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LECCIÓN 7 – HONESTIDAD PARA CON DIOS – PARA EL 17 DE FEBRERO DE 2018

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Letra Negra: Lección de Escuela Sabática

Letra Ocre: Lección de Escuela Sabática 

Letra Roja: La Biblia

Letra Café: Nuestro comentario

Letra Azul: Espíritu de profecía


Lección 07: Para el 17 de febrero de 2018

HONESTIDAD PARA CON DIOS

Sábado 10 de febrero________________________________________________________________

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Lucas 16:10; Levítico 27:30; Génesis 22:1-12; Hebreos 12:2; Lucas 11:42; Hebreos 7:2-10; Nehemías 13.

PARA MEMORIZAR:

“Mas la que cayó en buena tierra, estos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia” (Luc. 8:15).

¿Qué es un corazón honesto, y cómo se manifiesta? La cultura contemporánea a menudo considera que la honestidad es una ética vaga y relativista; la mayoría de la gente es deshonesta ocasionalmente, pero considera que esto es aceptable siempre que la infracción no sea demasiado grande. También se pueden alegar circunstancias específicas que justifiquen cierta deshonestidad.

La verdad y la honestidad siempre van juntas. Sin embargo, no hemos nacido con inclinación a ser honestos; es una virtud moral cultivada y está en la base del carácter moral de un mayordomo.

Cuando practicamos la honestidad, surgen cosas buenas. Por ejemplo, nos despreocupamos de que nos descubran mintiendo u ocultando una mentira. Por esta y otras razones, la honestidad es un valioso rasgo de la personalidad, especialmente en situaciones difíciles cuando la tentación fácilmente puede dirigirnos hacia la deshonestidad.

En la lección de esta semana estudiaremos el concepto espiritual de la honestidad a través de la práctica del diezmo y veremos por qué el diezmo es de vital importancia para el mayordomo y la mayordomía.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Todo lo que el hombre recibe de la bondad de Dios sigue perteneciendo al Señor. Todo lo que Dios ha otorgado, en las cosas valiosas y bellas de la tierra, ha sido puesto en las manos de los hombres para probarlos, para sondear la profundidad de su amor hacia él y del aprecio en que tienen sus favores. Ya se trate de tesoros o de dones del intelecto, han de depositarse como ofrenda voluntaria a los pies de Jesús y el dador ha de decir como David: “Todo es tuyo, y lo recibido de tu mano te damos” (Patriarcas y profetas, p. 816).

Nuestro corazón es naturalmente pecador e indolente en el servicio de Cristo; y tenemos que estar en constante guardia, o no lograremos soportar las penurias de buenos soldados de Cristo, y no sentiremos la necesidad de luchar vigorosamente en contra de los pecados dominantes, sino que nos rendiremos pronto a las sugestiones de Satanás y levantaremos nuestro propio estandarte antes que aceptar el puro y elevado estandarte que Dios ha levantado para nosotros (Testimonios para la iglesia, t. 2, p. 625).

El “corazón bueno y recto” mencionado en la parábola, no es un corazón sin pecado; pues se predica el evangelio a los perdidos. Cristo dijo: “No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores” Marcos 2:17. Tiene corazón recto el que se rinde a la convicción del Espíritu Santo. Confiesa su pecado, y siente su necesidad de la misericordia y el amor de Dios. Tiene el deseo sincero de conocer la verdad para obedecerla. El “corazón bueno” es el que cree y tiene fe en la palabra de Dios. Sin fe es imposible recibir la palabra. “El que a Dios se allega, crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” Hebreos 11:6 (Palabras de vida del gran Maestro, p. 38).

Cuando Cristo habla del nuevo corazón, se refiere a la mente, a la vida, al ser entero. Experimentar un cambio de corazón es apartar los afectos del mundo y fijarlos en Cristo. Tener un nuevo corazón es tener una mente nueva, nuevos propósitos, nuevos motivos. ¿Cuál es la señal de un corazón nuevo? Una vida transformada. Se produce día tras día, hora tras hora, una muerte del orgullo y el egoísmo.

La verdadera conversión nos hace estrictamente honrados en nuestro trato con nuestros semejantes. Nos hace fieles en nuestro trabajo diario (Mensajes para los jóvenes, p. 50).

Los principios, la justicia y la honradez deberían ser siempre bien acogidas… El Maestro exige de sus siervos que tanto sus motivos como sus acciones sean honorables. Para muchos, tales personas no son agradables; en cambio, para Dios son bellas (Testimonios para la iglesia, tomo 4, p. 600).

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Lección 07 | Domingo 11 de febrero_________________________________________________

UNA CUESTIÓN DE TOTAL HONESTIDAD

Algo que la mayoría de nosotros tenemos en común es que no nos gusta la deshonestidad. No nos gusta especialmente cuando lo vemos manifestado en los demás. Sin embargo, no es fácil verlo en nosotros mismos, y cuando somos deshonestos, tendemos a racionalizar nuestros actos, a justificarlos, a minimizar su significado: Ah, no es tan malo; es solo algo pequeño, nada importante. Podríamos engañarnos a nosotros mismos incluso, la mayor parte del tiempo; pero nunca engañamos a Dios.

“En todas nuestras filas se practica la falta de honradez; y esta es la causa de la tibieza que notamos en muchos de los que profesan creer la verdad. Estos no están relacionados con Cristo y están engañando sus propias almas” (TI 4:304).

Lee Lucas 16:10. ¿Qué principio importante expresa Jesús aquí que debería ayudarnos a ver lo importante que es ser honesto, incluso en lo “muy poco”?

Lucas 16:10

10 El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto.

No obstante, Dios sabe con cuánta facilidad podemos ser deshonestos, especialmente cuando se trata de lo que poseemos. Por lo tanto, nos ha dado un poderoso antídoto contra la deshonestidad y el egoísmo, al menos cuando se trata de posesiones materiales.

Lee Levítico 27:30; y Malaquías 3:8. ¿Qué nos enseñan estos versículos y cómo nos pueden ayudar a conservar la honestidad?

Levítico 27:30

30 Y el diezmo de la tierra, así de la simiente de la tierra como del fruto de los árboles, de Jehová es; es cosa dedicada a Jehová.

Malaquías 3:8

¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas.

“No se extiende ninguna invitación a la gratitud o generosidad. Es una cuestión de simple honradez. El diezmo pertenece al Señor, y él nos ordena que le devolvamos lo que le pertenece […]. Si la honradez es un principio esencial en los negocios, ¿no hemos de reconocer nuestra obligación hacia Dios, obligación en la que se basan todas las demás?” (Ed 138, 139).

El hecho de devolver el diezmo, ¿cómo te puede ayudar a recordar quién es el dueño de todo lo que tienes, en última instancia? ¿Por qué es importante no olvidar nunca quién es el dueño de todas nuestras posesiones?

COMENTARIO DE LA LECCIÓN

Gracias a Dios, la lección de este día es muy clara; si bien mucho se podría comentar, quizá sería solamente redundar sobre lo que ya se explicó.

 La honestidad es una virtud que tiene que ser practicada en todos los aspectos de la vida del hombre.

La honestidad es ingrediente indispensable en las palabras del hombre, en sus promesas, en sus conversaciones, en sus trabajos, en sus relaciones con su prójimo, en sus obligaciones con el gobierno y las leyes de la tierra, y por lo consiguiente en la devolución de los diezmos y las ofrendas.

 Usualmente la persona que es deshonesta, es deshonesta en todas las actividades y negocios de la vida: es deshonesta con su familia, con su prójimo y también con Dios

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Las zorras pequeñas son las que echan a perder las viñas; las insignificantes negligencias, las pequeñas deficiencias, las ínfimas faltas de honradez, las pequeñas desviaciones de los principios, [son] las que enceguecen el alma y la separan de Dios.

Las pequeñas cosas de la vida son las que desarrollan el espíritu y determinan el carácter. Aquellos que descuidan las cosas pequeñas no están preparados para sobrellevar duras pruebas cuando éstas les sobrevengan. Recordad que la edificación del carácter no finaliza mientras no termina la vida. Cada día es puesto en su estructura un buen o un mal ladrillo. Lo mismo podéis edificar en mala forma o con exactitud y corrección levantar un hermoso templo para Dios… La vida no está hecha de grandes sacrificios o de maravillosas proezas, sino de cosas pequeñas (En los lugares celestiales, p. 228).

Hay muchos que desdeñan los pequeños acontecimientos de la vida, los pequeños actos que deben realizarse cada día; pero estas cosas no debieran considerarse insignificantes… Nos ponemos en el lado correcto únicamente obrando de acuerdo con los principios de la Palabra de Dios que rigen las pequeñas transacciones de la vida. Somos probados por estos pequeños incidentes, y se estimará nuestro carácter por lo que fuere nuestra obra.

Lo que le proporciona a la vida la mayor belleza y lo que da el éxito es la concienzuda atención de lo que el mundo llama cosas pequeñas (Nuestra elevada vocación, p. 229).

