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Lección 11 – DE LA BATALLA A LA VICTORIA – Para el 14 de marzo de 2020



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Lección 11: Para el 14 de marzo de 2020

DE LA BATALLA A LA VICTORIA

Sábado 7 de marzo_____________________________________________________________

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Efesios 6:12; Daniel 10; Esdras 4:1–5; Josué 5:13–15; Apocalipsis 1:12–18; Colosenses 2:15; Romanos 8:37–39.

PARA MEMORIZAR:

“Y me dijo: Muy amado, no temas; la paz sea contigo; esfuérzate y aliéntate” (Dan. 10:19).

Daniel 10 introduce la visión final de Daniel, que continúa en los capítulos 11 y 12. Se nos informa desde el comienzo que esta visión atañe a un “conflicto grande” (Dan. 10:1). Si bien Daniel 11 revela algunos detalles de este conflicto, Daniel 10 muestra sus dimensiones espirituales y revela que detrás del telón de las batallas terrenales se produce un conflicto espiritual de proporciones cósmicas. Al estudiar este capítulo, veremos que al orar participamos en este conflicto cósmico de una manera que tiene profundas repercusiones. Pero no estamos solos en nuestras luchas; Jesús participa en la batalla contra Satanás en nuestro favor. Aprenderemos que la lucha final en la que estamos involucrados no es contra los poderes humanos terrenales, sino contra los poderes de las tinieblas.

Como lo expresó el apóstol Pablo siglos después de Daniel: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efe. 6:12). En última instancia, nuestro éxito en el Conflicto recae en Jesucristo.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

El seguir a Cristo no significa estar libre de conflictos. No es un juego de niños… No es ociosidad espiritual. Todo el gozo del servicio de Cristo significa la sagrada obligación de enfrentar a menudo duros conflictos. Seguir a Cristo significa duras batallas, labor activa, guerra contra el mundo, la carne y el maligno. Las victorias ganadas por Cristo en guerra dura y cruenta serán nuestro gozo… Estarnos alistados para luchar «no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece». Juan 6:27.

Cada uno debe calcular el costo. Nadie logrará el éxito sin arduo esfuerzo. Hemos de ejercitar todos nuestros poderes espirituales y crucificar la carne con sus afectos y concupiscencias. Crucificar el yo abarca mucho más de lo que muchos pudieran suponer.

Se requiere una vigilancia continua para ser fieles hasta la muerte, para pelear la buena batalla de la fe hasta que termine la guerra y como vencedores recibamos la corona de la vida (In Heavenly Places, p. 117; parcialmente en En los lugares celestiales, p. 119).

Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor y en el poder de su fuerza. Efesios 6: 1O.

Estas palabras inspiradas de Dios son apropiadas para nosotros. Se aplican en forma especial a los que se esfuerzan por guardar los mandamientos de Dios en medio de gente torcida y perversa entre la que brillan como luces en el mundo…

«Tomad toda la armadura de Dios». Efesios 6: 13. Haced de la Palabra vuestra guía. Tomadla. Toda la armadura que se os proporciona en las Escrituras está a vuestra disposición. «Por tanto, tornad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad». Vers. 13, 14 (A fin de conocerle, pp. 344,345).

Solo cuando se vean a la luz de la eternidad las providencias de Dios, comprenderemos lo que debemos al cuidado y la intercesión de sus ángeles. Los seres celestiales han desempeñado una parte activa en los asuntos de los hombres Han aparecido con ropas tan brillantes como relámpago; se han presentado como hombres, bajo la apariencia de viajeros…

Aunque los gobernantes de este mundo lo ignoren, a menudo los ángeles han hablado en sus concilios… Han desbaratado propósitos y detenido males que hubieran causado oprobio y sufrimiento a los hijos de Dios…

Todo redimido comprenderá la obra de los ángeles en su propia vida. ¡Qué sensación le producirá conversar con el ángel que fue su guardián desde el primer momento; que vigiló sus pasos y cubrió su cabeza en el día de peligro; que estuvo con él en el valle de la sombra de muerte, que señaló su lugar de descanso, que fue el primero en saludarlo en la mañana de la resurrección, y conocer por medio de él la historia de la intervención divina en la vida individual, de la cooperación celestial en toda obra en favor de la humanidad! (La educación, pp. 304, 305).

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Lección 11 | Domingo 8 de marzo______________________________________________

AYUNO Y ORACIÓN, UNA VEZ MÁS

Lee Daniel 10:1 al 3. ¿Qué encontramos que Daniel hacía de nuevo?

Daniel 10:1-3

1 En el año tercero de Ciro rey de Persia fue revelada palabra a Daniel, llamado Beltsasar; y la palabra era verdadera, y el conflicto grande; pero él comprendió la palabra, y tuvo inteligencia en la visión. En aquellos días yo Daniel estuve afligido por espacio de tres semanas. No comí manjar delicado, ni entró en mi boca carne ni vino, ni me ungí con ungüento, hasta que se cumplieron las tres semanas.

Daniel no explica las razones de su prolongado período de aflicción. Pero una intercesión tan ferviente muy probablemente haya estado motivada por la situación de los judíos, que acaban de regresar de Babilonia a Palestina.

Lee Esdras 4:1 al 5. ¿Qué desafíos enfrentaron los judíos al regresar?

Esdras 4:1-5

1 Oyendo los enemigos de Judá y de Benjamín que los venidos de la cautividad edificaban el templo de Jehová Dios de Israel, vinieron a Zorobabel y a los jefes de casas paternas, y les dijeron: Edificaremos con vosotros, porque como vosotros buscamos a vuestro Dios, y a él ofrecemos sacrificios desde los días de Esar-hadón rey de Asiria, que nos hizo venir aquí. Zorobabel, Jesúa, y los demás jefes de casas paternas de Israel dijeron: No nos conviene edificar con vosotros casa a nuestro Dios, sino que nosotros solos la edificaremos a Jehová Dios de Israel, como nos mandó el rey Ciro, rey de Persia. Pero el pueblo de la tierra intimidó al pueblo de Judá, y lo atemorizó para que no edificara. Sobornaron además contra ellos a los consejeros para frustrar sus propósitos, todo el tiempo de Ciro rey de Persia y hasta el reinado de Darío rey de Persia.

Sabemos por Esdras 4:1 al 5 que en ese entonces los judíos enfrentaron una fuerte oposición al intentar reconstruir el Templo. Los samaritanos enviaron informes falsos a la corte persa, incitando al rey a detener la obra de reconstrucción. Frente a esas crisis, durante tres semanas Daniel ruega a Dios que influya en Ciro para permitir que la obra continúe.

A estas alturas, probablemente Daniel tenía unos noventa años. Él no pensaba en sí mismo, sino en su pueblo y los desafíos que este enfrentaba. Y persistió en la oración durante tres semanas completas antes de recibir una respuesta de Dios. Durante este tiempo, el profeta siguió una dieta muy modesta, absteniéndose de manjares e incluso ungüentos. No le preocupaba en absoluto su comodidad ni su apariencia, pero estaba profundamente preocupado por el bienestar de sus compatriotas judíos en Jerusalén, a 1.600 kilómetros de distancia.

Al observar la vida de oración de Daniel, aprendemos algunas lecciones valiosas. En primer lugar, debemos perseverar en la oración, incluso cuando nuestras peticiones no sean respondidas de inmediato. En segundo lugar, debemos dedicar tiempo a orar por los demás. Hay algo especial en las oraciones de intercesión. Recuerda que “quitó Jehová la aflicción de Job, cuando él hubo orado por sus amigos; y aumentó al doble todas las cosas que habían sido de Job” (Job 42:10). En tercer lugar, la oración impulsa a Dios a hacer algo concreto y real. Así que, oremos siempre, por todo tipo de motivos. Ante las pruebas insoportables, los grandes problemas y los desafíos abrumadores, llevemos nuestras cargas a Dios en oración (Efe. 6:18).

Lee Daniel 10:12. ¿Qué nos dice esto acerca de la oración como una experiencia objetiva que impulsa a Dios a hacer algo, y no solo una experiencia subjetiva que nos hace sentir bien con Dios?

Daniel 10:12

12 Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido.

COMENTARIO DE TODA LA SEMANA

Cuando los enemigos de Judá y de Benjamín oyeron que los que habían vuelto de la cautividad edificaban un templo a Jehová, Dios de Israel, fueron a ver a Zorobabel y a los jefes de familia, y les dijeron: —Edificaremos con vosotros, porque, como vosotros, buscamos a vuestro Dios, y a él ofrecemos sacrificios desde los días de Esar-hadón, rey de Asiria, que nos hizo venir aquí. Zorobabel, Jesúa y los demás jefes de casas paternas de Israel dijeron: —No nos conviene edificar con vosotros la casa de nuestro Dios, sino que nosotros solos la edificaremos a Jehová, Dios de Israel, como nos mandó Ciro, rey de Persia. Entonces la gente del país intimidó al pueblo de Judá y lo atemorizó para que no siguiera edificando

A simple vista, el pedido de los samaritanos parecía amable y cordial; ¿por qué rechazar la ayuda? En cierto sentido, la respuesta se encuentra en el texto mismo: Leemos que, “los enemigos” vinieron a ofrecerles ayuda. ¿Enemigos? Eso solo da una sugerencia poderosa de por qué los israelitas reaccionaron así.

¿Por qué la Biblia les llama “enemigos” a los samaritanos? Segundo de Reyes 17:24 al 41 explica que esta gente fue introducida de otras naciones en Samaria y la región circundante después de que los israelitas del Reino del Norte fueran deportados.

Los samaritanos ocupaban las tierras que habían sido propiedades de las medias tribus de Efraín y Manases, y la capital de estas tierras era llamada Samaria.

Samaria era una ciudad espléndida y grande. Cuando Israel fue llevado en cautividad por el rey de Asiria, este lugar quedó vacío y el rey de Asiria mandó a vivir a estas tierras, gentes de diferentes naciones.

Estas gentes de diferentes naciones comenzaron a casarse con los judíos que habían quedado en esa zona y que no habían sido llevados cautivos, y así se convirtió Samaria en una mezcla de judíos y extranjeros paganos, que nunca fueron aceptados por los judíos de «linaje puro,» cuando estos regresaron del exilio.

