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LECCION 7 – DOMINAR LA LENGUA – PARA EL 15 DE NOVIEMBRE-2014

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Lección 7: Para el 15 de noviembre de 2014

DOMINAR LA LENGUA

Sábado 8 de noviembre__________________________________________

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Santiago 3:1-12; Deuteronomio 6:6, 7; Lucas 9:51-56; Proverbios 16:27; Mateo 7:16-18.

PARA MEMORIZAR:
“Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado” (Mat. 12:37).

LAS PALABRAS TIENEN UN PODER TREMENDO. “La palabra dicha como conviene” (Prov. 25:11) puede afectar las vidas de manera profunda, puede persistir durante días o aun años. Los niños absorben las palabras como esponjas, y en poco tiempo hablan cualquier idioma que escuchan mientras crecen. También es la razón por la que lo que oyen acerca de sí mismos puede anticipar su éxito o su fracaso futuros. Para bien o para mal, la comunicación de los padres se duplica y amplifica en sus hijos.

La palabra escrita también es poderosa, y más duradera. La más poderosa de todas es la Palabra de Dios. Considera: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (Sal. 119:105); y “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti” (Sal. 119:11). Jesús dirigió la atención de sus discípulos de las bendiciones temporales a algo mucho más vital: “Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida” (Juan 6:63).

Las palabras pueden calmar y dar seguridad, o envenenar y contaminar. ¿Cuán a menudo has dicho algo que deseaste poder retirar?

Esta semana veremos que Santiago tiene algunas palabras importantes.

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La lengua es uno de los miembros de nuestro cuerpo que muchas veces descuidamos totalmente. Nuestras iglesias están llenas de problemas por causa del chisme, murmuración y habladurías de parte de miembros de iglesia, incluyendo aún, a los mismos dirigentes de iglesia.

Muchas veces sin dudarlo, borramos de los libros de la iglesia a un miembro de la iglesia por fornicación, adulterio y homicidio, pero nunca borramos a una persona por ser chismoso(a).

La mentira, la murmuración, las calumnias y el chisme; Dios lo compara con la misma   gravedad  del asesinato, adulterio y fornicación. En el tiempo antiguo de Israel; Dios destruyó mas gentes por murmuración que por otro pecado.

De la misma manera que un hijo respondón causa gran tristeza y enojo a sus padres, de la misma manera cuando no controlamos nuestra lengua causamos tristeza y enojo a nuestro Padre Dios.

Dios castiga, sentencia y condena de igual manera a una persona si su pecado es fornicación, adulterio, asesinato, murmuración, mentira ó insulto.

20 Pues me temo que cuando llegue, no os halle tales como quiero, y yo sea hallado de vosotros cual no queréis; que haya entre vosotros contiendas, envidias, iras, divisiones, maledicencias, murmuraciones, soberbias, desórdenes; 21 que cuando vuelva, me humille Dios entre vosotros, y quizá tenga que llorar por muchos de los que antes han pecado, y no se han arrepentido de la inmundicia y fornicación y lascivia que han cometido. 2 Corintios

10 para los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana doctrina,1 Timoteo 1:

Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno. Santiago 3

Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda. Apocalipsis 21

Que estricto será el juicio celestial sobre el manejo de nuestras palabras. Hay un dicho muy interesante que se usa en los juicios que se celebran en las cortes de la tierra, y éste dicho realmente es un versículo de la Biblia, que pronunció Jesús y dice: «Por las palabras habladas; la persona será justificada ó condenada»  Cualquier palabra mal dicha ó pronunciada descuidadamente, testificará en contra del humano en el día del juicio. Dios no sólo escucha lo que hablamos en la iglesia el día Sábado:

La muerte y la vida están en poder de la lengua…    Proverbios 18: 21

Algunas personas salen de su diaria comunión con Dios vestidas con la humildad de Cristo. Sus palabras salen con dulzura de sus labios. Esparcen semillas de amor y de bondad a todo lo largo de su camino, porque Cristo vive en su corazón.—Manuscrito 24, 1887.{NEV 297.2}

La lengua necesita ser educada, disciplinada y entrenada para que hable acerca de las glorias del cielo, para que hable del amor incomparable de Jesús.—Carta 32, 1890.{NEV 297.3}

Hay almas que yerran, y que sienten su vergüenza y su locura. Están hambrientas de recibir palabras de ánimo. Contemplan sus errores y faltas hasta que casi se entregan a la desesperación. En lugar de … reprochar y condenar y quitar el último rayo de esperanza que el Sol de Justicia derrama en sus corazones, que vuestras palabras traigan un bálsamo sanador sobre el alma quebrantada. No seáis como el granizo desolador que golpea y destruye la tierna esperanza que surge en el corazón. No dejéis al alma hambrienta que perezca en su desamparo porque dejasteis de pronunciar palabras tiernas y de aliento.—The Review and Herald, 20 de agosto de 1895, pp. 529, 530.{NEV 297.4}

La elocuencia más persuasiva es la palabra que se habla en amor y simpatía. Tales palabras llevarán luz a las mentes confundidas y esperanza al desanimado, y alumbrarán la perspectiva que tienen por delante. El tiempo en que vivimos exige una energía vital y santificada; pide fervor, celo, y la tierna simpatía y amor; pide palabras que no aumentarán la miseria, sino que inspirarán fe y esperanza. Vamos hacia el hogar, en busca de un país mejor, de un país celestial. En lugar de hablar palabras que causarán resentimiento en los pechos de quienes las oyen, ¿no hablaremos del amor con que Dios nos ama? ¿No procuraremos aliviar los corazones de aquellos que nos rodean mediante palabras de simpatía cristiana?—The Review and Herald, 16 de febrero de 1897.{NEV 297.5}

Aquellos que aman a Jesucristo contemplarán su carácter, meditarán sobre sus palabras, practicarán sus preceptos, y serán misioneros vivientes. Las palabras que pronuncian serán como manzanas de oro con adornos de plata.—Carta 2, 1895.{NEV 297.6}

 


Lección 7 // Domingo 9 de noviembre________________________________

RESPONSABILIDAD

Lee Santiago 3:1. ¿Qué aspecto importante está destacando aquí sobre la responsabilidad?

1 Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación. Santiago 3

Los maestros en la iglesia y en las escuelas cristianas tienen una gran responsabilidad porque moldean las mentes y los corazones de formas que perdurarán por años. Este efecto será un impacto sobre muchos otros más allá de su esfera inmediata de influencia. Cuanto más sepamos, más responsables seremos para utilizar e impartir ese conocimiento.

