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LECCIÓN # 2 – EL BAUTISMO Y LAS TENTACIONES – PARA EL 11 DE ABRIL DE 2015

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Toda información dada en éste documento es tomada de la vastedad de libros que la Iglesia Adventista del 7mo Día tiene disponible gratuitamente para el público en general, en Ingles y Español. A éste documento también se le agrega otras informaciones de otros libros, que también se encuentran disponible en el Internet para el uso del  público en general.

Aquí no le estamos presentando una nueva luz, nuestro trabajo es sencillamente recopilar información, y presentarla en un lenguaje sencillo y entendible,  para que se le haga mas fácil al maestro de Escuela Sabática comprender y prepararse mejor, para impartir la lección de Escuela Sabática.

 Deseamos compartir con ustedes los tópicos  de las lecciones de los próximos años.

4 trimestres por año

2015:  (3)»Misioneros» (4)»Jeremías»

2016:  (1)»La Gran Controversia» (2)»El libro de Mateo» (3)»El Papel de la Iglesia en la Comunidad» (4)»Job»

2017:  (1)»El Espíritu Santo y la Espiritualidad» (2)»1ra y 2da de Pedro» (3)»Unidad en Cristo» (4)»Asuntos de Justicia Social»

2018:   (1)»Mayordomía» (2)»Preparación para los Días Finales» (3)»El libro de los Hechos» (4)»El Libro de Apocalipsis»

2019: (1)»Esdras-Nehemías» (2)»El Libro de Daniel» (3)»Romanos» (4)»Como interpretar las escrituras»

Nuevas: 2020:(1) «Educación» (2) Juan

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Lección 2: Para el 11 de abril de 2015

EL BAUTISMO Y LAS TENTACIONES

Sábado 4 de abril________________________________

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Lucas 3:1-14; Romanos 6:1-6; Lucas 3:21, 22; 4:5-8; Isaías 14:13, 14; Lucas 4:9-13.

PARA MEMORIZAR:
 «Y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia” (Luc. 3:22).

COMO YA VIMOS, LUCAS proporciona una lista de personajes históricos para ayudarnos a ver que su informe de Jesús y de Juan es tan real e histórico como estos poderosos personajes históricos.

Pero, hay otra razón importante para mencionar a estos hombres de poder e influencia: contrastarlos con el hombre humilde del desierto, Juan el Bautista, el mensajero elegido por Dios que iba a “preparar el camino” para el evento más importante de toda la historia humana: la venida de Jesús, el Redentor. Es muy interesante que Dios no eligiera a alguno de los “grandes” hombres para anunciar al Mesías, sino a uno de los “más bajos”.

Los eruditos reúnen todas estas personalidades históricas y dan una fecha próxima a los años 27 o 28 d.C. para el comienzo del ministerio de Juan el Bautista y Jesús. Dentro de este marco histórico, Jesús fue bautizado y recibió la confirmación del Cielo de que él era el “Hijo amado” de Dios (Luc. 3:22). Lucas establece este hecho al mismo comienzo, antes de presentar a sus lectores su “informe ordenado” de la misión y el ministerio de Jesucristo.

La niñez, juventud y edad adulta de Juan se caracterizaron por la firmeza y la fuerza moral. Cuando su voz se oyó en el desierto diciendo: “Aparejad el camino del Señor, enderezad sus veredas,” Satanás temió por la seguridad de su reino. El carácter pecaminoso del pecado se reveló de tal manera que los hombres temblaron. Quedó quebrantado el poder que Satanás había ejercido sobre muchos que habían estado bajo su dominio. Había sido incansable en sus esfuerzos para apartar al Bautista de una vida de entrega a Dios sin reserva; pero había fracasado. No había logrado vencer a Jesús. En la tentación del desierto, Satanás había sido derrotado, y su ira era grande. Resolvió causar pesar a Cristo hiriendo a Juan. Iba a hacer sufrir a Aquel a quien no podía inducir a pecar (El deseado de todas la gentes, {DTG}, pp. 195, 196).

Cuando Cristo se presentó a Juan para el bautismo, Satanás estaba entre los que presenciaron ese acontecimiento. Vio el relámpago que salía de los cielos sin nubes. Oyó la majestuosa voz de Jehová que resonaba por el cielo, y retumbaba por la tierra como el estrépito del trueno anunciando “Este es mi hijo amado, en quien tengo complacencia”. Vio el brillo de la gloria del padre que se proyectaba sobre la figura de Jesús, destacando con seguridad inconfundible entre la multitud a Aquel a quien conocía como a su Hijo. Las circunstancias que rodearon esa escena bautismal fueron del máximo interés para Satanás. Entonces se dio cuenta con seguridad que, a menos que pudiera vencer a Cristo, de allí en adelante habría un limite para su poder. Comprendió que ese mensaje del trono de Dios significaba que el hombre podía llegar mas directamente al cielo que antes, y en su pecho se despertó un odio intensísimo (Comentario bíblico adventista, t. 5, p. 1054).

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Domingo 5 de abril // Lección 2______________________

PREPARA EL CAMINO DEL SEÑOR

En Lucas 3, Juan aparece en su función específica y vital en la historia de la salvación. Se puede decir cualquier cosa de la predicación de Juan, menos que endulzaba sus palabras a fin de agradar a la multitud.

Lee Lucas 3:1 al 14. Sus palabras estaban llenas de verdades importantes, no solo para los que podían escucharlo, sino para todos nosotros. ¿Qué puntos específicos puedes encontrar que Juan está proclamando aquí?

 1 En el año decimoquinto del imperio de Tiberio César, siendo gobernador de Judea Poncio Pilato, y Herodes tetrarca de Galilea, y su hermano Felipe tetrarca de Iturea y de la provincia de Traconite, y Lisanias tetrarca de Abilinia, y siendo sumos sacerdotes Anás y Caifás, vino palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. Y él fue por toda la región contigua al Jordán, predicando el bautismo del arrepentimiento para perdón de pecados, como está escrito en el libro de las palabras del profeta Isaías, que dice: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor; Enderezad sus sendas Todo valle se rellenará, Y se bajará todo monte y collado; Los caminos torcidos serán enderezados, Y los caminos ásperos allanados; Y verá toda carne la salvación de Dios. Y decía a las multitudes que salían para ser bautizadas por él: !!Oh generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no comencéis a decir dentro de vosotros mismos: Tenemos a Abraham por padre; porque os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto se corta y se echa en el fuego. 10 Y la gente le preguntaba, diciendo: Entonces, ¿qué haremos? 11 Y respondiendo, les dijo: El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo. 12 Vinieron también unos publicanos para ser bautizados, y le dijeron: Maestro, ¿qué haremos? 13 Él les dijo: No exijáis más de lo que os está ordenado. 14 También le preguntaron unos soldados, diciendo: Y nosotros, ¿qué haremos? Y les dijo: No hagáis extorsión a nadie, ni calumniéis; y contentaos con vuestro salario. Lucas 3

El arrepentimiento no es solo un concepto teórico. Es una manera de vivir. La palabra viene del griego metanóia, que significa un cambio de mentalidad, lo que conduce a una vida nueva.

“Bautizar” significa sumergir completamente en agua. La inmersión es un simbolismo profundo. Aun antes del tiempo de Juan, los judíos daban un significado especial al bautismo por inmersión. Era una práctica común cuando los prosélitos gentiles elegían unirse a la fe judía.

Al invitar a los judíos a ser bautizados, Juan el Bautista estaba presentando un principio nuevo: el bautismo es una ocasión en que la persona renuncia públicamente a sus viejos caminos pecaminosos, y se prepara para la venida del Mesías. Juan el Bautista introdujo así un acto simbólico de renuncia al pecado y consagración a una nueva manera de vivir como ciudadanos del Reino mesiánico, que estaba por inaugurarse. Juan fue rápido en añadir que él bautizaba solo con agua, pero que vendría Uno después de él que los “bautizará en Espíritu Santo y fuego” (Luc. 3:16). De este modo, se planteó un punto vital: el bautismo como un acto de inmersión en el agua era solo un símbolo exterior de un cambio interior, un cambio que finalmente sería sellado por el bautismo del Espíritu Santo.

