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Lección 7: Para el 16 de febrero de 2019
LAS SIETE TROMPETAS
Sábado 9 de febrero______________________________________________________
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Apocalipsis 8:1-13; Números 10:8-10; Ezequiel 10:2; Apocalipsis 10:1-11; Daniel 12:6, 7; Apocalipsis 11:1-13; Levítico 16.
PARA MEMORIZAR:
“Sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios se consumará, como él lo anunció a sus siervos los profetas” (Apoc. 10:7).
En la escena del quinto sello, vimos que el clamor del pueblo oprimido de Dios refleja el clamor de los fieles de todas las edades. A estos fieles se los describe como almas debajo del altar que clamaban a Dios pidiendo justicia y vindicación, diciendo: “¿Hasta cuándo, Señor?” (Apoc. 6:10). La voz celestial los instó a esperar, porque se acercaba el día en que Dios juzgaría a los que les hacían daño. Apocalipsis 6:15 al 17 indica que Jesús regresará a esta Tierra y traerá juicio sobre quienes actuaron con maldad contra sus fieles seguidores.
La escena del quinto sello representa la experiencia del pueblo afligido de Dios a lo largo de la historia, desde los días de Abel hasta el momento en que Dios finalmente juzgará y vengará “la sangre de sus siervos” (Apoc. 19:2). El pueblo afligido de Dios debe permanecer firme y creer que Dios oye las oraciones de su pueblo.
La visión de las siete trompetas muestra que, a lo largo de la historia, Dios ya ha intervenido en favor de su pueblo oprimido y ha juzgado a quienes lo perjudicaron. El propósito de las siete trompetas es asegurarle al pueblo de Dios que el cielo no es indiferente a sus sufrimientos.
ESPÍRITU DE PROFECÍA
Con oración fervorosa y agonizante [los pecadores] suplican a Dios que no los deje a un lado. Los reyes, los poderosos, los encumbrados, los orgullosos, el hombre miserable, todos juntos se inclinan ante la presión de una angustia, una desolación y una miseria indescriptibles; oraciones angustiosas, provenientes del corazón, brotan de sus labios: “¡Misericordia! ¡Misericordia! ¡Salvadnos de la ira de un Dios ofendido!” Una voz les responde con terrible claridad y firmeza, y majestuosamente: “Puesto que llamé y me rechazasteis; extendí mi mano y no tuvisteis consideración de mí; y por el contrario redujisteis a la nada todo mi consejo, y no quisisteis saber nada de mis reprensiones, yo me reiré de vuestra calamidad; me burlaré de vosotros cuando os asalte el temor” (Testimonios para la iglesia, t. 2, p. 38).
Las personas que han hecho alarde de su rebelión, cumplirán lo que se nos presenta en Apocalipsis 6:15-17… Los pastores que condujeron sus ovejas por senderos falsos oirán las acusaciones que se les harán entonces: “Fuisteis vosotros los que considerasteis livianamente la verdad. Fuisteis vosotros los que nos dijisteis que la ley de Dios había sido abrogada, que era un yugo de servidumbre. Fuisteis vosotros los que proclamasteis falsas doctrinas cuando estábamos convencidos de que los adventistas tenían la verdad. La sangre de nuestras almas está sobre vuestras vestiduras sacerdotales… ¿Qué haremos los que escuchamos vuestra torcida interpretación de las Escrituras…?”
Cuando Cristo venga a vengarse de los que educaron y prepararon a la gente para transgredir el sábado de Dios, derribar su monumento, y hollar con sus pies el alimento de su prado, las lamentaciones serán en vano. Los que confiaron en los falsos pastores tenían la Palabra de Dios para indagar por sí mismos, y descubrirán que Dios juzgará a todo hombre que haya tenido la verdad y se haya apartado de la luz porque exigía abnegación e implicaba llevar una cruz. Las rocas y las montañas no pueden ocultarlos de la indignación del que se sienta en el trono ni de la ira del Cordero (Maranata, p. 288).
De buhardillas, de chozas, de calabozos, de patíbulos, de montañas y desiertos, de cuevas de la tierra y cavernas del mar, Cristo reunirá a sus hijos a sí. En la tierra, han sido destituidos, afligidos y atormentados. Millones han descendido a la tumba cargados de infamia por haber rehusado rendirse a las engañosas pretensiones de Satanás. Los hijos de Dios han sido ajusticiados por los tribunales humanos como los más viles criminales. Pero está cerca el día cuando Dios será “el juez”. [Salmo 50:6]. Entonces las decisiones de la tierra serán invertidas. “Quitará la afrenta de su pueblo”. A cada hijo de Dios se le darán ropas blancas. “Y llamarles han Pueblo Santo, Redimidos de Jehová”. [Isaías 25:8; Apocalipsis 6:11; Isaías 62:12],
Cualesquiera sean las cruces que hayan sido llamados a llevar, cualesquiera las pérdidas que hayan soportado, cualquiera la persecución que hayan sufrido, aun hasta la pérdida de su vida temporal, los hijos de Dios serán ampliamente recompensados. “Verán su cara; y su nombre estará en sus frentes” [Apocalipsis 22:4] (Palabras de vida del gran Maestro, p. 143).
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Lección 7 | Domingo 10 de febrero_______________________________________
LAS ORACIONES DE LOS SANTOS
Apocalipsis 8 comienza con la imagen de siete ángeles de pie ante Dios preparados para tocar las trompetas. Antes de que suenen las trompetas, se inserta otra escena. El propósito es explicar el significado teológico de las trompetas.
Lee Apocalipsis 8:3 y 4 junto con la descripción de los servicios diarios del Templo de Jerusalén que se detalla a continuación: un comentario bíblico judío explica que, en el sacrificio vespertino, el cordero era colocado sobre el Altar del Holocausto, y la sangre era derramada en la base del altar. El sacerdote designado llevaba el incensario de oro adentro del Templo y ofrecía incienso en el Altar de oro en el Lugar Santo. Cuando el sacerdote salía, lanzaba el incensario sobre la acera y producía un ruido fuerte. En ese momento, los siete sacerdotes tocaban las trompetas, marcando el final de los servicios del Templo para ese día.
Se puede apreciar que en Apocalipsis 8:3 al 5 se utiliza el lenguaje del servicio vespertino. Es significativo que el ángel reciba incienso sobre “el altar de oro que estaba delante del trono” (Apoc. 8:3). El incienso representa las oraciones del pueblo de Dios (Apoc. 5:8). Dios ahora responde sus oraciones.
Apocalipsis 8:3 al 5 ofrece información importante con respecto a las trompetas de Apocalipsis:
a. Las siete trompetas son los juicios de Dios sobre la humanidad rebelde en respuesta a las oraciones de su pueblo oprimido.
b. Las trompetas vienen a continuación de la muerte de Jesús como el Cordero y se ejecutan consecutivamente a lo largo de la historia hasta la Segunda Venida (ver Apoc. 11:15-18).
Lee Apocalipsis 8:5 y Ezequiel 10:2. La visión de Ezequiel que ordena esparcir fuego sobre la Jerusalén apóstata ¿de qué manera dilucida la naturaleza de las trompetas de Apocalipsis?
Apocalipsis 8:5
5 Y el ángel tomó el incensario, y lo llenó del fuego del altar, y lo arrojó a la tierra; y hubo truenos, y voces, y relámpagos, y un terremoto.
Ezequiel 10:2
2 Y habló al varón vestido de lino, y le dijo: Entra en medio de las ruedas debajo de los querubines, y llena tus manos de carbones encendidos de entre los querubines, y espárcelos sobre la ciudad. Y entró a vista mía.
El ángel llena el incensario con fuego del altar y lo arroja a la Tierra. Es significativo el hecho de que este fuego provenga del mismísimo altar en el que se ofrecían las oraciones de los santos. El hecho de que el fuego provenga de ese mismo altar muestra que los siete juicios de las trompetas recaen sobre los habitantes de la Tierra en respuesta a las oraciones del pueblo de Dios, y que Dios intervendrá en favor de él a su debido tiempo. El hecho de arrojar el incensario quizá también sea una advertencia de que la intercesión de Cristo no durará para siempre. Habrá un fin para el tiempo de gracia (ver Apoc. 22:11, 12).
COMENTARIO DE LA LECCIÓN
(Domingo y lunes, juntos)
Hemos llegado al centro táctico de este trimestre: antes y después de esta lección, hay seis lecciones plenas de alimento espiritual. Con un espíritu de ferviente oración, permitamos que el Espíritu Santo nos enseñe lo que debemos aprender, a través de las siete trompetas.
1 Cuando abrió el séptimo sello, se hizo silencio en el cielo como por media hora. 2 Y vi a los siete ángeles que estaban en pie ante Dios; y se les dieron siete trompetas. 3 Otro ángel vino entonces y se paró ante el altar, con un incensario de oro; y se le dio mucho incienso para añadirlo a las oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro que estaba delante del trono. 4 Y de la mano del ángel subió a la presencia de Dios el humo del incienso con las oraciones de los santos. 5 Y el ángel tomó el incensario, y lo llenó del fuego del altar, y lo arrojó a la tierra; y hubo truenos, y voces, y relámpagos, y un terremoto.
Las trompetas
6 Y los siete ángeles que tenían las siete trompetas se dispusieron a tocarlas. 7 El primer ángel tocó la trompeta, y hubo granizo y fuego mezclados con sangre, que fueron lanzados sobre la tierra; y la tercera parte de los árboles se quemó, y se quemó toda la hierba verde. 8 El segundo ángel tocó la trompeta, y como una gran montaña ardiendo en fuego fue precipitada en el mar; y la tercera parte del mar se convirtió en sangre. 9 Y murió la tercera parte de los seres vivientes que estaban en el mar, y la tercera parte de las naves fue destruida. 10 El tercer ángel tocó la trompeta, y cayó del cielo una gran estrella, ardiendo como una antorcha, y cayó sobre la tercera parte de los ríos, y sobre las fuentes de las aguas. 11 Y el nombre de la estrella es Ajenjo. Y la tercera parte de las aguas se convirtió en ajenjo; y muchos hombres murieron a causa de esas aguas, porque se hicieron amargas. 12 El cuarto ángel tocó la trompeta, y fue herida la tercera parte del sol, y la tercera parte de la luna, y la tercera parte de las estrellas, para que se oscureciese la tercera parte de ellos, y no hubiese luz en la tercera parte del día, y asimismo de la noche. 13 Y miré, y oí a un ángel volar por en medio del cielo, diciendo a gran voz: ¡Ay, ay, ay, de los que moran en la tierra, a causa de los otros toques de trompeta que están para sonar los tres ángeles! (Apocalipsis 9)
Como explica la Guía de Estudio de la Biblia (folleto de la lección), la trompeta era un instrumento musical indispensable en la vida del mundo judío.
En el Antiguo Testamento descubrimos que las trompetas se sonaban cuando se convocaba a una batalla, cuando se coronaba a un rey de Israel, cuando se deseaba reunir al pueblo; también se sonaban cuando un peligro se acercaba al pueblo de Israel.
Pero posiblemente su uso más importante era en los servicios religiosos del templo de Israel. La trompeta era un instrumento casi de carácter sagrado; en la mayoría de las veces la hacían sonar solamente los sacerdotes.
La visión de las siete trompetas del Apocalipsis es uno de los temas más perplejos en todo el libro de Apocalipsis y también en todo el Nuevo Testamento
Tener en mente los sucesos del quinto sello es vital para comprender el mensaje de las siete trompetas.
9 Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían. 10 Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra? 11 Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos. (Apocalipsis 6)
En el quinto sello se ha hecho una petición al Cielo; no es una petición de venganza como muchos creen, sino una petición de justicia y de liberación. En el quinto sello están las almas de todos los que han muerto por el evangelio, pidiendo a Dios una vindicación y una liberación de tanto sufrimiento que el impío ha causado a los hijos de Dios.
Ahora llega el momento en que la oración es escuchada. El ángel está sosteniendo en su mano el incensario, y el humo de éste se mezcló con el pedido hecho por los santos del quinto sello y esta combinación del humo del incienso y las oraciones de los santos, logró llegar a la misma presencia de Dios
4 Y de la mano del ángel subió a la presencia de Dios el humo del incienso con las oraciones de los santos. 5 Y el ángel tomó el incensario, y lo llenó del fuego del altar, y lo arrojó a la tierra; y hubo truenos, y voces, y relámpagos, y un terremoto. (Apocalipsis 9)
Es interesante notar que el ángel arroja el incensario del cielo a la tierra. Hace dos semanas, cuando estudiamos el quinto sello, explicamos que el santuario terrenal tenía dos altares: el altar del sacrificio, que estaba en las afueras del templo -comúnmente llamado el atrio-, y el altar del incienso, que estaba dentro del templo.
Sin duda alguna, los muertos por causa del evangelio de Cristo en la visión de Juan estaban en el altar del atrio; es decir, en el altar del sacrificio que estaba fuera del templo. Explicamos que, en profecía, cada vez que se habla del interior del templo, se refiere al cielo, y cada vez que hablamos del exterior del templo o del atrio del templo, suele referirse a la tierra.
Esa es la razón por la cual el ángel arroja el incensario desde el cielo hasta la tierra, ya que el pedido de los santos viene desde la tierra; ellos están bajo el altar del sacrificio, que en profecía significa la tierra.
