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Lección 5 – CALOR EXTREMO – Para el 30 de julio de 2022

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LECCIONES FUTURAS DE ESCUELA SABÁTICA

Año

1er Trimestre

2o Trimestre

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2022

Hebreos Génesis En el Crisol con Cristo El Estado de los Muertos

2023

Mayordomía El Mensaje de los Tres Ángeles Efesios Norma Cultural y Mente Misionera de Personajes Bíblicos*

2024

Salmos El Gran Conflicto Marcos Juan

2025

Amor y Justicia en la Biblia Como Estudiar la Profecía y la Inspiración Éxodo Como Permanecer en Relación con Dios

2026

Colosenses – Filipenses Religión en el Mercado** Josué El Espíritu de Profecía

2027

1 & 2 de Corintios Mayordomía Eclesiología Ezequiel

* Bible Characters as Counter Cultural and Mission Minded

** Religion in the Market Place


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Lección 5: Para el 30 de julio de 2022

CALOR EXTREMO

Sábado 23 de julio_____________________________________________________

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Génesis 22; Oseas 2:1-12; Job 1:6-2:10; 2 Corintios 11:23-29; Isaías 43:1-7.

PARA MEMORIZAR:

 “Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada” (Isa. 53:10).

Mientras su esposa estaba en el lecho de muerte, el famoso escritor cristiano C. S. Lewis escribió: “No es que corra mucho peligro (eso creo) de dejar de creer en Dios. El verdadero peligro es llegar a creer cosas sumamente terribles acerca de él. La conclusión que temo no es: ‘Pues, al fin y al cabo, Dios no existe’, sino: ‘Pues, así es Dios en realidad’ ” (A Grief Observed, pp. 6, 7).

Cuando las cosas se vuelven muy dolorosas, algunos rechazamos a Dios de cuajo. Otros, al igual que Lewis, nos vemos tentados a cambiar nuestra visión de Dios e imaginar todo tipo de cosas malas acerca de él. La pregunta es: ¿Cuán candente se puede poner esto? ¿Cuánto calor se arriesgaría Dios a permitir que experimente su pueblo a fin de lograr su propósito final de moldearnos a la “imagen de su Hijo”? (Rom. 8:29).

Un vistazo a la semana: ¿Por qué crees que Dios está dispuesto a correr el riesgo de que quienes desean conocerlo y amarlo lo malinterpreten? ¿Hasta qué punto crees que Dios está dispuesto a que lo malinterpreten para moldearte a la “imagen de su Hijo”?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Dios permitió que su Hijo amado, lleno de gracia y de verdad, viniese de un mundo de indescriptible gloria a esta tierra corrompida y manchada por el pecado, oscurecida por la sombra de muerte y maldición. Permitió que dejase el seno de su amor, la adoración de los ángeles, para sufrir vergüenza, insultos, humillación, odio y muerte…

Pero este gran sacrificio no fue hecho para crear amor en el corazón del Padre hacia el hombre, ni para moverle a salvarnos. ¡No! ¡No! «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito». Juan 3: 16 Si el Padre nos ama no es a causa de la gran propiciación, sino que él proveyó la propiciación porque nos ama. Cristo fue el medio por el cual el Padre pudo derramar su amor infinito sobre un mundo caído. «Dios estaba en Cristo, reconciliando consigo mismo al mundo»  2 Corintios 5:19 Dios sufrió con su Hijo. En la agonía del Getsemaní, en la muerte del Calvario, el corazón del Amor infinito pagó el precio de nuestra redención (El camino a Cristo, pp. 13, 14).

En la visión que recibió Isaías en el atrio del templo, se le presentó claramente el carácter del Dios de Israel. Se le había aparecido en gran majestad «el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo»; sin embargo se le hizo comprender la naturaleza compasiva de su Señor. El que mora «en la altura y la santidad» mora también «con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados». Isaías 57:15…

Al contemplar a su Dios, el profeta, como Saulo de Tarso frente a Damasco, recibió no solo una visión de su propia indignidad, sino que penetró en su corazón humillado la seguridad de un perdón completo y gratuito, y se levantó transformado. Había visto a su Señor. Había obtenido una vislumbre de la hermosura del carácter divino (Profetas y reyes, p. 233).

  Los hombres están perdiendo el conocimiento [del carácter de Dios], el cual ha sido mal entendido y mal interpretado. Su carácter ha de ser dado a conocer. Sobre las tinieblas del mundo ha de resplandecer la luz de su gloria, de su bondad, su misericordia y su verdad.

 Aquellos que esperan la venida del Esposo han de decir al pueblo: «¡Veis aquí el Dios vuestro!» Los últimos rayos de luz misericordiosa, el último mensaje de clemencia que ha de darse al mundo, es una revelación de su carácter de amor. Los hijos de Dios han de manifestar su gloria. En su vida y carácter han de revelar lo que la gracia de Dios ha hecho por ellos.

 La luz del Sol de Justicia ha de brillar en buenas obras, en palabras de verdad y hechos de santidad (Palabras de vida del gran Maestro, p. 342).


