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Lección 8: Para el 20 de noviembre de 2021
“ESCOGE, PUES, LA VIDA”
Sábado 13 de noviembre____________________________________________________________
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Génesis 2:8, 9; Romanos 6:23; 1 Juan 5:12; Deuteronomio 30:1–20; Romanos 10:6–10; Deuteronomio 4:19; Apocalipsis 14:6–12.
PARA MEMORIZAR:
“A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia” (Deut. 30:19).
Una joven de 22 años fue diagnosticada con una enfermedad mortal: tumor cerebral. Incluso con todas las maravillas de la medicina moderna, no se podía hacer nada más que prolongar la agonía hasta lo inevitable. Pero esta joven, Sandy, no quería morir. Entonces, tuvo un plan. Después de su muerte, le pondrían la cabeza en una tina de nitrógeno líquido congelado, para preservar sus células cerebrales. Y allí esperaría, cincuenta años, cien años, mil años, hasta que la tecnología hubiera avanzado lo suficiente y su cerebro, compuesto por conexiones neuronales, podría cargarse en una computadora. Así, Sandy podría “vivir”, tal vez incluso para siempre.
Triste historia, no solo porque una joven estaba a punto de morir, sino también debido a dónde puso su esperanza. Como la mayoría, Sandy quería vivir. Pero eligió un camino que, a fin de cuentas, seguramente no funcionará.
Esta semana, mientras seguimos en Deuteronomio, veremos la preferencia de vida y la oportunidad que se nos da de elegir la vida, pero elegirla en los términos que Dios, el Dador y Sustentador de la vida, nos ha ofrecido en su misericordia.
ESPÍRITU DE PROFECÍA
La historia de las naciones nos habla a nosotros hoy. Dios asignó a cada nación e individuo un lugar en su gran plan. Hoy los hombres y las naciones son probados por la plomada que está en la mano de Aquel que no comete error. Por su propia elección, cada uno decide su destino, y Dios lo rige todo para cumplir sus propósitos.
Al unir un eslabón con otro en la cadena de los acontecimientos, desde la eternidad pasada a la eternidad futura, las profecías que el gran YO SOY dio en su Palabra nos dicen dónde estamos hoy en la proceSión de los siglos y lo que puede esperarse en el tiempo futuro. Todo lo que la profecía predijo como habiendo de acontecer hasta el momento actual, se lee cumplido en las páginas de la historia, y podemos tener la seguridad de que todo lo que falta por cumplir se realizará en su orden…
El momento actual es de interés abrumador para todos los que viven. Los gobernantes y los estadistas, los hombres que ocupan puestos de confianza y autoridad, los hombres y mujeres pensadores de todas las clases, tienen la atención fija en los acontecimientos que se producen en derredor nuestro. Observan las relaciones que existen entre las naciones. Observan la intensidad que se apodera de todo elemento terrenal, y reconocen que algo grande y decisivo está por acontecer, que el mundo se encuentra en víspera de una crisis estupenda (Profetas y reyes, pp. 393, 394).
El gran Capitán de nuestra salvación ha vencido en nuestro favor, para que a través de él podamos ser vencedores, si así lo queremos. Pero Cristo no salva a nadie en contra de su decisión; no obliga a nadie a obedecer. Hizo el sacrificio infinito para que podamos vencer en su nombre y para que su justicia nos sea imputada..
El alma que confia plena y enteramente en Dios nunca será confundida (Testimonios para la iglesia, t. 3, pp. 501, 502).
Cada alma tiene un cielo que ganar y un infierno que evitar. Y los seres angelicales siempre están dispuestos a venir en ayuda del alma probada y tentada. Él, el Hijo del Dios infinito, soportó la prueba y la aflicción en nuestro lugar. Delante de cada alma, se levanta vívidamente la cruz del Calvario. Cuando sean juzgados los casos de todos, y ellos [los perdidos] sean entregados para sufrir por haber desdeñado a Dios, por no haber tomado en cuenta el honor divino y por su desobediencia, nadie tendrá una excusa, nadie necesitará haber perecido. Dependió de su propia elección quién habría de ser su príncipe, Cristo o Satanás. Toda la ayuda que recibió Cristo la puede recibir cada hombre en la gran prueba. La cruz se levanta como una promesa de que nadie necesita perderse, de que se da abundante ayuda para cada alma. Podemos vencer a los mismos agentes satánicos, o podemos unirnos con los poderes que procuran contrarrestar la obra de Dios en nuestro mundo (Mensajes selectos, t. 1, p. 112).
Domingo 14 de noviembre__________________________________________________________
EL ÁRBOL DE LA VIDA
Ninguno de nosotros pidió estar aquí, ¿verdad? No elegimos venir al mundo, ni tampoco elegimos dónde ni cuándo nacer, ni quiénes serían nuestros padres.