Las siete trompetas, dicho en otras palabras, son siete plagas enviadas del cielo a la tierra. Pero queremos dejar muy claro que no debemos confundir las plagas de las siete trompetas, con las siete plagas postreras.
Las plagas de las siete trompetas comienzan desde que Cristo ascendió al cielo y terminan en ocasión de su segunda venida.
Las siete trompetas acompañan mano a mano a los siete sellos de Apocalipsis y también a las siete iglesias del apocalipsis.
La diferencia entre los siete sellos y las siete trompetas es la siguiente:
Los siete sellos nos revelan el progreso de la predicación del evangelio en el mundo, desde la ascensión de Cristo, hasta su segunda venida.
Las siete trompetas son los castigos a los habitantes del mundo por rechazar el evangelio de Cristo, en ese mismo periodo de tiempo.
Es decir, en la primera iglesia -que es Éfeso- se abre el primer sello y también se suena la primera trompeta, y así va sucesivamente hasta que llegamos a la iglesia de Laodicea, que se sitúa en los tiempos del fin del mundo.
El propósito de las siete plagas de las siete trompetas no es aniquilar, sino mover al arrepentimiento a quien las recibe, aunque esto no siempre se consigue.
Ahora, las siete plagas postreras son un tema totalmente diferente, porque estas plagas ya no tienen como propósito el arrepentimiento del impío; su propósito es castigar directamente al impío una vez que la gracia ha terminado. Las siete plagas postreras castigan al hombre precisamente antes de la venida de Cristo.
6 Y los siete ángeles que tenían las siete trompetas se dispusieron a tocarlas. (Apocalipsis 8)
En el original bíblico, la lectura de Apocalipsis 8:6 sugiere que estos ángeles conforman un específico grupo de ángeles, aparentemente muy conocidos por los lectores de Juan en esos días.
El problema que nosotros enfrentamos es que la Biblia no menciona a esos ángeles anteriormente, pero la literatura judía da nombre a esos siete ángeles. De acuerdo con los judíos, los nombres de estos siete ángeles son: Uriel, Rafael, Raguel, Misael, Sariel, Gabriel y Remiel.
¿De dónde sacan ellos esos nombres? De ciertas fuentes que pertenecen a su bagaje literario. Por ejemplo, en el libro de 2 Enoc, dice que Raguel y Sariel, fueron los encargados de llevar a Enoc al cielo.
Uriel es mencionado en el testamento de Salomón, y también en mencionado en el libro de segundo de Esdras; fuentes judías sostienen que Uriel era uno de los ángeles que cuidaba el jardín del Edén, después de la entrada del pecado.
Según los judíos fue Remiel quien salvó a los judíos cuando bajo la orden Dios, Remiel destruyó al ejército de Senaquerib. Esta información es sólo para que sepamos un poco, lo que los demás -en este caso los judíos- creen y enseñan de algunas porciones de la Biblia.
Sin importar su identidad, quienes sean estos ángeles, sin duda alguna son seres celestiales de alta jerarquía que están trabajando muy cerca y prestamente en el servicio de Dios.
La primera trompeta
7 El primer ángel tocó la trompeta, y hubo granizo y fuego mezclados con sangre, que fueron lanzados sobre la tierra; y la tercera parte de los árboles se quemó, y se quemó toda la hierba verde. (Apocalipsis 8)
Esta plaga nos hace recordar la séptima plaga que cayó sobre los egipcios, que era un hielo mezclado con fuego, y tuvo un efecto devastador.
También en el libro de Ezequiel encontramos algo parecido a este castigo, cuando Dios da la profecía contra Gog: “22 Y yo litigaré contra él con pestilencia y con sangre; y haré llover sobre él, sobre sus tropas y sobre los muchos pueblos que están con él, impetuosa lluvia, y piedras de granizo, fuego y azufre. 23 Y seré engrandecido y santificado, y seré conocido ante los ojos de muchas naciones; y sabrán que yo soy Jehová.” (Ezequiel 38)
Al igual que estos dos textos, podemos seguir mencionando otros textos de la Biblia, en los que Dios usa el granizo mezclado con fuego para castigar a las naciones que han levantado oposición en contra del reino de Dios.
En el Antiguo Testamento, encontramos que los árboles y la hierba verde se usan como un símbolo para identificar el pueblo de Israel:
«Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará.» (Salmos 1: 3)
Pero yo estoy como olivo verde en la casa de Dios; En la misericordia de Dios confío eternamente y para siempre. (Salmos 52: 8)
3 Que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya. (Isaías 61)
46 Hijo de hombre, pon tu rostro hacia el sur, derrama tu palabra hacia la parte austral, profetiza contra el bosque del Neguev. (Ezequiel 20)
Será echado un puñado de grano en la tierra, en las cumbres de los montes; su fruto hará ruido como el Líbano, y los de la ciudad florecerán como la hierba de la tierra. (Salmos 72: 16)
6 Voz que decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué tengo que decir a voces? Que toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo. 7 La hierba se seca, y la flor se marchita, porque el viento de Jehová sopló en ella; ciertamente como hierba es el pueblo. 8 Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre. (Isaías 40)
10 Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego. (Mateo 3)
28 Pero Jesús, vuelto hacia ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos. 29 Porque he aquí vendrán días en que dirán: Bienaventuradas las estériles, y los vientres que no concibieron, y los pechos que no criaron. 30 Entonces comenzarán a decir a los montes: Caed sobre nosotros; y a los collados: Cubridnos. 31 Porque si en el árbol verde hacen estas cosas, ¿en el seco, qué no se hará? (Lucas 23)
La primera trompeta es la plaga que se ordena en contra del pueblo judío, por mano de los romanos en el año 70 después de Cristo.
Por haber dado muerte al Creador de la vida, por haber invocado el castigo divino sobre ellos mismos y sobre toda su descendencia, por haber rechazado el evangelio de Cristo, por perseguir y dar muerte a los seguidores de Cristo; esta plaga aniquila, disemina, destruye y hace desaparecer del mapa al antiguo pueblo de Israel.
Como si fuera una venganza de Dios, ese pueblo homicida fue destruido y su ciudad pasada por fuego.
En el año 70 después de Cristo, los romanos asesinaron a filo de espada a todos los habitantes de Jerusalén; además, destruyeron a Jerusalén para siempre, incendiaron a Jerusalén de tal manera que el único residuo de Jerusalén fue la ceniza. Jerusalén nunca llegó a ser lo que fue antes de la destrucción. Así pasó mucho tiempo, hasta que en los años 1947-1948 Israel volvió a surgir nuevamente como una nación.
La primera plaga acompaña al primer sello, en tiempos de la primera iglesia profética de Apocalipsis, Éfeso.
La segunda trompeta
8 El segundo ángel tocó la trompeta, y como una gran montaña ardiendo en fuego fue precipitada en el mar; y la tercera parte del mar se convirtió en sangre. 9 Y murió la tercera parte de los seres vivientes que estaban en el mar, y la tercera parte de las naves fue destruida. (Apocalipsis 8)
En la segunda trompeta encontramos que una montaña ardiendo es precipitada al mar y, como resultado, la tercera parte de los seres vivientes y la tercera parte de las naves fue destruida.
En la Biblia encontramos que la palabra montes o montañas, es una palabra que se usa como un simbolismo para representar reinos, naciones o pueblos. En la visión, no es una montaña cualquiera a la que se le prende fuego. Se la describe como una gran montaña, dando a entender en este caso, que el reino que fue destruido es un gran reino.
Estos son algunos de los textos donde podemos descubrir que monte o montaña es el símbolo de un reino, o de un pueblo.
4 Estruendo de multitud en los montes, como de mucho pueblo; estruendo de ruido de reinos, de naciones reunidas; Jehová de los ejércitos pasa revista a las tropas para la batalla. (Isaías 13)
4 Porque Jehová me dijo a mí de esta manera: Como el león y el cachorro de león ruge sobre la presa, y si se reúne cuadrilla de pastores contra él, no lo espantarán sus voces, ni se acobardará por el tropel de ellos; así Jehová de los ejércitos descenderá a pelear sobre el monte de Sion, y sobre su collado. (Isaías 31)
24 Y pagaré a Babilonia y a todos los moradores de Caldea, todo el mal que ellos hicieron en Sion delante de vuestros ojos, dice Jehová. (Jeremías 51)
2 Hijo de hombre, pon tu rostro hacia el monte de Seir, y profetiza contra él, 3 y dile: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra ti, oh monte de Seir, y extenderé mi mano contra ti, y te convertiré en desierto y en soledad. (Ezequiel 35)
La segunda trompeta es un castigo directo contra la Roma imperial, es decir la Roma que era dirigida por los césares.
En Jeremías 51 encontramos un capítulo entero que habla en contra de la destrucción de este imperio, bíblicamente llamado Babilonia.
24 Y pagaré a Babilonia y a todos los moradores de Caldea, todo el mal que ellos hicieron en Sion delante de vuestros ojos, dice Jehová. 25 He aquí yo estoy contra ti, oh monte destruidor, dice Jehová, que destruiste toda la tierra; y extenderé mi mano contra ti, y te haré rodar de las peñas, y te reduciré a monte quemado. (Jeremías 51)
42 Subió el mar sobre Babilonia; de la multitud de sus olas fue cubierta. (Jeremías 51)
Babilonia es la palabra que se usa cuando se habla de Roma; por ejemplo, encontramos en 1 Pedro 5: 13, que Pablo saluda a sus hermanos cuando estuvo en Roma y esto es lo que dice: “13 La iglesia que está en Babilonia, elegida juntamente con vosotros, y Marcos mi hijo, os saludan.”
Por haber dado muerte al Dador de la vida, por haber destruido el templo sagrado de Dios, por haber destruido la ciudad de Jerusalén, por perseguir y dar muerte a los santos, Dios mandó un castigo aterrador sobre Roma imperial, haciendo desaparecer ese reino para siempre.
Roma fue invadida por el rey vándalo Genserico, el rey gótico Alarico, y el famoso rey de los hunos llamado Atila. Estos tres reyes convirtieron a Roma en una total desolación, una total ruina, y una total matanza, terminando de esa manera con uno de los imperios más florecientes que ha habido en la historia de la humanidad.
Atila, rey de los hunos, posiblemente fue el más terrible de ellos. El historiador Jordanes describió a Atila como “la vara de la furia de Dios”; Jordanes dijo: «La locura de un solo hombre provocó con su ataque la destrucción de infinitos pueblos, y el capricho de un rey arrogante destruyó en un instante lo que la Naturaleza había tardado tantos siglos en crear».
Atila era oriundo y emperador del territorio que hoy conocemos como China; llegó a Roma para rescatar a Honoria, hermana del emperador Valentiniano.
Honoria mandó a pedir ayuda a Atila, porque su hermano la estaba despojando de sus privilegios reales, le había quitado el título de “augusta” que la dejaba fuera de la línea real a ella y a su descendencia. El problema de Valentiniano era que él solo tenía hijas y no tenia ningún hijo varón para seguir con la dinastía.
Cuando Honoria pidió ayuda a Atila, ella mandó a un eunuco llamado Jacinto, con una carta que contenía su sello real, una fuerte suma de dinero, y además un anillo de Honoria para comprobar la autenticidad del mensaje.
Según la historia, Atila confundió el mensaje, y llegó a creer que la carta de Honoria era un pedido y también era una promesa matrimonial.
Esto justificaba una invasión a Roma, ya que, al invadirla, Atila rescataba a su “prometida” y también vindicaba su derecho para ser el dueño de la herencia de Honoria.
Valentiniano rechazó el pedido de Atila de casarse con Honoria, lo que enfureció a Atila, y éste comenzó una campaña en contra de Roma, apoyado por el poderoso ejército oriental.
La historia nos relata que la furia de este hombre en contra de Roma se convirtió en la pesadilla que terminó con el poderoso imperio de los césares de Roma.
El imperio de los césares llegó a su fin; la fuerza militar de Roma fue exterminada a manos de estos reyes bárbaros y la ciudad entera fue destruida. Los historiadores suelen decir que el hacha de la justicia divina cayó sobre Roma, y el fuego de la retribución divina salió victorioso en contra de Roma, y de todos sus horrendos vicios y crímenes.
En conclusión, podemos decir que las primeras dos trompetas son dos plagas o dos castigos, para los dos reinos que más mal le han hecho a Cristo y a su nueva iglesia cristiana. Esos son los dos poderes que quitaron la vida a Jesús, los dos poderes que han perseguido y han dado muerte a los santos de Cristo, los dos poderes que han ido en contra de Dios y en contra de sus ordenanzas. Por sus actos, los dos poderes se ganaron la retribución divina, simbolizada con las primeras dos trompetas del Apocalipsis.
La tercera trompeta
10 El tercer ángel tocó la trompeta, y cayó del cielo una gran estrella, ardiendo como una antorcha, y cayó sobre la tercera parte de los ríos, y sobre las fuentes de las aguas.
11 Y el nombre de la estrella es Ajenjo. Y la tercera parte de las aguas se convirtió en ajenjo; y muchos hombres murieron a causa de esas aguas, porque se hicieron amargas. (Apocalipsis 8)
Job 38: 7 nos indica que a los ángeles del cielo se les llama estrellas: “Cuando alababan todas las estrellas del alba, Y se regocijaban todos los hijos de Dios”
Apocalipsis 12: 4 nos dice: “4 y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese.”
Si unimos los dos textos arriba escritos, fácilmente llegamos a la conclusión de que la tercera trompeta se refiere a Lucifer, como la gran estrella que cayó del cielo.
