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Lección 7 – LA ADORACIÓN EN LA EDUCACIÓN – Para el 14 de noviembre de 2020

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Lección 7: Para el 14 de noviembre de 2020

LA ADORACIÓN EN LA EDUCACIÓN

Sábado 7 de noviembre___________________________________________________________

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Daniel 3; Apocalipsis 14:6–12; Salmo 78:1–17; Juan 4:7–26; 1 Crónicas 16:1–36; Marcos 7:1–13.

PARA MEMORIZAR:

“Dad a Jehová la honra debida a su nombre; traed ofrenda, y venid delante de él; postraos delante de Jehová en la hermosura de la santidad” (1 Crón. 16:29).

La adoración es parte del ser humano; de la naturaleza humana caída, incluso. Fuimos creados como seres que, con la libertad que Dios nos dio, adoramos al Señor porque lo amamos y sabemos que es digno de adoración. Esa adoración debió haber sido muy fácil en el mundo anterior a la Caída, donde los seres humanos tenían acceso directo a Dios en una Creación no marcada por el pecado, la muerte ni la destrucción, una Creación que nosotros, que solo conocemos un mundo caído, apenas podemos imaginar.

Aunque todavía tenemos la necesidad innata de adorar, como todo lo demás en este mundo, esta ha sido tergiversada y distorsionada por el pecado. Por lo tanto, como adoradores, podemos terminar adorando cosas incorrectas, o incluso terminar no adorando al Señor de la manera en que se supone que debemos hacerlo (ver, p. ej., Mar. 7:1–13; Jer. 7:4).

Por lo tanto, como la adoración es fundamental en la experiencia cristiana, la educación cristiana debe abordar la cuestión de la adoración, el tema de la lección de esta semana.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Cuando se reúnan próximamente para adorar y buscar al Señor, su única meta debiera ser honrar a Aquel cuyos requerimientos son equidad y justicia. Su voluntad, manifestada en su Palabra, debe ser cumplida al pie de la letra. La norma de la justicia, revelada en las vidas de su pueblo, debe destacarlos. Debemos mantener la mira puesta en la gloria de Dios, y tratar siempre de ser cristianos en el más amplio sentido de la palabra…

Comulguen a menudo cada día con Dios, y escuchen la voz que dice: ‘Estad quietos, y conoced que yo soy Dios’. Salmos 46:10. A medida que las responsabilidades aumenten debido al progreso del mensaje, las tentaciones también aumentarán. Cuando el volumen de la tarea que hay que realizar ejerza presión sobre el alma, humillen sus corazones delante del Señor. Hagan fielmente su parte en la obra, y permanezcan fieles a su responsabilidad individual ante Dios. Él no hace acepción de personas. El que obra justicia, es justo (Cada día con Dios, p. 76).

No hay palabras suficientemente fuertes para describir el mal del culto formalista, pero tampoco hay expresiones adecuadas para presentar la profunda bendición del culto genuino. Cuando los seres humanos cantan con el espíritu y el entendimiento, los músicos celestiales se unen en el canto de acción de gracias. Aquel que ha derramado sobre nosotros los dones que nos permiten ser obreros juntamente con Dios, espera que sus servidores cultiven sus voces para poder hablar y cantar en una forma que todos puedan comprender. No es necesario cantar con voz fuerte, sino con clara entonación y pronunciación correcta. Que todos dediquen tiempo al cultivo de la voz, para que la alabanza a Dios pueda ser cantada con tonos claros y suaves, sin voz destemplada que ofende los oídos. La habilidad de cantar es un don de Dios que debe ser usado para su gloria.

En las reuniones elegid a varias personas para que participen en el canto, acompañados por instrumentos musicales bien interpretados. No debemos oponernos al uso de música instrumental en nuestro trabajo. Esta parte del servicio debe conducirse con habilidad, porque es alabanza a Dios mediante el canto (Testimonios para la iglesia, t. 9, p.116).

En la mente de muchos, no hay más pensamientos sagrados relacionados con la casa de Dios que con el lugar más común. Algunos entran en el local de culto… con ropas sucias. Los tales no se dan cuenta de que han de encontrarse con Dios y los santos ángeles. Debe haber un cambio radical al respecto en todas nuestras iglesias… A causa de la irreverencia en la actitud, la indumentaria y el comportamiento, por falta de una disposición a adorarle, Dios ha apartado con frecuencia su rostro de aquellos que se habían congregado para rendirle culto…

Dios ha de ser el tema del pensamiento y el objeto del culto; y cualquier cosa que distraiga la mente del servicio solemne y sagrado le ofende (Testimonios para la iglesia, t. 5, 471).

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Lección 7 | Domingo 8 de noviembre_____________________________________________

TODOS ADORAMOS ALGO

Hay algo en nosotros (indudablemente, algo que Dios entretejió originalmente en nosotros pero que, como con todo lo demás, quedó deformado por el pecado) que anhela adorar. Obviamente, en el principio habíamos de adorar al único digno de adoración, nuestro Señor y Creador. Pero, desde la Caída, todo esto ha cambiado sustancialmente.

Pero sí, todos adoramos algo, a alguien, lo que sea. Esto ayuda a explicar por qué a lo largo de la historia humana, e incluso hoy, los seres humanos practican la adoración. En el antiguo Egipto, algunos adoraban al faraón; en otras ocasiones, en otras tierras, la gente adoraba estatuas de peces, dioses de varias cabezas y otras supuestas deidades. Algunos adoraban el Sol, la Luna, las estrellas.

