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Lección 10: Para el 5 de junio de 2021
EL NUEVO PACTO
Sábado 29 de mayo________________________________________________________________
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Jeremías 31:31–34; Mateo 5:17–28; Oseas 2:18–20; Isaías 56:6, 7; Hebreos 8:7, 8; 10:4; Mateo 27:51.
PARA MEMORIZAR:
“He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá” (Jer. 31:31).
Hace años, una revista mostraba la caricatura de un empresario que estaba en una oficina frente a un grupo de otros ejecutivos. Sostenía una caja de detergente en las manos y se la mostraba a los demás. Señalaba con orgullo la palabra Nuevo, que aparecía en grandes letras rojas en la caja; lo que implicaba, por supuesto, que el producto era nuevo. El ejecutivo, luego, dijo: “Lo que es nuevo en la caja es la palabra ‘Nuevo’ ”. En otras palabras, todo lo que cambiaba, todo lo nuevo, simplemente era la palabra Nuevo en la caja. Todo lo demás era igual que siempre.
En cierto sentido, se podría decir que el Nuevo Pacto es así. La base del Pacto, la esperanza básica que tiene para nosotros, las condiciones básicas, son las mismas que se encuentran en el Antiguo Pacto. Siempre ha sido un pacto de la gracia y la misericordia de Dios; un pacto basado en un amor que trasciende las debilidades y las derrotas humanas.
Reseña de la semana: ¿Qué paralelismos existen entre el Antiguo Pacto y el Nuevo Pacto? ¿Qué papel juega la Ley en el Pacto? ¿Con quiénes se hicieron los pactos? ¿Qué quiere decir el libro de Hebreos con un “mejor pacto”? (Heb. 8:6). ¿Qué relación hay entre el Pacto y el Santuario celestial?
ESPÍRITU DE PROFECÍA
El amor es el principio que está a la base del gobierno de Dios en el cielo y en la tierra, y este amor debe estar entretejido en la vida del cristiano. El amor de Cristo no es vacilante, sino que es profundo, amplio y pleno. Su poseedor no dirá: «Amaré únicamente a los que me aman». El corazón que es influido por este principio santo, será puesto por encima de todo lo que se asemeje a una naturaleza egoísta…
La religión de Cristo no solo debe preparamos para la vida inmortal futura, sino que también debe habilitamos para vivir la vida de Cristo aquí en la tierra. Jesús no es solamente nuestro Modelo, también es nuestro Amigo y nuestro Guía, y al asimos de su fuerte brazo y participar de su Espíritu, andaremos «como él anduvo» (A fin de conocerle, pp. 296, 297).
Si el pacto confirmado a Abraham contenía la promesa de la redención, ¿por qué se hizo otro pacto en el Sinaí? Durante su servidumbre, el pueblo había perdido en alto grado el conocimiento de Dios y de los principios del pacto de Abraham. Al libertarlos de Egipto, Dios trató de revelarles su poder y su misericordia para inducirlos a amarle y a confiar en él. Los llevó al mar Rojo, donde, perseguidos por los egipcios, parecía imposible que escaparan, para que pudieran ver su total desamparo y necesidad de ayuda divina; y entonces los libró. Así se llenaron de amor y gratitud hacia él, y confiaron en su poder para ayudarles. Los ligó a sí mismo como su libertador de la esclavitud temporal.
Pero había una verdad aun mayor que debía grabarse en sus mentes. Como habían vivido en un ambiente de idolatría y corrupción, no tenían un concepto verdadero de la santidad de Dios, de la extrema pecaminosidad de su propio corazón, de su total incapacidad para obedecer la ley de Dios, y de la necesidad de un Salvador. Todo esto se les debía enseñar (Historia de los patriarcas y profetas, p. 388).
El apóstol Pablo presenta claramente la relación que existe entre la fe y la ley bajo el nuevo pacto. Dice: «Justificados pues por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo». «¿Luego deshacemos la ley por la fe? En ninguna manera; antes establecemos la ley». «Porque lo que era imposible a la ley, por cuanto era débil por la carne [no podía justificar al hombre, porque este en su naturaleza pecaminosa no podía guardar la ley], Dios enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado, y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne para que las justicia de la ley fuese cumplida en nosotros que no andamos conforme a la carne, mas conforme al espíritu». Romanos 5: 1; 3:31; 8:3, 4 (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 389, 390).
Domingo 30 de mayo______________________________________________________________
HE AQUÍ, VIENEN LOS DÍAS…
Lee Jeremías 31:31 al 34 y responde las siguientes preguntas:
Jeremías 31:31-34
31 He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. 32 No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. 33 Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. 34 Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.
- ¿Quién promueve el Pacto?
- ¿De quién es la ley de la que se habla aquí? ¿Qué ley es esta?
- ¿Qué versículos enfatizan el aspecto relacional que Dios quiere mantener con su pueblo?
- ¿Qué acto de Dios en favor de su pueblo forma la base de esa relación de pacto?
Es evidente: el Nuevo Pacto no es algo muy diferente del Antiguo Pacto hecho con Israel en el monte Sinaí. De hecho, el problema con el pacto del Sinaí no era que fuera antiguo o anticuado; el problema era que se había roto (ver Jer. 31:32).
Las respuestas a las preguntas anteriores, que se encuentran en esos cuatro versículos, prueban que muchas facetas del “Antiguo Pacto” siguen estando en el Nuevo. El “Nuevo Pacto” es, en cierto sentido, un “pacto renovado”. Es la culminación o el cumplimiento del primero.
