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Lección 5: Para el 4 de noviembre de 2023
EXCUSAS PARA ELUDIR LA MISIÓN
Sábado 28 de octubre____________________________________________________
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Jonás 1-4; Nahum 1:1; 2 Reyes 17:5, 6; Salmo 24:1; Santiago 1:27; Isaías 6:1-8.
PARA MEMORIZAR:
“Después oí la voz del Señor, que dijo: ‘¿A quién enviaré? ¿Quién irá de nuestra parte?’ Entonces respondí: ‘Aquí estoy, envíame a mí’ ” (Isa. 6:8).
No todos los que fueron llamados a la misión fueron tan obedientes como Abraham. Jonás es un ejemplo (lee Jon. 1-4). Dios llamó a Jonás para que pregonara contra Nínive, la capital de Asiria. Esta ciudad, situada en la
actual Irak, estaba a novecientos kilómetros de Jerusalén, una distancia considerable. Jonás no solo se negó a ir, sino además huyó en dirección contraria, hacia Tarsis, ahora el sur de España. Navegar los tres mil doscientos kilómetros del viaje le habría llevado al menos un mes, dependiendo del tiempo. Como no quería enfrentarse al rey de Asiria, Jonás aprovechó el mes que le habría llevado llegar a Nínive para alejarse de él. ¿Por qué él, un hombre de Dios, habría hecho eso?
Los ninivitas eran notoriamente malvados, un pueblo conocido por su perversidad y crueldad que ya había atacado a Israel y Judá. Sin embargo, Dios llamó a Jonás para que fuera a Nínive y predicara contra su gran maldad (Jon. 1:2). La expresión literaria aquí es muy similar a la que Dios utilizó con Abraham respecto de Sodoma y Gomorra en Génesis 18:20 y 21. Sin embargo, como veremos, Jonás no era Abraham. ¿Qué podemos aprender de la actitud de Jonás de poner excusas para no cumplir con la misión?
ESPÍRITU DE PROFECÍA
A pesar de lo impía que Nínive había llegado a ser, no estaba completamente entregada al mal. El que «vio a todos los hijos de los hombres» (Salmo 33: 13) y cuyos «ojos vieron todo lo preciado» (Job 28:10) percibió que en aquella ciudad muchos procuraban algo mejor y superior, y que si se les concedía oportunidad de conocer al Dios viviente, renunciarían a sus malas acciones y le adorarían. De manera que en su sabiduría Dios se les reveló en forma inequívoca, para inducirlos, si era posible, a arrepentirse.
El instrumento escogido para esta obra fue\el profeta Jonás, hijo de Amitai. El Señor le dijo: «Levántate, y ve a Nínive, ciudad grande, y pregona contra ella; porque su maldad ha subido delante de mí». Jonás 1:1, 2.
Mientras el profeta pensaba en las dificultades e imposibilidades aparentes de lo que se le había encargado, se sintió tentado a poner en duda la prudencia del llamamiento. Desde un punto de vista humano, parecía que nada pudiera ganarse proclamando un mensaje tal en aquella ciudad orgullosa. Se olvidó por el momento de que el Dios a quien servía era omnisciente y omnipotente. Mientras vacilaba y seguía dudando, Satanás le abrumó de desaliento. El profeta fue dominado por un gran temor, y «se levantó para huir de la presencia de Jehová a Tarsis.» Fue a Jope, encontró allí un barco a punto de zarpar y «pagando su pasaje entró en él, para irse con ellos». Vers. 3 (Profetas y reyes, pp. 198, 199).
Cuando en lo antiguo Dios daba luz a su pueblo, no obraba exclusivamente por una sola categoría de individuos. Daniel era príncipe de Judá. Isaías era también de estirpe real. David y Amós eran pastores de ganado; Zacarías era un cautivo vuelto de Babilonia; Eliseo era labrador. El Señor suscitaba como representantes suyos a profetas y príncipes, nobles y plebeyos, y les enseñaba las verdades que debían transmitir al mundo.
A todo aquel que llega a ser partícipe de su gracia, el Señor le señala una obra que hacer en favor de los demás. Cada cual ha de ocupar su puesto, diciendo: «Heme aquí, envíame a mí.» Isaías 6:8. Al ministro de la Palabra, al enfermero misionero, al médico creyente, al simple cristiano, sea negociante o agricultor, profesional o mecánico, a todos incumbe la responsabilidad. Es tarea nuestra revelar a los hombres el evangelio de su salvación. Toda empresa en que nos empeñemos debe servirnos de medio para dicho fin.
Los que emprendan la obra que les fue señalada no solo serán fuente de bendición para otros, sino que ellos mismos serán bendecidos. El sentido del deber cumplido influirá de modo reflejo en sus almas. El desalentado olvidará su desaliento, el débil se volverá fuerte, el ignorante, inteligente, y todos encontrarán ayuda segura en Aquel que los llamó (El ministerio de curación, p. 106, 107).
Domingo 29 de octubre___________________________________________________
NUESTRAS EXCUSAS: MIEDO
Lee Nahum 1:1; 3:1 al 4; 2 Reyes 17:5 y 6; y 19:32 al 37. ¿Qué revelan estos versículos sobre Nínive y la relación entre Asiria e Israel? ¿Cómo podría haber influido esta relación en la decisión de Jonás de ir a Tarsis?
Nahum 1:1
1 Profecía sobre Nínive. Libro de la visión de Nahum de Elcos.
Nahum 3:1-4
1 ¡Ay de ti, ciudad sanguinaria, toda llena de mentira y de rapiña, sin apartarte del pillaje! 2 Chasquido de látigo, y fragor de ruedas, caballo atropellador, y carro que salta; 3 jinete enhiesto, y resplandor de espada, y resplandor de lanza; y multitud de muertos, y multitud de cadáveres; cadáveres sin fin, y en sus cadáveres tropezarán, 4 a causa de la multitud de las fornicaciones de la ramera de hermosa gracia, maestra en hechizos, que seduce a las naciones con sus fornicaciones, y a los pueblos con sus hechizos.
2 Reyes 17:5-6
5 Y el rey de Asiria invadió todo el país, y sitió a Samaria, y estuvo sobre ella tres años. 6 En el año nueve de Oseas, el rey de Asiria tomó Samaria, y llevó a Israel cautivo a Asiria, y los puso en Halah, en Habor junto al río Gozán, y en las ciudades de los medos.
2 Reyes 19:32-37
32 Por tanto, así dice Jehová acerca del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, ni echará saeta en ella; ni vendrá delante de ella con escudo, ni levantará contra ella baluarte. 33 Por el mismo camino que vino, volverá, y no entrará en esta ciudad, dice Jehová. 34 Porque yo ampararé esta ciudad para salvarla, por amor a mí mismo, y por amor a David mi siervo. 35 Y aconteció que aquella misma noche salió el ángel de Jehová, y mató en el campamento de los asirios a ciento ochenta y cinco mil; y cuando se levantaron por la mañana, he aquí que todo era cuerpos de muertos. 36 Entonces Senaquerib rey de Asiria se fue, y volvió a Nínive, donde se quedó. 37 Y aconteció que mientras él adoraba en el templo de Nisroc su dios, Adramelec y Sarezer sus hijos lo hirieron a espada, y huyeron a tierra de Ararat. Y reinó en su lugar Esar-hadón su hijo.
Una de las razones por las que Jonás no quería ir a Nínive era el miedo. Los asirios eran un enemigo temible, y Nínive era la capital del reino.
“Entre las ciudades del mundo antiguo, mientras Israel estaba dividido, una de las mayores era Nínive, capital del reino asirio. […] En el tiempo de su prosperidad temporal, Nínive era un centro de crímenes e impiedad. La Inspiración la ha caracterizado como ‘ciudad sanguinaria […] llena de mentira y de rapiña’. En lenguaje figurado, el profeta Nahum comparó a los ninivitas con un león cruel y devorador, al que preguntó: ‘¿Sobre quién no pasó continuamente tu maldad?’ (Nah. 3:1, 19)” (Elena de White, Profetas y reyes, p. 198).
Nínive era una ciudad magnífica. Los historiadores nos dicen que Senaquerib expandió considerablemente la ciudad, incluyendo la construcción del enorme palacio del suroeste, que medía 503 metros por 242 metros y constaba de al menos 80 habitaciones. También construyó 18 canales para transportar agua a la ciudad desde una distancia de 65 kilómetros. El tamaño por sí solo habría sido intimidatorio.
Pero los asirios también eran despiadados. En su relato de la conquista de Babilonia, Senaquerib se jactaba de haber llenado las calles con los cadáveres de sus habitantes, jóvenes y viejos, y los grabados en relieve encontrados durante las excavaciones muestran escenas de soldados empalando a sus víctimas. No era gente con la que uno quisiera cruzarse; no eran reacios a emplear la violencia, y eran particularmente crueles con aquellos que no les caían bien. Por cierto, con solo pensar que debía caminar entre las masas de gente de Nínive, Jonás debió de haber temblado de miedo.
