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Lección 4 – CÓMO HACER FRENTE A LA OPOSICIÓN – Para el 26 de octubre de 2019

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Lección 4: Para el 26 de octubre de 2019

CÓMO HACER FRENTE A LA OPOSICIÓN

Sábado 19 de octubre___________________________________________________________

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Esdras 4:1–5; 2 Corintios 6:14; Esdras 5:1–5; Hageo 1; Esdras 4:6–24; Nehemías 4; 6:1–13.

PARA MEMORIZAR:

“Mas los ojos de Dios estaban sobre los ancianos de los judíos, y no les hicieron cesar hasta que el asunto fuese llevado a Darío; y entonces respondieron por carta sobre esto” (Esd. 5:5).

Esdras 3 al 6 tiene una estructura temática que abarca diferentes períodos históricos de oposición a la reconstrucción del Templo. Reconocer este enfoque temático ayudará a aclarar el mensaje general.

El nombre de Esdras se menciona por primera vez en Esdras 7:1. Con su arribo en el año 457 a.C., las cosas cambiaron y la ciudad de Jerusalén con su muro comenzó a ser reconstruida de forma intermitente. Trece años después llegó Nehemías (enviado por Artajerjes en 444 a.C.), y finalmente se reanudó la construcción del muro. Aunque la oposición fue intensa, el trabajo se concluyó en 52 días (Neh. 6:15).

La resistencia a la obra de Dios es un tema predominante en los libros de Esdras y Nehemías. Dondequiera que nos encontremos en el mundo actual, la obra del Señor es resistida. Satanás trata de asegurarse de que el evangelio no se propague rápidamente, ya que amenaza su dominio. En Esdras y Nehemías, ¿cómo manejaron a la oposición los judíos?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

En todo tiempo y en todos los países, los mensajeros de Dios han sido llamados a afrontar acerba oposición de parte de aquellos que deliberadamente escogían rechazar la luz del cielo. A menudo, mediante la tergiversación y la mentira, los enemigos del Evangelio han triunfado aparentemente, cerrando las puertas por las cuales los mensajeros de Dios podían tener acceso al pueblo. Pero esas puertas no pueden permanecer cerradas para siempre; y a menudo, al volver los siervos de Dios después de un tiempo para reanudar sus labores, el Señor ha obrado poderosamente en su favor y los ha habilitado para establecer monumentos destinados a glorificar su nombre (Los hechos de los apóstoles, {HAp}, p. 145).

Dios no impide las conspiraciones de los hombres perversos, sino que hace que sus ardides obren para bien a los que en la prueba y el conflicto mantienen su fe y lealtad. A menudo los obreros evangélicos realizan su trabajo en medio de tormentas y persecución, amarga oposición e injusto oprobio. En momentos tales recuerden que la experiencia que se adquiere en el horno de la prueba y aflicción vale todo el dolor que costó. Así Dios acerca a sus hijos a sí mismo, para poder mostrarles sus debilidades en contraste con su fortaleza. Les enseña a apoyarse en él. Así los prepara para afrontar emergencias, para ocupar puestos de confianza, y para cumplir el gran propósito para el cual les concedió sus poderes.

En todos los tiempos los testigos señalados por Dios se han expuesto al vituperio y la persecución por amor a la verdad. José fue calumniado y perseguido porque mantuvo su virtud e integridad. David, el mensajero escogido de Dios, fue perseguido por sus enemigos como una fiera. Daniel fue echado al foso de los leones porque se mantuvo fiel al cielo. Job fue privado de sus posesiones terrenales y estuvo tan enfermo que le aborrecieron sus parientes y amigos; pero aun así mantuvo su integridad. Jeremías no pudo ser disuadido de decir las palabras que Dios le había ordenado hablar; y su testimonio enfureció tanto al rey y a los príncipes que le echaron en una inmunda mazmorra. Esteban fue apedreado porque predicó a Cristo y su crucifixión. Pablo fue encarcelado, azotado con varas, apedreado y finalmente muerto porque fue un fiel mensajero de Dios a los gentiles…

Estos ejemplos de constancia humana atestiguan la fidelidad de las promesas de Dios, su constante presencia y su gracia sostenedora (Los hechos de los apóstoles, {HAp}, pp. 459, 460).

Cristo fue varón de dolores y experimentado en quebrantos. Soportó la persecución y la contradicción de los pecadores; era pobre y sufría hambre y fatiga; el diablo lo tentó, y sus obras y enseñanzas atrajeron sobre él las más furiosas iras. ¿Qué nos negamos por causa de Cristo? ¿Dónde está nuestra dedicación a la verdad? Huimos de aquello que no nos complace y evitamos las preocupaciones y la responsabilidad. ¿Acaso podemos esperar que el poder de Dios actúe junto con nuestros esfuerzos estando tan poco consagrados a la obra? (Testimonios para la iglesia, {4TI}, t. 4, p. 372)

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Domingo 20 de octubre | Lección 4____________________________________________

COMIENZA LA OPOSICIÓN

Lee Esdras 4:1 al 5. ¿Por qué crees que el remanente israelita rechazó la ayuda de otras personas en la construcción del Templo?

Esdras 4:1-5

1 Oyendo los enemigos de Judá y de Benjamín que los venidos de la cautividad edificaban el templo de Jehová Dios de Israel, vinieron a Zorobabel y a los jefes de casas paternas, y les dijeron: Edificaremos con vosotros, porque como vosotros buscamos a vuestro Dios, y a él ofrecemos sacrificios desde los días de Esar-hadón rey de Asiria, que nos hizo venir aquí. Zorobabel, Jesúa, y los demás jefes de casas paternas de Israel dijeron: No nos conviene edificar con vosotros casa a nuestro Dios, sino que nosotros solos la edificaremos a Jehová Dios de Israel, como nos mandó el rey Ciro, rey de Persia. Pero el pueblo de la tierra intimidó al pueblo de Judá, y lo atemorizó para que no edificara. Sobornaron además contra ellos a los consejeros para frustrar sus propósitos, todo el tiempo de Ciro rey de Persia y hasta el reinado de Darío rey de Persia.

