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LECCION 5 – EL AMOR Y LA LEY – PARA EL 1 DE NOVIEMBRE

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Este es un estudio libre para toda persona que lo desee usar ó compartir. Es una cortesía de SevenDay Radio y su servidor Tony García. Cualquier pregunta ó comentario por favor escriba a tonygarcialopez@yahoo.com ó tglopez@sevendayradio.com Este documento es subido a la red los días Domingos a las 6:00 de la mañana hora de Madrid, España; la media noche del día Sábado de la costa este de los Estados Unidos.

Toda información dada en éste documento es tomada estrictamente de la bastedad de libros que la Iglesia Adventista tiene disponible gratuitamente para el público en general en Ingles y Español. Aquí no le estamos presentando una nueva luz, nuestro trabajo es sencillamente recopilar información para que se le haga mas fácil al maestro de Escuela Sabática impartir la lección.

 Deseamos compartir con ustedes los tópicos  de las lecciones de los próximos años.

4 trimestres por año

2015:  (1)»Proverbios» (2)»El Libro de Lucas»  (3)»Misioneros»  (4) «Jeremías»

2016:  (1)»La Gran Controversia»  (2)»El libro de Mateo»   (3)»El Papel de la Iglesia en la Comunidad»   (4) «Job»

2017:  (1)»El Espíritu Santo y la Espiritualidad»   (2) «1ra y 2da de Pedro»  (3)»Unidad en Cristo»   (4)»Asuntos de Justicia Social»

2018:   (1)»Mayordomía»  (2) «Preparación para los Días Finales»  (3)»El libro de los Hechos»   (4) «El Libro de Apocalipsis»

2019: 1er trimestre «Esdras-Nehemías»; 2do trimestre «El Libro de Daniel»; 3er trimestre  «Romanos»; 4to Trimestre «Como interpretar las escrituras»

Recordamos a los hermanos que ésta información está sujeta a cambios.

 


 

Lección 5: Para el 1ero de noviembre de 2014

EL AMOR Y LA LEY

Sábado 25 de octubre                                                                                                                  

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Santiago 2:1-13; Marcos 2:16; Levítico 19:17, 18; Romanos 13:8-10; Juan 12:48.

PARA MEMORIZAR:
“Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio” (Sant. 2:13).

CONOCEMOS BIEN LA HISTORIA, pero ¿cuán bien ha penetrado en ti?
Un sacerdote, y luego un levita, yendo de Jerusalén a Jericó, encontraron en el camino a un hombre medio muerto. Aunque ambos habían cumplido sus deberes religiosos, ninguno vinculó esos deberes con una obligación hacia el herido, así que siguieron su camino. Finalmente, un samaritano, medio pagano, pasó por allí, se apiadó del hombre, vendó sus heridas, y pagó por su estadía en una posada donde se pudiera recuperar. Además, prometió pagar todo lo que el hombre necesitara (ver Luc. 10:30-37).             Jesús así respondió la pregunta de un intérprete de la Ley acerca de la vida eterna. En lugar de decirle: “¡Esfuérzate más!”, Jesús pintó un cuadro de amor en acción. Es decir, debemos amar aun en circunstancias peligrosas o desagradables, y hasta a aquellos que no nos gustan. Aunque no es fácil, y a veces va contra nuestra naturaleza, el verdadero amor conlleva riesgos e implica derribar las barreras que nos separan como personas, fuera de la iglesia y en ella. Veremos lo que Santiago tiene para decir acerca de este tema vital.

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Esta semana estaremos hablando de como aplicar la palabra amor a la ley. Como aplicar el amor tanto al rico como al pobre sin discriminar a ninguno de ellos. Como aplicar el amor a las diferentes clases sociales sin discriminar a ninguna clase social. Amar a nuestro prójimo sin importar quién es, de donde vienes, ó su posición social.

 


 

Lección 5 // Domingo 26 de octubre                                                                                     

EL HOMBRE VESTIDO DE ORO

1Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas. Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso, y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: Siéntate tú aquí en buen lugar; y decís al pobre: Estate tú allí en pie, o siéntate aquí bajo mi estrado; ¿no hacéis distinciones entre vosotros mismos, y venís a ser jueces con malos pensamientos?

Lee Santiago 2:1 al 4. Este es un estudio de contrastes. Una persona es rica, bien vestida, importante; mientras que la otra es pobre, mal vestida, un “don nadie”. Uno recibe gran cortesía; el otro, solo desdén. A uno se le ofrece un asiento cómodo, destacado; al otro se le dice que se quede a un lado o encuentre un lugar en el piso.

La descripción no es muy bonita, especialmente si se la presenta ¡en un culto de adoración! La palabra griega para “congregación” o “asamblea”, en el versículo 2, es sunagogé, y es una referencia temprana a un culto de adoración judeocristiano; muchas veces, estos se celebraban en casas particulares (ver Hech. 18:7, 8).

En la cultura grecorromana del siglo I, la posición de una persona era muy importante. Se esperaba que quienes tenían riqueza, educación o influencia política usaran esas ventajas para fortalecer su reputación y beneficiar sus intereses personales. Cualquier regalo grande a proyectos públicos o religiosos obligaba a quien lo recibía a corresponder de algún modo al dador. La bondad se pagaba con lealtad; y la generosidad, con aprecio público. Las personas de clase alta que asistían a los cultos cristianos esperaban un tratamiento de privilegio. Ignorar esas expectativas habría traído “desgracia” a la iglesia. Dejar de ser “políticamente correcto” era una ofensa y causa de división.

Lee Marcos 2:16 y Lucas 11:43. ¿Qué expectativas de la sociedad están involucradas aquí? ¿De qué manera están en conflicto con los principios del evangelio?