A pesar de todo esto, a menudo leemos la historia de Jonás con desaprobación, porque él permitió que el miedo se interpusiera en el cumplimiento de las instrucciones de Dios. De lo que no nos damos cuenta es que nosotros podemos hacer lo mismo; es decir, dejarnos controlar por nuestros miedos en lugar de ser guiados por Dios.
Piensa en alguna ocasión en la que hayas sentido que Dios te ordenaba hacer algo que tú, por miedo, no querías realizar. ¿Qué lecciones aprendiste de esa experiencia?
ESPÍRITU DE PROFECÍA
Más personas de lo que pensamos están anhelando hallar el camino a Cristo. Aquellos que predican el último mensaje de misericordia deben tener presente que Cristo ha de ser ensalzado como refugio del pecador. Algunos predicadores creen que no es necesario predicar el arrepentimiento y la fe; toman por concedido que sus oyentes conocen el evangelio, y que deben presentarse cosas diferentes a fin de conservar su atención. Pero muchos hay que están en triste ignorancia acerca del plan de salvación; necesitan más instrucción acerca de este tema de suma importancia que en cuanto a cualquier otro.
Los discursos teóricos son esenciales, a fin de que la gente pueda ver la cadena de verdad, que, eslabón tras eslabón, se une para formar un todo perfecto; pero ningún discurso debe predicarse jamás sin presentar a Cristo, y a él crucificado, como fundamento del evangelio (El evangelismo, p. 139).
En las horas más sombrías, en las circunstancias más amedrentadoras, el creyente puede afirmar su alma en la fuente de toda luz y poder. Día tras día, por la fe en Dios, puede renovar su esperanza y valor. «El justo en su fe vivirá.» Al servir a Dios, no hay por qué experimentar abatimiento, vacilación o temor. El Señor hará más que cumplir las más altas expectativas de aquellos que ponen su confianza en él. Les dará la sabiduría que exigen sus variadas necesidades (Profetas y reyes, p. 285).
Mucho depende de la actividad incesante de los que son fieles y leales; y por esta razón Satanás hace cuanto puede para impedir que el propósito divino sea realizado mediante los obedientes. Induce a algunos a olvidar su alta y santa misión y a hallar satisfacción en los placeres de esta vida. Los mueve a buscar la comodidad, o a dejar los lugares donde podrían ser una potencia para el bien y a preferir los que les ofrezcan mayores ventajas mundanales. A otros los induce a huir de su deber, desalentados por la oposición o la persecución. Pero todos los tales son considerados por el Cielo con la más tierna compasión. A todo hijo de Dios cuya voz el enemigo de las almas ha logrado silenciar, se le dirige la pregunta: «¿Qué haces aquí?» Te ordené que fueses a todo el mundo y predicases el evangelio, a fin de preparar a un pueblo para el día de Dios. ¿Por qué estás aquí? ¿Quién te envió?…
Los que comprendan, siquiera en un grado limitado, lo que la redención significa para ellos y sus semejantes, entenderán en cierta medida las vastas necesidades de la humanidad. Sus corazones serán movidos a compasión al ver la indigencia moral y espiritual de millares que están bajo la sombra de una condenación terrible, en comparación con la cual los sufrimientos físicos resultan insignificantes (Profetas y reyes, pp. 126, 127).
Lunes 30 de octubre_____________________________________________________
NUESTRAS EXCUSAS: CONCEPTOS FALSOS
Cuando llegó la tormenta, Jonás asumió su culpa (Jon. 1:1–12). Su actitud revela algo con respecto al tipo de cosmovisión y al concepto de Dios o “dioses” que muchos tenían en ese entonces. Si bien creían que había varios dioses que gobernaban en sus diversas tierras, el mar se consideraba el reino caótico de los demonios. En la cosmovisión de los marineros, se requería un sacrificio para apaciguar su ira. Aunque Jonás era hebreo, es muy posible que tuviera una cosmovisión influenciada por las creencias tradicionales de su época.
Lee Jonás 2:1 al 3, y 7 al 10. ¿Qué revelan estos versículos acerca de cómo Jonás comenzó a comprender la providencia de Dios?
Jonás 2:1-3 y 7-10
1 Entonces oró Jonás a Jehová su Dios desde el vientre del pez, 2 y dijo: Invoqué en mi angustia a Jehová, y él me oyó; Desde el seno del Seol clamé, Y mi voz oíste. 3 Me echaste a lo profundo, en medio de los mares, Y me rodeó la corriente; Todas tus ondas y tus olas pasaron sobre mí.
7 Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de Jehová, Y mi oración llegó hasta ti en tu santo templo. 8 Los que siguen vanidades ilusorias, Su misericordia abandonan. 9 Mas yo con voz de alabanza te ofreceré sacrificios; Pagaré lo que prometí. La salvación es de Jehová. 10 Y mandó Jehová al pez, y vomitó a Jonás en tierra.
Aunque Jonás huía del territorio donde el pueblo afirmaba que Jehová era su Dios, aprendió (por las malas) que incluso cuando viajara a culturas extranjeras Jehová continuaba siendo soberano. El viento y las olas pertenecían a Dios; los seres marinos, también. “Del Señor es la tierra y su plenitud” (Sal. 24:1). El corazón de Jonás se volvió hacia el Soberano de la tierra y el mar y, por lo tanto, confesó y fue salvo.
Nosotros también podemos tener conceptos errados acerca de Dios y de lo que él espera de nosotros. Un malentendido común es que Dios desea que nos enfoquemos en nuestra propia salvación y nos alejemos de la maldad del mundo que nos rodea. Aunque se nos instruye que nos mantengamos “sin mancha de este mundo” (Sant. 1:27), nuestro énfasis debe estar en cómo podemos llevar las bendiciones y la esperanza de Dios a los que las necesitan.
Otro malentendido que nos impide aceptar el llamado de Dios a la misión es creer que el éxito depende de nosotros mismos. Nosotros no podemos salvar a un alma, así como Jonás tampoco podía salvar a Nínive. Podemos asumir una mentalidad de “salvador” con respecto a la misión. Nuestro llamado no es a obrar la salvación sino a cooperar con Dios en su obra salvífica. Damos testimonio al alabar a Dios por las formas específicas en que nos está transformando, pero solo Dios puede atraer a las personas hacia él. Podemos plantar semillas de verdad, pero solo Dios puede convertir el corazón. A menudo, confundimos nuestro rol con el de Dios, lo que es suficiente para que alguien encuentre una excusa para no testificar. Sí, Dios usó a Jonás, pero solo Dios, no Jonás, transformó a Nínive.
Ganar almas es difícil, demasiado difícil para que los seres humanos lo hagan solos. ¿Cómo podemos aprender a permitir que Dios gane almas, pero por medio de nosotros y de nuestra vida y testimonio?
ESPÍRITU DE PROFECÍA
Si, cuando recibió el llamamiento, Jonás se hubiese detenido a considerarlo con calma, podría haber comprendido cuán insensato sería cualquier esfuerzo de su parte para escapar a la responsabilidad puesta sobre él. Pero no se le dejó continuar mucho tiempo en su huida insensata. «Mas Jehová hizo levantar un gran viento en la mar, e hízose una tan grande tempestad en la mar, que pensóse se rompería la nave. Y los marineros tuvieron miedo, y cada uno llamaba a su dios: y echaron a la mar los enseres que había en la nave, para descargarla de ellos. Jonás empero se había bajado a los lados del buque, y se había echado a dormir». Jonás 1:4, 5 (Profetas y reyes, p. 199).
Afirmen sus corazones en la certeza de que Dios conoce todas las pruebas y dificultades que encontrarán en la lucha contra el mal; pues Dios es deshonrado cuando alguien minimiza su poder hablando de incredulidad.
Este mundo es el gran campo de labor de Dios; él ha comprado con la sangre de su unigénito Hijo a todos los que moran en él, y tiene la intención de que su mensaje de misericordia se difunda en todas partes. Los que han recibido esta misión serán probados, pero siempre deberán recordar que Dios está cerca para fortalecerlos y sostenerlos. Él no nos pide que dependamos de ninguna caña cascada. No debemos esperar ayuda humana. Lejos esté de nosotros poner al hombre donde debe estar Dios… El Señor Jehová es «la fortaleza de los siglos» (Reflejemos a Jesús, p. 344).
Cuando Dios prepara el camino para la realización de cierta obra, y da seguridad de éxito, el instrumento escogido debe hacer cuanto está en su poder para obtener el resultado prometido. Se le dará éxito en proporción al entusiasmo y la perseverancia con que haga la obra. Dios puede realizar milagros para su pueblo tan solo si este desempeña su parte con energía incansable. Llama a su obra hombres de devoción y de valor moral, que sientan un amor ardiente por las almas y un celo inquebrantable. Los tales no hallarán ninguna tarea demasiado ardua, ninguna perspectiva demasiado desesperada; y seguirán trabajando indómitos hasta que la derrota aparente se trueque en gloriosa victoria.
Ni siquiera las murallas de las cárceles ni la hoguera del mártir los desviarán de su propósito de trabajar juntamente con Dios para la edificación de su reino (Profetas y reyes, p. 196).
