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Toda información dada en éste documento es tomada de la bastedad de libros que la Iglesia Adventista tiene disponible gratuitamente para el público en general, en Ingles y Español.
A éste documento también se le agrega otras informaciones de otros libros, que también se encuentran disponible en el internet para el uso del público en general.
Aquí no le estamos presentando una nueva luz, nuestro trabajo es sencillamente recopilar información, y presentarla en un lenguaje sencillo y entendible, para que se le haga mas fácil al maestro de Escuela Sabática comprender y prepararse mejor para impartir la lección de Escuela Sabática.
Deseamos compartir con ustedes los tópicos de las lecciones de los próximos años.
4 trimestres por año
2015: (1)»Proverbios» (2)»El Libro de Lucas» (3)»Misioneros» (4) «Jeremías»
2016: (1)»La Gran Controversia» (2)»El libro de Mateo» (3)»El Papel de la Iglesia en la Comunidad» (4) «Job»
2017: (1)»El Espíritu Santo y la Espiritualidad» (2)»1ra y 2da de Pedro» (3)»Unidad en Cristo» (4)»Asuntos de Justicia Social»
2018: (1)»Mayordomía» (2) «Preparación para los Días Finales» (3)»El libro de los Hechos» (4)»El Libro de Apocalipsis»
2019: (1)»Esdras-Nehemías»; (2)»El Libro de Daniel»; (3)»Romanos»; (4)»Como interpretar las escrituras»
Recordamos a los hermanos que ésta información está sujeta a cambios.
Lección 9: Para el 29 de noviembre de 2014
UN LEGISLADOR Y JUEZ
Sábado 22 de noviembre ________
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Santiago 4:11-17; Hechos 17:11; Hebreos 4:15, 16; Lucas 12:13-21; Eclesiastés 2:15-19; Tito 2:14.
PARA MEMORIZAR:
“Uno solo es el dador de la ley, que puede salvar y perder; pero tú, ¿quién eres para que juzgues a otro? (Sant. 4:12).
NUESTRA ACTITUD HACIA LA LEY, sea la de Dios o las leyes humanas, afecta cómo nos relacionamos con otros y aun con Dios mismo. ¿Has notado que a veces los ricos y famosos actúan como si estuvieran por encima de la ley? Aun algunos que hacen las leyes buscan maneras de escribir esas leyes para su provecho personal. La falta de respeto a las leyes puede incluir la falta de respeto a las personas, porque las leyes gobiernan nuestras relaciones mutuas.
Otras personas, cuya actitud hacia la ley es rígida e inflexible, pueden también tener dificultades en sus relaciones interpersonales. Más aún, nuestro concepto de la ley depende del grado de respeto que tenemos por la sabiduría de los legisladores y de la equidad de sus leyes.
La lección de esta semana comienza con una mirada a la Ley, pero luego nos lleva a ciertas palabras importantes acerca de una forma de arrogancia y de autodependencia que tal vez no percibamos, pero se nos advierte que eso es pecado, una violación de la Ley de Dios. En realidad, en Santiago se nos anima a mirar de otra manera el pecado.
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Lección 9 // Domingo 23 de noviembre______________________________
¿CRÍTICAS O DISCERNIMIENTO?
“Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez” (Sant. 4:11). ¿De qué modo juzgar a otros equivale a juzgar la ley?
La frase inicial del versículo 11 se puede traducir literalmente como “hablar en contra de” y podría incluir varios pecados del habla, incluyendo la calumnia, el falso testimonio, y palabras airadas (ver Lev. 19:15-18). Santiago parece usar aquí un lenguaje más suave que en el capítulo 3; pero, las implicaciones de hablar contra el hermano parecen más serias, pues pone en duda la Ley misma. Al ponernos como jueces, ignoramos nuestras propias debilidades (ver Mat. 7:1-3) y nos centramos en los errores de otro, como si estuviéramos fuera de la Ley o por encima de ella. Con esto también dejamos de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos (Lev. 19:18). De este modo, no estamos guardando la Ley.
1 No juzguéis, para que no seáis juzgados. 2 Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido. 3 ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? Mateo 7
18 No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová. Levitico 19
Sin embargo, aunque no deberíamos juzgar a otros, necesitamos aprender a tener discernimiento espiritual.
Identifica las áreas en las que se necesita el discernimiento espiritual, en los siguientes pasajes: Hech. 17:11; 1 Cor. 6:1-5; 2 Cor. 13:5; Fil. 1:9; 1 Juan 4:1; Gál. 6:1.