En la actualidad, la mayoría es demasiado sofisticada para inclinarse ante una estatua de una rana (pero, aparentemente, no ante una estatua de María). Sin embargo, esto no significa que los seres humanos, incluso los secularizados, no adoren algo: el dinero, el poder, el sexo, a ellos mismos, a estrellas de rock, a actores, a políticos. Aquello que amamos más, donde centramos más nuestra atención, la razón por la que vivimos, eso es lo que adoramos. El autor secular David Foster Wallace advirtió que si adoras algo incorrecto “te comerá vivo”.

¿Qué nos enseña la historia de Daniel 3 sobre la importancia de la verdadera adoración?

Daniel 3

1 El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro cuya altura era de sesenta codos, y su anchura de seis codos; la levantó en el campo de Dura, en la provincia de Babilonia. Y envió el rey Nabucodonosor a que se reuniesen los sátrapas, los magistrados y capitanes, oidores, tesoreros, consejeros, jueces, y todos los gobernadores de las provincias, para que viniesen a la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado. Fueron, pues, reunidos los sátrapas, magistrados, capitanes, oidores, tesoreros, consejeros, jueces, y todos los gobernadores de las provincias, a la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado; y estaban en pie delante de la estatua que había levantado el rey Nabucodonosor. Y el pregonero anunciaba en alta voz: Mándase a vosotros, oh pueblos, naciones y lenguas, que al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, os postréis y adoréis la estatua de oro que el rey Nabucodonosor ha levantado; y cualquiera que no se postre y adore, inmediatamente será echado dentro de un horno de fuego ardiendo. Por lo cual, al oír todos los pueblos el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, todos los pueblos, naciones y lenguas se postraron y adoraron la estatua de oro que el rey Nabucodonosor había levantado. Por esto en aquel tiempo algunos varones caldeos vinieron y acusaron maliciosamente a los judíos. Hablaron y dijeron al rey Nabucodonosor: Rey, para siempre vive. 10 Tú, oh rey, has dado una ley que todo hombre, al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, se postre y adore la estatua de oro; 11 y el que no se postre y adore, sea echado dentro de un horno de fuego ardiendo. 12 Hay unos varones judíos, los cuales pusiste sobre los negocios de la provincia de Babilonia: Sadrac, Mesac y Abed-nego; estos varones, oh rey, no te han respetado; no adoran tus dioses, ni adoran la estatua de oro que has levantado. 13 Entonces Nabucodonosor dijo con ira y con enojo que trajesen a Sadrac, Mesac y Abed-nego. Al instante fueron traídos estos varones delante del rey. 14 Habló Nabucodonosor y les dijo: ¿Es verdad, Sadrac, Mesac y Abed-nego, que vosotros no honráis a mi dios, ni adoráis la estatua de oro que he levantado? 15 Ahora, pues, ¿estáis dispuestos para que al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, os postréis y adoréis la estatua que he hecho? Porque si no la adorareis, en la misma hora seréis echados en medio de un horno de fuego ardiendo; ¿y qué dios será aquel que os libre de mis manos? 16 Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: No es necesario que te respondamos sobre este asunto. 17 He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. 18 Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado. 19 Entonces Nabucodonosor se llenó de ira, y se demudó el aspecto de su rostro contra Sadrac, Mesac y Abed-nego, y ordenó que el horno se calentase siete veces más de lo acostumbrado. 20 Y mandó a hombres muy vigorosos que tenía en su ejército, que atasen a Sadrac, Mesac y Abed-nego, para echarlos en el horno de fuego ardiendo. 21 Entonces estos varones fueron atados con sus mantos, sus calzas, sus turbantes y sus vestidos, y fueron echados dentro del horno de fuego ardiendo. 22 Y como la orden del rey era apremiante, y lo habían calentado mucho, la llama del fuego mató a aquellos que habían alzado a Sadrac, Mesac y Abed-nego. 23 Y estos tres varones, Sadrac, Mesac y Abed-nego, cayeron atados dentro del horno de fuego ardiendo. 24 Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y se levantó apresuradamente y dijo a los de su consejo: ¿No echaron a tres varones atados dentro del fuego? Ellos respondieron al rey: Es verdad, oh rey. 25 Y él dijo: He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses. 26 Entonces Nabucodonosor se acercó a la puerta del horno de fuego ardiendo, y dijo: Sadrac, Mesac y Abed-nego, siervos del Dios Altísimo, salid y venid. Entonces Sadrac, Mesac y Abed-nego salieron de en medio del fuego. 27 Y se juntaron los sátrapas, los gobernadores, los capitanes y los consejeros del rey, para mirar a estos varones, cómo el fuego no había tenido poder alguno sobre sus cuerpos, ni aun el cabello de sus cabezas se había quemado; sus ropas estaban intactas, y ni siquiera olor de fuego tenían. 28 Entonces Nabucodonosor dijo: Bendito sea el Dios de ellos, de Sadrac, Mesac y Abed-nego, que envió su ángel y libró a sus siervos que confiaron en él, y que no cumplieron el edicto del rey, y entregaron sus cuerpos antes que servir y adorar a otro dios que su Dios. 29 Por lo tanto, decreto que todo pueblo, nación o lengua que dijere blasfemia contra el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego, sea descuartizado, y su casa convertida en muladar; por cuanto no hay dios que pueda librar como éste. 30 Entonces el rey engrandeció a Sadrac, Mesac y Abed-nego en la provincia de Babilonia.

Los tres jóvenes judíos obviamente se tomaron el segundo Mandamiento (Éxo. 20:4-6) tan en serio como Dios lo indicó. A fin de cuentas, forma parte de los Diez Mandamientos, al mismo nivel que la prohibición de matar, de robar y demás. La adoración (la adoración adecuada) es tan importante que, de hecho, pasa a ser fundamental para los asuntos de los últimos días, antes de la segunda venida de Cristo. Por lo tanto, la educación cristiana debe incluir toda la cuestión de la adoración: ¿qué es, cómo se hace, por qué es importante, y a quién adoramos?

