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Lección 1 – CRISIS DE IDENTIDAD – Para el 2 de enero de 2021

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Lección 1: Para el 2 de enero de 2021

CRISIS DE IDENTIDAD

Sábado 26 de diciembre__________________________________________________

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Isaías 1:1–9; 1:10–17; 1:18; 1:19–31; 5:1–7.

PARA MEMORIZAR:

“Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana” (Isa. 1:18).

Perdidos en la tierra del olvido. Si vas por Irlanda por un camino rural angosto bordeado de setos, quizás encuentres el camino bloqueado por una vacada que vuelve a casa después de una comida crujiente. Incluso si no hay un pastor con ellas, irán al cobertizo de su dueño. Sabrán adónde ir y a quién pertenecen.

Si un niñito en una tienda se separa de su madre y grita, “¡Perdí a mi mamá!”, es posible que no sepa exactamente dónde está él ni dónde está su madre, pero en medio de un mar de madres que caminan por la tienda reconocerá a la madre que es suya únicamente.

Lamentablemente, a diferencia de esas vacas irlandesas (o de ese niño perdido), el pueblo de Judá olvidó que pertenecía al Señor, su Padre celestial, y por lo tanto perdió su verdadera identidad como pueblo del Pacto. “Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí. El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor; Israel no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento” (Isa. 1:2, 3).

Esta semana veremos la obra de Dios con el fin de restaurar a su pueblo para sí.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

El que pretendía ser el pueblo de Dios se había separado del Eterno, y había perdido su sabiduría y pervertido su entendimiento. No podía ver muy lejos, pues se olvidó de que había sido limpiado de sus antiguos pecados. Se movía inquieta e inseguramente en la oscuridad, procurando borrar de su mente el recuerdo de la libertad, seguridad y felicidad que antes había tenido. Se hundieron en toda clase de locuras insolentes y temerarias; se opusieron a las providencias de Dios, y ahondaron las culpas que ya pesaban sobre ellos. Escucharon las acusaciones de Satanás contra el carácter divino, y representaron a Dios como desprovisto de misericordia y perdón. El profeta les escribió diciendo:

“¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron a Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás” (Comentario de Elena de White en Comentario Bíblico Adventista del Séptimo día, t. 4, p. 1159).

La obra de la restauración nunca puede ser completa a menos que se llegue hasta las raíces del mal. Vez tras vez han sido recortadas las ramas, pero ha sido dejada la raíz de amargura para que resurja y contamine a muchos. Pero debe llegarse hasta la profundidad misma del mal oculto, los sentidos morales deben ser juzgados, y juzgados otra vez a la luz de la presencia divina. La vida diaria testificará si la obra es verdadera o no…

Esta es la obra que corresponde a cada alma que ha deshonrado a Dios y ha agraviado el corazón de Cristo negando la verdad y la justicia. Si el alma tentada soporta el proceso de la prueba y el yo no se despierta para sentirse herido y maltratado por la prueba, ese cuchillo penetrante demuestra que el alma está muerta al yo, pero viva a Dios (Comentario de Elena de White en Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día, t. 5, p. 1125).

El gobierno de Dios no se funda en una sumisión ciega ni en una reglamentación irracional, como Satanás quiere hacerlo aparecer. Al contrario, apela al entendimiento y a la conciencia. “¡Venid, pues, y arguyamos juntos!” es la invitación del Creador a los seres que formó. Dios no fuerza la voluntad de sus criaturas. No puede aceptar un homenaje que no le sea otorgado voluntaria e inteligentemente. Una mera sumisión forzada impediría todo desarrollo real del entendimiento y del carácter: haría del hombre un simple autómata. Tal no es el designio del Creador. El desea que el hombre, que es la obra maestra de su poder creador, alcance el más alto desarrollo posible. Nos presenta la gloriosa altura a la cual quiere elevarnos mediante su gracia. Nos invita a entregarnos a El para que pueda cumplir su voluntad en nosotros. A nosotros nos toca decidir si queremos ser libres de la esclavitud del pecado para compartir la libertad gloriosa de los hijos de Dios  (El Camino a Cristo, pp. 43, 44).

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Lección 1 | Domingo 27 de diciembre____________________________________

OÍD, CIELOS (ISA. 1:1–9)

El libro de Isaías se presenta brevemente identificando al autor (“hijo de Amoz”), la procedencia de su mensaje (una “visión”) y el tema (Judá y su capital, Jerusalén, durante el reinado de cuatro reyes). El tema también identifica al principal destinatario de Isaías como el pueblo de su propio país durante la época en que él vivió. El profeta les habló acerca de su condición y su destino.

Al mencionar a los reyes en cuyos reinados estuvo activo, Isaías reduce la audiencia y vincula el libro a los acontecimientos históricos y políticos de cierto período determinado. Este marco temporal nos dirige a los relatos de 2 Reyes 15 al 20 y 2 Crónicas 26 al 32.