Samaria estaba plagadas de animales salvajes (leones) que desolaban a los habitantes extranjeros que había traído el rey de Asiria. En su ignorancia, ellos achacaban estos castigos y males a los «dioses» locales de Samaria que ellos desconocían y por lo tanto no adoraban.

Era una costumbre antigua de los paganos, creer que los males que asolaban a determinada región  provenían de los «dioses» locales, cuando estos no recibían la adoración correcta. Esta fue la razón por la cual un sacerdote judío fue llevado a Samaria para enseñarles a ellos la religión y el «Dios» correcto de Samaria, y así de esta manera adorando al «dios» local, ellos creían que el mal que se había mandado por medio de los leones se apaciguaría.

A pesar de su ignorancia y de su creencia pagana, ellos estaban correctos, porqué la Biblia dice que en verdad Dios había mandado a los leones para exterminarlos, por no temer a Dios, su ignorancia consistía en no saber que el Dios local de Samaria, era y es también el rey de toda la tierra y del universo entero.

La enseñanza del sacerdote judío a los samaritanos, no sirvió de mucho, ya que la religión resultante también incorporó a los dioses cananeos. De esta manera Samaria se convirtió en un pueblo con una raza mezclada entre judíos y extranjero, y también se convirtió en un pueblo con una religión mezclada entre lo Divino y lo pagano. Por esas dos uniones, los samaritanos nunca fueron aceptados por los judíos en general. Esta historia la encontramos en 2 Reyes 17

24 Y trajo el rey de Asiria gente de Babilonia, de Cuta, de Ava, de Hamat y de Sefarvaim, y los puso en las ciudades de Samaria, en lugar de los hijos de Israel; y poseyeron a Samaria, y habitaron en sus ciudades. 25 Y aconteció al principio, cuando comenzaron a habitar allí, que no temiendo ellos a Jehová, envió Jehová contra ellos leones que los mataban. 26 Dijeron, pues, al rey de Asiria: Las gentes que tú trasladaste y pusiste en las ciudades de Samaria, no conocen la ley del Dios de aquella tierra, y él ha echado leones en medio de ellos, y he aquí que los leones los matan, porque no conocen la ley del Dios de la tierra. 27 Y el rey de Asiria mandó, diciendo: Llevad allí a alguno de los sacerdotes que trajisteis de allá, y vaya y habite allí, y les enseñe la ley del Dios del país. 28 Y vino uno de los sacerdotes que habían llevado cautivo de Samaria, y habitó en Bet-el, y les enseñó cómo habían de temer a Jehová. 29Pero cada nación se hizo sus dioses, y los pusieron en los templos de los lugares altos que habían hecho los de Samaria; cada nación en su ciudad donde habitaba.

Muchas veces el infiel trata de hacer alianzas con el fiel, ya sean éstas de índole comercial, social, matrimonial o religioso. Muchas de esas alianzas tienen razones muy válidas, pero al final casi todas esas alianzas que se hacen entre el mundo pagano y el mundo fiel, tienen resultados negativos para la religión y para la vida espiritual, por lo tanto, es recomendable rechazar la mayoría -por no decir todas- las alianzas con los infieles.

La Biblia llama -enemigos- a la gente de Samaria. ¿Qué es un enemigo? Un enemigo es una persona que siempre anda tratando de descubrir errores en otras personas, también busca debilidades y desventajas en sus semejantes. Un enemigo, magnifica los pequeños problemas y hace de pequeñas cosas o comentarios grandes heridas que con el tiempo se vuelven incurables. Un enemigo siempre critica las acciones de otras personas, y por buenas que sean esas acciones nunca reciben la aprobación de ellos.

En la vida encontramos tales enemigos de Dios y de su pueblo, es mejor no tener un templo, que construir un templo con la ayuda de ellos. Eso pasaba con los samaritanos, ellos adoraban al mismo Dios de Israel, y ofrecían sacrificios al mismo Dios de Israel.

“…-Edificaremos con vosotros, porque, como vosotros, buscamos a vuestro Dios, y a él ofrecemos sacrificios desde los días de Esar-hadón, rey de Asiria, que nos hizo venir aquí.” (Esdras 1:2) Hasta aquí estamos bien, esto que ellos decían, era una verdad, el problema era que había otra verdad, y es que ellos también adoraban y sacrificaban a todos los dioses de la tierra cananea. Dicho en otras palabras, tenían don religiones, la religión del Dios del cielo y la religión idólatra del mundo cananeo.

Por lo tanto, el remanente israelita temía que la religión pagana de los samaritanos fuera introducida a su servicio en el Templo de Dios. Así que, lo mejor y lo más inteligente era hacer lo que hicieron: decir “No, gracias”.

También debemos recordar que todo el sufrimiento que atravesaron los judíos fue gracias a su gran pecado de idolatría.

Fue la insistencia de sus antepasados a mezclarse con las religiones paganas cananeas lo que llevó a la destrucción del Templo, como también a su exilio. Presumiblemente, mientras estaban en el proceso mismo de reconstruir el Templo, lo último que querrían hacer era entrelazarse nuevamente con los pueblos circundantes paganos, que estaban plagados de idolatría.

Llegamos a la conclusión, que una verdad incompleta, le hace mas daño a la religión que una mentira completa.

Los judíos de este tiempo hablaron francamente a los samaritanos, ¿Por qué no hablar en nuestros días francamente a los samaritanos modernos, que quieren repetir las mismas acciones de los samaritanos antiguos? Personas que doblan sus rodillas ante Dios, pero también levantan sus copas brindando por el diablo. ¿Acaso se puede servir a dos señores al mismo tiempo? No podemos servir a Dios, al mismo tiempo que servimos a Mamón.

4Y el día veinticuatro del mes primero estaba yo a la orilla del gran río Hidekel. 5Y alcé mis ojos y miré, y he aquí un varón vestido de lino, y ceñidos sus lomos de oro de Ufaz. 6Su cuerpo era como de berilo, y su rostro parecía un relámpago, y sus ojos como antorchas de fuego, y sus brazos y sus pies como de color de bronce bruñido, y el sonido de sus palabras como el estruendo de una multitud. 7Y sólo yo, Daniel, vi aquella visión, y no la vieron los hombres que estaban conmigo, sino que se apoderó de ellos un gran temor, y huyeron y se escondieron. 8Quedé, pues, yo solo, y vi esta gran visión, y no quedó fuerza en mí, antes mi fuerza se cambió en desfallecimiento, y no tuve vigor alguno. 9Pero oí el sonido de sus palabras; y al oír el sonido de sus palabras, caí sobre mi rostro en un profundo sueño, con mi rostro en tierra. (Daniel 10)

Dios, en su sabiduría y en su gracia, ha permitido al hombre entrar en los consejos divinos, para que éste pueda saber el futuro y los propósitos de Dios.

Dios tiene muchas maneras para revelar su pensamiento al hombre; una de ella es la naturaleza; con sus colores, con sus formas, su armonía y sus beneficios. La naturaleza constantemente declara al hombre la gran mente de un Dios Creador y Sustentador de todas las cosas.

Dios se comunica con nosotros por medio de la Biblia. El potente impacto que hizo el Espíritu Santo en la mente de los profetas y de los apóstoles, dio como resultado las grandes irrefutables verdades que encontramos en el gran libro. Sin duda alguna, la Biblia sobrepasa la mejor producción que pueda brotar del intelecto del ser humano.

También Dios se comunica con el hombre por medio de sueños y de visiones. Parece ser que los sueños y las visiones pertenecen a la misma familia de fenómenos, pero existe una gran diferencia entren estos dos. En los sueños, el hombre obtiene los símbolos de las cosas, en las visiones obtiene las cosas directamente. Las visiones evidentemente pertenecen a una forma mas directa y a una de las formas mas alta de las manifestaciones divinas.

Aparentemente cuando se recibe una visión o un sueño, el cuerpo del humano no está en su plenitud, físicamente hablando. En el caso de Daniel, no probo manjar delicado, ni carne, ni vino, ni tampoco se ungió con ungüento. En el caso de Pedro, él estaba padeciendo de mucha hambre, antes de recibir la visión del lienzo con los animales inmundos.

Es sumamente interesante descubrir que tanto Daniel como Juan en la isla de Patmos, reciben visiones similares acerca de Cristo, la descripción es muy parecida, aun en la apariencia del cuerpo, los dos sugieren que el cuerpo era como de berilio. El berilio es un mineral de color azur, que es lo que comúnmente nosotros le llamamos color celeste, o azul claro.

Y sólo yo, Daniel, vi aquella visión, y no la vieron los hombres que estaban conmigo, sino que se apoderó de ellos un gran temor, y huyeron y se escondieron.

Tanto Juan en la isla de Patmos como Daniel reciben sus visiones ellos solos. En la naturaleza de la isla de Patmos, la soledad era el común denominador, pero no fue el caso de Daniel. El estaba rodeado de hombres, la banda de Daniel entró en pánico, huyó y se escondió por ser incapaz de presenciar tal espectáculo divino.

Daniel, lo mismo que Juan, no estaban preparados para recibir este tipo de visiones, la primera reacción natural del cuerpo de ellos fue caer como muertos, sino hubiera sido por la intervención divina, ese pudo haber sido el final de ellos en esta tierra.

La ciencia nos enseña que, entre dos partículas de materia, sin importar que dura sea la materia, siempre existe un espacio de división entre ellas, es decir, que una partícula de materia no puede pasarse a otra partícula de materia, siempre estarán divididas.

Esto también sucede con los humanos, todos tenemos nuestros propios grados de mente y pensamiento. El mejor hombre, y el hombre en su mejor momento, necesita estar a solas cuando se relaciona profundamente con Dios, ya que nuestro Dios, en asuntos de crecimiento espiritual, de intelecto y de moral, negocia con el individuo y no con las masas.

Cada individuo se mantiene directamente relacionado y personalmente responsable en los negocios con su Creador.

Todos aquellos hombres que tienen una comunión íntima con Dios, escalan las alturas y logran llegar a escarpadas montañas, lugares donde a las masas les es imposible llegar.

