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LECCIONES FUTURAS DE ESCUELA SABÁTICA
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2028 |
* Bible Characters as Counter Cultural and Mission Minded
** Religion in the Market Place
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Lección 12: Para el 16 de septiembre de 2023
EL LLAMADO A ESTAR FIRMES
Sábado 9 de septiembre_________________________________________________
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Efesios 6:10–20; Deuteronomio 20:2–4; Romanos 13:11–14; 1 Tesalonicenses 5:6–8; 1 Corintios 15:23, 24.
PARA MEMORIZAR:
“Por lo demás, hermanos míos, fortalézcanse en el Señor y en el poder de su fuerza. Vístanse de toda la armadura de Dios, para que puedan estar firmes contra las artimañas del diablo” (Efe. 6:10, 11).
Con ojos irritados, el siervo sale a los tropezones de su recámara y ve un espectáculo alarmante: un ejército grande, bien pertrechado y hostil, con “gente de a caballo y carros”. Al hablar al profeta Eliseo, balbucea la noticia, junto con una pregunta agobiante: “¡Señor mío! ¿Qué haremos?”
Eliseo responde: “No temas; porque más están con nosotros que con ellos”; una respuesta que no hace eco en el rostro del siervo. Eliseo le pide que se acerque, y ora por él: “ ‘Te ruego, Señor, que abras sus ojos para que vea’ ”. La oración del profeta recibe una respuesta inmediata. El siervo vuelve a subir por la escalinata de la muralla, pero esta vez se descorre el velo entre lo visible y lo invisible. Ahora no ve un ejército, sino dos. “El Señor abrió los ojos del criado, y vio el monte lleno de gente de a caballo y de carros de fuego alrededor de Eliseo” (2 Rey. 6:15–17).
Al redactar Efesios 6:10 al 20, Pablo ora para que los creyentes puedan ver plenamente la realidad del Gran Conflicto y recibir la esperanza que ella les revela.
ESPÍRITU DE PROFECÍA
«No hayas miedo: porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos». Y para que el siervo reconociese esto por su cuenta, «oró Eliseo, y dijo: Ruégote, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del mozo, y miró: y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor’ de Eliseo». Entre el siervo de Dios y las huestes de enemigos armados había un círculo protector de ángeles celestiales. Habían descendido con gran poder, no para destruir, ni para exigir homenaje, sino para rodear y servir a los débiles e inermes siervos del Señor.
Cuando los hijos de Dios se ven puestos en estrecheces, y a todas luces no pueden escapar, deben confiar tan solo en el Señor (Profetas y reyes, p. 192).
[Lla iglesia de Cristo es el instrumento de Dios para proclamar la verdad; él la ha dotado de poder para que realice una obra especial; y si ella es leal a Dios y obedece sus mandamientos, morará en su seno la excelencia del poder divino. Si permanece fiel, no habrá poder que le resista. Las fuerzas del enemigo no serán más capaces de vencerla que lo es el tamo para resistir el torbellino.
Aguarda a la iglesia el amanecer de un día glorioso, con tal que ella esté dispuesta a vestirse del manto de la justicia de Cristo y negarse a obedecer al mundo.
Dios invita a sus fieles, a los que creen en él, a que hablen con valor a los que no creen ni tienen esperanza. Volveos al Señor, vosotros los prisioneros de esperanza. Buscad fuerza de Dios, del Dios viviente. Manifestad una fe inquebrantable y humilde en su poder y en su buena voluntad para salvar. Cuando con fe echemos mano de su fuerza, él cambiará asombrosamente la perspectiva más desesperada y desalentadora. Lo hará para gloria de su nombre (Profetas y reyes, pp. 194, 195).
Satanás observa ansiosamente para hallar desprevenidos a los cristianos. ¡Oh, si los seguidores de Cristo recordaran que la eterna vigilancia es el precio de la vida eterna! Muchos poseen una fe adormecida. A menos que sean fortalecidos, reanimados, instados a obrar, sus almas se perderán.
El yo debe morir y Cristo debe reinar en el corazón como supremo y único. Los pensamientos deben estar sujetos a él. Entonces la vida será una honra para su nombre. El alma recibirá poder de lo alto para resistir los engañosos ardides de Satanás.
¿Se han olvidado los adventistas del séptimo día de la advertencia dada en el sexto capítulo de Efesios? Estamos comprometidos en una lucha contra las huestes de las tinieblas. A menos que sigamos de cerca a nuestro Guía, Satanás obtendrá la victoria sobre nosotros (Alza tus ojos, p. 198).
