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Josué

4to Trimestre de 2025

Lección 10: Para el 6 de diciembre de 2025

EL VERDADERO JOSUÉ

Sábado 29 de noviembre

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: 1 Corintios 10:1–13; Mateo 2:15; Josué 1:1–3; Hechos 3:22–26; Hebreos 3:7-4:11; 2 Corintios 10:3–5.

PARA MEMORIZAR:

“Estas cosas les sucedieron por ejemplo, y fueron escritas para advertirnos a nosotros, a los que han llegado al fin del tiempo” (1 Cor. 10:11).

El libro de Josué da la sensación de que la vida de su principal protagonista humano apunta más allá de él mismo, a una realidad mucho mayor que el propio hombre. Vemos este principio en toda la Biblia. Lo vemos, por ejemplo, en la tierra de Canaán, símbolo de nuestra esperanza eterna en una tierra nueva. También, por supuesto, el servicio del Santuario terrenal apuntaba a una realidad mucho mayor: “Pero Cristo ya vino, y ahora es el Sumo Sacerdote de los bienes definitivos. El Santuario donde él ministra es más grande y más perfecto, y no es hecho por mano de hombre; es decir, no es de este mundo” (Heb. 9:11).

Surgen entonces las siguientes preguntas: ¿De qué manera apunta Josué a un cumplimiento futuro? ¿Cómo podemos estar seguros de que tal interpretación del libro es legítima? ¿Cuáles son los principios bíblicos que rigen la aplicación del libro de Josué a las realidades del Nuevo Testamento y a los acontecimientos del fin de los tiempos?

Esta semana examinaremos los principios de interpretación bíblica relativos a la tipología. Estudiaremos cómo la propia Biblia contiene indicadores de tipología y cómo la vida de Josué prefigura el ministerio del Mesías y apunta a realidades que tienen que ver con la iglesia y con la consumación de la historia humana.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Nunca antes había presenciado la tierra una escena tal. La multitud permanecía paralizada, y con aliento en suspenso miraba al Salvador. Otra vez descendieron tinieblas sobre la tierra y se oyó un ronco fragor, como de un fuerte trueno. Se produjo un violento terremoto que hizo caer a la gente a montones. Siguió la más frenética confusión y consternación. En las montañas circundantes se partieron rocas que bajaron con fragor a las llanuras. Se abrieron sepulcros y los muertos fueron arrojados de sus tumbas. La creación parecía estremecerse hasta los átomos. Príncipes, soldados, verdugos y pueblo yacían postrados en el suelo.

Cuando los labios de Cristo exhalaron el fuerte clamor: «Consumado es», los sacerdotes estaban oficiando en el templo. Era la hora del sacrificio vespertino. Habían traído el cordero que representaba a Cristo para matarlo. Ataviado con sus vestiduras significativas y hermosas, el sacerdote estaba con el cuchillo levantado, como Abraham a punto de matar a su hijo. Con intenso interés, el pueblo estaba mirando. Pero la tierra tembló y se agitó; porque el Señor mismo se acercaba. Con un ruido desgarrador, el velo interior del templo fue rasgado de arriba abajo por una mano invisible, que dejó expuesto a la mirada de la multitud un lugar que fuera una vez llenado por la presencia de Dios. En este lugar, había morado la shekinah. Allí Dios había manifestado su gloria sobre el propiciatorio. Nadie sino el sumo sacerdote había alzado jamás el velo que separaba este departamento del resto del templo. Allí entraba una vez al año para hacer expiación por los pecados del pueblo. Pero he aquí, este velo se había desgarrado en dos. Ya no era más sagrado el Lugar Santísimo del Santuario terrenal.

Todo era terror y confusión. El sacerdote estaba por matar la víctima; pero el cuchillo cayó de su mano enervada y el cordero escapó. El símbolo había encontrado en la muerte del Hijo de Dios la realidad que prefiguraba. El gran sacrificio había sido hecho. Estaba abierto el camino que llevaba al santísimo. Había sido preparado para todos un camino nuevo y viviente. Ya no necesitaría la humanidad pecaminosa y entristecida esperar la salida del sumo sacerdote. Desde entonces, el Salvador iba a oficiar como sacerdote y abogado en el cielo de los ciclos. Era como si una voz viva hubiese dicho a los adoradores: Ahora terminan todos los sacrificios y ofrendas por el pecado. El Hijo de Dios ha venido conforme a su Palabra: «Heme aquí (en la cabecera del libro está escrito de mí) para que haga, oh Dios, tu voluntad». «Por su propia sangre [él entró] una sola vez en el santuario, habiendo obtenido eterna redención». Hebreos 10:7; 9:12 (Exaltad a Jesús, 30 de enero, p. 38).


Domingo 30 de noviembre

TIPOLOGÍA BÍBLICA

Estudia los siguientes textos bíblicos que se refieren a tipos o modelos y trata de definir qué es la tipología bíblica: Rom. 5:14; 1 Cor. 10:1-13; Heb. 8:5; 9:23.

Romanos 5:14

14 No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual es figura del que había de venir.

1 Corintios 10:1-13

1 Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube, y todos pasaron el mar; y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar, y todos comieron el mismo alimento espiritual, y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo. Pero de los más de ellos no se agradó Dios; por lo cual quedaron postrados en el desierto. Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron. Ni seáis idólatras, como algunos de ellos, según está escrito: Se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a jugar. Ni forniquemos, como algunos de ellos fornicaron, y cayeron en un día veintitrés mil. Ni tentemos al Señor, como también algunos de ellos le tentaron, y perecieron por las serpientes. 10 Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor. 11 Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos. 12 Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga. 13 No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.

Hebreos 8:5

los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, como se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el tabernáculo, diciéndole: Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte.

Hebreos 9:23

23 Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos.

Estos pasajes bíblicos utilizan el término “tipo” (griego typos) o “antitipo” (griego antitypos) para referirse a la forma en que el escritor del Nuevo Testamento definió la relación entre un texto, acontecimiento o personaje del Antiguo Testamento y su significado para su propio tiempo o para el futuro.

La tipología es una interpretación específica acerca de personas, acontecimientos o instituciones que prefiguran a Jesús u otras realidades contenidas en el Evangelio. El tipo o modelo corresponde a su antitipo (la realidad representada o ilustrada por aquel) como un molde hueco (el tipo) refleja las características de su contenido (el antitipo). Así, el tipo o modelo bíblico fue moldeado según un diseño divino que había existido concretamente o conceptualmente en la mente de Dios, y sirve para moldear futuras copias o antitipos de ese modelo previo.

Es crucial entender que los escritores del Nuevo Testamento no atribuyeron al azar un significado tipológico a algunos textos del Antiguo Testamento. Un tipo del Antiguo Testamento siempre es confirmado como tal en los escritos proféticos antes de que adquiera un cumplimiento antitípico en el Nuevo Testamento.

Observa cómo aparece David en el Antiguo Testamento y cómo es tipológicamente aplicado en el Nuevo. ¿Qué lecciones podemos aprender acerca del funcionamiento de la tipología a partir de este ejemplo?

  1. David (Sal. 22:1, 14–18):

Salmos 22:1, 14-18

1 Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación, y de las palabras de mi clamor?

14 He sido derramado como aguas, Y todos mis huesos se descoyuntaron; Mi corazón fue como cera, Derritiéndose en medio de mis entrañas. 15 Como un tiesto se secó mi vigor, Y mi lengua se pegó a mi paladar, Y me has puesto en el polvo de la muerte. 16 Porque perros me han rodeado; Me ha cercado cuadrilla de malignos; Horadaron mis manos y mis pies. 17 Contar puedo todos mis huesos; Entre tanto, ellos me miran y me observan. 18 Repartieron entre sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echaron suertes.

  1. El nuevo David (Jer. 23:5; Isa. 9:5, 6; 11:1–5

Jeremías 23:5

He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra.

Isaías 9:5-6

Porque todo calzado que lleva el guerrero en el tumulto de la batalla, y todo manto revolcado en sangre, serán quemados, pasto del fuego. Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.

Isaías 11:1-5

1 Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces. Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová. Y le hará entender diligente en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos; sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío. Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura.

  1. El David antitípico (Juan 19:24):

Juan 19:24

24 Entonces dijeron entre sí: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, a ver de quién será. Esto fue para que se cumpliese la Escritura, que dice: Repartieron entre sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echaron suertes. Y así lo hicieron los soldados.

Al examinar estos textos, descubrimos que el propio Antiguo Testamento proporciona la clave para identificar y aplicar los tipos en las Escrituras. Es decir, los escritores del Nuevo Testamento, cuya Escritura era el Antiguo Testamento, fueron inspirados por el Espíritu Santo para utilizar los tipos del Antiguo Testamento para revelar la “verdad presente” (2 Ped. 1:12), especialmente acerca de Jesús y su ministerio.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Al cumplir «toda justicia», Cristo no llevó la justicia a un fin. Cumplió todas las exigencias de Dios en arrepentimiento, fe y bautismo, los pasos en la gracia en la conversión genuina. En su humanidad, Cristo colmó la medida de las exigencias de la ley. Fue la cabeza de la humanidad, su sustituto y garante. Los seres humanos, al unir su debilidad a la naturaleza divina de Cristo, pueden llegar a ser participantes de su carácter.

  Cristo vino para dar un ejemplo de perfecta conformidad con la ley de Dios, tal como se requiere de todos, desde Adán, el primer hombre, hasta la última persona que viva en la tierra. Declaró que su misión no consistía en destruir la ley sino en cumplirla mediante una perfecta y cabal obediencia.

De esa manera, la magnificó y engrandeció. Por medio de su vida manifestó su naturaleza espiritual. A la vista de los seres celestiales, de los mundos que no han caído y de un mundo desobediente, desagradecido e impío, él cumplió los abarcantes principios de la ley. Vino para demostrar el hecho de que la humanidad, aliada por la fe viviente con la Deidad, puede guardar los mandamientos de Dios.

Las ofrendas simbólicas señalaban a Cristo, y cuando se hizo el sacrificio perfecto, las ofrendas por los sacrificios ya no eran más aceptables para Dios. El tipo se encontró con el antitipo en la muerte del unigénito Hijo de Dios. Vino para poner en claro el carácter inmutable de la ley de Dios, para declarar que la obediencia y la transgresión nunca serán premiadas por Dios con la vida eterna. Vino como hombre a la humanidad, para que esta pudiera tocar la humanidad.

Pero en ningún caso vino para disminuir la obligación de los mortales de ser perfectamente obedientes. No destruyó la validez de las Escrituras del Antiguo Testamento. Cumplió lo que había sido predicho por Dios mismo. Vino, no para liberar a los seres humanos de los requerimientos de la ley, sino para abrir un camino por medio del cual pudieran obedecer esa ley y enseñar a otros a hacer lo mismo (Ser semejante a Jesús, 10 de diciembre, p. 351).

