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Lección 5: Para el 2 de noviembre de 2019
SE VIOLA EL ESPÍRITU DE LA LEY
Sábado 26 de octubre___________________________________________________________
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Nehemías 5:1–5; Éxodo 21:2–7; Miqueas 6:8; Nehemías 5:7–12; Deuteronomio 23:21–23; Nehemías 5:14–19.
PARA MEMORIZAR:
“Os ruego que les devolváis hoy sus tierras, sus viñas, sus olivares y sus casas, y la centésima parte del dinero, del grano, del vino y del aceite, que demandáis de ellos como interés” (Neh. 5:11).
Jesús dijo que “siempre tendréis pobres con vosotros” (Mat. 26:11), pero eso no es una excusa para no hacer algo para ayudarlos. Al contrario, la Escritura nos exhorta a hacer nuestra parte para ayudar; de lo contrario, difícilmente podremos decir que somos cristianos.
Además es asombroso que –incluso en medio de las pruebas y las tribulaciones de los exiliados repatriados– en la reconstrucción de Jerusalén surgiera el tema no solo de la pobreza y los pobres, sino de una cuestión aún más problemática, que es la de los ricos que oprimen a los pobres.
Esta semana veremos otra manifestación de este tema histórico, y cómo trabajó Nehemías para solucionarlo. Como veremos, lo que empeoraba esta opresión era que se practicaba dentro de “la letra de la ley”, por así decirlo, un poderoso ejemplo de que debemos tener cuidado de no permitir que las normas y los reglamentos se conviertan en un fin en sí mismos en vez de un medio para lograr un fin, que es reflejar el carácter de Jesús.
ESPÍRITU DE PROFECÍA
El Señor vio que era indispensable que viviéramos rodeados por los pobres, quienes en su desvalidez y necesidad recurrirían a nuestro ministerio. Serían una ayuda para nosotros en la perfección del carácter cristiano, porque al proporcionar alimento para sus mesas y vestido para sus cuerpos, estaríamos cultivando los atributos del carácter de Cristo. Si no tuviéramos pobres con nosotros perderíamos mucho, porque a fin de perfeccionar el carácter cristiano necesitamos negarnos a nosotros mismos…
Cuando gastéis vuestro dinero, pensad en lo que Jesús habría hecho en vuestro lugar. El llama a sus seguidores para que caminen en sus huellas de abnegación y sacrificio propio. El carácter del cristiano debe ser una reproducción del carácter de Cristo. El mismo amor, la misma gracia, la misma abnegada benevolencia vistas en su vida, han de caracterizar las vidas de sus seguidores (Nuestra elevada vocación, {NEV}, p. 200).
“El amor del dinero es la raíz de todos los males.” 1 Timoteo 6:10. En esta generación, el deseo de ganancias es la pasión absorbente. Con frecuencia las riquezas se obtienen por fraude. Multitudes están luchando con la pobreza, obligadas a trabajar arduamente por un salario ínfimo, que no suple siquiera las necesidades primordiales de la vida. El trabajo y las privaciones, sin esperanza de cosas mejores, hacen muy pesada la carga. Agotados y oprimidos, los pobres no saben dónde buscar alivio. ¡Y todo esto para que los ricos puedan sufragar su extravagancia o satisfacer su deseo de acumular más riquezas!
El amor al dinero y a la ostentación han hecho de este mundo una cueva de ladrones. Las Escrituras describen la codicia y la opresión que prevalecerán precisamente antes de la segunda venida de Cristo. Santiago escribe: “Ea ya ahora, oh ricos… Os habéis allegado tesoro para en los postreros días. He aquí, el jornal de los obreros que han segado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado de vosotros, clama; y los clamores de los que habían segado, han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos. Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis cebado vuestros corazones como en el día de sacrificios. Habéis condenado y muerto al justo; y él no os resiste.” Santiago 5:1-6 (Profetas y reyes, {PR}, pp. 480, 481).
Cristo enseñó que su iglesia es un reino espiritual. El mismo, “el Príncipe de paz”, es la cabeza de su iglesia. En su persona la humanidad, habitada por la Divinidad, estaba presente frente al mundo. El gran fin de su misión consistía en ser una ofrenda por el pecado del mundo, para que por el derramamiento de sangre se pudiera hacer expiación en favor de toda la raza humana. Con un corazón constantemente tocado por los sentimientos de nuestras debilidades, con un oído constantemente abierto al clamor de la humanidad sufriente, con una mano permanentemente lista para salvar al desanimado y al desesperado, Jesús, nuestro Salvador, “anduvo haciendo bienes”. Hechos 10:38.
Y todos los que son miembros del reino de Cristo lo representarán en carácter y en disposición (God’s Amazing Grace, p. 14; parcialmente en La maravillosa gracia de Dios, {MGD}, p. 14).
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Lección 5 | Domingo 27 de octubre____________________________________________
QUEJAS DEL PUEBLO
Lee Nehemías 5:1 al 5. ¿Que es lo que ocurrió aquí? ¿Contra qué clamaba el pueblo?