Bajo el sistema judío, se le enseñaba al pueblo a abrigar un espíritu de liberalidad, tanto en el sostén de la causa de Dios, como en la provisión de las necesidades de los pobres…

Por este sistema de benevolencia, el Señor trataba de enseñar a Israel que en todas las cosas él debía ser el primero. Así se les recordaba que él era el propietario de sus campos, sus rebaños y sus ganados; que era él quien enviaba la luz del sol y la lluvia que hacían crecer y madurar la sementera. Todas las cosas que ellos poseían eran de él. Ellos no eran sino sus mayordomos (Los hechos de los apóstoles, p. 271).

El diezmo es sagrado y ha sido reservado por Dios para sí mismo. Hay que traerlo a su tesorería para que se use en el sostén de los obreros evangélicos. Se ha robado al Señor durante mucho tiempo, porque hay quienes no comprenden que el diezmo es la porción que Dios se ha reservado.

Algunos no han estado satisfechos y han dicho: “No seguiré pagando el diezmo, porque no tengo confianza en la forma como se administran las cosas en el corazón de la obra. ¿Pero robaréis a Dios porque pensáis que la dirección de la obra no es adecuada? Presentad vuestras quejas claramente y con franqueza, con el espíritu debido y a las personas responsables. Pedid que se hagan los ajustes necesarios; pero no retengáis lo que le corresponde a la obra de Dios, y no seáis infieles, porque otras personas no están obrando correctamente (Testimonios para la iglesia, tomo 9, p. 200).

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Lunes 12 de febrero | Lección 07____________________________________________________

LA VIDA DE FE

Lee Génesis 22:1 al 12. ¿Qué nos dice esta historia acerca de la realidad de la fe de Abraham?

Génesis 22:1-12

1 Aconteció después de estas cosas, que probó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí.  Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré.  Y Abraham se levantó muy de mañana, y enalbardó su asno, y tomó consigo dos siervos suyos, y a Isaac su hijo; y cortó leña para el holocausto, y se levantó, y fue al lugar que Dios le dijo.  Al tercer día alzó Abraham sus ojos, y vio el lugar de lejos.  Entonces dijo Abraham a sus siervos: Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros.  Y tomó Abraham la leña del holocausto, y la puso sobre Isaac su hijo, y él tomó en su mano el fuego y el cuchillo; y fueron ambos juntos.  Entonces habló Isaac a Abraham su padre, y dijo: Padre mío. Y él respondió: Heme aquí, mi hijo. Y él dijo: He aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero para el holocausto?  Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos.  Y cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, edificó allí Abraham un altar, y compuso la leña, y ató a Isaac su hijo, y lo puso en el altar sobre la leña.  10 Y extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo.  11 Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí.  12 Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único.

La vida de fe no es un acontecimiento aislado. No expresamos la fe en una manera poderosa solo una vez, para así demostrar que de hecho somos cristianos leales y fieles que vivimos por gracia y que estamos cubiertos por la sangre de Cristo.

Por ejemplo, el mundo religioso aún después de miles de años no deja de asombrarse por el acto de fe que Abraham mostró con Isaac en el Monte Moriah (Gén. 22). Sin embargo, este acto de fe no era algo que Abraham simplemente evocaba cuando lo necesitaba. Su vida previa de fidelidad y obediencia fue lo que le permitió hacer esto. Si hubiera sido infiel antes de este hecho, nunca habría pasado la prueba como lo hizo. E indudablemente, un hombre con ese tipo de fe seguramente también la experimentó después de este hecho.

Lo cierto es que la fe de un mayordomo tampoco es un acontecimiento aislado. Con el tiempo, se volverá cada vez más profunda y fuerte o cada vez más superficial y débil, dependiendo de cómo se ejerza la fe.

Lee Hebreos 12:2. ¿Qué nos dice esto acerca de la fuente de nuestra fe y de cómo tener fe?

Hebreos 12:2

puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.

Nuestro único recurso como fieles mayordomos es fijar la vista “en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios” (Heb. 12:2). La palabra “consumador” se usa solo en este caso en el Nuevo Testamento y también puede traducirse como “perfeccionador”. Significa que Jesús tiene la intención de llevar nuestra fe a la madurez y plenitud (Heb. 6:1, 2). De modo que la fe, la vida de fe, es una experiencia dinámica: crece, madura y aumenta.

¿De qué manera has visto crecer y madurar tu fe con el tiempo? ¿O no creció?

COMENTARIO DE LA LECCIÓN

1 Y ACONTECIÓ después de estas cosas, que tentó Dios a Abraham, y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré. (Gén. Reina Valera 1909)

Dios no tienta a nadie de acuerdo con Santiago 1: 13 «Cuando uno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado con el mal, ni Él tienta a nadie;» pero en el caso de Abraham, la Biblia dice que Dios tentó a Abraham:

El espíritu de profecía aclara este texto y dice que cuando la Biblia dice que Dios tienta a alguien es solamente la expresión. Pero en verdad Dios no tienta a nadie,  Dios si da el permiso para  que el especialista en tentación se encargue de hacerlo. Una vez Dios ha dado el permiso para que el diablo tiente, entonces entra en acción la expresión «Dios tentó a Abraham» o “Dios tentó a los hijos de Israel.”

Se ha permitido que vengan pruebas sobre el pueblo de Dios. Se emplean expresiones como: “Dios tentó a Abraham”, “Dios tentó a los hijos de Israel”Esto significa que el Señor permitió que Satanás los tentara a fin de que se evidenciara la fe de ellos para gloria y honor cuando el tribunal se siente y cada persona sea juzgada de acuerdo con sus obras. Dios conoce cada corazón, cada motivo, cada inclinación del corazón, pero permite que Satanás tiente y pruebe a los creyentes para que ellos revelen su confianza en Dios… {CT 188.3 El Cristo Triunfante}

 ¿Por qué en verdad Dios permitió a Abraham una prueba tan severa? 

 1-La primera razón era porque Abraham tenía dos cuentas pendientes que saldar.  La primera ocasión fue cuando ocultó que Sara era su esposa y encima de eso dijo una mentira diciendo que Sara era su hermana. Aunque Sara era su medio hermana, esa no era realmente la verdad en su 100%, por lo tanto se constituyó en una mentira. La segunda ocasión de su desobediencia o falta de fe, fue cuando tomó  a Agar como esposa para ayudar a Dios con la promesa del nacimiento de un heredero. Según la historia egipcia, Agar era una princesa egipcia, ella era una hija del Faraón, el Faraón se la dio a Sara como esclava, para compensar el grave error que había cometido en contra de ella, cuando la quiso para esposa y la colocó en uno de sus harenes; todo esto sucedió como resultado de que Abraham le mintió diciéndole que Sara era su hermana.

 «Tanto Abraham como Sara desconfiaron del poder de Dios, y este error fue la causa del matrimonio con Agar. Dios había llamado a Abraham para que fuera el padre de los fieles, y su vida había de servir como ejemplo de fe para las generaciones futuras. Pero su fe no había sido perfecta. Había manifestado desconfianza en Dios al ocultar el hecho de que Sara era su esposa, y también al casarse con Agar. {PP 127.3 -Patriarcas y Profetas}

2-La segunda razón de la prueba de Abraham, es que en el cielo se presentó un reclamo por parte de Satanás.  De la misma manera que el diablo presentó un reclamó en contra de las bendiciones que Job recibía, el diablo también se presentó en las cortes del cielo, e hizo un reclamo legal en contra de las bendiciones que Abraham recibía injustamente, de acuerdo con su criterio demoniaco.  La diferencia grande es que en el caso de Job, no había ninguna razón en su contra, pero en el caso de Abraham, sí había razones para presentar el reclamo, ya que Abraham había fallado en su fe y en obedecer la orden de Dios, en dos ocasiones.

Por haber demostrado Abraham falta de fe en las promesas de Dios, Satanás lo había acusado ante los ángeles y ante Dios de no ser digno de sus bendiciones. Dios deseaba probar la lealtad de su siervo ante todo el cielo, para demostrar que no se puede aceptar algo inferior a la obediencia perfecta y para revelar más plenamente el plan de la salvación. {PP 133.1- Patriarcas y Profetas}

 3-La tercera razón de la tentacion de Abraham, era para enseñar a los ángeles y a los mundos no caídos, las primeras lecciones de lo que Dios y su Hijo pronto experimentarían en la cruz del Calvario, a fin de lograr la redención del mundo.

 El sacrificio exigido a Abraham no fue solamente para su propio bien, tampoco fue exclusivamente para el beneficio de las futuras generaciones; sino también para instruir a los seres sin pecado del cielo y de otros mundos. El campo de batalla entre Cristo y Satanás, el terreno en el cual se desarrolla el plan de la redención, es el libro de texto del universo. {PP133.1 – Patriarcas y Profetas}

Había sido difícil aun para los ángeles comprender el misterio de la redención, entender que el Soberano del cielo, el Hijo de Dios, debía morir por el hombre culpable. Cuando a Abraham se le mandó a ofrecer a su hijo en sacrificio, se despertó el interés de todos los seres celestiales. Con intenso fervor, observaron cada paso dado en cumplimiento de ese mandato. Cuando a la pregunta de Isaac: “¿Dónde está el cordero para el holocausto?” Abraham contestó: “Dios proveerá cordero”; y cuando fue detenida la mano del padre en el momento mismo en que estaba por sacrificar a su hijo y el carnero que Dios había provisto fue ofrecido en lugar de Isaac, entonces se derramó luz sobre el misterio de la redención, y aun los ángeles comprendieron más claramente las medidas admirables que había tomado Dios para salvar al hombre. Véase 1 Pedro 1:12. {PP 133.3}

 La prueba de Abraham fue una de las pruebas más duras que un  hombre haya recibido en la tierra; inclusive fue más severa que la que sufriera el hermano Adán.