Y los escribas y los Fariseos, viéndole comer con los publicanos y con los pecadores, dijeron á sus discípulos: ¿Qué es esto, que él come y bebe con los publicanos y con los pecadores?  Marcos 2: 16

¡Ay de vosotros, fariseos!, porque amáis los primeros asientos en las sinagogas y los saludos respetuosos en las plazas. Lucas 11: 43

No es un pecado ser pobre o ser rico, pero un barómetro de nuestra experiencia cristiana es la forma en que tratamos a las personas que son diferentes de nosotros tanto en riqueza como en edad, educación o convicciones religiosas. Tendemos a mostrar más respeto a quienes percibimos que están “sobre” nosotros en la escala social, y a respetar menos a quienes están por “debajo” de nosotros. Recordemos que es fácil seguir las convenciones sociales aun cuando Dios nos llama a ser diferentes (ver Rom. 12:2).

Afrontémoslo: podemos no ser tan severos acerca de esto como lo describe Santiago, pero ¿no somos llevados a tener favoritos? ¿De qué modo podemos aprender a reconocer este problema en nosotros y, finalmente, tratarlo?

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Este es uno de los problemas que afectan nuestra Iglesia, siempre tenemos la tendencia  de favorecer a la persona rica ó con buena posición social; al hacerlo de ésta manera casi como una consecuencia automática desfavorecemos a la persona sencilla ó pobre.

Una de las cosas que nosotros siempre tenemos que enseñar es a no presentar a nadie en nuestra iglesia por el título, una vez una persona entra al templo ó el edificio, se convierte en un hermano común y corriente, al mismo tiempo especial como todos los presentes. El único que puede poseer título en la iglesia, es el ministro de iglesia que comúnmente le llamamos «pastor» Aparte de él, no hay «doctores», «ingenieros», «arquitectos», «abogados», «senadores», «diputados», «embajadores», «cónsules», ETC. Todos estos títulos se usan cuando éstas personas están desempeñando sus responsabilidades en sus respectivos trabajos. Pero, cuando venimos a la iglesia, venimos con el único objetivo de encontrarnos con nuestro Padre Celestial, partiendo de allí nuestro título es «hermano(a)»

Otro tópico que tenemos que entender es la «PREFERENCIA». Muchos creen que la preferencia es mala ó pecado; y realmente no lo es. Este mundo corre y gira en torno a la preferencia; todos los humanos tenemos diferentes gustos y deseos,  por lo consiguiente, entonces tenemos diferentes preferencias. La preferencia la podemos encontrar en lo que comemos, en lo que vestimos, en lo que conducimos, los lugares que visitamos, incluyendo donde nos congregamos, y también la encontramos en las amistades que escogemos ó tenemos.

Jesucristo también tuvo preferencias, siempre Pedro, Santiago y Juan, lo acompañaron a los momentos mas importantes de su ministerio. Además uno de los lugares preferidos de él para descansar era el hogar de Lázaro, María y Marta.

El problema del humano no es la preferencia, el problema del humano es el «FAVORITISMO», y el favoritismo nos conduce a la discriminación ó el desprecio para las personas que no son de nuestros círculos favoritos ó especiales.

A nadie se le puede obligar que le guste ó prefiera algo ó a alguien que no es de su gusto ó preferencia, pero si se puede educar y enseñar a no tener favoritismo, menospreciar ó irrespetar a una persona debido a su educación, color, costumbres, posición social ó poder económico.

El problema de Jacobo con José en realidad no fue la preferencia, sino el «FAVORITISMO» en el trato que demostró entre José y el resto de sus hijos. Los resultados fueron terribles, las consecuencias fueron devastadora para todos, al final todos fueron víctimas de éste problema.

La iglesia también tiene consecuencia devastadoras cuando en la congregación se encuentra el favoritismo; el resultado es el menosprecio ó discriminación y por lo consiguiente la división de la iglesia.

Estos pueden ser unos de los círculos de favoritismo que se pueden formar en la iglesia: Riquezas, educación, espiritualidad, edad, estado social, estado  físico, idealismo políticos, dones y talentos, ETC

Unos cuantos «dólares más», una casa más grande ó nueva, un vehículo costoso ó nuevo, unos cuantos años más de estudio, unos cuantos años mas joven ó mas viejo, mas gordo ó mas esbelto, mas bonita ó menos bonita, un puesto más alto en la iglesia; no nos da ninguna autoridad ó permiso para creernos mas que otro, para formar un grupo selecto «FAVORITISTA», ó para menospreciar a otra persona. Todo lo que tenemos es por la bendita gracia de Dios y a él le pertenece, todo lo que tenemos es tenido como basura cuando lo comparamos a las riquezas indescriptibles que Dios tiene preparado para nosotros, tanto espirituales como materiales.


 

Lunes 27 de octubre // Lección 5                                                                                           

LUCHA DE CLASES

Como todo colportor evangélico sabe, a menudo los que tienen menos están dispuestos a sacrificarse más para comprar libros cristianos. Vecindarios de buen nivel económico resultan ser un territorio duro en el cual vender libros, porque la gente que vive allí puede estar conforme con lo que tiene y, generalmente, no percibe su necesidad de Dios como la sienten los que tienen menos. El mismo fenómeno también se detecta en una escala mucho mayor: la iglesia ha crecido más rápidamente en lugares y períodos de tensión social y económica. Después de todo, ¿no están aquellas personas que luchan con grandes problemas, a menudo, más abiertas a la esperanza presentada en la historia de Jesús que aquellos que creen que las cosas andan muy bien para ellos?

Lee Santiago 2:5 y 6. ¿Cómo amplía aquí el apóstol lo que escribió en los cuatro versículos previos?

Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman? Pero vosotros habéis afrentado al pobre. ¿No os oprimen los ricos, y no son ellos los mismos que os arrastran a los tribunales?