Los que tuvieron más éxito en la obra de ganar almas fueron hombres y mujeres que no se enorgullecían de su Capacidad, sino que con humildad y fe trataban de ayudar a los que los rodeaban Jesús hizo esta misma obra. El se acercaba a aquellos a quienes deseaba alcanzar. ¡Cuán a menudo, con unos pocos reunidos en derredor suyo, daba sus lecciones, y uno tras otro se detenían los transeúntes para escuchar, hasta que una gran muchedumbre oía con asombro y reverencia las palabras del Maestro enviado del cielo! (Obreros evangélicos, p. 203).
Martes 31 de octubre_____________________________________________________
NUESTRAS EXCUSAS: LA INCONVENIENCIA
La experiencia de Jonás en el vientre del gran pez (ver Jon. 2) fue una dramática muestra del amor y la misericordia de Dios, y la oración de Jonás revela que no llegó a captar el mensaje de amor de Dios. Pero el hecho de que hubiera tenido un encuentro increíble con Dios no significaba que sus antiguos hábitos de pensamiento o sus actitudes fuesen fáciles de cambiar, aunque fue a Nínive de todos modos.
Lee Jonás 3. ¿Cómo respondió la gente a la predicación de Jonás? ¿Qué lecciones de testificación se evidencian aquí?
Jonás 3
1 Vino palabra de Jehová por segunda vez a Jonás, diciendo: 2 Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y proclama en ella el mensaje que yo te diré. 3 Y se levantó Jonás, y fue a Nínive conforme a la palabra de Jehová. Y era Nínive ciudad grande en extremo, de tres días de camino. 4 Y comenzó Jonás a entrar por la ciudad, camino de un día, y predicaba diciendo: De aquí a cuarenta días Nínive será destruida. 5 Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos. 6 Y llegó la noticia hasta el rey de Nínive, y se levantó de su silla, se despojó de su vestido, y se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza. 7 E hizo proclamar y anunciar en Nínive, por mandato del rey y de sus grandes, diciendo: Hombres y animales, bueyes y ovejas, no gusten cosa alguna; no se les dé alimento, ni beban agua; 8 sino cúbranse de cilicio hombres y animales, y clamen a Dios fuertemente; y conviértase cada uno de su mal camino, de la rapiña que hay en sus manos. 9 ¿Quién sabe si se volverá y se arrepentirá Dios, y se apartará del ardor de su ira, y no pereceremos? 10 Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo.
Jonás dejó de lado sus sentimientos personales hacia los ninivitas, predicó lo que Dios le comunicó, y los resultados fueron asombrosos. Los ninivitas se arrepintieron. Sí, Jonás tuvo que pasar por muchas cosas, hacer lo que no quería hacer, pero cuando lo hizo, Dios fue glorificado.
Por ende, la misión de Dios se lleva adelante sobre los hombros de quienes están dispuestos a sacrificarse, aunque sea a regañadientes. Nuestros valores deben ceder el paso a la prioridad de Dios por los perdidos. Como Jonás, a veces albergamos prejuicios que nos impiden acercarnos a una persona o grupo.
Tener que enfrentarnos a nuestros prejuicios requiere humildad. La misión también requiere tiempo y energía emocional. Invertir en la vida de los demás y preocuparnos verdaderamente por ellos puede ser agotador. En una época en la que estamos estresados con nuestra vida y los problemas personales, ofrecer apoyo emocional puede parecer demasiado agotador.
Y, por último, participar de la misión a menudo exige que cambiemos nuestra forma de considerar el dinero y utilizarlo. Ya sea para ayudar a la gente, comprar publicaciones y materiales de evangelización, o pagar servicios para dedicar más tiempo a la obra misionera, hay gastos relacionados con la misión. La obra misionera, en cualquiera de sus formas, exige sacrificios.
Lo bueno es que, a pesar de las deficiencias de Jonás, Dios obró poderosamente para que los ninivitas se arrepintieran. Lamentablemente, Jonás no compartió la bendición del gozo celestial.
¿Qué sacrificio te pide Dios que hagas, o que estés dispuesto a hacer, para compartir su amor con otra persona? ¿Hasta qué punto confías en que él cumplirá su promesa de enriquecer tu vida mediante el sacrificio?
ESPÍRITU DE PROFECÍA
Toda alma que sea finalmente salvada, debe someter sus propios planes y avanzar por donde Jesús indica. El entendimiento debe ser sometido a Cristo para que lo limpie, lo refine y lo purifique. Eso siempre debe ocurrir cuando recibimos correctamente las enseñanzas de Cristo. ¡Oh, cuánto más íntimamente necesitamos conocerlo! Necesitamos conocer sus propósitos y cumplir su voluntad mientras decimos de todo corazón: «Señor, ¿qué quieres que yo haga?».
Debemos recordar siempre el hecho de que el tiempo es corto. La iniquidad abunda por todas partes. Los justos son como luces en el mundo. Por medio de ellos la gloria de Dios debe manifestarse a este (Cada día con Dios, p. 320).
Si estáis en comunión con Cristo, estimaréis a cada ser humano como él lo estima. Sentiréis hacia otros el mismo amor profundo que Cristo ha sentido por nosotros. Entonces podréis ganar y no ahuyentar, atraer y no repeler a aquellos por quienes él murió. Nadie podría haber sido llevado de vuelta a Dios si Cristo no hubiese hecho un esfuerzo personal por él; y mediante esa obra personal podemos rescatar las almas. Cuando veáis a los que van a la muerte, no descansaréis en completa indiferencia y tranquilidad. Cuanto mayor sea su pecado y más profunda su miseria, más fervientes y tiernos serán vuestros esfuerzos por curarlos. Comprenderéis la necesidad de los que sufren, los que han pecado contra Dios y están oprimidos por una carga de culpabilidad. Vuestro corazón sentirá simpatía por ellos, y les extenderéis una mano ayudadora. Los llevaréis a Cristo en los brazos de vuestra fe y amor. Velaréis sobre ellos y los animaréis, y vuestra simpatía y confianza hará que les sea difícil perder su constancia.
Todos los ángeles del cielo están dispuestos a cooperar en esta obra. Todos los recursos del cielo están a disposición de los que tratan de salvar a los perdidos. Los ángeles os ayudarán a llegar hasta los más descuidados y endurecidos. Y cuando uno se vuelve a Dios, se alegra todo el cielo; los serafines y los querubines tañen sus arpas de oro, y cantan alabanzas a Dios y al Cordero por su misericordia y bondad amante hacia los hijos de los hombres (Palabras de vida del gran Maestro, p. 155).
Cristo vino al mundo para sufrir y morir, a fin de que, por la fe en él y apropiándonos sus méritos, llegásemos a colaborar con Dios. El designio del Salvador era que una vez que él hubiese subido al cielo, para allí interceder en favor de los seres humanos, sus discípulos continuasen la obra emprendida por él. ¿No se preocuparán los hombres por dar el mensaje a los que moran en tinieblas? Hay quienes están listos para ir hasta los extremos de la tierra, a llevar a los hombres la luz de la verdad; pero Dios quiere que toda alma que conozca la verdad se esfuerce por infundir a otros el amor a la verdad. ¿Cómo podremos ser estimados dignos de entrar en la ciudad de Dios si no estamos dispuestos a realizar verdaderos sacrificios para salvar a las almas que están por perecer? (Testimonios para la iglesia, t. 9, p. 84).
Miércoles 1 de noviembre_________________________________________________
NUESTRAS EXCUSAS: CONFRONTACIONES INCÓMODAS
“Señor, ¿no es esto lo que pensé cuando estaba aún en mi tierra? Por eso quise huir a Tarsis; porque sabía que tú eres clemente y piadoso, tardo para enojarte, abundante en amor, que desistes del mal” (Jon. 4:2). Qué hermosa oración la de Jonás. ¿O no?
Lee Jonás 4. ¿Qué le pasaba a este hombre?
Jonás 4
1 Pero Jonás se apesadumbró en extremo, y se enojó. 2 Y oró a Jehová y dijo: Ahora, oh Jehová, ¿no es esto lo que yo decía estando aún en mi tierra? Por eso me apresuré a huir a Tarsis; porque sabía yo que tú eres Dios clemente y piadoso, tardo en enojarte, y de grande misericordia, y que te arrepientes del mal. 3 Ahora pues, oh Jehová, te ruego que me quites la vida; porque mejor me es la muerte que la vida. 4 Y Jehová le dijo: ¿Haces tú bien en enojarte tanto? 5 Y salió Jonás de la ciudad, y acampó hacia el oriente de la ciudad, y se hizo allí una enramada, y se sentó debajo de ella a la sombra, hasta ver qué acontecería en la ciudad. 6 Y preparó Jehová Dios una calabacera, la cual creció sobre Jonás para que hiciese sombra sobre su cabeza, y le librase de su malestar; y Jonás se alegró grandemente por la calabacera. 7 Pero al venir el alba del día siguiente, Dios preparó un gusano, el cual hirió la calabacera, y se secó. 8 Y aconteció que al salir el sol, preparó Dios un recio viento solano, y el sol hirió a Jonás en la cabeza, y se desmayaba, y deseaba la muerte, diciendo: Mejor sería para mí la muerte que la vida. 9 Entonces dijo Dios a Jonás: ¿Tanto te enojas por la calabacera? Y él respondió: Mucho me enojo, hasta la muerte. 10 Y dijo Jehová: Tuviste tú lástima de la calabacera, en la cual no trabajaste, ni tú la hiciste crecer; que en espacio de una noche nació, y en espacio de otra noche pereció. 11 ¿Y no tendré yo piedad de Nínive, aquella gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda, y muchos animales?
