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Lección 2 – LA CAÍDA – Para el 9 de abril de 2022

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LECCIONES FUTURAS DE ESCUELA SABÁTICA

Año

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2o Trimestre

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2022

Hebreos Génesis En el Crisol con Cristo El Estado de los Muertos

2023

Mayordomía El Mensaje de los Tres Ángeles Efesios Norma Cultural y Mente Misionera de Personajes Bíblicos*

2024

Salmos El Gran Conflicto Marcos Juan

2025

Amor y Justicia en la Biblia Como Estudiar la Profecía y la Inspiración Éxodo Como Permanecer en Relación con Dios

2026

Colosenses – Filipenses Religión en el Mercado** Josué El Espíritu de Profecía

2027

1 & 2 de Corintios Mayordomía Eclesiología Ezequiel

* Bible Characters as Counter Cultural and Mission Minded

** Religion in the Market Place


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Lección 2: Para el 9 de abril de 2022

LA CAÍDA

Sábado 2 de abril____________________________________________________________

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Génesis 3; 2 Corintios 11:3; Apocalipsis 12:7–9; Juan 8:44; Romanos 16:20; Hebreos 2:14; 1 Timoteo 2:14, 15.

PARA MEMORIZAR:

“Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar” (Gén. 3:15).

En medio de todo lo que Dios les había dado a nuestros primeros padres en el Edén, también había una advertencia: “De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Gén. 2:16, 17). Esta advertencia en contra de comer del árbol del conocimiento del bien y del mal (Gén. 2:16, 17) nos muestra que, aunque debían conocer el bien, no debían conocer el mal.

Sin duda entendemos por qué, ¿verdad?

Y, además, se cumpliría la advertencia de muerte adjunta a la admonición sobre la desobediencia (Gén. 2:17): ellos morirían (Gén. 3:19). No solo se les prohibió comer del árbol, sino además fueron expulsados del Jardín del Edén (Gén. 3:24) y, por lo tanto, como pecadores, no tuvieron acceso a lo que podría haberles dado eterna vida (Gén. 3:22).

Sin embargo, en medio de esta tragedia surge la esperanza, que se encuentra en Génesis 3:15, llamada el protoevangelio, o “la primera promesa evangélica”. Sí, este versículo presenta la primera promesa evangélica que se encuentra en la Biblia; la primera vez que se le dice a la humanidad que, a pesar de la Caída, Dios ha abierto una vía de escape para todos nosotros.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Cuando nuestros primeros padres fueron colocados en el bello jardín del Edén, fueron probados en su lealtad a Dios. Estaban en libertad de elegir servir a Dios, o por la desobediencia aliarse con el enemigo de Dios y del hombre.

A Adán y a Eva se les permitió participar de cada árbol del huerto, con excepción de uno. Había una sola prohibición. El árbol prohibido era tan atrayente y hermoso como cualquiera de los árboles del huerto. Se lo llamó el árbol del conocimiento, porque al participar de ese árbol, del cual Dios había dicho «no comerás» (Génesis 2:17), tendrían un conocimiento del pecado y experimentarían la desobediencia (A fin de conocerle, p. 16).

Es imposible explicar el origen del pecado y dar razón de su existencia. Sin embargo, se puede comprender suficientemente lo que atañe al origen y a la disposición final del pecado, para hacer enteramente manifiesta la justicia y benevolencia de Dios en su modo de proceder contra todo mal. Nada se enseña con mayor claridad en las Sagradas Escrituras que el hecho de que Dios no fue en nada responsable de la introducción del pecado en el mundo, y de que no hubo retención arbitraria de la gracia de Dios, ni error alguno en el gobierno divino que dieran lugar a la rebelión. El pecado es un intruso, y no hay razón que pueda explicar su presencia. Es algo misterioso e inexplicable; excusarlo equivaldría a defenderlo. Si se pudiera encontrar alguna excusa en su favor o señalar la causa de su existencia, dejaría de ser pecado. La única definición del pecado es la que da la Palabra de Dios: «El pecado es transgresión de la ley»; es la manifestación exterior de un principio en pugna con la gran ley de amor que es el fundamento del gobierno divino (El conflicto de los siglos, p. 484).

El amor se despierta únicamente por el amor. El conocer a Dios es amarle; su carácter debe ser manifestado en contraste con el carácter de Satanás. En todo el universo había un solo ser que podía realizar esta obra. Únicamente Aquel que conocía la altura y la profundidad del amor de Dios, podía darlo a conocer. Sobre la obscura noche del mundo, debía nacer el Sol de justicia, «trayendo salud eterna en sus alas». Malaquías 4:2.

El plan de nuestra redención no fue una reflexión ulterior, formulada después de la caída de Adán. Fue una revelación «del misterio que por tiempos eternos fue guardado en silencio». Romanos 16:25 Fue una manifestación de los principios que desde edades eternas habían sido el fundamento del trono de Dios. Desde el principio, Dios y Cristo sabían de la apostasía de Satanás y de la caída del hombre seducido por el apóstata. Dios no ordenó que el pecado existiese, sino que previo su existencia, e hizo provisión para hacer frente a la terrible emergencia. Tan grande fue su amor por el mundo, que se comprometió a dar a su Hijo unigénito «para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna». Juan 3:16 (El Deseado de todas las gentes, p. 13).


Domingo 3 de abril___________________________________________________________

LA SERPIENTE

Lee Génesis 3:1; 2 Corintios 11:3; y Apocalipsis 12:7 al 9. ¿Quién es la serpiente y cómo engaña a Eva?

Génesis 3:1

1 Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?

2 Corintios 11:3

Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo.

Apocalipsis 12:7-9

Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.

El texto comienza con “la serpiente”. La sintaxis de la frase sugiere énfasis: la palabra “serpiente” es la primera palabra de la oración. Además, “la serpiente” tiene el artículo definido, lo que indica que se trata de una figura conocida, como si el lector ya supiera quién es. La realidad de este ser se confirma, así, desde la primera palabra del capítulo.

Por supuesto, las Escrituras identifican a la serpiente como el enemigo de Dios (Isa. 27:1) y lo llaman explícitamente “diablo y Satanás” (Apoc. 12:9). Asimismo, en el antiguo Cercano Oriente la serpiente personificaba el poder del mal.

“Para conseguir lo que quería y pasar inadvertido, Satanás escogió como medio a la serpiente, un disfraz bien adaptado para su proyecto de engaño. La serpiente era en aquel entonces uno de los seres más sabios y bellos de la Tierra. Tenía alas, y cuando volaba por los aires presentaba una apariencia deslumbradora, con el color y el brillo del oro bruñido” (PP 36).

Al hablar del diablo, en cualquiera de sus formas, la Biblia no se refiere a una mera metáfora. Las Escrituras representan a Satanás como un ser literal, no solo como un símbolo retórico o un principio abstracto para describir el mal o el lado oscuro de la humanidad.

La serpiente no se presenta a sí misma como enemiga de Dios; al contrario, la serpiente hace referencia a las palabras de Dios, que ella repite y parece apoyar (aunque las tergiversa). Es decir, desde el principio, podemos ver que a Satanás le gusta citar a Dios y, como veremos más adelante, incluso cita la Palabra de Dios (Mat. 4:6).

Fíjate también que la serpiente no discute inmediatamente con la mujer, sino que hace una pregunta que implica que cree en lo que el Señor les ha dicho. Al fin y al cabo, preguntó: “¿Conque Dios os ha dicho: […]?” (Gén. 3:1). Por ende, incluso desde el principio podemos ver cuán astuto y engañoso era este ser. Y, como veremos, su estrategia también funcionó.

Si Satanás pudo engañar a una Eva sin pecado en el Edén, ¿cuánto más vulnerables somos nosotros? ¿Cuál es nuestra mejor defensa contra sus engaños?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

El pecado tuvo su origen en el egoísmo. Lucifer, el querubín protector, deseó ser el primero en el cielo. Trató de dominar a los seres celestiales, apartándolos de su Creador, y granjearse su homenaje. Para ello, representó falsamente a Dios, atribuyéndole el deseo de ensalzarse. Trató de investir al amante Creador con sus propias malas características. Así engañó a los ángeles. Así sedujo a los hombres. Los indujo a dudar de la palabra de Dios, y a desconfiar de su bondad. Por cuanto Dios es un Dios de justicia y terrible majestad, Satanás los indujo a considerarle como severo e inexorable. Así consiguió que se uniesen con él en su rebelión contra Dios, y la noche de la desgracia se asentó sobre el mundo (El Deseado de todas las gentes, p. 13).

El tentador [le] afirmó [a Eva] que jamás llegaría a cumplirse la divina advertencia; que les fue hecha meramente para intimidarlos.

Tal ha sido la labor que Satanás ha llevado adelante con gran éxito, desde los días de Adán hasta el presente. Tienta a los hombres a desconfiar del amor de Dios y a dudar de su sabiduría. Constantemente pugna por despertar en los seres humanos un espíritu de curiosidad irreverente, un inquieto e inquisitivo deseo de penetrar en los inescrutables secretos del poder y la sabiduría de Dios. En sus esfuerzos por escudriñar aquello que Dios tuvo a bien ocultarnos, muchos pasan por alto las verdades eternas que nos ha revelado y que son esenciales para nuestra salvación (Conflicto y valor, p. 15).

Dios ha declarado que el único medio de seguridad para el hombre es la completa obediencia a todas sus palabras. No debemos intentar el experimento de probar el mal camino, con todos sus resultados. Esto traerá debilidad mediante la desobediencia. El plan de Dios era dar al hombre claridad de visión en toda su obra…

Después de la caída Cristo se convirtió en el instructor de Adán. Actuó en lugar de Dios para con la humanidad, salvando a la raza de la muerte inmediata. Tomó sobre sí el oficio de mediador. A Adán y Eva se les concedió un tiempo de prueba para volver a su lealtad, y en este plan se abarcó a toda su posteridad.

Sin la expiación del Hijo de Dios no podría haber habido comunicación de bendición o salvación de Dios al hombre. Dios estaba celoso por el honor de su ley. La transgresión de la misma había causado una terrible separación entre Dios y el hombre. A Adán, en su inocencia, se le otorgaba comunión directa, libre y feliz con su Hacedor. Después de su transgresión, Dios se comunicará con el hombre solo mediante Cristo y los ángeles (Conflicto y valor, p. 20).


Lunes 4 de abril_____________________________________________________________

EL FRUTO PROHIBIDO

Lee Génesis 2:16 y 17; y 3:1 al 6 (ver además Juan 8:44). Compara las palabras del mandamiento de Dios a Adán con las palabras de la serpiente a la mujer. ¿Cuáles son las diferencias entre los discursos y cuál es el significado de estas diferencias?

