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Colosenses – Filipenses | Religión en el Mercado** | Josué | El Espíritu de Profecía |
2027 |
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* Bible Characters as Counter Cultural and Mission Minded
** Religion in the Market Place
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Lección 12: Para el 17 de diciembre de 2022
LA COSMOVISIÓN BÍBLICA
Sábado 10 de diciembre__________________________________________________
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Lucas 2:52; Mateo 4:23; 1 Corintios
6:19, 20; Salmo 24:3, 4; Hechos 8:4–24; 1 Juan 3:1–3.
PARA MEMORIZAR:
“Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo” (1 Tes. 5:23).
El libro de Apocalipsis habla de dos importantes “globalizaciones” antes de la segunda venida de Cristo. Apocalipsis 13 describe la globalización del error, cuando “toda la tierra” se maravillará y seguirá a la bestia del mar (Apoc. 13:3, 7, 8, 12, 16). Apocalipsis 14 destaca la globalización de la verdad, cuando el “evangelio eterno” se predicará “a toda nación, tribu, lengua y pueblo” (Apoc. 14:6, 7). Durante esos “tiempos peligrosos” (2 Tim. 3:1), soplará “todo viento de doctrina” (Efe. 4:14) y la gente “no escuchará la verdadera enseñanza, sino que prestará atención a toda clase de cuentos” (2 Tim. 4:4, TLA). “Merced a los dos grandes errores, el de la inmortalidad del alma y el de la santidad del domingo, Satanás someterá a la gente bajo sus engaños. Mientras el primero pone el fundamento del espiritismo, el segundo crea un lazo de simpatía con Roma” (CS 574).
Hasta que estos eventos finales alcancen su cumplimiento, debemos permanecer firmes en nuestra creencia en toda la verdad que tenemos, que incluye la naturaleza de la humanidad y de la muerte, mientras procuramos que el Espíritu Santo nos guíe con el propósito de estar listos para la manifestación gloriosa de Cristo.
ESPÍRITU DE PROFECÍA
Si luchamos con la fuerza del Todopoderoso, estaremos del lado que finalmente vencerá. Al final resultaremos triunfadores. La obra más grandiosa, las escenas más peligrosas están delante de nosotros. Debemos hacer frente al mortal conflicto. ¿Estamos preparados para ello? Dios todavía habla a los hijos de los hombres. Está hablando de muchas formas distintas. ¿Oiremos su voz? ¿Colocaremos nuestras manos con toda confianza en las suyas, y diremos: «Condúceme, guíame»?
Existe religión barata en abundancia, pero no existe un cristianismo barato. El yo puede figurar mayormente en una falsa religión, pero no puede aparecer en la experiencia cristiana. Sois colaboradores de Dios. «Separados de mí —dijo Cristo—, nada podéis hacer». No podemos ser pastores del rebaño a menos que seamos despojados de nuestros propios hábitos, modales y costumbres peculiares y seamos transformados a la semejanza de Cristo (Testimonios para los ministros, p. 339).
Para aquellos que creen en la verdad, es de positiva necesidad efectuar continuos progresos, creciendo en toda la estatura de hombres y mujeres en Cristo Jesús. No hay tiempo para reincidir en los errores ni para la indiferencia. Cada cual debe tener una experiencia viva en las cosas de Dios. Tengan raíces en Uds. mismos. Fúndense sobre la fe, de modo que habiendo hecho todo, puedan permanecer con confianza inconmovible en Dios, en el tiempo que probará la obra y el carácter de cada hombre. Ejerciten sus facultades en las cosas espirituales, hasta que puedan apreciar las cosas profundas de la Palabra de Dios, y avanzar de fortaleza en fortaleza.
Hay miles que dicen tener la luz de la verdad y que no progresan. No tienen una experiencia viva, a pesar de haber poseído todas las ventajas… La Palabra de Dios ofrece libertad espiritual e instrucción a aquellos que bus can sinceramente. Los que aceptan las promesas de Dios y actúan confiando en ellas con fe viva, tendrán la luz del cielo en sus vidas. Beberán de la fuente de vida, y guiarán a otros a las aguas que han refrescado sus propias almas… (Hijos e hijas de Dios, p. 334).
«Vendrá tiempo —escribió Pablo a Timoteo—, cuando no sufrirán la sana doctrina; antes, teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído, y se volverán a las fábulas. Pero tú vela en todo, soporta las aflicciones, haz la obra de evangelista, cumple tu ministerio». 2 Timoteo 4:3-5.