Jonás sentía un odio tan profundo por el pueblo al que Dios lo había enviado que pensó que era mejor morir que quedar mal cuando se revelara el fracaso de su predicación catastrofista contra Nínive. Jonás quería que Nínive fuera la próxima Sodoma y Gomorra. Esperaba el juicio de Dios sobre este pueblo odiado. Cuando esto no ocurrió, su cosmovisión se sacudió hasta la médula, y Jonás prefirió morir antes que permitir que su mundo se diera vuelta.
Por segunda vez en la historia de Jonás, Dios lo confronta, no con un sermón ni un dicho, sino con una experiencia. Las cosmovisiones no se fabrican por encargo. Tampoco cambian porque oigamos algo nuevo o diferente. Las cosmovisiones suelen formarse y cambiar en función de las experiencias vividas y de cómo se interpretan o explican.
La nueva experiencia que Dios le dio tenía la intención de ayudar a Jonás a reconocer su propia visión distorsionada del mundo. Milagrosamente, Dios hizo crecer una planta en un día para que ofreciera sombra suficiente y así proteger a Jonás del sol abrasador. Jonás estaba agradecido, no a Dios, quien había obrado el milagro, sino por la planta. En lugar de verlo como un milagro inmerecido, lo consideró una bendición apropiada y merecida, como consecuencia de sus buenas obras. Cuando la planta murió, fue una desgracia que hizo que Jonás se enfadara y se sintiera inseguro de su propia valía, y sus pensamientos se volvieron suicidas.
A la experiencia le sigue la suave corrección de Dios, quien ayuda a Jonás a ver lo insensato que era de su parte valorar más una planta que los muchos miles de hombres, mujeres y niños de Nínive, así como sus animales.
La historia no termina con el arrepentimiento de Jonás. La historia con final abierto gira en nuestra dirección. ¿Qué haremos respecto de la preocupación de Dios por los malvados, por los violentos, por aquellos que no han sido alcanzados alrededor del mundo?
ESPÍRITU DE PROFECÍA
Cuando Jonás conoció el propósito que Dios tenía de perdonar a la ciudad, que, a pesar de su maldad había sido inducida a arrepentirse en saco y ceniza, debiera haber sido el primero en regocijarse por la asombrosa gracia de Dios; pero en vez de hacerlo permitió que su mente se espaciase en la posibilidad de que se le considerase falso profeta. Celoso de su reputación, perdió de vista el valor infinitamente mayor de las almas de aquella miserable ciudad. Pero al notar la compasión manifestada por Dios hacia los arrepentidos ninivitas «Jonás se apesadumbró en extremo, y enojóse.» Preguntó al Señor: «¿No es esto lo que yo decía estando aún en mi tierra? Por eso me precaví huyendo a Tarsis: porque sabía yo que tú eres Dios clemente y piadoso, tardo a enojarte, y de grande misericordia, y que te arrepientes del mal.» Jonás 4:1, 2.
Una vez más cedió a su inclinación a dudar, y una vez más fue abrumado por el desaliento. Perdiendo de vista los intereses ajenos, y dominado por el sentimiento de que era preferible morir antes que ver sobrevivir la ciudad, exclamó, en su desconformidad: «Ahora pues, oh Jehová, ruégote que me mates; porque mejor me es la muerte que la vida» (Profetas y reyes, p. 202, 203).
Esto constituye una lección para los mensajeros que Dios envía hoy, cuando las ciudades de las naciones necesitan tan ciertamente conocer los atributos y propósitos del verdadero Dios, como los ninivitas de antaño. Los embajadores de Cristo han de señalar a los hombres el mundo más noble, que se ha perdido mayormente de vista. Según la enseñanza de las Sagradas Escrituras, la única ciudad que subsistirá es aquella cuyo artífice y constructor es Dios. Con el ojo de la fe, el hombre puede contemplar el umbral del cielo, inundado por la gloria del Dios viviente. Mediante sus siervos el Señor Jesús invita a los hombres a luchar con ambición santificada para obtener la herencia inmortal. Les insta a hacerse tesoros junto al trono de Dios (Profetas y reyes, pp. 204, 205).
En la dádiva de su Hijo para nuestra redención, Dios demostró cuánto valor atribuye a toda alma humana, y a nadie autoriza para hablar desdeñosamente de su semejante. Veremos defectos y debilidades en los que nos rodean, pero Dios reclama cada alma como su propiedad, por derecho de creación, y dos veces suya por haberla comprado con la sangre preciosa de Cristo. Todos fueron creados a su imagen, y debemos tratar aun a los más degradados con respeto y ternura. Dios nos hará responsables hasta de una sola palabra despectiva hacia un alma por la cual Cristo dio su vida…
El que vive como vocero de Dios no debe decir palabras que aun la Majestad de los cielos se negó a usar cuando contendía con Satanás. Debemos dejar a Dios la obra de juzgar y condenar (El discurso maestro de Jesucristo, p. 52).
Jueves 2 de noviembre___________________________________________________
AQUÍ ESTOY, ENVÍAME A MÍ
La historia de Jonás es más que sorprendente. El hecho de que Dios pudiera salvar a los ninivitas a pesar del pobre testimonio de Jonás es un duro recordatorio de que nuestro papel no es más que ser canales de Dios, que es el único que puede convencer y convertir el corazón. Es un recordatorio de que Dios únicamente busca mensajeros dispuestos y humildes que sigan sus instrucciones.
Lee Isaías 6:1 al 8. ¿Cuál es la idea central expresada en este pasaje?
Isaías 6:1-8
1 En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. 2 Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. 3 Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. 4 Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo. 5 Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos. 6 Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas; 7 y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado. 8 Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.
El llamado está allí. Dios busca voluntarios dispuestos. Debemos responder a este llamado sometiéndonos a su liderazgo, escuchando su voz y decidiendo obedecer lo que nos diga.
La historia de Jonás también revela el amor de Dios por las personas que viven donde no se percibe su amor y no se escucha su voz. Así como Dios se apiadó de Nínive, también se apiada de los millones de habitantes de las ciudades de hoy, donde los edificios sustituyen a los árboles y las flores, y el ruido constante hace difícil estar tranquilo y escuchar. Dios dijo de Nínive: “No disciernen entre su mano derecha y su mano izquierda” (Jon. 4:11). Dios necesita mensajeros dispuestos a llevar su mensaje de esperanza a quienes están abrumados por el ajetreo y la fealdad de la vida.
Isaías oyó una voz que decía: “¿Quién irá?” ¿Cuál será tu respuesta?
Desafío: En una hoja en blanco o en tu diario de oración, haz una lista de diez personas que sepas que no son creyentes. Las llamaremos tus “discípulos”. En lo posible, escribe sus nombres. Ten esta lista a mano y, por el resto del trimestre, ora diariamente por cada uno de tus diez discípulos. Ora para que Dios te ayude a entablar una amistad casual con los conocidos. Ora para que puedas desarrollar amistades más profundas, cercanas y de confianza con tus amigos casuales. Al profundizar tus relaciones, observa y escucha cuidadosamente, para que puedas identificar sus necesidades específicas, sus heridas y sus angustias. Luego, ora para que Dios atienda esas esferas de necesidad.
Desafío avanzado: Elige una ciudad cercana y otra en una parte diferente del mundo. Comienza a orar por las personas que viven y trabajan en cada una de ellas. Pide a Dios que haga surgir una fuerte presencia adventista que pueda compartir la verdad tal como la conocemos: la verdad acerca del pronto regreso de Jesús.
ESPÍRITU DE PROFECÍA
Confundido, humillado e incapaz de comprender el propósito que tenía Dios al perdonar a Nínive, Jonás había cumplido sin embargo la comisión que se le diera de amonestar aquella gran ciudad; y aun cuando no se cumplió el acontecimiento predicho, el mensaje de advertencia no dejaba de haber procedido de Dios. Cumplió el propósito que Dios tenía al mandarlo. La gloria de su gracia se reveló entre los paganos. Los que habían estado «en tinieblas y sombra de muerte, aprisionados en aflicción y en hierros, … clamaron a Jehová en su angustia» y «librólos de sus aflicciones. Sacólos de las tinieblas y de la sombra de muerte, y rompió sus prisiones… Envió su palabra, y curólos, y librólos de su ruina.» Salmo 107:10, 13, 14, 20 (Profetas y reyes, pp. 203, 204).
