Escuela Sabatica Para Maestros

Material Auxiliar Para Maestros de Escuela Sabatica

Lección 11 – PRACTIQUEMOS LA LEALTAD SUPREMA A CRISTO – Para el 9 de septiembre de 2023

Deja un comentario


Lección 11 en PDF, haga «CLICK» aquí


Enlace para el libro:

https://citasselectasdelespiritudeprofecia.com/


Por favor visite esta página mas tarde para encontrar el enlace, o visite escuela sabática maestros Tony Garcia en YouTube.

Usualmente el video es subido al internet, el sábado por la noche o el domingo.


LECCIONES FUTURAS DE ESCUELA SABÁTICA

Año

1er Trimestre

2o Trimestre

3er Trimestre

4o Trimestre

2023

Mayordomía El Mensaje de los Tres Ángeles Efesios Norma Cultural y Mente Misionera de Personajes Bíblicos*

2024

Salmos El Gran Conflicto Marcos Juan

2025

Amor y Justicia en la Biblia Como Estudiar la Profecía y la Inspiración Éxodo Como Permanecer en Relación con Dios

2026

Colosenses – Filipenses Religión en el Mercado** Josué El Espíritu de Profecía

2027

1 & 2 de Corintios Mayordomía Eclesiología Ezequiel

2028

* Bible Characters as Counter Cultural and Mission Minded

** Religion in the Market Place


Si desea ver esta lección en YouTube, por favor haga «CLICK» en los siguiente enlace.


Lección 11: Para el 9 de septiembre de 2023

PRACTIQUEMOS LA LEALTAD SUPREMA A CRISTO

Sábado 2 de septiembre_________________________________________________

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Efesios 6:1–9; Marcos 10:13–16; Colosenses 3:21; 1 Pedro 2:18–25; 2 Corintios 5:10; Colosenses 3:24, 25.

PARA MEMORIZAR:

 “Y ustedes, amos, hagan con ellos lo mismo. Dejen las amenazas, sabiendo que el Señor de ellos y de ustedes está en el cielo, y no hace acepción de personas” (Efe. 6:9).

En 2018, un objeto del Museo de la Biblia en Washington, D.C. atrajo mucho la atención. Era un compendio de la Biblia pensado para enseñar lo esencial de la fe, aunque eliminaba cualquier pasaje que incitara a la rebelión de los esclavos. Publicado en 1808, el texto no elimina simplemente un pasaje aquí o allá. Falta el noventa por ciento del Antiguo Testamento y el cincuenta por ciento del Nuevo Testamento. De los 1.189 capítulos de la Biblia, solo quedan 232.

 Los pasajes que aparentemente refuerzan la institución de la esclavitud, especialmente ante la falta de gran parte de las “buenas nuevas” en la narración bíblica, se dejaron completamente intactos, incluyendo textos a menudo mal utilizados como: “Siervos, obedezcan a sus amos terrenales con respeto y temblor, con sincero corazón, como a Cristo” (Efe. 6:5).

 Hoy, en nuestra época y cultura, nuestro mayor desafío es leer Efesios 6:1 al 9 en el contexto de toda la historia de la salvación, como se revela en toda Biblia. ¿Qué podemos aprender al observar cómo Pablo aplica los valores del evangelio a las estructuras sociales defectuosas de su época?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Los requerimientos de los padres deben ser siempre razonables; deben expresar bondad, no por una negligencia insensata, sino por una sabia dirección. Han de enseñar a sus hijos en forma agradable, sin reñir ni censurarlos, procurando ligar consigo el corazón de los pequeñuelos con sedosas cuerdas de amor…

La influencia de la autoridad y el amor equilibradamente combinados permitirá mantener con firmeza y bondad las riendas de la disciplina familiar. La mirada puesta en la gloria de Dios y en lo que nuestros niños le deben a él nos librará de la negligencia y la condescendencia con el mal (La fe por la cual vivo, p. 268).

Dios ve el corazón y el carácter de los hombres cuando ellos mismos no se dan cuenta exacta de su propia condición. El sabe que su obra y su causa sufrirán si no se corrigen los errores que existen en ellos sin que los adviertan y, por lo tanto, sin que los corrijan. Cristo nos llama sus siervos si hacemos lo que nos manda. A cada cual se le asigna su esfera particular, su lugar de trabajo, y Dios no requiere nada más ni nada menos, tanto del más humilde como del más grande, que el pleno cumplimiento de su vocación. No nos pertenecemos a nosotros mismos. Por gracia hemos llegado a ser siervos de Cristo. Hemos sido adquiridos por la sangre del Hijo de Dios (Cada día con Dios, p. 164).