Nehemías 5:1-5
1 Entonces hubo gran clamor del pueblo y de sus mujeres contra sus hermanos judíos. 2 Había quien decía: Nosotros, nuestros hijos y nuestras hijas, somos muchos; por tanto, hemos pedido prestado grano para comer y vivir. 3 Y había quienes decían: Hemos empeñado nuestras tierras, nuestras viñas y nuestras casas, para comprar grano, a causa del hambre. 4 Y había quienes decían: Hemos tomado prestado dinero para el tributo del rey, sobre nuestras tierras y viñas. 5 Ahora bien, nuestra carne es como la carne de nuestros hermanos, nuestros hijos como sus hijos; y he aquí que nosotros dimos nuestros hijos y nuestras hijas a servidumbre, y algunas de nuestras hijas lo están ya, y no tenemos posibilidad de rescatarlas, porque nuestras tierras y nuestras viñas son de otros.
La comunidad judía parecía estar unida bajo el liderazgo de Nehemías contra las presiones externas. Pero, no todo marchaba bien dentro de la nación que enfrentaba persecución y se defendía de los ataques extranjeros. A pesar de la apariencia externa de tenacidad y esfuerzos de cohesión contra el enemigo, la comunidad estaba dividida por dentro. Los líderes y los ricos habían estado utilizando a los pobres y menesterosos para su propio beneficio, y la situación empeoró tanto que las familias estaban pidiendo alivio. Algunas familias decían que no tenían nada para alimentar a sus hijos; algunos clamaban que debido a una hambruna habían hipotecado sus propiedades y ahora no tenían nada; otras familias se quejaban de que tenían que pedir dinero prestado para el impuesto persa e incluso sus hijos eran esclavos.
Parece que el principal culpable del problema era la hambruna y el pago de impuestos, que hacía que las familias más pobres buscaran la ayuda de sus vecinos. El Gobierno persa exigía un impuesto de 350 talentos de plata por año de la provincia de Judá (ver nota sobre Neh. 5:1-5 en la Biblia de estudio Andrews, pp. 572, 573). Si una persona no podía pagar la parte designada del impuesto obligatorio, la familia generalmente hipotecaba su propiedad o pedía dinero prestado primero. No obstante, si no podían conseguir el dinero al año siguiente, entonces tenían que hacer algo con la deuda que tenían. Generalmente, la esclavitud era la siguiente opción. Ya habían perdido sus tierras, y ahora tenían que enviar a alguien de la familia, generalmente a los hijos, para que estuvieran al servicio del acreedor y así saldar la deuda.
Hay momentos en la vida en los que nos encontramos en problemas debido a las consecuencias de nuestras propias acciones; por supuesto, también hay ocasiones en las que terminamos enfermos o en apuros financieros por causas ajenas a nosotros. La historia anterior relata un momento en que las políticas gubernamentales perjudicaron al pueblo, lo que ocasionó una mayor pobreza. Quedaron atrapados sin salida en la espiral de la exacerbación de la pobreza.
Es asombroso que en ese entonces, al igual que ahora, la gente luchara contra la opresión económica. ¿Qué mensaje debemos extraer del hecho de que este es un tema que la Biblia aborda a menudo?
ESPÍRITU DE PROFECÍA
Aun no se había terminado la muralla de Jerusalén cuando se llamó la atención de Nehemías a las condiciones desafortunadas de las clases más pobres del pueblo. Con la intranquilidad que reinaba, los cultivos se habían descuidado en cierta medida. Además, debido a la conducta egoísta de algunos que habían regresado a Judea, la bendición del Señor no descansaba sobre su tierra, y había escasez de cereal.
A fin de obtener alimento para sus familias, los pobres se veían obligados a comprar a crédito y a precios exorbitantes. También estaban compelidos a tomar dinero prestado a interés para pagar los gravosos impuestos que les cobraban los reyes de Persia. Y para aumentar la angustia de los pobres, los más ricos de entre los judíos habían aprovechado aquellas necesidades para enriquecerse (Profetas y reyes, {PR}, p. 477).
Son planes humanos que llevan a la opresión, a la injusticia y a la maldad…
El Dios grande, santo y misericordioso nunca estará de acuerdo con procedimientos deshonestos; ni un solo vestigio de injusticia será defendido por él. Los hombres se han aprovechado de los que suponían que estaban bajo su jurisdicción. Estaban decididos a que esas personas se sometieran a sus condiciones; querían gobernar a toda costa. No habrá cambio concreto hasta que no se haga algo definido para producir un orden de cosas diferente…
Los métodos de Satanás tienden a un solo fin: a hacer que los hombres sean esclavos de los hombres. Y cuando esto se logra, el resultado es confusión y desconfianza, celos y malas sospechas. Semejante procedimiento destruye la fe en Dios y en los principios que deben imperar para eliminar el engaño y toda especie de egoísmo e hipocresía (Testimonios para los ministros, {TM}, pp. 359, 360).