Para que pudiera alcanzar la norma más alta, Dios lo sometió a otra prueba, la mayor que se haya impuesto a hombre alguno. En una visión nocturna se le ordenó ir a la tierra de Moria para ofrecer allí a su hijo en holocausto en un monte que se le indicaría. {PP 127.4 – Patriarcas y Profetas}

Los seres celestiales fueron testigos de la escena en que se probaron la fe de Abraham y la sumisión de Isaac. La prueba fue mucho más severa que la impuesta a Adán. La obediencia a la prohibición hecha a nuestros primeros padres no entrañaba ningún sufrimiento; pero la orden dada a Abraham exigía el más atroz sacrificio. Todo el cielo presenció, absorto y maravillado, la intachable obediencia de Abraham. Todo el cielo aplaudió su fidelidad. Se demostró que las acusaciones de Satanás eran falsas. Dios declaró a su siervo: “Ya sé que temes a Dios [a pesar de las denuncias de Satanás], por cuanto no me has rehusado a tu hijo, tu único”. El pacto de Dios, confirmado a Abraham mediante un juramento ante los seres de los otros mundos, atestiguó que la obediencia será premiada. {PP 133.2 – Patriarcas y Profetas}

ESPÍRITU DE PROFECÍA

La prueba de Abrahán fue la más severa que pudo recibir un ser humano. Si hubiera fracasado, nunca habría sido considerado como el padre de los fíeles… La lección sirvió para que brillara a través de los siglos. Para que aprendiéramos que no hay ninguna cosa demasiado preciosa para dársela a Dios. Nos aseguramos la bendición celestial cuando consideramos todo don como de propiedad del Señor, y para utilizarlo en su servicio. Devolvedle a Dios las posesiones que se os han confiado y más se os confiará. Mantened vuestras posesiones para vosotros mismos, y no recibiréis ninguna recompensa en esta vida y perderéis la recompensa de la vida venidera (Nuestra elevada vocación, p. 193).

Hay cristianos irreales que se mantienen demasiado cerca de las depresiones terrenales. Sus ojos están acostumbrados a ver solo las cosas comunes, y su mente se ocupa de lo que contemplan sus ojos. Su vida religiosa con frecuencia es superficial e insatisfactoria, y sus palabras son livianas y baladíes. ¿Cómo pueden los tales reflejar la imagen de Cristo? ¿Cómo pueden reflejar los rayos brillantes del Sol de justicia para que lleguen a todos los lugares oscuros de la tierra? Ser cristiano es ser semejante a Cristo (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 6, p. 1097).

La fe significa confiar en Dios, creer que nos ama y sabe mejor qué es lo que nos conviene. Por eso nos induce a escoger su camino en lugar del nuestro. En vez de nuestra ignorancia, acepta su sabiduría; en vez de nuestra debilidad, su fuerza; en vez de nuestra pecaminosidad, su justicia. Nuestra vida, nosotros mismos, ya somos suyos; la fe reconoce su derecho de propiedad, y acepta su bendición. La verdad, la justicia y la pureza han sido señaladas como los secretos del éxito en la vida. Es la fe la que nos pone en posesión de estos principios.

Todo buen impulso o aspiración es un don de Dios; la fe recibe de Dios, la única vida que puede producir desarrollo y eficiencia verdaderos (La educación, p. 253).

Debemos hacer todo lo que está de nuestra parte para pelear la buena batalla de la fe. Debemos luchar, trabajar, esforzamos y agonizar para entrar por la puerta estrecha. Debemos poner al Señor siempre delante de nosotros. Con manos limpias, con corazones puros, debemos tratar de honrar a Dios en todos nuestros caminos. Se ha provisto ayuda para nosotros por medio de Aquel que es poderoso para salvar. El espíritu de verdad y luz nos vivificará y renovará mediante sus misteriosas operaciones; porque todo nuestro progreso espiritual proviene de Dios, no de nosotros mismos. El obrero verdadero tendrá el poder divino en su ayuda, pero el indolente no será sostenido por el Espíritu de Dios…

Debemos alcanzar la norma más elevada, creyendo que Dios nos ayudará en nuestros esfuerzos. Si hemos de hallar, debemos buscar, y buscar con fe; debemos llamar, para que la puerta pueda abrirse ante nosotros… Debemos acudir a Cristo con fe, debemos ser diligentes para hacer nuestra vocación y elección seguras (Fe y obras, p. 48).

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Lección 07 | Martes 13 de febrero___________________________________________________

UNA DECLARACIÓN DE FE

Como vimos ayer, la fe es un proceso, una experiencia dinámica que, idealmente, crece y madura. Y una manera en la que Dios “consuma” nuestra fe y la lleva a su plenitud es a través del acto de diezmar. Bien entendido, el diezmo que se le devuelve a Dios no es legalismo; cuando diezmamos no estamos trabajando ni tratando de abrirnos paso al cielo. Por el contrario, el diezmo es una declaración de fe. Es una expresión externa, visible y personal de la realidad de nuestra fe.

Al fin y al cabo, cualquiera puede decir que tiene fe y que cree en Dios, e incluso que cree en Jesús. Como sabemos, “también los demonios creen” en Dios (Sant. 2:19). Pero, ¿tomar el diez por ciento de tu ingreso y devolverlo a Dios? Eso es un acto de fe.

Lee Lucas 11:42. ¿Qué significa cuando Jesús da a entender que el diezmo no debe eludirse? ¿Cómo se relaciona el diezmo con los asuntos de mayor peso de la ley?

Lucas 11:42

42 Mas !!ay de vosotros, fariseos! que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios. Esto os era necesario hacer, sin dejar aquello.

El diezmo es una humilde expresión de dependencia de Dios y un acto de confianza de que Cristo es nuestro Redentor. Es el reconocimiento de que ya hemos sido bendecidos “con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo” (Efe. 1:3) y con la promesa de más.

Lee Génesis 28:14 al 22. ¿Cuál fue la respuesta de Jacob a la promesa de Dios?

Génesis 28:14-22

14 Será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente.  15 He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho.  16 Y despertó Jacob de su sueño, y dijo: Ciertamente Jehová está en este lugar, y yo no lo sabía.  17 Y tuvo miedo, y dijo: !!Cuán terrible es este lugar! No es otra cosa que casa de Dios, y puerta del cielo.  18 Y se levantó Jacob de mañana, y tomó la piedra que había puesto de cabecera, y la alzó por señal, y derramó aceite encima de ella.  19 Y llamó el nombre de aquel lugar Bet-el, aunque Luz era el nombre de la ciudad primero.  20 E hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir,  21 y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios.  22 Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti.

“El plan de Dios en el sistema del diezmo es hermoso por su sencillez e igualdad. Todos pueden practicarlo con fe y valor porque es de origen divino. En él se combinan la sencillez y la utilidad, y no requiere profundidad de conocimiento para comprenderlo y ejecutarlo. Todos pueden sentir que son capaces de hacer una parte para llevar a cabo la preciosa obra de salvación. Cada hombre, mujer y joven puede llegar a ser un tesorero del Señor, un agente para satisfacer las demandas de la tesorería” (CMC 78).

¿Cómo descubriste las verdaderas bendiciones espirituales que resultan de diezmar? El hecho de devolver el diezmo ¿cómo te ayudó a aumentar tu fe?

COMENTARIO DE LA LECCIÓN

42 Mas ¡ay de vosotros, fariseos! que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios. Esto os era necesario hacer, sin dejar aquello.

 Interesantemente el versículo tiene dos reproches en uno:

 El primer reproche es diezmar lo más minucioso como es la menta, el eneldo, el anís, el comino, el hisopo, o las hortalizas, como su versión bíblica les denomine,  y pasar por alto la justicia y el amor de Dios. 

 Dios ordenó diezmar el cereal y los granos, el vino y el aceite; pero aquí encontramos que los fariseos aun diezmaban esas plantas insignificantes que crecen en los jardines de la casa y cuyo valor también es casi insignificante.   Imagínese usted, el trabajo de cortar las hojas de menta, contarlas y apartar la décima parte de las hojas y llevarlas al templo para que se sirvieran de ellas los levitas. Cosa peor era con el comino o el anís.  

 El problema de este tipo de hipocresía es ser extremadamente escrupuloso en diezmar hasta lo más insignificante, cuando se pasa por alto lo que en verdad tiene valor ante el Cielo como es la justicia y el amor de Dios.

Si nosotros somos fieles en los diezmos y las ofrendas, pero en nuestro trato con nuestros hermanos somos pedantes, agresivos, desconsiderados, frívolos, indiferentes, toscos o groseros, con nuestros amigos, vecinos y familiares, entonces, bienvenidos al Gigante Club de Hipócritas, fundado por nuestros hermanos los fariseos.

