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Lección 3 – CÓMO CONSIDERABAN LA BIBLIA JESÚS Y LOS APÓSTOLES – Para el 18 de abril de 2020

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Lección 3: Para el 18 de abril de 2020

CÓMO CONSIDERABAN LA BIBLIA JESÚS Y LOS APÓSTOLES

Sábado 11 de abril______________________________________________________________

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Mateo 4:1-11; 22:37-40; Lucas 24:13-35, 44, 45; 4:25-27; Hechos 4:24-26.

PARA MEMORIZAR:

“El respondió y dijo: Escrito está: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mat. 4:4).

Por desdicha, en esta era posmoderna, la Biblia se ha reinterpretado principalmente desde la óptica de una filosofía que cuestiona tanto su inspiración como su autoridad. De hecho, la Biblia se entiende simplemente como un conjunto de ideas de gente que vivió en una cultura relativamente primitiva y que posiblemente no podría entender el mundo como lo entendemos hoy. Al mismo tiempo, el elemento sobrenatural se ha minimizado o hasta eliminado del cuadro. Esto convierte a la Biblia en un documento que, en vez de ser la opinión de Dios sobre el hombre, se ha transformado en la opinión del hombre acerca de Dios. Y el resultado es que, para muchos, la Biblia se ha vuelto prácticamente irrelevante en una época de pensamiento darwiniano y de filosofía moderna.

Sin embargo, nosotros rechazamos totalmente esa postura. Al contrario, en el Nuevo Testamento podemos ver la forma inspirada de considerar toda la Escritura al estudiar de qué manera Jesús y los apóstoles la interpretaron.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

[El hombre limitado] Debe tomar la Palabra de Dios al pie de la letra, luego apreciarla tal como es, incorporarla en la vida y entretejerla en el carácter. En la Palabra de Dios está plenamente revelado todo lo que concierne a la salvación de los hombres, y si tomamos esa Palabra y la comprendemos en la mejor forma en que nos es posible, Dios nos ayudará en su comprensión.

Las mentes humanas sin la ayuda especial del Espíritu de Dios considerarán que muchas cosas de la Biblia son muy difíciles de comprender, porque les falta esclarecimiento divino. Los hombres no deben ocuparse de la Palabra de Dios ensalzando su propia manera de obrar, o su propia voluntad, o sus propias ideas, sino deben ocuparse de ella con un espíritu dócil, humilde y santo.

Nunca tratéis de escudriñar las Escrituras a menos que estéis listos a escuchar, a menos que estéis dispuestos a aprender, a menos que queráis escuchar la Palabra de Dios como si la voz divina os estuviera hablando directamente desde los oráculos vivientes. Nunca permitáis que un hombre mortal juzgue la Palabra de Dios o dictamine cuánto de ella es inspirado y cuánto no es inspirado, o que esta porción es más inspirada que algunas otras porciones. Dios le amonesta que se retire de ese terreno. Dios no le ha dado una obra tal para hacer (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 7, p. 931).

El apóstol Pedro dice que hay en las Escrituras cosas “difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen… para perdición de sí mismos”. 2 Pedro 3:16. Las dificultades de la Escritura han sido presentadas por los escépticos como argumentos contra la Biblia; pero lejos de serlo, constituyen una fuerte evidencia de su inspiración divina. Si mencionase de Dios sólo aquello que se pudiese comprender fácilmente; si su grandeza y majestad pudiesen ser comprendidas por las mentes finitas, la Biblia no llevaría las inequívocas credenciales de la autoridad divina. La misma grandeza y el misterio de los temas presentados, deben inspirar fe en ella como palabra de Dios (Testimonios para la iglesia, {5TI}, t. 5, p. 655).

Esto airó aun más a los fariseos. No sólo había violado la ley, a juicio de ellos, sino que al llamar a Dios “mi Padre,” se había declarado igual a Dios.

Toda la nación judía llamaba a Dios su Padre, y por lo tanto no se habrían enfurecido si Cristo hubiese dicho tener esa misma relación con Dios. Pero le acusaron de blasfemia, con lo cual demostraron entender que él hacía este aserto en su sentido más elevado.

Estos adversarios de Cristo no tenían argumento con que hacer frente a las verdades que presentaba a su conciencia. Lo único que podían citar eran sus costumbres y tradiciones, y éstas parecían débiles cuando se comparaban con los argumentos que Jesús había sacado de la Palabra de Dios (El Deseado de todas las gentes, {DTG}, p. 178).

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Lección 3 | Domingo 12 de abril_______________________________________________

ESCRITO ESTÁ

El bautismo de Jesús por parte de Juan el Bautista marcó el comienzo del ministerio del Salvador, tras lo cual el Espíritu guio a Jesús al desierto de Judea donde, en su condición humana más débil, fue tentado por Satanás.