Al momento de su caída se le dio otro nombre, su nuevo nombre es Ajenjo.
Isaías también nos habla de la caída de Lucifer: “12 ¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. 13 Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; 14 sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. 15 Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo. (Isaías 14)
Ajenjo cayó sobre una tercera parte de los ríos y sobre las fuentes de las aguas, y envenenó la tercera parte de las aguas, provocando la muerte de muchos hombres por su amargura.
En la Biblia, las aguas o las fuentes de las aguas representan alimento espiritual, o la fuente de nutrición espiritual. Por ejemplo, Isaías escribe: “3 Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la salvación” (Isaías 12) y en Jeremías 2 leemos; “13 Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua.”
Uno de los textos fundamentales en este estudio se encuentra en Juan 7, que nos dice: “38 El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva”
La caída de Ajenjo sobre las fuentes y la tercera parte de las aguas, es la contaminación que produce el diablo a la fuente de la verdad y de la salvación a través de maestros humanos y líderes religiosos, provocando la muerte espiritual a aquellos que son entrampados en ideologías o doctrinas contrarias y ajenas al evangelio puro. Las tradiciones humanas que reemplazan las enseñanzas divinas envenenan y matan a la humanidad, a menos que con oración escudriñen las Escrituras.
Con sus falsas doctrinas Ajenjo enseña al hombre a ir en contra de Dios y de su santa ley.
Todos los que toman las aguas contaminadas de Ajenjo, están condenados a la muerte espiritual y por un efecto automático también están condenados a la muerte eterna: “13 Dijo Jehová: Porque dejaron mi ley, la cual di delante de ellos, y no obedecieron a mi voz, ni caminaron conforme a ella; 14 antes se fueron tras la imaginación de su corazón, y en pos de los baales, según les enseñaron sus padres. 15 Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que a este pueblo yo les daré a comer ajenjo, y les daré a beber aguas de hiel.” (Jeremías 9)
Las primeras dos trompetas tenían que ver con los dos poderes que quitaron la vida a Jesús. La tercera trompeta tiene que ver con el período que continuó después de la caída del Imperio Romano; a este período se le conoce como el tiempo de la Edad Oscura. En este período del oscurantismo el mundo experimentó un nivel espiritual muy bajo y una apostasía muy profunda. Hasta las ciencias, las artes y la tecnología se detuvieron prácticamente.
La iglesia se apartó de las enseñanzas puras del evangelio y adoptó dogmas y las tradiciones de los hombres. De esta manera la iglesia promovió actividades pecaminosas e influencias seductoras, apartando al hombre del camino verdadero y hundiéndole en el camino de la perdición.
La tercera trompeta calza maravillosamente con la tercera iglesia del Apocalipsis, que es Pérgamo. Esta iglesia mora donde Satanás tiene su trono.
También la tercera trompeta calza maravillosamente con el rompimiento del tercer sello de Apocalipsis, sello que relata la gran hambre espiritual de la Palabra de Dios, que sufrieron los habitantes durante el oscurantismo medieval.
5 Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente, que decía: Ven y mira. Y miré, y he aquí un caballo negro; y el que lo montaba tenía una balanza en la mano. 6 Y oí una voz de en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: Dos libras de trigo por un denario, y seis libras de cebada por un denario; pero no dañes el aceite ni el vino. (Apocalipsis 6)
La cuarta trompeta:
12 El cuarto ángel tocó la trompeta, y fue herida la tercera parte del sol, y la tercera parte de la luna, y la tercera parte de las estrellas, para que se oscureciese la tercera parte de ellos, y no hubiese luz en la tercera parte del día, y asimismo de la noche. (Apocalipsis 9)
El simbolismo de la oscuridad tiene su origen antes de la creación. Antes de que Dios hiciera su aparición en el planeta, todo estaba oscuro. Al principio, Dios iluminó el paisaje con su presencia; luego, Dios creó el sol, la luna y las estrellas para darnos luz.
Estas lumbreras luminosas forman parte de las tantas bendiciones que Dios tiene para el humano; oscurecer o quitar estas lumbreras es apartar las bendiciones y dejar el mundo en su antiguo estado tenebroso. Esta trompeta nos recuerda la novena plaga de Egipto, que fue la oscuridad.
En el Nuevo Testamento, la luz y las tinieblas son símbolo de lo santo y lo profano, respectivamente.
Las tinieblas o la oscuridad siempre se ilustran o se relacionan con los súper poderes de la naturaleza.
Pablo hace una comparación paralela de la luz y las tinieblas con Cristo y Belial: “14 No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? 15 ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo?” (2 Corintios 6)
En el Antiguo Testamento descubrimos que el oscurecimiento de las lumbreras mayores, es un símbolo de la aparición o de la parusía de Dios, para juzgar y castigar la tierra; ejemplo de esto lo encontramos en el profeta mesiánico:
10 Por lo cual las estrellas de los cielos y sus luceros no darán su luz; y el sol se oscurecerá al nacer, y la luna no dará su resplandor. 11 Y castigaré al mundo por su maldad, y a los impíos por su iniquidad; y haré que cese la arrogancia de los soberbios, y abatiré la altivez de los fuertes. (Isaias 13)
4 Y te dejaré en tierra, te echaré sobre la faz del campo, y haré posar sobre ti todas las aves del cielo, y saciaré de ti a las fieras de toda la tierra. 5 Pondré tus carnes sobre los montes, y llenaré los valles de tus cadáveres. 6 Y regaré de tu sangre la tierra donde nadas, hasta los montes; y los arroyos se llenarán de ti. 7 Y cuando te haya extinguido, cubriré los cielos, y haré entenebrecer sus estrellas; el sol cubriré con nublado, y la luna no hará resplandecer su luz. 8 Haré entenebrecer todos los astros brillantes del cielo por ti, y pondré tinieblas sobre tu tierra, dice Jehová el Señor. (Ezequiel 32)
8 Ninguno estrechará a su compañero, cada uno irá por su carrera; y aun cayendo sobre la espada no se herirán. 9 Irán por la ciudad, correrán por el muro, subirán por las casas, entrarán por las ventanas a manera de ladrones. 10 Delante de él temblará la tierra, se estremecerán los cielos; el sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor. (Joel 2)
Esta profecía debe ser analizada simbólicamente, no literalmente. La portada que nos deja la cuarta trompeta es el caso de Dios juzgando a un mundo apóstata.
La ausencia de la luz del evangelio es lo que ha provocado la oscuridad espiritual, la ausencia de la luz del mundo que es Cristo; donde se desconoce a Dios y a su Palabra, automáticamente hay la oscuridad en el mundo. Esto se comprende en un contexto espiritual.
La apostasía de la tercera trompeta es la que preparó el camino para las escenas de la cuarta trompeta.
Esto nos recuerda el tercer y cuarto sellos que ya estudiamos. El tercer sello era un jinete que declaraba hambre, y el cuarto sello era un jinete que declaraba muerte; la muerte era el resultado del hambre.
Lo mismo sucede con la tercera y cuarta trompetas. La apostasía que hubo en la iglesia medieval preparó el camino para la oscuridad espiritual del lamentable periodo de tiempo conocido como el oscurantismo.
Como resultado de haber apartado al pueblo de la Palabra de Dios, de haberla suprimido, de haberla negado al público, ahora en la cuarta trompeta se ven los resultados de la ignorancia espiritual, y eso se simboliza por el oscurantismo de la época y de la religión. Toda ciencia, todo conocimiento y todo avance tecnológico, quedaron estancados durante este tiempo.
Hacia el final de la Edad Media -¡gracias a Dios!- surgió una brillante generación de reformadores que enseñaron al mundo la simpleza y la pureza del evangelio de Cristo. A esta generación le siguió un movimiento llamado protestantes escolásticos, que era un movimiento plagado por polémicas y controversias teológicas. En este período, la vida de los cristianos perdió esa relación íntima con Jesús y la religión se volvió un formalismo que parecía más una membresía religiosa o un club religioso, que la iglesia viva y triunfante que fundó Cristo.
Las filosofías que se desarrollaron en los siglos dieciséis y diecisiete -como por ejemplo la era de la luz y de la razón- terminaron con la débil religión que predominaba en esos días en la mente del mundo europeo.
La cuarta trompeta calza con el cuarto sello de Apocalipsis. En el cuarto sello el color del caballo es amarillo lívido y su jinete es la muerte, representando la situación de una iglesia que se creía que estaba viva, pero en realidad estaba muerta.
Tanto el cuarto sello, como la cuarta trompeta, muestran el resultado del rechazo de Cristo, y el rechazo de un evangelio puro y sencillo. Como resultado de rechazar a Cristo -que es la vida-, encontramos la muerte. Como resultado de rechazar a Cristo- que es la luz del mundo-, sobreviene la obscuridad.
“12 Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.” (Juan 8)
La quinta trompeta
1 El quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo a la tierra; y se le dio la llave del pozo del abismo. 2 Y abrió el pozo del abismo, y subió humo del pozo como humo de un gran horno; y se oscureció el sol y el aire por el humo del pozo. 3 Y del humo salieron langostas sobre la tierra; y se les dio poder, como tienen poder los escorpiones de la tierra. 4 Y se les mandó que no dañasen a la hierba de la tierra, ni a cosa verde alguna, ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tuviesen el sello de Dios en sus frentes. 5 Y les fue dado, no que los matasen, sino que los atormentasen cinco meses; y su tormento era como tormento de escorpión cuando hiere al hombre. 6 Y en aquellos días los hombres buscarán la muerte, pero no la hallarán; y ansiarán morir, pero la muerte huirá de ellos. 7 El aspecto de las langostas era semejante a caballos preparados para la guerra; en las cabezas tenían como coronas de oro; sus caras eran como caras humanas; 8 tenían cabello como cabello de mujer; sus dientes eran como de leones; 9 tenían corazas como corazas de hierro; el ruido de sus alas era como el estruendo de muchos carros de caballos corriendo a la batalla; 10 tenían colas como de escorpiones, y también aguijones; y en sus colas tenían poder para dañar a los hombres durante cinco meses. 11 Y tienen por rey sobre ellos al ángel del abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadón, y en griego, Apolión.[a] 12 El primer ay pasó; he aquí, vienen aún dos ayes después de esto. (Apocalipsis 9)
1 El quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo a la tierra; y se le dio la llave del pozo del abismo. 2 Y abrió el pozo del abismo, y subió humo del pozo como humo de un gran horno; y se oscureció el sol y el aire por el humo del pozo (Apocalipsis 9)
La quinta trompeta vuelve a contemplar al mismo ángel que cayó del cielo llamado Ajenjo, que nos mencionó la tercera trompeta. La palabra “cayó” es el tiempo pasado del verbo caer, denotando perfectamente, que cuando el libro de Apocalipsis fue escrito, este ángel ya había caído del cielo.
A este ángel -es decir, Satanás- se le entregó la llave del pozo del abismo. La palabra abismo, es la misma palabra que se usa para describir la tierra en su estado antes de la creación.
¿Qué es el abismo? En el Antiguo Testamento, el abismo es como una cueva subterránea donde los ángeles desobedientes y los hombres de la tierra, serán aprisionados por un período de tiempo hasta que se les celebre y ejecute juicio:
“21 Acontecerá en aquel día, que Jehová castigará al ejército de los cielos en lo alto, y a los reyes de la tierra sobre la tierra. 22 Y serán amontonados como se amontona a los encarcelados en mazmorra, y en prisión quedarán encerrados, y serán castigados después de muchos días.” (Isaías 24)
En el Nuevo Testamento, el abismo es la caótica prisión de los demonios, donde Dios los tiene bajo su control:
“4 Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio” (2 Pedro 2)
6 Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día; (Judas 6)
El abismo es la oficina central de las huestes demoníacas. A pesar de todo, esta oficina central es una prisión, que está bajo la estricta supervisión de Cristo, ya que él ha sido el que ha tenido la llave de este lugar; es decir, que ni los demonios se mueven libremente en la tierra, sino que están bajo el control de Cristo. Esto lo descubrimos en Juan 8: “30 Y le preguntó Jesús, diciendo: ¿Cómo te llamas? Y él dijo: Legión. Porque muchos demonios habían entrado en él. 31 Y le rogaban que no los mandase ir al abismo.” (Juan 8)
Es Jesucristo mismo quien presta la llave de esta oficina-prisión a Ajenjo, para que el caudillo de todos los demonios, los libere para hacer una obra de tormento sobre la parte de la humanidad que no está sellada.
“3 Y del humo salieron langostas sobre la tierra; y se les dio poder, como tienen poder los escorpiones de la tierra.” (Apocalipsis 9)
Las langostas son otro símbolo de los juicios de Dios a la tierra. Por ejemplo, Jeremías 51: 14 dice: “14 Jehová de los ejércitos juró por sí mismo, diciendo: Yo te llenaré de hombres como de langostas, y levantarán contra ti gritería”
Para los egipcios, las langostas fue la octava plaga y una de las más severas: “4 Y si aún rehúsas dejarlo ir, he aquí que mañana yo traeré sobre tu territorio la langosta, 5 la cual cubrirá la faz de la tierra, de modo que no pueda verse la tierra; y ella comerá lo que escapó, lo que os quedó del granizo; comerá asimismo todo árbol que os fructifica en el campo.” (Éxodo 10)
Estas langostas de la quinta trompeta -por algunas evidencias- tienen que ser tomadas como simbólicas y no literales:
Primero, son langostas pero tienen cola de escorpiones; segundo, naturalmente una langosta hace daño a las plantas y no a los hombres; tercero, la descripción que se hace de ellas es completamente espeluznante y posiblemente está fuera de la interpretación de los hombres.