11 Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así. Hechos 17
1 ¿Osa alguno de vosotros, cuando tiene algo contra otro, ir a juicio delante de los injustos, y no delante de los santos? 2 ¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar cosas muy pequeñas? 3 ¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta vida? 4 Si, pues, tenéis juicios sobre cosas de esta vida, ¿ponéis para juzgar a los que son de menor estima en la iglesia? 5 Para avergonzaros lo digo. ¿Pues qué, no hay entre vosotros sabio, ni aun uno, que pueda juzgar entre sus hermanos, 1 Corintios 6
5 Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados? 2 Corintios 13
9 Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo conocimiento, Filipenses 1
1 Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. 1 Juan 4
1 Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Gálatas 6
Debemos comparar lo que la gente enseña y predica con la Palabra de Dios. También debemos, si es posible, animar a los feligreses a resolver sus diferencias entre ellos en lugar de ir a los tribunales, donde los jueces pueden estar guiados por la Palabra de Dios, o no. Pero, más importante, debemos examinarnos a nosotros mismos en cuanto a nuestra relación de fe, y si lo que contemplamos es elevador y excelente o perjudicial para nuestra experiencia espiritual.
Es muy fácil criticar y juzgar a otros, especialmente cuando hacen cosas que no nos gustan. ¿Cómo podemos saber si hemos cruzado la línea entre el discernimiento espiritual y poner en tela de juicio la Ley de Dios?
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La palabra griega KATALALEO, en español podría traducirse como MURMURACION; significa hablar en contra de una persona en forma destructiva. Esto incluye ataques verbales, hablar a sus espaldas y falsas acusaciones.
El apóstol Santiago habla de dos verbos; el primer verbo es murmurar e inmediatamente agrega el segundo verbo que es juzgar. El verbo juzgar se constituye en el centro de éste tema.
Hay tres razones por las que nosotros no podemos juzgar a nuestros hermanos:
1- Razón: Por que somos hermanos. Debido a que los cristianos somos hermanos, no podemos murmurar ó hablar en contra de ninguno de ellos. Si no podemos hablar en bien de ellos, es mejor que no digamos absolutamente nada. No podemos encontrar placer en exponer los errores de nadie divulgando cosas que son secretas, no podemos exagerar los errores de nadie presentando de esa manera una imagen falsa y mucho menos podemos inventar historias dañando de esa manera la reputación de persona inocentes.
2- Razón por la cual no podemos juzgar a nuestros hermanos es por que al hacerlo juzgamos la ley. ¿Cómo es posible que juzgamos la ley? Santiago dice que nosotros somos «hacedores de la ley» en pocas palabras somos guardadores de la ley. Cuando aceptamos la gracia de Dios, nos ponemos voluntariamente bajo la ley de Cristo que es una ley de amor y misericordia. Cuando juzgamos a nuestros hermanos en vez de ser misericordiosos con ellos, nos colocamos como jueces arriba de la ley. Al colocarnos como jueces sobre la ley, despreciamos la ley, ya que dejamos de ser guardadores, tomando el papel de jueces que solo le corresponde a Dios. En el antiguo testamento se nos dice: 16 No andarás chismeando entre tu pueblo… Levítico 19 y en el Nuevo Testamento se nos dice: No juzguéis, para que no seáis juzgados. Mateo 7 La Biblia dice: «La ley de Jehová es perfecta» Si alguien ha quebrantado esa ley perfecta, tiene que ser juzgado por el dador de la ley, que es un Dios perfecto. Nosotros no los podemos juzgar, por que somos imperfectos y también somos quebrantadores de la ley. Todos aquellos que estamos prestos para servir de jueces, somos los que mas fallamos en la obediencia a la ley.
3- Razón por la cual no podemos juzgar a nuestros hermanos: Dios es el dador de la ley, Dueño de la ley y también el Juez. Dios se ha reservado para él y él solo, el derecho y el poder de dictar la sentencia final sobre aquellos que quebrantamos la ley. Cuando juzgamos a otra persona estamos tratando de tomar el puesto de Dios; estamos intentando estar en el control, así como Dios está en el control. Este ha sido el deseo de rebelión del hombre desde que la serpiente le dijo a Eva: «…el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.» Nuestro pecado de juzgar, es un atentado no solamente de ponernos arriba de la ley, sino de ponernos arriba del Dador de la ley.
Lunes 24 de noviembre // Lección 9
EL LEGISLADOR ES JUEZ
Todas las leyes del Antiguo Testamento provienen de Jesús. A veces se las llama las leyes de Moisés porque él las transmitió (2 Crón. 33:8; Neh. 10:29), pero Jesús fue quien guio a los israelitas por el desierto y pronunció los Diez Mandamientos en el monte Sinaí (ver 1 Cor. 10:1-4). En el Sermón del Monte, Jesús clarificó y amplió la Ley. El “Verbo fue hecho carne” (Juan 1:14), y por su Palabra seremos juzgados (Juan 12:48).