Lee Mateo 4:1 al 11. ¿Cómo se defiende Jesús contra las tentaciones de Satanás en el desierto? A través de este relato, ¿qué debemos aprender de la Biblia?

Mateo 4:1-11

1 Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, 6 y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, En sus manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra. 7 Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios. 8 Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. 10 Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. 11 El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.

Al sentirse tentado por el apetito, Jesús responde: “Escrito está: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mat. 4:4). Jesús apunta hacia la Palabra de vida y su fuente suprema y divina. De esta manera, confirma la autoridad de la Escritura. Al verse tentado con los reinos y la gloria del mundo, Jesús responde: “Escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás” (Mat. 4:10; Luc. 4:8). Cristo nos recuerda que la verdadera adoración se centra en Dios y en nadie más, y que la sumisión a su Palabra es verdadera adoración. Finalmente, ante la tentación del amor a la ostentación y a la presunción, Jesús responde: “Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios” (Mat. 4:7; ver además Luc. 4:12).

En las tres tentaciones, Jesús responde con las palabras “Escrito está”. Es decir, Jesús va directo a la Palabra de Dios sin más para enfrentar los ataques y los engaños de Satanás. Esta debería ser una lección poderosa para todos nosotros: la Biblia, y solo la Biblia, es la norma y el fundamento definitivos de nuestra creencia.

Sí, la Biblia y solo la Biblia fue el método de defensa de Jesús contra los ataques del adversario. Jesús es Dios, pero en su defensa contra Satanás, él se sometió únicamente a la Palabra de Dios.

No es opinión; no es un argumento elaborado y complicado; no son palabras de animosidad personal; sino las palabras simples pero profundas de la Escritura. Para Cristo, la Escritura tiene la máxima autoridad y el máximo poder. De esta manera, su ministerio comienza con un seguro fundamento y continúa construyendo sobre la confiabilidad de la Biblia.

¿Cómo podemos aprender a ser tan dependientes de la Palabra de Dios y tan sumisos a ella como Jesús?

NOTA

Estimados hermanos: Estamos invitándole a visitar el canal “Tony Garcia Escuela Sabatica Maestros” en YouTube.

Estamos abriendo este canal, con el propósito de dar nuestro comentario del folleto de la lección en video. La lección escrita, siempre se publicaría como lo hemos acostumbrado a esta fecha, junto con el espíritu de profecía.

Le invitamos a que nos visite en este canal y se suscriba por favor, ya que necesitamos por lo menos mil personas suscritas, para que YouTube nos permita televisar en vivo.

En el video que hemos subido, le explicamos un poco mas nuestra idea, desde antemano le agradecemos por su colaboración en este proyecto.

Estaremos subiendo en video, nuestro primer repaso de la lección, el próximo sábado. Será la lección # 4. Ya estamos trabajando en este proyecto, esperamos que todo salga como lo estamos planeando, creemos que así será , Dios mediante.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Satanás lanzó ataques más poderosos contra Cristo que los que nunca lanzará contra nosotros. Del triunfo de Cristo o de él dependían consecuencias mucho más importantes. Si Cristo resistía sus más poderosas tentaciones, y Satanás no podía obtener éxito en su intento de inducirlo a pecar, sabría que había perdido su poder y que finalmente sería castigado con eterna destrucción. Por lo tanto Satanás obró con mucho poder para inducir a Cristo a cometer un acto erróneo, porque entonces obtendría ventaja sobre él… Nunca podéis ser tentados en forma tan decidida y cruel como lo fue nuestro Salvador. Satanás estuvo en su senda en cada momento…

El Salvador venció para mostrarle al ser humano cómo puede vencer. Cristo venció todas las tentaciones de Satanás con la Palabra de Dios. Confiando en las promesas de Dios, recibió poder para obedecer los mandamientos de Dios, y el tentador no pudo obtener ventaja (Dios nos cuida, {DNC}, p. 25).

Cristo vino a este mundo para mostrarnos lo que Dios puede hacer y lo que nosotros podemos hacer en cooperación con Dios. Fue al desierto en la carne humana para ser tentado por el enemigo. Sabe lo que es tener hambre y sed. Conoce las debilidades y flaquezas de la carne. Fue tentado en todo como nosotros somos tentados.

Nuestro rescate ha sido pagado por nuestro Salvador. Nadie necesita estar esclavizado por Satanás. Cristo está ante nosotros como nuestro ejemplo divino, nuestro ayudador todopoderoso. Hemos sido comprados por un precio que es imposible de calcular. ¿Quién puede medir la bondad y misericordia del amor redentor? (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 6, p. 1074).

