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LECCIONES FUTURAS DE ESCUELA SABÁTICA
Año |
1er Trimestre |
2o Trimestre |
3er Trimestre |
4o Trimestre |
2022 |
Hebreos | Génesis | En el Crisol con Cristo | El Estado de los Muertos |
2023 |
Mayordomía | El Mensaje de los Tres Ángeles | Efesios | Norma Cultural y Mente Misionera de Personajes Bíblicos* |
2024 |
Salmos | El Gran Conflicto | Marcos | Juan |
2025 |
Amor y Justicia en la Biblia | Como Estudiar la Profecía y la Inspiración | Éxodo | Como Permanecer en Relación con Dios |
2026 |
Colosenses – Filipenses | Religión en el Mercado** | Josué | El Espíritu de Profecía |
2027 |
1 & 2 de Corintios | Mayordomía | Eclesiología | Ezequiel |
* Bible Characters as Counter Cultural and Mission Minded
** Religion in the Market Place
Debido a nuestras vacaciones de verano, el comentario de video no será hasta la próxima semana.
Lección 9: Para el 27 de agosto de 2022
UNA VIDA DE ALABANZA
Sábado 20 de agosto________________________________________________________
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Filipenses 4:4-7; Josué 5:13–6:20; Salmo 145; Hechos 16:16-34; 2 Crónicas 20:1-30.
PARA MEMORIZAR:
“Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!” (Fil. 4:4).
Siempre es fácil aclamar a Dios con alegría cuando sentimos gozo. Sin embargo, cuando las cosas van mal, cuando estamos en la peor situación imaginable, cuando el crisol se escalda, no es tan fácil. No obstante, es precisamente entonces cuando necesitamos alabar a Dios, quizá más que nunca, porque la alabanza es un medio que nos ayuda a conservar la fe.
Por cierto, la alabanza puede transformar hasta nuestras circunstancias más tenebrosas, tal vez no en el sentido de que cambie los hechos que nos rodean, sino de que puede cambiarnos a nosotros y a quienes nos rodean, de una manera que nos ayudará a enfrentar los desafíos.
La alabanza es fe en acción. Quizá no siempre nos resulte natural, pero cuando practicamos la alabanza para que se convierta en una parte natural de nuestra vida, tiene el poder de convertir y de conquistar.
Un vistazo a la semana: ¿Qué es la alabanza? ¿Cómo podría ser un arma espiritual poderosa en circunstancias difíciles? ¿Cómo puede transformarnos a nosotros y cambiar la situación que nos rodea?
ESPÍRITU DE PROFECÍA
Haced de la Palabra de Cristo vuestra seguridad. ¿No os ha invitado a ir a él? Nunca os permitáis hablar de una manera descorazonada y desesperada. Si lo hacéis perderéis mucho. Mirando las apariencias, y quejándoos cuando vienen las dificultades y premuras, revelaréis una fe enferma y débil. Hablad y obrad como si vuestra fe fuera invencible. El Señor es rico en recursos: el mundo le pertenece. Mirad al cielo con fe. Mirad a Aquel que posee luz, poder y eficiencia.
Hay en la fe genuina un bienestar, una firmeza de principios y una invariabilidad de propósito que ni el tiempo ni las pruebas pueden debilitar. «Los mancebos se fatigan y se cansan, los mozos flaquean y caen: mas los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán las alas como águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán» Isaías 40:30, 31. (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 1 12, 113).
Muchas veces la vida cristiana está rodeada de peligros, y el deber parece difícil de cumplir. La imaginación cree ver la ruina inminente si se avanza, y la servidumbre y la muerte si se vuelve atrás. Sin embargo, la voz de Dios dice claramente: Id adelante. Obedezcamos la orden, aun cuando nuestra vista no pueda penetrar las tinieblas. Los obstáculos que impiden nuestro progreso no desaparecerán nunca ante un espíritu vacilante y dudoso. Aquellos que difieren la obediencia hasta que toda incertidumbre desaparezca, y no queden riesgos de fracaso ni derrota, no obedecerán nunca. La fe mira más allá de las dificultades, y echa mano de lo invisible, aun de la Omnipotencia, y por lo tanto, no puede resultar frustrada. La fe es como asir la mano de Cristo en toda emergencia (Servicio cristiano, pp. 138, 139).
El Señor desea que mencionemos su bondad y hablemos de su poder. Se le honra mediante la expresión de alabanza y agradecimiento. Él dice: «El que sacrifica alabanza me honrará». Salmo 50:23. Cuando los hijos de Israel viajaban por el desierto, alababan a Dios con himnos sagrados. Los mandamientos y las promesas de Dios fueron provistos de música y a lo largo de todo el sendero fueron cantados por los peregrinos. Y en Canaán, al participar de las fiestas sagradas, las maravillosas obras de Dios habían de ser repasadas, y se había de ofrecer el agradecimiento debido a su nombre. Dios deseaba que toda la vida de su pueblo fuera una vida de alabanza. En esa forma los caminos de Dios habían de ser conocidos «en la tierra», y su salud «en todas las gentes» Salmo 67:2.
