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Lección 9: Para el 28 de agosto de 2021
LOS RITMOS DEL DESCANSO
Sábado 21 de agosto__________________________________________________________
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Génesis 1; Éxodo 20:8–11; 16:14–31; Deuteronomio 5:12–15; Salmo 92; Isaías 58:13.
PARA MEMORIZAR:
“Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación” (Gén. 2:3).
Quién se puede imaginar cómo habrán sido las obras de la Creación: la luz en medio de la oscuridad, los océanos rebosantes de vida, las aves que de repente levantan vuelo? ¿Y la creación sobrenatural de Adán y de Eva? Ni siquiera podemos empezar a comprender cómo lo hizo Dios.
Sin embargo, después de todo este proceso de creación activa, Dios centró su atención en algo más. A primera vista, no parecía tan espectacular como las ballenas saltarinas ni las deslumbrantes exhibiciones de plumas de las aves. Dios simplemente creó un día, el séptimo día, y luego lo hizo especial. Aun antes de que la humanidad se autoimpusiera una vida estresante, Dios estableció un mojón como una ayudamemoria vívida. Dios deseaba que este día fuera una ocasión para que nos detuviéramos deliberadamente a disfrutar de la vida; un día para ser, no para hacer; para celebrar el regalo de la hierba, el aire, la vida silvestre, el agua, la gente; y, sobre todo, al Creador de todo lo bueno.
Esta invitación continuó aun después de que la primera pareja fuera desterrada del Edén. Dios quería asegurarse de que la invitación pudiera resistir la prueba del tiempo y, por eso, desde el principio la tejió en la misma urdimbre del tiempo.
Durante esta semana, estudiaremos la maravillosa invitación de Dios a entrar en un reposo dinámico, una y otra vez, cada séptimo día.
ESPÍRITU DE PROFECÍA
Cristo procuró desviar la atención de sus discípulos de lo artificial hacia lo natural: “Si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?”. ¿Por qué nuestro Padre celestial no alfombró la tierra de marrón o de gris? Escogió el color que da más descanso, el que es mejor para los sentidos. ¡Cómo alegra el corazón y vivifica al cansado espíritu contemplar la tierra vestida con su atavío de viviente verdor! El aire estaría lleno de polvo sin esa cobertura, y la tierra parecería un desierto. Cada brizna de hierba, cada capullo que se abre y cada lozana flor es una prueba del amor de Dios, y debiera enseñarnos una lección de fe y confianza en él. Cristo llama nuestra atención a su belleza natural, y nos asegura que el vestido más hermoso del rey más grande que jamás haya empuñado un cetro, no fue igual al ropaje de la flor más humilde. Quienes suspiran por el esplendor artificial que solo puede comprar la riqueza, o por pinturas costosas, muebles y vestidos, escuchen la voz del divino maestro. Él les muestra las flores del campo, cuya sencilla estructura no puede ser igualada por la habilidad humana (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 5, pp. 1062, 1063).
Cristo ha vinculado su enseñanza, no solo con el día de descanso, sino con la semana de trabajo. Tiene sabiduría para aquel que dirige el arado y siembra la simiente. En la arada y en la siembra, el cultivo y la cosecha, nos enseña a ver una ilustración de su obra de gracia en el corazón. Así, en cada ramo de trabajo útil y en toda asociación de la vida, él desea que encontremos una lección de verdad divina. Entonces nuestro trabajo diario no absorberá más nuestra atención ni nos inducirá a olvidar a Dios; nos recordará continuamente a nuestro Creador y Redentor. El pensamiento de Dios correrá cual un hilo de oro a través de todas nuestras preocupaciones del hogar y nuestras labores. Para nosotros la gloria de su rostro descansará nuevamente sobre la faz de la naturaleza. Estaremos aprendiendo de continuo nuestras lecciones de verdades celestiales, y creciendo a la imagen de su pureza. Así seremos “enseñados de Jehová”; y cualquiera sea la suerte que nos toque permaneceremos con Dios. Isaías 54:13; 1 Corintios 7:24 (Palabras de vida del gran Maestro, p. 15).
Todos los seres celestiales están en constante actividad; y el Señor Jesús nos dio a todos un ejemplo de la obra de su vida. Anduvo “haciendo bienes”. Dios ha establecido la ley de la acción obediente. Todas las cosas creadas ejecutan callada pero incesantemente la obra que les fue señalada. El océano está en continuo movimiento. La naciente hierba que hoy es y mañana es arrojada en el horno, cumple su encargo vistiendo de hermosura los campos. Las hojas se mueven sin que mano alguna las toque. El sol, la luna y las estrellas cumplen útil y gloriosamente su misión (Mente, carácter y personalidad, t. 2, p. 590).
