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LECCION 13 – EL EVANGELIO ETERNO- PARA EL 27 DE DICIEMBRE-2014

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Este es un estudio libre para toda persona que lo desee usar, compartir ó distribuir. Es una cortesía de SevenDay Radio y su servidor, Tony García. Cualquier pregunta ó comentario por favor escriba a tonygarcialopez@yahoo.com ó tglopez@sevendayradio.com Este documento es subido a la red los días Domingos a las 6:00 de la mañana hora de Madrid, España; la media noche del día Sábado de la costa este de los Estados Unidos.

Toda información dada en éste documento es tomada de la vastedad de libros que la Iglesia Adventista del 7mo Día tiene disponible gratuitamente para el público en general, en Ingles y Español.

A éste documento también se le agrega otras informaciones de otros libros, que también se encuentran disponible en el internet para el uso del  público en general.

Aquí no le estamos presentando una nueva luz, nuestro trabajo es sencillamente recopilar información, y presentarla en un lenguaje sencillo y entendible,  para que se le haga mas fácil al maestro de Escuela Sabática comprender y prepararse mejor para impartir la lección de Escuela Sabática.

 Deseamos compartir con ustedes los tópicos  de las lecciones de los próximos años.

4 trimestres por año

2015:  (1)»Proverbios» (2)»El Libro de Lucas» (3)»Misioneros» (4) «Jeremías»

2016:  (1)»La Gran Controversia» (2)»El libro de Mateo» (3)»El Papel de la Iglesia en la Comunidad» (4) «Job»

2017:  (1)»El Espíritu Santo y la Espiritualidad» (2)»1ra y 2da de Pedro» (3)»Unidad en Cristo» (4)»Asuntos de Justicia Social»

2018:   (1)»Mayordomía» (2) «Preparación para los Días Finales» (3)»El libro de los Hechos» (4)»El Libro de Apocalipsis»

2019: (1)»Esdras-Nehemías» (2)»El Libro de Daniel» (3)»Romanos» (4)»Como interpretar las escrituras»

Recordamos a los hermanos que ésta información está sujeta a cambios.

INTRODUCCION PARA LA LECCION DEL SIGUIENTE TRIMESTRE:

                                                       » PROVERBIOS «

PALABRAS DEL SABIO
Mientras muchos libros de la Biblia están llenos de profundas verdades espirituales y teológicas, el libro de Proverbios está saturado de consejos prácticos y realistas para la vida diaria. Los proverbios, breves, bien equilibrados, poéticos, ingeniosos y, a menudo,
con humor; son universales, fáciles de memorizar y, a veces, más efectivos y al punto que muchos discursos elocuentes y argumentaciones rigurosas.
Por ejemplo: “Ve a la hormiga, oh perezoso, mira sus caminos, y sé sabio
(Prov. 6:6). O: “Mejor es morar en tierra desierta que con la mujer rencillosa e iracunda” (Prov. 21:19). O: “Si el que te aborrece tuviere hambre, dale de comer pan,
y si tuviere sed, dale de beber agua; porque ascuas amontonarás sobre su cabeza,
y Jehová te lo pagará” (Prov. 25:21, 22). ¿Quién puede olvidar tales imágenes?
Proverbios es un testimonio a la sabiduría que se ha acumulado por generaciones. Se habla de sus autores humanos como el rey Salomón (Prov. 1:1-9:18;
10:1-22:16; 25-29); como un “sabio” no identificado del antiguo mundo del Cercano Oriente (Prov. 22:17-24:22; 24:23-34); y como Agur, un no israelita (Prov.
30:1-33).
Además, el libro reconoce las contribuciones editoriales del rey Ezequías (Prov. 25:1). También, en algunos casos, refleja textos del antiguo Cercano Oriente, especialmente del antiguo Egipto.
Sin embargo, el libro de Proverbios es la Palabra de Dios, porque los autores reunieron sus materiales bajo la inspiración divina. Aunque raramente se
menciona en forma explícita a Dios en los textos, él siempre está presente: dondequiera que estemos, o cuando hablamos, comemos, bebemos, trabajamos, vendemos, compramos, socializamos y amamos, Dios está allí.
El Dios de los Proverbios no es solo el Dios de una persona religiosa, sea sacerdote o adorador. La piedad aparece “en ropa de trabajo”. Proverbios también enseña acerca de lo que significa temer a Dios (Prov. 1:7;31:30) no solo en la iglesia, sino mientras vivimos nuestra vida diaria, porque cómo vivimos habla más fuerte que la forma en que predicamos, oramos o, aun, ofrecemos sacrificios (Prov. 28:9; 15:8).
En Proverbios, la “sabiduría” es revelada cuando reconocemos al Señor “en
todos [nuestros] caminos” (Prov. 3:6). Es decir, la sabiduría es vivir con fe y en obe
diencia; tiene que ver con lo que significa ser humano ante el Dios de la creación.
Del libro de Proverbios aprenderemos, concretamente, cómo ser sabios en
forma práctica.
El libro responde preguntas como: ¿Qué debo enseñar a mis hijos, y de qué modo puedo hacerlo? ¿Cómo puedo ser feliz y tener éxito? ¿Porqué tengo problemas financieros? ¿De qué forma puedo obtener una promoción en mi trabajo? ¿Cómo puedo resistir las tentaciones sexuales? ¿De qué manera debo manejar mi ira o mi lengua?
Finalmente, la sabiduría no es, necesariamente, poder intelectual. Por el
contrario, el que está seguro del poder de su cerebro está en mayor peligro
de pasar por necio, porque aun la persona más aguda sabe muy poco. Uno
puede pensar de sí mismo que ya es sabio y que, por lo tanto, no necesita más
conocimiento. No obstante, el prerrequisito para la sabiduría es, en cambio, ser
humilde, sentir nuestra necesidad y, entonces, pedir sabiduría.
El libro de Proverbios es profundo y rico, y habla de muchos temas. Dadas
las limitaciones del espacio, tuvimos que seleccionar qué materiales vamos a
estudiar. No podemos abarcar todo, pero todo lo que hemos cubierto es realmente digno de nuestro estudio dedicado y con oración.

 

Lección 13: Para el 27 de diciembre de 2014

EL EVANGELIO ETERNO

Sábado 20 de diciembre                                                                                   

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Hebreos 4:2; Salmo 130:3, 4; Lucas 15:11-32; Romanos 3:24-26; Hebreos 10:1-4; Apocalipsis 14:12.

PARA MEMORIZAR:
“Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia” (Jer. 31:3).

EN NUESTRO ESTUDIO DE SANTIAGO, hemos considerado varios problemas relacionados con el evangelio, e hicimos algunas comparaciones con otros autores bíblicos. No siempre es fácil comprender claramente cómo combina Santiago con otras partes de la Escritura, especialmente en lo que afecta a algo tan central como el evangelio mismo, pero como vimos, lo hace. Y esto es también muy importante, porque el evangelio es el fundamento de nuestra comisión de los últimos días de predicar el “evangelio eterno […] a toda nación, y tribu, y lengua y pueblo” (Apoc. 14:6).

En esta semana final, nos concentraremos en las preguntas básicas con respecto al “evangelio eterno”, que es la salvación por la fe, una creencia que enseña toda la Biblia, incluyendo Santiago.

El punto vital es recordar que la Biblia no se contradice, especialmente en algo tan fundamental como la salvación. Al terminar este trimestre, al mirar cómo se ve el evangelio en la Biblia, podremos ver mejor cómo Santiago aparece en este cuadro más amplio del plan de redención de Dios.

Hemos terminado la hermosa epístola de Santiago; estamos forzados a tener un cambio en nuestras vidas. Después de haber estudiado la epístola de Santiago como lo hicimos éste trimestre, nuestras vidas espirituales tienen que tener un cambio total; si ésto no sucede  así; entonces sería mejor que dejáramos de estudiar la Biblia, así nuestro juicio sería mas liviano debido a nuestra ignorancia. Mientras mas sabemos de la Biblia y de Dios, nuestro juicio es mas detallado, mientras menos sabemos de la Biblia y de Dios, nuestro juicio es mas liviano. El final es el mismo, lo que cambia es la gravedad de nuestra condenación. Nosotros decidiremos que hacer.

Esta semana estaremos estudiando el evangelio en las diferentes etapas de éste mundo, comenzando desde la caída de Adan y Eva hasta la venida de Cristo. El evangelio es la mas grande y mejor noticia que se le puede dar a un mundo que ha caído en pecado. El evangelio es la esperanza y es la promesa para el humano de volver a esa vida y a ese mundo perfecto del cual fuimos privados, por la consecuencia del pecado.

