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Lección 3 – CUANDO TU MUNDO SE CAE A PEDAZOS – Para el 16 de enero de 2021

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Lección 3: Para el 16 de enero de 2021

CUANDO TU MUNDO SE CAE A PEDAZOS

Sábado 9 de enero________________________________________________________

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Isaías 7:1–9; 7:10–13; 7:14.

PARA MEMORIZAR:

“Si vosotros no creyereis, de cierto no permaneceréis” (Isa. 7:9).

Un sábado, Connie y Roy estacionaron frente a su casa al volver de la iglesia. Una gallina pigmea pasó volando frenéticamente frente a ellos por el jardín. Algo andaba mal. Se suponía que las aves domésticas debían estar a salvo en su corral, pero habían salido. Tras una investigación rápida, descubrieron que estaban en medio de una tragedia. Beethoven, el perrito del vecino, también había escapado de su patio y estaba al lado del estanque sosteniendo a Daisy con la boca. Daisy era una hermosa gallina ponedora con suaves plumas blancas en la cola. Connie rescató a Daisy, pero ya era demasiado tarde. Su preciosa mascota, ahora con el cuello destrozado, pronto murió en los brazos de Connie. Ella se sentó llorando, con el ave muerta.

Había otra mascota que estaba profundamente conmovida. Un pato alto y blanco llamado Waddlesworth vio que Connie sostenía a Daisy y, al parecer, supuso que ella la había matado, por lo que en las semanas siguientes, cada vez que Waddlesworth veía a Connie, él la atacaba brutalmente, pellizcándola dolorosamente con su fuerte pico. A veces es difícil determinar quiénes son tus amigos y tus enemigos.

Esta semana consideraremos a un rey de Judá que también tuvo este problema, y trataremos de entender por qué se equivocó en sus decisiones.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Cuando su pueblo volvió a sus malos caminos, el Señor permitió que nuevamente lo oprimiesen sus poderosos enemigos los filisteos. Durante muchos años fueron acosados constantemente, y a veces completamente subyugados, por esta nación cruel y belicosa. Habían acompañado a estos idólatras en sus placeres y en su culto, a tal grado que parecían unificados con ellos en espíritu e intereses. Entonces estos pretensos amigos de Israel se trocaron en sus enemigos más acérrimos, y por todos los medios procuraron su completa destrucción.

Como Israel, los cristianos ceden a menudo a la influencia del mundo, y se amoldan a sus principios y costumbres para ganar la amistad de los impíos; pero al fin se verá que estos supuestos amigos son sus enemigos más peligrosos. La Biblia enseña clara y expresamente que no puede haber armonía entre el pueblo de Dios y el mundo. “Hermanos míos, no os maravilléis si el mundo os aborrece.” 1 Juan 3:13. Nuestro Salvador dice: “Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me aborreció antes que a vosotros.” Juan 15:18. Satanás obra por medio de los impíos, bajo el disfraz de una presunta amistad, para seducir a los hijos de Dios y hacerlos pecar, a fin de separarlos de él, y una vez eliminada la defensa de ellos, inducirá a sus agentes a volverse contra ellos y procurar su destrucción (Historia de los patriarcas y profetas, {PP}, pp. 601, 602).

El apóstol nos amonesta: “El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno. Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros”. Romanos 12:9, 10. Es el deseo de Pablo que distingamos entre el amor acendrado y abnegado que es inspirado por el Espíritu de Cristo, y el fingimiento engañoso y carente de sentido que abunda en el mundo. Esta vil falsificación ha hecho desviar a muchas almas. Ella borraría la distinción entre el bien y el mal poniéndose del lado del transgresor en lugar de señalarle fielmente sus errores. Un procedimiento tal nunca brota de una verdadera amistad. El espíritu que lo estimula mora únicamente en el corazón carnal. Aunque el cristiano será siempre bondadoso, compasivo y perdonador, nunca sentirá que está en armonía con el pecado. Aborrecerá el mal y se aferrará a lo que es bueno, a expensas de la asociación o amistad con los infieles. El Espíritu de Dios hará que odiemos el pecado, mientras que a la vez estamos dispuestos a hacer cualquier sacrificio por salvar al pecador (Testimonios para la iglesia, {5TI}, t. 5, p. 160).

¡Cuán leal era la amistad del Salvador por Pedro! ¡Cuán compasiva fue su advertencia! Pero a Pedro lo hirió. Basándose en su suficiencia propia afirmó con toda confianza que jamás haría lo que Cristo le había advertido. “Señor -dijo-, dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte”. Lucas 22:33. Su confianza propia fue su ruina. Tentó a Satanás a que lo tentara, y cayó en la trampa de su mortal enemigo. Cuando Cristo más lo necesitaba se puso de parte del enemigo y negó abiertamente a su Señor…

Los que son conscientes de su debilidad confían en un poder superior. Y mientras miran a Dios, Satanás no tiene poder sobre ellos. Pero los que confían en sí mismos son fácilmente derrotados. Recordemos que si no prestamos atención a las advertencias de Dios, caeremos. Cristo no evitará las heridas de los que se introduzcan por su cuenta en el terreno del enemigo. Deja que el autosuficiente avance impulsado por su supuesta fortaleza, actuando como si supiera más que su Señor. Entonces sobrevienen el sufrimiento y una vida trunca, o tal vez la derrota y la muerte (Cada día con Dios,  {CDCD}, p. 57).