Domingo 22 de agosto________________________________________________________
PRELUDIO DEL DESCANSO
Dios estuvo allí en el principio. El Señor Dios habló, y existió. La luz divide el día de la noche; el firmamento, el cielo y los mares llegaron a la existencia en el segundo día; la tierra seca y la vegetación llegan al tercer día. Dios forma el contexto básico del tiempo y la geografía, y luego lo completa durante los tres días siguientes. Las lumbreras gobiernan el cielo de día y de noche. A diferencia de las historias de la mayoría de las culturas antiguas, el relato bíblico de la Creación deja muy en claro que ni el Sol, ni la Luna ni las estrellas son deidades. Entran en escena recién al cuarto día y están sujetos a la palabra del Creador.
La descripción que Moisés hace del quinto y el sexto días (Gén. 1:20-31) está llena de vida y belleza. Aves, peces, animales terrestres, todos ocupan el espacio preparado por Dios.
¿Qué indica la evaluación de Dios sobre la Creación? Lee Génesis 1:1 al 31.
Génesis 1:1-31
1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra. 2 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. 3 Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. 4 Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. 5 Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día. 6 Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas. 7 E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así. 8 Y llamó Dios a la expansión Cielos. Y fue la tarde y la mañana el día segundo. 9 Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y fue así. 10 Y llamó Dios a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares. Y vio Dios que era bueno. 11 Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. 12 Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno. 13 Y fue la tarde y la mañana el día tercero. 14 Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años, 15 y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así. 16 E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche; hizo también las estrellas. 17 Y las puso Dios en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra, 18 y para señorear en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno. 19 Y fue la tarde y la mañana el día cuarto. 20 Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos. 21 Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno. 22 Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra. 23 Y fue la tarde y la mañana el día quinto. 24 Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así. 25 E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno. 26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. 27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. 28 Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. 29 Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. 30 Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así. 31 Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto.
Este no es simplemente un espacio cualquiera que Dios ha creado; es un lugar perfecto. Numerosas criaturas llenan la Tierra. Como el estribillo de una melodía pegadiza, Dios sigue diciendo que fue “bueno” después de cada día.
La creación de la humanidad ¿en qué se diferencia del resto del mundo creado? Lee Génesis 1:26, 27; 2:7, 21–24.
Génesis 1:26-27
26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. 27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.
Génesis 2:7, 21–24
7 Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.
21 Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. 22 Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. 23 Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. 24 Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.
Dios se inclina y comienza a dar forma al barro. La creación de la humanidad a imagen y semejanza de Dios es una lección objetiva de intimidad y cercanía. Dios se inclina y sopla vida en la nariz de Adán, y este se convierte en un ser viviente. La creación especial de Eva de la costilla de Adán agrega otro elemento importante a la semana de la Creación. El matrimonio es parte del diseño de Dios para la humanidad: una sociedad sagrada de compañerismo entre ’ish e ’ishshah, “hombre” y “mujer”.
En esta ocasión, cuando Dios contempla todo lo que hizo en el sexto día, el estribillo suena diferente: “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera” (Gén. 1:31, énfasis añadido).
Plantéate cuán radicalmente diferente es la historia bíblica de la Creación de lo que enseña la humanidad sin la orientación de la Palabra de Dios. ¿Qué debería decirnos esto acerca de cuánto necesitamos depender de la Palabra de Dios para comprender la verdad?
ESPÍRITU DE PROFECÍA
La tierra que salió de las manos del Creador era sumamente hermosa. Había montañas, colinas y llanuras, y entre ellos, ríos, lagos y lagunas. La tierra no era una vasta llanura; la monotonía del paisaje estaba interrumpida por colinas y montañas, no altas y abruptas como las de ahora, sino de formas hermosas y regulares. No se veían las rocas escarpadas y desnudas, porque yacían bajo la superficie, como si fueran los huesos de la tierra. Las aguas se distribuían con regularidad. Las colinas, montañas y bellísimas llanuras estaban adornadas con plantas y flores, y altos y majestuosos árboles de toda clase, muchísimo más grandes y hermosos que los de ahora. El aire era puro y saludable, y la tierra parecía un noble palacio. Los ángeles se regocijaban al contemplar las admirables y hermosas obras de Dios (Exaltad a Jesús, p. 41).
El ser humano constituyó la corona de la obra creadora de Dios, hecho a la misma imagen divina y diseñado para ser un complemento de Dios; pero Satanás se ha esforzado por borrar la imagen de Dios en el hombre y por imprimirle la suya propia. El ser humano es muy querido para Dios, porque fue formado a su propia imagen…
Para poder comprender el valor que Dios le da al hombre, necesitamos entender el plan de la redención: el costoso sacrificio hecho por nuestro Salvador para rescatar a la raza humana de la ruina eterna. Jesús murió para obtener nuevamente posesión de la perla de gran precio…
El Señor dio a su Hijo unigénito para rescatarnos del pecado. Nosotros somos hechura suya, somos sus representantes en el mundo, y él espera que revelemos el verdadero valor del hombre mediante la pureza de nuestra vida, y los esfuerzos fervientes que realicemos para recuperar la perla de gran precio. Nuestro carácter debe ser modelado de acuerdo con la similitud divina, y se debe reformar mediante la fe que obra por el amor y purifica el alma. La gracia de Dios embellecerá, ennoblecerá y santificará el carácter. El siervo del Señor que trabaje con inteligencia tendrá éxito (Exaltad a Jesús, p. 42).