El Señor está familiarizado con nosotros individualmente. A cada ser nacido en el mundo le es señalada su obra, con el propósito de que prepare un mundo mejor… Cada uno tiene su círculo [de acción], y si el agente humano hace de Dios su consejero, entonces no estará trabajando con fines opuestos a los de Dios. Él destina a cada uno un lugar y un trabajo, y si individualmente nos sometemos para ser preparados por el Señor, no importa cuán confusa e intrincada pueda parecer la vida a nuestros ojos, Dios tiene un propósito en todo ello, y la maquinaria humana, obediente bajo la mano de la sabiduría divina, cumplirá los propósitos de Dios.

Así como en un bien disciplinado ejército cada soldado tiene su puesto señalado y se le requiere que cumpla su parte en la contribución a la fortaleza y perfección del todo, de la misma manera el obrero de Dios debe realizar su parte señalada en la gran obra de Dios…

Nuestro Padre celestial es nuestro Dirigente y debemos someternos a  su disciplina. Somos miembros de su familia. Tiene derecho a nuestro servicio, y si uno de los miembros de su familia persistiera en seguir su propio camino, y se empeñara en hacer solo lo que le placiera, entonces ese espíritu produciría un estado de cosas confuso y desordenado. No debemos hacer planes para seguir nuestra propia senda, sino la senda y la voluntad de Dios.

Hable Dios, y diremos: «No se haga mi voluntad, sino la tuya» (En los lugares celestiales, p. 230).


Domingo 3 de septiembre________________________________________________

CONSEJOS PARA LOS HIJOS

¿Qué consejo da Pablo a los hijos y cómo fundamenta ese consejo con el Antiguo Testamento? Efesios 6:1 al 3. (Ver también Mat. 18:1–5, 10; Mar. 10:13–16).

Efesios 6:1-3

1 Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.

Mateo 18:1–5, 10

1 En aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ese es el mayor en el reino de los cielos. Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe.

10 Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos.

Marcos 10:13–16

13 Y le presentaban niños para que los tocase; y los discípulos reprendían a los que los presentaban. 14 Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. 15 De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él. 16 Y tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los bendecía.

Para apreciar plenamente el consejo de Pablo a los hijos, debemos visualizar que su carta se leía en los hogares-iglesias de la próspera metrópoli de Éfeso. La palabra “hijos” (griego, ta tekna) podía referirse a un amplio rango de edades, ya que los hijos permanecían bajo la autoridad del padre hasta que el padre cumplía sesenta años (en la tradición griega) o hasta su muerte (en la romana). No obstante, estos hijos son lo suficientemente jóvenes como para estar bajo la educación de los padres (Efe. 6:4), pero lo suficientemente mayores como para ser discípulos por derecho propio.

Escuchamos que Pablo apela a los hijos de quienes adoraban en las congregaciones cristianas a obedecer y honrar a sus padres “en el Señor”; es decir, en Cristo (comparar con Efe. 5:22; 6:4, 5, 7–9). Aquí se nos insta a respetar a los hijos como discípulos de Cristo y a incluirlos como participantes activos en la adoración. Esto hace que este pasaje sea fundamental para la crianza y para el ministerio con los niños.

El mandato de Pablo de obedecer no es absoluto. Cuando las ordenanzas de los padres “contradigan lo que Cristo requiere, entonces, por doloroso que sea, deben obedecer a Dios y confiarle las consecuencias” (El hogar cristiano, p. 252).

Pablo termina su exhortación a los hijos citando el quinto Mandamiento, que da testimonio del elevado valor que otorga a los Diez Mandamientos como fuente de orientación para los creyentes cristianos (una característica obvia de Efe. 4:1–6:9; especialmente Efe. 4:25, 28; 5:3–14). Comienza a citar (“ ‘Honra a tu padre y a tu madre’ ”, Efe. 6:2), introduce un comentario editorial (“que es el primer mandamiento con promesa”, Efe. 6:2), y luego termina la cita (“ ‘para que te vaya bien y vivas largo tiempo sobre la tierra’ ”, Efe. 6:3). El quinto Mandamiento atestigua que honrar a los padres forma parte del plan de Dios para que los seres humanos prosperen. El respeto por los padres, por imperfectos que estos sean, contribuirá a fomentar la salud y el bienestar.

¿Cómo refuerzan estos versículos la importancia de las relaciones familiares?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa. Efesios 6:1, 2.

El apóstol amonesta a los hijos a obedecer a sus padres en el Señor, a ayudarlos y a estarles sujetos. Los que verdaderamente aman a Dios no lucharán por seguir su propio camino trayendo así infelicidad a sí mismos y a otros. Lucharán para representar a Cristo en carácter. ¡Cuán precioso es el pensamiento de que los jóvenes que luchan contra el pecado, que creen, que esperan y velan por la aparición de Cristo, que se sujetan a la autoridad de los padres, y que aman al Señor Jesús, estarán entre aquellos que aman su venida y que lo encontrarán en paz! Estarán sin mancha o arruga ante el trono de Dios y gozarán para siempre de su favor. Han formado hermosos caracteres, han cuidado su habla, no han hablado falsamente, han cuidado sus actos para no cometer nada malo, y son coronados de vida eterna (En los lugares celestiales, p. 218).