Los grandes caudillos, reformadores y pensadores profundos que conocemos en este mundo, han vivido una vida de soledad. Ellos han logrado avanzar tanto en la vida, en el pensamiento, en la razón y en la comunión con Dios, que muchas veces no son comprendidos por el hombre común y mejor se aferran a la soledad, la convierte en íntima compañera de la vida.

En la soledad reciben refugio, solaz y en su silencio elocuente encuentra el camino que los conduce a la luz superior, luz que solo pueden contemplar los grandes, los santos y los humildes de corazón.

Enoc pasaba tanto tiempo a solas con Dios, que Dios mejor decidió llevárselo, José recibía sus sueños en los momentos de soledad, David compuso los mas bellos salmos en los solitarias montañas, Juan en soledad logro contemplar de nuevo a su divino Maestro, el solitario Elías logró vencer a los profetas de Baal en el monte Carmelo, solamente Pablo ha sido llevado en una visión al tercer cielo, y el mas grande de todos ellos fue Cristo, que en la soledad del Getsemaní luchó la mas grande batalla en la historia del universo entero, fue en la agonía y en la soledad de ese lugar donde se decidió la salvación o la perdición de un mundo caído.

También Daniel fue abandonado por los hombres que le acompañaban y de esa manera recibió la visión. Estos hombres que acompañaban a Daniel no estaban preparados espiritualmente para una revelación, una nueva verdad, y aterrorizados por la imponente luz, hicieron lo que cualquier humano hace ante el temor; que es esconderse.

De esto aprendemos que en las actividades seculares o comunes de nuestra vida diaria, estamos casi siempre acompañados de una banda de seres humanos. Pero cuando el hombre entra en una comunión profunda e íntima con Dios, siempre es dejado solo. La soledad es compañera íntima de los que obtienen una luz divina superior.

Hay muchos de nosotros que por el servicio que prestamos a Dios, somos y nos sentimos diferentes al resto de las demás personas. Muchas veces el resto de personas, ya sean familiares, hermano o amigos, nos consideran extraños, serios, apartados, introvertidos, aburridos o solitarios.

Cuando el resto de la gente nos hacen sentir que somos diferentes o extraños, hay muchos de nosotros que llegamos a la conclusión y deseo de ser normales y comunes como el resto de las personas: ¡Deseo necio es ese! Es como que la sabia y poderosa águila deseara ser un avestruz, o como que la hermosa y sonora alondra deseara tener la soñolienta mirada y el triste gemir del búho, en los oscuros bosques.

Tomemos la porción y la peculiaridad con la cual Dios nos ha investido y nunca estemos descontentos ni descorazonados con nuestra misión y trabajo. La luz, la pureza y el poder de una persona depende del nivel de comunión que  tenga con Dios.

 11 Y me dijo: Daniel, varón muy amado, está atento a las palabras que te hablaré, y ponte en pie; porque a ti he sido enviado ahora. Mientras hablaba esto conmigo, me puse en pie temblando. (Daniel 10)

A Daniel no le hizo ningún daño el saber que era muy amado por Dios, si el cielo hubiera sabido que ese recado de Dios le haría daño a Daniel, nunca se lo hubieran enviado.

Hay algunos de nosotros que tenemos temor de recibir una completa aceptación y confirmación de amor de parte de nuestro Padre celestial. Muchos creemos que si recibiéramos tal confirmación pudiéramos crecer en orgullo y terminar en completa presunción espiritual.

Esto no tendría que ser así, recibir una confirmación de que somos amados por Dios es una de las mas grandes bendiciones que un humano pueda recibir.

Recibir una confirmación de amor de parte de Dios no nos puede hacer ningún daño, todo lo contrario, inmediatamente nos movería a una profunda humildad y gratitud: ¿Cómo Dios puede amarme siendo yo un pecador?; ¿Cómo puedo pagarle a Dios semejante favor? Cuando nos damos cuenta todo lo que le debemos a Dios, inmediatamente comenzamos a buscar su voluntad y encontramos delicia en obedecerlo, esto inmediatamente nos conduce a la consagración.

Saber que Dios nos ama nos hará muy fuerte. Un hombre puede hacer grandes proezas cuando ama a alguien de su propia raza, pero cuando un hombre se enamora de Dios y también descubre que es muy amado por un Dios que es Todopoderoso, puede hacer las cosas mas sublimes del mundo: Puede romper un cerco montado en su contra por una miríada de demonios, puede enfrentarse a un ejército de las huestes del mal y vencerlos. Un hombre amado por Dios puede caminar con los pies llenos de luz en medio del valle de sombra y de muerte.

Hay muchos que creen que mantenerse en un estado de duda es lo mismo que mantenerse en un estado de discreción o de prudencia, y eso no es así, mantenerse en un mundo lleno de duda, es mantenerse en un mundo de necedad. Todo lo contrario de la duda, es tener la afirmación de que somos amados por Dios.  Un hombre común que descubre que, es amado por Dios, se convierte en un hombre corajudo, feliz, tenaz, contento, y fuerte en la fe.

Cristo tuvo muchos discípulos, Pablo dice en 1ra Corintios 15, que después de haber resucitado se les apareció a quinientos hermanos de una sola vez, además la Biblia habla de 70 escogidos que fueron mandados por él a predicar el evangelio.

Cristo también tuvo otro grupo mas reducido que fueron los doce apóstoles, y de los doce apóstoles Cristo tuvo a tres que siempre estuvieron en lugares que el resto de los doce no estuvieron

De estos tres, hay uno que recibe un titulo especial, las Escritura dicen “el discípulo a quien Jesús amaba” que era Juan, que por cierto es también conocido como el discípulo amado.

Interesantemente tanto Daniel que escribió el libro de Daniel, como Juan que escribió el libro de apocalipsis, reciben el titulo de personas muy amadas por el cielo.

Como nos gustaría estar en el grupo de esos 500, sería mejor estar entre los setenta, sería un sueño ser parte de los doce, e indescriptible ser parte de esos tres discípulos, sería divino tener el título de Juan o de Daniel. ¿Por qué no tener esa santa aspiración?, ¿Podemos conseguir ese título de “amado de Dios? Claro que si, necesitamos tener una vida sin mancha, una vida de decisiones correctas, una vida de comunión con Dios, una vida de oración y una vida muy arriba de los intereses terrenales, tal como lo hizo Daniel.

 13 Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia.

En este versículo nos concentraremos en estudiar que 4Y el día veinticuatro del mes primero estaba yo a la orilla del gran río Hidekel. 5Y alcé mis ojos y miré, y he aquí un varón vestido de lino, y ceñidos sus lomos de oro de Ufaz. 6Su cuerpo era como de berilo, y su rostro parecía un relámpago, y sus ojos como antorchas de fuego, y sus brazos y sus pies como de color de bronce bruñido, y el sonido de sus palabras como el estruendo de una multitud. 7Y sólo yo, Daniel, vi aquella visión, y no la vieron los hombres que estaban conmigo, sino que se apoderó de ellos un gran temor, y huyeron y se escondieron. 8Quedé, pues, yo solo, y vi esta gran visión, y no quedó fuerza en mí, antes mi fuerza se cambió en desfallecimiento, y no tuve vigor alguno. 9Pero oí el sonido de sus palabras; y al oír el sonido de sus palabras, caí sobre mi rostro en un profundo sueño, con mi rostro en tierra. (Daniel 10)

Dios, en su sabiduría y en su gracia, ha permitido al hombre entrar en los consejos divinos, para que éste pueda saber el futuro y los propósitos de Dios.

Dios tiene muchas maneras para revelar su pensamiento al hombre; una de ella es la naturaleza; con sus colores, con sus formas, su armonía y sus beneficios. La naturaleza constantemente declara al hombre la gran mente de un Dios Creador y Sustentador de todas las cosas.

Dios se comunica con nosotros por medio de la Biblia. El potente impacto que hizo el Espíritu Santo en la mente de los profetas y de los apóstoles, dio como resultado las grandes irrefutables verdades que encontramos en el gran libro. Sin duda alguna, la Biblia sobrepasa la mejor producción que pueda brotar del intelecto del ser humano.

También Dios se comunica con el hombre por medio de sueños y de visiones. Parece ser que los sueños y las visiones pertenecen a la misma familia de fenómenos, pero existe una gran diferencia entren estos dos. En los sueños, el hombre obtiene los símbolos de las cosas, en las visiones obtiene las cosas directamente. Las visiones evidentemente pertenecen a una forma mas directa y a una de las formas mas alta de las manifestaciones divinas.

Aparentemente cuando se recibe una visión o un sueño, el cuerpo del humano no está en su plenitud, físicamente hablando. En el caso de Daniel, no probo manjar delicado, ni carne, ni vino, ni tampoco se ungió con ungüento. En el caso de Pedro, él estaba padeciendo de mucha hambre, antes de recibir la visión del lienzo con los animales inmundos.

Es sumamente interesante descubrir que tanto Daniel como Juan en la isla de Patmos, reciben visiones similares acerca de Cristo, la descripción es muy parecida, aun en la apariencia del cuerpo, los dos sugieren que el cuerpo era como de berilio. El berilio es un mineral de color azur, que es lo que comúnmente nosotros le llamamos color celeste, o azul claro.

Y sólo yo, Daniel, vi aquella visión, y no la vieron los hombres que estaban conmigo, sino que se apoderó de ellos un gran temor, y huyeron y se escondieron.

Tanto Juan en la isla de Patmos como Daniel reciben sus visiones ellos solos. En la naturaleza de la isla de Patmos, la soledad era el común denominador, pero no fue el caso de Daniel. El estaba rodeado de hombres, la banda de Daniel entró en pánico, huyó y se escondió por ser incapaz de presenciar tal espectáculo divino.

Daniel, lo mismo que Juan, no estaban preparados para recibir este tipo de visiones, la primera reacción natural del cuerpo de ellos fue caer como muertos, sino hubiera sido por la intervención divina, ese pudo haber sido el final de ellos en esta tierra.

La ciencia nos enseña que, entre dos partículas de materia, sin importar que dura sea la materia, siempre existe un espacio de división entre ellas, es decir, que una partícula de materia no puede pasarse a otra partícula de materia, siempre estarán divididas.