Lee Isaías 1:2. ¿Cuál es la esencia de este mensaje? ¿Qué dice el Señor? ¿Cómo se aborda esta misma idea a lo largo de la historia bíblica? ¿Podría decirse esto también de la iglesia cristiana actual? Explica tu respuesta.

Isaías 1:2

Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla Jehová: Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí.

Observa que el mensaje de Isaías comienza con las palabras “Oíd, cielos, y escucha tú, tierra” (comparar con Deut. 30:19; 31:28). El Señor no insinúa que el cielo y la Tierra en sí puedan escuchar y entender; lo dice para establecer un énfasis.

Cuando un antiguo rey del Cercano Oriente, como un emperador hitita, hacía un tratado político con un gobernante menor, invocaba a sus dioses como testigos para enfatizar que cualquier violación del acuerdo seguramente sería advertida y castigada. Sin embargo, cuando el divino Rey de reyes hizo un pacto con los israelitas en los días de Moisés, no aludió a otros dioses como testigos. Como es el único Dios verdadero, llamó a los cielos y la Tierra a cumplir este papel (ver además Deut. 4:26).

Lee atentamente Isaías 1:1 al 9. Resume en las siguientes líneas cuáles fueron los pecados de Judá. Toma en cuenta especialmente los resultados de esos pecados. ¿De qué era culpable Judá y qué sucedió debido a su culpa? Al mismo tiempo, ¿qué esperanza se presenta en el versículo 9?

Isaías 1:1-9

1 Visión de Isaías hijo de Amoz, la cual vio acerca de Judá y Jerusalén en días de Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá. Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla Jehová: Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí. El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor; Israel no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento. !!Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron a Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás. ¿Por qué querréis ser castigados aún? ¿Todavía os rebelaréis? Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite. Vuestra tierra está destruida, vuestras ciudades puestas a fuego, vuestra tierra delante de vosotros comida por extranjeros, y asolada como asolamiento de extraños. Y queda la hija de Sion como enramada en viña, y como cabaña en melonar, como ciudad asolada. Si Jehová de los ejércitos no nos hubiese dejado un resto pequeño, como Sodoma fuéramos, y semejantes a Gomorra.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

No es algo liviano pecar contra Dios: erigir la perversa voluntad del hombre en oposición a la voluntad de su Hacedor. Conviene a los mejores intereses de los hombres, aun en este mundo, obedecer los mandamientos de Dios. Y conviene, por cierto, a su eterno interés someterse a Dios y estar en paz con él. Las bestias del campo obedecen la ley de su Creador en el instinto que las gobierna. El habla al orgulloso océano: “Hasta aquí llegarás, y no pasarás adelante” (Job 38:11), y las aguas obedecen su palabra con prontitud. Los planetas son gobernados en orden perfecto, obedeciendo las leyes que Dios ha establecido. De todas las criaturas que Dios ha hecho sobre la tierra, sólo el hombre se ha rebelado. Sin embargo, posee facultades de razonamiento para comprender las exigencias de la ley divina, y una conciencia para sentir la culpabilidad de la transgresión por una parte, y la paz y el gozo de la obediencia por la otra. Dios lo hizo un agente moral libre, para obedecer o desobedecer. La recompensa de la vida eterna—un eterno peso de gloria—se promete a los que hacen la voluntad de Dios, en tanto que la amenaza de su ira pende sobre los que desafían su ley (La Edificación del Carácter, pp. 74,75).

La historia del pasado demuestra que el diablo se mantiene activo y trabajando. A él le es imposible tanto estar ocioso como ser inofensivo. Satanás ocupó su lugar en un único árbol para poner en peligro la seguridad de Adán y Eva Era su plan atraer a la sagrada pareja hacia aquel sólo árbol para que hicieran precisamente lo que Dios dijo que no debían hacer: comer del árbol del conocimiento del bien y del mal. No estaban en peligro si se acercaban a cualquier otro árbol. ¡Cuán razonables fueron sus palabras! Echó mano de los mismos argumentos que emplea hoy: la lisonja, la envidia, la desconfianza, la duda y la incredulidad. Si Satanás fue tan astuto en el principio, ¿cómo será ahora después de haber adquirido miles de años de experiencia? No obstante, Dios y sus santos ángeles, y todos aquellos que viven en obediencia a toda la voluntad revelada de Dios, son más sabios que él. La sutileza de Satanás no disminuirá, pero la sabiduría dada a los hombres a través de su conexión vital con la Fuente de toda luz y conocimiento divinos, será dada en proporción con las estratagemas y astucia del enemigo (Testimonios Para la Iglesia, t. 5, p 476).