Génesis 2:16-17

16 Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; 17 mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.

Génesis 3:1-6

1 Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.

Juan 8:44

44 Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.

Observa los paralelismos entre la conversación de Dios con Adán (Gén. 2:16, 17) y la conversación de Eva con la serpiente. Es como si la serpiente hubiera reemplazado a Dios y supiera incluso más que él. Al principio, simplemente hizo una pregunta, dando a entender que la mujer quizás había entendido mal a Dios. Pero, después Satanás cuestionó abiertamente las intenciones de Dios, e incluso lo contradijo.

El ataque de Satanás atañe a dos cuestiones: la muerte y el conocimiento del bien y del mal. A pesar de que Dios indicó en forma clara y enfática que la muerte sería segura si desobedecían (Gén. 2:17), Satanás, al contrario, dijo que no morirían, lo que implicaba que los seres humanos eran inmortales (Gén. 3:4). En tanto que Dios prohibió a Adán comer del fruto (Gén. 2:17), Satanás los animó a comer de él porque al comerlo serían como Dios (Gén. 3:5).

Los dos argumentos de Satanás, la inmortalidad y el ser como Dios, convencieron a Eva de que comiera el fruto. Resulta preocupante que en cuanto la mujer decidió desobedecer a Dios y comer del fruto prohibido se comportara como si Dios ya no estuviera presente y ella misma lo hubiese reemplazado. El texto bíblico alude a este cambio de personalidad. Eva utiliza el lenguaje de Dios; la evaluación de Eva del fruto prohibido: “vio […] que era bueno” (Gén. 3:6), lo que recuerda la evaluación de Dios de su Creación: “vio […] que era bueno” (Gén 1:4, 10, etc.).

Estas dos tentaciones, la de ser inmortal y la de ser como Dios, son el origen de la idea de la inmortalidad en las religiones griegas y egipcias antiguas. El deseo de inmortalidad, que creían que era un atributo divino, obligaba a estas personas a buscar también el estatus divino para adquirirla (eso esperaban). De manera subrepticia, esta forma de pensar se infiltró en las culturas judeocristianas y ha dado origen a la creencia de la inmortalidad del alma, que existe aún hoy en muchas iglesias.

Piensa en todas las creencias que existen en la actualidad que enseñan que hay algo inherentemente inmortal en todos nosotros. ¿Cuán poderosa es la protección que nos brinda nuestra interpretación de la naturaleza humana y del estado de los muertos contra este engaño peligroso?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Con cuán intenso interés observó todo el universo el conflicto que había de decidir la posición de Adán y Eva. Cuán atentamente escucharon los ángeles las palabras de Satanás… ¡Cuán ansiosamente esperaron para ver si la santa pareja sería engañada por el tentador y se rendiría a sus artificios! Se preguntaban, ¿entregará a Satanás la santa pareja su fe y amor al Padre y al Hijo? ¿Aceptarán su falsedad como verdad?

Adán y Eva se persuadieron de que un asunto tan pequeño como comer del fruto del árbol prohibido no podría resultar en una consecuencia tan terrible como Dios había declarado. Pero ese asunto pequeño era el pecado, la transgresión de la inmutable y santa ley de Dios, y abría las compuertas de la muerte y de indecibles penalidades para nuestro mundo… No estimemos al pecado como algo trivial (A fin de conocerle, p. 16).

Los ángeles habían prevenido a Eva que tuviese cuidado de no separarse de su esposo mientras este estaba ocupado en su trabajo cotidiano en el huerto; estando con él correría menos peligro de caer en tentación que estando sola. Pero distraída en sus agradables labores, inconscientemente se alejó del lado de su esposo… Muy pronto se encontró extasiada, mirando con curiosidad y admiración el árbol prohibido. El fruto era bello, y se preguntaba por qué Dios se lo había vedado. Esa fue la oportunidad de Satanás. Como discerniendo sus pensamientos, se dirigió a ella diciendo: «¿Conque Dios os ha dicho: ¿No comáis de todo árbol del huerto?»…

Eva creyó realmente las palabras de Satanás, pero esta creencia no la salvó de la pena del pecado. No creyó en las palabras de Dios, y esto la condujo a su caída. En el juicio final, los hombres no serán condenados porque creyeron concienzudamente una mentira, sino porque no creyeron la verdad, porque descuidaron la oportunidad de aprender la verdad (Conflicto y valor, p. 15).

El pueblo de Dios debería estar en condiciones de enfrentar [a Satanás], como nuestro Salvador, con las palabras: «Escrito está». Satanás puede citar ahora las Escrituras como en los días de Cristo, y pervertirá sus enseñanzas para apoyar sus engaños. Pero las claras afirmaciones de la Biblia serán armas poderosas en todo conflicto.

Los que quieran estar en condiciones de resistir en los momentos de peligro, necesitan comprender el testimonio de las Escrituras con respecto a la naturaleza del hombre y al estado de los muertos, porque en un futuro cercano muchos tendrán que enfrentar a espíritus de demonios mientras representan a parientes o amigos amados, y declaran las más peligrosas herejías. Esos visitantes apelarán a nuestras más tiernas simpatías y obrarán milagros para sostener sus pretensiones. Debemos estar preparados para hacerles frente con la verdad bíblica de que los muertos nada saben, y de que los que aparecen son espíritus de demonios.

Satanás se ha estado preparando hace mucho tiempo para la ofensiva final que va a lanzar con el fin de engañar al mundo. Puso el fundamento de su obra cuando le dijo a Eva en el Edén: «No moriréis… el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal». Génesis 3:4, 5. Poco a poco ha preparado el camino para su obra maestra de engaño: el desarrollo del espiritismo (La historia de la redención, pp. 417, 418).


Martes 5 de abril____________________________________________________________

ESCONDERSE DE LA PRESENCIA DE DIOS

Lee Génesis 3:7 al 13. ¿Por qué Adán y Eva sintieron la necesidad de esconderse de Dios? ¿Por qué Dios preguntó: “¿Dónde estás tú?” ¿Cómo buscaron Adán y Eva justificar su comportamiento?

Génesis 3:7-13

Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales. Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? 10 Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. 11 Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol del que yo te mandé no comieses? 12 Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí. 13 Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí.

Después de pecar, Adán y Eva se sintieron desnudos porque perdieron sus vestiduras de gloria, que reflejaban la presencia de Dios (ver Sal. 8:5; comparar con Sal. 104:1, 2). La imagen de Dios se vio afectada por el pecado. El verbo “hacer, en la frase “se hicieron delantales” (Gén. 3:7), hasta ahora se aplicaba solo a Dios el Creador (Gén. 1:7, 16, 25, etc.). Es como si reemplazaran al Creador mientras intentaban cubrir su pecado, un acto que Pablo denuncia como justificación por obras (Gál. 2:16).

Cuando Dios se acerca, les hace la pregunta retórica “¿Dónde estás tú?” (Gén. 3:9), el mismo tipo de pregunta que Dios le hará a Caín (Gén. 4:9). Por supuesto, Dios conocía las respuestas a las preguntas. Formuló esas preguntas para beneficio de los culpables, para ayudarlos a darse cuenta de lo que habían hecho y, al mismo tiempo, llevarlos al arrepentimiento y la salvación. Desde el momento en que la humanidad pecó, el Señor estuvo obrando para su salvación y redención.

Por cierto, todo el contexto refleja la idea de un juicio investigador, que comienza con el Juez que interroga al culpable (Gén. 3:9) con el fin de prepararlo para la sentencia (Gén. 3:14-19). Pero también lo hace para guiar al arrepentimiento, que finalmente conducirá a la salvación (Gén. 3:15). Esta es una temática que vemos en toda la Biblia.

Al principio, como es muy común entre los pecadores, Adán y Eva intentan evadir la acusación, buscando culpar a los demás. A la pregunta de Dios, Adán responde que la mujer que Dios le dio fue la responsable (Gén. 3:12), ella lo llevó a hacerlo. Fue culpa de ella (e, implícitamente, también de Dios), no de él.

Eva responde que fue la serpiente quien la engañó. El verbo hebreo nashá’, “engañar” (en Gén. 3:13), significa dar falsas esperanzas a las personas y hacerles creer que están haciendo lo correcto (2 Rey. 19:10; Isa. 37:10; Jer. 49:16).

Adán culpa a la mujer, diciendo que ella le dio el fruto (hay algo de verdad en esto), y Eva culpa a la serpiente, diciendo que la engañó (también hay algo de verdad en esto). Pero, en definitiva, ambos eran culpables.

¿Intentar culpar a otros por lo que han hecho? ¿Por qué es tan fácil para nosotros caer en la misma trampa?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

La ropa blanca de la inocencia era llevada por nuestros primeros padres cuando fueron colocados por Dios en el santo Edén. Ellos vivían en perfecta conformidad con la voluntad de Dios. Toda la fuerza de sus afectos era dada a su Padre celestial. Una hermosa y suave luz, la luz de Dios, envolvía a la santa pareja. Este manto de luz era un símbolo de sus vestiduras espirituales de celestial inocencia. Si hubieran permanecido fieles a Dios, habría continuado envolviéndolos. Pero cuando entró el pecado, rompieron su relación con Dios, y la luz que los había circuido se apartó. Desnudos y avergonzados, procuraron suplir la falta de los mantos celestiales cosiendo hojas de higuera para cubrirse.

Esto es lo que los transgresores de la ley de Dios han hecho desde el día en que Adán y Eva desobedecieron. Han cosido hojas de higuera para cubrir la desnudez causada por la transgresión. Han usado los mantos de su propia invención; mediante sus propias obras han tratado de cubrir sus pecados y hacerse aceptables a Dios.

Pero esto no pueden lograrlo jamás. El hombre no puede idear nada que pueda ocupar el lugar de su perdido manto de inocencia. Ningún manto hecho de hojas de higuera, ningún vestido común a la usanza mundana, podrán emplear aquellos que se sienten con Cristo y los ángeles en la cena de las bodas del Cordero.

Únicamente el manto que Cristo mismo ha provisto puede hacernos dignos de aparecer ante la presencia de Dios. Cristo colocará este manto, esta ropa de su propia justicia sobre cada alma arrepentida y creyente (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 252, 253).

Los mejores esfuerzos que pueda hacer el hombre con su propio poder son ineficaces para responder ante la ley santa y justa que ha transgredido, pero mediante la fe en Cristo puede demandar la justicia del Hijo de Dios como plenamente suficiente. Cristo satisfizo las demandas de la ley en su naturaleza humana. Llevó la maldición de la ley por el pecador, hizo expiación para él a fin de que cualquiera que cree en él, no se pierda sino tenga vida eterna. La fe genuina se apropia de la justicia de Cristo y el pecador es hecho vencedor con Cristo, pues se lo hace participante de la naturaleza divina, y así se combinan la divinidad y la humanidad (Mensajes selectos, t. 1, p. 426).

