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Lección 10 – CÓNYUGES: JUNTOS EN LA CRUZ – Para el 2 de septiembre de 2023

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LECCIONES FUTURAS DE ESCUELA SABÁTICA

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2023

Mayordomía El Mensaje de los Tres Ángeles Efesios Norma Cultural y Mente Misionera de Personajes Bíblicos*

2024

Salmos El Gran Conflicto Marcos Juan

2025

Amor y Justicia en la Biblia Como Estudiar la Profecía y la Inspiración Éxodo Como Permanecer en Relación con Dios

2026

Colosenses – Filipenses Religión en el Mercado** Josué El Espíritu de Profecía

2027

1 & 2 de Corintios Mayordomía Eclesiología Ezequiel

2028

* Bible Characters as Counter Cultural and Mission Minded

** Religion in the Market Place


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Lección 10: Para el 2 de septiembre de 2023

CÓNYUGES: JUNTOS EN LA CRUZ

Sábado 26 de agosto____________________________________________________

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Efesios 5:21–33; Filipenses 2:3, 4; Ezequiel 16:1–14; 2 Corintios 11:1–4; Génesis 2:15–25.

PARA MEMORIZAR:

 “Maridos, amen a sus mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla y limpiarla en el lavado del agua, por la palabra, para presentarla para sí una iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga ni cosa semejante; antes, que sea santa e inmaculada” (Efe. 5:25-27).

En Efesios 5:21 al 33, Pablo se basa en la idea de la sumisión mutua de los creyentes (Efe. 5:21); luego ofrece consejo a las esposas cristianas (Efe. 5:22-24) y a los esposos (Efe. 5:25-32); y concluye con un extracto de la enseñanza para ambos cónyuges (Efe. 5:33).

 En estos consejos, los estudiosos de la Biblia en la actualidad pueden oír al Cristo resucitado hablando de nuestras relaciones. Estamos en condiciones de oír cuando entendemos Efesios 5:21 a 6:9 como la forma en que Pablo actualiza la gran temática de la carta, la unidad, pero ahora para el hogar cristiano. Si bien hace una fuerte crítica de las estructuras sociales defectuosas de la vieja humanidad (ver Efe. 4:22), también celebra la creación de una nueva humanidad (ver Efe. 2:15), inserta en la humanidad en general con sus fallas sociales. Dentro de estas estructuras, los creyentes demuestran que se ha desplegado un nuevo poder, el Espíritu Santo (Efe. 2:22; 3:16; 5:18–21; 6:17, 18), y una nueva ética cuyo modelo es Cristo (Efe. 4:13, 15, 20–24, 32; 5:2, 10, 17, 21–33), que apuntan hacia el cumplimiento final del plan de Dios para su pueblo y el mundo.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Con una parte del hombre Dios hizo a una mujer, a fin de que fuese ayuda idónea para él, alguien que fuese una con él, que le alegrase, le alentase y bendijese, mientras que él a su vez fuese su fuerte auxiliador. Todos los que contraen relaciones matrimoniales con un propósito santo —el esposo para obtener los afectos puros del corazón de una mujer, y ella para suavizar, mejorar y completar el carácter de su esposo— cumplen el propósito de Dios para con ellos.

Cristo no vino para destruir esa institución, sino para devolverle su santidad y elevación originales. Vino para restaurar la imagen moral de Dios en el hombre, y comenzó su obra sancionando la relación matrimonial (El hogar cristiano, p. 84).

El que creó a Eva para que fuese compañera de Adán realizó su primer milagro en una boda. En la sala donde los amigos y parientes se regocijaban, Cristo principió su ministerio público. Con su presencia sancionó el matrimonio, reconociéndolo como institución que él mismo había fundado. Había dispuesto que hombres y mujeres se unieran en el santo lazo del matrimonio, para formar familias cuyos miembros, coronados de honor, fueran reconocidos como miembros de la familia celestial.

Cristo honró también las relaciones matrimoniales al hacerlas símbolo de su unión con los redimidos. Él es el Esposo, y la esposa es la iglesia, de la cual, como escogida por él, dice: «Toda tú eres hermosa, amiga mía, y en ti no hay mancha». Cantares 4:7…

El vínculo de la familia es el más estrecho, el más tierno y sagrado de la tierra. Estaba destinado a ser una bendición para la humanidad. Y lo es siempre que el pacto matrimonial sea sellado con inteligencia, en el temor de Dios, y con la debida consideración de sus responsabilidades (El ministerio de curación, p. 275).