Domingo 10 de septiembre______________________________________________
TERMINOLOGÍA DE BATALLA
Estudia la resonante conclusión de Pablo en su carta, en Efesios 6:10 al 20. ¿Qué significa el grito de guerra de Pablo para nosotros hoy, como combatientes en el Gran Conflicto?
Efesios 6:10-20
10 Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. 11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. 12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. 13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. 14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, 15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. 16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. 17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; 18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos; 19 y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio, 20 por el cual soy embajador en cadenas; que con denuedo hable de él, como debo hablar.
Pablo concluye Efesios con un llamado a luchar, e insta a los creyentes a adoptar una postura en la guerra de la iglesia contra el mal (Efe. 6:10-20). Comienza con una exhortación general a “fortal[ecerse] en el Señor” (Efe. 6:10), que repite como un llamado a “v[estirse] de toda la armadura de Dios” (Efe. 6:11). Él apoya este llamado al especificar un propósito (para poder resistir las artimañas del diablo, Efe. 6:11) y al ofrecer una justificación: la batalla es contra las poderosas fuerzas espirituales del mal (Efe. 6:12). Con más detalle, luego Pablo vuelve a emitir el llamado a “tomar las armas”. Los creyentes deben “v[estirse] de toda la armadura de Dios” para mantenerse firmes en la batalla (Efe. 6:13), ajustarse el cinturón, colocarse la coraza, el calzado, el escudo, el yelmo y la espada (Efe. 6:14-17). Pablo invita a los creyentes, ahora totalmente armados y listos para entrar en combate, a hacer lo que harían los soldados en el antiguo campo de batalla, es decir, orar (Efe. 6:18–20).
Al reflejar las exhortaciones de guerra o los discursos previos a la batalla del Antiguo Testamento, Pablo habla de la misión de la iglesia en términos de conflicto militar y armas. Pablo señala esto en su primer mandato general: “Fortalézcanse en el Señor y en el poder de su fuerza” (Efe. 6:10).
Las exhortaciones bélicas en el Antiguo Testamento (ver, por ejemplo, Deut. 20:2–4; Juec. 7:15–18; 2 Crón. 20:13–20; 32:6–8; Neh. 4:14, 19, 20) resaltan la idea de que el éxito de Israel en batalla no depende de la superioridad de sus propias armas ni de un ejército que supere en número a sus enemigos. La victoria es consecuencia de la dependencia de la presencia y el poder de Dios. La clave del éxito no era la confianza en sí mismos, sino la confianza firme en el poder de Dios y en su provisión para el éxito. Pablo hace un uso audaz de estos temas para exhortar a los creyentes a: (1) ser activos en la búsqueda de la misión de la iglesia; (2) estar atentos a las dimensiones invisibles que impactan su vida y su testimonio; (3) ser conscientes de la provisión divina para el éxito; y (4) estar siempre alertas a la importancia de la unidad y la colaboración entre los creyentes.
La advertencia de Pablo de que no luchamos contra carne y sangre sino contra enemigos sobrenaturales, ¿qué debería enseñarnos acerca de dónde está nuestra única esperanza de victoria?
ESPÍRITU DE PROFECÍA
Cristo no dijo a sus discípulos que su trabajo sería fácil. Les mostró la vasta confederación del mal puesta en orden de batalla contra ellos. Tendrían que luchar «contra principados, contra potestades, contra señores del mundo, gobernadores de estas tinieblas, contra malicias espirituales en los aires». Efesios 6:12. Pero no se los dejaría luchar solos. Les aseguró que él estaría con ellos; y que si ellos avanzaban con fe, estarían bajo el escudo de la omnipotencia. Les ordenó que fuesen valientes y fuertes; porque Uno más poderoso que los ángeles estaría en sus filas: el General de los ejércitos del cielo. Hizo amplia provisión para la prosecución de su obra, y asumió él mismo la responsabilidad de su éxito. Mientras obedecieran su palabra y trabajasen en comunión con él, no podrían fracasar (Los hechos de los apóstoles, p. 24).
Todos los que quieran ser soldados de la cruz de Cristo deben ceñirse la armadura y prepararse para el conflicto. No debieran ser intimidades por amenazas ni aterrorizados por riesgos. Deben ser precavidos en el peligro, y sin embargo firmes y valientes en afrontar al enemigo y reñir la batalla de Dios. La consagración del seguidor de Cristo debe ser completa. Padre, madre, esposa, hijos, casas, tierras, todo debe considerarse como secundario ante la obra y la causa de Dios. Debe estar dispuesto a llevar paciente, alegre y gozosamente cualquier cosa que en la providencia de Dios sea llamado a sufrir. Su recompensa final será compartir con Cristo el trono de gloria inmortal… [Se cita Jueces 7:5].