Miremos hoy al mundo en abierta rebelión contra Dios. Esta es en verdad una generación rebelde, llena de ingratitud, formalismo, falsedad, orgullo y apostasía. Los hombres descuidan la Biblia y odian la verdad. Jesús ve su ley rechazada, su amor despreciado, sus embajadores tratados con indiferencia. El habló por sus misericordias, pero éstas no han sido reconocidas; él dirigió advertencias, pero éstas no han sido escuchadas. Los atrios del templo del alma humana han sido trocados en lugares de tráfico profano. El egoísmo, la envidia, el orgullo y la malicia son las cosas que se cultivan.

Muchos no vacilan en burlarse de la palabra de Dios. Los que creen esa palabra tal como se expresa son ridiculizados. Existe un desprecio cada vez mayor por la ley y el orden, y se debe directamente a una violación de las claras órdenes de Jehová. La violencia y los crímenes son resultado del hecho de que la humanidad se ha desviado de la senda de la obediencia. Miremos la desgracia y la miseria de las multitudes que adoran ante los ídolos y buscan en vano felicidad y paz (Profetas y Reyes, pp. 137,138).

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Lunes 28 de diciembre | Lección 1_______________________________________

RITUALISMO PUTREFACTO (ISA. 1:10-17)

Lee Isaías 1:10. ¿Por qué crees que usó las imágenes de Sodoma y Gomorra? ¿Qué quería dejar en claro el Señor?

Isaías 1:10

10 Príncipes de Sodoma, oíd la palabra de Jehová; escuchad la ley de nuestro Dios, pueblo de Gomorra.

Lee Isaías 1:11 al 15. ¿Qué le está queriendo decir el Señor al pueblo? ¿Por qué rechazó la adoración que su pueblo le ofrecía?

Isaías 1:11-15

11 ¿Para qué me sirve, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y de sebo de animales gordos; no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos. 12 ¿Quién demanda esto de vuestras manos, cuando venís a presentaros delante de mí para hollar mis atrios? 13 No me traigáis más vana ofrenda; el incienso me es abominación; luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas, no lo puedo sufrir; son iniquidad vuestras fiestas solemnes. 14 Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes las tiene aborrecidas mi alma; me son gravosas; cansado estoy de soportarlas. 15 Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo cuando multipliquéis la oración, yo no oiré; llenas están de sangre vuestras manos.

Las mismas manos que ofrecían sacrificios y se extendían en oración estaban “llenas de sangre” (Isa. 1:15, NVI); es decir, eran culpables de violencia y opresión hacia los demás (1:15; 58:3, 4). Al maltratar a otros miembros de la comunidad del Pacto, mostraban desprecio por el Protector de todos los israelitas. Los pecados contra los demás eran pecados contra el Señor.

Por supuesto, Dios mismo había instituido el sistema de adoración ritual (Lev. 1-16) y designó el Templo de Jerusalén como el lugar apropiado para ello (1 Rey. 8:10, 11). Pero los rituales estaban destinados a funcionar dentro del contexto del pacto que Dios había establecido con este pueblo. Fue el pacto de Dios con Israel lo que le permitió vivir entre ellos en el Santuario/Templo. Por lo tanto, los rituales y las oraciones realizados allí eran válidos solo si expresaban fidelidad a él y a su Pacto. Los que ofrecían sacrificios sin arrepentirse de su accionar injusto hacia otros miembros de la comunidad del Pacto estaban mintiendo en sus rituales. Por lo tanto, sus sacrificios no solo eran inválidos, ¡eran pecados! Sus rituales expresaban que eran leales, pero su comportamiento demostraba que habían quebrantado el Pacto.

Lee Isaías 1:16 y 17. ¿Qué manda el Señor que haga su pueblo? ¿En qué sentido estos versículos, dentro de este contexto, son paralelos a lo que Jesús dijo en Mateo 23:23 al 28? ¿Qué mensaje podemos encontrar para nosotros hoy en estos pasajes y en el contexto en el que se dan?

Isaías 1:16-17

16 Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; 17 aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda.

Mateo 23: 23-28

23 !!Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello. 24 !!Guías ciegos, que coláis el mosquito, y tragáis el camello! 25 !!Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia. 26 !!Fariseo ciego! Limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, para que también lo de fuera sea limpio. 27 !!Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. 28 Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Los judíos se habían familiarizado con el ofrecimiento de la sangre hasta perder casi de vista el hecho de que era el pecado el que hacía necesario todo este derramamiento de sangre de animales. No discernían que prefiguraba la sangre del amado Hijo de Dios, que había de ser derramada para la vida del mundo, y que por el ofrecimiento de los sacrificios los hombres habían de ser dirigidos al Redentor crucificado…

En lugar de sentir humilde arrepentimiento del pecado, habían multiplicado los sacrificios de animales, como si Dios pudiera ser honrado por un servicio que no nacía del corazón. Los sacerdotes y gobernantes habían endurecido sus corazones con el egoísmo y la avaricia. Habían convertido en medios de ganancia los mismos símbolos que señalaban al Cordero de Dios. Así se había destruído en gran medida a los ojos del pueblo la santidad del ritual de los sacrificios. Esto despertó la indignación de Jesús; él sabía que su sangre, que pronto había de ser derramada por los pecados del mundo, no sería más apreciada por los sacerdotes y ancianos que la sangre de los animales que ellos vertían constantemente (El Deseado de Todas las Gentes, pp. 540,541).