Jesús dirigió la atención de sus oyentes hacia la institución del matrimonio conforme se ordenó en la creación del mundo… Se refirió a los días bienaventurados del Edén, cuando Dios declaró que todo “era bueno en gran manera”. Entonces tuvieron su origen dos instituciones gemelas, para la gloria de Dios y en beneficio de la humanidad: el matrimonio y el sábado. Al unir Dios en matrimonio las manos de la santa pareja diciendo: “Dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (Génesis 2:24), dictó la ley del matrimonio para todos los hijos de Adán hasta el fin del tiempo. Lo que el mismo Padre eterno había considerado bueno era una ley que reportaba la más elevada bendición y progreso para los hombres (El discurso maestro de Jesucristo, p. 57).
Lunes 23 de agosto___________________________________________________________
EL MANDATO DE DESCANSAR
La Creación puede ser “muy buena”, pero aún no está completa. La Creación termina con el descanso de Dios y una bendición especial sobre el séptimo día, el sábado. “Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación” (Gén. 2:3).
El sábado es parte integral de la Creación de Dios; por cierto, es la culminación de la Creación. Dios hace el descanso y crea un espacio para la comunidad donde la humanidad (en ese entonces, el núcleo familiar de Adán y Eva) podía detener sus actividades diarias y descansar junto con su Creador.
Lamentablemente, el pecado entró en este mundo y lo cambió todo. Se acabó la comunión directa con Dios. En cambio, hubo partos dolorosos, afán, relaciones frágiles y disfuncionales, y demás; la letanía de infortunios que todos conocemos tan bien como la vida en este mundo caído. Y, aun así, en medio de todo esto, el sábado de Dios continúa siendo un símbolo perdurable de nuestra creación, y también la esperanza y promesa de nuestra recreación. Si el descanso sabático era necesario antes del pecado, ¿cuánto más después?
Muchos años después, cuando Dios libera a sus hijos de la esclavitud en Egipto, les vuelve a recordar este día especial.
Lee Éxodo 20:8 al 11. ¿Qué nos enseña esto sobre la importancia del día de reposo en relación con la Creación?
Éxodo 20:8-11
8 Acuérdate del día de reposo para santificarlo. 9 Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; 10 mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. 11 Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó.
Con este mandamiento, Dios nos llama a recordar nuestros orígenes. Contrariamente a lo que muchos creen, no somos productos casuales de fuerzas frías, indiferentes y ciegas; al contrario, somos seres creados a imagen de Dios. Fuimos creados para confraternizar con Dios. No importa que los israelitas hayan sido tratados como esclavos de escaso valor. Cada sábado, de una manera especial eran llamados a recordar quiénes eran en realidad, seres creados a imagen de Dios mismo.
“Y puesto que el sábado es un monumento recordativo de la obra de la Creación, es una señal del amor y el poder de Cristo” (DTG 248).
Reflexiona en la importancia de la doctrina de una Creación de seis días. En definitiva, ¿qué otra enseñanza es tan importante que Dios nos ordena que dediquemos una séptima parte de nuestra vida, cada semana, y sin excepción, a recordarla? ¿Qué debería enseñarnos este solo hecho acerca de la importancia de recordar nuestros verdaderos orígenes, como se describe en el libro de Génesis?
ESPÍRITU DE PROFECÍA
Dios puso aparte el séptimo día como período de descanso para el hombre, para bien del hombre tanto como para su propia gloria. Él vio que las necesidades del hombre requerirían que durante un día descansase del trabajo y cuidado, que su salud y vida peligrarían sin un período de reposo del trabajo y ansiedad de los seis días…
El sábado nos inspira a advertir la gloria del Creador en sus obras creadas. Y precisamente porque él deseaba eso, Jesús relacionó sus preciosas lecciones con la hermosura de las cosas naturales. En el santo día de reposo, más que en ningún otro, debemos estudiar los mensajes que Dios escribió en la naturaleza para nuestro beneficio. Debemos estudiar las parábolas del Salvador en los lugares donde él las pronunció: en los campos y arboledas, bajo el cielo abierto, entre el césped y las flores. Cuando nos acercamos al corazón de la naturaleza, Cristo nos hace sentir su presencia y habla de su paz y amor a nuestro corazón (Mi vida hoy, p. 144).
El sábado había de ser una señal entre Dios y su pueblo para siempre. De esta manera se manifestaría la señal: todos los que guardaran el sábado pondrían de manifiesto mediante esa enseñanza que eran adoradores del Dios viviente, Creador de los cielos y la tierra. El sábado sería una señal entre el Señor y su pueblo mientras hubiera gente sobre la tierra que le sirviese (La historia de la redención, p. 144).
Así como el árbol del conocimiento fue colocado en el medio del huerto del Edén, también el mandamiento que atañe al sábado fue colocado en medio del Decálogo. Respecto del fruto del árbol del conocimiento, la prohibición fue está: “No comeréis de él… porque no muráis”. Génesis 3:3. Dios dijo acerca del sábado: No lo contaminaréis, sino que lo santificaréis. “Acordarte has del día de reposo para santificarlo”. Éxodo 20:8. Así como el árbol del conocimiento fue la prueba de la obediencia de Adán, también el cuarto mandamiento es la prueba que Dios ha dado para probar la lealtad de todo su pueblo.
