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Lección 5 – EXPIACIÓN HORIZONTAL: LA CRUZ Y LA IGLESIA – Para el 29 de julio de 2023

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Mayordomía El Mensaje de los Tres Ángeles Efesios Norma Cultural y Mente Misionera de Personajes Bíblicos*

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2026

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2027

1 & 2 de Corintios Mayordomía Eclesiología Ezequiel

2028

* Bible Characters as Counter Cultural and Mission Minded

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Lección 5: Para el 29 de julio de 2023

EXPIACIÓN HORIZONTAL: LA CRUZ Y LA IGLESIA

Sábado 22 de julio____________________________________________________

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Efesios 2:11–22; Romanos 3:31; 7:12; Isaías 52:7; 57:19; Juan 14:27; 1 Corintios 3:9–17.

PARA MEMORIZAR:

 “Pero ahora en Cristo Jesús, ustedes, que en otro tiempo estaban lejos, han sido acercados por la sangre de Cristo. Cristo es nuestra paz, que de los dos pueblos hizo uno y derribó el muro divisorio” (Efe. 2:13, 14).

Tú eres un gentil, un griego, que ha aprendido a estimar al Dios de los judíos. De hecho, has dejado tu adoración a muchos dioses y has abrazado al único Dios verdadero. Mientras recorres los hermosos atrios y las columnas estriadas del Templo de Jerusalén, los sonidos de la adoración invocan tu alabanza. No obstante, en ese momento te encuentras frente a una barricada de piedra de 120 centímetros de altura. Grabado cada pocos metros en latín y en griego está este mensaje: “Ningún extranjero puede entrar dentro de la barrera que cerca el Templo. Todo el que sea sorprendido será culpable de muerte”. En ese momento te sientes excluido, alienado y separado.

En Efesios 2:11 al 22, Pablo ve que la Cruz de Cristo marca una diferencia dramática, ya que destruye esas barreras y muros. Verticalmente, la Cruz disuelve la alienación, al reconciliar al hombre con Dios. Horizontalmente, reconcilia a la gente entre sí. La Cruz quita la enemistad y trae la paz entre judíos y gentiles, haciéndolos “una nueva humanidad” (Efe. 2:15, NVI). Juntos, se convierten en un nuevo templo, “morada de Dios mediante el Espíritu” (Efe. 2:22, NVI).

¿Qué significa esta verdad para nosotros hoy?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Dios escogió a Israel para que revelase su carácter a los hombres. Deseaba que fuesen como manantiales de salvación en el mundo. Se les encomendaron los oráculos del cielo, la revelación de la voluntad de Dios…

Pero el pueblo de Israel perdió de vista sus grandes privilegios c6mo representante de Dios. Olvidaron a Dios, y dejaron de cumplir su santa misión. Las bendiciones que recibieron no proporcionaron bendición al mundo. Se apropiaron ellos de todas sus ventajas para su propia glorificación. Se aislaron del mundo a fin de rehuir la tentación. Las restricciones que Dios había impuesto a su asociación con los idólatras para impedir que se conformasen a las prácticas de los paganos, las usaban para edificar una muralla de separación entre ellos y todas las demás naciones. Privaron a Dios del servicio que requería de ellos, y privaron a sus semejantes de dirección religiosa y de un ejemplo santo (Los hechos de los apóstoles, pp. 12, 13).

Avanzando por la fe, Pablo trabajaba incesantemente por la edificación del reino de Dios entre aquellos que habían sido descuidados por los maestros de Israel. Exaltaba constantemente a Cristo Jesús como «Rey de reyes, y Señor de señores», y exhortaba a los que creían a ser «arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe». 1 Timoteo 6:15; Colosenses 2:7.

Para los que creen, Cristo es un fundamento seguro. Sobre esta piedra viva, pueden edificar igualmente judíos y gentiles. Es bastante ancho para todos, y bastante fuerte para sostener el peso y la carga de todo el mundo. Este es un hecho claramente reconocido por Pablo mismo. En los días finales de su ministerio, cuando al dirigirse a un grupo de gentiles Creyentes que habían permanecido firmes en su amor a la verdad del evangelio, el apóstol escribió que estaban «edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo». Efesios 2:19, 20 (Los hechos de los apóstoles, p. 142),