Así debería ser también hoy…
El Señor desea que apreciemos el gran plan de la redención, que comprendamos nuestro elevado privilegio como hijos de Dios, y que caminemos delante de él en obediencia y agradecimiento. Desea que le sirvamos en novedad de vida, con alegría cada día. Anhela que la gratitud brote de nuestro corazón porque nuestro nombre está escrito en el libro de la vida del Cordero, porque podemos poner todos nuestros cuidados sobre Aquel que cuida de nosotros. El nos ordena que nos regocijemos porque somos la herencia del Señor, porque la justicia de Cristo es el manto blanco de sus santos, porque tenemos la bendita esperanza de la pronta venida de nuestro Salvador (Palabras de vida del gran Maestro, (pp. 240, 241).
Domingo 21 de agosto_______________________________________________________
UN MARCO PARA LA ALABANZA
El gran escritor ruso Fiódor Dostoyevski había sido condenado a muerte, pero a último momento le conmutaron la sentencia. En su lugar, pasó años en prisión. Sobre su experiencia en la prisión, escribió: “Cree hasta el final, aunque todos los hombres se extravíen y seas el único fiel que quede; aun así, lleva tu ofrenda y alaba a Dios en tu soledad”.
En estas lecciones ya hemos visto que Pablo soportó una oposición y una persecución increíbles. Pero ahora está sentado en una prisión romana, y aun así no está deprimido. Escribe ávidamente para animar a los creyentes de Filipos.
Lee Filipenses 4:4 al 7. ¿Cómo crees que Pablo pudo haber escrito esto, siendo que estaba en una prisión? En este pasaje, ¿cuáles son las claves para obtener la “paz de Dios”?
Filipenses 4:4-7
4 Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! 5 Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. 6 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Una cosa es alegrarse cuando todo va bien. Pero Pablo nos exhorta a regocijarnos siempre. Eso puede sonar extraño. Si tomamos literalmente lo que escribe Pablo, hay dos implicaciones fundamentales para nosotros.
En primer lugar, si el mandato es que nos regocijarnos siempre, esto significa que debemos hacerlo incluso cuando no haya motivos para regocijarnos. En segundo lugar, para regocijarnos siempre, también tendremos que aprender a hacerlo en los momentos en que no nos apetezca.
Pablo nos exhorta a alabar a Dios aunque muchas veces nos parezca poco natural, y hasta irrazonable. Pero, como veremos, precisamente porque hay ocasiones en las que parece irracional que nos regocijemos es que se nos exhorta a hacerlo. En otras palabras, la alabanza es un acto de fe. Así como la fe no radica en nuestras circunstancias sino, más bien, en la verdad acerca de Dios, la alabanza es algo que no hacemos porque nos sintamos bien, sino por la verdad de quién es Dios y lo que nos ha prometido. Y, curiosamente, es esa fe la que comienza a determinar nuestros pensamientos, sentimientos y circunstancias.
¿Cuál es la verdad acerca de Dios que Pablo identifica en el pasaje de hoy, la verdad que te permite regocijarte, incluso en la cárcel? Haz una breve lista de lo que sabes que es la verdad acerca de Dios. Repasa la lista y alaba a Dios por cada uno de esos elementos. ¿En qué medida esto cambia la forma de sentir y de considerar tus circunstancias?
ESPÍRITU DE PROFECÍA
«Dad gracias en todo» (1 Tesalonicenses 5:18) por el poder sustentador de Dios mediante Jesucristo… En el momento en que ofrecéis vuestra oración en demanda de ayuda podéis no sentir todo el gozo y la bendición que quisierais experimentar, pero si creéis que Cristo oirá y contestará vuestra petición, la paz de Cristo vendrá.
Si os aferráis a la fortaleza del poderoso Ayudador, y no argüís con vuestro adversario, y nunca os quejáis de Dios, las promesas se cumplirán. La experiencia que obtengáis hoy confiando en él, os ayudará para hacer frente a las dificultades de mañana. Cada día debéis confiar como niñitos y acercaros más a Jesús y al cielo. Al hacer frente a las pruebas y las dificultades diarias con una confianza inconmovible en Dios, probaréis una vez y otra las promesas del cielo, y cada vez aprenderéis una lección de fe. Así obtendréis fortaleza para resistir la tentación, y cuando os vengan las pruebas más duras, estaréis en condiciones de soportarlas (Nuestra elevada vocación, p. 328).
«Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús». (Filipenses 4:5-7) Tened fe en Dios. Sin importar cuan tempestuosos sean los tiempos, ved a Jesús, el autor y consumador de vuestra fe, seréis completos en él. Permaneced en las veredas antiguas sin importar quién se vuelva. Enraizaos, estad fundados y edificados en la santísima fe, una epístola viva conocida y leída por todos los hombres (That I May Know Him, p. 212; parcialmente en A fin de conocerle, p. 212)
[A finales de 1891, Elena G. de White… viajó a Australia en 1891 para ayudar a fortalecer la obra recién establecida en ese país. Permaneció allí nueve años. Poco después de llegar fue afectada por una prolongada y dolorosa enfermedad. Los siguientes párrafos revelan su fortaleza en esta aflicción. Nótense las lecciones que aprendió en esta experiencia. —Los compiladores.]…
En las prolongadas y tediosas horas de la noche, cuando no me viene el sueño, he dedicado mucho tiempo a la oración; y cuando cada nervio parecía gritar de dolor, cuando en el momento en que pensaba en mí misma me parecía que perdería la calma, la paz de Cristo ha inundado mi corazón a tal punto que me he sentido llena de gratitud y reconocimiento Sé que Jesús me ama, y yo amo a Jesús. Durante algunas noches he dormido tan solo tres horas, unas pocas noches cuatro horas, y la mayor parte del tiempo solamente dos, y sin embargo en estas prolongadas noches australianas, en las tinieblas, todo parece estar iluminado a mi alrededor, y gozo de una dulce comunión con Dios (Mensajes selectos, t. 2, pp. 267, 268).