Lo mismo sucedió con Adán y Eva. Al igual que una hoja, una roca, una montaña, ellos no participaron en la decisión de Dios de crearlos. Como seres humanos, recibimos no solo la existencia (una roca tiene existencia), y no solo vida (una ameba tiene vida), sino vida como seres racionales libres hechos a imagen de Dios.
Pero tampoco hemos elegido venir al mundo como seres racionales libres hechos a imagen de Dios. No obstante, lo que Dios nos ofrece es la opción de seguir existiendo; es decir, nos ofrece elegir la vida eterna en él, que es lo que podemos tener gracias a Jesús y a su muerte en la Cruz.
Lee Génesis 2:8, 9, y 15 al 17; y 3:22 y 23. ¿Qué dos opciones le presentó Dios a Adán con respecto a su existencia?
Génesis 2:8-9 y 15-17
8 Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado. 9 Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal.
15 Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. 16 Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; 17 mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.
Génesis 3:22-23
22 Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre. 23 Y lo sacó Jehová del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado.
“En medio del Edén crecía el árbol de la vida, cuyo fruto tenía el poder de perpetuar la vida. Si Adán hubiese permanecido obediente a Dios, habría continuado gozando de libre acceso a ese árbol y habría vivido eternamente. Pero, en cuanto hubo pecado, quedó privado de comer del árbol de la vida y llegó a quedar sujeto a la muerte. La sentencia divina: ‘Polvo eres, y al polvo volverás’ señala a la completa extinción de la vida” (CS 587, 588).
Por lo tanto, desde el primer momento, la Biblia nos presenta una de dos opciones: o la vida eterna, que es lo que originalmente se suponía que teníamos; o la muerte eterna, que en cierto sentido es simplemente regresar a la nada de la que salimos en un principio.
También es interesante que el “árbol de la vida”, que las Escrituras dicen que da inmortalidad, y que aparece por primera vez en el primer libro de la Biblia, vuelva a aparecer en el último libro. Lee Apocalipsis 2:7; y 22:2 y 14. Quizás el mensaje sea que, aunque se suponía que teníamos acceso al árbol de la vida, debido al pecado perdimos ese acceso; luego, al final, una vez que el problema del pecado haya finalizado definitiva y completamente, gracias a Jesús y al plan de salvación, los redimidos, aquellos que eligieron la vida, tendrán acceso al árbol de la vida como se suponía que teníamos desde el principio.
Piénsalo: con nuestras decisiones diarias, ¿cómo estamos eligiendo: para vida o para muerte?
ESPÍRITU DE PROFECÍA
Aunque creados inocentes y santos, nuestros primeros padres no fueron puestos fuera de la posibilidad de obrar mal. Dios podía haberlos creado de modo que no pudieran faltar a sus requerimientos, pero en ese caso su carácter no se habría desarrollado; su servicio no hubiera sido voluntario, sino forzado. Les dio, por lo tanto, la facultad de escoger, de someterse o no a la obediencia. Y antes que ellos recibieran en su plenitud las bendiciones que él deseaba impartirles, debían ser probados su amor y su lealtad.
Dios quería que Adán y Eva no conocieran el mal. El conocimiento del mal —del pecado y sus resultados, del trabajo cansador, de la preocupación ansiosa, del descorazonamiento y la pena, del dolor y la muerte—, les fue evitado por amor (La educación, p. 23).
El fruto del árbol de la vida en el jardín del Edén poseía virtudes sobrenaturales. Comer de él equivalía a vivir para siempre. Su fruto era el antídoto de la muerte. Sus hojas servían para mantener la vida y la inmortalidad. Pero debido a la desobediencia del hombre, la muerte entró en el mundo. Adán comió del árbol del conocimiento del bien y del mal, cuyo fruto aun le había sido prohibido que tocara. Su transgreSión abrió las compuertas de la maldición sobre la raza humana.
El. Agricultor celestial trasplantó el árbol de la vida al paraíso del cielo después de la entrada del pecado; pero sus ramas cuelgan sobre la muralla hacia el mundo que está más abajo. Por medio de la redención comprada por la sangre de Cristo, aún podemos comer de su vivificante fruto.
De Cristo está escrito: «En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres». El es la fuente de vida. Obedecerle es el poder vivificante que alegra el alma (La segunda venida y el cielo, p. 164).
Lo que debéis entender es la verdadera fuerza de la voluntad. Esta es el poder gobernante en la naturaleza del hombre, la facultad de decidir o escoger. Todo depende de la correcta acción de la voluntad. Dios dio a los hombres el poder de elegir; a ellos les toca ejercerlo. No podéis cambiar vuestro corazón, ni dar por vosotros mismos sus afectos a Dios; pero podéis escoger servirle. Podéis darle vuestra voluntad, para que él obre en vosotros tanto el querer como el hacer, según su voluntad. De ese modo vuestra naturaleza entera estará bajo el dominio del Espíritu de Cristo, vuestros afectos se concentrarán en él y vuestros pensamientos se pondrán en armonía con él.