Nunca podremos alcanzar la perfección de carácter si no oímos la voz de Dios ni obedecemos su consejo. Esta instrucción no se aplica sencillamente a los que han tenido pruebas que podrían disgustar a sus hermanos, sino que se aplica a los que han sido heridos, a los que han sufrido perjuicios financieros, reproches y críticas, incomprensiones y prejuicios. Los tales no deben permitir que el odio entre en el corazón, ni permitir que surjan los sentimientos negativos cuando consideran a los que los han perjudicado…
Como Cristo, perdonaremos a nuestros enemigos, y buscaremos la oportunidad de manifestarles a los que nos han perjudicado que amamos sus almas, y que si podemos, les haremos bien… Si los que nos han perjudicado perseveran en su mala conducta… debemos hacer esfuerzos para reconciliarnos con nuestros hermanos, de acuerdo con el plan bíblico, y tal como Cristo mismo nos ha enseñado. Si nuestros hermanos no quieren reconciliarse, no hablemos entonces de ellos, ni perjudiquemos su influencia, sino dejémoslos en las manos de un Dios justo, que juzga a todos los hombres justamente (Hijos e hijas de Dios, {HHD}, p. 92).
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Lunes 28 de octubre | Lección 5_______________________________________________
CONTRA EL ESPÍRITU DE LA LEY
Lee Nehemías 5:6 al 8 (ver, además, Éxo. 21:2–7). ¿Por qué Nehemías reaccionó enojándose?
Nehemías 5:6-8
6 Y me enojé en gran manera cuando oí su clamor y estas palabras. 7 Entonces lo medité, y reprendí a los nobles y a los oficiales, y les dije: ¿Exigís interés cada uno a vuestros hermanos? Y convoqué contra ellos una gran asamblea, 8 y les dije: Nosotros según nuestras posibilidades rescatamos a nuestros hermanos judíos que habían sido vendidos a las naciones; ¿y vosotros vendéis aun a vuestros hermanos, y serán vendidos a nosotros? Y callaron, pues no tuvieron qué responder.
Éxodo 21:2–7
2 Si comprares siervo hebreo, seis años servirá; mas al séptimo saldrá libre, de balde. 3 Si entró solo, solo saldrá; si tenía mujer, saldrá él y su mujer con él. 4 Si su amo le hubiere dado mujer, y ella le diere hijos o hijas, la mujer y sus hijos serán de su amo, y él saldrá solo. 5 Y si el siervo dijere: Yo amo a mi señor, a mi mujer y a mis hijos, no saldré libre; 6 entonces su amo lo llevará ante los jueces, y le hará estar junto a la puerta o al poste; y su amo le horadará la oreja con lesna, y será su siervo para siempre. 7 Y cuando alguno vendiere su hija por sierva, no saldrá ella como suelen salir los siervos.
Por más que nos cueste entenderlo, la esclavitud era una norma cultural en el mundo antiguo. Un padre podía hacerse esclavo o vender un hijo. Social y legalmente, los padres tenían el derecho de vender a sus hijos e hijas. Sin embargo, dado que Dios es el Dios de la libertad, reguló la práctica en Israel al exigir que los acreedores liberaran a sus esclavos cada siete años. Así, Dios protegió a las personas de convertirse en esclavos permanentes y demostró su deseo de que la gente viviera en libertad.
Aunque la Ley permitía los préstamos, no se permitía el cobro de intereses (para normas bíblicas contra la usura, ver Éxo. 22:25–27; Lev. 25:36, 37; Deut. 23:19, 20). No obstante, el interés que los prestamistas cobraban era pequeño en comparación con lo que cobraban las naciones circundantes: se les pedía que pagaran el uno por ciento cada mes. Los textos mesopotámicos del siglo VII muestran un interés del cincuenta por ciento anual para la plata y del cien por ciento anual para los cereales. Por lo tanto, el interés del doce por ciento anual era bajo, en comparación con la práctica de las naciones mesopotámicas. Pero en general, de acuerdo con la Palabra de Dios, lo único que los acreedores hacían mal era cobrar intereses (Neh. 5:10), y curiosamente el pueblo ni siquiera mencionó eso en su queja. Todo lo demás estaba dentro de la norma social y de las disposiciones legales. Entonces, ¿por qué Nehemías se enojó “en gran manera”? Curiosamente, no actuó de inmediato, sino que se detuvo a pensar en el asunto.
El hecho de que Nehemías tratara el problema de manera tan decisiva es sumamente admirable. No desestima una queja solo porque la situación técnicamente no infringe la Ley o es socialmente aceptable, e incluso “buena” en comparación con las prácticas de la región. Era el espíritu de la Ley lo que se transgredió en esta situación. Especialmente durante una época de dificultades económicas, el deber del pueblo era ayudarse mutuamente. Dios está de parte de los oprimidos y necesitados, y tuvo que encargar a los profetas que hablaran contra los males y la violencia cometidos contra los pobres.
¿Cuáles son las formas en que, incluso sin querer, podemos seguir la letra de la Ley y al mismo tiempo violar el espíritu que está detrás de ella? (Ver Miq. 6:8.)
ESPÍRITU DE PROFECÍA
Dios había dado también esas instrucciones mediante Moisés: “Si dieres a mi pueblo dinero emprestado, al pobre que está contigo, no te portarás con él como logrero.” “No tomarás de tu hermano logro de dinero, ni logro de comida, ni logro de cosa alguna de que se suele tomar.” También había dicho: “Cuando hubiere en ti menesteroso de alguno de tus hermanos en alguna de tus ciudades, en tu tierra que Jehová tu Dios te da, no endurecerás tu corazón, ni cerrarás tu mano a tu hermano pobre: mas abrirás a él tu mano liberalmente, y en efecto le prestarás lo que basta, lo que hubiere menester… [Deuteronomio 15:7,8].