Lunes 22 de agosto__________________________________________________________
LA ORACIÓN DERRIBA MUROS
Hay una expresión en inglés que dice: “Encerrarse pintando hasta un rincón”. Imagínate que estás pintando el piso de una habitación, pero luego te das cuenta de que terminaste en una esquina y no puedes salir, salvo que pises sobre la pintura fresca. ¡Tienes que quedarte allí hasta que se seque!
A veces, nuestra fe parece arrinconarnos. Llegamos a una situación y, al igual que la pintura fresca en el piso, nuestra fe nos “atrapa”. Contemplamos la situación, y una de dos: o tenemos que rechazar a Dios, la fe y todo lo que creemos, o nuestra fe nos obliga a creer lo que parece imposible.
Dios arrinconó a los israelitas. Después de que el pueblo vagó durante cuarenta años por el desierto, Dios no condujo a su pueblo a praderas desocupadas y pacíficas; Dios los condujo a una de las ciudades más fortificadas de toda la zona. Entonces, tuvieron que caminar alrededor de Jericó en silencio durante seis días. Al séptimo día, Dios les indicó que gritaran, y que ese grito, junto con las trompetas, les daría la victoria.
Lee Josué 5:13 a 6:20. Dios ¿qué estaba tratando de enseñarles a los israelitas?
Josué 5:13-6:20
13 Estando Josué cerca de Jericó, alzó sus ojos y vio un varón que estaba delante de él, el cual tenía una espada desenvainada en su mano. Y Josué, yendo hacia él, le dijo: ¿Eres de los nuestros, o de nuestros enemigos? 14 Él respondió: No; mas como Príncipe del ejército de Jehová he venido ahora. Entonces Josué, postrándose sobre su rostro en tierra, le adoró; y le dijo: ¿Qué dice mi Señor a su siervo? 15 Y el Príncipe del ejército de Jehová respondió a Josué: Quita el calzado de tus pies, porque el lugar donde estás es santo. Y Josué así lo hizo.
1 Ahora, Jericó estaba cerrada, bien cerrada, a causa de los hijos de Israel; nadie entraba ni salía. 2 Mas Jehová dijo a Josué: Mira, yo he entregado en tu mano a Jericó y a su rey, con sus varones de guerra. 3 Rodearéis, pues, la ciudad todos los hombres de guerra, yendo alrededor de la ciudad una vez; y esto haréis durante seis días. 4 Y siete sacerdotes llevarán siete bocinas de cuernos de carnero delante del arca; y al séptimo día daréis siete vueltas a la ciudad, y los sacerdotes tocarán las bocinas. 5 Y cuando toquen prolongadamente el cuerno de carnero, así que oigáis el sonido de la bocina, todo el pueblo gritará a gran voz, y el muro de la ciudad caerá; entonces subirá el pueblo, cada uno derecho hacia adelante. 6 Llamando, pues, Josué hijo de Nun a los sacerdotes, les dijo: Llevad el arca del pacto, y siete sacerdotes lleven bocinas de cuerno de carnero delante del arca de Jehová. 7 Y dijo al pueblo: Pasad, y rodead la ciudad; y los que están armados pasarán delante del arca de Jehová. 8 Y así que Josué hubo hablado al pueblo, los siete sacerdotes, llevando las siete bocinas de cuerno de carnero, pasaron delante del arca de Jehová, y tocaron las bocinas; y el arca del pacto de Jehová los seguía. 9 Y los hombres armados iban delante de los sacerdotes que tocaban las bocinas, y la retaguardia iba tras el arca, mientras las bocinas sonaban continuamente. 10 Y Josué mandó al pueblo, diciendo: Vosotros no gritaréis, ni se oirá vuestra voz, ni saldrá palabra de vuestra boca, hasta el día que yo os diga: Gritad; entonces gritaréis. 11 Así que él hizo que el arca de Jehová diera una vuelta alrededor de la ciudad, y volvieron luego al campamento, y allí pasaron la noche. 12 Y Josué se levantó de mañana, y los sacerdotes tomaron el arca de Jehová. 13 Y los siete sacerdotes, llevando las siete bocinas de cuerno de carnero, fueron delante del arca de Jehová, andando siempre y tocando las bocinas; y los hombres armados iban delante de ellos, y la retaguardia iba tras el arca de Jehová, mientras las bocinas tocaban continuamente. 14 Así dieron otra vuelta a la ciudad el segundo día, y volvieron al campamento; y de esta manera hicieron durante seis días. 15 Al séptimo día se levantaron al despuntar el alba, y dieron vuelta a la ciudad de la misma manera siete veces; solamente este día dieron vuelta alrededor de ella siete veces. 16 Y cuando los sacerdotes tocaron las bocinas la séptima vez, Josué dijo al pueblo: Gritad, porque Jehová os ha entregado la ciudad. 17 Y será la ciudad anatema a Jehová, con todas las cosas que están en ella; solamente Rahab la ramera vivirá, con todos los que estén en casa con ella, por cuanto escondió a los mensajeros que enviamos. 18 Pero vosotros guardaos del anatema; ni toquéis, ni toméis alguna cosa del anatema, no sea que hagáis anatema el campamento de Israel, y lo turbéis. 19 Mas toda la plata y el oro, y los utensilios de bronce y de hierro, sean consagrados a Jehová, y entren en el tesoro de Jehová. 20 Entonces el pueblo gritó, y los sacerdotes tocaron las bocinas; y aconteció que cuando el pueblo hubo oído el sonido de la bocina, gritó con gran vocerío, y el muro se derrumbó. El pueblo subió luego a la ciudad, cada uno derecho hacia adelante, y la tomaron.