El sábado es una señal entre Dios y su pueblo. Es un día santo, dado por el Creador al hombre como día de reposo, para reflexionar sobre las cosas sagradas. Dios dispuso que fuera observado a través de las edades como un pacto eterno. Debía considerárselo como un tesoro peculiar, como un legado que debía ser cuidadosamente preservado.
Cuando observamos el sábado, recordemos que es la señal que el cielo le ha dado al hombre de que es acepto en el Amado, de que si es obediente puede entrar en la ciudad de Dios y participar del fruto del árbol de la vida. Al dejar de trabajar el séptimo día, testificamos ante el mundo que estamos del lado de Dios, y que nos esforzamos por vivir en perfecta conformidad con sus mandamientos. Así reconocemos como nuestro soberano al Dios que creó al mundo en seis días y reposó el séptimo (Nuestra elevada vocación, p. 345).
Martes 24 de agosto__________________________________________________________
CIRCUNSTANCIAS NUEVAS
Después de cuarenta años de vagar por el desierto, había una nueva generación con recuerdos vagos (por no decir ninguno) de Egipto. Tuvieron una experiencia de vida muy diferente de la de sus padres. Esta nueva generación había sido testigo de la repetida falta de fe de sus padres y, como consecuencia, ellos también tuvieron que vagar por el desierto mientras la generación de sus padres iba muriendo.
Tuvieron el privilegio de tener el Santuario en el centro del campamento y pudieron ver la nube que indicaba la presencia de Dios sobre el Tabernáculo. Cuando se movía, sabían que era hora de hacer las maletas y seguir. Esta nube que brindaba sombra durante el día y la columna de fuego que proporcionaba luz y calor durante la noche eran recordatorios constantes del amor y el cuidado de Dios por ellos.
¿Qué recordatorio personalizado del reposo sabático tenían? Lee Éxodo 16:14 al 31.
Éxodo 16:14-31
14 Y cuando el rocío cesó de descender, he aquí sobre la faz del desierto una cosa menuda, redonda, menuda como una escarcha sobre la tierra. 15 Y viéndolo los hijos de Israel, se dijeron unos a otros: ¿Qué es esto? porque no sabían qué era. Entonces Moisés les dijo: Es el pan que Jehová os da para comer. 16 Esto es lo que Jehová ha mandado: Recoged de él cada uno según lo que pudiere comer; un gomer por cabeza, conforme al número de vuestras personas, tomaréis cada uno para los que están en su tienda. 17 Y los hijos de Israel lo hicieron así; y recogieron unos más, otros menos; 18 y lo medían por gomer, y no sobró al que había recogido mucho, ni faltó al que había recogido poco; cada uno recogió conforme a lo que había de comer. 19 Y les dijo Moisés: Ninguno deje nada de ello para mañana. 20 Mas ellos no obedecieron a Moisés, sino que algunos dejaron de ello para otro día, y crió gusanos, y hedió; y se enojó contra ellos Moisés. 21 Y lo recogían cada mañana, cada uno según lo que había de comer; y luego que el sol calentaba, se derretía. 22 En el sexto día recogieron doble porción de comida, dos gomeres para cada uno; y todos los príncipes de la congregación vinieron y se lo hicieron saber a Moisés. 23 Y él les dijo: Esto es lo que ha dicho Jehová: Mañana es el santo día de reposo, el reposo consagrado a Jehová; lo que habéis de cocer, cocedlo hoy, y lo que habéis de cocinar, cocinadlo; y todo lo que os sobrare, guardadlo para mañana. 24 Y ellos lo guardaron hasta la mañana, según lo que Moisés había mandado, y no se agusanó, ni hedió. 25 Y dijo Moisés: Comedlo hoy, porque hoy es día de reposo para Jehová; hoy no hallaréis en el campo. 26 Seis días lo recogeréis; mas el séptimo día es día de reposo; en él no se hallará. 27 Y aconteció que algunos del pueblo salieron en el séptimo día a recoger, y no hallaron. 28 Y Jehová dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo no querréis guardar mis mandamientos y mis leyes? 29 Mirad que Jehová os dio el día de reposo, y por eso en el sexto día os da pan para dos días. Estése, pues, cada uno en su lugar, y nadie salga de él en el séptimo día. 30 Así el pueblo reposó el séptimo día. 31 Y la casa de Israel lo llamó Maná; y era como semilla de culantro, blanco, y su sabor como de hojuelas con miel.
A diferencia de la teología popular, estos versículos prueban que el día de reposo sabático es anterior a la promulgación de la Ley en el Sinaí.