El matrimonio es una unión para toda la vida y un símbolo de la unión entre Cristo y su iglesia. El espíritu que Cristo manifiesta hacia su iglesia es el espíritu que los esposos han de manifestar el uno para con el otro. Si aman a Dios en forma suprema, se amarán el uno al otro en el Señor; siempre se tratarán con cortesía y obrarán en cooperación. En su abnegación mutua y sacrificio de sí mismos, serán una bendición el uno para el otro…

Hombres y mujeres pueden alcanzar una norma elevada, si tan solo quieren reconocer a Cristo como su Salvador personal. Entregándolo todo a Dios, velad y orad. El saber que lucháis para obtener la vida eterna os fortalecerá y consolará a ambos. Habéis de ser luces en el mundo por vuestros pensamientos, palabras y actos… Haced de Cristo vuestro modelo. Ensalzadle como al único que puede daros poder para vencer. Destruid por completo la raíz del egoísmo. Magnificad a Dios, porque sois sus hijos (El hogar cristiano, pp. 82, 83).


Domingo 27 de agosto___________________________________________________

CONSEJOS PARA ESPOSAS CRISTIANAS

Pablo comienza con un pasaje bisagra, Efesios 5:21, que conecta Efesios 5:1 al 20 con 5:22 al 33, en el que aboga porque los miembros de iglesia se sometan mutuamente (comparar con Mar. 10:42–45; Rom. 12:10; Fil. 2:3, 4). Los creyentes deben hacerlo “por reverencia a Cristo” (Efe. 5:21, DHH); la primera de varias veces que Pablo identificará la relación con Cristo como la más importante y definitoria para los creyentes.

¿Qué quiere decir Pablo al exhortar a los miembros de iglesia a someterse unos a otros? ¿Cómo debemos entender esta idea? Efesios 5:21.

Efesios 5:21

21 Someteos unos a otros en el temor de Dios.

Pablo también invita a las esposas cristianas a someterse a “sus maridos como al Señor” (Efe. 5:22), y aclara que está analizando la sumisión de las esposas a sus respectivos maridos (ver también 1 Ped. 3:1, 5). Cuando Pablo dice que las esposas deben hacer esto “como al Señor”, ¿quiere decir que una esposa debe someterse a su esposo como si este fuera Cristo; o quiere decir que Cristo es el énfasis más verdadero y elevado de su sumisión?

A la luz de Efesios 6:7, donde se pide a los esclavos que sirvan “como quien sirve al Señor y no a los hombres”, y Colosenses 3:18, donde se pide a las esposas que se sometan a sus maridos “como conviene en el Señor”, es preferible este último concepto. Estas mismas esposas son creyentes que, en última instancia, deben honrar a Cristo por sobre sus maridos.

Tanto en Colosenses como en Efesios, se identifica a Cristo (y solo a Cristo) como la Cabeza de la iglesia, que es su cuerpo (Efe. 1:22; 5:23; Col. 1:18): “Cristo es la cabeza de la iglesia y Salvador del cuerpo” (Efe. 5:23). Por analogía, el esposo es “la cabeza de la mujer” (Efe. 5:23), y la fidelidad de la iglesia hacia Cristo sirve como modelo para la lealtad de la esposa hacia su esposo. El pasaje supone un matrimonio amoroso y afectuoso, no uno disfuncional. Este versículo no debe interpretarse para apoyar ninguna forma de abuso doméstico.

A la luz de lo que acabamos de leer, ¿por qué es tan importante recordar el siguiente consejo?: Si el marido “es tosco, rudo, turbulento, egotista, duro e intolerante, no diga nunca que el marido es cabeza de la esposa y que ella debe sometérsele en todo; porque él no es el Señor, no es el marido en el verdadero significado del término” (El hogar cristiano, p. 96).

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Cuántos problemas, sufrimientos e infelicidad se economizarían los seres humanos, si continuaran cultivando la consideración y la atención, si siguieran pronunciando las palabras amables y de aprecio, y si siguieran prodigándose esas insignificantes manifestaciones de cortesía que mantienen vivo el amor, y que creían eran necesarias para conquistar a su compañero o compañera. Si el esposo y la esposa continuaran cultivando esas atenciones que nutren el amor, serían mutuamente felices, y ejercerían una influencia santificadora sobre sus familias. Dispondrían de un pequeño mundo de Felicidad (Cada día con Dios, p. 333).

El Señor ha establecido que el esposo sea cabeza de la esposa para ser su protector; él es el vínculo de la familia que une a todos los miembros, así como Cristo es la cabeza de la iglesia y el Salvador del cuerpo místico. Que cada esposo que pretende amar a Dios considere diligentemente los requisitos de Dios para su posición. La autoridad de Cristo se ejerce en sabiduría, bondad y amabilidad; del mismo modo el esposo debe ejercer su poder e imitar a la Cabeza de la iglesia…

Ni el marido ni la mujer deben pensar en ejercer gobierno arbitrario uno sobre otro. No intentéis imponer vuestros deseos uno a otro. No podéis hacer esto sin perder el amor mutuo. Sed ambos benignos, sufridos, corteses y llenos de consideraciones uno para con otro. Mediante la gracia de Dios podéis realizar la felicidad uno de otro, tal como lo prometisteis al casaros (La fe por la cual vivo, p. 261).