Hay esperanza para el pecador. Cristo levantado en la cruz del Calvario es esa esperanza. La misericordia ha provisto la víctima que la justicia exigía por la transgresión humana. Mediante los méritos de Cristo, Dios puede perdonar el pecado y justificar a los que creen en Jesús. ¡Esta preciosa verdad es de inestimable valor para cada alma arrepentida! ¿No deberíamos procurar captar, tanto como nos sea posible, el hecho de que si creemos en Jesús, el Señor nos perdona aunque seamos pecadores, ignorantes y errantes, y nos ama como a su propio Hijo? En el momento en que pedimos perdón con contrición y sinceridad, Dios nos perdona. ¡Oh, qué gloriosa verdad! Prediquémosla, cantémosla, elevémosla en nuestras oraciones ¡Elevemos al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo! Digámosle a la gente: “¡He aquí el Hombre del Calvario!” Dios está esperando para perdonar a todos los que vienen a él sinceramente arrepentidos (Signs of the Times, 4 de septiembre de 1893).
El plan de redención no es solo una forma de escapar del castigo de la transgresión, sino que el pecador recibe el perdón de sus pecados por medio de ese plan, y finalmente será recibido en el cielo; pero no como un delincuente que es perdonado y dejado en libertad y que sin embargo es objeto de desconfianza y no se le brinda amistad ni se le tiene fe, sino que se le da la bienvenida como a un hijo y se le da de nuevo la más plena confianza. El sacrificio de nuestro Salvador ha hecho amplia provisión para cada alma arrepentida y creyente. Somos salvos porque Dios ama lo que ha sido comprado con la sangre de Cristo, y no solo perdonará al pecador arrepentido, no solo le permitirá entrar en el cielo, sino que él, el Padre de misericordia, aguardará en los mismos portales del cielo para damos la bienvenida, para damos una amplia entrada en las mansiones de los bienaventurados. ¡Oh, qué amor, qué maravilloso amor ha mostrado el Padre en la dádiva de su amado Hijo por esta raza caída! Y este sacrificio es un canal para que fluya su amor infinito, para que todo el que cree en Jesucristo pueda recibir, como el hijo pródigo, plena y gratuita reintegración al favor del cielo (Comentario bíblico adventista, tomo 7, p. 962)

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Lección 13 // Domingo 21 de diciembre                                                      

EL EVANGELIO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

“Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron” (Heb. 4:2).

Este versículo tiene implicaciones asombrosas. Primeramente, porque el evangelio –no sencillamente “buenas nuevas” sino las buenas nuevas– se predicó en el Antiguo Testamento. Segundo, se lo predicó entonces así como en los tiempos del Nuevo Testamento. No hay ningún indicio de que hubiera alguna diferencia en el mensaje mismo. Por lo tanto, el problema no tenía que ver con el mensaje sino con la forma en que se lo oyó. También hoy, personas diferentes pueden escuchar el mismo evangelio de forma muy diferente. Cuán vital es, entonces, que nos entreguemos con fe total a la enseñanza de la Palabra, de modo que cuando se predique el evangelio lo escuchemos correctamente.

Lee los siguientes versículos, y resume el mensaje del evangelio en cada uno:

Gén.3:15 «Pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu simiente y la de ella; su simiente te aplastará la cabeza, pero tú le morderás el talón.»

Éxo. 19:4-6 “Ustedes son testigos de lo que hice con Egipto,  y de que los he traído hacia mí como sobre alas de águila. Si ahora ustedes me son del todo obedientes, y cumplen mi pacto, serán mi propiedad exclusiva entre todas las naciones. Aunque toda la tierra me pertenece, 6ustedes serán para mí un reino de sacerdotes y una nación santa.»

Sal. 130:3, 4; 32:1-5  Salmos 130: 3Si tú, Señor, tomaras en cuenta los pecados, ¿quién, Señor, sería declarado inocente? Pero en ti se halla perdón, y por eso debes ser temido.

Salmos 32: 1Dichoso aquel a quien se le perdonan sus transgresiones, a quien se le borran sus pecados.Dichoso aquel a quien el Señor no toma en cuenta su maldad y en cuyo espíritu no hay engaño. Mientras guardé silencio, mis huesos se fueron consumiendo por mi gemir de todo el día. Mi fuerza se fue debilitando como al calor del verano, porque día y noche tu mano pesaba sobre mí. Pero te confesé mi pecado, y no te oculté mi maldad. Me dije: «Voy a confesar mis transgresiones al Señor», y tú perdonaste mi maldad y mi pecado.

Isa. 53:4-11 4Ciertamente él cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores, pero nosotros lo consideramos herido, golpeado por Dios, y humillado. Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados. Todos andábamos perdidos, como ovejas; cada uno seguía su propio camino, pero el Señor hizo recaer sobre él
la iniquidad de todos nosotros. Maltratado y humillado, ni siquiera abrió su boca; como cordero, fue llevado al matadero; como oveja, enmudeció ante su trasquilador; y ni siquiera abrió su boca. Después de aprehenderlo y juzgarlo, le dieron muerte; nadie se preocupó de su descendencia.              Fue arrancado de la tierra de los vivientes, y golpeado por la transgresión de mi pueblo. Se le asignó un sepulcro con los malvados, y murió entre los malhechores, aunque nunca cometió violencia alguna, ni hubo engaño en su boca. 10 Pero el Señor quiso quebrantarlo y hacerlo sufrir,  y como él ofreció su vida en expiación, verá su descendencia y prolongará sus días, y llevará a cabo la voluntad del Señor.11 Después de su sufrimiento, verá la luz y quedará satisfecho; por su conocimiento mi siervo justo justificará a muchos, y cargará con las iniquidades de ellos.

Jer. 31:31-34 31 »Vienen días —afirma el Señor — en que haré un nuevo pacto con el pueblo de Israel y con la tribu de Judá. 32 No será un pacto como el que hice con sus antepasados el día en que los tomé de la mano y los saqué de Egipto, ya que ellos lo quebrantaron a pesar de que yo era su esposo —afirma el Señor —. 33 »Éste es el pacto que después de aquel tiempo haré con el pueblo de Israel —afirma el Señor —: Pondré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. 34 Ya no tendrá nadie que enseñar a su prójimo, ni dirá nadie a su hermano: “¡Conoce al Señor!”, porque todos, desde el más pequeño hasta el más grande, me conocerán —afirma el Señor —. Yo les perdonaré su iniquidad, y nunca más me acordaré de sus pecados.»

¿Notaste una frase en común? Dios interviene para salvarnos; nos perdona los pecados y pone “enemistad” en nosotros hacia el pecado, a fin de que podamos estar “dispuestos a obedecer” (Isa. 1:19, NVI). Uno (Jesús) murió por los muchos, cargó sus (nuestras) iniquidades y justifica a los que no lo merecen. El Nuevo Pacto es diferente del pacto antiguo porque la Ley está escrita en el corazón, y “nunca más me acordaré” de sus pecados (Heb. 8:12). En pocas palabras, el perdón y el nuevo nacimiento son un paquete: la justificación y la santificación representan la solución divina del problema del pecado. Estos pasajes podrían multiplicarse, porque el mensaje es el mismo en toda la Biblia: a pesar de nuestro pecado, Dios nos ama y ha hecho todo lo que es posible para librarnos del pecado.

¿Cómo nosotros, personas que creemos en la importancia de guardar la Ley, podemos protegernos del error de creer que guardarla es lo que nos justifica? ¿Por qué eso no siempre es fácil de hacer?

Se le preguntó a un ministro que dijera  a que se le llama evangelio, y el respondió el evangelio es Mateo, Marcos, Lucas y Juan. La respuesta es incorrecta: Mateo, Marcos, Lucas y Juan, es el evangelio de acuerdo al punto de vista del apóstol Mateo, el apóstol Marcos, el apóstol Lucas y el apóstol Juan.

Vamos a comenzar por conocer que significa la palabra evangelio.

La palabra griega EUANGELION significa BUENAS NUEVAS, y el verbo griego EUANGELIZO significa TRAER LAS BUENAS NUEVAS. Es muy interesante denotar que estas dos palabras griegas EUANGELION y EUANGELIZO se deriva de la palabra griega ANGELOS que significa MENSAJERO.

Cuando en el mundo cristiano hablamos del evangelio, nos estamos refiriendo a BUENAS NUEVAS.

EVANGELIO ES: La suma total de la verdad salvadora que Dios ha comunicado a la humanidad perdida, revelada a través de su Hijo Jesucristo y también revelada a través de las Sagradas Escrituras; La Biblia.

La palabra EVANGELIO la encontramos en la Biblia entre noventa a cien veces dependiendo de la versión que se esté leyendo.

La enciclopedia bíblica Wycliffe define el mensaje del evangelio así: «La verdad central del evangelio, es que Dios ha provisto el camino de la salvación para el hombre, mandando a su Hijo unigénito a éste mundo como un regalo del cielo. Cristo sufrió el sacrificio del pecado, venció la muerte, y ofrece compartir su triunfo con todos aquellos que lo acepten. El Evangelio es una buena noticia porque es un regalo de Dios, no es algo que tiene que ser ganado por penitencias ó por mejoramiento personal, el evangelio es un regalo de Dios»

Partiendo de éste punto de vista, La Biblia entera, es el evangelio (buenas nuevas) para éste mundo caído. El Evangelio ó las buenas nuevas de salvación es para el primer pecador de éste mundo hasta el último pecador que exista en éste mundo. El requisito para recibir el evangelio ó las buenas nuevas, es ser pecador, no importando en que parte de la historia de éste mundo el pecador haya existido.