El alimento especial que Dios proveyó era un recordatorio diario del hecho de que el Creador sustentaba su Creación. De una manera muy tangible, Dios suplía sus necesidades. Cada día era un milagro cuando la comida aparecía y desaparecía con el sol. Cada vez que alguien intentaba acumular para el día siguiente, se pudría y apestaba; y sin embargo, todos los viernes había suficiente para una ración doble, y lo que sobraba para comer el sábado se mantenía milagrosamente fresco.
Israel ahora tenía el servicio del Santuario y todas las leyes y los estatutos registrados en Levítico y Números. Aun así, el anciano Moisés convoca a todos, les repite su historia y repasa las leyes que Dios les ha dado (ver Deut. 5:6-22).
Esta nueva generación finalmente estaba preparada para ingresar en la Tierra Prometida. Israel estaba a punto de sufrir un cambio de liderazgo, y un Moisés anciano quería asegurarse de que esta generación recordara quiénes eran y cuál era su misión. No quería que repitieran los errores de sus padres. Y entonces repasa las leyes de Dios. Los Diez Mandamientos se repiten para que esta generación, a punto de conquistar Canaán, no se olvide de ellos.
En nuestra experiencia personal, la segunda venida de Jesús podría nunca ser más que unos instantes después de nuestra muerte. Por lo tanto, su regreso está siempre cerca; quizá más de lo que imaginamos. La observancia del sábado ¿en qué medida nos recuerda no solo lo que Dios ha hecho por nosotros, sino también lo que hará por nosotros cuando regrese?
ESPÍRITU DE PROFECÍA
Dios manifestó su gran cuidado y su amor por su pueblo al enviarles pan del cielo. “Pan de nobles [ángeles] comió el hombre” (Salmo 78:25), o sea, alimento provisto por los ángeles. El triple milagro del maná -doble cantidad en el sexto día, nada en el séptimo y su conservación durante el sábado, cuando se descomponía en los otros días- fue hecho para impresionarlos con respecto a la santidad del sábado.
Después de recibir alimentos en abundancia, se avergonzaron de su incredulidad y sus murmuraciones, y prometieron confiar en Dios en el futuro, pero pronto olvidaron su promesa y fracasaron en la primera prueba de su fe (La historia de la redención, pp. 134, 135).
Antes de entrar en la tierra prometida, los israelitas fueron exhortados por Moisés a guardar “el día del reposo para santificarlo”. Deuteronomio 5:12. El Señor quería que por una observancia fiel del mandamiento referente al sábado, Israel recordase continuamente que era responsable ante él como su Creador y su Redentor. Mientras observasen el sábado con el debido espíritu, no podría haber idolatría; pero si se descartaban las exigencias de ese precepto del Decálogo como si no estuviese ya en vigencia, el Creador quedaría olvidado, y los hombres adorarían otros dioses. Dios declaró: “Díles también mis sábados, que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico”. Ezequiel 20:12 (Profetas y reyes, p. 135).
¿Creemos con todo nuestro corazón que Cristo va a venir pronto y que tenemos ahora el último mensaje de misericordia que haya de ser dado a un mundo culpable? ¿Es nuestro ejemplo lo que debiera ser? Por nuestra vida y santa conversación, ¿revelamos a los que nos rodean que estamos esperando la gloriosa aparición de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, quien cambiará estos viles cuerpos y los transformará a semejanza de su glorioso cuerpo? Temo que no creamos ni comprendamos estas cosas como debiéramos. Los que creen las verdades importantes que profesamos, deben obrar de acuerdo con su fe (Primeros escritos, p. 111).
Cristo viene con poder y grande gloria. Viene con su propia gloria y con la gloria del Padre. Viene con todos los santos ángeles. Mientras todo el mundo esté sumido en tinieblas, habrá luz en toda morada de los santos. Ellos percibirán la primera luz de su segunda venida. La luz no empañada brillará del esplendor de Cristo el Redentor, y él será admirado por todos los que le han servido… Cristo ha sido un compañero diario y un amigo familiar para sus fieles seguidores. Estos han vivido en contacto íntimo, en constante comunión con Dios. Sobre ellos ha nacido la gloria del Señor. En ellos se ha reflejado la luz del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. Ahora se regocijan en los rayos no empañados de la refulgencia y gloria del Rey en su majestad (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 346, 347).
Miércoles 25 de agosto_______________________________________________________
OTRA RAZÓN PARA DESCANSAR
Israel está acampado del lado oriental del Jordán. Ya habían tomado posesión de las tierras del rey de Basán y de dos reyes de los amorreos. Una vez más, en este momento crucial, Moisés reúne a Israel y les recuerda que el pacto hecho en el Sinaí no fue solo para sus padres, sino también para ellos. Luego continúa repitiendo los Diez Mandamientos, nuevamente para su beneficio.
Compara Éxodo 20:8 al 11 con Deuteronomio 5:12 al 15. ¿Cuál es la diferencia en la forma en que se expresa el mandamiento del sábado en estos pasajes?
Éxodo 20:8-11
8 Acuérdate del día de reposo para santificarlo. 9 Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; 10 mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. 11 Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó.
