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LECCIÓN 8 – LAS REFORMAS DE JOSÍAS – PARA EL 21 DE NOVIEMBRE DE 2015

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Letra Azul: Espíritu de profecía



Lección 8: Para el 21 de noviembre de 2015

LAS REFORMAS DE JOSÍAS

Sábado 14 de noviembre_____________________________

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: 2 Crónicas 33; Habacuc 1:2-4; 2 Reyes 22; Filipenses 2:3-8; 2 Reyes 23:1-28; 1 Corintios 5:7.

PARA MEMORIZAR:
 “No hubo otro rey antes de él, que se convirtiese a Jehová de todo su corazón, de toda su alma y de todas sus fuerzas, conforme a toda la ley de Moisés; ni después de él nació otro igual” (2 Rey. 23:25).

LOS PADRES SABEN CUÁN DIFÍCIL es ver cómo sus hijos, especialmente cuando son mayores y están fuera del control de ellos, hacen elecciones equivocadas que los herirán. Por supuesto, este dolor de corazón es no solo de padres a hijos: ¿Quién no ha visto amigos o familiares tomar decisiones que serían perjudiciales para ellos? Este es un aspecto desdichado de lo que significa tener libre albedrío. Esta libertad moral de elección no significa nada si no tenemos la libertad de hacer elecciones equivocadas. Un ser “libre” que puede escoger solo lo correcto no es realmente libre, o siquiera verdaderamente moral.

Gran parte de la Escritura es la historia de Dios advirtiendo a su pueblo acerca de no tomar decisiones equivocadas. También de esto trata la mayor parte del libro de Jeremías: los ruegos de Dios a su nación elegida, respetando su libre albedrío

La mayor parte de las historias no son buenas, pero esta semana veremos a uno de los pocos reyes que eligió hacer lo que era “recto ante los ojos de Jehová”.

Para incitar la rebelión de la raza caída, hizo aparecer a Dios como injusto por haber permitido que el hombre violara su ley. Dijo el artero tentador: “Si Dios sabía cuál iba a ser el resultado, ¿por qué permitió que el hombre fuese probado, que pecara, e introdujera la desgracia y la muerte?” Y los hijos de Adán, olvidando la paciente misericordia, gracias a la cual se le ha otorgado al hombre otra oportunidad, sin pensar en el tremendo y asombroso sacrificio que su rebelión costaba al Rey del cielo, prestaron oídos al tentador y murmuraron contra el único Ser que podría salvarlos del poder de Satanás.

Millares de personas repiten hoy la misma rebelde queja contra Dios. No comprenden que al quitarle al hombre la libertad de elegir, le roban su prerrogativa como ser racional y le convierten en un mero autómata. No es el propósito de Dios forzar la voluntad de nadie. El hombre fué creado moralmente libre. Como los habitantes de todos los otros mundos, debe ser sometido a la prueba de la obediencia; pero nunca se le coloca en una situación en la cual se halle obligado a ceder al mal. No puede sobrevenirle tentación o prueba alguna que no sea capaz de resistir. Dios tomó medidas tales, que nunca tuvo el hombre que ser necesariamente derrotado en su conflicto con Satanás (Patriarcas y profetas, {PP}, pp. 342, 343

Como Supremo Legislador del universo, Dios ha ordenado leyes no sólo para el gobierno de todos los seres vivientes, sino de todas las operaciones de la naturaleza. Todo, ya sea grande o pequeño, animado o inanimado, está bajo leyes fijas que no pueden ser desdeñadas. No hay excepciones a esta regla, pues nada de lo hecho por la mano divina ha sido olvidado por la mente divina. Sin embargo, al paso que todo lo que hay en la naturaleza es gobernado por la ley natural, sólo el hombre, como ser inteligente, capaz de entender sus requerimientos, es responsable ante la ley moral. Sólo al hombre, corona de la creación divina, Dios ha dado una conciencia que comprende las demandas sagradas de la ley divina, y un corazón capaz de amarla como santa, justa y buena. Del hombre se requiere pronta y perfecta obediencia. Sin embargo, Dios no lo obliga a obedecer: queda como ser moral libre.

Son pocos los que comprenden el tema de la responsabilidad personal del hombre. Sin embargo, es un asunto de máxima importancia. Todos podemos obedecer y vivir, o podemos transgredir la ley de Dios, desafiar su autoridad y recibir el castigo consiguiente. De modo que a cada alma le incumbe decididamente la pregunta: ¿Obedeceré la voz del cielo, las diez palabras pronunciadas en el Sinaí, o iré con la multitud que pisotea esa ígnea ley? Para los que aman a Dios, será la máxima delicia observar los mandamientos divinos y hacer aquellas cosas que son agradables a la vista de Dios. Pero el corazón natural odia la ley de Dios y lucha contra sus santas demandas. Los hombres cierran su alma a la luz divina, rehusando caminar en ella cuando brilla sobre ellos. Sacrifican la pureza del corazón, el favor de Dios y su esperanza del cielo a cambio de la complacencia egoísta o las ganancias mundanales. (Mensajes selecto, {1MS}, t. 1, pp. 253, 254).

No es algo liviano pecar contra Dios: erigir la perversa voluntad del hombre en oposición a la voluntad de su Hacedor. Conviene a los mejores intereses de los hombres, aun en este mundo, obedecer los mandamientos de Dios. Y conviene, por cierto, a su eterno interés someterse a Dios y estar en paz con El… Dios lo hizo un agente moral libre, para obedecer o desobedecer. La recompensa de la vida eterna un eterno peso de gloria se promete a los que hacen la voluntad de Dios. (Reflejemos a Jesús, {RJ}, p. 87).

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Domingo 15 de noviembre // Lección 8___________________

LOS REINADOS DE MANASÉS Y AMÓN

Por más que nos guste hablar de la objetividad, de ver las cosas como realmente son, como seres humanos somos desesperadamente subjetivos. Vemos el mundo no tanto como realmente es, sino como somos nosotros. Y, porque somos seres caídos y corrompidos, esta corrupción impactará nuestras percepciones e interpretaciones del mundo que nos rodea. Por ejemplo, ¿de qué otro modo podemos explicar a alguien como el rey Manasés de Judá (aproximadamente 686-643 a.C.) en esos primeros años de su terrible apostasía? Difícilmente podemos imaginarnos de qué manera justificaba en su mente las horribles abominaciones que permitió que florecieran en Judá.

Lee 2 Crónicas 33. ¿Qué nos dice esta historia acerca de cuán corrupto fue el rey Manasés? Más importante, ¿qué nos dice acerca de la disposición de Dios a perdonar?

1 De doce años era Manasés cuando comenzó a reinar, y cincuenta y cinco años reinó en Jerusalén. Pero hizo lo malo ante los ojos de Jehová, conforme a las abominaciones de las naciones que Jehová había echado de delante de los hijos de Israel. Porque él reedificó los lugares altos que Ezequías su padre había derribado, y levantó altares a los baales, e hizo imágenes de Asera, y adoró a todo el ejército de los cielos, y les rindió culto.Edificó también altares en la casa de Jehová, de la cual había dicho Jehová: En Jerusalén estará mi nombre perpetuamente. Edificó asimismo altares a todo el ejército de los cielos en los dos atrios de la casa de Jehová. Y pasó sus hijos por fuego en el valle del hijo de Hinom; y observaba los tiempos, miraba en agüeros, era dado a adivinaciones, y consultaba a adivinos y encantadores; se excedió en hacer lo malo ante los ojos de Jehová, hasta encender su ira.Además de esto puso una imagen fundida que hizo, en la casa de Dios, de la cual había dicho Dios a David y a Salomón su hijo: En esta casa y en Jerusalén, la cual yo elegí sobre todas las tribus de Israel, pondré mi nombre para siempre; y nunca más quitaré el pie de Israel de la tierra que yo entregué a vuestros padres, a condición de que guarden y hagan todas las cosas que yo les he mandado, toda la ley, los estatutos y los preceptos, por medio de Moisés. Manasés, pues, hizo extraviarse a Judá y a los moradores de Jerusalén, para hacer más mal que las naciones que Jehová destruyó delante de los hijos de Israel. 10 Y habló Jehová a Manasés y a su pueblo, mas ellos no escucharon; 11 por lo cual Jehová trajo contra ellos los generales del ejército del rey de los asirios, los cuales aprisionaron con grillos a Manasés, y atado con cadenas lo llevaron a Babilonia. 12 Mas luego que fue puesto en angustias, oró a Jehová su Dios, humillado grandemente en la presencia del Dios de sus padres. 13 Y habiendo orado a él, fue atendido; pues Dios oyó su oración y lo restauró a Jerusalén, a su reino. Entonces reconoció Manasés que Jehová era Dios. 14 Después de esto edificó el muro exterior de la ciudad de David, al occidente de Gihón, en el valle, a la entrada de la puerta del Pescado, y amuralló Ofel, y elevó el muro muy alto; y puso capitanes de ejército en todas las ciudades fortificadas de Judá. 15 Asimismo quitó los dioses ajenos, y el ídolo de la casa de Jehová, y todos los altares que había edificado en el monte de la casa de Jehová y en Jerusalén, y los echó fuera de la ciudad. 16 Reparó luego el altar de Jehová, y sacrificó sobre él sacrificios de ofrendas de paz y de alabanza; y mandó a Judá que sirviesen a Jehová Dios de Israel. 17 Pero el pueblo aún sacrificaba en los lugares altos, aunque lo hacía para Jehová su Dios. 18 Los demás hechos de Manasés, y su oración a su Dios, y las palabras de los videntes que le hablaron en nombre de Jehová el Dios de Israel, he aquí todo está escrito en las actas de los reyes de Israel. 19 Su oración también, y cómo fue oído, todos sus pecados, y su prevaricación, los sitios donde edificó lugares altos y erigió imágenes de Asera e ídolos, antes que se humillase, he aquí estas cosas están escritas en las palabras de los videntes. 20 Y durmió Manasés con sus padres, y lo sepultaron en su casa; y reinó en su lugar Amón su hijo. 21 De veintidós años era Amón cuando comenzó a reinar, y dos años reinó en Jerusalén. 22 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, como había hecho Manasés su padre; porque ofreció sacrificios y sirvió a todos los ídolos que su padre Manasés había hecho. 23 Pero nunca se humilló delante de Jehová, como se humilló Manasés su padre; antes bien aumentó el pecado. 24 Y conspiraron contra él sus siervos, y lo mataron en su casa. 25 Mas el pueblo de la tierra mató a todos los que habían conspirado contra el rey Amón; y el pueblo de la tierra puso por rey en su lugar a Josías su hijo. 2 Crónicas 33

Sin ninguna duda, ser arrastrado a Babilonia con ganchos y cadenas de bronce ciertamente lograría hacer que un hombre repensara su vida. Manasés se arrepintió realmente de sus caminos y, cuando fue restaurado al trono, procuró reparar el daño que había hecho; pero el daño era mayor del que pudo imaginar.