«La sana doctrina» es la verdad bíblica, la verdad que promueva piedad y devoción, que confirme al pueblo de Dios en la fe. La sana doctrina significa mucho para el que la recibe; y significa mucho también para el que la enseña, el ministro de justicia; porque dondequiera que se predique el evangelio, cada obrero, sea cual fuere su ramo de servicio, es o fiel o infiel a su responsabilidad como mensajero del Señor (Obreros evangélicos, p. 326).
Domingo 11 de diciembre_________________________________________________
EL MODELO DE JESÚS
Lee Lucas 2:52. ¿Qué cuatro dimensiones del crecimiento de Jesús se mencionan en este pasaje?
Lucas 2:52
52 Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres.
Jesús fue el ser humano perfecto, y su crecimiento abarcó todas las dimensiones básicas de la existencia humana. Según Lucas 2:52, “Jesús crecía en sabiduría [mental] y en estatura [física], y en gracia para con Dios [espiritual] y los hombres [social]”. “Su mente era vivaz y aguda, con una reflexión y una sabiduría que superaban a sus años. Sin embargo, su carácter era de hermosa simetría. Las facultades de su intelecto y de su cuerpo se desarrollaban gradualmente, en armonía con las leyes de la niñez.
“Durante su infancia, Jesús manifestó una disposición especialmente amable. Sus manos voluntarias estaban siempre listas para servir a otros. Manifestaba una paciencia que nada podía perturbar, y una veracidad que nunca sacrificaba la integridad. En los principios era firme como una roca, y su vida revelaba la gracia de una cortesía desinteresada” (DTG 5152).
Lee Mateo 4:23. En la actualidad, ¿cómo podemos desarrollar con eficacia el triple ministerio de Jesús: enseñar, predicar y sanar?
Mateo 4:23
23 Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
Si reconocemos que el ser humano es una persona integral e indivisible, entonces no podemos restringir nuestra religión solo a cuestiones espirituales. La verdad, en realidad, abarca todo el ser, incluye toda nuestra vida y comprende todas las dimensiones de nuestra vida. Los elementos físicos y espirituales están tan poderosamente integrados que realmente no pueden separarse. Y, aunque como seres caídos nunca seremos iguales a la descripción de Jesús presentada más arriba, debemos emularlo, por la gracia de Dios, porque la obra de la redención es restaurar en el hombre la imagen de su Hacedor; es restituirlo a la perfección con que fue creado; es promover el desarrollo del cuerpo, la mente y el alma. Esto es lo que Dios pretende hacer en su pueblo como parte del proceso para prepararlo para su venida.
Al contrastarnos con Jesús, la diferencia podría desanimarnos fácilmente. Entonces, el hecho de centrarnos en la Cruz y lo que esta significa ¿cómo nos protege del desánimo por lo que vemos en nosotros mismos en comparación con lo que vemos en Jesús?
ESPÍRITU DE PROFECÍA
El admirable ejemplo de la vida de Cristo, la inigualable ternura con la cual él se aproximó a los sentimientos del alma oprimida, llorando con el que lloraba, gozándose con el que se gozaba en su amor, deben tener una profunda influencia sobre el carácter de todos los que aman a Dios y guardan sus mandamientos.
Deben dar simpatía, no de mala gana sino liberalmente; mediante palabras y actos bondadosos, deben procurar que el camino resulte tan fácil para los pies cansados como desean que sea el camino para sus propios pies. Cuando recibimos diariamente y cada hora la bendición de Dios, no podemos hacer menos para manifestar nuestra gratitud que tener un interés bondadoso y generoso en aquellos por quienes Cristo murió (Nuestra elevada vocación, p. 185).
Si nos hemos convertido en discípulos de Cristo, aprenderemos de él, cada día aprenderemos cómo vencer algún rasgo de carácter detestable, cada día copiaremos su ejemplo y nos acercaremos un poco más al Modelo. Si alguna vez hemos de heredar esas mansiones que él ha ido a prepararnos, aquí debemos estar formando caracteres tales como los de los moradores de allí.
Los requisitos de Dios son hechos con sabiduría y bondad. Al obedecerlos, la mente se expande, mejora el carácter y el alma encuentra paz y descanso que el mundo no puede dar ni quitar (That 1 May Know Him, p. 121; parcialmente en A fin de conocerle, p. 122).
Así dio Cristo su mandato a sus discípulos. Proveyó ampliamente para la prosecución de la obra y tomó sobre sí la responsabilidad de su éxito. Mientras ellos obedeciesen su palabra y trabajasen en relación con él, no podrían fracasar. Id a todas las naciones, les ordenó. Id hasta las partes más lejanas del globo habitable, pero sabed que mi presencia estará allí. Trabajad con fe y confianza, porque nunca llegará el momento en que yo os abandone.