Deuteronomio 5:12-15
12 Guardarás el día de reposo para santificarlo, como Jehová tu Dios te ha mandado. 13 Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; 14 mas el séptimo día es reposo a Jehová tu Dios; ninguna obra harás tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu buey, ni tu asno, ni ningún animal tuyo, ni el extranjero que está dentro de tus puertas, para que descanse tu siervo y tu sierva como tú. 15 Acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto, y que Jehová tu Dios te sacó de allá con mano fuerte y brazo extendido; por lo cual Jehová tu Dios te ha mandado que guardes el día de reposo.
En Éxodo 20:8, el Mandamiento comienza con la palabra “Acuérdate”. Deuteronomio 5:12 comienza con la palabra “Guardarás”. La palabra “acuérdate” aparece un poco más adelante en el mismo Mandamiento (Deut. 5:15). En este versículo, se les dice que recuerden que fueron esclavos. Aunque las personas de esta generación crecieron siendo libres, todos habrían nacido en la esclavitud si no fuera por el rescate milagroso. El mandamiento del sábado era para recordarles que el mismo Dios que estuvo activo en la historia de la Creación también estuvo activo en su liberación: “Jehová tu Dios te sacó de allá con mano fuerte y brazo extendido” (Deut. 5:15).
Esta verdad se ajusta a las circunstancias de los israelitas de ese entonces, que se encontraban por segunda vez en la frontera de la Tierra Prometida, unos cuarenta años después de que la primera generación fracasara tan miserablemente. Eran tan impotentes para conquistar esta tierra como sus antepasados lo fueron para escapar de Egipto. Necesitaban a este Dios que actúa con “mano fuerte” y “brazo extendido”.
El sábado está a punto de adquirir una dimensión adicional. Debido a que Dios es el Dios de la liberación, Israel debe guardar el día de reposo (Deut. 5:15). Por supuesto, la Creación no está lejos del mandamiento del sábado, incluso en Deuteronomio 5, a pesar de que la motivación sea diferente. En cierto sentido, la liberación de Israel de la tierra de Egipto es el punto de partida de una nueva Creación, similar a la historia de la Creación en Génesis. Israel, como pueblo liberado, es la nueva Creación de Dios (ver también, p. ej., Isa. 43:15).
Y debido a que el Éxodo se considera un símbolo de la libertad del pecado, es decir, la redención, podemos encontrar en el sábado un símbolo tanto de la Creación como de la Redención. Por tanto, de una manera muy real, el sábado nos señala a Jesús, nuestro Creador y Redentor.
Lee Juan 1:1 al 13. ¿Qué nos enseñan estos versículos sobre Jesús como nuestro Creador y Redentor?
ESPÍRITU DE PROFECÍA
El Señor Dios del cielo es nuestro líder. Es un líder a quien podemos seguir con seguridad, pues no comete errores. Honremos a Dios y a su Hijo Jesucristo mediante el cual se comunica con el mundo. Fue Cristo quien dio a Moisés la instrucción que el Salvador dio a los hijos de Israel. Fue Cristo quien libertó a los israelitas de la servidumbre egipcia. Moisés y Aarón fueron los líderes visibles del pueblo. El líder invisible dio a Moisés instrucciones para que las transmitiera al pueblo.
Si Israel hubiese obedecido las directivas que le fueron dadas por Moisés, ninguno de los que comenzaron el viaje al salir de Egipto hubiera caído en el desierto presa de la enfermedad y de la muerte. Estaban bajo un Guía seguro. Cristo se había comprometido a guiarlos a salvo a la tierra prometida si seguían su dirección. Esa vasta multitud, que constaba de más de un millón de personas, estaba bajo su conducción directa. Eran su familia. Estaba interesado en cada uno de ellos (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 1, pp. 1131, 1132).
La redención es un tema inagotable digno de nuestra más íntima contemplación. Va más allá de la comprensión del más profundo pensamiento, del alcance de la imaginación más vívida. ¿Quién puede hallar a Dios mediante el escudriñamiento? Ante todos los hombres se abren los tesoros de sabiduría y conocimiento, y si millares de los hombres mejor dotados dedicaran todo su tiempo a presentar siempre a Jesús delante de nosotros, estudiando cómo pudieran describir sus encantos incomparables, nunca agotarían el tema.
Aunque grandes y talentosos autores han hecho conocer verdades admirables y han presentado una luz magnificada a la gente, sin embargo en nuestro día encontraremos nuevas ideas y amplios campos en los cuales trabajar, pues el tema de la salvación es inagotable. La obra ha avanzado de un siglo a otro, presentando la vida y el carácter de Cristo y el amor de Dios tal como se manifiesta en el sacrificio expiatorio. El tema de la redención ocupará las mentes de los redimidos por toda la eternidad. Habrá nuevas y ricas revelaciones que se manifestarán en el plan de salvación por los siglos sin fin (Mensajes selectos, t. 1, p. 471).