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Lección 3 | Domingo 10 de enero________________________________________

PELIGRO DEL NORTE (ISA. 7:1–9)

¿Qué crisis aterradora enfrentó el rey Acaz al principio de su reinado? 2 Reyes 15:37, 38; 16:5, 6; Isaías 7:1, 2.

2 Reyes 15:37-38

37 En aquel tiempo comenzó Jehová a enviar contra Judá a Rezín rey de Siria, y a Peka hijo de Remalías. 38 Y durmió Jotam con sus padres, y fue sepultado con ellos en la ciudad de David su padre, y reinó en su lugar Acaz su hijo.

2 Reyes 16:5-6

Entonces Rezín rey de Siria y Peka hijo de Remalías, rey de Israel, subieron a Jerusalén para hacer guerra y sitiar a Acaz; mas no pudieron tomarla. En aquel tiempo el rey de Edom recobró Elat para Edom, y echó de Elat a los hombres de Judá; y los de Edom vinieron a Elat y habitaron allí hasta hoy.

Isaías 7:1-2

1 Aconteció en los días de Acaz hijo de Jotam, hijo de Uzías, rey de Judá, que Rezín rey de Siria y Peka hijo de Remalías, rey de Israel, subieron contra Jerusalén para combatirla; pero no la pudieron tomar. Y vino la nueva a la casa de David, diciendo: Siria se ha confederado con Efraín. Y se le estremeció el corazón, y el corazón de su pueblo, como se estremecen los árboles del monte a causa del viento.

El reino norteño de Israel (Efraín) y el de Siria (Aram) se unieron contra el país más pequeño de Judá, al sur. Esto sucedió cuando Judá se debilitó por los ataques de los edomitas y los filisteos. En el pasado, Judá había luchado contra Israel, pero una alianza entre Israel y Siria presentaba un peligro abrumador. Al parecer, Israel y Siria querían obligar a Judá a participar con ellos de una coalición contra el extraordinario poder de Tiglat-pileser III, de Asiria (llamado “Pul” en 2 Rey. 15:19), quien seguía amenazándolos con su imperio en expansión. Israel y Siria habían dejado de lado su larga lucha mutua en vista de un peligro mayor. Si lograban conquistar a Judá e instalar un gobernante títere allí (Isa. 7:5, 6), podrían usar sus recursos y su mano de obra.

¿Cuál fue la solución de Acaz cuando su mundo se estaba desmoronando? 2 Reyes 16:7–9; 2 Crónicas 28:16.

2 Reyes 16:7–9

Entonces Acaz envió embajadores a Tiglat-pileser rey de Asiria, diciendo: Yo soy tu siervo y tu hijo; sube, y defiéndeme de mano del rey de Siria, y de mano del rey de Israel, que se han levantado contra mí. Y tomando Acaz la plata y el oro que se halló en la casa de Jehová, y en los tesoros de la casa real, envió al rey de Asiria un presente. Y le atendió el rey de Asiria; pues subió el rey de Asiria contra Damasco, y la tomó, y llevó cautivos a los moradores a Kir, y mató a Rezín.

2 Crónicas 28:16

16 En aquel tiempo envió a pedir el rey Acaz a los reyes de Asiria que le ayudasen.

En lugar de reconocer que Dios era el único amigo que podía rescatarlos a él y a su país, Acaz trató de hacer buenas migas con Tiglat-pileser III, el enemigo de sus enemigos. El rey asirio con gusto accedió a su pedido de ayuda contra Siria e Israel. Tiglat-pileser no solo recibió un rico soborno de Acaz, sino también tuvo una buena excusa para tomar rápidamente a Siria (2 Rey. 16:9). El poder de la alianza sirio-israelita se rompió. A corto plazo, parecía que Acaz había salvado a Judá.

Sin embargo, esta acción por parte de Acaz no debería sorprendernos. Había sido uno de los peores reyes que gobernó Judá hasta ese momento. (Ver 2 Rey. 16:3, 4; 2 Crón. 28:2–4.)

Cuando leemos acerca de cómo era Acaz, llegamos a entender por qué reaccionó ante el peligro como lo hizo. ¿Qué lección podemos extraer para nuestro ámbito personal? Si no estamos obedeciendo al Señor ahora, ¿qué nos hace pensar que tendremos fe para confiar en él cuando lleguen las verdaderas pruebas? (Ver Sant. 2:22; Jer. 12:5.)