Lee Romanos 6:1 al 6. ¿Qué lecciones espirituales obtiene el apóstol Pablo del acto del bautismo? Nota la comparación que hace entre el acto de inmersión y el surgir del agua con el morir al pecado y vivir para la justicia. ¿Has experimentado la realidad de esta nueva vida en Cristo? ¿Qué áreas todavía no están sumergidas?

Juan el bautista aparece en una etapa de decadencia de la nación de Israel, tanto para el gobierno como para la iglesia. El reino de Israel se mantuvo unido hasta la muerte de Herodes el Grande, después de la muerte de Herodes, Israel se encuentra dividido y en vez de un solo rey, se encuentran muchos tetrarcas ó gobernadores, reinando cada uno de ellos en pequeñas parcelas de tierra, por permiso y gracia del emperador romano. La gloria antigua de las monarquías de Israel, solo hacían que este tiempo en que vivió Juan el Bautista, se viera aun mas empobrecido y deprimente. El reino de Israel necesitaba ser resucitado, o ser reemplazado, por un mejor rey, un líder nacional nunca había sido necesitado con tanta urgencia como en estos días, la época se mostraba perfecta para subir al trono a un rey que en verdad representara la grandeza del imperio Israelita.

La iglesia de Israel, también estaba en decadencia, encontramos a dos sumos sacerdotes, en vez de uno solo; Anas y Caifas. Anas había sido puesto como sacerdote por el imperio romano, pero también el mismo imperio romano lo había depuesto por su mal proceder, ahora su yerno Caifas había sido elegido, y el era el nuevo sumo-sacerdote. Según la historia Caifas solo servia como un títere de Anas, era Anas quien dominaba los asuntos religioso-políticos por medio de su yerno. Una reforma era completamente necesaria también en la iglesia, era la hora perfecta, y felizmente el hombre para ésta reforma estaba  disponible.

Lucas menciona las palabras de la profecía de Isaías 40: Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios. Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane. Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado.

Juan tenia un trabajo gigante que hacer, preparando el camino al Mesías, el camino tenia que ser enderezado, los valles tenían que ser alzado o rellenados, las montanas tenían que ser bajadas o desbastadas, lo torcido tenia que ser enderezado y todo lo áspero tenia que ser allanado.

Esto no era un esfuerzo material, sino espiritual, la reforma no consistía en arreglar un camino o una ciudad para la venida de Jesucristo, el esfuerzo consistía en arreglar la espiritualidad de una nación. Esta reforma no se haría por la fuerza, sino a través de la palabra y la predicación. Isaías 40: 3-5 representa los caracteres de los  hombres y la gran necesidad de ser reformados: Los valles representan a los deprimidos y desesperados de este mundo, ellos necesitaban ser levantados moralmente para poder recibir y disfrutar de las buenas nuevas de salvación; las montañas representan a los orgullosos y exaltados, ellos necesitaban ser bajado a la humildad necesaria para poder recibir y aceptar al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo; los torcidos representa a todos aquellos sumidos en la concupiscencia y la profundidad del pecado, necesitaban experimentar la necesidad de un Salvador;  los ásperos son aquellos que son toscos y grosero de naturaleza, quienes necesitaban ser suavizados y apaciguados para poder comprender y entender al Príncipe de Paz . Todas estas clases de personas serían alcanzadas por la predicación de Juan, para que pudieran comprender la salvación a través del Mesías.

¿Cómo prepararía Juan a esta generación para Jesús? «predicando el bautismo del arrepentimiento para perdón de pecados» Ahora encontramos a Juan eliminando un rito del pueblo de Israel e instituyendo un nuevo rito, éste nuevo rito no solo era para el pueblo de Israel, sino para todo el mundo. La circuncisión era un rito que todo varón judío tenía que experimentar, sin éste rito no era reconocido como judío, tampoco era reconocido como  parte del pueblo de Dios. Este rito estaba terminando precisamente con la predicación de Juan, el enseñaba el bautismo no solamente para los gentiles, sino también para el mundo judío; y éste es el nuevo símbolo ó rito  para todo aquel que desea ser parte del pueblo de Dios y seguidor de Jesús. Mas tarde encontramos a Jesucristo aboliendo el rito de la pascua del mundo judío y estableciendo un nuevo rito el cual es la santa cena, Cristo abolió la pascua por que así lo enseñó a través de su ejemplo en la «santa cena» y también la abolió por su muerte en la cruz; el Cordero de Dios fue inmolado para remisión de pecados.

El evangelio de Juan era muy simple y práctico, de seguro no era un evangelio de reconciliación, ni tampoco un evangelio suavizado. A pesar de todo; fue un evangelio de mucho éxito, esto lo comprueban todos aquellos que se acercaban a preguntar a Juan lo que se necesitaba hacer; entre ellos estaban la gente común, los publicanos y los soldados. Las respuestas para ellos fueron: compartir, no robar, no extorsionar, no calumniar, y ser conformes.

En medio de las discordias y las luchas, se oyó una voz procedente del desierto, una voz sorprendente y austera, aunque llena de esperanza: “Arrepentíos, que el reino de los cielos se ha acercado.” Con un poder nuevo y extraño, conmovía a la gente. Los profetas habían predicho la venida de Cristo como un acontecimiento del futuro lejano; pero he aquí que se oía un anunció de que se acercaba. El aspecto singular de Juan hacía recordar a sus oyentes los antiguos videntes. En sus modales e indumentaria, se asemejaba al profeta Elías. Con el espíritu y poder de Elías, denunciaba la corrupción nacional y reprendía los pecados prevalecientes. Sus palabras eran claras, directas y convincentes. Muchos creían que era uno de los profetas que había resucitado de los muertos. Toda la nación se conmovió. Muchedumbres acudieron al desierto.

Juan proclamaba la venida del Mesías, e invitaba al pueblo a arrepentirse. Como símbolo de la purificación del pecado, bautizaba en las aguas del Jordán. Así, mediante una lección objetiva muy significativa, declaraba que todos los que querían formar parte del pueblo elegido de Dios estaban contaminados por el pecado y que sin la purificación del corazón y de la vida, no podrían tener parte en el reino del Mesías.

Príncipes y rabinos, soldados, publicanos y campesinos acudían a oír al profeta. Por un tiempo, la solemne amonestación de Dios los alarmó. Muchos fueron inducidos a arrepentirse, y recibieron el bautismo. Personas de todas las clases sociales se sometieron al requerimiento del Bautista, a fin de participar del reino que anunciaba (El deseado de todas las gentes, {DTG}, pp. 79, 80).

Los votos que asumimos con el bautismo abarcan mucho. En el nombre de Padre , el Hijo y el Espíritu Santo, somos sepultados como en la muerte de Cristo, y levantados a semejanza de su resurrección, y hemos de vivir una vida nueva. Nuestra vida debe quedar ligada con la nueva vida de Cristo. Desde entonces en adelante el creyente debe tener presente que está dedicado a Dios, a Cristo y al Espíritu Santo. Debe subordinar a esta nueva relación todas las consideraciones mundanales. Ha declarado públicamente que ya no vive en orgullo y complacencia propia. Ya no ha de vivir en forma descuidada e indiferente. Ha hecho un pacto con Dios. Ha muerto al mundo y debe vivir para Dios y dedicarle toda la capacidad que le confió, sin perder jamás de vista el hecho de que lleva la firma de Dios; es un súbdito del reino de Cristo, participante de la naturaleza divina. Debe entregar a Dios todo lo que es y todo lo que tiene, empleando sus dones para gloria de su nombre (Joyas de los testimonios, {JT}, t. 2, p. 396).