Después que regresaron los desterrados de Babilonia, hubo ocasiones en que los judíos pudientes obraron en forma directamente contraria a esas órdenes. Cuando los pobres se habían visto obligados a pedir dinero prestado para pagar su tributo al rey, los ricos se lo habían prestado, pero cobrándoles un interés elevado. Hipotecando las tierras de los pobres, habían reducido gradualmente a los infortunados deudores a la más profunda miseria. Muchos habían tenido que vender en servidumbre a sus hijos e hijas; y no parecía haber para ellos esperanza de mejorar su condición, ni medio de redimir a sus hijos ni sus tierras, y sólo veían delante de sí la perspectiva de una angustia cada vez peor, necesidad perpetua y esclavitud. Eran, sin embargo, de la misma nación, hijos del mismo pacto que sus hermanos más favorecidos (Profetas y reyes, {PR}, pp. 477, 478).
Debido a la pobreza, algunos [niños] eran vendidos como esclavos por sus padres. Otros, que eran sentenciados por crímenes por los jueces, eran vendidos como esclavos. El Señor especificó que aun ésos no debían ser tenidos como esclavos más de siete años. Al final de ese tiempo cada siervo recibía su libertad o, si así prefería, se le permitía quedar con su amo. Así resguardó Dios los intereses de los humildes y de los oprimidos. Así ordenó un noble espíritu de generosidad, y animó a todos a cultivar un amor por la libertad, porque el Señor los había hecho libres. Cualquiera que rehusara la libertad cuando tenía el privilegio de recibirla, era marcado. Este no era un distintivo de honor para él, sino una señal de ignominia. Así Dios fomentaba el cultivo de un espíritu elevado y noble, más bien que un espíritu de servidumbre y esclavitud (Comentarios de Elena G. de White en Comentarios bíblicos adventista del séptimo día, t. 1, p. 1120).
Asegurémonos de que nuestras almas están en perfecta relación con Dios, de modo que el Señor pueda enseñarnos, guiarnos y revelarnos su voluntad. Por favor, consideremos estas cosas. Dediquemos mucho tiempo a orar. El Señor es nuestro auxilio, nuestra fuerza y nuestro bastión. Si caminamos humildemente con Dios y tememos y glorificamos su nombre, estará en nuestros pensamientos y corazones, y llegaremos a ser semejantes a él. Examinemos diligentemente nuestro corazón, y obtengamos la sabiduría que sólo Dios puede otorgar…
Todo nuestro pueblo necesita tratar ahora de recibir el Espíritu Santo. No participemos de discusiones; por el contrario, dejemos a un lado las disensiones y contiendas, y tratemos de contestar la oración que aparece en el (capítulo 17) de Juan (Cada día con Dios, {CDCD}, p. 22).
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Lección 5 | Martes 29 de octubre______________________________________________
NEHEMÍAS ACTÚA
Aparentemente, el reproche a los nobles y los gobernantes: “¿Exigís interés cada uno a vuestros hermanos?” (Neh. 5:7) no produjo los resultados deseados. Por lo tanto, Nehemías no se detuvo allí, sino que siguió luchando por los oprimidos. Podría haber dicho que trató de enseñarles a los nobles y los gobernantes, pero no funcionó, por lo que se vio obligado a abandonar el asunto. Al fin y al cabo, se estaba alzando contra los ricos y poderosos de la nación. Pero no quedó satisfecho hasta implementar una solución al problema; aunque se granjeó poderosos enemigos en el proceso.
Lee Nehemías 5:7 al 12. ¿Cuáles son los argumentos de Nehemías contra lo que estaba pasando? ¿Qué usó para persuadir al pueblo de que enmiende el error?
Nehemías 5:7-12
7 Entonces lo medité, y reprendí a los nobles y a los oficiales, y les dije: ¿Exigís interés cada uno a vuestros hermanos? Y convoqué contra ellos una gran asamblea, 8 y les dije: Nosotros según nuestras posibilidades rescatamos a nuestros hermanos judíos que habían sido vendidos a las naciones; ¿y vosotros vendéis aun a vuestros hermanos, y serán vendidos a nosotros? Y callaron, pues no tuvieron qué responder. 9 Y dije: No es bueno lo que hacéis. ¿No andaréis en el temor de nuestro Dios, para no ser oprobio de las naciones enemigas nuestras? 10 También yo y mis hermanos y mis criados les hemos prestado dinero y grano; quitémosles ahora este gravamen. 11 Os ruego que les devolváis hoy sus tierras, sus viñas, sus olivares y sus casas, y la centésima parte del dinero, del grano, del vino y del aceite, que demandáis de ellos como interés. 12 Y dijeron: Lo devolveremos, y nada les demandaremos; haremos así como tú dices. Entonces convoqué a los sacerdotes, y les hice jurar que harían conforme a esto.
Nehemías llamó a una gran asamblea: todo el pueblo de Israel se reunió para tratar este asunto. Lo más probable es que haya previsto la posibilidad de que, cuando todos estuvieran presentes, los dirigentes se avergonzarían, y hasta quizá temieran continuar con su opresión.