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Si Acaz y los hombres principales de su reino hubiesen sido fieles siervos del Altísimo, no se habrían amedrentado frente a una alianza tan antinatural como la que se había formado contra ellos. Pero las repetidas transgresiones los habían privado de fuerza. Dominados por el espanto sin nombre que sentían al pensar en los juicios retributivos de un Dios ofendido, “estremeciósele el corazón, y el corazón de su pueblo, como se estremecen los árboles del monte a causa del viento.” Isaías 7:2. En esta crisis, llegó la palabra del Señor a Isaías para ordenarle que se presentase ante el tembloroso rey y le dijese:

“Guarda, y repósate; no temas, ni se enternezca tu corazón. … Por haber acordado maligno consejo contra ti el Siro, con Ephraim y con el hijo de Remalías, diciendo: Vamos contra Judá, y la despertaremos, y la partiremos entre nosotros, y pondremos en medio de ella … rey, … el Señor Jehová dice así: No subsistirá, ni será.” El profeta declaró que el reino de Israel y el de Siria acabarían pronto, y concluyó: “Si vosotros no creyereis, de cierto no permaneceréis.” Vers. 4-7, 9…

Pero prefiriendo apoyarse en el brazo de la carne, procuró la ayuda de los paganos. Desesperado, avisó así a Tiglath-pileser, rey de Asiria: “Yo soy tu siervo y tu hijo: sube, y defiéndeme de mano del rey de Siria, y de mano del rey de Israel, que se han levantado contra mí.” 2 Reyes 16:7. La petición iba acompañada por un rico presente sacado de los tesoros del rey y de los alfolíes del templo.

La ayuda pedida fue enviada, y el rey Acaz obtuvo alivio momentáneo, pero ¡cuánto costó a Judá! (Profetas y reyes, {PR}, pp. 242, 243).

En verano, al mirar a los árboles del bosque lejano, todos arropados con un hermoso manto de verdor, es posible que no podamos distinguir entre los árboles de hojas perennes y las demás especies. Pero cuando se acerca el invierno, y el rey de la escarcha los aprisiona en su helado abrazo, despojando a los otros árboles de su hermoso follaje, las especies de hoja perenne se disciernen con facilidad. Tal ocurrirá con todos los que andan en humildad, desconfiados de sí mismos, pero asiéndose temblorosamente de la mano de Cristo. En tanto que los que confían en sí mismos, y dependen de su propia perfección de carácter, pierden su falso manto de justicia cuando son expuestos a las tormentas de la prueba, los que son verdaderamente justos y con sinceridad aman y temen a Dios, lucen el manto de la justicia de Cristo tanto en la prosperidad como en la adversidad (La edificación del carácter, {ECFP}, p. 9).

No se adquiere en un momento el valor, la fortaleza, la fe y la confianza implícita en el poder de Dios para salvarnos. Estas gracias celestiales se adquieren por la experiencia de años. Por una vida de santo esfuerzo y de firme adhesión a lo recto, los hijos de Dios… [sellan] su destino (Testimonios para la iglesia, {5TI}, t. 5, p. 198).

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Lunes 11 de enero | Lección 3____________________________________________

INTENTO DE INTERCEPCIÓN (ISA. 7:3–9)

Mientras Acaz sopesaba sus opciones políticas para enfrentar la amenaza de Israel y Siria, Dios sabía algunas cosas que el rey no sabía. Por un lado, fue Dios quien permitió que le sobrevinieran problemas para disciplinarlo y hacerlo volver en sí (2 Crón. 28:5, 19). Además, aunque pedir ayuda a Tiglat-pileser parecía lógico y atractivo desde el punto de vista humano, Dios sabía que pondría el reino davídico de Judá bajo un dominio extranjero.

Los riesgos eran asombrosamente altos. Entonces, el Señor envió a Isaías a interceptar al rey (aparentemente, cuando estaba inspeccionando el suministro de agua de Jerusalén en preparación para un asedio) con la intención de persuadirlo de que no consultara al líder asirio.

¿Por qué dijo el Señor a Isaías que llevara a su hijo, Sear-jasub, con él (Isa. 7:3)?

Isaías 7:3

Entonces dijo Jehová a Isaías: Sal ahora al encuentro de Acaz, tú, y Sear-jasub tu hijo, al extremo del acueducto del estanque de arriba, en el camino de la heredad del Lavador,

Acaz se sorprendió cuando Isaías lo saludó y le presentó a su hijo, llamado “Un remanente volverá”. ¿Remanente de quién? ¿Volverá de qué? Debido a que el padre del niño era profeta, el nombre sonaba como un mensaje ominoso de Dios acerca de gente que era llevada en cautiverio. ¿O se trataba de volver a Dios en el sentido de arrepentirse (el verbo “volver” también conlleva el significado de arrepentimiento)? El mensaje de Dios a Acaz era: ¡Significa lo que tú hagas que signifique! Arrepiéntete de tus pecados o irás en cautiverio, y del cautiverio regresará un remanente. ¡La decisión es tuya!

El mensaje de Dios ¿cómo abordó la situación del rey? Isaías 7:4–9.

Isaías 7:4–9

y dile: Guarda, y repósate; no temas, ni se turbe tu corazón a causa de estos dos cabos de tizón que humean, por el ardor de la ira de Rezín y de Siria, y del hijo de Remalías. Ha acordado maligno consejo contra ti el sirio, con Efraín y con el hijo de Remalías, diciendo: Vamos contra Judá y aterroricémosla, y repartámosla entre nosotros, y pongamos en medio de ella por rey al hijo de Tabeel. Por tanto, Jehová el Señor dice así: No subsistirá, ni será. Porque la cabeza de Siria es Damasco, y la cabeza de Damasco, Rezín; y dentro de sesenta y cinco años Efraín será quebrantado hasta dejar de ser pueblo. Y la cabeza de Efraín es Samaria, y la cabeza de Samaria el hijo de Remalías. Si vosotros no creyereis, de cierto no permaneceréis.