A simple vista, el pedido parecía amable y cordial; ¿por qué rechazar la ayuda? En cierto sentido, la respuesta se encuentra en el texto mismo. Los “enemigos” vinieron a ofrecerles ayuda. ¿Enemigos? Eso solo da una sugerencia poderosa de por qué los israelitas reaccionaron así.

¿Por qué los llamaban “enemigos”? Segundo de Reyes 17:24 al 41 explica que esta gente fue introducida de otras naciones en Samaria y la región circundante después de que los israelitas del Reino del Norte fueran deportados. El rey de Asiria les envió sacerdotes, que debían enseñarles a adorar al Dios de la Tierra, es decir, al Dios de Israel. Sin embargo, la religión resultante también incorporó a los dioses cananeos. Por lo tanto, el remanente israelita temía que esta religión fuera llevada a su culto en el Templo. Así que, lo mejor y lo más inteligente era hacer lo que hicieron: decir “No, gracias”.

También debemos recordar por qué ocurrió todo esto en principio. Fue la avenencia constante de sus antepasados a las religiones paganas que los rodeaban lo que llevó a la destrucción del Templo, como también a su exilio. Presumiblemente, mientras estaban en el proceso mismo de construir el Templo nuevamente, lo último que querrían hacer era alinearse demasiado con los pueblos circundantes.

¿Qué otro indicio en estos textos muestra por qué era acertado este rechazo? (Ver Esd. 4:4, 5.)

Esdras 4:4-5

Pero el pueblo de la tierra intimidó al pueblo de Judá, y lo atemorizó para que no edificara. Sobornaron además contra ellos a los consejeros para frustrar sus propósitos, todo el tiempo de Ciro rey de Persia y hasta el reinado de Darío rey de Persia.

Piensa con qué facilidad podrían haber racionalizado la aceptación de esta ayuda. ¿Qué nos tiene que decir 2 Corintios 6:14 en este contexto?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Cerca de los israelitas que se habían dedicado a la tarea de reedificar el templo, moraban los samaritanos, raza mixta que provenía de los casamientos entre los colonos paganos oriundos de las provincias de Asiria y el residuo de las diez tribus que había quedado en Samaria y Galilea…

Durante la época de la restauración, estos samaritanos se dieron a conocer como “enemigos de Judá y de Benjamín.” Oyendo “que los venidos de la cautividad edificaban el templo de Jehová Dios de Israel, llegáronse a Zorobabel, y a los cabezas de los padres,” y expresaron el deseo de participar con ellos en esa construcción…

Sin embargo, si los caudillos judíos hubiesen aceptado este ofrecimiento de ayuda, habrían abierto la puerta a la idolatría. Supieron discernir la falta de sinceridad de los samaritanos. Comprendieron que la ayuda obtenida por una alianza con aquellos hombres sería insignificante, comparada con la bendición que podían esperar si seguían las claras órdenes de Jehová (Profetas y reyes, {PR}, p. 415).

El profeta… no consideraban a los habitantes de la tierra como adoradores del Dios verdadero, y aunque profesaron amistad y trataron de ayudarlos, no se atrevieron a unirse con ellos en ninguna cosa relacionada con el culto de Dios. Cuando fueron a Jerusalén para edificar el templo de Dios y restaurar su culto, no quisieron pedir ayuda al rey para que los asistiera en el camino, sino que buscaron la ayuda de Dios mediante el ayuno y la oración. Creían que Dios defendería y prosperaría a sus siervos en sus esfuerzos por servirle. El Creador de todas las cosas no necesita la ayuda de sus enemigos para establecer su culto de adoración. No pide el sacrificio de los impíos, ni acepta las ofrendas de los que tienen otros dioses delante de él.

Hemos escuchado la observación: “Usted es demasiado exclusivista”. Como pueblo estamos dispuestos a hacer cualquier sacrificio para salvar las almas o conducirlas a la verdad. Pero no debemos atrevernos a unirnos con las personas mundanas, a amar las cosas que ellas aman ni a tener amistad con el mundo, porque en ese caso estaríamos en enemistad con Dios (Testimonios para la iglesia, {1TI}, t. 1, p. 255).

En muchos el amor por lo humano eclipsa el amor por lo divino. Dan el primer paso en el camino de la apostasía al aventurarse a pasar por alto el expreso mandato del Señor; y la apostasía completa es a menudo el resultado. Siempre ha sido peligroso para el hombre cumplir su propia voluntad en oposición a los requerimientos de Dios. No obstante, les resulta duro a los hombres aprender que Dios realmente quiere decir lo que dice. Por lo general, los que eligen como amigos y compañeros a personas que rechazan a Cristo y pisotean la ley de Dios, eventualmente adoptan la misma mentalidad y el mismo espíritu (Hijos e hijas de Dios, {HHD}, p. 167).

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Lección 4 | Lunes 21 de octubre_______________________________________________

LOS PROFETAS ALIENTAN

Lamentablemente, la oposición que los judíos encontraron en las naciones circundantes, como se describe en Esdras 4 al 6, los dejó atemorizados y reacios a trabajar en el Templo.

Como se mencionó anteriormente, Esdras 4:6 al 6:22 no está escrito en orden cronológico. Por lo tanto, veremos el capítulo 5 antes que el capítulo 4.

Lee Esdras 5:1 al 5. ¿Por qué Dios envía a los profetas Hageo y Zacarías a los judíos? ¿Cuál es el resultado de su profecía?

Esdras 5:1-5

1 Profetizaron Hageo y Zacarías hijo de Iddo, ambos profetas, a los judíos que estaban en Judá y en Jerusalén en el nombre del Dios de Israel quien estaba sobre ellos. Entonces se levantaron Zorobabel hijo de Salatiel y Jesúa hijo de Josadac, y comenzaron a reedificar la casa de Dios que estaba en Jerusalén; y con ellos los profetas de Dios que les ayudaban. En aquel tiempo vino a ellos Tatnai gobernador del otro lado del río, y Setar-boznai y sus compañeros, y les dijeron así: ¿Quién os ha dado orden para edificar esta casa y levantar estos muros? Ellos también preguntaron: ¿Cuáles son los nombres de los hombres que hacen este edificio? Mas los ojos de Dios estaban sobre los ancianos de los judíos, y no les hicieron cesar hasta que el asunto fuese llevado a Darío; y entonces respondieron por carta sobre esto.