A la entrada de la biblioteca de Tyndale House, en Cambridge, Inglaterra, hay una placa que le recuerda a cada uno que entra allí: “El temor de Jehová es el principio de la sabiduría” (Prov. 9:10). El hombre no es la medida de todas las cosas, sino Dios. Toda verdadera educación comienza y termina con él. Es triste que, al aumentar el conocimiento, la dependencia de Dios tiende a disminuir. Muchas veces se enseña que la ciencia funciona en forma independiente de Dios. Algunos maestros de teología, al esforzarse por ser creíbles, también usan métodos que dejan poco o nada de espacio a la fe. Como resultado, la fe es expulsada gradualmente de las mentes y los corazones de maestros y de alumnos. Cuando el educar para la eternidad es de máxima importancia para maestros y alumnos por igual, el aprendizaje se convierte en una actividad preciosa e inspiradora.

Pablo también entendió esta responsabilidad porque adiestraba líderes en sus iglesias (Hech. 14:23; compara con Tito 1:5). Le dio instrucciones a Timoteo de guardar el rebaño de Dios de los pastores sin experiencia y poco sabios (ver 1 Tim. 1:3-7; 3:2-6; 6:2-5; 2 Tim. 2:14, 15), porque algunos “están siempre aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad” (2 Tim. 3:7).

23 Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído.  Hechos 14

Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé; Tito 1

Como te rogué que te quedases en Efeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina, ni presten atención a fábulas y genealogías interminables, que acarrean disputas más bien que edificación de Dios que es por fe, así te encargo ahora. Pues el propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida, de las cuales cosas desviándose algunos, se apartaron a vana palabrería, queriendo ser doctores de la ley, sin entender ni lo que hablan ni lo que afirman. 1 Timoteo 1

Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?); no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1 Timoteo 3

Y los que tienen amos creyentes, no los tengan en menos por ser hermanos, sino sírvanles mejor, por cuanto son creyentes y amados los que se benefician de su buen servicio. Esto enseña y exhorta. Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales. 1 Timoteo 6

14 Recuérdales esto, exhortándoles delante del Señor a que no contiendan sobre palabras, lo cual para nada aprovecha, sino que es para perdición de los oyentes. 15 Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad. 2 Timoteo 2

Los padres tienen gran responsabilidad al enseñar a sus hijos, quienes a su vez influirán en otros. Todos nosotros podemos tener una influencia profunda sobre los que nos rodean. Cuán importante es que busquemos la sabiduría de Dios, que él nos ha prometido (Sant. 1:5), y ejerzamos una influencia piadosa. Porque todos nosotros, para bien o para mal, ejercemos influencia sobre otros.

Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Santiago 1

Piensa acerca de quienes influyeron en ti de una manera positiva. ¿Qué hicieron? ¿Cómo te impactó eso? ¿Cómo puedes hacer lo mismo por otros?

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El apóstol Santiago comienza éste capítulo con la palabra familiar y bondadosa de «HERMANOS MIOS», y está presentando una instrucción específica para todos aquellos que están aspirando a ser maestros. La Biblia «Nueva Versión Internacional» dice : «Hermanos míos, no pretendan muchos de ustedes ser maestros» y está presentando el tema que el maestro será juzgado mas estrictamente, que cualquier otra persona.

En la iglesia del Señor hay diferentes grados de responsabilidad, y uno de los más altos grados de responsabilidad lo tienen los maestros.

Los que se jactan de enseñar serán tenidos por responsables de su conducta personal y también por la influencia que tienen sobre otras personas. El maestro que enseña, se espera que tenga más conocimiento que el alumno, si esto así, entonces el maestro conoce mas la voluntad de Dios que el alumno, por lo tanto su conducta tiene que ser mucho mas elevada y mejor que otra persona ya que  posee un elevado conocimiento bíblico.

Muchos maestros padecemos de arrogancia intelectual y espiritual,  Santiago también tiene una exhortación para refrenar éste problema, de otra manera los resultados de la arrogancia de un maestro causa mucho mal a sus alumnos. Santiago está enseñando que aquellos que profesan ser maestros, tienen que dominar sus lenguas.

La verdadera sabiduría hace al hombre humilde, y también enseña al hombre a evitar las disputas, contiendas y envidias.

La boca del justo producirá sabiduría; Mas la lengua perversa será cortada. Prov. 10: 31

Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; Mas la lengua de los sabios es medicina. Proverbios 12: 18

La lengua de los sabios adornará la sabiduría; Mas la boca de los necios hablará sandeces. Proverbios 15 :2

 Al Maestro le ha sido confiada una obra muy importante, una obra a la cual no debe dedicarse sin una preparación cuidadosa y cabal. Debe sentir el carácter sagrado de su vocación, y dedicarse a ella con celo y devoción. Cuanto más conocimiento verdadero tenga, tanto mejor hará su obra. El aula de clase no es lugar para hacer una obra superficial. Ningún maestro que se satisfaga con un conocimiento superficial alcanzará un alto grado de eficiencia. Pero no basta que el maestro posea capacidad natural y cultura intelectual. Estas cosas son indispensables, pero sin una idoneidad espiritual para el trabajo, no está preparado para dedicarse a él. Debe ver en todo alumno la obra de Dios, un candidato para honores inmortales. Debe procurar educar, preparar y disciplinar de tal manera a los jóvenes, que cada uno de ellos pueda alcanzar la alta norma de excelencia a la cual Dios los llama.{CM 218.1}

Tengo un mensaje especial para los padres. Se me encargó comunicarles los estrictos requerimientos de Dios en cada familia. Es menester que padres y madres se reconviertan diariamente en cuanto a traer luz a sus propias familias. Cultiven la amabilidad cristiana en la instrucción de sus hijos. Velen y oren, padres y madres, no sea que entren en tentación. Entreguen sus corazones, mentes y almas al servicio del Señor. No han de ser severos, sino arrodillarse ante el Señor con sus propios corazones enternecidos por su gracia. Conviértanse para que puedan recibir la aprobación del Espíritu Santo. Qué alivio saber que el Señor los ayudará en toda emergencia, puesto que son obreros juntamente con El…{ATO 300.4}


Lunes 10 de noviembre // Lección 7_________________________________

EL PODER DE LA PALABRA

“Porque todos fallamos mucho” (Sant. 3:2, NVI). ¡Qué admisión alentadora, al ver el énfasis de Santiago en la conducta! Pero, nuestro reconocimiento de la necesidad “real” no necesita disminuir nuestra creencia en el ideal de Dios para nosotros como sus representantes.

Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo. Santiago 3

“Si alguien nunca falla en lo que dice, éste es una persona perfecta, capaz también de controlar todo su cuerpo” (vers. 2, NVI). En griego, este condicional implica que es posible no fallar en palabras. No podemos sobreestimar la importancia de las palabras. Los pensamientos llevan a las palabras, y estas conducen a acciones. Las palabras también refuerzan lo que pensamos, e influyen no solo en lo que hacemos sino también en lo que otros hacen. Estamos interconectados por medio del lenguaje.

Esta semana vemos varias ilustraciones del poder de la lengua. Las primeras tres enfatizan cómo algo pequeño puede tener enormes consecuencias: un freno puede manejar un caballo, un timón puede conducir un navío y una chispa puede incendiar un bosque.

¿Qué tipos de palabras positivas encontramos en las Escrituras? Ver Deut. 6:6, 7; 23:23; Sal. 40:3; Prov. 10:20, 21; 12:25; Mal. 2:6, 7; Luc. 4:22; Rom. 10:6-8.

Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Deuteronomio 6

23 Pero lo que hubiere salido de tus labios, lo guardarás y lo cumplirás, conforme lo prometiste a Jehová tu Dios, pagando la ofrenda voluntaria que prometiste con tu boca. Deuteronomio 23

Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, Y confiarán en Jehová. Salmo 40

20 Plata escogida es la lengua del justo; Mas el corazón de los impíos es como nada. 21 Los labios del justo apacientan a muchos, Mas los necios mueren por falta de entendimiento. Proverbios 10

25 La congoja en el corazón del hombre lo abate; Mas la buena palabra lo alegra. Proverbios 12

La ley de verdad estuvo en su boca, e iniquidad no fue hallada en sus labios; en paz y en justicia anduvo conmigo, y a muchos hizo apartar de la iniquidad. Porque los labios del sacerdote han de guardar la sabiduría, y de su boca el pueblo buscará la ley; porque mensajero es de Jehová de los ejércitos. Malaquias 2

22 Y todos daban buen testimonio de él, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es éste el hijo de José? Lucas 4

Pero la justicia que es por la fe dice así: No digas en tu corazón: ¿Quién subirá al cielo? (esto es, para traer abajo a Cristo); o, ¿quién descenderá al abismo? (esto es, para hacer subir a Cristo de entre los muertos). Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: Romanos 10

Los niñitos son impresionables; pero, como los árboles que se endurecen y quedan fijos, los seres humanos resisten más a los cambios con la edad. En un sentido todos somos maestros, sea en la casa o en la iglesia. Por causa del poder de las palabras, es importante que bañemos nuestros pensamientos en la Palabra de Dios temprano cada día. ¿Qué alimenta nuestros pensamientos y palabras: el Espíritu de Dios o alguna otra fuente? No debemos subestimar los grandes cambios que son posibles por medio de la Palabra de Dios (Sal. 33:6; compara con 2 Cor. 4:6).

Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, Y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca. Salomos 33

Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. 2 Corintios 4

Las palabras son tan poderosas que, con solo unas pocas frases, puedes devastar a una persona, tal vez para el resto de su vida. Pero también las palabras positivas pueden elevar a alguien, tal vez por un tiempo similar.

¿Cómo manejarías dinamita si tuvieras que hacerlo? ¿Qué debería decirte tu respuesta acerca de cómo debes tratar con algo aún más poderoso que la dinamita?

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Hay 2 palabras que Santiago enfatiza y que el maestro tiene que tener en cuenta en el estudio de éste día, y las palabras son:  1-«Juicio» y  2-«Fallar»

1- Hay una severo juicio para todo aquel que se la lleva de maestro. Este juicio podría estar basado en Mateo  7: «Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido.» Esto significa que el maestro está obligado a enseñar solamente la verdad y después que ha enseñado solamente la verdad; está obligado a vivir lo que ha enseñado.

Dios espera mucho más de los líderes de la iglesia, y además los hace responsable de la iglesia:

1- Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel; profetiza, y di a los pastores: Así ha dicho Jehová el Señor: !!Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos! ¿No apacientan los pastores a los rebaños? Coméis la grosura, y os vestís de la lana; la engordada degolláis, mas no apacentáis a las ovejas. No fortalecisteis las débiles, ni curasteis la enferma; no vendasteis la perniquebrada, no volvisteis al redil la descarriada, ni buscasteis la perdida, sino que os habéis enseñoreado de ellas con dureza y con violencia. Y andan errantes por falta de pastor, y son presa de todas las fieras del campo, y se han dispersado. Anduvieron perdidas mis ovejas por todos los montes, y en todo collado alto; y en toda la faz de la tierra fueron esparcidas mis ovejas, y no hubo quien las buscase, ni quien preguntase por ellas. Por tanto, pastores, oíd palabra de Jehová: Vivo yo, ha dicho Jehová el Señor, que por cuanto mi rebaño fue para ser robado, y mis ovejas fueron para ser presa de todas las fieras del campo, sin pastor; ni mis pastores buscaron mis ovejas, sino que los pastores se apacentaron a sí mismos, y no apacentaron mis ovejas; por tanto, oh pastores, oíd palabra de Jehová. 10 Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí, yo estoy contra los pastores; y demandaré mis ovejas de su mano, y les haré dejar de apacentar las ovejas; ni los pastores se apacentarán más a sí mismos, pues yo libraré mis ovejas de sus bocas, y no les serán más por comida. Ezequiel 10

Las instrucciones de Dios para todos aquellos que enseñan en la iglesia  culminan con éste principio: «…Por que todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá. Lucas 12: 48

2- «Fallar» – Todos nosotros fallamos en la vida espiritual: «Porque todos ofendemos muchas veces» Lo que Santiago está tratando de decir es: Recuerda; todos estamos expuestos al juicio por que ofendemos ó fallamos muchas veces, pero tú estás mas expuesto al juicio por que encima de todo te la llevas de maestro y estás enseñando.