Los hebreos no estaban dispuestos a someterse a las instrucciones y restricciones del Señor. Querían simplemente hacer su voluntad, seguir los impulsos de su propia mente y ser dominados por su propio juicio. Si se les hubiera concedido esta libertad, no habrían proferido queja contra Moisés; pero se amotinaron bajo la restricción.

Dios quiere que su pueblo sea disciplinado y que obre con armonía, a fin de que lo vea todo unánimemente y tenga un mismo sentir y criterio. Para producir este estado de cosas, hay mucho que hacer. El corazón carnal debe ser subyugado y transformado… El Señor no desea que renunciemos a nuestra individualidad. Pero, ¿qué hombre es juez adecuado para saber hasta dónde debe llevarse este asunto de la independencia individual?…

El apóstol Pablo exhorta a sus hermanos… «El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno. Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros». Romanos 12:9, 10. «Someteos unos a otros en el temor de Dios». Efesios 5:21 (Testimonios para la iglesia, t. 3, pp. 397, 398).


Lunes 28 de agosto_____________________________________________________

LA IGLESIA COMO ESPOSA DE CRISTO: PRIMERA PARTE

Compara Efesios 5:25 al 27 y 29 con la historia de la persona abandonada y luego acogida de Ezequiel 16:1 al 14. ¿Qué elementos de esa historia refleja Pablo en su bosquejo?

Efesios 5:25-27 y 29

25 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, 26 para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, 27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.

29 Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia,

Ezequiel 16:1-14

1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Hijo de hombre, notifica a Jerusalén sus abominaciones, y di: Así ha dicho Jehová el Señor sobre Jerusalén: Tu origen, tu nacimiento, es de la tierra de Canaán; tu padre fue amorreo, y tu madre hetea. Y en cuanto a tu nacimiento, el día que naciste no fue cortado tu ombligo, ni fuiste lavada con aguas para limpiarte, ni salada con sal, ni fuiste envuelta con fajas. No hubo ojo que se compadeciese de ti para hacerte algo de esto, teniendo de ti misericordia; sino que fuiste arrojada sobre la faz del campo, con menosprecio de tu vida, en el día que naciste. Y yo pasé junto a ti, y te vi sucia en tus sangres, y cuando estabas en tus sangres te dije: ¡Vive! Sí, te dije, cuando estabas en tus sangres: ¡Vive! Te hice multiplicar como la hierba del campo; y creciste y te hiciste grande, y llegaste a ser muy hermosa; tus pechos se habían formado, y tu pelo había crecido; pero estabas desnuda y descubierta. Y pasé yo otra vez junto a ti, y te miré, y he aquí que tu tiempo era tiempo de amores; y extendí mi manto sobre ti, y cubrí tu desnudez; y te di juramento y entré en pacto contigo, dice Jehová el Señor, y fuiste mía. Te lavé con agua, y lavé tus sangres de encima de ti, y te ungí con aceite; 10 y te vestí de bordado, te calcé de tejón, te ceñí de lino y te cubrí de seda. 11 Te atavié con adornos, y puse brazaletes en tus brazos y collar a tu cuello. 12 Puse joyas en tu nariz, y zarcillos en tus orejas, y una hermosa diadema en tu cabeza. 13 Así fuiste adornada de oro y de plata, y tu vestido era de lino fino, seda y bordado; comiste flor de harina de trigo, miel y aceite; y fuiste hermoseada en extremo, prosperaste hasta llegar a reinar. 14 Y salió tu renombre entre las naciones a causa de tu hermosura; porque era perfecta, a causa de mi hermosura que yo puse sobre ti, dice Jehová el Señor.

A medida que Pablo, en Efesios 5:25 al 27 y 29, le va dando forma a su metáfora del matrimonio, que representa a la iglesia y su relación con Cristo, recurre creativamente a las costumbres y los roles de una boda antigua. En relación con la iglesia como esposa, Cristo es el Esposo divino que:

  • Ama a la iglesia como esposa (Efe. 5:25). Nunca debemos olvidar que este es un trabajo de corazón para Jesús. ¡Él nos ama!
  • Se da a sí mismo como el precio de la novia. En el contexto de los acuerdos nupciales antiguos, el novio “compraba” a la novia con el “precio de la novia”, que generalmente era una gran suma de dinero y objetos de valor, tan grande que las economías de las aldeas antiguas dependían de la costumbre. Cristo paga el precio final por la iglesia como su novia, ya que él “se dio a sí mismo por ella” (Efe. 5:25). En la Encarnación y en la Cruz, se da a sí mismo como el precio de la novia.
  • Baña a la novia. La preparación de la novia era una parte importante de las antiguas festividades nupciales; como también ocurre en la actualidad, eran las damas de honor y las parientes femeninas de la novia quienes la preparaban para la ceremonia. ¡Sin embargo, Pablo imagina al Esposo divino preparando a su novia para la boda! Es él quien la santifica y la limpia “en el lavado del agua” (Efe. 5:26), una probable referencia al bautismo.
  • Pronuncia la palabra de la promesa. Esta limpieza se realiza “por la palabra” (Efe. 5:26), que señala a la palabra de la promesa que el Esposo divino dirige a su esposa, quizás en el contexto de la ceremonia de esponsales (comparar con Efe. 1:3–14; 2:1–10), y observa las promesas de Dios a los creyentes en el momento de su conversión. Los esponsales eran la versión antigua del compromiso moderno, pero eran un conjunto de negociaciones mucho más serias, que incluían un acuerdo escrito sobre el precio de la novia (por parte del esposo) y la dote (bienes que la novia traería de su familia al matrimonio).
  • Prepara y adorna a la novia. Cuando la novia finalmente se presenta ante el novio, ella es fabulosamente hermosa, y aparece con un esplendor impecable (Efe. 5:27). Cristo no solo baña a la novia, también la prepara y la adorna.

¿Cómo nos ayudan estos versículos a entender lo que Cristo siente por nosotros? ¿Por qué debería resultarnos tan reconfortante?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Estamos viviendo en las escenas finales de estos tiempos peligrosos. El Señor anticipó la incredulidad que ahora prevalece respecto a su venida; y vez tras vez ha advertido en su Palabra que ese evento será inesperado. El gran día vendrá como lazo «sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra». Lucas 21:35. Pero hay dos clases de personas… Algunos estarán preparados cuando el esposo llegue, y entrarán con 41 a la boda. ¡Cuán precioso es este pensamiento para los que están esperando y velando por su venida! Cristo «amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha». Efesios 5:25-27. Aquellos a quienes Dios ama gozan de este favor porque poseen un carácter hermoso (Testimonios para la iglesia, t. 6, p. 134).

En su oración intercesora en favor de sus discípulos declaró: «La gloria [el carácter] que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado». Juan 17:22, 23.

Hoy continúa siendo su propósito purificar y santificar a su iglesia “…a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha». Efesios 5:27. Cristo no puede pedir al Padre que conceda a los que creen en él un don mayor que el carácter que él reveló. ¡Qué amplitud hay en su requerimiento! ¡Qué plenitud de gracia tiene el privilegio de recibir todo seguidor de Cristo! ¡Oh, que podamos apreciar más plenamente el honor que Cristo nos confiere! Al cargar su yugo y aprender de él, llegamos a ser como él en aspiraciones, en humildad y mansedumbre, en fragancia de carácter (God’s Amazing Grace, p. 322; parcialmente en La maravillosa gracia de Dios, p. 322).

La relación de Cristo y su iglesia es muy íntima y sagrada; él es el esposo y la iglesia la esposa; él la cabeza, y la iglesia el cuerpo. La relación con Cristo entraña, pues, la relación con su iglesia.

Esta ha sido organizada para servir; y en una vida de servicio a Cristo la relación con la iglesia es uno de los primeros pasos que hay que dar. La lealtad a Jesús exige la ejecución fiel de los deberes impuestos por la iglesia. Esta es una parte importante de nuestra preparación, y una iglesia imbuida de la vida del Maestro inducirá decididamente a sus miembros a realizar un esfuerzo en beneficio del mundo exterior (La educación, pp. 268, 269).


Martes 29 de agosto_____________________________________________________

LA IGLESIA COMO ESPOSA DE CRISTO: SEGUNDA PARTE

¿Cómo utiliza Pablo los elementos de las bodas antiguas para atraer a los cristianos de Corinto? ¿Cuándo ocurre la presentación? (2 Cor. 11:1–4).

2 Corintios 11:1–4

1 ¡Ojalá me toleraseis un poco de locura! Sí, toleradme. Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo. Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo. Porque si viene alguno predicando a otro Jesús que el que os hemos predicado, o si recibís otro espíritu que el que habéis recibido, u otro evangelio que el que habéis aceptado, bien lo toleráis;

 Al usar un último elemento de las bodas antiguas, en Efesios 5:25 al 27 Pablo presenta a Cristo como aquel que: (6) presenta a la novia (¡a sí mismo!). En la antigüedad, eran el padrino, los padrinos o el padre quienes entregaban a la novia. ¡Nunca el novio! Sin embargo, aquí Pablo imagina a Jesús presentando a la iglesia a sí mismo como su esposa.