Lee Apocalipsis 14:6 al 12. ¿Qué nos enseña este pasaje sobre la importancia del tema de la adoración en la crisis final antes de que Cristo regrese?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

La actitud debida cuando se ora a Dios consiste en arrodillarse. Se requirió este acto de culto de los tres hebreos cautivos en Babilonia… Pero ese acto constituía un homenaje que debe rendirse únicamente a Dios, Soberano del mundo y Gobernante del universo; y los tres hebreos rehusaron tributar ese honor a ningún ídolo, aunque estuviera hecho de oro puro. Al hacerlo así, se habrían estado postrando en realidad ante el rey de Babilonia. Al rehusar hacer lo que el rey había ordenado, sufrieron el castigo y fueron arrojados al horno de fuego ardiendo. Pero Cristo vino en persona y anduvo con ellos en medio del fuego, y no recibieron daño.

Tanto en el culto público como en el privado, nuestro deber consiste en arrodillarnos delante de Dios cuando le ofrecemos nuestras peticiones. Este acto muestra nuestra dependencia de él (Mensajes selectos, t. 2, p. 360).

Los tres hebreos fueron llamados a confesar a Cristo frente al horno de fuego. El rey les había ordenado postrarse y adorar a la imagen de oro que él había erigido, y los había amenazado que si no lo hacían serían arrojados vivos al horno de fuego, pero ellos contestaron: »No cuidamos de responderte sobre este negocio. He aquí nuestro Dios a quien honramos, puede librarnos del horno de fuego ardiendo, y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que tu dios no adoraremos, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado». Daniel 3:16-18. Confesar a Cristo de este modo no era algo baladí, porque sus vidas estaban en juego…

Si a vosotros se os pide que paseéis en el horno de fuego en el nombre de Cristo, Jesús estará a vuestro lado. «Cuando pesares por las aguas, yo seré contigo; y por los ríos, no te anegarán. Cuando pasares por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti». Isaías 43:2 (Nuestra elevada vocación, p. 360).

«La importancia del sábado, como institución conmemorativa de la creación, consiste en que recuerda siempre la verdadera razón por la cual se debe adorar a Dios», porque él es el Creador, y nosotros somos sus criaturas. «Por consiguiente, el sábado forma parte del fundamento mismo del culto divino, pues enseña esta gran verdad del modo más contundente, como no lo hace ninguna otra institución. El verdadero motivo del culto divino, no tan solo del que se tributa en el séptimo día, sino de toda adoración, reside en la distinción existente entre el Creador y sus criaturas. Este hecho capital no perderá nunca su importancia ni debe caer nunca en el olvido» (J. N. Andrews, History of the Sabbath, cap. 27). Por eso, es decir, para que esta verdad no se borrara nunca de la mente de los hombres, instituyó Dios el sábado en el Edén y mientras el ser él nuestro Creador siga siendo motivo para que le adoremos, el sábado seguirá siendo señal conmemorativa de ello (El conflicto de los siglos, p. 433).

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Lunes 9 de noviembre | Lección 7________________________________________________

Y LO CUENTEN A SUS HIJOS

Los Salmos, en el Antiguo Testamento, con el tiempo llegaron a desempeñar un papel importante en la vida religiosa del antiguo Israel. Los recitaban, los cantaban, muchas veces con instrumentos musicales, durante los momentos de adoración, especialmente la adoración pública, que en el Antiguo Testamento era clave por la forma de adorar que tenía el pueblo en general. Israel funcionaba como una comunidad y, como tal, adoraban juntos.

Los Salmos son básicamente poemas, la letra de los cánticos. La palabra hebrea para Salmos, Tehillîm, significa “cantos de alabanza”. Y, cuando entonamos alabanzas a Dios, estamos adorando al Señor.

Lee el Salmo 78:1 al 17. ¿Cuál es el mensaje esencial y qué lugar ocupa en el tema de la educación y la adoración?

Salmo 78:1-17

1 Escucha, pueblo mío, mi ley; Inclinad vuestro oído a las palabras de mi boca. 2 Abriré mi boca en proverbios; Hablaré cosas escondidas desde tiempos antiguos, 3 Las cuales hemos oído y entendido; Que nuestros padres nos las contaron. 4 No las encubriremos a sus hijos, Contando a la generación venidera las alabanzas de Jehová, Y su potencia, y las maravillas que hizo. 5 El estableció testimonio en Jacob, Y puso ley en Israel, La cual mandó a nuestros padres Que la notificasen a sus hijos; 6 Para que lo sepa la generación venidera, y los hijos que nacerán; Y los que se levantarán lo cuenten a sus hijos, 7 A fin de que pongan en Dios su confianza, Y no se olviden de las obras de Dios; Que guarden sus mandamientos, 8 Y no sean como sus padres, Generación contumaz y rebelde; Generación que no dispuso su corazón, Ni fue fiel para con Dios su espíritu. 9 Los hijos de Efraín, arqueros armados, Volvieron las espaldas en el día de la batalla. 10 No guardaron el pacto de Dios, Ni quisieron andar en su ley; 11 Sino que se olvidaron de sus obras, Y de sus maravillas que les había mostrado. 12 Delante de sus padres hizo maravillas En la tierra de Egipto, en el campo de Zoán. 13 Dividió el mar y los hizo pasar; Detuvo las aguas como en un montón. 14 Les guió de día con nube, Y toda la noche con resplandor de fuego. 15 Hendió las peñas en el desierto, Y les dio a beber como de grandes abismos, 16 Pues sacó de la peña corrientes, E hizo descender aguas como ríos. 17 Pero aún volvieron a pecar contra él, Rebelándose contra el Altísimo en el desierto;

Hay una innegable determinación en el mensaje del Salmo 78. En el versículo 2, Asaf menciona que compartiremos las “cosas escondidas desde tiempos antiguos” (énfasis añadido). Otras versiones de la Biblia en español prefieren usar términos como “enigmas” (LBLA, BLP), “cosas que han estado en secreto” (DHH), “misterios” (NVI, PDT, RVC, TLA), “arcanos” (RV 77) y “cosas reservadas” (RVA). En el idioma original, esta terminología no tiene una connotación negativa. Más bien denota cómo puede llegar a ser la historia cuando sus hechos fundamentales se retrotraen cada vez más en el tiempo. Lo importante aquí es que la educación de Israel incluía enseñarles a los hijos las historias sobre las relaciones del Señor con la nación elegida.