Domingo 24 de julio____________________________________________________

ABRAHAM EN EL CRISOL

Lee Génesis 22. De repente y sin explicación, Dios llama a Abraham para que ofrezca a su hijo como holocausto. ¿Te imaginas cómo se habrá sentido Abraham? Era una idea totalmente repugnante que un Dios santo le pidiera que sacrificara a su propio hijo. Aun en el caso de que Abraham pensara que esto era aceptable, ¿qué pasaría con las promesas de Dios sobre su herencia? Sin su hijo, la promesa no se cumpliría.

¿Por qué pidió Dios a Abraham que ofreciera este sacrificio? Si Dios lo sabe todo, ¿qué sentido tenía?

La petición de Dios y el momento elegido no fue al azar. De hecho, estuvieron calculados para arrancar la angustia más profunda posible, porque “Dios había reservado a Abraham su última y más aflictiva prueba para el tiempo cuando la carga de los años pesaba sobre él, cuando anhelaba descansar” (PP 144). ¿Era esta la prueba de un Dios disparatado? De ninguna manera, porque “la agonía que sufrió durante los oscuros días de aquella terrible prueba fue permitida para que comprendiera por su propia experiencia algo de la grandeza del sacrificio hecho por el Dios infinito en favor de la redención del hombre” (PP 150).

Esto era solo una prueba: Dios nunca tuvo la intención de que Abraham matara a su hijo. Esto resalta algo muy importante sobre la forma en que Dios obra a veces. Dios quizá nos pida que hagamos algo que nunca tuvo la intención de que completemos. Tal vez nos pida que vayamos a algún lugar al que nunca tuvo la intención de que lleguemos. Lo importante para Dios no necesariamente es el final, sino lo que aprendemos a medida que nos va modificando en el proceso.

Probablemente Jesús tenía en mente la experiencia de Abraham cuando dijo a los judíos: “Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó” (Juan 8:56). Abraham podría haber dejado de lado esta idea si rechazaba las instrucciones como si vinieran de Satanás. La clave para que Abraham sobreviviera y aprendiera durante todo el proceso fue que conocía la voz de Dios.

¿Cuánto conoces la voz de Dios? ¿Cómo sabes cuando Dios te está hablando? ¿Cuáles son las formas en que te comunica su voluntad?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

¿Qué es tentación? Es el medio por el cual los que pretenden ser hijos de Dios son probados y examinados. Leemos que Dios tentó a Abraham; que tentó a los hijos de Israel. Esto significa que permitió que existieran las circunstancias que probaron su fe, y los indujo a acudir a él en procura de ayuda. Dios permite que la tentación sobrevenga a los suyos hoy día para que puedan comprender que él es su ayudador. Si se le acercan cuando son tentados, los fortalece para hacer frente a la tentación. Pero son vencidos si se rinden al enemigo, descuidando el colocarse cerca de su todopoderoso Ayudador. Se separan de Dios. No dan una evidencia de que caminan en la senda de Dios (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 1, p. 1108).

La prueba de Abraham fue la más rigurosa que pudiera haberle sobrevenido a un ser humano. Si hubiese fracasado en ella, nunca hubiera pasado a la posteridad como el padre de los fieles. Si se hubiera desviado de la orden de Dios, el mundo hubiera perdido un ejemplo inspirador de fe y obediencia sin reservas. Se dio la lección para que brillara a través de los siglos a fin de que aprendamos que nada es demasiado precioso como para negarlo a Dios. Cuando consideramos que cada don es del Señor —para ser usado en su servicio— nos aseguramos la bendición celestial. Devolved a Dios las posesiones que os confió, y más os será confiado. Retened vuestras posesiones para vosotros mismos, y no recibiréis ninguna recompensa en esta vida y perderéis la recompensa venidera.

Dios tenia el propósito de que la ofrenda de Isaac prefigurara el  sacrificio de su Hijo. Isaac fue un símbolo del Hijo de Dios, que fue ofrecido como sacrificio por los pecados del mundo. Dios deseaba impresionar en Abraham el evangelio de salvación para los hombres; y a fin de convertir la verdad en una realidad y probar su fe, requirió de Abraham que matara a su querido Isaac. Toda la agonía que sufrió Abraham durante esa oscura y terrible prueba tenia el propósito de impresionar profundamente en su entendimiento el plan de redención para el hombre caído (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 1, p. 1108).

Los mensajeros de Dios necesitan hoy una fe y una confianza como la que tuvo Abraham. Pero muchos de aquellos a quienes el Señor podría usar no quieren avanzar oyendo y obedeciendo su voz sobre todas las demás. La relación con sus deudos y amigos, las antiguas costumbres y compañías, tienen a menudo tanta influencia sobre los siervos de Dios que él solo puede darles poca instrucción, comunicarles poco conocimiento de sus propósitos; y con frecuencia después de un tiempo los pone a un lado y llama en su lugar a otros, a quienes prueba de la misma manera. El Señor haría mucho por sus siervos si ellos estuviesen completamente consagrados a él, estimando sus servicios por encima de los vínculos de la parentela y toda otra asociación terrenal (Testimonios para la iglesia, t. 4, p. 516).