El argumento inicial de Nehemías se centró en la esclavitud. Muchos de los judíos, probablemente Nehemías incluido, habrían comprado la libertad de otros judíos sometidos a servidumbre por extranjeros. Ahora, les preguntó a los nobles y a los gobernantes si les parecía aceptable comprar y vender a su propio pueblo. ¿Tenía sentido que los israelitas compraran judíos y les dieran libertad solo para que terminaran siendo esclavos de su propio pueblo?
Los dirigentes no ofrecieron ninguna respuesta porque veían que este argumento era razonable; por lo tanto, Nehemías continuó. Él les preguntó: “¿No andaréis en el temor de nuestro Dios, para no ser oprobio de las naciones enemigas nuestras?” (Neh. 5:9). Entonces, Nehemías admitió que él mismo le había prestado dinero y grano a la gente. Al declarar “¡Dejemos de cobrarles intereses!” (Neh. 5:10, RVC), confirmó la ley que prohibía esta práctica con sus hermanos hebreos y demostraba que, bajo su cargo de gobernador, le gustaría que fueran solícitos unos con otros. Increíblemente, la respuesta fue unánime. Los líderes aceptaron devolver todo al pueblo.
¿Le has hecho mal a alguien? La mayoría, si somos honestos, tendríamos que responder “Sí”. ¿Qué te impide, de una u otra forma, hacer restitución, incluso ahora mismo?
ESPÍRITU DE PROFECÍA
Aun entre los que profesan andar en el temor del Señor, hay quienes siguen todavía la conducta de los nobles de Israel. Por el hecho de que pueden hacerlo, exigen más de lo justo, y se vuelven así opresores. Y porque hay avaricia y traición en la vida de los que llevan el nombre de Cristo, porque la iglesia conserva en sus libros los nombres de aquellos que adquirieron sus posesiones mediante injusticias, se desprecia la religión de Cristo. El despilfarro, las ganancias excesivas y la extorsión están corrompiendo la fe de muchos y destruyendo su espiritualidad. La iglesia es en gran medida responsable de los pecados cometidos por sus miembros. Presta su apoyo al mal si no alza la voz contra él.
Las costumbres del mundo no constituyen el criterio que debe seguir el cristiano. Este último no ha de imitar a aquél en sus prácticas injustas, en su codicia ni en sus extorsiones. Todo acto injusto contra un semejante es una violación de la regla de oro. Todo perjuicio ocasionado a los hijos de Dios se hace contra Cristo mismo en la persona de sus santos. Toda tentativa de aprovecharse de la ignorancia, debilidad o desgracia de los demás, se registra como fraude en el libro mayor del cielo (Profetas y reyes, {PR}, p. 481).
Cuando Dios confía responsabilidades a los hombres, espera que obedezcan su ley. Deben obrar con justicia, conscientes de que el Señor ve cómo tratan a sus semejantes, y que castigará toda acción injusta y opresora. Dios da a los hombres la oportunidad de unirse con Cristo y con él. Los que caminan en el temor de Jehová y meditan acerca de su carácter, cada día llegarán a ser más semejantes a Jesús. Los que no quieran conocer a Dios, se caracterizarán por su ostentación y su jactancia (Cada día con Dios, {CDCD}, p. 38).
Cuando alguien que profesa servir a Dios perjudica a un hermano suyo, calumnia el carácter de Dios ante ese hermano, y para reconciliarse con Dios debe confesar el daño causado y reconocer su pecado. Puede ser que nuestro hermano nos haya causado un perjuicio aún más grave que el que nosotros le produjimos, pero esto no disminuye nuestra responsabilidad. Si cuando nos presentamos ante Dios recordamos que otra persona tiene algo contra nosotros, debemos dejar nuestra ofrenda de oración, gratitud o buena voluntad, e ir al hermano con quien discrepamos y confesar humildemente nuestro pecado y pedir perdón.
Si hemos defraudado o perjudicado en algo a nuestro hermano, debemos repararlo. Si hemos dado falso testimonio sin saberlo, si hemos repetido equivocadamente sus palabras, si hemos afectado su influencia de cualquier manera que sea, debemos ir a las personas con quienes hemos hablado de él, y retractarnos de todos nuestros dichos perjudiciales.
Si las dificultades entre hermanos no se manifestaran a otros, sino que se resolvieran francamente entre ellos mismos, con espíritu de amor cristiano, ¡cuánto mal se evitaría! ¡Cuántas raíces de amargura que contaminan a muchos quedarían destruidas, y con cuánta fuerza y ternura se unirían los seguidores de Cristo en su amor! (El discurso maestro de Jesucristo, {DMJ}, p. 53).
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Miércoles 30 de octubre | Lección 5___________________________________________
UN JURAMENTO
Lee Nehemías 5:12 y 13. ¿Por qué Nehemías pronuncia una maldición contra aquellos que no cumplan con su parte del acuerdo?
Nehemías 5:12 y 13
12 Y dijeron: Lo devolveremos, y nada les demandaremos; haremos así como tú dices. Entonces convoqué a los sacerdotes, y les hice jurar que harían conforme a esto.