Concéntrate en la última parte de Jeremías 31:34, en la que el Señor afirma que perdonará la maldad y el pecado de su pueblo. Aunque el Señor dice que escribirá la Ley en nuestro corazón y la colocará dentro de nosotros, todavía enfatiza que perdonará nuestro pecado e iniquidad, que violan la Ley escrita en el corazón. ¿Ves alguna contradicción o tensión entre estas ideas? ¿Por qué? ¿Qué significa, como dice Romanos 2:15, tener la Ley escrita en el corazón? (Mat. 5:17-28).
Jeremías 31:34
34 Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.
Romanos 2:15
15 mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos,
Mateo 5:17-28
17 No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. 18 Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. 19 De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos. 20 Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. 21 Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio. 22 Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego. 23 Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, 24 deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda. 25 Ponte de acuerdo con tu adversario pronto, entre tanto que estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel. 26 De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante. 27 Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. 28 Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.
¿Cómo podrías usar los versículos de hoy para responder el argumento de que, de alguna manera, los Diez Mandamientos (o, específicamente, el sábado) ahora quedan anulados bajo el Nuevo Pacto? ¿Hay algo en esos pasajes que indique ese argumento? En todo caso, ¿cómo se pueden usar esos versículos para probar la perpetuidad de la Ley?
ESPÍRITU DE PROFECÍA
La obra de Dios es la misma en todos los tiempos, aunque hay distintos grados de desarrollo y diferentes manifestaciones de su poder para suplir las necesidades de los hombres en los diferentes siglos. Empezando con la primera promesa evangélica, y siguiendo a través de las edades patriarcal y judía, para llegar hasta nuestros propios días, ha habido un desarrollo gradual de los propósitos de Dios en el plan de la redención. El Salvador simbolizado en los ritos y ceremonias de la ley judía es el mismo que se revela en el evangelio. Las nubes que envolvían su divina forma se han esfumado; la bruma y las sombras se han desvanecido; y Jesús, el Redentor del mundo, aparece claramente visible. El que proclamó la ley desde el Sinaí, y entregó a Moisés los preceptos de la ley ritual, es el mismo que pronunció el sermón sobre el monte. Los grandes principios del amor a Dios, que él proclamó como fundamento de la ley y los profetas, son solo una reiteración de lo que él había dicho por medio de Moisés al pueblo hebreo: «Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todo tu poder». Y «amarás a tu prójimo como a ti mismo». Deuteronomio 6:4, 5; Levítico 19: 18. El Maestro es el mismo en las dos dispensaciones. Las demandas de Dios son las mismas. Los principios de su gobierno son los mismos. Porque todo procede de Aquel «en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación». Santiago 1: 17 (Historia de los patriarcas y profetas, p. 390).
Donde no solo hay una creencia en la Palabra de Dios, sino una sumisión de la voluntad a él; donde se le da a él el corazón y los afectos se fijan en él, allí hay fe, fe que obra por el amor y purifica el alma. Mediante esta fe, el corazón se renueva conforme a la imagen de Dios. Y el corazón que en su estado camal no se sujetaba a la ley de Dios ni tampoco podía, se deleita después en sus santos preceptos, y exclama con el salmista: «¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación» (Salmo 119. 97). Y la justicia de la ley se cumple en nosotros, «los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu». Romanos 8:1 (God’s Amazing Grace, p. 137; parcialmente en La maravillosa gracia de Dios, p. 137).
Los judíos habían interpretado erróneamente la promesa de Dios de favorecer eternamente a Israel… Los judíos consideraban que su descendencia natural de Abraham les daba derecho a esta promesa. Pero pasaban por alto las condiciones que Dios había especificado. Antes de hacer la promesa, había dicho: «Daré mi ley en sus entrañas, y escribiréla en sus corazones; y seré yo a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo… Porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado». Jeremías 31 :33, 34 (El Deseado de todas las gentes, pp. 80, 81).
Lunes 31 de mayo_________________________________________________________________
OBRA DEL CORAZÓN
Cuando el Reino del Sur (Judá) estaba llegando a su fin y el pueblo fue llevado en cautiverio por Babilonia, Dios anunció, a través de su profeta Jeremías, el “Nuevo Pacto”. Esta es la primera vez que se expresa esta noción en la Biblia. Sin embargo, cuando el Reino del Norte (diez tribus de Israel) estaba a punto de ser destruido (unos 150 años antes de la época de Jeremías), esta vez Oseas volvió a mencionar la idea de otro pacto (Ose. 2:18-20).
Lee Oseas 2:18 al 20. Observa el paralelismo entre lo que el Señor dice a su pueblo y lo que le dijo en Jeremías 31:31 al 34. ¿Qué imágenes comunes se utilizan y, nuevamente, qué dice sobre el significado básico y la naturaleza del Pacto?
Oseas 2:18-20
18 En aquel tiempo haré para ti pacto con las bestias del campo, con las aves del cielo y con las serpientes de la tierra; y quitaré de la tierra arco y espada y guerra, y te haré dormir segura. 19 Y te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia, juicio, benignidad y misericordia. 20 Y te desposaré conmigo en fidelidad, y conocerás a Jehová.
Jeremías 31:31-34
31 He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. 32 No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. 33 Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. 34 Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.