Gritar fuerte no iba a causar vibraciones que hicieran caer los muros. Cuando Dios convocó a los israelitas a “gritar”, era el mismo tipo de grito del que David escribe en el Salmo 66: “Aclamad a Dios con alegría, toda la tierra. Cantad la gloria de su nombre; poned gloria en su alabanza” (Sal. 66:1, 2). ¡Este grito era una alabanza! Después de seis días de observar los enormes muros, debieron haber llegado a la conclusión de que no tenían ninguna posibilidad de derribarlos por su cuenta.
¿Cómo nos ayuda esta idea a comprender el significado de Hebreos 11:30?
Hebreos 11:30
30 Por la fe cayeron los muros de Jericó después de rodearlos siete días.
Cuando Dios está a punto de hacer algo nuevo en nuestra vida, posiblemente nos lleve a Jericó, porque tal vez deba enseñarnos que el poder para triunfar no proviene de nuestras fuerzas y estrategias. Todo lo que necesitamos está fuera de nosotros. Por lo tanto, no importa lo que haya frente a nosotros, no importa cuán insuperable pueda parecer, nuestra función es alabar a Dios, la Fuente de todo lo que necesitamos. Eso es fe en acción.
ESPÍRITU DE PROFECÍA
Reinaba el silencio; solo se oía el paso lento y uniforme de muchos pies y el sonido ocasional de las trompetas, que perturbaba la tranquilidad de la madrugada.
Las murallas macizas de piedra sólida parecían desafiar el asedio de los hombres… Cuando acabó la séptima vuelta, la larga procesión hizo alto. Las trompetas, que por algún tiempo habían callado, prorrumpieron ahora en un ruido atronador que hizo temblar la tierra misma. Las paredes de piedra sólida, con sus torres y almenas macizas, se estremecieron y se levantaron de sus cimientos, y con grande estruendo cayeron desplomadas a tierra en ruinas. Los habitantes de Jericó quedaron paralizados de terror, y los ejércitos de Israel penetraron en la ciudad y tomaron posesión de ella.
Los israelitas no habían ganado la victoria por sus propias fuerzas; la victoria había sido totalmente del Señor; y como primicias de la tierra, la ciudad, con todo lo que ella contenía, debía dedicarse como sacrificio a Dios. Debía recalcarse en la mente de los israelitas que en la conquista de Canaán ellos no habían de pelear por sí mismos, sino como simples instrumentos para ejecutar la voluntad de Dios; no habían de procurar riquezas o exaltación personal, sino la gloria de Jehová su Rey (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 523, 524).
«Por fe cayeron los muros de Jericó». Hebreos 11:30… [El plan] de continuar con esta ceremonia durante tanto tiempo antes de la caída final de las murallas, dio a los israelitas ocasión para desarrollar su fe. Había de hacerles comprender que su fuerza no dependía de la sabiduría del hombre, ni de su poder, sino únicamente del Dios de su salvación. Debían acostumbrarse así a confiar enteramente en su Jefe divino.
Dios hará cosas maravillosas por los que confían en él. El motivo porque los que profesan ser sus hijos no tienen más fuerza consiste en que confían demasiado en su propia sabiduría, y no le dan al Señor ocasión de revelar su poder en favor de ellos. El ayudará a sus hijos creyentes en toda emergencia, si ponen toda su confianza en él y le obedecen fielmente (Historia de los patriarcas y profetas, p. 526).
Con frecuencia Cristo cantaba [el salmo 66] y porciones del 68 y 72. Así enseñaba a otros, en la forma más sencilla y modesta.
¿No sería bueno que cultiváramos la gratitud y Ofreciéramos gratos cantos de agradecimiento a Dios? Como cristianos debemos alabar a Dios más de lo que lo hacemos. Deberíamos introducir en nuestra vida más del brillo de su amor. Cuando por fe miramos a Jesús, los semblantes reflejan su gozo y paz. ¡Cuán fervientemente debiéramos procurar relacionarnos con Dios de manera que en el rostro reflejemos la luz del sol de su amor! Cuando nuestra propia alma está vivificada por el Espíritu Santo, ejercemos una influencia elevadora sobre otros que no conocen el gozo de la presencia de Cristo (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 3 p. 1166).
Martes 23 de agosto_________________________________________________________
LA VIDA DE ALABANZA
Alabar al Señor quizá no sea natural para nosotros, incluso en circunstancias favorables. Entonces, ¿cuánto más difícil será alabar en las malas? Sin embargo, eso es lo que somos llamados a hacer. La alabanza es algo que debemos practicar hasta que, de ser una actividad que realizamos en un momento determinado, pase a ser una atmósfera en la que vivimos. La alabanza no debería ser tanto un acto específico como un estilo de vida específico.