Vine a este país con cierta aprensión, por lo mucho que había oído de las peculiaridades de las diferentes naciones europeas, y de los medios que debían usarse para alcanzarlas. Pero la sabiduría divina se les promete a los que sienten su necesidad de ella y la piden. Dios es quien puede traer a la gente al punto en que quiera recibir la verdad. Dejad que el Señor tome posesión de las mentes para modelarlas como el alfarero modela la arcilla, y las diferencias desaparecerán. Hermanos, mirad a Cristo; imitad sus modales y su espíritu; luego no os será difícil alcanzar a las diferentes clases de personas. No tenemos seis modelos para imitar, ni tampoco cinco, sino uno solo: Cristo Jesús. Si los hermanos italianos, franceses y alemanes se esfuerzan en parecérsele, colocarán sus pies sobre el mismo fundamento, el de la verdad; el mismo espíritu que anima el uno animará también al otro: Cristo en ellos, esperanza de gloria. Quiero exhortaros, hermanos y hermanas, a no levantar un muro de separación entre las diferentes nacionalidades. Esforzaos, por el contrario, en derribarlo en todas partes donde exista. Deberíamos esforzarnos por llevar a todo el mundo a la armonía que hay en Jesús y trabajar con un solo fin: la salvación de nuestros semejantes (Testimonios para la iglesia, t. 9, pp. 145, 146).


Domingo 23 de julio___________________________________________________

ACERCADOS EN CRISTO

Compara Efesios 2:1 al 3 (la primera descripción de Pablo del pasado gentil de los destinatarios) con Efesios 2:11 y 12. ¿Qué enfatiza en su nueva descripción del pasado?

Efesios 2:1-3

1 Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.

Efesios 2:11-12

11 Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne. 12 En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.

Los gentiles que ahora eran creyentes en Cristo y miembros de su “cuerpo”, la iglesia, en otro tiempo estuvieron totalmente separados de Israel y de la salvación que Dios les ofrecía. Pablo considera que para ellos es importante recordar (Efe. 2:11) este pasado. Estaban entonces “sin Cristo”, el Ungido, el Mesías de Israel. Estaban “excluidos de la ciudadanía de Israel [el Estado o pueblo]”. Y eran “ajenos a los pactos de la promesa”, inconscientes de las promesas de salvación que Dios había ofrecido a lo largo de la historia de la salvación. La alienación de Israel y de la salvación ofrecida a través de este pueblo implicaban que en un tiempo estaban “sin esperanza” y “sin Dios en el mundo” (Efe. 2:12).

Además, en su existencia pasada, los gentiles se vieron envueltos en una gran disputa entre ellos y los judíos. Pablo da una idea de este odio arraigado al referirse a uno de sus síntomas: los insultos. Los judíos ridiculizaban a los gentiles refiriéndose a ellos como “la incircuncisión”, y los gentiles hacían referencia a los judíos con igual desdén como “la circuncisión” (Efe 2:11).

No obstante, Efesios 2:13 apunta a algo radicalmente diferente ahora. Pablo escribió: “Pero ahora en Cristo Jesús, ustedes, que en otro tiempo estaban lejos, han sido acercados por la sangre de Cristo”.

Cuando Pablo describe a los creyentes gentiles como “ustedes que antes estaban lejos” (NVI), toma prestado de Isaías 57:19: “ ‘Paz, paz al lejano, y paz al cercano’ –dice el Señor–, ‘y lo sanaré’ ” (comparar con Efe. 2:17, 18). En Cristo y mediante su Cruz, los creyentes gentiles se habían acercado a todo aquello de lo que estaban separados: Dios, la esperanza y sus hermanos judíos. Esta es la poderosa buena nueva implícita en la descripción de Pablo: el hecho de que la Cruz de Cristo pueda sanar el gran distanciamiento entre judíos y gentiles significa que todas nuestras disputas y divisiones pueden resolverse allí. Esta buena noticia nos invita a considerar las divisiones que existen en nuestra vida y en la iglesia, y a reflexionar sobre el poder de la Cruz para superarlas.

¿De qué condición te ha redimido Jesús? ¿Por qué sería importante que recordaras, con cierta asiduidad, dónde estabas cuando él te encontró y dónde podrías estar ahora si él no te hubiera encontrado?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Al volverse a los gentiles en Antioquía de Pisidia, Pablo y Bernabé no dejaron de trabajar por los judíos dondequiera que tuviesen oportunidad de hacerse oír. Más tarde, en Tesalónica, en Corinto, en Efeso y en otros centros importantes, Pablo y sus compañeros de labor predicaron el evangelio tanto a los judíos como a los gentiles. Pero sus mejores energías se dirigieron desde entonces a la edificación del reino de Dios en territorio pagano, entre pueblos que no tenían sino poco o ningún conocimiento del verdadero Dios y de su Hijo.