En momentos de la historia en los que los planes de Dios para su pueblo del Pacto se vieron obstaculizados por su rebelión e incredulidad, Dios envió profetas para proclamar que la historia del Pacto con sus fieles no había llegado a su fin. Sin importar cuán infiel haya sido el pueblo, sin importar la apostasía, la rebelión ni la desobediencia entre ellos, el Señor aún proclama su disposición a entablar una relación de pacto con todos los que estén dispuestos a arrepentirse, obedecer y reclamar sus promesas.
Busca los siguientes versículos. Aunque no mencionan específicamente un nuevo pacto, ¿qué elementos se encuentran en ellos que reflejan los principios que están detrás del Nuevo Pacto?
Ezequiel 11:19
19 Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne,
Ezequiel 18:31
31 Echad de vosotros todas vuestras transgresiones con que habéis pecado, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué moriréis, casa de Israel?
Ezequiel 36:26
26 Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.
El Señor les dará un “corazón para que me conozcan que yo soy Jehová” (Jer. 24:7). Él “quitar[á] el corazón de piedra de en medio de su carne, y les dar[á] un corazón de carne” (Eze. 11:19); y les dará “corazón nuevo” y “espíritu nuevo” (36:26). También dice: “Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu” (36:27). Esta obra de Dios es la base del Nuevo Pacto.
Si alguien se acerca a ti y te dice: “Quiero un corazón nuevo, quiero la Ley escrita en mi corazón, quiero un corazón para conocer al Señor, pero no sé cómo lograrlo”, ¿qué le dirías a esa persona?
ESPÍRITU DE PROFECÍA
«Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor: pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios y ellos me serán a mí por pueblo». Hebreos 8: 10.
Las bendiciones del nuevo pacto se basan únicamente en la misericordia manifestada en el perdón de la injusticia y el pecado. El Señor especifica: «Porque seré propicio a sus injusticias, y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades». Hebreos 8: 12. Todos los que se humillan de corazón, confesando sus pecados, hallarán misericordia, gracia y seguridad (A fin de conocerle, p. 297).
La misma ley que fue grabada en tablas de piedra es escrita por el Espíritu Santo sobre las tablas del corazón. En vez de tratar de establecer nuestra propia justicia, aceptamos la justicia de Cristo. Su sangre expía nuestros pecados. Su obediencia es aceptada en nuestro favor. Entonces el corazón renovado por el Espíritu Santo producirá los frutos del Espíritu. Mediante la gracia de Cristo viviremos obedeciendo a la ley de Dios escrita en nuestro corazón. Al poseer el Espíritu de Cristo, andaremos como él anduvo. Por medio del profeta, Cristo declaró respecto a sí mismo: «El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado; y tu ley está en medio de mis entrañas». Salmo 40:8. Y cuando vivió entre los hombres, dijo: «No me ha dejado solo el Padre; porque yo, lo que a él agrada, hago siempre». Juan 8:29 (Historia de los patriarcas y profetas, p. 389).
El favor de Dios se asegura a aquellos en cuyo corazón está escrita su ley. Son uno con él. Pero los judíos se habían separado de Dios. A causa de sus pecados, estaban sufriendo bajo sus juicios. Esta era la causa de su servidumbre a una nación pagana. Los intelectos estaban obscurecidos por la transgresión, y porque en tiempos pasados el Señor les había mostrado tan grande favor, disculpaban sus pecados. Se lisonjeaban de que eran mejores que otros hombres, con derecho a sus bendiciones.
Estas cosas «son escritas para nuestra admonición, en quienes los fines de los siglos han parado». 1 Corintios 10:11. ¡Con cuánta frecuencia interpretamos erróneamente las bendiciones de Dios, y nos lisonjeamos de que somos favorecidos a causa de alguna bondad nuestra! Dios no puede hacer en favor nuestro Jo que anhela hacer. Sus dones son empleados para aumentar nuestra satisfacción propia, y para endurecer nuestro corazón en la incredulidad y el pecado (El Deseado de todas las gentes, p. 81).
El peligro que acecha a los que viven en estos últimos días es la ausencia de religión pura, la falta de santidad de corazón. No han aceptado el poder convertidor de Dios para que transforme sus caracteres. Profesan creer las sagradas verdades, tal como la nación judía, pero al no poner en práctica la verdad, ignoran tanto las Escrituras como el poder de Dios. El poder y la influencia de la ley de Dios están en torno de ellos, pero no dentro de sus almas, para renovarlos en verdadera santidad (Cada día con Dios, p. 144).
Martes 1º de junio_________________________________________________________________
EL PACTO ANTIGUO Y EL NUEVO PACTO
“Y a los hijos de los extranjeros que sigan a Jehová para servirle, y que amen el nombre de Jehová para ser sus siervos; a todos los que guarden el día de reposo para no profanarlo, y abracen mi pacto, yo los llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos” (Isa. 56:6, 7).
Jeremías declara que el Nuevo Pacto se hará con “la casa de Israel” (Jer. 31:33). ¿Significa esto, entonces, que solo la simiente literal de Abraham, los judíos de sangre y nacimiento, recibirían las promesas del Pacto?
¡No! De hecho, eso ni siquiera se aplicaba en los tiempos del Antiguo Testamento. Por supuesto que es cierto que a la nación hebrea, en su conjunto, se le entregaron las promesas del Pacto. Sin embargo, nadie quedaba excluido; al contrario, todos, judíos o gentiles, recibían la invitación a participar de las promesas, pero tenían que estar de acuerdo para entrar en ese pacto. Por cierto, hoy no es diferente.