Lunes 25 de julio______________________________________________________

EL ISRAEL REBELDE

La historia de Oseas tiene algunas lecciones poderosas que enseñarnos. La situación de Oseas es notable. Su esposa, Gomer, huye y tiene hijos con otros hombres. Aunque ella es maritalmente infiel, Dios llama a Oseas para que recupere a su esposa y le muestre nuevamente su amor. Esta historia se presenta como una parábola acerca de Dios e Israel. Los israelitas habían dejado a Dios y se estaban prostituyendo espiritualmente con otros dioses, pero Dios todavía los amaba y quería mostrarles su amor. ¡Pero fíjate los métodos de Dios!

Lee Oseas 2:1 al 12. ¿Qué métodos dice Dios que usará para atraer a Israel de nuevo a sí? ¿Cómo habrán sido estas experiencias?

Oseas 2:1-12

1 Decid a vuestros hermanos: Ammi; y a vuestras hermanas: Ruhama. Contended con vuestra madre, contended; porque ella no es mi mujer, ni yo su marido; aparte, pues, sus fornicaciones de su rostro, y sus adulterios de entre sus pechos; no sea que yo la despoje y desnude, la ponga como el día en que nació, la haga como un desierto, la deje como tierra seca, y la mate de sed. Ni tendré misericordia de sus hijos, porque son hijos de prostitución. Porque su madre se prostituyó; la que los dio a luz se deshonró, porque dijo: Iré tras mis amantes, que me dan mi pan y mi agua, mi lana y mi lino, mi aceite y mi bebida. Por tanto, he aquí yo rodearé de espinos su camino, y la cercaré con seto, y no hallará sus caminos. Seguirá a sus amantes, y no los alcanzará; los buscará, y no los hallará. Entonces dirá: Iré y me volveré a mi primer marido; porque mejor me iba entonces que ahora. Y ella no reconoció que yo le daba el trigo, el vino y el aceite, y que le multipliqué la plata y el oro que ofrecían a Baal. Por tanto, yo volveré y tomaré mi trigo a su tiempo, y mi vino a su sazón, y quitaré mi lana y mi lino que había dado para cubrir su desnudez. 10 Y ahora descubriré yo su locura delante de los ojos de sus amantes, y nadie la librará de mi mano. 11 Haré cesar todo su gozo, sus fiestas, sus nuevas lunas y sus días de reposo, y todas sus festividades. 12 Y haré talar sus vides y sus higueras, de las cuales dijo: Mi salario son, salario que me han dado mis amantes. Y las reduciré a un matorral, y las comerán las bestias del campo.

Ose. 2:2, 3

Ose. 2:5-7

Ose. 2:8, 9

Ose. 2:10

Esta historia plantea dos cuestiones importantes sobre la forma en que experimentamos a Dios cuando él nos guía al arrepentimiento.

En primer lugar, corremos el riesgo de no reconocer que Dios está obrando. Cuando Israel pasó por esas experiencias tan duras y dolorosas, probablemente les haya resultado difícil reconocer que su Dios estaba obrando para su salvación. Cuando nuestro camino se ve bloqueado con espinas agudas o quedamos tan encerrados que no sabemos hacia dónde vamos (Ose. 2:6), ¿ese es nuestro Dios? Cuando no podemos cubrir nuestras necesidades básicas o nos sentimos avergonzados (Ose. 2:9, 10), ¿podría nuestro Padre estar en medio de todo esto? La verdad es que, más allá de lo que sintamos, Dios siempre está obrando para conducirnos al arrepentimiento, porque nos ama mucho.

En segundo lugar, corremos el riesgo de malinterpretar a Dios cuando él obra. Quizá reconozcamos que Dios está obrando, pero no nos gusta lo que él hace. Cuando nos sentimos heridos y avergonzados, es fácil culpar a Dios por ser cruel, por no intervenir o por no preocuparse. Pero Dios siempre está obrando para renovarnos mediante su pacto de amor.

Lee Oseas 2:14 al 23. ¿Qué revela este pasaje acerca de Dios? Pide al Espíritu Santo que te muestre si huyes de Dios en algún aspecto de tu vida. Si estás convencido de que estás huyendo, ¿por qué esperar a pasar por el crisol? ¿Qué te impide entregar todo a Dios ahora?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

[E]l Señor no abandonó a Israel sin hacer primero todo lo que podía hacerse para que volviera a serle fiel. A través de los largos y oscuros años durante los cuales un gobernante tras otro se destacaba en atrevido desafío del Cielo y hundía cada vez más a Israel en la idolatría, Dios mandó mensaje tras mensaje a su pueblo apóstata. Mediante sus profetas, le dio toda oportunidad de detener la marea de la apostasía, y de regresar a él. Durante los años ulteriores a la división del reino, Elías y Eliseo iban a aparecer y trabajar, e iban a oírse en la tierra las tiernas súplicas de Oseas, Amós y Abdías. Nunca iba a ser dejado el reino de Israel sin nobles testigos del gran poder de Dios para salvar a los hombres del pecado. Aun en las horas más sombrías, algunos iban a permanecer fieles a su Gobernante divino, y en medio de la idolatría vivirían sin mancha a la vista de un Dios santo. Esos fieles se contaron entre el residuo de los buenos por medio de quienes iba a cumplirse finalmente el eterno propósito de Jehová (Profetas y reyes, pp. 78, 79).