Pablo utiliza las costumbres y los roles del matrimonio para resaltar la relación de Cristo con la iglesia en un patrón cronológico que se va desarrollando: 1) Compromiso. Cristo se ofreció a sí mismo por la iglesia (como el “precio de la novia”), y así se comprometió con ella (Efe. 5:25); 2) Preparación para la ceremonia nupcial. Las atenciones del novio continúan en sus esfuerzos actuales por santificar y limpiar a la novia (Efe. 5:26); 3) La ceremonia nupcial en sí. Las atenciones actuales de Cristo son con miras a la “presentación” de la novia en la boda (Efe. 5:27). Este último elemento se refiere a la gran celebración de bodas en su Venida, cuando Cristo, el Esposo, vendrá a reclamar a la iglesia como esposa y se la presentará a sí mismo (Efe. 5:27; comparar con 2 Cor. 11:1, 2; Col. 1:21–23, 28).

Las bodas antiguas a menudo comenzaban con un desfile nocturno (ver Mat. 25:1–13). El novio y su séquito se reunían en la casa del novio, el nuevo hogar de la pareja, y con gran ceremonia comenzaban una procesión. Iluminada por antorchas y escoltada de música alegre y melodiosa y gran regocijo, la multitud avanzaba hacia la casa del padre de la novia. Al recoger a la novia allí o encontrarse con la procesión de la novia de camino, la caravana llevaba a la pareja a su nuevo hogar, donde los invitados se instalaban en una fiesta de una semana, que culminaba con la ceremonia nupcial, cuando la novia le era presentada al novio.

Cuando Pablo describe a Cristo presentándose la iglesia a sí mismo, alude a este gran desfile y al momento de la presentación. Al hacerlo, ofrece un cuadro conmovedor de la venida de Cristo como una futura ceremonia de boda, cuando el largo compromiso entre Cristo y su iglesia se complete y se celebre la boda.

¿Qué mensaje debemos extraer de todas estas imágenes positivas, felices y esperanzadoras para nuestra vida personal?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, la relación matrimonial se emplea para representar la unión tierna y sagrada que existe entre Cristo y su pueblo. En el pensar de Cristo, la alegría de las festividades de bodas simbolizaba el regocijo de aquel día en que él llevará la Esposa a la casa del Padre, y los redimidos juntamente con el Redentor se sentarán a la cena de las bodas del Cordero…

Cuando la visión de las cosas celestiales fue concedida a Juan el apóstol, escribió: «Y oí como la voz de grandes truenos, que decía: Aleluya: porque reinó el Señor nuestro Dios Todopoderoso. Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque son venidas las bodas del Cordero, y su esposa se ha aparejado». «Bienaventurados los que son llamados a la cena del Cordero». Apocalipsis 19:6, 7, 9 (El Deseado de todas las gentes, p. 125).

Pablo rogó a los que habían conocido una vez el poder de Dios en sus vidas, a volver a su primer amor de la verdad evangélica. Con argumentos irrefutables les presentó su privilegio de llegar a ser hombres y mujeres libres en Cristo, por cuya gracia expiatoria todos los que se entregan plenamente son vestidos con el manto de su justicia. Sostuvo que toda alma que quiera ser salvada debe tener una experiencia genuina y personal en las cosas de Dios.

Las fervientes palabras de ruego del apóstol no fueron estériles. El Espíritu Santo obró con gran poder, y muchos cuyos pies habían sido descarriados por caminos extraños, volvieron a su primera fe en el evangelio… El nombre de Dios fue glorificado, y muchos fueron agregados al grupo de creyentes por toda esa región (Los hechos de los apóstoles, p. 311).

Cristo ha sido para estos fieles seguidores un compañero de cada día, un amigo familiar. Han vivido en una estrecha y constante comunión con Dios. Sobre ellos apareció la gloria del Señor. En ellos se ha reflejado la luz del conocimiento de la gloria de Dios en el rostro de Jesucristo. Ahora se gozan en los no empañados rayos del resplandor de la gloria del Rey en su majestad. Están preparados para la comunión del cielo, porque tienen el cielo en sus corazones. Con las cabezas levantadas, con los brillantes rayos del Sol de justicia refulgiendo sobre ellos, regocijándose porque su redención está cerca, salen en busca del Esposo.

Un poco más, y veremos al Rey en su hermosura. Un poco más, y él enjugará toda lágrima de nuestros ojos… Entonces innumerables voces entonarán el himno: «He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios». Apocalipsis 21:3 (La maravillosa gracia de Dios, p. 358).


Miércoles 30 de agosto__________________________________________________

AMA A TU ESPOSA COMO A TI MISMO

¿Qué nuevo argumento utiliza Pablo para animar a los esposos a profesar tierno amor a sus esposas? Efesios 5:28 al 30.