“Pero este arrepentimiento, por notable que fuese, fue demasiado tardío para salvar al reino de las influencias corruptoras de los años en que se había practicado la idolatría. Muchos habían tropezado y caído, para no volver a levantarse” (PR 282). Y aún más triste fue que, entre los que fueron impactados por la apostasía de Manasés, estuvo su hijo Amón, quien ocupó el trono después de la muerte de su padre e “hizo lo malo ante los ojos de Jehová, como había hecho Manasés su padre; porque ofreció sacrificios y sirvió a todos los ídolos que su padre Manasés había hecho” (2 Crón. 33:22). Peor todavía, a diferencia de su padre, Amón nunca se arrepintió de sus caminos.

¿Quién no conoce personalmente las terribles consecuencias que pueden provenir aun de los pecados que fueron perdonados? ¿Qué promesas puedes reclamar para tener la victoria sobre el pecado? ¿Por qué no las reclamas ahora, antes de que el pecado produzca sus tristes consecuencias?

Hay dos errores muy grandes y muy comunes que el hombre comete en ésta vida: El amor a los asuntos seculares, y el desprecio a los asuntos espirituales;  vida del rey Manasés es un vivo ejemplo de estos dos grandes errores garrafales del hombre.

Manasés fue elevado a la cumbre mas alta del secularismo;  había ascendido al trono, había sido llamado a liderar al pueblo mas sabio e iluminado de esa época, su país era uno de los países mas fértiles, ricos, y avanzados de la región, y por su posición geográfica uno de los países mas hermosos que ha existido en toda la faz de la tierra. Secular-mente o materialmente hablando, Manasés estaba situado en la cima, tanto por su posición y título, y también por  el país que gobernaba.

Ahora contemplemos a Manasés desde el punto de vista espiritual: Su padre el rey Ezequías, había sido uno de los mejores reyes en  la historia de Israel. Reparó el templo de Jehová, restauró el deplorable sistema sacerdotal de Judá, re-instituyó la fiestas de las pascuas,  purifico al pueblo y a los sacerdotes y dice la Biblia que Dios sanó a Judá de su mal, y además bajo su liderazgo el pueblo removió voluntariamente todos los altares y lugares altos dedicados a la idolatría en toda Judá.

Además Ezequías hizo muchas obras de tecnología en la ciudad y fortificó la ciudad en contra de los invasores. Leemos en la Biblia en 2 Crónicas 32: 27 Y tuvo Ezequías riquezas y gloria, muchas en gran manera; y adquirió tesoros de plata y oro, piedras preciosas, perfumes, escudos, y toda clase de joyas deseables. 28 Asimismo hizo depósitos para las rentas del grano, del vino y del aceite, establos para toda clase de bestias, y apriscos para los ganados. 29 Adquirió también ciudades, y hatos de ovejas y de vacas en gran abundancia; porque Dios le había dado muchas riquezas. 30 Este Ezequías cubrió los manantiales de Gihón la de arriba, y condujo el agua hacia el occidente de la ciudad de David. Y fue prosperado Ezequías en todo lo que hizo.

El cuerpo de Ezequías aún no se había enfriado totalmente en su tumba, cuando Manasés comenzó a reinar  sobre Judá e inmediatamente Manasés comenzó a destruir todo lo que a su padre había construido después de muchos años de arduo trabajo y sacrificios.

La Biblia habla de las abominaciones de Manasés:  1 De doce años era Manasés cuando comenzó a reinar, y cincuenta y cinco años reinó en Jerusalén. Pero hizo lo malo ante los ojos de Jehová, conforme a las abominaciones de las naciones que Jehová había echado de delante de los hijos de Israel. Porque él reedificó los lugares altos que Ezequías su padre había derribado, y levantó altares a los baales, e hizo imágenes de Asera, y adoró a todo el ejército de los cielos, y les rindió culto.Edificó también altares en la casa de Jehová, de la cual había dicho Jehová: En Jerusalén estará mi nombre perpetuamente. Edificó asimismo altares a todo el ejército de los cielos en los dos atrios de la casa de Jehová. Y pasó sus hijos por fuego en el valle del hijo de Hinom; y observaba los tiempos, miraba en agüeros, era dado a adivinaciones, y consultaba a adivinos y encantadores; se excedió en hacer lo malo ante los ojos de Jehová, hasta encender su ira.Además de esto puso una imagen fundida que hizo, en la casa de Dios, de la cual había dicho Dios a David y a Salomón su hijo: En esta casa y en Jerusalén, la cual yo elegí sobre todas las tribus de Israel, pondré mi nombre para siempre;

Manasés cruzó la linea de la idolatría, al llenar el templo de Jehová de ídolos paganos, cruzó la linea al creer en los tiempos, agüeros, adivinos y encantadores, y cometió el horrendo pecado de asesinar a sus propios hijos  al dios Moloch, en el ignominioso valle de Hinóm.
Manasés en su estupidez, estaba llevando a la ruina a un hermoso país, por provocar e indignar a Dios  en contra de Judá. Encontramos a Manasés cometiendo el gran error de los humanos, cuando eleva el secularismo y desprecia los asuntos espirituales, el gran problema de Manasés, es que estos dos errores los estaba cometiendo a nivel nacional y los estaba oficializando como la religión nacional de Judá.

Ahora Dios interviene en la vida de Manasés: El secularismo tiene que ser degradado y el espiritualismo tiene que ser elevado. Manasés es llevado encadenado a Babilonia, por el ejército asirio, y en Babilonia es encarcelado. El miserable monarca ha abandonado su palacio y su trono, su vida se encuentra aterrorizada, lejos de las instituciones religiosas, lejos de sus amigos, sin libros para consultar, y encima de todo preso y encadenado. En ésta deplorable situación ahora comienzan sus pensamientos a enderezarse y sus pies comienzan a dar los primeros pasos hacia la santidad.

Muchas veces tenemos que llegar a circunstancias extremas para hacer cambios radicales en nuestras vidas: y muchas veces mientras no llegamos a éstos extremos de la vida, nuestras vidas están llenas de escusas solamente: «Cuando tenga una vida mas tranquila, sin presiones, y libre de ansiedades y obligaciones, entonces podre servir al Señor» dice el rico; «Cuando la pobreza ya no oprima tanto mi espíritu y cuando consiga mas bienes terrenales que me ayuden a vivir con menos ansiedades y preocupaciones, entonces podré servir a Cristo» es la escusa del pobre; «Cuando mi vida esté cerca del retiro, y yo no tenga una vida convulsionada por mis negocios, entonces serviré al Señor» es la escusa del comerciante.

La verdad de las verdades es que ninguna de nuestras escusas son verdaderos obstáculos  para que nos impidan servir al Señor, y la otra verdad que se nos olvida, es que la misericordia del cielo es mas grande que las iniquidades del hombre. Por nuestras escusas es que somos llevado a situaciones extremas, ese es el medio mas efectivo para que el hombre pueda reaccionar y logre hacer cambios radicales en la manera de vivir.

La manera mas segura para despertar al pecador, es cuando Dios le habla al pecador, muchas veces Dios permite que las tribulaciones apresen al hombre: Desastres en los negocios, la pérdida del empleo, los problemas extremos, las enfermedades, la muerte de nuestros seres amados, todas estas son formas efectivas de comunicación de parte de Dios, para despertar a todos aquellos que somos rebeldes y contumaces.

El pecado causa una aflicción muy severa, la aflicción cuando es santificada nos conduce a la oración, la aflicción cuando es santificada también promueve en nosotros  la humildad, toda oración hecha con humildad siempre es escuchada por Dios, y Dios casi siempre contestas estas oraciones acompañándolas con muchas bendiciones  que producen efectos de mucho valor en los humanos.

Manasés se arrepintió de su mal proceder, oró a Dios, Dios oyó su oración, Dios lo libró de su prisión, Dios lo regresó a su país, Dios le devolvió el trono, y ahora podemos encontrar un Manasés totalmente diferente, hizo una reforma total en su vida y en su pueblo, y encontramos un hombre balanceado en su vida secular y su vida espiritual.

Es muy importante que entendamos el balance que tiene que haber entre nuestra vida secular y nuestra vida espiritual. Si elevamos nuestra vida secular mas  que nuestra vida espiritual, entonces tenemos mundanalidad y pecado. Si elevamos nuestra vida espiritual y descuidamos nuestra vida secular, entonces tenemos fanatismo religioso. Necesitamos cuidar de las dos vidas: la vida secular la necesitamos cuidar, nuestro trabajo, nuestros estudios, nuestros planes a largo y a corto plazo,  nuestros deportes, ejercicios y nuestras diversiones sanas, todo esto es necesario para la salud y la higiene  física y mental.

La vida espiritual también la necesitamos cuidar; necesitamos a Dios en nuestras vidas, necesitamos su amor, su paz, su gracia y su perdón. Necesitamos congregarnos con nuestros hermanos, sufrir, llorar y reír con ellos, necesitamos también adorar juntos. Si descuidamos nuestra vida espiritual, entonces nuestra vida secular es una vida sin sentido,  sin dirección y sin destino.

Manasés es único en la Biblia, ya que él tiene tres etapas extremas en su vida: Comienza su reinado con una vida extremadamente mala y pecadora;  tiene un arrepentimiento extremadamente genuino y sincero, y en la última etapa de su vida alcanza   reformas  espirituales extremadamente altas, tanto en su vida privada, como en la vida  de los habitantes de Judá. 

A pesar de su arrepentimiento, La Biblia recuerda a Manasés como  uno de los mas culpables de la idolatría de Judá y  también uno de los mas culpables de la destrucción de Judá, por culpa de la idolatría. El asunto es que el pecado de la idolatría es exactamente como los demás pecados; por ejemplo el adulterio, la fornicación, el asesinato, las palabras hirientes, las ofensas y las calumnias, una vez se hicieron, por mas que lloremos y por mas que nos arrepintamos, y por mas que pidamos perdón, ya  no las podemos enmendar, el mal ya está hecho y ese mal ya no se puede remediar. El acto de arrepentirnos si nos va a ayudar, pero no va a eliminar las consecuencias de nuestras malas acciones.

21 De veintidós años era Amón cuando comenzó a reinar, y dos años reinó en Jerusalén. 22 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, como había hecho Manasés su padre; porque ofreció sacrificios y sirvió a todos los ídolos que su padre Manasés había hecho. 23 Pero nunca se humilló delante de Jehová, como se humilló Manasés su padre; antes bien aumentó el pecado. 24 Y conspiraron contra él sus siervos, y lo mataron en su casa.