Esto también sucede con los humanos, todos tenemos nuestros propios grados de mente y pensamiento. El mejor hombre, y el hombre en su mejor momento, necesita estar a solas cuando se relaciona profundamente con Dios, ya que nuestro Dios, en asuntos de crecimiento espiritual, de intelecto y de moral, negocia con el individuo y no con las masas.

Cada individuo se mantiene directamente relacionado y personalmente responsable en los negocios con su Creador.

Todos aquellos hombres que tienen una comunión íntima con Dios, escalan las alturas y logran llegar a escarpadas montañas, lugares donde a las masas les es imposible llegar.

Los grandes caudillos, reformadores y pensadores profundos que conocemos en este mundo, han vivido una vida de soledad. Ellos han logrado avanzar tanto en la vida, en el pensamiento, en la razón y en la comunión con Dios, que muchas veces no son comprendidos por el hombre común y mejor se aferran a la soledad, la convierte en íntima compañera de la vida.

En la soledad reciben refugio, solaz y en su silencio elocuente encuentra el camino que los conduce a la luz superior, luz que solo pueden contemplar los grandes, los santos y los humildes de corazón.

Enoc pasaba tanto tiempo a solas con Dios, que Dios mejor decidió llevárselo, José recibía sus sueños en los momentos de soledad, David compuso los mas bellos salmos en los solitarias montañas, Juan en soledad logro contemplar de nuevo a su divino Maestro, el solitario Elías logró vencer a los profetas de Baal en el monte Carmelo, solamente Pablo ha sido llevado en una visión al tercer cielo, y el mas grande de todos ellos fue Cristo, que en la soledad del Getsemaní luchó la mas grande batalla en la historia del universo entero, fue en la agonía y en la soledad de ese lugar donde se decidió la salvación o la perdición de un mundo caído.

También Daniel fue abandonado por los hombres que le acompañaban y de esa manera recibió la visión. Estos hombres que acompañaban a Daniel no estaban preparados espiritualmente para una revelación, una nueva verdad, y aterrorizados por la imponente luz, hicieron lo que cualquier humano hace ante el temor; que es esconderse.

De esto aprendemos que en las actividades seculares o comunes de nuestra vida diaria, estamos casi siempre acompañados de una banda de seres humanos. Pero cuando el hombre entra en una comunión profunda e íntima con Dios, siempre es dejado solo. La soledad es compañera íntima de los que obtienen una luz divina superior.

Hay muchos de nosotros que por el servicio que prestamos a Dios, somos y nos sentimos diferentes al resto de las demás personas. Muchas veces el resto de personas, ya sean familiares, hermano o amigos, nos consideran extraños, serios, apartados, introvertidos, aburridos o solitarios.

Cuando el resto de la gente nos hacen sentir que somos diferentes o extraños, hay muchos de nosotros que llegamos a la conclusión y deseo de ser normales y comunes como el resto de las personas: ¡Deseo necio es ese! Es como que la sabia y poderosa águila deseara ser un avestruz, o como que la hermosa y sonora alondra deseara tener la soñolienta mirada y el triste gemir del búho, en los oscuros bosques.

Tomemos la porción y la peculiaridad con la cual Dios nos ha investido y nunca estemos descontentos ni descorazonados con nuestra misión y trabajo. La luz, la pureza y el poder de una persona depende del nivel de comunión que tenga con Dios.

 11 Y me dijo: Daniel, varón muy amado, está atento a las palabras que te hablaré, y ponte en pie; porque a ti he sido enviado ahora. Mientras hablaba esto conmigo, me puse en pie temblando. (Daniel 10)

A Daniel no le hizo ningún daño el saber que era muy amado por Dios, si el cielo hubiera sabido que ese recado de Dios le haría daño a Daniel, nunca se lo hubieran enviado.

Hay algunos de nosotros que tenemos temor de recibir una completa aceptación y confirmación de amor de parte de nuestro Padre celestial. Muchos creemos que si recibiéramos tal confirmación pudiéramos crecer en orgullo y terminar en completa presunción espiritual.

Esto no tendría que ser así, recibir una confirmación de que somos amados por Dios es una de las mas grandes bendiciones que un humano pueda recibir.

Recibir una confirmación de amor de parte de Dios no nos puede hacer ningún daño, todo lo contrario, inmediatamente nos movería a una profunda humildad y gratitud: ¿Cómo Dios puede amarme siendo yo un pecador?; ¿Cómo puedo pagarle a Dios semejante favor? Cuando nos damos cuenta todo lo que le debemos a Dios, inmediatamente comenzamos a buscar su voluntad y encontramos delicia en obedecerlo, esto inmediatamente nos conduce a la consagración.

Saber que Dios nos ama nos hará muy fuerte. Un hombre puede hacer grandes proezas cuando ama a alguien de su propia raza, pero cuando un hombre se enamora de Dios y también descubre que es muy amado por un Dios que es Todopoderoso, puede hacer las cosas mas sublimes del mundo: Puede romper un cerco montado en su contra por una miríada de demonios, puede enfrentarse a un ejército de las huestes del mal y vencerlos. Un hombre amado por Dios puede caminar con los pies llenos de luz en medio del valle de sombra y de muerte.

Hay muchos que creen que mantenerse en un estado de duda es lo mismo que mantenerse en un estado de discreción o de prudencia, y eso no es así, mantenerse en un mundo lleno de duda, es mantenerse en un mundo de necedad. Todo lo contrario de la duda, es tener la afirmación de que somos amados por Dios.  Un hombre común que descubre que, es amado por Dios, se convierte en un hombre corajudo, feliz, tenaz, contento, y fuerte en la fe.

Cristo tuvo muchos discípulos, Pablo dice en 1ra Corintios 15, que después de haber resucitado se les apareció a quinientos hermanos de una sola vez, además la Biblia habla de 70 escogidos que fueron mandados por él a predicar el evangelio.

Cristo también tuvo otro grupo mas reducido que fueron los doce apóstoles, y de los doce apóstoles Cristo tuvo a tres que siempre estuvieron en lugares que el resto de los doce no estuvieron

De estos tres, hay uno que recibe un titulo especial, las Escritura dicen “el discípulo a quien Jesús amaba” que era Juan, que por cierto es también conocido como el discípulo amado.

Interesantemente tanto Daniel que escribió el libro de Daniel, como Juan que escribió el libro de apocalipsis, reciben el titulo de personas muy amadas por el cielo.

Como nos gustaría estar en el grupo de esos 500, sería mejor estar entre los setenta, sería un sueño ser parte de los doce, e indescriptible ser parte de esos tres discípulos, sería divino tener el título de Juan o de Daniel. ¿Por qué no tener esa santa aspiración?, ¿Podemos conseguir ese título de “amado de Dios? Claro que si, necesitamos tener una vida sin mancha, una vida de decisiones correctas, una vida de comunión con Dios, una vida de oración y una vida muy arriba de los intereses terrenales, tal como lo hizo Daniel.

13 Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia.

En este versículo estaremos estudiando tres preguntas básicas: ¿Quién es el príncipe del reino de Persia?; ¿Quién es Miguel?; y ¿En que consisten esos 21 días?

Tenemos que comenzar recalcando que según el concepto que tenían las naciones antiguas, cada nación tenía un ángel guardián que velaba por los intereses y también protegía a la nación de sus enemigos, esta era una creencia o concepto general de las naciones antiguas.

En el caso de Israel, el ángel guardián de la nación era Gabriel y Miguel, pero primordialmente Miguel.

En el caso de la nación de Persia, el ángel guardián de la nación, es el que se menciona como “el príncipe de Persia”

Tenemos que notar que Gabriel esta luchando contra dos poderes en Persia, está luchando en contra del príncipe de Persia y también está luchando contra los reyes de Persia y parece ser que no puede en contra de ellos y por eso viene en su socorro Miguel.

Miguel es un personaje fascinante en la Biblia, ese nombre solo lo encontramos cinco veces en la Biblia, tres veces en el Antiguo Testamento y dos veces en el Nuevo Testamento.

Al pronunciar el nombre Miguel, es como que se pronunciara un desafío, ya que el nombre es una pregunta: ¿Quién como Dios? La Palabra hebrea Michael, está compuesta de tres palabras que se traduce: Quién – como-Dios. En español le agregamos el verbo “es” y lo traducimos ¿Quién es como Dios? Por lo tanto, el nombre de Miguel, es una pregunta y al mismo tiempo se convierte en un nombre desafiante.

En las cinco veces que la Biblia menciona el nombre de Miguel, siempre aparece en conflicto. Y este conflicto siempre es contra Satanás, y en todos los conflictos que tiene contra Satanás, Miguel siempre sale vencedor.

Judas 9

Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda.

Aquí hay una batalla que se está librando sobre el sepulcro de Moisés, el texto dice que el diablo contendía con el arcángel Miguel y el arcángel Miguel resucitó a Moisés.  De este texto aprendemos que Miguel tiene poder para resucitar, es decir, Miguel es el gran resurrector del pueblo de Dios. ¿Cómo llegamos a esta conclusión? Muy fácil, aproximadamente 1500 años mas tarde, Moisés se le apareció a Jesús en el monte de la transfiguración, eso quiere decir que tuvo que haber resucitado. ¿Quién venció? Jesucristo, ¿Cómo sabemos que Miguel es Jesucristo?

1Tesalonicenses 4: 16 dice: 16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.” “…Con voz de arcángel…” ese mismo que resucitó a Moisés, en esa conmemorativa batalla, ese mismo vendrá por segunda vez a esta tierra y con esa misma voz de arcángel, llamara a la vida a todos aquellos que murieron en Cristo.

7Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. (Apocalipsis 12)

Miguel tiene sus ángeles y el dragón también tiene a sus ángeles. En esta batalla también el vencedor es Miguel.

Las otras tres referencias a Miguel, se encuentran en el libro de Daniel, dos de ellas están en el capitulo 10, en el versículo 13 y 21. Pero también aparece el nombre de Miguel en el capitulo 12, versículo 1.

Daniel 12, dice: “En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro.”