Juzgando por este pasaje, parece que había grandes problemas en la iglesia entre ricos y pobres. Dios eligió a los pobres que, aunque rechazados por el mundo, eran “ricos en fe”, mientras que los ricos usaban sus riquezas para “oprimir” a los pobres. Este problema, los ricos que explotaban a los pobres, era una realidad siempre presente en esa época. Aún peor, la ley romana discriminaba a los pobres y favorecía a los ricos.

“Las personas de clase inferior, de quienes se creía que actuaban por interés económico personal, no podían acusar a las personas de clase superior, y la leyes prescribían castigos más severos a las personas de clase baja convictas de ofensas que a los ofensores de la clase más alta”.–Craig S. Keener, The IVP Bible Background Commentary, p. 694.

Lee Santiago 2:7. ¿Qué punto importante se presenta aquí acerca del impacto de esta mala conducta?

¿No blasfeman ellos el buen nombre que fue invocado sobre vosotros?

Su mala conducta es realmente una blasfemia contra “el buen nombre” de Jesús. Las malas acciones son suficientemente malas en sí mismas; y son peores cuando los que profesan el nombre de Jesús las hacen. Y sería peor aún que, en el nombre de Jesús, estos usaran sus riquezas o poder para obtener ventajas para sí en las iglesias, lo que a menudo conduce a divisiones y peleas. Por eso, cuán cuidadosos debemos ser para que nuestras palabras y acciones mantengan el “buen nombre” que asociamos con nosotros mismos.

 

 

5 Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman? 6 Pero vosotros habéis afrentado al pobre. ¿No os oprimen los ricos, y no son ellos los mismos que os arrastran a los tribunales

Encontramos una ironía en éste texto, el pobre aún tiene preferencia del rico a pesar que: 1- Que el rico es un opresor del pobre, 2-El rico arrastra al pobre a los tribunales,    3-Los ricos blasfeman el nombre de Dios. A pesar de todo estos problemas, Santiago no está levantando una revolución ó venganza en contra del rico, Santiago está hablando que no hace sentido darle un lugar preferencial al rico, tratando  al rico como una persona más importante que el pobre, ó tratando las riquezas de una persona como más importante aún que el reino de los cielos

Ahora en nuestros tiempos modernos, también enfrentamos el problema de el trato preferencia que se le da a las personas ricas en nuestra iglesia.

Una de las cosas que tenemos que darnos cuenta es lo siguiente:

1- El papel que desempeña el dinero

El capítulo bíblico de éste estudio para ésta semana comienza con una frase extremadamente importante: «Glorioso Señor Jesucristo» Esta frase demuestra nuestra posición en la relación ó trato con la gente de cualquier posición social y económica. Aquí en nuestra iglesia no estamos para ser impresionados ó actuar en armonía a las riquezas terrenales de cualquier persona que asiste a la iglesia. Las riquezas terrenales son insignificante comparadas a la gloria de Cristo. No podemos estar contumereando ó chinchineando a personas debido a sus riquezas terrenales. Los cargos y privilegios que se dan en nuestra iglesia tienen que estar en armonía con la espiritualidad de la persona, no con su cuenta bancaria. Ninguna riqueza ó gloria humana es mas gloriosa que nuestro glorioso Señor Jesucristo. (valga la redundancia)

Esta es una de las razones por la cual los pastores de nuestra iglesia son pagados por la misión, asociación, conferencia ó unión. Ellos no tienen ataduras con la gente rica y por lo tanto pueden predicar el evangelio con libertad. Hay otras denominaciones donde cada congregación paga a su ministro local, cuando es de ésta forma, el ministro está atado a esos miembros de iglesia que son ricos, debido a que ellos son la fuente de ingreso poderosa de la iglesia. De ésta manera no tienen la libertad de predicar, aconsejar ó exhortar a la iglesia en un punto determinado por temor de ofender al rico, y dejar de recibir la ayuda económica.

Muchas veces en nuestras iglesias se escuchan las frases siguientes: «Nosotros mantenemos ó pagamos al pastor con nuestros diezmos», «para eso damos nuestros diezmos para pagar al pastor», «la iglesia mantiene al pastor» Esta es la más grande falacia ó mentira que un Adventista del 7mo Día puede decir. Primeramente, nosotros no pagamos nuestros diezmos, no; se los devolvemos a Dios, y eso es muy diferente. Quién le paga al pastor el la misión, asociación, conferencia, ó unión. Nosotros nunca le pagamos a nuestro ministro, nosotros le devolvemos el diezmos a Dios primero por que él lo ordena, y primero (nuevamente, otro primer lugar) por el amor y el agradecimiento que le tenemos por sus tantas bendiciones.

1-Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas

2-El valor del dinero

A parte que el dinero es valioso, también tiene un poder destructivo. El apóstol declara con toda transparencia que el dinero tiene el poder de volvernos en Explotadores, Abusivos y Blasfemos. Hay que enfatizar que entre mas dinero tenemos, estamos mas expuestos en caer en estos tres pecados arriba mencionados. Esta puede ser una de las razones por las cuales a un rico le es más difícil entrar en el reino de los cielos.

La riqueza no tiene límites, siempre hay uno más pobre que uno, y siempre hay uno más rico que uno. Por lo tanto todos estamos expuestos a estos pecados. Tenemos que ser cuidadosos en no tener acciones explotadoras para las personas mas pobres que nosotros, también tenemos que cuidar en no tener pensamientos, acciones y aptitudes abusivas contra esos que son mas pobres que nosotros, y al final no ser blasfemos en nuestras bromas y  conversaciones religiosas.