El corazón de Pablo y de sus colaboradores suspiraba por aquellos que estaban «sin Cristo, alejados de la república de Israel, y extranjeros a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo». Mediante el incansable ministerio de los apóstoles de los gentiles, los «extranjeros» y «advenedizos», que «en otro tiempo» estaban «lejos», supieron que habían «sido hechos cercanos por la sangre de Cristo», y que por la fe en su sacrificio expiatorio, podían llegar a ser «juntamente ciudadanos con los santos, y domésticos de Dios». Efesios 2:12, 13, 19 (Los hechos de los apóstoles, pp. 141, 142).

Se nos ordena amarnos los unos a los otros como Cristo nos amó a nosotros. El ha manifestado su amor deponiendo su vida para redimirnos. El discípulo amado dice que debemos estar dispuestos a poner nuestras vidas por los hermanos. Pues «todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él». 1 Juan 5:1. Si amamos a Cristo, amaremos también a los que se le parecen en su vida y carácter. Y no solamente así, sino que también amaremos a aquellos que están «sin esperanza y sin Dios en el mundo». Efesios 2:12. Fue para salvar a los pecadores por lo que Cristo dejó su hogar en el cielo, y vino a la tierra a sufrir y a morir. Por esto él sufrió y agonizó y oró, hasta que, con el corazón quebrantado y abandonado por aquellos a quienes vino a salvar, derramó su vida en el Calvario (La edificación del carácter, p. 81).

Tenemos que reunirnos alrededor de la cruz. Cristo y este crucificado debe ser el tema de nuestra contemplación, conversación y más gozosa emoción. Deberíamos celebrar reuniones especiales de alabanza, con el propósito de mantener fresco en nuestros pensamientos todo lo que recibimos de Dios, y de expresar nuestra gratitud por su gran amor, a la vez que nuestra determinación de confiarle todo a la Mano que fue clavada en la cruz por nosotros… Necesitamos aprender a hablar el lenguaje de Canaán y a cantar los cánticos de Sion (Exaltad a Jesús, p. 243).


Lunes 24 de julio_____________________________________________________

RECONCILIACIÓN: EL REGALO DE DIOS DESDE LA CRUZ

“Cristo es nuestra paz, que de los dos pueblos hizo uno y derribó el muro divisorio […] para […] reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo mediante la Cruz, matando en ella la enemistad” (Efe. 2:14–16).

¿Cómo describe Pablo la Cruz y el impacto de la obra de Cristo allí en cada uno de estos pasajes de Efesios? ¿Cómo resumirías lo que dice Pablo sobre la Cruz y cómo esta transforma nuestras relaciones? (Ver Efe. 1:7, 8; 4:32; 2:13, 14; 2:16; 5:2, 25).

Efesios 2:14-16

14 Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, 15 aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, 16 y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades.

Efesios 1:7-8

en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia,

Efesios 4:32

32 Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

Efesios 2:13-14, 16

13 Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. 14 Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación,

16 y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades.

Efesios 5:2, 25

Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.

25 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella,

En el contexto del pasaje de esta semana, Efesios 2:11 al 22, la Cruz produce tres grandes ventajas para los creyentes: (1) los gentiles, que estaban “lejos” de Dios y de su pueblo, son “acercados” (Efe. 2:13) a ambos, siendo ahora hijos e hijas de Dios y hermanos y hermanas de los creyentes judíos (Efe. 2:19); (2) la “enemistad” (griego, echthran, relacionado con echthros, “enemigo”) entre los creyentes judíos y gentiles “quedó destruida” (Efe. 2:16, NTV). La Cruz de Cristo elimina lo que parecía ser el estado permanente de hostilidad y guerra en el que judíos y gentiles eran enemigos jurados (Efe. 2:17); (3) en lugar de hostilidad, llega la reconciliación. El propósito de Cristo era “reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo mediante la Cruz” (Efe. 2:16; comparar con Col. 1:19–22).

¿Cómo es la reconciliación? ¿Qué se siente al reconciliarse? Imagina un distanciamiento grave entre una madre y una hija que se ha acentuado por años. Imagina que este rencor se disuelve en un gesto de gracia y perdón, y la consiguiente reunión entre ambas. Eso es reconciliación. La reconciliación se experimenta en el momento en que un miembro de la iglesia deja de lado cualquier problema que lo divida y reconoce al otro miembro de la iglesia como un hermano o hermana amado, que acepta lo que se le ha ofrecido. La reconciliación no es un término mecánico o legal sino interpersonal, que celebra la reparación de las relaciones rotas. Pablo se atreve a imaginar que la poderosa obra de Cristo en la Cruz impactará sobre las relaciones no solo entre personas, sino también entre grupos de personas. Él se la imagina inundando nuestra vida y destruyendo nuestras divisiones, disolviendo nuestras disputas, y renovando nuestra comunión y comprensión mutuas.