Aquí encontramos una victoria mas de Miguel, él está liberando a todos los hijos de Dios que están sufriendo de angustias, mas que eso en el versículo 2, dice que Miguel va a resucitar a muchos de los que duermen en el polvo de la tierra:Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua.”

Nuevamente descubrimos que Miguel es Cristo Jesús, quien el es el defensor del pueblo de Dios, es también el libertador y también tiene poder para resucitar.

Que nombre mas apropiado para Cristo.

Lucifer dijo: 14 sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante a Dios” (Isaías 14)

El nombre de Miguel significa: ¿Quien es como Dios?; es un claro desafío para todos aquellos que quieren, anhelan o sueñan con usurpar ese puesto que solo le pertenece a Dios.

Satanás dijo: “Seré como Dios”; El nombre de Miguel vota al suelo semejante aspiración, él pregunta: “¿Quien es como Dios?” Solo hay uno, Jesucristo mismo quien es como Dios, y también es Dios. Mismo título que se aplica a nuestro amado Espíritu Santo.

Ahora con la información que tenemos acerca de Miguel, se nos hace mas fácil identificar al príncipe de Persia.

Si en todos los textos bíblicos que aparece Miguel es para tener una confrontación, batalla o lucha con el diablo, entonces llegamos a la conclusión, que el príncipe de Persia, no es otro que Satanás.

Ahora sabiendo quienes son los que están peleando, necesitamos saber el por qué están peleando.

Dios había dicho que el pueblo de Israel pasaría setenta años de cautiverio en Babilonia, y después regresarían a su tierra para reconstruir el templo, la ciudad y los muros.

Es obvio que no se podía restaurar la ciudad y los muros hasta que el templo quedara reconstruido.

El decreto de reconstrucción dada por Ciro en el año 536 antes de Cristo, había sido un gran triunfo para el pueblo de Dios y era de esperar que toda la reconstrucción se realizaría sin ningún problemas o trabas de parte de nadie. Pero no fue así, una gran oposición de los samaritanos se levanto en contra de la restauración de Jerusalén.

Daniel, el capitulo 10, es enfático en explicar que la oposición no se origina con el pueblo samaritano, sino que se origina con el príncipe de Persia que es Satanás.

13 Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia.

Si leemos con cuidado, Gabriel esta batallando en contra de un príncipe y en contra de los reyes de Persia. La Biblia, generalmente le llama príncipe a un comandante militar, por lo tanto, llegamos fácilmente que era Satanás quien estaba influyendo en la mente de los reyes de Persia, para que el proyecto de reconstrucción parara, al mismo tiempo Gabriel estaba influyendo sobre los reyes de Persia, para que la construcción continuara.

¿21 días?; ¿Literales o proféticos?

Por tres semanas estuvo Daniel en ruego pidiendo para que el conflicto se resolviera en favor del pueblo de Israel, tres semanas equivalen a 21 día, por lo tanto, no cabe duda, que esos 21 días de ruego de Daniel y de retraso de Gabriel, son 21 días literales.

Pero, encontramos otra verdad en estos 21 días, si aplicamos la interpretación profética de día por años, estos 21 días equivalieran a 21 años.

Ciro Dios la orden de reconstrucción en el año 536 A de C, el templo fue terminado de reconstruir en el año 515 A de C. Si usted hace la resta 536-515= 21

En los siguientes textos, podemos encontrar muchas verdades:

«Incansables en su oposición, los samaritanos debilitaban las manos del pueblo de Judá, y los arredraban de edificar. Cohecharon además contra ellos consejeros para disipar su consejo, todo el tiempo de Ciro rey de Persia, y hasta el reinado de Darío rey de Persia. Esdras 4:4, 5. Mediante informes mentirosos despertaron sospechas en espíritus que con facilidad se dejaban llevar a sospechar. Pero durante muchos años las potestades del mal fueron mantenidas en jaque, y el pueblo de Judea tuvo libertad para continuar su obra.» (Profetas y Reyes, capítulo 46)

«Mientras Satanás estaba procurando influir en las más altas potestades del reino de Medo-Persia para que mirasen con desagrado al pueblo de Dios, había ángeles que obraban en favor de los desterrados. Todo el cielo estaba interesado en la controversia. Por intermedio del profeta Daniel se nos permite vislumbrar algo de esta lucha poderosa entre las fuerzas del bien y las del mal. Durante tres semanas Gabriel luchó con las potestades de las tinieblas, procurando contrarrestar las influencias que obraban sobre el ánimo de Ciro; y antes que terminara la contienda, Cristo mismo acudió en auxilio de Gabriel. Este declara: ‘El príncipe del reino de Persia se puso contra mí veintiún días: y he aquí, Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y yo quedé allí con los reyes de Persia.’ Daniel 10:13. Todo lo que podía hacer el cielo en favor del pueblo de Dios fué hecho. Se obtuvo finalmente la victoria; las fuerzas del enemigo fueron mantenidas en jaque mientras gobernaron Ciro y su hijo Cambises, quien reinó unos siete años y medio.»  (Profetas y Reyes, capítulo 46)

Elena de White nos relata en Comentario Bíblico Adventista, tomo 4, pág. 1173

«El rey de Persia estaba bajo el control del más alto de todos los ángeles malignos. Al igual que el Faraón, rehusó obedecer la palabra de Dios. Gabriel declaro: ‘Se me opuso por veintiún días por sus falsas representaciones contra los judíos” Pero Miguel vino a su auxilio y luego permaneció con los reyes de Persia, manteniendo los poderes en jaque y dando buenos consejos para contrariar a los malos.»

Estas son algunas de las verdades que encontramos en los textos arriba escritos:

  • “…Pero durante muchos años las potestades del mal fueron mantenidas en jaque, y el pueblo de Judea tuvo libertad para continuar su obra.” Fueron posiblemente los 21 años de reconstrucción del templo
  • “Mientras Satanás estaba procurando influir en las más altas potestades del reino de Medo-Persia para que mirasen con desagrado al pueblo de Dios, había ángeles que obraban en favor de los desterrados” (Profetas y Reyes, capítulo 46)       “El rey de Persia estaba bajo el control del más alto de todos los ángeles malignos.” (Comentario Bíblico Adventista, tomo 4, pág. 1173.)

El príncipe de Persia, no es otro que Satanás

  • “…Durante tres semanas Gabriel luchó con las potestades de las tinieblas, procurando contrarrestar las influencias que obraban sobre el ánimo de Ciro; y antes que terminara la contienda, Cristo mismo acudió en auxilio de Gabriel…”. (Profetas y Reyes, capítulo 46) Miguel es Cristo

La lucha aun no había concluido para Gabriel, le esperaba enfrentar al rey de Grecia, que también pondría oposición contra el pueblo de Dios

20El me dijo: ¿Sabes por qué he venido a ti? Pues ahora tengo que volver para pelear contra el príncipe de Persia; y al terminar con él, el príncipe de Grecia vendrá.  21Pero yo te declararé lo que está escrito en el libro de la verdad; y ninguno me ayuda contra ellos, sino Miguel vuestro príncipe.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Incansables en su oposición, los samaritanos debilitaban «las manos del pueblo de Judá, y los arredraban de edificar. Cohecharon además contra ellos consejeros para disipar su consejo, todo el tiempo de Ciro rey de Persia, y basta el reinado de Darío rey de Persia». Esdras 4:4, 5. Mediante informes mentirosos despertaron sospechas en espíritus que con facilidad se dejaban llevar a sospechar…

Mientras Satanás estaba procurando influir en las más altas potestades del reino de Medo-Persia para que mirasen con desagrado al pueblo de Dios, había ángeles que obraban en favor de los desterrados. Todo el cielo estaba interesado en la controversia. Por intermedio del profeta Daniel se nos permite vislumbrar algo de esta lucha poderosa entre las fuerzas del bien y las del mal (Profetas y reyes, p. 418).

Debemos acercamos mucho más a Dios. Nuestra vida diaria debe tener menos del yo y más de Jesucristo y su gracia. Vivimos en un período importante de la historia del mundo. El fin de todas las cosas está cercano; las arenas del tiempo se están escurriendo rápidamente; pronto se dirá en el cielo: «Hecho está». Apocalipsis 21:6. «El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía». Apocalipsis 22:11.

Nuestros testimonios deben cobrar mayor intensidad y debemos aferrarnos con más firmeza a Dios. No puedo dejar de orar a la una, a las dos y a las tres de la madrugada para que el Señor obre en los corazones de su pueblo. Pienso en todos los seres celestiales que están interesados en la obra que se lleva a cabo en la tierra. Los ángeles ministradores esperan junto al trono para obedecer instantáneamente el mandato de Jesucristo de contestar cada oración ofrecida con fe viva y fervorosa (Mensajes selectos, t. 2, pp. 432, 433).

El abatimiento es pecaminoso e irracional. Dios puede y quiere dar «más abundantemente» (Hebreos 6: 17) a sus siervos la fuerza que necesitan para las pruebas. Los planes de los enemigos de su obra pueden parecer bien trazados y firmemente asentados; pero Dios puede anular los más enérgicos de ellos. Y lo hace cómo y cuándo quiere; a saber, cuando ve que la fe de sus siervos ha sido suficientemente probada…

En los días más sombríos, cuando en apariencia hay más peligro, no temáis. Tened fe en Dios. Él conoce vuestra necesidad. Tiene toda potestad. Su compasión y amor infinitos son incansables. No temáis que deje de cumplir su promesa. Él es la verdad eterna. Nunca cambiará el pacto que hizo con los que le aman. Y otorgará a sus fieles siervos la medida de eficiencia que su necesidad exige. El apóstol Pablo atestiguó: «Me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi potencia en la flaqueza se perfecciona». 2 Corintios 12:9 (Profetas y reyes, pp. 120, 121).

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Lunes 9 de marzo | Lección 11_________________________________________________

UNA VISIÓN DEL PRÍNCIPE

Lee Daniel 10:4 al 9. ¿Qué sucede con Daniel?