Desear ser bondadosos y santos es rectísimo; pero si no pasáis de esto, de nada os valdrá. Muchos se perderán esperando y deseando ser cristianos. No llegan al punto de dar su voluntad a Dios. No deciden ser cristianos ahora (El camino a Cristo, pp. 47, 48).
Lunes 15 de noviembre_____________________________________________________________
NO HAY TÉRMINO MEDIO
La Biblia, de principio a fin, nos presenta una de dos alternativas. Tenemos dos opciones.
Lee los siguientes versículos. ¿Qué dos opciones o alternativas se declaran abiertamente o están implícitas en estos textos y cómo se presentan estas opciones?
Juan 3:16
16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Génesis 7:22-23
22 Todo lo que tenía aliento de espíritu de vida en sus narices, todo lo que había en la tierra, murió. 23 Así fue destruido todo ser que vivía sobre la faz de la tierra, desde el hombre hasta la bestia, los reptiles, y las aves del cielo; y fueron raídos de la tierra, y quedó solamente Noé, y los que con él estaban en el arca.
Romanos 6:23
23 Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
Romanos 8:6
6 Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.
1 Juan 5:12
12 El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.
Mateo 7:24–27
24 Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. 25 Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. 26 Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; 27 y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.
En definitiva, no hay término medio para nosotros, los seres humanos. Antes que el Gran Conflicto acabe por completo, el pecado, Satanás, la maldad, la desobediencia y la rebelión serán erradicados. Después de que eso suceda, cada uno de nosotros, individualmente, tendrá garantizada la vida; la vida eterna que Dios originalmente había planeado que todos tuviéramos antes de la creación del mundo; o afrontaremos la muerte eterna, es decir, “eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder” (2 Tes. 1:9). La Biblia no parece presentarnos otras opciones.
¿Cuál será nuestro destino? Esa respuesta, en última instancia, recae sobre nosotros. Las opciones que tenemos ante nosotros son la vida o la muerte.
En el contexto de la vida eterna o la muerte eterna, la verdad bíblica de que el infierno no arde eternamente ni tortura a la gente para siempre ¿por qué es tan reconfortante? ¿Qué imagen daría del carácter de Dios si el tormento eterno consciente fuera en verdad el destino de los perdidos?
ESPÍRITU DE PROFECÍA
La paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. Romanos 6:23.
El Hombre estaba dotado originalmente de facultades nobles y de un entendimiento bien equilibrado. Era perfecto y estaba en armonía con Dios. Sus pensamientos eran puros, sus designios santos. Pero por la desobediencia, sus facultades se pervirtieron y el egoísmo sustituyó al amor. Su naturaleza se hizo tan débil por la transgresión, que le fue imposible, por su propia fuerza, resistir el poder del mal. Fue hecho cautivo por Satanás, y hubiera permanecido así para siempre si Dios no hubiese intervenido de una manera especial. El propósito del tentador era contrariar el plan que Dios había tenido al crear al hombre y llenar la tierra de miseria y desolación.
Dios no fuerza la voluntad de sus criaturas. El no puede aceptar un homenaje que no se le dé voluntaria e inteligentemente. Él desea que el hombre, que es la obra maestra de su poder creador, alcance el más alto desarrollo posible. Nos presenta la gloriosa altura a la cual quiere elevarnos mediante su gracia. Nos invita a entregarnos a él para que pueda cumplir su voluntad en nosotros. A nosotros nos toca decidir si queremos ser libres de la esclavitud del pecado para compartir la libertad gloriosa de los hijos de Dios (God’s Amazing Grace, p. 313; parcialmente en La maravillosa gracia de Dios, p. 313).
A todo ser humano se le da libertad de elección. Debe decidir si permanecerá bajo la bandera negra de la rebelión, o bajo el estandarte ensangrentado del Príncipe Emanuel. Con gran afán el Cielo observa el conflicto entre el bien y el mal. Nadie sino el obediente puede entrar por las puertas de la ciudad de Dios. Sobre los que prefieren continuar en la transgresión se pronunciará al fin la sentencia de muerte. La tierra será purificada de sus malas obras, de su oposición obstinada a Dios…
Las reglas de vida que el Señor ha dado harán a los hombres puros, felices y santos. Solamente aquellos que obedecen estas reglas podrán escuchar de los labios de Cristo las palabras: «Sube más arriba». Lucas 14:10 (In Heavenly Places, p. 361; parcialmente en En los lugares celestiales, p. 363).
Satanás dijo a sus ángeles que hiciesen un esfuerzo especial por difundir la mentira que le fue dicha por primera vez a Eva en el Edén: «No moriréis». Y a medida que el error fuese recibido por la gente, y esta fuese inducida a creer que el hombre es inmortal, Satanás le haría creer que el pecador ha de vivir en tormento eterno. Entonces el camino quedó preparado para que Satanás obrase por medio de sus representantes y señalara a Dios ante la gente como un tirano vengativo, que hunde en el infierno a todos los que no le agradan, y… los mira con satisfacción. Satanás sabía que si este error era recibido, Dios sería odiado por muchos, en vez de ser amado y adorado; y que muchos se verían inducidos a creer que las amenazas de la Palabra de Dios no habían de cumplirse literalmente, porque sería contrario a su carácter de benevolencia y amor hundir en tormentos eternos a los seres a quienes creó (Primeros escritos, pp. 218, 219).