Recordad que los hijos tienen derechos que deben ser respetados.

Los niños tienen derechos que sus padres deben reconocer y respetar. Tienen derecho a recibir una educación y preparación que los hará miembros útiles de la sociedad, respetados y amados aquí, y les dará idoneidad moral para la sociedad de los santos y puros en la vida venidera. Debe enseñarse a los jóvenes que su bienestar presente y futuro depende en gran medida de los hábitos que adquieran en la niñez y la juventud. Deben acostumbrarse temprano a la sumisión, la abnegación y la consideración por la felicidad ajena. Debe enseñárseles a subyugar el genio vivo, a retener las palabras coléricas y a manifestar invariablemente bondad, cortesía y dominio propio (El hogar cristiano, pp. 275, 276).

Los que cultivan el amor en la vida del hogar formarán caracteres a semejanza del carácter de Cristo y estarán constreñidos a ejercer una influencia ayudadora más allá del círculo familiar, a fin de que puedan bendecir a otros mediante obras bondadosas, bien pensadas, mediante palabras amables, mediante simpatía cristiana, mediante actos de benevolencia. Serán prontos para discernir a aquellos cuyo corazón está hambriento, y prepararán un festín para los necesitados y afligidos. Los que tienen discernimiento celestial, que ejercen una tierna preocupación por cada miembro de la familia, al cumplir con todo su deber, se capacitarán para hacer una obra que iluminará a otros hogares y enseñará a otros por precepto y ejemplo qué es lo que hará feliz el hogar.

Por su sabiduría y justicia, por la pureza y bondad de sus vidas diarias, por su devoción a los intereses del pueblo, aunque era idólatra, José y Daniel demostraron ser fieles a los principios de la educación recibida en su niñez, fieles a Aquel de quien eran representantes (El ministerio de la bondad, pp. 315, 316).


Lunes 4 de septiembre__________________________________________________

CONSEJOS PARA LOS PADRES

Compara Efesios 6:4 con Colosenses 3:21. ¿Qué motivación ofrece Colosenses 3:21 para evitar irritar a los hijos?

Efesios 6:4

Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.

Colosenses 3:21

21 Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten.

 Sirácides, un documento judío disponible en la época de Pablo, aconseja a los padres acerca del trato con los hijos: “El que ama a su hijo no le escatima los azotes” […]. ¿Quieres mimar a tu hijo? Un día te hará temblar; juguetea con él, te causará tristeza. […] Educa bien a tu hijo, lábralo, o si no, su mala conducta se volverá en tu contra” (Sirácides [Eclesiástico] 30:1, 9, 13, BL).

El consejo de Pablo tiene un tono muy diferente. En primer lugar, dirige un mandato negativo a los padres: “No irriten a sus hijos”, seguido de uno positivo: “Críenlos en disciplina y amonestación del Señor” (Efe. 6:4). En los días de Pablo, el padre tenía poder legal absoluto sobre sus hijos, y se los consideraba propiedad de él. Los padres tenían derecho a infligir castigos violentos a sus hijos, incluso la muerte. De hecho, en algunos aspectos el poder de un padre sobre sus hijos excedía la autoridad de un amo sobre sus esclavos. Pablo no respalda ese poder, sino que aclara y redefine audazmente las relaciones familiares. En el contexto de una suprema lealtad a Cristo, Pablo invita a los padres cristianos a repensar su uso del poder, ya que, si los padres irritan a los hijos, estos no estarán bien posicionados para aceptar la “disciplina y [la] amonestación del Señor” (Efe. 6:4).

 “Padres y madres, en el hogar deben representar el carácter de Dios. Han de requerir obediencia no con una tormenta de palabras, sino en una forma bondadosa y amante. […] Sean amables en el hogar. Restrinjan cada palabra que pudiera despertar una mala reacción. La orden divina es: ‘Padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos’[…]. En la Palabra de Dios no se autoriza la severidad paterna ni la opresión, así como tampoco la desobediencia filial. En la vida familiar y en el gobierno de las naciones, la Ley de Dios fluye de un corazón de infinito amor” (Conducción del niño, pp. 243, 244).

Aunque el contexto de esta lección trata sobre padres e hijos, ¿qué principios se pueden extraer de estos textos que deberían impactar en nuestra forma de tratar a todas las demás personas?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Un padre cristiano es el lazo de unión de su familia, el que los reúne ante el trono de Dios. Jamás debe perder su interés en sus hijos. El padre que tiene una familia compuesta de hijos varones no debiera dejar estos inquietos muchachos al cuidado de la madre… Debiera ser el compañero y amigo de sus hijos. Debiera esforzarse por mantenerlos alejados de las malas compañías… haciendo todo lo que esté de su parte para conducir sus hijos a Dios.