El mandato que dio el Salvador a los discípulos incluía a todos los creyentes en Cristo hasta el fin del tiempo. Es un error fatal suponer que la obra de salvar almas solo depende del ministro ordenado. Todos aquellos a quienes llegó la inspiración celestial, reciben el evangelio en cometido. A todos los que reciben la vida de Cristo se les ordena trabajar para la salvación de sus semejantes…
Cualquiera sea la vocación de uno en la vida, su primer interés debe ser ganar almas para Cristo. Tal vez no pueda hablar a las congregaciones, pero puede trabajar para los individuos. Puede comunicarles la instrucción recibida de su Señor. El ministerio no consiste solo en la predicación. Ministran aquellos que alivian a los enfermos y dolientes, que ayudan a los menesterosos, que dirigen palabras de consuelo a los abatidos y a los de poca fe… Cristo quiere que sus siervos ministren a las almas enfermas de pecado (El Deseado de todas las gentes, pp. 761, 762).
Lunes 12 de diciembre___________________________________________________
EL CUERPO COMO TEMPLO
La teoría dualista de un cuerpo mortal con un alma inmortal ha generado varias teorías sobre el cuerpo humano. Por ejemplo, para los filósofos griegos antiguos, el cuerpo humano es la prisión del alma, y esta se libera mediante la muerte. En resonancia con este concepto pagano, muchos cristianos hoy creen que el cuerpo es la morada temporal del alma inmortal, que se reintegrará al cuerpo en la resurrección. En cambio, los panteístas divinizan el cuerpo humano; creen que Dios y el Universo son lo mismo. Para ellos, todas las cosas son Dios y el cuerpo humano es parte de la única sustancia divina integrada y universal. Como estamos rodeados de teorías contradictorias sobre el tema, debemos mantenernos firmes en lo que enseña la Biblia con respecto a la naturaleza de la humanidad.
Lee 1 Corintios 3:16, 17; 6:19 y 20; y 10:31. ¿Cómo puede influir positivamente en nuestro estilo de vida la concepción de que nuestro cuerpo es “el templo de Dios” y “el templo del Espíritu Santo”?
1 Corintios 3:16-17
16 ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? 17 Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.
1 Corintios 6:19-20
19 ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? 20 Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
1 Corintios 10:31
31 Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.
Tanto Adán como Eva fueron creados a imagen y semejanza de Dios (Gén. 1:26, 27), y esto se reflejaba no solo en su carácter sino también en su aspecto físico. Debido a que la presencia del pecado estropeó e incluso ocultó esa imagen, la obra de la redención consiste en restaurar a la humanidad a su condición original, incluyendo la salud física en la medida de lo posible, para seres que no tienen la posibilidad de participar del árbol de la vida.
Esta restauración es un proceso de por vida que culminará solo en la segunda venida de Cristo, cuando lo corruptible se vista de incorrupción y lo mortal se vista de inmortalidad (1 Cor. 15:53, 54).
El apóstol Juan escribió a su amigo Gayo: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma” (3 Juan 1:2).
Si reconocemos que el ser humano es una entidad indivisible y que la religión abarca todos los aspectos de la vida y del ser humanos, entonces también deberíamos considerar nuestra salud física como un deber religioso. Debemos guiarnos por el principio inspirado: “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios” (1 Cor. 10:31). Pero, recuerda que todavía vivimos en un mundo en el que la gente buena puede dar lo mejor de sí y aun así sufrir las consecuencias de una naturaleza humana pecaminosa y un entorno pecaminoso. Por eso, debemos confiar en Dios y hacer lo mejor posible, y dejar los resultados en manos de Dios.
ESPÍRITU DE PROFECÍA
La mayor alabanza que los hombres pueden ofrecer a Dios es llegar a ser medios consagrados por los cuales pueda obrar. El tiempo pasa rápidamente hacia la eternidad. No retengamos de Dios lo que le pertenece. No le rehusemos lo que, aun cuando no puede ser ofrecido con mérito, no puede ser negado sin ruina. El nos pide todo el corazón; démoselo; es suyo, tanto por derecho de creación como de redención. Nos pide nuestra inteligencia; démosela, es suya. Pide nuestro dinero; démoselo, pues es suyo. No sois vuestros, porque comprados sois por precio». 1 Corintios 6:19, 20. Dios requiere el homenaje de un alma santificada, que, por el ejercicio de la fe que obra por medio del amor, se haya preparado para servirle. Sostiene ante nosotros el más alto ideal, el de la perfección. Nos pide que nos manifestemos absoluta y completamente en favor de él en este mundo, así como él está siempre en favor nuestro en la presencia de Dios (Los hechos de los apóstoles, p. 452).