La confesión no es aceptable para Dios si no va acompañada por un arrepentimiento sincero y una reforma. Debe haber cambios decididos en la vida; todo lo que ofenda a Dios debe dejarse. Tal será el resultado de una verdadera tristeza por el pecado. Se nos presenta claramente lo que tenemos que hacer de nuestra parte: “¡Lavaos, limpiaos; apartad la maldad de vuestras obras de delante de mis ojos; cesad de hacer lo malo; aprended a hacer lo bueno; buscad lo justo; socorred al oprimido; mantened el derecho del huérfano, defended la causa de la viuda!” Isaías 1: 16, 17. “Si el inicuo devolviere la prenda, restituyere lo robado, y anduviere en los estatutos de la vida, sin cometer iniquidad, ciertamente vivirá; no morirá.” Ezequiel 33: 15. El apóstol Pablo dice, hablando de la obra del arrepentimiento: “El que fuisteis entristecidos según Dios, ¡qué solícito cuidado obró en vosotros! y ¡qué defensa de vosotros mismos! y ¡qué indignación! … y ¡qué celo! y ¡qué justicia vengativa! ¡En todo os habéis mostrado puros en este asunto!” 2 Corintios 7:11.

Una vez que el pecado amortiguó la percepción moral, el que obra mal no discierne los defectos de su carácter ni comprende la enormidad del mal que ha cometido; y a menos que ceda al poder convincente del Espíritu Santo permanecerá parcialmente ciego con respecto a su pecado. Sus confesiones no son sinceras ni provienen del corazón. Cada vez que reconoce su maldad añade una disculpa de su conducta al declarar que si no hubiese sido por ciertas circunstancias no habría hecho esto o aquello que se le reprocha (El Camino a Cristo, pp. 39, 40).

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Lección 1 | Martes 29 de diciembre______________________________________

EL ARGUMENTO DEL PERDÓN (ISA. 1:18)

Lee Isaías 1:18. Después de repasarlo varias veces, escribe lo que crees que el Señor está queriendo decir aquí (lea algunos versículos más para captar todo el contexto).

Isaías 1:18

18 Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.

Dios expuso evidencias poderosas de que los judíos, los acusados, eran culpables de incumplimiento del contrato (Isa. 1:2–15), y les pide que se reformen (1:16, 17). Este llamado sugiere que hay esperanza. A fin de cuentas, ¿por qué instar a un criminal que merece ejecución a cambiar sus hábitos? ¿Cómo podría un prisionero en el corredor de la muerte “restitui[r] al agraviado, hace[r] justicia al huérfano, ampara[r] a la viuda” (NVI)? Pero, cuando Dios dice: “Vengan ahora. Vamos a resolver este asunto” (Isa. 1:18, NTV), podemos comprender que el Señor aún trata de razonar con su pueblo, aún trata de hacer que se arrepienta y se aparte de sus malos caminos, no importa cuán degenerado se haya vuelto.

El Señor les dice que sus pecados “rojos” se volverán blancos. ¿Por qué los pecados son rojos? Porque el rojo es el color de la “sangre” (culpa de sangre), que cubre las manos del pueblo (Isa. 1:15). El “blanco”, al contrario, es el color de la pureza, la ausencia de culpa de sangre. Aquí, Dios les ofrece cambiarlos. Este es el tipo de lenguaje que el rey David usó cuando clamó a Dios que perdonara su pecado de tomar a Betsabé y exterminar a su esposo (lee Sal. 51:7, 14). ¡En Isaías 1:18, el argumento de Dios es un ofrecimiento para perdonar a su pueblo!

¿En qué medida el ofrecimiento de perdón de Dios sirve como argumento para que ellos cambien su modo de actuar? Compara Isaías 1:18 con 44:22.