Martes 16 de noviembre____________________________________________________________
LA VIDA Y EL BIEN, LA MUERTE Y EL MAL, LA BENDICIÓN Y LA MALDICIÓN
Hacia el final del libro de Deuteronomio, después de un largo discurso sobre lo que le sucederá al pueblo si desobedece al Señor y viola las promesas del Pacto, Deuteronomio 30 comienza con la promesa de que, aun si caían en desobediencia y eran castigados con el exilio, no obstante, Dios los restituiría a la tierra. Es decir, si se arrepentían y se apartaban de sus malos caminos.
Lee Deuteronomio 30:15 al 20. ¿Cuáles son las opciones que se le presentan al antiguo Israel? Estas opciones ¿cómo reflejan lo que hemos visto en la Biblia, de principio a fin?
Deuteronomio 30:15-20
15 Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal; 16 porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella. 17 Mas si tu corazón se apartare y no oyeres, y te dejares extraviar, y te inclinares a dioses ajenos y les sirvieres, 18 yo os protesto hoy que de cierto pereceréis; no prolongaréis vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para entrar en posesión de ella. 19 A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia; 20 amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar.
El Señor es muy claro: Él, Jehová, les ha presentado una de dos opciones, básicamente lo que hizo con Adán y Eva en el Edén. De hecho, las palabras hebreas para “bien” (tov) y “mal” (ra’) en Deuteronomio 30:15 son las mismas palabras hebreas que se utilizan en Génesis para el árbol del conocimiento del “bien” (tov) y del “mal” (ra’). Aquí, como en toda la Biblia, no hay término medio, ni un lugar neutral donde estar. O servirán al Señor y tendrán vida, o elegirán la muerte. Lo mismo ocurre con nosotros.
La vida, el bien, la bendición, ¿en contraste con qué? Con la muerte, el mal y la maldición. Sin embargo, en definitiva, se podría argumentar correctamente que Dios en realidad les ofrece solo el bien, solo la vida y solo la bendición. Si se apartan de él, el resultado natural será la decadencia, aparte de su especial sustento y protección.
Más allás de cómo entendamos este tema, el pueblo baraja estas opciones. También está muy clara la realidad de su libre albedrío, su libertad de elección. Estos versículos, junto con gran parte de la Biblia, no tienen sentido sin el santo don del libre albedrío.
En otras palabras, el Señor les estaba diciendo: “Por lo tanto, con el libre albedrío que les he dado, escojan la vida, escojan la bendición, escojan el bien, no la muerte, el mal y la maldición”.
Parece demasiado obvio cuál sería la decisión acertada, ¿verdad? No obstante, sabemos lo que pasó. El Gran Conflicto era tan real en aquel entonces como lo es ahora, y debemos aprender del ejemplo de Israel lo que puede suceder si no nos entregamos por completo al Señor y elegimos la vida y todo lo que esta decisión implica.
Lee Deuteronomio 30:20. Presta atención al vínculo entre el amor y la obediencia. ¿Qué debe hacer Israel para ser fiel al Señor? ¿Cómo se aplican a nosotros los mismos principios hoy?
ESPÍRITU DE PROFECÍA
Mientras la vida es la heredad de los justos, la muerte es la porción de los impíos. Moisés declaró a Israel: «Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal». Deuteronomio 30:15. La muerte de la cual se habla en este pasaje no es aquella a la que fue condenado Adán, pues toda la humanidad sufre la penalidad de su transgresión. Es «la muerte segunda», puesta en contraste con la vida eterna.
A consecuencia del pecado de Adán, la muerte pasó a toda la raza humana. Todos descienden igualmente a la tumba. Y debido a las disposiciones del plan de salvación, todos saldrán de los sepulcros. «Ha de haber resurrección de los muertos, así de justos como de injustos». Hechos 24:15. «Porque así como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos serán vivificados» I Corintios 15:22. Pero queda sentada una distinción entre las dos clases que serán resucitadas. «Todos los que están en los sepulcros oirán su voz [del Hijo del hombre]; y los que hicieron bien, saldrán a resurreccion de vida; mas los que hicieron mal a resurrección de condenación». Juan 5:28, 29. Los que hayan sido «tenidos por dignos» de resucitar para la vida son llamados «dichosos y santos». «Sobre los tales la segunda muerte no tiene poder». Apocalipsis 20:6 (El conflicto de los siglos, p. 532).