Muchos se quejan de que Jesús está muy lejos. ¿Quién lo ha colocado tan lejos? ONO ha sido vuestra propia conducta la que os ha separado de Jesús? El no os ha olvidado, sino que vosotros lo habéis olvidado a él, para dedicar vuestras preferencias a otros… Cuando erráis de un lado a otro, y estáis encantados con la voz del seductor, y fijáis vuestros afectos sobre una cosa sin importancia, estáis en peligro de perder vuestra paz y confianza en Dios. Entonces es cuando Satanás os presenta el pensamiento de que Jesús os ha olvidado. ¿Pero no habéis olvidado vosotros a Jesús?…

[Muchos tienen] ideas acerca de Cristo y del plan de salvación [que] son vagas, pesadas, y confusas. Si ellos, como David, hubieran puesto siempre al Señor delante, sus pies estarían afirmados sobre una sólida roca. Contemplad a Jesús crucificado delante de vosotros. Contempladlo afligido por vuestros pecados; y cuando oráis, arrepentíos y desead fervientemente verlo como vuestro Redentor, que perdona vuestros pecados, listo para bendeciros, y para oír vuestro reconocimiento de él. Manteneos estrechamente a su lado (Nuestra elevada vocación, p. 32).

Necesitamos depender continuamente y de todo corazón del Hijo de Dios para nuestra salvación, para tener sabiduría e influencia espiritual. A menos que haya mucho más amor a Dios y al hombre, y una continua dependencia de la gracia santificadora y renovadora de Cristo para transformar el carácter por medio de un cambio divino del corazón, que se manifestará visiblemente en palabras, espíritu y acción, fracasaremos en nuestro trabajo…

Si hemos de preparar el camino para él, necesitamos aumentar nuestra fe, tener menos confianza y seguridad en lo que podemos hacer, y mucha más confianza en lo que el Señor está deseando hacer por nosotros individualmente. Necesitamos, en mucho mayor medida de lo que tenemos ahora, el deseo del alma de estar en comunión con Dios. Debemos suplicar con más fervor. Si busca al Señor su Dios, ciertamente lo hallará si lo busca de todo corazón y con toda el alma… (Alza tus ojos, p. 331).


Martes 26 de julio_____________________________________________________

SOBREVIVIR MEDIANTE LA ADORACIÓN

Lee Job 1:6 a 2:10. ¿Qué causó el sufrimiento de Job?

Job 1:6 a 2:10

1 Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás. Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella. Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde? 10 ¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra. 11 Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia. 12 Dijo Jehová a Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él. Y salió Satanás de delante de Jehová. 13 Y un día aconteció que sus hijos e hijas comían y bebían vino en casa de su hermano el primogénito, 14 y vino un mensajero a Job, y le dijo: Estaban arando los bueyes, y las asnas paciendo cerca de ellos, 15 y acometieron los sabeos y los tomaron, y mataron a los criados a filo de espada; solamente escapé yo para darte la noticia. 16 Aún estaba este hablando, cuando vino otro que dijo: Fuego de Dios cayó del cielo, que quemó las ovejas y a los pastores, y los consumió; solamente escapé yo para darte la noticia. 17 Todavía estaba este hablando, y vino otro que dijo: Los caldeos hicieron tres escuadrones, y arremetieron contra los camellos y se los llevaron, y mataron a los criados a filo de espada; y solamente escapé yo para darte la noticia. 18 Entre tanto que este hablaba, vino otro que dijo: Tus hijos y tus hijas estaban comiendo y bebiendo vino en casa de su hermano el primogénito; 19 y un gran viento vino del lado del desierto y azotó las cuatro esquinas de la casa, la cual cayó sobre los jóvenes, y murieron; y solamente escapé yo para darte la noticia. 20 Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró, 21 y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito. 22 En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno.

1 Aconteció que otro día vinieron los hijos de Dios para presentarse delante de Jehová, y Satanás vino también entre ellos presentándose delante de Jehová. Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondió Satanás a Jehová, y dijo: De rodear la tierra, y de andar por ella. Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, y que todavía retiene su integridad, aun cuando tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa? Respondiendo Satanás, dijo a Jehová: Piel por piel, todo lo que el hombre tiene dará por su vida. Pero extiende ahora tu mano, y toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia. Y Jehová dijo a Satanás: He aquí, él está en tu mano; mas guarda su vida. 7 Entonces salió Satanás de la presencia de Jehová, e hirió a Job con una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza. Y tomaba Job un tiesto para rascarse con él, y estaba sentado en medio de ceniza. 9 Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete. 10 Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios.