El mensaje final de la quinta trompeta es que estas langostas han estado confinadas por mucho tiempo en la prisión del abismo, y ahora a su jefe se le prestó la llave de esa prisión, para que libere a estas huestes demoníacas durante un período de tiempo, y así atormenten a ciertos hombres, no a todos los hombres, sino a los hombres que no han sido sellados con el sello de Dios.
4 Y se les mandó que no dañasen a la hierba de la tierra, ni a cosa verde alguna, ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tuviesen el sello de Dios en sus frentes. (Apocalipsis 9)
Como hemos estudiado anteriormente, vegetación en la Biblia representa a los hijos de Dios. Estas langostas o demonios no dañan la hierba de la tierra, porque ésta ha sido sellada. El daño de estas langostas se ejerce solamente sobre los hombres y mujeres que no tiene el sello de Dios en sus frentes.
Por espeluznante que nos parezca la postal, todos los sellados tienen autoridad sobre las huestes del mal; esto ya sucedió en el pasado, ha sucedido y seguirá sucediendo. Ese poder especial no pertenece al hombre, sino que reside en Cristo.
Cristo ha compartido ese poder con ciertos hombres, no con todos los hombres, sino con los santos, con los de corazón puro, con los de manos limpias y con los que no tienen engaño en su boca:
17 Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre. 18 Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. 19 He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará. 20 Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos. (Lucas 10)
5 Y les fue dado, no que los matasen, sino que los atormentasen cinco meses; y su tormento era como tormento de escorpión cuando hiere al hombre. (Apocalipsis 9)
Este período de tiempo ha sido interpretado en varias formas. La más aceptable es que la vida de una langosta es de cinco meses, desprendiéndose que el daño que hacen estas, es la vida de una generación de langostas.
Nuevamente, esta trompeta tiene que tomarse en un sentido simbólico: no es una plaga que afecta al hombre de una manera física, sino de una manera mental y espiritual.
El humo que sube del abismo es tan espeso que oscurece el sol. Si tomamos esta expresión de una manera espiritual, ellos producen tal oscuridad espiritual que logran ocultar el Sol de justicia. Cuando el hombre queda en oscuridad espiritual, siempre sufre de agonía psicológica, lo que en la mayoría de casos despierta en el hombre el deseo del suicidio.
Este tiempo de la quinta trompeta abarca desde el siglo 16 hasta el 18. Durante este período el hombre entro en la etapa de la Ilustración, el racionalismo, el escepticismo, el humanismo y el liberalismo; y el producto final de estas filosofías fue el secularismo, algo que hizo grave daño al cristianismo. La simpleza del evangelio fue cambiada por filosofías humanas, que se basan solamente alrededor del hombre; el secularismo da a luz al nihilismo, al relativismo, al nacionalismo, al comunismo y finalmente al ateísmo.
El ateísmo despoja al hombre de Dios, pues deja en el hombre la agonía del vacío espiritual y de la falta de significado de la vida; deja al hombre sin esperanza y en desesperación, y éste sencillamente busca la muerte; No Dios – No futuro. Sin DIOS no hay futuro.
Todo esto contrasta en contra de la verde hierba del campo que es alimentada por las aguas de vida, a las cuales la langosta se ha prohibido hacer daño.
La liberación de los demonios del abismo, provoca en el hombre una tortura psicológica y un deseo de suicidarse que no será posible para el hombre: “6 Y en aquellos días los hombres buscarán la muerte, pero no la hallarán; y ansiarán morir, pero la muerte huirá de ellos.” (apocalipsis 9)
Si buscamos algún periodo de tiempo en la Biblia parecido a los cinco meses de esta trompeta, sólo encontramos dos textos en el libro de Génesis y los dos textos se refieren al diluvio, con una duración de cinco meses:
“24 Y prevalecieron las aguas sobre la tierra ciento cincuenta días.”
“3 Y las aguas decrecían gradualmente de sobre la tierra; y se retiraron las aguas al cabo de ciento cincuenta días.” (Genesis 8)
Posiblemente haya una relación entre la quinta trompeta y el diluvio. Dos veces se menciona 150 días en el libro de Éxodo y dos veces se menciona cinco meses en la narrativa del Apocalipsis.
La expectativa de vida de una langosta es cinco meses; en el diluvio las aguas se mantuvieron dañando la tierra por cinco meses, y en esos cinco meses o 150 días, Noé y su familia se mantuvieron seguros dentro del arca, por la protección de Dios.
Los sellados no podrán recibir daño de las huestes demoníacas. Así como Noé junto a su familia sobrevivieron 150 días de destrucción del diluvio, así mismo los sellados sobrevivirán los cinco meses de destrucción espiritual que provocarán las langostas de la quinta trompeta.
11 Y tienen por rey sobre ellos al ángel del abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadón, y en griego, Apolión. (Apocalipsis 9)
Este es otro nombre para Satanás o Ajenjo: En Hebreo es Abadón, que significa un lugar de destrucción relacionado con el sepulcro, y en griego es Apolión, que significa destructor.
¡Cuán apropiado es el nombre para el rey de las huestes demoníacas! Mateo 12: 24 declara a Satanás como el príncipe de los demonios: “24 Mas los fariseos, al oírlo, decían: Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios.”
La quinta trompeta termina con una advertencia: “12 El primer ay pasó; he aquí, vienen aún dos ayes después de esto.” (Apocalipsis 9)
La sexta trompeta
13 El sexto ángel tocó la trompeta, y oí una voz de entre los cuatro cuernos del altar de oro que estaba delante de Dios, 14 diciendo al sexto ángel que tenía la trompeta: Desata a los cuatro ángeles que están atados junto al gran río Éufrates. 15 Y fueron desatados los cuatro ángeles que estaban preparados para la hora, día, mes y año, a fin de matar a la tercera parte de los hombres. 16 Y el número de los ejércitos de los jinetes era doscientos millones. Yo oí su número. 17 Así vi en visión los caballos y a sus jinetes, los cuales tenían corazas de fuego, de zafiro y de azufre. Y las cabezas de los caballos eran como cabezas de leones; y de su boca salían fuego, humo y azufre. 18 Por estas tres plagas fue muerta la tercera parte de los hombres; por el fuego, el humo y el azufre que salían de su boca. 19 Pues el poder de los caballos estaba en su boca y en sus colas; porque sus colas, semejantes a serpientes, tenían cabezas, y con ellas dañaban. 20 Y los otros hombres que no fueron muertos con estas plagas, ni aun así se arrepintieron de las obras de sus manos, ni dejaron de adorar a los demonios, y a las imágenes de oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera, las cuales no pueden ver, ni oír, ni andar; 21 y no se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de su fornicación, ni de sus hurtos. (Apocalipsis 9)
La sexta trompeta es la continuación de la quinta trompeta.
En la quinta trompeta vemos a un ejército de langostas semejantes a caballos que estaban preparados para la guerra.
(Sexta trompeta) 7 El aspecto de las langostas era semejante a caballos preparados para la guerra; en las cabezas tenían como coronas de oro; sus caras eran como caras humanas; 8 tenían cabello como cabello de mujer; sus dientes eran como de leones; 9 tenían corazas como corazas de hierro; el ruido de sus alas era como el estruendo de muchos carros de caballos corriendo a la batalla; 10 tenían colas como de escorpiones, y también aguijones; y en sus colas tenían poder para dañar a los hombres durante cinco meses. (Apocalipsis 9)
(Séptima trompeta) 17 Así vi en visión los caballos y a sus jinetes, los cuales tenían corazas de fuego, de zafiro y de azufre. Y las cabezas de los caballos eran como cabezas de leones; y de su boca salían fuego, humo y azufre. 19 Pues el poder de los caballos estaba en su boca y en sus colas; porque sus colas, semejantes a serpientes, tenían cabezas, y con ellas dañaban. (Apocalipsis 9)
Si comparamos cuidadosamente la descripción de la quinta trompeta con la sexta trompeta, descubrimos que en las dos escenas, es el mismo ejército destructor que salió liberado del abismo al mando de su caudillo, “el Destructor”.
Una de las diferencias es que en la quinta trompeta, los demonios fueron liberados del abismo, y en la sexta trompeta andan sueltos y éstos son congregados y desatados desde el río Éufrates.
Otra de las diferencias es que en la quinta trompeta a este ejército del abismo no se le permite matar a nadie, solamente se le permite torturar mentalmente a los hombres que no tienen el sello de Dios, por cinco meses; pero en la sexta trompeta todo cambia. Ahora ellos no torturan, sino que matan a la tercera parte de la población de la tierra.
13 El sexto ángel tocó la trompeta, y oí una voz de entre los cuatro cuernos del altar de oro que estaba delante de Dios, 14 diciendo al sexto ángel que tenía la trompeta: Desata a los cuatro ángeles que están atados junto al gran río Eufrates. 15 Y fueron desatados los cuatro ángeles que estaban preparados para la hora, día, mes y año, a fin de matar a la tercera parte de los hombres. (Apocalipsis 9)
El altar del oro que está delante de Dios, es el mismo altar donde el ángel añadió incienso a la oración de los santos que clamaban al Padre pidiendo venganza por sus muertes. Dicho en otras palabras, la sexta trompeta es una respuesta a los muertos que están bajo el altar del sacrificio, pidiendo a Dios venganza y justicia por sus muertes.
Cuando el ángel toca la sexta trompeta, entonces los cuatro ángeles que estaban en el Éufrates reteniendo los vientos, sueltan esos vientos que ellos retenían.
Esos cuatro ángeles son los mismos ángeles a los que se refiere Apocalipsis 7 antes del sellamiento de los 144,000 escogidos: “Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol. 2 Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar, 3 diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios.”
Entonces nos damos cuenta de tres asuntos muy importantes:
La primera es que los vientos que esos cuatro ángeles estaban reteniendo, no son otra cosa que la legión de demonios que “Destructor” liberó del abismo con el permiso de Cristo, cuando Cristo le entregó las llaves del abismo.
Y el segundo asunto es que la sexta plaga ocurre después de que se hayan sellado los 144,000 escogidos. Es decir que ocurre en los últimos días de esta tierra, unos cuantos meses antes de la segunda venida de Cristo.
El tercero es, que Cristo libera a las huestes demoníacas para que hagan daño a todos aquellos que no han sido sellados en sus frentes. Hay mucha gente que se asusta por los sufrimientos que le esperan al pueblo de Dios en el futuro, eso no tendría que ser así, porque a pesar que habrá sufrimiento, la protección de los santos está asegurada por medio del sellamiento.
Debería asustarnos quedarnos en el bando de los impíos, porque estos están condenados a sufrir todos los males que el diablo y los demonios les infligirán, están condenados a sufrir la ira de Dios en su esencia con las siete plagas postreras, estan condenados a presenciar el terror de la segunda venida de Cristo, están condenados a morir por la gloria de la segunda venida de Cristo y están condenados a morir en el fuego eterno. Ahora la pregunta es: ¿Cuál de esos dos grupos nos debería afligir y asustar más? Definitivamente, deberíamos tener terror ser miembros del grupo que no son sellados por Dios. Ser del grupo de los sellados, no debería afligirnos ya que Cristo es y será nuestro escudo en medio de la tribulación.
14 diciendo al sexto ángel que tenía la trompeta: Desata a los cuatro ángeles que están atados junto al gran río Eufrates. (Apocalipsis 9)
¿Por qué se usa el río Éufrates en esta visión? Si leemos con cuidado la información del Antiguo Testamento, nos damos cuenta de que el río Éufrates siempre fue la frontera entre el pueblo de Dios y sus enemigos. Para el Israel antiguo, toda amenaza aparecía del lado del río Éufrates.
Espiritualmente hablando, el río Éufrates es también el lugar donde aparece toda amenaza para el Israel espiritual.
Aguas significa muchedumbre. Babilonia está asentada sobre el río Éufrates o sobre muchas aguas; de allí es donde siempre ha venido la amenaza para el pueblo de Dios.
A pesar de todo, hay consuelo para el pueblo de Dios, ya que Dios está al mando de los tiempos y de los sucesos. Hay cuatro poderosos ángeles que sostienen esos maléficos vientos sobre el río Éufrates, esos vientos no serán soltados hasta que se emita la orden de Dios, y la orden de Dios se dará cuando él tenga completamente sellado y asegurado a su pueblo.
“16 Y el número de los ejércitos de los jinetes era doscientos millones. Yo oí su número.” (Apocalipsis 9)
“4 Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel.” (Apocalipsis 7)
200,000.000 versus 144,000
La gran batalla del Armagedón está preparada. Los números son simbólicos. Pero, a pesar de su simbolismo, nos demuestra la gran disparidad que existe entre ambos. A pesar de lo disparejo, esta es una de las batallas en la que la minoría sale vencedora, no porque haya fuerza en ellos, sino por su misma debilidad e impotencia.
La debilidad y la impotencia de este pequeño grupo lo empuja a depender de Dios; la victoria es de Cristo, porque él ya venció a Satanás en la cruz del calvario, y salió vencedor para seguir venciendo.