Cuando Cristo en la cruz exclamó: ‘Consumado es,’ el velo del templo se partió en dos. Este velo significaba mucho para la nación judía. Estaba hecho de un material muy costoso, de púrpura y oro… Cuando Cristo exhaló su último aliento, había testigos en el templo que vieron cómo el fuerte y resistente material era rasgado de arriba abajo por manos invisibles. Ese acto significaba para el universo celestial y para un mundo corrompido por el pecado, que un camino nuevo y vivo había sido abierto para la raza caída, que todos los sacrificios ceremoniales habían terminado con el gran sacrificio del Hijo de Dios.

El símbolo había encontrado en la muerte del Hijo de Dios la realidad que figuraba… Estaba abierto el camino que llevaba al santísimo. Había sido preparado un camino nuevo y viviente. Ya no necesitaría la humanidad pecaminosa y entristecida esperar la venida del sumo sacerdote. Desde entonces, el Salvador iba a oficiar como sacerdote y abogado en el cielo de los cielos… Ahora terminan todos los sacrificios y ofrendas por el pecado. El Hijo de Dios ha venido conforme a su Palabra: «Heme aquí (en la cabecera del libro está escrito de mí) para que haga, oh Dios tu voluntad». «Por su propia sangre (él entra) una sola vez en el santuario, habiendo obtenido eterna redención Hebreos 10:7; 9:12 (The Faith I Live By, p. 201; parcialmente en La fe por la cual vivo, 14 de julio, p. 203).


Lunes 1 de diciembre

TIPO Y ANTITIPO

Los intérpretes de la Biblia no pueden decidir arbitrariamente qué constituye un tipo bíblico, o cómo se aplica ese tipo particular en el Nuevo Testamento y más allá. La Biblia misma proporciona algunos controles y principios en cuanto a la aplicación de la tipología bíblica.

Del mismo modo, el Nuevo Testamento despliega el cumplimiento antitípico de un tipo o modelo previo en tres fases distintas: (1) en la vida de Cristo (el cumplimiento cristológico), (2) en la experiencia de la iglesia (el cumplimiento eclesiológico) y (3) al final de los tiempos (el cumplimiento escatológico).

Podemos encontrar estos tipos y antitipos en toda la Biblia. Ellos resultan muy útiles para mostrar a los lectores cómo entender las Escrituras y qué verdades enseña la Palabra de Dios acerca de Jesús, la salvación y la esperanza última que tenemos.

Observa los siguientes tipos o modelos que aparecen en el Antiguo Testamento: Israel, el Éxodo y el Santuario. ¿Cómo se cumple cada uno de ellos en las tres fases antitípicas: la cristológica, la eclesiológica y la escatológica?

Israel

  • Fase cristológica (Mat. 2:15):

Mateo 2:15

15 y estuvo allá hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo.

  • Fase eclesiológica (Gál. 6:16):

Gálatas 6:16

16 Y a todos los que anden conforme a esta regla, paz y misericordia sea a ellos, y al Israel de Dios.

  • Fase escatológica (Apoc. 7:4-8, 14)

Apocalipsis 7:4-8, 14

Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel. De la tribu de Judá, doce mil sellados. De la tribu de Rubén, doce mil sellados. De la tribu de Gad, doce mil sellados. De la tribu de Aser, doce mil sellados. De la tribu de Neftalí, doce mil sellados. De la tribu de Manasés, doce mil sellados. De la tribu de Simeón, doce mil sellados. De la tribu de Leví, doce mil sellados. De la tribu de Isacar, doce mil sellados. De la tribu de Zabulón, doce mil sellados. De la tribu de José, doce mil sellados. De la tribu de Benjamín, doce mil sellados.

14 Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.

El éxodo

  • Fase cristológica (Mat. 2:19–21):

Mateo 2:19-21

19 Pero después de muerto Herodes, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José en Egipto, 20 diciendo: Levántate, toma al niño y a su madre, y vete a tierra de Israel, porque han muerto los que procuraban la muerte del niño. 21 Entonces él se levantó, y tomó al niño y a su madre, y vino a tierra de Israel.

  • Fase eclesiológica (2 Cor. 6:17):

2 Corintios 6:17

17 Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré,

  • Fase escatológica (Apoc. 18:4):

Apocalipsis 18:4

Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas;

El Santuario

  • Fase cristológica (Mat. 26:61; Juan 1:14; 2:21

Mateo 26:61

61 que dijeron: Este dijo: Puedo derribar el templo de Dios, y en tres días reedificarlo.

Juan 1:14

14 Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.

Juan 2:21

21 Mas él hablaba del templo de su cuerpo.

  • Fase eclesiológica (1 Cor. 3:16, 17; 2 Cor. 6:16):

1 Corintios 3:16-17

16 ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? 17 Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.

2 Corintios 6:16

16 ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo.

  • Fase escatológica (Apoc. 3:12; 11:19; 21:3, 22):

Apocalipsis 3:12

12 Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo.

Apocalipsis 11:19

19 Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo.

Apocalipsis 21:3, 22

Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.

22 Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero.

“Puesto que las Escrituras tienen un solo Autor divino, sus diversas partes mantienen coherencia entre ellas. […] Todas las doctrinas de la Biblia concuerdan unas con otras; la interpretación de pasajes individuales armonizará con la totalidad de lo que la Biblia enseña sobre un tema dado” (Raoul Dederen, ed., Tratado de teología adventista del séptimo día, pp. 75, 76).

¿Qué haces cuando te resulta difícil entender el significado de ciertos textos bíblicos?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

El pueblo de Dios, a quien él llama su tesoro peculiar, tuvo el privilegio de tener un sistema doble de ley: la moral y la ceremonial…

Desde la creación, la ley moral era una parte esencial del plan divino y era tan inmutable como Dios mismo. La ley ceremonial respondía a un propósito particular en el plan de Cristo por la salvación de la raza humana. El sistema simbólico de ofrendas y sacrificios, fue establecido para que, por medio de estas ceremonias, el pecador pudiera conocer al gran sacrificio, Cristo… La ley ceremonial era admirable; fue la provisión hecha por Jesucristo en consejo con su Padre, para favorecer la salvación de la humanidad. Todo el sistema ceremonial tenía su fundamento en Cristo. Adán vio a Cristo prefigurado en la inocente víctima que pagaba la pena de su transgresión de la ley de Dios.

La necesidad del ceremonial de sacrificios y ofrendas cesó cuando el símbolo fue hecho realidad en la muerte de Cristo. En él la sombra alcanzó la sustancia… La ley de Dios mantendrá su carácter exaltado por tanto tiempo como permanezca el trono de Dios. Esta ley es la expresión del carácter de Dios… Los símbolos y sombras, las ofrendas y sacrificios, no tenían virtud alguna después de la muerte de Cristo en la cruz; pero la ley de Dios no fue crucificada con Cristo… Hoy, él (Satanás) engaña a los seres humanos con respecto a la ley de Dios.

La ley de los Diez Mandamientos vive y vivirá por los siglos eternos…

Dios no hizo el infinito sacrificio de dar a su Hijo unigénito a nuestro mundo, para asegurarle al hombre el privilegio de quebrantar los mandamientos de Dios en esta vida y en la vida eterna futura.

Él [Jesús] entregó su vida preciosa, inocente, a fin de salvar a los seres humanos culpables de la ruina eterna, para que mediante la fe en él pudieran presentarse ante el trono de Dios sin mancha alguna (The Faith I Live By, p. 106; parcialmente en La fe por la cual vivo, 10 de abril, p. 108).

Durante la época de la primera venida de Cristo había mucha agitación entre el pueblo concerniente a la aparición de un Mesías universal. La nación judía esperaba la llegada de un gran libertador, y hubo hombres que se aprovecharon de este estado de expectación, utilizándolo para obtener ventajas personales en forma de ganancias y gloria propias. La profecía había previsto la aparición de estos engañadores. Ellos no aparecieron en la forma en que se había profetizado la venida del Redentor del mundo; pero Cristo vino cumpliendo cada una de las especificaciones. Había sido representado mediante tipos y símbolos, y en él se encontraron el símbolo y la realidad. En la vida, misión y muerte de Jesús, cada especificación halló su cumplimiento (Exaltad a Jesús, 2 de julio, p. 191).


Martes 2 de diciembre

JOSUÉ COMO FIGURA TIPOLÓGICA

A la luz de la tipología bíblica, ¿qué significa el paralelismo existente entre la experiencia de Moisés y la de Josué? Ver Éxo. 3:1, 2; Jos. 1:1-3; Núm. 13:1, 2; Jos. 2:1; Éxo. 3:5; Jos. 5:15.

Éxodo 3:1-2

1 Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios. Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía.

Josue 1:1-3

1 Aconteció después de la muerte de Moisés siervo de Jehová, que Jehová habló a Josué hijo de Nun, servidor de Moisés, diciendo: Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel. Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie.

Números 13:1-2

1 Y Jehová habló a Moisés, diciendo: Envía tú hombres que reconozcan la tierra de Canaán, la cual yo doy a los hijos de Israel; de cada tribu de sus padres enviaréis un varón, cada uno príncipe entre ellos.

Josue 2:1

1 Josué hijo de Nun envió desde Sitim dos espías secretamente, diciéndoles: Andad, reconoced la tierra, y a Jericó. Y ellos fueron, y entraron en casa de una ramera que se llamaba Rahab, y posaron allí.

Éxodo 3:5

Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es.

Josue 5:15

15 Y el Príncipe del ejército de Jehová respondió a Josué: Quita el calzado de tus pies, porque el lugar donde estás es santo. Y Josué así lo hizo.

Como descubrimos la primera semana, Josué se presenta como un nuevo Moisés que repite los pasos más significativos del Éxodo de Egipto en la vida de la segunda generación. Al igual que Moisés, es llamado a cumplir una misión mediante un encuentro personal con el Señor. Bajo el liderazgo de ambos, el renombre de Israel inspira temor entre las naciones. Moisés lidera a Israel en el cruce del Mar Rojo, mientras que Josué lo hace en el cruce milagroso del Jordán. A ambos líderes se les recuerda la necesidad de la circuncisión y la importancia de la Pascua. El maná comienza a caer en tiempos de Moisés y termina con Josué. A ambos se les ordena quitarse el calzado. La mano extendida de ambos señala la victoria de Israel. Moisés da instrucciones para la distribución de la tierra y la institución de ciudades de refugio. Josué cumple esas instrucciones. Ambos dirigen un discurso de despedida a la nación y renuevan el pacto entre Dios y el pueblo al final de su ministerio.