Cristo, la luz del mundo, una vez velado el brillante esplendor de su divinidad, vino a vivir como hombre entre los hombres, para que ellos pudieran conocer a su Creador sin ser consumidos… Cristo vino a enseñar a los seres humanos lo que Dios desea que sepan. En los cielos de arriba, en la tierra, en las aguas del anchuroso océano, vemos la obra de Dios. Todos los seres creados dan testimonio de su poder, su sabiduría, su amor. Pero no podemos aprender de las estrellas, del océano o de las cataratas nada en cuanto a la personalidad de Dios tal como está revelada en Cristo
Tierno, compasivo, lleno de simpatía, considerado para con los demás, Cristo representó el carácter de Dios y se consagró siempre al servicio de Dios y del hombre (Sons and Daughters of God, p. 21; parcialmente en Hijos e hijas de Dios, p. 23).
Jueves 26 de agosto__________________________________________________________
LA OBSERVANCIA DEL SÁBADO
Dios ordena a su pueblo que guarde el día de reposo. Junto con los mandamientos de no matar y no robar está el de recordar el sábado, aunque la Biblia no nos da detalles sobre cómo debemos guardarlo exactamente.
¿Qué atmósfera deberíamos crear y promover el sábado? Ver el Salmo 92 e Isaías 58:13.
Salmo 92
1 Bueno es alabarte, oh Jehová, Y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo; 2 Anunciar por la mañana tu misericordia, Y tu fidelidad cada noche, 3 En el decacordio y en el salterio, En tono suave con el arpa. 4 Por cuanto me has alegrado, oh Jehová, con tus obras; En las obras de tus manos me gozo. 5 !!Cuán grandes son tus obras, oh Jehová! Muy profundos son tus pensamientos. 6 El hombre necio no sabe, Y el insensato no entiende esto. 7 Cuando brotan los impíos como la hierba, Y florecen todos los que hacen iniquidad, Es para ser destruidos eternamente. 8 Mas tú, Jehová, para siempre eres Altísimo. 9 Porque he aquí tus enemigos, oh Jehová, Porque he aquí, perecerán tus enemigos; Serán esparcidos todos los que hacen maldad. 10 Pero tú aumentarás mis fuerzas como las del búfalo; Seré ungido con aceite fresco. 11 Y mirarán mis ojos sobre mis enemigos; Oirán mis oídos de los que se levantaron contra mí, de los malignos. 12 El justo florecerá como la palmera; Crecerá como cedro en el Líbano. 13 Plantados en la casa de Jehová, En los atrios de nuestro Dios florecerán. 14 Aun en la vejez fructificarán; Estarán vigorosos y verdes, 15 Para anunciar que Jehová mi fortaleza es recto, Y que en él no hay injusticia.
Isaías 58:13
13 Si retrajeres del día de reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras,
Debido a que guardar el sábado significa celebrar la Creación y la Redención, su atmósfera debe ser de gozo y deleite en el Señor, y no de tristeza.
La observancia del sábado no comienza el séptimo día. Como el primer sábado fue la culminación de la semana de la Creación, deberíamos acordarnos del día de reposo toda la semana, y planificar con anticipación para poder dejar a un lado nuestro trabajo semanal y, cuando llegue el sábado, “santificarlo”. Es clave prepararse intencionalmente durante la semana y especialmente en el día de preparación (Mar. 15:42), o viernes, y esto contribuye al deleite a medida que aumenta la expectativa para este día tan especial.
¿Qué aspecto importante de la observancia del sábado se destaca en Levítico 19:3?
Levítico 19:3
3 Cada uno temerá a su madre y a su padre, y mis días de reposo guardaréis. Yo Jehová vuestro Dios.
La observancia del sábado también significa fomentar nuestra relación con familiares y amigos. Dios provee tiempo para el compañerismo familiar, y esto abarca el descanso incluso para los sirvientes y los animales de la familia (ver Éxo. 20:8-11). El sábado y la familia van juntos.
Si bien el descanso y el tiempo en familia son principios importantes, la observancia del sábado también significa participar con nuestra familia de la iglesia de la adoración colectiva dedicada a Dios. Jesús asistió a los cultos de adoración y hasta se registra su participación en la predicación allí mientras estuvo en la Tierra. (Ver Lev. 23:3; Luc. 4:16; Heb. 10:25).
Aunque nuestras rutinas y nuestros ritmos semanales estén acelerados, en lo profundo de nuestro corazón hay un anhelo por el verdadero descanso del sábado, la verdadera comunión con nuestro Hacedor. Si nos acordamos de hacer un alto en todas nuestras actividades y hacemos planes de pasar tiempo con Dios y fomentar nuestras relaciones, podremos entrar en el ritmo y el descanso sabáticos.
¿Cuál ha sido tu experiencia con el sábado y las bendiciones que se pueden obtener al guardarlo? ¿Qué más podrías hacer para santificar este tiempo santo?