En todo el trato que Dios tuvo con su pueblo, se nota, entremezclada con su amor y misericordia, la evidencia más sorprendente de su justicia estricta e imparcial. Queda patente en la historia del pueblo hebreo. Dios había otorgado grandes bendiciones a Israel. Su amor bondadoso hacia él se describe de la siguiente manera conmovedora… iY sin embargo, cuán presta y severa retribución les infligía por sus transgresiones!
El amor infinito de Dios se manifestó en la dádiva de su Hijo unigénito para redimir la familia humana perdida. Cristo vino a la tierra con el objeto de revelar al hombre el carácter de su Padre, y su vida rebosó de actos de ternura y de compasión divinas. Sin embargo, Cristo mismo declara: «Hasta que perezca el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde perecerá de la ley». Mateo 5:18. La misma voz que suplica con paciencia y amor al pecador para que venga a él y encuentre perdón y paz, ordenará, en el juicio, a quienes rechazaron su misericordia: «Apartaos de mí, malditos». Mateo 25:41. En toda la Biblia, se representa a Dios, no solo como un padre tierno, sino también como un juez justo. Aunque se deleita en manifestar misericordia, y «perdona la iniquidad, la rebelión, y el pecado», de «ningún modo justificará al malvado». Éxodo 34:7 (Historia de los patriarcas y profetas, p. 502).
Dios nos ha dado la facultad de elección; a nosotros nos toca ejercitarla. No podemos cambiar nuestros corazones ni dirigir nuestros pensamientos, impulsos y afectos. No podemos hacernos puros, propios para el servicio de Dios. Pero sí podemos escoger el servir a Dios; podemos entregarle nuestra voluntad, y entonces él obrará en nosotros el querer y el hacer según su buena voluntad. Así toda nuestra naturaleza se someterá a la dirección de Cristo (El ministerio de curación, p. 131).
Miércoles 17 de noviembre_________________________________________________________
“NO ES DEMASIADO DIFÍCIL PARA TI”
Al comienzo de Deuteronomio 30, el Señor señala lo que sucedería si el pueblo se arrepentía y se apartaba de sus malos caminos. ¡Qué promesas maravillosas recibieron también!
Lee Deuteronomio 30:1 al 10. ¿Cuáles son las promesas que Dios les dio, a pesar de que este pasaje habla de lo que les sucedería si desobedecían? ¿Qué nos enseña esto sobre la gracia de Dios?
Deuteronomio 30:1-10
1 Sucederá que cuando hubieren venido sobre ti todas estas cosas, la bendición y la maldición que he puesto delante de ti, y te arrepintieres en medio de todas las naciones adonde te hubiere arrojado Jehová tu Dios, 2 y te convirtieres a Jehová tu Dios, y obedecieres a su voz conforme a todo lo que yo te mando hoy, tú y tus hijos, con todo tu corazón y con toda tu alma, 3 entonces Jehová hará volver a tus cautivos, y tendrá misericordia de ti, y volverá a recogerte de entre todos los pueblos adonde te hubiere esparcido Jehová tu Dios. 4 Aun cuando tus desterrados estuvieren en las partes más lejanas que hay debajo del cielo, de allí te recogerá Jehová tu Dios, y de allá te tomará; 5 y te hará volver Jehová tu Dios a la tierra que heredaron tus padres, y será tuya; y te hará bien, y te multiplicará más que a tus padres. 6 Y circuncidará Jehová tu Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas. 7 Y pondrá Jehová tu Dios todas estas maldiciones sobre tus enemigos, y sobre tus aborrecedores que te persiguieron. 8 Y tú volverás, y oirás la voz de Jehová, y pondrás por obra todos sus mandamientos que yo te ordeno hoy. 9 Y te hará Jehová tu Dios abundar en toda obra de tus manos, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, para bien; porque Jehová volverá a gozarse sobre ti para bien, de la manera que se gozó sobre tus padres, 10 cuando obedecieres a la voz de Jehová tu Dios, para guardar sus mandamientos y sus estatutos escritos en este libro de la ley; cuando te convirtieres a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.
Sin duda habrá sido reconfortante escuchar estas promesas. Aquí el punto no estaba en restarle importancia a la obediencia de ellos. El Señor no estaba ofreciendo una gracia barata. Al contrario, el propósito era mostrarles el amor de Dios y, por tanto, en respuesta, ellos lo amarían también; revelarían su amor en obediencia a lo que el Pacto requería que hicieran.
Lee Deuteronomio 30:11 al 14. ¿Qué les quiere decir el Señor allí? ¿Cuál es la promesa básica que se encuentra en estos versículos, y qué pasajes del Nuevo Testamento piensas que reflejan la misma promesa?
Deuteronomio 30:11-14
11 Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos. 12 No está en el cielo, para que digas: ¿Quién subirá por nosotros al cielo, y nos lo traerá y nos lo hará oír para que lo cumplamos? 13 Ni está al otro lado del mar, para que digas: ¿Quién pasará por nosotros el mar, para que nos lo traiga y nos lo haga oír, a fin de que lo cumplamos? 14 Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas.