Los hombres no serán nunca temperantes hasta que la gracia de Cristo sea un principio viviente en el corazón…
Las circunstancias no pueden producir reformas. El cristianismo propone una reforma del corazón. Lo que Cristo obra dentro, se realizará bajo el dictado de un intelecto convertido. El plan de comenzar afuera y tratar de obrar hacia el interior siempre ha fracasado, y siempre fracasará. El plan de Dios con usted es comenzar con la raíz misma de todas las dificultades, el corazón, y entonces del corazón mismo surgirán los principios de justicia. La reforma será exterior así como interior (Consejos sobre el régimen alimenticio, p. 40).
Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma. 3 Juan 2.
El correcto empleo de uno mismo es la lección más valiosa que se puede aprender. No debemos realizar trabajo mental y detenernos allí, ni hacer trabajo físico solamente; debemos emplear de la mejor manera las diversas piezas que componen la maquinaria humana: el cerebro, los huesos, los músculos, la cabeza y el corazón.
El uso correcto del cuerpo incluye todo el ciclo de las obligaciones hacia uno mismo, el mundo y Dios. Usense entonces las facultades físicas en proporción con las mentales…
Pertenecéis al Señor, porque él os ha creado. Le pertenecéis por causa de la redención, porque dio su vida por vosotros… Preservad cada parte de la maquinaria viviente para que podáis usarla para Dios. Preservadla para él. Vuestra salud depende del uso correcto del organismo. No malgastéis ninguna porción de las facultades dadas por Dios, ya sean físicas, mentales o morales. Todos vuestros hábitos deben ser puestos bajo el dominio de Dios (Hijos e hijas de Dios, p. 173).
Martes 13 de diciembre__________________________________________________
LA MENTE DE CRISTO
Algunos creen que al cambiar el entorno la persona se transformará. Definitivamente, debemos evitar lugares y circunstancias que puedan hacernos más vulnerables a la tentación (Sal. 1:1; Prov. 5:1-8). Pero, nuestro problema con la tentación y el pecado solo puede resolverse mediante la transformación de nuestro corazón (o mente). Cristo fue al meollo del asunto cuando dijo: “Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez” (Mar. 7:21, 22). Esto significa que nuestra mente debe transformarse para que nuestro comportamiento cambie.
Lee los siguientes pasajes: 1 Corintios 2:16; Salmo 24:3, 4; Romanos 12:2; Filipenses 4:8; Colosenses 3:2. ¿Qué significa tener la “mente de Cristo”?
1 Corintios 2:16
16 Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.
Salmo 24:3-4
3 ¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo? 4 El limpio de manos y puro de corazón; El que no ha elevado su alma a cosas vanas, Ni jurado con engaño.
Romanos 12:2
2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
Filipenses 4:8
8 Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.
Colosenses 3:2
2 Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.
El Señor había prometido que bajo el “Nuevo Pacto” él pondría su Ley en la mente del pueblo y la escribiría en su corazón (Jer. 31:31-33; comparar con Heb. 8:8-10; 10:16). No es de extrañar, entonces, que en el Sermón del Monte Cristo haya ampliado y profundizado el significado de los mandamientos de Dios al nivel de los pensamientos y las intenciones (ver Mat. 5:17–48). Por ende, podemos obtener la victoria sobre la tentación solo por la gracia transformadora de Dios y, en el nivel de pensamientos e intenciones, debemos reclamar esa promesa para poder detener los pensamientos pecaminosos.
No obstante, por más que seamos fieles en esta vida, nunca alcanzaremos la impecabilidad total. Pero, si estamos en Cristo, su justicia nos reviste completamente. Aunque todavía no somos perfectos, ya se nos considera perfectos en él (Fil. 3:12-15). “Cuando estamos unidos con Cristo, tenemos la mente de Cristo. La pureza y el amor brillan en el carácter, la humildad y la verdad rigen la vida. La misma expresión del rostro es cambiada. Cristo, que habita en el alma, ejerce un poder transformador, y el aspecto externo da testimonio de la paz y del gozo que reinan en el interior” (MS 1:406).
Solo mediante una entrega diaria, una muerte diaria al yo, un esfuerzo diario decidido, por fe, para ser obedientes a Jesús, podemos obtener este tipo de transformación en nuestra vida.