Debemos elevarnos a un grado más alto en el tema de la fe. Tenemos tan poca fe. La Palabra de Dios es nuestro respaldo. Debemos tomarla, creyendo sencillamente cada palabra. Con esta seguridad podemos pedir grandes cosas, y de acuerdo con nuestra fe nos serán concedidas… Si humillamos nuestros corazones delante de Dios; si buscamos morar en Cristo, tendremos una experiencia más santa y elevada…

La verdadera fe consiste en hacer precisamente las cosas que Dios ha ordenado, no las que no ha mandado. Los frutos de la fe son la justicia, la verdad y la misericordia. Necesitamos caminar a la luz de la Ley de Dios; y entonces las buenas obras serán el fruto de nuestra fe, los resultados de un corazón renovado cada día (Alza tus ojos, {ATO}, p. 344).

La Palabra de Dios ha de ser nuestra guía. No hay nada que adivinar en las verdades que contiene. No dejemos esta guía segura para buscar algo nuevo y extraño… Hay muchas doctrinas que no tienen en su fundamento un “Escrito está”. Son suposiciones humanas. Con la declaración “Escrito está” Cristo hizo frente a las tentaciones que Satanás le presentó en el desierto, y provisto con esa arma, pudo decirle al enemigo: “Llegarás hasta aquí y no más adelante” (A fin de conocerle, {AFC}, p. 210).

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Lunes 13 de abril | Lección 3___________________________________________________

JESÚS Y LA LEY

Lee Mateo 5:17 al 20; 22:29; y 23:2 y 3. ¿Qué está enseñando Jesús en estos contextos?

Mateo 5:17-20

17 No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. 18 Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. 19 De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos. 20 Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.

Mateo 22:29

29 Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios.

Mateo 23:2-3

En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen.

Jesús les enseñó a sus discípulos a obedecer la Palabra de Dios y la Ley. No hay ningún indicio de que él haya dudado de la autoridad ni de la relevancia de la Escritura. Al contrario, él acudía constantemente a ella como la fuente de la autoridad divina. Y a los saduceos, les dijo: “Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios” (Mat. 22:29). Jesús enseñó que un mero conocimiento intelectual de la Biblia y sus enseñanzas era insuficiente para conocer la verdad y, sobre todo, para conocer al Señor, quien es esa verdad.

¿Qué nos dice Mateo 22:37 al 40 sobre la postura de Jesús en cuanto a la ley de Moisés?

Mateo 22:37-40

37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. 38 Este es el primero y grande mandamiento. 39 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 40 De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.

En esta declaración al intérprete de la Ley, Jesús resume los Diez Mandamientos, dados a Moisés casi mil quinientos años antes. Deberíamos reconocer el hincapié que Jesús hace en la ley del Antiguo Testamento y cómo la eleva al más alto nivel. Muchos cristianos han inferido erróneamente que este es un mandamiento nuevo, y que por eso de alguna manera el evangelio del Nuevo Testamento reemplaza la ley del Antiguo Testamento. Pero, el hecho es que lo que Jesús está enseñando se basa en la ley del Antiguo Testamento. Cristo dio a conocer y reveló la Ley más plenamente para que “de estos dos mandamientos” (que resumen los Diez Mandamientos: los primeros cuatro se centran en la relación divino-humana, y los posteriores seis se centran en las relaciones interpersonales humanas) depende “toda la ley y los profetas” (Mat. 22:40). De esta manera, Jesús también exalta todo el Antiguo Testamento cuando dice “la ley y los profetas”, ya que esta es una forma abreviada de referirse a la Ley, los Profetas y los Escritos, las tres divisiones del Antiguo Testamento hechas por los judíos en aquel entonces.

Cristo “señaló las Escrituras como algo de autoridad incuestionable, y nosotros debemos hacer lo mismo. La Biblia debe ser presentada como la Palabra del Dios infinito, como el fin de toda controversia y el fundamento de toda fe” (PVGM 21, 22).

¿Qué fuentes de autoridad (familia, filosofía, cultura) es posible que compitan o se opongan a tu sumisión a la Palabra de Dios?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

En los preceptos de su santa ley, Dios ha dado una perfecta norma de vida; y ha declarado que hasta el fin del tiempo esa ley, sin sufrir cambio en una sola jota o tilde, mantendrá sus demandas sobre los seres humanos. Cristo vino para magnificar la ley y hacerla honorable. Mostró que está basada sobre el anchuroso fundamento del amor a Dios y a los hombres, y que la obediencia a sus preceptos comprende todos los deberes del hombre. En su propia vida, Cristo dio un ejemplo de obediencia a la ley de Dios. En el sermón del monte mostró cómo sus requerimientos se extienden más allá de sus acciones externas y abarca los pensamientos e intentos del corazón…

Con el desprecio creciente hacia la ley de Dios, existe una marcada aversión a la religión, un aumento de orgullo, amor a los placeres, desobediencia a los padres e indulgencia propia; y dondequiera se preguntan ansiosamente los pensadores: ¿Qué puede hacerse para corregir esos males alarmantes? La respuesta la hallamos en la exhortación de Pablo a Timoteo: “Predica la Palabra.” En la Biblia encontramos los únicos principios seguros de acción. Es la transcripción de la voluntad de Dios, la expresión de la sabiduría divina. Abre a la comprensión de los hombres los grandes problemas de la vida; y para todo el que tiene en cuenta sus preceptos, resultará un guía infalible que le guardará de consumir su vida en esfuerzos mal dirigidos (Los hechos de los apóstoles, {HAp}, pp. 402, 403).