Los judíos habían dejado de construir porque tenían miedo. Pero Dios los había enviado a Judá para reconstruir el Templo y la ciudad. El plan de Dios fue hacer algo para animarlos. Por lo tanto, llamó a dos profetas para que intervinieran. La oposición humana no detiene a Dios; si bien los judíos contribuyeron a esta oposición con sus propios actos, Dios no los abandonó. Obró a través de los profetas para motivarlos e impulsarlos nuevamente a la acción.

Lee Hageo 1. ¿Cuál es el mensaje para ellos y qué podemos extraer de esto para nosotros?

Hageo 1

1 En el año segundo del rey Darío, en el mes sexto, en el primer día del mes, vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, diciendo: Así ha hablado Jehová de los ejércitos, diciendo: Este pueblo dice: No ha llegado aún el tiempo, el tiempo de que la casa de Jehová sea reedificada. Entonces vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo: ¿Es para vosotros tiempo, para vosotros, de habitar en vuestras casas artesonadas, y esta casa está desierta? Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos. Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos. Subid al monte, y traed madera, y reedificad la casa; y pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado, ha dicho Jehová. Buscáis mucho, y halláis poco; y encerráis en casa, y yo lo disiparé en un soplo. ¿Por qué? dice Jehová de los ejércitos. Por cuanto mi casa está desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia casa. 10 Por eso se detuvo de los cielos sobre vosotros la lluvia, y la tierra detuvo sus frutos. 11 Y llamé la sequía sobre esta tierra, y sobre los montes, sobre el trigo, sobre el vino, sobre el aceite, sobre todo lo que la tierra produce, sobre los hombres y sobre las bestias, y sobre todo trabajo de manos. 12 Y oyó Zorobabel hijo de Salatiel, y Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y todo el resto del pueblo, la voz de Jehová su Dios, y las palabras del profeta Hageo, como le había enviado Jehová su Dios; y temió el pueblo delante de Jehová. 13 Entonces Hageo, enviado de Jehová, habló por mandato de Jehová al pueblo, diciendo: Yo estoy con vosotros, dice Jehová. 14 Y despertó Jehová el espíritu de Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y el espíritu de Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y el espíritu de todo el resto del pueblo; y vinieron y trabajaron en la casa de Jehová de los ejércitos, su Dios, 15 en el día veinticuatro del mes sexto, en el segundo año del rey Darío.

“Los profetas Hageo y Zacarías fueron suscitados para hacer frente a la crisis. En sus testimonios conmovedores, esos mensajeros revelaron al pueblo la causa de sus dificultades. Declararon que la falta de prosperidad temporal se debía a que no se había dado el primer lugar a los intereses de Dios. Si los israelitas hubiesen honrado a Dios, si le hubiesen manifestado el respeto y la cortesía que le debían, haciendo de la edificación de su casa su primer trabajo, lo habrían invitado a estar presente y a bendecirlos” (PR 420).

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Aunque sus campos estaban incultos y sus escasas provisiones se agotaban rápidamente, a pesar de que estaban rodeados por pueblos hostiles, los israelitas avanzaron por la fe, en respuesta al llamamiento de los mensajeros de Dios, y trabajaron diligentemente para reedificar el templo en ruinas. Era un trabajo que requería una firme confianza en Dios. Mientras el pueblo procuraba hacer su parte y obtener una renovación de la gracia de Dios en su corazón y en su vida, le fue dado un mensaje tras otro por medio de Ageo y Zacarías, para asegurarle que su fe tendría rica recompensa y que las palabras de Dios acerca de la gloria futura del templo cuyos muros se estaban levantando no dejarían de cumplirse. En ese mismo edificio se vería, vencido el plazo, al Deseado de todas las gentes como Maestro y Salvador de la humanidad.

No se dejó por tanto a los constructores luchar solos; estaban “con ellos los profetas de Dios que les ayudaban” (Esdras 5:2); y el mismo Jehová de los ejércitos había dicho: “Esfuérzate, … y obrad: porque yo soy con vosotros.” Hageo 2:4 (Profetas y reyes, {PR}, p. 423).

Hoy también el Señor declara a sus hijos: “Esfuérzate, … y obrad: porque yo soy con vosotros.” El creyente tiene siempre en el Señor a un poderoso auxiliador. Tal vez no sepamos cómo nos ayuda; pero esto sabemos: Nunca falta su ayuda para aquellos que ponen su confianza en él. Si los cristianos pudieran saber cuántas veces el Señor ordenó su camino, para que los propósitos del enemigo acerca de ellos no se cumplieran, no seguirían tropezando y quejándose. Su fe se estabilizaría en Dios, y ninguna prueba podría moverlos. Le reconocerían como su sabiduría y eficiencia, y él haría que se cumpliese lo que él desea obrar por su medio.

Las fervientes súplicas y palabras de aliento dadas por medio de Ageo fueron recalcadas y ampliadas por Zacarías, a quien Dios suscitó al lado de aquél para que también instara a Israel a cumplir la orden de levantarse y edificar. El primer mensaje de Zacarías expresó la seguridad de que nunca deja de cumplirse la palabra de Dios, y prometió bendiciones a aquellos que escuchasen la segura palabra profética (Profetas y reyes, {PR}, p. 422).

He aquí la promesa: “Fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis llevar; antes dará también justamente con la tentación la salida”. Mantened hasta el fin vuestra firmeza cristiana y no murmuréis contra Dios… Considerad los valores eternos que todo esto abarca. No podéis desanimaros y desechar vuestra confianza. El Señor os ama; confiad en él. El Señor Jesús es vuestra única esperanza. Haced obra segura con resultados eternos. No debéis murmurar, ni quejarnos ni condenarnos a vosotros mismos. No descuidéis ningún medio de gracia. Estimulad a vuestra alma para que crea y confíe en Dios.