 Los fariseos literalmente aún existen en la actualidad, ellos se pueden encontrar en la parte oriental de Israel. A la religión farisea  se la denomina en estos días modernos Perushim. Hay tanto desprecio para esta pobre religión, que en la ciudad de Jerusalén se les dice cuando se les reconoce: “tú eres un Porish” que posiblemente pudiéramos traducirlo al castellano como “tú eres un Pobretón”

 El segundo reproche es el mismo primer reproche, pero es invertido: el reproche es contra aquellos a quienes no les importa la justicia ni el amor divino, pero sí les importa dar los diezmos y las ofrendas con exactitud. Cualquiera de los dos reproches es una forma de legalismo, que está tratando de comprar el cielo a través de los diezmos y las ofrendas -las buenas obras- y a este tipo de religiosos, Dios los declara una religión de hipócritas.

 42 Mas ¡ay de vosotros, fariseos! que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios. Esto os era necesario hacer, sin dejar aquello.

 Sería interesante que el texto bíblico rezara de la siguiente manera:

 42 Mas ¡ay de vosotros, fariseos! que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios. Esto os ES necesario hacer, sin dejar aquello. Pero no, no lo dice así, sino que está hablando en tiempo pasado indefinido:

 ¿Qué era necesario hacer? Diezmar las hortalizas.

¿Qué es lo otro que no se tenía que dejar de hacer? Pasar por alto la justicia y el amor de Dios.

 En la religión judía no se dan los diezmos en la actualidad; ellos argumentan que los diezmos eran una “ofrenda” especial que Dios designó para la mantención del mundo levita.  Ellos dicen que como el mundo levita desapareció ya no hay más necesidad de dar los diezmos, y que las ofrendas son suficientes para mantener a los rabinos de las sinagogas judías. Hitler, en la segunda guerra mundial, destruyó todos los libros históricos que mantenían la genealogía del mundo judío, incluyendo la de los levitas, y ahora no se sabe a ciencia cierta quién es el levita de sangre.

 En el Nuevo Testamento usted no va a encontrar los diezmos como una orden u obligación; sólo va a encontrar que hay siempre un pedido para ser fiel con las ofrendas.

 Nosotros, posiblemente somos la única iglesia en el mundo donde se dan los diezmos y las ofrendas de la manera fiel en que enseñamos debe hacerse. 

 

Este es mi razonamiento al respecto:

Ya no hay más levitas, pero tenemos un gigantesco ejército de laicos. De acuerdo con la Biblia para ellos sería el 90% de los diezmos y solamente el 10% de los diezmos más todas las ofrendas sería para el mundo sacerdotal.

Si aun continuamos con esta práctica del Antiguo Testamento, deberíamos de hacerlo al pie de la letra, según mi óptica de las leyes de los diezmos y las ofrendas del Antiguo Testamento, esto es lo que deberíamos de hacer en la devolución de los diezmos y las ofrendas:

1-Traer los diezmos al alfolí, esto se entiende por el granero o almacén de la iglesia, y no otro lugar.

10Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. (Malaquías 3: 10)

2-El 90% de los diezmos se tendría que quedar en la iglesia para el uso del mundo laico y la estricta tarea de propagar el evangelio

21Y he aquí yo he dado a los hijos de Leví todos los diezmos en Israel por heredad, por su ministerio, por cuanto ellos sirven en el ministerio del tabernáculo de reunión. Números 18

24Porque a los levitas he dado por heredad los diezmos de los hijos de Israel, que ofrecerán a Jehová en ofrenda; por lo cual les he dicho: Entre los hijos de Israel no poseerán heredad. Números 18

3-El 10% de los diezmos, más todas las ofrendas, se tendrían que entregar al sacerdote para su manutención.

26Hablarás a los levitas y les dirás: Cuando toméis los diezmos de los hijos de Israel que os he dado como vuestra heredad, vosotros presentaréis de ellos, como ofrenda mecida a Jehová, el diezmo de los diezmos… 28Así presentaréis también vuestra ofrenda a Jehová de todos los diezmos que recibáis de los hijos de Israel; se la daréis al sacerdote Aarón como ofrenda reservada a Jehová. (Números 18)

3Y este será el derecho de los sacerdotes de parte del pueblo, de los que ofrecieren en sacrificio buey o cordero: darán al sacerdote la espaldilla, las quijadas y el cuajar. 4Las primicias de tu grano, de tu vino y de tu aceite, y las primicias de la lana de tus ovejas le darás. (Deuteronomio 18)

4-Cada tercer año, todo el diezmo de ese año, se tendría que guardar para ser repartido entre los necesitados de la iglesia.

28Al fin de cada tres años sacarás todo el diezmo de tus productos de aquel año, y lo guardarás en tus ciudades. 29Y vendrá el levita, que no tiene parte ni heredad contigo, y el extranjero, el huérfano y la viuda que hubiere en tus poblaciones, y comerán y serán saciados; para que Jehová tu Dios te bendiga en toda obra que tus manos hicieren. (Deuteronomio 14)

5-Parte del diezmo es para presentarse ante Dios y comer y alegrarse frente a él, por todas las bendiciones otorgadas a nosotros:

17Ni comerás en tus poblaciones el diezmo de tu grano, de tu vino o de tu aceite, ni las primicias de tus vacas, ni de tus ovejas, ni los votos que prometieres, ni las ofrendas voluntarias, ni las ofrendas elevadas de tus manos; 18sino que delante de Jehová tu Dios las comerás, en el lugar que Jehová tu Dios hubiere escogido, tú, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, y el levita que habita en tus poblaciones; te alegrarás delante de Jehová tu Dios de toda la obra de tus manos. 19Ten cuidado de no desamparar al levita en todos tus días sobre la tierra. (Deuteronomio 12)

Así es como veo que lo ordenó Dios; así tendríamos que hacerlo

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Se debería explicar claramente cómo se puede ejercer fe. Toda promesa de Dios tiene ciertas condiciones. Si estamos dispuestos a hacer su voluntad, toda su fuerza nos pertenece. Cualquier don que nos prometa se encuentra en la promesa misma. “La semilla es la palabra de Dios”. Lucas 8:11. Tan ciertamente como se encuentra la semilla del roble en la bellota, se encuentra el don de Dios en su promesa. Si recibimos la promesa, recibimos el don.

La fe que nos capacita para recibir los dones de Dios, es en sí misma un don del cual se imparte una porción a cada ser humano. Aumenta a medida que se la usa para asimilar la Palabra de Dios. A fin de fortalecer la fe debemos ponerla a menudo en contacto con la Palabra (La educación, p. 98).

La paz proviene de la confianza en el poder divino. Tan pronto como el alma resuelve obrar de acuerdo con la luz que ha recibido, el Espíritu Santo da más luz y más fuerza. Se concede la gracia del Espíritu para cooperar con la resolución del alma, aunque no reemplaza al ejercicio individual de la fe. El éxito en la vida cristiana depende de que uno se apropie de la luz que Dios ha dado. Lo que libera al alma en Cristo no es la abundancia de luz y evidencia, sino la elevación de las facultades, la voluntad y las energías del alma que claman con sinceridad: “Creo, ayuda mi incredulidad” (Testimonios para los ministros, p. 518).

Con profunda gratitud [Jacob] repitió la promesa que le aseguraba que la presencia de Dios estaría con él; y luego hizo el solemne voto: “Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir, y si tomare en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios, y esta piedra que he puesto por título, será casa de Dios: y de todo lo que me dieres, el diezmo lo he de apartar para ti”. Génesis 28:20-22.

Jacob no estaba tratando de concertar condiciones con Dios. El Señor ya le había prometido prosperidad, y este voto era la expresión de un corazón lleno de gratitud por la seguridad del amor y la misericordia de Dios. Jacob comprendía que Dios tenía sobre él derechos que estaba en el deber de reconocer, y que las señales especiales de la gracia divina que se le habían concedido, le exigían reciprocidad. Cada bendición que se nos concede demanda una respuesta hacia el Autor de todos los dones de la gracia. El cristiano debiera repasar muchas veces su vida pasada, y recordar con gratitud las preciosas liberaciones que Dios ha obrado en su favor, sosteniéndole en la tentación, abriéndole caminos cuando todo parecía tinieblas y obstáculos, y dándole nuevas fuerzas cuando estaba por desmayar. Debiera reconocer todo esto como pruebas de la protección de los ángeles celestiales. En vista de estas innumerables bendiciones debiera preguntarse muchas veces con corazón humilde y agradecido: “¿Qué pagaré a Jehová por todos sus beneficios para conmigo?” Salmos 116:12 (Patriarcas y profetas, pp. 184, 185).

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Miércoles 14 de febrero | Lección 07________________________________________________

EL DIEZMO HONESTO: COSA SAGRADA A JEHOVÁ

A menudo hablamos de darle el diezmo a Dios. Pero, ¿cómo darle a Dios lo que ya posee?

Lee Levítico 27:30. ¿Qué dos aspectos importantes se mencionan en este versículo en cuanto al diezmo?