Efesios 5:28-30

28 Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. 29 Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, 30 porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos.

Las reglas de Pablo para el hogar cristiano (Efe. 5:21–6:9) revelan un contexto social desafiante. En Efesios 5:28 al 30, Pablo se dirige a los esposos que, según el patrón tan frecuente de la época, podían optar por “aborrec[er …] a su propia carne” (ver Efe. 5:28, 29), abusando de sus esposas y golpeándolas. En el mundo grecorromano de la época de Pablo, el poder legal del “padre de familia” (en latín, pater familias) era muy amplio. Podía castigar severamente, o incluso matar, a su esposa, sus hijos y sus esclavos, porque estaba dentro de sus derechos legales (aunque ejercer ese poder en extremo estaba cada vez más limitado por la opinión pública).

En Efesios 5:25 al 27, Pablo ha detallado el máximo ejemplo de amor, el amor de Cristo por la iglesia, con el que ofrece un modelo para los esposos drásticamente diferente del habitual. Ahora, antes de presentar un nuevo argumento, vuelve a señalar ese gran Ejemplo, y pide a los esposos cristianos que respondan “de ese modo” (Efe. 5:28) como Jesús, quien “se entregó” por su novia, la iglesia, y atiende todas sus necesidades (Efe. 5:25–27). Pablo requiere de los esposos cristianos alejarse de las prácticas “esperables” de esa época e intentar asemejarse al tierno amor de Cristo.

En Efesios 5:28 al 30, Pablo agrega un nuevo fundamento del amor de los esposos cristianos por sus esposas: el amor a sí mismos. Pablo ofrece una perogrullada: “Nadie odió jamás a su propia carne” (al menos, nadie que pensara con claridad). El marido no se daña a sí mismo ni se golpea el cuerpo; al contrario, “lo alimenta y lo cuida” (Efe. 5:29). En un intento por eliminar la aspereza y la violencia contra la esposa cristiana, Pablo invita al esposo cristiano a identificarse con su esposa. Eres tan uno con tu esposa, argumenta Pablo, que dañarla es lo mismo que lesionarte a ti mismo, y la mayoría que esté en sus cabales no hace eso.

Volviendo al ejemplo de Jesús, Pablo argumenta que Cristo mismo ejerce un tierno cuidado de sí mismo al cuidar a los creyentes, que son “su cuerpo” (Efe. 5:29, 30). Compórtate con tu esposa, dice Pablo, de la misma forma en que te tratas a ti mismo y, en última instancia, en la forma en que Cristo te trata a ti.

Pablo cita el ejemplo de Jesús tanto para las esposas como para los esposos. ¿Qué puedes aprender de Jesús en cuanto a amar a los de tu círculo familiar?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Dios mismo dio a Adán una compañera. Le proveyó de una «ayuda idónea para él», alguien que realmente le correspondía, una persona digna y apropiada para ser su compañera y que podría ser una sola cosa con él en amor y simpatía. Eva fue creada de una costilla tomada del costado de Adán; este hecho significa que ella no debía dominarle como cabeza, ni tampoco debía ser humillada y hollada bajo sus plantas como un ser inferior, sino que más bien debía estar a su lado como su igual, para ser amada y protegida por él. Siendo parte del hombre, hueso de sus huesos y carne de su carne, era ella su segundo yo; y quedaba en evidencia la unión íntima y afectuosa que debía existir en esta relación. «Porque ninguno aborreció jamás a su propia carne, antes la sustenta y la cuida». Efesios 5:29…

Dios celebró la primera boda. De manera que la institución del matrimonio tiene como su autor al Creador del universo. «Honroso es en todos el matrimonio». Hebreos 13:4. Fue una de las primeras dádivas de Dios al hombre, y es una de las dos instituciones que, después de la caída, llevó Adán consigo al salir del paraíso. Cuando se reconocen y obedecen los principios divinos en esta materia, el matrimonio es una bendición: salvaguarda la felicidad y la pureza de la raza, satisface las necesidades sociales del hombre y eleva su naturaleza física, intelectual y moral (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 26, 27).

El esposo viola el voto matrimonial y los deberes que le impone la Palabra de Dios, cuando desatiende la salud y la felicidad de su esposa al aumentar sus cargas y sus cuidados a causa de una familia numerosa. «Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella». Efesios 5:25. «Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia». Efesios 5:28, 29.

Este mandato divino es casi enteramente desatendido, aun por los cristianos profesos (Mensajes selectos, t. 2, p. 489).