Hay algo asombroso aquí. Los ángeles vienen a ver a Dios y Satanás viene con ellos. Dios pregunta a Satanás de dónde viene, y Satanás responde que viene “de rodear la tierra y de andar por ella” (Job 1:7). Entonces, Dios plantea este interrogante: “¿No has considerado a mi siervo Job?” (Job 1:8). La pregunta en sí no es relevante; lo notable es Quién pregunta. No es Satanás quien señala a Job como susceptible de examen; es Dios. Dios llama la atención de Satanás hacia Job sabiendo exactamente lo que vendría. Aquí abajo, en la Tierra, Job no tiene ni idea de que su crisol se pondrá tan candente. Y, aunque está muy claro que es Satanás, no Dios, quien causa el sufrimiento de Job, también está claro que es Dios quien concede su permiso explícito para que Satanás destruya las posesiones de Job, a sus hijos y su salud física. Si Dios permite que Job sufra, ¿qué diferencia hay si es Dios o Satanás quien inflige el sufrimiento personalmente? ¿Cómo puede Dios ser justo y santo cuando permite activamente que Satanás le cause tanto dolor a Job? ¿Es esta situación un caso especial o es propio de la forma en que Dios todavía nos trata hoy?

En Job 1:20 y 21, ¿cómo responde Job a las pruebas?

Es posible responder de dos formas a ese sufrimiento. Podemos amargarnos, enojarnos y darle la espalda a un Dios que creemos que es cruel o inexistente, o podemos aferrarnos a Dios con más fuerza. Job afronta su catástrofe permaneciendo en la presencia de Dios y adorándolo.

En Job 1:20 y 21, vemos tres aspectos de la adoración que nos pueden ayudar cuando estamos angustiados. En primer lugar, Job acepta su impotencia y reconoce que no tiene derecho a nada: “Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá” (Job 1:21). En segundo lugar, Job reconoce que Dios todavía tiene el control total: “Jehová dio, y Jehová quitó” (Job 1:21). En tercer lugar, Job concluye reafirmando su fe en la justicia de Dios: “Sea el nombre de Jehová bendito” (Job 1:21).

¿Estás pasando por una prueba? Sigue los pasos que dio Job. ¿Cómo podrían ayudarte a ti también?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Hay maldad en nuestro mundo, pero no todo el sufrimiento es el resultado de una conducta pervertida. Se nos presenta a Job claramente como un hombre a quien el Señor permitió que Satanás afligiera. El enemigo lo despojo de todo lo que poseía; se rompieron sus vínculos familiares; perdió a sus hijos. Durante un tiempo el cuerpo se le cubrió de llagas repugnantes, y sufrió muchísimo. Sus amigos vinieron para consolarlo, pero trataron de convencerlo de que era responsable de sus aflicciones por su proceder pecaminoso. Sin embargo, él se defendió y negó la acusación declarando: «Consoladores molestosos sois todos vosotros». Al intentar hacerlo culpable delante de Dios y merecedor de su castigo, lo sometieron a una penosa prueba y describieron erróneamente el carácter de Dios. Con todo, Job no se apartó de su lealtad, y Dios recompensó a su fiel siervo (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 3, p. 1159).

Hemos bebido la misma copa de aflicción, pero estaba mezclada con gozo y descanso y paz en Jesús. El hace todas las cosas bien. Nuestro Padre celestial no aflige ni entristece voluntariamente a los hijos de los hombres.

Este mundo es el escenario de nuestras pruebas, nuestros pesares y dolores. Estamos aquí para pasar la prueba a que Dios nos somete. El fuego debe ser avivado hasta que consuma la escoria y nosotros salgamos como oro purificado en el horno de la aflicción. Saldrá luz de estas tinieblas que a veces a Ud. le parecen incomprensibles. «Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito». Job 1:21. Sea este el lenguaje de su corazón. La nube de misericordia se cierne sobre su cabeza aun en la hora más oscura. Los beneficios de Dios para nosotros son tan numerosos como las gotas de lluvia que caen de las nubes a la tierra reseca para regarla y refrescarla. La misericordia de Dios está sobre usted…

Si pudieran ser abiertos sus ojos, vería a su Padre celestial inclinado sobre Ud. con amor, y si pudiera escuchar su voz, sería en tonos de compasión hacia Ud. que está postrado por el sufrimiento y la aflicción. Sosténgase en su fortaleza; hay descanso para usted, que está fatigado (In Heavenly Places, p. 272; parcialmente en Cada día con Dios, p. 346).

Ejerce su poder en todos los lugares y bajo mil formas: en las desgracias y calamidades de mar y tierra, en las grandes conflagraciones, en los tremendos huracanes y en las terribles tempestades de granizo, en las inundaciones, en los ciclones, en las mareas extraordinarias y en los terremotos. Destruye las mieses casi maduras siguiéndose la hambruna y la angustia; propaga por el aire emanaciones mefiticas y miles de seres perecen en la pestilencia. Estas plagas irán menudeando más y más y se harán más y más desastrosas.