Lee Santiago 4:12. ¿Qué nos enseñan los siguientes versículos acerca de Jesús como nuestro Juez? Isa. 33:22; 11:1-5; Heb. 4:15, 16; Apoc. 19:11-16.
12 Uno solo es el dador de la ley, que puede salvar y perder; pero tú, ¿quién eres para que juzgues a otro? Santiago 4
22 Porque Jehová es nuestro juez, Jehová es nuestro legislador, Jehová es nuestro Rey; él mismo nos salvará. Isaias 33
1 Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces. 2 Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová. 3 Y le hará entender diligente en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos, ni arg:uirá por lo que oigan sus oídos; 4 sino que juzgará con justicia a los pobres, y arg:uirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío. 5 Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura. Isaias 11
15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. 16 Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. Hebreos 4
11 Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. 12 Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. 13 Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS. 14 Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos. 15 De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. 16 Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES. Apocalipsis 19
Solo alguien que conoce muy bien la ley tiene la capacidad de juzgar si esta ha sido transgredida o no. Los legisladores estudian durante muchos años antes de rendir los exámenes finales de su carrera, que prueban si están listos para comenzar a practicar abogacía. Los escribas en el tiempo de Jesús (muchos de ellos eran fariseos) estudiaban diligentemente, y no solo las leyes de Moisés sino también las tradiciones legales acumuladas. El hecho de que Jesús no estuviera de acuerdo con muchas de esas tradiciones resultó en conflictos serios con los dirigentes. Pero, como él dio esas leyes, estaba bien capacitado para explicar lo que significaban y evaluar si se las había transgredido o no. Así, cuando venga otra vez, dará su recompensa a todos de acuerdo con sus obras (Apoc. 22:12). Además, al tomar la naturaleza humana, vivir una vida sin pecado, morir en nuestro lugar y levantarse victorioso sobre la muerte, Jesús puede salvarnos del pecado.
12 He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra. Apocalipsis 22
“Dios encomendó todo el juicio al Hijo porque sin duda él es Dios manifestado en carne.
“Dios decidió que el Príncipe de los sufrientes entre los humanos fuera el Juez de todo el mundo. El que vino desde las cortes celestiales a salvar al hombre de la muerte eterna […] el que se sometió a comparecer ante un tribunal terrenal y sufrió la ignominiosa muerte de cruz, solo él ha de pronunciar la sentencia que determine la recompensa o el castigo” (MSV 339). Tanto como Dador de la Ley como Salvador, Cristo está bien capacitado para ser nuestro Juez.
Recibiremos castigo o recompensa, uno u otra. ¿Cuál es nuestra única esperanza para la recompensa?
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En el mundo encontramos diversas leyes, entre las más comunes tenemos: Leyes marinas, leyes de bancarrota, leyes de negocios, leyes de derechos civiles, leyes criminales, leyes de entretenimiento, leyes del medio ambiente, leyes de la familia, leyes de salud, leyes de migración, leyes de propiedad intelectual, leyes laborales, leyes militares, leyes de daños personales, leyes de bienes y raíces, leyes de impuestos, ETC. Todas éstas leyes son hechas por humanos con el propósito de poner orden y respeto en la tierra. Pero de todas éstas leyes, tenemos una ley suprema y su dueño ó dador de ésta ley es un Dios supremo. Es una ley especial, por que abarca todo nuestro mundo, todos los países, todas las razas, todos los idiomas, todas las edades, todas las materias, todos los problemas; es una ley para la conciencia.
En la dieta de Wittenberg, Alemania; en el tiempo de Martín Lutero, los príncipes alemanes crearon un pensamiento, grandioso, profundo, universal, por que no decirlo inspirado divinamente, y el pensamiento fue: «En asuntos de conciencia no hay mayoría» La ley de Dios, es una ley para la mayoría, es una ley dictada a la conciencia, nadie se escapa de ésta ley, nadie se puede esconder de ésta ley, ni tampoco nadie se puede esconder de su Creador.
El derecho que tiene Dios sobre su ley es incuestionable, tiene el poder para en forzar la ley, tiene poder para salvar y para perder, tiene el poder para premiar al que observa fielmente su ley y también tiene el poder para destruir al quebrantador de su ley.
Dios es perfecto, su ley es perfecta y su juicio es perfecto.
Así como Santiago ha advertido en contra de muchos «maestros», ahora está advirtiendo en contra de muchos «jueces». Es tiempo que paremos de hablar de nuestros hermanos, de censurarlos y de condenarlos. Es suficiente con la ley suprema de Dios, que nos juzga a todos los humanos. Es tiempo que paremos de poner nuestras propias medidas, nociones u opiniones para dirigir ó juzgar a otros, para eso está la ley perfecta, con su Dueño perfecto, que nos juzga perfectamente.