Esta es la única información que tenemos del rey Amón.  La parte del texto bíblico que llama la atención es el versículo 23 que dice:  Pero nunca se humilló delante de Jehová, como se humilló Manasés su padre; antes bien aumentó el pecado.

Es impresionante el mal que se puede hacer cuando se profesa una religión incorrecta; Amón adoró a todos los ídolos que su padre Manasés adoró; pero él paso a mas allá, el aumentó los pecados que su padre cometió. El llegó al punto de la exageración, él llego al punto de la blasfemia. Cuando se cometen pecados por mera ignorancia, Dios en su infinita misericordia y amor, muchas veces cierra los ojos como si no estuviera viendo lo que está pasando. Pero cuando el pecado es hecho con todo el conocimiento, rebelión, obstinación,  violencia, determinación y descuido, entonces Dios abre sus ojos y contempla todo el mal en el rostro del hombre y en su observación silenciosa, condena al hombre en su totalidad. También es impresionante cuanto mal se puede hacer en muy poco tiempo, no hay cosa mas fácil en éste mundo para hacer, que hacer el mal. El mal es contagioso, cada palabra pecadora germina muy fácilmente, cada acción mala tiene cosechas casi inmediatamente, el mal es como un veneno, no tarda mucho en hacer su efecto. Amón es uno mas en la lista de los reyes de Judá, que hicieron los malo ante los ojos de Dios, su final fue igual a todos los que han  ido en contra de la voluntad de Dios.

El reino de Judá, que prosperó durante los tiempos de Ezequías, volvió a decaer durante el largo reinado del impío Manasés, cuando se hizo revivir el paganismo, y muchos del pueblo fueron arrastrados a la idolatría. “Hizo pues Manasés desviarse a Judá y a los moradores de Jerusalén, para hacer más mal que las gentes que Jehová destruyó” (2 Crónicas 33:9). La gloriosa luz de generaciones anteriores fué seguida por las tinieblas de la superstición y del error. Brotaron y florecieron males graves: la tiranía, la opresión, el odio de todo lo bueno. La justicia fué pervertida; prevaleció la violencia.

Sin embargo, no faltaron en esos tiempos malos los testigos de Dios y de lo recto. Los trances penosos de los que Judá se había salvado durante el reinado de Ezequías habían desarrollado en muchos una firmeza de carácter que sirvió ahora de baluarte contra la iniquidad prevaleciente. El testimonio que ellos daban en favor de la verdad y la justicia despertó la ira de Manasés y de quienes compartían su autoridad y procuraban afirmarse en el mal hacer acallando toda voz que los desaprobaba. “Fuera de esto, derramó Manasés mucha sangre inocente en gran manera, hasta henchir a Jerusalén de cabo a cabo” (2 Reyes 21:16) (Profetas y reyes, {PR}, p. 281).

“En el mundo tendréis aflicción” (Juan 16:33), dice Cristo, pero en mí tendréis paz. Las pruebas a las cuales son sometidos los cristianos en la tristeza, la adversidad y el oprobio, son los medios designados por Dios para separar el tamo del trigo. Nuestro orgullo, egoísmo, malas pasiones y amor de los placeres mundanales, deben ser todos vencidos; por lo tanto Dios nos manda aflicciones para probarnos, y mostrarnos que existen estos males en nuestro carácter. Debemos vencer por su fuerza y por su gracia, a fin de participar de la naturaleza divina, habiendo escapado de la corrupción que está en el mundo por la concupiscencia. “Porque lo que al presente es momentáneo y leve de nuestra tribulación—dice Pablo—, nos obra un sobremanera alto y eterno peso de gloria; no mirando nosotros a las cosas que se ven, sino a las que no se ven: porque las cosas que se ven son temporales, mas las que no se ven son eternas” (2 Corintios 4:17, 18). Las aflicciones, las cruces, las tentaciones, la adversidad y nuestras variadas pruebas, son los medios que emplea Dios para refinarnos, santificarnos y hacernos dignos de su alfolí celestial.

Muchas de vuestras aflicciones han recaído sobre vosotros, en la sabiduría de Dios, para acercaros al trono de la gracia. Suaviza y subyuga a sus hijos mediante dolores y dificultades. Este mundo es el taller de Dios, donde nos amolda para las cortes celestiales. Emplea el cincel en nuestro tembloroso corazón, hasta que desaparecen las asperezas e irregularidades, y estamos en condiciones de ocupar el lugar que nos corresponde en el edificio celestial. Por medio de la tribulación y el pesar el cristiano se purifica y fortalece, y desarrolla un carácter de acuerdo con el modelo dado por Cristo (La maravillosa gracia de Dios, {MGD}, p. 89).

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Lección 8 // Lunes 16 de noviembre_____________________

UN NUEVO REY

Un predicador dijo una vez: “Sean cuidadosos en lo que piden en oración. Puede ser que lo reciban”. Israel había pedido y anhelado un rey como tenían las naciones a su alrededor. Recibieron lo que habían pedido, y mucha de la historia de Israel después de la era de los jueces es un relato del modo en que esos reyes se corrompieron en el trono y, como resultado, corrompieron también a la nación.

No obstante, siempre hay excepciones, tales como el rey Josías, que ascendió al trono en 639 a.C. y gobernó hasta el año 608 a.C.

¿Cuál es el contexto en el que el nuevo rey llegó al trono? (Ver 2 Crón. 33:25.)

25 Mas el pueblo de la tierra mató a todos los que habían conspirado contra el rey Amón; y el pueblo de la tierra puso por rey en su lugar a Josías su hijo. 2 Crónicas 33

Aunque se supone que la democracia es el gobierno del pueblo, generalmente no se concebía que funcionara como en este caso. No obstante, la gente hizo conocer su voluntad, y se actuó de acuerdo con ella. El joven rey llegó al trono en una época de mucha agitación, apostasía y violencia, aun en los más altos niveles del Gobierno. Viendo lo que sucedía, muchos fieles en la tierra se habían preguntado si las promesas de Dios para el antiguo Israel se cumplirían. “Desde un punto de vista humano, parecía casi imposible que se alcanzara el propósito divino para la nación elegida” (PR 283).

La ansiedad de esos fieles se expresó en las palabras del profeta Habacuc. Lee Habacuc 1:2 al 4. ¿Qué estaba queriendo decir el profeta?

¿Hasta cuándo, oh Jehová, clamaré, y no oirás; y daré voces a ti a causa de la violencia, y no salvarás? ¿Por qué me haces ver iniquidad, y haces que vea molestia? Destrucción y violencia están delante de mí, y pleito y contienda se levantan. Por lo cual la ley es debilitada, y el juicio no sale según la verdad; por cuanto el impío asedia al justo, por eso sale torcida la justicia. Habacuc 1

Lamentablemente, la respuesta al problema de la iniquidad, la violencia, las luchas y la ilegalidad vendría desde el norte, de los babilonios, a quienes Dios usaría para castigar a su pueblo descarriado. Como ya hemos visto, no tenían por qué sufrir de esa manera; sin embargo, por cuanto rehusaron arrepentirse, afrontaron el castigo que sus pecados habían traído sobre ellos.

¿Cuán a menudo “el propósito divino”, desde el punto de vista humano, parece imposible de cumplirse? ¿Qué nos dice esto acerca de cómo necesitamos por fe extendernos más allá de lo que vemos o comprendemos plenamente?

Otros niños en la Biblia que subieron al reinado aparte de Josías han sido, Manasés a los 12 años, Joas a los siete años, y Usías a los 16 años.  Josías subió al trono aún mas tierno que su abuelo el rey Manasés, Josías subió al trono por que su padre el rey Amón fue asesinado por sus propios siervos.

Con la ascensión de Josías al trono se le da una bofetada de las mas grandes, a la idolatría en Israel.

Manasés el abuelo de Josías, tuvo un reinado exageradamente malo, la Biblia dice que Manasés volvió a reedificar toda los lugares de idolatría que su padre el rey Ezequías había derribado. Pero Manasés fue mas allá de eso, por que él edifico altares a los dioses paganos dentro del templo de Jehová y también edifico altares en los dos atrios del templo de Jehová, o sea que llenó de altares paganos el templo de Jehová tanto por dentro como por afuera. Además pasaba a sus hijos por el fuego como ofrenda al dios Moloch en el famoso valle de Hinom, miraba en agüeros y consultaba adivinos y encantadores. Manasés encendió la ira de Dios de tal manera, que Dios lo castigó, permitiendo que fuera en cautividad a Babilonia.

Estando en Babilonia, Manasés tuvo un arrepentimiento profundo, Dios se compadeció de él, y le permitió volver a Judá, Dios lo instaló de nuevo como rey de Judá. El final de los días del rey Manasés son días buenos, convirtiéndose de esa manera en un rey muy bueno y muy recto ante los ojos de Dios.

A la muerte del rey Manasés sube su hijo Amón al trono, y Amón vuelve a repetir todas las acciones de su padre Manasés. La diferencia entre Manasés y su hijo Amón, es que Manasés se humilló ante Dios y Amón nunca lo quiso hacer. Los propios siervos de Amón conspiraron contra él y lo terminaron asesinando.

En éstas condiciones sube Josías al trono, con su padre asesinado y a una edad muy tierna.

Josías subió al trono para perseguir, destruir y exterminar la obra de idolatría de su abuelo y de su padre, y no solamente la de ellos dos, sino toda la idolatría  que se había acumulado por casi 500 años, comenzando desde Salomón hasta sus propios días. 

Interesante mente Josías  comenzó  limpiando la tierra de Israel primeramente y concluyó con su limpieza de idolatría con el templo. En otras palabras Josías comenzó limpiando las afueras del templo, para por último limpiar la parte interior del templo.

Si aplicáramos ésta ilustración al campo espiritual nos enseña que antes  antes de limpiar nuestro templo o nuestras vida, se necesita primero eliminar a todos los ídolos que tenemos alrededor de nuestras vidas. Es una obra destructiva espiritual la que cometemos cuando primero nos ponemos a limpiar el templo, aún con los ídolos presentes a nuestro alrededor. Felices somos en Cristo, cuando logramos echar afuera los ídolos de nuestras vidas, y cuando logramos tener un templo sano y limpio.

Josías tenía que haber tenido una determinación férrea y un profundo amor a Dios para comenzar una obra de esa magnitud,  el amor de los niños para Dios, es una de las cosas que a nosotros los humanos se nos hace bien difícil entender y nos llena de mucho asombro. Muchas vemos con admiración, horror o alegría las inclinaciones de los niños para los asuntos espirituales. Muchos de ellos, desde pequeños traen en su carácter el deseo de servirle a Dios, de agradar-lo y de obedecerlo, Josías sin duda alguna era de esa clase de niños.