Examina Salmo 78:6 al 17. ¿Cuáles fueron las lecciones específicas que debían enseñarles a sus hijos? ¿Cuál era el objetivo final de esta educación?

Salmo 78:6-17

Para que lo sepa la generación venidera, y los hijos que nacerán; Y los que se levantarán lo cuenten a sus hijos, 7 A fin de que pongan en Dios su confianza, Y no se olviden de las obras de Dios; Que guarden sus mandamientos, 8 Y no sean como sus padres, Generación contumaz y rebelde; Generación que no dispuso su corazón, Ni fue fiel para con Dios su espíritu. 9 Los hijos de Efraín, arqueros armados, Volvieron las espaldas en el día de la batalla. 10 No guardaron el pacto de Dios, Ni quisieron andar en su ley; 11 Sino que se olvidaron de sus obras, Y de sus maravillas que les había mostrado. 12 Delante de sus padres hizo maravillas En la tierra de Egipto, en el campo de Zoán. 13 Dividió el mar y los hizo pasar; Detuvo las aguas como en un montón. 14 Les guió de día con nube, Y toda la noche con resplandor de fuego. 15 Hendió las peñas en el desierto, Y les dio a beber como de grandes abismos, 16 Pues sacó de la peña corrientes, E hizo descender aguas como ríos. 17 Pero aún volvieron a pecar contra él, Rebelándose contra el Altísimo en el desierto;

Entre los objetivos de la educación, como vemos en estos versículos, está el que los hijos aprendan a confiar en Dios y a guardar sus mandamientos. Un texto como Apocalipsis 14:12, ¿cómo podría reflejar esa misma idea para nosotros hoy?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Padres, elevad la norma del cristianismo en la mente de vuestros hijos; ayudadles a entretejer a Jesús en su experiencia; enseñadles a tener la más alta reverencia por la casa de Dios y a comprender que cuando entran en la casa del Señor deben hacerlo con corazón enternecido y subyugado por pensamientos como estos: «Dios está aquí; esta es su casa. Debo tener pensamientos puros y los más santos motivos. No debo abrigar orgullo, envidias, celos, malas sospechas, odios ni engaño en mi corazón; porque vengo a la presencia del Dios santo. Este es el lugar donde Dios se encuentra con su pueblo y lo bendice. El Santo y Sublime, que habita la eternidad, me mira, escudriña mi corazón, y lee los pensamientos y los actos más secretos de mi vida».

Hermanos, ¿no queréis dedicar un poco de reflexión a este tema, y notar cómo os conducís en la casa de Dios, y qué esfuerzos estáis haciendo por precepto y ejemplo para cultivar la reverencia en vuestros hijos? Imponéis grandes responsabilidades al predicador y le hacéis responsable de las almas de vuestros hijos, pero no sentís vuestra propia responsabilidad como padres e instructores ni obráis como Abraham en cuanto a ordenar vuestra casa después de vosotros, para que guarden los estatutos del Señor (Testimonios para la iglesia, t. 5, pp. 466, 467).

Nuestro Salvador no alentaba a nadie a asistir a las escuelas rabínicas de su tiempo, para evitar que sus espíritus fuesen corrompidos por el estribillo: «Dicen», o «Se ha dicho». Entonces, ¿por qué aceptaríamos como suprema sabiduría las palabras inciertas de los hombres, cuando disponemos de una sabiduría mayor e infalible?

Lo que he visto de las cosas eternas y de la debilidad humana ha impresionado hondamente mi mente y ha influido en el trabajo de mi vida. No veo nada en que el hombre merezca alabanza ni gloria. No veo motivo de confianza ni de alabanza en las opiniones de los sabios de este mundo ni en las de los llamados grandes. ¿Cómo pueden los que carecen de iluminación divina formarse una idea exacta de los planes y caminos de Dios? O niegan a Dios e ignoran su existencia, o circunscriben su poder con sus mezquinos conceptos.

Prefiramos que nos enseñe Aquel que creó los cielos y la tierra, que ordenó las estrellas en el firmamento y señaló al sol y a la luna su obra respectiva.

Está bien que la juventud considere que debe alcanzar el más alto desarrollo de sus facultades intelectuales. No queremos poner límites a la educación que Dios ha hecho ilimitada. Pero de nada nos sirve lo que logramos si no lo empleamos para honra de Dios y beneficio de la humanidad (El ministerio de curación, p. 355).

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Lección 7 | Martes 10 de noviembre______________________________________________

EN ESPÍRITU Y EN VERDAD

Uno de los relatos más maravillosos del Nuevo Testamento sobre cómo Jesús atendió las necesidades de las almas quebrantadas se encuentra en la historia de Jesús y la mujer en el pozo.

Lee Juan 4:7 al 26. ¿Qué le dice Jesús a la mujer sobre la adoración? De hecho, ¿cómo es que llegan al tema de la adoración?

Juan 4:7-26

Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber. Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer. La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. 10 Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva. 11 La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva? 12 ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados? 13 Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; 14 mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. 15 La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla. 16 Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá. 17 Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; 18 porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad. 19 Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta. 20 Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar. 21 Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. 22 Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. 23 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. 24 Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren. 25 Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas. 26 Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo.