Cuando los hijos pierden el dominio propio y pronuncian palabras impetuosas… el silencio será más eficaz para promover el arrepentimiento que cualquier palabra que pudierais pronunciar. Satanás se regocija cuando los padres irritan a sus hijos con sus palabras coléricas y ásperas… ‘Padres, no irritéis a vuestros hijos, porque no se hagan de poco ánimo.’ Colosenses 3:21… Que vuestra serenidad les ayude a recuperar la debida actitud mental (La fe por la cual vivo, p. 267).

Algunos padres suscitan muchas tormentas por su falta de dominio propio. En vez de pedir bondadosamente a los niños que hagan esto o aquello, les dan órdenes en tono de reprensión, y al mismo tiempo tienen en los labios censuras o reproches que los niños no merecieron. Padres, esta conducta para con vuestros hijos destruye su alegría y ambición. Ellos cumplen vuestras órdenes, no por amor, sino porque no se atreven a obrar de otro modo. No ponen su corazón en el asunto. Les resulta un trabajo penoso en vez de un placer; y a menudo por esto mismo se olvidan de seguir todas vuestras indicaciones, lo cual acrece vuestra irritación y empeora la situación de los niños. Las censuras se repiten; se les pinta con vivos colores su mala conducta, hasta que el desaliento se posesiona de ellos, y no les interesa agradaros. Se apodera de ellos un espíritu que los impulsa a decir: «A mí qué me importa», y van a buscar fuera del hogar, lejos de sus padres, el placer y deleite que no encuentran en casa (Conducción del niño, p. 263).

Los modales amables, la conversación alegre y los actos de amor ligarán los corazones de los hijos con los de sus padres con sedosas cuerdas de afecto y serán más eficaces para hacer atractivo el hogar que todos los más preciosos adornos que el oro puede adquirir.

Debiera siempre cultivarse el más tierno afecto entre esposo y esposa, padres e hijos, hermanos y hermanas. Debiera evitarse toda palabra impetuosa y ni siquiera se debiera notar la apariencia de falta de amor entre unos y otros… Los hijos han de respetar y reverenciar a sus padres, y los padres han de manifestar paciencia, bondad y cariño hacia sus hijos. Cada uno debiera hacer todo lo que está de su parte para complacer y hacer dichosos a los miembros del círculo familiar (La fe por la cual vivo, p. 269).


Martes 5 de septiembre__________________________________________________

LA ESCLAVITUD EN LAS ESCRITURAS Y LA HISTORIA

Lee los consejos a los esclavos y amos de esclavos en los siguientes pasajes: Efesios 6:5 al 9; Colosenses 3:22 a 4:1; 1 Corintios 7:20 al 24; 1 Timoteo 6:1, 2; 1 Pedro 2:18 al 25. ¿Cómo resumirías estos consejos?

Efesios 6:5-9

Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo; no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios; sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres, sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ese recibirá del Señor, sea siervo o sea libre. Y vosotros, amos, haced con ellos lo mismo, dejando las amenazas, sabiendo que el Señor de ellos y vuestro está en los cielos, y que para él no hay acepción de personas.

Colosenses 3:22-4:1

22 Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios. 23 Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; 24 sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. 25 Mas el que hace injusticia, recibirá la injusticia que hiciere, porque no hay acepción de personas.

1 Amos, haced lo que es justo y recto con vuestros siervos, sabiendo que también vosotros tenéis un Amo en los cielos.

1 Corintios 7:20-24

20 Cada uno en el estado en que fue llamado, en él se quede. 21 ¿Fuiste llamado siendo esclavo? No te dé cuidado; pero también, si puedes hacerte libre, procúralo más. 22 Porque el que en el Señor fue llamado siendo esclavo, liberto es del Señor; asimismo el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo. 23 Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres. 24 Cada uno, hermanos, en el estado en que fue llamado, así permanezca para con Dios.

1 Timoteo 6:1-2

1 Todos los que están bajo el yugo de esclavitud, tengan a sus amos por dignos de todo honor, para que no sea blasfemado el nombre de Dios y la doctrina. Y los que tienen amos creyentes, no los tengan en menos por ser hermanos, sino sírvanles mejor, por cuanto son creyentes y amados los que se benefician de su buen servicio. Esto enseña y exhorta.

1 Pedro 2:18-25

18 Criados, estad sujetos con todo respeto a vuestros amos; no solamente a los buenos y afables, sino también a los difíciles de soportar. 19 Porque esto merece aprobación, si alguno a causa de la conciencia delante de Dios, sufre molestias padeciendo injustamente. 20 Pues ¿qué gloria es, si pecando sois abofeteados, y lo soportáis? Mas si haciendo lo bueno sufrís, y lo soportáis, esto ciertamente es aprobado delante de Dios. 21 Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; 22 el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; 23 quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente; 24 quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados. 25 Porque vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas.