Recordemos que aun cuando el trabajo que nos toque hacer no sea tal vez el de nuestra elección, debemos aceptarlo como escogido por Dios para nosotros. Gústenos o no, hemos de cumplir el deber que más a mano tenemos. «Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el sepulcro, adonde tú vas, no hay obra, ni industria, ni ciencia ni sabiduría.» Eclesiastés 9: 10.
Si el Señor desea que llevemos un mensaje a Nínive, no le agradará que vayamos a Jope o a Capernaum. Razones tiene para enviarnos al punto hacia donde han sido encaminados nuestros pies. Allí mismo puede estar alguien que necesite la ayuda que podemos darle. El que mandó a Felipe al eunuco etíope; que envió a Pedro al centurión romano; y la pequeña israelita en auxilio de Naamán, el capitán sirio, también envía hoy, como representantes suyos, a hombres, mujeres y jóvenes, para que vayan a los que necesitan ayuda y dirección divinas (El ministerio de curación, p. 375).
Nuestros planes no son siempre los de Dios. Puede suceder que él vea que lo mejor para nosotros y para su causa consiste en desechar nuestras mejores intenciones, como en el caso de David. Pero podemos estar seguros de que bendecirá y empleará en el adelanto de su causa a quienes se dediquen sinceramente, con todo lo que tienen, a la gloria de Dios. Si él ve que es mejor no acceder a los deseos de sus siervos, compensará su negativa concediéndoles señales de su amor y encomendándoles otro servicio.
En su amante cuidado e interés por nosotros, muchas veces Aquel que nos comprende mejor de lo que nos comprendemos a nosotros mismos, se niega a permitirnos que procuremos con egoísmo la satisfacción de nuestra ambición. No permite que pasemos por alto los deberes sencillos pero sagrados que tenemos más a mano. Muchas veces estos deberes entrañan la verdadera preparación indispensable para una obra superior. Muchas veces nuestros planes fracasan para que los de Dios respecto a nosotros tengan éxito.
Nunca se nos exige que hagamos un verdadero sacrificio por Dios. Nos pide él que le cedamos muchas cosas; pero al hacerlo no nos despojamos más que de lo que nos impide avanzar hacia el cielo. Aun cuando nos invita a renunciar a cosas que en sí mismas son buenas, podemos estar seguros de que Dios nos prepara algún bien superior (El ministerio de curación, pp. 375, 376).
Viernes 3 de noviembre___________________________________________________
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Elena de White lanza una fuerte advertencia para aquellos que se resisten a seguir el llamado de Jesús para testificar a quienes los rodean.
“Las excusas de los que no realizan esta obra no los eximen de la responsabilidad. Si deciden no hacerla, descuidan a las almas por las que Cristo murió, descuidan la responsabilidad que Dios les dio y quedan registrados en los libros del Cielo como siervos infieles. El pastor, cuando se aleja de los que necesitan su ayuda, ¿está obrando como lo hizo el Maestro, con el fin de ser fortaleza y bendición para los demás? Los que descuidan el trato personal con las personas se vuelven egocéntricos, y necesitan esta misma experiencia de ponerse en comunicación con sus hermanos para poder comprender su condición espiritual, y saber cómo apacentar el rebaño de Dios, dando a cada uno su porción de alimento a su debido tiempo. Los que descuidan esta obra ponen de manifiesto que necesitan renovación moral, y entonces verán que no han llevado la carga de la obra” (Elena de White, The Advent Review and Sabbath Herald, 30 de noviembre de 1892).
Aunque son palabras muy fuertes que ponen de relieve la importancia que Dios otorga a la misión, no por ello nos quedamos sin esperanza. “El encargo que había recibido imponía a Jonás una pesada responsabilidad; pero quien le había ordenado que fuese podía sostener a su siervo y concederle éxito. Si el profeta hubiese obedecido sin vacilación, se habría ahorrado muchas experiencias amargas, y habría recibido abundantes bendiciones. Sin embargo, el Señor no abandonó a Jonás en su hora de desesperación. Mediante una serie de pruebas y providencias extrañas, debía revivir la confianza del profeta en Dios y en su poder infinito para salvar” (Elena de White, Profetas y reyes, p. 199).
Al igual que Jonás, es posible que nos resulte más fácil poner excusas para no participar de la misión. Puede haber muchas motivaciones para estas excusas. Sin embargo, nuestro llamado a la misión no es menos específico que el de Jonás. La pregunta es: ¿Cómo vas a responder?
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
- ¿Qué excusas has estado tentado a utilizar para no participar de la misión? ¿Cuál es tu Nínive?
- Piensa en lo preciosa que es la verdad que tenemos los adventistas del séptimo día. Piensa en lo bendecido que eres por tener estas verdades. ¿Qué te impide compartir con otros lo que tanto amamos?
- ¿Cómo puedes aprender, por la gracia de Dios, a superar los temores que puedas tener en cuanto a testificar y cumplir con la misión?
COMENTARIO ACERCA DE JONAS
¿Ha escuchado alguna vez un buen sermón con respecto a Jonás?; ¿Ha escuchado a algún predicador hablando en bien de Jonás? Jonás es uno de los profetas menos respetados en la Biblia por los predicadores, realmente la mayoría de las veces siempre se habla con desprecio y en mal de Jonás.
La mayoría de los sermones acerca de Jonás hablan de los dos más grandes defectos y pecados de Jonás como lo son: La desobediencia y la rebeldía. Cuando se quiere predicar, enseñar o hablar acerca de la desobediencia y la rebeldía, la figura número uno es el pobre Jonás.
¿Quién era Jonás? Vamos a contarles un poquito lo que dice la tradición. Dicho sea de paso, vamos a explicar primero que es la «tradición».
La tradición es aquella información de gente que es contemporánea a la información, y que se transmite de generación a generación de una manera verbal o escrita; generalmente es siempre verbal. Esta información a pesar de que muchas veces es importante y es muy interesante, no se puede comprobar que es una información cierta.
Por lo tanto, nosotros le contamos lo que dice la tradición acerca de Jonás, solamente para que usted aprenda, no para que la crea como una verdad, mucho menos para que la predique, la puede explicar de la misma manera en que nosotros se la estamos explicando a usted.
La tradición, en este caso la tradición judía enseña que Jonás era el hijo de la viuda de Sarepta, a quién Elías resucitó.
Jonás realmente de acuerdo a la Biblia es contemporáneo de Elías, de Elíseo y de Amos, y como fue un profeta, sin duda alguna pertenecía a la escuela de los profetas que fundó Samuel y que en esos días fue dirigida por Elías y después por Elíseo.
La tradición también dice que Jonás era el siervo que estuvo en el monte Carmelo con Elías cuando éste se enfrentó a los cuatro cientos profetas de Baal, y es la misma persona que acompañó a Elías a la cima del monte Carmelo cuando éste subió a orar por lluvia. La tradición reconoce a Jonás como el robusto siervo que sobrevivió con valentía ese día largo, terrible y agónico que cruzó Elías en el monte Carmelo.
También la tradición dice que Jonás era a quién comisionó Elíseo para que fuera a ungir a Jehú como el décimo rey de Israel, para cumplirse de esa manera la profecía que dio Elías en contra de Jetzabel.
Recuerde eso es lo que la tradición simplemente enseña, es siempre bueno saber esto, para estar preparado para hablar con personas de otras religiones.
A pesar de que hasta cierto punto la desobediencia y la rebeldía formó parte de la vida de Jonás, hay algo más que esto en la historia de Jonás; Jonás fue el más grande «MISIONERO» y evangelista del Antiguo Testamento y posiblemente el más grande evangelista y misionero en toda la historia de la Biblia y de éste mundo.
Noe pasó predicando 120 años la destrucción de este mundo con agua, y el resultado de su larga campaña evangelística fueron siete almas que se salvaron; Jonás predicó solo algunos cuantos días y el resultado fue que «aquella gran ciudad» se arrepintió y se convirtió de su pecado y se volvió a Dios.
Posiblemente en la cabeza de aquel que nosotros usamos como símbolo de desobediencia y de rebeldía, Jesús estará depositando la corona de vida con más estrella que un salvado pueda conseguir, una corona, posiblemente con más de medio millón de estrellas. Adán que logró evangelizar a catorce generaciones de sus descendientes y Jonás que convirtió a una gigante ciudad de su maldad, en estos dos personajes posiblemente encontraremos las personas que tendrán más estrellas en sus coronas, por las almas que lograron redimir para Dios.
Jonás era de la parte norte de Israel, y profetizó en Israel en el momento más alto de la prosperidad de Israel, además profetizó en el momento que Israel fue más grande que nunca hablando territorialmente, él vivió bajo el reinado de Jeroboam II.
Nínive era una ciudad de gentiles, en pocas palabras era una ciudad pagana y Dios la había condenado a la destrucción; de la misma manera que Dios había condenado a Israel, para ser destruido también, estas dos condenaciones habían ocurrido al mismo tiempo
Tenemos que entender que por este tiempo habían dos profetas en Israel con dos misiones diferentes: Amos y Jonás. Dios le había encomendado a Amós la predicación de la destrucción de Israel y a Jonás Dios le había encomendado la predicación de la destrucción de Nínive. Los dos profetas de Israel tenían que dar dos mensajes de destrucción a dos naciones diferentes.