Estudia Deuteronomio 18:15-19; 34:10-12; Juan 1:21; Hechos 3:22-26 y 7:37. ¿Quién cumplió la profecía de Moisés acerca de un profeta como él? ¿Cómo encaja Josué en el cuadro?

Deuteronomio 18:15-19

15 Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis; 16 conforme a todo lo que pediste a Jehová tu Dios en Horeb el día de la asamblea, diciendo: No vuelva yo a oír la voz de Jehová mi Dios, ni vea yo más este gran fuego, para que no muera. 17 Y Jehová me dijo: Han hablado bien en lo que han dicho. 18 Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare. 19 Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta.

Deuteronomio 34:10-12

10 Y nunca más se levantó profeta en Israel como Moisés, a quien haya conocido Jehová cara a cara; 11 nadie como él en todas las señales y prodigios que Jehová le envió a hacer en tierra de Egipto, a Faraón y a todos sus siervos y a toda su tierra, 12 y en el gran poder y en los hechos grandiosos y terribles que Moisés hizo a la vista de todo Israel.

Juan 1:21

21 Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías? Dijo: No soy. ¿Eres tú el profeta? Y respondió: No.

Hechos 3:22-26

22 Porque Moisés dijo a los padres: El Señor vuestro Dios os levantará profeta de entre vuestros hermanos, como a mí; a él oiréis en todas las cosas que os hable; 23 y toda alma que no oiga a aquel profeta, será desarraigada del pueblo. 24 Y todos los profetas desde Samuel en adelante, cuantos han hablado, también han anunciado estos días. 25 Vosotros sois los hijos de los profetas, y del pacto que Dios hizo con nuestros padres, diciendo a Abraham: En tu simiente serán benditas todas las familias de la tierra. 26 A vosotros primeramente, Dios, habiendo levantado a su Hijo, lo envió para que os bendijese, a fin de que cada uno se convierta de su maldad.

Hechos 7:37

37 Este Moisés es el que dijo a los hijos de Israel: Profeta os levantará el Señor vuestro Dios de entre vuestros hermanos, como a mí; a él oiréis.

La vida de Josué fue un cumplimiento parcial de la profecía hecha por Moisés (Deut. 18:15, 18). Sin embargo, esa profecía no tuvo su cumplimiento pleno o último en Josué, pues ella solo podía ser cumplida por el Mesías. Él conocía íntimamente al Padre (Juan 1:14, 18); era veraz y revelaba fielmente a Dios (Mat. 22:16; Luc. 10:22; Juan 14:6), quien, en efecto, puso sus palabras en labios de Jesús (Juan 14:24). En consecuencia, tanto la vida de Moisés como la de Josué se convirtieron en tipos de Jesús, el Mesías venidero.

¿Qué importancia tiene Jesús en tu caminar con él? ¿Por qué debe ser él y lo que hizo por ti el fundamento de toda tu experiencia cristiana?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Cuarenta días con sus noches permaneció Moisés en el monte, y todo este tiempo, como la primera vez, fue milagrosamente sustentado. No se. permitió a nadie subir con él, ni durante el tiempo de su ausencia había de acercarse nadie al monte. Siguiendo la orden de Dios, había preparado dos tablas de piedra y las había llevado consigo a la cúspide del monte; y el Señor otra vez «escribió en tablas las  palabras de la alianza, las diez palabras».

Durante el largo tiempo que Moisés pasó en comunión con Dios, su rostro había reflejado la gloria de la presencia divina. Sin que él lo supiera, cuando descendió del monte, su rostro resplandecía con una luz deslumbrante. Ese mismo fulgor iluminó el rostro de Esteban cuando fue llevado ante sus jueces; «entonces todos los que estaban sentados en el concilio, puestos los ojos en él, vieron su rostro como el rostro de un ángel». Hechos 6: 15. Tanto Aarón como el pueblo se apartaron de Moisés, «y tuvieron miedo de llegarse a él». Viendo su terror y confusión, pero ignorando la causa, los instó a que se acercaran…

Mediante este resplandor, Dios trató de hacer comprender a Israel el carácter santo y exaltado de su ley, y la gloria del evangelio revelado mediante Cristo. Mientras Moisés estaba en el monte, Dios le dio, no solo las tablas de la ley, sino también el plan de la salvación. Vio que todos los símbolos y tipos de la época judaica prefiguraban el sacrificio de Cristo; y era tanto la luz celestial que brota del Calvario como la gloria de la ley de Dios, lo que hacía fulgurar el rostro de Moisés. Aquella divina iluminación era un símbolo de la gloria del pacto del cual Moisés era el mediador visible, el representante del único Intercesor verdadero…

Moisés fue un símbolo de Cristo. Como intercesor de Israel, veló su rostro, porque el pueblo no soportaba la visión de su gloria; asimismo Cristo, el divino Mediador, veló su divinidad con la humanidad cuando vino a la tierra. Si hubiera venido revestido del resplandor del cielo, no hubiera hallado acceso a los corazones de los hombres, debido al estado pecaminoso de estos. No habrían podido soportar la gloria de su presencia. Por lo tanto, se humilló a sí mismo, tomando la «semejanza de carne de pecado» (Romanos 8:3), para poder alcanzar y elevar a la raza caída (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 340, 341).

Moisés fue un tipo o figura de Cristo… Dios tuvo a bien disciplinar a Moisés en la escuela de la aflicción y la pobreza, antes de que estuviera preparado para conducir las huestes de Israel hacia la Canaán terrenal. El Israel de Dios, que viaja hacia la Canaán celestial, tiene un Capitán que no necesitó enseñanzas humanas que le prepararan para su misión de conductor divino; no obstante fue perfeccionado por el sufrimiento; «porque en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados». Hebreos 2:10, 18. Nuestro Redentor no manifestó las imperfecciones ni las debilidades humanas; pero murió a fin de obtener nuestro derecho a entrar en la tierra prometida (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 512, 513).


Miércoles 3 de diciembre

EL VERDADERO JOSUÉ COMO ANTITIPO

La historia de Josué debe verse a través del prisma de la tipología. Las guerras dirigidas por él son acontecimientos históricos que constituyen un segmento esencial de la historia de Israel. El objetivo de esas guerras era establecer a los israelitas en la Tierra Prometida, donde podrían disfrutar en paz de la herencia que les había sido asignada, y establecer una nueva sociedad basada en los principios de la Ley de Dios.

Más tarde, autores del Antiguo Testamento, como Isaías, presentan la obra del Mesías también como consistente en asignar las “heredades desoladas [a su pueblo]” (Isa. 49:8, RVA-2015), utilizando la misma terminología que es tan frecuente en el libro de Josué. Así como la tarea de Josué había sido repartir la tierra a los israelitas, el Mesías, representado como el nuevo Josué, asigna la herencia espiritual a un nuevo Israel.

Lee Hebreos 3:7-4:11. ¿Cómo confirma el Nuevo Testamento que Josué, el nuevo Moisés, es en sí mismo un tipo de Jesucristo?

Hebreos 3:7-4:11

Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones, Como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto, Donde me tentaron vuestros padres; me probaron, Y vieron mis obras cuarenta años. 10 A causa de lo cual me disgusté contra esa generación, Y dije: Siempre andan vagando en su corazón, Y no han conocido mis caminos. 11 Por tanto, juré en mi ira: No entrarán en mi reposo. 12 Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; 13 antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado. 14 Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio, 15 entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación. 16 ¿Quiénes fueron los que, habiendo oído, le provocaron? ¿No fueron todos los que salieron de Egipto por mano de Moisés? 17 ¿Y con quiénes estuvo él disgustado cuarenta años? ¿No fue con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto? 18 ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron? 19 Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad.

1  Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado. Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron. Pero los que hemos creído entramos en el reposo, de la manera que dijo: Por tanto, juré en mi ira, No entrarán en mi reposo; aunque las obras suyas estaban acabadas desde la fundación del mundo. Porque en cierto lugar dijo así del séptimo día: Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día. Y otra vez aquí: No entrarán en mi reposo. Por lo tanto, puesto que falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes primero se les anunció la buena nueva no entraron por causa de desobediencia, otra vez determina un día: Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones. Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día. Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. 10 Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas. 11 Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia.

Los autores del Nuevo Testamento presentaron muchos aspectos del ministerio de Jesucristo en términos de la obra de Josué. Así como este entró en Canaán después de 40 años en el desierto, Jesús, el “Josué antitípico”, entró en su ministerio terrenal después de 40 días en el desierto (Mat. 4:1-11; Luc. 4:1-13) y en su ministerio celestial después de 40 días en el desierto de esta tierra (Hech. 1:3, 9-11; Heb. 1:2).

Después del bautismo de Jesús en el río Jordán, su “cruce del Jordán” (Mat. 3:13-17; Mar. 1:9-11), los escritores del Evangelio citan el Salmo 2:7 e Isaías 42:1; es decir, un salmo mesiánico y una canción acerca el Siervo sufriente de Dios (Mat. 3:17; Mar. 1:11; Luc. 3:22). Por consiguiente, a través de su bautismo, Jesús es presentado como el guerrero divino que librará las guerras de Dios contra las fuerzas del mal mediante una vida de obediencia fiel, incluso hasta la muerte. Su vida y su muerte en la Cruz provocaron la expulsión de Satanás, dirigieron la conquista de nuestros enemigos espirituales, ofrecieron descanso espiritual a su pueblo y asignaron una herencia a los redimidos (Efe. 4:8; Heb. 1:4; 9:15).

¿Qué significa poder “descansar” en lo que Cristo ha hecho por nosotros? Es decir, ¿cómo podemos tener la seguridad de que Jesús ha derrotado a Satanás en nuestro favor?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

José y María iban cada año a Jerusalén para asistir a la fiesta de la pascua, de acuerdo con los requerimientos de la ley judía. Los días de la infancia de Cristo habían terminado. Ahora entraba al período de la juventud. Como era su costumbre, José y María se prepararon para realizar el largo viaje a Jerusalén. Llevaron a Jesús con ellos. Viajaban en compañía de muchos otros que también se dirigían a Jerusalén para observar esta fiesta solemne.

Es imposible que las mentes humanas puedan comprender las reflexiones del Hijo de Dios al contemplar con interés el templo por vez primera. No podemos hacer conjeturas acerca de qué clase de pensamientos se despertaron dentro de su pecho al recorrer los atrios y al observar y discernir la obra de los sacerdotes ministradores, el altar con su víctima sangrante, el incienso santo que se elevaba hacia Dios, y los misterios del Lugar Santísimo detrás del velo, y al comprender la realidad que estas ceremonias prefiguraban. Cristo mismo era la clave que podía revelar la verdad acerca de estos misterios sagrados, comprendidos borrosamente por José y María. Todos habían sido instituidos para representar a Cristo y encontraron su cumplimiento en su muerte.