Debemos guiarnos por la teología verdadera y el sentido común. Nuestras almas deben estar rodeadas por la atmósfera del cielo. Los hombres y las mujeres tienen que vigilarse; han de estar constantemente en guardia, no permitiéndose palabra o acto que podría ser causa de que se hablase mal de su conducta. El que profesa seguir a Cristo debe vigilarse, mantenerse puro y sin contaminación en sus pensamientos, palabras y actos. Su influencia sobre los demás debe ser elevadora. Su vida ha de reflejar los brillantes rayos del Sol de Justicia.

Es necesario dedicar mucho tiempo a la oración secreta, en íntima comunión con Dios. Únicamente así pueden ganarse las victorias. La eterna vigilancia es el precio de la seguridad.

El pacto del Señor ha sido hecho con sus santos. Cada uno ha de discernir sus puntos débiles de carácter, y guardarse celosamente contra ellos. Los que han sido sepultados con Cristo en el bautismo y resucitados a la semejanza de su resurrección, se han comprometido a andar en novedad de vida. “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria”(Colosenses 3: 1-4) (Consejos para los maestros, {CM}, pp. 244, 245).

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Lección 2 // Lunes 6 de abril________________________

“TÚ ERES MI HIJO AMADO”

En Lucas 2:41 al 50, leemos la famosa historia de cuando José y María perdieron de vista a Jesús en Jerusalén. Especialmente fascinante es la respuesta de Jesús a María cuando ella lo reprende (vers. 48). La respuesta de Jesús es una afirmación de que era consciente de ser divino, de que era el Hijo de Dios. “¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?” (vers. 49). Como dice el versículo siguiente, José y María no captaron aquello que las palabras de Jesús implicaban. Para ser justos, ¿cómo podrían saberlo? Después de todo, aun los discípulos, después de pasar años junto a Jesús, no estaban totalmente seguros de quién era él y lo que él había de hacer.

Por ejemplo, después de su resurrección, Jesús habló con dos discípulos en el camino a Emaús. Uno de ellos, al referirse a Jesús, había dicho que este fue “profeta, poderoso en obra y en palabras delante de Dios y de todo el pueblo” (Luc. 24:19). Jesús, por supuesto, era mucho más que un profeta. Aun entonces, ellos no habían captado quién era él y qué había venido a hacer.

Lee Mateo 3:13 al 17, Juan 1:29 al 34, y Lucas 3:21 y 22. ¿Cuál es la importancia del bautismo de Jesús?

13 Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. 14 Mas Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? 15 Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó. 16 Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. 17 Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia. Mateo 3

29 El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. 30 Este es aquel de quien yo dije: Después de mí viene un varón, el cual es antes de mí; porque era primero que yo. 31 Y yo no le conocía; mas para que fuese manifestado a Israel, por esto vine yo bautizando con agua. 32 También dio Juan testimonio, diciendo: Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él. 33 Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquél me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo.  34 Y yo le vi, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios. Juan 1

21 Aconteció que cuando todo el pueblo se bautizaba, también Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió, 22 y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia. Lucas 3

En ocasión de su bautismo, el Cielo afirmó que Jesús era el Hijo de Dios. Jesús buscó el bautismo no porque él lo necesitara como parte de un proceso posterior al arrepentimiento, sino para dar el ejemplo a otros (Mat. 3:14, 15). Se destacan tres factores importantes con respecto al bautismo de Jesús: 1) la proclamación del Bautista: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29); 2) el ungimiento del Espíritu Santo para la misión futura; y 3) la proclamación celestial de que Jesús es el Hijo de Dios, en quien el Padre tiene complacencia.

Piensa en esto: el inmaculado Hijo de Dios, el Creador del cosmos, fue bautizado por un mero ser humano, como parte del plan de salvación. ¿De qué modo esta asombrosa condescendencia nos ayuda a estar dispuestos a humillarnos cuando la ocasión así lo demanda?

43 Al regresar ellos, acabada la fiesta, se quedó el niño Jesús en Jerusalén, sin que lo supiesen José y su madre.  José y y María no fueron padres perfectos, y el caso del abandono de Jesús en Jerusalén es una prueba más para aquellos que creen que José y especialmente María fueron santos,  hay un gran numero  de cristianos que creen que María, después de la concepción fue santa y nunca más peco, ni cometió errores.

Esta era la primera vez que Jesús estaba en el templo presenciando uno de los rituales más importantes de la nación. ¿Será que los padres pudieron explicar a Jesús el simbolismo de la pascua con todo detalle? Posiblemente no, para los padres de Jesús la pascua era una fiesta tradicional heredada de los padres y de la nación, para Jesús era totalmente diferente; la pascua representaba el sacrificio mas grande que el universo tenía que hacer para salvar al mundo, Dios encarnado,  él; entregándose en sacrificio; entregando su vida para salvar a la humanidad caída.

Volvamos a los Padres de Jesús, el cuidado que tenían para Jesús era muy bueno, pero no perfecto, en la conmoción de volver a casa, los padres comenzaron su viaje de regreso asumiendo que su niño también los acompañaba en la gran caravana. Tenían que haber estado seguros que Jesús estaba con ellos; ¿Que otra cosa era mas importante que cuidar al «Santo Niño»

“Si José y María hubiesen fortalecido su ánimo en Dios por la meditación y la oración, podrían haberse dado cuenta del carácter sagrado de su cometido, y no habrían perdido de vista a Jesús. Por la negligencia de un día, perdieron de vista al Salvador; y el hallarlo les costó tres días de ansiosa búsqueda. Por la conversación ociosa, la maledicencia o el descuido de la oración, podemos en un día perder la presencia del Salvador, y pueden requerirse muchos días de pesarosa búsqueda para hallarlo, y recobrar la paz que habíamos perdido” (DTG 62).

 Interesantemente en la ausencia de sus padres terrenales, Jesús busca inmediatamente la casa de su Padre Celestial, en esos días como en los presentes, el templo representaba la casa del Padre Celestial para todos aquellos que le buscan y confían en él. Solitario en tierra extraña, es atraído irresistiblemente hacia Dios: «Aunque mi padre y mi madre me dejaran» pudo haber dicho Jesús;  «con todo, Jehová me recogerá.» El niño huérfano, pudiéramos decir, volvió al templo, a su verdadero hogar, el hogar de su Padre Celestial.

En el templo Jesús se convierte en un santo estudiante-maestro, con sus profundas preguntas y respuestas, dejaba atónitos a la crema y la nata del mundo religioso de la nación hebrea, pero no era correcto que permaneciera por mucho tiempo con los maestros terrenales, estaría más seguros fuera de sus influencias, en la quietud de su hogar al norte del país. Era tiempo de volver al hogar, reconoció en la voz de su madre terrenal, la voz de su Padre celestial, llamándolo a su hogar de infancia terrenal. Las primeras palabras  pronuncias por Jesús, que registran las Sagradas Escrituras son las de este texto: «¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?» y concuerdan hermosamente con sus ultimas palabras de su ministerio aquí en la tierra; cuando pendía de la cruz en agonía y buscaba a su Padre Celestial: «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu»

13 Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. 14 Mas Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? 15 Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó. 16 Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. 17 Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia. Mateo 3

Jesucristo no tenía pecados para confesar a la hora de su bautismo, pero en su bautismo mantenía la comunión con su Padre, el Padre y el Espíritu Santo se hicieron presentes, en ese momento solemne de la vida de Jesucristo; es muy importante recalcar que la Biblia explica que en tres ocasiones diferentes Dios habló  desde el cielo, testificando acerca de su Hijo; y esto siempre sucedió cuando Jesús oraba ó acabada de orar.