Lee los versículos anteriores de Isaías. ¿Qué condiciones imponen a quienes quieren servir al Señor? ¿Existe realmente alguna diferencia entre lo que Dios les pedía a ellos y lo que nos pide a nosotros hoy? Explica tu respuesta.
Aunque del Nuevo Pacto se dice que es “mejor” (ver el estudio del miércoles), realmente no hay diferencia en los elementos básicos que componen tanto el Antiguo Pacto como el Nuevo Pacto. Es el mismo Dios, que ofrece la salvación de la misma manera, por gracia (Éxo. 34:6; Rom. 3:24); es el mismo Dios, que busca a un pueblo que por fe reclamará sus promesas de perdón (Jer. 31:34, Heb. 8:12); es el mismo Dios, que busca escribir la Ley en el corazón de quienes lo seguirán en una relación de fe (Jer. 31:33; Heb. 8:10), sean judíos o gentiles.
En el Nuevo Testamento, los judíos, al responder a la elección de la gracia, recibieron a Jesucristo y su evangelio. Por un tiempo fueron el corazón de la iglesia, el “remanente escogido por gracia” (Rom. 11:5), en contraste con aquellos que fueron “endurecidos” (11:7). Al mismo tiempo, los gentiles, que antes no creían, aceptaron el evangelio y fueron injertados en el verdadero pueblo de Dios, conformado por creyentes, sin importar a qué pueblo o raza pertenecieran (11:13-24). Así que, los gentiles, “en aquel tiempo […] sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa” (Efe. 2:12), fueron atraídos por la sangre de Cristo. Cristo es mediador del “nuevo pacto” (Heb. 9:15) para todos los creyentes, independientemente de su nacionalidad o raza.
ESPÍRITU DE PROFECÍA
Aunque este pacto fue hecho con Adán, y más tarde se le renovó a Abraham, no pudo ratificarse sino hasta la muerte de Cristo. Existió en virtud de la promesa de Dios desde que se indicó por primera vez la posibilidad de redención. Fue aceptado por fe: no obstante, cuando Cristo lo ratificó fue llamado el pacto nuevo. La ley de Dios fue la base de este pacto, que era sencillamente un arreglo para restituir al hombre a la armonía con la voluntad divina, colocándolo en situación de poder obedecer la ley de Dios.
Otro pacto, llamado en la Escritura el pacto «antiguo», se estableció entre Dios e Israel en el Sinaí, y en aquel entonces fue ratificado mediante la sangre de un sacrificio. El pacto hecho con Abraham fue ratificado mediante la sangre de Cristo, y es llamado el «segundo» pacto o «nuevo» pacto, porque la sangre con la cual fue sellado se derramó después de la sangre del primer pacto. Es evidente que el nuevo pacto estaba en vigor en los días de Abraham, puesto que entonces fue confirmado tanto por la promesa como por el juramento de Dios, «dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta». Hebreos 6: 18 (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 387, 388).
El Salvador no había venido para poner a un lado lo que los patriarcas y profetas habían dicho; porque él mismo había hablado mediante esos hombres representativos. Todas las verdades de la Palabra de Dios provenían de él. Estas gemas inestimables habían sido puestas en engastes falsos. Su preciosa luz había sido empleada para servir al error. Dios deseaba que fuesen sacadas de su marco de error, y puestas en el de la verdad. Esta obra podía ser hecha únicamente por una mano divina. Por su relación con el error, la verdad había estado sirviendo la causa del enemigo de Dios y del hombre. Cristo había venido para colocarla donde glorificase a Dios y obrase la salvación de la humanidad (El Deseado de todas las gentes, p. 254).
Pablo compara el residuo de Israel a un noble olivo, algunas de cuyas ramas habían sido cortadas. Compara a los gentiles a las ramas de un olivo silvestre, injertadas en la cepa madre…
Por la incredulidad y el rechazamiento del propósito del Cielo para con él, Israel como nación había perdido su relación con Dios. Pero Dios podía unir a la verdadera cepa de Israel las ramas que habían sido separadas de la cepa madre: el residuo que había permanecido fiel al Dios de sus padres. «Y aun ellos –declara el apóstol respecto a las ramas quebradas-, si no permanecieren en incredulidad, serán ingeridos; que poderoso es Dios para volverlos a ingerir». «Si tú -escribe a los gentiles- eres cortado del natural acebuche, y contra natura fuiste ingerido en la oliva, ¿cuánto más estos, que son las ramas naturales, serán ingeridos en su oliva?
«Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis acerca de vosotros mismos arrogantes: que el endurecimiento en parte ha acontecido en Israel, hasta que haya entrado la plenitud de los Gentiles» (Los hechos de los apóstoles, p. 303).
Miércoles 2 de junio_______________________________________________________________
“UN MEJOR PACTO” (HEB. 8:6)
Ayer vimos que, en lo que respecta a los elementos básicos, el Antiguo Pacto y el Nuevo Pacto eran lo mismo. Lo esencial es la salvación por la fe en un Dios que perdonará nuestros pecados, no porque haya algún mérito en nosotros, sino solo por su gracia. Como resultado de este perdón, entablamos una relación con el Señor en la que nos entregamos a él con fe y obediencia.
No obstante, el libro de Hebreos califica al Nuevo Pacto como “un mejor pacto”. ¿Cómo entendemos lo que eso significa? ¿En qué sentido un Pacto es mejor que otro?
¿Dónde radica la culpa del “fracaso” del Antiguo Pacto? (Heb. 8:7, 8).