La sexta trompeta nos conduce muy claramente a contemplar la escena de los últimos días, donde se efectuará la batalla del Armagedón, días en los cuales se incrementará como nunca en la historia, la participación demoníaca.
Todas las personas que no tengan el sello de Dios en sus frentes, quedarán expuestas a todos estos engaños y doctrinas de demonios, terminando también sin protección en contra de los mismos demonios.
Durante estos días se intensificará la última predicación de salvación a un mundo que está al borde de la destrucción literal y espiritual. Entre la sexta y la séptima trompeta se dará la última proclamación del evangelio, conocida como el fuerte pregón. Este fuerte pregón es representado en el libro de Apocalipsis como el mensaje de los tres ángeles.
Este fuerte pregón tendrá como fin dar la última oportunidad de salvación al mundo y asegurar y confirmarle a todo el mundo el triunfo eterno del evangelio de Cristo.
La séptima trompeta:
15 El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos. 16 Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus tronos, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios, 17 diciendo: Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras y que has de venir, porque has tomado tu gran poder, y has reinado. 18 Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra. 19 Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo. (Apocalipsis 11)
La séptima trompeta es la finalización de una vida de pecado y la inauguración del reino eterno de Jesucristo en esta tierra. Aparentemente esta trompeta suena en la venida de Cristo a esta tierra: hay alabanza en el cielo porque Cristo ha comenzado a reinar. Pero aún hay sucesos que tienen que ocurrir en la tierra.
Lo duro ha pasado. El sufrimiento de los santos ya concluyó. Sólo hay que saldar algunas cuentas y todo será nuevo. Un cielo nuevo, una tierra nueva, con una vida nueva es lo que espera a todos aquellos que desde ahora confiemos en el Señor.
Jubilosas nuestras voces elevan el triunfante cántico de gozo (Himnario adventista, 163):
¡Oh! cuán gratas las nuevas al peregrino aquí.
en destierro obligado a vagar:
“He aquí, pronto en gloria tu Salvador vendrá,
y podrás en su reino entrar”.
CORO
Sí, viene, viene, viene, esto sé;
a la tierra Jesús vendrá.
Y los peregrinos a la gloria irán,
a su reino el Señor los guiará.
Los sepulcros de cuantos en Cristo duermen ya,
otra vez todos se han de abrir;
los millones también que en el mar profundo están
volverán otra vez a vivir.
Nos veremos allá en el nuevo Edén feliz;
el “adiós” no diremos jamás;
pues del norte y del sur los salvados llegarán,
a morar en el reino de paz.
ESPÍRITU DE PROFECÍA
Mientras de mañana y de tarde los sacerdotes entraban en el lugar santo a la hora del incienso, el sacrificio diario estaba listo para ser ofrecido sobre el altar de afuera, en el atrio. Esta era una hora de intenso interés para los adoradores que se congregaban ante el tabernáculo. Antes de allegarse a la presencia de Dios por medio del ministerio del sacerdote, debían hacer un ferviente examen de sus corazones y luego confesar sus pecados. Se unían en oración silenciosa, con los rostros vueltos hacia el lugar santo. Así sus peticiones ascendían con la nube de incienso, mientras la fe aceptaba los méritos del Salvador prometido al que simbolizaba el sacrificio expiatorio.
Las horas designadas para el sacrificio matutino y vespertino se consideraban sagradas, y llegaron a observarse como momentos dedicados al culto por toda la nación judía… En esta costumbre, los cristianos tienen un ejemplo para su oración matutina y vespertina… Dios… mira con gran satisfacción a los que le aman y se postran de mañana y tarde, para pedir el perdón de los pecados cometidos y las bendiciones que necesitan (Patriarcas y profetas, p. 353).
Solemnes eventos ocurrirán en el futuro. Sonará una trompeta tras otra; una copa tras otra serán volcadas en forma sucesiva sobre los habitantes de la tierra.
El mundo pronto ha de ser abandonado por el ángel de la misericordia, y las últimas siete plagas han de ser derramadas… Los rayos de la ira de Dios pronto han de caer, y cuando él comience a castigar a los transgresores, no habrá tregua hasta el fin (Eventos de los últimos días, p. 242).
[P]or lo que ven los hombres, parecería que los hijos de Dios tuviesen que sellar pronto su destino con su sangre, como lo hicieron los mártires que los precedieron. Ellos mismos empiezan a temer que el Señor los deje perecer en las manos homicidas de sus enemigos. Es un tiempo de terrible agonía. De día y de noche claman a Dios para que los libre… Como Jacob, todos luchan con Dios. Sus semblantes expresan la agonía de sus almas. Están pálidos, pero no dejan de orar con fervor.
Si los hombres tuviesen la visión del cielo, verían compañías de ángeles poderosos en fuerza estacionados en tomo de los que han guardado la palabra de la paciencia de Cristo. Con ternura y simpatía, los ángeles han presenciado la angustia de ellos y han escuchado sus oraciones. Aguardan la orden de su jefe para arrancarlos al peligro. Pero tienen que esperar un poco más. El pueblo de Dios tiene que beber de la copa y ser bautizado con el bautismo. La misma dilación que es tan penosa para ellos, es la mejor respuesta a sus oraciones. Mientras procuran esperar con confianza que el Señor obre, son inducidos a ejercitar su fe, esperanza y paciencia como no lo hicieron durante su experiencia religiosa anterior. Sin embargo, el tiempo de angustia será acortado por amor de los elegidos. “¿Y acaso Dios no defenderá la causa de sus escogidos, que claman a él día y noche?… Os digo que defenderá su causa presto”. Lucas 18:7, 8 (VM). El fin vendrá más pronto de lo que los hombres esperan (El conflicto de los siglos, pp. 613, 614).
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Lunes 11 de febrero | Lección 7__________________________________________
EL SIGNIFICADO DE LAS TROMPETAS
Las trompetas eran una parte importante de la vida diaria del antiguo Israel (ver Núm. 10:8-10; 2 Crón. 13:14, 15). El pueblo relacionaba su sonido con el culto del Templo; también se tocaban las trompetas en las batallas, en época de cosecha y durante las festividades.
El sonido de las trompetas y la oración iban de la mano. Durante la adoración en el Templo o en los festivales, las trompetas le “recordaban” a Dios su pacto con su pueblo. También le recordaba al pueblo que debía prepararse para el “día de Jehová” (Joel 2:1). En una batalla, el sonido de la trompeta daba instrucciones y advertencias clave e invocaba a Dios para que salvara a su pueblo.
Lee Apocalipsis 8:13; y 9:4, 20 y 21. ¿A quiénes van dirigidos los juicios de las siete trompetas?
Apocalipsis 8:13
13 Y miré, y oí a un ángel volar por en medio del cielo, diciendo a gran voz: !!Ay, ay, ay, de los que moran en la tierra, a causa de los otros toques de trompeta que están para sonar los tres ángeles!
Apocalipsis 9:4, y 20-21
4 Y se les mandó que no dañasen a la hierba de la tierra, ni a cosa verde alguna, ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tuviesen el sello de Dios en sus frentes.
20 Y los otros hombres que no fueron muertos con estas plagas, ni aun así se arrepintieron de las obras de sus manos, ni dejaron de adorar a los demonios, y a las imágenes de oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera, las cuales no pueden ver, ni oír, ni andar; 21 y no se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de su fornicación, ni de sus hurtos.
Los acontecimientos desencadenados por las trompetas de Apocalipsis denotan la intervención de Dios en la historia en respuesta a las oraciones de su pueblo. Mientras que los sellos incumben principalmente al profeso pueblo de Dios, las trompetas anuncian juicios contra los habitantes de la Tierra (Apoc. 8:13). Al mismo tiempo, son advertencias para conducir a los habitantes de la Tierra al arrepentimiento antes de que sea demasiado tarde.
Las siete trompetas abarcan el curso de los acontecimientos desde los días de Juan hasta la conclusión de la historia de esta Tierra (Apoc. 11:15-18). Suenan mientras haya intercesión en el cielo (Apoc. 8:3-6), y mientras se predique el evangelio en la Tierra (Apoc. 10:8-11:14). Los juicios de las trompetas son parciales: afectan solo a un tercio de la Creación. La séptima trompeta anuncia que ha llegado el momento de que Dios asuma su gobierno legítimo. Las siete trompetas se aplican aproximadamente a los mismos períodos que abarcan las siete iglesias y los siete sellos:
(a) Las dos primeras trompetas anuncian juicios sobre las naciones que crucificaron a Cristo y persiguieron a la iglesia primitiva: a la Jerusalén rebelde y al Imperio Romano.
(b) La tercera y la cuarta trompetas retratan el juicio celestial contra la apostasía de la iglesia cristiana en el período medieval.
(c) La quinta y la sexta trompetas describen las facciones enfrentadas del mundo religioso a fines del medioevo y el período posterior a la Reforma. Estos períodos se caracterizan por una creciente actividad demoníaca que finalmente encamina al mundo a la batalla del Armagedón.
Indudablemente, la historia es sangrienta, y está repleta de dolor y tristeza. ¿Cómo debería ayudarnos esta triste realidad a comprender cuán maravilloso es realmente lo que se nos promete en Jesús?
ESPÍRITU DE PROFECÍA
Muy pronto después que dejaron Egipto [los israelitas] fueron organizados y disciplinados cabalmente… El Señor no dejó que su santo tabernáculo fuera llevado indiscriminadamente por cualquier tribu que quisiera hacerlo… El Señor designó a los levitas como la tribu en cuyo medio se debía transportar el arca sagrada. Moisés y Aarón marchaban justo al frente del arca, y los hijos de Aarón los seguían de cerca, cada uno de ellos llevando una trompeta. Debían recibir las instrucciones de Moisés, y comunicarlas al pueblo por medio de las trompetas. Esos instrumentos producían sonidos especiales que el pueblo comprendía, moviéndose entonces en la forma correspondiente.
Los trompeteros daban primero una señal para llamar la atención de la gente; luego, todos debían estar atentos y obedecer el sonido claro de las trompetas. No había confusión de sonido en las voces de las trompetas; por lo tanto, no había excusa para la confusión en los movimientos. El jefe de cada compañía daba instrucciones definidas con respecto a los movimientos que debían ejecutar, y ninguno que pusiera atención era dejado en la ignorancia con respecto a lo que debía hacer (Testimonio para la iglesia, t. 1, p. 563).
Al reflejar la imagen de Jesucristo, mediante la hermosura y la santidad de sus caracteres, por su continua abnegación y su separación de todos los ídolos, grandes o pequeños, [el pueblo de Dios] revelan que han aprendido en la escuela de Cristo. Están continuamente posesionándose del espíritu de amor y de paciencia, de humildad y de suavidad, y están como representantes de Cristo, como el espectáculo para el mundo, para los ángeles y para los hombres…
Ellos han de permanecer en la poderosa fortaleza de la verdad, y su luz ha de brillar lejos en las tinieblas morales del mundo. El Señor tiene un mensaje para los centinelas de las murallas de Sión. La trompeta ha de dar un sonido definido (Nuestra elevada vocación, p. 249).
Hay una obra que efectuar entre las iglesias adventistas que aún no se ha realizado… Humíllense todos ante Dios, pidiendo gracia y sabiduría para poder ver en qué han violado su santa ley. A menos que su Espíritu los ilumine, nunca lo sabrán, aunque sus hermanos se lo muestren. Los que se niegan a tener una relación correcta con Dios, los que no obedecen las normas de su gobierno, no poseen su señal…
El Señor es misericordioso. No castiga a su pueblo porque lo odia, sino porque odia los pecados que está cometiendo. Debe corregirlos para que puedan volver a su lealtad. Su plan es que el castigo sea una advertencia para ellos y para los demás. Nadie necesita andar en tinieblas. Nadie tiene necesidad de decir: “Especifícame las ofensas precisas de las cuales soy culpable”. A los que dicen así, les doy la palabra del Señor: “Inquiere en oración y lo sabrás” (Alza tus ojos, p. 238).
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Lección 7 | Martes 12 de febrero_________________________________________
EL ÁNGEL CON EL LIBRITO ABIERTO
La sexta trompeta nos lleva al tiempo del fin. Antes de que suene la séptima trompeta, se inserta un interludio que explica la tarea y la experiencia del pueblo de Dios en el tiempo del fin.
Lee Apocalipsis 10:1 al 4. ¿Qué sucede aquí?
Apocalipsis 10:1-4
1 Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego. 2 Tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra; 3 y clamó a gran voz, como ruge un león; y cuando hubo clamado, siete truenos emitieron sus voces. 4 Cuando los siete truenos hubieron emitido sus voces, yo iba a escribir; pero oí una voz del cielo que me decía: Sella las cosas que los siete truenos han dicho, y no las escribas.
“El ángel poderoso que instruyó a Juan era nada menos que Cristo” (“Comentarios de Elena G. de White”, CBA 7:982). Pone sus pies sobre el mar y la tierra, lo que implica que su gobierno es universal y que lo que está a punto de proclamar tiene importancia mundial. Grita con el rugido de un león, que simboliza la voz de Dios (ver Ose. 11:10; Apoc. 5:5). A Juan no se le permite escribir lo que han dicho los truenos. Hay cosas concernientes al futuro que Dios no nos ha revelado a través de Juan.
Lee Apocalipsis 10:5 al 7. Compara este pasaje con Daniel 12:6 y 7. ¿Qué palabras tienen en común?