La amenaza de Siria e Israel pasaría, y Judá se salvaría. A la vista de Dios, las potencias que a Acaz le parecían enormes volcanes humeantes eran solo “dos cabos de tizón que humean” (Isa. 7:4). No era necesario que Acaz pidiera ayuda a Asiria.

Pero, para tomar la decisión correcta, Acaz necesitaba confiar en el Señor y en sus promesas. Necesitaba creer para poder permanecer (Isa. 7:9). Las palabras “creer” y “permanecer” provienen de la misma raíz hebrea, de donde también proviene la palabra “verdad” (lo que es confiable) y la palabra Amén (afirmar lo que es verdadero/confiable). Acaz necesitaba estar seguro para asegurarse; necesitaba confiar para ser confiable.

Presta atención a la última parte de Isaías 7:9. ¿Por qué tener fe y creer son tan importantes para “permanecer”? ¿Permanecer en qué?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Hay una ciencia del cristianismo que debe ser conocida a fondo, y que es tanto más profunda, amplia y alta que cualquier ciencia humana cuanto son más altos los cielos que la tierra. La mente debe ser disciplinada, educada y formada, pues hemos de servir a Dios de un modo que no congenia con nuestras inclinaciones naturales. Hemos de vencer las tendencias al mal, que hemos heredado y cultivado. Muchas veces hay que prescindir por completo de la educación y la preparación de toda una vida para aprender en la escuela de Cristo. Nuestro corazón debe recibir educación para llegar a ser firme en Dios. Debemos contraer hábitos de pensar que nos capaciten para resistir a la tentación. Debemos aprender a mirar hacia arriba. Debemos comprender, en todo cuanto ellos atañen a nuestra vida diaria, los principios de la Palabra de Dios, que son tan elevados como el cielo y tan abarcantes como la eternidad. Cada acto, cada palabra y cada pensamiento deben concordar con esos principios. Todos deben ser puestos en armonía con Cristo y en sujeción a él (El ministerio de curación, {MC}, p. 359).

Toda verdadera obediencia proviene del corazón. La de Cristo procedía del corazón. Y si nosotros consentimos, se identificará de tal manera con nuestros pensamientos y fines, amoldará de tal manera nuestro corazón y mente en conformidad con su voluntad, que cuando le obedezcamos estaremos tan sólo ejecutando nuestros propios impulsos. La voluntad, refinada y santificada, hallará su más alto deleite en servirle. Cuando conozcamos a Dios como es nuestro privilegio conocerle, nuestra vida será una vida de continua obediencia. Si apreciamos el carácter de Cristo y tenemos comunión con Dios, el pecado llegará a sernos odioso (El Deseado de todas las gentes, {DTG}, p. 621).

Los que están tratando de tranquilizar una conciencia culpable con la idea de que pueden cambiar su mala conducta cuando quieran, de que pueden jugar con las invitaciones de la misericordia, y todavía seguir siendo impresionados, lo hacen por su propia cuenta y riesgo. Ponen toda su influencia del lado del gran rebelde, y creen que en un momento de suma necesidad, cuando el peligro los rodee, podrán cambiar de jefe sin dificultad. Pero esto no puede realizarse tan fácilmente. La experiencia, la educación, la práctica de una vida de pecaminosa complacencia, amoldan tan completamente el carácter que impiden recibir entonces la imagen de Jesús. Si la luz no hubiese alumbrado su senda, su situación habría sido diferente. La misericordia podría interponerse, y darles oportunidad de aceptar sus ofrecimientos; pero después que la luz haya sido rechazada y menospreciada durante mucho tiempo será, por fin, retirada (Historia de los patriarcas y profetas, {PP}, p. 274).

Dios anhela que sus siervos conozcan su propio corazón. Para que éstos puedan darse cuenta a ciencia cierta de su situación, el Señor permite que se vean sometidos al fuego de la aflicción, y así se purifiquen. Las pruebas de la vida son los divinos artesanos destinados a eliminar las impurezas, debilidades y asperezas de nuestro carácter, con el propósito de prepararnos para gozar de la sociedad de los purísimos ángeles celestiales en gloria… El fuego no nos consumirá, sino que eliminará la escoria y saldremos purificados siete veces, ostentando el sello de la Divinidad (Mi vida hoy, p. 94).

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Lección 3 | Martes 12 de enero___________________________________________

OTRA OPORTUNIDAD (ISA. 7:10-13)

Acaz no respondió al llamado de fe de Isaías. Entonces, misericordiosamente Dios dio otra oportunidad al rey, diciéndole que pidiera una señal “ya sea de abajo en lo profundo, o de arriba en lo alto” (Isa. 7:11). Esta es una de las mayores invitaciones a la fe que se haya dado a un ser humano. A diferencia de las loterías o las rifas, Dios no impuso restricciones con letra chica. Dios ni siquiera limitó su oferta a la mitad de su reino, como lo hacían los gobernantes humanos cuando alcanzaban el umbral máximo de su generosidad (ver Est. 5:6; 7:2; Mar. 6:23). ¡Estaba dispuesto a vaciar todo el cielo y la Tierra para un rey malvado, si tan solo creía! Como señal, Acaz podría haber pedido una montaña de oro o tantos soldados como granos de arena hay en el Mediterráneo.