Hebreos 8:7-8
7 Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo. 8 Porque reprendiéndolos dice: He aquí vienen días, dice el Señor, En que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto;
El problema del Antiguo Pacto no era el pacto en sí, sino el hecho de que el pueblo no lo aceptó por fe (Heb. 4:2). La superioridad de lo nuevo sobre lo viejo radica en que Jesús, en lugar de revelarse solo a través de los sacrificios de animales (como en el Antiguo Pacto), ahora aparece en la realidad de su vida, su muerte y su ministerio sumosacerdotal. En otras palabras, la salvación que se ofrece en el Antiguo Pacto es la misma que se ofrece en el Nuevo Pacto. Sin embargo, en el Nuevo se manifiesta una revelación mayor y más completa del Dios del Pacto y el amor que tiene por la humanidad caída. Es mejor porque todo lo que se había enseñado a través de símbolos y tipos en el Antiguo Testamento ha encontrado su cumplimiento en Jesús, cuya vida sin pecado, su muerte y su ministerio sumosacerdotal se simbolizaban en el servicio del Santuario terrenal (Heb. 9:8-14).
No obstante, ahora, en lugar de símbolos, tipos y ejemplos, tenemos al mismo Jesús, no solo como el Cordero inmolado que derramó su sangre por nuestro pecado (Heb. 9:12), sino además se presenta como nuestro Sumo Sacerdote celestial que intercede en nuestro favor (7:25). Aunque la salvación que ofrece es la misma, esta revelación más completa de sí mismo y la salvación que se halla en él, según lo revela el Nuevo Pacto, la hacen superior al Antiguo Pacto.
Lee Hebreos 8:5 y 10:1. ¿Qué palabra usa el autor para describir los servicios del Santuario del Antiguo Pacto? ¿Cómo nos ayuda el uso de esa palabra a comprender la superioridad del Nuevo Pacto?
Hebreos 8:5
5 los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, como se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el tabernáculo, diciéndole: Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte.
Hebreos 10:1
1 Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan.
Piensa en esto: ¿Por qué conocer la vida, la muerte y el ministerio sumosacerdotal de Cristo en nuestro favor nos da una mejor comprensión de Dios que si solo contáramos con el ritual de servicios del Santuario terrenal con sacrificios de animales?
ESPÍRITU DE PROFECÍA
La mera creencia en Cristo como Salvador del mundo no imparte sanidad al alma. La fe salvadora no es un simple asentimiento a la verdad del evangelio. La verdadera fe es la que recibe a Cristo como un Salvador personal. Dios dio a su Hijo unigénito, para que yo, mediante la fe en él, «no perezca, mas tenga vida eterna». Juan 3:16 (VM). Al acudir a Cristo, conforme a su palabra, be de creer que recibo su gracia salvadora. La vida que ahora vivo, la debo vivir «en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó, y se entregó a sí mismo por mí». Gálatas 2:20.
Muchos consideran la fe como una opinión. La fe salvadora es una transacción, por la cual los que reciben a Cristo se unen en un pacto con Dios. Una fe viva entraña un aumento de vigor y una confianza implícita que, por medio de la gracia de Cristo, dan al alma un poder vencedor (El ministerio de curación, p. 40).
Tengamos confianza y seamos valientes… Dios conoce todas nuestras necesidades. A la omnipotencia del Rey de reyes, el Dios que guarda el pacto con nosotros añade la dulzura y el solícito cuidado del tierno pastor. Su poder es absoluto, y es garantía del seguro cumplimiento de sus promesas para todos los que en él confían. Tiene medios de apartar toda dificultad, para que sean confortados los que le sirven y respetan los medios que él emplea. Su amor supera todo otro amor, como el cielo excede en altura a la tierra. Vela por sus hijos con un amor inconmensurable y eterno.
En los días aciagos, cuando todo parece conjurarse contra nosotros, tengamos fe en Dios, quien lleva adelante sus designios y hace bien todas las cosas en favor de su pueblo. La fuerza de los que le aman y le sirven será renovada día tras día.
Dios puede y quiere conceder a sus siervos toda la ayuda que necesiten. Les dará la sabiduría que requieren sus varias necesidades (El ministerio de curación, pp. 382, 383).
«Y comiendo ellos, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed, esto es mi cuerpo. Y tomando el vaso, y hechas gracias, les dio, diciendo: Bebed de él todos; porque esto es mi sangre del nuevo pacto, la cual es derramada por muchos para remisión de los pecados»…
Al participar con sus discípulos del pan y del vino, Cristo se comprometió como su Redentor. Les confió el nuevo pacto, por medio del cual todos los que le reciben llegan a ser hijos de Dios, coherederos con Cristo. Por este pacto, venía a ser suya toda bendición que el cielo podía conceder para esta vida y la venidera. Este pacto había de ser ratificado por la sangre de Cristo. La administración del sacramento había de recordar a los discípulos el sacrificio infinito hecho por cada uno de ellos como parte del gran conjunto de la humanidad caída (El Deseado de todas las gentes, pp. 609, 613).
Jueves 3 de junio__________________________________________________________________
EL SACERDOTE DEL NUEVO PACTO
El libro de Hebreos pone un gran énfasis en Jesús como nuestro Sumo Sacerdote en el Santuario celestial. De hecho, la exposición más clara del Nuevo Pacto en el Nuevo Testamento se encuentra en el libro de Hebreos, con su énfasis en Cristo como Sumo Sacerdote. No es casualidad: el ministerio celestial de Cristo está íntimamente ligado a las promesas del Nuevo Pacto.
