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Lección 6 – “LUCHANDO CON LA FUERZA DE CRISTO” – Para el 6 de agosto de 2022

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LECCIONES FUTURAS DE ESCUELA SABÁTICA

Año

1er Trimestre

2o Trimestre

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2022

Hebreos Génesis En el Crisol con Cristo El Estado de los Muertos

2023

Mayordomía El Mensaje de los Tres Ángeles Efesios Norma Cultural y Mente Misionera de Personajes Bíblicos*

2024

Salmos El Gran Conflicto Marcos Juan

2025

Amor y Justicia en la Biblia Como Estudiar la Profecía y la Inspiración Éxodo Como Permanecer en Relación con Dios

2026

Colosenses – Filipenses Religión en el Mercado** Josué El Espíritu de Profecía

2027

1 & 2 de Corintios Mayordomía Eclesiología Ezequiel

* Bible Characters as Counter Cultural and Mission Minded

** Religion in the Market Place


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Lección 6: Para el 6 de agosto de 2022

“LUCHANDO CON LA FUERZA DE CRISTO”

Sábado 30 de julio____________________________________________________________

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Juan 16:5-15; Colosenses 1:28, 29; 1 Pedro 1:13; Mateo 5:29; Génesis 32.

PARA MEMORIZAR:

“Por eso me afano, luchando con la fuerza de Cristo que actúa poderosamente en mí” (Col. 1:29, RVA 2000).

Sentaron juntos a un hombre y una mujer en un programa de entrevistas. Ambos habían experimentado la pérdida de un hijo. El hijo de la mujer había sido asesinado veinte años antes, y su enojo y su amargura eran tan grandes como siempre. La actitud del hombre era totalmente diferente. Su hija había sido asesinada por terroristas pocos años antes. Él hablaba de perdón para los asesinos y sobre cómo Dios había transformado su dolor. Aunque el dolor era terrible, este hombre se convirtió en una ilustración de cómo Dios puede brindar sanidad en los momentos más oscuros de la vida.

¿Cómo dos personas pueden responder de manera tan diferente ante una situación similar? ¿Cómo se produce el cambio espiritual en la vida de un cristiano, que le permite madurar en medio de los crisoles de la vida en vez de sentirse completamente abrumado por ellos?

Un vistazo a la semana: ¿Cuál es el papel de nuestra fuerza de voluntad en la batalla contra el yo y el pecado? ¿Cómo podemos evitar el error de permitir que nuestros sentimientos gobiernen las decisiones que tomamos? ¿Por qué debemos perseverar, y no rendirnos cuando estamos en el crisol?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

A fin de que Dios pudiese capacitarlo para su gran obra como depositario de los sagrados oráculos, Abraham debía separarse de los compañeros de su niñez. La influencia de sus parientes y amigos impediría la educación que el Señor intentaba dar a su siervo.

No fue una prueba ligera la que soportó Abraham, ni tampoco era pequeño el sacrificio que se requirió de él. Había fuertes vínculos que le ataban a su tierra, a sus parientes y a su hogar. Pero no vaciló en obedecer al llamamiento…

Muchos continúan siendo probados como lo fue Abraham. No oyen la voz de Dios hablándoles directamente desde el cielo; pero, en cambio, son llamados mediante las enseñanzas de su Palabra y los acontecimientos de su providencia. Se les puede pedir que abandonen una carrera que promete riquezas y honores, que dejen afables y provechosas amistades, y que se separen de sus parientes, para entrar en lo que parezca ser solo un sendero de abnegación, trabajos y sacrificios. [Él] los llama para que se aparten de las influencias y los auxilios humanos, y les hace sentir la necesidad de su ayuda, y de depender solo de Dios, para que él mismo pueda revelarse a ellos (Historia de los patriarcas and profetas, pp. 118, 119).

¿Por qué ocupa la religión tan poco de nuestra atención mientras que el mundo obtiene la fuerza del cerebro, de los huesos y de los músculos? Es porque toda la fuerza de nuestro ser se dedica a ello. Nos hemos preparado para dedicarnos con fervor y poder a los negocios mundanales hasta el punto que ahora es fácil para la mente inclinarse en este sentido. Esta es la única razón que nos explica por qué los creyentes encuentran tan difícil la vida religiosa y tan fácil la vida mundanal. Las facultades han sido educadas para ejercer su fuerza en esa dirección. En la vida religiosa se han aceptado las verdades de la Palabra de Dios, pero no se las ha ilustrado en forma práctica en la vida.

El cultivo de los pensamientos religiosos y sentimientos de devoción no es hecho parte de la educación. Deberían influir en el ser entero y regirlo completamente. El hábito de hacer lo recto es lo que se necesita. Se obra intermitentemente bajo influencias favorables; pero el pensar natural y fácilmente en las cosas divinas no es el principio que rige la mente (Testimonios para la iglesia, t. 2, p. 238).

Es mediante pruebas estrictas y reveladoras cómo Dios disciplina a sus siervos. El ve que algunos tienen aptitudes que pueden usarse en el progreso de su obra, y los somete a pruebas. En su providencia, los  coloca en situaciones que prueban su carácter, y revelan defectos y debilidades que estaban ocultos para ellos mismos. Les da la oportunidad de corregir estos defectos, y de prepararse para su servicio. Les muestra sus propias debilidades, y les enseña a depender de él; pues él es su única ayuda y salvaguardia… Cuando Dios los llama a obrar, están listos, y los ángeles pueden ayudarles en la obra que debe hacerse en la tierra (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 122, 123).


Domingo 31 de julio___________________________________________________________

EL ESPÍRITU DE VERDAD

¿Alguna vez oraste: “¡Por favor, Dios, hazme bueno!”, pero viste pocos cambios? ¿Cómo es posible que oremos pidiendo que el gran poder transformador de Dios obre dentro de nosotros, pero nuestra vida aparentemente continúe siendo la misma? Sabemos que Dios tiene recursos sobrenaturales ilimitados que nos ofrece anhelante y generoso. Realmente queremos sacar provecho de todo; sin embargo, nuestra vida no parece cambiar de una manera que concuerde con lo que Dios ofrece.

¿Por qué? Por una simple razón: Si bien el Espíritu tiene poder ilimitado para transformarnos, con nuestras decisiones es posible que limitemos lo que Dios puede hacer.

Lee Juan 16:5 al 15. En este pasaje, Jesús llama al Espíritu Santo el “Espíritu de verdad” (Juan 16:13). ¿Qué implica esto que el Espíritu Santo hace por nosotros?