Isaías 44:22

22 Yo deshice como una nube tus rebeliones, y como niebla tus pecados; vuélvete a mí, porque yo te redimí.

Ahora vemos el propósito de las duras palabras de advertencia de Dios contra su pueblo: no son para rechazarlo sino para llevarlo de regreso a él. El ofrecimiento de perdón es el poderoso argumento que respalda su llamado para que el pueblo se purifique moralmente (Isa. 1:16, 17). El perdón hace posible que sean transformados por su poder. Aquí vemos la simiente del “Nuevo Pacto”, profetizado en Jeremías 31:31 al 34, en el que el perdón es la base de un corazón nuevo para una nueva relación con Dios. Comenzamos “en rojo”, debido a una deuda que nunca podremos pagar. Desde la humilde posición del reconocimiento de nuestra necesidad de perdón, estamos listos para aceptar todo lo que Dios tiene para darnos.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Primeramente, Cristo produce contrición en quien perdona, y es obra del Espíritu Santo convencer de pecado. Aquellos cuyos corazones han sido conmovidos por el convincente Espíritu de Dios reconocen que en sí mismos no tienen ninguna cosa buena. Saben que todo lo que han hecho está entretejido con egoísmo y pecado. Así como el publicano, se detienen a la distancia sin atreverse a alzar los ojos al cielo, y claman: “Dios, sé propicio a mí, pecador”. Ellos reciben la bendición. Hay perdón para los arrepentidos, porque Cristo es “el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. Esta es la promesa de Dios: “Si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana” Isaías 1: 18 (El Discurso Maestro de Jesucristo, pp. 12,13).

El Señor Dios, mediante Cristo, extiende su mano durante todo el día invitando al necesitado. Recibirá a todos. Da a todos la bienvenida. No rechaza a ninguno. Se gloría en perdonar al más empedernido de los pecadores. Quitará la presa al valiente y librará a los cautivos; arrebatará el tizón del fuego. Hará descender la cadena dorada de su misericordia a las mayores profundidades de la desdicha humana y de la culpa, y levantará al alma envilecida contaminada por el pecado. Pero el ser humano debe querer aproximarse y colaborar en la obra de salvar su alma, utilizando las oportunidades que Dios le da. El Señor no fuerza a ninguno. El inmaculado vestido de bodas de la justicia de Cristo está preparado para cubrir al pecador, pero si lo rehúsa, debe perecer (A Fin de Conocerle, pp. 233, 234).

Los que siguen a Satanás creen que Dios es duro y exigente. Creen que los observa para denunciarlos y condenarlos, y que no está dispuesto a recibir al picador mientras tenga una excusa legal para no ayudarle. Consideran su ley como una restricción a la Felicidad de los hombres, un yugo abrumador del que se libran con alegría. Pero aquellos cuyos ojos han sido abiertos por el amor de Cristo, contemplará a Dios como un ser compasivo. No aparece como un ser tirano e implacable, sino como un padre que anhela abrazar a su hijo arrepentido (Palabras de Vida del Gran Maestro, pp. 160, 161).

Cuando se le manifestó el carácter divino de Cristo, vio su propia deficiencia y este conocimiento le humilló. La fortaleza y la paciencia, el poder y la ternura, la majestad y la mansedumbre que vio en la vida diaria del Hijo de Dios, llenaron su alma de admiración y amor. De día en día su corazón era atraído hacia Cristo, hasta que en su amor por su Maestro perdió de vista su propio yo. Su genio rencoroso y ambicioso cedió al poder transformador de Cristo. La influencia regeneradora del Espíritu Santo renovó su corazón. El poder del amor de Cristo transformó su carácter. Tal es el seguro resultado de la unión con Jesús. Cuando Cristo mora en el corazón, la naturaleza entera se transforma (El Camino a Cristo, p. 73).

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Miércoles 30 de diciembre | Lección 1___________________________________

COMER O SER CONSUMIDO (ISA. 1:19–31)

Lee Isaías 1:19 al 31. ¿Qué tema aparece aquí que se repite en toda la Biblia?

Isaías 1:19-31

19 Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra; 20 si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos a espada; porque la boca de Jehová lo ha dicho. 21 ¿Cómo te has convertido en ramera, oh ciudad fiel? Llena estuvo de justicia, en ella habitó la equidad; pero ahora, los homicidas. 22 Tu plata se ha convertido en escorias, tu vino está mezclado con agua. 23 Tus príncipes, prevaricadores y compañeros de ladrones; todos aman el soborno, y van tras las recompensas; no hacen justicia al huérfano, ni llega a ellos la causa de la viuda. 24 Por tanto, dice el Señor, Jehová de los ejércitos, el Fuerte de Israel: Ea, tomaré satisfacción de mis enemigos, me vengaré de mis adversarios; 25 y volveré mi mano contra ti, y limpiaré hasta lo más puro tus escorias, y quitaré toda tu impureza. 26 Restauraré tus jueces como al principio, y tus consejeros como eran antes; entonces te llamarán Ciudad de justicia, Ciudad fiel. 27 Sion será rescatada con juicio, y los convertidos de ella con justicia. 28 Pero los rebeldes y pecadores a una serán quebrantados, y los que dejan a Jehová serán consumidos. 29 Entonces os avergonzarán las encinas que amasteis, y os afrentarán los huertos que escogisteis. 30 Porque seréis como encina a la que se le cae la hoja, y como huerto al que le faltan las aguas. 31 Y el fuerte será como estopa, y lo que hizo como centella; y ambos serán encendidos juntamente, y no habrá quien apague.