El talento del habla se dió a fin de ser empleado para beneficiar a todos. Las palabras placenteras y gozosas no cuestan más que las palabras desagradables y malhumoradas. Las palabras duras hieren y lastiman el alma. En esta vida todos tienen dificultades que solucionar. Cada uno se encuentra frente a aflicciones y desilusiones. ¿No llevaremos luz en lugar de oscuridad a las vidas de aquellos con quienes nos relacionamos? ¿No pronunciaremos palabras que ayuden y bendigan? Tales palabras serán una bendición tanto para nosotros como para aquellos a quienes las decimos.{NEV 296.2}

Padres, no permitáis la crítica en vuestro hogar. Enseñad a vuestros hijos a hablar palabras agradables, palabras que lleven luz y alegría. Los ángeles no son atraídos a un hogar donde reina la discordia. Llevad la piedad práctica al hogar. Preparaos vosotros y preparad a vuestros hijos para entrar en la ciudad de Dios. Los ángeles serán vuestros ayudadores. Satanás os tentará, pero no cedáis. No pronunciéis una sola palabra que pueda proporcionarle ventaja al enemigo.—The Review and Herald, 28 de enero de 1904.{NEV 296.3}

Día a día estamos sembrando semillas para la cosecha futura. No podemos ser demasiado cuidadosos con la semilla que sembramos mediante nuestras palabras. A menudo las palabras se pronuncian descuidadamente y se olvidan, pero estas palabras para el bien o para el mal, producirán una cosecha. Sembrad una palabra sin bondad, y dura, y esta semilla, encontrando suelo fértil en la mente de los oyentes, brotará y llevará fruto según su especie. Sembrad una semilla mediante palabras amantes, gentiles y cristianas, y producirán una rica recompensa. Cuidémonos para que no hablemos palabras que no son una bendición sino una maldición. Si sembramos trigo cosecharemos trigo. Si sembramos cizaña, cosecharemos cizaña. Y la cosecha, sea de trigo o de cizaña, será segura y abundante.{NEV 296.4}

“No os engañéis; Dios no puede ser burlado: que todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”. Gálatas 6:7. La cosecha es segura. Ninguna helada la agostará, ningún gusano la destruirá.{NEV 296.5}

Dios pide a sus hijos que cuiden sus palabras.—Manuscrito 99, 1902, pp. 16.{NEV 296.6}


Lección 7 // Martes 11 de noviembre_________________________________

LAS COSAS “PEQUEÑAS” SON LAS GRANDES

Lee Santiago 3:3 al 5. ¿Qué tienen en común estas dos ilustraciones, y cómo se relacionan con la lengua?

He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo. Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere. Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! Santiago 3

Tanto el freno de un caballo como el timón de una embarcación son muy pequeños comparados con lo que controlan. No obstante, con un leve movimiento de la mano, la dirección del caballo o del barco puede cambiar completamente. Del mismo modo, “la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas” (vers. 5). En otras palabras, una palabra, o aun una mirada o un gesto pueden parecer pequeños, pero cada uno puede cambiar a un amigo en un enemigo, o transformar una situación mala en algo bueno. “La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor” (Prov. 15:1). Imagínate un caballo a todo galope o un barco a toda velocidad, pero ambos en la dirección equivocada. Cuanto más rápido va algo, tanto más lejos se aparta de su destino. El mejor curso, entonces, es detenerlo y darlo vuelta tan pronto como sea posible. Lo mismo es cierto de nuestras palabras. Si una conversación va de mal en peor, cuanto más pronto la detengamos, tanto mejor.

Lee Lucas 9:51 al 56. ¿Cuál fue la respuesta de Jesús a la sugerencia de los discípulos? ¿Cuál fue el resultado, y qué lecciones puede darnos esta historia?

51 Cuando se cumplió el tiempo en que él había de ser recibido arriba, afirmó su rostro para ir a Jerusalén. 52 Y envió mensajeros delante de él, los cuales fueron y entraron en una aldea de los samaritanos para hacerle preparativos. 53 Mas no le recibieron, porque su aspecto era como de ir a Jerusalén. 54 Viendo esto sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma? 55 Entonces volviéndose él, los reprendió, diciendo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois; 56 porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas. Y se fueron a otra aldea. Lucas 9

Aunque los discípulos tenían un precedente bíblico para su sugerencia (2 Rey. 1:10, 12), Jesús rechazó la propuesta. Su reprensión alteró dramáticamente la situación. La historia termina indicando que “se fueron a otra aldea” (Luc. 9:56). Jesús transformó el rechazo que sufrió en una aldea samaritana en un aprendizaje para sus seguidores. En el calor del momento, cuando los sentimientos arden y piden que nos defendamos, podemos recordar el ejemplo de Jesús y, en forma figurada, irnos “a otra aldea”.

10 Y Elías respondió y dijo al capitán de cincuenta: Si yo soy varón de Dios, descienda fuego del cielo, y consúmate con tus cincuenta. Y descendió fuego del cielo, que lo consumió a él y a sus cincuenta. 11 Volvió el rey a enviar a él otro capitán de cincuenta con sus cincuenta; y le habló y dijo: Varón de Dios, el rey ha dicho así: Desciende pronto. 12 Y le respondió Elías y dijo: Si yo soy varón de Dios, descienda fuego del cielo, y consúmate con tus cincuenta. Y descendió fuego del cielo, y lo consumió a él y a sus cincuenta. 2 Reyes 1

“Así como las gotas de agua forman un río, las cosas pequeñas forman la vida. La vida es un río sereno, calmo y placentero o es un río agitado, que arroja siempre cieno y barro” (TIMKH 209).

¿Qué cosas “pequeñas” hay en tu vida que pueden no ser tan “pequeñas” al fin?

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Ahora Santiago está fundando un principio básico: «Si puedes controlar lo que dices; tú puedes controlar lo que haces» Este principio tiene dos lados, el primer lado nos recuerda que «todos ofendemos muchas veces»; la mayoría de nuestras fallas diaria, son con las cosas que decimos, y el segundo lado es que nos invita a ser muy cuidadoso en nuestra forma de hablar; ya que lo que decimos influencia la vida de otro para bien ó para mal.

Ahora Santiago introduce  dos instrumentos en su pensamiento; un freno de caballo y un timón de un barco. Interesantemente los dos instrumentos tiene que ver con conducción y dirección.

Los dos instrumentos enfatizan el tamaño exagerado de lo que logran controlar; una pequeña pieza de metal logra controlar al animal más salvaje que posiblemente el hombre halla logrado domesticar; y un pequeño timón logra conducir a un gran barco. Los dos ejemplos representa menos del uno por ciento en tamaño, de lo que logran controlar.