Juan 16:5-15

Pero ahora voy al que me envió; y ninguno de vosotros me pregunta: ¿A dónde vas? Antes, porque os he dicho estas cosas, tristeza ha llenado vuestro corazón. Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; 10 de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; 11 y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado. 12 Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. 13 Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. 14 Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. 15 Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber.

Si bien el Espíritu Santo puede mostrarnos la verdad sobre nuestra pecaminosidad, no puede forzarnos a arrepentirnos. También puede mostrarnos la mayor verdad acerca de Dios, pero no puede obligarnos a creer en ella ni a obedecerla. Si Dios nos obligara de alguna manera, aunque sea mínima, perderíamos el libre albedrío, y Satanás acusaría a Dios de manipular nuestra mente y corazón y de hacer trampa en el Gran Conflicto. Cuando estalló el Gran Conflicto en el cielo, nuestro Padre no obligó a Satanás ni a ninguno de los ángeles a creer que él era bueno y justo, ni a los ángeles caídos a arrepentirse. Y en el Jardín del Edén, cuando nuevamente había tanto en juego, Dios dejó muy en claro la verdad sobre el árbol que estaba en el medio del huerto, pero no impidió que Adán y Eva ejercieran su libre albedrío para desobedecer. Dios no actuará de manera diferente con nosotros hoy. De modo que el Espíritu presenta la verdad acerca de Dios y el pecado, y luego dice: “En vista de lo que te he mostrado, ¿qué harás ahora?”

Lo mismo ocurre cuando estamos en el crisol. A veces, el crisol aparece precisamente porque no hemos obedecido o no nos hemos arrepentido de nuestros pecados. Para que nuestro Padre obre en esos casos, debemos decidir conscientemente abrir las puertas del arrepentimiento y la obediencia de modo que el poder de Dios entre y nos transforme.

¿De qué te convenció el “Espíritu de verdad” recientemente? ¿Cuánto escuchas su voz? Más aún, ¿qué decisiones tomas con tu libre albedrío?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Sobre los discípulos que esperaban y oraban vino el Espíritu con una plenitud que alcanzó a todo corazón. El Ser Infinito se reveló con poder a su iglesia. Era como si durante siglos esta influencia hubiera estado restringida, y ahora el Cielo se regocijara en poder derramar sobre la iglesia las riquezas de la gracia del Espíritu. Y bajo la influencia del Espíritu, las palabras de arrepentimiento y confesión se mezclaban con cantos de alabanza por el perdón de los pecados. Se oían palabras de agradecimiento y de profecía. Todo el Cielo se inclinó para contemplar y adorar la sabiduría del incomparable e incomprensible amor. Extasiados de asombro, los apóstoles exclamaron: «En esto consiste el amor». Se asieron del don impartido. ¿Y qué siguió? La espada del Espíritu, recién afilada con el poder y bañada en los rayos del cielo, se abrió paso a través de la incredulidad (Los hechos de los apóstoles, p. 31).

El Espíritu Santo se da como agente regenerador, para hacer efectiva la salvación obrada por la muerte de nuestro Redentor. El Espíritu Santo está tratando constantemente de llamar la atención de los hombres a la gran ofrenda hecha en la cruz del Calvario, de exponer al mundo el amor de Dios, y abrir al alma arrepentida las cosas preciosas e las Escrituras.

Después de convencer de pecado, y de presentar ante la mente la norma de justicia, el Espíritu Santo quita los afectos de las cosas de esta tierra, y llena el alma con un deseo de santidad. «El os guiará a toda verdad» (Juan 16: 13), declaró el Salvador. Si los hombres están dispuestos a ser amoldados, se efectuará la santificación de todo el ser. El Espíritu tomará las cosas de Dios y las imprimirá en el alma. Mediante su poder, el camino de la vida será hecho tan claro que nadie necesite errar (Los hechos de los apóstoles, p. 43).

Según las pruebas se vayan acrecentando a nuestro alrededor, se mostrarán en nuestras filas tanto la desunión como la unidad. Algunos que están en estos momentos preparados para empuñar las armas espirituales, cuando lleguen los tiempos de real peligro pondrán de manifiesto que no habían edificado sobre la roca firme: cederán ante la tentación. Quienes hayan recibido una gran luz y grandes privilegios, pero que no los hayan cultivado; nos abandonarán utilizando cualquier pretexto. Si no han recibido el amor de la verdad, serán cautivados por las falsedades del enemigo: le harán caso a los espíritus seductores y a las doctrinas de demonios, y abandonarán la fe. Pero, por otro lado, cuando la tormenta de la persecución caiga realmente sobre nosotros, las ovejas fieles escucharán la voz del Pastor verdadero. Se harán esfuerzos desinteresados para salvar a los perdidos, y muchos que han dejado el redil, regresarán para ir en pos del gran Pastor. El pueblo de Dios se unirá y presentará un frente común ante el enemigo. Ante el creciente peligro, cesará la lucha por la supremacía; no habrá más disputas para decidir quién es el más importante (Testimonios para la iglesia, t. 6, p. 400).


Lunes 1º de agosto___________________________________________________________

LA COOPERACIÓN DIVINO-HUMANA

¿Cuál es tu mayor realización en la vida? Sea lo que fuere, lo más probable es que no haya ocurrido simplemente al levantarte de la cama a la mañana. Si queremos lograr algo que valga la pena en esta vida, necesitamos tiempo y esfuerzo. Ser discípulos de Cristo no es diferente.

Lee Colosenses 1:28 y 29. Si bien Pablo habla de que Dios obraba en él, ¿de qué manera también muestra el esfuerzo humano? Ver también Deuteronomio 4:4; Lucas 13:24; 1 Corintios 9:25; Hebreos 12:4.

Colosenses 1:28-29

28 a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre; 29 para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí.

Deuteronomio 4:4

Mas vosotros que seguisteis a Jehová vuestro Dios, todos estáis vivos hoy.

Lucas 13:24

24 Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán.

1 Corintios 9:25

25 Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible.

Hebreos 12:4

Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado;

En Colosenses 1:29, hay una perspectiva muy interesante de la forma en que Pablo ve su relación con Dios en esta obra. Dice que él lucha, pero con el poder de Dios.