¿En qué medida podrías necesitar aplicar estos principios para reconciliarte con otra persona? ¿Cómo ponerlos en práctica?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Estos hombres [griego] vinieron del Occidente para hallar al Salvador al final de su vida, como los magos habían venido del Oriente al principio. Cuando nació Cristo, los judíos estaban tan engolfados en sus propios planes ambiciosos que no conocieron su advenimiento. Los magos de una tierra pagana vinieron al pesebre con sus donativos para adorar al Salvador. Así también estos griegos, representando a las naciones, a las tribus y a los pueblos del mundo, vinieron a ver a Jesús. Así también la gente de todas las tierras y de todas las edades iba a ser atraída por la cruz del Salvador. Y así «vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham, e Isaac, y Jacob, en el reino de los cielos». Mateo 8:11 (El Deseado de todas las gentes, p. 574).

La cruz está revestida con un poder que el lenguaje no puede expresar… Los hijos y las hijas de Dios deben ser de un carácter distinto al manifestado por un gran número de ellos. Si aman a Jesús, tendrán ideas más amplias acerca del amor que se ha manifestado por el hombre caído, que recibió la provisión de una ofrenda tan costosa para salvar a la especie humana. Nuestro Salvador pide la cooperación de cada hijo e hija de Adán que ha llegado a convertirse en hijo o hija de Dios… Nuestro Salvador declara que trajo del cielo el don de la vida eterna. Había de ser levantado en la cruz del Calvario para atraer a todos los hombres a sí mismo. ¿Cómo trataremos entonces la herencia adquirida por Cristo? Debiera manifestársele ternura, aprecio, bondad, simpatía y amor. Entonces podremos trabajar para ayudar y bendecir a los demás. Tenemos la exaltada compañía de los ángeles celestiales. Cooperan con nosotros en la obra de iluminar a los encumbrados y a los humildes (Sons and Daughters of God, p. 229; parcialmente en Hijos e hijas de Dios, p. 231).

Juan declara: «Y en esto sabemos que nosotros le hemos conocido, si guardamos sus mandamientos. El que dice, yo le he conocido, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y no hay verdad en él, mas el que guarda su palabra, la caridad de Dios está verdaderamente perfecta en él». 1 Juan 2:3-5.

Uno de los últimos mandamientos que Cristo diera a sus discípulos fue: «Que os améis los unos a los otros: como os he amado». Juan 13:34. ¿Estamos obedeciendo este mandato, o estamos condescendiendo con rasgos de carácter hirientes y no cristianos? Si de alguna forma hemos agraviado o herido a otros, es nuestro deber confesar nuestra falta y buscar la reconciliación. Esta es una condición esencial para que podamos presentarnos a Dios con fe y pedir su bendición (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 109, 110.


Martes 25 de julio_____________________________________________________

DERRIBAR EL MURO DIVISORIO

Según Pablo, ¿qué hizo Cristo con “la ley de los mandatos y ordenanzas”? ¿Por qué lo hizo? (Ver Efe. 2:14, 15).

Efesios 2:14-15

14 Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, 15 aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz,

Probablemente aquí Pablo esté aludiendo a la barandilla o cerca que rodeaba el atrio israelita en el Templo de Herodes, con su amenaza de muerte. Pablo imagina que este muro se derrumba y que a los gentiles se les otorga pleno acceso para adorar a Dios (Efe. 2:18). La Cruz remueve cualquier muro como este, dice Pablo, porque allí aprendemos que estos dos pueblos, judíos y gentiles, son realmente uno.

Algunos creen que Efesios 2:14 y 15 enseña que la Cruz “abolió” o “anuló” los Diez Mandamientos, incluyendo el mandamiento del sábado. Sin embargo, en Efesios, Pablo demuestra un profundo respeto por los Diez Mandamientos como un recurso para desarrollar el discipulado cristiano. Cita el quinto Mandamiento (Efe. 6:2, 3) y alude a otros (p. ej., el séptimo, Efe. 5:3–14, 21–33; el octavo, Efe. 4:28; el noveno, Efe. 4:25; y el décimo, Efe. 5:5). Esto concuerda con las afirmaciones anteriores de Pablo acerca de la Ley (Rom. 3:31; 7:12). Aborda el mal uso de la Ley, pero honra la Ley misma y asume su continuidad. Por lo tanto, utilizar estos versículos para abolir los Diez Mandamientos, especialmente a la luz de todos los demás versículos de la Biblia acerca de la perpetuidad de la Ley, evidentemente es una mala interpretación de la intención de Pablo aquí.