El poder y la malignidad de Satanás y de su hueste podrían alarmarnos con razón, si no fuera por el apoyo y salvación que podemos encontrar en el poder superior de nuestro Redentor. Los que siguen a Cristo están siempre seguros bajo su protección. Angeles de gran poder son enviados del cielo para ampararlos. El maligno no puede forzar la guardia con que Dios tiene rodeado a su pueblo (The Faith I Live By, p. 328; parcialmente en La fe por la cual vivo, p. 330).


Miércoles 27 de julio___________________________________________________

CÓMO SOBREVIVIR GRACIAS A LA ESPERANZA

“Fuimos abrumados sobremanera más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la vida. Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios, que resucita a los muertos” (2 Cor. 1:8, 9).

Como apóstol escogido por Dios, Pablo había soportado más que la mayoría de la gente. Sin embargo, Pablo no se doblegó, sino que creció en su alabanza a Dios. Lee su lista de dificultades en 2 Corintios 11:23 al 29. Ahora lee 2 Corintios 1:3 al 11.

En 2 Corintios 1:4, Pablo declara que la razón para recibir la compasión y el consuelo de Dios es “para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios”. ¿Hasta qué punto el sufrimiento podría ser un llamado al ministerio? ¿Cómo podríamos estar más alertas a esta posibilidad?

2 Corintios 1:4

el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.

Por intermedio de nosotros, Dios quiere atender a quienes están heridos. Esto significa que primero puede permitirnos experimentar el mismo tipo de heridas para que podamos ofrecer aliento, compasión y el consuelo de Dios no desde la teoría, sino desde la experiencia. Este es un principio de la vida de Jesús (ver Heb. 4:15).

Las vívidas descripciones paulinas de sus dificultades no son para hacernos sentir lástima por él. Son para que sepamos que, aun cuando estamos en lo más hondo, el Padre todavía puede intervenir para brindarnos su compasión y consuelo. Podemos desesperarnos por nuestra vida, e incluso morir, pero no debemos temer, porque Dios nos está enseñando a depender de él. Podemos confiar en él, porque nuestro Dios “resucita a los muertos” (2 Cor. 1:9).

Mientras Pablo sigue poniendo su vista en la proclamación del evangelio, sabe que Dios también lo rescatará en el futuro. La capacidad de Pablo para mantenerse firme se basa en tres cosas, que menciona en 2 Corintios 1:10 y 11. Primeramente, el historial comprobado de Dios: “Nos libró, y nos libra […] de tan gran muerte” (2 Cor. 1:10). En segundo lugar, la determinación de Pablo de fijar su atención en Dios: “En quien esperamos que aún nos librará” (2 Cor. 1:10). En tercer lugar, la intercesión continua de los santos: “Cooperando también vosotros a favor nuestro con la oración” (2 Cor. 1:11).

¿Qué puedes aprender de Pablo que te ayude a no caer en la autocompasión en medio de tus luchas?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Mediante la contemplación de Cristo, por medio de la conformidad con la semejanza divina, se expandirán vuestros conceptos del carácter divino y se elevarán, refinarán y ennoblecerán vuestra mente y vuestro corazón. Que los jóvenes apunten bien alto, sin confiar en la sabiduría humana, pero viviendo cada día como si vieran al Ser invisible y llevando a cabo su obra como si estuviesen en presencia de las inteligencias celestiales… El que depende constantemente de Dios con fe sencilla y confianza acompañada de oración, estará rodeado por los ángeles del cielo. Aquel que vive por la fe en Cristo, será fortalecido y sostenido, capacitado para pelear la buena batalla de la fe, y aferrarse de la vida eterna (Dios nos cuida, p. 162).

Los que han soportado los mayores sufrimientos son frecuentemente quienes proporcionan mayor consuelo a otros, difundiendo la luz del sol por dondequiera que van. Los tales han sido purificados y dulcificados por sus aflicciones; no perdieron su confianza en Dios cuando los asaltó la prueba, sino que se unieron más estrechamente a su amor protector. Los tales son pruebas vivientes del tierno cuidado de Dios, quien hace la oscuridad así como la luz, y nos castiga para nuestro bien. Cristo es la luz del mundo; en él no hay tinieblas. ¡Preciosa luz! ¡Vivamos en esa luz! Digamos adiós a la tristeza y al pesar. Regocijémonos siempre en el Señor.

Es vuestro privilegio recibir gracia de Cristo, quien desea capacitaros para confortar a otros con el mismo consuelo con que vosotros sois confortados en Dios… Que cada uno trate de ayudar al que está a su lado. Así tendréis un cielo en miniatura aquí en la tierra, y los ángeles de Dios obrarán por vuestro medio para causar la debida impresión… Tratad de ayudar siempre que os sea posible hacerlo. Cultivad la mejor disposición, de modo que la gracia de Dios pueda derramarse ricamente sobre vosotros. (La maravillosa gracia de Dios, p. 122).