Imagínate cómo sería tu vida si pudieras frenar incluso los pensamientos pecaminosos. ¿Cuán diferente sería? ¿Cuál es la única forma posible de que esta sea tu experiencia?
ESPÍRITU DE PROFECÍA
Muchos son sensibles a su gran deficiencia, y leen, oran y resuelven, y sin embargo no realizan ningún progreso. Parecen ser incapaces de resistir la tentación. La razón es que no profundizan suficientemente. No buscan una cabal conversión del alma, para que las corrientes que salen de ella sean puras, y el comportamiento pueda testificar que Cristo reina adentro.
Todos los defectos de carácter se originan en el corazón. El orgullo, la vanidad, el mal genio y la codicia proceden del corazón carnal que no ha sido renovado por la gracia de Cristo. Si el corazón es refinado, enternecido y ennoblecido, las palabras y la acción darán testimonio de ello. Cuando el alma se ha entregado enteramente a Dios, habrá una firme confianza en sus promesas, y habrá oración ferviente y esfuerzo decidido por controlar las palabras y las acciones (Nuestra elevada vocación, p. 338).
Tenemos, sin embargo, algo que hacer para resistir a la tentación. Los que no quieren ser víctimas de los ardides de Satanás deben custodiar cuidadosamente las avenidas del alma; deben abstenerse de leer, ver u oír cuanto sugiera pensamientos impuros. No se debe dejar que la mente se espacie al azar en todos los temas que sugiera el adversario de las almas… Pablo dice: «Todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay alguna virtud, si alguna alabanza, en esto pensad». Filipenses 4:8. Esto requerirá ferviente oración y vigilancia incesante. Habrá de ayudarnos la influencia permanente del Espíritu Santo, que atraerá la mente hacia arriba y la habituará a pensar solo en cosas santas y puras. Debemos estudiar diligentemente la Palabra de Dios. «¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra», dice el salmista y añade: «En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti». Salmo 119:9, 11 (Historia de los patriarcas y profetas, p. 492).
Esté absorta vuestra alma meditando en las gloriosas verdades contenidas en la Palabra de Dios y no estaréis deseando constantemente algo que no tenéis. Despreciaréis los pensamientos triviales y vanos. Siempre estaréis tratando de alcanzar el elevado nivel de virtud y santidad que se os presenta en el evangelio. Buscaréis mayores logros en la vida divina. Conversad con Dios por medio de su Palabra. Esto ennoblecerá vuestra naturaleza toda.
Por la contemplación del sublime ideal que él ha puesto ante vosotros, seréis elevados a una atmósfera pura y santa, aun a la misma la presencia de Dios. Cuando permanecéis ahí, saldrá de vosotros una luz que irradia a todos los que están conectados con vosotros (In Heavenly Places, p. 161; parcialmente en En los lugares celestiales, p. 163).
Miércoles 14 de diciembre________________________________________________
LA GUÍA DEL ESPÍRITU
El Espíritu Santo es el poderoso Agente de Dios que derrama el amor divino en nuestro corazón (Rom. 5:5), nos conduce a una verdadera experiencia salvífica (Juan 16:7-11), nos guía a toda la verdad (Juan 16:13) y nos da poder para cumplir la misión evangélica (Hech. 1:8). Como es el Espíritu Santo quien contrarresta la obra degenerativa de Satanás, no es de extrañar que Satanás intente distorsionar por todos los medios nuestra comprensión de la naturaleza y la obra del Espíritu Santo. Mientras que algunos niegan su personalidad, otros enfatizan los dones del Espíritu sobre su poder transformador.
Lee Hechos 8:4 al 24. Simón, el hechicero de Samaria, quería recibir los dones del Espíritu Santo sin que el Espíritu lo regenere. ¿Cómo se sigue manifestando esta misma actitud en nuestros días?
Hechos 8:4-24
4 Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio. 5 Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. 6 Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía. 7 Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían estos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados; 8 así que había gran gozo en aquella ciudad. 9 Pero había un hombre llamado Simón, que antes ejercía la magia en aquella ciudad, y había engañado a la gente de Samaria, haciéndose pasar por algún grande. 10 A este oían atentamente todos, desde el más pequeño hasta el más grande, diciendo: Este es el gran poder de Dios. 11 Y le estaban atentos, porque con sus artes mágicas les había engañado mucho tiempo. 12 Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres. 13 También creyó Simón mismo, y habiéndose bautizado, estaba siempre con Felipe; y viendo las señales y grandes milagros que se hacían, estaba atónito. 14 Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan; 15 los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo; 16 porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús. 17 Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo. 18 Cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero, 19 diciendo: Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo impusiere las manos reciba el Espíritu Santo. 20 Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero. 21 No tienes tú parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto delante de Dios. 22 Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizá te sea perdonado el pensamiento de tu corazón; 23 porque en hiel de amargura y en prisión de maldad veo que estás. 24 Respondiendo entonces Simón, dijo: Rogad vosotros por mí al Señor, para que nada de esto que habéis dicho venga sobre mí.