3- El poder que tiene el dinero

El apóstol Santiago no está minimizando el poder que tiene el dinero, todo lo contrario, él enfatiza que el poder del dinero pone en peligro la vida espiritual de los creyentes. Dios ha llamado a su redil tanto a ricos como pobres, la Biblia está llena de gente rica que fueron verdaderos discípulos de Dios y gran bendición para la obra, esa es un gran verdad y tenemos que proclamarle. Pero también tenemos que tener y saber las lineas definidas del evangelio para saber tratar con tantas dificultades que encontramos en  nuestras iglesias. Todo rico en nuestra iglesia que tiene corazón sincero tiene que estar sometido a una ley superior que la ley del poder económico. La ley del poder económico muchas veces nos convierte en explotadores, abusivos y blasfemos. Pero toda las personas de fe, nos sometemos a una ley superior; a la ley de Dios, y ésta ley tiene como base el amar a Dios con todo el corazón y la mente, y también amar a nuestro prójimo como a nosotros mismo.

Toda persona ya sea rica ó pobre, que no esté sometida a la ley del amor, siempre será un problema más que la iglesia tiene que afrontar y arrastrar.

 


 

 

Lección 5 // Martes 28 de octubre                                                                                         

AMAR AL PRÓJIMO

Lee Santiago 2:8 y 9, junto con Levítico 19:17 y 18, y Mateo 5:43 al 45. ¿Qué mensaje vital se nos da aquí?

Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis; pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como transgresores.  Santiago 2

17 No aborrecerás a tu hermano en tu corazón; razonarás con tu prójimo, para que no participes de su pecado. 18 No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová   Levítico 19

43 Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. 44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; 45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.  Mateo 5

Santiago llama a la Ley de Dios “la ley real” (Sant. 2:8) porque es la ley del “REY DE REYES” (Apoc. 19:16). La ley de su reino se da en detalle en el Sermón del Monte (Mat. 5-7), que incluye la primera de las nueve referencias al amor al prójimo que hay en el Nuevo Testamento.

Las palabras de Jesús en Mateo 5:43 sugieren la manera en que se comprendía Levítico 19:18 en ese tiempo. Por ejemplo, en Levítico, los mandatos inmediatamente anteriores usan sinónimos aparentes de “prójimo” para una persona: prohíben odiar al “hermano” (Lev. 19:17) y guardar rencor contra otro israelita (Lev. 19:18).

Probablemente algunos interpretaran que esas órdenes significaban que estaba bien odiar a una persona que no fuera israelita o estar enojado con ella, porque no se la menciona específicamente en los textos de Levítico. Después de todo, los no israelitas eran considerados, en general, como enemigos. Sabemos que esta actitud existía en la comunidad de Qumram, un grupo de judíos devotos que se habían separado del resto de la Nación. Se les enseñaba a odiar a “los hijos de las tinieblas”, y al “hombre de perdición” (The Community Rule 1QS 1:10; 9:21, 22), etiquetas que incluían no solo a los extranjeros, sino hasta a los israelitas que rechazaban las enseñanzas de la comunidad.

“El pecado es el mayor de todos los males, y debemos apiadarnos del pecador y ayudarlo. Son muchos los que yerran y sienten su vergüenza y desatino. Tienen hambre de palabras de aliento. Miran sus equivocaciones y errores hasta que casi son arrojados a la desesperación. No debemos descuidar a estas almas. Si somos cristianos, no pasaremos de largo, manteniéndonos tan lejos como nos sea posible de aquellos que más necesitan nuestra ayuda. Cuando vemos a un ser humano en angustia, sea por la aflicción o por el pecado, nunca diremos: Esto no nos incumbe” (DTG 465, 466).

La vida de Jesús es el mayor ejemplo de amor abnegado por los que no lo merecen y los que no pueden devolver el amor. ¿Cómo podemos aprender a expresar tal amor por quienes consideramos que no lo merecen, o no nos aman en retorno? ¿Por qué la entrega completa del ser y la muerte al yo son la única respuesta?

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Este pensamiento fue tomado y modificado de la lección: «La Ley de Dios y la Ley de Cristo» lección 8 para el 24 de Mayo / 2014 (está disponible en los archivos)

Cristo no vino a este mundo a abolir la ley, todo lo contrario Cristo la engrandeció. Hay dos maneras en que Cristo magnificó la ley: La primera es por que hizo el mandamiento mas sensible. Antes; el adulterio era un acto físico, ahora con Cristo, el acto de codiciar a una mujer en el corazón se constituye adulterio. Lo mismo sucede con el asesinato, antes; el pecado se contaba por la muerte física de una persona, ahora con Cristo el asesinato comienza y se consuma con el pensamiento. Por lo tanto, la ley en vez de ser achicada es engrandecida por Cristo

La segunda manera como Cristo magnificó la ley, fue por que le agrego la palabra «AMOR» Para entender esto déjeme compartir una experiencia de la vida real. Hace algún tiempo conocí a un hermano de nuestra iglesia muy trabajador, pero de escasos recursos. Cierto día apareció en la iglesia conduciendo un automóvil BMW, casi nuevo, posiblemente meses de viejo. El comenzó a contar la historia, que por ese vehículo había pagado $500.00 dólares Norte-Americanos. Era imposible de creer, que por ese vehículo que costaba casi $100,00.00 dólares,este hermano haya pagado esa pequeña cantidad, prácticamente era un regalo. Esto fue lo que sucedió: El dueño de ese automóvil había fallecido y en el testamento de herencia, había estipulado que con ese vehículo se podían hacer dos cosas. La primera era entregárselo a la señorita «X» como un regalo de parte de él. La segunda opción era venderlo y el dinero conseguido con la venta del vehículo, entregárselo a la misma señorita «X» como un regalo de parte de él. La señorita «X» había sido amante del recién muerto. La esposa optó por la opción numero dos, y cuando nuestro bendito hermano se presentó a la casa de la señora viuda a trabajar; y la señora escuchó la necesidad de nuestro hermano, ella misma le ofreció el vehículo con la mínima cantidad del equivalente de $500.00 dólares. Ahora viene la pregunta para la señora vendedora del vehículo; ¿Que ley quebrantó? ¿La ley de Dios (la dada en el Sinaí)? No, definitivamente ésta ley no la quebrantó, por que ese dinero fue dado a la señorita «X» como su difunto esposo lo había estipulado, cumpliendo el mandamiento «NO ROBARAS» ¿Quebranto la ley de Cristo, basada en el amor? Si, esa ley la quebrantó. La quebrantó por que lo más conveniente hubiera sido decidir por la opción numero uno que estipulaba entregar el vehículo a la señorita «X» Pero debido a la ausencia de amor de la esposa hacia la señorita «X» (que es fácil de entender en éste caso) optó por la opción numero dos, destruyendo una gran ayuda para la señorita «X», beneficiando por lo consiguiente a nuestro querido hermanito.