Levítico 27:30

30 Y el diezmo de la tierra, así de la simiente de la tierra como del fruto de los árboles, de Jehová es; es cosa dedicada a Jehová.

“El diezmo pertenece al Señor y por ende es santo. No se santifica mediante un voto o un acto de consagración. Simplemente es santo por su misma naturaleza; pertenece al Señor. Nadie, excepto Dios, tiene derecho a él. Nadie puede consagrarlo al Señor, porque el diezmo nunca es parte de la propiedad de una persona” (Á. M. Rodríguez, Stewardship Roots [Raíces de mayordomía], p. 52).

Nosotros no santificamos el diezmo; Dios lo hace de oficio. Tiene ese derecho. Como mayordomos, le devolvemos lo que es suyo. El diezmo está dedicado a Dios para una tarea específica. Retenerlo para cualquier otro uso es deshonesto. Nunca debe interrumpirse la práctica de devolver un diezmo santo.

Lee Hebreos 7:2 al 10. ¿En qué medida el análisis de Pablo sobre el diezmo que Abraham le dio a Melquisedec revela un significado más profundo del diezmo? ¿A quién le estaba diezmando realmente Abraham?

Hebreos 7:2-10

a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre significa primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz;  sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre.  Considerad, pues, cuán grande era éste, a quien aun Abraham el patriarca dio diezmos del botín.  Ciertamente los que de entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio, tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la ley, es decir, de sus hermanos, aunque éstos también hayan salido de los lomos de Abraham.  Pero aquel cuya genealogía no es contada de entre ellos, tomó de Abraham los diezmos, y bendijo al que tenía las promesas.  Y sin discusión alguna, el menor es bendecido por el mayor.  Y aquí ciertamente reciben los diezmos hombres mortales; pero allí, uno de quien se da testimonio de que vive.  Y por decirlo así, en Abraham pagó el diezmo también Leví, que recibe los diezmos;  10 porque aún estaba en los lomos de su padre cuando Melquisedec le salió al encuentro.

Así como el sábado es santo, así también el diezmo es santo. La palabra “santo” significa “apartado para uso sagrado”. El sábado y el diezmo están conectados de esta manera. Apartamos el día de reposo sabático como sagrado, como santo; y separamos el diezmo como la posesión sagrada de Dios, como algo santo.

“Dios ha santificado el séptimo día. Esa porción específica de tiempo puesta aparte por Dios mismo para el culto religioso, continúa siendo tan sagrada hoy como cuando fue santificada por primera vez por nuestro Creador.

“Asimismo el diezmo de nuestras entradas es ‘santo a Jehová’. El Nuevo Testamento no promulga de nuevo la ley del diezmo, como tampoco la del sábado, porque la validez de ambas se da por establecida y su profundo significado espiritual se considera explicado […]. Mientras nosotros como pueblo procuramos firmemente dar a Dios el tiempo que él se ha reservado como suyo, ¿no le daremos también esa parte de nuestros recursos que él reclama?” (CMC 70).

¿Qué puedes hacer que te ayude a mantener vivo el reconocimiento en tu corazón y en tu mente de que tu diezmo en realidad es “santo”?

COMENTARIO DE LA LECCIÓN

Hay muchas cosas que son santificadas o apartadas para Dios, en toda la Biblia. Las más comunes son los diezmos, el sábado y el matrimonio.

 Nuestra iglesia pone un énfasis notable en la santidad de los diezmos y la santidad del sábado, y de vez en cuando se habla de la santidad del matrimonio.

 Es verdad que Dios santificó estas tres instituciones, pero tenemos que recordar que queda a nuestra disposición y voluntad, la profanación de ellas.

 Por ejemplo, un templo: el edificio en sí es algo consagrado para Dios. Tristemente encontramos religiones en la actualidad, que después del servicio religioso en el templo, mueven las sillas del templo a la orilla de éste y convierten el templo en un salón de baile. Entonces viene la pregunta ¿Es ese templo aun consagrado a Dios? La respuesta es no, fue profanado por el hombre.

 Lo mismo sucede con el matrimonio: es algo sagrado porque Dios lo consagró. Pero nosotros, con la infidelidad en todas sus formas, con el abandono del hogar, o con no cumplir las obligaciones de dicha institución, estamos constantemente profanando la santidad del matrimonio.

 Es lo mismo si hablamos del sábado; dicho sea de paso, el cuarto mandamiento es uno de los mandamientos más difíciles de guardar, ya que este mandamiento se refiere a un periodo que dura aproximadamente 24 horas y en esas 24 horas, siempre lo salimos profanando. Dios santificó el sábado: eso no quiere decir que el sábado es automáticamente santo sin importar lo que nosotros hagamos en ese día, de nuevo esa institución es constantemente profanada  por nuestra vida pecaminosa.

 Exactamente lo mismo sucede con los diezmos, Dios los llama sagrados, porque él los reclama como si fueran de él, aunque éstos son entregados al hombre. Pero no existe tal caso, que una vez consagrados son consagrados para siempre. En mi perspectiva, los diezmos dejan de ser sagrados cuando son invertidos en cosas ajenas a la propagación del evangelio de Cristo en esta tierra.

 Si yo como dirigente  de la iglesia tomo esos diezmos “sagrados” y los uso en asuntos ajenos a la iglesia, dejaron de ser sagrados; esos fondos fueron profanados porque se usaron para fines equivocados.

 Aquí precisamente reside uno de los problemas más serios de nuestra iglesia. Se enseña a los miembros de nuestra iglesia que los diezmos son sagrados, pero si hay una gigante porción de esos fondos que no se tratan con la santidad necesaria que Dios demanda y requiere.

La pregunta es: Ese dinero “sagrado” que se usó para fines mundanales ¿sigue siendo aún sagrado? La respuesta es un gran NO.  El hombre profanó lo que Dios ha llamado sagrado.

 Dios consagró los diezmos para él, es nuestra obligación para nosotros los humanos, tanto el que los regresa como el que los recibe, mantenerlos sagrados.

Dios castiga más temprano que tarde, a todos aquellos que profanan las cosas que él mismo ha llamado sagradas.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

El que da a los hombres la facultad de obtener riquezas, ha unido al don una obligación. Reclama una porción determinada de todo lo que adquirimos. El diezmo pertenece al Señor. “Y el diezmo de la tierra, así de la simiente de la tierra como del fruto de los árboles”… “Y todo diezmo de vacas o de ovejas… será consagrado a Jehová”. Levíticos 27:30, 32. La promesa hecha por Jacob en Betel, muestra lo que abarca la obligación…

“Traed los diezmos al alfolí” Malaquías 3:10, es la orden de Dios…

Somos solo administradores, y del cumplimiento de nuestra obligación hacia Dios dependen tanto el bienestar de nuestros semejantes, como nuestro propio destino en esta vida y la venidera (La educación, pp. 138, 139).

El origen del sistema de los diezmos es anterior a los hebreos. Desde los primeros tiempos el Señor exigió el diezmo como cosa suya; y este requerimiento fue reconocido y cumplido. Abrahán pagó diezmos a Melquisedec, sumo sacerdote del Altísimo. Génesis 14:20… Cuando los israelitas estaban por establecerse como nación, la ley del diezmo fue confirmada, como uno de los estatutos ordenados divinamente de cuya obediencia dependía su prosperidad.

El sistema de los diezmos y de las ofrendas tenía por objeto grabar en las mentes humanas una gran verdad, a saber, que Dios es la fuente de toda bendición para sus criaturas, y que se le debe gratitud por los preciosos dones de su providencia (Patriarcas y profetas, p. 564).

Se enseñaba a los israelitas a destinar una décima parte de todas sus entradas al servicio del santuario… Dios no espera menos de nosotros de lo que esperaba de su pueblo antiguamente. Debe llevarse adelante la gran obra de la salvación de las almas. Él ha hecho provisión para esa obra por medio del diezmo y las ofrendas. Reclama el diezmo como suyo, y siempre debería ser considerado como una reserva sagrada, a fin de ser colocado en su tesorería para beneficio de la causa de Dios (Palabras de vida del gran Maestro, p. 241).

Dios tiene derecho sobre nosotros y sobre todo lo que poseemos. Su derecho tiene supremacía sobre todos los demás. Y como reconocimiento de ese derecho, él nos pide que le devolvamos una porción fija de todo lo que nos da. El diezmo es la parte que él espera. Por indicación del Señor le fue consagrado desde los tiempos más antiguos…

Reclama el diezmo como suyo, y éste siempre debería considerarse como una reserva sagrada que debe colocarse en su tesorería para beneficio de su causa, para el adelanto de su obra, para enviar sus mensajeros a “los lugares más allá”, hasta los últimos rincones del mundo (Consejos sobre mayordomía cristiana, p. 76).