En Marcos Capítulo 1 encontramos lo siguiente: 14 Mas después que Juan fué encarcelado, Jesús vino á Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, 15 Y diciendo: El tiempo es cumplido, y el reino de Dios está cerca: arrepentíos, y creed al evangelio.
Jesús está hablando del evangelio de un REINO: «predicando el evangelio del reino de Dios»
¿Que significa la palabra reino? Para reunir los requisitos de la palabra reino, se tiene que reunir cuatro condiciones esenciales, y son:
1-Un reino tiene que tener un rey
2-Un reino tiene que tener un territorio
3-Un reino tiene que tener súbditos
4-Un reino tiene que tener leyes
Todos estos requisitos fueron expuestos abiertamente a la gente del Antiguo Testamento, y también fueron demostrados que el evangelio del reino de los cielos era una verdad real, especialmente cuando se les predicó el evangelio a los israelitas. El Antiguo Testamento está lleno de profecías en cuanto a la venida de Jesús a éste mundo, el antiguo testamento habla tanto de su primera venida, como también de su segunda venida. Además todas las leyes ceremoniales, especialmente las de las ofrendas encendidas u holocaustos, eran una sombra del verdadero Cordero Inmolado por los pecados del mundo. Los Israelitas fallaron en entender a plenitud el evangelio, por una razón: Porque nosotros recibimos el anuncio de la buena noticia, lo mismo que ellos; pero a ellos no les sirvió de nada el oírlo, porque no se unieron por la fe con los que habían obedecido al mensaje.  Hebreos 4: 2
El Salvador simbolizado en los ritos y ceremonias de la ley judía es el  mismo que se revela en el Evangelio. Las nubes que envolvían su divina forma se han esfumado; la bruma y las sombras se han desvanecido; y Jesús, el Redentor del mundo, aparece claramente visible. El que proclamó la ley desde el Sinaí, y entregó a Moisés los preceptos de la ley ritual, es el mismo que pronunció el sermón sobre el monte. Los grandes principios del amor a Dios, que él proclamó como fundamento de la ley y los profetas, son sólo una reiteración de lo que él había dicho por medio de Moisés al pueblo hebreo: “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todo tu poder.” Y “amarás a tu prójimo como a ti mismo.” Deuteronomio 6:4, 5; Levítico 19:18. El Maestro es el mismo en las dos dispensaciones. (Patriarcas y profetas, p. 390)
Nótese, sin embargo, que la obediencia no es un mero cumplimiento externo, sino un servicio de amor. La ley de Dios es una expresión de la misma naturaleza de su Autor; es la personificación del gran principio del amor, y es, por lo tanto, el fundamento de su gobierno en los cielos y en la tierra. Si nuestros corazones están renovados a la semejanza de Dios, si el amor divino está implantado en el alma, ¿no se cumplirá la ley de Dios en nuestra vida? Cuando el principio del amor es implantado en el corazón, cuando el hombre es renovado a la imagen del que lo creó, se cumple en él la promesa del nuevo pacto: “Pondré mis leyes en su corazón, y también en su mente las escribiré.”6 Y si la ley está escrita en el corazón, ¿no modelará la vida? La obediencia, es decir el servicio y la lealtad que se rinden por amor, es la verdadera prueba del discipulado. Por esto dice la Escritura: “Este es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos.” “El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, es mentiroso, y no hay verdad en él.”7 En vez de eximir al hombre de la obediencia, la fe, y sólo ella, nos hace participantes de la gracia de Cristo, y nos capacita para obedecer. {CC 60.3}
No ganamos la salvación con nuestra obediencia; porque la salvación es el don gratuito de Dios, que se recibe por la fe. Pero la obediencia es el fruto de la fe. “Sabéis que él fué manifestado para quitar los pecados, y en él no hay pecado. Todo aquel que mora en él no peca; todo aquel que peca no le ha visto, ni le ha conocido.”8 He aquí la verdadera prueba. Si moramos en Cristo, si el amor de Dios está en nosotros, nuestros sentimientos, nuestros pensamientos, nuestros designios, nuestras acciones, estarán en armonía con la voluntad de Dios, según se expresa en los preceptos de su santa ley. “¡Hijitos míos, no dejéis que nadie os engañe! el que obra justicia es justo, así como él es justo.”9 La justicia se define por la norma de la santa ley de Dios, expresada en los diez mandamientos dados en el Sinaí.{CC 61.1}

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Lunes 22 de diciembre // Lección 13                                                            

EL EVANGELIO ENCARNADO

¡Algunos tienen mucha dificultad para encontrar el evangelio en los evangelios! Las enseñanzas de Jesús pueden parecer legalistas, pero solo si no escuchamos el resto de la historia. La mayoría de los israelitas del tiempo de Jesús creía que estaba en buena posición delante de Dios. Sostenían el Templo pagando el impuesto establecido y ofreciendo los sacrificios adecuados. Se abstenían de carnes impuras, circuncidaban a sus hijos, guardaban los días de fiesta y los sábados, y trataban de guardar la Ley tal como la enseñaban sus líderes religiosos. Entonces, vino Juan y clamó: “¡Arrepentíos!”, y bautizaba. Además, Jesús dijo que se necesita un nuevo nacimiento (Juan 3:3, 5) y que “si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos” (Mat. 5:20). En otras palabras, Jesús estaba diciendo: “Ustedes necesitan lo que no tienen. Sus obras no son suficientemente buenas”.

Lee Lucas 15:11 al 32; y 18:9 al 17. ¿De qué modo estas parábolas ilustran el evangelio?

Lucas 15: 11 »Un hombre tenía dos hijos —continuó Jesús—. 12 El menor de ellos le dijo a su padre: “Papá, dame lo que me toca de la herencia.” Así que el padre repartió sus bienes entre los dos. 13 Poco después el hijo menor juntó todo lo que tenía y se fue a un país lejano; allí vivió desenfrenadamente y derrochó su herencia.14 »Cuando ya lo había gastado todo, sobrevino una gran escasez en la región, y él comenzó a pasar necesidad. 15 Así que fue y consiguió empleo con un ciudadano de aquel país, quien lo mandó a sus campos a cuidar cerdos. 16 Tanta hambre tenía que hubiera querido llenarse el estómago con la comida que daban a los cerdos, pero aun así nadie le daba nada. 17 Por fin recapacitó y se dijo: “¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen comida de sobra, y yo aquí me muero de hambre! 18 Tengo que volver a mi padre y decirle: Papá, he pecado contra el cielo y contra ti. 19 Ya no merezco que se me llame tu hijo; trátame como si fuera uno de tus jornaleros.” 20 Así que emprendió el viaje y se fue a su padre.»Todavía estaba lejos cuando su padre lo vio y se compadeció de él; salió corriendo a su encuentro, lo abrazó y lo besó. 21 El joven le dijo: “Papá, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no merezco que se me llame tu hijo.” 22 Pero el padre ordenó a sus siervos: “¡Pronto! Traigan la mejor ropa para vestirlo. Pónganle también un anillo en el dedo y sandalias en los pies. 23 Traigan el ternero más gordo y mátenlo para celebrar un banquete. 24 Porque este hijo mío estaba muerto, pero ahora ha vuelto a la vida; se había perdido, pero ya lo hemos encontrado.” Así que empezaron a hacer fiesta. 25 »Mientras tanto, el hijo mayor estaba en el campo. Al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música del baile. 26 Entonces llamó a uno de los siervos y le preguntó qué pasaba. 27 “Ha llegado tu hermano —le respondió—, y tu papá ha matado el ternero más gordo porque ha recobrado a su hijo sano y salvo.” 28 Indignado, el hermano mayor se negó a entrar. Así que su padre salió a suplicarle que lo hiciera. 29 Pero él le contestó: “¡Fíjate cuántos años te he servido sin desobedecer jamás tus órdenes, y ni un cabrito me has dado para celebrar una fiesta con mis amigos! 30 ¡Pero ahora llega ese hijo tuyo, que ha despilfarrado tu fortuna con prostitutas, y tú mandas matar en su honor el ternero más gordo!”31 »“Hijo mío —le dijo su padre—, tú siempre estás conmigo, y todo lo que tengo es tuyo. 32 Pero teníamos que hacer fiesta y alegrarnos, porque este hermano tuyo estaba muerto, pero ahora ha vuelto a la vida; se había perdido, pero ya lo hemos encontrado.” »

Lucas 18 9 A algunos que, confiando en sí mismos, se creían justos y que despreciaban a los demás, Jesús les contó esta parábola: 10 «Dos hombres subieron al templo a orar; uno era fariseo, y el otro, recaudador de impuestos. 11 El fariseo se puso a orar consigo mismo: “Oh Dios, te doy gracias porque no soy como otros hombres —ladrones, malhechores, adúlteros— ni mucho menos como ese recaudador de impuestos. 12 Ayuno dos veces a la semana y doy la décima parte de todo lo que recibo.” 13 En cambio, el recaudador de impuestos, que se había quedado a cierta distancia, ni siquiera se atrevía a alzar la vista al cielo, sino que se golpeaba el pecho y decía: “¡Oh Dios, ten compasión de mí, que soy pecador!” 14 »Les digo que éste, y no aquél, volvió a su casa justificado ante Dios. Pues todo el que a sí mismo se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.» 15 También le llevaban niños pequeños a Jesús para que los tocara. Al ver esto, los discípulos reprendían a quienes los llevaban. 16 Pero Jesús llamó a los niños y dijo: «Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos. 17 Les aseguro que el que no reciba el reino de Dios como un niño, de ninguna manera entrará en él.»