Al hablar de la ley, dijo Jesús: “No he venido para abrogar, sino para cumplir”. Aquí usó la palabra “cumplir”

Su misión era “magnificar la ley y engrandecerla”. Debía enseñar la espiritualidad de la ley, presentar sus principios de vasto alcance y explicar claramente su vigencia perpetua…

“Hasta que pasen el cielo y la tierra—dijo Jesús—, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido”. Por su propia obediencia a la ley, Jesús atestiguó su carácter inalterable y demostró que con su gracia puede obedecerla perfectamente todo hijo e hija de Adán. En el monte declaró que ni la jota más insignificante desaparecería de la ley hasta que todo se hubiera cumplido, a saber: todas las cosas que afectan a la raza humana, todo lo que se refiere al plan de redención. No enseña que la ley haya de ser abrogada alguna vez, sino que, a fin de que nadie suponga que era su misión abrogar los preceptos de la ley, dirige el ojo al más lejano confín del horizonte del hombre y nos asegura que hasta que se llegue a ese punto, la ley conservará su autoridad. Mientras perduren los cielos y la tierra, los principios sagrados de la ley de Dios permanecerán. Su justicia, “como los montes de Dios”, continuará, cual una fuente de bendición que envía arroyos para refrescar la tierra (El discurso maestro de Jesucristo, {DMJ}, pp. 46, 47).

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Lección 3 | Martes 14 de abril__________________________________________________

JESÚS Y TODA LA ESCRITURA

Lee Lucas 24:13 al 35, 44 y 45. ¿Cómo usa Jesús la Escritura para enseñar a los discípulos el mensaje del evangelio?

Lucas 24:13-35 y 44-45

13 Y he aquí, dos de ellos iban el mismo día a una aldea llamada Emaús, que estaba a sesenta estadios de Jerusalén. 14 E iban hablando entre sí de todas aquellas cosas que habían acontecido. 15 Sucedió que mientras hablaban y discutían entre sí, Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos. 16 Mas los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen. 17 Y les dijo: ¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis, y por qué estáis tristes? 18 Respondiendo uno de ellos, que se llamaba Cleofas, le dijo: ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días? 19 Entonces él les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús nazareno, que fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo; 20 y cómo le entregaron los principales sacerdotes y nuestros gobernantes a sentencia de muerte, y le crucificaron. 21 Pero nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel; y ahora, además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido. 22 Aunque también nos han asombrado unas mujeres de entre nosotros, las que antes del día fueron al sepulcro; 23 y como no hallaron su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto visión de ángeles, quienes dijeron que él vive. 24 Y fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hallaron así como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron. 25 Entonces él les dijo: !!Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! 26 ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria? 27 Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían. 28 Llegaron a la aldea adonde iban, y él hizo como que iba más lejos. 29 Mas ellos le obligaron a quedarse, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Entró, pues, a quedarse con ellos. 30 Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les dio. 31 Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas él se desapareció de su vista. 32 Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras? 33 Y levantándose en la misma hora, volvieron a Jerusalén, y hallaron a los once reunidos, y a los que estaban con ellos, 34 que decían: Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón. 35 Entonces ellos contaban las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo le habían reconocido al partir el pan.

 

44 Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. 45 Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras;

Después de la muerte de Cristo, sus seguidores estaban confundidos y con dudas. ¿Cómo pudo haber ocurrido esto? ¿Qué significaba? En este capítulo de Lucas, vemos que Jesús se les aparece dos veces, primero a dos que van camino a Emaús, y luego a los demás. En dos ocasiones diferentes, Jesús explica cómo se ha cumplido todo a partir de las profecías del Antiguo Testamento: “Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían” (Luc. 24:27).

Nuevamente en Lucas 24:44 y 45, dice: “Estas son las palabras que os hablé […] que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos”. Jesús “entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras”.

Observa la referencia específica en Lucas 24:27 a “todas las Escrituras”. Esto se vuelve a enfatizar en el segundo pasaje como “la ley de Moisés”, “los profetas” y “los salmos” (Luc. 24:44); y establece claramente que Jesús, el Verbo hecho carne (Juan 1:1-3, 14), se vale de la autoridad de las Escrituras para explicar cómo se predijeron estas cosas cientos de años antes. Al mencionar la totalidad de las Escrituras, Jesús les enseña con el ejemplo a los discípulos. A medida que avanzaran en la difusión del mensaje evangélico, también debían exponer todas las Escrituras para brindarles entendimiento y poder a los nuevos conversos de todo el mundo.