Observa la estructura lógica de Isaías 1:19 y 20: Si el pueblo decide estar dispuesto a obedecer a Dios, comerá el bien de la tierra (Isa. 1:19). Al contrario, si rechaza el ofrecimiento de perdón y restauración, y se rebela contra él, será consumido a espada (Isa. 1:20). La decisión es de ellos. Estos versículos, entonces, contienen una bendición y una maldición condicionales.

Isaías 1 reitera y aplica las palabras de Moisés registradas en Deuteronomio 30:19 y 20 en el momento en que se estableció el Pacto con la nación de Israel: “A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición”.

Considera esas palabras de Moisés. Fíjate que no hay término medio. Es vida o muerte, bendiciones o maldiciones. ¿Por qué crees que solo hay una de dos opciones para nosotros? ¿Por qué no puede haber algún tipo de transigencia?

Estas palabras de Moisés resumen la serie de advertencias, bendiciones y maldiciones que concluyen la articulación del Pacto en Deuteronomio 27 al 30 (comparar con Lev. 26). Los elementos de este pacto incluyen (1) el relato de lo que Dios había hecho por ellos, (2) las condiciones/estipulaciones (mandamientos) que deben observarse para que el Pacto se mantenga, (3) la referencia a testigos y (4) bendiciones y maldiciones para advertirle al pueblo qué pasaría si violaba las condiciones del Pacto.

Los eruditos descubrieron que estos elementos aparecen en el mismo orden en las alianzas políticas que comprenden a pueblos no israelitas, como los hititas. Por consiguiente, para establecer el Pacto divino con los israelitas, Dios utilizó una forma que ellos entenderían y les inculcaría con la mayor fuerza posible la naturaleza y las consecuencias de la relación mutuamente vinculante en la que decidían entrar. Los beneficios potenciales del Pacto eran asombrosos, pero si Israel infringía el acuerdo estarían peor que nunca.

En tu vida cristiana, ¿cómo has experimentado el principio de bendiciones y maldiciones que se menciona arriba?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Dios habla a su pueblo mediante las bendiciones que les otorga, y cuando éstas nos son apreciadas, Le habla suprimiendo las bendiciones, para inducirlos a ver sus pecados, y a volverse hacia él de todo corazón (Historia de los Patriarcas y Profetas, p. 503).

Debemos recordar todas las bendiciones que recibimos de Dios; y al cerciorarnos de su gran amor, debiéramos estar dispuestos a confiar todas las cosas a la mano que fue clavada en la cruz en nuestro favor.

El alma puede elevarse hacia el cielo en alas de la alabanza. Dios es adorado con cánticos y música en las mansiones celestiales, y al expresar nuestra gratitud nos aproximamos al culto que rinden los habitantes del cielo. Se nos dice: “El que ofrece sacrificio de alabanza me glorificará.” Presentémonos, pues, con gozo reverente delante de nuestro Creador, con “acciones de gracias y voz de melodía.” Isaías 51; 3 (El Camino a Cristo, 104).

Dios nos ha dado la facultad de elección; a nosotros nos toca ejercitarla. No podemos cambiar nuestros corazones ni dirigir nuestros pensamientos, impulsos y afectos. No podemos hacernos puros, propios para el servicio de Dios. Pero sí podemos escoger el servir a Dios; podemos entregarle nuestra voluntad, y entonces él obrará en nosotros el querer y el hacer según su buena voluntad. Así toda nuestra naturaleza se someterá a la dirección de Cristo.

Mediante el debido uso de la voluntad, cambiará enteramente la conducta. Al someter nuestra voluntad a Cristo, nos aliamos con el poder divino. Recibimos fuerza de lo alto para mantenernos firmes. Una vida pura y noble, de victoria sobre nuestros apetitos y pasiones, es posible para todo el que une su débil y vacilante voluntad a la omnipotente e invariable voluntad de Dios  (El Ministerio de Curación, pp. 131, 132).

Aquellos que tienen un amor genuino hacia Dios, manifestarán un ferviente deseo de conocer su voluntad y de realizarla… El hijo que ama a sus padres manifestará ese amor por una obediencia voluntaria; pero el niño egoísta, desagradecido, trata de hacer tan poco como sea posible por sus padres, en tanto que al mismo tiempo desea gozar de todos los privilegios concedidos a un hijo fiel y obediente. La misma diferencia se ve entre los que profesan ser hijos de Dios. Muchos que saben que son los objetos del amor y cuidado de Dios, y que desean recibir sus bendiciones, no encuentran placer en hacer su voluntad. Consideran los requisitos de Dios para con ellos como una restricción desagradable, sus mandamientos como un yugo gravoso. Pero el que está buscando verdaderamente la santidad del corazón y la vida, se deleita en la ley de Dios, y se lamenta únicamente de que esté tan lejos de cumplir sus requerimientos (Reflejemos a Jesús, p. 88).