En la parábola del hijo pródigo, el hijo estaba perdido y no lo sabía. Finalmente, comenzó a ver el amor de su padre de otra manera, y anheló volver. Su orgullo desapareció. Esperando ser aceptado como un siervo, quedó atónito al ser recibido con honor por su padre. La relación se transformó. Una inversión de las expectativas aparece en la segunda parábola. Dios ignora al fariseo “justo”, mientras que el publicano “pecador” es aceptado, y sale justificado, perdonado y libre de culpa.

Ambas historias nos ayudan a ver a Dios como un Padre y el que justifica a los impíos. Cuando describe la copa de jugo de uvas como “Mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados”, Jesús sufre, como el verdadero Cordero pascual, la muerte que debía haber sido nuestra (Mat. 26:28; compara con Mar. 10:45). De este modo, la salvación es gratuita para nosotros porque Jesús pagó el precio total por ella.

¿Qué esperanza puedes obtener de estas parábolas para ti mismo? ¿De qué manera te relacionas con alguno de sus personajes, y qué necesitas cambiar en tu vida espiritual?

En  la parábola del hijo pródigo encontramos que es extremadamente placentero para Dios el Padre, la conversión de cualquier pecador. La manera que  recibe  y festeja el regreso de un pecador arrepentido, habla de la riqueza de la gracia de Dios y habla también de como el pecador es constantemente invitado a volver al redil y experimentar la fiesta que le darán por su regreso a casa. Posiblemente el titulo de esta parábola podría ser:»La Felicidad del Padre perdonador».

Las «buenas nuevas» ó «evangelio» en ésta parábola, lo encontramos en el hecho de que El Padre está esperando con ansias y alegría que su hijo vuelva al hogar; aún más que eso, hay una fiesta de bienvenida y su total reivindicación a la familia, tal como lo era antes.

También encontramos en ésta parábola que los hijos de Dios tienen diferente caracteres. Un hijo es sólido, reservado, austero, muy aplicado a su conocimiento y con muy poco buen humor con respecto a aquellos que le rodean. (es muy serio)

Por el otro lado, tenemos un hijo volátil, impaciente, revoltoso, sin restricción, sin sabiduría; pudiera haber pedido un poquito de su herencia para probarla en un negocio, y si le iba bien, pudo haber pedido más, pero no fue así, pidió toda la fortuna y de una sola vez.
El estado miserable del hijo pródigo, después de haber abandonado a su padre, es una representación del estado miserable del hombre después de haber abandonado a Dios.

1- Un estado pecaminoso es una estado de «abandono y alejamiento de Dios»: Adán abandonó su hogar e hizo del mundo su residencia y su hogar. Ahora  éste mundo lleno de miseria, dolor y muerte es el que nosotros llamamos hogar.

2-Un estado pecaminoso, es un estado de «derroches»: Muchos TESOROS son malgastadas por una vida llena de lujos. Grandes riquezas  son invertidas para complacer al orgullo, la envidia y la soberbia.

También se derrocha el TEMPLO, TALENTOS, y TIEMPO en cosas mundanales, en vez de usarlo con su fin correcto que serían las cosas espirituales.

3-Un estado de pecaminosidad es un estado de «necesidad»: Después de haber gastado toda su fortuna, el hijo pródigo es abandonado por sus amigos.  Cuando el país es azotado por el hambre, de allí en adelante todo se vuelve escaso, apreciado y necesitado. Muchas veces derrochamos las bendiciones espirituales de Dios sin cuidado, ni remordimiento. No hacemos caso al Espíritu Santo, menospreciamos la Palabra de Dios y no escuchamos a sus mensajeros. Cuando la desgracia, el dolor, la soledad, la vejez, la enfermedad y la miseria toca a nuestras puertas, entonces deseamos  volver; tenemos la necesidad del pan espiritual, tenemos la necesidad de  la paz del cielo, tenemos la necesidad de la compañía divina y tenemos la necesidad del perdón y aceptación de Dios.

4-Un estado pecaminoso, es un estado de «servidumbre»: Después de ser el hijo del apoderado señor, ahora el hijo pródigo está desempeñando uno de los trabajos mas detestados y abominables para el pueblo de Dios, el cual es la crianza de cerdos. 15 Así que fue y consiguió empleo con un ciudadano de aquel país. Conseguir empleo con el «ciudadano» que no es de nuestro «país», es decir nuestro país celestial; nunca nos ha traído buenos resultados. Los vicios, la concupiscencia, los malos hábitos, hacen del hombre el perfecto esclavo.
5-Un estado pecaminoso es un estado de «insatisfacción»: El hijo pródigo al estar en necesidad, buscó trabajo con tal de aliviar su necesidad. En su hambre deseaba comer la comida de los cerdos, la cual le fue negada también. Muchos se van de la iglesia, creyendo y prometiéndose que en el mundo van a estar satisfechos y felices. Hay que recordar que las algarrobas son para alimento de los cerdos no del hombre. Los placeres y gozos que da éste mundo, de seguro alimentarán nuestros sentidos y complacerán los deseos de la carne; Pero nunca alimentarán nuestras vidas espirituales, siempre tendremos una vida insatisfecha.
7- Un estado pecaminoso es un estado de «muerte:» «24 Porque este hijo mío estaba muerto…» El pecador está bajo la sentencia del pecado, pero al mismo tiempo está muerto: Muerto en pecados, muerto en la vida espiritual, muerto en su separación con Cristo, muerto por no vivir de acuerdo a Dios.
Las «Buenas Nuevas» consiste en un Dios que nos espera con ansias a la puerta de su gran mansión. Nos quiere redimir, nos quiere hacer una fiesta por nuestro retorno, y nos quiere reintegrar a su familia como antes de nuestra partida.
Esa son las buenas nuevas del «EVANGELIO ENCARNADO» este es el mensaje de Jesucristo, a través de su muerte nos muestra el camino de regreso al Padre. Jesucristo a diferencia del hermano mayor del hijo pródigo, -quién tuvo dificultades en aceptar al hermano menor- El nos muestra su amor de hermano mayor, un amor igual al mismo Padre, sin censuras, sin reproches, sin prejuicios, un amor sin condiciones, un amor que sana, que salva y que redime.
Los que no conocen a Dios no pueden hallarlo mediante su sabiduría ni su ciencia. Cristo no trata de demostrar el gran misterio, sino que revela un amor inconmensurable. No hace del poder y la grandeza de Dios el tema principal de sus discursos. Con la mayor frecuencia habla de él como Padre nuestro… Desea que nuestra mente, debilitada por el pecado, sea animada a que capte la idea de que Dios es amor. Desea alentamos con su confianza…

El padre del hijo pródigo es el modelo que Cristo elige como una representación de Dios. Ese padre anhela ver y recibir una vez más al hijo que lo ha abandonado. Lo espera y vela por él, ansiando verlo, esperando que venga. Cuando ve que se acerca un extraño, pobre y vestido con harapos, sale a recibirlo, por si fuera su hijo. Y lo alimenta y viste como si fuera realmente su hijo. Más tarde recibe su recompensa, pues su hijo vuelve al hogar y en sus labios lleva la confesión suplicante: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo”. Y el padre dice a los siervos: “Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta” (Lucas 15:21-23).
No hay reprimendas ni se hacen cuentas con el pródigo por su mal proceder. El hijo siente que el pasado está perdonado y olvidado, raído para siempre. Y así Dios dice al pecador: “Yo deshice como una nube tus rebeliones, y como niebla tus pecados” (Isaías 44:22). “Perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado” (Jeremías 31:34) (En lugares celestiales, p. 10).
El publicano había ido al templo con otros adoradores, pero pronto se apartó de ellos, sintiéndose indigno de unirse en sus devociones. Estando en pie lejos, “no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que hería su pecho” con amarga angustia y aborrecimiento propio. Sentía que había obrado contra Dios; que era pecador y sucio. No podía esperar misericordia, ni aun de los que lo rodeaban, porque lo miraban con desprecio. Sabía que no tenía ningún mérito que lo recomendara a Dios, y con una total desesperación clamaba: “Dios, sé propicio a mí pecador”. No se comparaba con los otros. Abrumado por un sentimiento de culpa, estaba como si fuera solo en la presencia de Dios. Su único deseo era el perdón y la paz, su único argumento era la misericordia de Dios. Y fue bendecido. “Os digo —dice Cristo— que éste descendió a su casa justificado antes que el otro” (Palabras de vida del gran Maestro, p. 117).
El pobre publicano que oraba diciendo: “¡Dios, ten misericordia de mí, pecador!” (Lucas 18:13) se consideraba a sí mismo como un hombre muy malvado y así lo consideraban los demás, pero él sentía su necesidad, y con su carga de pecado y vergüenza vino delante de Dios implorando su misericordia., Su corazón estaba abierto para que el Espíritu de Dios hiciese en él su obra de gracia y lo libertase del poder del pecado (El camino a Cristo, p. 29).