Daniel 10:4-9

Y el día veinticuatro del mes primero estaba yo a la orilla del gran río Hidekel. Y alcé mis ojos y miré, y he aquí un varón vestido de lino, y ceñidos sus lomos de oro de Ufaz. Su cuerpo era como de berilo, y su rostro parecía un relámpago, y sus ojos como antorchas de fuego, y sus brazos y sus pies como de color de bronce bruñido, y el sonido de sus palabras como el estruendo de una multitud. Y sólo yo, Daniel, vi aquella visión, y no la vieron los hombres que estaban conmigo, sino que se apoderó de ellos un gran temor, y huyeron y se escondieron. Quedé, pues, yo solo, y vi esta gran visión, y no quedó fuerza en mí, antes mi fuerza se cambió en desfallecimiento, y no tuve vigor alguno. Pero oí el sonido de sus palabras; y al oír el sonido de sus palabras, caí sobre mi rostro en un profundo sueño, con mi rostro en tierra.

Cuando Daniel describe su experiencia, nos cuesta imaginar el esplendor abrumador de lo que ve. Esa apariencia humana (Dan. 10:5, 6) remite al “hijo de hombre” representado en la visión del Juicio celestial (Dan. 7:13). Su ropa de lino nos recuerda las vestimentas sacerdotales (Lev. 16:4), un aspecto que asimila a este personaje con el “príncipe de los ejércitos” descrito en relación con el Santuario celestial (Dan. 8). El oro también está ligado con la vestimenta sacerdotal como una señal de dignidad real. Por último, la comparación de este personaje con un relámpago, el fuego, el bronce y una voz estruendosa lo muestra como un Ser sobrenatural. Se trata de alguien investido de atributos sacerdotales, reales y militares. Esta figura también muestra similitudes interesantes con el Ser celestial que se le aparece a Josué poco antes de la batalla contra Jericó (Jos. 5:13, 14). En la visión, Josué ve al “Príncipe del ejército de Jehová”. Curiosamente, sar es la palabra hebrea que aquí se traduce como “príncipe” (otras versiones la traducen como “comandante” [NTV, NVI]), al igual que en Daniel 10:21 con referencia a “Miguel, vuestro príncipe”. Pero existe un paralelismo mayor entre Daniel y Juan.

¿Qué similitudes encontramos entre la visión de Dios que tuvo Daniel en Daniel 10 y las de Josué 5:13 al 15 y Apocalipsis 1:12 al 18?

Daniel 10

1 En el año tercero de Ciro rey de Persia fue revelada palabra a Daniel, llamado Beltsasar; y la palabra era verdadera, y el conflicto grande; pero él comprendió la palabra, y tuvo inteligencia en la visión. En aquellos días yo Daniel estuve afligido por espacio de tres semanas. No comí manjar delicado, ni entró en mi boca carne ni vino, ni me ungí con ungüento, hasta que se cumplieron las tres semanas. Y el día veinticuatro del mes primero estaba yo a la orilla del gran río Hidekel. Y alcé mis ojos y miré, y he aquí un varón vestido de lino, y ceñidos sus lomos de oro de Ufaz. Su cuerpo era como de berilo, y su rostro parecía un relámpago, y sus ojos como antorchas de fuego, y sus brazos y sus pies como de color de bronce bruñido, y el sonido de sus palabras como el estruendo de una multitud. Y sólo yo, Daniel, vi aquella visión, y no la vieron los hombres que estaban conmigo, sino que se apoderó de ellos un gran temor, y huyeron y se escondieron. Quedé, pues, yo solo, y vi esta gran visión, y no quedó fuerza en mí, antes mi fuerza se cambió en desfallecimiento, y no tuve vigor alguno. Pero oí el sonido de sus palabras; y al oír el sonido de sus palabras, caí sobre mi rostro en un profundo sueño, con mi rostro en tierra. 10 Y he aquí una mano me tocó, e hizo que me pusiese sobre mis rodillas y sobre las palmas de mis manos. 11 Y me dijo: Daniel, varón muy amado, está atento a las palabras que te hablaré, y ponte en pie; porque a ti he sido enviado ahora. Mientras hablaba esto conmigo, me puse en pie temblando. 12 Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido. 13 Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia. 14 He venido para hacerte saber lo que ha de venir a tu pueblo en los postreros días; porque la visión es para esos días. 15 Mientras me decía estas palabras, estaba yo con los ojos puestos en tierra, y enmudecido. 16 Pero he aquí, uno con semejanza de hijo de hombre tocó mis labios. Entonces abrí mi boca y hablé, y dije al que estaba delante de mí: Señor mío, con la visión me han sobrevenido dolores, y no me queda fuerza. 17 ¿Cómo, pues, podrá el siervo de mi señor hablar con mi señor? Porque al instante me faltó la fuerza, y no me quedó aliento. 18 Y aquel que tenía semejanza de hombre me tocó otra vez, y me fortaleció, 19 y me dijo: Muy amado, no temas; la paz sea contigo; esfuérzate y aliéntate. Y mientras él me hablaba, recobré las fuerzas, y dije: Hable mi señor, porque me has fortalecido. 20 El me dijo: ¿Sabes por qué he venido a ti? Pues ahora tengo que volver para pelear contra el príncipe de Persia; y al terminar con él, el príncipe de Grecia vendrá. 21 Pero yo te declararé lo que está escrito en el libro de la verdad; y ninguno me ayuda contra ellos, sino Miguel vuestro príncipe.

Josué 5:13-15

13 Estando Josué cerca de Jericó, alzó sus ojos y vio un varón que estaba delante de él, el cual tenía una espada desenvainada en su mano. Y Josué, yendo hacia él, le dijo: ¿Eres de los nuestros, o de nuestros enemigos? 14 El respondió: No; mas como Príncipe del ejército de Jehová he venido ahora. Entonces Josué, postrándose sobre su rostro en tierra, le adoró; y le dijo: ¿Qué dice mi Señor a su siervo? 15 Y el Príncipe del ejército de Jehová respondió a Josué: Quita el calzado de tus pies, porque el lugar donde estás es santo. Y Josué así lo hizo.

Apocalipsis 1:12-18

12 Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro, 13 y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro. 14 Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego; 15 y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas. 16 Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza. 17 Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último; 18 y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.

Según Daniel, los que estaban con él se llenaron de temor, y el mismo Daniel cae débil y frágil al suelo. La manifestación de la presencia de Dios simplemente lo abruma. Sin embargo, más allá de sus temores inmediatos, la visión de Daniel muestra que Dios tiene el control de la historia. De hecho, a medida que se desarrolla la visión, veremos que Dios provee a Daniel un resumen de la historia humana desde los tiempos del profeta hasta el establecimiento del Reino de Dios (Dan. 11, 12).

Si, como hemos visto vez tras vez en Daniel, el Señor puede mantener la historia humana bajo control, ¿qué puede hacer por nuestra vida individual?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

«En aquellos días …alcé mis ojos y miré, y he aquí un varón vestido de lino, y ceñidos sus lomos de oro de Ufaz. Su cuerpo era como de berilo, y su rostro parecía un relámpago, y sus ojos como antorchas de fuego, y sus brazos y sus pies como de color de bronce bruñido, y el sonido de sus palabras como el estruendo de una multitud» (Daniel 10:2-6).

Esta descripción es similar a la que fue dada por Juan cuando Cristo se le reveló en la isla de Patmos. Un personaje nada menor que el Hijo de Dios fue el que le apareció a Daniel. Nuestro Señor viene con otro mensajero celestial para enseñar a Daniel lo que ha de acontecer en los días finales.

Las grandes verdades reveladas por la palabra del Redentor están destinadas a aquellos que investigan la verdad para encontrar los tesoros escondidos. Daniel era un hombre de edad. Su vida había transcurrido entre las fascinaciones de una corte pagana, y su mente estaba fatigada con los asuntos de un gran imperio. Sin embargo, él se aparta de todas estas cosas para afligir su alma delante de Dios, y buscar un conocimiento de los propósitos del Altísimo. Y en respuesta a sus súplicas, se le envía luz de las cortes del cielo, destinada a aquellos que vivieran en los días finales. ¡Con qué fervor, pues, debiéramos buscar a Dios, a fin de que él nos abra nuestro entendimiento para comprender las verdades que nos fueron traídas del cielo! (La edificación del carácter, pp. 47, 48).

Nada puede suceder en parte alguna del universo sin que lo sepa Aquel que es omnipresente. Ni un solo suceso de la vida humana es desconocido para nuestro Hacedor. Mientras que Satanás trama constantemente el mal, el Señor nuestro Dios lo rige todo de modo que nada dañe a sus hijos obedientes y confiados…

¡Qué lecciones de humildad y fe podemos aprender cuando investigamos el proceder de Dios con sus criaturas! El Señor solo puede hacer poco por los hijos de los hombres, porque están llenos de orgullo y vanagloria. Exaltan el yo magnificando su propia fuerza, conocimiento y sabiduría. Es necesario que Dios defraude sus esperanzas y frustre sus planes para que puedan aprender a confiar únicamente en él. Todas nuestras facultades proceden de Dios; no podemos hacer nada fuera de la fortaleza que él nos ha dado…

Él quiere que lo convirtamos en nuestro protector y guía en todos los deberes y asuntos de la vida (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 3, p. 1159).

El conflicto entre el bien y el mal prosigue día tras día. Los que han tenido muchas oportunidades y ventajas, ¿por qué no comprenden la intensidad de esta obra? En cuanto a esto debieran ser inteligentes. Dios es el Gobernante. Mediante su poder supremo reprime y domina a los poderosos de la tierra. Mediante sus agentes lleva a cabo la obra que fue ordenada antes de la fundación del mundo (La oración, p. 255).

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Lección 11 | Martes 10 de marzo_______________________________________________

TOCADO POR UN ÁNGEL

Lee Daniel 10:10 al 19. ¿Qué sucede cada vez que un ángel toca a Daniel?