Presta atención a este llamado, con este hermoso lenguaje y una lógica irrefutable. El Señor no les pide nada demasiado difícil. El mandato de Dios no es “demasiado difícil” ni misterioso para que ellos lo entiendan. Tampoco está demasiado lejos de su alcance para cumplirlo. No está muy arriba en el cielo, tan lejos que algún otro se lo tenga que alcanzar; ni está al otro lado del mar, para que alguien más tenga que llevárselo. Al contrario, el Señor dice: “Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas” (Deut. 30:14). Es decir, parafraseando, “ustedes la conocen lo suficientemente bien como para poder pronunciarla, y está en su corazón, así que saben lo que deben hacer. Por lo tanto, no hay excusa para no obedecer”. Como sintetiza Elena de White: “Todos sus mandatos son habilitaciones” (PVGM 268).
De hecho, el apóstol Pablo cita algunos de estos versículos en el contexto de la salvación en Cristo; es decir, Pablo se refiere a ellos como un ejemplo de justificación por la fe (ver Rom. 10:6-10). Entonces sí, después de estos versículos en Deuteronomio, se les dice a los hijos de Israel que elijan la vida o la muerte, la bendición o la maldición. Si ellos, mediante la gracia y la fe, escogen la vida, la tendrán. Hoy no es diferente, ¿verdad?
ESPÍRITU DE PROFECÍA
Nadie es tan pecador que no pueda hallar fuerza, pureza y justicia en Jesús, quien murió por todos. El está aguardando para quitarles sus vestiduras manchadas y contaminadas de pecado y ponerles los mantos blancos de la justicia; les ordena vivir, y no morir.
Dios no nos trata como los hombres se tratan entre sí. Los pensamientos de él son pensamientos de misericordia, de amor y de la más tierna compasión. El dice: «iDeje el malo su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá compasión de él, y a nuestro Dios, porque es grande en perdonar!» «He borrado, como nublado, tus transgresiones, y como una nube, tus pecados». Isaías 55:7; 44:22 (El camino a Cristo, pp. 52, 53).
La fe que es para salvación no es una fe casual, no es el mero consentimiento del intelecto; es la creencia arraigada en el corazón que acepta a Cristo como a un Salvador personal, segura de que él puede salvar perpetuamente a todos los que acuden a Dios mediante él. Creer que él salvará a otros pero que no te salvará a ti, no es fe genuina. Sin embargo, cuando el alma se aferra de Cristo como de la única esperanza de salvación, entonces se manifiesta la fe genuina. Esa fe induce a su poseedor a colocar todos los afectos del alma en Cristo. Su comprensión está bajo el dominio del Espíritu Santo y su carácter se modela de acuerdo con la semejanza divina. Su fe no es muerta, sino una fe que obra por el amor y lo induce a contemplar la belleza de Cristo y a asimilarse al carácter divino. Se cita Deuteronomio 30: 11—14 (Mensajes selectos, t. 1, pp. 458, 459).
Encomendemos a Dios la custodia de nuestra alma, y confiemos en él. Hablemos del Señor Jesús y pensemos en él. Piérdase en él nuestra personalidad. Desterremos toda duda; disipemos nuestros temores. Digamos con el apóstol Pablo: «Vivo; mas no ya yo, sino que Cristo vive en mí: y aquella vida que ahora vivo en la carne, la vivo por la fe en el Hijo de Dios, el cual me amó, y se dio a sí mismo por mí». Gálatas 2:20. Reposemos en Dios. Él puede guardar lo que le hemos confiado. Si nos ponemos en sus manos, nos hará más que vencedores por medio de Aquel que nos amó.
Cuando Cristo se humanó, vinculó a la humanidad consigo mediante un lazo que ningún poder es capaz de romper, salvo la deciSión del hombre mismo. Satanás nos presentará de continuo incentivos para inducirnos a romper ese lazo, a decidir que nos separemos de Cristo. Necesitamos velar, luchar y orar, para que nada pueda inducirnos a elegir otro maestro; pues estamos siempre libres para hacer esto. Mantengamos por lo tanto los ojos fijos en Cristo, y él nos preservará. Confiando en Jesús, estamos seguros. Nada puede arrebatarnos de su mano (El camino a Cristo, p. 72).
Jueves 18 de noviembre____________________________________________________________
UNA CUESTIÓN DE ADORACIÓN
La adoración es fundamental para la relación de pacto entre el Señor e Israel. Lo que los diferenciaba de todo el mundo que los rodeaba era que solo ellos, como nación, adoraban al Dios verdadero, a diferencia de las diosas y los dioses falsos del mundo pagano, que en realidad no eran dioses en absoluto. “Ved ahora que yo, yo soy, y no hay dioses conmigo” (Deut. 32:39).
Lee Deuteronomio 4:19; 8:19; 11:16; y 30:17. ¿Cuál es la advertencia común en todos estos versículos? ¿Por qué esta advertencia es esencial para la nación de Israel?