Con toda seguridad Josías fue  ayudado y guiado por una madre piadosa y que temía a Dios; ya que de su padre con toda seguridad sabemos que él no pudo haber aprendido buenas cosas.  Somos bendecidos y sabios cuando buscamos a Dios en los primeros años de nuestras vidas, en vez de andar buscando placeres pecaminosos, consiguiendo malos hábitos, y formando conexiones equivocadas.

«Este hizo lo recto ante los ojos de Jehová, y anduvo en los caminos de David su padre, sin apartarse a la derecha ni a la izquierda.»

Casi 400 años separaban al rey David del rey Josías, pero la Biblia dice «y anduvo en los caminos de David su padre.»  Gracias a Dios muchas veces la pureza de los años antiguos es mantenida por las diferentes generaciones, aunque se estén viviendo días de depravación y pecado. Posiblemente los muchachos del tiempo de Josías, tuvieron lástima del pobre Josías; podían creer que Josías estaba viviendo una vida anticuada, casi cuatro cientos años atrás. Posiblemente se podía decir que Josías era un niño muy raro, era excéntrico, era puritano, se la pasaba cantando viejos salmos y vivía una vida anticuada. Muchas veces los hombres verdadero tienden a ser chapados a la antigua. Es muy noble cuando avanzamos de la misma manera que avanzan los tiempos y las épocas, pero es grande cuando retenemos esos hábitos y esas costumbres antiguas, especialmente si los tiempos modernos en que vivimos destruyen la pureza y la fe  de épocas pasadas.

Si en nuestros tiempos modernos no encontramos vigor espiritual o fibras morales, es bueno que nos apeguemos y que imitemos a los días antiguos cuando nuestra religión si tenía vigor espiritual y fibras morales, no tiene nada de malo en imitar a esos nobles hombres de nuestra fe, ya sea que ellos vivan en el presente con nosotros o hayan vivido 2000 años atrás. Ser anticuados para el mundo, muchas veces (no siempre), es una buena señal de salud espiritual.

Josías imitó a David; El Dios de David fue también su maestro; El Dios de David fue también su esperanza; El Dios de David fue su delicia; El Dios de David fue también su defensa.

«y limpió a Judá y a Jerusalén. Lo mismo hizo en las ciudades de Manasés, Efraín, Simeón y hasta Neftalí, y en los lugares asolados alrededor» Josías no solo logró limpiar el reino de Judá, sino también logro limpiar de idolatría el reino de Israel. Hay que recordar que el reino de Israel no le pertenecía a Josías. Simeón estaba al sur de Judá que era el reino de Josías, pero  Neftalí estaba en el lejano norte de Israel que le pertenecía al reinado de Israel. Las ciudades de Israel habían sido arruinadas por los sirios, sus habitantes habían sido tomados cautivos y las ciudades habían sido desoladas,  las pocas personas que vivían en esos lugares eran personas de otras naciones que habían sido mandadas por los sirios a habitar esos lugares. Esa es la explicación por que Josías tuvo toda la facilidad para destruir los lugares de idolatría tanto de Judá como de Israel y  pudo exterminar a los profetas y los sacerdotes servidores de la idolatría en los dos reinos.

Dios respondió al clamor de sus hijos leales. Mediante su portavoz escogido reveló su resolución de castigar a la nación que se había apartado de él para servir a los dioses de los paganos. Estando aún con vida algunos de los que averiguaban acerca del futuro, ordenaría milagrosamente los asuntos de las naciones dominantes en la tierra, y daría ascendencia a los babilonios. Esa potencia caldea “formidable y terrible” (Vers. 7, VM) iba a caer repentinamente sobre la tierra de Judá como azote enviado por Dios. Los príncipes de Judá y los más hermosos de entre el pueblo serían llevados cautivos a Babilonia; las ciudades y los pueblos de Judea, así como los campos cultivados, serían asolados; nada quedaría indemne.

Confiando en que aun en ese terrible castigo se cumpliría de alguna manera el propósito de Dios para su pueblo, Habacuc se postró sumiso a la voluntad revelada de Jehová. Exclamó: “¿No eres tú desde el principio, oh Jehová, Dios mío, Santo mío?” Y luego, como su fe se extendía hasta más allá de las perspectivas penosas del futuro inmediato y confiaba en las preciosas promesas que revelan el amor de Dios hacia sus hijos que manifiestan confianza, el profeta añadió: “No moriremos.” Vers. 12. Con esta declaración de fe, entregó su caso y el de todo israelita creyente, en las manos de un Dios compasivo.

Y ésta no fué la única vez cuando Habacuc ejerció una fe enérgica. En una ocasión, mientras meditaba acerca del futuro, dijo: “Sobre mi guarda estaré, y sobre la fortaleza afirmaré el pie, y atalayaré para ver qué hablará en mí, y qué tengo de responder a mi pregunta.” El Señor le contestó misericordiosamente: “Escribe la visión, y declárala en tablas, para que corra el que leyere en ella. Aunque la visión tardará aún por tiempo, mas al fin hablará, y no mentirá: aunque se tardare, espéralo, que sin duda vendrá; no tardará. He aquí se enorgullece aquel cuya alma no es derecha en él: mas el justo en su fe vivirá” (Habacuc 2:1-4).

La fe que fortaleció a Habacuc y a todos los santos y justos de aquellos tiempos de prueba intensa, era la misma fe que sostiene al pueblo de Dios hoy. En las horas más sombrías, en las circunstancias más amedrentadoras, el creyente puede afirmar su alma en la fuente de toda luz y poder. Día tras día, por la fe en Dios, puede renovar su esperanza y valor. “El justo en su fe vivirá.” Al servir a Dios, no hay por qué experimentar abatimiento, vacilación o temor. El Señor hará más que cumplir las más altas expectativas de aquellos que ponen su confianza en él. Les dará la sabiduría que exigen sus variadas necesidades (Profetas y reyes, {PR}, pp. 284, 285).

Necesitamos confiar en Jesús diariamente, a cada hora. Nos ha prometido que según sea el día, será nuestra fuerza. Por su gracia podremos soportar todas las cargas del momento presente y cumplir sus deberes. Pero muchos se abaten anticipando las dificultades futuras. Están constantemente tratando de imponer las cargas de mañana al día de hoy. Así muchas de sus pruebas son imaginarias. Para los tales, Jesús no hizo provisión. Prometió gracia únicamente para el día. Nos ordena que no carguemos con los cuidados y dificultades de mañana; porque “basta al día su afán” (Mateo 6:34) (Joyas de los testimonios, {2JT}, t. 2, p. 59),

Nuestros pesares no surgen de la tierra. Con cada aflicción Dios persigue un propósito para nuestro bien. Cada golpe que destruye un ídolo, cada medida providencial que debilita nuestro apego a la tierra y fija nuestros afectos con más firmeza en Dios, es una bendición. La poda puede ser dolorosa por un tiempo, pero más tarde dará «fruto apacible de justicia». Debemos recibir con gratitud cualquier golpe que despierte la conciencia, eleve los pensamientos, y ennoblezca la vida. Las ramas estériles son cortadas y arrojadas al fuego. Agradezcamos a Dios porque merced a la dolorosa poda podemos mantenemos en relación con la Vid viviente; porque si sufrimos con Cristo, también reinaremos con él. La aflicción misma que pone a prueba nuestra fe con mayor intensidad y que nos hace creer que Dios nos ha abandonado, tiene el propósito de acercamos más a él, para que podamos depositar todas nuestras cargas a los pies de Cristo y experimentar la paz que él nos dará a cambio de ellas … Dios ama al más débil de sus seres creados y lo protege; no hay peor forma de deshonrarlo que dudando de su amor por nosotros. ¡Ah, cultivemos la fe viva que nos hará confiar en el Señor en la hora de aflicción y tinieblas! (Mi vida hoy, p. 95).

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Martes 17 de noviembre // Lección 8____________________

JOSÍAS EN EL TRONO

“Cuando Josías comenzó a reinar era de ocho años, y reinó en Jerusalén treinta y un años. El nombre de su madre fue Jedida hija de Adaía, de Boscat. E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, y anduvo en todo el camino de David su padre, sin apartarse a derecha ni a izquierda” (2 Rey. 22:1, 2). Considerando el contexto de su llegada al trono, ¿qué vemos de notable en estos textos?

La Biblia no nos da ninguna explicación acerca de este joven notable; considerando las circunstancias, habría sido lógico que fuera tan corrupto y malvado como su padre, pero ese no fue el caso. Por la razón que fuera, eligió un camino diferente, y eso tuvo sobre la nación un impacto positivo aunque, en última instancia, limitado.

En 2 Reyes 22 se menciona lo que Josías hizo con respecto al Templo. Desde la dedicación del Templo hecha por Salomón, habían pasado largos siglos hasta las reformas de Josías (622 a.C.). Los reyes realmente no habían cuidado del Templo. El tiempo había averiado el edificio que una vez había sido hermoso. El joven rey vio que el Templo ya no era adecuado para la adoración debido a los largos años de abandono.

¿Qué hizo Josías cuando descubrió que el Templo estaba tan arruinado? 2 Rey. 22:3-7.

A los dieciocho años del rey Josías, envió el rey a Safán hijo de Azalía, hijo de Mesulam, escriba, a la casa de Jehová, diciendo: Ve al sumo sacerdote Hilcías, y dile que recoja el dinero que han traído a la casa de Jehová, que han recogido del pueblo los guardianes de la puerta,y que lo pongan en manos de los que hacen la obra, que tienen a su cargo el arreglo de la casa de Jehová, y que lo entreguen a los que hacen la obra de la casa de Jehová, para reparar las grietas de la casa; a los carpinteros, maestros y albañiles, para comprar madera y piedra de cantería para reparar la casa; y que no se les tome cuenta del dinero cuyo manejo se les confiare, porque ellos proceden con honradez. 2 Reyes 22

Hoy diríamos que el Rey envió a su ministro de finanzas al sumo sacerdote para pedirle que hiciera planes, y supervisara la obtención de los materiales y la mano de obra requeridos para renovar el Templo. No tuvieron que dar cuenta del dinero que se les había confiado porque estaban actuando con fidelidad. Josías les mostró confianza y, por lo que leemos en el registro, esa confianza fue honrada.

Remodelar el Templo estaba bien, pero, al final, ¿qué es realmente vital para un verdadero reavivamiento y reforma? (Ver Fil. 2:3-8.)

 En Josías encontramos un monarca  con virtudes bien difícil de encontrar en un  rey, en él hallamos  cuatro méritos que son muy especiales y lo distinguen del resto de los reyes de Judá:
1-Tuvo una religión en acción: «hizo lo recto ante los ojos de Jehová»
2-Tuvo una mente dócil: «19 Luego que el rey oyó las palabras de la ley, rasgó sus vestidos…»
3-Tuvo un corazón blando: » …Luego que el rey oyó las palabras de la ley, rasgó sus vestidos…»
4-Fue in hombre de convicción: 21 Andad, consultad a Jehová por mí y por el remanente de Israel y de Judá acerca de las palabras del libro que se ha hallado; porque grande es la ira de Jehová que ha caído sobre nosotros, por cuanto nuestros padres no guardaron la palabra de Jehová, para hacer conforme a todo lo que está escrito en este libro.