[A]penas Adán y Eva incurrieron en pecado, empezaron a recriminarse mutuamente. Esta será la actitud inevitable de la naturaleza humana, siempre que no sea gobernada por la gracia de Cristo.

Cuando los hombres alientan ese espíritu acusador no se contentan con señalar lo que suponen es un defecto de su hermano. Si no logran por medios moderados inducirlo a hacer lo que ellos consideran necesario, recurrirán a la fuerza. En cuanto les sea posible, obligarán a los hombres a conformarse a su concepto de lo justo. Esto es lo que hicieron los judíos en los tiempos de Cristo y lo que ha hecho la iglesia cada vez que se apartó de la gracia de Cristo. Al verse desprovista del poder del amor, buscó el brazo fuerte del estado para imponer sus dogmas y ejecutar sus decretos. En esto estriba el secreto de todas las leyes religiosas que se hayan dictado y de toda persecución, desde los tiempos de Abel hasta nuestros días (El discurso maestro de Jesucristo, pp. 107, 108).


Miércoles 6 de abril__________________________________________________________

EL DESTINO DE LA SERPIENTE

“Pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu simiente y la de ella; su simiente te aplastará la cabeza, pero tú le morderás el talón” (Gén. 3:15, NVI). ¿Qué es esto que le dijo el Señor a la serpiente, y qué esperanza está implícita en estos versículos?

Dios comienza su juicio con la serpiente porque ella es quien inició todo el drama. La serpiente también es el único ser maldecido en esta narración.

Llegamos aquí a una especie de “reversión” de la Creación. Mientras que la Creación dio paso a la vida, el aprecio por lo bueno y las bendiciones, el Juicio conduce a la muerte, el mal y las maldiciones, pero también a la esperanza y la promesa de salvación. Junto a la lúgubre imagen de la serpiente aplastada que se come el polvo (Gén. 3:14), brilla la esperanza de la salvación de la humanidad, que surge en forma de profecía. Aun antes de las condenaciones de Adán y de Eva, que vendrán después, el Señor les presenta la esperanza de la redención (Gén. 3:15). Sí, han pecado; sí, sufrirán a causa de su pecado; y sí, ellos también morirán a causa de los pecados. No obstante, a pesar de todo eso, existe la esperanza suprema, la esperanza de la salvación.

Compara Génesis 3:15 con Romanos 16:20; Hebreos 2:14; y Apocalipsis 12:17. ¿Cómo se revelan el plan de salvación y el Gran Conflicto en estos pasajes?

Génesis 3:15

15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.

Romanos 16:20

20 Y el Dios de paz aplastará en breve a Satanás bajo vuestros pies. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros.

Hebreos 2:14

14 Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo,

Apocalipsis 12:17

17 Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.

Observa los paralelismos entre Génesis 3:15 y Apocalipsis 12:17: el dragón (serpiente) enfurecido (enemistad); la simiente (descendencia); y entre la mujer del Edén y la mujer de Apocalipsis 12:17, la batalla (el Gran Conflicto) que se trasladó al Edén, con la Caída, continuará hasta el tiempo del fin. Sin embargo, la promesa de la derrota de Satanás ya se dio en el Edén, en el sentido de que su cabeza será aplastada, un tema revelado más explícitamente en Apocalipsis, que describe su muerte final (Apoc. 20:10). Es decir, desde el principio, a la humanidad se le dio la esperanza de que habría una salida del terrible caos que surgió del conocimiento del mal, una esperanza de la que todos podemos participar ahora mismo.

¿Por qué es tan reconfortante ver que en el mismo Edén, donde comenzó el pecado y la maldad en la Tierra, el Señor comenzó a revelar el plan de salvación?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Puesto que la serpiente había sido el instrumento de Satanás, compartiría con él la pena del juicio divino. Después de ser la más bella y admirada criatura del campo, iba a ser la más envilecida y detestada de todas, temida y odiada tanto por el hombre como por los animales. Las palabras dichas a la serpiente se aplican directamente al mismo Satanás y señalan su derrota y destrucción final: «Y enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar».

Esta sentencia, pronunciada en presencia de nuestros primeros padres, fue una promesa para ellos. Mientras predecía la lucha entre el hombre y Satanás, declaraba que el poder del gran adversario sería finalmente destruido (Historia de los patriarcas y profetas, p. 42, 54).

Ningún alma es ganada para Cristo. sin que el tentador sea derrotado, y quebrantada la cabeza de la serpiente. Esto aumentará la malicia del adversario a una actividad mayor… Alarmado porque está perdiendo su presa, Satanás primero tratará de engañar, y luego de oprimir y perseguir. Hombres malos, reprochados por el precepto y el ejemplo de aquellos que acuden a la luz de la verdad bíblica, se convertirán en agentes del gran adversario de las almas, y no dejarán sin probar ningún medio para alejarlas de su fidelidad a Dios, e inducirlas a abandonar la estrecha senda de la santidad.

Pero ninguno necesita alarmarse ni atemorizarse. La promesa de Dios es que, si son fieles a sus principios, si obedecen y creen en los requerimientos de Dios, serán miembros de la familia real, hijos del Rey celestial. Tienen la seguridad de tener a su servicio a las huestes del cielo, y de salir victoriosos a través de los méritos de Cristo, y son más que vencedores a través del que los amó (Nuestra elevada vocación, p. 91).

[Durante la segunda muerte] Satanás y sus ángeles sufrieron largo tiempo. Sobre Satanás pesaba no solo el castigo de sus propios pecados sino también el de todos los de la hueste redimida, que habían sido puestos sobre él. Además, debía sufrir por la ruina de las almas a quienes engañara. Después vi que Satanás y toda la hueste de los impíos estaban consumidos y satisfecha la justicia de Dios. La cohorte angélica y los santos redimidos exclamaron en alta voz: «iAmén!»

Dijo el ángel: «Satanás es la raíz, y sus hijos son las ramas. Ya están consumidos raíz y ramas. Han muerto de una muerte eterna. Nunca resucitarán y Dios tendrá un universo limpio». Entonces miré y vi que el mismo fuego que había consumido a los malos quemaba los escombros y purificaba la tierra. Volví a mirar, y vi la tierra purificada. No quedaba la más leve señal de maldición. La quebrada y desigual superficie de la tierra era ya una dilatada planicie. Todo el universo de Dios estaba limpio y había terminado para siempre la gran controversia (Primeros escritos, p. 295).


Jueves 7 de abril____________________________________________________________

EL DESTINO DE LA HUMANIDAD

Lee Génesis 3:15 al 24. Como resultado de la Caída, ¿qué pasó con Adán y Eva?

Génesis 3:15-24

15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. 16 A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti. 17 Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. 18 Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. 19 Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás. 20 Y llamó Adán el nombre de su mujer, Eva, por cuanto ella era madre de todos los vivientes. 21 Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió. 22 Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre. 23 Y lo sacó Jehová del huerto de Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado. 24 Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida.

Mientras que el juicio de Dios sobre la serpiente se identifica explícitamente como una maldición (Gén. 3:14), no es así con el juicio de Dios sobre la mujer y el hombre. La única vez que la palabra “maldición” se vuelve a utilizar, se aplica solo a la “tierra” (Gén. 3:17). Es decir, Dios tenía otros planes para el hombre y la mujer, en contraste con la serpiente. Se les ofreció una esperanza que no se le ofreció a la serpiente.

Como el pecado de la mujer se debe a su vinculación con la serpiente, el versículo que describe el juicio de Dios sobre la mujer estaba relacionado con el juicio de la serpiente. Génesis 3:16 no solo viene inmediatamente después de Génesis 3:15, sino además los paralelismos entre las dos profecías indican claramente que la profecía acerca de la mujer en Génesis 3:16 debe leerse en relación con la profecía mesiánica de Génesis 3:15. Por lo tanto, el juicio de Dios sobre la mujer, incluida la maternidad, debe entenderse en la perspectiva positiva de la salvación (comparar con 1 Tim. 2:14, 15).

Como el pecado del hombre se debe a que escuchó a la mujer en lugar de escuchar a Dios, la tierra de la que fue tomado el hombre es maldecida (Gén. 3:17). Como resultado, el hombre tendrá que trabajar duro (Gén. 3:17-19), y finalmente “volver” a la tierra de donde viene (Gén. 3:19); algo que nunca debería haber sucedido, y que nunca fue parte del plan original de Dios.

Es importante señalar que, frente a este panorama desesperado de muerte, Adán dirige su atención a la mujer, donde ve la esperanza de vida mediante su alumbramiento (Gén. 3:20). Es decir, incluso en medio de la sentencia de muerte, ve la esperanza de la vida.

Mientras tanto, como cualquier padre amoroso, Dios solo hubiese querido el bien para ellos, no el mal. Pero ahora que conocían el mal, Dios iba a hacer todo lo posible para salvarlos. Por ello, aun en medio de estos juicios, nuestros primeros padres no perdieron todas las esperanzas, a pesar de su abierta y flagrante desobediencia a Dios; aunque ellos, que realmente vivían en el Paraíso, no tenían absolutamente ninguna razón para dudar de Dios, de las palabras de Dios ni de su amor por ellos.

Aunque tendemos a pensar que el “conocimiento” en sí es bueno, ¿por qué no siempre es así? ¿Cuáles son algunas de las cosas que es mejor que no sepamos?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Adán había gozado el compañerismo de Dios y de los santos ángeles. Había contemplado la gloria del Creador. Comprendía el elevado destino que aguardaba al linaje humano si los hombres permanecían fieles a Dios. Sin embargo, se olvidó de todas estas bendiciones ante el temor de perder el don que apreciaba más que todos los demás. El amor, la gratitud y la lealtad al Creador, todo fue sofocado por amor a Eva. Ella era parte de sí mismo, y Adán no podía soportar la idea de una separación. No alcanzó a comprender que el mismo Poder infinito que lo había creado del polvo de la tierra y hecho de él un ser viviente de hermosa forma y que, como demostración de su amor, le había dado una compañera, podía muy bien proporcionarle otra. Adán resolvió compartir la suerte de Eva; si ella debía morir, él moriría con ella (Historia de los patriarcas y profetas, p. 40).

Cuando Dios creó al hombre lo hizo señor de toda la tierra y de cuantos seres la habitaban. Mientras Adán hubiese permanecido leal a Dios, toda la naturaleza hubiera estado bajo su señorío. Pero cuando se rebeló contra la ley divina, las criaturas inferiores se rebelaron contra su dominio. Así el Señor, en su gran misericordia, quiso enseñar al hombre la santidad de su ley e inducirle a ver por su propia experiencia el peligro de hacerla a un lado, aun en lo más mínimo.