Ahora, después de saber esto encontramos que a Jonás le tocó la tarea más difícil: ir a Nínive.
Nínive era una ciudad pagana que Jonás no conocía, encima Nínive era una ciudad enemiga de Israel y dicho sea de paso no solo una nación enemiga, sino una nación que Israel le temía y le temblaba en gran manera. A cualquier profeta israelita que se le mandara a predicar a Nínive, naturalmente preguntaría el porqué de esta misión, a cualquiera Israelita que se le informara que Nínive sería destruida por Dios, la causaría mucha alegría y mucho alivio en saber que estos peligrosos y violentos enemigos pronto sería destruidos.
A cualquier Israelita que se le haya dado la misión de salvar a Nínive hubiera dicho lo contrario: déjenlos que sigan en su pecado para que perezcan y entre más rápido desapareces es mejor para Israel. El predicar a Nínive y salvarla de su destrucción, era como mantener el fuego prendido que pronto consumiría al propio Israel.
Ahora hablemos un poco de la ciudad de Nínive: Nínive era una ciudad grande en diferentes categorías
1- Nínive era una ciudad grande en su antigüedad: 8Y Cus engendró a Nimrod. Este comenzó a ser poderoso en la tierra. 9Este fue poderoso cazador delante del SEÑOR; por lo cual se dice: Así como Nimrod poderoso cazador delante del SEÑOR. 10Y fue la cabecera de su reino Babel, y Erec, y Acad, y Calne, en la tierra de Sinar. 11De esta tierra salió Assur, el cual edificó a Nínive, y a Rehobot, y a Cala, Génesis 10
2-Nínive era una ciudad grande en poder: era en ese tiempo la ciudad principal de la monarquía más poderosa sobre la tierra
3-Nínive era una ciudad grande en riquezas
4- Nínive era una ciudad grande territorialmente: según los estudios que se ha hecho se cree que la ciudad de Nínive tenía aproximadamente alrededor de 60 millas de circunferencia es decir 96.5 kilómetros “Y era Nínive ciudad grande en extremo, de tres días de camino» En el tiempo antiguo un día de camino se medía por 20 millas al día ó 32 kilómetros, partiendo de esta información estamos hablando de una ciudad inmensamente grande.
5-Nínive era una ciudad grande en populación, se estima que en una ciudad de este tamaño, para esos días tenía que tener por lo menos 600,000 habitantes, incluyendo las mujeres y todos los niños.
6- Nínive era una ciudad grande en pecados; su vicio principal era la crueldad y el pasatiempo favorito era la violencia. Ningún hombre en la ciudad de Nínive podía habitar seguro debido a la violencia del lugar.
Ahora; ¿Nos damos cuenta porqué Jonás decidió huir de esta tarea? No era tanto la rebeldía, sino el miedo. El pecado de Jonás no era tanto la apostasía sino su pequeñez para esta inmensa tarea, la tarea le había quedado inmensamente grande. El sentimiento que tenía de liberar a un pueblo que era enemigo de su propia nación y que eran extremadamente violento, no le agradaba mucho, el saber que tenía que ir a una ciudad extraña donde la característica especial era la violencia, y encima de todo el mensaje que llevaba era de destrucción para la ciudad y los habitantes; le causaba terror, su seguridad personal estaba en juego con esta tarea que Dios le había asignado.
El acto de dormir en el barco es consistente con el estado de perplejidad y miedo que puede sufrir una persona que está bajo ansiedad o estrés. Jonás estaba consumido por la fatiga y la lucha mental que estaba teniendo, estaba acabado por el peso de una conciencia violada, su escape natural era desaparecer de las caras de los hombres y dormir en la obscuridad y soledad del fondo del barco, el carácter de Jonás era más defectuoso que pecador, lo mismo que Pedro, necesitaba mucha enseñanza, pero la raíz de sus carácter era profundo en piedad
Jonás prefirió renunciar a su oficina profética antes de llevar a cabo esta tarea. ¡No seamos tan duros con Jonás! Cuantos de nosotros hemos puesto nuestra renuncia a Dios, en una tarea que se nos asignó para hacer en la iglesia, porque quizás nos sentimos incompetentes, insignificantes y sin experiencia. Habremos muchos que hemos renunciado por que le tenemos miedo a una responsabilidad demasiada grande, le tenemos miedo a una iglesia exigente, a una junta de iglesia cruel, a un grupo de ancianos intolerantes o a un pastor incomprensible. Si no hemos renunciado, no nos ha faltado el deseo de hacerlo, todos llevamos dentro de nosotros el espíritu de huir que tenía Jonás.
Todo lo que tenía que haber hecho Jonás era conversar con Dios y expresarles sus temores, dudas e inquietudes. Eso es exactamente lo mismo que tenemos que hacer nosotros ante la incertidumbre, llevárselo a Dios en oración.
Jonás no estaba dispuesto a ejecutar su misión, estaba bajo el humillante sentimiento de insuficiencia propia, lo que tenía que hacer en esta condición era hablar sinceramente con Dios para conseguir de él fuerzas y coraje para llevar a cabo esta pesada obra, en realidad la oración hubiera sido la mejor cualidad personal que él hubiera mostrado para esta misión.
Este sentimiento de insuficiencia propia y falta de estima personal, fue también mostrada por Moisés, Isaías, Jeremías y Ezequiel, la única diferencia fue que Jonás no la enfrentó, huyó y pagó las terribles consecuencias de sus malas decisiones. Cuando decidimos ponernos en desobediencia contra Dios, nos colocamos automáticamente bajo el poder de Satanás, él es un experto en poner obscuridad, perplejidad, angustias y decepción en nuestras mentes.
Todo hombre trata de creer que hay algunas razones para poder desobedecer a Dios. En los tiempos del Antiguo Testamento, había una fuerte creencia que Dios estaba presente «solamente» en el pueblo de Israel, y posiblemente Jonás creyó lo mismo, que al renunciar a su oficina profética, marchándose a otro país, él estaría fuera del alcance de Dios.
¿Cuántas veces hemos hecho lo que hizo Jonás? Dios nos ha llamado a un servicio específico y nosotros tomamos otro camino, también nosotros hemos tenido la fantasía que renunciando a nuestras tareas o misiones que Dios nos ha encomendado para hacer en la iglesia, es la manera de escapar de la responsabilidad divina.
Nunca debemos de poner nuestra renuncia a la junta de Iglesia o al pastor de nuestra iglesia por el cargo que Dios nos ha conferido, haciendo eso no nos libramos de la responsabilidad divina depositada en nosotros, todo lo contrario traemos sobre nosotros la reprobación y la retribución divina. (la única manera de renunciar a nuestro cargo es por un pecado oculto que tengamos en nuestras vidas)
Según los expertos en la materia, hay muchos que localizan la Tarsís de Jonás en España, hay un puerto y ciudad muy importante en la región de Andalucia, que se llama Cádiz y allí se cree que fue Tarsís donde Jonás se proponía en huir. Cádiz está más de 2,000 millas de lejos de Jope, es decir mas de 4,000 kilometros.
«…y halló una nave que partía para Tarsis; y pagando su pasaje, entró en ella para irse con ellos..»
Jonás tuvo que pasar muchos obstáculos para desobedecer a Dios, y el acto de haber pagado su pasaje tenía que haberlo asustado.
Pagar su propio pasaje era el último obstáculo de cruzar antes de consumar su desobediencia.
Si Jonás hubiera decidido obedecer a Dios nunca hubiera tenido que pagar ningún pasaje, pero desde el momento en que él decide desobedecer a Dios, él es abandonado a pagar su propio pasaje.
Aprendemos lo siguiente:
1-La obediencia a Dios es siempre económica, la desobediencia a Dios siempre es demasiada cara para pagar, es un total despilfarro en la vida, tanto material, física como espiritual.
2-Este pasaje del barco, fue apenas una pequeña porción de todo el precio a pagar, el pasaje del barco fue solamente como el «primer pago» ó comúnmente lo que llamamos la «prima”. El pago total de su desobediencia fue ver sus propias acciones desbaratadas por Dios.
3-Parte del pago que Jonás pagó por su desobediencia fue también su mal humor y su irritabilidad. La desobediencia a Dios, siempre nos pone de mal humor, irritados, impacientes y coléricos.
4-Otra parte del pasaje de Jonás fue apartarse de la presencia de Dios
5-Perdió su buena reputación, todo el pasaje de Jonás tuvo un costo muy alto a pagar
Todo parecía que estaba marchando muy bien para el profeta desobediente, por algún tiempo Dios permite que las cosas marchen bien cuando decidimos desobedecer sus órdenes o comisiones, pero llega el momento en que Dios arresta al desobediente, y para el arresto de Jonás Dios había preparado una tempestad marina.