El Señor está dispuesto a hacer grandes cosas por nosotros. No ganaremos la victoria mediante números, sino mediante una entrega plena del alma a Jesús. Debemos avanzar en su fortaleza, confiando en el poderoso Dios de Israel…
El Señor está dispuesto igualmente ahora a actuar mediante los esfuerzos humanos, y a realizar grandes cosas mediante débiles instrumentos. Es esencial tener un conocimiento inteligente de la verdad, pues ¿en qué otra forma podríamos hacer frente a sus astutos oponentes? Debe estudiarse la Biblia no solo por las doctrinas que enseña sino por sus lecciones prácticas. Nunca debierais ser sorprendidos, nunca debierais estar sin vuestra armadura puesta. Estad preparados para cualquier emergencia, para cualquier llamamiento del deber. Aguardad, velad por cada oportunidad para presentar la verdad; sed versados en las profecías, familiarizaos con las lecciones de Cristo. No confiéis en argumentos bien preparados. Un argumento solo no es suficiente. Debéis buscar a Dios puestos de rodillas; debéis salir para encontrar a las personas mediante el poder y la influencia de su Espíritu (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista, t. 2, pp. 997, 998).
Lunes 11 de septiembre_________________________________________________
HALLAR FORTALEZA EN CRISTO
Pablo termina su carta con un poderoso llamado a luchar, que reúne temas e ideas importantes para la carta en general. Comienza anunciando el tema general de la conclusión, presentado al estilo del grito de guerra de un comandante: “Por lo demás, hermanos míos, fortalézcanse en el Señor y en el poder de su fuerza” (Efe. 6:10). El resto del pasaje, Efesios 6:11 al 20, ilustra y desarrolla este gran tema.
Repasa Efesios 6:10 al 20. ¿Cómo visualizas la realidad del Gran Conflicto, donde los poderes sobrenaturales literales son cruciales en el argumento de Pablo? ¿Por qué es tan importante mantener esta verdad ante nosotros en nuestro caminar diario con Dios?
Efesios 6:10-20
10 Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. 11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. 12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. 13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. 14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, 15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. 16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. 17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; 18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos; 19 y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio, 20 por el cual soy embajador en cadenas; que con denuedo hable de él, como debo hablar.
Pablo identifica a Cristo como la Fuente de la fortaleza de los creyentes con su frase: “… en el Señor y en el poder de su fuerza” (Efe. 6:10), ya que “Señor” se refiere a Cristo, como ocurre invariablemente en Efesios (Efe. 2:21; 4:1, 17; 5:8; 6:1, 21). “La fuerza de la iglesia reside en la omnipotencia de su Señor resucitado, el Capitán de su guerra” (G. G. Findlay, The Epistle to the Ephesians [Nueva York: Ray Long & Richard R. Smith, 1931], p. 398).
Pablo utiliza la repetición en Efesios 6:10, y recurre a los sinónimos poder y fuerza para resaltar su observación: el poder que debe exhibir la iglesia no es inherente a los creyentes, sino que deriva del Señor, de Cristo. Pablo resume aquí un tema importante de la carta: el poder de Dios compartido con los creyentes (Efe. 1:19–22; 2:4–6; 3:16, 17). La fuerza para cada conflicto actual y futuro se encuentra en la solidaridad de los creyentes con el Cristo resucitado y exaltado.
Si bien el mandato inicial anuncia a un Cristo activo para proveer de fuerza a los creyentes (Efe. 6:10), los tres miembros de la Deidad están comprometidos en fortalecerlos para el combate espiritual contra el mal. Dios (el Padre) pone a disposición sus propias armas como la “armadura de Dios” (Efe. 6:11, 13; comparar con Isa. 59:17). Anteriormente, Pablo indicó que el Espíritu está activo en el fortalecimiento de los creyentes, al orar para que Dios “les dé, conforme a la riqueza de su gloria, ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu” (Efe. 3:16). Aquí, es el Espíritu quien entrega la espada, “la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios” (Efe. 6:17). Además, los creyentes deben orar “en el Espíritu, en todo tiempo” (Efe. 6:18). Pablo desea que sus oyentes entiendan que el Dios triuno está plenamente comprometido en pertrecharlos para luchar contra estos poderes malignos.
ESPÍRITU DE PROFECÍA
Sin la iluminación del Espíritu de Dios, seremos incapaces de discernir la verdad del error y caeremos bajo las arteras tentaciones y los engaños que Satanás traerá sobre el mundo. Estamos cerca del fin de la controversia entre el Príncipe de la luz y el príncipe de las tinieblas, y pronto los engaños del enemigo probarán nuestra fe, de qué clase es.