Bajo el reinado de niño-rey Josías encontramos uno de los mas  grandes re-avivamiento espirituales que ocurrió en el pueblo de Judá.

El progreso del evangelio de Dios en ésta tierra, siempre se ha basado en los re-avivamientos que han ocurrido a través de toda la vida de la iglesia aquí en la tierra. Cada re-avivamiento que ha ocurrido en la iglesia de Dios, siempre  ha dejado la iglesia mas fuerte de lo que estaba antes, de ésta manera se cumplirá la profecía Bíblica que está en Habacuc 2: 14 que dice: «Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar»

La agencia terrenal que Dios utiliza para los re-avivamientos de su iglesia,  es la agencia del mismo hombre. Los que llevan ésta obra de reforma adelante son hombres de coraje, de carácter firme y decidido, que no tienen temor de nada ni de nadie. Ellos están  en armonía con el dicho popular que dice: » mas vale un león al frente de cien ovejas, que una oveja al frente de cien leones»

En la mayoría de los re-avivamientos que le han ocurrido a la iglesia de Dios, siempre ha sido un solo hombre el que ha llevado ésta tarea adelante. Encontramos a Moisés, a Samuel, a Elías, a Jonás, a Ezequías, a Josías, y muchos otros individuos. El re-avivamiento que inauguró la  era cristiana, también fue depositado en los hombros de un solo hombre: era la voz del hombre que clamaba en el desierto y decía: «preparad el camino del Señor, enderezad sus senderos»

Los que siempre llevaron en sus hombros las pesadas tarea del re-avivamientos, casi siempre fueron personas sin un alto intelecto, fueron personas humildes, personas desconocidas, y personas sin influencias. Josías era un niño, ¿Quién podía creer que él era capaz de llevar sobre sus hombros una reforma religiosa nacional?

A los ocho años de su reinado, siendo aún muchacho, comenzó a buscar al Dios de David su padre; y a los doce años comenzó a limpiar a Judá y a Jerusalén de los lugares altos, imágenes de Asera, esculturas, e imágenes fundidas.

A los dieciocho años de su reinado, después de haber limpiado la tierra y la casa, envió a Safán hijo de Azalía, a Maasías gobernador de la ciudad, y a Joa hijo de Joacaz, canciller, para que reparasen la casa de Jehová su Dios.

La Biblia dice que Cuando Josías comenzó a reinar era de 8 años. La biblia dice que ya tenía 8 años de su reinado cuando comenzó a buscar a Dios; eso quiere decir que Josías comenzó a buscar a Dios a los 16 años (de 8  subió al trono + 8 años de reinado = 16 años)

La Biblia dice que a los 12 años de su reinado comenzó a limpiar a Judá y a  Israel de toda la idolatría, eso quiere decir que Josías tenía 2o años (a los 8 fue rey + 12  años de reinado = 20 años)

La Biblia dice que a los 18 años de su reinado Josías comenzó con la restauración del templo, eso quiere decir que Josías tenía 26 años ( a los 8 años comenzó su reinado + 18 años de reinado = 26 años)

Antes de la restauración del templo de Jehová, Josías destruyó la idolatría de Judá; ídolos de todas las formas, descripciones, colores y tamaños, fueron cortados, demolidos, pulverizados; y ese polvo fue esparcido en las tumbas de todos aquellos que alguna vez habían adorado a esos ídolos. Los huesos de los sacerdotes idolatras fueron quemados en los altares paganos que mas tarde él destruyó, para que se cumpliera la profecía dada por el profeta al rey Jeroboam, en 1 Reyes 13: 2  «Y clamó contra el altar por palabra del SEÑOR, y dijo: Oh altar, altar, así dice el SEÑOR: «He aquí, a la casa de David le nacerá un hijo, que se llamará Josías; y él sacrificará sobre ti a los sacerdotes de los lugares altos que queman incienso sobre ti, y sobre ti serán quemados huesos humanos.«

Antes de la reparación del templo, Josías tuvo una obra de destrucción.

No podemos reparar nuestros templos, mientras no destruyamos primeros nuestros altares de idolatría.

Hay cosas que nosotros podemos hacer; que Dios no hará por nosotros, y las cosas que nosotros no podemos hacer; entonces Dios las hará por nosotros.

Remover la piedra que cubría la tumba de Lázaro, eso lo podía hacer el hombre, y el hombre lo hizo. Resucitar a Lázaro no lo podía hacer el hombre, y eso lo hizo Jesucristo.

Si usted necesita un aumento de sueldo, usted necesita hablar con su patrón y eso nunca lo va hacer el cielo por usted, pero usted no le puede cambiar el corazón a su patrón, y eso si lo va a hacer Dios por usted.

Abandonar, destruir, demoler y limpiar nuestros ídolos es una decisión que usted y yo la podemos y la tenemos que hacer, y Dios no lo va a hacer por nosotros; vencer nuestro corazón idolatra eso no lo podemos hacer nosotros, esa sanación la hará Dios en nuestras mentes y corazones, si nosotros se lo pedimos.

Dejar el ídolo de la crítica tiene que ser nuestra decisión, no criticar más es el milagro de Dios en un corazón contrito y humillado.

Dejar el odio para esa persona que detestamos tanto, dejar la envidia, el chisme, la música pagana, las películas, las novelas, la pornografía, la glotonería, la fornicación, el adulterio,  dejar esas conversaciones sensuales con la persona equivocada, dejar ese amorío que tenemos con esa persona prohibida; son decisiones que solamente nosotros la podemos hacer y Dios nunca lo va a hacer por nosotros. Lo que Dios va a hacer por nosotros es el milagro de la sanación del pecado, Dios es el único que nos puede dar una mente limpia y un corazón limpio.

Dar el paso para la santidad esa es nuestra decisión; y eso jamás de los jamases, lo hará Dios por nosotros;  pero el acto de  santificar-nos eso no lo podemos hacer nosotros, ese trabajo lo hará Dios en nuestras vidas, él es el único que nos puede santificar.

Si nosotros nunca damos el paso de remover los ídolos de nuestras vidas, Dios nunca nos va a poder sanar de la idolatría.

Dejar nuestros ídolos modernos no es cosa fácil: Estamos llenos de ídolos modernos, nuestros días modernos son días más llenos de idolatría que los días antiguos. Tenemos  ídolos en nuestros dormitorios, en nuestras salas, en nuestras cocinas, los llevamos con nosotros, no los dejamos en ningún lugar, inclusive los llevamos hasta dentro de la iglesia, nuestros ídolos no nos permiten escuchar bien el sermón, nos mantienen ocupados, con nuestras mentes divagando y  muchas veces cometemos el pecado del rey Amón, cuando llegamos al punto de la blasfemia, cuando nuestros ídolos nos hacen pecar dentro de  la misma iglesia.

Todo lo que nos quita el tiempo que le pertenece a Dios, eso se llama idolatría; ese objeto o persona que nos roba horas y horas diarias, que nos roba horas de sueño y horas de descanso, ese objeto por lo cual descuidamos el estudio, la entrega, la meditación y la predicación, es exactamente nuestro ídolo, no importa lo que sea, o la forma que tenga.

Tenemos un castigo asegurado, por nuestra idolatría moderna, usted y yo podemos poner las mil escusas, solo recordemos que tenemos un Dios que no se compra, ni se vende, un Dios que todo lo sabe, todo lo conoce y todo lo puede, y ante el ojo escudriñador de Dios, ninguno que practique la idolatría saldrá ileso o sin castigo. Como en el antiguo Israel, el castigo, la desgracia, la enfermedad y la muerte nos visitará, y el pecado de la idolatría será zarandeado ya sea para salvación o para perdición. Ya Dios dio el ejemplo en el pasado de como él sana la idolatría de su pueblo, y esa dosis en contra de la idolatría Dios la va a aplicar de nuevo con el Israel moderno. Usted y yo practicantes de idolatría moderna, no quedaremos impunes.

Mientras no limpiemos, removamos y eliminemos  nuestros ídolos, nunca será sanada nuestra idolatría.  San Agustín dijo en una de sus mas hermosas oraciones: «Señor vengo a ti y vengo llorando, vengo sangrando por dentro, vengo cargando mi ídolo para entregártelo a ti, yo solo no puedo, te lo pongo a tus pies, para recibir de ti la sanación de mi idolatría»

Nuestra oración a Dios debería ser como la del rey David en Salmos 51:

Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado. Porque yo reconozco mis rebeliones, Y mi pecado está siempre delante de mí. Contra ti, contra ti solo he pecado, Y he hecho lo malo delante de tus ojos; Para que seas reconocido justo en tu palabra, Y tenido por puro en tu juicio. He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me concibió mi madre.  He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.  Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve. Hazme oír gozo y alegría, Y se recrearán los huesos que has abatido. Esconde tu rostro de mis pecados, Y borra todas mis maldades. 10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí. 11 No me eches de delante de ti, Y no quites de mí tu santo Espíritu. 12 Vuélveme el gozo de tu salvación, y espíritu noble me sustente. 13 Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, Y los pecadores se convertirán a ti.

El rey Josías y Martín Lutero fueron grandes reformadores de la iglesia de Dios, por supuesto en diferentes épocas de éste mundo. Si los tuviéramos que comparar a ellos dos en sus trabajos, no hay manera de hacerlo.

Martín Lutero llevó a cabo su reforma y re-avivamiento con la Biblia en mano, con la Biblia ya terminada. Josías no, el único libro que se había escrito en su tiempo, era los primeros cinco de Libros de la Biblia escritos por Moisés, y encima de todo, esa joya de libro, ese hermoso ejemplar original, salida de la misma mano de Moisés, estaba perdido.

Martín Lutero, puede representar a todos aquellos que tenemos base y conocimiento bíblico y sentimos el deseo de empezar una reforma o un re-avivamiento en nuestras vidas o en nuestras iglesias.

Josías es un vivo ejemplo para todos aquellos que desean comenzar una reforma o un re-avivamiento en sus vidas, sin tener una base bíblica o un conocimiento claro de Dios. Muchas personas se acercan a la iglesia simple y sencillamente por que están cansados de pecar, se acercan a la iglesia por que están cansados de la vida sin sentido y dura que están llevando en el mundo. Esa fue la historia de Josías, a los 8 años subió al trono, a los 16 años comenzó a buscar a Dios,  a los 20 años comenzó a limpiar a Judá de la idolatría y a los 26 años comenzó a reparar  el templo de Dios, y cuando estaba reparando el templo, como premio Dios  le devuelve  los mas hermosos libros escritos en la Biblia, le devuelve los primeros cinco Libros de la Biblia, que son la base y el fundamento de toda la Escritura.