ESPÍRITU DE PROFECÍA
El sábado no era para Israel solamente, sino para el mundo entero. Había sido dado a conocer al hombre en el Edén, y como los demás preceptos del Decálogo, es de obligación imperecedera. Acerca de aquella ley de la cual el cuarto mandamiento forma parte, Cristo declara: “Hasta que perezca el cielo y la tierra, ni una jota ni un tilde perecerá de la ley”. Así que mientras duren los cielos y la tierra, el sábado continuará siendo una señal del poder del Creador. Cuando el Edén vuelva a florecer en la tierra, el santo día de reposo de Dios será honrado por todos los que moren debajo del sol. “De sábado en sábado”. los habitantes de la tierra renovada y glorificada, subirán “a adorar delante de mí, dijo Jehová”. Mateo 5:18; Isaías 66:23 (El Deseado de todas las gentes, pp. 249, 250).
El sábado del Señor ha de ser una bendición para nosotros y nuestros hijos… A estos se les pueden mostrar las flores abiertas y los capullos, los altísimos árboles y las bellas briznas de hierba, y enseñárseles que Dios los hizo todos en seis días, y descansó en el séptimo y lo santificó. Así los padres pueden vincular las lecciones que imparten a sus hijos, de manera que cuando estos contemplan las cosas de la naturaleza, recuerden al Gran Creador de ellas. Sus pensamientos volarán hacia el Dios de la naturaleza, hacia la creación del mundo, cuando se instituyó el sábado, y todos los hijos de Dios cantaban de gozo.
Feliz la familia que puede ir al lugar de culto el sábado, como Jesús y sus discípulos iban a la sinagoga, a través de campos y bosques, o a lo largo de la costa del lago (Mi vida hoy, p. 144).
El sábado es una señal del poder creador y redentor; señala a Dios como fuente de vida y conocimiento; recuerda al hombre la gloria primitiva y así da testimonio del propósito de Dios de volvernos a crear a su imagen.
El sábado y la familia fueron instituidos en el Edén, y en el propósito de Dios están indisolublemente unidos. En ese día, más que en cualquier otro, nos es posible vivir la vida del Edén. Era el plan de Dios que los miembros de la familia se asociaran en el trabajo y el estudio, en el culto y la recreación, el padre como sacerdote de su casa, y él y la madre, como maestros y compañeros de sus hijos. Pero los resultados del pecado, al modificar las condiciones de la vida, han impedido, en extenso grado, esta asociación. Con frecuencia ocurre que el padre apenas ve los rostros de sus hijos durante la semana. Se encuentra casi totalmente privado de la oportunidad de ser compañero de ellos e instruirlos. Pero el amor de Dios ha puesto un límite a las exigencias del trabajo. En su día reserva a la familia la oportunidad de tener comunión con él, con la naturaleza y con su prójimo (La educación, p. 250, 251).
Viernes 27 de agosto_________________________________________________________
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
“Dios dio a los hombres el recordativo de su poder creador con el fin de que pudieran discernirlo en las obras de sus manos. El sábado nos invita a contemplar la gloria del Creador […]. En el santo día de descanso, más especialmente que en todos los demás días, debemos estudiar los mensajes que Dios ha escrito para nosotros en la naturaleza. […] Cuando nos acercamos íntimamente al corazón de la naturaleza, Cristo hace que su presencia sea real para nosotros, y habla a nuestro corazón de su paz y su amor” (PVGM 14, 15).
“Una de las razones importantes por las que el Señor liberó a Israel de la esclavitud de Egipto fue para que pudieran guardar su santo sábado. […] Evidentemente, Moisés y Aarón renovaron la enseñanza acerca de la santidad del sábado, porque Faraón se quejó con ellos: ‘Vosotros les hacéis cesar [al pueblo] de sus tareas’ (Éxo. 5:5). Esto indicaría que Moisés y Aarón comenzaron una reforma sabática en Egipto.
“No obstante, la observancia del sábado no debía ser una conmemoración de su esclavitud en Egipto. La observancia como recuerdo de la Creación debía incluir un recuerdo gozoso de la liberación de la opresión religiosa en Egipto, que dificultaba la observancia del sábado. De la misma manera, la liberación de la esclavitud encendería para siempre en su corazón un tierno respeto por los pobres y los oprimidos, los huérfanos y las viudas” (EP 549, nota del apéndice).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
- Algunos cristianos, incluso algunos adventistas, consideran que la Evolución Teísta es una explicación viable de la Creación. ¿Cómo muestra el sábado que la Evolución Teísta y el adventismo del séptimo día son incompatibles? ¿Cuál es el propósito de santificar el sábado en conmemoración de miles de millones de años, especialmente cuando la Palabra de Dios es explícita acerca de su santificación después de los primeros seis días de la Creación?
- ¿Qué respondes al argumento de que el día no importa, siempre y cuando tengamos un día de descanso en la semana? O, por otro lado, ¿cómo respondemos a la afirmación de que Jesús es nuestro descanso sabático y, por lo tanto, no hay necesidad de guardar ningún día como día de descanso?
- La observancia del sábado ¿cómo puede ser un recordatorio de libertad y liberación? ¿Cómo podemos evitar que sea restrictivo y legalista?
- Algunos afirman que guardar el sábado es un intento de abrirse camino hacia el cielo. Sin embargo, ¿cuál es la lógica al afirmar que al descansar en el séptimo día estamos tratando de abrirnos camino hacia el cielo?