29 Y entre tanto que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente. 30 Y he aquí dos varones que hablaban con él, los cuales eran Moisés y Elías; 31 quienes aparecieron rodeados de gloria, y hablaban de su partida, que iba Jesús a cumplir en Jerusalén. 32 Y Pedro y los que estaban con él estaban rendidos de sueño; mas permaneciendo despiertos, vieron la gloria de Jesús, y a los dos varones que estaban con él. 33 Y sucedió que apartándose ellos de él, Pedro dijo a Jesús: Maestro, bueno es para nosotros que estemos aquí; y hagamos tres enramadas, una para ti, una para Moisés, y una para Elías; no sabiendo lo que decía. 34 Mientras él decía esto, vino una nube que los cubrió; y tuvieron temor al entrar en la nube. 35 Y vino una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado; a él oíd. Lucas 9

27 Ahora está turbada mi alma; ¿y qué diré? ¿Padre, sálvame de esta hora? Mas para esto he llegado a esta hora. 28 Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: Lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez. 29 Y la multitud que estaba allí, y había oído la voz, decía que había sido un trueno. Otros decían: Un ángel le ha hablado. Juan 12

Hay muchas conjeturas acerca del porqué del bautismo de Jesús; entre las preguntas que se hacen, es que si Jesús no cometió pecado: ¿porqué se tenía que bautizar? Esta son algunas de la razones que las religiones del mundo nos ofrecen como sugerencias: 1- Para santificar las aguas; con el bautismo de Jesús, toda agua que se use para un bautismo en el futuro ó para asuntos espirituales en el futuro, están completamente benditas, por que Jesús las bendijo con su bautismo;  2-Su bautismo fue vicario: se tenia que bautizar por que el era la cabeza de la iglesia; 3-Consagración para su ministerio; 4-Fue un acto de su gran humildad.

Jesús se bautizó por dos razones fundamentales;
La primera es para darnos el ejemplo
La segunda es por causa de aquellos que en la vida no lo pudieron hacer.
Un ejemplo de esto, es el ladrón en la cruz.

Esta carta es de un soldado de 19 años que le escribió a Dios antes de ser encontrado muerto. Murió en la guerra de Vietnam

«Mira Dios, yo nunca te he hablado, pero en este momento te quiero preguntar ¿Como estás tú? ¿Sabes? Me dijeron que tú no existes, y como un necio, yo siempre lo creí. Pero la noche pasada mientras estaba en el cráter que dejó una bomba, me puse a contemplar el cielo y tomé tiempo para ver las estrellas, y quedé impresionado, tuve la impresión de que tú estabas allí , y allí mismo me di cuenta que me habían mentido. Me estuve preguntando; ¿Si te pudiera ver; podrías saludarme a mi con un apretón de mano?, por cualquier razón siento que tú me comprendes. Extrañamente he venido a este lugar infernal, para poder contemplar lo celestial. Bueno, creo que no tengo mucho que decir, pero estoy seguro de que esta noche te he conocido. La hora cero vendrá pronto, pero no tengo temor por que te siento cerca. Señor ya dieron la señal, tengo que irme, solo quiero que sepas que siento que te amo. Parece que ésta noche la lucha será terrible,  quién sabe si yo estaré tocando esta noche a tu puerta; a pesar que no fui amigable contigo antes, si llego ésta noche a tu casa; ¿Crees que me puedes esperar a tu puerta?
Mira, estoy llorando, hubiera deseado conocerte años atrás.
Bueno, Dios, me tengo que ir, adiós.

Extrañamente ahora que he hablado contigo, no le tengo miedo a la muerte.

Jesús fue nuestro ejemplo en todas las cosas que atañen a la vida y a la piedad. Fue bautizado en el Jordán, así como deben ser bautizados los que van a el. Los ángeles celestiales contemplaban con intenso interés la escena del bautismo del Salvador, y si los ojos de los espectadores hubieran podido se abiertos , habrían visto a la hueste celestial que rodeaba al Hijo de Dios cuando se inclino a la orilla del Jordán. El Señor había prometido darle a Juan una señal para que pudiera saber quien era el Mesías, y en ese momento, cuando Jesús salió del agua, fue dada la señal prometida ; pues los cielos fueron abiertos y al Espíritu de Dios –como una paloma de oro bruñido- que se cernía sobre la cabeza de Cristo, y vino una voz del cielo que decía: “Este es mi hijo amado, en quien tengo complacencia”

¿Que significa esta escena para nosotros? ¡Cuán irreflexivamente hemos leído el relato del bautismo de nuestro Señor, sin comprender que su significado era de la máxima importancia para nosotros, y que Cristo fue aceptado por el Padre en lugar del hombre! Cuando Jesús se inclinó en la orilla del Jordán y elevo su petición, la humanidad fue presentada ante el Padre por Aquel que había revestido su divinidad con humanidad. Jesús se ofreció a sí mismo al Padre en lugar del hombre, para que los que se habían separado de Dios debido al pecado, pudieran regresar a Dios por los méritos del Suplicante divino. La tierra había estado separada del cielo por causa del pecado, pero Cristo rodea a la raza caída con su brazo humano, y con su brazo divino se aferra del trono del infinito, y la tierra disfruta del favor del cielo y el hombre queda en comunión con su Dios. La oración de Cristo en favor de la humanidad perdida se abrió camino a través de todas las sombras que Satanás había proyectado entre el hombre y Dios, y dejó un claro canal de comunicaciones hasta el mismo trono de la gloria. Las puertas fueron dejadas entreabiertas, los cielos fueron abiertos y el Espíritu de Dios -en forma de paloma- circundó la cabeza de Cristo y se oyó la voz de Dios que decía: “Este es mi hijo amado, en quien tengo complacencia” .

Se oyó la voz de Dios en respuesta a la petición de Cristo, lo cual le asegura al pecador que su oración hallara cabida en el trono del Padre. Se les dará el Espíritu Santo a los que buscan su poder y su gracia, y él nos ayudará en nuestras debilidades cuando tengamos una audiencia con Dios. El cielo está abierto para nuestras peticiones, y se nos invita a ir “confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” . Debemos ir con fe, creyendo que obtendremos las mismas cosas que pedimos a Dios (Comentario bíblico adventista, t. 5, pp. 1053, 10954).

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Martes 7 de abril // Lección 2________________________

“NO SÓLO DE PAN”

“Y Jesús, lleno del Espíritu Santo […] fue llevado por el Espíritu al desierto, por cuarenta días, y era tentado por el diablo” (Luc. 4:1, 2). Nacido para una misión ordenada por Dios, comisionado para la tarea en ocasión de su bautismo, equipado con el poder del Espíritu Santo, Jesús el Cristo se retiró al desierto para contemplar la tarea que tenía por delante.

La tentación en el desierto fue una batalla importante entre Cristo y Satanás, en la gran controversia trabada desde la rebelión de Lucifer en el cielo. En el desierto, cuando el Salvador estaba debilitado por haber pasado los cuarenta días sin comer, y el camino por delante parecía sombrío y fatigoso, Satanás asumió el comando de su ataque contra Jesús. “Satanás vio que debía vencer o ser vencido. Los resultados del conflicto significaban demasiado para ser confiados a sus ángeles confederados. Debía dirigir personalmente la guerra” (DTG 91).

Nota lo que Satanás le dijo a Cristo: “Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan” (Luc. 4:3). ¿Qué estaba tratando de hacer Satanás en ese momento, que reflejaba lo que había intentado hacer en el cielo?

El pan no es el problema central aquí. Sí, los cuarenta días de ayuno en el desierto debieron haber dejado a Jesús con mucho apetito, y Satanás usó esta circunstancia como señuelo. Pero, Satanás sabe que Jesús es el Creador del universo. Para quien creó el universo de la nada, hacer pan de una piedra no es un problema. El punto vital en la tentación se encuentra en su introducción: “Si eres Hijo de Dios”. Solo cuarenta días antes, la voz del Cielo había afirmado que Jesús era realmente el Hijo de Dios, y ahora ¿debía dudar Jesús de esa seguridad celestial? Dudar de la Palabra de Dios es el primer paso en el ceder a la tentación. En el cielo, Satanás desafió la autoridad de Jesús; y lo hizo también aquí, incluso de una manera mucho más sutil que cuando trató de hacerlo en el cielo.

¿Cómo puedes aprender a no caer ante los intentos de Satanás de impulsarte a dudar de las promesas de Dios, como trata de hacerlo con todos nosotros?