El cristiano… conoce sus debilidades y se aferra de la fuerza divina con un propósito ferviente y una fe viva, y sale victorioso. Su paz y su regocijo son grandes, porque provienen del Señor, y nada puede ser más aceptable a la vista de Dios que la humillación continua del alma delante de él. Estas evidencias son pruebas inequívocas de que el Señor ha tocado los corazones mediante su Santo Espíritu. El milagro operado en el hijo de Dios que lucha contra sus defectos naturales y los vence, es más formidable que los milagros de sanidad física. El universo de Dios lo observa con un gozo mucho mayor que el que experimenta ante cualquier demostración exterior, por espléndida que sea. El carácter interno se moldea de acuerdo con el Patrón divino…

Esto sucede únicamente gracias a la luz que se refleja de la cruz del Calvario. La ley se muestra completa y plena en el grande plan de salvación únicamente cuando se la presenta a la luz que brilla del Salvador crucificado y resucitado. Esto solo se puede discernir espiritualmente. Enciende en el corazón del espectador la fe ardiente, la esperanza y el gozo de que Cristo es su justicia. Esta alegría se reserva únicamente para los que aman y obedecen las palabras de Jesús, las cuales son las palabras de Dios (Exaltad a Jesús, p. 144).


Jueves 28 de julio_____________________________________________________

CALOR EXTREMO

Hasta ahora, en este trimestre hemos considerado muchos ejemplos de los crisoles que Dios usa para purificar nuestra vida y hacernos más semejantes a Cristo. Sin embargo, algunos pueden ver estos ejemplos y concluir que Dios es un capataz severo y exigente. Claro, algunos pueden decir: “Sabemos que Dios quiere algo bueno para nosotros, pero estos ejemplos no revelan mucho cariño ni amor. Más bien, Dios parece un matón. Se fija un propósito que nos causa considerables dificultades, y no hay nada que podamos hacer al respecto”.

Es cierto que, mientras vivamos en esta Tierra llena de pecado, entenderemos solo un poco de por qué suceden las cosas. En el cielo entenderemos mucho más (1 Cor. 4:5; 13:12), pero por ahora tendremos que vivir con la tensión de creer que Dios está presente y nos cuida, aunque las cosas no siempre parezcan tan buenas. Isaías describe muy bien esta tensión.

Lee Isaías 43:1 al 7. En el versículo 2, Dios dice que su pueblo pasará por las aguas y por el fuego. Estas son figuras de peligros extremos, pero tal vez insinúen el cruce del Mar Rojo y el Jordán. Tremendas experiencias las dos, pero que allanaron el camino hacia una nueva vida. Podríamos esperar que Dios dijera que protegerá a su pueblo de estos peligros, que los guiará por un camino más fácil. Pero, al igual que el Pastor del Salmo 23, más bien asegura que cuando lleguen los tiempos difíciles el pueblo de Dios no tiene por qué sentirse abrumado, porque Dios está con él.

Repasa Isaías 43:1 al 7. Anota las diferentes formas en las que Dios ofrece consuelo a su pueblo durante los momentos de agua y fuego. ¿Qué imagen de Dios pinta esto en tu mente? ¿Qué promesas puedes reclamar para ti?

Isaías 43:1-7

1 Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba por ti. Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida. No temas, porque yo estoy contigo; del oriente traeré tu generación, y del occidente te recogeré. Diré al norte: Da acá; y al sur: No detengas; trae de lejos mis hijos, y mis hijas de los confines de la tierra, todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice.

Podríamos resumir lo que hemos aprendido acerca de los crisoles de Dios de tres maneras. En primer lugar, el calor extremo de Dios no nos destruirá a nosotros, sino a nuestro pecado. En segundo lugar, el calor extremo de Dios no es para hacernos miserables, sino para purificarnos, según fuimos creados originalmente. En tercer lugar, el cuidado de Dios por nosotros en medio de todas las cosas es constante y tierno; nunca nos dejará solos, a pesar de lo que nos suceda.

¿Qué te enseñan estos versículos sobre el accionar y el carácter de Dios? Sal. 103:13, 14; Mat. 28:20; 1 Cor. 10:13; 1 Ped. 1:7. ¿Cómo experimentaste la realidad de estos versículos en tu vida?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Mientras el pastor guía su rebaño por sobre las colinas rocosas, a través de los bosques y de las hondonadas desiertas, a los rincones cubiertos de pastos junto a la ribera de los ríos; mientras lo cuida en las montañas durante las noches solitarias, lo protege de los ladrones y con ternura atiende a las enfermizas y débiles, su vida se unifica con la de sus ovejas. Un fuerte lazo de cariño lo une a los objetos de su cuidado. Por grande que sea su rebaño, él conoce cada oveja. Cada una tiene su nombre, al cual responde cuando la llama el pastor.

Como un pastor terrenal conoce sus ovejas, así el divino Pastor conoce su rebaño, esparcido por el mundo. «Y vosotras, ovejas mías, ovejas de mi pasto, hombres sois, y yo vuestro Dios, dice el Señor Jehová». Jesús dice: «Te puse nombre, mío eres tú». «He aquí que en las palmas te tengo esculpida». Ezequiel 34:31; Isaías 43: 1; 49: 16 (Exaltad a Jesús, p. 197).