Los hijos de Dios son aquellos a quienes el Espíritu Santo (Rom. 8:14) guía a toda la verdad de la Palabra de Dios (Juan 16:13; 17:17). Jesús advirtió en términos claros: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad” (Mat. 7:21-23). Esto significa que el Espíritu Santo nunca aleja a nadie de la Palabra de Dios, que él mismo inspiró, sino que siempre nos conduce en conformidad con esa Palabra.
El mismo Espíritu Santo que nos guía a toda la verdad también nos da poder para guiar a otros a esa maravillosa verdad (Mat. 28:18-20; Hech. 1:8). Mientras cumplimos con nuestra sagrada misión, contamos con su ayuda especial. Por ende, cada mañana debemos arrodillarnos ante Dios y renovar nuestros votos de consagración a él. Si hacemos esto, él nos concederá la presencia de su Espíritu, con su poder vivificante y santificador.
Sin embargo, debemos estar abiertos a su dirección para tomar decisiones conscientes, cada día, para hacer lo que sabemos que es correcto y evitar lo que sabemos que está mal. Es decir, solo al procurar vivir como debemos, mediante el poder divino, estaremos dispuestos a recibir ese poder del Espíritu Santo en nuestra vida, que Dios nos promete.
¿Por qué es tan importante orar cada mañana a fin de estar abiertos a la dirección del Espíritu Santo en nuestra vida?
ESPÍRITU DE PROFECÍA
«Cuando viniere aquel Espíritu de verdad —dijo Jesús—, él os guiará a toda verdad». Juan 16:13.
El Consolador es llamado el «Espíritu de verdad». Su obra consiste en definir y mantener la verdad. Primero mora en el corazón como el Espíritu de verdad, y así llega a ser el Consolador. Hay consuelo y paz en la verdad, pero no se puede hallar verdadera paz ni consuelo en la mentira. Por medio de falsas teorías y tradiciones es como Satanás obtiene su poder sobre la mente. Induciendo a los hombres a adoptar normas falsas, tuerce el carácter. Por medio de las Escrituras, el Espíritu Santo habla a la mente y graba la verdad en el corazón. Así expone el error, y lo expulsa del alma. Por el Espíritu de verdad, obrando por la Palabra de Dios, es como Cristo subyuga a sí mismo a sus escogidos…
El Espíritu Santo era el más elevado de todos los dones que podía solicitar de su Padre para la exaltación de su pueblo. El Espíritu iba a ser dado como agente regenerador, y sin esto el sacrificio de Cristo habría sido inútil. El poder del mal se había estado fortaleciendo durante siglos, y la sumisión de los hombres a este cautiverio satánico era asombrosa. El pecado podía ser resistido y vencido únicamente por la poderosa intervención de la tercera persona de la Divinidad, que iba a venir no con energía modificada, sino en la plenitud del poder divino. El Espíritu es el que hace eficaz lo que ha sido realizado por el Redentor del mundo. Por el Espíritu es purificado el corazón. Por el Espíritu llega a ser el creyente partícipe de la naturaleza divina (El Deseado de todas las gentes, pp. 624, 625).
Debemos buscar a Dios en forma individual. Esta es una obra personal. Acerquémonos a Dios, y no permitamos que ninguna cosa interfiera con nuestros esfuerzos y distorsione la verdad para este tiempo. Que cada cual confiese sus propios pecados y no los de su prójimo. Que humille su corazón delante de Dios y que sea tan lleno con el Espíritu Santo que su vida demuestre que ha nacido de nuevo. Leemos: «Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios». Juan 1: 12.
Hay que vivir y practicar el evangelio de Cristo en la vida diaria. Los siervos de Dios tienen que limpiarse de toda frialdad y egoísmo. La sencillez, la humildad y la mansedumbre son los grandes valores que deben ponerse en evidencia en la obra de Dios. Procurad unir a los obreros con vínculos de confianza y amor. Si no podéis conseguir esto, sed rectos vosotros mismos y dejad el resto a cargo de Dios. Trabajad con fe y oración. Elegid a jóvenes cristianos y preparadlos para que no sean obreros con corazón de hierro, sino obreros dispuestos a actuar en armonía con los demás.