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Lección 07 | Jueves 15 de febrero____________________________________________________

EL REAVIVAMIENTO, LA REFORMA Y EL DIEZMO

El largo reinado de Ezequías es considerado el punto culminante para la tribu de Judá. Desde el reinado de David y Salomón, Israel no había gozado tanto de la bendición de Dios. En 2 Crónicas 29 al 31, está el relato de Ezequías sobre el reavivamiento y la reforma: “Hizo lo recto ante los ojos de Jehová” (2 Crón. 29:2). “Quedó restablecido el servicio de la casa de Jehová” (2 Crón. 29:35). Se celebró la Pascua (2 Crón. 30:5). “Hubo entonces gran regocijo en Jerusalén” (2 Crón. 30:26). Se destruyeron las imágenes paganas, los altares y los lugares altos (2 Crón. 31:1). Hubo un repentino reavivamiento del corazón y la reforma de las prácticas, que dio como resultado una abundancia de diezmos y ofrendas (2 Crón. 31:4, 5, 12).

Nehemías da otro ejemplo de reavivamiento, reforma y diezmo. Lee Nehemías 9:2 y 3. ¿Qué significó el reavivamiento del corazón? Lee Nehemías 13. Después de que Nehemías reformó la “casa de nuestro Dios” (Neh. 13:4), ¿qué llevó el pueblo de Judá (vers. 12)?

Nehemías 9:2-3

Y ya se había apartado la descendencia de Israel de todos los extranjeros; y estando en pie, confesaron sus pecados, y las iniquidades de sus padres.  Y puestos de pie en su lugar, leyeron el libro de la ley de Jehová su Dios la cuarta parte del día, y la cuarta parte confesaron sus pecados y adoraron a Jehová su Dios.

Nehemías 13

1 Aquel día se leyó en el libro de Moisés, oyéndolo el pueblo, y fue hallado escrito en él que los amonitas y moabitas no debían entrar jamás en la congregación de Dios,  por cuanto no salieron a recibir a los hijos de Israel con pan y agua, sino que dieron dinero a Balaam para que los maldijera; mas nuestro Dios volvió la maldición en bendición.  Cuando oyeron, pues, la ley, separaron de Israel a todos los mezclados con extranjeros.  Y antes de esto el sacerdote Eliasib, siendo jefe de la cámara de la casa de nuestro Dios, había emparentado con Tobías,  y le había hecho una gran cámara, en la cual guardaban antes las ofrendas, el incienso, los utensilios, el diezmo del grano, del vino y del aceite, que estaba mandado dar a los levitas, a los cantores y a los porteros, y la ofrenda de los sacerdotes.  Mas a todo esto, yo no estaba en Jerusalén, porque en el año treinta y dos de Artajerjes rey de Babilonia fui al rey; y al cabo de algunos días pedí permiso al rey  para volver a Jerusalén; y entonces supe del mal que había hecho Eliasib por consideración a Tobías, haciendo para él una cámara en los atrios de la casa de Dios.  Y me dolió en gran manera; y arrojé todos los muebles de la casa de Tobías fuera de la cámara,  y dije que limpiasen las cámaras, e hice volver allí los utensilios de la casa de Dios, las ofrendas y el incienso.  10 Encontré asimismo que las porciones para los levitas no les habían sido dadas, y que los levitas y cantores que hacían el servicio habían huido cada uno a su heredad.  11 Entonces reprendí a los oficiales, y dije: ¿Por qué está la casa de Dios abandonada? Y los reuní y los puse en sus puestos.  12 Y todo Judá trajo el diezmo del grano, del vino y del aceite, a los almacenes.  13 Y puse por mayordomos de ellos al sacerdote Selemías y al escriba Sadoc, y de los levitas a Pedaías; y al servicio de ellos a Hanán hijo de Zacur, hijo de Matanías; porque eran tenidos por fieles, y ellos tenían que repartir a sus hermanos.  14 Acuérdate de mí, oh Dios, en orden a esto, y no borres mis misericordias que hice en la casa de mi Dios, y en su servicio. 15 En aquellos días vi en Judá a algunos que pisaban en lagares en el día de reposo, y que acarreaban haces, y cargaban asnos con vino, y también de uvas, de higos y toda suerte de carga, y que traían a Jerusalén en día de reposo; y los amonesté acerca del día en que vendían las provisiones.  16 También había en la ciudad tirios que traían pescado y toda mercadería, y vendían en día de reposo a los hijos de Judá en Jerusalén.  17 Y reprendí a los señores de Judá y les dije: ¿Qué mala cosa es esta que vosotros hacéis, profanando así el día de reposo?  18 ¿No hicieron así vuestros padres, y trajo nuestro Dios todo este mal sobre nosotros y sobre esta ciudad? ¿Y vosotros añadís ira sobre Israel profanando el día de reposo?  19 Sucedió, pues, que cuando iba oscureciendo a las puertas de Jerusalén antes del día de reposo, dije que se cerrasen las puertas, y ordené que no las abriesen hasta después del día de reposo; y puse a las puertas algunos de mis criados, para que en día de reposo no introdujeran carga.  20 Y se quedaron fuera de Jerusalén una y dos veces los negociantes y los que vendían toda especie de mercancía.  21 Y les amonesté y les dije: ¿Por qué os quedáis vosotros delante del muro? Si lo hacéis otra vez, os echaré mano. Desde entonces no vinieron en día de reposo. 22 Y dije a los levitas que se purificasen y viniesen a guardar las puertas, para santificar el día del reposo. También por esto acuérdate de mí, Dios mío, y perdóname según la grandeza de tu misericordia. 23 Vi asimismo en aquellos días a judíos que habían tomado mujeres de Asdod, amonitas, y moabitas; 24 y la mitad de sus hijos hablaban la lengua de Asdod, porque no sabían hablar judaico, sino que hablaban conforme a la lengua de cada pueblo. 25 Y reñí con ellos, y los maldije, y herí a algunos de ellos, y les arranqué los cabellos, y les hice jurar, diciendo: No daréis vuestras hijas a sus hijos, y no tomaréis de sus hijas para vuestros hijos, ni para vosotros mismos. 26 ¿No pecó por esto Salomón, rey de Israel? Bien que en muchas naciones no hubo rey como él, que era amado de su Dios, y Dios lo había puesto por rey sobre todo Israel, aun a él le hicieron pecar las mujeres extranjeras. 27 ¿Y obedeceremos a vosotros para cometer todo este mal tan grande de prevaricar contra nuestro Dios, tomando mujeres extranjeras? 28 Y uno de los hijos de Joiada hijo del sumo sacerdote Eliasib era yerno de Sanbalat horonita; por tanto, lo ahuyenté de mí. 29 Acuérdate de ellos, Dios mío, contra los que contaminan el sacerdocio, y el pacto del sacerdocio y de los levitas. 30 Los limpié, pues, de todo extranjero, y puse a los sacerdotes y levitas por sus grupos, a cada uno en su servicio; 31 y para la ofrenda de la leña en los tiempos señalados, y para las primicias. Acuérdate de mí, Dios mío, para bien.

“Reavivamiento y reforma son dos cosas diferentes. El reavivamiento significa una renovación de la vida espiritual, una vivificación de las facultades de la mente y del corazón, una resurrección de la muerte espiritual. Reforma significa una reorganización, un cambio en las ideas y teorías, hábitos y prácticas” (SC 53).

La relación entre el reavivamiento, la reforma y el diezmo es automática. Sin la devolución del diezmo, el reavivamiento y la reforma son tibios, si se lo puede llamar reavivamiento. Con demasiada frecuencia, como cristianos, nos quedamos al margen y de brazos cruzados cuando debiéramos comprometernos activamente a trabajar de parte del Señor. El reavivamiento y la reforma exigen un compromiso, y el diezmo es parte de ese compromiso. Si nos quedamos con lo que Dios nos pide, no podemos esperar que responda a nuestros pedidos.

El reavivamiento y la reforma tienen lugar en la iglesia, no fuera de ella (Sal. 85:6). Debemos buscar a Dios para un reavivamiento (Sal. 80:19) y una reforma de “las obras que hacías al principio” (Apoc. 2:5). Debe haber una reforma en relación con lo que retenemos y lo que le devolvemos a Dios.

No es el acto lo que marca la diferencia, sino la decisión mental y las emociones las que revelan los motivos y el compromiso. El resultado será el aumento de la fe, una visión espiritual aguda y una honestidad renovada.