De todo hogar cristiano debería irradiar una santa luz. El amor debe expresarse en hechos. Debe manifestarse en todas las relaciones del hogar y revelarse en una amabilidad atenta, en una suave y desinteresada cortesía. Hay hogares donde se pone en práctica este principio, hogares donde se adora a Dios, y donde reina el amor verdadero. De estos hogares, de mañana y de noche, la oración asciende hacia Dios como un dulce incienso, y las misericordias y las bendiciones de Dios descienden sobre los suplicantes como el rocío de la mañana (El hogar cristiano, p. 31).


Jueves 31 de agosto_____________________________________________________

EL MODELO MATRIMONIAL DE “UNA SOLA CARNE”

Estudia el relato de la Creación en Génesis 2:15 al 25. ¿Qué sucede en la historia antes de la declaración acerca de que el esposo y la esposa son “una sola carne” (Gén. 2:24)?

Génesis 2:15-25

15 Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. 16 Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; 17 mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás. 18 Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él. 19 Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre. 20 Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él. 21 Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras este dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. 22 Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. 23 Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; esta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. 24 Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. 25 Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban.

Una clave para aplicar el consejo de Pablo a las esposas y los esposos es ver su referencia a Génesis 2:24 (en Efe. 5:31) como su punto culminante. Al meditar sobre la historia de la Creación de Génesis, Pablo considera las necesidades de las congregaciones cristianas, y la salud de las relaciones familiares dentro de ellas. Él percibe en Génesis 2:24 un mensaje que resuena a lo largo del tiempo. Por diseño divino, el matrimonio está destinado a ser una relación de “una sola carne”, donde la unidad emocional y espiritual se refleja en la unidad sexual, y es lo que le da sentido a la relación sexual.

Ten en cuenta que al optar por Génesis 2:24, Pablo selecciona una declaración sobre el matrimonio formulada antes de la Caída y la aplica a las relaciones entre cónyuges cristianos. En nuestro mundo notoriamente posterior a la Caída, la explotación desenfrenada de la relación sexual entre un hombre y una mujer en las culturas modernas revela cuán profundamente arraigada está la idea de que la unión sexual representa la subyugación de la mujer. Pablo argumenta que la relación sexual, según se refleja en Génesis, no es de subyugación sino de unión. No simboliza ni representa el dominio del varón sino la unión de marido y mujer, hasta tal punto que son “una sola carne”. Por ende, tanto de Efesios 5:21 al 33 como de Génesis 2:24 podemos esperar una teología importante, contracultural y correctiva del matrimonio y la sexualidad.

 En este mismo contexto, en el siguiente versículo Pablo habla de un “misterio profundo” (ver Efe. 5:32, NVI). Esto incluye ambas caras de la doble metáfora que Pablo ha estado analizando: el matrimonio cristiano entendido a la luz de la relación de Cristo con su iglesia (Efe. 5:32), y la relación de Cristo con su iglesia entendida a la luz del matrimonio cristiano (Efe. 5:32).

 El matrimonio cristiano se eleva al compararlo con la relación entre Cristo y la iglesia. Además, al pensar en la relación de la iglesia con Cristo a través de la lente de un matrimonio cristiano afectuoso, los creyentes adquieren mayor claridad acerca de su relación compartida con Cristo.

¿De qué manera Efesios 5:33 sirve como resumen conciso del consejo de Pablo en Efesios 5:21 al 32? Si estás casado, ¿cómo podrías implementar más cabalmente estos principios en tu matrimonio?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Si en el seno de nuestras familias conserváramos tierno el corazón; si se manifestara una noble y generosa deferencia por los gustos y las opiniones de cada cual; si la esposa buscara oportunidades de expresar su amor por su esposo mediante actos corteses; y el marido manifestara la misma amable consideración hacia su esposa, los hijos participarían del mismo espíritu. Esta influencia impregnaría todo el hogar, y ¡cuánta miseria evitarían las familias! Los hombres no andarían recorriendo hogares para encontrar felicidad, y las mujeres no desfallecerían por falta de amor, ni perderían el ánimo ni la dignidad para convertirse en inválidas de por vida. Se nos ha concedido solo una existencia, y mediante cuidados, trabajo y dominio propio se la puede hacer soportable, placentera y hasta feliz (Cada día con Dios, p. 333).

El verdadero amor no es una pasión impetuosa, ardiente y dominante. Por el contrario, es de naturaleza profunda y serena. Ve más allá de lo externo y es atraído únicamente por las cualidades. Es sabio y prudente para discernir y escoger y su devoción es real y duradera.

Los corazones que están henchidos del amor de Cristo no pueden separarse mucho. La religión es amor, y el hogar cristiano es un lugar donde el amor reina y halla expresión en palabras y actos de bondad servicial y gentil cortesía…

Jesús quiere ver matrimonios y hogares felices.