En una autopsia que se realizó a 121 cadáveres, que incluía hombre, mujeres y niños, se llego a la conclusión que la lengua representan una décima parte de un 1% del tamaño del cuerpo humano. Aún siendo tan pequeño este miembro del cuerpo nos puede meter en los mas grandes problemas de nuestras vidas e inclusive podemos llegar a perder la vida, tanto la vida terrenal como la vida eterna, si no lo logramos controlar.

Si deseamos tener pureza y una vida cristiana con elevados principios, aquí encontramos un secreto muy valioso: Comencemos con nuestra lengua.

¿No deberíamos todos nosotros, jóvenes y adultos, aprender a usar en nuestra conversación, el lenguaje de los que serán trasladados al reino de Dios? ¿No debieran ser nuestras palabras, de la clase que nuestro Padre celestial escuche con placer?{VEUC 25.1}

Como cristianos que pretendemos ser, estamos bajo la solemne obligación de revelar la verdad de nuestra profesión por medio de nuestras palabras. La lengua es un miembro pequeño, pero, ¡cuánto bien puede hacer si el corazón es puro! Si damos cabida en el corazón a buenas cosas, si lo abastecemos con la ternura de Cristo, con simpatía, y cortesía, esto se demostrará en las palabras que hablemos y los actos que realicemos. La luz que brilla desde la Palabra de Dios es nuestra guía. Nada puede debilitar tanto a una iglesia, como el uso erróneo del talento del habla. Deshonramos a nuestro Líder, cuando nuestras palabras no son las que debieran salir de los labios de un cristiano. “Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor. Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad”. Filipenses 2:12, 13. La calidad de nuestras obras se demuestra por nuestras palabras. Cuando nuestras palabras y obras armonizan en Cristo, demostramos que estamos consagrados a Dios, perfeccionando la santidad en su temor. A medida que entreguemos a él nuestra alma, cuerpo y espíritu, él obrará en nosotros, tanto el querer como el hacer por su buena voluntad. {VEUC 25.2}

El amor de Cristo en el corazón, se revela por las expresiones de alabanza. Los que están consagrados a Dios lo demostrarán por su conversación santificada. Si tienen corazones puros, sus palabras serán puras, demostrando un principio elevado, que obra en una dirección santificada. La mente quedará absorta en santa contemplación, y habrá un sentido de la presencia de Dios.—The Review and Herald, 18 de enero de 1898.{VEUC 26.1}

 


Miércoles 12 de noviembre // Lección 7_______________________________

CONTROLAR EL DAÑO

Lo experimentamos todos: dijimos algo, y se lo exageró tanto que no lo reconocemos más. Como dice Santiago: “¡Cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!” (Sant. 3:5).

Lee con cuidado Santiago 3:6. ¿Qué enseña acerca de cómo nuestras palabras pueden “contaminar” todo lo que nos rodea? ¿Por qué esto debería hacernos temblar antes de hablar?

Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno. Santiago 3

Aunque el fuego puede simbolizar la purificación (Isa. 4:4; Zac. 13:9), con frecuencia se refiere a la destrucción (ver p. ej., Jos. 6:24; 11:9, 11; 1 Sam. 30:3; Mat. 7:19), incluyendo la destructividad de las palabras imprudentes (Prov. 16:27; 26:21).

Un gran incendio puede comenzar con una chispa, y destruir y asolar con asombrosa rapidez. También las palabras pueden destruir amistades, matrimonios y reputaciones. Pueden entrar en la mente de un niño y arruinar su desarrollo futuro.

El pecado comenzó en la tierra con una pregunta casi inocente (Gén. 3:1). De un modo similar comenzó en el cielo. Lucifer “principió por insinuar dudas acerca de las leyes que gobernaban a los seres celestiales” (PP 16). No es exageración decir que la lengua es “inflamada por el infierno” (Sant. 3:6).

1 Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Genesis 3

Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno.  Santiago 3

Las palabras, una vez pronunciadas, se van para siempre, y no podemos deshacer lo que hemos dicho. Pero deberíamos hacer lo posible para disminuir el daño y corregir lo que podamos. Dar pasos que arreglen cosas también nos ayudará a no repetir el mismo error. Por ejemplo, después de una posterior revelación de Dios, Natán el profeta volvió a David de inmediato para corregir algo que él había dicho (ver 2 Sam. 7:1-17). Pedro lloró amargamente por su negación de Cristo, y más tarde demostró cuán genuino fue su arrepentimiento (Juan 21:15-17).

1 Aconteció que cuando ya el rey habitaba en su casa, después que Jehová le había dado reposo de todos sus enemigos en derredor, dijo el rey al profeta Natán: Mira ahora, yo habito en casa de cedro, y el arca de Dios está entre cortinas. Y Natán dijo al rey: Anda, y haz todo lo que está en tu corazón, porque Jehová está contigo. Aconteció aquella noche, que vino palabra de Jehová a Natán, diciendo: Ve y di a mi siervo David: Así ha dicho Jehová: ¿Tú me has de edificar casa en que yo more? Ciertamente no he habitado en casas desde el día en que saqué a los hijos de Israel de Egipto hasta hoy, sino que he andado en tienda y en tabernáculo. Y en todo cuanto he andado con todos los hijos de Israel, ¿he hablado yo palabra a alguna de las tribus de Israel, a quien haya mandado apacentar a mi pueblo de Israel, diciendo: ¿Por qué no me habéis edificado casa de cedro? Ahora, pues, dirás así a mi siervo David: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueses príncipe sobre mi pueblo, sobre Israel; y he estado contigo en todo cuanto has andado, y delante de ti he destruido a todos tus enemigos, y te he dado nombre grande, como el nombre de los grandes que hay en la tierra. 10 Además, yo fijaré lugar a mi pueblo Israel y lo plantaré, para que habite en su lugar y nunca más sea removido, ni los inicuos le aflijan más, como al principio, 11 desde el día en que puse jueces sobre mi pueblo Israel; y a ti te daré descanso de todos tus enemigos. Asimismo Jehová te hace saber que él te hará casa. 12 Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. 13 El edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino. 14 Yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo. Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres; 15 pero mi misericordia no se apartará de él como la aparté de Saúl, al cual quité de delante de ti. 16 Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente. 17 Conforme a todas estas palabras, y conforme a toda esta visión, así habló Natán a David. 2 Samuel 7

Aunque “ningún hombre puede domar la lengua” (Sant. 3:8), se nos amonesta: “Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engaño” (Sal. 34:13). Solo el Espíritu de Dios puede ayudarnos a mantener el control sobre nuestras palabras (ver Efe. 4:29-32).