Lee Salmo 145. ¿Cuáles son las razones que da David para alabar a Dios? ¿En qué sentido las palabras de este salmo deberían ser las tuyas?
Salmo 145
1 Te exaltaré, mi Dios, mi Rey, Y bendeciré tu nombre eternamente y para siempre. 2 Cada día te bendeciré, Y alabaré tu nombre eternamente y para siempre. 3 Grande es Jehová, y digno de suprema alabanza; Y su grandeza es inescrutable. 4 Generación a generación celebrará tus obras, Y anunciará tus poderosos hechos. 5 En la hermosura de la gloria de tu magnificencia, Y en tus hechos maravillosos meditaré. 6 Del poder de tus hechos estupendos hablarán los hombres, Y yo publicaré tu grandeza. 7 Proclamarán la memoria de tu inmensa bondad, Y cantarán tu justicia. 8 Clemente y misericordioso es Jehová, Lento para la ira, y grande en misericordia. 9 Bueno es Jehová para con todos, Y sus misericordias sobre todas sus obras. 10 Te alaben, oh Jehová, todas tus obras, Y tus santos te bendigan. 11 La gloria de tu reino digan, Y hablen de tu poder, 12 Para hacer saber a los hijos de los hombres sus poderosos hechos, Y la gloria de la magnificencia de su reino. 13 Tu reino es reino de todos los siglos, Y tu señorío en todas las generaciones. 14 Sostiene Jehová a todos los que caen, Y levanta a todos los oprimidos. 15 Los ojos de todos esperan en ti, Y tú les das su comida a su tiempo. 16 Abres tu mano, Y colmas de bendición a todo ser viviente. 17 Justo es Jehová en todos sus caminos, Y misericordioso en todas sus obras. 18 Cercano está Jehová a todos los que le invocan, A todos los que le invocan de veras. 19 Cumplirá el deseo de los que le temen; Oirá asimismo el clamor de ellos, y los salvará. 20 Jehová guarda a todos los que le aman, Mas destruirá a todos los impíos. 21 La alabanza de Jehová proclamará mi boca; Y todos bendigan su santo nombre eternamente y para siempre.
El gran predicador británico Charles Haddon Spurgeon escribió un libro titulado The Practice of Praise [La práctica de la alabanza]. Está basado en el versículo 7 del Salmo 145. Mediante este breve versículo, Spurgeon llama nuestra atención a tres cosas importantes que pueden ayudarnos a desarrollar la alabanza en nuestra vida.
- Practicamos la alabanza cuando miramos a nuestro alrededor. Si no miramos a nuestro alrededor para ver la grandeza de Dios, no tendremos ninguna razón para alabarlo. ¿Qué puedes ver en el mundo creado que sea digno de alabanza, como la belleza de la Creación de Dios? ¿Qué puedes ver en el mundo espiritual que sea digno de alabanza, como la fe de un joven cristiano que va en aumento?
- Practicamos la alabanza al recordar lo que hemos visto. Si queremos vivir en una atmósfera de alabanza, debemos ser capaces de recordar el motivo. ¿Cómo podemos recordar las grandes cosas acerca de Dios (por ejemplo, fomentando nuevos rituales o símbolos que nos recuerden su bondad), para que su bondad y la verdad acerca de él no se nos escapen de la mente?
- Practicamos la alabanza cuando hablamos de ella. La alabanza no es algo que hacemos en nuestra mente. Su propósito es que salga de nuestra boca, para que también la escuchen quienes nos rodean. ¿Qué razones se te ocurren para alabar a Dios verbalmente? ¿Cuál será el efecto de esa alabanza y sobre quiénes?
Toma lápiz y papel y dedica un tiempo a examinar estos tres puntos. ¿Qué puedes hacer para cultivar el hábito de la alabanza en tu vida?
ESPÍRITU DE PROFECÍA
«¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra!… Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites?» «Te alaben, oh Jehová, todas tus obras, y tus santos te bendigan». Salmo 8:1, 3-4; 145:10..
Por doquiera se manifiestan la bondad, la sabiduría y el poder de Dios. En montañas, rocas, colinas y valles veo la acción del poder divino. Nunca me siento solitaria mientras contemplo el gran escenario de la naturaleza. Viajando por planicies y montañas he tenido sentimientos de la más profunda reverencia y temor reverente al contemplar el precipicio que sobresalta y las alturas de las montañas revestidas de nieve.
Las montañas, colinas y valles debieran ser para nosotros como escuelas en las cuales estudiar el carácter de Dios en sus obras creadas. Las obras de Dios que podemos ver en las escenas siempre variadas: en montañas, colinas y valles, en árboles, arbustos y flores, en cada hoja y cada brizna de hierba, debieran enseñarnos una lección de la habilidad y del amor de Dios, y de su poder infinito.
Los que estudian la naturaleza no pueden sentirse solitarios. Aman las horas tranquilas de meditación pues sienten que son colocados en íntima comunión con Dios mientras descubren su poder en sus obras creadas (Dios nos cuida, p. 161).