Daniel 10:10-19

10 Y he aquí una mano me tocó, e hizo que me pusiese sobre mis rodillas y sobre las palmas de mis manos. 11 Y me dijo: Daniel, varón muy amado, está atento a las palabras que te hablaré, y ponte en pie; porque a ti he sido enviado ahora. Mientras hablaba esto conmigo, me puse en pie temblando. 12 Entonces me dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido. 13 Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia. 14 He venido para hacerte saber lo que ha de venir a tu pueblo en los postreros días; porque la visión es para esos días. 15 Mientras me decía estas palabras, estaba yo con los ojos puestos en tierra, y enmudecido. 16 Pero he aquí, uno con semejanza de hijo de hombre tocó mis labios. Entonces abrí mi boca y hablé, y dije al que estaba delante de mí: Señor mío, con la visión me han sobrevenido dolores, y no me queda fuerza. 17 ¿Cómo, pues, podrá el siervo de mi señor hablar con mi señor? Porque al instante me faltó la fuerza, y no me quedó aliento. 18 Y aquel que tenía semejanza de hombre me tocó otra vez, y me fortaleció, 19 y me dijo: Muy amado, no temas; la paz sea contigo; esfuérzate y aliéntate. Y mientras él me hablaba, recobré las fuerzas, y dije: Hable mi señor, porque me has fortalecido.

Abrumado por el resplandor de la luz divina, el profeta cae. Entonces, un ángel aparece para tocarlo y consolarlo. Mientras lees el relato, fíjate que el ángel toca tres veces a Daniel.

El primer toque le permite al profeta ponerse de pie y escuchar las palabras de consuelo provenientes del Cielo: “Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo he venido” (Dan. 10:12). La oración de Daniel conmovió los cielos. Para nosotros, esto es una garantía de que Dios escucha nuestras oraciones, lo cual es un gran consuelo en los momentos difíciles.

El segundo toque permite a Daniel hablar. El profeta derrama sus palabras ante el Señor, expresando sus sentimientos de miedo y emoción: “Señor mío, con la visión me han sobrevenido dolores, y no me queda fuerza. ¿Cómo, pues, podrá el siervo de mi señor hablar con mi señor? Porque al instante me faltó la fuerza, y no me quedó aliento” (Dan. 10:16, 17). Así que, Dios no solo nos habla a nosotros; él quiere que abramos la boca para que podamos expresarle nuestros sentimientos, necesidades y aspiraciones.

El tercer toque le da fuerzas. Cuando Daniel reconoce su insuficiencia, el ángel lo toca y lo consuela con la paz de Dios: “Muy amado, no temas; la paz sea contigo; esfuérzate y aliéntate. Y mientras él me hablaba, recobré las fuerzas, y dije: Hable mi señor, porque me has fortalecido” (Dan. 10:19). Recuerda que el ángel fue enviado a Daniel en respuesta a sus oraciones, para darle discernimiento y comprensión. En otras palabras, la visión que aparece a continuación en el capítulo 11 tiene la intención de animar a Daniel en respuesta a su aflicción y meditación sobre la situación actual de Jerusalén. Con Dios de nuestro lado, entonces, podemos tener paz incluso cuando enfrentamos aflicciones. Su toque amoroso nos permite mirar hacia el futuro con esperanza.

“Mientras recorremos las sendas humildes de la vida, el cielo puede estar muy cerca de nosotros” (DTG 32). ¿Con cuánta frecuencia te dedicas a pensar cuán estrechamente unidos están el Cielo y la Tierra? ¿Cuán diferente sería tu vida si siempre conservaras esta verdad viva en el corazón y la mente?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

El profeta Daniel fue ejemplo de verdadera santificación. Llenó su larga vida del noble servicio que rindió a su Maestro. Era un hombre «muy amado» (Daniel 10:11) en el cielo.

Sin embargo, en lugar de prevalerse de su pureza y santidad, este profeta tan honrado de Dios se identificó con los mayores pecadores de Israel cuando intercedió cerca de Dios en favor de su pueblo: «¡No derramamos nuestros ruegos ante tu rostro a causa de nuestras justicias, sino a causa de tus grandes compasiones!» «Hemos pecado, hemos obrado impíamente. Daniel 9:18, 15, 20…

No puede haber glorificación de sí mismo, ni arrogantes pretensiones de estar libres de pecado por parte de los que andan a la sombra de la cruz del Calvario. Harta cuenta se dan de que fueron sus pecados los que causaron la agonía del Hijo de Dios y destrozaron su corazón; y este pensamiento les inspira profunda humildad. Los que viven más cerca de Jesús son también los que mejor ven la fragilidad y culpabilidad de la humanidad, y su sola esperanza se cifra en los méritos de un Salvador crucificado y resucitado (Maranata, el Señor viene, p. 233).

Cuando el ángel estaba por desarrollar delante de Daniel las sumamente interesantes profecías que se registrarían para nosotros que somos testigos de su cumplimiento, el ángel dijo: «Esfuérzate y aliéntate» Daniel 10:19. Nosotros estamos por recibir la mismísima gloria que le fue revelada a Daniel, porque ella es para el pueblo de Dios en estos últimos días, a fin de que puedan dar a la trompeta un sonido certero (Mensajes selectos, t. 3, p. 446).

«Y solo yo, Daniel, vi aquella visión… y no quedó fuerza en mí, antes mi fuerza se cambió en desfallecimiento». Daniel 10:7, 8. Todos los que están verdaderamente santificados tendrán una experiencia similar. Cuanto más claras sus concepciones de la grandeza, la Gloria y la perfección de Cristo, más vívidamente verán su propia debilidad e imperfección. No tendrán ninguna disposición a alardear de un carácter impecable; lo que parecía correcto y amable en ellos, en contraste con la pureza y la gloria de Cristo aparecerá solamente como indigno y corruptible… Tan grande era la gloria divina revelada a Daniel que él no la pudo soportar. Entonces el mensajero del cielo veló la refulgencia de su rostro y apareció al profeta «con semejanza de hijo de hombre». versículo 16. Por medio de su poder divino fortaleció a este hombre de integridad y de fe, para escuchar el mensaje enviado a él de parte de Dios. Cuando los hombres se hallan separados de Dios, y tienen conceptos muy vagos de Cristo, entonces dicen: «Soy sin pecado; estoy santificado» (Reflejemos a Jesús, p. 90).

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Miércoles 11 de marzo | Lección 11____________________________________________

UN GRAN CONFLICTO

Lee Daniel 10:20 y 21. ¿Qué se le revela a Daniel aquí?

Daniel 10:20-21

20 El me dijo: ¿Sabes por qué he venido a ti? Pues ahora tengo que volver para pelear contra el príncipe de Persia; y al terminar con él, el príncipe de Grecia vendrá. 21 Pero yo te declararé lo que está escrito en el libro de la verdad; y ninguno me ayuda contra ellos, sino Miguel vuestro príncipe.

El mensajero celestial corre el telón y le revela a Daniel la guerra cósmica que transcurre tras bambalinas de la historia humana. En cuanto Daniel comienza a orar, se inicia una batalla espiritual entre el cielo y la Tierra. Los seres celestiales comenzaron una lucha con el rey de Persia para permitir que los judíos continuaran con la reconstrucción del Templo. Sabemos por la introducción de Daniel 10 que el rey de Persia es Ciro. Sin embargo, un rey humano por sí solo no puede oponer gran resistencia a un Ser celestial. Esto indica que detrás del rey humano hay un agente espiritual que instiga a Ciro para que impida que los judíos reconstruyan el Templo.

Una situación similar ocurre en Ezequiel 28, en la que el rey de Tiro representa a Satanás, el poder espiritual que estaba detrás del rey humano de esa ciudad. Por lo tanto, no debe sorprendernos que los reyes de Persia contra los que Miguel viene a luchar incluyan a Satanás y sus ángeles. Esto demuestra que la oposición humana a la reconstrucción del Templo de Jerusalén tiene su contraparte en el reino espiritual.

Lee Daniel 10:13. ¿Qué tipo de batalla se describe?

Daniel 10:13

13 Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia.

“Mientras Satanás estaba procurando influir en las más altas potestades del reino de Medopersia para que mirasen con desagrado al pueblo de Dios, había ángeles que obraban en favor de los desterrados. Todo el cielo estaba interesado en la controversia. Por medio del profeta Daniel se nos permite vislumbrar algo de esta lucha poderosa entre las fuerzas del bien y las del mal. Durante tres semanas Gabriel luchó con las potestades de las tinieblas, procurando contrarrestar las influencias que obraban sobre el ánimo de Ciro; y antes de que terminara la contienda, Cristo mismo acudió en auxilio de Gabriel. Este declara: ‘El príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí, Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia’ (Dan. 10:13). Todo lo que podía hacer el cielo en favor del pueblo de Dios fue hecho. Se obtuvo finalmente la victoria; las fuerzas del enemigo fueron mantenidas en jaque mientras gobernaron Ciro y su hijo Cambises, quien reinó unos siete años y medio” (PR 418, 419).

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Me siento impulsada a exhortar a las iglesias a despertar del sueño. Debemos luchar contra adversarios invisibles y sobrenaturales. Hemos de ponemos toda la armadura de Dios, a fin de que podamos estar preparados para las batallas que tendremos que pelear diariamente.

Exhorto a quienes han recibido luz y conocimiento a orar más fervientemente, y a acudir «al socorro de Jehová, al socorro de Jehová contra los fuertes». Jueces 5:23. ¿Quiénes son estos fuertes enemigos? Son los poderes que, en los días de Daniel, trataron de impedir que los mensajeros celestiales convencieran al rey de Persia acerca de la obra que tenía que hacer.

Nuestra obra de proclamar la segunda venida de Cristo es similar a la de Juan el Bautista, el precursor de Cristo en su primera venida. Hemos de proclamar al mundo el mensaje: «Cercano está el día grande de Jehová». «Prepárate para venir al encuentro de tu Dios» Sofonías 1:14; Amós 4:12. Hemos de hacer mucho más de lo que ya hicimos (Reflejemos a Jesús, p. 193).

Las palabras del ángel: «Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios», demuestran que ocupa un puesto de alto honor en los atrios celestiales. Cuando fue a Daniel con un mensaje, dijo: »Ninguno hay que se esfuerce conmigo en estas cosas, sino Miguel [Cristo] vuestro príncipe». El Salvador habla de Gabriel en el Apocalipsis diciendo que «la declaró, enviándola por su ángel a Juan su siervo». Y a Juan, el ángel declaró: «Yo soy siervo contigo, y con tus hermanos los profetas». ¡Admirable pensamiento, que el ángel que sigue en honor al Hijo de Dios es el escogido para revelar los propósitos de Dios a los hombres pecaminosos! (EL Deseado de todas las gentes, pp. 73, 74).