El servicio del Santuario del Antiguo Testamento era el medio por el que se enseñaban las verdades del Antiguo Pacto. Se centraba en el sacrificio y la mediación. Se sacrificaban animales y los sacerdotes mediaban con su sangre. Por supuesto, todos estos eran símbolos de la salvación que encontramos solo en Jesús; no se hallaba en ellos la salvación.
Lee Hebreos 10:4. ¿Por qué no hay salvación en la muerte de estos animales? ¿Por qué la muerte de un animal no es suficiente para salvar?
Hebreos 10:4
4 porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados.
Todos estos sacrificios, y la mediación sacerdotal que los acompañaba, tuvieron su cumplimiento en Cristo. Jesús se convirtió en el Sacrificio que es la base de la sangre del Nuevo Pacto. La sangre de Cristo ratificó el Nuevo Pacto, haciendo que el pacto del Sinaí y sus sacrificios sean “antiguos” o inválidos. El verdadero sacrificio fue hecho de una vez para siempre (Heb. 9:26). Una vez que Cristo murió, no hubo más necesidad de matar y ofrecer ningún animal. Los servicios del Santuario terrenal habían completado su función.
Lee Mateo 27:51, que cuenta cómo se rasgó el velo del Santuario terrenal cuando Jesús murió. ¿Cómo nos ayuda ese hecho a entender por qué el Santuario terrenal había quedado sin efecto?
Mateo 27:51
51 Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron;
El ministerio sacerdotal –esos levitas que ofrecían y mediaban los sacrificios en el Santuario terrenal en favor del pueblo– estaba vinculado a estos sacrificios de animales, por supuesto. Una vez que terminaron los sacrificios, también terminó la necesidad de su ministerio. Todo se había cumplido ya en Jesús, quien ahora administra su propia sangre en el Santuario celestial (ver Heb. 8:1-5). Hebreos enfatiza a Cristo como Sumo Sacerdote celestial, quien entró en el Santuario verdadero al derramar su propia sangre (9:12), para mediar en nuestro favor. Este es el fundamento de la esperanza y la promesa que tenemos en el Nuevo Pacto.
¿Cómo te sientes al saber que, incluso hoy, Jesús está en el cielo ministrando en tu favor con su sangre? ¿Cuánta confianza y seguridad te da eso con respecto a la salvación?
ESPÍRITU DE PROFECÍA
En sus enseñanzas, Cristo mostró cuán abarcantes son los principios de la ley pronunciados desde el Sinaí. Hizo una aplicación viviente de aquella ley cuyos principios permanecen para siempre como la gran norma de justicia: la norma por la cual serán juzgados todos en aquel gran día, cuando el juez se siente y se abran los libros. Él vino para cumplir toda justicia y, como cabeza de la humanidad, para mostrarle al hombre que puede hacer la misma obra, haciendo frente a cada especificación de los requerimientos de Dios. Mediante la medida de su gracia proporcionada al instrumento humano, nadie debe perder el cielo. Todo el que se esfuerza, puede alcanzar la perfección del carácter. Esto se convierte en el fundamento mismo del nuevo pacto del evangelio. La ley de Jehová es el árbol. El evangelio está constituido por las fragantes flores y los frutos que lleva (Mensajes selectos, t.1, pp. 248, 249).
Cristo mismo fue el originador del sistema judío de culto, en el cual se anticipaban las cosas espirituales y celestiales por medio de símbolos y sombras. Muchos olvidaron el verdadero significado de esas ofrendas, y se perdió para ellos la gran verdad de que solo mediante Cristo hay perdón de pecados. La multiplicación de las ofrendas ceremoniales, la sangre de becerros y machos cabríos no podía quitar el pecado…
En cada sacrificio estaba implícita una lección e impresa en cada ceremonia, solemnemente predicada por el sacerdote en su santo ministerio, e inculcada por Dios: que solo por medio de la sangre de Cristo hay perdón de los pecados. Nosotros ¡cuán poco sentimos en conjunto la fuerza de esta gran verdad! ¡Cuán raras veces, mediante una fe viviente y real, hacemos que penetre en nuestra vida esta gran verdad: que hay perdón para el pecado más pequeño, perdón para el pecado más grande!…
La expiación de Cristo selló para siempre el pacto eterno de la gracia. Fue el cumplimiento de todas las condiciones por las cuales Dios había suspendido la libre comunicación de la gracia con la familia humana. Entonces fue derribada toda barrera que interceptaba la más generosa acción de la gracia, la misericordia, la paz y el amor para el más culpable de la raza de Adán (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 7, pp. 944, 945).
Al expirar Jesús en el Calvario exclamó: «Consumado es», y el velo del templo se rasgó de arriba abajo en dos mitades, para demostrar que los servicios del Santuario terrenal habían acabado para siempre, y que Dios ya no vendría al encuentro de los sacerdotes de ese templo terrestre para aceptar sus sacrificios. La sangre de Cristo fue derramada entonces e iba a ser ofrecida por él mismo en el Santuario celestial (Primeros escritos, pp. 252, 253).
La suficiencia infinita de Cristo queda demostrada porque llevó los pecados de todo el mundo. Ocupa la doble posición de oferente y de ofrenda, de sacerdote y de víctima. Era santo, inocente, sin mancha y apartado de los pecadores. «Viene el príncipe de este mundo -declaró él-, y él nada tiene en mí». Era un Cordero sin mancha y sin contaminación (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 7, p. 945).