Si alguna vez hubo un tiempo en que tuvimos necesidad de fe e iluminación espiritual, es ahora. Los que están velando con oración y escudriñando diariamente las Escrituras con el ferviente deseo de conocer y hacer la voluntad de Dios, no serán extraviados por ninguno de los engaños de Satanás…
Tenemos necesidad de la verdad en todo punto. La necesitamos no adulterada con el error, ni contaminada por las máximas, costumbres y opiniones del mundo. Necesitamos la verdad con todas sus inconveniencias. La aceptación de la verdad incluye siempre una cruz. Pero Jesús dio su vida en sacrificio por nosotros, ¿y no le rendiremos nuestros mejores afectos, nuestras más santas aspiraciones, nuestro servicio más pleno? (In Heavenly Places, p. 350; parcialmente en En los lugares celestiales, p. 352).
Desde los días de Adán hasta los nuestros, el gran enemigo ha ejercitado su poder para oprimir y destruir. Se está preparando actualmente para su última campaña contra la iglesia. Todos los que se esfuerzan en seguir a Jesús tendrán que entrar en lucha con este enemigo implacable. Cuanto más fielmente imite el cristiano al divino Modelo, tanto más seguramente será blanco de los ataques de Satanás. Todos los que están activamente empezados en la obra de Dios, tratando de desenmascarar los engaños del enemigo y de presentar a Cristo ante el mundo, podrán unir su testimonio al que da San Pablo cuando habla de servir al Señor con toda humildad y con lágrimas y tentaciones.
Satanás asaltó a Cristo con sus tentaciones más violentas y sutiles; pero siempre fue rechazado. Esas batallas fueron libradas en nuestro favor; esas victorias nos dan la posibilidad de vencer. Cristo dará fuerza a todos los que se la pidan. Nadie, sin su propio consentimiento, puede ser vencido por Satanás. El tentador no tiene el poder de gobernar la voluntad o de obligar al alma a pecar. Puede angustiar, pero no contaminar. Puede causar agonía, pero no corrupción. El hecho de que Cristo venció debería inspirar valor a sus discípulos para sostener denodadamente la lucha contra el pecado y Satanás (El conflicto de los siglos, pp. 499, 500).
Los hijos de Dios son sabios cuando confían solo en la sabiduría que viene de arriba, y cuando no tienen otra fuerza sino la que viene de Dios.
Necesitamos separarnos de la amistad y el espíritu del mundo, si deseamos estar unidos al Señor y permanecer en él. Nuestra fortaleza y nuestra prosperidad consisten en que estemos conectados con el Señor, elegidos y aceptados por él (Testimonios para la iglesia, t. 2, p. 607).
Martes 12 de septiembre________________________________________________
EL CONFLICTO DE LOS SIGLOS EN LAS CARTAS DE PABLO
Lee Romanos 13:11 al 14; 1 Tesalonicenses 5:6 al 8; y 2 Corintios 10:3 al 6. ¿Cómo se comparan estos versículos con Efesios 6:10 al 20? ¿Por qué crees que Pablo utiliza este tipo de imágenes?
Romanos 13:11-14
11 Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. 12 La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. 13 Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, 14 sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne.
1 Tesalonicenses 5:6-8
6 Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios. 7 Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan. 8 Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo.
2 Corintios 10:3-6
3 Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; 4 porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, 5 derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, 6 y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta.
Efesios 6:10-20
10 Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. 11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. 12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. 13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. 14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, 15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. 16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. 17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; 18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos; 19 y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio, 20 por el cual soy embajador en cadenas; que con denuedo hable de él, como debo hablar.
En sus cartas, Pablo a menudo emplea vocabulario e imágenes de la milicia, e invita a los creyentes a imitar un comportamiento ejemplar como soldados. Si bien Efesios 6:10 al 20 representa su uso más prolongado y concentrado, el lenguaje militar exhibe una de sus principales formas de entender la historia del evangelio. Luego de conquistar a los “principados y potestades” en la Cruz (Col. 2:15), el Cristo exaltado ahora calcula los resultados de esa victoria desde su posición como Señor exaltado sobre los poderes (Fil. 2:911). Cristo recluta a sus seguidores como combatientes en la guerra cósmica y dirige a los ejércitos de luz hacia un gran día de victoria (1 Cor. 15:54–58; 2 Tes. 2:8; Rom. 16:20). Si recopilamos los usos que hace Pablo del simbolismo militar, vemos que él entiende el conflicto entre el bien y el mal como “una guerra cósmica de larga duración: las batallas van y vienen entre dos ejércitos que se enfrentan a lo largo de los siglos, hasta que uno gana la confrontación final” (Peter W. Macky, St. Paul’s Cosmic War Myth: A Military Version of the Gospel [Nueva York: Peter Lang Publishing, Inc., 1998], p. 1).