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Lección 13 // Martes 23 de diciembre                                                         

EL EVANGELIO EN PABLO

Como muchos, Pablo creía estar en una buena situación espiritual. Pero, entonces vio a Jesús como el “Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gál. 2:20). De repente, se vio perdido; no como siervo de Dios, sino como enemigo de Dios; no justo, sino el principal de los pecadores. Las escamas cayeron de sus ojos al leer el Antiguo Testamento. La revelación personal de Dios a él, y con las Escrituras, transformó su corazón y cambió su vida. No entenderemos las epístolas de Pablo hasta que reconozcamos estos hechos básicos que las produjeron.

Lee 2 Corintios 3:14 al 16, y luego los versículos 2 al 6. ¿Qué identifica Pablo como el paso vital?

14 Pero el entendimiento de ellos se endureció; porque hasta el día de hoy, en la lectura del antiguo pacto el mismo velo permanece sin alzarse, pues sólo en Cristo es quitado. 15 Y hasta el día de hoy, cada vez que se lee a Moisés, un velo está puesto sobre sus corazones; 16 pero cuando alguno se vuelve al Señor, el velo es quitado

Vosotros sois nuestra carta, escrita en nuestros corazones, conocida y leída por todos los hombres, siendo manifiesto que sois carta de Cristo redactada por nosotros, no escrita con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de corazones humanos. Y esta confianza tenemos hacia Dios por medio de Cristo: no que seamos suficientes en nosotros mismos para pensar que cosa alguna procede de nosotros, sino que nuestra suficiencia es de Dios, el cual también nos hizo suficientes como ministros de un nuevo pacto, no de la letra, sino del Espíritu; porque la letra mata, pero el Espíritu da vida.

El significado del Pacto Antiguo resulta claro únicamente “cuando se con- viertan al Señor” (vers. 16). Jesús es el camino de salvación. Todo comienza y termina con él. Israel –al confiar en su obediencia, como Pablo antes de su conversión− veía el pacto antiguo como un ministerio de muerte. ¿Por qué? Porque “todos pecaron” (Rom. 3:23), incluyendo a Israel, y los mandamientos solo podían condenarlos (2 Cor. 3:7). En contraste, los creyentes en Corinto eran “carta de Cristo […] escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra sino en tablas de carne del corazón” (2 Cor. 3:3).

Lee Romanos 1:16 y 17; y 3:24 al 26. ¿Cómo define Pablo el evangelio? ¿Qué recibimos por medio de Cristo por fe?

Romanos 1: 16 A la verdad, no me avergüenzo del evangelio, pues es poder de Dios para la salvación de todos los que creen: de los judíos primeramente, pero también de los gentiles. 17 De hecho, en el evangelio se revela la justicia que proviene de Dios, la cual es por fe de principio a fin, tal como está escrito: «El justo vivirá por la fe.»

Romanos 3: 24 pero por su gracia son justificados gratuitamente mediante la redención que Cristo Jesús efectuó. 25 Dios lo ofreció como un sacrificio de expiación que se recibe por la fe en su sangre, para así demostrar su justicia. Anteriormente, en su paciencia, Dios había pasado por alto los pecados; 26 pero en el tiempo presente ha ofrecido a Jesucristo para manifestar su justicia. De este modo Dios es justo y, a la vez, el que justifica a los que tienen fe en Jesús.

El evangelio es el poder de Dios para salvar “a todo aquel que cree”. La justicia se basa en lo que Cristo hizo por nosotros –no en lo que hacemos–, y que reclamamos por fe. Esta creencia crece “por fe y para fe” (Rom. 1:17). Pablo desarrolla esto en Romanos, pero el núcleo se encuentra en el capítulo 3. Por medio de Cristo, tenemos redención (Dios nos volvió a comprar y pagó por nuestros pecados), justificación (nos libró de la culpa y purificó por gracia) y perdón (Dios nos aceptó otra vez y “se olvida” de nuestros pecados pasados). Es sorprendente: Dios, por el sacrificio de Cristo, se demuestra justo al justificar a los injustos que pusieron su fe en Jesús.

Por favor ver la explicación en el día Miércoles. «El viejo pacto» que es el tema  del día Martes y «El nuevo pacto» que es el tema del día Miércoles, están explicados juntos en el día Miércoles.

La misma ley que fue grabada en tablas de piedra es escrita por el Espíritu Santo sobre las tablas del corazón. En vez de tratar de establecer nuestra propia justicia, aceptamos la justicia de Cristo. Su obediencia es aceptada en nuestro favor. Entonces el corazón renovado por el Espíritu Santo producirá los frutos del Espíritu. Mediante la gracia de Cristo viviremos obedeciendo a la ley de Dios escrita en nuestro corazón. Al poseer el Espíritu de Cristo, andaremos como él anduvo. Por medio del profeta, Cristo declaró respecto a sí mismo: “El hacer tu voluntad, Dios mío, hame agradado; y tu ley está en medio de mis entrañas” (Salmo 40:8). Y cuando entre los hombres, dijo: “No me ha dejado el Padre; porque yo, lo que a él agrada, hago siempre” (Juan 8:29).

El apóstol Pablo presenta claramente la relación que existe entre la fe y la ley bajo el nuevo pacto. Dice: “Justificados pues por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”. “¿Luego deshacemos la ley por la fe? En ninguna manera; antes establecemos la ley”. “Porque lo que era imposible a la ley, por cuanto era débil por la carne [no podía justificar al hombre, porque éste en su naturaleza pecaminosa no podía guardar la ley], Dios enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado, y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley fuese cumplida en nosotros, que no andamos conforme a la carne, mas conforme al Espíritu” (Romanos 5:1; 3:31; 8:3, 4).

La obra de Dios es la misma en todos los tiempos, aunque hay distintos grados de desarrollo y diferentes manifestaciones de su poder para suplir las necesidades de los hombres en los diferentes siglos. Empezando con la primera promesa evangélica, y siguiendo a través de las edades patriarcal y judía, para llegar hasta nuestros propios días, ha habido un desarrollo gradual de los propósitos de Dios en el plan de la redención (Patriarcas y profetas, pp. 389, 390).
La ley y el evangelio están en perfecta armonía. Se sostienen mutuamente. La ley se presenta con toda su majestad ante la conciencia, haciendo que el pecador sienta su necesidad de Cristo como la propiciación de los pecados. El evangelio reconoce el poder e inmutabilidad de la ley. “Yo no conocí el pecado sino por la ley”, declara Pablo (Romanos 7:7). La convicción del pecado, implantada por la ley, impele al pecador hacia el Salvador. En su necesidad, el hombre puede presentar el poderoso argumento suministrado por la cruz del Calvario. Puede demandar la justicia de Cristo, pues es impartida a todo pecador arrepentido (Mensajes selectos, tomo 1, p. 283)

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Miércoles 24 de diciembre // Lección 13                                                    

EL “NUEVO” PACTO

Hebreos describe el Nuevo Pacto como “mejor” que el Antiguo Pacto (Heb. 8:1, 2, 6). La pregunta obvia es: ¿Por qué estableció Dios el Pacto Antiguo, si era defectuoso? Pero el problema no es con el Pacto, sino con la respuesta de la gente a él.

Lee Hebreos 7:19; 8:9; y 10:1 al 4. ¿Qué problemas con el Pacto Antiguo se mencionan?

Hebreos 7: 19 ya que no perfeccionó nada. Y por la otra, se introduce una esperanza mejor, mediante la cual nos acercamos a Dios.

Heberos 8: 9No será un pacto como el que hice con sus antepasados el día en que los tomé de la mano y los saqué de Egipto, ya que ellos no permanecieron fieles a mi pacto, y yo los abandoné —dice el Señor—.

Hebreos 10: 1La ley es sólo una sombra de los bienes venideros, y no la presencia misma de estas realidades. Por eso nunca puede, mediante los mismos sacrificios que se ofrecen sin cesar año tras año, hacer perfectos a los que adoran. De otra manera, ¿no habrían dejado ya de hacerse sacrificios? Pues los que rinden culto, purificados de una vez por todas, ya no se habrían sentido culpables de pecado. Pero esos sacrificios son un recordatorio anual de los pecados, ya que es imposible que la sangre de los toros y de los machos cabríos quite los pecados.

Los hijos de Israel “no permanecieron fieles” al Pacto (Heb. 8:9), sino que fueron desobedientes. Los sacrificios de animales en el Pacto Antiguo nunca podían quitar los pecados (Heb. 10:4); es decir, el problema del pecado permanecía. Solo “la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre” podía expiar el pecado, aun los cometidos bajo el Pacto Antiguo (Heb. 10:10; 9:15). Y eso era porque “nada perfeccionó la ley”, pero sí lo hizo “la introducción de una mejor esperanza, por la cual nos acercamos a Dios” (Heb. 7:19) por medio de la promesa del Nuevo Pacto.

En un sentido, el Nuevo Pacto no es nuevo: desde la promesa en el Edén de que la simiente aplastaría la cabeza de la serpiente, el plan de salvación siempre estuvo fundado en la muerte de Cristo, “el Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo” (Apoc. 13:8; ver también Jer. 32:40; Heb. 13:20, 21; Juan 13:34).