La pascua era el nombre que se le había dado a esta ceremonia conmemorativa del admirable acontecimiento de la salida de los hebreos de Egipto. La noche que salieron, el ángel destructor entró en cada casa y quitó la vida de los primogénitos, desde el que se sentaba sobre el trono real hasta el primogénito del esclavo más bajo…

El Señor dio a los hebreos instrucciones especiales para que cada familia sacrificara un cordero y asperjara su sangre sobre los postes de la puerta, de modo que cuando el ángel destructor pasara por allí en su misión de muerte, la sangre sobre los postes de la puerta constituyera una señal que identificara a los moradores de la casa como adoradores del verdadero Dios. El ángel de la muerte pasaba por alto las casas designadas de esa manera. Los hebreos recibieron la orden de estar preparados para comenzar su viaje aquella noche memorable…

De acuerdo con las instrucciones divinas, todos estaban preparados para el comienzo de su viaje, listos a escuchar la orden de marcha para salir de Egipto…

Aunque la institución de la pascua apuntaba hacia el pasado, a la liberación milagrosa de los hebreos, también apuntaba hacia el futuro, mostrando la muerte del Hijo de Dios antes que sucediera. Durante la última pascua que el Señor celebró con sus discípulos, instituyó la cena del Señor en lugar de la pascua, para que se observara como recordativo de su muerte. Ya no tendrían más necesidad de la pascua, porque él, el gran Cordero representado, estaba listo para ser sacrificado por los pecados del mundo. En la muerte de Cristo la figura se encontró con la realidad (Exaltad a Jesús, 17 de enero, p. 25).


Jueves 4 de diciembre

JOSUÉ Y NOSOTROS

Josué apunta como tipo o modelo más allá del ministerio de Jesucristo hacia un cumplimiento en la vida de la iglesia, el cuerpo de Cristo. ¿En qué sentido las guerras libradas por Israel bajo Josué prefiguran las luchas espirituales de la Iglesia? ¿En qué se diferencian? Ver 1 Tim. 1:18; 2 Tim. 4:7; Efe. 6:10-12; 2 Cor. 10:3-5; Hech. 20:32.

1 Timoteo 1:18

18 Este mandamiento, hijo Timoteo, te encargo, para que conforme a las profecías que se hicieron antes en cuanto a ti, milites por ellas la buena milicia,

2 Timoteo 4:7

He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.

Efesios 6:10-12

10 Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. 11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. 12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.

2 Corintios 10:3-5

Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo,

Hechos 20:32

32 Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados.

Los escritores del Nuevo Testamento reconocen el cumplimiento eclesiológico (relativo a la iglesia) de la tipología de Josué. Los miembros del cuerpo de Cristo, la iglesia, participan en una guerra espiritual contra las fuerzas del mal; no obstante, disfrutan del reposo de la gracia de Dios (Heb. 4:9-11) y de las bendiciones de su herencia espiritual.

¿Qué dicen estos textos acerca del cumplimiento final de la tipología de Josué? 1 Ped. 1:4; Col. 3:24; Apoc. 20:9; 21:3.

1 Pedro 1:4

para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros,

Colosenses 3:24

24 sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.

Apocalipsis 20:9

Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió.

Apocalipsis 21:3

Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.

El cumplimiento final y completo de la tipología de Josué ocurrirá en ocasión de la segunda venida de Jesucristo (aspecto apocalíptico/escatológico de la tipología).

La vida de Josué reflejaba a tal punto el carácter de Dios que ciertos aspectos de ella adquirieron un carácter profético que presagiaba la actividad y la persona del Mesías.

Desde nuestra perspectiva histórica, el Mesías ya ha venido. Su ministerio no necesita ser prefigurado, pero seguimos teniendo el privilegio de reflejar su carácter: la gloria que Cristo anhelaba compartir con sus discípulos (Juan 17:22) y que puede llegar a ser nuestra si contemplamos el carácter de Cristo (2 Cor. 3:18). Cuanto más contemplamos a Jesús, más reflejamos la belleza de su carácter. Esto es fundamental en nuestro caminar diario con Cristo. Por eso es tan importante dedicar tiempo al estudio diario de la Palabra y a reflexionar acerca de la vida, el carácter y las enseñanzas de Jesús. Somos transformados por la contemplación.

Josué, el tipo o modelo, preguntó a los israelitas: “¿Hasta cuándo serán negligentes para ir a tomar posesión de la tierra que les dio el Señor, Dios de sus padres?” (Jos. 18:3). ¿Cómo formularía hoy esa pregunta Jesús, el antitipo de Josué?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Jesús es nuestro Abogado, nuestro Sumo Sacerdote, nuestro Intercesor. Nuestra posición es como la de los, israelitas durante el día de la expiación. Cuando el sumo sacerdote entraba en el Lugar Santísimo, que representaba el lugar donde nuestro Sumo Sacerdote intercede en la actualidad, y rociaba la sangre expiatoria sobre el asiento de la misericordia, afuera no se ofrecía ningún sacrificio propiciatorio. Mientras el sacerdote intercedía delante de Dios, cada corazón debía inclinarse contrito y suplicar el perdón de sus transgresiones.

En la muerte de Cristo, el Cordero inmolado por los pecados del mundo, el símbolo se encontró con la realidad. Nuestro gran Sumo Sacerdote fue constituido en el único sacrificio de valor para nuestra salvación. Al ofrecerse sobre la cruz, se realizó una expiación perfecta por los pecados de los seres humanos. Actualmente nos encontramos en el atrio exterior, aguardando la bendita esperanza de la aparición gloriosa de nuestro Salvador y Señor Jesucristo. Afuera no se ha de ofrecer sacrificio alguno, porque el gran Sumo Sacerdote está llevando a cabo su obra en el Lugar Santísimo. Durante su intercesión como abogado nuestro, Cristo no necesita ninguna virtud humana ni mediación de nadie. Él es el único portador del pecado, la única ofrenda por el pecado. La oración y la confesión deben dirigirse solo a él, quien entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo. Salvará hasta lo sumo a todos los que acuden a él con fe. El vive constantemente para interceder por nosotros…

El intelecto más poderoso que se haya creado es incapaz de comprender a Dios; la lengua más elocuente es incapaz de describirlo… Los seres humanos tienen un solo Abogado, un Intercesor capaz de perdonar sus transgresiones. ¿No rebosarán nuestros corazones de gratitud hacia Aquel que dio a Jesús para que fuera la propiciación por nuestros pecados? Mediten profundamente acerca del amor que el Padre ha manifestado en nuestro favor, el amor que ha expresado por nosotros. Ese amor no lo podemos medir, porque para él no hay medida. ¿Acaso se puede medir lo infinito? Lo único que podemos hacer es apuntar hacia el Calvario, al Cordero inmolado desde la fundación del mundo…

Ningún otro ser humano tiene lugar entre el pecador y Cristo… El mismo Cristo es nuestro Abogado. Todo lo que el Padre es para su Hijo lo es también para aquellos a quienes su Hijo representa en su humanidad. En cada aspecto de su obra, Cristo actuó como un representante de su Padre. Vivió como sustituto y garante nuestro. Trabajó como espera que trabajen sus seguidores: sin ningún egoísmo y apreciando el valor de cada ser humano por quien él sufrió y murió (Exaltad a Jesús, 10 de noviembre, p. 313).


Viernes 5 de diciembre

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

“La misión de Cristo no fue entendida por la gente de su tiempo. […] Las tradiciones, las máximas y los estatutos de los hombres ocultaron de su vista las lecciones que Dios se proponía transmitirles. Esas máximas y tradiciones llegaron a ser un obstáculo para la comprensión y práctica de la religión verdadera. Y cuando vino la Realidad, en la persona de Cristo, no reconocieron en él el cumplimiento de todos sus símbolos, la sustancia de todas sus sombras. Rechazaron a Cristo, el ser a quien representaban sus ceremonias, y se aferraron a sus mismos símbolos e inútiles ceremonias. El Hijo de Dios había venido, pero ellos continuaban pidiendo una señal. Al mensaje: ‘Arrepentíos, que el reino de los cielos se ha acercado’, contestaron exigiendo un milagro. El Evangelio de Cristo era un tropezadero para ellos porque demandaban señales en vez de un Salvador. Esperaban que el Mesías probase sus aseveraciones por poderosos actos de conquista, para establecer su imperio sobre las ruinas de los imperios terrenales. Cristo contestó a esta expectativa con la parábola del sembrador. No por la fuerza de las armas, no por violentas interposiciones había de prevalecer el Reino de Dios, sino por la implantación de un nuevo principio en el corazón de los hombres” (Elena de White, Palabras de vida del gran Maestro, pp. 17, 18).

“La iglesia necesita fieles Caleb y Josué que estén prontos a aceptar la vida eterna con la única condición que Dios impone: la obediencia. Nuestras iglesias sufren por falta de obreros. Nuestro campo es el mundo. Necesitamos misioneros en las ciudades y los pueblos que están aún más subyugados por la idolatría que los paganos de Oriente, los cuales nunca vieron la luz de la verdad. El verdadero espíritu misionero ha abandonado las iglesias que hacen profesión de manera tan exaltada. El amor por las almas y el deseo de llevarlas al regazo de Cristo ha dejado de brillar en sus corazones. Buscamos trabajadores honestos. ¿Nadie responderá al clamor que se eleva de todos los rincones: ‘Pasa […] y ayúdanos’ (Hech. 16:9)?” (Elena de White, Testimonios para la iglesia, t. 4, p. 156).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. ¿Cómo te ayuda la tipología bíblica a comprender mejor el ministerio de Jesucristo en tu favor?
  2. ¿En qué se parece nuestra guerra espiritual a la conquista de Canaán y en qué se diferencia de ella?
  3. Reflexiona acerca del cumplimiento final de la tipología de Josué. ¿De qué manera la imagen de un mundo sin dolor, sufrimiento ni muerte nos imparte una esperanza real en medio de las luchas de la vida?
  4. Josué reflejó el carácter de Dios hasta el punto de prefigurar el ministerio de Cristo. ¿Cuáles son algunas maneras prácticas en que puedes permitir que Jesús refleje su carácter en ti de manera más plena?

Lección 10 – EL VERDADERO JOSUÉ – Para el 6 de diciembre de 2025

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Usualmente el video es subido a internet, el sábado por la noche o el domingo.