La vida de trabajo y cuidado, que en lo sucesivo sería el destino del hombre, le fue asignada por amor a él. Era una disciplina que su pecado había hecho necesaria para frenar la tendencia a ceder a los apetitos y las pasiones y para desarrollar hábitos de dominio propio. Era parte del gran plan de Dios para rescatar al hombre de la ruina y la degradación del pecado (Conflicto y valor, p. 18).

Cuando Adán y Eva se dieron cuenta de cuán exaltada y santa es la ley de Dios, cuya transgresión requería un sacrificio tan costoso para salvarlos de la ruina junto con su posteridad, rogaron que se les permitiera morir o que sus descendientes experimentaran el castigo de su transgresión, antes que el amado Hijo de Dios hiciera un sacrificio tan grande. La angustia de Adán iba en aumento. Se dio cuenta de que sus pecados eran de tal magnitud que implicaban terribles consecuencias. ¿Cómo podía ser posible que el tan honrado Comandante celestial, que había caminado y conversado con él cuando gozaba de santa inocencia, a quien los ángeles honraban y adoraban, fuera depuesto de su exaltada posición para morir por causa de su pecado?…

El Padre no podía abolir ni modificar un solo precepto de su ley para adaptarla a la condición caída del ser humano. Pero el Hijo de Dios, que junto con el Padre había creado al hombre, podía ofrecer por este una expiación que el Señor podía aceptar, mediante el don de su vida en sacrificio, para recibir sobre sí la ira de su Padre. Los ángeles informaron a Adán que así como su transgresión había acarreado muerte y ruina, la vida y la inmortalidad aparecerían como resultado del sacrificio de Cristo (La historia de la redención, p. p. 48, 49).


Viernes 8 de abril____________________________________________________________

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

Considera la conexión entre “el árbol de la vida” y “el árbol de la ciencia del bien y del mal”. El hecho de que ambos estén ubicados “en medio del huerto” (Gén. 2:9) ya sugiere que hay una relación entre ellos. Pero hay más que solo una relación geográfica entre los dos árboles. Debido a que los seres humanos tomaron el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal, desobedecieron a Dios; perdieron el acceso al árbol de la vida y no pudieron vivir para siempre, al menos en este estado. Esta conexión es la base de un principio profundo. Las decisiones morales y espirituales tienen un impacto en la vida biológica, como Salomón le dijo a su hijo: “Hijo mío, no te olvides de mi ley, y tu corazón guarde mis mandamientos; porque largura de días y años de vida y paz te aumentarán” (Prov. 3:1, 2). Esta conexión vuelve a aparecer en la futura Jerusalén celestial, donde solo el árbol de la vida está presente “en medio de la calle de la ciudad” (Apoc. 22:2).

“Cuando Dios creó a Eva, quiso que no fuera ni inferior ni superior al hombre, sino que en todo fuese su igual. La santa pareja no debía tener intereses independientes; sin embargo, cada uno poseía individualidad para pensar y obrar. Pero, después del pecado de Eva, como ella fue la primera en desobedecer, el Señor le dijo que Adán dominaría sobre ella. Debía estar sujeta a su esposo, y esto era parte de la maldición. En muchos casos, esta maldición ha hecho muy penosa la suerte de la mujer, y ha transformado su vida en una carga. Al ejercer un poder arbitrario, el hombre ha abusado en muchos respectos de la superioridad que Dios le dio. La Sabiduría infinita ideó el plan de la redención que sometió a la especie humana a una segunda prueba, dándole una nueva oportunidad” (TI 3:531).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. Dios confrontó a Adán en el Edén y le hizo preguntas no solo para determinar su culpa, sino también para llevarlo al arrepentimiento. Esta temática vuelve a aparecer con Caín (Gén. 4:9, 10), el Diluvio (Gén. 6:5-8), la torre de Babel (Gén. 11:5) y Sodoma y Gomorra (Gén. 18:21). ¿Cómo se revela la idea de un juicio investigador en estos incidentes?
  2. ¿Por qué Eva pensó que comer del árbol del conocimiento del bien y del mal le daría sabiduría? ¿Cómo podríamos evitar, en nuestro contexto, cometer un error similar; es decir, desafiar abiertamente la Palabra de Dios con la esperanza de algo “mejor” que lo que Dios nos ha ofrecido?

COMENTARIO DEL VIDEO

Lección 2: Para el 9 de abril de 2022
LA CAÍDA

Sábado 2 de abril

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Génesis 3; 2 Corintios 11:3; Apocalipsis
12:7–9; Juan 8:44; Romanos 16:20; Hebreos 2:14; 1 Timoteo 2:14, 15.

PARA MEMORIZAR:

“Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya;
ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar” (Gén. 3:15).

En medio de todo lo que Dios les había dado a nuestros primeros padres en el
Edén, también había una advertencia: “De todo árbol del huerto podrás comer;
mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que
de él comieres, ciertamente morirás” (Gén. 2:16, 17). Esta advertencia en contra de
comer del árbol del conocimiento del bien y del mal (Gén. 2:16, 17) nos muestra
que, aunque debían conocer el bien, no debían conocer el mal.
Sin duda entendemos por qué, ¿verdad?

Y, además, se cumpliría la advertencia de muerte adjunta a la admonición
sobre la desobediencia (Gén. 2:17): ellos morirían (Gén. 3:19). No solo se les pro-
hibió comer del árbol, sino además fueron expulsados del Jardín del Edén (Gén.
3:24) y, por lo tanto, como pecadores, no tuvieron acceso a lo que podría haberles
dado eterna vida (Gén. 3:22).

Sin embargo, en medio de esta tragedia surge la esperanza, que se encuentra
en Génesis 3:15, llamada el protoevangelio, o “la primera promesa evangélica”.
Sí, este versículo presenta la primera promesa evangélica que se encuentra en
la Biblia; la primera vez que se le dice a la humanidad que, a pesar de la Caída,
Dios ha abierto una vía de escape para todos nosotros.

DIOS NO TIENE NADA QUE VER CON EL PECADO

“Nada se enseña con mayor claridad en las Sagradas Escrituras que el hecho de que Dios no fue en nada responsable de la introducción del pecado en el mundo, y de que ninguna suspensión arbitraria de la gracia de Dios, ni ningún error en el gobierno divino hayan dado lugar a la rebelión. El pecado es un intruso, y no hay razón que pueda explicar su presencia. Es algo misterioso e inexplicable; excusarlo equivaldría a defenderlo. Si se pudiera encontrar alguna excusa en su favor o señalar la causa de su existencia, dejaría de ser pecado.”—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 546, 547.

“En el cumplimiento final del juicio se verá que no existe causa para el pecado. Cuando el Juez de toda la tierra pregunte a Satanás: ‘¿Por qué te has rebelado contra mí y me has arrebatado los súbditos de mi reino?’ el autor del mal no podrá dar ninguna disculpa. Toda boca será cerrada y todas las huestes rebeldes quedarán mudas…. (La Fe por la cual Vivo 73.3)

“El mal se insinuó con Lucifer, el cual se rebeló contra el gobierno de Dios. Antes de su caída, era el querubín cubridor, notable por su excelencia. Dios lo hizo bueno y hermoso y muy semejante a la Deidad misma.”—The S.D.A. Bible Commentary 4:1163.FV 68.2

“El pecado tuvo su origen en el egoísmo. Lucifer, el querubín protector, deseó ser el primero en el cielo. Trató de dominar a los seres celestiales, apartándolos de su Creador, y granjearse para sí su homenaje. Para ello, representó falsamente a Dios, atribuyéndole el deseo de ensalzarse. Trató de investir al amante Creador con sus propias malas características.”—El Deseado de Todas las Gentes, 17

“Lucifer sentía envidia y celos de Jesucristo. Sin embargo, cuando todos los ángeles se inclinaban ante Jesús reconociendo su supremacía, autoridad superior y gobierno justiciero, también se inclinaba Lucifer con ellos; pero su corazón estaba lleno de envidia y odio.”—Testimonios Selectos 2:14.

“Satanás cayó porque ambicionó ser igual a Dios. Deseaba participar en los consejos y propósitos divinos, de los cuales estaba excluido, porque, como ser creado, era incapaz de comprender la sabiduría del Infinito. fue este orgullo ambicioso el que lo indujo a la rebelión, y por este mismo medio trata de causar la ruina del hombre.”—Testimonies for the Church 5:702

El poder central de la tierra le pertenece a un demonio. Su trono está en medio del mundo, donde tendría que haber estado el trono de Dios. Recibe el apoyo de la iglesia que se ha amoldado al mundo, y que está transgrediendo la santa ley de Dios.

—Carta 78, del 20 de enero de 1900, dirigida al Hno. Haysmer y Sra. (Cada Día con Dios – 20 de Enero).

| Lección 2
Domingo 3 de abril

LA SERPIENTE

Lee Génesis 3:1; 2 Corintios 11:3; y Apocalipsis 12:7 al 9. ¿Quién es la
serpiente y cómo engaña a Eva?

El texto comienza con “la serpiente”. La sintaxis de la frase sugiere énfasis:
la palabra “serpiente” es la primera palabra de la oración. Además, “la serpiente”
tiene el artículo definido, lo que indica que se trata de una figura conocida, como
si el lector ya supiera quién es. La realidad de este ser se confirma, así, desde la
primera palabra del capítulo.

Por supuesto, las Escrituras identifican a la serpiente como el enemigo de Dios
(Isa. 27:1) y lo llaman explícitamente “diablo y Satanás” (Apoc. 12:9). Asimismo,
en el antiguo Cercano Oriente la serpiente personificaba el poder del mal.
“Para conseguir lo que quería y p asar inadvertido, Satanás escogió como
medio a la serpiente, un disfraz bien adaptado para su proyecto de engaño. La
serpiente era en aquel entonces uno de los seres más sabios y bellos de la Tierra.
Tenía alas, y cuando volaba por los aires presentaba una apariencia deslumbra-
dora, con el color y el brillo del oro bruñido” (PP 36).

Al hablar del diablo, en cualquiera de sus formas, la Biblia no se refiere a
una mera metáfora. Las Escrituras representan a Satanás como un ser literal,
no solo como un símbolo retórico o un principio abstracto para describir el mal
o el lado oscuro de la humanidad.

La serpiente no se presenta a sí misma como enemiga de Dios; al contrario,
la serpiente hace referencia a las palabras de Dios, que ella repite y parece apoyar
(aunque las tergiversa). Es decir, desde el principio, podemos ver que a Satanás
le gusta citar a Dios y, como veremos más adelante, incluso cita la Palabra de
Dios (Mat. 4:6).