COMENTARIO DE LA LECCIÓN

Y ya se había apartado la descendencia de Israel de todos los extranjeros; y estando en pie, confesaron sus pecados, y las iniquidades de sus padres.  Y puestos de pie en su lugar, leyeron el libro de la ley de Jehová su Dios la cuarta parte del día, y la cuarta parte confesaron sus pecados y adoraron a Jehová su Dios. Aquel día se leyó en el libro de Moisés, oyéndolo el pueblo, y fue hallado escrito en él que los amonitas y moabitas no debían entrar jamás en la congregación de Dios,  (Nehemias 9)

Aquel día se leyó en el libro de Moisés, oyéndolo el pueblo, y fue hallado escrito en él que los amonitas y moabitas no debían entrar jamás en la congregación de Dios, por cuanto no salieron a recibir a los hijos de Israel con pan y agua, sino que dieron dinero a Balaam para que los maldijera; mas nuestro Dios volvió la maldición en bendición.  Cuando oyeron, pues, la ley, separaron de Israel a todos los mezclados con extranjeros.  Y antes de esto el sacerdote Eliasib, siendo jefe de la cámara de la casa de nuestro Dios, había emparentado con Tobías,  y le había hecho una gran cámara, en la cual guardaban antes las ofrendas, el incienso, los utensilios, el diezmo del grano, del vino y del aceite, que estaba mandado dar a los levitas, a los cantores y a los porteros, y la ofrenda de los sacerdotes.  Mas a todo esto, yo no estaba en Jerusalén, porque en el año treinta y dos de Artajerjes rey de Babilonia fui al rey; y al cabo de algunos días pedí permiso al rey  para volver a Jerusalén; y entonces supe del mal que había hecho Eliasib por consideración a Tobías, haciendo para él una cámara en los atrios de la casa de Dios.  Y me dolió en gran manera; y arrojé todos los muebles de la casa de Tobías fuera de la cámara,  y dije que limpiasen las cámaras, e hice volver allí los utensilios de la casa de Dios, las ofrendas y el incienso.  10 Encontré asimismo que las porciones para los levitas no les habían sido dadas, y que los levitas y cantores que hacían el servicio habían huido cada uno a su heredad.  11 Entonces reprendí a los oficiales, y dije: ¿Por qué está la casa de Dios abandonada? Y los reuní y los puse en sus puestos.  12 Y todo Judá trajo el diezmo del grano, del vino y del aceite, a los almacenes. (Nehemías 13)

 

Los palacios son los lugares menos indicados para encontrar la piedad; en los palacios hay una libertad irrestringida, que da rienda suelta a la lujuria, el desorden y la corrupción. Debido a que la religión nunca florece en medio de la pompa y el orgullo, los palacios son simplemente teatros que exaltan la vanidad y el poder del hombre.

En los palacios casi siempre chocan las leyes terrenales con los mandamientos de Dios. Pero a pesar de que los palacios son bastiones de exhibición de poderes mundanales, la Biblia registra joyas humanas que se han encontrado en dichos lugares. Moisés salió de un palacio, José hizo una gran obra en un palacio, Daniel fue un baluarte en un palacio, y ahora encontramos a Nehemías.

La Biblia no dice nada de la niñez, ni la juventud de Nehemías. Pero por su vida y testimonio podemos suponer que los días tempranos de su vida, Nehemías los pasó en un hogar muy religioso, donde se practicaba la oración, el temor a Dios y el respeto al hombre. Posiblemente su niñez y su juventud la pasó escuchando la promesa que Dios hizo de hacer volver a su tierra a todos los cautivos de Judá.

Nehemías sin duda alguna era un hombre de gran integridad, ya que no era cualquier persona que podía ocupar la posición de copero del rey. Solamente una persona que fuera confiable 100% era digna de esa posición, especialmente en los reinos del Medio Oriente, donde siempre los reyes estaban a la orden del día, teniendo siempre sub-alternos que deseaban ocupar su posición. El método común para eliminar a un rey en ese tiempo era agregar veneno a la copa de vino del rey. No había duda de que el copero del rey, estaba en constante presión, acecho, y soborno de todos aquellos que deseaban el mal en contra de un rey, por lo tanto la integridad, honestidad y lealtad de un copero, era completamente importante.

El palacio de Susa fue uno de los edificios más magníficos que se han hallado del mundo antiguo. En nuestros días se pueden encontrar en el lugar donde estuvo el palacio, grandes bloques de mármol, y otros fragmentos de espléndidos edificios, que denotan la grandeza de esta cultura oriental. Dios había hecho de este palacio el hogar y oficina para este gran servidor de su causa. Muchas veces el hombre cae en la tentación de sus negocios terrenales, y a veces el hombre levanta una barrera invisible que no le permite practicar la piedad. Asegurémonos de que cuando somos colocados en posiciones importantes, hagamos lo que Dios dice, y de la manera que él lo dice, ya que en cada circunstancia de la vida, existen suficientes exámenes, donde se nos prueba la sinceridad de nuestra fe.

El pedido que hizo Nehemías al rey, para poder ir a su tierra natal y poder restaurar la ciudad de Jerusalén, tenía mucho riesgo en sí. El rey se podía enojar con el pedido, el rey lo podía destituir de su cargo, lo podía condenar y hasta podía perder la vida, por la osadía de su pedido. Además, Nehemías tenía que hacer un sacrificio personal, tenía que dejar las comodidades de su trabajo y del palacio, para afrontar, problemas, peligros, desilusiones, gasto monetario, un viaje largo, contiendas con los residentes y con los enemigos de Judá, desvelos, privaciones y un arduo trabajo. Todas estas cosas no le importaban a Nehemías, con tal de arreglar la ciudad, que una vez fue la gloria de Judá y ahora servía de burla para los enemigos de Jerusalén.

En Nehemías encontramos a un hombre completo; a un servidor público que es patriota y que es también un religioso. Muchas veces encontramos políticos que no son patriotas, y muchas veces encontramos personas muy patriotas pero que no son religiosos. Hay muchos hombres que siguen la política para ejercer sus facultades y demostrar sus talentos, y por lo consiguiente conseguir lo que la ambición les dicta.

También encontramos personas que deciden seguir la política porque realmente aman a su nación, pero no reconocen la mano de Dios en la historia nacional; muchas veces no piensan en orar para depositar sus planes, proyectos y métodos en las manos de Dios, para probar la voluntad de Dios, en la conducción del pueblo.

Este no es el caso de Nehemías: él es un servidor público indirectamente, es una gran patriota, ya que está dispuesto a hacer grandes sacrificios por su nación, y es un gran religioso, ya que está poniendo todos sus planes, proyectos e ideas en la mano de Dios. El libro de Nehemías es un claro ejemplo, de la gran obra que un hombre puede hacer por su nación, cuando se deposita en las manos de Dios.

La historia de Jerusalén nos enseña grandes lecciones de cómo Dios interviene en los asuntos gubernamentales de una nación: Grandes privilegios conllevan a grandes responsabilidades; el pecado grupal de una nación, trae como consecuencia una ruina general a la nación; las naciones son premiadas o castigadas por sus acciones y decisiones; también nos muestra los amargos trabajos que tienen que pasar los hijos de Dios, cuando los dirigentes de una nación hacen decisiones en contra de la voluntad de Dios.

Construir los muros de una ciudad, era muy importante en el tiempo antiguo; realmente los muros de una ciudad era lo que hacía a una nación en la antigüedad. Cualquier ciudadela que no tenía muros, estaba a la merced de ladrones, bandidos, asesinos y conquistadores. Pero si la ciudad estaba protegida, las cosas cambiaban totalmente; los ciudadanos podían acumular propiedades y riquezas, desarrollar leyes de orden y progreso, poner autoridades para hacer cumplir las leyes, y así poder comenzar una vida civil. Cuando las ciudades crecían demasiado, entonces se convertían en naciones; tales es el caso de Babilonia y de Nínive.

Aparte de reconstruir los muros y las puertas de la ciudad, Nehemías también puso orden en la tesorería de la iglesia:

Y antes de esto el sacerdote Eliasib, siendo jefe de la cámara de la casa de nuestro Dios, había emparentado con Tobías, y le había hecho una gran cámara, en la cual guardaban antes las ofrendas, el incienso, los utensilios, el diezmo del grano, del vino y del aceite, que estaba mandado dar a los levitas, a los cantores y a los porteros, y la ofrenda de los sacerdotes. Mas a todo esto, yo no estaba en Jerusalén, porque en el año treinta y dos de Artajerjes rey de Babilonia fui al rey; y al cabo de algunos días pedí permiso al rey para volver a Jerusalén; y entonces supe del mal que había hecho Eliasib por consideración a Tobías, haciendo para él una cámara en los atrios de la casa de Dios. Y me dolió en gran manera; y arrojé todos los muebles de la casa de Tobías fuera de la cámara, y dije que limpiasen las cámaras, e hice volver allí los utensilios de la casa de Dios, las ofrendas y el incienso.10 Encontré asimismo que las porciones para los levitas no les habían sido dadas, y que los levitas y cantores que hacían el servicio habían huido cada uno a su heredad. 11 Entonces reprendí a los oficiales, y dije: ¿Por qué está la casa de Dios abandonada? Y los reuní y los puse en sus puestos. 12 Y todo Judá trajo el diezmo del grano, del vino y del aceite, a los almacenes. 13 Y puse por mayordomos de ellos al sacerdote Selemías y al escriba Sadoc, y de los levitas a Pedaías; y al servicio de ellos a Hanán hijo de Zacur, hijo de Matanías; porque eran tenidos por fieles, y ellos tenían que repartir a sus hermanos.

El sacerdote Eliasib se había hecho una gran cámara donde antes se almacenaban las riquezas con las que tenían que ser pagados los levitas, los cantores y porteros. En este texto encontramos la diversidad de trabajadores religiosos para quienes el diezmo es dedicado por Dios.

Pero Eliasib se había confabulado con Tobías y juntos habían hecho mucho mal a los obreros religiosos del templo.

Nehemías en su indignación echó a Tobías del templo, puso orden en la tesorería de la iglesia y colocó nuevos encargados de los “diezmos sagrados” para asegurarse de que ese dinero llegara a sus destinatarios. El versículo 12 dice que todo Judá volvió a traer los diezmos al templo.