Nunca menospreciamos a los pecadores que se asoman a nuestra iglesia, no importa quienes son ellos o como son ellos, son serios candidatos a llevar grandes reformas en sus vidas y en la iglesia, una vez se hallan entregado en las manos de Dios. Recordemos a Josías, el niño-rey; ¿Quién lo creyó? posiblemente nadie. Su nombre ha  quedado en los registros de la Biblia, como uno de los grandes,  uno de los sabios, y uno de los santos, tanto en ésta tierra como por la eternidad.

La historia de los israelitas nos presenta el grave peligro del engaño. Muchos no se dan cuenta del carácter pecaminoso de su propia naturaleza ni de lo que es la gracia del perdón. Están en las tinieblas de su naturaleza, sujetos a tentaciones y gran engaño. Viven lejos del Señor: y sin embargo están muy satisfechos de su vida cuando Dios aborrece su conducta. Esta clase de personas guerreará siempre contra la dirección del Espíritu de Dios, especialmente con la reprensión. No quiere ser perturbada. Ocasionalmente experimenta temores egoístas y buenos propósitos y a veces pensamientos de ansiedad y convicción; pero no tiene experiencia profunda porque no está ligada con la Roca eterna. Esta clase de personas no ve nunca la necesidad del testimonio claro. El pecado no le parece tan grave, porque no anda en la luz como Cristo está en la luz.

Hay aún otra clase de personas que tiene gran luz y convicción especial, y una verdadera experiencia en la obra del Espíritu de Dios. Pero la han vencido las múltiples tentaciones de Satanás. No aprecia la luz que Dios le ha dado. No escucha las amonestaciones y reprensiones del Espíritu de Dios. Está bajo condenación. Dichas personas resistirán siempre el testimonio recto, porque éste las condena.

Dios quiere que su pueblo sea una unidad; que sus hijos tengan un mismo parecer, un mismo ánimo y un mismo criterio. Esto no puede lograrse sin un testimonio claro, recto y vivo en la iglesia. La oración de Cristo era que los discípulos fuesen uno como él era uno con su Padre (Joyas de los testimonios, {1JT}, t. 1, p. 345).

Pablo tenía vivísimos deseos de que se viese y comprendiese la humillación de Cristo. Estaba convencido de que, con tal que se lograse que los hombres considerasen el asombroso sacrificio realizado por la Majestad del cielo, el egoísmo sería desterrado de sus corazones. El apóstol se detiene en un detalle tras otro para que de algún modo alcancemos a darnos cuenta de la admirable condescendencia del Salvador para con los pecadores. Dirige primero el pensamiento a la contemplación del puesto que Cristo ocupaba en el cielo, en el seno de su Padre. Después lo presenta abdicando de su gloria, sometiéndose voluntariamente a las humillantes condiciones de la vida humana, asumiendo las responsabilidades de un siervo, y haciéndose obediente hasta la muerte más ignominiosa, repulsiva y dolorosa: la muerte en la cruz. ¿Podemos contemplar tan admirable manifestación del amor de Dios sin agradecimiento ni amor, y sin un sentimiento profundo de que ya no somos nuestros? (El ministerio de curación, {MC}, p. 401).

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Lección 8 // Miércoles 18 de noviembre__________________

EL LIBRO DE LA LEY

La renovación del Santuario, por mucho tiempo el centro de la adoración israelita, era importante, pero la renovación del edificio no era todo lo necesario. Aunque destinada a ayudar a los adoradores a sentir algo del poder y la grandeza de Dios, cualquier estructura, por más hermosa y compleja que sea, en sí misma no es suficiente para evocar piedad entre la gente. La historia está repleta de tristes relatos de personas que en un momento están “adorando” en una hermosa iglesia, y al momento siguiente están cometiendo atrocidades, quizás incluso instigadas por lo que aprendieron dentro de la hermosa estructura.

¿Qué sucedió durante la renovación del Templo? ¿Cuál es la importancia de la reacción de Josías frente esos eventos? 2 Rey. 22:8-11.

Entonces dijo el sumo sacerdote Hilcías al escriba Safán: He hallado el libro de la ley en la casa de Jehová. E Hilcías dio el libro a Safán, y lo leyó. Viniendo luego el escriba Safán al rey, dio cuenta al rey y dijo: Tus siervos han recogido el dinero que se halló en el templo, y lo han entregado en poder de los que hacen la obra, que tienen a su cargo el arreglo de la casa de Jehová. 10 Asimismo el escriba Safán declaró al rey, diciendo: El sacerdote Hilcías me ha dado un libro. Y lo leyó Safán delante del rey. 11 Y cuando el rey hubo oído las palabras del libro de la ley, rasgó sus vestidos. 2 Reyes 22

Encontraron parte del Libro de la Ley de Moisés; la Biblia no nos dice qué parte o si fue el libro completo. Probablemente lo encontraron enterrado en alguna parte de las paredes del Templo.

Lee 2 Reyes 22:12 al 20. ¿Cuál fue el mensaje de Hulda al pueblo? ¿Qué nos deben decir esas palabras a nosotros?

12 Luego el rey dio orden al sacerdote Hilcías, a Ahicam hijo de Safán, a Acbor hijo de Micaías, al escriba Safán y a Asaías siervo del rey, diciendo: 13 Id y preguntad a Jehová por mí, y por el pueblo, y por todo Judá, acerca de las palabras de este libro que se ha hallado; porque grande es la ira de Jehová que se ha encendido contra nosotros, por cuanto nuestros padres no escucharon las palabras de este libro, para hacer conforme a todo lo que nos fue escrito. 14 Entonces fueron el sacerdote Hilcías, y Ahicam, Acbor, Safán y Asaías, a la profetisa Hulda, mujer de Salum hijo de Ticva, hijo de Harhas, guarda de las vestiduras, la cual moraba en Jerusalén en la segunda parte de la ciudad, y hablaron con ella. 15 Y ella les dijo: Así ha dicho Jehová el Dios de Israel: Decid al varón que os envió a mí: 16 Así dijo Jehová: He aquí yo traigo sobre este lugar, y sobre los que en él moran, todo el mal de que habla este libro que ha leído el rey de Judá; 17 por cuanto me dejaron a mí, y quemaron incienso a dioses ajenos, provocándome a ira con toda la obra de sus manos; mi ira se ha encendido contra este lugar, y no se apagará. 18 Mas al rey de Judá que os ha enviado para que preguntaseis a Jehová, diréis así: Así ha dicho Jehová el Dios de Israel: Por cuanto oíste las palabras del libro, 19 y tu corazón se enterneció, y te humillaste delante de Jehová, cuando oíste lo que yo he pronunciado contra este lugar y contra sus moradores, que vendrán a ser asolados y malditos, y rasgaste tus vestidos, y lloraste en mi presencia, también yo te he oído, dice Jehová. 20 Por tanto, he aquí yo te recogeré con tus padres, y serás llevado a tu sepulcro en paz, y no verán tus ojos todo el mal que yo traigo sobre este lugar. Y ellos dieron al rey la respuesta. 2 Reyes 22

Hulda transmitió el mismo mensaje que Jeremías había profetizado varias veces. La gente que se había apartado de Dios había cavado su propia tumba mediante sus hechos, y cosecharía las consecuencias.

El Dr.  Judson acababa de traducir el Nuevo Testamento en la lengua de Birmania, cuando fue puesto en prisión. Su esposa tomó el precioso trabajo y lo enterró. Si lo dejaba allí por mucho tiempo, se arruinaría, pero si lo desenterraba, al darse cuenta la gente de esa traducción, lo destruirían. Ella tomó los escritos,  los enrolló muy cuidadosamente en algodón,  los metió en una almohada, y los trajo a la prisión donde estaba su esposo. El trabajo de esconder esos manuscritos estaba tan bien, hecho que el encargado de la cárcel nunca los descubrió. Un día, repentinamente, el Dr. Judson fue movido a otra prisión, y todas sus propiedades tuvieron que ser dejadas en su celda antigua. Todo lo que el Doctor dejó en su antigua celda fue condenado a ser destruido incluyendo la almohada que contenía la traducción del Nuevo Testamento. Unas horas antes que las propiedades del doctor fueran destruidas, uno de los trabajadores de la cárcel, decidió tomar y preservar la almohada como una reliquia del ilustre prisionero. El trabajador mantuvo la almohada por mucho tiempo, hasta que un día se descubrió lo que había dentro de la almohada,  el manuscrito estaba  completo y sin daños. Sin ninguna duda, la mano de Dios se encargó de preservar de la destrucción éste trabajo, producto de muchos años de esfuerzo y de suma importancia para los ciudadanos de Burma o Birmania, que deseaban conocer y escudriñar la Biblia.

Esto son los resultado cuando la ley de Dios se pierde:

1-El conocimiento de la verdad se pierde

2-El servicio del templo se termina

3-La verdadera religión desaparece

4-La religión falsa florece

5-El santuario se corrompe

6-El crimen, la violencia, la injusticia y la opresión abundan por doquier

7-La inmoralidad crece; la inmoralidad nunca puede vivir con la religión

8-finalmente la miseria y la destrucción llegan

Estos son los resultados cuando la ley de Dios se encuentra:

1-La falsa religión es eliminada

2-Las personas se arrepienten y vuelven a Dios

3-La verdad se aprende

4-El templo se repara y se abre nuevamente para los servicios

5-Se consigue la misericordia de Dios y se conoce la voluntad de Dios

6-La verdad se preserva para las nuevas generaciones

No hay mejor lugar para comprender el proceder de Josías cuando encontró el Libro de la Ley, que en el espíritu de profecía, disfrutemos de ésta hermosa historia:

“Por intermedio de Hulda, el Señor avisó a Josías que la ruina de Jerusalén no se podía evitar. Aun cuando el pueblo se humillase delante de Dios, no escaparía a su castigo. Sus sentidos habían estado amortiguados durante tanto tiempo por el mal hacer que, si el juicio no caía sobre ellos, no tardarían en volver a la misma conducta pecaminosa. Declaró la profetisa: ‘Así ha dicho Jehová el Dios de Israel: Decid al varón que os envió a mí: Así dijo Jehová: He aquí yo traigo mal sobre este lugar, y sobre los que en él moran, a saber, todas las palabras del libro que ha leído el rey de Judá. Por cuando me dejaron a mí, y quemaron perfumes a dioses ajenos, provocándome a ira en toda obra de sus manos; y mi furor se ha encendido contra este lugar, y no se apagará’ (vers. 15-17)” (PR 294).