En el Señor tenemos justicia y fortaleza. Apoyaos en él, y por su poder podréis apagar los ardientes dardos del adversario, y resultar más que vencedores (Mi vida hoy), p. 323).

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Martes 22 de octubre | Lección 4______________________________________________

INTERRUPCIÓN DE LA OBRA

¿Qué hicieron los “enemigos” en Esdras 4:6 al 24 para detener la obra en Jerusalén?

Esdras 4:6-24

Y en el reinado de Asuero, en el principio de su reinado, escribieron acusaciones contra los habitantes de Judá y de Jerusalén. También en días de Artajerjes escribieron Bislam, Mitrídates, Tabeel y los demás compañeros suyos, a Artajerjes rey de Persia; y la escritura y el lenguaje de la carta eran en arameo. Rehum canciller y Simsai secretario escribieron una carta contra Jerusalén al rey Artajerjes. En tal fecha escribieron Rehum canciller y Simsai secretario, y los demás compañeros suyos los jueces, gobernadores y oficiales, y los de Persia, de Erec, de Babilonia, de Susa, esto es, los elamitas, 10 y los demás pueblos que el grande y glorioso Asnapar transportó e hizo habitar en las ciudades de Samaria y las demás provincias del otro lado del río. 11 Y esta es la copia de la carta que enviaron: Al rey Artajerjes: Tus siervos del otro lado del río te saludan. 12 Sea notorio al rey, que los judíos que subieron de ti a nosotros vinieron a Jerusalén; y edifican la ciudad rebelde y mala, y levantan los muros y reparan los fundamentos. 13 Ahora sea notorio al rey, que si aquella ciudad fuere reedificada, y los muros fueren levantados, no pagarán tributo, impuesto y rentas, y el erario de los reyes será menoscabado. 14 Siendo que nos mantienen del palacio, no nos es justo ver el menosprecio del rey, por lo cual hemos enviado a hacerlo saber al rey, 15 para que se busque en el libro de las memorias de tus padres. Hallarás en el libro de las memorias, y sabrás que esta ciudad es ciudad rebelde, y perjudicial a los reyes y a las provincias, y que de tiempo antiguo forman en medio de ella rebeliones, por lo que esta ciudad fue destruida. 16 Hacemos saber al rey que si esta ciudad fuere reedificada, y levantados sus muros, la región de más allá del río no será tuya. 17 El rey envió esta respuesta: A Rehum canciller, a Simsai secretario, a los demás compañeros suyos que habitan en Samaria, y a los demás del otro lado del río: Salud y paz. 18 La carta que nos enviasteis fue leída claramente delante de mí. 19 Y por mí fue dada orden y buscaron; y hallaron que aquella ciudad de tiempo antiguo se levanta contra los reyes y se rebela, y se forma en ella sedición; 20 y que hubo en Jerusalén reyes fuertes que dominaron en todo lo que hay más allá del río, y que se les pagaba tributo, impuesto y rentas. 21 Ahora, pues, dad orden que cesen aquellos hombres, y no sea esa ciudad reedificada hasta que por mí sea dada nueva orden. 22 Y mirad que no seáis negligentes en esto; ¿por qué habrá de crecer el daño en perjuicio de los reyes? 23 Entonces, cuando la copia de la carta del rey Artajerjes fue leída delante de Rehum, y de Simsai secretario y sus compañeros, fueron apresuradamente a Jerusalén a los judíos, y les hicieron cesar con poder y violencia. 24 Entonces cesó la obra de la casa de Dios que estaba en Jerusalén, y quedó suspendida hasta el año segundo del reinado de Darío rey de Persia.

El “pueblo de la tierra” escribió cartas de acusación contra los judíos y su obra primero a Darío (Esd. 5, 6); luego, al rey Jerjes (Asuero) así como a Artajerjes. Estaban haciendo todo lo posible para detener la obra en Jerusalén.

El pueblo de las naciones vecinas sostenía que, si se reconstruía la ciudad, el rey perdería su poder sobre ella porque Jerusalén siempre había sido un lugar de rebelión y problemas en el pasado. Desgraciadamente, el rey Artajerjes se convenció de que los judíos estaban construyendo solamente porque querían obtener su independencia y, por lo tanto, incitar a la confrontación. Ordenó que cesara la obra, y el pueblo envió un ejército para impedir la construcción de la ciudad. Esta estrategia enérgica detuvo la obra de Dios.

Lee Esdras 4:23 y 24. ¿Por qué los judíos dejaron de construir? ¿No sabían que Dios quería que reconstruyeran la ciudad? ¿Qué se interpuso en el camino?

Esdras 4:23-24

23 Entonces, cuando la copia de la carta del rey Artajerjes fue leída delante de Rehum, y de Simsai secretario y sus compañeros, fueron apresuradamente a Jerusalén a los judíos, y les hicieron cesar con poder y violencia. 24 Entonces cesó la obra de la casa de Dios que estaba en Jerusalén, y quedó suspendida hasta el año segundo del reinado de Darío rey de Persia.

Es evidente que los judíos se dieron cuenta de que Dios los había llamado a reconstruir la ciudad y el Templo, pero debido a la fuerte oposición tuvieron miedo. Tal vez se les ocurrieron excusas como: “Ahora no debe ser el momento adecuado”, o “Si esto fuera realmente lo que Dios quería que hiciéramos, él nos habría proporcionado una manera”, o “Tal vez ni siquiera debíamos regresar aquí”. Cuando la oposición se interpone para hacer lo que creemos que Dios nos llama a hacer, tenemos la tendencia a cuestionar y dudar de la dirección de Dios. Podemos convencernos fácilmente de que cometimos un error. El miedo puede paralizar nuestra mente, y nuestros pensamientos se convierten en desesperación e impotencia en lugar de estar enfocados en el poder de Dios.