No solo hemos de contemplar la gloria de Cristo, sino también hablar de su excelencia. Isaías no se limitó a contemplar la gloria de Cristo, sino que también habló de él. Mientras David meditaba, el fuego ardía; y luego habló con su lengua. Cuando pensaba en el amor maravilloso de Dios, no podía menos que hablar de lo que veía y sentía. ¿Quién puede mirar, por la fe en el plan maravilloso de la salvación, la gloria del Hijo unigénito de Dios, sin hablar de ella? El amor insondable que se manifestó en la cruz del Calvario por la muerte de Cristo para que no nos perdiésemos mas tuviésemos vida eterna, ¿quién lo puede contemplar y no hallar palabras para ensalzar la gloria del Señor?
«En su templo todos los suyos le dicen gloria». Salmo 29:9. El dulce cantor de Israel lo alabó con su arpa, diciendo: «En la hermosura de la gloria de tu magnificencia, y en tus hechos maravillosos meditaré. Del poder de tus hechos estupendos hablarán los hombres; y yo publicaré tu grandeza». Salmo 145:5, 6 (El discurso maestro de Jesucristo, pp. 39, 40).
Miércoles 24 de agosto______________________________________________________
UN TESTIMONIO CONVINCENTE
En el libro de Hechos, la alabanza tuvo un efecto asombroso sobre quienes la escucharon. Lee Hechos 16:16 al 34. Después de quitarles la ropa y golpearlos despiadadamente, a Pablo y a Silas los encarcelaron. No hubo nadie que les pusiera ungüento en la espalda magullada y gravemente lacerada. Con gran dolor físico y con los pies en el cepo, fueron puestos en la oscuridad de la zona interna de la prisión. Pero, mientras los demás prisioneros escuchaban, Pablo y Silas comenzaron a orar y cantar.
Después del terremoto, y después de que el carcelero descubrió que ni Pablo ni Silas ni ninguno de los demás prisioneros habían escapado, “temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas; y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?” (Hech. 16:29, 30).
¿Por qué este hecho hizo que el carcelero se concentrara en su necesidad de salvación? ¿Qué papel crees que tuvieron las oraciones y los cánticos de Pablo y de Silas en el hecho de que los prisioneros no huyeran y en la conversión de este hombre y de toda su familia?
Es asombroso pensar que nuestra alabanza puede transformar el destino eterno de quienes nos rodean. Si Pablo y Silas se hubieran sentado en la oscuridad a murmurar y quejarse como suelen hacer los prisioneros, ¿crees que alguien se habría salvado esa noche?
No sabemos qué pasó con el carcelero y su familia posteriormente, pero ¿te los imaginas leyendo las palabras que Pablo escribió más adelante desde otra prisión en Roma?: “Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no solo que creáis en él, sino también que padezcáis por él, teniendo el mismo conflicto que habéis visto en mí, y ahora oís que hay en mí” (Fil. 1:29, 30). Si leyeron esto y reflexionaron respecto de que el sufrimiento de Pablo les había producido gozo a ellos, seguramente esto debió haberles despertado una canción en el corazón y un nuevo aliciente para permanecer fieles, sin importar el costo.
¿En quién crees que podrías influir para creer en Dios mediante un cántico de alabanza que salga de tu corazón? Haz un esfuerzo intencional para ser más abierto y efusivo en tu alabanza a Dios alrededor de otras personas. No sabes el efecto positivo que podría tener esto.
ESPÍRITU DE PROFECÍA
El carcelero había oído con asombro las oraciones y cantos de los encarcelados apóstoles. Cuando los trajeron vio sus hinchadas y sangrientas heridas, y él mismo hizo asegurar sus pies en los cepos. Había esperado oír de ellos amargos gemidos e imprecaciones; pero oyó en cambio cantos de gozo y alabanza. Con estos sonidos en sus oídos el carcelero había caído en un sueño del cual fue despertado por el terremoto y el sacudimiento de las paredes de la cárcel.
La severidad con que el carcelero había tratado a los apóstoles no había despertado su resentimiento. Pablo y Silas tenían el espíritu de Cristo, no el espíritu de venganza. Sus corazones, llenos del amor del Salvador, no daban cabida a la malicia contra sus perseguidores.
Una influencia santificadora se difundió entre los presos, y todos estaban dispuestos a escuchar las verdades habladas por los apóstoles. Estaban convencidos que el Dios a quien estos hombres servían los había librado milagrosamente de sus cadenas (Los hechos de los apóstoles, pp. 175, 176).
Los apóstoles no contaban su vida por preciosa y se regocijaban de ser tenidos por dignos de sufrir oprobio por el nombre de Cristo. Pablo y Silas sufrieron la pérdida de todo. Fueron azotados y arrojados brutalmente al piso frío de una mazmorra, en una posición muy dolorosa, con los pies elevados y sujetos en el cepo. ¿Llegaron protestas y quejas a los oídos del carcelero? ¡Oh, no! Desde el interior de la cárcel, se elevaron voces que rompían el silencio de la noche con cantos de gozo y alabanza a Dios. Animaban a estos discípulos un profundo y ferviente amor por la causa de su Redentor, a favor de la cual sufrían.
En la medida en que la verdad de Dios llene nuestro corazón, absorba nuestros afectos y rija nuestra vida, tendremos por gozo el sufrir por la verdad. Ni las paredes de la cárcel, ni la hoguera del martirio, podrán entonces dominarnos ni poner obstáculo a la gran obra (Testimonios para la iglesia, t. 3, p. 446).