La palabra para “trabajo” significa “cansarse”, “trabajar hasta quedar exhausto”. Esta palabra se utilizaba específicamente para los atletas cuando entrenaban. La palabra “luchar”, que viene a continuación, en algunos idiomas puede significar “agonizar”. Por ende, tenemos la imagen verbal de un atleta que se esfuerza con todo para ganar. Pero luego Pablo agrega un giro a la idea, porque él no se está esforzando con todo lo que tiene, sino con todo lo que Dios le da. Por consiguiente, nos quedamos con esta sencilla conclusión sobre el ministerio de Pablo: era un ministerio que realizaba con gran esfuerzo y disciplina personal, pero lo hacía con el poder de Dios. Esta relación funciona exactamente de la misma manera con nosotros cuando procuramos desarrollar el carácter de Cristo.

Es importante recordar esto, porque vivimos en un mundo en el que cada vez queremos más, pero con menos esfuerzo. Esa idea también se ha infiltrado en el cristianismo. Algunos evangelistas cristianos prometen que, si simplemente crees, el Espíritu Santo descenderá sobre ti con asombroso poder sobrenatural y realizará grandes milagros. Pero esto puede ser una peligrosa verdad a medias, porque puede llevar a la conclusión de que ¡solo tenemos que esperar que el poder de Dios venga sobre nosotros mientras estamos cómodamente sentados!

¿Tienes alguna experiencia con el tipo de luchas de las que habla Pablo? ¿Qué cosas ha puesto Dios en tu corazón con las que estás luchando? ¿Cómo puedes aprender a rendirte a la voluntad de Dios?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

La intervención del Espíritu de Dios no nos exime de la necesidad de ejercitar nuestras facultades y talentos, sino que nos enseña a usar toda facultad para la gloria de Dios. Las facultades humanas, cuando están bajo la dirección especial de la gracia de Dios, son capaces de ser usadas con el mejor propósito de esta tierra. La ignorancia no aumenta la humildad o la espiritualidad de cualquier profeso seguidor de Cristo. Un cristiano intelectual es el que puede apreciar mejor las verdades de la Palabra divina. Los que le sirven inteligentemente son los que mejor pueden glorificar a Cristo. El gran objeto de la educación es habilitarnos para usar la fuerza que Dios nos ha dado de tal manera que representemos la religión de la Biblia y fomentemos la gloria de Dios.

 A Aquel que nos dio la existencia debemos los talentos que nos han sido confiados; y es una obligación que tenemos hacia nuestro Creador cultivarlos y aprovecharlos. La educación disciplinará la mente, desarrollará sus facultades, y las dirigirá comprensivamente, a fin de que podamos ser útiles en hacer progresar la gloria de Dios (Consejos para los maestros, pp. 346, 347).

Vi a ángeles malos que luchaban por las almas, y ángeles de Dios que los resistían. El conflicto era recio. Los ángeles malos se amontonaban alrededor de los hombres, corrompiendo la atmósfera con su influencia venenosa y adormeciendo su sensibilidad. Los ángeles santos observaban ansiosamente a estas almas y aguardaban la oportunidad para hacer retroceder a la hueste de Satanás. Pero no es tarea de los ángeles buenos manejar las mentes contra la voluntad de los individuos. Si ceden al enemigo y no hacen ningún esfuerzo por resistirle, poco más pueden hacer los ángeles de Dios que contener las huestes de Satanás para que no destruyan, hasta que los que están en peligro reciban conocimiento adicional que los haga despertar y dirigir la vista al cielo en procura de ayuda. Jesús no comisionará a los santos ángeles a que saquen de apuros a los que no hacen esfuerzo alguno por ayudarse a sí mismos.

Si Satanás ve que está en peligro de perder un alma, se esfuerza hasta lo infinito por conservarla. Y cuando el individuo se percata del peligro, y con aflicción y fervor mira a Jesús para obtener fuerza, Satanás teme perder un cautivo y pide un refuerzo de sus ángeles para cercar al pobre ser humano y formar a su alrededor un muro de tinieblas con el fin de que no reciba la luz del cielo. Pero si el que está en peligro persevera, y en su impotencia y debilidad confía en los méritos de la sangre de Cristo, Jesús escucha la ferviente oración de fe y envía un refuerzo de sus ángeles, que sobresalen en fuerza, para librarlo…

Y cuando los ángeles todopoderosos, vestidos con la toda la armadura del cielo, acuden en ayuda del ser desfalleciente, perseguido, Satanás y su hueste retroceden, pues saben bien que su batalla está perdida (Mensajes para los jóvenes, p. 37).


Martes 2 de agosto___________________________________________________________

LA VOLUNTAD DISCIPLINADA

Uno de los mayores enemigos de nuestra voluntad son nuestros propios sentimientos. Vivimos en una cultura cada vez más bombardeada con imágenes y música que pueden apelar directamente a nuestros sentidos y desencadenar nuestras emociones (enojo, miedo o lujuria), sin que nos demos cuenta. ¿Con cuánta frecuencia pensamos en cosas como “¿Qué tengo ganas de comer para la cena?” “¿Qué tengo ganas de hacer hoy?” “¿Me siento bien comprando esto?” De esta manera, los sentimientos han llegado a estar íntimamente relacionados con nuestra toma de decisiones. Los sentimientos no son necesariamente malos, pero lo que siento con respecto a algo puede tener poco que ver con lo que es correcto o con lo que es mejor. Por cierto, los sentimientos pueden mentirnos (“Engañoso es el corazón más que todas las cosas” [Jer. 17:9]) y pueden crear una imagen falsa de la realidad, lo que nos hace tomar malas decisiones y nos coloca en un crisol de fabricación propia.

¿Qué ejemplos puedes encontrar en la Biblia en los que las personas tomaron decisiones basadas en sentimientos, y no en la Palabra de Dios? ¿Cuáles fueron las consecuencias? Ver, por ejemplo, Génesis 3:6; 2 Samuel 11:2 al 4; Gálatas 2:11 y 12.

Génesis 3:6

Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.

2 Samuel 11:2-4

Y sucedió un día, al caer la tarde, que se levantó David de su lecho y se paseaba sobre el terrado de la casa real; y vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa. Envió David a preguntar por aquella mujer, y le dijeron: Aquella es Betsabé hija de Eliam, mujer de Urías heteo. Y envió David mensajeros, y la tomó; y vino a él, y él durmió con ella. Luego ella se purificó de su inmundicia, y se volvió a su casa.

Gálatas 2:11-12

11 Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar. 12 Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión.