Deuteronomio 4:19
19 No sea que alces tus ojos al cielo, y viendo el sol y la luna y las estrellas, y todo el ejército del cielo, seas impulsado, y te inclines a ellos y les sirvas; porque Jehová tu Dios los ha concedido a todos los pueblos debajo de todos los cielos.
Deuteronomio 8:19
19 Mas si llegares a olvidarte de Jehová tu Dios y anduvieres en pos de dioses ajenos, y les sirvieres y a ellos te inclinares, yo lo afirmo hoy contra vosotros, que de cierto pereceréis.
Deuteronomio 11:16
16 Guardaos, pues, que vuestro corazón no se infatúe, y os apartéis y sirváis a dioses ajenos, y os inclinéis a ellos;
Deuteronomio 30:17
17 Mas si tu corazón se apartare y no oyeres, y te dejares extraviar, y te inclinares a dioses ajenos y les sirvieres,
Hace miles de años, al igual que hoy, el pueblo de Dios habitó en medio de culturas y entornos con reglamentos, tradiciones y conceptos que a menudo entraban en conflicto con su fe. Por lo tanto, el pueblo de Dios debía estar siempre en guardia, para que los caminos del mundo, sus ídolos y sus “dioses” no se convirtieran también en objetos de su adoración.
Nuestro Dios es un “Dios celoso” (Deut. 4:24; 5:9; 6:15), y solo él, como nuestro Creador y Redentor, es digno de nuestra adoración. Aquí tampoco hay término medio: o adoramos al Señor, que ofrece vida y bendiciones, o adoramos a cualquier otro dios, que solo puede ofrecer maldiciones y muerte.
Lee Apocalipsis 13:1 al 15 y concéntrate en el aspecto de cómo se presenta la adoración allí. Luego compara esos versículos con Apocalipsis 14:6 al 12. ¿Qué sucede aquí en Apocalipsis que refleja la advertencia dada en Deuteronomio (y en todas las Escrituras, en realidad) sobre la adoración falsa?
Apocalipsis 13:1-15
1 Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo. 2 Y la bestia que vi era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como boca de león. Y el dragón le dio su poder y su trono, y grande autoridad. 3 Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada; y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia, 4 y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella? 5 También se le dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemias; y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses. 6 Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo, y de los que moran en el cielo. 7 Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación. 8 Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo. 9 Si alguno tiene oído, oiga. 10 Si alguno lleva en cautividad, va en cautividad; si alguno mata a espada, a espada debe ser muerto. Aquí está la paciencia y la fe de los santos. 11 Después vi otra bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como dragón. 12 Y ejerce toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella, y hace que la tierra y los moradores de ella adoren a la primera bestia, cuya herida mortal fue sanada. 13 También hace grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres. 14 Y engaña a los moradores de la tierra con las señales que se le ha permitido hacer en presencia de la bestia, mandando a los moradores de la tierra que le hagan imagen a la bestia que tiene la herida de espada, y vivió. 15 Y se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase.
Apocalipsis 14:6-12
6 Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, 7 diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas. 8 Otro ángel le siguió, diciendo: Ha caído, ha caído Babilonia, la gran ciudad, porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación. 9 Y el tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano, 10 él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero; 11 y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos. Y no tienen reposo de día ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen, ni nadie que reciba la marca de su nombre. 12 Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.
No importa cuán diferente sea el contexto, la situación es la misma: ¿Adorará el pueblo al Dios verdadero, y tendrá vida; o sucumbirá a las presiones, ya sean visibles, sutiles o ambas, para retirar su lealtad de él y enfrentar la muerte? En última instancia, la respuesta está en cada corazón. Dios no obligó al antiguo Israel a seguirlo, ni nos obligará a nosotros tampoco. Como vemos en Apocalipsis 13, la fuerza es lo que emplearán la bestia y su imagen. Dios, en cambio, obra por amor.
¿Cómo podemos cerciorarnos de que, siquiera sutilmente, no estamos retirando lentamente nuestra lealtad a Jesús por algún otro dios?
ESPÍRITU DE PROFECÍA
Hay muchos que vienen al Salvador de una manera débil. Reciben el bautismo y aun así no hay cambio evidente en su carácter. Quisiéramos invitar a todos a venir, a permanecer en Cristo, a avanzar diariamente en la perfección del carácter permaneciendo en Cristo. A medida que lo hacen, encuentran ese descanso que puede venir solamente por medio de la obediencia perfecta.
Pero yo os amonesto, sed cuidadosos en cuanto a la forma en que os establecéis en la mitad del camino entre la espiritualidad y la mundanalidad. «No podéis servir a Dios y a las riquezas». Mateo 6:24. Estaréis totalmente de un lado o del otro… Cristo atrae hacia su lado, Satanás enarbola toda atracción para atraer hacia el suyo. ¿A quién elegiréis? ¿Bajo qué bandera os pondréis? (En los lugares celestiales, p. 279).