“El Pacto de la gracia no es una verdad nueva, porque existió en la mente de Dios desde toda la eternidad. Por esto se lo llama el Pacto Eterno” (FILB, 77). Pablo nos muestra que algo especial sucede cuando nos volvemos al Señor. Dios prometió, en relación con el Pacto Eterno: “Pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí” (Jer. 32:40). Sin fe, traer sacrificios de animales era como pagar por los pecados. Mirando a Jesús, en cambio, quien “sufrió la cruz, menospreciando el oprobio” (Heb. 12:2, 3), vemos el inmenso costo del pecado; las buenas nuevas son que el costo ha sido pagado, “por la sangre del pacto eterno” (13:20). Este “nuevo” pacto transforma la manera en que miramos todo, como el mandamiento de amarnos unos a otros. No es nuevo (Lev. 19:18), solo que no hemos de amar a nuestros prójimos como a nosotros mismos, sino como “yo [Jesús] os he amado” (Juan 13:34).

¿Cómo podremos alguna vez aprender a amar a otros como Jesús nos amó?

«PACTO»: Termino que se usa en la Biblia para los convenios que se hacen entre Dios y el hombre. Especificando las condiciones, los privilegios y las responsabilidades entre los pactantes. El pacto es un acuerdo formal.

Uno de los aspectos más importantes de la lección de ésta semana es recalcar que aunque la Biblia habla de pactos en «plural»; realmente hay un sólo pacto entre Dios y el hombre.

Este pacto consiste en un Dios Santo y Eterno bendiciendo y salvando a una raza caída, siendo el amor la principal característica del Salvador, y como un requisito para el salvado; «la obediencia».

Hay un texto muy interesante de la Biblia que podemos usar en el estudio de este día y se encuentra en Hebreos 8.

Hebreos 8:

13 Con llamar nuevo a este testamento, dio por anticuado el primero. Ahora bien, lo que se da por anticuado y viejo, cerca está de quedar abolido. Versión Torres-Amat

 

13 Al llamar «nuevo» a ese pacto, ha declarado obsoleto al anterior; y lo que se vuelve obsoleto y envejece ya está por desaparecer.  Versión NVI

 

Para entender este pensamiento vamos a tomar el ejemplo del automóvil. Cuando el automóvil fue inventado mas de cien años atrás, contaba con partes esenciales y básicas, que entre ellas están: Un Chasis, una carrocería, un motor, una transmisión, cuatro ruedas, frenos, un timón, una llave, luces y un tanque de combustible. Ahora en nuestro tiempo moderno, el automóvil sigue teniendo todas las partes básicas del automóvil de 100 años atrás. Un chasis, una carrocería, un motor, una transmisión, cuatro ruedas, frenos, un timón, una llave, luces y un tanque de combustible. La gran diferencia es que después de 100 años de perfeccionamiento los vehículos han sido 1000 veces mejorados; por lo tanto lo nuevo hace lo viejo obsoleto; aunque el vehículo es nuevo sigue teniendo el mismo concepto de un carro viejo. Lo mismo sucede con el antiguo pacto y el nuevo pacto; el antiguo pacto que fue dado cientos de años mas temprano que el nuevo pacto; el antiguo pacto tiene como fundamento la ley de Dios, y el nuevo pacto también tiene como fundamento la ley de Dios.

En el antiguo pacto que fue ratificado en el monte Sinaí, Dios escribió la ley en tablas de piedras y también en un libro. 

13 Él os mostró su pacto, y os mandó que le guardarais, y los diez mandamientos que escribió en dos tablas de piedra. Deuteronomio 4  NVI

24 Moisés terminó de escribir en un libro todas las palabras de esta *ley. 25 Luego dio esta orden a los levitas que transportaban el arca del pacto del Señor : 26 «Tomen este libro de la ley, y pónganlo junto al arca del pacto del Señor su Dios. Allí permanecerá como testigo contra ustedes los israelitas,  Deuteronomio 31 NVI

El propósito de Dios con los israelitas era escribir la ley en sus corazones. Los Israelitas nunca quisieron experimentar una religión nacida del corazón y siempre tomaron este pacto externamente; de una manera externa, teniendo por consecuencia una religión externa.

Cuando los Israelitas rechazaron y crucificaron a Jesús, ese antiguo pacto es disuelto por Dios y es entregado a otro grupo de personas, ya no como nación; sino como individuos.

El nuevo pacto es el mismo que el antiguo pacto, teniendo como fundamento la ley de Dios, pero ahora es mejor por que no está escrita exteriormente sobre tablas de piedras, ahora está escrito interiormente en la mente y el corazón del hombre; y como resultado tendría que dar una religión nacida y vivida en el corazón por el trabajo y frutos del Espíritu Santo, en la vida de cada creyente. 

El viejo pacto no era malo por el pacto en si mismo, era malo por que los pactantes no lo aplicaron de la manera que tenía que haber sido aplicado, tuvieron un pacto externo con una religión externa. El nuevo pacto tiene como propósito que la religión y la experiencia espiritual sea nacida del corazón. También al nuevo pacto le puede suceder lo mismo que al viejo pacto, pero no por culpa del pacto en si mismo, si no por culpa de nosotros.

El viejo y el nuevo pacto es sencillamente el mismo pacto; la gran diferencia es que es entregado a dos pueblos totalmente diferentes y en diferentes tiempos. El viejo pacto para el viejo pueblo (Israel como nación), el nuevo pacto para el nuevo pueblo, (a los gentiles como individuos); en los dos pactos hay salvados como perdidos, la diferencia la hace el pactante.

Otro punto que tenemos que hacer notar en este día es que un pacto no es un contrato

Dios no hace contrato con el hombre.

-Un contrato determina la imposición de el lado mas fuerte de los participantes

-Un contrato restringe la libertad de los participantes, imponiendo severas sentencias, multas y cargos al infractor

-Un contrato está escrito en forma imperativa (estipulaciones, requisitos, obligaciones, sanciones, etc.)

 

¿PorquéDios no hace contrato con nosotros?

-Dios creo al hombre con libre albedrío 

-Dios basado en el libre albedrío, respeta la decisión que el hombre toma

-Dios nunca actúa por la fuerza, solamente actúa si el hombre le permite

-Dios inicia el pacto y ofrece como garantía la gracia en el cumplimiento de este pacto 

-No está escrito en forma imperativa, está escrita en forma de amor; prometiendo miles de bendiciones a cambio de una solo requisito de parte del humano y ese requisito es la obediencia

Dios ha hechos pactos con el hombre,  en toda la vida de éste mundo.

A las puertas de jardín de Edén se hace el primer pacto entre Dios y la recién raza caída;  El símbolo ó señal, es muerte 

Dios hace un pacto con Noé, la humanidad y los animales después del diluvio; El símbolo ó señal es el arcoíris.

Dios pacta con Abraham.   El símbolo ó señal es la circuncisión.

Dios hace pacto con el pueblo de Israel:

El símbolo son los diez mandamientos escritos en tablas de piedras

Dios hace un pacto con el Rey David;

El símbolo es la «estrella de David,» que significa cetro y trono perpetuo a través de nuestro Señor Jesucristo.

                                                                                

Y el ultimo pacto que se hace es con el cristianismo moderno, al escribir su ley en nuestros corazones   

El símbolo no es ninguno, no se puede ver; es un pacto de fe, que se acepta por fe.

Todos los pactos tiene un símbolo que lo identifica

En nuestro mundo actual estamos llenos de símbolos; los gobiernos tienen símbolos, las organizaciones mundiales también tienen símbolos, y las corporaciones financieras también tienen símbolos que los identifican.

Hay muchos símbolos reconocidos mundial mente tal como la cruz roja internacional, las naciones unidad, El Comite Olímpico, entre otras. Nosotros como iglesia también tenemos un símbolo que nos identifica con el pacto que tenemos con Dios. Por mucho tiempo se uso la figura de los tres ángeles volando enfrente del mundo, sosteniendo cada uno de ellos una trompeta, que denotaba nuestra comisión  de llevar a cabo la predicación del mensaje del tercer ángel.  Ahora tenemos un símbolo diferente:

 
The Seventh-day Adventist Church logo

 Este símbolo se está usando desde 1997

La biblia abierta: La biblia forma la base de nuestro símbolo, y representa la fundación bíblica de nuestras creencias.

La llama: Esta formada por tres lineas circundando el mundo, y representan el mensaje de los tres ángeles  y nuestra comisión de llevar el evangelio a todo el mundo, al mismo tiempo representa la llama simbólica del Espíritu Santo.

Las lineas de fuego que continúan arriba del mundo representan la primera resurrección y  ascensión al cielo en la segunda venida de Cristo a este mundo. 

La Cruz representa el evangelio de la salvación y el sacrificio de Cristo.

Esto fue diseñado por Bryan Gray, graduado de una escuela de diseños en Pasadena, California.