Oro para que el Señor cambie los corazones de aquellos que, a menos que reciban más gracia, caerán en la tentación. Oro para que él suavice y subyugue todo corazón. Necesitamos vivir en estrecha comunión con Dios, para amarnos unos a otros así como Cristo nos amó. Por este medio el mundo ha de conocer que somos sus discípulos. Que no haya exaltación de sí mismo. Si los obreros humillan sus corazones delante de Dios, vendrá la bendición (Testimonios para la iglesia, t. 9, p. 175).
Jueves 15 de diciembre__________________________________________________
PREPARADOS PARA SU ADVENIMIENTO
Vivimos en un mundo frenético, con demasiadas necesidades artificiales y distracciones llamativas. Si no tenemos cuidado, esto puede ocupar todo nuestro tiempo y pervertir nuestras prioridades. Esto no es solo otra consecuencia de nuestro mundo cibernético globalizado; los cristianos de todas las épocas, en mayor o menor grado, debieron estar en guardia contra los intentos de Satanás de distraerlos de lo que realmente importa en esta vida.
¿Quién, si no tiene cuidado, no corre peligro de apartar la mirada de Dios y pensar en las cosas mundanas y carnales, que, en definitiva, no pueden satisfacernos y que pueden conducir a nuestra ruina espiritual?
Lee 2 Pedro 3:14 y 1 Juan 3:1 al 3. ¿Qué diferencia ves entre prepararnos para la Segunda Venida y estar listos para ese glorioso evento?
2 Pedro 3:14
14 Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz.
1 Juan 3:1-3
1 Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. 2 Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. 3 Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.
A menudo, la noción de una preparación continua para la Segunda Venida se convierte en una excusa para la procrastinación. Esta noción puede llevarnos fácilmente a relajarnos bajo la suposición del siervo malo: “Mi señor tarda en venir” (Mat. 24:48).
Lee Salmo 95:7 y 8; y Hebreos 3:7, 8, 15 y 4:7. ¿Qué nos dicen estos versículos acerca de estar listos ya mismo?
Salmo 95:7-8
7 Porque él es nuestro Dios; Nosotros el pueblo de su prado, y ovejas de su mano. Si oyereis hoy su voz, 8 No endurezcáis vuestro corazón, como en Meriba, Como en el día de Masah en el desierto,
Hebreos 3:7-8, 15
7 Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, 8 No endurezcáis vuestros corazones, Como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto,
15 entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación.
Hebreos 4:7
7 otra vez determina un día: Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones.
Desde la perspectiva bíblica, el tiempo de la salvación es siempre “hoy”, nunca mañana. Es más: A menos que haya una gran experiencia de conversión, continuaremos siendo lo que somos ahora. El tiempo en sí no convierte a los inconversos. En todo caso, a menos que crezcamos continuamente en la gracia y avancemos en la fe, la tendencia sería a apartarnos, a endurecernos; a volvernos escépticos, cínicos y hasta incrédulos.
Desde esta perspectiva, podemos decir que cada día de nuestra vida es nuestra vida en miniatura. Entonces, por la gracia de Dios, debemos hacer planes a futuro, pero debemos vivir cada día preparados para el regreso de Jesús, especialmente porque, dadas las contingencias de esta vida, hoy podría ser nuestro último día.
¿Cómo puedes hoy estar listo para el regreso de Jesús si él regresara hoy? Analicen sus respuestas en clase el sábado.
ESPÍRITU DE PROFECÍA
En el mundo todo es agitación. Las señales de los tiempos son alarmantes. Los acontecimientos venideros proyectan ya sus sombras delante de sí. El Espíritu de Dios se está retirando de la tierra, y una calamidad sigue a otra por tierra y mar. Hay tempestades, terremotos, incendios, inundaciones, homicidios de toda magnitud. ¿Quién puede leer lo futuro? ¿Dónde hay seguridad? No hay seguridad en nada que sea humano o terrenal. Rápidamente los hombres se están colocando bajo la bandera que han escogido. Inquietos, están aguardando y mirando los movimientos de sus caudillos. Hay quienes están aguardando, velando y trabajando por la aparición de nuestro Señor. Otra clase se está colocando bajo la dirección del primer gran apóstata. Pocos creen de todo corazón y alma que tenemos un infierno que rehuir y un cielo que ganar.