¿Por qué respondió Acaz de esa manera (Isa. 7:12)?

Isaías 7:12

12 Y respondió Acaz: No pediré, y no tentaré a Jehová.

A primera vista, la respuesta de Acaz parece piadosa y respetuosa: no pondría a Dios a prueba, como lo habían hecho los israelitas siglos antes, durante su peregrinaje por el desierto (Éxo. 17:2; Deut. 6:16). Pero, la diferencia era que Dios invitó al rey a ponerlo a prueba (comparar con Mal. 3:10). Le hubiese agradado que aceptara su regalo tremendamente generoso; no pondría a prueba la paciencia de Dios. Pero Acaz ni siquiera estaba dispuesto a permitir que Dios lo ayudara a creer. Cerró totalmente la puerta de su corazón para no dejar entrar la fe.

Lee Isaías 7:13. ¿Qué está queriendo decir Isaías aquí?

Isaías 7:13

13 Dijo entonces Isaías: Oíd ahora, casa de David. ¿Os es poco el ser molestos a los hombres, sino que también lo seáis a mi Dios?

Isaías recalca que, al negarse a poner a Dios a prueba, aparentemente para evitar cansar a Dios, efectivamente Acaz cansó a Dios. Pero, el aspecto más preocupante de este versículo es el hecho de que aquí Isaías se refiere a “mi Dios”, en claro contraste con Isaías 7:11, donde el profeta le pidió al rey que pidiera una señal de Jehová “tu Dios”. Cuando Acaz rechazó el ofrecimiento divino, rechazó que Jehová fuese su Dios. Jehová era el Dios de Isaías, pero no de Acaz.

¿Qué nos enseña la lección de este día acerca de la paciencia y la voluntad de Dios para darnos la salvación a todos? ¿Qué nos dice también acerca de la ceguera y la dureza del corazón humano cuando no se rinde completamente al Señor? Al final, incluso si Dios le hubiera dado a Acaz alguna señal que él hubiese deseado, ¿crees que Acaz habría creído? Explica tu respuesta.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Acudamos a la Palabra de Dios en busca de dirección. Busquemos un “así dice Jehová.” Ya hemos tenido bastantes métodos humanos. Una mente educada únicamente en la ciencia mundana no podrá comprender las cosas de Dios; pero la misma mente, convertida y santificada, verá el poder divino de la Palabra. Únicamente la mente y el corazón que hayan sido purificados por la santificación del Espíritu pueden discernir las cosas celestiales.

Hermanos, en el nombre del Señor, os llamo a despertaros y a ver vuestro deber. Entregad vuestros corazones al poder del Espíritu Santo y ellos serán hechos susceptibles a las enseñanzas de la Palabra. Entonces podréis discernir las cosas profundas de Dios.

¡Quiera Dios poner a su pueblo bajo las profundas influencias de su Espíritu y despertarlo para que vea su peligro, y se prepare para lo que está por sobrevenir a la tierra! (Obreros evangélicos, {OE}, p. 325).

“El hombre ve lo que aparece, mas el Señor ve el corazón,” el corazón humano con sus encontradas emociones de gozo y de tristeza, el extraviado y caprichoso corazón, morada de tanta impureza y engaño. El Señor conoce sus motivos, sus mismos intentos y designios. Id a El con vuestra alma manchada tal cual está. Como el salmista, abrid sus cámaras al ojo que todo lo ve, exclamando: “¡Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón: ensáyame, y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí algún camino malo, y guíame en el camino eterno!” Salmo 139: 23, 24…

Cuando veáis la enormidad del pecado, cuando os veáis como sois en realidad, no os entreguéis a la desesperación, pues a los pecadores es a quienes Cristo vino a salvar. No tenemos que reconciliar a Dios con nosotros, sino que—¡oh maravilloso amor!—“Dios estaba en Cristo, reconciliando consigo mismo al mundo.” Por su tierno amor está atrayendo a sí los corazones de sus hijos errantes. Ningún padre según la carne podría ser tan paciente con las faltas y los yerros de sus hijos, como lo es Dios con aquellos a quienes trata de salvar. Nadie podría argüir más tiernamente con el pecador. Jamás enunciaron los labios humanos invitaciones más tiernas que las dirigidas por El al extraviado. Todas sus promesas, sus amonestaciones, no son sino la expresión de su amor inefable (El camino a Cristo, {CC}, pp. 34, 35).