Lee 1 Pedro 1:13. ¿Qué le preocupa a Pedro y qué quiere que hagan realmente sus lectores?

1 Pedro 1:13

13 Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado;

Pedro comprendió que la mente es el timón del cuerpo que controlamos. Si quitamos el control de la mente, seremos controlados por cualquier sentimiento que se nos presente.

Imagínate caminando por un sendero estrecho hasta la casa del Pastor. A lo largo del camino hay muchos senderos que conducen a diferentes direcciones. Algunas de estas sendas dirigen a lugares que no querríamos visitar. Otros senderos parecen tentadores; apelan a nuestros sentimientos, emociones y deseos. Sin embargo, si tomáramos alguno de ellos, nos saldríamos del camino correcto e iríamos por un camino del que podría ser extremadamente difícil salir.

¿Qué decisiones importantes enfrentas? Pregúntate honestamente: “¿Cómo puedo saber si baso mis decisiones en sentimientos, emociones o deseos y no en la Palabra de Dios?”

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Cada uno de nosotros tenemos una obra individual que llevar a cabo que consiste en ceñir los lomos de nuestro entendimiento, ser sobrios y velar en oración. Se debe dominar firmemente el entendimiento y obligarlo a espaciarse en los temas que fortalecerán las facultades morales… Los pensamientos deben ser puros y las meditaciones del corazón, limpias, para que las palabras que pronunciáis sean aceptables al Cielo y sirvan de ayuda a vuestros semejantes.

Se debe vigilar celosamente la mente. No se permitirá que entre en ella lo que dañe o destruya su saludable vigor. Pero para impedir esto, debe estar saturada de buena semilla, que brotando a la vida, produzca ramas que den fruto…

[Aquellos] que encuentran gozo y alegría en la Palabra de Dios y en la hora de oración, se sentirán constantemente refrigerados por corrientes de la Fuente de la vida. Alcanzarán una altura de excelsitud moral y una amplitud de pensamiento que otros no comprenderán. La comunión con Dios estimula los buenos pensamientos y las aspiraciones nobles, las percepciones claras de la verdad y los propósitos elevados. Aquellos que de este modo unen sus almas con Dios son reconocidos por él como hijos suyos. Constantemente alcanzan alturas mayores, adquieren clara visión de Dios y de la eternidad, hasta que el Señor los convierte en canales de luz y de sabiduría para el mundo (Mi vida hoy, p. 86).

Pocos comprenden que es un deber ejercer dominio sobre los pensamientos y la imaginación. Es difícil mantener fija en temas provechosos la mente indisciplinada. Pero si no se emplean debidamente los pensamientos, la religión no puede florecer en el alma. La mente debe preocuparse con cosas sagradas y eternas, o albergará pensamientos triviales y superficiales. Tanto las facultades intelectuales como las morales, deben ser disciplinadas, y por el ejercicio se fortalecerán y mejorarán.

A fin de comprender correctamente este asunto, debemos recordar que nuestros corazones son por naturaleza depravados, que no podemos por nosotros mismos seguir una conducta correcta. Es únicamente por la gracia de Dios, combinada con el más ferviente esfuerzo de nuestra parte, como podemos obtener la victoria (La maravillosa gracia de Dios, p. 327).

Porque el Señor Jehová me ayudará; por tanto no me avergoncé, por eso puse mi rostro como un pedernal, y sé que no seré avergonzado. Isaías 50:7

La fuerza de carácter consiste en dos cosas: la energía de la voluntad y del dominio propio. Muchos jóvenes consideran equivocadamente como fuerza de carácter la pasión arrolladora; pero la verdad es que el que se deja dominar por sus pasiones, es un hombre débil. La verdadera grandeza del hombre y su nobleza, se miden por el poder de los sentimientos que subyugan, no por el de los sentimientos que lo vencen a él. El hombre más fuerte es aquel que, aunque sensible al ultraje, refrena sin embargo la pasión y perdona a sus enemigos. Los tales hombres son verdaderos héroes (La fe por la cual vivo, p. 318).


Miércoles 3 de agosto_________________________________________________________

COMPROMISO RADICAL

“Si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno” (Mat. 5:29).

Medita sobre las palabras de Jesús en el versículo anterior. ¿Dirías que sus palabras son radicales? Si es así, ¿por qué?

Es necesario actuar en forma radical, no porque Dios haya hecho que la vida cristiana sea difícil, sino porque nosotros y nuestra cultura nos hemos alejado mucho de los planes de Dios. La gente a menudo despierta y se pregunta: “¿Cómo pude haberme alejado tanto de Dios?” La respuesta es siempre la misma: de a un paso a la vez.

Lee Mateo 5:29 y 30. Jesús está hablando en el contexto del pecado sexual; sin embargo, los principios subyacentes también se aplican a otros pecados. Por cierto, los principios pueden aplicarse a nuestro crecimiento en Cristo en general.

¿A qué cuestión fundamental aluden las palabras de Jesús en Mateo 5:29 y 30? ¿Realmente se nos insta a mutilarnos en forma literal?

Mateo 5:29-30

29 Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. 30 Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.

Jesús no nos está llamando a causarnos daños físicos, ¡de ninguna manera! Más bien, nos está llamando a controlar la mente y, por lo tanto, el cuerpo, sin importar el costo. Fíjate que el pasaje no menciona que debemos orar y que Dios eliminará instantáneamente las tendencias pecaminosas de nuestra vida. A veces Dios, en su misericordia, hace esto por nosotros, pero a menudo nos llama a asumir un compromiso radical de renunciar a algo, o de comenzar a hacer algo que quizá no tengamos ganas de realizar. ¡Vaya crisol! Cuanto más seguido tomemos las decisiones correctas, más fuertes seremos y más débil será el poder de la tentación en nuestra vida.

A veces Dios utiliza crisoles para llamar nuestra atención cuando hay muchas distracciones ruidosas a nuestro alrededor. Es en el crisol donde nos damos cuenta de cuánto nos hemos alejado de Dios. El crisol puede ser el llamado de Dios para que tomemos la decisión radical de regresar al plan que nuestro Padre tiene para nosotros.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

La vida cristiana es una batalla. El apóstol Pablo habla de luchas contra principados y potestades, mientras peleaba la buena batalla de la fe. Declara otra vez: «Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado». Hebreos 12:4. Oh, no, hoy se acaricia y excusa el pecado. La aguda espada del Espíritu, la Palabra de Dios, no corta profundamente en el alma. ¿Ha cambiado la religión? ¿Se ha apaciguado la enemistad de Satanás para con Dios? En un tiempo la vida religiosa presentaba ciertas dificultades y requería abnegación. Todo esto se ha hecho muy fácil ahora. Y, ¿a qué obedece? El pueblo profeso de Dios ha contemporizado con los poderes de las tinieblas.