La temática frecuente de Pablo de la guerra cósmica también forma parte de la trama de Efesios. En su llamado a las armas (Efe. 6:10-20), Pablo reúne elementos del conflicto cósmico que ya ha usado: la habilitación de los creyentes por parte de Dios con un inmenso “poder” (Efe. 1:18-20; 3:16, 20); la victoria y exaltación de Cristo sobre los poderes (Efe. 1:20-23); los creyentes como un ejército resucitado de entre los muertos, pero ahora empoderados por su identidad con el Cristo exaltado e idóneos para luchar contra su anterior amo tenebroso (Efe. 2:1–10); la función de la iglesia en revelar la ruina inminente de los poderes (Efe. 3:10); el uso del Salmo 68:18 para retratar a Cristo como el victorioso Guerrero divino (Efe. 4:7–11); y el llamado a los creyentes a “vestirse” con la ropa del evangelio (ver Efe. 4:20–24). Cuando se nos llama a ponernos “toda la armadura” de Dios, estamos bien preparados para comprender el papel central del conflicto cósmico, pero también debemos permanecer firmes en la seguridad que tenemos de participar en la victoria final de Cristo.
¿Cuáles son algunas de las formas en que personalmente has experimentado la realidad no solo de este conflicto cósmico, sino también de la victoria que podemos reclamar como propia en Jesús? ¿Por qué entendemos que su victoria en nuestro favor es fundamental para nuestra esperanza y experiencia?
ESPÍRITU DE PROFECÍA
El Señor obrará por medio de cada sincero y ferviente soldado de la cruz. Pero nadie puede ser un buen soldado si piensa que debe trabajar independientemente de sus colaboradores, y considera que su propio juicio es el mejor. Los obreros de Dios se deben amalgamar; cada cual debe suplir las faltas de los demás…
¿Estamos haciendo los preparativos necesarios para resistir las artimañas del enemigo? ¿Percibimos el sagrado carácter de la obra de Dios y la necesidad de velar por las almas como quienes tenemos que dar cuenta? Debemos estar vigilantes. «Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz». Romanos 13:11, 12 (Cada día con Dios, p. 123),
El pueblo de Dios debe estar preparado para resistir al astuto enemigo. Esta resistencia es lo que Satanás teme. El conoce mejor que nosotros el límite de su poder, y cuán fácilmente puede ser vencido si le resistimos y le hacemos frente. Por la fuerza divina, el santo más débil puede más que él y todos sus ángeles, y si se le probase podría mostrar su poder superior. Por lo tanto los pasos de Satanás son silenciosos, sus movimientos furtivos, y sus baterías enmascaradas…
El hombre… no tiene en sí mismo poder para poner resistencia eficaz al mal. Únicamente en la medida en que Cristo more en él por la fe viva, influyendo en sus deseos e impartiéndole fuerza de lo alto, puede el hombre atreverse a arrostrar a un enemigo tan terrible. Todo otro medio de defensa es completamente vano (The Faith I Live By, p. 3 1 8; parcialmente en La fe por la cual vivo, p. 320).
Satanás aparece frecuentemente como un ángel de luz, ataviado con el uniforme del cielo; asume un aire amistoso, manifestando gran santidad de carácter y alta consideración por sus víctimas, las almas que se propone engañar y destruir. Yacen peligros en la senda que él invita a las almas a recorrer, pero tiene éxito en encubrirlos y presenta solo las atracciones. El gran Capitán de nuestra salvación ha vencido en nuestro favor, para que a través de él podamos ser vencedores, si así lo queremos…
Pero a fin de ser salvado usted debe aceptar el yugo de Cristo y desechar el yugo que usted mismo ha modelado para su cuello. La victoria que Jesús ganó en el desierto es una garantía de la victoria que usted puede ganar mediante su nombre. Su única esperanza y salvación está en vencer como Cristo venció (Testimonios para la iglesia, t. 3, pp. 501, 502).
Miércoles 13 de septiembre______________________________________________
DE PIE EN EL ANTIGUO CAMPO DE BATALLA
Lee Efesios 6:10 al 20 y observa cada vez que Pablo utiliza alguna forma de la frase estar (o quedar) firmes. ¿Por qué esta idea es tan importante para él?
Efesios 6:10-20
10 Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. 11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. 12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. 13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. 14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, 15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. 16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. 17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; 18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos; 19 y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio, 20 por el cual soy embajador en cadenas; que con denuedo hable de él, como debo hablar.