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Lección 1 | Jueves 31 de diciembre______________________________________

EL FATÍDICO CANTO DE AMOR (ISA. 5:1–7)

Lee el cántico en los versículos anteriores. ¿Cuál es el significado de esta parábola?

Isaías 5:1-7

1 Ahora cantaré por mi amado el cantar de mi amado a su viña. Tenía mi amado una viña en una ladera fértil. La había cercado y despedregado y plantado de vides escogidas; había edificado en medio de ella una torre, y hecho también en ella un lagar; y esperaba que diese uvas, y dio uvas silvestres. Ahora, pues, vecinos de Jerusalén y varones de Judá, juzgad ahora entre mí y mi viña. ¿Qué más se podía hacer a mi viña, que yo no haya hecho en ella? ¿Cómo, esperando yo que diese uvas, ha dado uvas silvestres? Os mostraré, pues, ahora lo que haré yo a mi viña: Le quitaré su vallado, y será consumida; aportillaré su cerca, y será hollada. Haré que quede desierta; no será podada ni cavada, y crecerán el cardo y los espinos; y aun a las nubes mandaré que no derramen lluvia sobre ella. Ciertamente la viña de Jehová de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá planta deliciosa suya. Esperaba juicio, y he aquí vileza; justicia, y he aquí clamor.

Dios explica el significado de la parábola recién al final, en el versículo 7. Al usar una parábola, ayuda al pueblo a verse objetivamente para admitir su verdadera condición. Dios efectivamente utilizó este enfoque con el rey David (ver 2 Sam. 12:1–13). Al llamarlo “canción de amor” (BLP), Dios revela desde el principio su motivación hacia su pueblo. Su relación con él emana de su carácter, que es amor (1 Juan 4:8). Él espera una respuesta de amor a cambio. Pero, en lugar de “uvas”, obtiene “uvas silvestres”, lo que significa, en hebreo, “cosas apestosas”.

¿Qué quiere decir el Señor en Isaías 5:4 con: “¿Qué más se podía hacer a mi viña, que yo no haya hecho en ella? ¿Cómo, esperando yo que diese uvas, ha dado uvas silvestres?”

Dios dice en los siguientes versículos: “Os mostraré, pues, ahora lo que haré yo a mi viña: Le quitaré su vallado, y será consumida; aportillaré su cerca, y será hollada. Haré que quede desierta; no será podada ni cavada, y crecerán el cardo y los espinos; y aun a las nubes mandaré que no derramen lluvia sobre ella” (Isa. 5:5, 6).

Cuando pecamos, Dios no nos separa inmediatamente de él quitando su protección y destruyéndonos. Pacientemente nos da la oportunidad de aceptar el perdón (ver 2 Ped. 3:9). Él no deshecha a nadie que le responda. Él llama, siempre que haya esperanza para una respuesta. No acepta inmediatamente un No como respuesta, porque sabe que somos ignorantes y que estamos engañados por el pecado. Pero, si sus esfuerzos no llegan a ninguna parte con nosotros, finalmente reconoce nuestra decisión y nos permite seguir siendo como decidimos ser (ver Apoc. 22:11).

Si rechazamos persistentemente las súplicas de Dios mediante su Espíritu, finalmente podemos traspasar el punto de no retorno (Mat. 12:31, 32). Alejarse de Cristo es peligroso (Heb. 6:4–6). Es muy limitado lo que Dios puede hacer, porque respeta nuestra libre elección.

Retoma la idea que se encuentra en Isaías 5:4, sobre “¿Qué más se podía hacer a mi viña?” y contémplala a la luz de la Cruz, donde Dios se ofreció como sacrificio por nuestros pecados, pagando con su carne por nuestra violación a su Ley. ¿Qué más se podría haber hecho por nosotros que lo que hizo allí? ¿Cuánta seguridad de salvación nos da el meditar en la Cruz, que nos motiva a arrepentirnos y cambiar nuestras acciones?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Así Dios había plantado a Israel como una hermosa viña junto a las fuentes de vida. Había colocado a su viña “en un recuesto, lugar fértil. Había cercado, y despedregándola,  y plantádola de vides escogidas”  Isaías 5: 1, 2.

“Esperaba que llevase uvas, y llevó uvas silvestres.” Isaías 5: 2. La gente que vivía en los días de Cristo hacías mas piedad que la que hacían los judíos en los primeros tiempos, pero estaban todavía mas destituidas de las dulces gracias del Espíritu de Dios. Los preciosos frutos del carácter… no se manifestaron en la nación judía.