Aunque ella trató de cambiar el tema hablando de la adoración, Jesús utilizó su táctica para enseñarnos algunas verdades profundas acerca de la adoración y lo que esta implica. Quizá lo más importante para nuestros propósitos inmediatos sea lo que él dijo en Juan 4:24: “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren”.

La verdadera adoración al Señor debe ser “en espíritu”; es decir, debe surgir de nuestro amor a Dios, de la experiencia de conocerlo personalmente. “La religión que proviene de Dios es la única que conducirá́ a Dios. Con el fin de servirlo correctamente, debemos nacer del Espíritu divino. Eso purificará el corazón y renovará la mente, dándonos una nueva capacidad para conocer y amar a Dios. Nos dará una obediencia voluntaria a todos sus requerimientos. Eso es culto verdadero. Es el fruto de la obra del Espíritu Santo” (DTG 159, 160).

Al mismo tiempo, la adoración debe ser “en verdad”. Debemos tener un conocimiento correcto de Dios, de quién es él y lo que requiere de nosotros. En otras palabras, la doctrina también importa. (Cuán importante es, por ejemplo, saber que adoramos a un Dios que no quema a la gente en el infierno por la eternidad.)

Por lo tanto, aquí vemos dos elementos en la adoración: la experiencia que resulta de conocer y obedecer a Dios, y las verdades objetivas reveladas acerca de Dios. El espíritu sin verdad puede conducir a un sentimentalismo superficial que se basa más en la emoción antojadiza que en cualquier otra cosa. En contraste, la verdad sin espíritu puede conducir a un formalismo inerte. Por lo tanto, necesitamos ambas cosas.

¿Cómo intentarías enseñarle a alguien a adorar “en espíritu y en verdad”? ¿En qué casos alguien podría necesitar mayor énfasis en un aspecto que en el otro?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

[Jesús] deseaba elevar los pensamientos de su oyente por encima de cuanto se refería a formas, ceremonias y cuestiones controvertidas. «La hora viene -<dijo él- y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren»…

Mientras la mujer hablaba con Jesús, le impresionaron sus palabras. Nunca había oído expresar tales sentimientos por los sacerdotes de su pueblo o de los judíos. Al serle revelada su vida pasada, había llegado a sentir su gran necesidad. Comprendió la sed de su alma, que las aguas del pozo de Sicar no podrían nunca satisfacer. Nada de todo lo que había conocido antes, le había hecho sentir así su gran necesidad. Jesús la había convencido de que leía los secretos de su vida; sin embargo, se daba cuenta de que era un amigo que la compadecía y la amaba. Aunque la misma pureza de su presencia condenaba el pecado de ella, no había pronunciado acusación alguna, sino que le había hablado de su gracia, que podía renovar el alma…

Al oír la mujer estas palabras, la fe nació en su corazón, y aceptó el admirable anunció de los labios del Maestro divino (El Deseado de todas las gentes, pp. 159, 160).

El mensaje de Cristo a la samaritana con la cual había hablado junto al pozo de Jacob, había producido fruto. Después de escuchar sus palabras, la mujer había ido a los hombres de la ciudad, y les había dicho: «Venid, ved un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho: ¿si quizá es este el Cristo?» Ellos fueron con ella, oyeron a Jesús, y creyeron en él. Ansiosos de oír más, le rogaron a Jesús que se quedase con ellos. Por dos días él se detuvo allí, «y creyeron muchos más por la palabra de él». Juan 4:29, 41.

Y cuando sus discípulos fueron expulsados de Jerusalén, algunos hallaron seguro asilo en Samaria. Los samaritanos dieron la bienvenida a estos mensajeros del evangelio, y los judíos convertidos recogieron una preciosa mies entre aquellos que habían sido antes sus más acerbos enemigos (Los hechos de los apóstoles, pp. 87, 88).

Los siervos de Dios han de ser voluntarios militantes, listos para prestar servicio en seguida de ser avisados. Hermanos míos, de hora en hora se os presentarán oportunidades de servir a Dios. Estas oportunidades llegan y pasan constantemente. Estad siempre listos para sacar el mejor partido posible de ellas. Aquella oportunidad de decir a algún alma menesterosa la palabra de vida puede no volver a presentarse; por lo tanto, nadie se atreva a decir: «Ruégote que me des por excusado». No perdáis oportunidad de dar a conocer a otros las inefables riquezas de Cristo; porque una oportunidad, una vez descuidada, puede pasar para siempre fuera de nuestro alcance (Obreros evangélicos, pp. 204, 205).

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Miércoles 11 de noviembre | Lección 7___________________________________________

LA HERMOSURA DE LA SANTIDAD

Lee 1 Crónicas 16:1 al 36. Intenta imaginar la escena. ¿La imaginas solemne y temible o festiva y alegre? ¿De qué manera podría ser una combinación de todas ellas? ¿Qué podemos aprender de esta escena sobre la adoración y cómo debemos enseñar, e incluso experimentar, la adoración?