Al contario, cualquier uso de la Ley para crear divisiones entre judíos y gentiles, y especialmente para excluir a los gentiles de la plena confraternidad entre el pueblo de Dios y el acceso a la adoración, sería anatema para Pablo y un uso inapropiado del propósito divino para la Ley. La “ley” en Efesios 2:14 y 15 son los aspectos ceremoniales de la Ley que dividían a los judíos de los gentiles, representados en la compleja frase de Pablo “la ley de los mandatos y ordenanzas”, o es todo el sistema veterotestamentario de la Ley como se lo había llegado a interpretar, acrecentar y utilizar indebidamente como una cuña para distanciar a los judíos de los gentiles.

¿Qué tensiones entre los adventistas del séptimo día o entre los miembros de la comunidad cristiana en general debemos abordar y superar? ¿Por qué el amor que compartimos por Cristo debería ser suficiente para superar estas tensiones?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

En los tiempos de Cristo, el orgullo, el egoísmo y el prejuicio habían levantado una muralla de separación sólida y alta entre los que habían sido designados custodios de los oráculos sagrados y las demás naciones del mundo. Cristo vino a cambiar todo esto. Las palabras que el pueblo oía de sus labios eran distintas de cuantas había escuchado de sacerdotes o rabinos. Cristo derribó la muralla de separación, el amor propio, y el prejuicio divisor del nacionalismo egoísta; enseñó a amar a toda la familia humana. Elevó al hombre por encima del círculo limitado que les prescribía su propio egoísmo; anuló toda frontera territorial y toda distinción artificial de las capas sociales. Para él no había diferencia entre vecinos y extranjeros ni entre amigos y enemigos. Nos enseña a considerar a cada alma necesitada como nuestro prójimo y al mundo como nuestro campo (El discurso maestro de Jesucristo, p. 38).

En la iglesia primitiva había gente de diversas clases sociales y distintas nacionalidades…

Los que se habían convertido por la labor de los apóstoles estaban afectuosamente unidos por el amor cristiano. A pesar de sus anteriores prejuicios, hallábanse en recíproca concordia. Sabía Satanás que mientras durase aquella unión no podría impedir el progreso de la verdad evangélica, y procuró prevalerse de los antiguos modos de pensar, con la esperanza de introducir así en la iglesia elementos de discordia.

Sucedió que habiendo crecido el número de discípulos, logró Satanás despertar las sospechas de algunos que anteriormente habían tenido la costumbre de mirar con envidia a sus correligionarios y de señalar faltas en sus jefes espirituales. Así «hubo murmuración de los helenistas contra los hebreos» (Los hechos de los apóstoles, p. 72).

Por mucho que una persona pretenda tener conocimiento y sabiduría, a menos que actúe bajo la dirección del Espíritu Santo, será muy ignorante de las cosas espirituales. Necesita comprender el peligro de su insuficiencia y depender totalmente de Aquel que puede mantener las almas comprometidas con su verdad, capaz de llenarlos con su Espíritu y con amor sin egoísmo, capacitándolos así para dar testimonio de que Dios ha enviado a su Hijo al mundo para salvar a los pecadores. Los que se han convertido auténticamente, trabajarán juntos con unidad cristiana. Que no haya división en la iglesia de Dios, que no se ejerza autoridad indebida sobre los que aceptan la verdad. La mansedumbre de Cristo debe aparecer en todo lo que se diga y se haga (Testimonios para la iglesia, t. 9, p. 118).


Miércoles 26 de julio__________________________________________________

JESÚS, PREDICADOR DE LA PAZ

¿Cómo resume Pablo el ministerio de Cristo en Efesios 2:17 y 18?

Efesios 2:17-18

17 Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca; 18 porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre.

El concepto de paz es importante en Efesios, ya que la carta comienza y termina con bendiciones de paz “de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo” (Efe. 1:2; comparar con Efe. 6:23). Anteriormente, en Efesios 2:11 al 22, Pablo argumentó que Cristo personifica la paz, “porque él mismo es nuestra paz” (NBLA), y que la Cruz crea esa paz (Efe. 2:14–16). Cristo no solo destruye algo (la hostilidad entre judíos y gentiles; Efe. 2:14, 15), sino también crea una nueva humanidad, marcada por relaciones de reconciliación y de paz (Efe. 2:15-17). Esa paz no es solo la ausencia de conflicto, sino además resuena con el concepto hebreo de shalom, la experiencia de plenitud y bienestar, tanto en nuestra relación con Dios (Rom. 5:1) como con los demás.