Debemos entender la metáfora militar de Pablo en el contexto del antiguo campo de batalla. ¿Qué significaba “estar firmes” (Efe. 6:11, 13, 14)? El verbo, ¿sugiere solo una postura defensiva? Los discursos bélicos incluidos en los escritos de Tucídides, uno de los grandes autores clásicos de la literatura bélica, destacan tres acciones sucesivas que deben darse para que un bando salga victorioso: (1) los soldados deben “cerrar con el enemigo”, lo que significa que deben marchar al encuentro de sus enemigos; (2) luego, deben atacar y “mantenerse firmes” o “defender nuestra posición”, luchando cuerpo a cuerpo con sus enemigos; (3) finalmente, deben “hacer retroceder al enemigo” (ver Thucydides, The Peloponnesian War [Nueva York: EP Dutton, 1910], 4.10.1–5).
El momento clave de una batalla en la antigüedad se daba en la segunda de estas tres acciones, cuando las dos catervas opuestas chocaban entre sí, en “una terrible cacofonía de bronce, madera y carne, todo aplastado”, a la que el antiguo autor Jenofonte hace referencia como ese “espantoso choque” (Victor Davis Hanson, The Western Way of War [Nueva York: Oxford University Press, 1989], pp. 152, 153). Mantenerse firmes, defender la posición en ese momento estratégico, era el gran desafío de la batalla en la antigüedad. En el combate cuerpo a cuerpo que se producía, cada bando buscaba impulso para “el empujón”.
El llamado a las armas de Pablo refleja un combate en el que los soldados estaban “agrupados, dando y recibiendo cientos de golpes a quemarropa” (Victor Davis Hanson, The Western Way of War, p. 152). Esto lo confirma la descripción que hace Pablo de la batalla de la iglesia contra sus enemigos como un “combate de lucha libre” (Efe. 6:12; ver el estudio del jueves) y en su uso intensivo del verbo “estar firmes” en el versículo 13: “para que puedan resistir en el día malo” (énfasis añadido).
¡Esta no es una postura relajada! Entonces, “estar firmes” es participar vigorosamente en la batalla, empleando todas las armas en el combate cuerpo a cuerpo; un hecho obvio a partir de las imágenes militares de la exhortación anterior de Pablo de estar “firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio” (Fil. 1:27).
Lee Hebreos 12:4. ¿Cómo ayuda este versículo a resumir lo que significa permanecer en el Señor? ¿Cuál es la naturaleza colectiva de esta postura también?
ESPÍRITU DE PROFECÍA
En cada siglo, desde la caída de Adán, la oposición de las agencias del mal ha hecho una guerra continua de las vidas de quienes desean ser leales y fieles a los mandamientos de Dios. Quienes deseen ser finalmente victoriosos, deben enfrentar y vencer a las fuerzas de Satanás, quien con fiera determinación se opone a cada paso de avance. Tienen que hacer frente a un enemigo vigilante, a un enemigo astuto que nunca duerme y que trata incansablemente de minar la fe de los siervos de Dios…
Ojalá pudiera trazar palabras que presentaran este asunto tal como es. Dios espera que sus soldados estén siempre en el puesto del deber. Nunca han de rendirse ante la tentación, nunca han de ser injustos. No han de rendirse ni han de huir. Confiando en la fuerza divina, han de mantener su integridad. Con una firmeza que no cederá una pulgada, deben aferrarse bien a la palabra: «Escrito está» (In Heavenly Places, p. 260; parcialmente en En los lugares celestiales, p. 262).
El cristiano ha de estar «arraigado y fundado» en la verdad, para que pueda permanecer firme contra las tentaciones del enemigo. Debe experimentar una constante renovación de sus fuerzas, y debe retener firmemente la verdad bíblica. Fábulas de toda clase serán introducidas para seducir al creyente apartándolo de su lealtad a Dios, pero él ha de mirar hacia arriba, creer en Dios y permanecer firmemente arraigado y fundado en la verdad.
Manteneos fuertemente asidos del Señor Jesús, y nunca os deshagáis de él. Tened firmes convicciones en cuanto a lo que creéis. Que las verdades de la Palabra de Dios os induzcan a consagrar el corazón, la mente, el alma y las fuerzas a hacer su voluntad. Aferraos resueltamente a un sencillo «Así dice el Señor». Sea vuestro único argumento: «Escrito está». Así hemos de contender por la fe que fue dada una vez a los santos. La fe no ha perdido nada de su sagrado y santo carácter, por objetable que sus opositores piensen que es.