Viernes 4 de junio_________________________________________________________________
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
“Al participar con sus discípulas del pan y del vino, Cristo se comprometió como su Redentor. Les confió el Pacto Nuevo, por medio del cual todos los que lo reciben llegan a ser hijos de Dios, coherederos con Cristo. Por medio de este pacto, venía a ser suya toda bendición que el Cielo podía conceder para esta vida y la venidera. Este pacto debía ser ratificado con la sangre de Cristo. Y la administración del sacramento debía recordar a los discípulos el sacrificio infinito hecho por cada uno de ellos como parte del gran conjunto de la humanidad caída” (DTG 613).
“La característica más impresionante de este Pacto de Paz es la exuberante riqueza de la misericordia perdonadora manifestada al pecador si se arrepiente y se aparta de su pecado. El Espíritu Santo describe al evangelio como salvación por medio de las tiernas misericordias de nuestro Dios. ‘Porque seré propicio a sus injusticias’, declara el Señor a los que se arrepienten, ‘y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades’ (Heb. 8:12). ¿Se aparta Dios de la justicia al manifestar misericordia hacia el pecador? No; Dios no puede deshonrar su Ley permitiendo que sea transgredida impunemente. Bajo el Nuevo Pacto, la perfecta obediencia es la condición para recibir vida. Si el pecador se arrepiente y confiesa sus pecados, encontrará perdón. Mediante el sacrificio de Cristo en su favor, se le asegura el perdón. Cristo ha satisfecho las demandas de la Ley para todo pecador arrepentido y creyente” (MGD 138)
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
- ¿Cuál es la ventaja de tener la Ley escrita en el corazón en vez de solo en tablas de piedra? ¿Qué es más fácil de olvidar, la Ley escrita en piedras o la Ley escrita en el corazón?
- Desde la caída de la humanidad, la salvación solo se encuentra en Jesús; aunque la revelación de esa verdad varió en diferentes épocas de la historia. Los Pactos ¿no funcionan de la misma manera?
- Analiza la segunda cita de Elena de White en el estudio de hoy. ¿Qué quiere decir con “perfecta obediencia” como requisito para una relación de pacto? ¿Quién es el único que ha ofrecido “perfecta obediencia”? ¿Cómo responde esa obediencia a las demandas de la Ley para con nosotros?
COMENTARIO DEL VIDEO
*Este tema nos trae mucha confusión
-lo he escuchado explicado por diferentes personas, en tiempos diferente y de muchas religiones y pareciera ser que no logramos comprender, cual es la gran diferencia entre el viejo pacto y el nuevo pacto
¿Por qué vamos a la iglesia?
Solo una respuesta correcta
POR SALVACIÓN
-LA PROMESA DEL EDEN: SALVACIÓN
-PERO LA SALVACIÓN REQUIERE DE DOS PARTES
– UN PERDIDO QUE NECESITA SER SALVO
-UNO QUE QUIERA RESCATAR AL QUE ESTA PERDIDO
POR LO TANTO, LA SALVACIÓN NO ES SOLO UNA PROMESA, TIENE QUE SER MAS QUE UNA PROMESA POR LAS DOS PARTES QUE ESTÁN INVOLUCRADAS
TIENE QUE HABER UN PACTO
EN ESTE CASO ENTRE EL SALVADOR (DIOS) Y EL PERDIDO (EL HOMBRE)
El pacto de la salvación se puede comparar al pacto del matrimonios
Alli hay dos personas que están comprometiéndose la una a la otra
No solo una puede ofrecer, son dos los que vivirán juntos, por lo tanto no solamente es una promesa, sino que una promesa reciproca, convirtiéndose así en un pacto
ENTONCES ENCONTRAMOS QUE HAY DOS PACTOS:
UN PACTO VIEJO O ANTIGUO
Y UN PACTO NUEVO
AQUÍ ES DONDE ENCONTRAMOS EL GRAN PROBLEMA; ¿CUAL ES LA DIFERENCIA ENTRE LOS DOS PACTOS?
QUE EL NUEVO ES MUCHO MAS MEJORADO QUE EL VIEJO PACTO
LOS DOS PACTOS SON IGUALES, LOS DOS PACTOS TIENEN LA MISMA BASE, EL MISMO FUNDAMENTO, LA MISMA IDEOLOGIA, PERO EL NUEVO ES MAS SUPERIOR QUE EL ANTIGUO PACTO
EJEMPLO: EL AUTOMÓVIL
Dos textos idénticos :
Lee Jeremías 31:31 al 34 y responde las siguientes preguntas:
31 He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá.
32 No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová.
33 Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.
34 Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.
Hebreos 8
8 Porque reprendiéndolos dice:
He aquí vienen días, dice el Señor,
En que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto;
9 No como el pacto que hice con sus padres
El día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto;
Porque ellos no permanecieron en mi pacto,
Y yo me desentendí de ellos, dice el Señor.
10 Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel
Después de aquellos días, dice el Señor:
Pondré mis leyes en la mente de ellos,
Y sobre su corazón las escribiré;
Y seré a ellos por Dios,
Y ellos me serán a mí por pueblo;
11 Y ninguno enseñará a su prójimo,
Ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor;
Porque todos me conocerán,
Desde el menor hasta el mayor de ellos.
12 Porque seré propicio a sus injusticias,
Y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades.