Hay lugar en la obra de Dios para todos los que sean llenos con el espíritu de sacrificio propio. Tenemos una solemne tarea delante de nosotros. Dios está llamando a hombres y mujeres que estén dispuestos a experimentar angustia de alma… que estén consagrados a su obra. Necesitamos… hombres que tengan una sólida experiencia en las cosas del Señor, que cuando encuentren dificultades se tomen firmemente de la obra, diciendo: No fracasaremos ni nos desanimaremos. Queremos hombres que fortalezcan y edifiquen la obra, no que derriben o busquen destruir lo que otros están tratando de hacer. Necesitamos hombres y mujeres con los cuales Dios pueda obrar… Queremos obreros que no estén impregnados de egoísmo, que no sean autosuficientes…

¡Oh, cuántos que están absorbidos por las pequeñas cosas de la vida, podrían hacer una noble obra con abnegación y sacrificio propio! … Ellos hacen un mundo de un átomo y un átomo de un mundo. Han llegado a ser torrentes secos, porque no imparten a otros el Agua de la Vida (Reflejemos a Jesús, p. 193).

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Lección 11 | Jueves 12 de marzo_______________________________________________

UN PRÍNCIPE VICTORIOSO

El personaje más prominente en el libro de Daniel es la figura que al principio se denomina “hijo de hombre” (Dan. 7:13), o “príncipe de los ejércitos” (Dan. 8:11). Finalmente, descubrimos que su nombre es Miguel (Dan. 10:12), que significa “¿Quién como Dios?” Él viene a ayudar a Gabriel en el conflicto con el rey de Persia (Dan. 10:13). El ángel hace alusión a este ser celestial como “Miguel vuestro príncipe” (Dan. 10:21); es decir, el príncipe del pueblo de Dios. Miguel aparece más adelante en el libro de Daniel como el protector del pueblo de Dios (Dan. 12:1). En Judas 9 aprendemos que Miguel, también llamado arcángel, lucha contra Satanás y resucita a Moisés. Apocalipsis 12:7 revela que Miguel es el adalid del ejército celestial, que derrota a Satanás y a sus ángeles caídos. Por consiguiente, Miguel no es otro que Jesucristo. Así como el Imperio Persa tiene un comandante supremo, una fuerza espiritual que está detrás de su líder humano, así también el pueblo de Dios tiene a Miguel como Comandante en jefe, que interviene para luchar y ganar la guerra cósmica en su favor.

Lee Colosenses 2:15. ¿Cómo logró Jesús la victoria en el Conflicto Cósmico?

Colosenses 2:15

15 y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.

Al hacer frente a las fuerzas del mal, podemos tener fe en Jesús, nuestro campeón. Él derrotó a Satanás al comienzo de su ministerio público. Durante su vida terrenal, derrotó a Satanás en el desierto cuando fue asaltado con tentaciones, luchó contra hordas demoníacas y liberó a la gente del poder de las tinieblas. Jesús derrotó al mal, incluso cuando se enmascaró detrás del intento de Pedro de disuadirlo de dirigirse hacia el Calvario. En sus últimas palabras a los discípulos, Jesús habló de su muerte inminente como una batalla, que culminará en una victoria decisiva sobre Satanás: “Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera. Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo” (Juan 12:31, 32).

A veces miramos a nuestro alrededor, y las cosas se ven muy mal. Hay violencia, inmoralidad, corrupción y enfermedades en todas partes. Un enemigo, no de carne y hueso, nos ataca brutalmente desde todos los lados. Pero, no importa cuán difíciles sean las batallas que tenemos que librar, Jesús lucha por nosotros, y es nuestro Príncipe y Sumo Sacerdote en el Santuario celestial.

Lee Romanos 8:37 al 39. ¿Cómo podemos hacer que la promesa de ser vencedores sea una experiencia real en nuestra vida cristiana?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Miguel… y los ángeles que sepultaron a Moisés, descendieron del cielo después que permaneció en la tumba por algún tiempo y lo resucitaron para llevarlo al cielo.

Cuando Cristo y los ángeles se aproximaron a la tumba, Satanás y sus ángeles aparecieron junto a ella y montaron guardia en tomo del cuerpo de Moisés para que no fuera retirado de allí. Al acercarse Cristo y sus ángeles, Satanás resistió ese avance, pero fue obligado a retroceder por la gloria y el poder de Cristo y sus ángeles. El adversario reclamó el cuerpo de Moisés por causa de esa única transgresión; pero Cristo mansamente recurrió a su Padre al decir: «El Señor te reprenda». Judas 9. Cristo dijo a Satanás que sabía que Moisés se había arrepentido humildemente de ese único error, que no había más manchas en su carácter, y que su nombre permanecía en los libros del cielo sin mácula alguna. Entonces el Señor resucitó el cuerpo de Moisés que el diablo había reclamado (La historia de la redención, pp. 177, 178).

Puesto que toda la economía ritual simbolizaba a Cristo, no tenía valor sin él. Cuando los judíos sellaron su decisión de rechazar a Cristo entregándole a la muerte, rechazaron todo lo que daba significado al templo y sus ceremonias. Su carácter sagrado desapareció. Quedó condenado a la destrucción. Desde ese día los sacrificios rituales y las ceremonias relacionadas con ellos dejaron de tener significado. Como la ofrenda de Caín, no expresaban fe en el Salvador. Al dar muerte a Cristo, los judíos destruyeron virtualmente su templo. Cuando Cristo fue crucificado, el velo interior del templo se rasgó en dos de alto a bajo, indicando que el gran sacrificio final había sido hecho, y que el sistema de los sacrificios rituales había terminado para siempre.

«En tres días lo levantaré». A la muerte del Salvador, las potencias de las tinieblas parecieron prevalecer, y se regocijaron de su victoria. Pero del sepulcro abierto de José, Jesús salió vencedor. «Despojando los principados y las potestades, sacólos a la vergüenza en público, triunfando de ellos en sí mismo» (Colosenses 2: 15). En virtud de su muerte y resurrección, pasó a ser «ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que el Señor asentó, y no hombre». Hebreos 8:2 (El Deseado de todas las gentes, pp. 137, 138 ) .

El plan de Dios, ideado para la salvación del hombre, disponía que Cristo conociera el hambre y la pobreza, y cada aspecto de la experiencia del hombre. Resistió a la tentación mediante el poder que puede tener el hombre. Se aferró del trono de Dios, y no hay un hombre o mujer que no pueda tener acceso a la misma ayuda mediante la fe en Dios. El hombre puede llegar a ser participante de la naturaleza divina. No vive una sola alma que no pueda pedir la ayuda del cielo en la tentación y la prueba. Cristo vino para revelar la fuente de su poder a fin de que el hombre nunca necesitara depender de sus capacidades humanas desvalidas.

Los que desean vencer deben esforzar al máximo cada facultad de su ser. Deben angustiarse sobre sus rodillas ante Dios, en procura del poder divino. Cristo vino para ser nuestro ejemplo y para hacemos saber que podemos ser participantes de la naturaleza divina. ¿Cómo? Habiendo escapado de la corrupción que está en el mundo por la concupiscencia. Satanás no ganó la victoria sobre Cristo. No holló con su pie el alma del Redentor. No tocó la cabeza, aunque lastimó el talón. Con su propio ejemplo, Cristo puso en evidencia que el hombre puede mantenerse íntegro. Los hombres pueden tener un poder para resistir el mal: un poder que ni la tierra, ni la muerte, ni el infierno pueden vencer; un poder que los colocará donde pueden llegar a ser vencedores como Cristo venció. La divinidad y la humanidad pueden combinarse en ellos (Mensajes selectos, t. 1, pp. 478, 479 ).

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Viernes 13 de marzo | Lección 11______________________________________________

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

“Durante tres semanas Gabriel luchó con las potestades de las tinieblas, procurando contrarrestar las influencias que obraban sobre el ánimo de Ciro […]. Todo lo que podía hacer el cielo en favor del pueblo de Dios fue hecho. Se obtuvo finalmente la victoria; las fuerzas del enemigo fueron mantenidas en jaque mientras gobernaron Ciro y su hijo Cambises” (PR 418, 419).

“¡Qué grande honor se le muestra a Daniel por parte de la Majestad del cielo! Dios consuela a su siervo tembloroso, y le asegura que su oración ha sido escuchada en el cielo. En respuesta a esta ferviente petición, el ángel Gabriel es enviado para influir sobre el corazón del monarca persa. El rey ha resistido las impresiones del Espíritu de Dios durante las tres semanas en que Daniel estaba ayunando y orando, pero el Príncipe del cielo, el arcángel Miguel, es enviado para cambiar el corazón del obstinado rey e inducirlo a tomar una medida resuelta en respuesta a la oración de Daniel” (ECFP 49).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. Aunque no somos los primeros en la historia cristiana en ver esta verdad, como adventistas del séptimo día somos firmes defensores de la temática del “Gran Conflicto”, o la idea de que todo el universo es parte de una lucha épica entre Cristo y Satanás. Y creemos que cada ser humano participa activamente en este conflicto. Hay otros, incluso gente secular, que han hablado de la realidad de algún tipo de batalla en la que todos estamos inmersos. ¿Cuál ha sido tu experiencia en el Gran Conflicto? ¿Cómo lo has visto manifestarse en tu propia vida? ¿Qué aprendiste que podría ayudar a otros a luchar también?
  2. Lee Efesios 6:10 al 18. Observa las imágenes militares explícitas que utiliza Pablo. ¿Qué “instrucciones de batalla” se nos dan a los que estamos inmersos en el Gran Conflicto?
  3. En Daniel 10:11, por segunda vez (ver Dan. 9:23) se llama a Daniel hamudot, o “amado”. ¿Qué nos dice esto acerca del estrecho vínculo, que llega a ser un vínculo emocional incluso, entre el cielo y la Tierra? Piensa en cuán radicalmente diferente es esta realidad en comparación con la cosmovisión atea común de gran parte del mundo moderno. ¿Qué esperanza nos ofrece esta mirada bíblica, como vemos en esta referencia a Daniel?

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