Es sorprendente escuchar a Pablo dirigirse a amos cristianos e imaginar a los esclavos cristianos y a su amo sentados juntos en los hogares-iglesias de Éfeso. La esclavitud en el mundo grecorromano podría diferir considerablemente de la versión posterior del Nuevo Mundo. Esta no se centraba en un solo grupo étnico. Los esclavos domésticos urbanos a veces tenían oportunidad de educarse y podían trabajar como arquitectos, médicos y filósofos. Estos esclavos domésticos a veces obtenían su libertad después de un período limitado de servicio, aunque la mayoría de los esclavos nunca lograban su libertad. En un intento por reconocer esas diferencias, varias versiones bíblicas recientes traducen el término griego doulos (“esclavo”) en Efesios 6:5 al 8 como “siervo”.

Sin embargo, estas características se practicaban de manera desigual, y los esclavos de las zonas rurales soportaban regularmente trabajos forzados. Al margen de dónde sirvieran los esclavos, estaban sujetos al poder y la autoridad casi ilimitados del amo, que era dueño de los esclavos, de su esposa y de sus hijos. El grito del exesclavo Publilius Syrus es inquietante: “Es hermoso morir en lugar de ser degradado como esclavo”. Dada la gama completa de estas realidades, se prefiere la traducción de doulos como “esclavo” (NVI, NTV), especialmente porque estos esclavos viven bajo la amenaza de sus amos (Efe. 6:9).

La esclavitud estaba generalizada en el mundo de Pablo. Él no aborda esta temática como un reformador social, sino como un pastor que aconseja a los creyentes cómo afrontar las realidades existentes y proyectar una nueva visión orientada hacia la transformación del creyente individual, que luego podría tener implicaciones más amplias para la sociedad en general: “Su visión no abogaba por la manumisión de esclavos en el Imperio Romano. Su abordaje era sobre algo diferente a la manumisión legal, es decir, una fraternidad basada en la nueva creación a causa de la adopción como hijos de Dios. […] Para Pablo, la revolución social iba a ocurrir en la iglesia, en el cuerpo de Cristo, a nivel local, y en los hogares-iglesias y el hogar cristiano” (Scot McKnight, The Letter to Philemon [Grand Rapids, MI: Eerdmans Publishing Company, 2017], pp. 10, 11).

Una de las grandes manchas en la historia cristiana es la manera en que algunos utilizaron estos pasajes bíblicos sobre la esclavitud para justificar esta práctica. ¿Qué mensaje alarmante deberíamos extraer acerca de cuán cuidadosamente debemos aplicar la Palabra de Dios?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Entre los que dieron su corazón a Dios a causa de las labores de Pablo en Roma, estaba Onésimo, esclavo pagano que había perjudicado a su amo Filemón, creyente cristiano de Colosas, y había escapado a Roma. EV la bondad de su corazón, Pablo trató de aliviar al desdichado fugitivo en su pobreza y desgracia, y entonces procuró derramar la luz de la verdad en su mente entenebrecida. Onésimo atendió las palabras de vida, confesó sus pecados y se convirtió a la fe de Cristo…

Pablo hizo a Onésimo portador de la carta a Filemón, en la cual, con su tacto y bondad acostumbrados, el apóstol defendía la causa del esclavo arrepentido…

Pablo pudo haber manifestado a Filemón su deber como cristiano, pero en cambio escogió valerse del ruego…

El apóstol pidió a Filemón, en vista de la conversión de Onésimo, que recibiera al esclavo arrepentido como a su propio hijo, mostrándole tan profundo afecto que le decidiera a habitar con el que antes fuera su amo, «ya no como siervo, sino más que siervo, como hermano amado».

El apóstol conocía bien la severidad con que muchos amos trataban a sus esclavos, y sabía también que Filemón estaba grandemente irritado a causa de la conducta de su siervo. Trató de escribirle de tal manera que despertara sus más profundos y tiernos sentimientos de cristiano. La conversión de Onésimo le había transformado en un hermano en la fe, y cualquier castigo infligido a este nuevo converso sería considerado por Pablo como aplicado a sí mismo (Los hechos de los apóstoles, pp. 364, 365).

Algunos amos, más humanitarios que otros, mostraban mayor indulgencia para con sus siervos; pero la gran mayoría de los ricos y nobles daban rienda suelta a sus excesivas concupiscencias, pasiones y apetitos, haciendo de sus esclavos las desdichadas víctimas de sus caprichos y tiranía. La tendencia de todo el sistema era sobremanera degradante.

No era la obra del apóstol trastornar arbitraria o repentinamente el orden establecido en la sociedad. Intentar eso hubiera impedido el éxito del evangelio. Pero enseñó principios que herían el mismo fundamento de la esclavitud, los cuales, llevados a efecto, seguramente minarían todo el sistema. Donde estuviere «el Espíritu del Señor, allí hay libertad» (2 Corintios 3:17), declaró. Una vez convertido, el esclavo llegaba a ser miembro del cuerpo de Cristo, y como tal debía ser amado y tratado como un hermano, un coheredero con su amo de las bendiciones de Dios y de los privilegios del evangelio. Por otra parte, los siervos debían cumplir sus deberes, «no sirviendo al ojo, como los que procuran agradar a los hombres, sino antes, como siervos de Cristo, haciendo de corazón la voluntad de Dios». Efesios.