Es preciso que haya un renacimiento del testimonio directo. El camino que conduce al cielo no es más suave hoy que en los días de nuestro Salvador. Hemos de abandonar todos nuestros pecados. Cada complacencia acariciada que estorba nuestra vida religiosa tiene que ser cortada. El ojo derecho o la mano derecha, si fueren causa de alguna ofensa, tendrán que ser sacrificados. ¿Estamos dispuestos a abandonar las amistades mundanas que hemos escogido? ¿Estamos dispuestos a sacrificar la aprobación de los hombres? El premio de la vida eterna es de un valor infinito. ¿Nos esforzaremos y haremos sacrificios en proporción al valor del objetivo que tenemos por alcanzar? (Testimonios para la iglesia, t. 5 p. 206).

Requiere sacrificio entregarnos a Dios, pero es sacrificio de lo inferior por lo superior, de lo terreno por lo espiritual, de lo perecedero por lo eterno. No desea Dios que se anule nuestra voluntad, porque solamente mediante su ejercicio podemos hacer lo que Dios quiere. Debemos entregar nuestra voluntad a él para que podamos recibirla de vuelta purificada y refinada, y tan unida en simpatía con el Ser divino que él pueda derramar por nuestro medio los raudales de su amor y su poder. Por amarga y dolorosa que parezca esta entrega al corazón voluntarioso y extraviado, aun así nos dice: «Mejor te es».

Hasta que Jacob no cayó desvalido y sin fuerzas sobre el pecho del Ángel del pacto, no conoció la victoria de la fe vencedora ni recibió el título de príncipe con Dios. Solo cuando «cojeaba de su cadera» se detuvieron las huestes armadas de Esaú, y el Faraón, heredero soberbio de un linaje real, se inclinó para pedir su bendición. Así el autor de nuestra salvación se hizo «perfecto… por medio de los padecimientos», y los hijos de fe «sacaron fuerzas de debilidad» y «pusieron en fuga ejércitos extranjeros». Hebreos 11:34 (El discurso maestro de Jesucristo, p. 56).

¿Qué clase de fe vence al mundo? Es la fe que hace de Cristo su Salvador personal, esa fe que, reconociendo su impotencia, su total incapacidad para salvarse a sí mismo, se aferra del Auxiliador que es poderoso para salvar como su única esperanza. Es una fe que no se desanima, que escucha la voz de Cristo que le dice: «Ten ánimo, yo he vencido al mundo, y mi divina fuerza es tuya». Es la fe que le oye decir: «He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo» Mateo 28:20 (Reflejemos a Jesús, p. 13).


Jueves 4 de agosto___________________________________________________________

LA NECESIDAD DE PERSEVERAR

Lee la historia de la lucha de Jacob con Dios (Gén. 32). ¿Qué nos dice esta historia sobre la perseverancia, aun en medio de un gran abatimiento? (Toma en cuenta todo el contexto de la situación de Jacob antes de responder.)

Génesis 32

 1 Jacob siguió su camino, y le salieron al encuentro ángeles de Dios. Y dijo Jacob cuando los vio: Campamento de Dios es este; y llamó el nombre de aquel lugar Mahanaim. Y envió Jacob mensajeros delante de sí a Esaú su hermano, a la tierra de Seir, campo de Edom. Y les mandó diciendo: Así diréis a mi señor Esaú: Así dice tu siervo Jacob: Con Labán he morado, y me he detenido hasta ahora; y tengo vacas, asnos, ovejas, y siervos y siervas; y envío a decirlo a mi señor, para hallar gracia en tus ojos. Y los mensajeros volvieron a Jacob, diciendo: Vinimos a tu hermano Esaú, y él también viene a recibirte, y cuatrocientos hombres con él. Entonces Jacob tuvo gran temor, y se angustió; y distribuyó el pueblo que tenía consigo, y las ovejas y las vacas y los camellos, en dos campamentos. Y dijo: Si viene Esaú contra un campamento y lo ataca, el otro campamento escapará. Y dijo Jacob: Dios de mi padre Abraham, y Dios de mi padre Isaac, Jehová, que me dijiste: Vuélvete a tu tierra y a tu parentela, y yo te haré bien; 10 menor soy que todas las misericordias y que toda la verdad que has usado para con tu siervo; pues con mi cayado pasé este Jordán, y ahora estoy sobre dos campamentos. 11 Líbrame ahora de la mano de mi hermano, de la mano de Esaú, porque le temo; no venga acaso y me hiera la madre con los hijos. 12 Y tú has dicho: Yo te haré bien, y tu descendencia será como la arena del mar, que no se puede contar por la multitud. 13 Y durmió allí aquella noche, y tomó de lo que le vino a la mano un presente para su hermano Esaú: 14 doscientas cabras y veinte machos cabríos, doscientas ovejas y veinte carneros, 15 treinta camellas paridas con sus crías, cuarenta vacas y diez novillos, veinte asnas y diez borricos. 16 Y lo entregó a sus siervos, cada manada de por sí; y dijo a sus siervos: Pasad delante de mí, y poned espacio entre manada y manada. 17 Y mandó al primero, diciendo: Si Esaú mi hermano te encontrare, y te preguntare, diciendo: ¿De quién eres? ¿y adónde vas? ¿y para quién es esto que llevas delante de ti? 18 entonces dirás: Es un presente de tu siervo Jacob, que envía a mi señor Esaú; y he aquí también él viene tras nosotros. 19 Mandó también al segundo, y al tercero, y a todos los que iban tras aquellas manadas, diciendo: Conforme a esto hablaréis a Esaú, cuando le hallareis. 20 Y diréis también: He aquí tu siervo Jacob viene tras nosotros. Porque dijo: Apaciguaré su ira con el presente que va delante de mí, y después veré su rostro; quizá le seré acepto. 21 Pasó, pues, el presente delante de él; y él durmió aquella noche en el campamento. 22 Y se levantó aquella noche, y tomó sus dos mujeres, y sus dos siervas, y sus once hijos, y pasó el vado de Jaboc. 23 Los tomó, pues, e hizo pasar el arroyo a ellos y a todo lo que tenía. 24 Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba. 25 Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba. 26 Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices. 27 Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob. 28 Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido. 29 Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió: ¿Por qué me preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí. 30 Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma. 31 Y cuando había pasado Peniel, le salió el sol; y cojeaba de su cadera. 32 Por esto no comen los hijos de Israel, hasta hoy día, del tendón que se contrajo, el cual está en el encaje del muslo; porque tocó a Jacob este sitio de su muslo en el tendón que se contrajo.