Por naturaleza somos egoístas y tercos. Pero si aprendemos las lecciones que Cristo desea darnos, nos haremos partícipes de su naturaleza, y de entonces en adelante viviremos su vida. El ejemplo admirable de Cristo, la incomparable ternura con que compartía los sentimientos de los demás, llorando con los que lloraban, regocijándose con los que se regocijaban, deben ejercer honda influencia en el carácter de los que le siguen con sinceridad. Con palabras y actos bondadosos tratarán de allanar el camino para los pies cansados…

En derredor nuestro hay almas afligidas. En cualquier parte podemos encontrarlas. Busquémoslas y digámosles una palabra oportuna que las consuele. Seamos siempre canales por donde fluyan las refrigerantes aguas de la compasión (El ministerio de curación, {MC}, p. 115).

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Miércoles 13 de enero | Lección 3________________________________________

SEÑAL DE UN HIJO (ISA. 7:14)

El ofrecimiento de una señal “ya sea de abajo en lo profundo, o de arriba en lo alto” (Isa. 7:11) no conmovió a Acaz. Entonces, cuando Dios afirma que él mismo dará una señal (Isa. 7:14), suponemos que esta tendrá dimensiones asombrosas, que solo la imaginación divina podría concebir (comparar con Isa. 55:9; 1 Cor. 2:9).

¿Quién es la mujer y quién es su Hijo?

En ninguna parte el Antiguo Testamento indica el cumplimiento de esta importante señal, como lo había hecho con las señales dadas a otros, como Gedeón (Juec. 6:36-40). Por ende, estos son algunos de los posibles cumplimientos, basados solo en el Antiguo Testamento:

  1. Debido a que la expresión “mujer joven” se refiere a una joven en edad de casarse, muchos suponen que es una mujer casada que vive en Jerusalén, tal vez la esposa de Isaías. Isaías 8:3 registra el nacimiento de un hijo de Isaías con “la profetisa” (refiriéndose a su esposa, cuyos mensajes proféticos consistían, al menos, en sus hijos; comparar con Isa. 7:3; 8:18). Sin embargo, este hijo se llamaba Maher-salal-hasbaz (Isa. 8:1–4), no Emanuel. No obstante, las señales de los dos niños son similares por el hecho de que antes de tener edad suficiente para elegir entre el bien o el mal Siria e Israel del norte quedarían devastados (Isa. 7:16; 8:4).
  2. Algunos sugieren que Emanuel es Ezequías, hijo de Acaz, quien llegó a ser el próximo rey. Pero en ninguna parte se le aplica el nombre Emanuel.
  3. Debido a que Emanuel es un tanto misterioso y su nombre, comúnmente traducido “Dios con nosotros”, se refiere a la presencia de Dios, podría ser el mismo que el Hijo especial profetizado en Isaías 9 y 11. De ser así, la descripción exaltada y divinal (Isa. 9:6) y “la raíz de Isaí” (Isa. 11:10) sobrepasan todo lo que podría atribuirse incluso al buen rey Ezequías.
  4. Un nacimiento natural de una mujer soltera en edad de casarse supondría un hijo ilegítimo, por causa de la promiscuidad ilegal (ver Deut. 22:20, 21). ¿Por qué Dios se referiría a un niño así como una señal para inspirar fe?

En contraposición, el Nuevo Testamento identifica a Jesús como Emanuel (Mat. 1:21–23), que nació en forma milagrosa y pura de una virgen soltera, pero comprometida. Jesús también es el Hijo divino (Isa. 9:6; Mat. 3:17) y el “vástago” y la “raíz” de Isaí (Isa. 11:1, 10; Apoc. 22:16). Quizás un “Emanuel” anterior, cuyo desarrollo le demostró a Acaz la exactitud de los cumplimientos proféticos, se convirtió en un precursor de Cristo. No lo sabemos.

Medita sobre la realidad de la venida de Cristo a la humanidad. ¿Qué tipo de consuelo nos puede dar esta realidad en medio de lo que parece un mundo frío?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Por su vida y su muerte, Cristo logró aun más que restaurar lo que el pecado había arruinado. Era el propósito de Satanás conseguir una eterna separación entre Dios y el hombre; pero en Cristo llegamos a estar más íntimamente unidos a Dios que si nunca hubiésemos pecado. Al tomar nuestra naturaleza, el Salvador se vinculó con la humanidad por un vínculo que nunca se ha de romper. A través de las edades eternas, queda ligado con nosotros. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito.” Lo dio no sólo para que llevase nuestros pecados y muriese como sacrificio nuestro; lo dio a la especie caída. Para asegurarnos los beneficios de su inmutable consejo de paz, Dios dio a su Hijo unigénito para que llegase a ser miembro de la familia humana, y retuviese para siempre su naturaleza humana. Tal es la garantía de que Dios cumplirá su promesa. “Un niño nos es nacido, hijo nos es dado; y el principado sobre su hombro”… En Cristo, la familia de la tierra y la familia del cielo están ligadas. Cristo glorificado es nuestro hermano. El cielo está incorporado en la humanidad, y la humanidad, envuelta en el seno del Amor Infinito (El Deseado de todas las gentes, {DTG}, p. 17).