El cristianismo forma un fuerte lazo de unión entre el amo y el esclavo, el rey y el súbdito, el ministro del evangelio y el pecador caído que ha hallado en Cristo purificación del pecado. Han sido lavados en la misma sangre, vivificados por el mismo Espíritu; y son hechos uno en Cristo Jesús (Los hechos de los apóstoles, pp. 366, 367).


Miércoles 6 de septiembre_______________________________________________

ESCLAVOS DE CRISTO

¿Qué exige Pablo de los esclavos cristianos en las instrucciones detalladas que les da? Efesios 6:5 al 8.

Efesios 6:5-8

Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo; no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios; sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres, sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ese recibirá del Señor, sea siervo o sea libre.

Pablo pide a los esclavos cristianos que obedezcan a sus amos y que les brinden un servicio sincero y de excelencia. Lo que llama la atención es su reiterada referencia a una gran sustitución que les pide que hagan: no deben colocar a su amo en el lugar que le corresponde a Cristo, ofreciéndole la lealtad que solo le pertenece a Cristo. Al contrario, en los compromisos y la lealtad que motivan su servicio excelente y sincero, deben sustituir a su amo por Cristo, el Señor. Al fomentar esta sustitución esencial, Pablo ofrece una concepción cristiana transformadora de la relación amo-esclavo.

Presta atención a las diversas formas en que Pablo impulsa esta sustitución en ellos:

  • Pablo les resta importancia a los amos de esclavos al llamarlos “amos terrenales”, y resalta al verdadero Amo celestial (Efe. 6:5, énfasis añadido).
  • Deben servir “con respeto y temblor, con sincero corazón, como a Cristo” (Efe. 6:5, énfasis añadido).
  • Pablo presenta esta sustitución con mayor claridad al argumentar que los esclavos cristianos deben ofrecer un servicio genuino como esclavos, no de sus amos, sino como “esclavos de Cristo” (Efe. 6:6, NVI).
  • En el cumplimiento de su servicio, deben cumplir “de todo corazón la voluntad de Dios”, ofreciendo un servicio sincero dirigido a Dios (Efe. 6:6, NVI).
  • Pablo apela al servicio bien motivado, ofrecido “como quien sirve al Señor y no a los hombres” (Efe. 6:7).

Por su servicio sincero, los esclavos cristianos pueden esperar una recompensa completa de Cristo en su Venida. Han trabajado para él y pueden esperar una recompensa de su parte; una idea especialmente atractiva para los esclavos no remunerados. Un esclavo puede sentir que su amo terrenal lo menosprecia o algo peor (comparar con 1 Ped. 2:19, 20). Sin embargo, el esclavo creyente tiene un Amo que está atento, observando “cualquier cosa buena que cada uno haga” (Efe. 6:8, LBLA) y ofrece una recompensa segura.

Por más que quisiéramos que las Escrituras condenaran abiertamente esta horrible práctica, no es así. Sin embargo, ¿qué principios podemos extraer de las palabras de Pablo en este contexto en cuanto a cómo relacionarnos con la gente con la que trabajamos?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

La verdadera conversión nos hace estrictamente honrados en nuestro trato con nuestros semejantes. Nos hace fieles en nuestro trabajo diario. Todo seguidor sincero de Cristo mostrará que la religión de la Biblia lo capacita para usar sus talentos en el servicio del Maestro.

«En el trabajo no seáis perezosos». Estas palabras se cumplirán en la vida de todo verdadero cristiano. Aunque el trabajo les parezca penoso, pueden ennoblecerlo por la forma en que lo hagan. Háganlo como para el Señor. Háganlo animosamente y con dignidad celestial. Son los principios nobles de acuerdo con los cuales se hace el trabajo, los que lo tornan totalmente acepto a la vista del Señor. El verdadero servicio liga al más humilde de los siervos del Señor en la tierra con el más encumbrado de sus siervos en las cortes celestiales (Mensajes para los jóvenes, pp. 50, 51).

¿Están los siervos generalmente dispuestos a hacer todo lo que pueden? ¿No es más bien costumbre prevaleciente deslizarse por el trabajo tan rápida y fácilmente como sea posible y obtener el salario al menor costo posible? El fin no es ser tan cabal como se pueda, sino obtener una remuneración. Los que profesan ser siervos de Cristo no deberían olvidar el precepto del apóstol Pablo: «Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no para ser vistos como los que quieren agradar a los hombres, sino con sinceridad de corazón, por respeto a Dios. Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor, y no para los hombres; seguros de que recibiréis del Señor la recompensa de la herencia; porque a Cristo el Señor servís». Colosenses 3:22-24.