¿Has experimentado algo similar, al estar convencido de que Dios te había llamado a hacer algo y, luego, albergar dudas cuando las cosas se pusieron difíciles? (Piensa, por ejemplo, en Juan el Bautista.) ¿Qué aprendiste de esa experiencia?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Desde el comienzo, los adversarios habían debilitado “las manos del pueblo de Judá, y los arredraban de edificar, … e hiciéronles cesar con poder y fuerza.” Esdras 4:4, 23. Pero el Señor se había interpuesto en favor de los constructores…

Durante toda la historia del pueblo de Dios, los que hayan procurado ejecutar los propósitos del Cielo se han visto frente a montañas de dificultades, aparentemente insuperables. El Señor permite esos obstáculos para probar nuestra fe. Cuando nos vemos rodeados por todos lados, es el momento cuando más debemos confiar en Dios y en el poder de su Espíritu. El ejercicio de una fe viva significa un aumento de fuerza espiritual y el desarrollo de una confianza inquebrantable. Así llega a ser el alma una fuerza vencedora. Ante la demanda de la fe, desaparecerán los obstáculos puestos por Satanás en la senda del cristiano; porque las potestades del cielo acudirán en su ayuda. “Nada os será imposible.” Mateo 17:20 (Profetas y reyes, {PR}, p. 437).

Perturbaba a Juan [el bautista] el ver que por amor a él sus propios discípulos albergaban incredulidad para con Jesús. ¿Habría sido vana su obra para ellos? ¿Habría sido él infiel en su misión, y habría de ser separado de ella? Si el Libertador prometido había aparecido, y Juan había sido hallado fiel a su misión, ¿no derribaría Jesús el poder del opresor, dejando en libertad a su heraldo?

Pero el Bautista no renunció a su fe en Cristo. El recuerdo de la voz del cielo y de la paloma que había descendido sobre él, la inmaculada pureza de Jesús, el poder del Espíritu Santo que había descansado sobre Juan cuando estuvo en la presencia del Salvador, y el testimonio de las escrituras proféticas, todo atestiguaba que Jesús de Nazaret era el Prometido (El Deseado de todas las gentes, {DTG}, p. 187).

Cuando pensamos mucho en nosotros mismos, nos alejamos de Cristo, la fuente de la fortaleza y la vida. Por esto Satanás se esfuerza constantemente por mantener la atención apartada del Salvador, a fin de impedir la unión y comunión del alma con Cristo. Valiéndose de los placeres del mundo, los cuidados, perplejidades y tristezas de la vida, así como de nuestras propias faltas e imperfecciones, o de las ajenas, procura desviar nuestra atención hacia todas estas cosas, o hacia algunas de ellas. No nos dejemos engañar por sus maquinaciones. Con demasiada frecuencia logra que muchos, realmente concienzudos y deseosos de vivir para Dios, se detengan en sus propios defectos y debilidades, y separándolos así de Cristo, espera obtener la victoria. No debemos hacer de nuestro yo el centro de nuestros pensamientos, ni alimentar ansiedad ni temor… Todo esto desvía el alma de la Fuente de nuestra fortaleza. Encomendemos a Dios la custodia de nuestra alma, y confiemos en El. Hablemos del Señor Jesús y pensemos en El. Piérdase en El nuestra personalidad. Desterremos toda duda; disipemos nuestros temores… Reposemos en Dios. El puede guardar lo que le hemos confiado. Si nos ponemos en sus manos, nos hará más que vencedores por medio de Aquel que nos amó (El camino a Cristo, {CC}, p. 71).

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Lección 4 | Miércoles 23 de octubre___________________________________________

NEHEMÍAS ACTÚA (444 A.C.)

Lee Nehemías 4. ¿Qué hicieron los judíos, bajo el liderazgo de Nehemías, para enfrentarse a la oposición? ¿Por qué era importante para ellos prepararse para luchar, en lugar de no hacer nada, creyendo que Dios los protegería?

Nehemías 4

1 Cuando oyó Sanbalat que nosotros edificábamos el muro, se enojó y se enfureció en gran manera, e hizo escarnio de los judíos. Y habló delante de sus hermanos y del ejército de Samaria, y dijo: ¿Qué hacen estos débiles judíos? ¿Se les permitirá volver a ofrecer sus sacrificios? ¿Acabarán en un día? ¿Resucitarán de los montones del polvo las piedras que fueron quemadas? Y estaba junto a él Tobías amonita, el cual dijo: Lo que ellos edifican del muro de piedra, si subiere una zorra lo derribará. Oye, oh Dios nuestro, que somos objeto de su menosprecio, y vuelve el baldón de ellos sobre su cabeza, y entrégalos por despojo en la tierra de su cautiverio. No cubras su iniquidad, ni su pecado sea borrado delante de ti, porque se airaron contra los que edificaban. Edificamos, pues, el muro, y toda la muralla fue terminada hasta la mitad de su altura, porque el pueblo tuvo ánimo para trabajar. Pero aconteció que oyendo Sanbalat y Tobías, y los árabes, los amonitas y los de Asdod, que los muros de Jerusalén eran reparados, porque ya los portillos comenzaban a ser cerrados, se encolerizaron mucho; y conspiraron todos a una para venir a atacar a Jerusalén y hacerle daño. Entonces oramos a nuestro Dios, y por causa de ellos pusimos guarda contra ellos de día y de noche. 10 Y dijo Judá: Las fuerzas de los acarreadores se han debilitado, y el escombro es mucho, y no podemos edificar el muro. 11 Y nuestros enemigos dijeron: No sepan, ni vean, hasta que entremos en medio de ellos y los matemos, y hagamos cesar la obra. 12 Pero sucedió que cuando venían los judíos que habitaban entre ellos, nos decían hasta diez veces: De todos los lugares de donde volviereis, ellos caerán sobre vosotros. 13 Entonces por las partes bajas del lugar, detrás del muro, y en los sitios abiertos, puse al pueblo por familias, con sus espadas, con sus lanzas y con sus arcos. 14 Después miré, y me levanté y dije a los nobles y a los oficiales, y al resto del pueblo: No temáis delante de ellos; acordaos del Señor, grande y temible, y pelead por vuestros hermanos, por vuestros hijos y por vuestras hijas, por vuestras mujeres y por vuestras casas. 15 Y cuando oyeron nuestros enemigos que lo habíamos entendido, y que Dios había desbaratado el consejo de ellos, nos volvimos todos al muro, cada uno a su tarea. 16 Desde aquel día la mitad de mis siervos trabajaba en la obra, y la otra mitad tenía lanzas, escudos, arcos y corazas; y detrás de ellos estaban los jefes de toda la casa de Judá. 17 Los que edificaban en el muro, los que acarreaban, y los que cargaban, con una mano trabajaban en la obra, y en la otra tenían la espada. 18 Porque los que edificaban, cada uno tenía su espada ceñida a sus lomos, y así edificaban; y el que tocaba la trompeta estaba junto a mí. 19 Y dije a los nobles, y a los oficiales y al resto del pueblo: La obra es grande y extensa, y nosotros estamos apartados en el muro, lejos unos de otros. 20 En el lugar donde oyereis el sonido de la trompeta, reuníos allí con nosotros; nuestro Dios peleará por nosotros. 21 Nosotros, pues, trabajábamos en la obra; y la mitad de ellos tenían lanzas desde la subida del alba hasta que salían las estrellas. 22 También dije entonces al pueblo: Cada uno con su criado permanezca dentro de Jerusalén, y de noche sirvan de centinela y de día en la obra. 23 Y ni yo ni mis hermanos, ni mis jóvenes, ni la gente de guardia que me seguía, nos quitamos nuestro vestido; cada uno se desnudaba solamente para bañarse.