Lecciones Futuras de Escuela Sabática

1er Trimestre El Amor de Dios y su Justicia
2do Trimestre Alusiones, Imágenes y Símbolos
3er Trimestre El Éxodo
4to Trimestre Josué
1er Trimestre Colosenses – Filipenses
2do Trimestre Relación con Dios
3er Trimestre 1 y 2 Corintios
4to Trimestre El Don de Profecía
1er Trimestre Mayordomía
2do Trimestre Vida de Jesús
3er Trimestre Profecías Apocalípticas
4to Trimestre Hermenéutica

Lecciones Futuras de Escuela Sabática

Año 1er Trimestre 2do Trimestre 3er Trimestre 4to Trimestre
2025 El Amor de Dios y su Justicia Alusiones, Imágenes y Símbolos El Éxodo Josué
2026 Colosenses – Filipenses Relación con Dios 1 y 2 Corintos El Don de Profecía
2027 Mayordomía Vida de Jesús Profecías Apocalípticas Hermenéutica

Si usted se encuentra en el área de Washington DC y desea visitar una iglesia Adventista de habla hispana, le invitamos a asistir a nuestra iglesia, este es el enlace:

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Lección 10: Para el 6 de diciembre de 2025

EL VERDADERO JOSUÉ

Sábado 29 de noviembre

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: 1 Corintios 10:1–13; Mateo 2:15; Josué 1:1–3; Hechos 3:22–26; Hebreos 3:7-4:11; 2 Corintios 10:3–5.

PARA MEMORIZAR:

“Estas cosas les sucedieron por ejemplo, y fueron escritas para advertirnos a nosotros, a los que han llegado al fin del tiempo” (1 Cor. 10:11).

El libro de Josué da la sensación de que la vida de su principal protagonista humano apunta más allá de él mismo, a una realidad mucho mayor que el propio hombre. Vemos este principio en toda la Biblia. Lo vemos, por ejemplo, en la tierra de Canaán, símbolo de nuestra esperanza eterna en una tierra nueva. También, por supuesto, el servicio del Santuario terrenal apuntaba a una realidad mucho mayor: “Pero Cristo ya vino, y ahora es el Sumo Sacerdote de los bienes definitivos. El Santuario donde él ministra es más grande y más perfecto, y no es hecho por mano de hombre; es decir, no es de este mundo” (Heb. 9:11).

Surgen entonces las siguientes preguntas: ¿De qué manera apunta Josué a un cumplimiento futuro? ¿Cómo podemos estar seguros de que tal interpretación del libro es legítima? ¿Cuáles son los principios bíblicos que rigen la aplicación del libro de Josué a las realidades del Nuevo Testamento y a los acontecimientos del fin de los tiempos?

Esta semana examinaremos los principios de interpretación bíblica relativos a la tipología. Estudiaremos cómo la propia Biblia contiene indicadores de tipología y cómo la vida de Josué prefigura el ministerio del Mesías y apunta a realidades que tienen que ver con la iglesia y con la consumación de la historia humana.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Nunca antes había presenciado la tierra una escena tal. La multitud permanecía paralizada, y con aliento en suspenso miraba al Salvador. Otra vez descendieron tinieblas sobre la tierra y se oyó un ronco fragor, como de un fuerte trueno. Se produjo un violento terremoto que hizo caer a la gente a montones. Siguió la más frenética confusión y consternación. En las montañas circundantes se partieron rocas que bajaron con fragor a las llanuras. Se abrieron sepulcros y los muertos fueron arrojados de sus tumbas. La creación parecía estremecerse hasta los átomos. Príncipes, soldados, verdugos y pueblo yacían postrados en el suelo.

Cuando los labios de Cristo exhalaron el fuerte clamor: «Consumado es», los sacerdotes estaban oficiando en el templo. Era la hora del sacrificio vespertino. Habían traído el cordero que representaba a Cristo para matarlo. Ataviado con sus vestiduras significativas y hermosas, el sacerdote estaba con el cuchillo levantado, como Abraham a punto de matar a su hijo. Con intenso interés, el pueblo estaba mirando. Pero la tierra tembló y se agitó; porque el Señor mismo se acercaba. Con un ruido desgarrador, el velo interior del templo fue rasgado de arriba abajo por una mano invisible, que dejó expuesto a la mirada de la multitud un lugar que fuera una vez llenado por la presencia de Dios. En este lugar, había morado la shekinah. Allí Dios había manifestado su gloria sobre el propiciatorio. Nadie sino el sumo sacerdote había alzado jamás el velo que separaba este departamento del resto del templo. Allí entraba una vez al año para hacer expiación por los pecados del pueblo. Pero he aquí, este velo se había desgarrado en dos. Ya no era más sagrado el Lugar Santísimo del Santuario terrenal.

Todo era terror y confusión. El sacerdote estaba por matar la víctima; pero el cuchillo cayó de su mano enervada y el cordero escapó. El símbolo había encontrado en la muerte del Hijo de Dios la realidad que prefiguraba. El gran sacrificio había sido hecho. Estaba abierto el camino que llevaba al santísimo. Había sido preparado para todos un camino nuevo y viviente. Ya no necesitaría la humanidad pecaminosa y entristecida esperar la salida del sumo sacerdote. Desde entonces, el Salvador iba a oficiar como sacerdote y abogado en el cielo de los ciclos. Era como si una voz viva hubiese dicho a los adoradores: Ahora terminan todos los sacrificios y ofrendas por el pecado. El Hijo de Dios ha venido conforme a su Palabra: «Heme aquí (en la cabecera del libro está escrito de mí) para que haga, oh Dios, tu voluntad». «Por su propia sangre [él entró] una sola vez en el santuario, habiendo obtenido eterna redención». Hebreos 10:7; 9:12 (Exaltad a Jesús, 30 de enero, p. 38).


Domingo 30 de noviembre

TIPOLOGÍA BÍBLICA

Estudia los siguientes textos bíblicos que se refieren a tipos o modelos y trata de definir qué es la tipología bíblica: Rom. 5:14; 1 Cor. 10:1-13; Heb. 8:5; 9:23.

Romanos 5:14

14 No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual es figura del que había de venir.

1 Corintios 10:1-13

1 Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube, y todos pasaron el mar; y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar, y todos comieron el mismo alimento espiritual, y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo. Pero de los más de ellos no se agradó Dios; por lo cual quedaron postrados en el desierto. Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron. Ni seáis idólatras, como algunos de ellos, según está escrito: Se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a jugar. Ni forniquemos, como algunos de ellos fornicaron, y cayeron en un día veintitrés mil. Ni tentemos al Señor, como también algunos de ellos le tentaron, y perecieron por las serpientes. 10 Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor. 11 Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos. 12 Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga. 13 No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.

Hebreos 8:5

los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, como se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el tabernáculo, diciéndole: Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte.

Hebreos 9:23

23 Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos.

Estos pasajes bíblicos utilizan el término “tipo” (griego typos) o “antitipo” (griego antitypos) para referirse a la forma en que el escritor del Nuevo Testamento definió la relación entre un texto, acontecimiento o personaje del Antiguo Testamento y su significado para su propio tiempo o para el futuro.

La tipología es una interpretación específica acerca de personas, acontecimientos o instituciones que prefiguran a Jesús u otras realidades contenidas en el Evangelio. El tipo o modelo corresponde a su antitipo (la realidad representada o ilustrada por aquel) como un molde hueco (el tipo) refleja las características de su contenido (el antitipo). Así, el tipo o modelo bíblico fue moldeado según un diseño divino que había existido concretamente o conceptualmente en la mente de Dios, y sirve para moldear futuras copias o antitipos de ese modelo previo.

Es crucial entender que los escritores del Nuevo Testamento no atribuyeron al azar un significado tipológico a algunos textos del Antiguo Testamento. Un tipo del Antiguo Testamento siempre es confirmado como tal en los escritos proféticos antes de que adquiera un cumplimiento antitípico en el Nuevo Testamento.

Observa cómo aparece David en el Antiguo Testamento y cómo es tipológicamente aplicado en el Nuevo. ¿Qué lecciones podemos aprender acerca del funcionamiento de la tipología a partir de este ejemplo?

  1. David (Sal. 22:1, 14–18):

Salmos 22:1, 14-18

1 Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación, y de las palabras de mi clamor?

14 He sido derramado como aguas, Y todos mis huesos se descoyuntaron; Mi corazón fue como cera, Derritiéndose en medio de mis entrañas. 15 Como un tiesto se secó mi vigor, Y mi lengua se pegó a mi paladar, Y me has puesto en el polvo de la muerte. 16 Porque perros me han rodeado; Me ha cercado cuadrilla de malignos; Horadaron mis manos y mis pies. 17 Contar puedo todos mis huesos; Entre tanto, ellos me miran y me observan. 18 Repartieron entre sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echaron suertes.

  1. El nuevo David (Jer. 23:5; Isa. 9:5, 6; 11:1–5

Jeremías 23:5

He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra.

Isaías 9:5-6

Porque todo calzado que lleva el guerrero en el tumulto de la batalla, y todo manto revolcado en sangre, serán quemados, pasto del fuego. Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.

Isaías 11:1-5

1 Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces. Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová. Y le hará entender diligente en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos; sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío. Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura.

  1. El David antitípico (Juan 19:24):

Juan 19:24

24 Entonces dijeron entre sí: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, a ver de quién será. Esto fue para que se cumpliese la Escritura, que dice: Repartieron entre sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echaron suertes. Y así lo hicieron los soldados.

Al examinar estos textos, descubrimos que el propio Antiguo Testamento proporciona la clave para identificar y aplicar los tipos en las Escrituras. Es decir, los escritores del Nuevo Testamento, cuya Escritura era el Antiguo Testamento, fueron inspirados por el Espíritu Santo para utilizar los tipos del Antiguo Testamento para revelar la “verdad presente” (2 Ped. 1:12), especialmente acerca de Jesús y su ministerio.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Al cumplir «toda justicia», Cristo no llevó la justicia a un fin. Cumplió todas las exigencias de Dios en arrepentimiento, fe y bautismo, los pasos en la gracia en la conversión genuina. En su humanidad, Cristo colmó la medida de las exigencias de la ley. Fue la cabeza de la humanidad, su sustituto y garante. Los seres humanos, al unir su debilidad a la naturaleza divina de Cristo, pueden llegar a ser participantes de su carácter.

  Cristo vino para dar un ejemplo de perfecta conformidad con la ley de Dios, tal como se requiere de todos, desde Adán, el primer hombre, hasta la última persona que viva en la tierra. Declaró que su misión no consistía en destruir la ley sino en cumplirla mediante una perfecta y cabal obediencia.

De esa manera, la magnificó y engrandeció. Por medio de su vida manifestó su naturaleza espiritual. A la vista de los seres celestiales, de los mundos que no han caído y de un mundo desobediente, desagradecido e impío, él cumplió los abarcantes principios de la ley. Vino para demostrar el hecho de que la humanidad, aliada por la fe viviente con la Deidad, puede guardar los mandamientos de Dios.