Fíjate, también, que en Mateo 28:18 al 20, Jesús les dice a los discípulos de aquel entonces (y a nosotros hoy) que “toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra”. Pero, esa autoridad permanece arraigada en su Padre y en toda la Deidad, porque él les dice: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”. Luego viene el pasaje clave: “enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. ¿Qué enseña y manda Jesús? Sus enseñanzas se basan en todas las Escrituras. Es sobre la base de la autoridad profética de la Palabra como él vino, y es en cumplimiento de las profecías de las Escrituras como se sometió a su Padre.

Si Jesús acepta todas las Escrituras, ¿por qué nosotros debemos hacer lo mismo? Es decir, ¿cómo podemos aprender a aceptar la autoridad de todas las Escrituras, incluso cuando comprendemos que no todo se aplica a nosotros hoy necesariamente? Lleva tu respuesta a la clase el sábado.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Durante su ministerio, persiguiéronle siempre hombres astutos e hipócritas que procuraban su muerte. Seguíanle espías que acechaban sus palabras, para encontrar algo contra él. Los intelectos más sutiles e ilustrados de la nación procuraban derrotarle en controversias. Pero nunca pudieron aventajarle. Tuvieron que dejar la lid, confundidos y avergonzados por el humilde Maestro de Galilea. La enseñanza de Cristo tenía una lozanía y un poder como nunca hasta entonces conocieron los hombres. Hasta sus mismos enemigos hubieron de confesar: “Nunca ha hablado hombre así como este hombre.” Juan 7:46.

La niñez de Jesús, pasada en la pobreza, no había quedado contaminada por los hábitos artificiosos de un siglo corrompido. Mientras trabajaba en el banco del carpintero y llevaba las cargas de la vida doméstica, mientras aprendía las lecciones de la obediencia y del sufrimiento, hallaba solaz en las escenas de la naturaleza, de cuyos misterios adquiría conocimiento al procurar comprenderlos. Estudiaba la Palabra de Dios, y sus horas más felices eran las que, terminado el trabajo, podía pasar en el campo, meditando en tranquilos valles y en comunión con Dios, ora en la falda del monte, ora entre los árboles de la selva. El alba le encontraba a menudo en algún retiro, sumido en la meditación, escudriñando las Escrituras, o en oración. Con su canto daba la bienvenida a la luz del día. Con himnos de acción de gracias amenizaba las horas de labor, y llevaba la alegría del cielo a los rendidos por el trabajo y a los descorazonados (El ministerio de curación, {MC}, pp. 33, 34).

El Salvador no había venido para poner a un lado lo que los patriarcas y profetas habían dicho; porque él mismo había hablado mediante esos hombres representativos. Todas las verdades de la Palabra de Dios provenían de él. Estas gemas inestimables habían sido puestas en engastes falsos. Su preciosa luz había sido empleada para servir al error. Dios deseaba que fuesen sacadas de su marco de error, y puestas en el de la verdad. Esta obra podía ser hecha únicamente por una mano divina. Por su relación con el error, la verdad había estado sirviendo la causa del enemigo de Dios y del hombre. Cristo había venido para colocarla donde glorificase a Dios y obrase la salvación de la humanidad (El Deseado de todas las gentes, {DTG}, p. 254).

El Salvador venció para enseñar al hombre cómo puede él también vencer. Con la Palabra de Dios, Cristo rechazó las tentaciones de Satanás. Confiando en las promesas de Dios, recibió poder para obedecer sus mandamientos, y el tentador no obtuvo ventaja alguna. A cada tentación Cristo contestaba: “Escrito está.” A nosotros también nos ha dado Dios su Palabra para que resistamos al mal. Grandísimas y preciosas son las promesas recibidas, para que seamos “hechos participantes de la naturaleza divina, habiendo huído de la corrupción que está en el mundo por concupiscencia.” 2 Pedro 1:4.

Encareced al tentado a que no mire a las circunstancias, a su propia flaqueza, ni a la fuerza de la tentación, sino al poder de la Palabra de Dios, cuya fuerza es toda nuestra. “En mi corazón—dice el salmista—he guardado tus dichos, para no pecar contra ti.” “Por la palabra de tus labios yo me he guardado de las vías del destructor.” Salmos 119:11; 17:4 (El ministerio de curación, {MC}, p. 136).

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Miércoles 15 de abril | Lección 3______________________________________________

JESÚS Y EL ORIGEN DE LA HISTORIA DE LA BIBLIA

Jesús enseñó que la Biblia es la Palabra de Dios en el sentido de que lo que esta dice es sinónimo de lo que Dios dice. Su origen se encuentra en Dios y, por lo tanto, contiene la máxima autoridad para todos los aspectos de la vida. Dios obró a lo largo de la historia para revelar su voluntad a la humanidad a través de la Biblia.