Cuando se encontró el libro de la ley en la casa de Dios, en tiempos del antiguo Israel, fue leído ante el rey Josías. Y él rasgó sus vestiduras, y requirió de los hombres en el sagrado oficio que preguntaran por él y por su pueblo; porque se habían apartado de los estatutos del Señor. Reunió a todos los hombres de Israel, e hizo leer las palabras del libro a oídos de la congregación. Se señaló el pecado de los gobernantes y del pueblo, y el rey se levantó ante ellos y confesó su transgresión. Manifestó su arrepentimiento e hizo un pacto para guardar los estatutos del Señor con todo su corazón. Josías no descansó hasta que el pueblo hizo todo lo que podía para retornar de su apostasía y servir al Dios viviente…

Cuando Josías oyó las palabras de advertencia y condenación a causa de que Israel había pisoteado los preceptos del Cielo, se humilló a sí mismo. Lloró ante el Señor. Hizo una completa obra de arrepentimiento y reforma, y Dios aceptó sus esfuerzos. Toda la congregación de Israel entró en solemne pacto para guardar los mandamientos de Jehová. Esta es nuestra obra hoy. Debemos arrepentirnos del pasado mal de nuestros actos, y buscar a Dios con todo nuestro corazón. Debemos creer que Dios quiere decir exactamente lo que dice, y no hacer ninguna concesión con el mal en ninguna forma. Debemos humillarnos grandemente ante el Señor, y considerar preferible cualquier pérdida a la pérdida de su favor (Reflejemos a Jesús, {RJ}, p. 49).

Josías se conmovió hondamente al oír por primera vez leer las exhortaciones y amonestaciones registradas en ese antiguo manuscrito. Nunca antes había comprendido tan claramente la sencillez con que Dios había presentado a Israel “la vida y la muerte, la bendición y la maldición” (Deuteronomio 30:19); y cuán a menudo se le había instado a escoger el camino de la vida a fin de llegar a ser una alabanza en la tierra, una bendición para todas las naciones. Por medio de Moisés se había exhortado así a Israel: “Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos: que Jehová tu Dios es el que va contigo: no te dejará, ni te desamparará” (Deuteronomio 31:6).

En el libro abundaban las promesas referentes a la buena voluntad de Dios para salvar hasta lo sumo a aquellos que confiasen plenamente en él. Así como había obrado al librarlos de la servidumbre egipcia, quería obrar poderosamente para establecerlos en la tierra prometida y colocarlos a la cabeza de las naciones de la tierra (Profetas y reyes, {PR}, pp. 289, 290).

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Jueves 19 de noviembre // Lección 8____________________

LAS REFORMAS DE JOSÍAS

A pesar de la advertencia de la ruina venidera, Josías estaba aún decidido a hacer “lo recto ante los ojos de Jehová”. Tal vez no podía evitarse el desastre, “pero al anunciar los castigos retributivos del Cielo, el Señor no retiraba la oportunidad de arrepentirse y reformarse; y Josías, discerniendo en esto que Dios tenía buena voluntad para atemperar sus juicios con misericordia, resolvió hacer cuanto estuviese en su poder para realizar reformas decididas” (PR 294, 295).

Lee 2 Reyes 23:1 al 28. ¿Cuál era la esencia de la reforma que el fiel rey procuró producir en su corrompida nación? ¿Qué nos dicen estos actos acerca de cuán malas habían llegado a ser las cosas en la nación escogida?

1 Entonces el rey mandó reunir con él a todos los ancianos de Judá y de Jerusalén. Y subió el rey a la casa de Jehová con todos los varones de Judá, y con todos los moradores de Jerusalén, con los sacerdotes y profetas y con todo el pueblo, desde el más chico hasta el más grande; y leyó, oyéndolo ellos, todas las palabras del libro del pacto que había sido hallado en la casa de Jehová. Y poniéndose el rey en pie junto a la columna, hizo pacto delante de Jehová, de que irían en pos de Jehová, y guardarían sus mandamientos, sus testimonios y sus estatutos, con todo el corazón y con toda el alma, y que cumplirían las palabras del pacto que estaban escritas en aquel libro. Y todo el pueblo confirmó el pacto. Entonces mandó el rey al sumo sacerdote Hilcías, a los sacerdotes de segundo orden, y a los guardianes de la puerta, que sacasen del templo de Jehová todos los utensilios que habían sido hechos para Baal, para Asera y para todo el ejército de los cielos; y los quemó fuera de Jerusalén en el campo del Cedrón, e hizo llevar las cenizas de ellos a Bet-el. Y quitó a los sacerdotes idólatras que habían puesto los reyes de Judá para que quemasen incienso en los lugares altos en las ciudades de Judá, y en los alrededores de Jerusalén; y asimismo a los que quemaban incienso a Baal, al sol y a la luna, y a los signos del zodíaco, y a todo el ejército de los cielos. Hizo también sacar la imagen de Asera fuera de la casa de Jehová, fuera de Jerusalén, al valle del Cedrón, y la quemó en el valle del Cedrón, y la convirtió en polvo, y echó el polvo sobre los sepulcros de los hijos del pueblo.Además derribó los lugares de prostitución idolátrica que estaban en la casa de Jehová, en los cuales tejían las mujeres tiendas para Asera.E hizo venir todos los sacerdotes de las ciudades de Judá, y profanó los lugares altos donde los sacerdotes quemaban incienso, desde Geba hasta Beerseba; y derribó los altares de las puertas que estaban a la entrada de la puerta de Josué, gobernador de la ciudad, que estaban a la mano izquierda, a la puerta de la ciudad.Pero los sacerdotes de los lugares altos no subían al altar de Jehová en Jerusalén, sino que comían panes sin levadura entre sus hermanos. 10 Asimismo profanó a Tofet, que está en el valle del hijo de Hinom, para que ninguno pasase su hijo o su hija por fuego a Moloc. 11 Quitó también los caballos que los reyes de Judá habían dedicado al sol a la entrada del templo de Jehová, junto a la cámara de Natán-melec eunuco, el cual tenía a su cargo los ejidos; y quemó al fuego los carros del sol. 12 Derribó además el rey los altares que estaban sobre la azotea de la sala de Acaz, que los reyes de Judá habían hecho, y los altares que había hecho Manasés en los dos atrios de la casa de Jehová; y de allí corrió y arrojó el polvo al arroyo del Cedrón. 13 Asimismo profanó el rey los lugares altos que estaban delante de Jerusalén, a la mano derecha del monte de la destrucción, los cuales Salomón rey de Israel había edificado a Astoret ídolo abominable de los sidonios, a Quemos ídolo abominable de Moab, y a Milcom ídolo abominable de los hijos de Amón. 14 Y quebró las estatuas, y derribó las imágenes de Asera, y llenó el lugar de ellos de huesos de hombres. 15 Igualmente el altar que estaba en Bet-el, y el lugar alto que había hecho Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel; aquel altar y el lugar alto destruyó, y lo quemó, y lo hizo polvo, y puso fuego a la imagen de Asera. 16 Y se volvió Josías, y viendo los sepulcros que estaban allí en el monte, envió y sacó los huesos de los sepulcros, y los quemó sobre el altar para contaminarlo, conforme a la palabra de Jehová que había profetizado el varón de Dios, el cual había anunciado esto. 17 Después dijo: ¿Qué monumento es este que veo? Y los de la ciudad le respondieron: Este es el sepulcro del varón de Dios que vino de Judá, y profetizó estas cosas que tú has hecho sobre el altar de Bet-el. 18 Y él dijo: Dejadlo; ninguno mueva sus huesos; y así fueron preservados sus huesos, y los huesos del profeta que había venido de Samaria. 19 Y todas las casas de los lugares altos que estaban en las ciudades de Samaria, las cuales habían hecho los reyes de Israel para provocar a ira, las quitó también Josías, e hizo de ellas como había hecho en Bet-el. 20 Mató además sobre los altares a todos los sacerdotes de los lugares altos que allí estaban, y quemó sobre ellos huesos de hombres, y volvió a Jerusalén. 21 Entonces mandó el rey a todo el pueblo, diciendo: Haced la pascua a Jehová vuestro Dios, conforme a lo que está escrito en el libro de este pacto. 22 No había sido hecha tal pascua desde los tiempos en que los jueces gobernaban a Israel, ni en todos los tiempos de los reyes de Israel y de los reyes de Judá. 23 A los dieciocho años del rey Josías fue hecha aquella pascua a Jehová en Jerusalén. 24 Asimismo barrió Josías a los encantadores, adivinos y terafines, y todas las abominaciones que se veían en la tierra de Judá y en Jerusalén, para cumplir las palabras de la ley que estaban escritas en el libro que el sacerdote Hilcías había hallado en la casa de Jehová. 25 No hubo otro rey antes de él, que se convirtiese a Jehová de todo su corazón, de toda su alma y de todas sus fuerzas, conforme a toda la ley de Moisés; ni después de él nació otro igual. 26 Con todo eso, Jehová no desistió del ardor con que su gran ira se había encendido contra Judá, por todas las provocaciones con que Manasés le había irritado. 27 Y dijo Jehová: También quitaré de mi presencia a Judá, como quité a Israel, y desecharé a esta ciudad que había escogido, a Jerusalén, y a la casa de la cual había yo dicho: Mi nombre estará allí. 28 Los demás hechos de Josías, y todo lo que hizo, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? 2 Reyes 23

Josías reunió a todo el pueblo en Jerusalén a fin de renovar su pacto con Dios. Leyó el recientemente hallado Libro de la Ley, y entonces hizo el voto de seguir al Dios de Israel.

El Rey no ejecutó esta obra por sí solo, sino que pidió a los que tenían responsabilidades espirituales que hicieran lo que fuera necesario. Por ejemplo: a través de los siglos, diversos objetos –estatuas y símbolos que popularizaron la adoración extranjera en Israel− se habían reunido en el Templo. Algunas veces habían sido parte de las condiciones de paz, impuestas a la nación; a veces los reyes las habían exhibido a fin de demostrar su pacificación, una señal de rendición. Cualesquiera que fueran las razones, no correspondía que estuviesen allí, y Josías ordenó que se retiraran y destruyeran.

Además, la celebración de la Pascua durante la reforma de Josías no ocurrió solo dentro de los hogares, como había sido anteriormente, sino que toda la nación la celebró unida. Su mensaje simbólico era que habían dejado atrás una era antigua, y ahora había llegado un tiempo nuevo en el que se comprometían a servir al verdadero Dios, que los había sacado de Egipto, que les había provisto un hogar como había prometido y que estaban con ellos en su vida diaria.

La importancia de celebrar una Pascua nacional era comenzar algo nuevo porque todas las cosas viejas habían terminado (al menos idealmente). ¿Qué significa el simbolismo de la Pascua para nosotros ahora, como adventistas del séptimo día? (Ver 1 Cor. 5:7.)