29 Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. 30 Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. 31 Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. 32 Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo. Efesios 4

Lee Santiago 3:6 al 8. ¿Por qué estos pensamientos nos hacen ser más cuidadosos al hablar? ¿Cómo podemos aprender a apreciar el poder de nuestras palabras, para el bien o para el mal?

Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno. Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana; pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal.  Santiago 3

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Encontramos que Santiago tiene un estilo de escribir muy imaginativo, hemos encontrado que ha usado las ondas del mar (1:6), la flor de la hierba (1:10), el nacimiento de un niño (1: 15), luces y sombras (1:17), el espejo (1: 23), el freno del caballo y el timón de un barco. Ahora está introduciendo una nueva imagen y es el «fuego».

Si Santiago hubiera comparado la lengua con una hacha, hubiera presentado un ejemplo vivo de la destrucción que una pequeña herramienta puede hacer a un gigante árbol. Pero en vez de presentar una destrucción pequeña , presenta una destrucción masiva a través del fuego. El hacha puede destruir un árbol a la vez, el fuego a pesar que comienza con una pequeña llama puede convertir en un instrumento de destrucción masiva instantáneamente.

En nuestra iglesia los fuegos mas arrazadores son perpetrados por los ancianos de iglesias. Los ancianos de iglesia, por su posición en la iglesia, se dan cuenta de los problemas, los errores, los pecados, las confesiones, y los secretos de los miembros de la iglesia. La mayoría de ancianos de iglesia cometen el «grave», «el gravísimo»,  «el gravisísimo» error de contar eso a sus esposas. Las esposas de los ancianos siempre tienen a amigas de confianza, y en confianza se lo cuentan, las amigas de las esposas de los ancianos, también tienen otras amigas de mucha confianza y en confianza también lo cuenta. Cuando menos se espera la iglesia es consumida por fuegos devastadores que son casi imposibles de apagar. Muchos árboles quedan destruidos, inservibles, estériles ó muertos, por esa tempestad que se desató en la foresta. Es tiempo que las juntas de nombramientos tengan una conciencia y una responsabilidad clara cuando se eligen personas para cargos importantes de la iglesia. Ninguna persona que no pueda controlar la lengua tendría que ser electa para cargos ni de baja ó de alta responsabilidad en la iglesia, hacen mucho mal a la iglesia.

A los ancianos de iglesia se les hace un llamado a desempeñar con rectitud su santo privilegio y su santo llamado, recuerde usted fue elegido como anciano, no su esposa.

Santiago 3: 8 dice que «la lengua no se puede dominar».  El comentario bíblico Adventista aclara mas éste texto y dice que éste texto no significa que la lengua nunca puede ser dominada; lo que éste texto está dando a entender es que la naturaleza pecaminosa del humano carece de poder para dominarla: «El hombre puede domar a los animales, pero no tiene poder para someter a su propia lengua. Este sometimiento sólo es posible por medio de la gracia divina. Santiago reconoce claramente la posibilidad de dominar la lengua (vers.2), y declara que los seguidores de Cristo deben lograr la victoria sobre el habla indisciplinada. (vers. 10)» {Tomo 7, Pag 543}

Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno. Aquí el apóstol está presentando una cadena devastadora de los resultados de una lengua sin control. La primera frase denuncia la multitud de maldad que se encuentra en la lengua que no tiene control. La segunda frase advierte que toda la persona se vuelve corrupta al tener una lengua sin control. La tercera frase agrega la destrucción que la persona sufre en el transcurso de su vida por una lengua sin control. La última frase demuestra el «clímax», de exponer la lengua a la maldad; exponerse al infierno mismo; destrucción eterna. Las cuatro frases juntas, anuncian y denuncian una devastación total.

El don del habla es uno de los grandes dones de Dios. Las palabras son el medio mediante el cual se comunican los pensamientos del corazón. Con las palabras convencemos y persuadimos. Con las palabras consolamos y bendecimos, suavizando el alma magullada y herida. Con las palabras podemos dar a conocer las maravillas de la gracia de Dios. Con la lengua también podemos pronunciar cosas perversas, hablando palabras que muerdan como una víbora. {VEUC 21.2}

La lengua es un miembro pequeño, pero las palabras que formula tienen un gran poder. El Señor declara: “Ningún hombre puede domar la lengua”. Ella ha puesto a nación contra nación, y ha provocado guerras y derramamientos de sangre. Las palabras han encendido fuegos muy difíciles de apagar. También han llevado gozo y alegría a muchos corazones. Y cuando se hablan palabras porque Dios ha dicho “habladles a ellos mis palabras”, muchas veces han sido la causa de que la tristeza se convierta en arrepentimiento.{VEUC 22.1}

De la lengua no santificada, el apóstol Santiago escribe: “La lengua es un fuego, un mundo de maldad. Se halla entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, inflama el curso de la naturaleza, y es inflamada por el infierno”. Satanás pone pensamientos en la mente que el cristiano nunca debiera pronunciar. Los insultos despreciativos, el lenguaje apasionado y amargo, las acusaciones crueles y llenas de sospechas, provienen de él. ¡Cuántas palabras se hablan que dañan al que las dice y a los que las escuchan! Las palabras duras golpean el alma, despertando sus peores pasiones. Los que hacen mal con su lengua, los que siembran discordia mediante palabras egoístas y llenas de celo, entristecen al Espíritu Santo; porque ellas están en pugna con los propósitos de Dios.—The Review and Herald, 12 de mayo de 1910. {VEUC 22.2}

Viendo el apóstol la inclinación a abusar del don de la palabra, nos presenta orientaciones concernientes a su uso. “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca”, dice él, “sino la que sea buena para edificar”. La palabra “corrompida” significa aquí, cualquier palabra que haga una impresión en detrimento de los santos principios y la religión sin mancha; cualquier expresión que pudiera eclipsar la visión de Cristo, y borrar de la mente la verdadera simpatía y el amor. Esto incluye alusiones impuras que, a menos que se resistan inmediatamente, conducen a un gran pecado. A todos se nos ha dado el deber de obstruir el camino a toda comunicación corrupta…{VEUC 23.1}