1 Crónicas 16:1-36

1 Así trajeron el arca de Dios, y la pusieron en medio de la tienda que David había levantado para ella; y ofrecieron holocaustos y sacrificios de paz delante de Dios. Y cuando David acabó de ofrecer el holocausto y los sacrificios de paz, bendijo al pueblo en el nombre de Jehová. Y repartió a todo Israel, así a hombres como a mujeres, a cada uno una torta de pan, una pieza de carne, y una torta de pasas. Y puso delante del arca de Jehová ministros de los levitas, para que recordasen y confesasen y loasen a Jehová Dios de Israel: Asaf el primero; el segundo después de él, Zacarías; Jeiel, Semiramot, Jehiel, Matatías, Eliab, Benaía, Obed-edom y Jeiel, con sus instrumentos de salterios y arpas; pero Asaf sonaba los címbalos. También los sacerdotes Benaía y Jahaziel sonaban continuamente las trompetas delante del arca del pacto de Dios. 7 Entonces, en aquel día, David comenzó a aclamar a Jehová por mano de Asaf y de sus hermanos: 8 Alabad a Jehová, invocad su nombre, Dad a conocer en los pueblos sus obras. 9 Cantad a él, cantadle salmos; Hablad de todas sus maravillas. 10 Gloriaos en su santo nombre; Alégrese el corazón de los que buscan a Jehová. 11 Buscad a Jehová y su poder; Buscad su rostro continuamente. 12 Haced memoria de las maravillas que ha hecho, De sus prodigios, y de los juicios de su boca, 13 Oh vosotros, hijos de Israel su siervo, Hijos de Jacob, sus escogidos. 14 Jehová, él es nuestro Dios; Sus juicios están en toda la tierra. 15 El hace memoria de su pacto perpetuamente, Y de la palabra que él mandó para mil generaciones; 16 Del pacto que concertó con Abraham, Y de su juramento a Isaac; 17 El cual confirmó a Jacob por estatuto, Y a Israel por pacto sempiterno, 18 Diciendo: A ti daré la tierra de Canaán, Porción de tu heredad. 19 Cuando ellos eran pocos en número, Pocos y forasteros en ella, 20 Y andaban de nación en nación, Y de un reino a otro pueblo, 21 No permitió que nadie los oprimiese; Antes por amor de ellos castigó a los reyes. 22 No toquéis, dijo, a mis ungidos, Ni hagáis mal a mis profetas. 23 Cantad a Jehová toda la tierra, Proclamad de día en día su salvación. 24 Cantad entre las gentes su gloria, Y en todos los pueblos sus maravillas. 25 Porque grande es Jehová, y digno de suprema alabanza, Y de ser temido sobre todos los dioses. 26 Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos; Mas Jehová hizo los cielos. 27 Alabanza y magnificencia delante de él; Poder y alegría en su morada. 28 Tributad a Jehová, oh familias de los pueblos, Dad a Jehová gloria y poder. 29 Dad a Jehová la honra debida a su nombre; Traed ofrenda, y venid delante de él; Postraos delante de Jehová en la hermosura de la santidad. 30 Temed en su presencia, toda la tierra; El mundo será aún establecido, para que no se conmueva. 31 Alégrense los cielos, y gócese la tierra, Y digan en las naciones: Jehová reina. 32 Resuene el mar, y su plenitud; Alégrese el campo, y todo lo que contiene. 33 Entonces cantarán los árboles de los bosques delante de Jehová, Porque viene a juzgar la tierra. 34 Aclamad a Jehová, porque él es bueno; Porque su misericordia es eterna. 35 Y decid: Sálvanos, oh Dios, salvación nuestra; Recógenos, y líbranos de las naciones, Para que confesemos tu santo nombre, Y nos gloriemos en tus alabanzas. 36 Bendito sea Jehová Dios de Israel, De eternidad a eternidad. Y dijo todo el pueblo, Amén, y alabó a Jehová.

El lugar de culto era el Tabernáculo, donde Dios había habitado con el antiguo Israel y donde se les había revelado el plan de salvación. Por ende, Jesús y el plan de salvación deben ser el centro de la adoración y su enseñanza; todo esto fue prefigurado en el servicio del Tabernáculo. Todo lo que Dios haya hecho por nosotros que merezca alabanza y adoración no significa nada sin la esperanza de vida eterna que nos ofrece su muerte sacrificial y sustitutiva en la Cruz.

Observa también el eje “evangelizador” del pasaje: todo el mundo debía aprender del Dios de Israel.

Analiza 1 Crónicas 16:29: “Dad a Jehová la honra debida a su nombre; traed ofrenda, y venid delante de él; postraos delante de Jehová en la hermosura de la santidad”. ¿La hermosura de la santidad? ¿Qué podría significar eso?

En primer lugar, piensa en cuán espantoso, dañino y degradante es el pecado. Además, ahora nos resulta difícil imaginar cuán malvadas, terribles y degradantes eran las prácticas de adoración de las naciones vecinas de Israel, prácticas que incluían, entre otras cosas, sacrificios de niños. Y, sin duda, estas cosas reflejaban cómo eran los pueblos que las practicaban.

En contraste, el antiguo Israel debía ser una nación santa, apartada de las malas costumbres que la rodeaban. Debían ser santos de corazón y mente; esto es lo que daba significado y belleza a su adoración delante de Dios. Vez tras vez, los profetas veterotestamentarios se opusieron a los que adoraban al Señor mientras que practicaban la corrupción y su corazón estaba lejos de él.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Cuando el Espíritu Santo conmueva las mentes humanas, todas las mezquinas lamentaciones y acusaciones entre el hombre y su prójimo serán desechadas. Los brillantes rayos del Sol de Justicia resplandecerán en los ámbitos de la mente y el corazón. En nuestro culto a Dios no habrá más distinción entre el rico y el pobre, entre el blanco y el negro. Todo prejuicio será disipado. Cuando nos allegamos a Dios integramos una sola hermandad. Somos peregrinos y extranjeros aquí, destinados a una patria mejor, la celestial. Allí todo orgullo, toda acusación, toda vana ilusión tendrán para siempre un fin. Todo encubrimiento será descubierto y podremos verlo «tal como él es». Allí nuestros cantos alcanzarán el tema inspirador, y la alabanza y la gratitud se elevarán hacia Dios.