Las ofrendas simbólicas señalaban a Cristo, y cuando se hizo el sacrificio perfecto, las ofrendas por los sacrificios ya no eran más aceptables para Dios. El tipo se encontró con el antitipo en la muerte del unigénito Hijo de Dios. Vino para poner en claro el carácter inmutable de la ley de Dios, para declarar que la obediencia y la transgresión nunca serán premiadas por Dios con la vida eterna. Vino como hombre a la humanidad, para que esta pudiera tocar la humanidad.

Pero en ningún caso vino para disminuir la obligación de los mortales de ser perfectamente obedientes. No destruyó la validez de las Escrituras del Antiguo Testamento. Cumplió lo que había sido predicho por Dios mismo. Vino, no para liberar a los seres humanos de los requerimientos de la ley, sino para abrir un camino por medio del cual pudieran obedecer esa ley y enseñar a otros a hacer lo mismo (Ser semejante a Jesús, 10 de diciembre, p. 351).

Cuando Cristo en la cruz exclamó: ‘Consumado es,’ el velo del templo se partió en dos. Este velo significaba mucho para la nación judía. Estaba hecho de un material muy costoso, de púrpura y oro… Cuando Cristo exhaló su último aliento, había testigos en el templo que vieron cómo el fuerte y resistente material era rasgado de arriba abajo por manos invisibles. Ese acto significaba para el universo celestial y para un mundo corrompido por el pecado, que un camino nuevo y vivo había sido abierto para la raza caída, que todos los sacrificios ceremoniales habían terminado con el gran sacrificio del Hijo de Dios.

El símbolo había encontrado en la muerte del Hijo de Dios la realidad que figuraba… Estaba abierto el camino que llevaba al santísimo. Había sido preparado un camino nuevo y viviente. Ya no necesitaría la humanidad pecaminosa y entristecida esperar la venida del sumo sacerdote. Desde entonces, el Salvador iba a oficiar como sacerdote y abogado en el cielo de los cielos… Ahora terminan todos los sacrificios y ofrendas por el pecado. El Hijo de Dios ha venido conforme a su Palabra: «Heme aquí (en la cabecera del libro está escrito de mí) para que haga, oh Dios tu voluntad». «Por su propia sangre (él entra) una sola vez en el santuario, habiendo obtenido eterna redención Hebreos 10:7; 9:12 (The Faith I Live By, p. 201; parcialmente en La fe por la cual vivo, 14 de julio, p. 203).


Lunes 1 de diciembre

TIPO Y ANTITIPO

Los intérpretes de la Biblia no pueden decidir arbitrariamente qué constituye un tipo bíblico, o cómo se aplica ese tipo particular en el Nuevo Testamento y más allá. La Biblia misma proporciona algunos controles y principios en cuanto a la aplicación de la tipología bíblica.

Del mismo modo, el Nuevo Testamento despliega el cumplimiento antitípico de un tipo o modelo previo en tres fases distintas: (1) en la vida de Cristo (el cumplimiento cristológico), (2) en la experiencia de la iglesia (el cumplimiento eclesiológico) y (3) al final de los tiempos (el cumplimiento escatológico).

Podemos encontrar estos tipos y antitipos en toda la Biblia. Ellos resultan muy útiles para mostrar a los lectores cómo entender las Escrituras y qué verdades enseña la Palabra de Dios acerca de Jesús, la salvación y la esperanza última que tenemos.

Observa los siguientes tipos o modelos que aparecen en el Antiguo Testamento: Israel, el Éxodo y el Santuario. ¿Cómo se cumple cada uno de ellos en las tres fases antitípicas: la cristológica, la eclesiológica y la escatológica?

Israel

  • Fase cristológica (Mat. 2:15):

Mateo 2:15

15 y estuvo allá hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo.

  • Fase eclesiológica (Gál. 6:16):

Gálatas 6:16

16 Y a todos los que anden conforme a esta regla, paz y misericordia sea a ellos, y al Israel de Dios.

  • Fase escatológica (Apoc. 7:4-8, 14)

Apocalipsis 7:4-8, 14

Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel. De la tribu de Judá, doce mil sellados. De la tribu de Rubén, doce mil sellados. De la tribu de Gad, doce mil sellados. De la tribu de Aser, doce mil sellados. De la tribu de Neftalí, doce mil sellados. De la tribu de Manasés, doce mil sellados. De la tribu de Simeón, doce mil sellados. De la tribu de Leví, doce mil sellados. De la tribu de Isacar, doce mil sellados. De la tribu de Zabulón, doce mil sellados. De la tribu de José, doce mil sellados. De la tribu de Benjamín, doce mil sellados.

14 Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.

El éxodo

  • Fase cristológica (Mat. 2:19–21):

Mateo 2:19-21

19 Pero después de muerto Herodes, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José en Egipto, 20 diciendo: Levántate, toma al niño y a su madre, y vete a tierra de Israel, porque han muerto los que procuraban la muerte del niño. 21 Entonces él se levantó, y tomó al niño y a su madre, y vino a tierra de Israel.

  • Fase eclesiológica (2 Cor. 6:17):

2 Corintios 6:17

17 Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré,

  • Fase escatológica (Apoc. 18:4):

Apocalipsis 18:4

Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas;

El Santuario

  • Fase cristológica (Mat. 26:61; Juan 1:14; 2:21

Mateo 26:61

61 que dijeron: Este dijo: Puedo derribar el templo de Dios, y en tres días reedificarlo.

Juan 1:14

14 Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.

Juan 2:21

21 Mas él hablaba del templo de su cuerpo.

  • Fase eclesiológica (1 Cor. 3:16, 17; 2 Cor. 6:16):

1 Corintios 3:16-17

16 ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? 17 Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.

2 Corintios 6:16

16 ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo.

  • Fase escatológica (Apoc. 3:12; 11:19; 21:3, 22):

Apocalipsis 3:12

12 Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo.

Apocalipsis 11:19

19 Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo.

Apocalipsis 21:3, 22

Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.

22 Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero.

“Puesto que las Escrituras tienen un solo Autor divino, sus diversas partes mantienen coherencia entre ellas. […] Todas las doctrinas de la Biblia concuerdan unas con otras; la interpretación de pasajes individuales armonizará con la totalidad de lo que la Biblia enseña sobre un tema dado” (Raoul Dederen, ed., Tratado de teología adventista del séptimo día, pp. 75, 76).

¿Qué haces cuando te resulta difícil entender el significado de ciertos textos bíblicos?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

El pueblo de Dios, a quien él llama su tesoro peculiar, tuvo el privilegio de tener un sistema doble de ley: la moral y la ceremonial…

Desde la creación, la ley moral era una parte esencial del plan divino y era tan inmutable como Dios mismo. La ley ceremonial respondía a un propósito particular en el plan de Cristo por la salvación de la raza humana. El sistema simbólico de ofrendas y sacrificios, fue establecido para que, por medio de estas ceremonias, el pecador pudiera conocer al gran sacrificio, Cristo… La ley ceremonial era admirable; fue la provisión hecha por Jesucristo en consejo con su Padre, para favorecer la salvación de la humanidad. Todo el sistema ceremonial tenía su fundamento en Cristo. Adán vio a Cristo prefigurado en la inocente víctima que pagaba la pena de su transgresión de la ley de Dios.

La necesidad del ceremonial de sacrificios y ofrendas cesó cuando el símbolo fue hecho realidad en la muerte de Cristo. En él la sombra alcanzó la sustancia… La ley de Dios mantendrá su carácter exaltado por tanto tiempo como permanezca el trono de Dios. Esta ley es la expresión del carácter de Dios… Los símbolos y sombras, las ofrendas y sacrificios, no tenían virtud alguna después de la muerte de Cristo en la cruz; pero la ley de Dios no fue crucificada con Cristo… Hoy, él (Satanás) engaña a los seres humanos con respecto a la ley de Dios.

La ley de los Diez Mandamientos vive y vivirá por los siglos eternos…

Dios no hizo el infinito sacrificio de dar a su Hijo unigénito a nuestro mundo, para asegurarle al hombre el privilegio de quebrantar los mandamientos de Dios en esta vida y en la vida eterna futura.

Él [Jesús] entregó su vida preciosa, inocente, a fin de salvar a los seres humanos culpables de la ruina eterna, para que mediante la fe en él pudieran presentarse ante el trono de Dios sin mancha alguna (The Faith I Live By, p. 106; parcialmente en La fe por la cual vivo, 10 de abril, p. 108).

Durante la época de la primera venida de Cristo había mucha agitación entre el pueblo concerniente a la aparición de un Mesías universal. La nación judía esperaba la llegada de un gran libertador, y hubo hombres que se aprovecharon de este estado de expectación, utilizándolo para obtener ventajas personales en forma de ganancias y gloria propias. La profecía había previsto la aparición de estos engañadores. Ellos no aparecieron en la forma en que se había profetizado la venida del Redentor del mundo; pero Cristo vino cumpliendo cada una de las especificaciones. Había sido representado mediante tipos y símbolos, y en él se encontraron el símbolo y la realidad. En la vida, misión y muerte de Jesús, cada especificación halló su cumplimiento (Exaltad a Jesús, 2 de julio, p. 191).


Martes 2 de diciembre

JOSUÉ COMO FIGURA TIPOLÓGICA

A la luz de la tipología bíblica, ¿qué significa el paralelismo existente entre la experiencia de Moisés y la de Josué? Ver Éxo. 3:1, 2; Jos. 1:1-3; Núm. 13:1, 2; Jos. 2:1; Éxo. 3:5; Jos. 5:15.

Éxodo 3:1-2

1 Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios. Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía.

Josue 1:1-3

1 Aconteció después de la muerte de Moisés siervo de Jehová, que Jehová habló a Josué hijo de Nun, servidor de Moisés, diciendo: Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel. Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie.

Números 13:1-2

1 Y Jehová habló a Moisés, diciendo: Envía tú hombres que reconozcan la tierra de Canaán, la cual yo doy a los hijos de Israel; de cada tribu de sus padres enviaréis un varón, cada uno príncipe entre ellos.

Josue 2:1

1 Josué hijo de Nun envió desde Sitim dos espías secretamente, diciéndoles: Andad, reconoced la tierra, y a Jericó. Y ellos fueron, y entraron en casa de una ramera que se llamaba Rahab, y posaron allí.

Éxodo 3:5

Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es.

Josue 5:15

15 Y el Príncipe del ejército de Jehová respondió a Josué: Quita el calzado de tus pies, porque el lugar donde estás es santo. Y Josué así lo hizo.