“Emanuel, Dios con nosotros”, esto es todo para nosotros. ¡Qué cimiento para nuestra fe! ¡Qué esperanza de inmortalidad infunde el alma del creyente! Dios con nosotros en Cristo Jesús, para acompañarnos a cada paso que damos durante el viaje rumbo al cielo. El Espíritu Santo con nosotros, como consolador y guía en medio de nuestra perplejidad, para aliviar nuestros pesares, para protegernos en la tentación. “¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios!”…

Desde que Jesús vino a morar con nosotros, sabemos que Dios conoce nuestras pruebas y simpatiza con nuestros pesares. Cada hijo e hija de Adán puede comprender que nuestro Hacedor es el amigo de los pecadores (Mi vida hoy, p. 299).

Cuanto más pensamos acerca de Cristo convirtiéndose en un bebé sobre la tierra, tanto más admirable parece este tema. ¿Cómo podía ser que el niño indefenso del pesebre de Belén siguiera siendo el divino Hijo de Dios?…

Al contemplar la encarnación de Cristo en la humanidad, quedamos atónitos frente a un misterio insondable que la mente humana no puede comprender. Mientras más reflexionamos acerca de él, más extraordinario nos parece. ¡Cuán vasto es el contraste entre la divinidad de Cristo y el impotente bebecito del pesebre de Belén! ¿Cómo se puede medir la diferencia que hay entre el Dios todopoderoso y un niño impotente? Sin embargo el Creador de los mundos, Aquel en quien moraba la plenitud de la Deidad corporalmente, se manifestó en el desvalido bebé del pesebre. ¡Incomparablemente más elevado que todos los ángeles, igual al Padre en dignidad y gloria, y sin embargo vestido con la ropa de la humanidad! La divinidad y la humanidad se hallaban combinadas misteriosamente, y el hombre y Dios fueron uno solo. En esta unión es donde encontramos la esperanza de la raza caída (Exaltad a Jesús, {EJ}, p. 69).

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Lección 3 | Jueves 14 de enero__________________________________________

¡“DIOS ESTÁ CON NOSOTROS”! (ISA. 7:14)

Al igual que el nombre de los hijos de Isaías (Sear-jasub, “Un remanente volverá”; y Maher-salal-hasbaz, que significa “El despojo se apresura, la presa se precipita”), el nombre Emanuel tiene un significado. Es literalmente “con nosotros, Dios”. Pero la traducción comúnmente aceptada “Dios con nosotros” pasa por alto algo importante. Al igual que con otros nombres hebreos de este tipo que carecen de verbos, se debe proveer el verbo “estar”, porque no se expresa en hebreo. Entonces, Emanuel debe traducirse “Dios está con nosotros” (comparar con las mismas palabras en Isa. 8:10), así como el nombre “Jesús” (en griego, y abreviado del hebreo Yehoshua, o Joshua) significa “El Señor es salvación”, con el verbo nuevamente expreso (comparar con Isaías, que significa “salvación de Jehová”).

Pero el nombre “Emanuel” no es solo una descripción abstracta; es una aseveración de una promesa que se cumple ahora: “Dios está con nosotros”.

¿Cuál es el significado de la promesa de que Dios está con nosotros?

No hay mayor seguridad ni consuelo. Dios no promete que su pueblo no sufrirá dificultades ni dolor, pero promete estar con él. El salmista dice: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento” (Sal. 23:4).

“Dios dice: ‘Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti’ (Isa. 43:1, 2).

“¿Dónde estaba el Señor cuando los babilonios arrojaron al fuego a los tres amigos de Daniel? Con ellos (Dan. 3:23-25). Y ¿dónde estaba el Señor durante el tiempo de angustia de Jacob, cuando luchó hasta el amanecer? En los brazos de Jacob, lo más cerca que pudo llegar (Gén. 32:24-30).

“Aunque el Señor no se presente en forma física en la Tierra, atraviesa las experiencias de su pueblo junto a él. ¿Dónde estaba el Señor cuando la multitud condenó a Esteban? ‘De pie, a la derecha de Dios’ (Hech. 7:55, NVI). Pero, cuando Jesús ascendió al cielo, ‘se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas’ (Heb. 1:3). ¿Por qué se puso de pie cuando Esteban estaba en problemas, a punto de morir apedreado? Como dijo Morris Venden, ‘¡Jesús no iba a soportar eso sentado!’ ” (R. Gane, God’s Faulty Heroes, p. 66).

Aunque tenemos la promesa de que “Dios está con nosotros”, ¿cuál es la diferencia, si aún enfrentamos terribles pruebas y sufrimientos? ¿Cuán bien nos hace saber que contamos con su presencia? Explica tu respuesta.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Como un pastor terrenal conoce sus ovejas, así el divino Pastor conoce su rebaño, esparcido por el mundo. “Y vosotras, ovejas mías, ovejas de mi pasto, hombres sois, y yo vuestro Dios, dice el Señor Jehová.” Jesús dice: “Te puse nombre, mío eres tú.” “He aquí que en las palmas te tengo esculpida.” (Ezequiel 34:31; Isaías 43:1; 49:16).

Jesús nos conoce individualmente, y se conmueve por el sentimiento de nuestras flaquezas. Nos conoce a todos por nombre. Conoce la casa en que vivimos, y el nombre de cada ocupante. Dio a veces instrucciones a sus siervos para que fueran a cierta calle en cierta ciudad, a tal casa, para hallar a una de sus ovejas.