¿Cómo se imagina Pablo a los creyentes compartiendo el mensaje de paz de Jesús? Efesios 4:3; 6:14, 15. Compara Romanos 10:14 y 15 con Efesios 2:17 al 19 e Isaías 52:7 y 57:19.

Romanos 10:14-15

14 ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? 15 ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!

Efesios 2:17-19

17 Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca; 18 porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre. 19 Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios,

Isaías 52:7

¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: Tu Dios reina!

Isaías 57:19

19 produciré fruto de labios: Paz, paz al que está lejos y al cercano, dijo Jehová; y lo sanaré.

Los evangelios contienen ejemplos de Jesús como predicador de la paz. En sus mensajes de despedida a los discípulos, promete a ellos y a nosotros: “ ‘La paz les dejo. Mi paz les doy’ ” (Juan 14:27). Y concluye: “ ‘Estas cosas les he hablado para que en mí tengan paz. En el mundo tendrán aflicción. Pero tengan buen ánimo, yo he vencido al mundo’ ” (Juan 16:33). Después de la resurrección, cuando se les aparece a los discípulos, les dice repetidas veces: “ ‘¡Paz a ustedes!’ ” (Juan 20:19, 21, 26).

En Efesios 2:17 y 18, Pablo muestra mucho interés en señalar que la predicación de paz por parte de Cristo se extendió más allá del tiempo de su ministerio terrenal. “Anunció la paz” en el presente a los “que estaban lejos” (creyentes gentiles antes de su conversión), y “a los que estaban cerca” (creyentes judíos; comparar con Efe. 2:11–13). Después de aceptar esta proclamación, todos los creyentes experimentan una profunda bendición.

¿Cómo podemos aprender a ser predicadores de la paz en vez de canales de conflicto? ¿Qué situaciones actuales puedes ayudar a sanar?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

La paz a la cual se refirió el gran Maestro es más amplia y abarcante de lo que nos hemos imaginado. Cristo está dispuesto a realizar grandes cosas en favor nuestro; listo a restaurar nuestra naturaleza haciéndonos participantes de su naturaleza divina. El- Señor está deseoso de unir nuestro corazón con su corazón de amor infinito para que nos reconciliemos totalmente con Dios; pero también es nuestro privilegio comprender que Dios nos ama tanto como ama a su propio Hijo. Cuando creemos en Cristo como nuestro Salvador personal, la paz de Cristo se hace nuestra. El fundamento de nuestra paz es la reconciliación provista para nosotros mediante el sacrificio expiatorio de Cristo; pero los sentimientos sombríos no constituyen una evidencia de que las promesas de Dios no sean efectivas. A veces nos dejamos llevar por los sentimientos, y puesto que las cosas no nos parecen brillantes, comenzamos a apretar más el manto de pesadumbre alrededor del alma. Nos miramos a nosotros mismos, y pensamos que Dios se ha olvidado de nosotros. Hay que mirar a Cristo. En mí, dice Cristo, hallaréis paz. Nos adentramos en el terreno de la paz, cuando comenzamos a tener comunión (Exaltad a Jesús, p. 326).

Cristo es el «Príncipe de paz», y su misión es devolver al cielo y a la tierra la paz destruida por el pecado. «Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo». Isaías 9:6; Romanos 5:1. Quien consienta en renunciar al pecado y abra el corazón al amor de Cristo participará de esta paz celestial.

No hay otro fundamento para la paz. La gracia de Cristo, aceptada en el corazón, vence la enemistad, apacigua la lucha y llena el alma de amor. El que está en armonía con Dios y con su prójimo no sabrá lo que es la desdicha. No habrá envidia en su corazón ni su imaginación albergará el mal; allí no podrá existir el odio. El corazón que está de acuerdo con Dios participa de la paz del cielo y esparcirá a su alrededor una influencia bendita. El espíritu de paz se asentará como rocío sobre los corazones cansados y turbados por la lucha del mundo.

Los seguidores de Cristo son enviados al mundo con el mensaje de paz. Quienquiera que revele el amor de Cristo por la influencia inconsciente y silenciosa de una vida santa; quienquiera que incite a los demás, por palabra o por hechos, a renunciar al pecado y entregarse a Dios, es un pacificador (El discurso maestro de Jesucristo, pp. 27, 28).


Jueves 27 de julio_____________________________________________________

LA IGLESIA, UN TEMPLO SANTO

¿Qué conjunto de imágenes destacadas utiliza Pablo en Efesios 2:11 al 22 para señalar la unidad entre judíos y gentiles en la iglesia?