Los que entran en la obra como «siervos del ojo» hallarán que su trabajo no puede resistir la inspección de los hombres o de los ángeles. Lo esencial para el éxito en el trabajo es el conocimiento de Cristo; pues este conocimiento dará sanos principios de rectitud, e impartirá un espíritu noble, abnegado, como el de nuestro Salvador, a quien profesamos servir. La fidelidad, la economía, el cuidado, la prolijidad, debieran caracterizar todo nuestro trabajo, ya sea en la cocina, el taller, las oficinas de las casas editoras, el sanatorio, el colegio o dondequiera estemos ubicados en la viña del Señor. «El que es fiel en lo muy poco, también en lo más será fiel; y el que en 10 muy poco es injusto, también en lo más será injusto». Lucas 16: 10 (Mensajes para los jóvenes, pp. 160, 161).

Todo lo que la mano encuentre para hacer debe ser hecho con esmero y prontitud. La fidelidad e integridad en las cosas pequeñas, el cumplimiento de los pequeños deberes y de los actos de bondad, alegrará la senda de la vida, y cuando nuestra obra en la tierra esté terminada, cada uno de los pequeños deberes cumplidos con fidelidad será atesorado como preciosa gema delante de Dios (Testimonios para la iglesia, t. 4, p. 584).


Jueves 7 de septiembre__________________________________________________

AMOS QUE SON ESCLAVOS

En las últimas palabras de Pablo a los esclavos, “sea esclavo o sea libre” (Efe. 6:8), la palabra “libre” se refiere a los amos, lo que permite a Pablo hacer la transición para aconsejar a los amos mientras imagina esclavos y amos en igualdad de condiciones ante Cristo en el Juicio (comparar con 2 Cor. 5:10; Col. 3:24, 25).

Supongamos que eres un amo cristiano que está escuchando la lectura de Efesios en un hogar-iglesia, ¿cuál podría ser tu reacción ante este consejo impartido en presencia de tus esclavos? Efesios 6:9.

Efesios 6:9

Y vosotros, amos, haced con ellos lo mismo, dejando las amenazas, sabiendo que el Señor de ellos y vuestro está en los cielos, y que para él no hay acepción de personas.

Pablo se dirige a los amos, a los amos de esclavos, en una exhortación mordaz, que gira en torno al marcado contraste entre “los señores” (griego, hoi kurioi, traducido como “amos”), que tenían la costumbre de “amenazar” a sus esclavos; y “el Señor” (ho kurios), Cristo, quien “no hace acepción de personas”.

Pablo pide a los amos que “hagan con ellos [los esclavos] lo mismo”, lo que habría sido impactante para un amo de esclavos del siglo I. Los amos deben responder a sus esclavos con obras de buena voluntad regidas por su fidelidad a Cristo, en consonancia con lo que Pablo acaba de pedir a los esclavos (Efe. 6:5–8). Les dice que dejen de amenazar a sus esclavos, una práctica común en una época en la que los amos propinaban una amplia variedad de castigos, incluyendo las palizas (1 Ped. 2:20), los abusos sexuales, la posibilidad de ser vendidos (y apartados de sus seres queridos), los trabajos extenuantes, el hambre, los grilletes, la marcación, e incluso la muerte.

Pablo respalda sus mandatos con dos motivaciones que exhortan a los amos a ver más allá de las estructuras sociales del mundo grecorromano: 1. Ellos y sus supuestos esclavos son coesclavos de un solo Amo (“conscientes de que ustedes también tienen un Amo en el Cielo”, NVI; comparar con Col. 4:1); 2. El Amo celestial juzga a todos sin favoritismos. Puesto que su propio Amo trata a los supuestos esclavos en pie de igualdad con los demás, ellos también deberían tratarlos así (comparar con Fil. 1:15, 16).

Gran parte del vocabulario de Pablo en Efesios era especialmente alentador para los esclavos cristianos: adopción como hijos (Efe. 1:5); redención (Efe. 1:7); herencia (Efe. 1:11, 14; 3:6); entronización junto con Jesús (Efe. 2:6); y llegar a ser “conciudadanos”, “miembros de la familia de Dios” (Efe. 2:19; comparar con 3:14, 15) y parte integral del cuerpo de Cristo (ver Efe. 3:6; 4:1–16). Efesios 6:5 al 9 revela toda la enseñanza de la carta como eficaz en la relación entre esclavos y amos, incluyendo el consejo sobre el lenguaje (Efe. 4:25–32) y la ética sexual (Efe. 5:1–14).

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Pablo dirigió la mente de sus idólatras oyentes [de Atenas] más allá de los límites de su falsa religión a un verdadero concepto de la Deidad, que habían titulado: «Dios no conocido». Este Ser, a quien ahora les declaraba, no dependía del hombre, ni necesitaba que las manos humanas añadiesen nada a su poder y gloria. La gente se llenó de admiración por el fervor de Pablo y su lógica exposición de los atributos del Dios verdadero: su poder creador y la existencia de su providencia predominante. Con ardiente y férvida elocuencia, el apóstol declaró: «El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, éste, como sea Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos de manos, ni es honrado con manos de hombres, necesitado de algo; pues él da a todos vida, y respiración, y todas las cosas». Los cielos no eran bastante grandes para contener a Dios, cuánto menos los templos hechos por manos humanas.