Nuestra casa de oración podrá ser humilde pero no por eso será menos conocida por Dios. Si adoramos en espíritu y en verdad y en la hermosura de la santidad, ella será para nosotros la misma puerta del cielo. Cuando se repiten las asombrosas lecciones de las obras de Dios y cuando la gratitud del corazón se expresa en oración y canto, ángeles del cielo inician una melodía y se unen en alabanza y agradecimiento a Dios. Estas prácticas rechazan el poder de Satanás (En los lugares celestiales, p. 290).

Aunque Dios no mora en templos hechos por manos humanas, honra con su presencia las asambleas de sus hijos. Prometió que cuando se reuniesen para buscarle, para reconocer sus pecados, y orar unos por otros, él los acompañaría por su Espíritu. Pero los que se congregan para adorarle deben desechar todo lo malo. A menos que le adoren en espíritu y en verdad, así como en hermosura de santidad, de nada valdrá que se congreguen. Acerca de tales ocasiones el Señor declara: «Este pueblo de labios me honra; mas su corazón lejos está de mí. Mas en vano me honran». Mateo 15:8, 9. Los que adoran a Dios deben adorarle «en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren». Juan 4:23 (Profetas y reyes, p. 35).

La casa es el santuario para la familia, y la cámara o el huerto el lugar más retraído para el culto individual; pero la iglesia es el santuario para la congregación. Debiera haber reglas respecto al tiempo, el lugar, y la manera de adorar. Nada de lo que es sagrado, nada de lo que pertenece al culto de Dios, debe ser tratado con descuido e indiferencia. A fin de que los hombres puedan tributar mejor las alabanzas a Dios, su asociación debe ser tal que mantenga en su mente una distinción entre lo sagrado y lo común. Los que tienen ideas amplias, pensamientos y aspiraciones nobles, son los que sostienen entre sí relaciones que fortalecen todos los pensamientos de las cosas divinas. Felices son los que tienen un santuario, sea alto o humilde, en la ciudad o entre las escarpadas cuevas de la montaña, en la humilde choza o en el desierto. Si es lo mejor que pueden obtener para el Maestro, él santificará ese lugar con su presencia, y será santo para el Señor de los ejércitos (Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 464).

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Lección 7 | Jueves 12 de noviembre______________________________________________

LA IDOLATRÍA EN LA EDUCACIÓN

El antiguo Israel estaba rodeado de pueblos muy religiosos, tan dedicados a adorar y aplacar a sus dioses que sacrificaban incluso a sus propios hijos. Eso es dedicación, ¿verdad?

Por lo tanto, la adoración, la verdadera adoración al Dios verdadero, era una parte importante para proteger a los hebreos de quedar atrapados en la idolatría y la adoración falsa que los rodeaba. Y, sin embargo, a pesar de todas las advertencias, aun así cayeron en las prácticas idólatras contra las que se les había advertido específicamente.

Y ¿qué sucede con nosotros hoy? ¿Por qué también es tan importante adorar al Dios verdadero y contar todo lo que ha hecho por nosotros, especialmente frente a los peligros de la idolatría moderna?

Lee Marcos 7:1 al 13. ¿Qué principio encontramos en los versículos 7 al 9 que podría aplicarse hoy en el contexto de la educación cristiana y el peligro de las falsas enseñanzas, tomadas del mundo, que podrían afectar negativamente la práctica de nuestra fe?

Marcos 7:1-13

1 Se juntaron a Jesús los fariseos, y algunos de los escribas, que habían venido de Jerusalén; los cuales, viendo a algunos de los discípulos de Jesús comer pan con manos inmundas, esto es, no lavadas, los condenaban. Porque los fariseos y todos los judíos, aferrándose a la tradición de los ancianos, si muchas veces no se lavan las manos, no comen. Y volviendo de la plaza, si no se lavan, no comen. Y otras muchas cosas hay que tomaron para guardar, como los lavamientos de los vasos de beber, y de los jarros, y de los utensilios de metal, y de los lechos. Le preguntaron, pues, los fariseos y los escribas: ¿Por qué tus discípulos no andan conforme a la tradición de los ancianos, sino que comen pan con manos inmundas? 6 Respondiendo él, les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, Mas su corazón está lejos de mí. 7 Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas mandamientos de hombres. Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres: los lavamientos de los jarros y de los vasos de beber; y hacéis otras muchas cosas semejantes. Les decía también: Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición. 10 Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente.11 Pero vosotros decís: Basta que diga un hombre al padre o a la madre: Es Corbán (que quiere decir, mi ofrenda a Dios) todo aquello con que pudiera ayudarte, 12 y no le dejáis hacer más por su padre o por su madre, 13 invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición que habéis transmitido. Y muchas cosas hacéis semejantes a estas.

Muchas de las grandes ideas intelectuales del mundo actual se basan en una visión naturalista de la realidad. Muchas de las disciplinas de estudio se imparten hoy desde esa perspectiva. Esto a menudo significa que lo que se enseña es contrario a las Escrituras. Podemos vernos tentados a adorar ideas que se han postulado, teorizado y puesto en práctica. También podemos deificar las mentes brillantes de filósofos, científicos y matemáticos que fomentaron estas ideas. El problema es que a menudo estas ideas pueden colisionar con las Escrituras, pero debido a que actualmente se enseñan y se cree que son ciertas la gente intenta integrarlas a la educación cristiana. Sin embargo, la única manera de lograrlo es comprometer la fe, lo que a menudo significa torcer y distorsionar las Escrituras para intentar que estas encajen con las ideas actuales.

¿Cuáles son algunas de las creencias populares actuales contrarias a las Escrituras y cómo podemos, como iglesia, evitar incorporarlas en nuestro sistema educativo?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

No deben rebajarse las normas en cuanto a lo que constituye la verdadera educación. Deben elevarse muy por encima de donde ahora están. No son los hombres aquellos a quienes hemos de exaltar y adorar; es a Dios, el único Dios verdadero y viviente, a quien debemos nuestro culto y reverencia (El evangelismo, p. 102).