Todas las personas en esta tierra oramos a Dios cuando estamos en emergencias, esto demuestra como los humanos somos de débiles y frágiles.
Hay un sentimiento o un pensamiento que parece que es nativo en el corazón del hombre y es el creer que detrás de toda enfermedad hay un pecado oculto, creer que todo problema y calamidad es la consecuencia directa del pecado, creer que una calamidad extrema es porque hay un culpable extremo, llegamos rápidamente a la conclusión que en cualquier desgracia inusual hay también un culpable inusual. Esto también creyeron los marinos, echaron suerte y la suerte cayó sobre Jonás.
8 Entonces le dijeron ellos: Decláranos ahora por qué nos ha venido este mal. ¿Qué oficio tienes, y de dónde vienes? ¿Cuál es tu tierra, y de qué pueblo eres? 9 Y él les respondió: Soy hebreo, y temo a Jehová, Dios de los cielos, que hizo el mar y la tierra. 10 Y aquellos hombres temieron sobremanera, y le dijeron: ¿Por qué has hecho esto? Porque ellos sabían que huía de la presencia de Jehová, pues él se lo había declarado.
La declaración de Jonás ganó el respeto de los marineros, también tocó sus corazones y el conocimiento de Jonás sobre el Dios verdadero, infundió un terror sin nombre en la conciencia de ese grupo de hombre, el mini-sermón y aún la incomprensible conducta de Jonás los había convertido al Dios verdadero: «… Y temieron aquellos hombres a Jehová con gran temor, y ofrecieron sacrificio a Jehová, e hicieron votos.»
El pez grande era una ballena
«Porque como estuvo Jonás en el vientre de la ballena tres días y tres noches; así estará el Hijo del Hombre tres días y tres noches en el corazón de la tierra.» Mateo 12: 40
«Como Jonás había estado tres días y tres noches en el vientre de la ballena, Cristo había de pasar el mismo tiempo “en el corazón de la tierra.” Y como la predicación de Jonás era una señal para los habitantes de Nínive, la predicación de Cristo era una señal para su generación…» {DTG}, p. 373).
El pez gigante era una ballena, lo dice la Biblia y lo corrobora en espíritu de profecía.
El fondo del mar se había convertido en el cementerio de Jonás, y la capilla de oración más extraña que pudo haber existido en la historia de la humanidad se encuentra precisamente aquí en la historia de Jonás y es el estómago de la ballena. Jonás había convertido su obscura prisión, en una casa de oración
El milagro real es la sobre-vivencia de Jonás por largo tiempo en su extraña prisión, a la ciencia y conocimiento de los hombres este milagro «viola las leyes de la naturaleza»
Hay que considerar varias cosas fundamentales en este milagro:
1-Resistir el poder muscular del aparato digestivo de un animal grande
2-La dificultad de respiración dentro del cuerpo de pez, la falta de aire y oxígeno y el excesivo mal olor de lo que está en el proceso de digestión
3-Resistir por largo tiempo los poderosos jugos gástricos de un animal grande
4- La obscuridad
5-El exceso de líquidos en el animal
6-Falta de descanso y la privación de dormir
De los casos que se han documentado en la historia del mundo de personas que han sido tragadas por grandes peces, especialmente la ballena, tenemos al marinero ingles James Bartley in 1891. Hay muchas versiones de esta historia, inclusive la versión de esta historia no es real. Pero en todas las versiones hay algunas cosas interesantes que remarcar, Bartley fue liberado del estómago de la ballena a las 15 horas de estar adentro y fue encontrado inconsciente. La historia dice que su cabello se cayó para siempre y su piel estaba arrugada y perdió la pigmentación natural de su piel para siempre, daba la apariencia que era un cuerpo que no tenía sangre, aunque estaba en perfecta condición física. En su lápida se encuentra la inscripción: «El Jonás moderno»
Cualquiera que fue el tiempo que Jonás haya estado en la ballena, lograr salir con vida de esa odisea, realmente fue un milagro de Dios. Sin duda alguna Jonás quedó con efectos físicos visibles por su estadía dentro del estómago del pez, eso tuvo que haber sido un testimonio claro, preciso y conciso que predicaba al mundo sin palabras, de lo funesto que es ir en contra de la voluntad de Dios
Jonás a pesar de su confesión que hizo a los marineros del barco, también necesitó que se le administrara corrección, y la disciplina la consiguió en el vientre de un gigante pez; Es mucho más fácil obedecer a Dios que desobedecerle. El camino de los desobedientes está lleno de muchas batallas, cicatrices y de cruces, el camino del desobediente es una camino muy triste de visitar.
Dios dijo: «Levántate y ve a Nínive”; -«No iré a Nínive, mejor iré a Tarsis»- dijo Jonás y para Tarsis marchó. ¿Llegó Jonás a Tarsis? El mar se enfureció, los vientos soplaron, el barco se hundía, Jonás fue lanzado al agua, y allí apareció la ballena para recoger y auxiliar al pasajero de Tarsis. La ballena se encargó que el pasajero que estaba viajando con rumbo equivocado, encontrara su rumbo correcto que era Nínive.
Ningún hombre llegará a Tarsis, si Dios lo mandó para Nínive.
Si el hombre deliberadamente se dispone a hacer lo contrario de las ordenanzas de Dios, la naturaleza entera que obedece a Dios y el mismo Dios estará en contra de él: El mar le servirá de barrera, el viento lo empujará en sentido contrario, los rayos y los truenos le causarán temor y angustias, el fuego lo consumirá, el sol lo castigará, el agua lo ahogará y la tierra lo devorará. Si Dios ordenó que vayamos a Nínive, a Nínive llegaremos.
Dios realmente es el Dios de los arrepentidos, Dios puede restaurar a todos aquellos que hemos cometido errores. Es sumamente reconfortante el saber que Dios puede restaurar en su gloria, en su honor, en sus bendiciones y en su amor a todos aquellos que tan solo decidamos regresar a El, confesar y pedir perdón por nuestros pecados.
3 La palabra del Señor vino por segunda vez a Jonás: 2 «Levántate y ve a la gran ciudad de Nínive y proclámale el mensaje que te voy a dar».
Aquí Dios está mandando nuevamente a Jonás a la misma misión que hace unos días Jonás falló en obedecer, la obediencia y la actitud de Jonás al segundo llamado de Dios es totalmente diferente al primer llamado, hay una prontitud en obedecer y un cuidado completo en dar el mensaje con exactitud y también hay una presteza en cumplir la voluntad de Dios al pie de la letra.
Ser tardos para obedecer a Dios, es lo mismo que desobedecerle. Las órdenes de Dios se cumplen inmediatamente, sin dilación.
Además, encontramos que la misericordia de Dios es maravillosa, que convierte las pruebas y aflicciones de ciertos individuos en bendición para otros. Todos los que han pasado por pruebas y aflicciones pueden prevenir y ayudar a otros que están prestos a caer en la misma situación o puede ayudar a otros que se encuentran pasando por una situación igual a la que ellos han vivido. La gracia de Dios no solo restaura al transgresor a lo que era antes, sino que lo renueva y lo fortifica en ese mismo punto donde falló. Tomemos fuerzas y ánimos todos aquellos que hemos sido acosados por pecados especiales y aprendamos de ese largo catálogo de los que han caído, pero han sido recuperado y generados por la bendita gracia de Dios.
El profeta Jonás se opuso a la voluntad de Dios de la misma manera que lo hizo Balaam, la diferencia entre ellos dos es que Jonás temía y amaba a Dios. Dios castigó a Jonás solo para traerlo al arrepentimiento. Dios nunca dará las espaldas a todos aquellos que a pesar de sus errores lo aman y tratan de servirle.
No había duda de que Nínive era una ciudad muy difícil, posiblemente lo más entristecedor de todo era que Nínive conocía el país, los habitantes y la religión de Jonás y a pesar de todos eso odiaban al pueblo de Israel. A pesar de todo la misión de Jonás fue todo un éxito, un suceso que difícilmente puede tener un paralelo tanto en el tiempo antiguo como en los tiempos moderno.
4 Y comenzó Jonás a entrar por la ciudad, camino de un día, y predicaba diciendo: De aquí a cuarenta días Nínive será destruida. 5 Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos. 6 Y llegó la noticia hasta el rey de Nínive, y se levantó de su silla, se despojó de su vestido, y se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza.
Fue muy placentero las cosas que se escribieron el primer día que Jonás entró a Nínive para comenzar con su predicación. La gran capital Siria pronto quedó paralizada por la advertencia de un extranjero, que estaba vestido de ropas de cueros y que caminaba incesantemente por la ciudad anunciando la destrucción. El mensaje golpeó Nínive con miedo y consternación.
Solo un «día de camino» o alrededor de 20 millas o 32 kilómetros en línea recta, fue suficiente para que Nínive recapacitara, se arrepintiera, se apartara del mal y recibiera la misericordia de Dios, esa misericordia y providencia se les prolongo a Siria por más de cien años.