La ley de Dios es una ley generalizada, Cristo en su primera venida a ésta tierra toma el mismo mandamiento y lo hizo mas amplio, mas detallado, mucho mas difícil de cumplir, ya que tiene como base el amor a Dios y el amor al prójimo. El ejemplo lo vamos a tomar en el mandamiento «NO ROBARAS»

La palabra Robar significa: Quitar la propiedad de otra persona sin derecho y sin permiso.

Es bien fácil el mandamiento de Dios dado en el Sinaí. Ahora agreguemos la palabra «amor» para ver el mismo mandamiento del punto de vista de Cristo

-Roba el que adultera un producto volviéndolo de calidad inferior y manteniendo el mismo precio.

-Roba el que usa medidas y pesas falsas en sus transacciones.

-Roba el que oculta defectos.

-Roba el que presenta una calidad tramposa.

-Roba aquel que ha encontrado algo sabiendo quien es su dueño, y lo encontrado lo mantiene para sí.

-Roban los que reciben comisión a espaldas de sus jefes.

-Roban aquellos que se posesionan de algo que no está detallado en un contrato.

-Roba todo trabajador que no hace el trabajo para el cual fue contratado.

-Roban aquellos que hacen trabajos descuidados, sin el esmero con que tendría que hacerse dicho trabajo.

-Roban aquellos que no cuidan los bienes del propietario, derrochando y menoscabando los bienes que no le pertenecen.

-Roban los empleadores cuando retienen los salarios.

-Roban los empleadores cuando no cumplen sus promesas con los beneficios prometidos.

-Roban los empleadores cuando hacen trabajar a los trabajadores horas extras sin el debido pago.

-Roban los empleadores cuando privan a sus trabajadores de algo que ellos merecen.

-Todos aquellos viajeros que no declaran, ó desfiguran y ocultan sus propiedades al inspector de aduanas; ellos también son ladrones.

-Roban todos aquellos que se meten a deudas que saben que les será imposibles pagar.

-Roban aquellos que antes de una bancarrota transfieren todos sus bienes a alguien con el convenio de serles devueltas mas tarde.

-Roba el que acepta el reconocimiento de trabajo ó la idea de otro.

-Roba aquel que usa lo ajeno sin permiso de su propietario.

-Es ladrón al que se aprovecha de su prójimo en cualquier forma.

-Roba aquel que no entrega a su dueño lo escrito en una herencia.

-Roba el que encuentra algo y no lo reporta al centro de objetos perdidos.

-Roba él que le compra a un ladrón.

-Se puede robar a otros quitándoles las FE mediante las dudas y las críticas.

-Se roba a Dios con los diezmos y las ofrendas.

-Se roba el buen nombre de una persona a través de chismes calumniosos y perniciosos.

Ninguna de las cosas arriba mencionadas las podemos hacer a la persona  que mas amamos en nuestra vida, y con éste mismo concepto Dios nos manda a amar a nuestro prójimo incluyendo amigos y enemigos.

Cuando Cristo agrega la palabra «AMOR» se nos hace mucho mas difícil el mandamiento, ya que hay que lograr amar a nuestros prójimos y mas que eso tenemos que amar aún a nuestros enemigos. Eso no se consigue por el esfuerzo humano, eso solamente se consigue a través de la presencia del Espíritu Santo en nuestras vidas; si, el Espíritu Santo escribiendo en nuestras mentes y corazones esa hermosa ley de respeto y amor; al mismo tiempo poniendo el mas grande de sus frutos en nuestras vidas, el cual se llama AMOR.

 


 

Miércoles 29 de octubre // Lección 5                                                                                   

TODA LA LEY

Lee Santiago 2:10 y 11. Luego, lee los pasajes de la tabla que sigue, y clasifícalos según su énfasis en “toda la ley”, “la ley de amor”, o ambas.

10 Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos. 11 Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho transgresor de la ley. Santiago 2

                             «TODA LA LEY »  –  «LEY DE AMOR »  – AMBAS

18 Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido.19 De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos. Mateo 5  ¿Toda la ley?

36 Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? 37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. 38 Este es el primero y grande mandamiento. 39 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 40 De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. ¿Ambas?

 No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 10 El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor. Romanos 13   ¿Ambas?

10 Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.  ¿Toda la ley?

Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la ley. Gálatas 5 ¿Toda la ley?

14 Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Gálatas 5  ¿Ambas?

Es difícil para nosotros captar cuán radicales fueron las enseñanzas de Jesús sobre la Ley. Para los judíos devotos de entonces (y para muchos hoy), no se puede pretender guardar realmente la Ley sin el compromiso de guardar también todas las leyes que se encuentran en los libros de Moisés. Finalmente, ellos identificaron 613 leyes separadas (248 leyes positivas y 365 negativas).