Del bautismo de Jesús pasamos a la tentación. Jesús recibió tres regalos en su bautismo; el primero regalo fue le perfecta revelación del Padre; los cielos se abrieron y se escuchó la voz del Padre. El segundo regalo fue la inspiración para hacer la voluntad del Padre; el Espíritu Santo descendió sobre Jesús para guiarlo en su ministerio. El tercer regalo fue la confirmación de Jesús como hijo de Dios, cuando el Padre dijo: «Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.«

Ahora encontramos a Jesús enfrentando tres tentaciones; La primera tentación tiene que ver con el apetito, la segunda tentación tiene que ver con la ambición, y la tercera tentación tiene que ver con la ostentación ó presunción.  Pero antes de entrar en las tentaciones tenemos que aclarar que el Espíritu Santo llevó a Jesús al desierto para una preparación espiritual, no guío a Jesús al desierto para que fuese tentado, como muchos de nosotros creemos, pero a pesar que se sabía lo que ocurriría en el desierto, tampoco evadió la tentación que se presentaría, sino que dejó las cosas que tomaran su lugar, de la manera que sucedieron. De la misma manera que Moisés estuvo en Madián antes de iniciar su ministerio, David en Belén antes de ser rey de Israel, Elías estuvo en el monte Horeb, y Juan en el desierto, Jesús tenía que prepararse espiritualmente antes de comenzar su ministerio.  Jesús fue guiado al desierto  por la dirección divina para un retiro espiritual, y también bajo el permiso divino fue permitida ésta tentación para Jesús. El bautismo del Espíritu Santo, la presencia confortadora del Espíritu Santo y la intensa comunión con el Padre, durante esos cuarenta días, capacitarían a Cristo para la prueba que tenía por delante; solamente por estos medios se puede lograr la victoria sobre la tentación. Ni la Biblia, ni Dios,  extienden ninguna clase de garantía de victoria, a toda aquellas personas que corren deliberadamente y alocadamente a exponerse a una tentación.

Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan. Que diferencia entre la tentación del primer Adán y el segundo Adán; en la hermosura del jardín del Edén, sin estar con hambre son tentados a través del  apetito y sucumben, Jesús en la soledad del desierto, con cuarenta días de ayuno, es también tentado a través del apetito, y por la bendita gracia del cielo, sale victorioso.

-El dice que es el Hijo de Dios, Dios se lo aseguró  en el bautismo, y por ser el Hijo de Dios, el tiene que tener un poder especial-divino para hacer milagros, pero aún no lo ha experimentado, veamos si lo quiere experimentar, que convierta estas piedras en pan, para que  preserve su vida, ésta es la primera ley humana: sobre vivencia.- Esta es la falacia satánica presentada en la tentación de Jesús. Antes de escuchar las palabras del tentador, Jesús decide escuchar la voz del cielo que dice: «NO SOLO DE PAN VIVIRÁ EL HOMBRE, SINO DE TODA PALABRA QUE SALE DE LA BOCA DE DIOS.

Después que el Salvador ayunó durante cuarenta días y cuarenta noches, “tuvo hambre”. Entonces fue cuando Satanás se le apareció. Vino aparentando ser un hermoso ángel del cielo, declarando que Dios lo había comisionado para poner fin al ayuno del Salvador. “Si eres hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan”. Mateo 4:3. Pero en la insinuación de desconfianza de Satanás, Cristo reconoció al enemigo cuyo poder había venido a resistir en la tierra. No aceptaría el desafío, ni sería conmovido por la tentación. Se mantuvo firme en lo afirmativo. “No sólo de pan vivirá el hombre”, dijo, “sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”.

Cristo se sostuvo por toda palabra de Dios, y prevaleció. Si nosotros asumiéramos la misma actitud cuando somos tentados, negándonos a acariciar la tentación o a discutir con el enemigo, la misma experiencia sería nuestra. Cuando nos detenemos a razonar con el diablo es cuando somos vencidos. Es tiempo de que individualmente tomemos conciencia de que estamos en plena contienda, optemos por la afirmativa a los ojos del Señor, y allí permanezcamos. Así obtendremos el poder divino prometido (Alza tus ojos, {ATO}, p. 253).

Es peligroso abrigar la duda en el corazón aunque sea por un momento. Las semillas de la duda que Faraón sembró cuando rechazó el primer milagro, se dejaron crecer y produjeron una cosecha tan abundante que todos los milagros subsiguientes fueron incapaces de persuadirlo de que su posición era equivocada. Siguió aventurándose en su propio camino, pasando de un grado de indagación a otro, y su corazón se endureció cada vez más, hasta que se vio obligado a contemplar los rostros fríos e inertes de los primogénitos (Testimonios para la iglesia, {TI}, t. 5, p. 225).

Tenemos gran necesidad de más fe. Estoy alarmada cuando veo la falta de fe entre los nuestros. Necesitamos ir directamente a la presencia de Cristo, creyendo que curará nuestras dolencias físicas y espirituales.

Somos demasiado faltos de fe. ¡Oh, cómo desearía que pudiera inducir a nuestros hermanos a tener fe en Dios! No deben creer que a fin de ejercer fe deben ser acicateados hasta llegar a un alto grado de excitación. Todo lo que tienen que hacer es creer en la Palabra de Dios, así como creen en lo que dicen uno al otro. El lo ha dicho, y cumplirá su Palabra. Dependa Ud. tranquilamente de las promesas de Dios, porque él quiere decir precisamente lo que dice. Diga: El me ha hablado en su Palabra, y cumplirá cada promesa que ha hecho. No os volváis impacientes. Confiad. La Palabra de Dios es fiel. Proceded como si pudierais confiar en vuestro Padre celestial (Mensajes selectos, {MS}, t. 1, pp. 96, 97).

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Lección 2 // Miércoles 8 de abril______________________

“SI ME ADORARES”

Lee Lucas 4:5 al 8. ¿Por qué Satanás quería que Jesús lo adorara? ¿Qué tema vital estaba en juego aquí?

Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos. Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás. Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos. Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás. Lucas 4

La adoración es solo una prerrogativa de Dios. Es el factor que para siempre separa a las criaturas del Creador. Uno de los temas de la rebelión de Lucifer contra Dios en el cielo fue el de la adoración. La ambición de Lucifer está bien resumida en Isaías 14:13 y 14: ascender al cielo, exaltar su trono por sobre las estrellas del cielo, ser como el Altísimo. Fue un intento de usurpar la autoridad que pertenece solo al Creador, y que nunca será de ninguna criatura, no importa cuán exaltada sea.

En este contexto, podemos entender mejor qué ocurre en esta tentación. Cuando Jesús estaba a punto de iniciar su misión para redimir al mundo, y volverlo a la posesión y autoridad de Dios, Satanás lo llevó a la cumbre de un monte, dándole una visión panorámica de todos los reinos, y ofreciéndoselos a él a cambio de un acto sencillo: “Sí tú postrado me adorares, todos serán tuyos” (Luc. 4:7).

Satanás estaba tratando de desviar la perspectiva de Cristo de su prioridad divina, y de atraerlo con la pompa y la gloria, por un precio no más alto que una inclinación. Estaba tratando aquí, otra vez, de conseguir la autoridad y la adoración que no pudo obtener en el cielo.

Nota que Cristo echó a Satanás con total desprecio: “Vete de mí, Satanás” (vers. 8). La adoración y el servicio que la acompaña pertenecen al Dios creador exclusivamente. Aquí, otra vez la Palabra de Dios viene en su ayuda. ¿No dijo la Inspiración, mediante Moisés: “Oye Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios […]. A Jehová tu Dios temerás, y a él solo servirás” (Deut. 6:4, 5, 13)? Resolver seguir absolutamente a Dios en fe y obediencia es la respuesta definitiva a las mentiras y las trampas de Satanás.

Cualquiera de nosotros puede afrontar tentaciones a comprometer su fe, aun en “cosas pequeñas”. Tu trabajo, aprobar un examen, tu promoción, demandan un compromiso con respecto al sábado. Tu visa a un país mejor depende de un cambio de nombre que esconda tu fe. ¿En qué punto puedes hacer un trato? ¿Cuándo, si puede ser alguna vez, el precio es correcto?