Fíjate también que la serpiente no discute inmediatamente con la mujer,
sino que hace una pregunta que implica que cree en lo que el Señor les ha dicho.
Al fin y al cabo, preguntó: “¿Conque Dios os ha dicho: […]?” (Gén. 3:1). Por ende,
incluso desde el principio podemos ver cuán astuto y engañoso era este ser. Y,
como veremos, su estrategia también funcionó.

Si Satanás pudo engañar a una Eva sin pecado en el Edén, ¿cuánto más vulnera-

bles somos nosotros? ¿Cuál es nuestra mejor defensa contra sus engaños?

¿PORQUE DIOS TUVO QUE PONER EL ÁRBOL DE LA CIENCIA DEL BIEN Y DEL MAL EN LA TIERRA?

POR QUE TODOS LOS MORADORES DEL UNIVERSO SON PROBADOS

“Como los ángeles, los moradores del Edén habían de ser probados. Sólo podían conservar su feliz estado si eran fieles a la ley del Creador. Podían obedecer y vivir, o desobedecer y perecer. Dios los había colmado de ricas bendiciones; pero si ellos menospreciaban su voluntad, Aquel que no perdonó a los ángeles que pecaron no los perdonaría a ellos tampoco: la transgresión los privaría de todos sus dones, y les acarrearía desgracia y ruina.”—Historia de los Patriarcas y Profetas, 34.

“El hombre fue creado moralmente libre. Como los habitantes de todos los otros mundos, debe ser sometido a la prueba de la obediencia; pero nunca se le coloca en una situación en la cual se halle obligado a ceder al mal. No puede sobrevenirle tentación o prueba alguna que no sea capaz de resistir. Dios tomó medidas tales, que nunca tuvo el hombre que ser necesariamente derrotado en su conflicto con Satanás.”—Historia de los Patriarcas y Profetas, 343.

El Señor me mostró en visión otros mundos. Me fueron dadas alas y un ángel me acompañó desde la ciudad a un lugar brillante y glorioso. La hierba era de un verde vivo y las aves gorjeaban un dulce canto. Los moradores de aquel lugar eran de todas estaturas; eran nobles, majestuosos y hermosos. Llevaban la manifiesta imagen de Jesús, y su semblante refulgía de santo júbilo, como expresión de la libertad y dicha que en aquel lugar disfrutaban.

Pregunté a uno de ellos por qué eran mucho más bellos que los habitantes de la tierra, y me respondió: “Hemos vivido en estricta obediencia a los mandamientos de Dios, y no incurrimos en desobediencia como los habitantes de la tierra.”

Después vi dos árboles, uno de los cuales se parecía mucho al árbol de vida de la ciudad. El fruto de ambos era hermoso, pero no debían comer del uno de ellos. Hubieran podido comer de los dos, pero les estaba vedado comer de uno. Entonces el ángel que me acompañaba me dijo: “Nadie ha probado aquí la fruta del árbol prohibido, y si de ella comieran, caerían.”   PE 39.3 PRIMEROS ESCRITOS

 

 

¿CUANDO SERA QUITADO EL ÁRBOL DE LA CIENCIA DEL BIEN Y DEL MAL EN LOS OTROS MUNDOS?

1-LOS ÁNGELES FUERON ASEGURADOS EN LA MUERTE DE CRISTO (CITA NO LOCALIZADA)

2- LOS DEMÁS MUNDO AL PRINCIPIO DEL MILENIO

Los mil años

20 Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años; y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo.

La desolada tierra iba a ser la habitación de Satanás y sus malignos ángeles durante mil años. Allí quedaría Satanás recluído, vagabundo y errante por toda la tierra para ver las consecuencias de su rebelión contra la ley de Dios. Durante mil años iba a poder gozar del fruto de la maldición que había causado. Recluído en la tierra, no tendrá ocasión de ir a otros planetas para tentar y molestar a quienes no han caído. Durante todo ese tiempo Satanás sufrirá muchísimo. Sus características malignas han estado en constante ejercicio desde su caída; pero se verá entonces privado de su poder y obligado a reflexionar con terror y temblor en lo que le reserva el porvenir cuando haya de penar por todo el mal que hizo y ser castigado por todos los pecados que hizo cometer. PE 289.3

Oí, de parte de los ángeles y de los santos redimidos, exclamaciones de triunfo que resonaban como diez mil instrumentos músicos, porque ya no se verían ellos molestados ni tentados por Satanás, y porque los habitantes de otros mundos quedaban libres de él y de sus tentaciones. PE 290.1

Dios no permitiría que Satanás siguiera a la santa pareja para tentarlos constantemente. Sólo podría tener acceso a ellos en el árbol del conocimiento del bien y del mal. HR 31.2

 

«El gobierno de Dios no sólo incluía a los habitantes del cielo sino también a los de todos los mundos creados. Satanás pensó que si él podía arrastrar a las inteligencias celestiales en su rebelión, también podía hacerlo con los seres de otros mundos.»—The Review and Herald, 9 de marzo de 1886. {La Verdad Acerca de los Ángeles 39.2}

  

¿PORQUE DIOS CREO AL MUNDO?

Dios creó al hombre para su propia gloria, para que después de la prueba la familia humana pudiera ser una con la familia celestialEra el propósito de Dios repoblar el cielo con la familia humana, si se mostraban obedientes a su Palabra.

Conflicto y Valor, p. 21.5 (Ellen Gould White)

LA TENTACION

La serpiente era en aquel entonces uno de los seres más inteligentes y bellos de la tierra. Tenía alas, y cuando volaba presentaba una apariencia deslumbradora, con el color y el brillo del oro bruñido. Posada en las cargadas ramas del árbol prohibido, mientras comía su delicioso fruto, cautivaba la atención y deleitaba la vista que la contemplaba. Así, en el huerto de paz, el destructor acechaba su presa. (Patriarcas y profetas, pág. 33 )

Los ángeles aconsejaron a Eva que no se separara de su esposo en el desempeño de sus tareas, porque podría llegar a encontrarse con el adversario caído. Si se separaban, estarían en mayor peligro que si estuvieran juntos. Los ángeles les encargaron que siguieran estrictamente las instrucciones que Dios les había dado en relación con el árbol del conocimiento, pues si obedecían perfectamente estarían a salvo, y el adversario caído no tendría poder para engañarlos. Dios no permitiría que Satanás siguiera a la santa pareja para tentarlos constantemente. Sólo podría tener acceso a ellos en el árbol del conocimiento del bien y del mal. HR 31.2

Adán y Eva aseguraron a los ángeles que nunca desobedecerían los expresos mandamientos de Dios, pues su mayor placer consistía en hacer su voluntad. Los ángeles se unieron a ellos en santos acordes de música armoniosa, y mientras sus himnos se elevaban a las alturas del bendito Edén, Satanás escuchaba la melodía de gozosa adoración al Padre y al Hijo. Y al escuchar aumentaba su envidia, su odio y su maldad. Comunicó entonces a sus seguidores su ardiente deseo de incitarlos (a Adán y Eva) a desobedecer, para que de esa manera acarrearan sobre sí la ira de Dios, y trocaran sus cantos de alabanza por el odio y por maldiciones a su Hacedor. HR 32.1

Eva, en un primer momento sin darse cuenta, se separó de su esposo absorbida por sus ocupaciones. Cuando se percató del hecho, tuvo la sensación de que estaba en peligro, pero nuevamente se sintió segura, aunque no estuviera cerca de su esposo. Creía tener sabiduría y fortaleza para reconocer el mal y enfrentarlo. Los ángeles le habían advertido que no lo hiciera. Eva se encontró contemplando el fruto del árbol prohibido con una mezcla de curiosidad y admiración. Vio que el árbol era agradable y razonaba consigo misma acerca de por qué Dios habría prohibido tan decididamente que comieran de su fruto o lo tocaran. Esa era la oportunidad de Satanás. Se dirigió a ella como si fuese capaz de adivinar sus pensamientos: “¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?” Así, con palabras suaves y agradables, y con voz melodiosa, se dirigió a la maravillada Eva, que se sintió sorprendida al verificar que la serpiente hablaba. Esta alabó la belleza y el extraordinario encanto de Eva, lo que no le resultó desagradable. Pero estaba sorprendida, porque sabía que Dios no había conferido a la serpiente la facultad de hablar. HR 33.2

LOS ERRORES DE EVA EN LA CAIDA

“Cuando Adán y Eva fueron colocados en el hermoso jardín, Satanás tramó su destrucción…. Comenzó su obra con Eva para hacerla desobedecer. El primer error de ella fue separarse de su esposo; el segundo, merodear alrededor del árbol prohibido; luego, escuchar la voz del tentador y atreverse a dudar de lo que Dios había dicho…. Se aventuró a desobedecer; extendió su mano, tomó del fruto y comió…. Luego ofreció el fruto a su esposo tentándolo.”—Spiritual Gifts 1:18-21.

Eva creyó realmente las palabras de Satanás, pero esta creencia no la salvó de la pena del pecado. No creyó en las palabras de Dios, y esto la condujo a su caída. En el juicio final, los hombres no serán condenados porque creyeron concienzudamente una mentira, sino porque no creyeron la verdad, porque descuidaron la oportunidad de aprender la verdad. (Patriarcas y profetas, pág. 35)

A Eva le pareció de poca importancia desobedecer a Dios al probar el fruto del árbol prohibido y al tentar a su esposo a que pecara también; pero su pecado inició la inundación del dolor sobre el mundo. ¿Quién puede saber, en el momento de la tentación, las terribles consecuencias de un solo mal paso? (Dios nos Cuida – 1 de Julio).

“Vi que el semblante de Adán se cubría de tristeza. Quedó espantado y atónito. Parecía que batallaban encontrados afectos en su ánimo…. No tenía más remedio que perder la compañera a quien tanto había amado…. En extremo desalentado, resolvió compartir su suerte…. Tomó el fruto y lo comió ávidamente…. Satanás se regocijó en su triunfo.”—Testimonios Selectos 2:34, 37.

 

 

LAS INTENCIONES DEL DIABLO EN SU INTENTO DE HACER CAER AL HOMBRE

Las verdaderas intenciones  o motivos de Satanás en hacer caer a los habitantes de la tierra fueron dos:

El primer motivo y prioridad número uno, interesantemente, fue buscar una segunda oportunidad para obtener la misericordia y el perdón de Dios. Satanás creía que si el hombre pecaba, la misericordia de Dios perdonaría al hombre y entre el hombre se los podría incluir a ellos.