Efesios 2:11-22

11 Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne. 12 En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. 13 Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. 14 Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, 15 aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, 16 y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades. 17 Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca; 18 porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre. 19 Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, 20 edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, 21 en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; 22 en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.

Al repasar Efesios 2, recordamos que los versículos 1 al 10 enseñan que vivimos en solidaridad con Jesús, mientras los versículos 11 al 22 enseñan que vivimos en solidaridad con los demás como parte de su iglesia. La muerte de Jesús tiene beneficios verticales al restablecer nuestra relación con Dios (Efe. 2:1–10); y horizontales, al cimentar nuestras relaciones con los demás (Efe. 2:11–22). Mediante la Cruz, Jesús derriba todo lo que divide a los creyentes gentiles de los judíos, incluyendo el mal uso de la Ley para profundizar el abismo (Efe. 2:11–18). Jesús también construye algo: un asombroso templo nuevo compuesto por creyentes. Los gentiles, en otro tiempo excluidos del culto en los lugares santos del Templo, ahora se unen a los creyentes judíos para llegar a ser un nuevo templo. Todos nos convertimos en parte de la iglesia de Dios, “un templo santo en el Señor” (Efe. 2:19–22), y tenemos el privilegio de vivir en solidaridad con Jesús y con nuestros hermanos y hermanas en Cristo.

El uso que hace Pablo de la metáfora de la iglesia como templo en Efesios 2:19 al 22 ¿cómo se compara con los usos en los siguientes pasajes? 1 Corintios 3:9–17; 2 Corintios 6:14–7:1; 1 Pedro 2:4–8.

Efesios 2:19-22

19 Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, 20 edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, 21 en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; 22 en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.

1 Corintios 3:9–17

Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios. 10 Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. 11 Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. 12 Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, 13 la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. 14 Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. 15 Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego. 16 ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? 17 Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.

2 Corintios 6:14–7:1

14 No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? 15 ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? 16 ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo. 17 Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré, 18 Y seré para vosotros por Padre, Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.

1 Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.

1 Pedro 2:4–8

Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; Y el que creyere en él, no será avergonzado. Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen, La piedra que los edificadores desecharon, Ha venido a ser la cabeza del ángulo; y: Piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados.

Pablo emplea la metáfora de la iglesia como templo como imagen que corona la inclusión plena de los gentiles en la iglesia. Si bien antes tenían prohibido adorar en el “Atrio de Israel” en el Templo, ahora no solo tienen acceso (Efe. 2:18), sino además ellos mismos se convierten en materiales de construcción para un nuevo templo, diseñado para “la morada de Dios mediante el Espíritu” (Efe. 2:22).

Los autores del Nuevo Testamento emplean la metáfora del templo para visualizar la santidad de la iglesia, el rol de Dios en la fundación y el crecimiento de la iglesia y la solidaridad de los creyentes dentro de la iglesia. La metáfora se utiliza junto con el lenguaje biológico (ver Efe. 2:21, donde el templo “va creciendo”), y el proceso de construcción a menudo se acentúa (ver Efe. 2:22: “Ustedes también son edificados juntos”). En lugar de una imagen estática, la iglesia puede reconocer su identidad como “el templo del Dios viviente” (2 Cor. 6:16).

ESPÍRITU DE PROFECÍA

El templo judío fue construido con piedras labradas que se sacaron de las montañas. Y cada piedra era preparada para su lugar en el templo, labrada a escuadra, pulida y probada antes de ser transportada a Jerusalén. Cuando todas esas piedras se encontraron sobre el terreno, la edificación se hizo sin que se oyera el ruido de un hacha o de un martillo. Esta edificación representa el templo espiritual de Dios, compuesto de materiales traídos de todas las naciones, lenguas, pueblos y clases sociales, grandes y pequeños, ricos y pobres, sabios e ignorantes. No se trata de substancias inertes, que deban ser trabajadas por medio del martillo o el cincel. Son piedras vivas, sacadas de la cantera del mundo por medio de la verdad; y el gran Arquitecto, el Señor del templo, está ahora labrándolas y puliéndolas, preparándolas para su lugar respectivo en el templo espiritual. Ese templo, una vez terminado, será perfecto en todas sus partes y causará la admiración de los ángeles y de los hombres; porque Dios es su arquitecto y constructor (Testimonios para la iglesia, t. 9, p. 145).