Guardad bien el talento del habla; porque es un tremendo poder para el mal, así como para el bien. Nunca podrá ser usted demasiado cuidadoso de lo que dice; porque las palabras que usted pronuncia, demuestran cuál es el poder que controla su mente. Si Cristo reina allí, sus palabras revelarán la belleza, la pureza y la fragancia de un carácter amoldado y formado a su voluntad. Pero si usted está bajo la dirección del enemigo de todo lo bueno, sus palabras serán eco de sus sentimientos.{VEUC 23.2}

La Biblia da a conocer claramente la gran responsabilidad que implica el don del habla. “Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado”, declaró Cristo. Y el salmista pregunta: “Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién morará en tu monte santo? El que anda en integridad y hace justicia, y habla verdad en su corazón. El que no calumnia con su lengua, ni hace mal a su prójimo, ni admite reproche alguno contra su vecino. Aquel a cuyos ojos el vil es menospreciado, pero honra a los que temen a Jehová. El que aun jurando en daño suyo, no por eso cambia; quien su dinero no dio a usura, ni contra el inocente admitió cohecho. El que hace estas cosas, no resbalará jamás”. Salmos 15:1-5. {VEUC 23.3}

“Guarda tu lengua de mal, y tus labios de hablar engaño”. Salmos 34:13. La bestia salvaje del bosque puede ser domesticada, “pero ningún hombre puede domar la lengua”. Santiago 3:8. Sólo mediante Cristo podemos ganar la victoria sobre el deseo de hablar palabras precipitadas, faltas de cristianismo. Cuando, mediante su poder, rehusamos pronunciar las palabras que Satanás nos sugiere, la planta de amargura de nuestro corazón, se marchita y muere. El Espíritu Santo puede hacer de la lengua, un sabor de vida para vida.—The Review and Herald, 12 de mayo de 1910.{VEUC 24.1}

 


Lección 7 // Jueves 13 de noviembre_________________________________

BENDECIR Y MALDECIR

Lee Santiago 3:9 al 12. ¿Qué verdad ilustra Santiago con una fuente, una higuera y una vid?

Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. 10 De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. 11 ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga? 12 Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce. Santiago 3

La idea de que tanto bendiciones como maldiciones salen de nuestra boca perturba. ¿Qué decir de ver películas profanas durante la semana, y asistir a la iglesia el sábado para escuchar la Palabra de Dios? ¿Qué decir de alguien que habla las hermosas palabras de Jesús solamente para más tarde oírle contar cuentos inmorales? Estas imágenes nos perturban espiritualmente, ya que son contrarias a lo que sabemos que es correcto. ¿La misma boca que alaba a Dios más tarde habla en forma profana? ¿Qué tiene de malo este contraste?

Santiago usa la imagen de un manantial. La calidad del agua depende de su fuente, y la raíz determina el fruto (compara con Mat. 7:16-18). También, si la Palabra de Dios está implantada en nosotros, su obra será evidente en nuestra vida. Comprender esta verdad nos libera de querer “demostrar” nuestra fe. La religión pura se arraiga en la fe, y se autentica por sí misma, así como una fuente de agua pura no necesita otra prueba que la del agua que fluye de ella.

16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? 17 Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. 18 No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Mateo 7

Pero, al mismo tiempo, uno podría preguntar: Si fuéramos a calificar a ciertos seguidores de Dios en los momentos bajos de su experiencia (Moisés cuando mata al egipcio, David y Betsabé, etc.), ¿no podríamos poner en duda su profesión?

Por supuesto, la voluntad de Dios es que no pequemos (1 Juan 2:1). Sin embargo, desde la caída de Adán y Eva, Dios ha hecho provisión para perdonar los pecados, basada en la fe en el Sacrificio prometido (compara con Sal. 32:1, 2). No obstante, el pecado trae tristeza, mientras que la obediencia trae bendiciones. Moisés pasó cuarenta años cuidando ovejas, desaprendiendo el adiestramiento que lo llevó a matar; David sufrió la muerte del hijo de Betsabé, y tuvo una familia dividida hasta el fin de su vida. Es cierto, nuestros pecados pueden ser perdonados; pero las consecuencias de esos pecados pueden permanecer, y a menudo con resultados devastadores no solo para nosotros sino también para otros. Cuánto mejor es orar pidiendo el poder de la victoria que tener que pedir perdón, y rogar que el daño pueda ser controlado.

1 Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. 1 Juan 2

1 Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, Salmos 32

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El apóstol ahora nos habla de los resultados contradictorios de una lengua ingobernable: Bendecir y maldecir. La misma lengua que alaba a Dios con himnos, también se usa para entonar canciones mundanales; la misma lengua que bendice y alaba a Dios en la iglesia los días Sábados, también maldice a su prójimo en los días de semana, de ésta manera nuestra alabanza a Dios se vuelve contradictoria e hipócrita.  ¿Porqué es contradictoria?

1- Al «SER» que nosotros alabamos es nada menos que nuestro Padre Celestial, Santiago está denotando la grandeza de nuestro Dios.

2-Las personas que maldecimos están creadas a forma y semejanza de Dios.

3-Por lo tanto si maldecimos a nuestro semejante que es imagen y semejanza de Dios, nos ponemos en contra de la grandeza de Dios y nuestra alabanza no tiene validez.

Estos principios tienen implicaciones grandes en nuestros tiempos modernos. Nos ordena tratar con respeto y dignidad a los niños, a los pobres, a los necesitados, a los enfermos, a los humildes, a los ignorantes y a los ancianos. Es una gran hipocresía alabar a Dios con himnos y alabanzas en nuestros cultos religiosos, y en el resto de la semana abusamos a nuestro prójimo insultándolos, maldiciéndolos, ridiculizándolos y atacándolos con chismes y falsos testimonios.

Este serio problema de escuchar maldiciones y bendiciones de la misma lengua no hace sentido lógico y moral desde el punto de vista teológico del apóstol Santiago y por lo consiguiente de Dios.

¿Se ha dado cuenta que muchas veces venimos a la iglesia a tener conversaciones impuras? Muchas veces usamos la iglesia, como un lugar común y apropiado para hablar, criticar y ridiculizar a otros.

¿Se ha dado cuenta que la iglesia es el lugar mas común que usamos para acusar a otros de malas acciones ó intenciones, cuando estas personas están tratando de hacer lo mejor para Dios?