El Hijo de Dios habló a Moisés desde la cumbre de la montaña. Dios hizo de las rocas su santuario. Su templo eran las colinas eternas. El divino Legislador descendió sobre la rocosa montaña para pronunciar su ley a oídos de todo el pueblo, a fin de que sus hijos pudieran ser impresionados por la grandiosa y pavorosa exhibición de su poder y gloria, y temiesen transgredir su mandamiento. Dios pronunció su ley en medio de truenos y relámpagos y la espesa nube que estaba en la cumbre de la montaña, y su voz era como voz de trompeta de gran intensidad. La ley de Jehová no podía ser cambiada, y las tablas en las cuales él escribió la ley eran de sólida piedra, lo cual simbolizaba la inmutabilidad de sus preceptos. El rocoso Horeb llegó a ser un lugar sagrado para todos los que amaban y reverenciaban la ley de Dios. {ECFP 72.3}
A Cristo le ha sido entregado todo el juicio, porque es el Hijo del Hombre. Nada escapa a su conocimiento. No importa cuán elevada sea la jerarquía y cuán grande sea el poder de los apóstatas espirituales, Uno más alto y mayor ha llevado el pecado de todo el mundo. Es infinito en justicia, en bondad y en verdad. Tiene poder para resistir a los principados, a las potestades y a las huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Armado y equipado como el Capitán de las huestes del Señor, viene al frente en defensa de su pueblo. Su justicia cubre a todos los que lo aman y confían en él. Como General de los ejércitos preside a la hueste celestial para que esté como un muro de fuego alrededor de su pueblo. Únicamente él es juez de la justicia de ellos, porque los creó y los redimió a un precio infinito para él. El velará para que la obediencia a los mandamientos de Dios sea recompensada y los transgresores reciban [el pago] de acuerdo con sus obras.—Comentario Bíblico Adventista 5:1108-1109.{EJ 342.4}
Y Dios “le ha dado potestad de ejecutar juicio, por cuanto él es Hijo del hombre.”10 Porque gustó las mismas heces de la aflicción y tentación humanas, y comprende las debilidades y los pecados de los hombres; porque en nuestro favor resistió victoriosamente las tentaciones de Satanás y tratará justa y tiernamente con las almas por cuya salvación fué derramada su sangre, por todo esto, el Hijo del hombre ha sido designado para ejecutar el juicio.{DTG 181.1}
Lección 9 // Martes 25 de noviembre________________________________
PLANES ANTICIPADOS
Lee Santiago 4:13. (Comparar con Lucas 12:13-21.) ¿Cómo hacemos para realizar una planificación equilibrada y prudente para el futuro, y aun así vivir cada día con la esperanza del inminente regreso de Cristo? ¿Cómo podemos evitar la trampa de construir meramente “galpones” más grandes?
13 !Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; Santiago 4
13 Le dijo uno de la multitud: Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia. 14 Mas él le dijo: Hombre, ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor? 15 Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. 16 También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. 17 Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? 18 Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; 19 y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. 20 Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? 21 Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios. Lucas 12
Es razonable planificar con un año de anticipación, o más. Los negocios generalmente tienen planes de corto alcance, de medio y de largo plazo. Las personas y las familias necesitan ahorrar para el futuro y hacer provisión para gastos inesperados. Por otro lado, también creemos que Jesús viene pronto y que, algún día, todas nuestras posesiones terrenales serán consumidas por las llamas (ver 2 Ped. 3:10-12).
Estos dos enfoques de la vida no están necesariamente en conflicto. Alguien dijo: “Haz planes como si Cristo no volviera por años, pero vive cada día como si Cristo viniera mañana”. Esto es bueno, aunque los planes de largo alcance hacen difícil tomar un día a la vez. Muchos de los oyentes de Jesús (y muchos cristianos hoy) considerarían que el hombre rico que decidió construir galpones más grandes era próspero porque Dios lo bendecía. Pero Jesús nos revela los pensamientos interiores del hombre: “Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate” (Luc. 12:19). Es decir, su preocupación general era hacer tesoros para sí mismo.
Pero es más importante que en vez de hacer planes muy específicos, “deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello” (Sant. 4:15). Esto significa algo más que añadir “s.D.q.” al final de nuestros planes (si Dios quiere). Significa que debemos someter todos nuestros planes a Dios. Debemos orar: “Dios, quiero conocer tu voluntad. Si no te agradan estos planes, por favor muéstramelo”. Entonces, si nuestros planes no son buenos, Dios nos mostrará eso, siempre que estemos atentos y dispuestos a corregirlos, o aun a cambiarlos enteramente.