Por ejemplo, en Mateo 19:4 y 5, Jesús menciona una referencia escrita por Moisés. Pero Jesús toma este pasaje y dice: “El que los hizo al principio […] dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre”. En vez de decir “la Escritura dice”, Jesús dice: “El que los hizo al principio […] dijo”, atribuyendo a la palabra del Creador lo que escribió el narrador del Génesis. De hecho, Jesús considera que Dios es el autor de esta declaración, aunque la haya escrito Moisés.

Lee los siguientes pasajes. ¿Cómo concebía Jesús a los personajes y los acontecimientos históricos de la Biblia?

Mateo 12:3-4

Pero él les dijo: ¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y los que con él estaban tuvieron hambre; cómo entró en la casa de Dios, y comió los panes de la proposición, que no les era lícito comer ni a él ni a los que con él estaban, sino solamente a los sacerdotes?

Marcos 10:6-8

pero al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno.

Lucas 4:25-27

25 Y en verdad os digo que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en toda la tierra; 26 pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón. 27 Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio.

Lucas 11:51

51 desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que murió entre el altar y el templo; sí, os digo que será demandada de esta generación.

Mateo 24:38

38 Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca,

Jesús sistemáticamente considera a las personas, los lugares y los hechos del Antiguo Testamento como verdades históricas. Se refiere a Génesis 1 y 2, a Abel en Génesis 4, a David comiéndose el pan de la proposición y a Eliseo, entre otras figuras históricas. Habla repetidas veces de los sufrimientos de los profetas de la antigüedad (Mat. 5:12; 13:57; 23:34-36; Mar. 6:4). En un mensaje de advertencia, Jesús también describe los días de Noé: “Estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre” (Mat. 24:38, 39). Todo indica que Jesús se estaba refiriendo a este acto poderoso del juicio de Dios como un hecho histórico.

Debido a que Jesús mismo menciona a estos personajes históricos como reales, ¿qué nos dice sobre el poder de los engaños de Satanás el hecho de que muchos en la actualidad, incluso los cristianos profesos, a menudo nieguen su existencia? ¿Por qué nunca debemos caer en esa trampa?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Fue el Hijo de Dios quien vino al mundo en forma humana. Poniendo de lado sus vestiduras reales y regia corona, veló su divinidad con humanidad, para que la humanidad mediante su sacrificio infinito llegara a ser participante de la naturaleza divina y escapara de la corrupción que se encuentra en el mundo a causa de la concupiscencia.

Cristo fue tentado en todo, en la misma forma como el hombre es tentado, pero en ningún momento lanzó una temible acusación contra el tentador. A cada tentación opuso la palabra del Señor. “Escrito está” fue el arma infalible que usó. Como representantes de Cristo debemos enfrentar los ataques del enemigo con la palabra del Dios viviente. Nunca debiéramos permitimos seguir la senda de la serpiente al usar sus argumentos aparentemente científicos. Satanás no puede obtener ventaja del hijo de Dios que confía en la palabra de Dios como su defensa (Testimonios para la iglesia, {9TI}, t. 9, p. 56).

La Palabra de Dios incluye las escrituras del Antiguo Testamento así como las del Nuevo. El uno no es completo sin el otro. Cristo declaró que las verdades del Antiguo Testamento son tan valiosas como las del Nuevo. Cristo fue el Redentor del hombre en el principio del mundo en igual grado en que lo es hoy. Antes de revestir él su divinidad de humanidad y venir a nuestro mundo, el mensaje evangélico fue dado por Adán, Set, Enoc, Matusalén y Noé. Abrahán en Canaán y Lot en Sodoma llevaron el mensaje, y de generación en generación fieles mensajeros proclamaron a Aquel que había de venir. Los ritos del sistema de culto judío fueron establecidos por Cristo mismo. El fue el fundador de su sistema de sacrificios, la gran realidad simbolizada por todo su servicio religioso. La sangre que se vertía al ofrecerse los sacrificios señalaba el sacrificio del Cordero de Dios. Todos los sacrificios simbólicos se cumplieron en él.

Cristo, tal como fue manifestado por los patriarcas, simbolizado en el servicio expiatorio, pintado en la ley y revelado por los profetas, constituye las riquezas del Antiguo Testamento. Cristo en su vida, en su muerte y en su resurrección, Cristo tal como lo manifiesta el Espíritu Santo, constituye los tesoros del Nuevo Testamento. Nuestro Salvador, el resplandor de la gloria del Padre, pertenece tanto al Viejo como al Nuevo Testamento (Palabras de vida del gran Maestro, {PVGM}, p. 97).