Los que siguen su propio juicio y andan en su propio camino, formarán caracteres torcidos, Se introducirán vanas doctrinas y sutiles sentimientos con presentaciones plausibles para engañar, si es posible, a los mismos escogidos. ¿Están los miembros de la iglesia edificando sobre la Roca? Viene la tormenta, la tormenta que probará la fe de todo hombre, no importa de qué clase sea. Los creyentes deben estar ahora firmemente arraigados en Cristo; o de otra manera serán desviados por alguna fase del error. Esté vuestra fe fundada en la Palabra de Dios. Asíos firmemente del testimonio vivo de la verdad. Tened fe en Cristo como Salvador personal. Él ha sido y siempre será nuestra Roca, la Roca de los siglos. El testimonio del Espíritu de Dios es verdadero. No cambiéis vuestra fe por ninguna fase de doctrina, por agradable que parezca, que seduzca el alma (El evangelismo, p. 265).
Jueves 14 de septiembre________________________________________________
LUCHA CONTRA LOS PODERES DEL MAL
¿Cuál crees que es el propósito de Pablo al enumerar una serie de títulos para los poderes espirituales malignos descritos en Efesios 1:21; 3:10; y 6:10 al 20?
Efesios 1:21
21 sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no solo en este siglo, sino también en el venidero;
Efesios 3:10
10 para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales,
Efesios 6:10-20
10 Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. 11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. 12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. 13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. 14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, 15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. 16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. 17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; 18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos; 19 y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio, 20 por el cual soy embajador en cadenas; que con denuedo hable de él, como debo hablar.
Pablo describe “nuestra lucha” (Efe. 6:12, NVI) usando una palabra griega para la competencia entre luchadores (palé). Dado que la lucha se consideraba una excelente preparación para la batalla, esta es una descripción adecuada del combate arma a arma y cuerpo a cuerpo que tiene lugar cuando los ejércitos chocan. Pablo enfatiza la realidad de la estrecha lucha de los creyentes contra los poderes del mal. Estos son los títulos que les da:
Efesios 1:21 | Efesios 3:10 | Efesios 6:12 |
todo principado (o todo gobierno) | los principados | principados |
(toda) autoridad | las potestades | potestades |
(todo) poder | los gobernadores de este mundo de tinieblas | |
(todo) señorío | malos espíritus de los aires | |
todo nombre que se nombra |
En sus amplias descripciones (“todo nombre que se nombra”, Efe. 1:21; los “malos espíritus de los aires”, Efe. 6:12), Pablo afirma que todos los poderes malignos y sobrenaturales están subyugados a Cristo (Efe 1:21). Sin embargo, en cualquier batalla, nunca es una buena estrategia subestimar las fuerzas del bando contrario. Pablo advierte que no solo nos confrontamos con enemigos humanos, sino con “malos espíritus de los aires” (Efe. 6:12), dirigidos por un general astuto, el diablo (Efe. 6:11). Sin embargo, aunque debemos estar alertas contra nuestros poderosos enemigos, no debemos dejarnos intimidar por ellos. Dios está presente con nosotros en la batalla (Efe. 6:10) y nos ha provisto de las mejores armas, su propia armadura, la “armadura de Dios” (Efe. 6:11; comparar con Isa. 59:15–17). Él ha puesto a nuestra disposición su verdad, justicia, paz, fe y salvación, y al Espíritu Santo (Efe. 6:13–17). Si Dios va delante de nosotros y estamos pertrechados de pies a cabeza con la armadura que él nos ha provisto, no podemos fallar (Rom. 16:20; 1 Cor. 15:23, 24; 2 Tes. 2:8).
¿Qué debería enseñarnos la realidad de estos poderes malignos sobrenaturales, contra los que nosotros mismos somos totalmente indefensos, con respecto a por qué debemos asirnos del Señor Jesús, quien no solo es mayor que estos poderes sino que además ya los ha vencido?
ESPÍRITU DE PROFECÍA
Hasta el fin, habrá un conflicto entre la iglesia de Dios y los que están bajo el dominio de los ángeles malos.
Los primeros cristianos estaban llamados a menudo a hacer frente cara a cara a las potestades de las tinieblas. Por medio, de sofistería y persecución el enemigo se esforzaba por apartarlos de la verdadera fe. Ahora, cuando el fin de las cosas terrenales se acerca rápidamente, Satanás realiza desesperados esfuerzos por entrampar al mundo. Inventa muchos planes para ocupar las mentes y apañar la atención de las verdades esenciales para la salvación. En todas las ciudades sus agentes están organizando empeñosamente en partidos a aquellos que se oponen a la ley de Dios. El gran engañador está tratando de introducir elementos de confusión y rebelión, y los hombres se están enardeciendo con un celo que no está de acuerdo con su conocimiento…
Pero los fieles mensajeros de Dios han de seguir rápidamente adelante con su obra. Vestidos con la armadura celestial, han de avanzar intrépida y victoriosamente, sin cejar en su lucha hasta que toda alma que se halle a su alcance haya recibido el mensaje de verdad para este tiempo (Los hechos de los apóstoles, pp. 178, 179).