Cada alma es tan plenamente conocida por Jesús como si fuera la única por la cual el Salvador murió. Las penas de cada uno conmueven su corazón. El clamor por auxilio penetra en su oído. El vino para atraer a todos los hombres a sí. Los invita: “Seguidme,” y su Espíritu obra en sus corazones para inducirlos a venir a él. Muchos rehúsan ser atraídos. Jesús conoce quiénes son. Sabe también quiénes oyen alegremente u llamamiento y están listos para colocarse bajo su cuidado pastoral. El dice: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen.” Cuida a cada una como si no hubiera otra sobre la haz de la tierra (El Deseado de todas las gentes, {DTG}, p. 445).

Cuando la dificultad nos sobreviene, con cuánta frecuencia somos como Pedro. Miramos las olas en vez de mantener nuestros ojos fijos en el Salvador. Nuestros pies resbalan, y las orgullosas aguas sumergen nuestras almas. Jesús no le había pedido a Pedro que fuera a él para perecer; él no nos invita a seguirle para luego abandonarnos. “No temas—dice,—porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. Cuando pasares por las aguas, yo seré contigo; y por los ríos, no te anegarán. Cuando pasares por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. Porque yo Jehová Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador”. Isaías 43:1-3.

Jesús leía el carácter de sus discípulos. Sabía cuán intensamente había de ser probada su fe. En este incidente sobre el mar, deseaba revelar a Pedro su propia debilidad, para mostrarle que su seguridad estaba en depender constantemente del poder divino. En medio de las tormentas de la tentación, podía andar seguramente tan sólo si, desconfiando totalmente de sí mismo, fiaba en el Salvador. En el punto en que Pedro se creía fuerte, era donde era débil; y hasta que pudo discernir su debilidad no pudo darse cuenta de cuánto necesitaba depender de Cristo. Si él hubiese aprendido la lección que Jesús trataba de enseñarle en aquel incidente sobre el mar, no habría fracasado cuando le vino la gran prueba (El Deseado de todas las gentes, {DTG}, p. 345).

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Viernes 15 de enero | Lección 3__________________________________________

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

‘Llamarás su nombre Emanuel […] Dios con nosotros’. ‘La luz del conocimiento de la gloria de Dios’ se ve ‘en el rostro de Jesucristo’. Desde los días de la eternidad, el Señor Jesucristo era uno con el Padre; era ‘la imagen de Dios’, la imagen de su grandeza y majestad, ‘el resplandor de su gloria’. Él vino a este mundo para manifestar esa gloria. Vino a esta Tierra oscurecida por el pecado para revelar la luz del amor de Dios; para ser ‘Dios con nosotros’. Por tanto, fue profetizado de él: ‘Lo llamará Emanuel’ ” (DTG 11).

“Habría convenido al reino de Judá que Acaz recibiese este mensaje como proveniente del Cielo. Pero, prefiriendo apoyarse en el brazo de la carne, buscó la ayuda de los paganos. Desesperado, avisó así a Tiglatpileser, rey de Asiria: ‘Yo soy tu siervo y tu hijo; sube, y defiéndeme de mano del rey de Siria, y de mano del rey de Israel, que se han levantado contra mí (2 Rey. 16:7). La petición iba acompañada por un rico presente sacado de los tesoros del rey y de los alfolíes del Templo” (PR 243).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. Cuando estás en el proceso de tomar una decisión, ¿es apropiado pedir a Dios una señal? ¿Cuáles son, posiblemente, los peligros intrínsecos de hacer algo así?
  2. Es bueno contar con ayuda humana, pero ¿cómo reconoces los límites?
  3. El autor ruso León Tolstói escribió a un amigo diciendo que: “Una vez que un hombre se da cuenta de que la muerte es el final de todo, entonces tampoco hay nada peor que la vida”. El hecho de saber que “Dios está con nosotros”, ¿qué respuesta presenta ante esa declaración?

Resumen: Dios llevó al infiel rey Acaz a circunstancias en las que tuvo que tomar una decisión difícil: creer o no creer, esta es la cuestión. Aunque el Señor le ofreció darle cualquier señal que se le pudiera ocurrir, se negó a permitir que Dios le mostrara una razón para creer. En cambio, eligió como “amigo” al rey de Asiria.

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Un pensamiento en “Lección 3 – CUANDO TU MUNDO SE CAE A PEDAZOS – Para el 16 de enero de 2021

  1. Disculpe, pero cuando estaba el pastor Tony, aprendía porque colocaba comentarios contextualizados y los sustentaba, se le extraña… por favor, desearía saber de la situación del pastor, pues lo que publican y me envían, también los encuentro en otras páginas…
    Con el pastor aprendí a estudiar y movió mi inquietud y mis ansias de comprender, le estoy muy agradecido que… hasta ahora, como ya no obtengo comentarios del pastor Tony, buscó en el internet con poco acierto, pero busco…
    En un principio por vanagloriarme descargaba los comentarios, pero ahora preciso una guia que no encuentro ni en pastor, ni otro miembro de iglesia…

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