Podemos saber lo que está bien y ejercitar nuestra voluntad para hacer lo correcto; pero cuando estamos bajo presión, puede ser muy difícil mantenernos aferrados a Dios y a sus promesas, porque somos débiles y temerosos. Por ende, una de las fortalezas importantes del cristiano es la perseverancia, la capacidad de seguir adelante a pesar de querer darse por vencido.

Uno de los mayores ejemplos de perseverancia en la Biblia es Jacob. Muchos años antes, Jacob había engañado a su hermano, Esaú, y a su padre para que le asignaran la primogenitura (Gén. 27), y desde entonces había estado huyendo por temor a que Esaú quisiera matarlo. En su sueño de una escalera que llegaba hasta el cielo, Dios le había dado maravillosas promesas de conducción y bendiciones (Gén. 28), pero él todavía estaba asustado. Jacob estaba desesperado por contar con la seguridad de que Dios lo aceptaba y de que las promesas que le había presentado muchos años antes seguían vigentes. Cuando luchaba con alguien, que en realidad era Jesús, se le dislocó la cadera. Desde ese momento, lo más probable es que no haya podido seguir luchando, ya que el dolor debió haber sido insoportable. Debió haber habido un cambio sutil: de luchar a aguantar. Jacob se aferra a Jesús en medio de un dolor insoportable hasta que recibe la seguridad de su bendición. Entonces, Jesús le dice: “Déjame, porque ya raya el alba” (Gén. 32:26).

Jacob recibió la bendición porque se mantuvo firme a pesar del dolor. Lo mismo sucede con nosotros. Dios también puede “dislocar nuestra cadera” y luego llamarnos a aferrarnos a él en medio del dolor. Es más, Dios permitió que las dolorosas secuelas continuaran; Jacob todavía cojeaba cuando se reencontró con su hermano. Las apariencias externas mostraban debilidad, pero para Jacob eran una indicación de su fortaleza.

¿Qué decisiones prácticas puedes tomar (relaciones, estilo de vida, material de lectura, hábitos de salud, vida espiritual) que te ayuden a perseverar más en el Señor en medio del desánimo y la tentación?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

La guerra que debemos sostener es «la buena batalla de la fe». Por «lo cual también trabajo —dijo el apóstol Pablo—-, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí» Colosenses 1:29.

En la crisis suprema de su vida, Jacob se apartó para orar. Lo dominaba un solo propósito: buscar la transformación de su carácter, Pero mientras suplicaba a Dios, un enemigo, según le pareció, puso sobre él su mano, y toda la noche luchó por su vida. Pero ni aun el peligro de perder la vida alteró el propósito de su alma. Cuando estaba casi agotada su fuerza, ejerció el Ángel su poder divino, y a su toque supo Jacob con quién había luchado. Herido e impotente, cayó sobre el pecho del Salvador, rogando que lo bendijera. No pudo ser desviado ni interrumpido en su ruego y Cristo concedió el pedido de esta alma débil y penitente, conforme a su promesa: «¿O forzará alguien mi fortaleza? Haga conmigo paz; sí, haga paz conmigo». Isaías 27:5.

Jacob alegó con espíritu determinado: «No te dejaré, si no me bendices». Génesis 32:26. Este espíritu de persistencia fue inspirado por Aquel con quien luchaba el patriarca. Fue él también quien le dio la victoria y cambió su nombre, Jacob, por el de Israel, diciendo: «Porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido». Por medio de la entrega del yo y la fe imperturbable, Jacob ganó aquello por lo cual había luchado en vano con sus propias fuerzas. «Esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe». 1 Juan 5:4 (El discurso maestro de Jesucristo, pp. 121, 122).

Dios requiere de vosotros que poseáis valor moral, firmeza de propósito, fortaleza y perseverancia, mentes que no admitan los asertos ajenos, sino que investiguen por su cuenta antes de aceptarlos o rechazarlos, y escuchen y pesen las evidencias, y las lleven al Señor en oración. «Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, demándela a Dios, el cual da a todos abundantemente, y no zahiere; y le será dada». Santiago 1:5. Ahora bien, se impone la condición: «Pero pida en fe, no dudando nada… Esta petición de sabiduría no debe ser una oración sin sentido, que se olvide tan pronto como se haya terminado. Es una oración que expresa el enérgico y ferviente deseo inspirado al corazón por un consciente anhelo de poseer sabiduría para discernir la voluntad de Dios.

Después de hecha la oración, si no obtenemos inmediatamente la respuesta, no nos cansemos de esperar, ni nos volvamos inestables. No vacilemos. Aferrémonos a la promesa: «Fiel es el que os ha llamado; el cual también lo hará». 1 Tesalonicenses 5:24. Como la viuda importuna, presentemos nuestros casos con firmeza de propósito. ¿Es importante el objeto y de gran consecuencia para nosotros? Por cierto que sí. Entonces, no vacilemos; porque tal vez se pruebe nuestra fe. Si lo que deseamos es valioso, merece un esfuerzo enérgico y fervoroso. Tenemos la promesa; velemos y oremos. Seamos firmes, y la oración será contestada; porque, ¿no es Dios quien ha formulado la promesa? Cuanto más nos cueste obtener algo, tanto más lo apreciaremos cuando lo obtengamos. Se nos dice claramente que si vacilamos, ni podemos pensar que recibiremos algo del Señor. Se nos recomienda aquí que no nos cansemos, sino que confiemos firmemente en la promesa. Si pedimos, él nos dará liberalmente, sin zaherir (Testimonios para la iglesia, t. 2, p. 119).


Viernes 5 de agosto___________________________________________________________

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

Lee Elena de White, Patriarcas y profetas, “La noche de lucha”, pp. 194-202; El camino a Cristo, “Consagración”, pp. 38-42.

“Esta voluntad, que es un factor tan importante en el carácter del ser humano, fue en ocasión de la caída del hombre entregada al dominio de Satanás; y él desde entonces ha estado obrando en el hombre el querer y el hacer de su propia voluntad, para la ruina y la miseria del ser humano” (TI 5:486).