 

Las bendiciones del nuevo pacto están basadas únicamente en la misericordia para perdonar iniquidades y pecados. El Señor especifica: Haré así y así con todos los que se vuelvan a mí abandonando el mal y escogiendo el bien. “Seré propicio a sus injusticias, y nunca más me acordaré de sus pe cados y de sus iniquidades”. Todos los que humillan su corazón confesando sus pecados, hallarán misericordia, gracia y seguridad. Al mostrar misericordia al pecador, ¿ha cesado Dios de ser justo? ¿Ha deshonrado su santa ley, y de aquí en adelante pasará por alto la violación de ella? Dios es constante. No cambia. Las condiciones de la salvación son siempre las mismas. Vida, vida eterna para todos los que quieran obedecer la ley de Dios…
Las condiciones por las cuales puede ganarse la vida eterna bajo el nuevo pacto, son las mismas que había bajo el antiguo pacto: perfecta obediencia. Bajo el antiguo pacto había muchas culpas de carácter atrevido e insolente para las cuales no había una expiación especificada por la ley. En el nuevo y mejor pacto Cristo ha cumplido la ley por los transgresores de la ley, si lo reciben por fe como Salvador personal. “A todos los que le recibieron… les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. Misericordia y perdón son la recompensa de todos los que vienen a Cristo confiando en los méritos de él para que quite sus pecados. En el mejor pacto somos limpiados del pecado por la sangre de Cristo (Comentario bíblico adventista, tomo 7, p. 943).
Cristo intercede por la raza perdida mediante su vida inmaculada, su obediencia y su muerte en la cruz del Calvario. Y ahora el Capitán de nuestra salvación intercede por nosotros no solo como un solicitante, sino como un vencedor que exhibe su victoria. Su ofrenda es completa, y como nuestro intercesor ejecuta la obra que se ha impuesto a sí mismo, sosteniendo ante Dios el incensario que contiene sus propios méritos inmaculados y las oraciones, las confesiones y los agradecimientos de su pueblo. El incienso asciende a Dios como un olor grato, perfumado con la fragancia de su justicia. La ofrenda es plenamente aceptable, y el perdón cubre todas las transgresiones. Para el verdadero creyente Cristo es sin duda alguna el ministro del Santuario, que oficia para él en el Santuario, y que habla por los medios establecidos por Dios.
Cristo puede salvar hasta lo sumo a todos los que se acercan a él con fe. Si se lo permiten los limpiará de toda contaminación; pero si se aferran a sus pecados no hay posibilidad de que sean salvos, pues la justicia de Cristo no cubre los pecados por los cuales no ha habido arrepentimiento. Dios ha declarado que aquellos que reciben a Cristo como a su Redentor, aceptándolo como Aquel que quita todo pecado, recibirán el perdón de sus transgresiones. Estas son las condiciones de nuestra elección. La salvación del hombre depende de que reciba a Cristo por fe. Los que no quieran recibirlo, pierden la vida eterna porque se niegan a aprovechar el único medio proporcionado por el Padre y el Hijo para la salvación de un mundo que perece (Comentario bíblico adventista, tomo 7, p. 942).

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Lección 13 // Jueves 25 de diciembre                                                          

LA CULMINACIÓN DEL EVANGELIO

“Sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios se consumará, como él lo anunció a sus siervos los profetas” (Apoc. 10:7).

Es significativo que Apocalipsis 10:7 sea el único versículo fuera de Apocalipsis 14:6 que se refiere a la predicación del evangelio (la palabra griega para “anunció” es euaggelízo, “proclamar las buenas nuevas”). Estos dos capítulos son especiales para los adventistas, porque describen nuestra vocación y comisión. Dios nos ha comisionado específicamente para proclamar el “evangelio eterno”.

Como vimos, el evangelio es el mismo del Génesis al Apocalipsis. La Ley es la misma. El Pacto es el mismo. Jesús, Pablo y Santiago afirman que el evangelio es el mismo que creyó Abraham (Juan 8:56; Rom. 4:13; Sant. 2:21-23). Algunos tienen dificultad con esta afirmación, porque definen el evangelio en forma más estrecha que la Escritura. La fe obediente de Abraham, se originó con su visión anticipada del sacrificio de Jesús. No necesitamos equilibrar nuestra fe con obras a fin de ser salvos. La fe sola es suficiente, pero no debe ser una fe intelectual, como tienen los demonios, ni una fe presuntuosa, que reclama las promesas de Dios sin cumplir con las condiciones de la salvación; más bien, debe ser una fe que obra.

EL TEXTO SUBRAYADO ARRIBA, ES LA ESENCIA DE LA LECCION DE ESTA SEMANA, POR FAVOR LEALO DESPACIO Y MUCHAS VECES, Y VA A ENCONTRAR UN PENSAMIENTO PROFUNDO, HERMOSO Y SENCILLO.

¿Por qué las referencias a guardar los mandamientos, y al testimonio y la fe de Jesús, en Apocalipsis 12:17 y 14:12, son importantes en el contexto del evangelio eterno?

Apocalipsis 12: 17 Entonces el dragón se enfureció contra la mujer, y se fue a hacer guerra contra el resto de sus descendientes, los cuales obedecen los mandamientos de Dios y se mantienen fieles al testimonio de Jesús.

Apocalipsis 14: 12 ¡En esto consiste la perseverancia de los santos, los cuales obedecen los mandamientos de Dios y se mantienen fieles a Jesús!

El tema decisivo al final del tiempo es: ¿A quién adoraremos y obedeceremos? ¿Al Dios “que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas” (Apoc. 14:7)? ¿O a la bestia y a su imagen? La obediencia a los mandamientos (incluyendo el sábado) por medio de la fe de Jesús distingue a los que permanecen fieles hasta el fin. La verdadera religión demanda fe y obediencia.

“Aunque fue a menudo en medio de oprobios y persecuciones, nunca se dejó de rendir testimonio constante del carácter perpetuo de la Ley de Dios y de la obligación sagrada del sábado de la creación.

“Estas verdades, tal cual están presentadas en Apocalipsis 14, en relación con el ‘evangelio eterno’, serán lo que distinga a la iglesia de Cristo cuando él aparezca” (CS 506).

La iglesia Adventista del Séptimo Día, es la encargada de dar el evangelio en los últimos días de éste mundo. Una de las pocas iglesias que quedan alrededor del mundo donde estudiamos y mantenemos la verdad bíblica en su esencia.

Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas. Otro ángel le siguió, diciendo: Ha caído, ha caído Babilonia, la gran ciudad, porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación. Y el tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano, 10 él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero; Apocalipsis 14

Juan comienza la visión viendo tres ángeles volar en medio del cielo. Los ángeles  están volando en medio del cielo, arriba en el cielo, como vuela un águila y tenían el evangelio eterno para predicar a las naciones.

Interesantemente el evangelio que nos toca predicar no son precisamente «Buenas Nuevas» al contrario, parece que son «malas noticias». En éste evangelio se está anunciando, temor, juicio, beber del vino de la ira de Dios, ira de Dios y castigo con fuego y azufre.

Lo mas interesante de ésto es que en estos evangelios no se menciona a Jesucristo y tampoco está hablando de una promesa de salvación.

Cada vez que estudiamos el evangelio de Jesucristo encontramos que el evangelio está dividido en dos partes: La primera que anuncia que el reino de Dios está cerca y la segunda parte es donde se da la orden de arrepentimiento.

En el Evangelio de Juan encontramos las dos mismas partes pero invertidas; primero dice «temed a Dios y dadle Gloria» esto es sencillamente arrepentirse, y luego encontramos «por que la hora de su juicio ha llegado» que envuelve el acercamiento del reino de Dios a éste mundo que trae juicio como también salvación.

El evangelio que nos toca dar es un mensaje serio de advertencia, un mensaje que denota la urgente necesidad de hacer algo radical en la vida del humano para poderse librar de la ira y castigo de Dios.

El mensaje llega con toda su fuerza, claridad, consistencia y determinación al inconverso; pero llega con más fuerza, claridad, consistencia y determinación al mensajero. El hecho que sepamos la verdad y asistamos a la «iglesia verdadera» no es suficiente para la salvación, nosotros como pueblo de Dios necesitamos un total desprendimiento del mundo, si no es así, somos los más favoritos candidatos para recibir el castigo de Dios, por que sabiendo el bien y lo correcto no lo hacemos.

El segundo ángel se presenta con un mensaje enfocado a la «gran Babilonia» mensaje parecido a Isaías 21:9 donde dice: «Cayó, cayó Babilonia; y todos los ídolos de sus dioses quebrantó en tierra.» «porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación»

El tercer ángel advierte de la venganza de Dios contra aquel que deliberadamente se une al anticristo aún después de haber escuchado el mensaje de los dos ángeles anteriores.

Todo aquel que insista en la idolatría, siguiendo a la bestia y promoviendo su causa  «él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero; » Tanto la idolatría pagana como la idolatría al papa es un pecado condenador, y se probará contra todos aquello que aún al  ser advertidos, se nieguen a salir de Babilonia. Ellos recibirán » la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira;»

12 Aquí está la paciencia de los santos; aquí están los que guardan los mandamientos de Dios, y la fe de Jesús.

 ¿Se acuerda de la lección de hace tres Sábados: «Preparación Para la Siega»?

Muchos creemos que la paciencia es una característica «pasiva» de una persona. Muchas veces creemos que al pedirle a Dios paciencia, el nos concede la paciencia  para hacernos inmunes a los problemas de ésta vida; en pocas palabras creemos que con la paciencia en nuestras vidas, los problemas ya no nos van a afectar.