La pregunta planteada a Jesús acerca de cuál era el mandamiento más importante (Mat. 22:36) tenía, probablemente, la intención de entramparlo. Pero, aunque Jesús parece haber afirmado que cada “iota” (la letra más pequeña) era importante (Mat. 5:18), él también enseñó que amar a Dios y amar a nuestro prójimo eran los mandamientos fundamentales, porque resumen todos los demás.

La enseñanza de Jesús también muestra que la obediencia no puede hacerse en el vacío. Siempre es relacional; de lo contrario, no tiene sentido. En otras palabras, si devuelvo el diezmo solo porque es lo correcto o porque temo perderme si no lo hago, no es relacional. Por otro lado, si diezmo para agradecer lo mucho que Dios me dio a mí, entonces mis acciones están basadas en mi relación con Dios.

Jesús también habló sobre “lo más importante” de la Ley, que es “la justicia, la misericordia y la fe” (Mat. 23:23). Todo ello gira también alrededor de las relaciones: con Dios y con los demás. Por lo tanto, Santiago no está diciendo nada distinto de lo que dijeron Jesús o Pablo: cualquier transgresión de la Ley de Dios daña, de cierta manera, nuestra relación con Dios y con los demás. Así, no es cuestión de realizar suficientes buenas obras para compensar nuestras obras malas. Eso es obediencia en un vacío, actuando como si todo girara alrededor de nosotros. En cambio, al conocer a Jesús, comenzamos a dirigir nuestra atención hacia afuera de nosotros, es decir, hacia la devoción a Dios y el servicio a los demás.

¿En qué proporción tu obediencia está motivada por tu amor a Dios y a los demás o por un sentido de obligación? ¿Acaso siempre es malo actuar por obligación? Tal vez no sientes amor por una persona, pero la ayudas solo porque sabes que debes hacerlo. ¿Qué tiene esto de malo, si es que lo tiene?

Vamos a tratar de contestar la pregunta que está al final del estudio de éste día. 

Este fue el gran problema del joven rico, él andaba buscando la salvación. Cuando Cristo le mencionó el guardar los mandamientos, el tuvo la capacidad, la entereza de mirar a Jesús a los ojos y afirmarle que los mandamientos los había guardado en su cabalidad. Eso estaba muy bien, la mayoría de nosotros no podríamos ver a Cristo cara a cara y asegurarle que nosotros guardamos los mandamientos, la mayoría de nosotros no pasaríamos el examen por que somos quebrantadores de los mandamientos.  Cuando Cristo se da cuenta de su obediencia casi perfecta. entonces  Cristo toca el problema del joven rico, y le sugiere deshacerse de sus bienes materiales y seguirlo a él.

Aquí mismo queda la obediencia del joven rico, expuesta y desnuda. Su obediencia estaba basada en la obligación y no en el amar a Dios y al prójimo.

El problema no es que no obedeciera, el problema era en la forma que obedecía.  Obedecía por que así se le fue enseñado, obedecía por que había que hacerlo, obedecía sencillamente por que era una obligación. Su verdadero amor no era Dios y el prójimo, su verdadero amor eran las riquezas. Cristo deseaba que pasará su obediencia a una base sólida y esa base sólida se llama amor. Al negarse a hacerlo, entonces deposita su obediencia en una base inservible que se llama legalismo.

El caso de Pedro es diferente, el basa su obediencia y sus promesa a su confianza propia. El pudo haber caído a los pies de Cristo pidiendo socorro, cuando Cristo le aseguró que antes del amanecer él le negaría tres veces. Todo lo contrario de eso, le afirmó a Cristo que cualquier de los otros discípulos, le podía abandonar, menos él, y aún fue mas lejos asegurando que si era necesario; llegaría hasta la misma muerte. Su obediencia no servía por que estaba depositada en la confianza propia. Jesucristo le probó y le enseñó a depositar su confianza y obediencia solamente en Dios.

En la iglesia también encontramos personas que obedecemos por legalismo, obedecemos por que hay una palabra escrita que así lo pide, obedecemos para cumplir un requisito. Una obediencia así es insuficiente para entrar en el reino de los cielos.

Este tipo de obediencia lo podemos comparar a la obediencia que le teníamos a nuestros padres cuando estábamos pequeños, muchos de nosotros nunca obedecimos por amor, obedecimos por la «cuereteada» ó la «sogueda» que recibíamos, si no obedecíamos. Muchos de nosotros le temblábamos a nuestros padres cuando no habíamos seguido sus ordenes.

Una obediencia así es insuficiente para una niñez saludable, pacífica y feliz.

Pero hay una pregunta sumamente difícil de contestar y esta es: Tal vez no sientes amor por una persona, pero la ayudas solo porque sabes que debes hacerlo. ¿Qué tiene esto de malo, si es que lo tiene?

El griego tiene tres palabras para definir la palabra «AMAR»:  

FILEO (filéo),  ERAO (eráo), y AGAPAO (agapáo)

FILEO: Es el amor afectuoso entre familiares y amigos, ES EL CARINO PARA LOS QUE NOS TIENEN CARINO. Su traducción correcta es QUERER. «Yo te quiero mucho» es una traducción correcta de la palabra griega FILEO que es AMAR.

ERAO: Esta palabra no se encuentra en el Nuevo Testamento, y se refiere al amor sensual, el amor que se demuestra en el plano físico. Esto es «amar apasionadamente» y tiene una connotación fuerte de pasión sexual.

AGAPAO vrs AGAPE (aquí es donde tenemos un poquito de confusión, debido a que confundimos éstas dos palabras)

AGAPE: no es el verbo; AGAPE es el sustantivo. Este termino fue adoptado por los cristianos para describir el concepto mas elevado del amor. La palabra agape se usa para describir el amor de el Padre y Cristo hacia la humanidad, también se usa para describir el amor del Padre al Hijo y viceversa. Agape es un amor elevado que respeta a Dios y a nuestro prójimo, ennoblece los afectos, controla las pasiones y modifica el carácter.