13 Además sacudí mi vestido, y dije: Así sacuda Dios de su casa y de su trabajo a todo hombre que no cumpliere esto, y así sea sacudido y vacío. Y respondió toda la congregación: !!Amén! y alabaron a Jehová. Y el pueblo hizo conforme a esto.
A pesar de que los líderes aceptan restaurar y devolver lo que han confiscado, Nehemías no está satisfecho con las meras palabras. Él necesita pruebas sólidas; por lo tanto, les hace jurar ante los sacerdotes. Este acto también le daba validez legal al procedimiento en caso de que tuviera que hacer referencia al acuerdo más adelante.
Pero ¿por qué pronuncia una maldición? Nehemías realiza un acto simbólico de recoger su manto como si hubiese algo en él y luego sacudirlo como una señal de perderlo. Así, los que fuesen en contra de este juramento perderían todo. Era costumbre pronunciar maldiciones para inculcar en los demás la importancia de una determinada ley o regla. También había menos probabilidades de actuar en contra de la ley cuando había una maldición vinculada con su violación. Nehemías aparentemente sintió que este era un tema tan importante que necesitaba hacer algo drástico para aumentar la probabilidad de éxito.
¿Qué nos enseñan los siguientes pasajes del Antiguo Testamento acerca de la santidad de los juramentos para este pueblo? (Núm. 30:2; Deut. 23:21–23; Ecl. 5:4, 5; Lev. 19:12; Gén. 26:31).
Números 30:2
2 Cuando alguno hiciere voto a Jehová, o hiciere juramento ligando su alma con obligación, no quebrantará su palabra; hará conforme a todo lo que salió de su boca.
Deuteronomio 23:21–23
21 Cuando haces voto a Jehová tu Dios, no tardes en pagarlo; porque ciertamente lo demandará Jehová tu Dios de ti, y sería pecado en ti. 22 Mas cuando te abstengas de prometer, no habrá en ti pecado. 23 Pero lo que hubiere salido de tus labios, lo guardarás y lo cumplirás, conforme lo prometiste a Jehová tu Dios, pagando la ofrenda voluntaria que prometiste con tu boca.
Eclesiastés 5:4-5
4 Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes. 5 Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas.
Levítico 19:12
12 Y no juraréis falsamente por mi nombre, profanando así el nombre de tu Dios. Yo Jehová.
Génesis 26:31
31 Y se levantaron de madrugada, y juraron el uno al otro; e Isaac los despidió, y ellos se despidieron de él en paz.
A fin de cuentas, el lenguaje es un poderoso don que Dios ha dado a la humanidad; es algo radicalmente diferente de lo que tienen los animales. Y hay poder en nuestras palabras, poder incluso para la vida y la muerte. Por lo tanto, debemos ser muy cuidadosos con lo que decimos, con lo que prometemos hacer y con lo que nos comprometemos verbalmente. También es importante que nuestras acciones coincidan con nuestras palabras. ¿Cuántas personas se han alejado del cristianismo por aquellos cuyas palabras suenan cristianas pero que con sus acciones demuestran lo contrario?
Piensa en cuánto impacto tienen tus palabras en los demás. ¿Cómo podemos aprender a ser más cuidadosos en lo que decimos, cuándo lo decimos y cómo lo decimos?
ESPÍRITU DE PROFECÍA
Nehemías les explicó que, por el hecho de que el rey de Persia le había investido de autoridad, él mismo podría haber exigido grandes contribuciones para su beneficio personal. Pero en vez de obrar así, no había recibido siquiera lo que le pertenecía con justicia, sino que había dado liberalmente para aliviar de su necesidad a los pobres. Instó a los gobernadores judíos culpables de extorsión a que renunciasen a este inicuo proceder, devolviesen las tierras de los pobres, así como el interés del dinero que les habían exigido, y les prestasen lo necesario sin garantía ni usura.
Estas palabras fueron pronunciadas en presencia de toda la congregación. Si los gobernadores hubiesen querido justificarse, tenían oportunidad de hacerlo. Pero no ofrecieron excusa alguna. Declararon: “Devolveremos, y nada les demandaremos; haremos así como tú dices.” Oyendo esto, Nehemías, en presencia de los sacerdotes, los juramentó “que harían conforme a esto… Y respondió toda la congregación: ¡Amén! Y alabaron a Jehová. Y el pueblo hizo conforme a esto” (Profetas y reyes, {PR}, p. 480).
Los judíos entendían que el tercer mandamiento prohibía el uso profano del nombre de Dios; pero se creían libres para pronunciar otros juramentos. Prestar juramento era común entre ellos. Por medio de Moisés se les prohibió jurar en falso; pero tenían muchos artificios para librarse de la obligación que entraña un juramento. No temían incurrir en lo que era realmente blasfemia ni les atemorizaba el perjurio, siempre que estuviera disfrazado por algún subterfugio técnico que les permitiera eludir la ley.
Jesús condenó sus prácticas, y declaró que su costumbre de jurar era una transgresión del mandamiento de Dios. Pero el Salvador no prohibió el juramento judicial o legal en el cual se pide solemnemente a Dios que sea testigo de que cuanto se dice es la verdad, y nada más que la verdad (El discurso maestro de Jesucristo, {DMJ}, p. 59).