«Los seguidores de Satanás salieron a su encuentro, y él se levantó, asumiendo un aire arrogante, y les informó acerca de sus planes para apartar de Dios al noble Adán y a su compañera Eva. Si de alguna manera podía inducirlos a desobedecer, Dios haría algo para perdonarlos; entonces él y todos los ángeles caídos dispondrían de una buena oportunidad para compartir con ellos la misericordia de Dios.” {HR 28.1 Historia de la Redención }

La segunda prioridad, por si la primera fallaba, era posesionarse del árbol de la vida; una vez logrado esto, ellos pensaban tener un territorio de acción; su oficina universal sería la tierra, y el árbol de la vida les garantizaría la vida eterna.

«Si eso fallaba, podrían unirse con Adán y Eva, pues una vez que hubieran transgredido la ley de Dios estarían sometidos a la ira divina lo mismo que ellos. Su transgresión también los pondría a ellos en estado de rebelión, y podrían unirse con Adán y Eva para tomar posesión del Edén y establecer allí su morada. Y si lograban tener acceso al árbol de la vida que estaba en medio del jardín, su fortaleza sería, según ellos, igual a la de los ángeles santos, y ni Dios mismo podría expulsarlos de allí.» {HR 28.1 Historia de la Redención }

Pero no contaba Satanás con la idea de que Dios tomaría posesión inmediatamente del árbol de la vida. No sólo tomó posesión del árbol de la vida solamente, sino de todo el complejo jardín del Edén.

De acuerdo con el Espíritu de Profecía, el jardín del Edén fue trasladado al cielo antes del diluvio, y Dios lo tiene guardado y remodelado para ser entregado de nuevo a su antiguos dueños -los seres humanos redimidos-, cuando la tierra sea renovada

«Santos ángeles fueron enviados a conducir a la pareja desobediente fuera del jardín, mientras otros ángeles guardaban el camino al árbol de la vida. Cada uno de estos poderosos ángeles tenía una espada resplandeciente en su mano derecha.»—Spiritual Gifts 3:45.  (Regalos Espirituales)

«Ángeles poderosos, con rayos de luz que parecían espadas encendidas que se movían en todas direcciones, fueron colocados como centinelas para evitar que Satanás o la pareja culpable tuvieran acceso al árbol de la vida.»—The Review and Herald, 24 de febrero de 1874.

«El huerto del Edén permaneció en la tierra mucho tiempo después que el hombre fuera expulsado de sus agradables senderos. Durante mucho tiempo después, se le permitió a la raza caída contemplar de lejos el hogar de la inocencia, cuya entrada estaba vedada por los vigilantes ángeles.»—Historia de los Patriarcas y Profetas,

Lección 2 |
Lunes 4 de abril

EL FRUTO PROHIBIDO

Lee Génesis 2:16 y 17; y 3:1 al 6 (ver además Juan 8:44).

Compara las palabras del mandamiento de Dios a Adán con las palabras de la serpiente

a la mujer. ¿Cuáles son las diferencias entre los discursos y cuál es el significado de estas diferencias?

Observa los paralelismos entre la conversación de Dios con Adán (Gén. 2:16,
17) y la conversación de Eva con la serpiente. Es como si la serpiente hubiera
reemplazado a Dios y supiera incluso más que él. Al principio, simplemente
hizo una pregunta, dando a entender que la mujer quizás había entendido mal
a Dios. Pero, después Satanás cuestionó abiertamente las intenciones de Dios,
e incluso lo contradijo.

El ataque de Satanás atañe a dos cuestiones: la muerte y el conocimiento
del bien y del mal. A pesar de que Dios indicó en forma clara y enfática que la
muerte sería segura si desobedecían (Gén. 2:17), Satanás, al contrario, dijo que
no morirían, lo que implicaba que los seres humanos eran inmortales (Gén.
3:4). En tanto que Dios prohibió a Adán comer del fruto (Gén. 2:17), Satanás los
animó a comer de él porque al comerlo serían como Dios (Gén. 3:5).

Los dos argumentos de Satanás, la inmortalidad y el ser como Dios, con-
vencieron a Eva de que comiera el fruto. Resulta preocupante que en cuanto la
mujer decidió desobedecer a Dios y comer del fruto prohibido se comportara
como si Dios ya no estuviera presente y ella misma lo hubiese reemplazado.
El texto bíblico alude a este cambio de personalidad. Eva utiliza el lenguaje de
Dios; la evaluación de Eva del fruto prohibido: “vio […] que era bueno” (Gén. 3:6),
lo que recuerda la evaluación de Dios de su Creación: “vio […] que era bueno”
(Gén 1:4, 10, etc.).

Estas dos tentaciones, la de ser inmortal y la de ser como Dios, son el origen
de la idea de la inmortalidad en las religiones griegas y egipcias antiguas. El
deseo de inmortalidad, que creían que era un atributo divino, obligaba a estas
personas a buscar también el estatus divino para adquirirla (eso esperaban). De
manera subrepticia, esta forma de pensar se infiltró en las culturas judeocris-
tianas y ha dado origen a la creencia de la inmortalidad del alma, que existe
aún hoy en muchas iglesias.

Piensa en todas las creencias que existen en la actualidad que enseñan que hay

algo inherentemente inmortal en todos nosotros. ¿Cuán poderosa es la protec-
ción que nos brinda nuestra interpretación de la naturaleza humana y del estado
de los muertos contra este engaño peligroso?

EXPLICARLO

| Lección 2 Martes 5 de abril

ESCONDERSE DE LA PRESENCIA DE DIOS

Lee Génesis 3:7 al 13. ¿Por qué Adán y Eva sintieron la necesidad de
esconderse de Dios? ¿Por qué Dios preguntó: “¿Dónde estás tú?” ¿Cómo
buscaron Adán y Eva justificar su comportamiento?

Después de pecar, Adán y Eva se sintieron desnudos porque perdieron sus
vestiduras de gloria, que reflejaban la presencia de Dios (ver Sal. 8:5; comparar
con Sal. 104:1, 2). La imagen de Dios se vio afectada por el pecado. El verbo “hacer,
en la frase “se hicieron delantales” (Gén. 3:7), hasta ahora se aplicaba solo a Dios
el Creador (Gén. 1:7, 16, 25, etc.). Es como si reemplazaran al Creador mientras
intentaban cubrir su pecado, un acto que Pablo denuncia como justificación
por obras (Gál. 2:16).

Cuando Dios se acerca, les hace la pregunta retórica “¿Dónde estás tú?” (Gén.
3:9), el mismo tipo de pregunta que Dios le hará a Caín (Gén. 4:9). Por supuesto,
Dios conocía las respuestas a las preguntas. Formuló esas preguntas para bene-
ficio de los culpables, para ayudarlos a darse cuenta de lo que habían hecho y, al
mismo tiempo, llevarlos al arrepentimiento y la salvación. Desde el momento en
que la humanidad pecó, el Señor estuvo obrando para su salvación y redención.
Por cierto, todo el contexto refleja la idea de un juicio investigador, que co-
mienza con el Juez que interroga al culpable (Gén. 3:9) con el fin de prepararlo
para la sentencia (Gén. 3:14-19). Pero también lo hace para guiar al arrepenti-
miento, que finalmente conducirá a la salvación (Gén. 3:15). Esta es una temática
que vemos en toda la Biblia.

Al principio, como es muy común entre los pecadores, Adán y Eva intentan
evadir la acusación, buscando culpar a los demás. A la pregunta de Dios, Adán
responde que la mujer que Dios le dio fue la responsable (Gén. 3:12), ella lo llevó
a hacerlo. Fue culpa de ella (e, implícitamente, también de Dios), no de él.
Eva responde que fue la serpiente quien la engañó. El verbo hebreo nashá’,
“engañar” (en Gén. 3:13), significa dar falsas esperanzas a las personas y hacerles
creer que están haciendo lo correcto (2 Rey. 19:10; Isa. 37:10; Jer. 49:16).
Adán culpa a la mujer, diciendo que ella le dio el fruto (hay algo de verdad
en esto), y Eva culpa a la serpiente, diciendo que la engañó (también hay algo
de verdad en esto). Pero, en definitiva, ambos eran culpables.

¿Intentar culpar a otros por lo que han hecho? ¿Por qué es tan fácil para nosotros

caer en la misma trampa?

Lección 2 |
Miércoles 6 de abril

EL DESTINO DE LA SERPIENTE – JUICIO Y ANIQUILAMIENTO

“Pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu simiente y la de ella;
su simiente te aplastará la cabeza, pero tú le morderás el talón” (Gén. 3:15,
NVI). ¿Qué es esto que le dijo el Señor a la serpiente, y qué esperanza está
implícita en estos versículos?

Dios comienza su juicio con la serpiente porque ella es quien inició todo
el drama. La serpiente también es el único ser maldecido en esta narración.
Llegamos aquí a una especie de “reversión” de la Creación. Mientras que la
Creación dio paso a la vida, el aprecio por lo bueno y las bendiciones, el Juicio
conduce a la muerte, el mal y las maldiciones, pero también a la esperanza y la
promesa de salvación. Junto a la lúgubre imagen de la serpiente aplastada que
se come el polvo (Gén. 3:14), brilla la esperanza de la salvación de la humanidad,
que surge en forma de profecía. Aun antes de las condenaciones de Adán y de
Eva, que vendrán después, el Señor les presenta la esperanza de la redención
(Gén. 3:15). Sí, han pecado; sí, sufrirán a causa de su pecado; y sí, ellos también
morirán a causa de los pecados. No obstante, a pesar de todo eso, existe la es-
peranza suprema, la esperanza de la salvación.

Compara Génesis 3:15 con Romanos 16:20; Hebreos 2:14; y Apocalipsis
12:17. ¿Cómo se revelan el plan de salvación y el Gran Conflicto en estos
pasajes?

Observa los paralelismos entre Génesis 3:15 y Apocalipsis 12:17: el dragón
(serpiente) enfurecido (enemistad); la simiente (descendencia); y entre la mujer
del Edén y la mujer de Apocalipsis 12:17, la batalla (el Gran Conflicto) que se
trasladó al Edén, con la Caída, continuará hasta el tiempo del fin. Sin embargo,
la promesa de la derrota de Satanás ya se dio en el Edén, en el sentido de que su
cabeza será aplastada, un tema revelado más explícitamente en Apocalipsis,
que describe su muerte final (Apoc. 20:10). Es decir, desde el principio, a la
humanidad se le dio la esperanza de que habría una salida del terrible caos
que surgió del conocimiento del mal, una esperanza de la que todos podemos
participar ahora mismo.