En aquella época de castas, cuando a menudo no se reconocían los derechos de los hombres, Pablo presentó la gran verdad de la fraternidad humana, declarando que Dios «de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habitasen sobre toda la faz de la tierra». A la vista de Dios, todos son iguales. Cada ser humano debe suprema lealtad al Creador. Luego el apóstol mostró cómo, a través de todo el trato de Dios con el hombre, su propósito de misericordia y gracia corre como un hilo de oro. Él «les ha prefijado el orden de los tiempos, y los términos de la habitación de ellos; para que buscasen a Dios, si en alguna manera, palpando, le hallen; aunque cierto no está lejos de cada uno de nosotros» (Los hechos de los apóstoles, pp. 193, 194).

[C]uando Cristo abandonó el cielo para venir en su ayuda… vio a la humanidad hundida en la miseria y el pecado. Vio a los hombres y mujeres depravados y degradados y que acariciaban los vicios más detestables. Los ángeles se maravillaban de que Cristo emprendiera lo que para ellos era la tarea más desesperada. Se maravillaban de que Dios tolerara a una raza tan pecadora. No podían ver cabida para el amor. Pero «de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna». Juan 3:16.

Cristo vino a esta tierra trayendo un mensaje de misericordia y perdón. Colocó los fundamentos para una religión en la cual judíos y gentiles, negros y blancos, libres y siervos, estuvieran unidos por una hermandad común, reconocidos como iguales a la vista de Dios. El Salvador ama a cada ser humano con un amor ilimitado. Ve capacidad de mejoramiento en cada uno. Con energía y esperanza divina les da la bienvenida a aquellos por quienes ha dado su vida. Con la fuerza de él pueden vivir una vida rica en buenos frutos, llena del poder del Espíritu (Testimonios para la iglesia, t. 7, pp. 214, 215).


Viernes 8 de septiembre_________________________________________________

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

El respeto de Pablo por los hijos como hermanos en la fe (Efe. 6:1–3) agudiza nuestra preocupación por el trato que reciben los hijos en nuestro mundo actual. Las palabras que dirige a los padres (Efe. 6:4) nos invitan a considerar las responsabilidades de los padres. Aplicar el consejo de Pablo a los esclavos (Efe. 6:5–8) y, especialmente, su consejo a los amos (Efe. 6:9), es más desafiante, ya que el entorno social es distante para muchos de nosotros y porque sabemos que la esclavitud, en cualquiera de sus formas, es uno de los mayores males morales y sociales. Aun así, dado que estas son palabras inspiradas y forman parte de las Escrituras, debemos reflexionar sobre cómo aplicarlas hoy. Al igual que los creyentes de Éfeso del siglo I, tenemos el privilegio y la responsabilidad de aplicar los valores del evangelio a nuestras relaciones. Las siguientes preguntas para dialogar están pensadas con el propósito de fomentar esa importante obra.

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

¿Qué significa para los adventistas que el amor por los hijos se identifique como evidencia de “un pueblo bien dispuesto para recibir al Señor”? Lucas 1:17 NVI (citado de Mal. 4:6).

El obvio respeto de Pablo por los hijos sugiere una pregunta perspicaz: ¿Cuál es nuestra responsabilidad de extender el cuidado de Cristo a los hijos que han sufrido violencia, abuso sexual y vergüenza en sus primeros años de vida? En vista de las investigaciones sobre el profundo impacto de las Experiencias Adversas en la Niñez (o ACE, por sus siglas en inglés. Consulta https://www.cdc.gov/spanish/mediosdecomunicacion/comunicados/p_vs_ experiencias_adversas_ninez_110419.html ), ¿cuál es nuestra responsabilidad hacia ellos?

Como una extensión del respeto de Pablo por los hijos y del cuidado de Jesús por ellos, ¿qué responsabilidades tiene la iglesia para educar y proteger a los hijos bajo su cuidado? ¿Qué sistemas y procedimientos deben implementarse para ello?

El consejo de Pablo a los esclavos y a los amos, en Efesios 6:5 al 9, a menudo se aplica a las relaciones entre empleados y patrones. ¿En qué sentido esto podría ser apropiado? ¿Qué peligros se presentan al hacer esto?

La esclavitud continúa siendo una dolorosa realidad en nuestro mundo, con más de 40 millones de personas esclavizadas (según “The Global Slavery Index”, http://www.globalslaveryindex.org/ ). Como personas libres cuyos antepasados espirituales estuvieron firmemente comprometidos con la abolición de la esclavitud, ¿cuáles son nuestras responsabilidades para con estos hijos e hijas de Dios esclavizados mientras le cantamos a Cristo: “Rompe cadenas, liberta a los esclavos, pues en su Nombre no existe opresión” (letra de “Oh, Santa noche”, dominio público)?

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.