Apocalipsis 10:5-7
5 Y el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano al cielo, 6 y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no sería más, 7 sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios se consumará, como él lo anunció a sus siervos los profetas.
Daniel 12:6-7
6 Y dijo uno al varón vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río: ¿Cuándo será el fin de estas maravillas? 7 Y oí al varón vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río, el cual alzó su diestra y su siniestra al cielo, y juró por el que vive por los siglos, que será por tiempo, tiempos, y la mitad de un tiempo. Y cuando se acabe la dispersión del poder del pueblo santo, todas estas cosas serán cumplidas.
Cuando el Ángel declara que “el tiempo no sería más” (Apoc. 10:6), la palabra griega chronos muestra que se refiere a un período de tiempo. Esto apunta a Daniel 12:6 y 7, donde se nos dice que la persecución de los santos por parte del Papado durará tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo, o 1.260 años (cf. Daniel 7:25). Dado que en Daniel y en Apocalipsis un “día” profético simboliza un año (Núm. 14:34; Eze. 4:6), 360 “días” equivalen a 360 años, y tres tiempos y medio (o 3 ½ “años”) equivalen a 1.260 “días” o años (538-1798 d.C.). En algún momento después de este período profético, vendrá el fin.
La declaración de que el tiempo no sería más se refiere a las profecías de tiempo de Daniel, especialmente a los 2.300 días proféticos de Daniel 8:14 (457 a.C.-1844 d.C.). Después de este período, ya no habrá períodos de tiempo proféticos. Elena de White declara: “Este tiempo, el que el ángel declara con un solemne juramento, no es el fin de la historia […] sino del tiempo profético que precederá al advenimiento de nuestro Señor; es decir, la gente no tendrá otro mensaje acerca de un tiempo definido. Después de este lapso, que ahora abarca desde 1842 hasta 1844, no puede haber ningún cómputo definido de tiempo profético. El cálculo más prolongado llega hasta el otoño de 1844” (“Comentarios de Elena G. de White”, CBA 7:982).
Según esta cita de Elena de White, ¿por qué debemos evitar computar todo tipo de fechas futuras?
COMENTARIO DE LA LECCIÓN
(Martes y miércoles, juntos)
1 Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego. 2 Tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra; 3 y clamó a gran voz, como ruge un león; y cuando hubo clamado, siete truenos emitieron sus voces. 4 Cuando los siete truenos hubieron emitido sus voces, yo iba a escribir; pero oí una voz del cielo que me decía: Sella las cosas que los siete truenos han dicho, y no las escribas. 5 Y el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano al cielo, 6 y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no sería más, 7 sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios se consumará, como él lo anunció a sus siervos los profetas. 8 La voz que oí del cielo habló otra vez conmigo, y dijo: Ve y toma el librito que está abierto en la mano del ángel que está en pie sobre el mar y sobre la tierra. 9 Y fui al ángel, diciéndole que me diese el librito. Y él me dijo: Toma, y cómelo; y te amargará el vientre, pero en tu boca será dulce como la miel. 10 Entonces tomé el librito de la mano del ángel, y lo comí; y era dulce en mi boca como la miel, pero cuando lo hube comido, amargó mi vientre. 11 Y él me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes. (Apocalipsis 10)
“El ángel poderoso que instruyó a Juan era nada menos que Cristo” (Comentarios de Elena G. de White, CBA 7:982).
Este texto es sacado de un manuscrito o comentario de Elena de White y no de una visión. Tenemos que hacer diferencia entre lo que es un comentario de Elena de White, y lo que es una visión.
En una visión el mensaje es claro, contundente, específico y es dado por Dios directamente para instruir a su pueblo.
Un comentario no lo es; es la opinión personal de ella sobre diferentes temas, incluyendo los temas teológicos. Se da el caso en que la opinión de Elena de White sobre determinado tema se descubre que va cambiando de acuerdo con la experiencia y el conocimiento adquirido a través de los años. En este caso ella comenta que el ángel fuerte es Cristo, pero recuerde que es sólo su comentario, no fue una visión directa que recibió del cielo, sino un análisis de su estudio.
Todo comentario biblico -sin importar quién es su autor- necesita ser pasado por el escrutinio de la Biblia para comprobar que dicho comentario, está en armonía con la Palabra de Dios.
Creer o no creer que ese ángel poderoso era Jesucristo, no es un asunto de salvación: usted puede creer lo que prefiera sin problema alguno. Yo personalmente tengo otra opinión de ese ángel y la compartiré con ustedes a continuación:
1-En todo el libro de Apocalipsis, Jesucristo nunca se presenta como un ángel; se puede presentar como el León de la tribu de Judá, como el Cordero inmolado, como el Rey de reyes y Señor de señores, pero nunca como un ángel.
2-Las veces que Cristo se presenta como un ángel -o más bien dicho como un arcángel- son cinco en toda la Biblia, y en esas cinco ocasiones se le llama por su nombre, que es Miguel. Ese nombre lo encontramos tres veces en el libro de Daniel, una vez en el libro de Judas; que dicho sea de paso, este es el único versículo en la Biblia que dice que Miguel es un arcángel, y una vez en el libro de Apocalipsis.
Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días; pero he aquí Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y quedé allí con los reyes de Persia. (Daniel 10:3)
Pero yo te declararé lo que está escrito en el libro de la verdad; y ninguno me ayuda contra ellos, sino Miguel vuestro príncipe. (Daniel 10: 21)
En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro. (Daniel 12: 21)
El arcángel Miguel contendía con el diablo, disputando con él por el cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda. (Judas 1:9)
Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; (Apocalipsis 12: 7)
3- Un “ángel fuerte” ya se mencionó una vez en la Biblia, y en el texto de este día se menciona a otro “ángel fuerte” dando a entender que en esa categoría hay más de un ángel llamado “ángel fuerte”:
(Primera vez que se menciona un ángel fuerte.)
1 Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos. 2 Y vi a un ángel fuerte que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos? (Apocalipsis 5)
En este texto, el libro lo tiene el Padre en su mano, y el ángel fuerte preguntaba si había alguna persona digna de abrir los siete sellos que mantenían cerrado el pergamino que Dios tenía en su mano. Jesucristo se acercó al Padre, tomó el libro y desató los siete sellos del libro.
6 Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra. 7 Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono. 8 Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos; (Apocalipsis 5)
Ahora que el libro fue abierto por Jesucristo, ¿quién aparece en la tierra con el libro abierto? Otro ángel fuerte.
(Segunda vez que se menciona a otro ángel fuerte)
1 Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego. 2 Tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra; (Apocalipsis 10)
¿Quiénes podían ser esos fuertes ángeles? Una respuesta sugerente es: los 24 ancianos. En la reunión que se está llevando a cabo en el cielo en Apocalipsis cuatro, están presentes el Padre, el Espíritu Santo, 24 ancianos y cuatro seres vivientes o serafines, de quienes tenemos descripción, por la visión del apóstol Juan.
Entonces, si habla de los ángeles fuertes o poderosos, descartamos al Padre, al Espíritu Santo y a los cuatro seres vivientes o serafines; sólo nos quedan los 24 ancianos a quienes Elena de White, en la visión, también los describe como ángeles fuertes o poderosos ángeles.
El tomo 12 del Espíritu de Profecía en inglés Manuscript Releases, V 12 dice: «4 Y lloraba yo mucho, porque no se había hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo.» [Versículo 4] La visión presentada a Juan hizo su impresión en la mente de Juan. El destino de cada nación estaba contenido en el libro. Juan estaba angustiado cuando no había ni un ser humano, ni una inteligencia angelical capaz de leer las palabras, y ni siquiera poder ver el libro. Su alma fue empujada hasta el punto de la agonía y el suspenso, cuando uno de LOS PODEROSOS ÁNGELES tuvo compasión de él, y poniendo su mano sobre él, le aseguro diciendo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos»
En la visión Elena de White lo llama “uno de los poderosos ángeles”, y la Biblia dice que es uno de los 24 ancianos:
5 Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos. (Apocalipsis 5)
Esta es mi opinión personal: Pienso que este ángel fuerte no puede ser Jesucristo, porque este ángel es mandado a la tierra para hablar de Jesucristo y del Padre.
Yo considero que, en esta visión, se nos está presentando por primera vez la grandeza, la hermosura y la fortaleza de uno de los seres más elevados en el universo después del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, como son los 24 ancianos.
Usted puede estar pensando: ¡Pero ese ángel fuerte se parece a Cristo! Y yo le digo que no solamente se parece a Cristo, se parece al Padre mismo.
No hay nada de extraño en eso, porque el diablo -que es un ser caído- se convertirá en ángel de luz; y será tanta la gloria con la cual se vestirá, que si los escogidos no estuvieran sellados, ellos mismos podrían ser engañados por la excesiva gloria y el esplendor de su apariencia, imitando a Jesucristo.
Moisés habló con Dios, y sólo por haber hablado con Dios y ver el dorso de las sandalias del Padre, su rostro brillaba hasta tal grado de atemorizar a su propia gente, los del pueblo de Israel, y tuvo que cubrirse el rostro con un velo.
Adán fue hecho a semejanza del Padre, por lo cual no hay nada de extraño si descubriéramos que Adán se parecía a Dios.
En el caso de los 24 ancianos, ellos se visten como el Anciano de días, tienen coronas como el Padre, tiene un título casi como el Padre, tienen tronos como el Padre y frente al Padre, pueden ver y hablar con el Padre rostro a rostro… ¿Qué más podemos esperar de ellos?
Mi humilde opinión es que en el capítulo diez de Apocalipsis, por primera vez podemos contemplar con nuestra mente a uno de los 24 ancianos. Ellos tienen una majestuosidad como la del Padre o la del Hijo, ellos tienen una grandeza en su apariencia, pero su mayor grandeza es que todos ellos reconocen que no son Dios, por lo que tampoco intentan ser como Dios, sino que reconocen con todas sus letras que ellos son criaturas.
A través de todo el Apocalipsis, los 24 ancianos se postran ante el Padre en adoración y alabanza, y rinden sus coronas y sus arpas y adoran y ensalzan al Cordero que fue inmolado para la salvación de este mundo. ¡Qué profundo contraste entre los 24 ancianos y Lucifer!
Si usted cree que ese ángel es Jesucristo, ¡alabamos al Señor junto con usted! Al final, Jesucristo es el más bello y hermoso en el universo: a él rendimos todo lo que tenemos -que es nada- por el gran sacrificio de amor que pasó en esta tierra, sólo para entregarnos la salvación.
8 La voz que oí del cielo habló otra vez conmigo, y dijo: Ve y toma el librito que está abierto en la mano del ángel que está en pie sobre el mar y sobre la tierra. 9 Y fui al ángel, diciéndole que me diese el librito. Y él me dijo: Toma, y cómelo; y te amargará el vientre, pero en tu boca será dulce como la miel. 10 Entonces tomé el librito de la mano del ángel, y lo comí; y era dulce en mi boca como la miel, pero cuando lo hube comido, amargó mi vientre. 11 Y él me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes. (Apocalipsis 10)
Hay muchos adventistas que toman este texto y lo aplican al gran chasco millerita. No hay cosa peor que tratar de ajustar algo de la Biblia a nuestra iglesia, sin un verdadero fundamento. Tenemos una segunda interpretación de estos textos.
La dulzura como la miel a la que se refiere este texto es el acto de aceptar el evangelio; y la amargura que produce en el vientre del que los come, es el acto de predicarlo.
Las buenas nuevas del evangelio traen mucha alegría, felicidad y ánimo a todos aquellos que lo aceptan.
Pero cuando se comienza a predicar, trae mucha tristeza al predicador por la férrea oposición que encuentra con los enemigos del evangelio.
La amargura de este texto se basa en la predicación. Juan dice que después de que comió el librito, le amargó el vientre; el ángel le responde inmediatamente que era necesario que siguiera profetizando, es decir que se tenía que continuar con la amargura de vientre.
En mi propuesta, la amargura del libro no es por un error, sino que es por el acto de predicar.
La amargura que ocasionó el gran chasco no es por el acto de predicar el evangelio, sino por el acto de predicar un error en el evangelio; por lo tanto, no hay relación de una cosa con la otra.
Es verdad que Elena de White habla del tema, pero si usted lee con cuidado y muy despacio, ella toma el gran chasco como un ejemplo para el texto, eso es muy diferente a tomar el gran chasco como algo profético. Hay muchos que predican que este texto es una profecía expresamente para el gran chasco, cosa que en mi opinión no tiene un fundamento bíblico.
Por ejemplo: Mi padre aceptó el evangelio allá por la década de los sesenta. Fue dulce para él, pero fue amargo predicarlo. En esos tiempos había pocos protestantes en el país y eran muy mal visto y en muchos casos también maltratado por la población en general.
Además de eso, mi padre se echó encontra a una gran familia, todos ellos miembros de la iglesia católica. Fueron días amargos para él, pero como sucede siempre, el evangelio resulta vencedor, porque viene de un Cristo vencedor.
Hoy, después de casi cincuenta años, más de la mitad de la gigante familia García se ha convertido, y ahora se les puede encontrar en Canadá, Estados Unidos, El Salvador, Argentina, y Chile, todos ellos integrantes de la misma familia García, todos ellos Adventista del Séptimo Día. Yo pudiera decir que esa profecía en la Biblia hablaba de mi padre, pero eso sería sin fundamento y medio ridículo; en cambio, pudiera tomarlo como un ejemplo para ilustrar la profecía.