Como descubrimos la primera semana, Josué se presenta como un nuevo Moisés que repite los pasos más significativos del Éxodo de Egipto en la vida de la segunda generación. Al igual que Moisés, es llamado a cumplir una misión mediante un encuentro personal con el Señor. Bajo el liderazgo de ambos, el renombre de Israel inspira temor entre las naciones. Moisés lidera a Israel en el cruce del Mar Rojo, mientras que Josué lo hace en el cruce milagroso del Jordán. A ambos líderes se les recuerda la necesidad de la circuncisión y la importancia de la Pascua. El maná comienza a caer en tiempos de Moisés y termina con Josué. A ambos se les ordena quitarse el calzado. La mano extendida de ambos señala la victoria de Israel. Moisés da instrucciones para la distribución de la tierra y la institución de ciudades de refugio. Josué cumple esas instrucciones. Ambos dirigen un discurso de despedida a la nación y renuevan el pacto entre Dios y el pueblo al final de su ministerio.

Estudia Deuteronomio 18:15-19; 34:10-12; Juan 1:21; Hechos 3:22-26 y 7:37. ¿Quién cumplió la profecía de Moisés acerca de un profeta como él? ¿Cómo encaja Josué en el cuadro?

Deuteronomio 18:15-19

15 Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis; 16 conforme a todo lo que pediste a Jehová tu Dios en Horeb el día de la asamblea, diciendo: No vuelva yo a oír la voz de Jehová mi Dios, ni vea yo más este gran fuego, para que no muera. 17 Y Jehová me dijo: Han hablado bien en lo que han dicho. 18 Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare. 19 Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta.

Deuteronomio 34:10-12

10 Y nunca más se levantó profeta en Israel como Moisés, a quien haya conocido Jehová cara a cara; 11 nadie como él en todas las señales y prodigios que Jehová le envió a hacer en tierra de Egipto, a Faraón y a todos sus siervos y a toda su tierra, 12 y en el gran poder y en los hechos grandiosos y terribles que Moisés hizo a la vista de todo Israel.

Juan 1:21

21 Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías? Dijo: No soy. ¿Eres tú el profeta? Y respondió: No.

Hechos 3:22-26

22 Porque Moisés dijo a los padres: El Señor vuestro Dios os levantará profeta de entre vuestros hermanos, como a mí; a él oiréis en todas las cosas que os hable; 23 y toda alma que no oiga a aquel profeta, será desarraigada del pueblo. 24 Y todos los profetas desde Samuel en adelante, cuantos han hablado, también han anunciado estos días. 25 Vosotros sois los hijos de los profetas, y del pacto que Dios hizo con nuestros padres, diciendo a Abraham: En tu simiente serán benditas todas las familias de la tierra. 26 A vosotros primeramente, Dios, habiendo levantado a su Hijo, lo envió para que os bendijese, a fin de que cada uno se convierta de su maldad.

Hechos 7:37

37 Este Moisés es el que dijo a los hijos de Israel: Profeta os levantará el Señor vuestro Dios de entre vuestros hermanos, como a mí; a él oiréis.

La vida de Josué fue un cumplimiento parcial de la profecía hecha por Moisés (Deut. 18:15, 18). Sin embargo, esa profecía no tuvo su cumplimiento pleno o último en Josué, pues ella solo podía ser cumplida por el Mesías. Él conocía íntimamente al Padre (Juan 1:14, 18); era veraz y revelaba fielmente a Dios (Mat. 22:16; Luc. 10:22; Juan 14:6), quien, en efecto, puso sus palabras en labios de Jesús (Juan 14:24). En consecuencia, tanto la vida de Moisés como la de Josué se convirtieron en tipos de Jesús, el Mesías venidero.

¿Qué importancia tiene Jesús en tu caminar con él? ¿Por qué debe ser él y lo que hizo por ti el fundamento de toda tu experiencia cristiana?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Cuarenta días con sus noches permaneció Moisés en el monte, y todo este tiempo, como la primera vez, fue milagrosamente sustentado. No se. permitió a nadie subir con él, ni durante el tiempo de su ausencia había de acercarse nadie al monte. Siguiendo la orden de Dios, había preparado dos tablas de piedra y las había llevado consigo a la cúspide del monte; y el Señor otra vez «escribió en tablas las  palabras de la alianza, las diez palabras».

Durante el largo tiempo que Moisés pasó en comunión con Dios, su rostro había reflejado la gloria de la presencia divina. Sin que él lo supiera, cuando descendió del monte, su rostro resplandecía con una luz deslumbrante. Ese mismo fulgor iluminó el rostro de Esteban cuando fue llevado ante sus jueces; «entonces todos los que estaban sentados en el concilio, puestos los ojos en él, vieron su rostro como el rostro de un ángel». Hechos 6: 15. Tanto Aarón como el pueblo se apartaron de Moisés, «y tuvieron miedo de llegarse a él». Viendo su terror y confusión, pero ignorando la causa, los instó a que se acercaran…

Mediante este resplandor, Dios trató de hacer comprender a Israel el carácter santo y exaltado de su ley, y la gloria del evangelio revelado mediante Cristo. Mientras Moisés estaba en el monte, Dios le dio, no solo las tablas de la ley, sino también el plan de la salvación. Vio que todos los símbolos y tipos de la época judaica prefiguraban el sacrificio de Cristo; y era tanto la luz celestial que brota del Calvario como la gloria de la ley de Dios, lo que hacía fulgurar el rostro de Moisés. Aquella divina iluminación era un símbolo de la gloria del pacto del cual Moisés era el mediador visible, el representante del único Intercesor verdadero…

Moisés fue un símbolo de Cristo. Como intercesor de Israel, veló su rostro, porque el pueblo no soportaba la visión de su gloria; asimismo Cristo, el divino Mediador, veló su divinidad con la humanidad cuando vino a la tierra. Si hubiera venido revestido del resplandor del cielo, no hubiera hallado acceso a los corazones de los hombres, debido al estado pecaminoso de estos. No habrían podido soportar la gloria de su presencia. Por lo tanto, se humilló a sí mismo, tomando la «semejanza de carne de pecado» (Romanos 8:3), para poder alcanzar y elevar a la raza caída (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 340, 341).

Moisés fue un tipo o figura de Cristo… Dios tuvo a bien disciplinar a Moisés en la escuela de la aflicción y la pobreza, antes de que estuviera preparado para conducir las huestes de Israel hacia la Canaán terrenal. El Israel de Dios, que viaja hacia la Canaán celestial, tiene un Capitán que no necesitó enseñanzas humanas que le prepararan para su misión de conductor divino; no obstante fue perfeccionado por el sufrimiento; «porque en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados». Hebreos 2:10, 18. Nuestro Redentor no manifestó las imperfecciones ni las debilidades humanas; pero murió a fin de obtener nuestro derecho a entrar en la tierra prometida (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 512, 513).


Miércoles 3 de diciembre

EL VERDADERO JOSUÉ COMO ANTITIPO

La historia de Josué debe verse a través del prisma de la tipología. Las guerras dirigidas por él son acontecimientos históricos que constituyen un segmento esencial de la historia de Israel. El objetivo de esas guerras era establecer a los israelitas en la Tierra Prometida, donde podrían disfrutar en paz de la herencia que les había sido asignada, y establecer una nueva sociedad basada en los principios de la Ley de Dios.

Más tarde, autores del Antiguo Testamento, como Isaías, presentan la obra del Mesías también como consistente en asignar las “heredades desoladas [a su pueblo]” (Isa. 49:8, RVA-2015), utilizando la misma terminología que es tan frecuente en el libro de Josué. Así como la tarea de Josué había sido repartir la tierra a los israelitas, el Mesías, representado como el nuevo Josué, asigna la herencia espiritual a un nuevo Israel.

Lee Hebreos 3:7-4:11. ¿Cómo confirma el Nuevo Testamento que Josué, el nuevo Moisés, es en sí mismo un tipo de Jesucristo?

Hebreos 3:7-4:11

Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones, Como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto, Donde me tentaron vuestros padres; me probaron, Y vieron mis obras cuarenta años. 10 A causa de lo cual me disgusté contra esa generación, Y dije: Siempre andan vagando en su corazón, Y no han conocido mis caminos. 11 Por tanto, juré en mi ira: No entrarán en mi reposo. 12 Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; 13 antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado. 14 Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio, 15 entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación. 16 ¿Quiénes fueron los que, habiendo oído, le provocaron? ¿No fueron todos los que salieron de Egipto por mano de Moisés? 17 ¿Y con quiénes estuvo él disgustado cuarenta años? ¿No fue con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto? 18 ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron? 19 Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad.

1  Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado. Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron. Pero los que hemos creído entramos en el reposo, de la manera que dijo: Por tanto, juré en mi ira, No entrarán en mi reposo; aunque las obras suyas estaban acabadas desde la fundación del mundo. Porque en cierto lugar dijo así del séptimo día: Y reposó Dios de todas sus obras en el séptimo día. Y otra vez aquí: No entrarán en mi reposo. Por lo tanto, puesto que falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes primero se les anunció la buena nueva no entraron por causa de desobediencia, otra vez determina un día: Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones. Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día. Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. 10 Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas. 11 Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia.

Los autores del Nuevo Testamento presentaron muchos aspectos del ministerio de Jesucristo en términos de la obra de Josué. Así como este entró en Canaán después de 40 años en el desierto, Jesús, el “Josué antitípico”, entró en su ministerio terrenal después de 40 días en el desierto (Mat. 4:1-11; Luc. 4:1-13) y en su ministerio celestial después de 40 días en el desierto de esta tierra (Hech. 1:3, 9-11; Heb. 1:2).

Después del bautismo de Jesús en el río Jordán, su “cruce del Jordán” (Mat. 3:13-17; Mar. 1:9-11), los escritores del Evangelio citan el Salmo 2:7 e Isaías 42:1; es decir, un salmo mesiánico y una canción acerca el Siervo sufriente de Dios (Mat. 3:17; Mar. 1:11; Luc. 3:22). Por consiguiente, a través de su bautismo, Jesús es presentado como el guerrero divino que librará las guerras de Dios contra las fuerzas del mal mediante una vida de obediencia fiel, incluso hasta la muerte. Su vida y su muerte en la Cruz provocaron la expulsión de Satanás, dirigieron la conquista de nuestros enemigos espirituales, ofrecieron descanso espiritual a su pueblo y asignaron una herencia a los redimidos (Efe. 4:8; Heb. 1:4; 9:15).

¿Qué significa poder “descansar” en lo que Cristo ha hecho por nosotros? Es decir, ¿cómo podemos tener la seguridad de que Jesús ha derrotado a Satanás en nuestro favor?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

José y María iban cada año a Jerusalén para asistir a la fiesta de la pascua, de acuerdo con los requerimientos de la ley judía. Los días de la infancia de Cristo habían terminado. Ahora entraba al período de la juventud. Como era su costumbre, José y María se prepararon para realizar el largo viaje a Jerusalén. Llevaron a Jesús con ellos. Viajaban en compañía de muchos otros que también se dirigían a Jerusalén para observar esta fiesta solemne.