La sustitución de los mandamientos de Dios por los preceptos de los hombres no ha cesado. Aun entre los cristianos, se encuentran instituciones y costumbres que no tienen mejor fundamento que la tradición de los padres. Tales instituciones, al descansar sobre la sola autoridad humana, han suplantado a las de creación divina. Los hombres se aferran a sus tradiciones, reverencian sus costumbres y alimentan odio contra aquellos que tratan de mostrarles su error. En esta época, cuando se nos pide que llamemos la atención a los mandamientos de Dios y la fe de Jesús, vemos la misma enemistad que se manifestó en los días de Cristo. Acerca del último pueblo de Dios, está escrito: «El dragón fue airado contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra los otros de la simiente de ella, los cuales guardan los mandamientos de Dios, y tienen el testimonio de Jesucristo». Apocalipsis 12: 17.

Pero «toda planta que no plantó mi Padre celestial, será desarraigada». En lugar de la autoridad de los llamados padres de la iglesia, Dios nos invita a aceptar la Palabra del Padre eterno, el Señor de los cielos y la tierra. En ella sola se encuentra la verdad sin mezcla de error. David dijo: «Más que todos mis enseñadores he entendido: porque tus testimonios son mi meditación. Más que los viejos he entendido, porque he guardado tus mandamientos». Salmo 119:99, 100 Todos aquellos que aceptan la autoridad humana, las costumbres de la iglesia, o las tradiciones de los padres, presten atención a la amonestación que encierran las palabras de Cristo: «En vano me honran, enseñando doctrinas y mandamientos de hombres» (El Deseado de todas las gentes, pp. 363, 364).

AJ hacer que los hombres violaran el segundo mandamiento, Satanás se propuso degradar el concepto que tenían del Ser divino. Anulando el cuarto mandamiento, les haría olvidar completamente a Dios. El hecho de que Dios demande reverencia y adoración por sobre los dioses paganos se funda en que él es el Creador, y que todas las demás criaturas le deben a él su existencia. Así lo presenta la Biblia. Dice el profeta Jeremías: «Jehová Dios es la verdad; él es Dios vivo y Rey eterno:…los dioses que no hicieron los cielos ni la tierra, perezcan de la tierra y de debajo de estos cielos. El que hizo la tierra con su potencia, el que puso en orden el mundo con su saber, y extendió los cielos con su prudencia… Todo hombre se embrutece y le falta ciencia; avergüéncese de su vaciadizo todo fundidor; porque mentira es su obra de fundición, y no hay espíritu en ellos; vanidad son, obras de escarnios: en el tiempo de su visitación perecerán. No es como ellos la suerte de Jacob: porque él es el Hacedor de todo». Jeremías 10:10-16.

El sábado, como recordatorio del poder creador de Dios, le señala a él como Hacedor de los cielos y de la tierra. Por lo tanto, es un testimonio perpetuo de su existencia, y un recuerdo de su grandeza, su sabiduría y su amor. Si el sábado se hubiera santificado siempre, jamás habría podido haber ateos ni idólatras (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 348, 349).

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Viernes 13 de noviembre | Lección 7_____________________________________________

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

“El corazón es engañoso sobre todas las cosas, y muy perverso. Los religiosos profesos no están dispuestos a examinarse minuciosamente para ver si están dentro de la fe, y es cosa terrible ver que muchos se apoyan en una esperanza falsa. Algunos se apoyan en una antigua experiencia que tuvieron hace años, pero cuando llegan a este tiempo que exige que se efectúe un examen de conciencia, cuando todos deberían tener una experiencia espiritual diaria, no tienen nada que referir. Al parecer creen que solamente por el hecho de profesar una fe serán salvos. Cuando abandonen los pecados que Dios detesta, Jesús vendrá y cenará con ellos y ellos con él. Entonces obtendrán poder divino de Jesús, y crecerán en él, y podrán decir con santo triunfo: ‘Gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo’ (1 Cor. 15:57). Le agradaría más al Señor si quienes profesan tibiamente la religión nunca hubieran mencionado su nombre. Son un lastre continuo para los que quieren ser fieles seguidores de Jesús. Son piedra de tropiezo para los incrédulos, y los ángeles malignos se regocijan por su conducta, y ellos se burlan de los ángeles de Dios mediante su conducta torcida. Tales personas son una maldición para la causa en este país y en el extranjero. Se aproximan a Dios solamente de labios, mientras su corazón se encuentra lejos de él” (TI 2:173, 174).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. Con Marcos 7:1 al 13, aprendimos que la condición fundamental de la adoración falsa es un problema del corazón. Dios no repara en nuestra adoración de labios si esta adoración no brota del corazón. ¿Por qué el evangelio y la historia de la muerte de Jesús en nuestro favor es la forma más poderosa de abrir el corazón para amar verdaderamente a Dios?
  2. Medita en la idea de adorar a Dios “en espíritu y en verdad”. ¿Es posible adorar de una manera y no la otra, o la verdadera adoración requiere ambas? ¿Por qué?
  3. Sí, nuestro corazón debe ser justo para adorar verdaderamente a Dios, pero ¿qué significa eso? ¿Tienes que esperar hasta que estés totalmente conectado con el Señor, con tu vida en perfecto orden, antes de poder adorar? Por otro lado, la verdadera adoración, ¿cómo puede ayudar a alinear tu corazón con Dios?

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Un pensamiento en “Lección 7 – LA ADORACIÓN EN LA EDUCACIÓN – Para el 14 de noviembre de 2020

  1. Hermano Tony. Quisiera que explicara de una manera sencilla, la frase en espíritu y en verdad.

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