En las verdades de su Palabra, Dios ha dado a los hombres una revelación de sí mismo, y a todos los que las aceptan les sirven de escudo contra los engaños de Satanás. El descuido en que se tuvieron estas verdades fue lo que abrió la puerta a los males que se están propagando ahora tanto en el mundo religioso. Se ha perdido de vista en sumo grado la naturaleza e importancia de la ley de Dios. Un concepto falso del carácter perpetuo y obligatorio de la ley divina ha hecho incurrir en errores respecto a la conversión y santificación, y como resultado se ha rebajado el nivel de la piedad en la iglesia. En esto reside el secreto de la ausencia del Espíritu y poder de Dios en los despertamientos religiosos de nuestros tiempos (El conflicto de los siglos, {CS}, pp. 458, 459).

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Lección 3 | Jueves 16 de abril__________________________________________________

LOS APÓSTOLES Y LA BIBLIA

Los escritores del Nuevo Testamento abordan la Biblia de la misma forma que Jesús. En cuestiones de doctrina, ética y cumplimiento profético, el Antiguo Testamento, para ellos, era la Palabra autoritativa de Dios. No encontramos nada, en ninguna parte, que estos hombres hayan hecho o dicho que desafíe la autoridad o la autenticidad de cualquier parte de la Biblia.

¿Qué nos enseñan los siguientes pasajes sobre cómo entendían los apóstoles la autoridad de la Palabra de Dios?

Hechos 4:24-26

24 Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay; 25 que por boca de David tu siervo dijiste: ¿Por qué se amotinan las gentes, Y los pueblos piensan cosas vanas? 26 Se reunieron los reyes de la tierra, Y los príncipes se juntaron en uno Contra el Señor, y contra su Cristo.

Hechos 13:32-36

32 Y nosotros también os anunciamos el evangelio de aquella promesa hecha a nuestros padres, 33 la cual Dios ha cumplido a los hijos de ellos, a nosotros, resucitando a Jesús; como está escrito también en el salmo segundo: Mi hijo eres tú, yo te he engendrado hoy. 34 Y en cuanto a que le levantó de los muertos para nunca más volver a corrupción, lo dijo así: Os daré las misericordias fieles de David. 35 Por eso dice también en otro salmo: No permitirás que tu Santo vea corrupción. 36 Porque a la verdad David, habiendo servido a su propia generación según la voluntad de Dios, durmió, y fue reunido con sus padres, y vio corrupción.

Romanos 9:17

17 Porque la Escritura dice a Faraón: Para esto mismo te he levantado, para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra.

Gálatas 3:8

Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones.

Observa en estos pasajes cuán estrechamente relacionada está la Escritura con la voz misma de Dios. En Hechos 4, justo antes de ser llenos del Espíritu Santo, los discípulos alaban a Dios por la liberación de Pedro y Juan. En su alabanza, elevan sus voces, reconociendo a Dios como el Creador y por hablar a través de David su siervo. Es decir, las palabras de David son las palabras de Dios. En Hechos 13:32 al 36, Pablo cita nuevamente a David, pero atribuye esas palabras a Dios, porque el versículo 32 se refiere a “la promesa que Dios hizo a nuestros antepasados” (BLP).

En Romanos 9:17, donde uno esperaría que el sujeto fuese Dios, Pablo utiliza el término “Escritura”, diciendo: “porque la Escritura dice a Faraón”, que en realidad podría decirse, “porque Dios dice a Faraón”. En Gálatas 3:8, el sujeto “Escritura” se utiliza en lugar de “Dios”, y muestra cuán estrechamente relacionada está la Palabra de Dios con Dios mismo.

Por cierto, los autores del Nuevo Testamento invariablemente confían en el Antiguo Testamento como la Palabra de Dios. Hay cientos de referencias veterotestamentarias en el Nuevo Testamento. Un erudito ha compilado una lista de 2.688 referencias específicas: 400 de Isaías, 370 de los Salmos, 220 de Éxodo, y otras. Si a esta lista se agregaran alusiones, temáticas y motivos, la cantidad aumentaría considerablemente. Los libros están repletos de referencias a las profecías del Antiguo Testamento que a menudo se presentan con la frase “Está escrito” (Mat. 2:5; Mar. 1:2; 7:6; Luc. 2:23; 3:4; Rom. 3:4; 8:36; 9:33; 1 Cor. 1:19; Gál. 4:27; 1 Ped. 1:16). Todo esto confirma que las Escrituras del Antiguo Testamento son el fundamento sobre el que descansan las enseñanzas de Jesús y los apóstoles.

¿Qué deberían enseñarnos estos ejemplos sobre cuán peligrosas son las ideas que menoscaban nuestra confianza en la autoridad de las Escrituras?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Los discípulos no eran sino hombres humildes, sin riquezas, y sin otra arma que la palabra de Dios; sin embargo en la fuerza de Cristo salieron para contar la maravillosa historia del pesebre y la cruz y triunfar sobre toda oposición. Aunque sin honor ni reconocimiento terrenales, eran héroes de la fe. De sus labios salían palabras de elocuencia divina que hacían temblar al mundo (Los hechos de los apóstoles, {HAp}, p. 64).