¿Por qué es tan reconfortante ver que en el mismo Edén, donde comenzó el pe-

cado y la maldad en la Tierra, el Señor comenzó a revelar el plan de salvación?
| Lección 2

Jueves 7 de abril
EL DESTINO DE LA HUMANIDAD.  LA MUERTE

Lee Génesis 3:15 al 24. Como resultado de la Caída, ¿qué pasó con Adán
y Eva?

Mientras que el juicio de Dios sobre la serpiente se identifica explícitamente
como una maldición (Gén. 3:14), no es así con el juicio de Dios sobre la mujer y
el hombre. La única vez que la palabra “maldición” se vuelve a utilizar, se aplica
solo a la “tierra” (Gén. 3:17). Es decir, Dios tenía otros planes para el hombre y
la mujer, en contraste con la serpiente. Se les ofreció una esperanza que no se
le ofreció a la serpiente.

Como el pecado de la mujer se debe a su vinculación con la serpiente, el
versículo que describe el juicio de Dios sobre la mujer estaba relacionado con
el juicio de la serpiente. Génesis 3:16 no solo viene inmediatamente después de
Génesis 3:15, sino además los paralelismos entre las dos profecías indican clara-
mente que la profecía acerca de la mujer en Génesis 3:16 debe leerse en relación
con la profecía mesiánica de Génesis 3:15. Por lo tanto, el juicio de Dios sobre la
mujer, incluida la maternidad, debe entenderse en la perspectiva positiva de la
salvación (comparar con 1 Tim. 2:14, 15).

Como el pecado del hombre se debe a que escuchó a la mujer en lugar de
escuchar a Dios, la tierra de la que fue tomado el hombre es maldecida (Gén. 3:17).
Como resultado, el hombre tendrá que trabajar duro (Gén. 3:17-19), y finalmente
“volver” a la tierra de donde viene (Gén. 3:19); algo que nunca debería haber
sucedido, y que nunca fue parte del plan original de Dios.

Es importante señalar que, frente a este panorama desesperado de muerte,
Adán dirige su atención a la mujer, donde ve la esperanza de vida mediante su
alumbramiento (Gén. 3:20). Es decir, incluso en medio de la sentencia de muerte,
ve la esperanza de la vida.

Mientras tanto, como cualquier padre amoroso, Dios solo hubiese querido
el bien para ellos, no el mal. Pero ahora que conocían el mal, Dios iba a hacer
todo lo posible para salvarlos. Por ello, aun en medio de estos juicios, nuestros
primeros padres no perdieron todas las esperanzas, a pesar de su abierta y fla-
grante desobediencia a Dios; aunque ellos, que realmente vivían en el Paraíso,
no tenían absolutamente ninguna razón para dudar de Dios, de las palabras de
Dios ni de su amor por ellos.

Aunque tendemos a pensar que el “conocimiento” en sí es bueno, ¿por qué no

siempre es así? ¿Cuáles son algunas de las cosas que es mejor que no sepamos?

NUETRAS ENFERMEDADES SON ENSAYOS DE COMO TENEMOS QUE ENFRENTAR LA MUERTE

“Todo el universo habrá sido testigo de la naturaleza y de los resultados del pecado. Y su destrucción completa que en un principio hubiese causado temor a los ángeles y deshonrado a Dios, demostrará entonces el amor de Dios y establecerá su gloria ante un universo de seres que se deleitarán haciendo su voluntad y en cuyos corazones se encontrará su ley. Nunca más se manifestará el mal…. La creación, después de haber pasado por tal prueba y experiencia, nunca más se apartará de la sumisión a Aquel que se ha dado a conocer en sus obras como Dios de amor insondable y sabiduría infinita.”—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 557, 558

“La rebelión de Satanás había de ser una lección para el universo a través de todos los siglos venideros, un testimonio perpetuo acerca de la naturaleza del pecado y sus terribles consecuencias….. De esta manera la historia de este terrible experimento de la rebelión iba a ser una perpetua salvaguardia para todos los seres santos, para evitar que sean engañados acerca de la naturaleza de la transgresión, para salvarlos de cometer pecado y sufrir sus consecuencias.”—Historia de los Patriarcas y Profetas, 18, 19, 23

Deben ejercer fe en Dios puesto que hará exactamente lo que ha prometido en su Palabra, y perdonará todas sus transgresiones. ¿Cómo podemos saber verdaderamente que el Señor es nuestro Redentor, que perdona nuestros pecados, y comprobar que dispone de santidad, gracia y amor en nuestro beneficio? ¡Oh, debemos creer sin reservas en su Palabra, con espíritu contrito y obediente! No hay necesidad de que andemos contristados y arrepintiéndonos siempre, como si anduviéramos bajo una nube de constante condenación. Crea en la Palabra de Dios, mire constantemente a Jesús, medite en sus virtudes y su misericordia, y surgirá en su corazón un odio incontenible hacia el mal. Se contará entre los que tienen hambre y sed de justicia.

Mientras más de cerca examinemos a Jesús, más claramente veremos nuestros propios defectos de carácter. Al ver nuestras faltas, confesémoslas a Jesús, y con el alma verdaderamente contrita cooperaremos con el poder divino del Espíritu Santo para vencer todo mal. Si confesamos nuestros pecados, debemos creer que son perdonados, porque la promesa es positiva.

—The Review and Herald, 21 de marzo de 1912. (Cada Día con Dios – 21 de Marzo).

Lección 2 |
Viernes 8 de abril

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

Considera la conexión entre “el árbol de la vida” y “el árbol de la ciencia del
bien y del mal”. El hecho de que ambos estén ubicados “en medio del huerto”
(Gén. 2:9) ya sugiere que hay una relación entre ellos. Pero hay más que solo
una relación geográfica entre los dos árboles. Debido a que los seres humanos
tomaron el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal, desobedecieron
a Dios; perdieron el acceso al árbol de la vida y no pudieron vivir para siempre,
al menos en este estado. Esta conexión es la base de un principio profundo.
Las decisiones morales y espirituales tienen un impacto en la vida biológica,
como Salomón le dijo a su hijo: “Hijo mío, no te olvides de mi ley, y tu corazón
guarde mis mandamientos; porque largura de días y años de vida y paz te au-
mentarán” (Prov. 3:1, 2). Esta conexión vuelve a aparecer en la futura Jerusalén
celestial, donde solo el árbol de la vida está presente “en medio de la calle de la
ciudad” (Apoc. 22:2).

“Cuando Dios creó a Eva, quiso que no fuera ni inferior ni superior al hombre,
sino que en todo fuese su igual. La santa pareja no debía tener intereses inde-
pendientes; sin embargo, cada uno poseía individualidad para pensar y obrar.
Pero, después del pecado de Eva, como ella fue la primera en desobedecer, el
Señor le dijo que Adán dominaría sobre ella. Debía estar sujeta a su esposo,
y esto era parte de la maldición. En muchos casos, esta maldición ha hecho
muy penosa la suerte de la mujer, y ha transformado su vida en una carga. Al
ejercer un poder arbitrario, el hombre ha abusado en muchos respectos de la
superioridad que Dios le dio. La Sabiduría infinita ideó el plan de la redención
que sometió a la especie humana a una segunda prueba, dándole una nueva
oportunidad” (TI 3:531).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. Dios confrontó a Adán en el Edén y le hizo preguntas no solo para de-

terminar su culpa, sino también para llevarlo al arrepentimiento. Esta
temática vuelve a aparecer con Caín (Gén. 4:9, 10), el Diluvio (Gén. 6:5-8),
la torre de Babel (Gén. 11:5) y Sodoma y Gomorra (Gén. 18:21). ¿Cómo se
revela la idea de un juicio investigador en estos incidentes?

  1. ¿Por qué Eva pensó que comer del árbol del conocimiento del bien y del

mal le daría sabiduría? ¿Cómo podríamos evitar, en nuestro contexto, co-
meter un error similar; es decir, desafiar abiertamente la Palabra de Dios
con la esperanza de algo “mejor” que lo que Dios nos ha ofrecido?

“Antes de su rebelión era Lucifer en el cielo un excelso y alto ángel inmediato en categoría al amado Hijo de Dios. Su aspecto, lo mismo que el de los demás ángeles, era benigno y denotaba felicidad. Su frente, alta y espaciosa, indicaba poderosa inteligencia. Su figura era perfecta, y su porte noble y majestuoso. De su semblante irradiaba una luz especial, que resplandecía a su alrededor con mayor esplendor y hermosura que en torno de los demás ángeles. Sin embargo, Cristo, el amado Hijo de Dios, tenía la preeminencia sobre todas las huestes angélicas. Era uno con el Padre antes de que fuesen creados los ángeles…. (La Fe por la cual Vivo 69.2)

Se me mostró a Satanás como fue una vez, un ángel feliz y exaltado. Después lo vi como es ahora. Su aspecto sigue siendo principesco. Sus rasgos siguen siendo nobles, porque es un ángel caído. Pero la expresión de su rostro está llena de ansiedad, preocupación, infelicidad, malicia, odio, deseos de causar daño, engaño y toda clase de mal. Observé en forma especial esa frente que fue tan noble. A partir de sus ojos comienza a retroceder. Observé que por tanto tiempo se ha inclinado al mal que toda buena cualidad se ha rebajado y se ha desarrollado todo rasgo maligno. Sus ojos son astutos, irónicos y manifiestan profunda penetración. Su cuerpo es grande, pero su piel cuelga suelta de sus manos y su rostro. Cuando lo contemplé, su barbilla reposaba sobre su mano izquierda. Parecía que estaba entregado a una profunda meditación. Una sonrisa se dibujaba en su rostro, que me hizo temblar, pues estaba llena de maldad y de astucia satánica. Es la sonrisa que esboza justamente antes de apoderarse de su víctima, y cuando la entrampa en sus redes es cada vez más horrible.HR 47.1

La tarea que desempeña hoy Satanás es la de engañador y acusador. El Señor declara que acusa a los hermanos de día y de noche. Debido a su experiencia, se ha puesto muy diestro en su oficio de criticar, y preparará a todo hombre que pueda usar para que se le una en su tarea. Está engañando a muchos que avanzan a ciegas por los senderos que él mismo traza.