“Para recibir ayuda de Dios, el hombre debe reconocer su debilidad y deficiencia; debe aplicar su propia mente al gran cambio que se ha de verificar en él; debe despertar a la necesidad de la oración y el esfuerzo perseverantes y ardientes. Los malos hábitos y costumbres deben desterrarse; y solo mediante un decidido esfuerzo por corregir estos errores y someterse a los principios rectos se puede obtener la victoria. Muchos nunca llegan a la posición que podrían ocupar porque esperan que Dios haga por ellos lo que él les ha dado poder para hacer por sí mismos. Todos los que están capacitados para ser de utilidad deben ser educados mediante la más severa disciplina mental y moral; y Dios los ayudará, uniendo su poder divino al esfuerzo humano” (PP 255).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. ¿Hasta qué punto crees que realmente reconocemos que nuestra voluntad “fue en ocasión de la caída del hombre entregada al dominio de Satanás”? Al concentrarnos en el carácter de Jesús, ¿cómo podemos entender mejor cuánto hemos caído y cuán grande es la gracia de Dios en nuestro favor?
  2. Lee la historia de Jesús en el Getsemaní (Mat. 26:36-42). ¿Cuáles eran los sentimientos y los deseos de Jesús, frente a la voluntad de Dios? ¿Qué podemos aprender de este ejemplo?
  3. Como clase, mencionen cosas específicas de su propia cultura que pueden colaborar para derribar nuestras defensas y hacernos más vulnerables a los ataques de Satanás. ¿Qué podemos hacer para ayudar a otros miembros de iglesia, y a los que sienten la necesidad de ayuda, a ser conscientes de estos peligros?
  4. ¿Conocen a alguien de su iglesia que no haya estado asistiendo por un buen tiempo, que podría estar a punto de rendirse o que ya se haya dado por vencido? ¿Qué pueden hacer como grupo para animar a esta persona, para ayudarla a no apartarse de Jesús? ¿Qué cosas prácticas pueden hacer para ayudarla?

COMENTARIO DE LA LECCIÓN

1ra Timoteo 6 12

 12 Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.

Filipenses 2. 12

12 Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor,

Hebreos 12. 4

Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado;

Porque todavía, en vuestra lucha contra el pecado, no habéis resistido hasta el punto de derramar sangre;  (Biblia de Las Americas)

1 Cronicas 20. 15

15 y dijo: Oíd, Judá todo, y vosotros moradores de Jerusalén, y tú, rey Josafat. Jehová os dice así: No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios.

Romanos 4. 4

Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda;

Salmos 46:10.

Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra.

Mensajes Escogidos I 381

Debemos luchar, porfiar, afligirnos para no ser vencidos por el astuto enemigo. No dejéis nunca la impresión en vuestra mente de que poco o nada haya que hacer de parte del hombre

Camino a Cristo pag 43

La lucha contra el propio yo, es la mayor dada que ya fue dada, la renuncia de nuestro egoísmo, sujetando todo a la voluntad de Dios, requiere mucha lucha

El Camino a Cristo pg 60

“Aquel que procura tornarse santo por sus esfuerzos guardando la ley, está intentando lo imposible. Todo lo que el hombre puede hacer está manchado de egoísmo y pecado, es únicamente confiando en Cristo, por la fe, es que podemos tornarnos santos”

Camino a Cristo pag 43

Muchos tienen la idea de que deben de hacer solitos una parte del trabajo y dejar la otra parte con Dios. Confiaron en Cristo para el perdón de sus pecados, pero ahora procuran por sus propios esfuerzos vivir rectamente, pero cualquier esfuerzo como este, tendrá que fracasar, una religión como esta no vale nada

Capítulo 3—La voluntad, clave del éxito.      La Temperancia

 Si la voluntad está dispuesta—La voluntad es el poder gobernante en la naturaleza del hombre. Si la voluntad está dispuesta, todo el resto del ser estará bajo su mando. La voluntad no es el gusto o la inclinación, sino la elección, el poder de decidir, el poder real que obra en los hijos de los hombres para obedecer a Dios o desobedecerle.

TE 100.4

 

Estaréis en constante peligro hasta que comprendáis la verdadera fuerza de la voluntad. Podéis creer y prometer todas las cosas, pero vuestras promesas y vuestra fe no tienen valor hasta que hayáis puesto vuestra voluntad del lado del bien. Si peleáis la batalla de la fe con vuestra fuerza de voluntad, no hay duda que venceréis.

TE 100.5

El poder de la voluntad—El tentado necesita comprender la verdadera fuerza de la voluntad. Ella es el poder gobernante en la naturaleza del hombre, la facultad de decidir y elegir. Todo depende de la acción correcta de la voluntad. El desear lo bueno y lo puro es justo; pero si no hacemos más que desear, de nada sirve. Muchos se arruinarán mientras esperan y desean vencer sus malas inclinaciones. No someten su voluntad a Dios. No escogen servirle.

Te 100.1   La Temperancia

Debemos elegir—Dios nos ha dado la facultad de elección; a nosotros nos toca ejercitarla. No podemos cambiar nuestros corazones ni dirigir nuestros pensamientos, impulsos y afectos. No podemos hacernos puros, propios para el servicio de Dios. Pero sí podemos escoger el servir a Dios; podemos entregarle nuestra voluntad, y entonces él obrará en nosotros el querer y el hacer según su buena voluntad. Así toda nuestra naturaleza se someterá a la dirección de Cristo.

Te 100.2   La Temperancia

Cuando ponemos la voluntad del lado de Cristo—Tu parte es poner tu voluntad del lado de Cristo. Cuando le rindes tu voluntad, inmediatamente toma posesión de ti y obra en ti para querer y hacer según su beneplácito. Tu naturaleza es sometida al dominio de su Espíritu. Aun tus pensamientos le están sujetos. Si no puedes dominar como quieres tus impulsos y emociones, puedes dominar la voluntad, y así se obrará un cambio total en tu vida. Cuando rindes tu voluntad a Cristo, tu vida se esconde con Cristo en Dios. Está aliada con el poder que está por encima de todos los principados y potestades. Tienes una fuerza de Dios que te mantiene unido a su fuerza, y es posible para ti una nueva vida, la vida de la fe.  Te 101.1   La Temperancia

Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra. Salmos 46:10.