Cada alma está rodeada de una atmósfera propia, de una atmósfera que puede estar cargada del poder vivificante de tla fe, el valor y la esperanza, y endulzada por la fragancia del amor… Toda persona con la cual nos relacionamos queda, consciente o inconscientemente, afectada por la atmósfera que nos rodea…
El testimonio silencioso de una vida sincera, abnegada y piadosa, tiene una influencia casi irresistible. Al revelar en nuestra propia vida el carácter de Cristo, cooperamos con él en la obra de salvar almas. Solamente revelando en nuestra vida su carácter, podemos cooperar con él.
Y cuanto más amplia es la esfera de nuestra influencia, mayor bien podemos hacer. Cuando los que profesan servir a Dios sigan el ejemplo de Cristo practicando los principios de la ley en su vida diaria; cuando cada acto dé testimonio de que aman a Dios más que todas las cosas y a su prójimo como a sí mismos, entonces la iglesia tendrá poder para conmover al mundo (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 274, 275).
Jueves 25 de agosto_________________________________________________________
UN ARMA QUE CONQUISTA
Lee 2 Crónicas 20:1 al 30. Como descubrió Josafat, la alabanza es un arma poderosa. Después de recibir el informe de que una “gran multitud” venía contra él, Josafat no se lanzó inmediatamente a la acción militar, sino que decidió “consultar a Jehová” (2 Crón. 20:3). Cuando el pueblo de Judá llegó a Jerusalén para ayunar, Josafat admitió la realidad de la situación y dijo que “en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos” (2 Crón. 20:12).
Cuando ves que se acerca una “gran multitud”, ¿cuál es tu reacción instintiva? De la respuesta de Josafat en 2 Crónicas 20:3 al 12, ¿qué puedes aprender sobre cómo afrontar una oposición abrumadora?
2 Crónicas 20:3-12
3 Entonces él tuvo temor; y Josafat humilló su rostro para consultar a Jehová, e hizo pregonar ayuno a todo Judá. 4 Y se reunieron los de Judá para pedir socorro a Jehová; y también de todas las ciudades de Judá vinieron a pedir ayuda a Jehová. 5 Entonces Josafat se puso en pie en la asamblea de Judá y de Jerusalén, en la casa de Jehová, delante del atrio nuevo; 6 y dijo: Jehová Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos, y tienes dominio sobre todos los reinos de las naciones? ¿No está en tu mano tal fuerza y poder, que no hay quien te resista? 7 Dios nuestro, ¿no echaste tú los moradores de esta tierra delante de tu pueblo Israel, y la diste a la descendencia de Abraham tu amigo para siempre? 8 Y ellos han habitado en ella, y te han edificado en ella santuario a tu nombre, diciendo: 9 Si mal viniere sobre nosotros, o espada de castigo, o pestilencia, o hambre, nos presentaremos delante de esta casa, y delante de ti (porque tu nombre está en esta casa), y a causa de nuestras tribulaciones clamaremos a ti, y tú nos oirás y salvarás. 10 Ahora, pues, he aquí los hijos de Amón y de Moab, y los del monte de Seir, a cuya tierra no quisiste que pasase Israel cuando venía de la tierra de Egipto, sino que se apartase de ellos, y no los destruyese; 11 he aquí ellos nos dan el pago viniendo a arrojarnos de la heredad que tú nos diste en posesión. 12 ¡Oh Dios nuestro! ¿no los juzgarás tú? Porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos.
Cuando el Espíritu de Dios descendió sobre Jahaziel, este anunció audazmente: “No habrá para qué peleéis vosotros en este caso; paraos, estad quietos, y ved la salvación de Jehová con vosotros. Oh Judá y Jerusalén, no temáis ni desmayéis; salid mañana contra ellos, porque Jehová estará con vosotros” (2 Crón. 20:17). Después de eso, adoraron a Dios y cantaron alabanzas “con fuerte y alta voz” (2 Crón. 20:19). Aunque Dios iba a luchar por ellos, aun así tenían que salir para enfrentar al enemigo.
Pero esta no era una marcha común hacia la guerra. Josafat designó un coro para que cantara alabanzas a Dios mientras marchaban. “Y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, Jehová puso contra los hijos de Amón, de Moab y del monte de Seir, las emboscadas de ellos mismos que venían contra Judá, y se mataron los unos a los otros” (2 Crón. 20:22). Según el autor, Dios intervino en el mismo momento en que ejercieron fe en su promesa, al comenzar a “alabar el esplendor de su santidad” (2 Crón. 20:21, NVI).
Vuelve a leer 2 Crónicas 20:1 al 30. ¿Qué principios espirituales puedes encontrar que se puedan aplicar a tu experiencia con Dios, especialmente en tiempos de pruebas y aflicciones?
ESPÍRITU DE PROFECÍA
Con confianza, podía Josafat decir al Señor: «A ti volvemos nuestros ojos». Durante años había enseñado al pueblo a confiar en aquel que en siglos pasados había intervenido tan a menudo para salvar a sus escogidos de la destrucción completa; y ahora, cuando peligraba el reino, Josafat no estaba solo. «Todo Judá estaba en pie delante de Jehová, con sus niños, y sus mujeres, y sus hijos». Unidos, ayunaron y oraron; unidos, suplicaron al Señor que confundiese a sus enemigos, a fin de que el nombre de Jehová fuese glorificado.