El sermón de Jonás fue un sermón lleno de fe: fue un sermón simple, directo y claro. No había exageración, no tenía argumentos, ni tampoco exhortación. Era la Palabra de Dios en toda su esencia, sin ninguna adición o recomendación humana que pudiera suavizar la conciencia y ganarse el corazón de los hombres. Así nos habla Dios a los humanos usando solamente la razón, sin sentimientos, emociones o pasiones.
El sermón de Jonás fue un sermón alarmante: Sonaba solamente con una nota y la nota era de advertencia. Las denuncias y las amenazas no son suficiente para mover el corazón del hombre al arrepentimiento. Pero las advertencias y denuncias que tiene Dios para los hombres nunca vienen solas, siempre vienen acompañadas de misericordia y también de justicia. Ese era el mensaje de Jonás para Nínive, y ese es el mensaje también de nuestra iglesia para el mundo, un mensaje alarmante pero lleno de esperanza.
4 Pero esto disgustó mucho a Jonás y lo hizo enfurecer. 2 Así que oró al Señor de esta manera:
—¡Oh Señor! ¿No era esto lo que yo decía cuando todavía estaba en mi tierra? Por eso me anticipé a huir a Tarsis, pues bien sabía que tú eres un Dios misericordioso y compasivo, lento para la ira y lleno de amor, que cambias de parecer y no destruyes. 3 Así que ahora, Señor, te suplico que me quites la vida. ¡Prefiero morir que seguir viviendo!
4 —¿Tienes razón de enfurecerte tanto? —respondió el Señor.
5 Jonás salió y se sentó al este de la ciudad. Allí hizo un cobertizo y se sentó bajo su sombra para ver qué iba a suceder con la ciudad. 6 Para aliviarlo de su malestar, Dios el Señor dispuso una planta,[a] la cual creció hasta cubrirle a Jonás la cabeza con su sombra. Jonás se alegró muchísimo por la planta. 7 Pero al amanecer del día siguiente Dios dispuso que un gusano la hiriera y la planta se marchitó. 8 Al salir el sol, Dios dispuso un abrasador viento del este. Además, el sol hería a Jonás en la cabeza, de modo que este desfallecía. Con deseos de morirse, exclamó: «¡Prefiero morir que seguir viviendo!».
9 Pero Dios dijo a Jonás:
—¿Tienes razón de enfurecerte tanto por la planta?
—¡Claro que la tengo! —respondió—. ¡Me muero de rabia!
10 El Señor dijo:
—Tú te compadeces de una planta que, sin ningún esfuerzo de tu parte, creció en una noche y en la otra pereció. 11 Y de Nínive, una gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no distinguen su derecha de su izquierda y tanto ganado, ¿no habría yo de compadecerme?
Hay un enojo que es pecado y un enojo que no es pecado. La diferencia no está basada en el carácter o tipo de enojo, ni tampoco en su intensidad, más bien se basa en los motivos y también se basa en contra de que o de quien está dirigido el enojo.
El enojo de Jonás era el resultado de su orgullo y vanidad y también era el resultado de su corazón herido, el enojo de Jonás denotaba que tenía una voluntad insubordinada, un celo irracional, un orgullo invencible y un corazón vanidoso.
La frase «airaos pero no pequéis» es la orden para todos nosotros, el enojo no debe ser pecaminoso, enojarnos sin pecar debería ser un punto importante en la ética de todo cristiano. El orgullo está siempre opuesto a las ordenanzas de la segunda tabla de la ley de Dios.
Muchas veces se habla del enojo de Cristo, el enojo de Cristo es un enojo totalmente diferente al enojo de Jonás, el enojo de Jesús desconoció la palabra orgullo y estaba basado en una indignación justa, fue un enojo sin pecado, fue un enojo justo y fue un enojo lleno de misericordia. Hay que recordar que la severidad no es sinónimo de odio. Uno de los pensamientos hermosos de Hazlett dice: » La gente que es buena de naturaleza, es la peor gente que podemos encontrar en el mundo. Esta gente deja a otros la pesada carga de la indignación y de la corrección»
¿Por qué estaba enojado Jonás? El más alto éxito y nobleza de la predicación consiste en un resultado constructivo y salvador, y no en un resultado destructivo. Pero Jonás pensaba que era todo lo contrario, él creía que el éxito de la predicación consistía en la destrucción.
Además, hay que notar que Jonás tenía una oración apasionada, y había pervertido el privilegio de la oración, había convertido la oración en un medio para vindicarse ante Dios y también un medio de vituperación divina, era irrespetuoso para hablar con Dios. Por eso es que en su oración hace un pedido irrazonable e injustificable, el orgullo prevalecía en esa oración, en pocas palabras su oración decía: «ya que mi reputación como profeta está por el suelo, y no fuiste capas de quitarle la vida a los de Nínive, entonces prefiero que me quites la vida a mi» Si la «tradición» está correcta en decir que Jonás era el ayudante de Elías, aquí en esta escena podemos encontrar el aprendizaje de Jonás con Elías, Jonás está repitiendo las palabras que alguna vez pronunció Elías, la gran diferencia era que el enojo de Elías era en contra del pecado y el enojo de Jonás era en contra del pecador que fue salvado y en contra del Salvador.
6 Y el Señor Dios dispuso que una planta creciera sobre Jonás para que hiciera sombra sobre su cabeza y lo librara de su incomodidad. Y Jonás se alegró grandemente por la planta. 7 Pero Dios dispuso que un gusano al rayar el alba del día siguiente atacara la planta, y ésta se secó. 8 Y sucedió que al salir el sol, dispuso Dios un sofocante viento solano, y el sol hirió la cabeza de Jonás y él desfallecía, y deseaba con toda su alma morir, diciendo: Mejor me es la muerte que la vida.
¿Hay alguna planta de calabaza que crezca de esa manera tan rápida en Palestina? Definitivamente no. Hay que notar que la calabaza crece con mucha rapidez, en unos cuantos días se puede hacer una buena enramada con la calabaza, su sombra es impenetrable por los rayos del sol inclusivo a la hora más dura que es el mediodía, puede crecer en los días más calientes del verano, dura mucho tiempo y además puede sobrevivir aun cuando es herida, golpeada o tratada muy mal. Cualquiera pudiera decir que Dios eligió una planta que no es difícil que crezca, por lo tanto, el milagro no es tan sublime, solo hay que recordar que el poder divino es capaz de hacer crecer de la noche a la mañana, una planta de calabaza o un roble.
Pero también preparó un gusano para que destruyera la calabaza, de esto aprendemos lo siguiente:
1-Dios tiene el derecho de quitar sus regalos, El puede tomarlo de regreso a la hora que a él le plazca, Dios nos entrega sus bondades, cuidados y regalos sin ninguna obligación o contrato.
2-Dios nos puede quitar sus regalos cuando aparentemente los necesitamos más: «7 Pero Dios dispuso que un gusano al rayar el alba del día siguiente atacara la planta, y ésta se secó.»
3- Dios nos puede quitar sus regalos cuando los comenzamos a disfrutar más: «6 Y el Señor Dios dispuso que una planta creciera sobre Jonás para que hiciera sombra sobre su cabeza y lo librara de su incomodidad. Y Jonás se alegró grandemente por la planta.»
4-Dios nos puede quitar los regalos a través de cualquier agente que El así lo desee o escoja. El agente destructor para la calabaza fue un gusano. Hasta el más insignificante agente puede ser usado para privarnos de las bendiciones de Dios.
5-Dios; después de quitar los regalos, puede consolar la tristeza y puede compensar por la pérdida
La calabaza de Jonás nos enseña que Dios cuida y protege a sus hijos, y que él es bondadoso inclusivo con aquellos que son desagradecidos y malos. Jonás estaba muy contento con la frescura y la protección que le estaba brindando su calabaza, y éste es precisamente el error que todos nosotros estamos inducidos a cometer cuando somos acariciados por nuestros comodidades, conveniencias, lujos, posesiones y bienes temporales aquí en la tierra. Nos volvemos tan contentos con esas cosas que depositamos nuestro corazón y nuestra felicidad en estas cosas. Tenemos que recordar que siempre hay un gusano en la raíz de todas nuestras posesiones y comodidades terrenales, todas las cosas de este mundo pasarán, solo lo divino queda y queda para siempre.
También tenemos que ser cuidadosos cuando Dios nos provee alguna bendición especial en la vida, si esa bendición se vuelve en un problema, en un pleito, en una amargura, en una piedra de tropiezo, o promueve nuestro orgullo y nuestra vanidad, de seguro Dios mandará el gusano de la destrucción y seremos privados de tantas cosas buenas y maravillosas que Dios quisiera regalarnos.
La ironía de la vida consistes en que somos mejores personas, mejores cristianos, mejores hijos de Dios, en las desgracias, en las enfermedades, en las tristezas y en las pobrezas; porfavor querido hermano, no te inscribas en el club de Jonás, en el club de los orgullosos, vanidosos y desagradecidos, porque Dios «resiste al soberbio».
Una felíz semana a todos, disculpen que no pudimos realizar el video, pero esperamos que este comentario les halla sido de mucho provecho.
El hermano Tony.