Lee otra vez Santiago 4:13. Aunque superficialmente no parece haber nada de malo en lo que se dice, obviamente hay un problema: no en lo que la gente quiere hacer, sino en su actitud hacia ello. ¿Cómo podemos ser cuidadosos para no caer en esa misma actitud, aun inconscientemente?
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El apóstol después que reprobó a los que andan juzgando y condenando a los hermanos, ahora reprueba a ese grupo de personas que no toma a Dios en cuenta para los planes terrenales.
Una vida que depende profundamente de Dios, va más allá de las palabras que decimos. Sería un error creer que sólo por el acto de decir «si el Señor quiere», va a llenar el requerimiento bíblico de la dependencia de Dios en nuestras vidas. Encontramos muchas personas que tienen expresiones como las que siguen: «Si Dios quiere», «Si Dios o permite», ó «primero Dios». El simple acto de repetir ésta expresión mecánicamente, no nos hace dependiente de Dios. La única forma que ésta expresión trabaja es cuando la tomamos profunda y honestamente en los planes que hacemos para nuestras vidas..
El acto de hacer planes para el futuro corto ó el futuro a largo plazo, no tiene nada de malo, el gran problema es cuando hacemos éste tipo de planes sin acordarnos que nuestras vidas dependen de la providencia de Dios.
Cuando hacemos estos planes sin contar con el permiso ó consentimiento de Dios, damos la impresión que somos auto-suficientes, y la autosuficiencia es el ingrediente perfecto para elevar el orgullo y para menospreciar la gracia y la bondad de Dios.
Tenemos que observar: 1-Con cuanta facilidad los humanos dejamos a Dios fuera de nuestros planes, cuando nos proponemos alguna meta aquí en la tierra. Pareciera que las cosas terrenales tiene el extraño poder de aumentar nuestra distancia de Dios. 2-Tenemos una mente llena de visiones y metas. Con mucha felicidad y alegría nos prometemos a nosotros mismos y a nuestras familias y amigos, cosas que vamos a hacer y disfrutar en el tiempo futuro, cuando no estamos seguros del tiempo de vida que nos queda en la tierra. 3- Que vano es planear cosas para el futuro sin contar ó depender de la providencia de Dios.
El pecado de la auto-suficiencia es un pecado muy serio entre nosotros los humanos.
El pecado de la auto-suficiencia nos lleva a negar la gracia y la autoridad de Dios, creyendo que nosotros estamos al control de los eventos y no Dios.
“La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz”. Mateo 6:22. Si el ojo es bueno, si se lo dirige hacia el cielo, la luz del cielo inundará el alma, y las cosas terrenas parecerán insignificantes y sin atractivo. Cambiarán los propósitos del corazón y se atenderá la amonestación de Jesús. Haremos nuestro tesoro en el cielo. Nuestros pensamientos se fijarán en las grandes recompensas de la eternidad. Todos nuestros planes los haremos con referencia a la vida futura e inmortal. Nos sentiremos atraídos hacia nuestro tesoro. No nos ocuparemos de nuestros intereses mundanos, pero en todas nuestras empresas nos formularemos esta pregunta silenciosa: “Señor, ¿qué quieres que haga?” La religión de la Biblia estará entretejida en nuestra vida diaria. {CMC 356.3}
Son muchos los que, al idear planes para un brillante porvenir, fracasan completamente. Dejad que Dios haga planes para vosotros. Como niños, confiad en la dirección de Aquel que “guarda los pies de sus santos.” 1 Samuel 2:9. Dios no guía jamás a sus hijos de otro modo que el que ellos mismos escogerían, si pudieran ver el fin desde el principio y discernir la gloria del designio que cumplen como colaboradores con Dios.{MC 380.3}
Cada mañana consagraos a Dios con vuestros hijos. No contéis con los meses ni los años; no os pertenecen. Sólo el día presente es vuestro. Durante sus horas, trabajad por el Maestro, como si fuese vuestro último día en la tierra. Presentad todos vuestro planes a Dios, a fin de que él os ayude a ejecutarlos o abandonarlos según lo indique su Providencia. Aceptad los planes de Dios en lugar de los vuestros, aun cuando esta aceptación exija que renunciéis a proyectos por largo tiempo acariciados. Así, vuestra vida será siempre más y más amoldada conforme al ejemplo divino …{3JT 93.3}
Miércoles 26 de noviembre // Lección 9______________________________
UNA NEBLINA
Lee Santiago 4:14. ¿Qué punto vital se presenta aquí?
14 cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece.