¿Se ha dado cuenta que la iglesia es el lugar donde tenemos las mas encarnizadas contiendas, cuando se hacen cosas en las cuales nosotros no estamos de acuerdo?

Y el colmo de los colmos es que algunos nos atrevemos hasta usar el púlpito para llevar a cabo campañas de venganza, desacredito y ridiculización a las personas que no simpatizan muy bien con nosotros.

¿Se ha dado cuenta que muchas veces cantamos en la iglesia el himno «alabadle fiel Salvador Compasivo» y cuando salimos de la iglesia, salimos furiosos ó indignados con el predicador ó con otro hermano de la iglesia? ¿Se ha dado cuenta que muchas veces es al contrario, otros hermanos salen furiosos por culpa nuestra?

¿Ahora podemos entender porqué Dios compara la gravedad del pecado de una lengua ingobernable con la misma gravedad del pecado del adulterio, la fornicación y el asesinato?

A los que alabamos a Dios en la iglesia el día Sábado, pero en la semana abusamos verbalmente de nuestro prójimo en la casa ó en el trabajo: Santiago nos dice: -Purifiquen sus lenguas.

A las personas que decimos: -Yo se que hablo mas de la cuenta- y encima nos reímos de éste mal, Santiago nos dice: -Se pronto para escuchar y tardo para hablar-.

A las personas que decimos: -Yo siempre hablo lo que pienso le duela a quien la duela, Santiago nos dice: -Disciplina tu manera de hablar-.

A las personas que decimos: – Yo se que me gusta el chisme, no está bién pero paso entretenida, Santiago nos dice: -Controla tu lengua-

A las personas que tenemos el hábito de insultar, ridiculizar ó ser sarcástico con los demás, Santiago nos dice: – Cambia tus hábitos para hablar.-

Santiago nos dice:

Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.

17 Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación. Capítulo 1

La influencia que más debe temer la iglesia no es la de los opositores abiertos, infieles y blasfemos, sino la de los miembros profesos de Cristo que son inconsecuentes. Estos son los que impiden la llegada de las bendiciones del Dios de Israel y traen debilidad a la iglesia, una mancha que no es fácil de quitar.{CV 119.4}

El cristianismo no es sólo para ser lucido el sábado y desplegado en el templo; es para cada día de la semana y para cada lugar. Sus exigencias deben reconocerse en el taller, en el hogar, y en las transacciones comerciales con los hermanos y con el mundo…{CV 119.5}

 Cuando el corazón ha sido renovado por el Espíritu de Dios, el hecho se revela en la vida. Si bien no podemos hacer cosa alguna para cambiar nuestro corazón, ni para ponernos en armonía con Dios; si bien no debemos confiar para nada en nosotros mismos ni en nuestras buenas obras, nuestra vida demostrará si la gracia de Dios mora en nosotros. Se notará un cambio en el carácter, en las costumbres y ocupaciones. El contraste entre lo que eran antes y lo que son ahora será muy claro e inequívoco. El carácter se da a conocer, no por las obras buenas o malas que de vez en cuando se ejecuten, sino por la tendencia de las palabras y de los actos habituales en la vida diaria. {CC 57.3}

Es cierto que puede haber una conducta externa correcta sin el poder renovador de Cristo. El amor a la influencia y el deseo de ser estimado por los demás pueden producir una vida bien ordenada. El respeto propio puede impulsarnos a evitar las apariencias de mal. Un corazón egoísta puede realizar actos de generosidad. ¿De qué medio nos valdremos, entonces, para saber de parte de quién estamos?{CC 58.1}

¿Quién posee nuestro corazón? ¿Con quién están nuestros pensamientos? ¿De quién nos gusta hablar? ¿Para quién son nuestros más ardientes afectos y nuestras mejores energías? Si somos de Cristo, nuestros pensamientos están con El y le dedicamos nuestras más gratas reflexiones. Le hemos consagrado todo lo que tenemos y somos. Anhelamos ser semejantes a El, tener su Espíritu, hacer su voluntad y agradarle en todo.{CC 58.2}


Viernes 14 de noviembre // Lección 7_____________________________

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Lee acerca del poder del habla en “El habla”, Palabras de vida del gran Maestro, pp. 370-374, y comparte los puntos que te impresionaron con tu clase de Escuela Sabática.

“Cuando estamos en compañía de aquellos que se permiten una conversación frívola, es nuestro deber cambiar, si es posible, el tema. Con la ayuda de la gracia de Dios, deberíamos tranquilamente dejar caer una palabra o introducir un tema que cambie el giro de la conversación hacia un cauce provechoso. […]

“Necesitamos hablar mucho más de lo que solemos de los capítulos pre- ciosos de nuestra experiencia. Deberíamos hablar de la misericordia y la amante bondad de Dios, de la incomparable profundidad del amor del Salvador. Nuestras palabras deberían ser palabras de alabanza y agradecimiento. Si la mente y el corazón están llenos del amor de Dios, este se revelará en la conversación. No será asunto difícil impartir aquello que forma parte de nuestra vida espiritual. Los grandes pensamientos, las nobles aspiraciones, las claras percepciones de la verdad, los propósitos altruistas, los anhelos de piedad y santidad, llevarán fruto en palabras que revelarán el carácter del tesoro del corazón. Cuando Cristo sea así revelado por nuestras palabras, estas poseerán poder para ganar almas para él” (PVGM 272, 273).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

1. El problema con las palabras es que, para la mayoría de nosotros, salen muy fácilmente. Además, muy a menudo salen casi antes de haber tenido la posibilidad de pensar acerca de lo que estamos diciendo. Por cuanto esto es cierto, ¿cómo podemos aprender a pensar con cuidado antes de abrir nuestras bocas?

2. Piensa en el poder de tus palabras sobre ti mismo. Haz este experimento: habla conscientemente a otros, tanto como puedas, acerca de lo que Dios ha hecho en tu vida, cuánto te ha bendecido, cómo te ayudó a salir de las pruebas, etc. Haz esto aunque sea por un solo día, y luego hazte la pregunta: ¿De qué forma esto ha impactado mi fe?

3. ¿Qué crees que revelan tus palabras a otros acerca de lo que sucede en tu corazón? ¿Podrían estar revelando más de lo que te gustaría creer? Si registraras todas tus palabras habladas en un solo día, y luego escucharas la grabación, ¿qué revelarían acerca de ti?

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