Después de tantas idas y vueltas, el pueblo comenzó a trabajar de nuevo. Los judíos oraron, y luego Nehemías montó una guardia activa. El pueblo tenía turnos rotativos durante el día y la noche, y estaba preparado para cualquier ataque inminente. Nehemías también organizó al pueblo alrededor del muro, con armas, a fin de que cada familia estuviera lista para pelear. Además, dividió a sus siervos en dos grupos: mientras uno trabajaba, el otro portaba armas. También había disposiciones especiales para todos aquellos que trabajaban en el muro, ya que estaban más expuestos al peligro. Cada uno de los constructores portaba una espada en una mano y con la otra colocaba ladrillos/piedras y mortero en el muro. Estaban preparados para enfrentar a la oposición. Hicieron su parte; Dios hizo el resto. La fe de Nehemías en la protección de Dios es inspiradora. Sin embargo, no se sentó en el sofá a esperar que Dios hiciera todo. Se prepararon lo mejor que pudieron.

Los dos pasajes, “No temáis delante de ellos; acordaos del Señor, grande y temible, y pelead por vuestros hermanos, por vuestros hijos y por vuestras hijas, por vuestras mujeres y por vuestras casas” (ver Neh. 4:13, 14), y “Nuestro Dios peleará por nosotros” (ver 4:19, 20) son algunas de las declaraciones más inspiradoras que se encuentran en la Biblia.

Los judíos podrían haber dejado de construir una vez más debido a la persistente resistencia, pero esta vez, en lugar de dejarse vencer por el miedo, se aferraron a la promesa de que Dios lucharía por ellos. Cuando nos enfrentamos a la oposición en nombre de Dios, por nuestras creencias o por lo que Dios nos llama a hacer, debemos recordar que “Dios peleará por nosotros”.

Finalmente, los judíos se dieron cuenta de que el Señor estaba detrás de lo que hacían, y esto les dio valor para seguir adelante.

¿Por qué es tan importante saber que lo que estás haciendo es la voluntad de Dios? Por consiguiente, es importante preguntarse: ¿Cómo sé si lo que estoy haciendo es la voluntad de Dios?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

La reedificación de las defensas de Jerusalén no progresó sin impedimentos. Satanás estaba obrando para incitar oposición y desaliento… Pero los desafíos y el ridículo, la oposición y las amenazas no parecían lograr otra cosa que inspirar en Nehemías una determinación más firme e incitarle a una vigilancia aún mayor. Reconocía los peligros que debía arrostrar en esta guerra contra sus enemigos, pero su valor no se arredraba. Declara: “Entonces oramos a nuestro Dios, y… pusimos guarda contra ellos de día y de noche…”.

Al lado de Nehemías había un hombre con trompeta, y en diferentes partes de la muralla se hallaban sacerdotes con las trompetas sagradas. El pueblo estaba dispersado en sus labores; pero al acercarse el peligro a cualquier punto, los trabajadores oían la indicación de juntarse allí sin dilación. “Nosotros pues trabajábamos en la obra—dice Nehemías—; y la mitad de ellos tenían lanzas desde la subida del alba hasta salir las estrellas”… Nehemías y sus compañeros no rehuían las penurias ni los servicios arduos. Ni siquiera durante los cortos plazos dedicados al sueño, de día ni de noche se sacaban la ropa ni deponían su armadura (Conflicto y valor, {CV}, p. 266).

Como Nehemías, los hijos de Dios no deben temer ni despreciar a sus enemigos. Cifrando su confianza en Dios, deben ir adelante con firmeza, hacer su obra con abnegación y entregar a su providencia la causa que representan.

En medio del gran desaliento, Nehemías puso su confianza en Dios, e hizo de él su segura defensa. Y el que sostuvo entonces a su siervo ha sido el apoyo de su pueblo en toda época. En toda crisis sus hijos pueden declarar confiadamente: “Si Dios por nosotros, ¿quién contra nosotros?” Romanos 8:31. Por grande que sea la astucia con que Satanás y sus agentes hagan sus maquinaciones, Dios puede discernirlas y anular todos sus consejos. La respuesta que la fe dará hoy será la misma que dio Nehemías: “Nuestro Dios peleará por nosotros;” porque Dios se encarga de la obra y nadie puede impedir que ésta alcance el éxito final (Profetas y reyes, {PR}, p. 476).

Por el estudio de las Escrituras y la oración ferviente, tratad de obtener un claro concepto de vuestro deber y luego cumplidlo fielmente. Es esencial que cultivéis, la fidelidad en las cosas pequeñas, y al hacerlo adquiriréis costumbres de integridad en las responsabilidades mayores. Los pequeños incidentes de la vida diaria pasan con frecuencia sin que los notemos; pero son estas cosas las que forman el carácter. Cada acontecimiento de la vida es grande para bien o para mal. La mente necesita ser educada por las pruebas diarias, a fin de adquirir fuerza para resistir en cualquier situación difícil. En los días de prueba y peligro, necesitaréis ser fortalecidos para permanecer firmes de parte de lo recto, independientes de toda influencia opositora.