La crisis se está acercando gradual y furtivamente a nosotros. El sol brilla en los cielos y recorre su órbita acostumbrada, y los cielos continúan declarando la gloria de Dios. Los hombres siguen comiendo y bebiendo, plantando y edificando, casándose y dándose en casamiento… Satanás ve que su tiempo es corto. Ha puesto todos sus agentes a trabajar a fin de que los hombres sean engañados, seducidos, ocupados y hechizados hasta que haya terminado el tiempo de gracia, y se haya cerrado para siempre la puerta de la misericordia (El Deseado de todas las gentes, p. 590).
El hecho de que un hombre no sea hipócrita, no amengua en absoluto su condición de pecador. Cuando las exhortaciones del Espíritu Santo llegan al corazón, nuestra Única seguridad reside en responder a ellas sin demora. Cuando llega el llamamiento: «Ve hoy a trabajar en mi viña», no rechacéis la invitación. «Si oyereis su voz hoy, no endurezcáis vuestros corazones». Hebreos 4:7. Es peligroso demorar la obediencia. Quizá no oigamos otra vez la invitación…
Si cultivas fielmente la viña de tu alma, Dios te está haciendo obrero juntamente con él. Y tendrás una obra que hacer no solo por ti mismo, sino por otros. Al representar a la iglesia por una viña, Cristo no enseña que hemos de limitar nuestras simpatías y trabajos a los nuestros. La viña del Señor ha de ser agrandada. Él desea que sea extendida a todas partes de la tierra. Cuando recibimos la instrucción y la gracia de Dios, debemos impartir a otros un conocimiento referente a la forma de cuidar de las preciosas plantas. Así podemos extender la viña del Señor. Dios está aguardando evidencias de nuestra fe, amor y paciencia. El mira para ver si estamos usando cada ventaja espiritual con el objeto de llegar a ser obreros hábiles en su viña sobre la tierra, para que podamos entrar en el paraíso de Dios, aquel hogar edénico del cual fueron excluidos Adán y Eva por la transgresión (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 223—225).
Viernes 16 de diciembre_________________________________________________
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee Elena de White, El ministerio de curación, “La cura mental”, pp. 185-200; La edificación del carácter, “Verdaderas y falsas teorías en contraste”, pp. 5-15.
“La gran controversia está llegando a su final. Cada informe de calamidad que ocurre en el mar o en la tierra es un testimonio del hecho de que el fin de todas las cosas está por sobrevenir. Las guerras y los rumores de guerras así lo declaran. El Señor viene. Oímos los pasos de un Dios que se acerca” (MSV 226).
“Vivan la vida de fe día tras día. No se vuelvan ansiosos ni se aflijan por el tiempo de angustia, para no tener un tiempo de angustia por anticipado. No sigan pensando: ‘Me temo que no resistiré en el gran día de la prueba’. Deben vivir para el presente, solo para este día. El mañana no es suyo. Hoy deben asegurar la victoria sobre el yo. Hoy deben vivir una vida de oración. Hoy deben pelear la buena batalla de la fe. Hoy deben creer que Dios los bendice. Y, a medida que obtengan la victoria sobre las tinieblas y la incredulidad, satisfarán los requerimientos del Maestro y llegarán a ser una bendición para quienes los rodean” (Signs of the Times, 20/10/1887).
“El Señor viene pronto, y debemos estar preparados para salir a su encuentro en paz. Resolvamos hacer todo lo que podamos para impartir luz a los que nos rodean. No debemos estar tristes, sino gozosos, y debemos tener al Señor Jesús siempre delante de nosotros […]. Debemos estar listos y esperar su venida. ¡Cuán glorioso será verlo y recibir la bienvenida como sus redimidos! Hemos esperado mucho, pero nuestra fe no debe menguar. Si solo podemos ver al Rey en su hermosura, seremos benditos para siempre. Siento que debo gritar: ‘¡Al hogar!’ Se acerca el tiempo cuando Cristo vendrá con poder y gran gloria para llevar a sus redimidos a su eterno hogar” (SVC 259).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
- ¿Cómo puede la noción de la persona (cuerpo, alma y espíritu) como un todo indivisible e íntegro ayudarnos a comprender mejor el alcance integral de la religión y la importancia de nuestro estilo de vida personal?
- Todos los verdaderos avivamientos y reformas son teocéntricos (centrados en Dios), nunca antropocéntricos (centrados en el comportamiento humano). ¿Cómo ilustra este principio la parábola del fariseo y el recaudador de impuestos (ver Luc. 18:9-14)?
- En clase, analicen sus respuestas a la última pregunta del jueves. ¿Cómo pueden saber si están preparados y pueden tener seguridad sin ser presuntuosos?