Juan no fue el único que comió el libro que es dulce en la boca, pero amargo en el vientre
Jeremías comió también la palabra de Dios, fue dulce en su paladar, pero la predicación fue amarga, fue amargo tener que luchar con tanta gente rebelde: “16 Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón; porque tu nombre se invocó sobre mí, oh Jehová Dios de los ejércitos. (Jeremías 15)
Aquí está la amargura de la predicación:
17 No me senté en compañía de burladores, ni me engreí a causa de tu profecía; me senté solo, porque me llenaste de indignación. 18 ¿Por qué fue perpetuo mi dolor, y mi herida desahuciada no admitió curación? ¿Serás para mí como cosa ilusoria, como aguas que no son estables?” (Jeremías 15)
7 Me sedujiste, oh Jehová, y fui seducido; más fuerte fuiste que yo, y me venciste; cada día he sido escarnecido, cada cual se burla de mí. 8 Porque cuantas veces hablo, doy voces, grito: Violencia y destrucción; porque la palabra de Jehová me ha sido para afrenta y escarnio cada día. 9 Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre; no obstante, había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no pude. (Jeremás 20)
Pero posiblemente, el texto más claro a este respecto es el de Ezequiel:
8 Mas tú, hijo de hombre, oye lo que yo te hablo; no seas rebelde como la casa rebelde; abre tu boca, y come lo que yo te doy. 9 Y miré, y he aquí una mano extendida hacia mí, y en ella había un rollo de libro. 10 Y lo extendió delante de mí, y estaba escrito por delante y por detrás; y había escritas en él endechas y lamentaciones y ayes. (Ezequiel 2)
Ahora Ezequiel es enviado a predicar la Palabra que ingirió:
4 Luego me dijo: Hijo de hombre, ve y entra a la casa de Israel, y habla a ellos con mis palabras. (Ezequiel 3)
Ahora viene la amargura, cuando se describe a qué tipo de gente Ezequiel tiene que predicar:
5 Porque no eres enviado a pueblo de habla profunda ni de lengua difícil, sino a la casa de Israel. 6 No a muchos pueblos de habla profunda ni de lengua difícil, cuyas palabras no entiendas; y si a ellos te enviara, ellos te oyeran. 7 Mas la casa de Israel no te querrá oír, porque no me quiere oír a mí; porque toda la casa de Israel es dura de frente y obstinada de corazón. 8 He aquí yo he hecho tu rostro fuerte contra los rostros de ellos, y tu frente fuerte contra sus frentes. 9 Como diamante, más fuerte que pedernal he hecho tu frente; no los temas, ni tengas miedo delante de ellos, porque son casa rebelde. 10 Y me dijo: Hijo de hombre, toma en tu corazón todas mis palabras que yo te hablaré, y oye con tus oídos. 11 Y ve y entra a los cautivos, a los hijos de tu pueblo, y háblales y diles: Así ha dicho Jehová el Señor; escuchen, o dejen de escuchar. 12 Y me levantó el Espíritu, y oí detrás de mí una voz de gran estruendo, que decía: Bendita sea la gloria de Jehová desde su lugar. 13 Oí también el sonido de las alas de los seres vivientes que se juntaban la una con la otra, y el sonido de las ruedas delante de ellos, y sonido de gran estruendo. 14 Me levantó, pues, el Espíritu, y me tomó; y fui en amargura, en la indignación de mi espíritu, pero la mano de Jehová era fuerte sobre mí. (Ezequiel 3)
El salmista dice: “¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! ¡Más que la miel a mi boca! (Salmos 119: 103)
Cuando se recibe el evangelio, siempre se experimenta dulzura y da gozo y paz al corazón. El evangelio es siempre buenas noticias de Dios, de su amor y de su cuidado. Pero el evangelio se torna amargo para el mensajero, por la oposición, por el rechazo y por la enemistad que encuentra en la mayoría de oidores.
Yo escribo para ustedes y no hay cosa más hermosa y agradable que estudiar la Santa Palabra de Dios y aprender las profundidades de los pensamientos del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, aprender los misterios y las simplezas del evangelio, esa es la parte dulce de este ministerio.
Pero tiene su parte amarga y eso es el combate teólogico que muchas veces tengo que tener con algunos de ustedes; adventistas y no adventistas.
La parte amarga es cuando hay alguno que está indignado por alguna información leída en este lugar, me escribe de tal manera que me hace recordar la rudeza del zapatero que vivía en la esquina de mi barrio… La parte amarga es que, mientras estamos trabajando de día y de noche literalmente, aparece alguien acusándome por mi gran descuido espiritual y mi irresponsabilidad en este ministerio.
También es muy amargo estarles pidiendo una ayuda para aliviar la pesada carga financiera que implica este ministerio.
¡Qué amargo es en el vientre la Palabra de Dios! Pero es sabrosa cuando la ingiero, por lo tanto me quedo con la dulzura del paladar, me quedo con ese sabor a miel en mi boca, y trato de no hacer caso al dolor de estómago que causa la predicación del evangelio.
Cerramos el comentario para usted hoy con una dulce nota musical: Unidos en espíritu (Himnario adventista, 3)
Unidos en espíritu al coro celestial,
cantemos con los ángeles un cántico triunfal.
Y si vertimos lágrimas al frente de la cruz,
rebose hoy el júbilo, pues vive el buen Jesús.
Lo que en el triste Gólgota derrota pareció,
desde el sellado túmulo en triunfo se cambió.
Vencido el enemigo está, menguado su poder;
y el mortal su súbdito ya no habrá de ser.
Jesús, de gloria Príncipe, Autor de nuestra paz,
ven, muéstranos benévolo tu esplendorosa faz.
Y acepta el dulce cántico de nuestra gratitud,
por tu valiosa dádiva de la eternal salud.
ESPÍRITU DE PROFECÍA
[El] ángel de Apocalipsis 10 se lo representa con un pie en el mar y el otro sobre la tierra para demostrar que el mensaje se llevará a países distantes; se cruzará el océano y las islas del mar escucharán la proclamación del último mensaje de amonestación dado a nuestro mundo.
Este mensaje anuncia el fin de los períodos proféticos. El chasco de los que esperaban ver al Señor en 1844 fue muy amargo para los que habían aguardado tan ardientemente su aparición. Dios permitió que ocurriera este chasco, y que los corazones se manifestaran (Mensajes selectos, tomo 2, p. 123).
Desconfíen todos nuestros hermanos y hermanas de cualquiera que quisiera fijar una fecha en que el Señor ha de cumplir su palabra con respecto a su venida, o con respecto a cualquier otra promesa de significado especial que haya hecho. “No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad”. Pueden los falsos maestros parecer muy celosos por la obra de Dios, y gastar recursos en presentar sus teorías al mundo y a la iglesia; pero como mezclan el error con la verdad, su mensaje es engañoso, y extraviará las almas por senderos falsos. Es necesario hacerles frente y oponérseles, no porque sean hombres malos, sino porque enseñan errores y procuran poner sobre la mentira el sello de la verdad (Testimonios para los ministros, p. 55).
No ha habido ni una sola nube que ha caído sobre la iglesia para la cual Dios no haya hecho provisión; no se ha levantado ni una sola fuerza opositora para contrarrestar la obra de Dios que él no haya previsto. Todo ha ocurrido como lo predijo por medio de sus profetas. No ha dejado a su iglesia en tinieblas y olvidada, sino que ha mostrado mediante declaraciones proféticas lo que ocurriría, y obrando por medio de su providencia en el lugar designado de la historia del mundo, ha dado lugar a aquello que el Espíritu Santo reveló a sus profetas para que lo predijeran. Todos sus propósitos se cumplirán y se establecerán. Su ley está unida con su trono, y los instrumentos satánicos combinados con los instrumentos humanos no pueden destruirla. La verdad es inspirada y está protegida por Dios; perdurará y tendrá buen éxito, aunque algunas veces aparezca oscurecida. El evangelio de Cristo es la ley ejemplificada en el carácter. Los engaños practicados contra ella, toda invención destinada a vindicar la falsedad, y todo error forjado por los instrumentos satánicos, llegarán a ser desbaratados para siempre, y el triunfo de la verdad será como la apariencia del sol en el mediodía. El Sol de Justicia brillará con poder sanador en sus rayos, y toda la tierra estará llena con su gloria (Mensajes selectos, t. 2, p. 124).
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Miércoles 13 de febrero | Lección 7______________________________________
COME EL LIBRITO
Lee Apocalipsis 10:8 al 11. El comer, en la Biblia, se utiliza para describir la aceptación de un mensaje de Dios para proclamarlo a la gente (ver Eze. 2:8-3:11; Jer. 15:16). Al momento de recibirlo, el mensaje es una buena noticia; pero al proclamarlo, a veces resulta amargo, ya que muchos se resisten a él y lo rechazan.
La experiencia amarga de Juan al comer el librito (que representa el libro de Daniel) se relaciona con la apertura de las profecías del tiempo del fin de Daniel. Aquí Juan representa a la iglesia remanente, que es enviada a proclamar el evangelio eterno (ver Apoc. 14:6, 7) al final de la profecía de tiempo de Daniel (Dan. 7:25) de los 1.260 días/años.
El contexto indica que la visión de Juan apunta a otra experiencia amarga al final del período profético de 2.300 años. Cuando, sobre la base de las profecías de Daniel, los milleritas pensaron que Cristo regresaría en 1844, ese mensaje les resultó dulce. Sin embargo, cuando Cristo no vino como se esperaba, experimentaron un amargo chasco y consultaron las Escrituras para una comprensión más clara.
La comisión de Juan de “profeti[zar] otra vez” al mundo apunta a los adventistas que guardan el sábado, que surgieron para proclamar el mensaje de la Segunda Venida en conexión con las profecías de Daniel y Apocalipsis.
Lee Apocalipsis 11:1 y 2. ¿Qué se le ordena hacer a Juan?
Apocalipsis 11:1-2
1 Entonces me fue dada una caña semejante a una vara de medir, y se me dijo: Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él. 2 Pero el patio que está fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses.
Este pasaje continúa la escena de Apocalipsis 10. A Juan se le ordenó que midiera el Templo, el altar y a los adoradores. El concepto de medir, en la Biblia, figurativamente se refiere al Juicio (ver Mat. 7:2). El Templo que debía medir está en el cielo, donde Jesús ministra en nuestro favor. La referencia al Templo, al altar y a los fieles señala al Día de la Expiación (ver Lev. 16:16-19). Este era un día de “medición”, ya que Dios juzgaba los pecados de su pueblo. Por lo tanto, Apocalipsis 11:1 se refiere al Juicio que tiene lugar antes de la Segunda Venida. Este Juicio atañe exclusivamente al pueblo de Dios: los adoradores del Templo.
Apocalipsis 11:1 muestra que el mensaje del Santuario celestial constituye el núcleo de la proclamación, que incluye la vindicación del carácter de Dios. Como tal, ofrece una dimensión completa del mensaje evangélico con respecto a la obra expiatoria de Cristo y su justicia como el único medio de salvación para la humanidad.
Al considerar lo esencial que era la sangre para el ritual del Día de la Expiación (ver Lev. 16), ¿cómo podemos tener siempre presente la realidad de que el Juicio es una buena noticia? ¿Por qué es tan importante esta verdad?
ESPÍRITU DE PROFECÍA
Debemos presentar la última advertencia de Dios a los seres humanos, con ferviente estudio de la Biblia y activa difusión de la luz. Que cada alma que ha recibido la iluminación divina trate de impartirla a otros. Que los obreros vayan de casa en casa y abran la Biblia ante la gente, que hagan circular las publicaciones, que comuniquen a otros la luz que ha bendecido sus propias almas…
Hay que llevar a cabo una gran obra, y los que conocen la verdad debieran ayudar con entusiasmo. El amor de Cristo debe llenar sus corazones. El Espíritu de Cristo debe derramarse sobre ellos, y deben prepararse para el juicio. Al consagrarse a Dios, un poder convincente apoyará sus esfuerzos por presentar la verdad a otras personas… La última advertencia debe ser proclamada ante “muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes” (Apocalipsis 10:11); y se les ha dado esta promesa: “He aquí estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. Mateo 28:20 (Testimonios para la iglesia, t. 9, p. 99).
Todos… serán probados. Si toman a Cristo como modelo, él les concederá sabiduría, conocimiento y discernimiento; crecerán en gracia y capacidad en la senda de Cristo; sus caracteres serán modelados a semejanza del suyo. Si fracasan en observar los métodos del Señor, otro espíritu controlará su mente y su criterio; harán planes sin tomar en cuenta al Señor, seguirán su propio curso… Llegará el tiempo cuando todo lo que puede ser zarandeado será zarandeado, de modo que permanezcan solo las cosas que son inamovibles. Cada caso está llegando delante de Dios para ser revisado; él está ocupado en medir el templo y los adoradores que en él se encuentran (Testimonios para la iglesia, t. 7, p. 209).