La vida es incierta. Cada respiración es un don. Santiago 4:14 usa una palabra griega muy rara (atmís), que se traduce como “neblina”, “vapor”. Como la palabra hebrea hébel (“aliento o vapor”), que aparece 37 veces en Eclesiastés, y a menudo es traducida como “vanidad”, enfatiza la naturaleza transitoria de la vida. ¿Quién no ha experimentado, especialmente cuando nos ponemos mayores, cuán rápida y fugaz es la vida? Ya bien entrado en años, el muy conocido evangelista Billy Graham dijo: “Yo nunca supe que la vida pasaba tan rápidamente”.
En otras palabras, siempre está la inminencia de la muerte. Todos estamos a solo un latido de ella. Cualquiera de nosotros, en cualquier momento, por cualquier razón, puede morir en un instante. Cuán ciertamente decía Santiago: “no sabéis lo que será mañana” (4:14), incluyendo la muerte.
“No insistiré sobre la brevedad e incertidumbre de la vida; pero hay un terrible peligro, que no se entiende suficientemente, en demorarse a ceder a la invitación del Espíritu Santo de Dios, en preferir vivir en el pecado, porque tal demora consiste realmente en eso” (CC 31).
Además, no solo la vida es muy corta, sino también, en sí misma y por sí misma, puede ser muy insatisfactoria.
Lee Eclesiastés 2:15 al 19; 4:4; 5:10; y 9:11 y 12. ¿De qué modo el mensaje de Salomón aquí solamente añade énfasis al punto que presenta Santiago?
15 Entonces dije yo en mi corazón: Como sucederá al necio, me sucederá también a mí. ¿Para qué, pues, he trabajado hasta ahora por hacerme más sabio? Y dije en mi corazón, que también esto era vanidad. 16 Porque ni del sabio ni del necio habrá memoria para siempre; pues en los días venideros ya todo será olvidado, y también morirá el sabio como el necio. 17 Aborrecí, por tanto, la vida, porque la obra que se hace debajo del sol me era fastidiosa; por cuanto todo es vanidad y aflicción de espíritu. 18 Asimismo aborrecí todo mi trabajo que había hecho debajo del sol, el cual tendré que dejar a otro que vendrá después de mí. 19 Y ¿quién sabe si será sabio o necio el que se enseñoreará de todo mi trabajo en que yo me afané y en que ocupé debajo del sol mi sabiduría? Esto también es vanidad Eclesiástes 2
4 He visto asimismo que todo trabajo y toda excelencia de obras despierta la envidia del hombre contra su prójimo. También esto es vanidad y aflicción de espíritu. Eclesiástes 4
10 El que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto. También esto es vanidad. Eclesiástes 5
11 Me volví y vi debajo del sol, que ni es de los ligeros la carrera, ni la guerra de los fuertes, ni aun de los sabios el pan, ni de los prudentes las riquezas, ni de los elocuentes el favor; sino que tiempo y ocasión acontecen a todos. 12 Porque el hombre tampoco conoce su tiempo; como los peces que son presos en la mala red, y como las aves que se enredan en lazo, así son enlazados los hijos de los hombres en el tiempo malo, cuando cae de repente sobre ellos. Eclesiástes 9
Vemos mucha injusticia, mucha falta de equidad, tantas cosas que no tienen sentido en esta vida. No sorprende que todos anhelemos la vida eterna que Jesús nos prometió. Sin eso, somos solo una neblina, un vapor, que desaparece y somos olvidados para siempre.
Evalúa: ¿Cuánto de este mundo te retiene en sus garras? ¿Cómo puedes siempre recordar cuán frágil es todo aquello?
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Dios ha dejado vedado el futuro para nosotros, esto incluye la terminación de nuestras vidas. Podemos tener intenciones y metas para el mañana, pero no sabemos que pasará. No estamos seguros de nuestras vidas, Santiago compara nuestras vidas a la neblina, que es algo que se puede ver, pero no es sólido ni duradero, existe por poco tiempo pero rápidamente se desvanece. El hombre tiene la capacidad de predecir la hora de la salida del sol por las mañana, pero no tiene la capacidad de predecir a que horas la neblina de desvanecerá.
Santiago nos enseña a tener un sentido de dependencia en la voluntad de Dios, en todos nuestros planes, metas y propósitos que tengamos en la vida.
En todas nuestros planes futurísticos a corto ó largo plazo que hagamos; tenemos que decir con una profunda convicción y con honestidad: «Si Dios quiere…»
Lección 9 // Jueves 27 de noviembre________________________________
SABER Y HACER LO BUENO
Lee Santiago 4:15 al 17 en el contexto de los versículos anteriores a estos. ¿Qué punto vital se presenta aquí?