Es imposible que las mentes humanas puedan comprender las reflexiones del Hijo de Dios al contemplar con interés el templo por vez primera. No podemos hacer conjeturas acerca de qué clase de pensamientos se despertaron dentro de su pecho al recorrer los atrios y al observar y discernir la obra de los sacerdotes ministradores, el altar con su víctima sangrante, el incienso santo que se elevaba hacia Dios, y los misterios del Lugar Santísimo detrás del velo, y al comprender la realidad que estas ceremonias prefiguraban. Cristo mismo era la clave que podía revelar la verdad acerca de estos misterios sagrados, comprendidos borrosamente por José y María. Todos habían sido instituidos para representar a Cristo y encontraron su cumplimiento en su muerte.

La pascua era el nombre que se le había dado a esta ceremonia conmemorativa del admirable acontecimiento de la salida de los hebreos de Egipto. La noche que salieron, el ángel destructor entró en cada casa y quitó la vida de los primogénitos, desde el que se sentaba sobre el trono real hasta el primogénito del esclavo más bajo…

El Señor dio a los hebreos instrucciones especiales para que cada familia sacrificara un cordero y asperjara su sangre sobre los postes de la puerta, de modo que cuando el ángel destructor pasara por allí en su misión de muerte, la sangre sobre los postes de la puerta constituyera una señal que identificara a los moradores de la casa como adoradores del verdadero Dios. El ángel de la muerte pasaba por alto las casas designadas de esa manera. Los hebreos recibieron la orden de estar preparados para comenzar su viaje aquella noche memorable…

De acuerdo con las instrucciones divinas, todos estaban preparados para el comienzo de su viaje, listos a escuchar la orden de marcha para salir de Egipto…

Aunque la institución de la pascua apuntaba hacia el pasado, a la liberación milagrosa de los hebreos, también apuntaba hacia el futuro, mostrando la muerte del Hijo de Dios antes que sucediera. Durante la última pascua que el Señor celebró con sus discípulos, instituyó la cena del Señor en lugar de la pascua, para que se observara como recordativo de su muerte. Ya no tendrían más necesidad de la pascua, porque él, el gran Cordero representado, estaba listo para ser sacrificado por los pecados del mundo. En la muerte de Cristo la figura se encontró con la realidad (Exaltad a Jesús, 17 de enero, p. 25).


Jueves 4 de diciembre

JOSUÉ Y NOSOTROS

Josué apunta como tipo o modelo más allá del ministerio de Jesucristo hacia un cumplimiento en la vida de la iglesia, el cuerpo de Cristo. ¿En qué sentido las guerras libradas por Israel bajo Josué prefiguran las luchas espirituales de la Iglesia? ¿En qué se diferencian? Ver 1 Tim. 1:18; 2 Tim. 4:7; Efe. 6:10-12; 2 Cor. 10:3-5; Hech. 20:32.

1 Timoteo 1:18

18 Este mandamiento, hijo Timoteo, te encargo, para que conforme a las profecías que se hicieron antes en cuanto a ti, milites por ellas la buena milicia,

2 Timoteo 4:7

He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.

Efesios 6:10-12

10 Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. 11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. 12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.

2 Corintios 10:3-5

Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo,

Hechos 20:32

32 Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados.

Los escritores del Nuevo Testamento reconocen el cumplimiento eclesiológico (relativo a la iglesia) de la tipología de Josué. Los miembros del cuerpo de Cristo, la iglesia, participan en una guerra espiritual contra las fuerzas del mal; no obstante, disfrutan del reposo de la gracia de Dios (Heb. 4:9-11) y de las bendiciones de su herencia espiritual.

¿Qué dicen estos textos acerca del cumplimiento final de la tipología de Josué? 1 Ped. 1:4; Col. 3:24; Apoc. 20:9; 21:3.

1 Pedro 1:4

para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros,

Colosenses 3:24

24 sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.

Apocalipsis 20:9

Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió.

Apocalipsis 21:3

Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.

El cumplimiento final y completo de la tipología de Josué ocurrirá en ocasión de la segunda venida de Jesucristo (aspecto apocalíptico/escatológico de la tipología).

La vida de Josué reflejaba a tal punto el carácter de Dios que ciertos aspectos de ella adquirieron un carácter profético que presagiaba la actividad y la persona del Mesías.

Desde nuestra perspectiva histórica, el Mesías ya ha venido. Su ministerio no necesita ser prefigurado, pero seguimos teniendo el privilegio de reflejar su carácter: la gloria que Cristo anhelaba compartir con sus discípulos (Juan 17:22) y que puede llegar a ser nuestra si contemplamos el carácter de Cristo (2 Cor. 3:18). Cuanto más contemplamos a Jesús, más reflejamos la belleza de su carácter. Esto es fundamental en nuestro caminar diario con Cristo. Por eso es tan importante dedicar tiempo al estudio diario de la Palabra y a reflexionar acerca de la vida, el carácter y las enseñanzas de Jesús. Somos transformados por la contemplación.

Josué, el tipo o modelo, preguntó a los israelitas: “¿Hasta cuándo serán negligentes para ir a tomar posesión de la tierra que les dio el Señor, Dios de sus padres?” (Jos. 18:3). ¿Cómo formularía hoy esa pregunta Jesús, el antitipo de Josué?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Jesús es nuestro Abogado, nuestro Sumo Sacerdote, nuestro Intercesor. Nuestra posición es como la de los, israelitas durante el día de la expiación. Cuando el sumo sacerdote entraba en el Lugar Santísimo, que representaba el lugar donde nuestro Sumo Sacerdote intercede en la actualidad, y rociaba la sangre expiatoria sobre el asiento de la misericordia, afuera no se ofrecía ningún sacrificio propiciatorio. Mientras el sacerdote intercedía delante de Dios, cada corazón debía inclinarse contrito y suplicar el perdón de sus transgresiones.

En la muerte de Cristo, el Cordero inmolado por los pecados del mundo, el símbolo se encontró con la realidad. Nuestro gran Sumo Sacerdote fue constituido en el único sacrificio de valor para nuestra salvación. Al ofrecerse sobre la cruz, se realizó una expiación perfecta por los pecados de los seres humanos. Actualmente nos encontramos en el atrio exterior, aguardando la bendita esperanza de la aparición gloriosa de nuestro Salvador y Señor Jesucristo. Afuera no se ha de ofrecer sacrificio alguno, porque el gran Sumo Sacerdote está llevando a cabo su obra en el Lugar Santísimo. Durante su intercesión como abogado nuestro, Cristo no necesita ninguna virtud humana ni mediación de nadie. Él es el único portador del pecado, la única ofrenda por el pecado. La oración y la confesión deben dirigirse solo a él, quien entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo. Salvará hasta lo sumo a todos los que acuden a él con fe. El vive constantemente para interceder por nosotros…

El intelecto más poderoso que se haya creado es incapaz de comprender a Dios; la lengua más elocuente es incapaz de describirlo… Los seres humanos tienen un solo Abogado, un Intercesor capaz de perdonar sus transgresiones. ¿No rebosarán nuestros corazones de gratitud hacia Aquel que dio a Jesús para que fuera la propiciación por nuestros pecados? Mediten profundamente acerca del amor que el Padre ha manifestado en nuestro favor, el amor que ha expresado por nosotros. Ese amor no lo podemos medir, porque para él no hay medida. ¿Acaso se puede medir lo infinito? Lo único que podemos hacer es apuntar hacia el Calvario, al Cordero inmolado desde la fundación del mundo…

Ningún otro ser humano tiene lugar entre el pecador y Cristo… El mismo Cristo es nuestro Abogado. Todo lo que el Padre es para su Hijo lo es también para aquellos a quienes su Hijo representa en su humanidad. En cada aspecto de su obra, Cristo actuó como un representante de su Padre. Vivió como sustituto y garante nuestro. Trabajó como espera que trabajen sus seguidores: sin ningún egoísmo y apreciando el valor de cada ser humano por quien él sufrió y murió (Exaltad a Jesús, 10 de noviembre, p. 313).


Viernes 5 de diciembre

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

“La misión de Cristo no fue entendida por la gente de su tiempo. […] Las tradiciones, las máximas y los estatutos de los hombres ocultaron de su vista las lecciones que Dios se proponía transmitirles. Esas máximas y tradiciones llegaron a ser un obstáculo para la comprensión y práctica de la religión verdadera. Y cuando vino la Realidad, en la persona de Cristo, no reconocieron en él el cumplimiento de todos sus símbolos, la sustancia de todas sus sombras. Rechazaron a Cristo, el ser a quien representaban sus ceremonias, y se aferraron a sus mismos símbolos e inútiles ceremonias. El Hijo de Dios había venido, pero ellos continuaban pidiendo una señal. Al mensaje: ‘Arrepentíos, que el reino de los cielos se ha acercado’, contestaron exigiendo un milagro. El Evangelio de Cristo era un tropezadero para ellos porque demandaban señales en vez de un Salvador. Esperaban que el Mesías probase sus aseveraciones por poderosos actos de conquista, para establecer su imperio sobre las ruinas de los imperios terrenales. Cristo contestó a esta expectativa con la parábola del sembrador. No por la fuerza de las armas, no por violentas interposiciones había de prevalecer el Reino de Dios, sino por la implantación de un nuevo principio en el corazón de los hombres” (Elena de White, Palabras de vida del gran Maestro, pp. 17, 18).

“La iglesia necesita fieles Caleb y Josué que estén prontos a aceptar la vida eterna con la única condición que Dios impone: la obediencia. Nuestras iglesias sufren por falta de obreros. Nuestro campo es el mundo. Necesitamos misioneros en las ciudades y los pueblos que están aún más subyugados por la idolatría que los paganos de Oriente, los cuales nunca vieron la luz de la verdad. El verdadero espíritu misionero ha abandonado las iglesias que hacen profesión de manera tan exaltada. El amor por las almas y el deseo de llevarlas al regazo de Cristo ha dejado de brillar en sus corazones. Buscamos trabajadores honestos. ¿Nadie responderá al clamor que se eleva de todos los rincones: ‘Pasa […] y ayúdanos’ (Hech. 16:9)?” (Elena de White, Testimonios para la iglesia, t. 4, p. 156).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. ¿Cómo te ayuda la tipología bíblica a comprender mejor el ministerio de Jesucristo en tu favor?
  2. ¿En qué se parece nuestra guerra espiritual a la conquista de Canaán y en qué se diferencia de ella?
  3. Reflexiona acerca del cumplimiento final de la tipología de Josué. ¿De qué manera la imagen de un mundo sin dolor, sufrimiento ni muerte nos imparte una esperanza real en medio de las luchas de la vida?
  4. Josué reflejó el carácter de Dios hasta el punto de prefigurar el ministerio de Cristo. ¿Cuáles son algunas maneras prácticas en que puedes permitir que Jesús refleje su carácter en ti de manera más plena?

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