Después de haber fallado en la primera tentación, ahora Satanás cambia su estrategia en la segunda tentación para Cristo. En la segunda tentación no se está tocando la relación Padre-Hijo, la frase «Hijo de Dios» no se menciona más, Ahora Satanás no está atacando la relación Padre-Hijo; sino la relación Jesús-mundo. Si en la primera tentación que provocaba al apetito y los sentidos falló, posiblemente la segunda tentación  que provocaba la «ambición» pudiera ser fructífera . Si Jesús aceptaba la oferta de Satanás, Jesús no tenía que negarse a sí mismo, no tenía que sacrificarse hasta la muerte, bastaba un momento de adoración y conseguía todo; era un negocio redondo que en cualquier mente humana se hubiera anidado inmediata-mente. El asunto es que Jesús no veía a Satanás como príncipe y dueño de éste mundo, sino como el usurpador de éste mundo, el usurpador a quién él había venido a derrotar. Jesús no rendiría ningún homenaje a ningún usurpador, su único homenaje y adoración le pertenecía a su Padre Celestial. Una vez más podemos contemplar el gran espíritu de sacrificio de Jesús, el rescataría el imperio de éste mundo, aún sufriendo hasta la muerte y muerte de cruz, seguido de ésta manera por miles y posiblemente millones de mártires, que al igual que Jesús prefirieron la adoración al único que es digno de adoración, antes de gratificar la ambición que el Diablo ofrece a través de las cosas terrenales.

Cuando Satanás muestra a Jesús todo los reinos del mundo, y se los ofrece a cambio de adoración, le está tentando a través de la ambición al precio más barato que se puede ofrecer.

Todas las ofertas que Satanás ofrece son baratas y sin precio. Cuenta la historia del excéntrico predicador Rowland Hill. Una vez se encontraba predicando en un lugar público, cuando pasó una dama perteneciente a la alta aristocracia llamada Ann Erskine por el lugar, inmediatamente la dama le preguntó al cochero a que se debía la gran multitud congregada. El cochero le dijo: es Rowland Hill quién está predicando.

La dama le respondió al cochero: -He escuchado cosas muy buenas de Rowland Hill, por favor regresa y parquea cerca de la multitud, que quiero escucharlo.- 

Cuando Rowland Hill, descubrió quien era, paró su sermón y comenzó a decir a la multitud: -Damas y caballeros, tengo algo para vender y es el alma de Anne Erskine. ¿Hay alguien aquí que quiere apostar algo por el alma de Anne Erskine?: -¡Un momento, estoy escuchando una oferta!, ¿Quién está apostando? es el diablo; ¿Que ofreces Diablo por el alma de Anne Esrkine? Yo ofrezco riquezas, placer y honor-.

Después de una pausa, el predicador dijo un momento, estoy escuchando otra oferta: y ésta es de Jesús; el predicador preguntó ¿Que ofreces Jesús por el alma de Anne Erskine?  La vida eterna, respondió.-

Después de otra pausa se dirigió a la distinguida dama y le dijo: Anne Erskine, has escuchado las dos ofertas: ¿Cual vas a tomar? Dice la historia que Anne Erskine abrió la puerta de su lujoso carruaje y postrándose en tierra dijo: -¡tomo la de Jesús!- El Diablo miente aún en sus promesas, pero Jesús es  siempre verdadero y siempre mantiene sus promesas.

La lección para nosotros es simple y sencilla; tenemos que entender que clase de gobierno Jesús bino a instituir a ésta tierra. Tenemos que estar conscientes que en nuestras cortas vidas no podemos lograr nuestras metas ó sueños, por medios cuestionables, no podemos llevar a cabo el trabajo de Jesús, usando las herramientas del Diablo. Las iglesias no pueden bajar sus estandartes de moralidad cristiana solo por retener al poderoso y al rico dentro de la iglesia. No podemos usar  la envidia, el chisme,  la crítica y  la calumnia , para llevar nuestros propósitos y planes adelante, ya sea en el trabajo, en nuestra familia, ó en la iglesia; ¿No son acaso éstas herramientas de Satanás? ¿No es está una adoración a Satanás?  Aprendamos nosotros también,  adoremos y agradezcamos a Jesús, por las calmadas, correctas y santas decisiones que tomó desde el principio hasta el final de su ministerio, que a pesar de tener sus pies heridos y sangrando, siguió firme, a través del tortuoso y duro camino del sufrimiento, hasta llegar hasta su trono, trono de justicia, verdad y santidad. 

Dos montes diferentes, con dos historias diferentes:

Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos.

16 Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado. 17 Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban. 18 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Mateo 28

Aquí encontramos dos montes diferentes; en el primer monte se ofrece a Jesús los imperios terrenales, el precio era adoración, la respuesta fue «NO», Jesús regresó de ese monte pobre, de la misma manera que había subido. En el segundo monte, Jesús ha vencido con su sacrificio y su preciosa sangre, y ha recibido del Padre toda potestad no solo en la tierra, sino en el universo entero: Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos; y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; 10 y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra. Apocalipsis 5

La presunción es una tentación común, y cuando Satanás asalta a los seres humanos con ella obtiene la victoria nueve veces de cada diez. Los que profesan ser seguidores de Cristo y por su fe aseguran estar enrolados en la guerra contra todo lo que es de naturaleza pecaminosa, frecuentemente se sumergen sin pensarlo en tentaciones de las cuales se requeriría un milagro para sacarlos sin mancha. La meditación y la oración los habría preservado e inducido a evitar la posición crítica y peligrosa en la cual se colocaron al concederle a Satanás una ventaja sobre ellos. Las promesas de Dios no son para que las reclamemos irreflexivamente mientras nos apresuramos temerariamente a entrar en el peligro, violando las leyes de la naturaleza y descuidando la prudencia y el juicio con que Dios nos ha dotado. Esta clase de presunción es la más flagrante de todas.

A Cristo le fueron ofrecidos los tronos y los reinos del mundo y la gloria de ellos, si tan sólo se postraba para adorar a Satanás. Los seres humanos nunca serán probados con tentaciones tan poderosas como las que asediaron a Cristo. Satanás se acercó con honores mundanales, riquezas y los placeres de esta vida, y se los presentó bajo la luz más atractiva con el fin de atraerlo y engañarlo. “Todo esto te daré—le dijo a Cristo—, si postrado me adorares”. Mateo 4:9. Cristo rechazó a su artero enemigo y salió victorioso…

El ejemplo de Cristo se halla delante de nosotros. El venció a Satanás, y nos mostró cómo nosotros también podemos vencerlo. Cristo resistió a Satanás con las Escrituras. Podría haber echado mano de su propio poder divino, y hacer uso de sus propias palabras; pero dijo: “Escrito está”… Si las Sagradas Escrituras fueran estudiadas y obedecidas, los cristianos serían fortalecidos para enfrentar a su astuto enemigo (Exaltad a Jesús, {EJ}, p. 74).

Nuestra única seguridad consiste en no dar lugar al mal; porque sus sugerencias y propósitos siempre nos dañarán, e impedirán que confiemos en Dios. Satanás se transforma en un ángel de pureza, para poder, mediante sus especiosas tentaciones, introducir sus artificios, de tal manera, que no discernamos sus trampas. Cuanto más cedamos, tanto más poderosos serán sus engaños. No es seguro discutir o parlamentar con él. Por cada ventaja que le demos al enemigo, él pedirá más. Nuestra única seguridad consiste en rechazar firmemente la primera insinuación a la presunción. A través de los méritos de Cristo, Dios nos ha dado gracia suficiente para resistir a Satanás, y ser más que vencedores. La resistencia es el éxito. “Resistid al diablo, y de vosotros huirá”. La resistencia debe ser firme y constante. Perdemos todo lo que ganamos si resistimos hoy para ceder mañana.