Dios quiere hacer mucho por vosotros, basta con que sintáis vuestra necesidad de él. Jesús os ama. Tratad siempre de andar en la luz de la sabiduría de Dios. Y en todos los variados escenarios de la vida, no descanséis hasta saber que vuestra voluntad está en armonía con la voluntad de vuestro Creador (Testimonios para la iglesia, {4TI}, t. 4, p. 554).

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Jueves 24 de octubre | Lección 4_______________________________________________

HACIENDO UNA “GRAN OBRA”

Lee Nehemías 6:1 al 13. ¿Por qué Nehemías considera que lo que está haciendo en Jerusalén es una “gran obra” (Neh. 6:3)? En este caso, ¿cuáles fueron los intentos por detenerlo?

Nehemías 6:1-13

1 Cuando oyeron Sanbalat y Tobías y Gesem el árabe, y los demás de nuestros enemigos, que yo había edificado el muro, y que no quedaba en él portillo (aunque hasta aquel tiempo no había puesto las hojas en las puertas), Sanbalat y Gesem enviaron a decirme: Ven y reunámonos en alguna de las aldeas en el campo de Ono. Mas ellos habían pensado hacerme mal. Y les envié mensajeros, diciendo: Yo hago una gran obra, y no puedo ir; porque cesaría la obra, dejándola yo para ir a vosotros. Y enviaron a mí con el mismo asunto hasta cuatro veces, y yo les respondí de la misma manera. Entonces Sanbalat envió a mí su criado para decir lo mismo por quinta vez, con una carta abierta en su mano, en la cual estaba escrito: Se ha oído entre las naciones, y Gasmu[a] lo dice, que tú y los judíos pensáis rebelaros; y que por eso edificas tú el muro, con la mira, según estas palabras, de ser tú su rey; y que has puesto profetas que proclamen acerca de ti en Jerusalén, diciendo: !!Hay rey en Judá! Y ahora serán oídas del rey las tales palabras; ven, por tanto, y consultemos juntos. Entonces envié yo a decirle: No hay tal cosa como dices, sino que de tu corazón tú lo inventas. Porque todos ellos nos amedrentaban, diciendo: Se debilitarán las manos de ellos en la obra, y no será terminada. Ahora, pues, oh Dios, fortalece tú mis manos. 10 Vine luego a casa de Semaías hijo de Delaía, hijo de Mehetabel, porque él estaba encerrado; el cual me dijo: Reunámonos en la casa de Dios, dentro del templo, y cerremos las puertas del templo, porque vienen para matarte; sí, esta noche vendrán a matarte. 11 Entonces dije: ¿Un hombre como yo ha de huir? ¿Y quién, que fuera como yo, entraría al templo para salvarse la vida? No entraré. 12 Y entendí que Dios no lo había enviado, sino que hablaba aquella profecía contra mí porque Tobías y Sanbalat lo habían sobornado. 13 Porque fue sobornado para hacerme temer así, y que pecase, y les sirviera de mal nombre con que fuera yo infamado.

El capítulo 6 describe muchos intentos en la vida de Nehemías. Sanbalat y Gesem siguieron enviándole cartas a Nehemías para que fuese con ellos, con el pretexto de una reunión. Sin embargo, la reunión era en la llanura de Ono, que se encontraba en territorio enemigo, y de este modo revelaba la verdadera intención de la invitación. Sanbalat, Tobías y Gesem vieron una ventana de oportunidad que duraría solo hasta que el muro estuviera terminado y las puertas estuvieran cerradas. Los judíos tenían la protección del rey persa y, por lo tanto, sus enemigos no podían conquistarlos a través de una ofensiva frontal. Pero, si acababan con el líder, detendrían el progreso o quizás hasta podrían detener a los judíos para siempre. No se daban por vencidos. Aunque Nehemías no respondía, seguían intentando. Debió de haber sido frustrante para Nehemías tener que lidiar con la oposición en todo momento. Él les respondió diciendo: “Yo hago una gran obra” (Neh. 6:3).

Según los parámetros del mundo, Nehemías estaba haciendo una gran obra como copero del rey, que era una profesión prestigiosa, una de las más encumbradas en la tierra donde se desempeñaba como asesor del rey. Pero, construir una ciudad que estaba en ruinas, que aparentemente no tenía ninguna importancia para el mundo, ¿es eso lo que él llama una gran obra? Nehemías consideraba que la obra para Dios era “grande” y más importante porque comprendía que el honor del nombre de Dios estaba en juego en Jerusalén.

Además, cuando Dios estableció los servicios del Santuario, instituyó el sacerdocio. Para que el Santuario siguiera siendo santo y especial en la mente del pueblo, solo permitió que los sacerdotes realizaran las tareas dentro del Templo. Se nos hace difícil ver la santidad de Dios por nuestra cuenta; por lo tanto, Dios hizo provisión para ayudar a los israelitas a llegar ante su presencia con reverencia. Nehemías sabía que los patios del Templo eran para todos, pero no los espacios interiores. Según sus palabras, al reunirse dentro del Templo, Semaías no solo se mostró como un falso profeta al sugerir algo que era contrario a las directivas de Dios, sino también se presentó como traidor.

Hoy, sin un Santuario terrenal, ¿cómo podemos tener ante nosotros una percepción de la santidad de Dios? Comprender la santidad de Dios, en contraposición con nuestra pecaminosidad, ¿cómo nos acerca a la Cruz?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Sambalat y sus confederados no se atrevían a guerrear abiertamente contra los judíos; pero con creciente malicia continuaban en secreto sus esfuerzos para desalentarlos y ocasionarles perplejidad y perjuicio. La muralla que cercaba a Jerusalén estaba llegando rápidamente a su terminación. Una vez que se la hubiese acabado y se hubiesen colocado las puertas, aquellos enemigos de Israel no podrían entrar ya en la ciudad. Era por lo tanto cada vez mayor su deseo de detener cuanto antes el trabajo. Idearon al fin un plan por medio del cual esperaban apartar a Nehemías de su puesto y matarlo o encarcelarlo una vez que lo tuviesen en su poder.