AGAPAO: Este es el verbo, ES UN PRINCIPIO DE ACCION Y NO UNA ACCION REGIDA POR SENTIMIENTOS. Esta palabra  se relaciona con el respeto y la estima. {DBA Pág 48}

Este verbo AGAPAO, nos expresa: respetar y estimar a todas las personas, aún si no las conocemos ó no nos aman. Este es el tipo de amor  que se le ordena a un cristiano tener para sus enemigos. Es un alto grado de respeto, sin tener un cálido afecto emocional para ellos.

Contestando la pregunta que nos hizo la lección: Tal vez no sientes amor por una persona, pero la ayudas solo porque sabes que debes hacerlo. ¿Qué tiene esto de malo, si es que lo tiene? No tiene nada de malo, se está usando AGAPAO, que es un amor altruista para la humanidad en general, y estamos obligados a hacerlo.

Si Adolfo Hitler y otros genocidas de la historia de la humanidad, hubieran entendido y aceptado éste principio divino, se hubiera podido evitar las mas grandes atrocidades contra nuestro prójimo quienes también fueron hechos a imagen y semejanza de Dios.

Hay dos errores contra los cuales los hijos de Dios, particularmente los que apenas han comenzado a confiar en su gracia, deben guardarse en forma especial. El primero, en el cual ya se ha insistido, es el de fijarnos en nuestras propias obras, confiando en algo que podamos hacer para ponernos en armonía con Dios. El que está procurando llegar a ser santo mediante sus esfuerzos por observar la ley, está procurando una imposibilidad. Todo lo que el hombre puede hacer sin Cristo está contaminado de egoísmo y pecado. Sólo la gracia de Cristo, por medio de la fe, puede hacernos santos.

El error opuesto y no menos peligroso consiste en sostener que la fe en Cristo exime a los hombres de guardar la ley de Dios, y que en vista de que sólo por la fe llegamos a ser participantes de la gracia de Cristo, nuestras obras no tienen nada que ver con nuestra redención.

Nótese, sin embargo, que la obediencia no es un mero cumplimiento externo, sino un servicio de amor. La ley de Dios es una expresión de la misma naturaleza de su Autor; es la personificación del gran principio del amor, y es, por lo tanto, el fundamento de su gobierno en los cielos y en la tierra. Si nuestros corazones están renovados a la semejanza de Dios, si el amor divino está implantado en el alma, ¿no se cumplirá la ley de Dios en nuestra vida? Cuando el principio del amor es implantado en el corazón, cuando el hombre es renovado a la imagen del que lo creó, se cumple en él la promesa del nuevo pacto: “Pondré mis leyes en su corazón, y también en su mente las escribiré.”6 Y si la ley está escrita en el corazón, ¿no modelará la vida? La obediencia, es decir el servicio y la lealtad que se rinden por amor, es la verdadera prueba del discipulado. Por esto dice la Escritura: “Este es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos.” “El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, es mentiroso, y no hay verdad en él.”7 En vez de eximir al hombre de la obediencia, la fe, y sólo ella, nos hace participantes de la gracia de Cristo, y nos capacita para obedecer.

La fe en Jesús no anula la ley, sino que la establece, y producirá frutos de obediencia en nuestras vidas… La iglesia que Cristo presenta ante el trono de su gloria es sin “mancha, ni arruga, ni cosa semejante”. ¿Desea usted estar entre aquellos que hayan lavado las ropas del carácter en la sangre del Cordero? Entonces, deje de hacer lo malo; aprenda a hacer el bien Isaías 1:16, 17; camine en los mandamientos y las ordenanzas de Dios sin culpa. No ha de preguntar si guardar la verdad del Cielo se ajusta a su conveniencia. Ha de tomar su cruz y seguir a Cristo, cueste lo que costare. Encontrará que su yugo es fácil y su carga es ligera.—The Review and Herald, 22 de junio de 1911.


Lección 5 // Jueves 30 de octubre                                                                                          

JUZGADOS POR LA LEY

Lee Santiago 2:12 y 13. (Ver también Juan 12:48; Rom. 2:12, 13; 2 Cor. 5:10; Apoc. 20:12, 13.) ¿Qué enseñan estos versículos acerca del Juicio?

12 Así hablad, y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad. 13 Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio.

Nada es más claro que la enseñanza de que seremos juzgados por la Ley, sobre la base de lo que hayamos hecho, sea bueno o malo. Al mismo tiempo, la Biblia es muy clara en que, por medio de la fe en Jesús, estamos cubiertos por su justicia.

Esta cubierta incluye dos aspectos: el perdón (la justificación) y la obediencia (santificación); porque “de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él” (Col. 2:6; la cursiva fue añadida); y “porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos” (Gál. 3:7; la cursiva fue añadida).

A menudo se dice que seremos juzgados no solo por lo que hemos hecho, sino también por lo que no hicimos. Aunque esto es cierto, muchos tienen una idea equivocada de lo que significa. No tiene que ver con hacer más cosas. Esa es la receta para el desánimo y la derrota propia. Nota cómo lo describe Santiago en el versículo 13: “juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia”. Es decir, es una definición del “hacer” que tiene que ver con las relaciones.

Si pensamos en esto por suficiente tiempo, podríamos llegar a ser paranoicos acerca del Juicio y abandonaríamos todo, desesperados. Pero eso no es lo que significa “temed a Dios […] porque la hora de su juicio ha llegado” (Apoc. 14:7). En cambio, debemos confiar en la justicia de Jesús, cuyos méritos son lo único que nos da esperanza en el Juicio. Es nuestro amor a Dios, quien nos ha salvado por su justicia, lo que debe impulsarnos a hacer todas las cosas que él nos llamó a hacer.