La reforma primero se hizo en la tesorería, con el sacerdote y el tesorero; una vez hecha esa reforma, se puede pasar adelante a la siguiente reforma, que es la reforma con el pueblo de Dios.

¿Necesitamos que venga Nehemías a reprender a nuestro sacerdote Eliasib? ¿Se ha hecho una gran cámara donde están guardadas todas las riquezas de la iglesia? ¿Hay alguien negociando ilícitamente, negligentemente, irresponsablemente y antibíblicamente con los “diezmos sagrados” que pertenecen a Dios?

También necesitamos que venga Nehemías y que eche del templo de una vez por todas a Tobías, que lo eche a la calle, que le saque todo sus mueblecitos, no lo necesitamos más como tesorero del alfolí de la iglesia. Cada vez que preguntamos a Tobías por una ayuda, él siempre nos dice que no hay dinero, cuando él sabe que la cámara está llena de riquezas que tienen como fin ayudar a la iglesia en todas sus formas.

Por culpa de Tobías y del sacerdote Eliasib hay una lipidia y escasez en nuestro templo, algo que no debería existir, si los “diezmos sagrados” fueran usados como Dios manda.

13 Y puse por mayordomos de ellos al sacerdote Selemías y al escriba Sadoc, y de los levitas a Pedaías; y al servicio de ellos a Hanán hijo de Zacur, hijo de Matanías; porque eran tenidos por fieles, y ellos tenían que repartir a sus hermanos.

Por último, necesitamos que Nehemías reemplace al sacerdote Eliasib y al impío Tobías, con nuevos mayordomos fieles, para que se aseguren de que las riquezas de nuestra iglesia sean repartidas entre los hermanos obreros que trabajan para la iglesia en todas sus formas.

Hay una característica muy importante de Nehemías que necesitamos aprender de ese líder, y es lo siguiente: Nehemías hizo un gran trabajo en su vida, sin recibir ninguna comunicación sobrenatural por parte del cielo.

Hubo otros hombres que tuvieron el privilegio de recibir instrucciones especiales de parte de Dios; Moisés pudo hablar con Dios, y ver el poder de Dios en todos los milagros que Dios hizo en su vida. Elías se encontró con Dios en el monte Horeb; además, Dios lo alimentó con pan y carne, y sus meseros era unos cuervos. Daniel tuvo las visiones de Dios y recibió la visita nada más y nada menos que de Gabriel. 

Pero esto no sucedió con Nehemías; él sólo preguntó por la situación de la ciudad de Jerusalén. Nosotros estamos encomendados a hacer una gran obra en esta tierra, solamente de las cosas que aprendemos cuando estudiamos la Palabra de Dios; no necesitamos grandes demostraciones del Cielo; si llegamos a tener esas demostraciones divinas, sería muy excelente; pero si no las tenemos, ya sabemos lo que tenemos que hacer y eso lo sabemos por medio de la Palabra de Dios.

No hay duda de que necesitamos los tres elementos que hicieron un gran nombre a Nehemías: Fidelidad, Paciencia y Sabiduría, pero lo más importante es la presencia del Espíritu Santo en nuestras vidas: él sabe cómo guiarnos para tomar las mejores decisiones ante los problemas y las encrucijadas de la vida.

Sea nuestra plegaria al Cielo en la dirección del himno Danos el fuego (HA 202)

1. Danos el fuego que ardió
en hombres tales cual Daniel,
que en rudas pruebas lo guardó
y lo mantuvo siempre fiel.


2. Danos la llama que animó
la fe potente de Abraham,
que a Pablo un gran valor le dio,
y amor profundo al joven Juan.


3. Danos del cielo la virtud,
la que a Elías dio poder.
Danos tu divinal salud,
tu fe y tu gracia a conocer.


4. Pronto en las nubes volverás;
necesitamos más fervor;
y te imploramos además:
Danos tu Espíritu, Señor.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Cuando Nehemías volvió de Persia supo de la audaz profanación… Declara: “Dolióme en gran manera”…

No solo se había profanado el templo, sino que se había dado una aplicación incorrecta a las ofrendas. Esto propendió a desalentar la liberalidad del pueblo. Habiendo éste perdido su celo y fervor, le costaba mucho pagar sus diezmos. La tesorería de la casa del Señor estaba mal provista y muchos de los cantores y otros empleados en el servicio del templo, al no recibir suficiente sustento, habían dejado la obra de Dios para trabajar en otra parte.

Nehemías se puso a corregir esos abusos. Reunió a los que habían abandonado el servicio de la casa de Jehová, y los puso “en su lugar”. Esto inspiró confianza al pueblo “y todo Judá trajo el diezmo del grano, del vino y del aceite”. Hombres “que eran tenidos por fieles” fueron puestos “por superintendentes de los almacenes,” “y era de su obligación repartir a sus hermanos” (Profetas y reyes, pp. 494, 495).

Si retenemos lo que le pertenece a él, ¿cómo podemos pretender sus bendiciones? Si somos mayordomos infieles en las cosas terrenales, ¿cómo podemos esperar que él nos confíe las celestiales? Puede ser que aquí se encuentre el secreto de la oración no contestada.

Pero el Señor, en su gran misericordia, está listo para perdonar… (Palabras de vida del gran Maestro, p. 110).

En la obra de reforma que debe ejecutarse hoy, se necesitan hombres que, como Esdras y Nehemías, no reconocerán paliativos ni excusas para el pecado, ni rehuirán de vindicar el honor de Dios. Aquellos sobre quienes recae el peso de esta obra no callarán cuando vean que se obra mal ni cubrirán a éste con un manto de falsa caridad. Recordarán que Dios no hace acepción de personas y que la severidad hacia unos pocos puede resultar en misericordia para muchos. Recordarán también que el que reprende el mal debe revelar siempre el espíritu de Cristo.

En su obra, Esdras y Nehemías se humillaron delante de Dios, confesaron sus pecados y los del pueblo, y pidieron perdón como si ellos mismos hubiesen sido los culpables. Con paciencia trabajaron, oraron y sufrieron. Lo que más dificultó su obra no fue la franca hostilidad de los paganos, sino la oposición secreta de los que se decían sus amigos, quienes, al prestar su influencia al servicio del mal, decuplicaban la carga de los siervos de Dios. Esos traidores proveían a los enemigos del Señor material para que guerreasen contra su pueblo. Sus malas pasiones y voluntades rebeldes estaban siempre en pugna con los claros requerimientos de Dios (Profetas y reyes, p. 498).

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Viernes 16 de febrero | Lección 07__________________________________________________

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

Dios inició todos los pactos establecidos en la Biblia y tomó la iniciativa de atraer a su pueblo a estos pactos (Heb. 8:10). Las promesas del pacto reflejan su gracia, su amor y su deseo de salvarnos.

Un pacto con Dios incluye muchas cosas: Dios, un destinatario, las condiciones del pacto, el compromiso con las condiciones de ambas partes, el castigo establecido por el incumplimiento del pacto y los resultados deseados. El concepto de diezmo refleja estos componentes en Malaquías 3:9 y 10. Este texto reitera el pacto especial del diezmo entre Dios y sus mayordomos. Cuando aceptamos ese pacto, es una señal visible de que nos oponemos a los principios materialistas del consumismo, y demostramos que puede salir algo bueno de un corazón convertido.

“Un espíritu mezquino y egoísta impide que los hombres den a Dios lo que es suyo. Dios ha establecido un pacto especial con los hombres, según el cual si estos apartan regularmente la porción destinada a promover el Reino de Cristo, el Señor los bendice abundantemente, a tal punto que no tendrán lugar para recibir sus dones. Pero si los hombres retienen lo que pertenece a Dios, el Señor declara llanamente: ‘Malditos sois con maldición’ (Mal. 3:9)” (CMC 82).

Estar relacionados con Dios por medio de un pacto conlleva responsabilidades. Disfrutamos de las promesas del pacto, pero a menudo no nos gustan los mandatos y las responsabilidades. Sin embargo, en este contexto un pacto es un acuerdo bilateral, y el diezmo es una parte de nuestra vida dentro del pacto.

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. ¿Por qué devolver el diezmo es un acto tan importante de fe de nuestra parte?
  2. ¿Qué le dirías a alguien que dice: “No puedo dar el diezmo”? ¿Cómo ayudas a una persona que está en esta situación? Además de hablarle, ¿qué más se podría hacer para ayudarla?
  3. La última pregunta del miércoles estaba relacionada con lo que podrías hacer que te ayude a ser consciente de que el diezmo es sagrado. ¿Cuáles fueron algunas de tus respuestas? El hecho de que sea santo, ¿de qué modo afecta tu forma de devolverlo?

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Escrito por: Tony García.

Gramática revisada por:
Pastor Noel Ruiloba y Nory Ester Garcia-Marenko

Este documento es una cortesía de 7day Media Group.
“One World – One Dream”
http://www.sevendayradio.com
http://www.escuelasabaticamaestros.com
Madrid, España 2018

Un pensamiento en “LECCIÓN 7 – HONESTIDAD PARA CON DIOS – PARA EL 17 DE FEBRERO DE 2018

  1. Gracias sigan adelante.

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