Hay quienes se exponen temerariamente al peligro y a las tentaciones, y se requeriría un milagro de Dios para sacarlos sin daño y sin contaminación. Esos son actos presuntuosos que no agradan a Dios. La tentación que Satanás presentó al Salvador del mundo, de arrojarse desde el pináculo del templo, fue firmemente enfrentada y resistida. El archienemigo citó una promesa de Dios, de seguridad, para que Cristo pudiera hacer eso seguramente, confiando en la promesa. Jesús hizo frente a esa tentación con las Escrituras: “Escrito está, no tentarás al Señor tu Dios” (Mateo 4:7). De la misma manera, Satanás insta a los hombres a ir a lugares a los que Dios no quiere que vayan, presentándoles las Escrituras para justificar sus sugerencias.

Las promesas de Dios no son para que las reclamemos imprudentemente, para protegernos mientras corremos temerariamente hacia el peligro, violando las leyes de la naturaleza, o des-entendiéndonos de la prudencia y del juicio que Dios nos ha dado. Esto no sería una fe genuina, sino presunción… Satanás acude a nosotros con honor mundano, riquezas y los placeres de la vida. Estas tentaciones son variadas, para adaptarlas a hombres de toda categoría y condición, para tentarlos y alejarlos de Dios, para servirse a sí mismos más que a su Creador. “Todo esto te daré, si postrado me adorares” (Mateo 4:9), le dijo Satanás a Cristo. Y Satanás le dice al hombre: “Todo esto te daré”. “Todo este dinero, toda esta tierra, todo este poder, y honor, y riquezas te daré”; y el hombre queda encantado, engañado, y traidoramente arrastrado a su ruina (Mente carácter y personalidad, {MCP}, t. 1, pp. 24, 25).

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Jueves 9 de abril // Lección 2________________________

CRISTO, EL VENCEDOR

Lucas y Mateo invierten el orden de la segunda y la tercera tentaciones. La razón no es clara, pero eso no necesita detenernos. El punto vital es la victoria final de Jesús sobre Satanás, proclamada en ambos evangelios. Al estudiar las tentaciones, vemos que Jesucristo es una Persona real: tentado como nosotros, pero sin pecado (Heb. 4:15). Con su victoria sobre cada una de las tentaciones, su triunfo sobre Satanás, con la Palabra de Dios en su boca y conectado con el poder celestial por medio de la oración, Jesús sale para proclamar el Reino de Dios e inaugurar la era mesiánica.

Lee Lucas 4:9 al 13 y Mateo 4:5 al 7. En las primeras dos tentaciones, Jesús usó la Escritura para vencer la incitación de Satanás. Ahora, en la tercera, Satanás cita la Escritura para probar si Jesús realmente toma en serio la Palabra de Dios. ¿Qué ocurre allí, y cómo responde Jesús?

Y le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo; 10 porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden;11 y, En las manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra. 12 Respondiendo Jesús, le dijo: Dicho está: No tentarás al Señor tu Dios. 13 Y cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se apartó de él por un tiempo. Lucas 9

Luego el diablo lo llevó a la ciudad santa e hizo que se pusiera de pie sobre la parte más alta del templo, y le dijo: 6 Si eres el Hijo de Dios, tírate abajo. Porque escrito está: “Ordenará que sus ángeles te sostengan en sus manos, para que no tropieces con piedra alguna.” Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios. Mateo 4

Satanás lleva a Jesús al pináculo del Templo en Jerusalén, el lugar más sagrado de la historia judía. La ciudad de Sion, el Templo donde Dios habita entre su pueblo, llega a ser el sitio para la confrontación de Satanás con Jesús. “Si eres Hijo de Dios” es otra vez la introducción. Observa lo que dice Satanás: Si Dios es realmente tu Padre, y si verdaderamente él planeó tu misión, arrójate desde el pináculo, y asegúrate de una vez por todas. Seguramente, si eso es cierto, Dios no dejará que te lastimes. Luego cita la Escritura: “A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden” (Luc. 4:10).

Satanás conoce las Escrituras, pero las interpreta mal. Su táctica es llevar a Jesús a poner a Dios a prueba. Dios realmente prometió la protección de sus ángeles, pero solo en el contexto de hacer su voluntad, como fue el caso de Daniel y sus compañeros. Jesús responde a Satanás otra vez usando la Escritura, declarando que no nos corresponde poner a prueba a Dios (ves. 12). Nuestro deber es entregarnos a la voluntad de Dios y dejar que él haga el resto.

Nota cuatro enseñanzas bíblicas principales en las tentaciones: 1) Ninguno está libre de las tentaciones; 2) cuando Dios permite que seamos tentados, también provee la gracia y el poder para vencer; 3) las tentaciones no se presentan del mismo modo cada vez; 4) ninguno es tentado más allá de su capacidad para soportar la tentación (1 Cor. 10:13).

De la fe a la presunción; ¿Qué es presunción? presunción es el acto de creer ó hacer cosas creyendo que Dios las ha aprobado, sin tener una prueba convincente de esa idea ó del acto. Se cuenta la historia de un buen hombre que convenció a otro hermano de su misma congregación, hacer un viaje misionero a un país extraño, con la seguridad que ese viaje sería de mucha bendición y que muchas almas se convertirían por causa de su trabajo y esfuerzo, el hermano se fue de viaje y cuando llegó al país de destino, murió  en un accidente de tránsito al salir del aeropuerto. Pablo perseguía a los cristianos creyendo que era aprobado por Dios, Uza tocó el arca de Dios, con fin de protegerla, y fue muerto por Dios inmediatamente.

La presunción es una tentación común, y cuando Satanás asalta a los seres humanos con ella obtiene la victoria nueve veces de cada diez. Los que profesan ser seguidores de Cristo y por su fe aseguran estar enrolados en la guerra contra todo lo que es de naturaleza pecaminosa, frecuentemente se sumergen sin pensarlo en tentaciones de las cuales se requeriría un milagro para sacarlos sin mancha. La meditación y la oración los habría preservado e inducido a evitar la posición crítica y peligrosa en la cual se colocaron al concederle a Satanás una ventaja sobre ellos. Las promesas de Dios no son para que las reclamemos irreflexivamente mientras nos apresuramos temerariamente a entrar en el peligro, violando las leyes de la naturaleza y descuidando la prudencia y el juicio con que Dios nos ha dotado. Esta clase de presunción es la más flagrante de todas.

La presunción también es el acto de ir en contra de la voluntad de Dios, y creer que seguimos contando con la bendición de Dios. Un ejemplo de esto son aquellos que roban a Dios con los diezmos y ofrendas. Cuando son cuestionados ó exhortados, ellos contestan: «se que está muy mal, pero Dios comprenderá mi situación y mi gran necesidad» Este es el pecado de la presunción en su más descarada forma.

«…Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo; 10 porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden;11 y, En las manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra…»

¿A dónde encontramos el problema con la tercera tentación que se le presenta a Jesús? El acto de ponerse en peligro, sin necesidad, con la confianza que Dios lo tenía que librar de la muerte, parecía un acto de mucha confianza; pero en realidad era una manera de tentar al Padre; por que al hacerlo se estaba abandonando la fe y entrando al campo de la presunción.

Entre uno de los problemas que nos afectan a los humanos es no saber cuando hacemos un acto de fe ó cuando nuestro acto es sencillamente imprudencia ó presunción. Muchas veces el orgullo ó la suficiencia espiritual nos llevan al campo de la presunción,  también la confianza propia nos coloca es el peligroso terreno de la presunción, donde muchos no hemos logrado salir ilesos. Las tres respuestas que Jesús dio a las tres tentaciones de Satanás tendrían que ser nuestros lemas para nosotros mismos, cuando estemos frente a las tentaciones: Ante la tentación del apetito y de los sentidos la primera respuesta la podemos resumir en «confiar en  Dios», quién nos sustenta y alimenta tanto espiritual como material; la segunda tentación ante la ambición sería «adorar solo a Dios», quién es que nos provee todo las cosas que necesitamos en nuestras vida tanto material como espiritual; y la tercera tentación que es la presunción sería no «tentar a Dios», quien ya mandó a sus ángeles para que nos guarden del mal.