“Después que Satanás fue arrojado del cielo … consultó con sus ángeles y tramó el plan de seguir luchando contra el gobierno de Dios. Cuando Adán y Eva fueron colocados en el hermoso jardín, Satanás tramó su destrucción…. Comenzó su obra con Eva para hacerla desobedecer. El primer error de ella fue separarse de su esposo; el segundo, merodear alrededor del árbol prohibido; luego, escuchar la voz del tentador y atreverse a dudar de lo que Dios había dicho…. Se aventuró a desobedecer; extendió su mano, tomó del fruto y comió…. Luego ofreció el fruto a su esposo tentándolo.”—Spiritual Gifts 1:18-21.FV 75.2

Los seguidores de Satanás salieron a su encuentro, y él se levantó, asumiendo un aire arrogante, y les informó acerca de sus planes para apartar de Dios al noble Adán y a su compañera Eva. Si de alguna manera podía inducirlos a desobedecer, Dios haría algo para perdonarlos; entonces él y todos los ángeles caídos dispondrían de una buena oportunidad para compartir con ellos la misericordia de Dios. Si eso fallaba, podrían unirse con Adán y Eva, pues una vez que hubieran transgredido la ley de Dios estarían sometidos a la ira divina lo mismo que ellos. Su transgresión también los pondría a ellos en estado de rebelión, y podrían unirse con Adán y Eva para tomar posesión del Edén y establecer allí su morada. Y si lograban tener acceso al árbol de la vida que estaba en medio del jardín, su fortaleza sería, según ellos, igual a la de los ángeles santos, y ni Dios mismo podría expulsarlos de allí. HR 28.1

La curiosidad de Eva se había despertado. En vez de huir de ese lugar, se quedó allí para escuchar hablar a la serpiente. No cruzó por su mente la posibilidad de que el enemigo caído utilizara a ésta como un médium. Era Satanás quien hablaba, no la serpiente. Eva estaba encantada, halagada, infatuada. Si se hubiera encontrado con un personaje imponente, que hubiera tenido la forma de los ángeles y se les pareciera, se habría puesto en guardia. Pero esa voz extraña debiera haberla conducido al lado de su esposo para preguntarle por qué otro ser podía dirigirse a ella tan libremente. En cambio, se puso a discutir con la serpiente. Le respondió: “Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis”. La serpiente contestó: “No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal”. HR 34.1

Eva se transforma en tentadora

Tomó entonces del fruto y comió, e imaginó que sentía el poder vivificante de una nueva y elevada existencia como resultado de la influencia estimulante del fruto prohibido. Se encontraba en un estado de excitación extraña y antinatural cuando buscó a su esposo con las manos llenas del fruto prohibido. Le habló acerca del sabio discurso de la serpiente y manifestó su deseo de llevarlo inmediatamente junto al árbol del conocimiento. Le dijo que había comido del fruto, y que en lugar de experimentar una sensación de muerte, sentía una influencia estimulante y placentera. Tan pronto como Eva desobedeció se transformó en un medio poderoso para ocasionar la caída de su esposo. HR 36.1

Vi que la tristeza se insinuaba en el rostro de Adán. Parecía temeroso y atónito. Al parecer, había una lucha en su mente. Le dijo a Eva que estaba casi seguro de que se trataba del enemigo contra el cual se los había advertido, y que de ser así, ella debía morir. La mujer le aseguró que no sentía efectos dañinos sino una influencia placentera, e insistió en que él comiera. HR 37.1

Adán comprendió perfectamente que su compañera había transgredido la única prohibición que se les había hecho como prueba de su fidelidad y su amor. Eva argumentó que la serpiente había dicho que no morirían, y sus palabras debían ser verdaderas, porque no sentía señales del desagrado de Dios, sino una influencia placentera, como la que experimentaban los ángeles, según ella lo imaginaba. HR 37.2

Adán lamentó que Eva se hubiera apartado de su lado, pero ya todo estaba hecho. Debía separarse de aquella cuya compañía tanto amaba. ¿Cómo podía permitirlo? Su amor por Eva era intenso. Y totalmente desanimado resolvió compartir su suerte. Razonaba que Eva era parte de sí mismo, y si ella debía morir, moriría con ella, porque no podía soportar el pensamiento de separarse de ella. Le faltaba fe en su misericordioso y benevolente Creador. No se le ocurrió que Dios, que lo había creado del polvo de la tierra para hacer de él un ser viviente y hermoso, y había creado a Eva para que fuera su compañera, la podía reemplazar. Después de todo, ¿no podrían acaso ser correctas las palabras de esa sabia serpiente? Allí estaba Eva ante él, tan encantadora y tan hermosa, y aparentemente tan inocente como antes de desobedecer. Manifestaba mayor amor por él que antes de su desobediencia, como consecuencia del fruto que había comido. No vio en ella señales de muerte. Eva le había hablado de la feliz influencia del fruto, de su ardiente amor por él, y decidió afrontar las consecuencias. Tomó el fruto y lo comió rápidamente, y al igual que Eva no sintió inmediatamente sus efectos perjudiciales. HR 37.3

La mujer creía que era capaz de discernir el bien y el mal. La lisonjera esperanza de alcanzar un nivel más elevado de conocimiento la había inducido a pensar que la serpiente era su amiga especial, que tenía gran interés en su bienestar. Si hubiera buscado a su esposo y ambos hubieran transmitido a su Hacedor las palabras de la serpiente, habrían sido librados al instante de esa artera tentación. El Señor no quería que averiguaran nada acerca del fruto del árbol del conocimiento, porque en ese caso se verían expuestos a la astucia de Satanás. Sabía que estarían perfectamente seguros si no tocaban ese fruto. HR 38.1

Algunos ángeles fueron encargados de custodiar inmediatamente el acceso al árbol de la vida. El plan bien trazado por Satanás consistía en que Adán y Eva desobedecieran a Dios, recibieran su desaprobación, y entonces participaran del árbol de la vida, para que pudieran perpetuar su vida pecaminosa. Pero se envió a los santos ángeles para cerrarles el paso al árbol de la vida. En torno de estos ángeles surgían rayos de luz por todas partes, que tenían el aspecto de espadas resplandecientes. HR 42.2

A Adán se le revelaron importantes acontecimientos del futuro, desde su expulsión del Edén hasta el diluvio y más allá, hasta la primera venida de Cristo a la tierra; su amor por Adán y su posteridad inducirían al Hijo de Dios a condescender al punto de tomar la naturaleza humana para elevar así, por medio de su propia humillación, a todos los que creyeran en él. Ese sacrificio sería de suficiente valor como para salvar a todo el mundo; pero sólo unos pocos aprovecharían la salvación ofrecida por medio de un sacrificio tan extraordinario. La mayor parte no cumpliría las condiciones requeridas para ser participantes de la gran salvación de Dios. Preferirían el pecado y la transgresión de la ley del Señor antes de arrepentirse y obedecer, para descansar por fe en los méritos y el sacrificio ofrecidos. Este sacrificio era de un valor tan inmenso, como para hacer más precioso que el oro fino, y que el oro de Ofir, al hombre que lo aceptara. HR 49.2

Se transportó a Adán a través de las generaciones sucesivas para que viera el aumento del crimen, la culpa y la contaminación, porque el hombre cedería a sus inclinaciones naturalmente fuertes a desobedecer la santa ley de Dios. Se le mostró que la maldición del Señor recaería cada vez con más fuerza sobre la raza humana, el ganado y la tierra, por causa de la permanente transgresión del hombre. Se le mostró también que la iniquidad y la violencia irían en aumento constante; sin embargo, en medio de toda la marea de la miseria y la desgracia humana siempre habría unos pocos que conservarían el conocimiento de Dios y que permanecerían incontaminados en medio de la prevaleciente degeneración moral. Adán debió comprender lo que era el pecado: la transgresión de la ley. Se le mostró que la especie cosecharía degeneración moral, mental y física como resultado de la transgresión, hasta que el mundo se llenara de toda clase de miseria humana. HR 50.1

La maldición sobre la tierra fue al principio muy leve; pero entonces [después de la muerte de Abel recayó sobre ella una doble maldición. HR 56.1

A sus hijos y a los hijos de ellos, hasta la novena generación, les describió las perfecciones de su hogar en el Edén, y también su caída y sus terribles resultados, y la carga de pesar que le sobrevino como consecuencia de la escisión que se produjo en su familia y que desembocó en la muerte de Abel. Les mencionó los sufrimientos que Dios había permitido que cayeran sobre él para enseñarle la necesidad de adherirse estrictamente a su ley. Les declaró que el pecado sería castigado en cualquiera de sus manifestaciones. Les suplicó que obedecieran a Dios, quien sería misericordioso con ellos si lo amaban y lo temían. HR 58.1

El puro y hermoso jardín del Edén, de donde habían sido expulsados nuestros primeros padres, permaneció en la tierra hasta que Dios decidió destruirla por medio del diluvio. El Señor había plantado ese jardín y lo había bendecido de manera especial, y en su maravillosa providencia lo sacó del mundo, y lo devolverá a éste más gloriosamente adornado que antes que fuera retirado. El Altísimo se propuso preservar una muestra de la perfección de la creación, libre de la imprecación mediante la cual maldijo la tierra. HR 60.1

Dios sabía que una rebelión tan decidida no permanecería inactiva. Satanás inventaría medios para importunar a los ángeles celestiales y mostrar desdén por la autoridad divina. Como no pudo lograr que lo admitieran en el cielo, montó guardia en la entrada misma de él, para mofarse de los ángeles y buscar contiendas con ellos cuando entraban y salían. Procuraría destruir la felicidad de Adán y Eva. Trataría de incitarlos a la rebelión, con plena conciencia de que eso produciría tristeza en el cielo. HR 27.3

“Con gran misericordia, según su divino carácter, Dios soportó por mucho tiempo a Lucifer. El espíritu de descontento y desafecto no se había conocido antes en el cielo. Era un elemento nuevo, extraño, misterioso e inexplicable. Lucifer mismo, al principio, no entendía la verdadera naturaleza de sus sentimientos; durante algún tiempo había temido dar expresión a los pensamientos y a las imaginaciones de su mente; sin embargo no los desechó. No veía el alcance de su extravío. Para convencerlo de su error, se hizo cuanto esfuerzo podían sugerir la sabiduría y el amor infinitos. Se le probó que su desafecto no tenía razón de ser, y se le hizo saber cuál sería el resultado si persistía en su rebeldía. “Lucifer quedó convencido de que se hallaba en el error. vio que ‘justo es Jehová en todos sus caminos, y misericordioso en todas sus obras’ (Salmos 145:17), que los estatutos divinos son justos, y que debía reconocerlos como tales ante todo el cielo…. “Casi decidió volver sobre sus pasos, pero el orgullo no se lo permitió…. Defendió persistentemente su conducta y se dedicó de lleno al gran conflicto contra su Creador…. “La rebelión de Satanás había de ser una lección para el universo a través de todos los siglos venideros, un testimonio perpetuo acerca de la naturaleza del pecado y sus terribles consecuencias….. De esta manera la historia de este terrible experimento de la rebelión iba a ser una perpetua salvaguardia para todos los seres santos, para evitar que sean engañados acerca de la naturaleza de la transgresión, para salvarlos de cometer pecado y sufrir sus consecuencias.”—Historia de los Patriarcas y Profetas, 18, 19, 23.

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