejemos a Jesús, {RJ}, p. 135).

En los días más oscuros, cuando las apariencias sean de lo más lúgubres, no temáis. Tened fe en Dios. Él está obrando su voluntad, haciendo bien todas las cosas en favor de su pueblo. La fuerza de aquellos que le aman y le sirven será renovada de día en día. Su sabiduría será puesta al servicio de ellos para que no tropiecen al llevar a cabo sus propósitos…

Nuestra fe deberá resistir toda la presión que se ponga sobre ella. Dios puede y quiere otorgar a sus siervos toda la fuerza que necesiten.

Dijo el experimentado apóstol Pablo: “Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”. 2 Corintios 12:9, 10 (Testimonios para la iglesia, {8TI}, t. 8, p. 18).

Dios quiere valerse de los que están dispuestos a servirle. No es la obra de los más brillantes ni de los más talentosos la que da los mayores resultados ni los más duraderos. Se necesitan hombres y mujeres que hayan oído el mensaje del Cielo. Los más eficientes son los que responden al llamamiento: “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí.” Mateo 11:29…

Si aquellos a quienes Dios confió grandes talentos del intelecto los consagran a un uso egoísta, quedarán abandonados a su suerte después de un período de prueba. Dios elegirá a hombres que no parecen tan bien dotados, que no tienen mucha confianza en sí mismos, y fortalecerá a los débiles porque creen que él hará por ellos lo que de suyo no pueden hacer. Dios acepta el servicio prestado de todo corazón, y suplirá las deficiencias.

Muchas veces el Señor escogió por colaboradores a hombres que sólo habían obtenido una instrucción limitada en las escuelas. Los tales usaron sus facultades con el mayor celo, y el Señor recompensó su fidelidad en la obra, así como la diligencia y sed de conocimientos de que dieron prueba. Vió sus lágrimas y oyó sus oraciones. Así como su bendición descendió sobre los cautivos en la corte de Babilonia, otorga hoy sabiduría y conocimiento a los que por él trabajan (El ministerio de curación, {MC}, pp. 108, 109).

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Lección 2 | Viernes 10 de enero________________________________________________

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

“Daniel y sus compañeros fueron aparentemente más favorecidos en su juventud por la suerte, en Babilonia, que José en los primeros años de su vida en Egipto; sin embargo, fueron sometidos a pruebas de carácter apenas menos severas. De su hogar relativamente sencillo de Judea, estos jóvenes de linaje real fueron transportados a la ciudad más magnífica, a la corte del más grande monarca, y fueron escogidos para ser educados para el servicio especial del rey. En esa corte corrompida y lujosa estaban rodeados de fuertes tentaciones. Los vencedores mencionaban con jactancia el hecho de que ellos, adoradores de Jehová, fueran cautivos de Babilonia; que los vasos de la casa de Dios hubiesen sido colocados en el Templo de los dioses de Babilonia; que el rey de Israel fuese prisionero de los babilonios; como evidencia de que su religión y sus costumbres eran superiores a la religión y las costumbres de los hebreos. En esas circunstancias, por medio de las mismas humillaciones que eran el resultado de que Israel se había apartado de los mandamientos de Dios, el Señor dio a Babilonia la evidencia de su supremacía, de la santidad de sus demandas y del resultado seguro de la obediencia. Y dio ese testimonio del único modo que podía ser dado: por medio de los que seguían siendo fieles” (Ed 54).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. En clase, hablen de los diferentes desafíos culturales y sociales que enfrentan como cristianos en su sociedad. ¿Cuáles son y cómo puede la iglesia en general aprender a responderles?
  2. Piensa en lo fácil que hubiera sido para Daniel y los demás haber transigido en su fe. Al fin y al cabo, los babilonios eran los conquistadores. La nación judía había sido derrotada. ¿Qué más “prueba” se necesitaba de que los “dioses” babilonios eran más grandes que el Dios de Israel, y que Daniel y sus compañeros necesitaban aceptar ese hecho? En este caso, ¿a qué verdades bíblicas importantes pudieron haberse atenido para sostenerse durante este tiempo? (Ver Jer. 5:19; 7:22–34.) ¿Qué nos dice esto acerca de lo importante que es conocer nuestra Biblia y entender la “verdad presente”?
  3. ¿Por qué es tan importante la fidelidad, no solo para nosotros, sino también para quienes damos testimonio del carácter del Señor mediante nuestra fidelidad?

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Un pensamiento en “Lección 2 – DE JERUSALÉN A BABILONIA – Para el 11 de enero de 2020

  1. hermosa leccion, los comentarios y enseñanzas que de el podemos sacar nos ayudan para nuestra vida espiritual como para enseñarles a otros lo que nuestro Dios quiere que hagamos

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