De la misma manera que Satanás se acercó a Jesús, también se acercará a nosotros para tentarnos: ¿Porqué Dios permite las tentaciones a sus hijos?

1-Para probar nuestro carácter: Se necesita descubrir la templanza y firmeza de nuestra  sinceridad, fe, amor y paciencia.

2-Para nuestro crecimiento: La tentación descubre y hace crecer nuestras virtudes y gracias.

3-Para poderlas usar: Nos volvemos capaces de advertir, confortar, ayudar y sostener a otros cuando están en tribulaciones.

4-Para ser victoriosos: No hay cosa mas gloriosa en nuestra vida espiritual que vencer al archi-enemigo, con el poder y en el nombre de Dios..

5-Para honra y gloria de Dios: Dios derrota a Satanás a través del pobre y debilitado hombre.

El enemigo abandonó a Jesús después de las tres tentaciones, a Jesús le esperaba una prueba mas dura como lo sería el Getsemaní, y una prueba más durísima, sin comparación en la vida vida del universo, como lo fue el Calvario.

Hay quienes se exponen temerariamente al peligro y a las tentaciones, y se requeriría un milagro de Dios para sacarlos sin daño y sin contaminación. Esos son actos presuntuosos que no agradan a Dios. La tentación que Satanás presentó al Salvador del mundo, de arrojarse desde el pináculo del templo, fue firmemente enfrentada y resistida. El archienemigo citó una promesa de Dios, de seguridad, para que Cristo pudiera hacer eso seguramente, confiando en la promesa. Jesús hizo frente a esa tentación con las Escrituras: “Escrito está, no tentarás al Señor tu Dios”. Mateo 4:7. De la misma manera, Satanás insta a los hombres a ir a lugares a los que Dios no quiere que vayan, presentándoles las Escrituras para justificar sus sugerencias.

Las promesas de Dios no son para que las reclamemos imprudentemente, para protegernos mientras corremos temerariamente hacia el peligro, violando las leyes de la naturaleza, o des-entendiéndonos de la prudencia y del juicio que Dios nos ha dado. Esto no sería una fe genuina, sino presunción… Satanás acude a nosotros con honor mundano, riquezas y los placeres de la vida. Estas tentaciones son variadas, para adaptarlas a hombres de toda categoría y condición, para tentarlos y alejarlos de Dios, para servirse a sí mismos más que a su Creador. “Todo esto te daré, si postrado me adorares” (Mateo 4:9), le dijo Satanás a Cristo. Y Satanás le dice al hombre: Todo esto te daré”. “Todo este dinero, toda esta tierra, todo este poder, y honor, y riquezas te daré”; y el hombre queda encantado, engañado, y traidoramente arrastrado a su ruina (Mente carácter y personalidad, {MCP}, t. 1, pp. 24, 25).

Cuando Satanás indujo al hombre a pecar, esperaba que el odio que Dios tiene por el pecado lo separaría para siempre del hombre y rompería el vinculo que une el cielo y la tierra. Cuando de los cielos abiertos oyó la voz de Dios que se dirigía a su Hijo, para él fue como el sonido de un toque de difuntos. Esto le dijo que ahora Dios estaba por unir consigo al hombre mas estrechamente, y que le daría fortaleza moral para vencer la tentación y para escapar de las redes de las trampas satánicas. Satanás sabía muy bien la posición que Cristo había ocupado en el cielo como el Hijo de Dios, el Amado Padre; y el hecho de que Cristo hubiera dejado el gozo y la honra del cielo para venir a este mundo como hombre, lo llenaba de temor. Sabia que esta condescendencia de parte del Hijo de Dios no presagiaba  ningún bien para el…

Había llegado ahora el tiempo cuando el dominio sobre el mundo le seria disputado a Satanás, y su derecho impugnado, y temió que su poder fuera quebrantado. Sabia por las profecías que había sido anunciado un Salvador cuyo reino no se establecería con un triunfo terrenal y con honores mundanos y ostentación. Sabia que las profecías predecían un reino que seria establecido por el Príncipe del cielo sobre la tierra que él proclamaba como suya. Ese reino abarcaría a todos los reinos del mundo, y entonces cesarían el poder y la gloria de Satanás, y éste recibiría su merecido por los pecados que había introducido en el mundo y por la desgracia que había traído sobre la raza humana. Sabia que todo lo que atañía a su prosperidad dependía de su éxito o fracaso al procurar vencer a Jesús con sus tentaciones, e hizo que el Salvador soportara todas las artimañas de que disponía para apartarlo de su integridad mediante seducciones (Comentario bíblico adventista, t. 5, pp. 1054, 1055).

Cada uno de nosotros será tentado intensamente; nuestra fe será sometida a prueba hasta un grado máximo. Debemos tener una conexión viva con Dios; debemos ser participantes de la naturaleza divina; entonces no seremos engañados por las invenciones del enemigo, y escaparemos de la corrupción reinante en el mundo a causa de la concupiscencia.

Necesitamos estar anclados en Cristo, arraigados y fundados en la fe. Satanás obra mediante sus instrumentos. Elige a los que no han estado bebiendo en las aguas vivas, cuyas almas están sedientas de algo nuevo y original, y que siempre están listos a beber en cualquier fuente que se les ofrezca. Se oirán voces que digan: “Mirad, aquí está el Cristo”, o “Mirad, allí está”; pero no debemos creerlas. Tenemos evidencias innegables de la voz del Pastor verdadero, y él nos está llamando para que le sigamos. Nos dice: “He guardado los mandamientos de mi Padre”. Conduce a sus ovejas por la senda de la obediencia humilde a la ley de Dios, pero nunca las insta a transgredirla (Mensajes selectos, {MS}, t. 2, p. 57).

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Lección 2 // Viernes 10 de abril______________________

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “Si José y María hubiesen fortalecido su ánimo en Dios por la meditación y la oración, podrían haberse dado cuenta del carácter sagrado de su cometido, y no habrían perdido de vista a Jesús. Por la negligencia de un día, perdieron de vista al Salvador; y el hallarlo les costó tres días de ansiosa búsqueda. Por la conversación ociosa, la maledicencia o el descuido de la oración, podemos en un día perder la presencia del Salvador, y pueden requerirse muchos días de pesarosa búsqueda para hallarlo, y recobrar la paz que habíamos perdido” (DTG 62).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. La tentación, en sí misma, no es pecado. En el sentido bíblico, la tentación tiene el potencial de afirmar la posibilidad de la santidad. Ser tentado es una cosa; caer en pecado, otra. Al mismo tiempo, ¿cuál es nuestra responsabilidad acerca de hacer todo lo que podamos aun para evitar la tentación?
  2. Los filósofos y los teólogos a menudo hablan acerca de lo que llaman la “metanarración”, un tema grande dentro del cual ocurren las otras historias. Para decirlo de otro modo, una metanarración es el trasfondo, el contexto, el marco en el que se desarrollan las otras historias y eventos. Como adventistas, vemos la gran controversia como la “metanarración”, o trasfondo, para lo que está ocurriendo, no solo aquí sobre la Tierra, sino también en el cielo. ¿Qué textos en la Biblia nos muestran la realidad de la gran controversia y cómo ayudan a explicar lo que está ocurriendo en el mundo?
  3. ¿Cuáles son algunos de los pasajes bíblicos más poderosos que nos pro- meten la victoria sobre las tentaciones que nos llegan en nuestro camino? ¿Por qué, aun con esas promesas, resulta todavía fácil caer?
  4. En una de las secciones de esta semana, encontramos la siguiente afirmación: “Dudar de la Palabra de Dios es el primer paso en ceder a la tentación”. ¿Por qué esto es así?
  5. ¿De qué manera la idolatría puede ser mucho más sutil que inclinarse y adorar otra cosa que no sea a Dios?

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