Dios fue la fortaleza de Judá en esta crisis, y es hoy la fortaleza de su pueblo. No hemos de confiar en príncipes, ni poner a los hombres en lugar de Dios. Debemos recordar que los seres humanos son sujetos a errar, y que Aquel que tiene todo el poder es nuestra fuerte torre de defensa. En toda emergencia, debemos reconocer que la batalla es suya. Sus recursos son ilimitados, y las imposibilidades aparentes harán tanto mayor la victoria (Conflicto y valor, p. 217).
Confié en el Señor con todo el corazón, y él nunca la va a defraudar. Si le pide ayuda a Dios, no lo hará en vano. Para animarnos a tener confianza se acerca a nosotros por medio de su Santa Palabra y su Espíritu, y trata de lograrlo de mil maneras. Pero en nada se deleita más que en recibir al débil que acude a él en procura de fortaleza. Si quisiéramos encontrar corazón y voz para orar, ciertamente él encontraría oídos para oír y un brazo para salvar.
No se conoce un solo caso en que Dios haya ocultado su rostro
para no oír las súplicas de su pueblo. Cuando todo otro recurso falló, él fue siempre un pronto auxilio en cada emergencia. ¡Quiera Dios bendecirla, querida alma pobre, sacudida y maltratada! Aférrese de su mano; no la suelte. La llevará a usted, a sus hijos y todas sus penas y pesares, si está dispuesta a depositarlos sobre él. —Carta 42, del 4 de julio de 1875, dirigida a una hermana que acaba a de enviudar (Cada día con Dios, p. 192).
Si la bondad amante de Dios provocase más agradecimiento y alabanza, tendríamos más poder en la oración. Abundaríamos más y más en el amor de Dios, y él nos proporcionaría más dádivas por las cuales alabarle. Vosotros que os quejáis de que Dios no oye vuestras oraciones, cambiad el orden actual, y mezclad alabanzas con vuestras peticiones. Cuando consideréis su bondad y misericordia, hallaréis que él tiene en cuenta vuestras necesidades…
Nuestro Dios, el Creador de los cielos y de la tierra, declara: «El que sacrifica alabanza me honrará. Salmo 50:23. Todo el cielo se une para alabar a Dios. Aprendamos el canto de los ángeles ahora, para que podamos cantarlo cuando nos unamos a sus resplandecientes filas. Digamos con el salmista: «Alabaré a Jehová en mi vida: Cantaré salmos a mi Dios mientras viviere». «Alábente los pueblos, oh Dios; alábente los pueblos todos». Salmo 146:2; 67:3 (Testimonios para la iglesia, t. 5, pp. 297, 298).
Viernes 26 de agosto________________________________________________________
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee Elena de White, Profetas y reyes, “Josafat”, pp. 142-151; Patriarcas y profetas, “La caída de Jericó”, pp. 521-533.
“Eduquemos, pues, nuestro corazón y nuestros labios para alabar a Dios por su amor incomparable. Eduquemos nuestra alma para tener esperanza y vivir en la luz que irradia de la Cruz del Calvario. Nunca debemos olvidar que somos hijos del Rey celestial, hijos e hijas del Señor de los ejércitos. Es nuestro privilegio confiar reposadamente en Dios” (MC 195).
“Y, mientras yo lo adoro y magnifico, ustedes magnifíquenlo conmigo. Alaben al Señor aun cuando caigan en la oscuridad. Alábenlo aun en la tentación. ‘Regocijaos en el Señor siempre’, dice el apóstol. ‘Otra vez digo: ¡Regocijaos!’ ¿Traerá eso penumbras y tinieblas a sus familias? No, por cierto; traerá un rayo de sol. Así reciban rayos de luz eterna del Trono de gloria y los esparcirán a su alrededor. Permítanme exhortarlos a realizar esta obra: esparzan esta luz y esta vida a su alrededor, no solo en vuestra propia senda, sino en las sendas de los que se relacionan con ustedes. Que su objetivo sea mejorar a los que los rodean, elevarlos, señalarles el cielo y la gloria, y guiarlos a buscar, por sobre todas las cosas terrenales, los bienes eternos, la herencia inmortal, las riquezas imperecederas” (TI 2:525).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
- ¿Qué papel tiene la alabanza comunitaria en la vida del cristiano? ¿Cómo describirías la alabanza en tu Escuela Sabática? ¿Es edificante? ¿Anima a los miembros a mantenerse fieles en medio de las pruebas y las aflicciones? Si no es así, ¿qué se podría hacer?
- ¿Qué significa “alaben al Señor aun cuando caigan en la oscuridad” o “alábenlo aun en la tentación”? La alabanza ¿cómo puede ayudarnos a superar estas situaciones?
- Pide a los miembros de la clase que den testimonio de cómo la alabanza afectó su vida. ¿Qué pueden aprender de las experiencias de los demás?
- Como clase, escojan un salmo de alabanza y dediquen tiempo a leerlo juntos. ¿Qué les enseña sobre la alabanza? ¿Qué impacto tiene la alabanza en su fe?
08/27/2022 en 8:03 AM
excelente: gracias por dar lo mejor pensando en el bienestar dela iglesia