Los fariseos despreciaban la sencillez de Jesús. Desconocían sus milagros, y pedían una señal de que era el Hijo de Dios. Pero los samaritanos no pidieron señal, y Jesús no hizo milagros entre ellos, fuera del que consistió en revelar los secretos de su vida a la mujer que estaba al lado del pozo. Sin embargo, muchos le recibieron. En su nuevo gozo, decían a la mujer: “Ya no creemos por tu dicho; porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo.”

Los samaritanos creían que el Mesías había de venir como Redentor, no sólo de los judíos, sino del mundo. El Espíritu Santo, por medio de Moisés, lo había anunciado como profeta enviado de Dios. Por medio de Jacob, se había declarado que todas las gentes se congregarían alrededor suyo; y por medio de Abrahán, que todas las naciones de la tierra serían benditas en él. En estos pasajes basaba su fe en el Mesías la gente de Samaria, El hecho de que los judíos habían interpretado erróneamente a los profetas ulteriores, atribuyendo al primer advenimiento la gloria de la segunda venida de Cristo, había inducido a los samaritanos a descartar todos los escritos sagrados excepto aquellos que habían sido dados por medio de Moisés. Pero como el Salvador desechaba estas falsas interpretaciones, muchos aceptaron las profecías ulteriores y las palabras de Cristo mismo acerca del reino de Dios (El Deseado de todas las gente, {DTG}, pp. 163, 164).

Apropiémonos de las ricas promesas de Dios. El jardín de Dios está lleno de ricas promesas. Recojámoslas; llevémoslas con nosotros; mostremos que creemos en Dios. Aceptemos al pie de la letra su Palabra; no sea hallado ninguno de nosotros desconfiando de Dios o dudando de él.

Seamos cristianos que crecen. No debemos detenernos. Debemos estar hoy más adelante de lo que estábamos ayer, aprendiendo todos los días a ser más confiados, a descansar más plenamente en Jesús. Así tenemos que crecer. No alcanzaréis la perfección de un solo salto. La santificación es una obra de toda la vida (Mensajes selectos, {3MS}, t. 3, p. 219).

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Viernes 17 de abril | Lección 3_________________________________________________

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

Lee Elena de White, El Deseado de todas las gentes, “La niñez de Cristo”, pp. 49-55, y “La tentación”, pp. 89-99.

“Los hombres se creen más sabios que la Palabra de Dios, más sabios incluso que Dios; y en vez de poner los pies sobre el fundamento inamovible y confrontar todo con la Palabra de Dios, someten esta palabra a sus propias ideas de ciencia y naturaleza, y si resulta que aquella no concuerda con sus ideas científicas, la descartan por falta de credibilidad” (Signs of the Times, 27 de marzo de 1884, p. 1).

“Los que mejor logran familiarizarse con la sabiduría y el propósito de Dios tal como se revela en su Palabra llegan a ser hombres y mujeres de fortaleza mental, y pueden hacerse obreros eficientes con el gran Educador, Jesucristo. […] Cristo ha dado a su pueblo las palabras de verdad, y todos están llamados a cumplir su parte en darlas a conocer al mundo. […] No hay santificación aparte de la verdad: la Palabra. Entonces, ¡cuán esencial es que ella sea comprendida por todos!” (FEC, 478, 479).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. Si Jesús, los autores de los evangelios y Pablo consideraban que las Escrituras del Antiguo Testamento eran la Palabra de Dios, ¿qué debería decirnos esto acerca de por qué actualmente hay muchas perspectivas modernas sobre las Escrituras que están erradas, y por qué no debemos dejarnos engañar por estos argumentos, sin importar quién los inculque?
  2. Solo para dar una idea de hasta dónde han llegado muchos eruditos bíblicos modernos con su escepticismo, estas son algunas de las cosas que muchos eruditos modernos niegan: Rechazan una Creación literal de seis días, y en cambio aceptan que hubo miles de millones de años de Evolución. Rechazan a un Adán sin pecado en un mundo no caído. Rechazan un diluvio universal. Algunos rechazan la existencia literal de Abraham. Algunos rechazan la historia del Éxodo. Algunos rechazan los milagros de Jesús, incluso su resurrección corporal. Algunos rechazan la idea de la profecía predictiva, en la que los profetas vaticinan el futuro, a veces siglos o incluso milenios antes. ¿Qué deberían decirnos estas conclusiones sobre lo que sucede cuando la gente comienza a dudar de la autoridad y la autenticidad de las Escrituras? Además, ¿de qué manera se podría ayudar a estas personas a llegar a tener una comprensión clara de la verdad?
  3. En respuesta a la pregunta al final del estudio del martes, ¿cómo entendemos el hecho de que toda la Escritura sea inspirada, incluso las partes que no necesariamente se aplican a nosotros hoy?

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