Dios en su Hijo había estado buscando frutos y no los había encontrado. Israel era un estorbo en la tierra. Su misma existencia era una maldición; pues ocupaba en la viña el lugar que podía haber servido para un árbol fructífero. Despojaba al mundo de las bendiciones que Dios se proponía darle. Los Israelitas habían representado mal a Dios entre las naciones. No eran meramente inútiles, sino un obstáculo decidido. En gran medida su religión descarriaba a la gente, y obraba la ruina en vez de la salvación (Palabras de Vida del Gran Maestro, pp. 169, 170).

Hay demasiado egoísmo. Anhelamos que el yo muera y permanezca escondido en Cristo Jesús, entonces no hablaremos de desánimo ni de dificultades ni de todas esas pequeñeces, sino que hablaremos del gran plan de redención y del poder inigualable de Jesucristo al venir a este mundo para tomar la naturaleza humana sobre sí con el fin de que nosotros, mediante él, podamos ser elevados y obtengamos un lugar a su mano derecha. ¿Qué podría ser más agradable que eso?

Si esto no es suficiente, ¿cuánto más de lo que hizo habría podido hacer el Cielo en favor de la raza caída? ¿Cuánto más de lo que hice, dice Cristo, podría haber hecho yo en favor de mis ovejas? ¿Qué más? ¿Tendrá que abandonarnos? Lo hará, a menos que cambiemos nuestra actitud hacia Dios, porque ya hizo todo lo que podía para salvarnos. Nuestra responsabilidad delante de Dios es proporcional a la luz que hemos recibido. Caminemos en la luz, así como él está en luz… (Exaltad a Jesús, p. 210)

Para la iglesia de Dios, que custodia su viña en la tierra hoy, resultan de un valor especial los mensajes de consejo y admonición dados por los profetas que presentaron claramente el propósito eterno del Señor en favor de la humanidad. En las enseñanzas de los profetas, el amor de Dios hacia la raza perdida y el plan que trazó para salvarla quedan claramente revelados. El tema de los mensajeros que Dios envió a su iglesia a través de los siglos transcurridos fue la historia del llamamiento dirigido a Israel, sus éxitos y fracasos, cómo recobró el favor divino, cómo rechazó al Señor de la viña y cómo el plan secular será realizado por un remanente piadoso en favor del cual se cumplirán todas las promesas del pacto…

Espere Israel en Dios. El Señor de la viña está ahora mismo juntando de entre los hombres de todas las naciones y todos los pueblos los preciosos frutos que ha estado aguardando desde hace mucho. Pronto vendrá a los suyos; y en aquel alegre día se habrá cumplido finalmente su eterno propósito para la casa de Israel. “Días vendrán cuando Jacob echará raíces, florecerá y echará renuevos Israel, y la haz del mundo se henchirá de fruto”. Isaías 27:6  (Profeta y Reyes, pp. 15, 16).

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Viernes 1º de enero | Lección 1___________________________________________

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

En el contexto de Isaías 1:4, Elena de White escribió: “El que pretendía ser el pueblo de Dios se había separado del Eterno, y había perdido su sabiduría y pervertido su entendimiento. No podía ver muy lejos, pues se olvidó de que había sido limpiado de sus antiguos pecados. Se movía inquieta e inseguramente en la oscuridad, procurando borrar de su mente el recuerdo de la libertad, la seguridad y la felicidad que antes había tenido. Se hundieron en toda clase de locuras insolentes y temerarias; se opusieron a las providencias de Dios, y ahondaron la culpa que ya pesaba sobre ellos. Escucharon las acusaciones de Satanás contra el carácter divino, y representaron a Dios como desprovisto de misericordia y perdón” (CBA 4:1.159).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. ¿Cómo puedes “lava[rte]” (Isa. 1:16)? ¿Qué significa esa frase? (Ver Fil. 2:12, 13.)
  2. ¿Cómo adaptó, expandió y aplicó Jesús el canto de amor de la viña? Mateo 21:33–45; Marcos 12:1–12; Lucas 20:9–19. ¿Qué lecciones encontramos en la historia anterior para nosotros, como adventistas del séptimo día?
  3. ¿Cuál es la relación entre el perdón que Dios ofrece y la transformación que realiza en nuestra vida? ¿Qué viene primero, la transformación y luego el perdón, o el perdón y luego la transformación? Y ¿por qué es importante saber qué está primero?
  4. En la cita anterior, Elena de White dice que las personas se opusieron a “las providencias de Dios”. ¿Qué significa eso?

Resumen: Cuando el pueblo de Dios lo olvida y da por sentadas sus bendiciones, él les recuerda que son responsables de su pacto con él. Afortunadamente, señala su condición, les advierte sobre las consecuencias destructivas de abandonar su protección y los insta a permitirle que los sane y los limpie.

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Un pensamiento en “Lección 1 – CRISIS DE IDENTIDAD – Para el 2 de enero de 2021

  1. feliz año mi hermano TONY Dios le siga llenando de Sabiduria y la comparte con nosotros

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