15 En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. 16 Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala; 17 y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.
Santiago trata aquí sobre la actitud de dependencia propia. En realidad, él llama a esta actitud “soberbia”; y a las palabras, “jactancia”, y dice que es “mala”. En esto reside la importancia de una actitud correcta para el cristiano.
Lee el versículo 17. La Biblia define el pecado de dos maneras: 1) hacer lo malo; 2) no hacer lo bueno. La primera definición la da Juan: “El pecado es infracción de la ley” (1 Juan 3:4). Muchas versiones modernas la traducen como “el pecado es ilegalidad”, pero la palabra griega anomía se refiere a violaciones específicas de la ley en vez de una conducta habitual sin leyes (ver su uso en Rom. 4:7; Tito 2:14; Heb. 10:17). La segunda definición se da en Santiago 4:17: “Al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado”. Por eso, debemos ir más allá de solo resistir la tentación de no hacer lo malo. Se nos llama a ser “hijos de la luz” (Efe. 5:8), y que “así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mat. 5:16; la cursiva fue añadida por el autor).
Sin embargo, uno puede desanimarse fácilmente porque, después de todo, ¿quién hace constantemente todo el bien que puede hacer? Pero ese no es el problema. Aun la vida de Jesús no fue una actividad incesante. Hubo momentos en que se retiró para orar o sencillamente descansar (Luc. 5:16; Mar. 6:31). Pero, más importante, él buscó la voluntad de Dios en todo lo que hacía (Juan 5:30). Jesús hasta comparó hacer la voluntad de Dios con comer: “Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra” (Juan 4:34). Así como hay límites en lo que podemos comer de una vez, también hay límites en cuanto a lo que podemos hacer. Por eso Jesús dice que algunos siembran mientras otros cosechan, pero ambos se gozan juntamente (vers. 36-38). Al trabajar para el Señor, debemos animarnos a hacer más y a orar por una mayor disposición a ser usados en toda manera posible.
¿De qué modo la oración nos ayuda a morir al yo y mantener una actitud de entrega a la voluntad de Dios? Cualesquiera que sean tus planes, ¿cómo puedes aprender a entregarlos al Señor?
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Ahora el apóstol se enfoca en enseñarnos a poner nuestros planes en las manos de Dios. La expresión «si Dios quiere» tenemos que decirlos con nuestras mentes y nuestros labios, especialmente al momento de orar. Nuestro tiempo de vida no está en nuestras manos, nuestras vidas dependen de la voluntad de Dios. Vivimos de acuerdo a lo que Dios nos permite, de la manera que él lo permite, todas nuestras acciones y nuestros planes están bajo el control del cielo.
Nuestras mentes están llenas de tareas y cosas por hacer; prometemos cosas a nuestras familias, amigos y a nosotros mismos; pero el cielo tiene el poder de interrumpir nuestros deseos, por lo tanto nuestras acciones y conducta tendrían que referirse completamente a Dios. Todo lo que nos propongamos y todos nuestros deseos tendrían que estar sometidos a la dependencia de Dios, en su totalidad.
y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.
Hay varias formas de clasificar los pecados; entre las mas conocidas están: pecados de omisión, pecados de comisión y pecados de disposición.
El pecado de omisión es el pecado de cometemos sin hacer nada, debido a que no hacemos las cosas correctas. Un ejemplo puede ser el siguiente: Usted está sentado en un parque y pasa una persona enfrente de usted y en ese preciso momento se le cae de su bolsa alguna cantidad de dinero. Usted lo ve y no dice nada. Cuando la persona se ha marchado usted toma posesión del dinero. En ese pecado usted no hizo lo correcto: lo correcto era hacerle saber a la persona del dinero que estaba perdiendo. Debido a que no hizo lo correcto, usted está pecando. A pesar que usted no tubo ninguna acción en éste robo, el cielo lo juzga como ladrón. Muchas veces escuchamos acusaciones injustas y falsas contra una persona y nosotros sabemos que no es así, pero callamos, sin hacer nada estamos compartiendo el pecado del falso testimonio.
El pecado de comisión es un pecado de desobediencia directa a Dios; éste pecado el acto de quebrantar los mandamientos, ordenes y estatutos de Dios con nuestras acciones.
El pecado de disposición es el pecado cometido en nuestras mentes y corazones, sin cometer el pecado con una acción. Este pecado en pocas palabras es el pecado de la imaginación. Podemos pecar con el odio sin tener violencia ó asesinato contra la persona que odiamos. Podemos adulterar, codiciando a una persona, y se nos culpa de adulterio sin haber tenido un acto sexual con dicha persona. A los ojos de Dios el pecado de la disposición ó la imaginación es tan grave como el pecado mismo; de la imaginación al acto, solo lo separa la falta de una oportunidad ó el miedo a las consecuencias de cometer el pecado.