La iglesia ha de sostener firme y decididamente sus principios ante todo el universo celestial y los reinos del mundo; la inquebrantable fidelidad en mantener el honor y el carácter sagrado de Dios atraerá la atención y la admiración aun del mundo, y muchos serán inducidos, por las buenas obras que contemplen, a glorificar a nuestro Padre que está en los cielos…
El Señor ha provisto a su iglesia de talentos y bendiciones, para que presente ante el mundo una imagen de la suficiencia de Dios y para que su iglesia sea completa en él, una constante ejemplificación de otro mundo, el mundo eterno, regido por leyes superiores a las terrenas. Su iglesia ha de ser un templo erigido a la semejanza divina, y el arquitecto angelical ha traído del cielo su áurea vara de medir, para que cada piedra pueda ser labrada y escuadrada según la medida divina y pulida para brillar como emblema del cielo, irradiando en todas direcciones los rayos brillantes y claros del Sol de justicia… Revestida con la armadura completa de la luz y la justicia, entra en su final conflicto. La escoria, el material inútil será consumido, y la influencia de la verdad testifica ante el mundo de su carácter santificador y ennoblecedor (Testimonios para los ministros, pp. 16, 17).
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Lección 7 | Jueves 14 de febrero_________________________________________
LOS DOS TESTIGOS
Lee Apocalipsis 11:3 al 6. ¿En qué sentido los dos testigos reflejan a Zorobabel y a Josué en sus papeles real y sacerdotal, respectivamente? (Ver Zac. 4:2, 3, 11-14.)
Apocalipsis 11:3-6
3 Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio. 4 Estos testigos son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra. 5 Si alguno quiere dañarlos, sale fuego de la boca de ellos, y devora a sus enemigos; y si alguno quiere hacerles daño, debe morir él de la misma manera. 6 Estos tienen poder para cerrar el cielo, a fin de que no llueva en los días de su profecía; y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda plaga, cuantas veces quieran.
Zacarías 4:2-3 y 11-14
2 Y me dijo: ¿Qué ves? Y respondí: He mirado, y he aquí un candelabro todo de oro, con un depósito encima, y sus siete lámparas encima del candelabro, y siete tubos para las lámparas que están encima de él; 3 Y junto a él dos olivos, el uno a la derecha del depósito, y el otro a su izquierda.
11 Hablé más, y le dije: ¿Qué significan estos dos olivos a la derecha del candelabro y a su izquierda? 12 Hablé aún de nuevo, y le dije: ¿Qué significan las dos ramas de olivo que por medio de dos tubos de oro vierten de sí aceite como oro? 13 Y me respondió diciendo: ¿No sabes qué es esto? Y dije: Señor mío, no. 14 Y él dijo: Estos son los dos ungidos que están delante del Señor de toda la tierra.
La idea de los dos testigos proviene del sistema legal judío, que requiere al menos dos testigos para establecer que algo es verdad (Juan 8:17). Los dos testigos representan la Biblia (el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento). No se los puede separar. El pueblo de Dios es llamado a proclamar el mensaje completo de la Biblia al mundo: “Todo el consejo de Dios” (Hech. 20:27).
Se describe a los testigos profetizando con vestimenta de cilicio durante el período profético de 1.260 días/años (538-1798 d.C.). El cilicio es el atuendo del luto (Gén. 37:34); indica la experiencia difícil cuando las verdades de la Biblia fueron enterradas y tapadas por las tradiciones humanas.
Lee Apocalipsis 11:7 al 13. Con tus palabras, describe lo que ocurrió con los dos testigos al final de los 1.260 días/años proféticos.
Apocalipsis 11:7-13
7 Cuando hayan acabado su testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matará. 8 Y sus cadáveres estarán en la plaza de la grande ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado. 9 Y los de los pueblos, tribus, lenguas y naciones verán sus cadáveres por tres días y medio, y no permitirán que sean sepultados. 10 Y los moradores de la tierra se regocijarán sobre ellos y se alegrarán, y se enviarán regalos unos a otros; porque estos dos profetas habían atormentado a los moradores de la tierra. 11 Pero después de tres días y medio entró en ellos el espíritu de vida enviado por Dios, y se levantaron sobre sus pies, y cayó gran temor sobre los que los vieron. 12 Y oyeron una gran voz del cielo, que les decía: Subid acá. Y subieron al cielo en una nube; y sus enemigos los vieron. 13 En aquella hora hubo un gran terremoto, y la décima parte de la ciudad se derrumbó, y por el terremoto murieron en número de siete mil hombres; y los demás se aterrorizaron, y dieron gloria al Dios del cielo.
La bestia que mata a los dos testigos surge de la misma morada de Satanás. Este asesinato de los testigos se aplica históricamente al ataque ateísta contra la Biblia y la abolición de la religión en relación con los acontecimientos de la Revolución Francesa. El sistema antirreligioso establecido en Francia poseía la degradación moral de Sodoma, la arrogancia atea de Egipto y la rebeldía de Jerusalén. Lo que le sucedió a Jesús en Jerusalén ahora le sucedía a la Biblia a causa de este sistema antirreligioso.
La resurrección de los testigos señala el gran reavivamiento del interés por la Biblia después de la Revolución Francesa, que dio como resultado el surgimiento del movimiento de la Segunda Venida, con la restauración de la verdad, la fundación de las sociedades bíblicas y la distribución mundial de la Biblia.
Justo antes del fin, el mundo será testigo de una predicación global de la Biblia (Apoc. 18:1-4). Este mensaje final provocará una oposición potenciada por los agentes demoníacos, que obrarán milagros para engañar al mundo y atraer a los adoradores de la bestia a una batalla final contra los fieles testigos de Dios (ver Apoc. 16:13-16, 14:12).
ESPÍRITU DE PROFECÍA
Estos dos testigos representan las Escrituras del Antiguo Testamento y del Nuevo. Ambos son testimonios importantes del origen y del carácter perpetuo de la ley de Dios. Ambos testifican también acerca del plan de salvación. Los símbolos, los sacrificios y las profecías del Antiguo Testamento se refieren a un Salvador que había de venir. Y los evangelios y las epístolas del Nuevo Testamento hablan de un Salvador que vino tal como fuera predicho por los símbolos y la profecía (El conflicto de los siglos, p. 271).
La guerra que se hizo en Francia contra la Biblia durante tantos siglos llegó a su mayor grado en los días de la Revolución. Esa terrible insurrección del pueblo no fue sino resultado natural de la supresión que Roma había hecho de las Sagradas Escrituras… Fue la ilustración más elocuente que jamás presenciara el mundo, de las maquinaciones de la política papal…
El poder papal procuró ocultarle al pueblo la Palabra de verdad y poner ante él testigos falsos que contradijeran su testimonio… Cuando la Biblia fue prohibida por las autoridades civiles y religiosas, cuando su testimonio fue pervertido y se hizo cuanto pudieron inventar los hombres y los demonios para desviar de ella la atención de la gente, y cuando los que osaban proclamar sus verdades sagradas fueron perseguidos, entregados, atormentados, confinados en las mazmorras, martirizados por su fe u obligados a refugiarse en las fortalezas de los montes y en las cuevas de la tierra, fue entonces cuando los fieles testigos profetizaron vestidos de sacos. No obstante, siguieron dando su testimonio durante todo el período de 1.260 años. Aun en los tiempos más sombríos hubo hombres fíeles que amaron la Palabra de Dios y se manifestaron celosos por defender su honor. A estos fíeles siervos de Dios les fueron dados poder, sabiduría y autoridad para que divulgasen la verdad durante todo este período (El conflicto de los siglos, pp. 270, 271).
El incrédulo Voltaire dijo con arrogancia en cierta ocasión: “Estoy cansado de oír de continuo que doce hombres establecieron la religión cristiana. Yo he de probar que un solo hombre basta para destruirla”. Han transcurrido varias generaciones desde que Voltaire murió y millones de hombres han secundado su obra de propaganda contra la Biblia. Pero lejos de agotarse la circulación del precioso libro, allí donde había cien ejemplares en tiempo de Voltaire hay diez mil hoy día, por no decir cien mil. Como dijo uno de los primitivos reformadores hablando de la iglesia cristiana: “La Biblia es un yunque sobre el cual se han gastado muchos martillos”. Ya había dicho el Señor: “Ninguna arma forjada contra ti tendrá éxito; y a toda lengua que en juicio se levantare contra ti, condenarás”. Isaías 54:17 (VM).
“La Palabra de nuestro Dios permanece para siempre”. “Seguros son todos sus preceptos; establecidos para siempre jamás, hechos en verdad y en rectitud”. Isaías 40:8; Salmos 111:7, 8 (VM). Lo que se edifique sobre la autoridad de los hombres será derribado; mas lo que se edifique sobre la roca inamovible de la Palabra de Dios, permanecerá para siempre (El conflicto de los siglos, p. 289).
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Viernes 15 de febrero | Lección 7________________________________________
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
La séptima trompeta (Apoc. 11:15-18) señala la conclusión de la historia de esta Tierra. Ha llegado la hora de que Dios revele su poder y su reinado. Este planeta rebelde, que ha estado bajo el dominio de Satanás durante miles de años, está a punto de volver a estar bajo el dominio y el gobierno de Dios. Fue después de la muerte de Cristo en la Cruz y su ascensión al cielo que Cristo fue proclamado gobernante legítimo de la Tierra (Apoc. 12:10, 11). Satanás sigue causando todos los estragos posibles al saber que le queda poco tiempo (Apoc. 12:12). La séptima trompeta anuncia que se ha hecho frente a los poderes usurpadores y que este mundo finalmente ha quedado bajo el legítimo gobierno de Cristo.
La séptima trompeta esboza el contenido del resto del libro. 1) Se airaron las naciones: Apocalipsis 12 al 14 describe a Satanás lleno de ira (Apoc. 12:17), quien con sus dos aliados, la bestia que sale del mar y la bestia que sale de la tierra, prepara a las naciones del mundo para luchar contra el pueblo de Dios. 2) Tu ira ha venido: Dios responde a la ira de las naciones con las siete últimas plagas, llamadas la ira de Dios (ver Apoc. 15:1). 3) El tiempo de juzgar a los muertos se describe en Apocalipsis 20:11 al 15. 4) Y de dar el galardón a tus siervos [de Dios] se presenta en Apocalipsis 21 y 22. 5) Destruir a los que destruyen la Tierra: Apocalipsis 19:2 declara que la Babilonia del tiempo del fin es juzgada porque destruyó la Tierra. La destrucción de Satanás, sus huestes y sus dos aliados es el acto final del drama del Gran Conflicto (Apoc. 19:11-20:15).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
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- A veces descubrimos que predicar el evangelio puede ser una experiencia amarga (Apoc. 10:10); la gente rechaza nuestras palabras, se burla de ellas y de nosotros. A veces, la predicación puede despertar oposición. ¿Qué personajes bíblicos vienen a tu mente que hayan enfrentado pruebas como estas? ¿Qué podemos aprender de sus experiencias?
- Medita en la siguiente declaración: “Vez tras vez se me ha amonestado acerca de fijar fechas. Nunca más habrá un mensaje para el pueblo de Dios que se base en el tiempo. No hemos de saber el tiempo definido, ya sea del derramamiento del Espíritu Santo o de la venida de Cristo” (MS 1:220). ¿Cuál es el problema con elaborar diagramas proféticos sumamente detallados con los acontecimientos finales después de 1844? ¿Cómo podemos protegernos contra las trampas inevitables que causan estos diagramas?
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02/14/2019 en 11:34 PM
He estudiado y leído varios comentarios sobre esta lección , porque la he encontrado la màs complicada y difícil de presentar hasta este momento. No todos los que comentan están de acuerdo. Cada cual da un enfoque diferente; pero no hay duda de que este estudio y comentario es el más completo y claro . Damos Gracias a Dios por este Equipo de Trabajo y la dedicación de c/ semana presentarnos tanta ayuda, para preparar y dar nuestra clase. Seguiré colaborando con mis ofrendas a este ministerio, y ánimo a todo aquel que pueda hacerlo que lo haga. Dios multiplicará en bendición espiritual cada ayuda y donación. Necesitamos más colaboradores . Se los aseguro y doy testimonio , de que es una realidad en mi vida. 🙏 Mil Gracias por tan excelente Lecciòn y Comentario Hon. Tony García
Hna. María Guzmán, Puerto Rico 🇵🇷
02/15/2019 en 3:16 PM
Gracias Hermano Tony! Este hermoso resumen nos ayuda a entender este complejo libro del apocalipsis…
03/25/2019 en 4:09 PM
DIOS LO BENDIGA…PERO NO ESTOY DE ACUERDO EN EL TEMA DEL ANGEL FUERTE NI EL LIBRITO….
CRISTO ES REPRESENTADO EN MULTIFORMAS….ASI DE ESA MANERA SEGUN SU PUNTO DE VISTA HABRA MUCHAS ENSEÑANZAS TAMBIEN QUE COMO OTRAS IGLESIAS NO PONEN DE MANIFIESTO NUESTRAS CREENCIAS…CUIDESE DE QUE LADO ESTA…Y COMO ABORDA …RECUERDE LA MONEDA TIENE DOS CARAS..PONGA LA OTRA TAMBIEN…
03/25/2019 en 4:19 PM
“Y el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano al cielo, y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó los cielos y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no sería más”. Apocalipsis 10:5, 6. Este mensaje anuncia el fin de los períodos proféticos. El chasco de los que esperaban ver al Señor en 1844 fue muy amargo para los que habían aguardado tan ardientemente su aparición. Dios permitió que ocurriera este chasco, y que los corazones se manifestaran.
ESE ANGEL CREO LOS CIELOS Y LA TIERRA ES UN DIOS …EGW EN 2SM.PAG 123..REFIERE QUE DIOS PERMITIO EL CHASCO…
LE PREGUNTO DE QUE RELIGION ES UD?