Además, las advertencias en la Biblia acerca del Juicio están allí para nuestro bien, para que no durmamos en un falso sentido de seguridad. Santiago dice: “La misericordia triunfa sobre el juicio” (Sant. 2:13). Recordemos estas palabras, en especial cuando tratamos con aquellos que han caído en los peores pecados.

¿Has hecho alguna vez algo terrible y, cuando solo esperabas condenación y juicio, te expresaron misericordia, gracia y perdón? ¿Cómo te sentiste? ¿De qué manera puedes asegurarte de que no olvidarás esto la siguiente vez que alguien hace todo mal?

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La ley de Dios, por su naturaleza misma, es inmutable. Es una revelación de la voluntad y del carácter de su Autor. Dios es amor, y su ley es amor. Sus dos grandes principios son el amor a Dios y al hombre. “El amor pues es el cumplimiento de la ley”. Romanos 13:10 (VM). El carácter de Dios es justicia y verdad; tal es la naturaleza de su ley. Dice el salmista: “Tu ley es la verdad”; “todos tus mandamientos son justos”. Salmos 119:142, 172 (VM). Y el apóstol Pablo declara: La ley es santa, y el mandamiento, santo y justo y bueno”. Romanos 7:12 (VM). Semejante ley, expresión del pensamiento y de la voluntad de Dios, debe ser tan duradera como su Autor.

La ley de Dios es la regla por la cual los caracteres y las vidas de los hombres serán probados en el juicio. Salomón dice: “Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es la suma del deber humano. Pues que Dios traerá toda obra a juicio.” Eclesiastés 12:13, 14 (VM). El apóstol Santiago amonesta a sus hermanos diciéndoles: “Así hablad pues, y así obrad, como hombres que van a ser juzgados por la ley de libertad.” Santiago 2:12 (VM).

Jesús aparecerá como el abogado de ellos, para interceder en su favor ante Dios. “Si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a saber Jesucristo el justo.” 1 Juan 2:1. “Porque no entró Cristo en un lugar santo hecho de mano, que es una mera representación del verdadero, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora delante de Dios por nosotros.” “Por lo cual también, puede salvar hasta lo sumo a los que se acercan a Dios por medio de él, viviendo siempre para interceder por ellos.” Hebreos 9:24; 7:25 (VM).

A todos los que se hayan arrepentido verdaderamente de su pecado, y que hayan aceptado con fe la sangre de Cristo como su sacrificio expiatorio, se les ha inscrito el perdón frente a sus nombres en los libros del cielo; como llegaron a ser partícipes de la justicia de Cristo y su carácter está en armonía con la ley de Dios, sus pecados serán borrados, y ellos mismos serán juzgados dignos de la vida eterna. El Señor declara por el profeta Isaías: “Yo, yo soy aquel que borro tus transgresiones a causa de mí mismo, y no me acordaré más de tus pecados.” Isaías 43:25 (VM). Jesús dijo: “El que venciere, será así revestido de ropas blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, sino confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus santos ángeles.” “A todo aquel, pues, que me confesare delante de los hombres, le confesaré yo también delante de mi Padre que está en los cielos. Pero a cualquiera que me negare delante de los hombres, le negaré yo también delante de mi Padre que está en los cielos.” Apocalipsis 3:5; Mateo 10:32, 33 (VM).


 

 

Viernes 31 de octubre // Lección 5                                                                                         

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Lee “El Juicio Investigador”, El conflicto de los siglos, pp. 533-545.

“Dios nos ha reconocido delante de hombres y ángeles como sus hijos: pidámosle ayuda para no deshonrar el ‘buen nombre que fue invocado sobre’ nosotros (Sant. 2:7). Dios nos envía al mundo como sus representantes. En todo acto de la vida, debemos manifestar el nombre de Dios. […] Esto podrá hacerse únicamente cuando aceptemos la gracia y la justicia de Cristo” (DMJ 92).

“La Justicia puede perdonar mediante Cristo sin sacrificar una jota de su excelsa santidad” (CBA 7:947).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:                                   

1. Ghandi resumió el pensamiento de muchos cuando dijo: “Me gusta Cristo, pero no me gustan los cristianos. Los cristianos son muy poco semejantes a Cristo”. ¿Por qué, lamentablemente, no es difícil entender sus razones para decir eso? Y aunque, por supuesto, es fácil mirar lo que otros hicieron en el nombre de Cristo, ¿por qué no nos miramos a nosotros mismos y lo que hemos hecho en el nombre de Jesús? ¿Cuán bien revelamos a Cristo al mundo que nos rodea?

2. Tu iglesia local ¿es un lugar donde la gente se siente valorada y respetada, no importa cuál sea su trasfondo, su condición social, su idiosincrasia, etc.? Si no lo es, ¿qué puedes hacer para producir una diferencia?

3. ¿Cuáles son algunas de las tradiciones y normas sociales en tu país que son contrarias a los principios de la fe bíblica? ¿Cuáles lo son abiertamente, y cuáles son sutiles? Después de identificarlas, ¿de qué forma puedes trascenderlas para que vivas, así, los principios del evangelio y los reveles de modo tal que puedan mostrar a otros que Jesús nos ofrece a todos una mejor manera de vivir?

4. Una cosa es amar al prójimo, pero ¿qué significa amar a Dios? En la clase, analicen qué significa amar a Dios, por qué lo amamos y cómo expresamos ese amor.

5. “La misericordia triunfa sobre el juicio”. ¿Cuál es el significado de esto, en un nivel práctico, cuando tenemos que tratar con quienes nos han hecho daño? ¿Qué clase de equilibrio se necesita aquí?

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