Fingiendo que deseaban que ambos partidos opositores transigieran, procuraron celebrar una conferencia con Nehemías, y le invitaron a reunirse con ellos en una aldea de la llanura de Ono. Mas él, iluminado por el Espíritu Santo acerca del verdadero fin que perseguían, rehusó. Escribe: “Enviéles mensajeros, diciendo: Yo hago una grande obra, y no puedo ir: porque cesaría la obra, dejándola yo para ir a vosotros.” Pero los tentadores eran persistentes. Cuatro veces le mandaron mensajes similares, y cada vez recibieron la misma respuesta (Profetas y reyes, {PR}, p. 483).

Toda estratagema que pueda sugerir el príncipe de las tinieblas será empleada para inducir a los siervos de Dios a confederarse con los agentes de Satanás. Les llegarán repetidamente solicitudes para apartarlos de su deber; pero, como Nehemías, deben contestar firmemente: “Yo hago una grande obra, y no puedo ir.” En plena seguridad, los que trabajan para Dios pueden seguir adelante con su obra y dejar que sus esfuerzos refuten las mentiras que la malicia invente para perjudicarles. Como los que construían los muros de Jerusalén, deben negarse a permitir que las amenazas, las burlas o las mentiras los distraigan de su obra. Ni por un momento deben relajar su vigilancia; porque hay enemigos que de continuo les siguen los pasos. Siempre deben elevar su oración a Dios y poner “guarda contra ellos de día y de noche.” Nehemías 4:9.

A medida que se acerca el tiempo del fin, se harán sentir con más poder las tentaciones a las cuales Satanás somete a los que trabajen para Dios. Empleará agentes humanos para escarnecer a los que edifiquen la muralla. Pero si los constructores se rebajasen a hacer frente a los ataques de sus enemigos, ello no podría sino retardar la obra. Deben esforzarse por derrotar los propósitos de sus adversarios; pero no deben permitir que cosa alguna los aparte de su trabajo. La verdad es más fuerte que el error, y el bien prevalecerá sobre el mal (Profetas y reyes, {PR}, p. 487).

La gloria de Dios se muestra en la obra de sus manos. La mente se fortalecerá buscando los misterios que hay en ella. Las mentes que se han divertido y debilitado leyendo ficciones pueden encontrar un libro abierto en la naturaleza y leer la verdad en las obras de Dios que los rodean. Todos pueden encontrar temas de estudio en la sencilla hoja de un árbol del bosque, los brotes de hierba que cubren la tierra con una alfombra de terciopelo verde, las plantas y las flores, los grandes árboles del bosque, las altas montañas, las rocas de granito, el cambiante océano, las preciosas gemas de luz que salpican del cielo y adornan la noche, las inagotables riquezas de la luz del sol, la solemne gloria de la luna, el frío del invierno, el calor del verano, las estaciones cambiantes y cíclicas en perfecto orden y armonía, controladas por un poder infinito, son temas que suscitan un pensamiento profundo y refuerzan la imaginación (Testimonios para la iglesia, {4TI}, t. 4, p. 574).

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Lección 4 | Viernes 25 de octubre______________________________________________

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

Lee Elena de White, Profetas y reyes, “Los edificadores de la muralla”, “Reproches contra la extorsión” y “Maquinaciones paganas”, pp. 469-488.

“La oposición y el desaliento que en los tiempos de Nehemías los constructores sufrieron –tanto por parte de sus enemigos abiertos como de los que se decían amigos suyos– son típicos de lo que experimentarán en nuestro tiempo los que trabajan para Dios. Los cristianos son probados no solo por medio de la ira, el desprecio y la crueldad de sus enemigos, sino también por medio de la indolencia, la inconsecuencia, la tibieza y la traición de quienes se dicen sus amigos y ayudadores” (PR 475).

“En la resuelta devoción de Nehemías a la obra de Dios, y en su igualmente firme confianza en Dios, residía la razón del fracaso que sufrieron sus enemigos al tratar de atraerlo adonde lo tuviesen en su poder. El alma indolente cae fácilmente presa de la tentación; pero en la vida que tenga nobles fines y un propósito absorbente el mal encuentra poco lugar donde asentar el pie. La fe del que progresa constantemente no se debilita; porque encima, debajo y más allá de lo que se ve reconoce al Amor infinito que obra en todas las cosas para cumplir su buen propósito. Los verdaderos siervos de Dios obran con determinación inagotable, porque dependen constantemente del Trono de la gracia” (PR 488).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. Ponte en el lugar de Zorobabel, Josué y los demás líderes cuando esos hombres acudieron a ellos con el ofrecimiento de ayuda. Al mirar hacia atrás, podemos ver que hicieron lo correcto al no aceptar ese ofrecimiento. Como adventistas, ¿cómo podemos saber cuándo deberíamos colaborar o no con otros que no son de nuestra fe? ¿Cómo decidimos si está bien o mal? ¿Qué criterios podemos seguir?
  2. A lo largo de la historia bíblica, vemos los peligros de transigir con el mundo respecto de nuestra fe. De hecho, toda la historia del antiguo Israel, hasta el cautiverio babilónico, fue un ejemplo poderoso de esta avenencia. Al mismo tiempo, ¿qué sucede cuando la gente se va a un extremo tratando de evitar ese peligro? Cuando acusaron al mismo Jesús de violar el sábado (ver Juan 9:14-16), ¿no tenemos un ejemplo poderoso de que sus acusadores se fueron al otro extremo? ¿Cómo hallar el equilibrio adecuado?

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Un pensamiento en “Lección 4 – CÓMO HACER FRENTE A LA OPOSICIÓN – Para el 26 de octubre de 2019

  1. Nuevamente gracias por enviarnos la leccion pero tambien nos hacen falta sus comentarios personales, que Dios siga bendiciendo su ministerio hermano Tony

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