Los hombres y las mujeres pueden alcanzar el ideal que Dios les señala si invocan la ayuda de Cristo. Lo que la humana sabiduría no puede lograr, la gracia de Dios lo hará en quienes se entregan a él con amor y confianza. Su providencia puede unir los corazones con lazos de origen celestial. El amor no será tan solo el intercambio de palabras dulces y aduladoras. El telar del cielo hecho con la trama más fina, produce tela más fuerte que los telares de la tierra. Su material no es débil sino que es un tejido capaz de resistir cualquier prueba por severa que sea. El corazón quedará unido al corazón con lazos áureos de amor perdurable (The Faith I Live By, p. 255; parcialmente en La fe por la cual vivo, p. 257).

Las dos personas que unen su interés en la vida tendrán distintas características y responsabilidades individuales… La esposa ha de agraciar el círculo familiar como esposa y compañera de un esposo sabio. A cada paso debe ella preguntarse:… ¿Cómo haré para que mi influencia sea como la de Cristo en mi hogar?» El marido debe dejar saber a su esposa que él aprecia su trabajo.

La esposa ha de respetar a su marido. El ha de amar y apreciarla a ella: y así como los une el voto matrimonial, su creencia en Cristo debe hacerlos uno en él. ¿Qué podría agradar más a Dios que el ver a los que contraen matrimonio procurar juntos aprender de Jesús y llegar a compenetrarse cada vez más de su Espíritu? (El hogar cristiano, p. 99).


Viernes 1 de septiembre__________________________________________________

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

Lee en Elena de White, Testimonios para la iglesia, t. 7, “Las responsabilidades de los esposos”, pp. 47-51; y El hogar cristiano, “Obligaciones mutuas”, pp. 94-99.

 Elena de White insta constantemente a los cónyuges a abandonar sus esfuerzos por controlar al otro: “Ni el marido ni la mujer deben pensar en ejercer gobierno arbitrario uno sobre otro. No intenten imponer sus deseos uno a otro. No pueden hacer esto y conservar el amor mutuo. Sean bondadosos, pacientes, indulgentes, considerados y corteses” (El hogar cristiano, p. 97).

Ella comenta directamente sobre la interpretación y la aplicación de Colosenses 3:18 (y Efe. 5:22-24): “A menudo se pregunta: ‘¿Debe una esposa no tener voluntad propia?’ La Biblia dice claramente que el esposo es el jefe de la familia. ‘Casadas, estad sujetas a vuestros maridos’. Si la orden terminase así, podríamos decir que nada de envidiable tiene la posición de la esposa […]. Muchos maridos no leen más allá de ‘estad sujetas’, pero debemos leer la conclusión de la orden, que es: ‘Como conviene en el Señor’ [Col. 3:18]. Dios requiere que la esposa recuerde siempre el temor y la gloria de Dios. La sumisión completa que debe hacer es al Señor Jesucristo, quien la compró como hija suya con el precio infinito de su vida. […] Uno hay que supera al marido para la esposa; es su Redentor, y la sumisión que debe rendir a su esposo debe ser, según Dios lo indicó, ‘como conviene en el Señor’ ” (El hogar cristiano, pp. 95, 96).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. Imagina que alguien sostenga que Efesios 5:21 al 33 es un pasaje anticuado que ya no aborda las relaciones cristianas, ya que impone un modelo de matrimonio centrado en la autoridad y el dominio del esposo. ¿Cómo responderías? ¿Qué elementos del pasaje en sí informarían tu respuesta?
  2. ¿Qué podría ofrecer el consejo de Pablo en Efesios 5:21 al 33 a quienes se encuentran en relaciones matrimoniales comprometidas y difíciles?
  3. Algunos cristianos argumentan que la historia de la Creación de Génesis, en Génesis 1 y 2, es una mera metáfora y que no llega siquiera a representar lo que realmente sucedió, que fueron miles de millones de años de evolución. El uso que hace Pablo de la historia, ¿qué nos enseña acerca de cuán literalmente la tomó?
  4. Reflexiona sobre el tema de “una sola carne”. ¿Cómo nos ayuda esto a comprender mejor la santidad del matrimonio y por qué las parejas casadas no deben escatimar esfuerzos para proteger esa santidad?

2 pensamientos en “Lección 10 – CÓNYUGES: JUNTOS EN LA CRUZ – Para el 2 de septiembre de 2023

  1. Bienvenido Hermano Tony. Que tema tan profundo lleno de hermosura, apto para la felicidad de los matrimonios así como para la relación entre la iglesia y nuestro Redentor. La claridad con la que ha presentado este tema me llena de gratitud y pido a Dios me ayude a presentarlo ante su pueblo con humildad y amor. Gracias mi hermano. Bendecido me he quedado.

  2. gracias a usted y la manera q ha conectado estos tema con el don profetico

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