 Hay muchos teólogos que no están de acuerdo con las acciones de Josías con el pueblo de Judá y de Israel.  Ellos creen que las intenciones de limpiar a una nación de la idolatría  y de volverlos a los caminos a Dios, son las aspiraciones  mas altas, nobles y santas que una persona puede tener. Pero ellos no están de acuerdo en los métodos de imposición y el uso de la fuerza que usó  Josías para ésta reforma.  Ellos creen que no se puede usar la influencia política para dominar a un pueblo a la obediencia de Dios, ni  usar la fuerza política para imponer la religión al pueblo, tampoco se puede usar la fuerza bruta y la violencia para suprimir el pecado de ninguna persona, ni de un pueblo entero.
La fuerza nunca ha logrado dominar la conciencia de una persona, la persecución siempre termina propagando las ideas que se quieren suprimir, los decretos de los parlamentos nunca han hecho al hombre mas espiritual, ni los decretos de una nación han podido llenar las iglesias, ni las multas, ni los exilios, ni las amenazas, ni la muerte,  han podido mejorar la religión, ni tampoco la han podido destruir, ni nunca lo podrán hacer.
Hasta cierto punto, ellos tiene razón, la religión no se puede imponer, la religión nace en el corazón y es la obra del Espíritu Santo.  ¿Entonces en donde está el problema con éste pensamiento?
El problema está, en que estos teólogos están olvidando dos cosas muy importantes: la primera es la responsabilidad que tienen los dirigentes de una nación o de una iglesia, y la segunda es que el pueblo de Israel era una nación teocrática, en pocas palabras, una nación dirigida por Dios.
Un gobierno no puede y no debe, perseguir y castigar a una persona por que es un pecador o una pecadora, eso no es el trabajo de ningún gobierno. Pero tampoco el gobierno puede o debe fomentar el pecado entre sus ciudadanos.  El gobierno se hace responsable ante Dios, cuando ellos por medio de sus leyes fomentan el pecado en la nación. Un ejemplo claro de esto es lo que está pasando en Los Estados Unidos y en otros países con las leyes que permiten casar  a dos personas del mismo sexo. Cuando esto pasa, Dios con toda seguridad no va a dar por inocente  a los practicantes del pecado, ni a la nación; por permitir la práctica abierta y la oficialización del pecado. Aunque la aberración sexual siempre ha existido, es muy diferente que exista en las personas que lo quieren practicar, a que exista a un nivel nacional, constituido legalmente por el gobierno. 
En un estudio que se ha hecho,  se ha llegado a la conclusión que la mayoría de potencias mundiales que ha existido en éste mundo, todas ellas han durado al rededor de los 200 años. La mayoría de ellas han caído mas o menos por los 200 años; debido a los siguientes problemas:
1-Promiscuidad Sexual
2-Desintegración familiar
3-Divinisación de los deportes
Estados Unidos de acuerdo a la Biblia, es la última potencia mundial que va a existir en éste mundo,  antes de la segunda venida de Cristo. Tiene un poquito mas de 200 años de existencia, tiene promiscuidad social, desintegración familiar y también diviniza el deporte. Las nuevas leyes que los Estados Unidos está instituyendo, no están ayudando en nada para el refrenamiento del pecado, esas leyes están  promoviendo, acelerando  y oficializando el pecado en toda la nación, pronto se pagarán las consecuencias de esas malas decisiones, y no solo los Estados Unidos, sino el mundo entero, especialmente la iglesia Adventista del Séptimos Día, cuando se promulguen leyes que afecten la libertad religiosa. ¡Nuestra redención está cerca!
La segunda razón que estos teólogos han olvidado es que Israel o Judá era gobiernos teocráticos, es decir Dios era el máximo dirigente. A pesar que ellos  cambiaron ese sistema, eliminando los jueces que Dios había instituido y  reemplazaron los jueces  con reyes, Israel siempre siguió siendo un pueblo que dependía de Dios para su bienestar social y ya no se diga espiritual. La prueba mas grande, fue que todos aquellos reyes que hicieron lo «malo ante los ojos de Jehová» tuvieron un fin triste, y la mayoría de reyes que impusieron el orden, la religión, el respeto y la veneración a Dios, la mayoría de ellos fueron bendecidos, y tuvieron un fin glorioso.
Hay muchas personas de otras religiones que se molestan con aquellas religiones que son agresivas para la predicación; entre las religiones que son agresivas para la predicación sobre salen los Testigos de Jehová, Los Mormones y los Adventistas del Séptimo Día. Hay muchas quejas de otras religiones especialmente de la iglesia Católica, cuando ven que miles de sus feligreses abandonan sus filas para unirse a nuestra religión.
Nosotros los Adventistas del Séptimo Día predicamos a todo el mundo, por que ese es un mandato de Dios. Nuestra obligación es predicar, la conversión no nos pertenece a nosotros,  esa la hará el Espíritu Santo.
Eso fue lo mismo que hizo Josías, el limpió al pueblo de idolatría y lo condujo a Dios; ¿Se convirtió el pueblo de Judá? eso nosotros no lo sabemos, solo lo sabe el cielo. Pero Josías hizo su obra como dirigente  de Israel, y por haber hecho su obra, Dios lo bendijo, Dios también pospuso el castigo para Judá, y Dios le permitió morir en Paz. Su nombre quedó registrado como uno de los mejores reyes que ha existido en la historia de Israel.

El rey procuró establecer aun más firmemente la fe de Judá en el Dios de sus padres celebrando una gran fiesta de Pascua, en armonía con las medidas indicadas en el libro de la ley. Hicieron preparativos aquellos que estaban encargados de los servicios sagrados, y el gran día de la fiesta se presentaron muchas ofrendas. “No fué hecha tal pascua desde los tiempos de los jueces que gobernaron a Israel, ni en todos los tiempos de los reyes de Israel, y de los reyes de Judá” (2 Reyes 23:22). Pero el celo de Josías, por aceptable que fuese para Dios, no podía expiar los pecados de las generaciones pasadas; ni podía la piedad manifestada por quienes seguían al rey efectuar un cambio de corazón en muchos de los que se negaban tercamente a renunciar a la idolatría para adorar al Dios verdadero (Profetas y reyes, {PR}, p. 297).

Ser lector del libro de la ley -que contiene un «así dice Jehová»– era considerado por Josías como el puesto más elevado que pudiera ocupar . . . La obra más encumbrada de los príncipes de Israel -de médicos, de maestros en nuestras escuelas, tanto como de ministros y de los que están en puestos de responsabilidad en los establecimientos del Señor- es cumplir con la misión que descansa sobre ellos de fijar las Escrituras en la mente de la gente como un clavo en un lugar seguro, de usar los talentos recibidos de Dios para impresionar la verdad de que «el principio de la sabiduría es el temor de Jehová». Para los dirigentes de Israel el propagar un conocimiento de las Escrituras en todos sus confines es promover la salud espiritual, pues la Palabra de Dios es una hoja del árbol de la vida (Comentario bíblico adventista, {BC2}, t. 2, p. 1033).

El corazón humilde y quebrantado, enternecido por el arrepentimiento genuino, apreciará algo del amor de Dios y del costo del Calvario; y como el hijo se confiesa a un padre amoroso, así presentará el que esté verdaderamente arrepentido todos sus pecados delante de Dios. Y está escrito: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados, y limpiarnos de toda iniquidad” (1 S. Juan 1:19) (El camino a Cristo, {CC}, p. 41).

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Lección 8 // Viernes 20 de noviembre___________________

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: La profundidad de la corrupción que había en Israel puede verse en la clase de reformas que inició Josías. Sin embargo, ¿cómo fue que la nación había caído tan lejos? En un sentido, la respuesta es sencilla: cayeron tan bajo por causa de su humanidad. Cuánto se ha degradado la humanidad se reveló en un famoso experimento realizado en la Universidad de Yale en la década de 1960.

Los participantes fueron incorporados mediante anuncios en los diarios; se les dijo que debían administrar choques eléctricos a personas atadas a sillas en otra habitación. Los interruptores que controlaban los choques estaban marcados desde “Choque ligero” hasta “Peligro: choque severo”, incluyendo dos más, marcados con “XXX” siniestras. Se les dijo que administraran los choques de acuerdo con órdenes que les darían los científicos que conducían el experimento. Al hacerlo, oirían los gritos y los pedidos de misericordia desde la otra habitación. En realidad, la gente en la otra habitación sencillamente actuaba: no recibían choques. El tema del estudio era ver hasta qué punto estos participantes normales iban a infligir “dolor” a personas que no conocían solo porque se les ordenaba hacerlo. Los resultados fueron aterradores. Aunque muchos mostraron ansiedad, perturbación, y hasta enojo, esto no detuvo a un asombroso 65 por ciento de ellos, que aplicaron los “choques” más severos, creyendo que realmente estaban hiriendo a la otra persona. El director del experimento escribió que “la gente ordinaria, sencillamente, hacía su tarea y, sin ninguna hostilidad especial de su parte, pueden llegar a ser agentes en un terrible proceso destructivo”. ¿Cuántas personas “comunes” han hecho cosas terribles a través de la historia, o aun hoy? Demasiadas, ciertamente. ¿Por qué? Los cristianos conocen la respuesta. Somos pecadores; así de sencillo y claro.

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. ¿Qué nos dice la reforma de Josías acerca de la importancia de la Palabra de Dios en nuestra vida?
  2. Se podría plantear ahora una pregunta válida: Si fuera demasiado tarde para evitar una catástrofe próxima, ¿por qué llamar al arrepentimiento, al reavivamiento y a la reforma? ¿Cuál sería el propósito? ¿Qué respuesta darías? ¿De qué manera la razón podría encontrarse en el modo en que ese reavivamiento impactaría en cada persona individualmente, más allá de la nación como un todo?

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Escrito por: Tony García.

Este documento es una cortesía de 7day Media Group.
“One World – One Dream”
Madrid, España 2015

3 pensamientos en “LECCIÓN 8 – LAS REFORMAS DE JOSÍAS – PARA EL 21 DE NOVIEMBRE DE 2015

  1. Gracias hermano por contestar mí mensajes esta excelente el comentario de la lección que Dios los siga dirigiendo compartiendo su conocimiento y puedan seguir edificando a mucho que Dios lo bendiga en su ministerio!!!

  2. Gracias doy a nuestro Dios por que dirige e instruye a sus hijos que se ponen en sus manos para ayudarnos a comprender mejor estas hermosas lecciones. Bendiciones para todos y felicitaciones por la pequeña niña de su equipo, eso es hermoso.

  3. Agradezco su generosidad al compartir el estudio de la escuela sabática. Anhelo que el Espíritu Santo inspire permanente a cada uno de los protagonistas de este proyecto.

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