Los cuatro primeros mandamientos presentan al hombre su deber de servir al Señor nuestro Dios con todo el corazón, y con toda el alma, y con toda la mente, y con todas las fuerzas. Esto abarca a todo el hombre. Esto requiere un amortan ferviente, tan intenso, que el hombre no pueda atesorar en su mente nada, ni ningún afecto, que rivalice con el que siente por Dios; y su obra llevará la firma del cielo. Todo es secundario frente a la gloria de Dios. Nuestro Padre celestial debiera ser amado como el primero, la alegría y la prosperidad, la luz y la suficiencia de nuestra vida, y nuestra porción eterna.
Que los hombres adoren y sirvan al Señor nuestro Dios, y a él solamente. No elevemos el orgullo para servirlo como a un dios. No hagamos del dinero un dios. Si no se mantiene la sensualidad bajo el dominio de las facultades superiores de la mente, las bajas pasiones dominarán el ser. Todo lo que sea objeto de pensamientos y admiración indebidos, que absorba la mente, es un dios puesto por encima del Señor (Hijos e hijas de Dios, p. 58).
Jehová, el eterno, el que posee existencia propia, el no creado, el que es la fuente de todo y el que lo sustenta todo, es el único que tiene derecho a la veneración y adoración supremas. Se prohíbe al hombre dar a cualquier otro objeto el primer lugar en sus afectos o en su servicio. Cualquier cosa que nos atraiga y que tienda a disminuir nuestro amor a Dios, o que impida que le rindamos el debido servicio es para nosotros un dios (Historia de los patriarcas y profetas, p. 313).
[El Señor] quiere que quienes vengan a adorarle se lleven pensamientos preciosos acerca de su amor y cuidado, a fin de que estén alentados en toda ocasión de la vida y tengan gracia para obrar honrada y fielmente en todo.
Debemos reunirnos en torno a la cruz. Cristo, y Cristo crucificado, debe ser el tema de nuestra meditación, conversación y más gozosa emoción. Debemos recordar todas las bendiciones que recibimos de Dios; y al cerciorarnos de su gran amor, debiéramos estar dispuestos a confiar todas las cosas a la mano que fue clavada en la cruz en nuestro favor.
El alma puede elevarse hacia el cielo en alas de la alabanza. Dios es adorado con cánticos y música en las mansiones celestiales, y al expresar nuestra gratitud nos aproximamos al culto que rinden los habitantes del cielo… Presentémonos, pues, con gozo reverente delante de nuestro Creador, con «acciones de gracias y voz de melodía». Isaías 51 (El camino a Cristo, pp. 103, 104).
Viernes 19 de noviembre___________________________________________________________
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Tanto en aquella época como ahora, a todos se nos permite elegir. La palabra clave aquí es elección. A diferencia de un sector del cristianismo que plantea que, aun antes de que nazcan las personas, Dios predestinó a algunas de ellas no solo a perderse sino incluso a arder en el Infierno para siempre, las Escrituras enseñan que nuestro libre albedrío para vida o muerte, bendición o maldición, el bien o el mal, determina qué tríada (vida, bien, bendición; o muerte, mal, maldición) enfrentaremos en última instancia. Y, qué bueno es saber que incluso si alguien toma la decisión equivocada, el resultado es la muerte, la muerte eterna, no el tormento eterno en un lago de fuego interminable.
“ ‘Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro’ (Rom. 6:23). Mientras que la vida es la heredad de los justos, la muerte es la porción de los impíos. Moisés declaró a Israel: ‘Hoy te doy a elegir entre la vida y la muerte, entre el bien y el mal’ (Deut. 30:15). La muerte de la cual se habla en este pasaje no es aquella a la que fue condenado Adán, pues toda la humanidad sufre la penalidad de su transgresión. Es ‘la muerte segunda’, puesta en contraste con la vida eterna” (CS 599).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
- En clase, analicen la idea presentada en el estudio del martes, sobre si es Dios quien promueve directamente el castigo ahora mismo por la desobediencia o si ocurre como consecuencia natural de los actos de desobediencia. ¿O podrían ser ambas cosas? ¿Podría haber casos en los que sea uno u otro? ¿Cómo entendemos este tema?
- Los versículos que vimos en la declaración de Elena de White hoy ¿qué nos enseñan acerca del poder de Dios que tenemos a disposición para vencer el pecado?
- Lee Romanos 10:1 al 10, donde Pablo cita Deuteronomio 30:11 al 14 cuando expone la salvación por la fe en Jesús en contraste con la búsqueda de la salvación y la justificación por la Ley. ¿Por qué crees que usó estos versículos de Deuteronomio? Presta especial atención a Romanos 10:10: “Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”. ¿A qué se refiere Pablo?
- ¿De qué manera tu cultura, tu sociedad o tu grupo podrían tener puntos de vista que –si no estás atento– podrían conducirte a una adoración falsa?
11/19/2021 en 4:44 AM
Gracias por tan bello gesto de enviarme la lección cada semana Dios les bendiga.