Los cristianos debieran… cultivar amor por la meditación, y atesorar el espíritu de devoción. Muchos parecieran tener repugnancia por los momentos dedicados a la meditación, como si la investigación de las Escrituras y la oración fueran tiempo perdido. Yo quisiera que todos vosotros vierais estas cosas en la luz en que Dios quiere que las veáis, porque entonces haríais del reino de los cielos lo más importante. El mantener el corazón en el cielo dará vigor a todas vuestras facultades, y pondrá vida en todos vuestros deberes. El disciplinar la mente para que se espacie en las cosas celestiales pondrá vida y fervor en todo vuestro comportamiento. Que todo el que desee participar de la naturaleza divina aprecie el hecho de que debe huir de la corrupción que está en este mundo a través de la concupiscencia.

Dios nos Cuida 19.4

La apariencia exterior es un índice del corazón. Cuando los corazones son afectados por la verdad, mueren para el mundo; y los que están muertos para el mundo no se conmoverán por la risa, las bromas o las burlas de los incrédulos. Experimentarán un ansioso deseo de ser como su Maestro, separados del mundo. No imitarán sus modas ni costumbres. Procurarán constantemente glorificar a Dios y obtener la herencia inmortal.—The Review and Herald, 9 de septiembre de 1884.

Debe haber una lucha del alma, constante y ferviente, contra los malos pensamientos. Debe haber una resistencia decidida contra la tentación a pecar en pensamiento o acto. El alma debe mantenerse libre de toda mancha, por fe en Aquel que es capaz de guardaros sin caída. 

Debemos meditar en las Escrituras, pensando con sobriedad y candidez en las cosas que se refieren a nuestra eterna salvación. La infinita misericordia y el amor de Jesús, el sacrificio hecho en nuestro favor, requieren la más seria y solemne reflexión. Debiéramos espaciarnos en el carácter de nuestro querido Redentor e Intercesor. Debemos tratar de comprender el significado del plan de salvación. Debemos meditar sobre la misión de Aquel que vino a salvar a su pueblo de sus pecados. Al contemplar constantemente los temas celestiales, nuestra fe y amor se fortalecerán. Nuestras oraciones serán más y más aceptables para Dios, porque estarán más y más mezcladas con fe y amor. Serán más inteligentes y fervientes. Cuando la mente está llena de este modo… el creyente en Cristo será capaz de sacar sus tesoros del almacén del corazón. (Dios nos Cuida – 11 de Enero).

Necesitamos estudiar asiduamente para conocer los preceptos de Dios. ¿Cómo podemos ser súbditos obedientes si dejamos de comprender los principios que gobiernan el reino de Dios? Abrid, entonces, vuestras Biblias, y buscad todo aquello que os ilumine respecto a los preceptos de Dios; y cuando discernáis un “así dice Jehová”, no pidáis la opinión de los hombres, sino que, cualquiera que sea el costo para vosotros, obedeced gozosamente. Entonces descansará sobre vosotros la bendición de Dios y lo glorificaréis…  (Dios nos Cuida – 26 de Mayo).

Orando en todo tiempo con toda deprecación y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda instancia y suplicación por todos los santos. Efesios 6:18.

“Primeramente habéis de velar. Velad, para que no habléis precipitada, colérica, e impacientemente. Velad para que el orgullo no halle cabida en vuestro corazón. Velad para que las malas pasiones no os dominen en vez de ser dominadas por vosotros. Velad para que un espíritu indiferente y descuidado no se apodere de vosotros y descuidéis vuestros deberes y seáis livianos y frívolos….

“En segundo término, habéis de orar. Jesús no os hubiera dado este mandato si no hubiera una real necesidad de oración. El bien sabe que por nosotros mismos no podéis vencer las muchas tentaciones del enemigo y las muchas trampas que tiende a vuestros pies….

“La oración correcta consiste en pedir a Dios con fe las cosas específicas que necesitáis. Id a vuestro aposento o algún lugar apartado y en el nombre de Jesús pedid que el Padre os ayude. Hay poder en la oración que brota de un corazón convencido de su propia debilidad pero que no obstante anhela fervientemente aquella fortaleza que viene de Dios. La oración fervorosa será oída y contestada.

“No desmayéis. Acudid a los pies de Jesús quien fue tentado en todo y sabe cómo ayudar a los que son tentados…. Presentad vuestro caso ante Dios por medio de Jesús hasta que vuestra alma descanse confiadamente en su fortaleza y sintáis que no estáis solos en esta lucha por la victoria.”— The Youth’s Instructor, 1 de octubre de 1855.

He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo. Lucas 10:19.

El hombre caído es el cautivo legítimo de Satanás. La misión de Cristo consistió en rescatarlo del poder de su gran adversario. El hombre se inclina por naturaleza a seguir las sugestiones de Satanás, y no puede resistir con éxito a un enemigo tan terrible, a menos que Cristo, el poderoso Vencedor, more en él, guíe sus deseos y lo fortalezca. Sólo Dios puede limitar el poder de Satanás…

Satanás conoce mejor que los hijos de Dios el poder que ellos pueden tener sobre él cuando su fuerza está en Cristo. Cuando el más débil creyente en la verdad solicita humildemente ayuda al poderoso Vencedor, confiando firmemente en Cristo, puede repeler con éxito a Satanás y toda su hueste. 

Satanás llamará en su ayuda legiones de sus ángeles para oponerse a los progresos hasta de un alma, y si fuese posible, la arrebataría de las manos de Cristo… Pero si el que está en peligro persevera, y en su impotencia se aferra a los méritos de la sangre de Cristo, nuestro Salvador escucha la ferviente oración de fe, y envía refuerzos de ángeles poderosos en fortaleza para que lo libren.

Satanás no puede soportar que se recurra a su poderoso rival, porque teme y tiembla ante su fuerza y majestad. Al sonido de la oración ferviente, toda la hueste de Satanás tiembla. Sólo la amante compasión de Cristo, su divina gracia, su poder omnipotente pueden capacitarnos para desbaratar al implacable enemigo y someter nuestros propios corazones rebeldes. (Dios nos Cuida – 22 de Agosto)

Si la voluntad está dispuesta—La voluntad es el poder gobernante en la naturaleza del hombre. Si la voluntad está dispuesta, todo el resto del ser estará bajo su mando. La voluntad no es el gusto o la inclinación, sino la elección, el poder de decidir, el poder real que obra en los hijos de los hombres para obedecer a Dios o desobedecerle.

TE 100.4

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