Las palabras placenteras y gozosas no cuestan más que las palabras desagradables y malhumoradas. Las palabras duras hieren y lastiman el alma. En esta vida todos tienen dificultades que solucionar. Cada uno se encuentra frente a aflicciones y desilusiones. ¿No llevaremos luz en lugar de oscuridad a las vidas de aquellos con quienes nos relacionamos? ¿No pronunciaremos palabras que ayuden y bendigan? Tales palabras serán una bendición tanto para nosotros como para aquellos a quienes las decimos…
A menudo las palabras se pronuncian descuidadamente y se olvidan, pero estas palabras para el bien o para el mal, producirán una cosecha. Sembrad una palabra sin bondad, y dura, y esta semilla, encontrando suelo fértil en la mente de los oyentes, brotará y llevará fruto según su especie. Sembrad una semilla mediante palabras amantes, gentiles y cristianas, y producirán una rica recompensa. Cuidémonos para que no hablemos palabras que no son una bendición sino una maldición. Si sembramos trigo cosecharemos trigo. Si sembramos cizaña, cosecharemos cizaña. Y la cosecha, sea de trigo o de cizaña, será segura y abundante (Nuestra elevada vocación, {NEV}, p. 296).
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Lección 5 | Jueves 31 de octubre_______________________________________________
EL EJEMPLO DE NEHEMÍAS
Lee Nehemías 5:14 al 19. ¿Qué razones presenta Nehemías para no exigir “el pan [salario asignado] del gobernador” (Neh. 5:18) de la gente?
Nehemías 5:14-19
14 También desde el día que me mandó el rey que fuese gobernador de ellos en la tierra de Judá, desde el año veinte del rey Artajerjes hasta el año treinta y dos, doce años, ni yo ni mis hermanos comimos el pan del gobernador. 15 Pero los primeros gobernadores que fueron antes de mí abrumaron al pueblo, y tomaron de ellos por el pan y por el vino más de cuarenta siclos de plata, y aun sus criados se enseñoreaban del pueblo; pero yo no hice así, a causa del temor de Dios. 16 También en la obra de este muro restauré mi parte, y no compramos heredad; y todos mis criados juntos estaban allí en la obra. 17 Además, ciento cincuenta judíos y oficiales, y los que venían de las naciones que había alrededor de nosotros, estaban a mi mesa. 18 Y lo que se preparaba para cada día era un buey y seis ovejas escogidas; también eran preparadas para mí aves, y cada diez días vino en toda abundancia; y con todo esto nunca requerí el pan del gobernador, porque la servidumbre de este pueblo era grave. 19 Acuérdate de mí para bien, Dios mío, y de todo lo que hice por este pueblo.
Es muy probable que Nehemías haya escrito el relato de estos versículos después de su regreso a la corte del rey Artajerjes, luego de sus doce años de gobernación en Judá. Aunque los gobernadores tenían derecho a recibir ingresos de sus súbditos, Nehemías nunca reclamó este derecho, sino que se costeaba su sustento. No solo pagaba sus propios gastos, sino también proveía para su familia y toda la corte. Zorobabel, el primer gobernador, es el otro gobernador cuyo nombre sabemos. Cuando Nehemías dice:“los primeros gobernadores”, lo más probable es que se refiera a los gobernadores entre Zorobabel y él mismo. Como resultado, al concluir con su mandato, muy probablemente haya perdido dinero. En lugar de adquirir riquezas, como cabría esperar de un puesto de prestigio, probablemente haya perdido riquezas y posesiones. Nehemías era rico, por lo que podía proporcionar el alimento diario a muchas personas, y era generoso al proveer en abundancia a los demás (Neh. 5:17, 18).
Aunque no es lo mismo que lo que hizo Abraham después del rescate de los capturados por algunas de las naciones circundantes (ver Gén. 14), lo que Nehemías hace aquí revela el mismo principio fundamental.
Lee Nehemías 5:19. ¿Qué significa esto, y cómo lo entendemos en función del evangelio?
Nehemías 5:19
19 Acuérdate de mí para bien, Dios mío, y de todo lo que hice por este pueblo.
Lo que vemos con Nehemías es un ejemplo de alguien que puso al Señor y a su obra por encima de su propio beneficio y ventaja personal. Es una buena lección para todos nosotros, independientemente de nuestra situación particular. Es fácil trabajar para el Señor cuando no nos cuesta mucho.
Lee Filipenses 2:3 al 8. ¿De qué manera, ahora mismo, puedes revelar en tu vida estos principios de abnegación?
Filipenses 2:3-8
3 Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; 4 no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. 5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
ESPÍRITU DE PROFECÍA
Mientras los ojos de cada obrero se dirigían con frecuencia a Nehemías, listos para prestar atención a la más leve señal, esos ojos y corazones se elevaban también a Dios, el gran Director de toda la obra, Aquel que había puesto en el corazón de su siervo el deseo de edificar. Y a medida que se fortalecían la fe y el valor en su propio corazón, Nehemías exclamaba, y sus palabras, repetidas una y otra vez, conmovían los corazones de los obreros a lo largo de toda la línea: “El Dios de los cielos, él nos prosperará.”