Los apóstoles edificaron la iglesia de Dios sobre el fundamento que Cristo mismo había puesto. Frecuentemente se usa en las Escrituras la figura de la construcción de un templo para ilustrar la edificación de la iglesia. Zacarías señaló a Cristo como el Pimpollo que debía edificar el templo del Señor. Habla de los gentiles como colaboradores en la obra: «Y los que están lejos vendrán y edificarán en el templo de Jehová»; e Isaías declara: «Los hijos de los extranjeros edificarán tus muros». Zacarías 6: 12, 15; Isaías 60:10.

Escribiendo acerca de la edificación de dicho templo, Pedro dice: «Al cual allegándoos, piedra viva, reprobada cierto de los hombres, empero elegida de Dios, preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados una casa espiritual, y un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales, agradables a Dios por Jesucristo». 1 Pedro 2:4, 5 (Los hechos de los apóstoles, pp. 475, 476).

Los apóstoles trabajaron en la cantera del mundo judío y gentil, extrayendo piedras que habían de colocar sobre el fundamento. En su carta a los creyentes de Efeso, Pablo les dice: «Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino juntamente ciudadanos con los santos, y domésticos de Dios; edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo; en el cual, compaginado todo el edificio, va creciendo para ser un templo santo en el Señor: en el cual vosotros también sois juntamente edificados, para morada de Dios en Espíritu». Efesios 2: 19-22.

Y escribió a los corintios: «Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima: empero cada uno vea cómo sobreedifica. Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si alguno edificare sobre este fundamento oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca; la obra de cada uno será manifestada; porque el día la declarará; porque por el fuego será manifestada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego hará la prueba». 1 Corintios 3:10-13 (Los hechos de los apóstoles, p. 476).


Viernes 28 de julio____________________________________________________

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

Estudia detenidamente el siguiente preámbulo a las preguntas de debate que se enumeran a continuación:

¿Cuál es el contexto específico en el que Pablo escribe Efesios 2:11 al 22 cuando describe los efectos arrolladores de la Cruz en las relaciones humanas? Se refiere a las relaciones entre los creyentes judíos y los gentiles, que juntos son miembros de la iglesia. Expresa una preocupación obvia de que entiendan y vivan su condición compartida y reconciliada como miembros de la familia de Dios (Efe. 2:19). Sin embargo, en el contexto general de la carta, Pablo demuestra un propósito amplio y de largo alcance. Su tema es el gran plan final de Dios para unir todas las cosas en Cristo (Efe. 1:9, 10), y su alcance incluye “toda la familia de los cielos y la tierra” (Efe. 3:15).

Es importante señalar que la unidad de los miembros dentro de la iglesia (el tema específico que Pablo aborda en Efe. 2:11–22) en sí misma tiene un propósito más amplio, que Pablo revela en Efesios 3:10: “Para que la multiforme sabiduría de Dios [al crear la iglesia con judíos y gentiles] sea ahora notificada por medio de la iglesia a los principados y potestades de los cielos”. Al materializar la unidad que Cristo obtuvo en la Cruz, los creyentes deben manifestar que el plan último de Dios para unir todas las cosas en Cristo está en marcha. Al reconciliar sus relaciones, resaltan el plan de Dios para un Universo unificado en Cristo. Por lo tanto, es apropiado buscar en Efesios 2:11 al 22, en el contexto general de Efesios, los principios bíblicos relacionados con un tema trascendental en la actualidad: las relaciones entre grupos de personas o razas.

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. ¿Qué principios bíblicos sobre las relaciones étnicas se ofrecen en Efesios 2:11 al 22? ¿En qué sentido el pasaje ofrece un enfoque distintivo y cristocéntrico sobre la temática de cómo deben relacionarse los miembros de un grupo étnico con los miembros de otro grupo?
  2. Dado el plan de Dios para el futuro de la humanidad (Efe. 1:9, 10; 2:11– 22), ¿cuán importante es para la iglesia ocuparse de sus propios problemas internos y de sus conflictos interraciales?
  3. ¿Qué problemas latentes entre los grupos étnicos, que con demasiada frecuencia quizá se oculten y se ignoren, existen en tu comunidad? ¿Cómo podría tu iglesia desempeñar un papel positivo en la ejecución de la obra unificadora que Cristo ya ha realizado en la Cruz? ¿Cómo podrías tú participar en esa obra?

2 pensamientos en “Lección 5 – EXPIACIÓN HORIZONTAL: LA CRUZ Y LA IGLESIA – Para el 29 de julio de 2023

  1. Pido al Prícipe de Paz que llene vuestros corazones de paz y gozo. Yo que estaba lejos me ha buscado Jesus para traerme las nuevas de Paz. Alabado sea mi Redentor y Salvador. Hermosa lección. Gracias mi hermano.

  2. Gracias hermano por su dedicación y tiempo para compartir la leccion

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