(Ezequiel 36:26-28) “26 Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros;
y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.
27 Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.
28 Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres,
y vosotros me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios.”
¿Dónde radica la culpa del “fracaso” del Antiguo Pacto? (Heb. 8:7, 8).
El problema del Antiguo Pacto no era el pacto en sí, sino el hecho de que el pueblo no lo aceptó por fe (Heb. 4:2).
2Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron.
La superioridad de lo nuevo sobre lo viejo radica en que Jesús, en lugar de revelarse solo a través de los sacrificios de animales (como en el Antiguo Pacto), ahora aparece en la realidad de su vida, su muerte y su ministerio sumosacerdotal.
En otras palabras, la salvación que se ofrece en el Antiguo Pacto es la misma que se ofrece en el Nuevo Pacto.
Sin embargo, en el Nuevo se manifiesta una revelación mayor y más completa del Dios del Pacto y el amor que tiene por la humanidad caída.
Es mejor porque todo lo que se había enseñado a través de símbolos y tipos en el Antiguo Testamento ha encontrado su cumplimiento en Jesús, cuya vida sin pecado, su muerte y su ministerio sumosacerdotal se simbolizaban en el servicio del Santuario terrenal (Heb. 9:8-14).
Hebreos 9:8–14 8dando el Espíritu Santo a entender con esto que aún no se había manifestado el camino al Lugar Santísimo, entre tanto que la primera parte del tabernáculo estuviese en pie. 9Lo cual es símbolo para el tiempo presente, según el cual se presentan ofrendas y sacrificios que no pueden hacer perfecto, en cuanto a la conciencia, al que practica ese culto, 10ya que consiste sólo de comidas y bebidas, de diversas abluciones, y ordenanzas acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo de reformar las cosas.
11Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, 12y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención. 13Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos,m y las cenizas de la becerran rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne, 14¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?
Ley de salud
11 Habló Jehová a Moisés y a Aarón, diciéndoles:
2 Hablad a los hijos de Israel y decidles: Estos son los animales que comeréis de entre todos los animales que hay sobre la tierra.
3 De entre los animales, todo el que tiene pezuña hendida y que rumia, éste comeréis.
4 Pero de los que rumian o que tienen pezuña, no comeréis éstos: el camello, porque rumia pero no tiene pezuña hendida, lo tendréis por inmundo.
5 También el conejo, porque rumia, pero no tiene pezuña, lo tendréis por inmundo.
6 Asimismo la liebre, porque rumia, pero no tiene pezuña, la tendréis por inmunda.
7 También el cerdo, porque tiene pezuñas, y es de pezuñas hendidas, pero no rumia, lo tendréis por inmundo.
RECORDEMOS QUE NOE YA SABIA DE LOS ANIMALES LIMPIOS E INMUNDOS ¿Cómo?
Isaías 66 habla del juicio venidero y de la tierra nueva
16 Porque Jehová juzgará con fuego y con su espada a todo hombre; y los muertos de Jehová serán multiplicados.
17 Los que se santifican y los que se purifican en los huertos, unos tras otros, los que comen carne de cerdo y abominación y ratón, juntamente serán talados, dice Jehová.
Ley de sacrificio
Éxodo 29
Las ofrendas diarias
(Nm. 28.1-8)
38 Esto es lo que ofrecerás sobre el altar: dos corderos de un año cada día, continuamente.
39 Ofrecerás uno de los corderos por la mañana, y el otro cordero ofrecerás a la caída de la tarde.
40 Además, con cada cordero una décima parte de un efa de flor de harina amasada con la cuarta parte de un hin de aceite de olivas machacadas; y para la libación, la cuarta parte de un hin de vino.
41 Y ofrecerás el otro cordero a la caída de la tarde, haciendo conforme a la ofrenda de la mañana, y conforme a su libación, en olor grato; ofrenda encendida a Jehová.
42 Esto será el holocausto continuo por vuestras generaciones, a la puerta del tabernáculo de reunión, delante de Jehová, en el cual me reuniré con vosotros, para hablaros allí.
43 Allí me reuniré con los hijos de Israel; y el lugar será santificado con mi gloria.
44 Y santificaré el tabernáculo de reunión y el altar; santificaré asimismo a Aarón y a sus hijos, para que sean mis sacerdotes.
45 Y habitaré entre los hijos de Israel, y seré su Dios.
46 Y conocerán que yo soy Jehová su Dios, que los saqué de la tierra de Egipto, para habitar en medio de ellos. Yo Jehová su Dios.
Hebreos 9:23
El sacrificio de Cristo quita el pecado
Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos.Efesios 5:2
Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.
Filipenses 2
16 asidos de la palabra de vida, para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado.
17 Y aunque sea derramado en libación sobre el sacrificio y servicio de vuestra fe, me gozo y regocijo con todos vosotros.
18 Y asimismo gozaos y regocijaos también vosotros conmigo.
Romanos 12:1
Deberes cristianos
Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.
1 Pedro 2:5
vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.
Millones de martires , murieron por la fe, imitando al gran maestro
La ley del amor
Mateo 5:22
21 Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio.
22 Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego.
Mateo 5
27 Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio.
28 Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.
Mateo 5
31 También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divorcio.
32 Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio.
Mateo 5
33 Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos.
34 Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios;
35 ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey.
36 Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello.
37 Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede.
Mateo 5
38 Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente.
39 Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra;
40 y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa;
41 y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos.
42 Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses.
43 Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo.
44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;
45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.
46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos?
47 Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles?
48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.