La relación entre el mundo visible y el invisible, el ministerio de los ángeles de Dios y la influencia o intervención de los espíritus malos, son asuntos claramente revelados en las Sagradas Escrituras y como indisolublemente entretejidos con la historia humana. Nótase en nuestros días una tendencia creciente a no creer en la existencia de los malos espíritus, mientras que por otro lado muchas personas ven espíritus de seres humanos difuntos en los santos ángeles, que son «enviados para» servir a «los que han de heredar la salvación». Hebreos 1:14 (VM). Pero las Escrituras no solo enseñan la existencia de los ángeles, tanto buenos como malos, sino que contienen pruebas terminantes de que estos no son espíritus desencarnados de hombres que hayan dejado de existir (El conflicto de los siglos, p. 501).
El poder y la malignidad de Satanás y de su hueste podrían alarmarnos con razón, si no fuera por el apoyo y salvación que podemos encontrar en el poder superior de nuestro Redentor. Proveemos cuidadosamente nuestras casas con cerrojos y candados para proteger nuestros bienes y nuestras vidas contra los malvados; pero rara vez pensamos en los ángeles malos que tratan continuamente de llegar hasta nosotros, y contra cuyos ataques no contamos en nuestras propias fuerzas con ningún medio eficaz de defensa. Si se les dejara, nos trastornarían la razón, nos desquiciarían y torturarían el cuerpo, destruirán nuestras propiedades y nuestras vidas. Solo se deleitan en el mal y en la destrucción. Terrible es la condición de los que resisten a las exigencias de Dios y ceden a las tentaciones de Satanás hasta que Dios los abandona al poder de los espíritus malignos. Pero los que siguen a Cristo están siempre seguros bajo su protección. Ángeles de poder son enviados del cielo para ampararlos. El maligno no puede forzar la guardia con que Dios tiene rodeado a su pueblo (El conflicto de los siglos, pp. 506, 507).
Viernes 15 de septiembre________________________________________________
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
“Nuestra obra es agresiva y, como fieles soldados de Jesús, debemos llevar el estandarte ensangrentado hasta las mismas fortalezas del enemigo. ‘No tenemos lucha contra sangre y carne; sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de este mundo de tinieblas, contra malos espíritus de los aires’. Si consentimos en deponer nuestras armas, en bajar el estandarte ensangrentado, en convertirnos en cautivos y siervos de Satanás, podríamos librarnos del conflicto y del sufrimiento. Pero esta paz sólo se obtendrá a costa de la pérdida de Cristo y del Cielo. No podemos aceptar la paz bajo esas condiciones. Que haya guerra, guerra, hasta el fin de la historia de la Tierra, en vez de paz debido a la apostasía y el pecado” (Elena de White, The Review and Herald, 8/5/1888).
¿Qué relación hay entre Efesios 6:10 al 20 y el libro de Apocalipsis? El pasaje exhibe el mismo enfoque básico de los eventos de los últimos días, o escatología, que la temática de confrontación del libro de Apocalipsis (ver Apoc. 12; 16:12–16; 19:17–21; 20:7–10). En ambos, el pueblo de Dios está bajo ataque del enemigo, que está en “los aires” y “es activo y poderoso en el presente eón” (o era). En ambos, el pueblo de Dios se siente alentado por “la imagen del eón futuro”. Además, “ambos escenarios apuntan explícitamente a la batalla final cuando el enemigo será vencido por completo, después de lo cual se establecerá para siempre el nuevo eón”, una nueva era en la que “el glorioso estado final del pueblo de Dios” y “la condenación eterna del enemigo” serán evidentes. (Ver Yordan Kalev Zhekov, Eschatology of Ephesians [Osijek, Croatia: Evangelical Theological Seminary, 2005], pp. 217, 233–235).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
- ¿Cuándo te has enfrentado más claramente a los poderes de las tinieblas? ¿Qué estrategias descubriste que son más útiles en esos momentos?
- Sobre la base de Efesios 6:10 al 20, ¿cómo aconsejarías a alguien que se muestra especialmente oprimido por los “malos espíritus de los aires” (Efe. 6:12)?
- ¿Cómo discernimos y rechazamos mejor “las artimañas del diablo” (Efe. 6:11)? Por ejemplo, ¿con qué frecuencia te sientes dispuesto a renunciar a tu fe porque sientes que eres demasiado pecador, demasiado corrupto para ser salvo? ¿Quién está poniendo ese pensamiento en tu mente: Cristo o las fuerzas de las tinieblas? Especialmente en momentos como ese, ¿por qué debes reclamar muchas de las maravillosas promesas que recibimos en Jesús?