Si deseamos la paciencia, tenemos que entender que realmente es la paciencia.

1-La paciencia tiene un objetivo específico en nuestra santificación: La palabra griega que usa Santiago en éste texto para paciencia, es la palabra MAKROTHYMEO. Esta palabra MAKROTHYMEO significa tener paciencia, pero mas que eso, es esperar con paciencia.

Santiago nos presenta el caso del labrador, quien también está esperando. Su paciencia se demuestra en la siembra, su paciencia continua con las primeras lluvias que harán la planta nacer y crecer, su paciencia continua con las últimas lluvias que prepararán el fruto para la cosecha, y su paciencia continua hasta la cosecha del producto. En pocas palabras la paciencia del labrador tiene que continuar hasta recibir el fruto, si no tiene paciencia para llegar hasta el final, entonces trabajo por gusto.

En nuestra vida espiritual la paciencia no es cuestión de un momento, es cuestión  de toda la vida. Nuestra paciencia tiene que llegar hasta la cosecha final  que es la segunda venida de Cristo. ¿Porqué la segunda venida de Cristo? Por qué allí sucede el milagro y evento más esperado por millones y millones de hijos de Dios que han pasado al descanso; y es la resurrección.

Si no tenemos la paciencia para llegar hasta el final, entonces también hemos trabajado por gusto. El objetivo final de la paciencia es que consigamos la vida eterna.

2- La paciencia tiene como objetivo específico la segunda venida de Cristo: Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. La segunda venida de Cristo es el evento que motiva al cristiano a preservar en los momentos duros y problemas que enfrentamos en la vida. Ese anhelo de una patria mejor, es la idea latente del moribundo a la orilla de la tumba. Con himnos de esperanza despedimos a los seres amados que pasan al descanso, con la esperanza de volverlos a ver en la venida de Cristo. El verdadero fruto de la paciencia será presenciar el mas grande de todos los milagros: La Resurrección.

3- La paciencia no sólo es el acto de esperar, sino el acto tener un comportamiento correcto en la espera: Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones;

Este texto está escrito en imperativo, no se no está sugiriendo algo, se nos está dando una orden. En el proceso de la espera de la segunda venida de Cristo, no tiene que haber un comportamiento débil ó derrotado; se nos dice que afirmemos nuestros corazones, en pocas palabras mientras esperamos al Señor, nuestro comportamiento tiene que ser valiente, fuerte y muy activo.

Muchos creen que la paciencia la necesitamos para lidiar con los problemas, las pruebas, dificultades, tristezas, dolores y decepciones que ésta vida nos da, y esto es verdad, pero es incompleto.  ¿Porqué? Al tomar uno de los frutos mas grandes y sublimes que nos puede dar el cielo a través del Espíritu Santo, y solamente usarlos para los problemas de la tierra, es como si usted se ganara la lotería de 400 millones de dólares y decidiera invertir parte de ese dinero poniendo una venta de periódicos en la calle. Tenemos que tomar la paciencia, tesoro incalculable que nos da Dios, e invertirlo en el mas ambicioso negocio que pudiéramos hacer en nuestras vidas; invertirlo en la ciudadanía celestial.

La verdadera paciencia tiene como propósito sostenernos aquí en la tierra hasta alcanzar a ver la segunda venida de Cristo, ya sea que estemos vivos ó ya sea que estemos muertos; la segunda venida de Cristo marca el momento de la historia universal donde los sufridos, los afligidos, los perseguidos, los humillados, los asesinados por la causa de Jesús y el evangelio, recibiremos el premio de la vida eterna por la bendita gracia de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

El mundo se halla necesitado de la verdad salvadora que Dios ha con fiado a su pueblo. El mundo perecerá a menos que reciba un conocimiento de Dios por medio de sus agentes escogidos. En el poder del Espíritu Santo, los que son obreros juntamente con Dios, han de trabajar con celo incansable, y esparcir por el mundo la luz de la preciosa verdad. Al ir por los caminos y los vallados, al trabajar en los lugares desiertos de la tierra, en su país o en las regiones lejanas, verán la salvación de Dios revelada de una manera notable.

Los fieles mensajeros de Dios han de tratar de hacer avanzar la obra del Señor en la forma en que él lo ha señalado. Han de colocarse a sí mismos en estrecha relación con el gran Maestro, para que puedan ser enseñados diariamente por Dios. Han de luchar con Dios en oración ferviente por un bautismo del Espíritu Santo, para que puedan llenar las necesidades de un mundo que perece en el pecado. Todo el poder es prometido a aquellos que salen con fe a proclamar el evangelio eterno. A medida que los siervos de Dios lleven al mundo el mensaje vivo que acaban de recibir del trono de gloria, la luz de la verdad brillará como una lámpara que arde, alcanzando todas partes del mundo. Así las tinieblas del error y la incredulidad serán disipadas de la mente de los honrados de corazón en todos los países, que buscan ahora a Dios, “si en alguna manera, palpando, le hallen” (Testimonios para los ministros,pp. 467, 468).

El Señor espera manifestar su gracia y poder mediante su pueblo. Pero necesita que quienes se dedican a su servicio mantengan sus mentes siempre en sintonía con él. Debieran dedicar tiempo diariamente para leer la Palabra de Dios y orar. Cada hombre y soldado bajo el mando del Dios de Israel necesita tiempo para consultar con él y buscar su bendición. Si el obrero se permite dejar sin satisfacer esta necesidad, perderá su poder espiritual. Debemos caminar y trabajar con Dios en forma individual; entonces se revelará en nuestras vidas la influencia sagrada del evangelio de Cristo en toda su hermosura (Testimonios para la iglesia, tomo 6, pp. 255, 256).
Todas las grandes verdades de las Escrituras se centralizan en Cristo; debidamente comprendidas todas conducen a él. Preséntese a Cristo como el alfa y la omega, el principio y el fin del gran plan de redención. Presentad a la gente temas tales que fortalezcan su confianza en Dios y en su Palabra y la induzcan a investigar sus enseñanzas por sí misma. Y a medida que los hombres avancen paso a paso en el estudio de la Biblia, estarán mejor preparados para apreciar la hermosura y la armonía de estas preciosas verdades (El evangelismo,p. 354).
El sacrificio de Cristo como expiación del pecado es la gran verdad en derredor de la cual se agrupan todas las otras verdades. A fin de ser comprendida y apreciada debidamente, cada verdad de la Palabra de Dios, desde el Génesis al Apocalipsis, debe ser estudiada a la luz que fluye de la Cruz del Calvario. Os presento el magno y grandioso monumento de la misericordia y regeneración, de la salvación y redención: —el Hijo de Dios levantado en la cruz. Tal ha de ser el fundamento de todo discurso pronunciado por nuestros ministros (Obreros evangélicos, p. 330).

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Viernes 26 de diciembre // Lección 13                                                         

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Lee “El fuerte clamor”, Eventos de los últimos días, pp. 201-204.

“Necesitamos alcanzar una norma más alta, avanzar y reclamar nuestros privilegios exaltados. Debemos andar humildemente con Dios, no hacer orgullosas jactancias de perfección de carácter, sino con fe sencilla reclamar cada promesa de la palabra de Dios; porque ellas son para los obedientes, no para los transgresores de la Ley de Dios. Sencillamente, debemos creer el testimonio de Dios y depender enteramente de él, y todas las posibilidades de gloria propia y orgullo serán eliminadas. En realidad, somos salvados por la fe; no por una fe pasiva, sino por la fe que obra por amor y purifica el alma. La mano de Cristo se extiende hasta el mayor pecador, para traerlo de regreso de las transgresiones a la obediencia; pero ningún cristianismo es tan elevado que puede volar por sobre los requerimientos de la santa Ley de Dios. Esto estaría más allá del poder de Cristo para ayudar, estaría fuera de sus enseñanzas y ejemplo; porque él dice: ‘He guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor’, y todos los que siguen a Cristo obedecerán la santa Ley de Dios” (ST, 31 de marzo de 1890).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

1. Analiza el énfasis que le dan al evangelio las enseñanzas de Jesús, de Santiago y de Pablo, incluyendo las semejanzas y las diferencias entre ellas. ¿De qué manera, al ponerlos juntos y ver el cuadro completo, podemos protegernos de caer tanto en el legalismo como en un concepto de gracia barata?

2. Cuando te sientes desanimado acerca de tu condición espiritual, ¿qué promesas del evangelio puedes reclamar para evitar el desánimo? ¿Por qué, aun en las épocas más oscuras, nunca debes renunciar? ¿Por qué la promesa de la justicia de Cristo como un don para los pecadores que no lo merecen es la clave para protegernos de abandonar todo?

3. Los mensajes de los tres ángeles conectan la creación muy estrecha- mente con la redención y la salvación. Lo mismo hace Juan 1:1 al 14. ¿Por qué estos dos temas están tan estrechamente vinculados? ¿De qué forma esta íntima conexión ayuda a explicar por qué el sábado es un componente tan central en la Ley de Dios? ¿De qué modo este vínculo estrecho nos ayuda a comprender la centralidad del sábado en el conflicto final de los últimos días?

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