Nehemías y sus compañeros no rehuyeron el trabajo duro, ni se excusaron del servicio penoso. Ni de noche ni de día, ni aun durante el breve tiempo usado para dormir, se quitaban la ropa, o aun colocaban a un lado su armadura. “Y ni yo, ni mis hermanos, ni mis mozos, ni la gente de guardia que me seguía (Servicio cristiano, {SC}, pp. 219, 220).
No hay nada que debilite la fortaleza de la iglesia como el orgullo y la pasión… Cristo nos ha dado un ejemplo de amor y humildad, y ha ordenado a sus seguidores que se amen mutuamente como él los ha amado. Con humildad, debemos estimar a otros superiores a nosotros. Debemos ser severos con nuestros propios defectos de carácter, prontos para discernir nuestros errores y equivocaciones, y tener menos en cuenta las faltas ajenas que las nuestras. Debemos sentir un interés especial en considerar las cosas ajenas, no para codiciarlas, no para encontrar faltas en ellas, no para hacer comentarios en cuanto a ellas y presentarlas en una luz dudosa, sino para hacer estricta justicia en todas las cosas a nuestros hermanos y a todos con quienes nos tratamos. Ofende a Dios el espíritu de hacer planes para nuestro interés egoísta, con el fin de obtener alguna ganancia, o para mostrar superioridad o rivalidad. El Espíritu de Cristo guiará a sus seguidores para que se preocupen, no solo por su éxito o ventajas, sino por tener también interés en el éxito y ventajas de sus hermanos. Esto será amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos (A fin de conocerle, {AFC}, p. 176).
Éramos todos deudores de la justicia divina; pero nada teníamos con qué pagar la deuda. Entonces el Hijo de Dios se compadeció de nosotros y pagó el precio de nuestra redención. Se hizo pobre para que por su pobreza fuésemos enriquecidos. Mediante actos de generosidad hacia los pobres, podemos demostrar la sinceridad de nuestra gratitud por la misericordia que se nos manifestó. “Hagamos bien a todos—recomienda el apóstol Pablo,—y mayormente a los domésticos de la fe.” Y sus palabras concuerdan con las del Salvador: “Siempre tendréis los pobres con vosotros, y cuando quisiereis les podréis hacer bien.” “Todas las cosas que quisierais que los hombres hiciesen con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esta es la ley y los profetas.” Gálatas 6:10; Marcos 14:7; Mateo 7:12 (Profetas y reyes, {PR}, p. 482).
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Viernes 1º de noviembre | Lección 5__________________________________________
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee Elena de White, Profetas y reyes, “Reproches contra la extorsión”, pp. 477-482.
“Al enterarse Nehemías de esa cruel opresión, su alma se llenó de indignación. ‘Me enojé –dice– en gran manera cuando oí su clamor y estas palabras’. Vio que para quebrantar la opresiva costumbre de la extorsión, debía asumir una actitud decidida de lado de la justicia. Con la energía y la determinación que lo caracterizaban, se puso a trabajar para aliviar a sus hermanos” (PR 478, 479).
“Jesús procedió a prescribir un principio que haría inútil proferir juramentos. Enseña que la ley del hablar debería ser la verdad exacta. ‘Sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede’.
“Estas palabras condenan todas las frases e interjecciones insensatas que rayan en la profanidad. Condenan los cumplidos engañosos, el evadir la verdad, las frases lisonjeras, las exageraciones, las falsedades en el comercio, los cuales son moneda corriente en la sociedad y en el mundo de los negocios. [Y] enseñan que nadie puede llamarse veraz si trata de aparentar lo que no es, o si sus palabras no expresan el verdadero sentimiento de su corazón” (DMJ 60).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
- ¿Por qué el egoísmo constituye el meollo de nuestros problemas humanos cuando se trata de las finanzas y las relaciones interpersonales?
- ¿Cómo puede evitar la avaricia el pueblo de Dios? ¿Cuál es la provisión de Dios contra esto? Estudia los siguientes textos: Isaías 58:3 al 12; Miqueas 6:6 al 8.
- Reflexiona en el don del habla y el poder de nuestras palabras. ¿Qué quiere decir Juan 1:1 y 2 cuando habla de Jesús como “el Verbo”? ¿Cómo nos ayuda esto a entender la importancia de las palabras y lo que significan?
- Es asombroso que miles de años atrás Jesús haya dicho que los pobres siempre estarían entre nosotros. También se nos amonesta a ayudar a los necesitados. ¿Cómo ensamblar estas dos ideas para ayudar a motivar a los cristianos a trabajar por los menos afortunados?
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10/27/2019 en 7:59 AM
DIOS LOS BENDIGA,
EL MATERIAL ES DE GRAN AYUDA PARA EL CRECIMIENTO ESPIRITUAL.
SANTIAGO DURAN
QUITO-ECUADOR
10/28/2019 en 5:59 AM
Muchas gracias por este material.
11/02/2019 en 8:06 AM
Muchas gracias por la lección y sus aportes del espíritu de profecía, feliz sábado
11/06/2019 en 2:47 PM
el espiritu de la ley esta descrito en Miqueas 6.8 .. hacer justicia y amar misericordia…
gracias por este estudio DIOS LES BENDIGA SIEMPRE