El pecado de la ignorancia:
34 Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes. Lucas 23
15 y matasteis al Autor de la vida, a quien Dios ha resucitado de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos. 16 Y por la fe en su nombre, a éste, que vosotros veis y conocéis, le ha confirmado su nombre; y la fe que es por él ha dado a éste esta completa sanidad en presencia de todos vosotros. 17 Mas ahora, hermanos, sé que por ignorancia lo habéis hecho, como también vuestros gobernantes. Hechos 3
La ignorancia ha acarreado las mas grandes atrocidades y desgracias a los habitantes de nuestro mundo. éste pecado a pesar que se comete sin tener un conocimiento total ó parcial, no deja sin castigo al transgresor. 12 Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados; Romanos 2
El pecado de la debilidad: Sabiendo las cosas correctas y no teniendo el poder para decir no, se constituye en un pecado. Muchas veces nos acercamos a lugares donde nunca tenemos que acercarnos, conociendo nuestras debilidades, al acercarnos a estos lugares abrimos una puerta que eventualmente se puede volver grande y destructible.
Pecados doctrinales: Este pecado consiste en enseñar a otros le verdad de Dios alterada, torcida ó mentirosa. Son millones de almas que están en riesgo de perderse debido a conceptos erróneos bíblicos. 18 Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. 19 Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro. Apocalípsis 22
La ley de Dios descubre tanto las acciones internas como las externas de los seres humanos; discierne los pensamientos, las intenciones y los propøsitos del alma. Se puede ser culpable de pecados que solo Dios conoce, porque él escudriña el corazøn. Hay pasiones tenebrosas de celos, venganza, odio, malignidad y lujuria que se esconden de la observaciøn humana, pero el gran YO SOY las conoce. Hay pecados acariciados que no se han realizado porque faltø la oportunidad, pero la ley divina conserva un registro de ellos. Estos pecados secretos forman el caråcter. La ley de Dios condena no solamente lo que hemos hecho sino lo que hemos dejado de hacer. En el dîa final nos encontraremos con un registro de pecados de omisiøn asi como de comisiøn, y de toda cosa secreta. Nos es suficiente probar que, de acuerdo con nuestra propia regla de medir el caråcter, no hemos hecho nada malo; el hecho de que no hayamos hecho lo bueno serå suficiente para declararnos siervos malos y negligentes (Manuscript Releases, t. 6, p. 141)
Viernes 28 de noviembre // Lección 9
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Lee acerca del valor del tiempo en “El tiempo”, Palabras de vida del gran Maestro, pp. 277-281, y comparte los puntos que te impresionaron, en tu clase de la Escuela Sabática.
“Ninguno entre vosotros continúe gloriándose contra la verdad al declarar que este espíritu [de discernir los malos motivos de otros] es una consecuencia necesaria de tratar fielmente con pecadores y de mantenerse en defensa de la verdad. Tal sabiduría tiene muchos admiradores; pero es engañosa y dañina. No procede de lo Alto sino que es producto de un corazón no regenerado. Su originador es Satanás. Ningún acusador de otros se gloríe de tener discerni- miento, pues al hacerlo cubre los atributos de Satanás con las vestiduras de justicia” (CBA 7:948).
“El culpable del mal es el primero que lo sospecha. Trata de ocultar o disculpar el mal de su propio corazón condenando a otro. Fue por medio del pecado que los hombres llegaron al conocimiento del mal; apenas Adán y Eva incurrieron en pecado, empezaron a recriminarse mutuamente. Esta será la actitud inevitable de la naturaleza humana siempre que no sea gobernada por la gracia de Cristo” (DMJ 107, 108).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Considera la última cita que está arriba. ¿Cómo podemos protegernos de hacer lo mismo: juzgar y acusar a otros para tratar de sentirnos mejor acerca de nosotros mismos y de nuestras propias fallas?
2. Medita en el hecho de cuán rápidamente pasa la vida. ¿Qué debería decirnos eso acerca de cuáles deberían ser nuestras prioridades? Aunque la Teoría de la Relatividad Especial dice que el tiempo mismo varía dependiendo de la velocidad con que nos movemos en un marco de referencia, una cosa es cierta: no importa cuán rápida o lentamente transcurra el tiempo, una vez que pasó un momento, pasó para siempre. ¿De qué modo este pensamiento solemne debe impactar lo que hacemos con nuestro tiempo?
3. ¿Cómo tratamos a las personas cuyos pecados deben ser considerados, sin caer en la trampa contra la que Santiago nos advierte?
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