Cuando la dificultad nos sobreviene, con cuánta frecuencia somos como Pedro. Miramos las olas en vez de mantener nuestros ojos fijos en el Salvador. Nuestros pies resbalan, y las orgullosas aguas sumergen nuestras almas. Jesús no le había pedido a Pedro que fuera a él para perecer; él no nos invita a seguirle para luego abandonarnos. «No temas dice—, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. Cuando pasares por las aguas, yo seré contigo; y por los ríos, no te anegarán. Cuando pasares por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. Porque yo Jehová Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador». Isaías 43:1-3.

Jesús leía el carácter de sus discípulos. Sabía cuán intensamente había de ser probada su fe. En este incidente sobre el mar, deseaba revelar a Pedro su propia debilidad, para mostrarle que su seguridad estaba en depender constantemente del poder divino. En medio de las tormentas de la tentación, podía andar seguramente tan solo si, desconfiando totalmente de sí mismo, fiaba en el Salvador. En el punto en que Pedro se creía fuerte, era donde era débil; y hasta que pudo discernir su debilidad no pudo darse cuenta de cuánto necesitaba depender de Cristo. Si él hubiese aprendido la lección que Jesús trataba de enseñarle en aquel incidente sobre el mar, no habría fracasado cuando le vino la gran prueba (El Deseado de todas las gentes, p. 345).

 Día tras día, Dios instruye a sus hijos. Por las circunstancias de la vida diaria, los está preparando para desempeñar su parte en aquel escenario más amplio que su providencia les ha designado. Es el resultado de la prueba diaria lo que determina su victoria o su derrota en la gran crisis de la vida.

Los que dejan de sentir que dependen constantemente de Dios, serán vencidos por la tentación. Podemos suponer ahora que nuestros pies están seguros y que nunca seremos movidos. Podemos decir con confianza: Yo sé a quién he creído; nada quebrantará mi fe en Dios y su Palabra. Pero Satanás está proyectando aprovecharse de nuestras características heredadas y cultivadas, y cegar nuestros ojos acerca de nuestras propias necesidades y defectos. Únicamente comprendiendo nuestra propia debilidad y mirando fijamente a Jesús, podemos estar seguros (El Deseado de todas las gentes, pp. 345, 346).


Viernes 29 de julio_____________________________________________________

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

Lee Elena de White, Patriarcas y profetas, “La prueba de la fe”, pp. 141-150; Testimonios para la iglesia, “Alabad a Dios”, t. 5, pp. 295-298.

“Dios probó siempre a su pueblo en el crisol de la aflicción. Es en el fuego del crisol donde la escoria se separa del oro puro del carácter cristiano. Jesús vigila la prueba; él sabe qué se necesita para purificar el precioso metal, para que pueda reflejar el esplendor de su amor. Es por medio de pruebas estrictas y reveladoras como Dios disciplina a sus siervos. Él ve que algunos tienen aptitudes que pueden usarse en el progreso de su obra, y los somete a pruebas; en su providencia, los coloca en situaciones que prueban su carácter […]. Les muestra sus propias debilidades, y les enseña a depender de él […]. Así alcanza su objetivo. Son educados, adiestrados, disciplinados y preparados para cumplir el gran propósito para el cual recibieron sus capacidades” (PP 122,123).

“Si en la providencia de Dios somos llamados a soportar pruebas, aceptemos la cruz, y bebamos la copa amarga, recordando que es la mano de un Padre la que la ofrece a nuestros labios. Confiemos en él, en las tinieblas como en la luz del día. ¿No podemos creer que nos dará todo lo que fuere para nuestro bien? […] Aun en la noche de aflicción, ¿cómo podemos negarnos a elevar el corazón y la voz en agradecida alabanza, cuando recordamos el amor por nosotros expresado en la Cruz del Calvario?” (TI 5:295)

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. En clase, pide que alguien relate una dura prueba de fe, similar a la de Abraham. ¿Qué pueden aprender de la experiencia de esa persona, de sus éxitos o fracasos?
  2. Repasen las últimas 24 horas de la vida de Cristo antes de su crucifixión. ¿Qué extremos enfrentó? ¿Cómo los soportó? ¿Qué principios podemos tomar de su ejemplo y aplicarlos a nuestra vida cuando estemos en medio de nuestro crisol?
  3. Analicen la idea, que se mencionó esta semana, acerca de cómo mediante nuestro sufrimiento podemos ayudar a otros que también sufren. ¿Cuáles son algunos de los problemas que podrían surgir con esta idea?
  4. Elena de White escribió anteriormente: “Confiemos en él, en las tinieblas como en la luz del día”. Es más fácil decirlo que hacerlo. ¿Cómo podemos ayudarnos mutuamente a desarrollar el tipo de fe que nos permita hacer precisamente eso? ¿Por qué es importante confiar en Dios en los tiempos difíciles?

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