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LECCIONES FUTURAS DE ESCUELA SABÁTICA
Año |
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Mayordomía | El Mensaje de los Tres Ángeles | Efesios | La Misión de Dios: Mi Misión |
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Amor y Justicia en la Biblia | Como Estudiar la Profecía y la Inspiración | Éxodo | Como Permanecer en Relación con Dios |
2026 |
Colosenses – Filipenses | Religión en el Mercado* | Josué | El Espíritu de Profecía |
2027 |
1 & 2 de Corintios | Mayordomía | Eclesiología | Ezequiel |
2028 |
* Religion in the Market Place
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Lección 6: Para el 11 de noviembre de 2023
MOTIVACIÓN Y PREPARACIÓN PARA LA MISIÓN
Sábado 4 de noviembre___________________________________________________
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Lucas 24:1-12; 24:36-49; Hechos 1:1226; Hebreos 10:24, 25; Hechos 2:1-41; 1 Corintios 11:1.
PARA MEMORIZAR:
“Estas son las palabras que les hablé cuando estaba aún con ustedes; que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los Salmos” (Luc. 24:44).
Pablo escribió a los filipenses: “Es verdad que algunos predican a Cristo por envidia y contienda; pero otros lo hacen de buena voluntad. Estos lo anuncian por amor, sabiendo que estoy puesto para defensa del evangelio; otros anuncian a Cristo por rivalidad, no sinceramente, pensando añadir aflicción a mis prisiones. Pero ¿qué importa? Lo importante es que, por pretexto o por verdad, Cristo sea anunciado; y esto me alegra y me seguirá alegrando” (Fil. 1:15-18).
¡Qué palabras poderosas! No obstante, lo ideal es que nuestras motivaciones para predicar a Cristo, para la misión, para alcanzar a otros con las buenas nuevas, sean por amor y por verdad, y no por ambición egoísta, envidia ni contienda. ¿Cuáles son, entonces, algunas de las motivaciones para predicar a Cristo, y cuáles son algunas de las formas en que podemos prepararnos para hacerlo? Esta semana analizaremos algunos acontecimientos de la iglesia primitiva que pueden orientarnos sobre estos aspectos cruciales de la misión.
ESPÍRITU DE PROFECÍA
Jesús desea que los que trabajan en su servicio no estén ansiosos por recibir recompensas, ni que sientan que deben recibir una compensación por todo lo que hacen. El Señor quiere que nuestras mentes se encaucen por un conducto diferente, porque él no ve en la forma como el hombre ve. El no juzga por las apariencias, sino que estima a un hombre por la sinceridad de su corazón…
Pablo contempló constantemente la corona de vida que se le daría, y no solo a él sino también a todos los que aman su venida. Fue la victoria ganada mediante la fe en Jesucristo la que hizo la corona tan deseable. Él siempre exaltó a Jesús. Está fuera de lugar toda jactancia de nuestra parte acerca de los talentos o la victoria. «No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová». Jeremías 9:23, 24 (Consejos sobre la mayordomía cristiana, pp. 353, 354).
El Señor desea que confiemos en él sin hacer preguntas con respecto a nuestra recompensa. Cuando Cristo mora en el alma, el pensamiento de recompensa no primará. Este no es el motivo que impulsa nuestro servicio. Es cierto que, en un sentido secundario, debemos tener en cuenta la recompensa. Dios desea que apreciemos las bendiciones que nos ha prometido. Pero no quiere que estemos muy ansiosos por la remuneración, ni que pensemos que por cada deber hemos de recibir un galardón. No debemos estar tan ansiosos de obtener el premio, como de hacer lo que es recto, independientemente de toda ganancia. El amor a Dios y a nuestros semejantes debe ser nuestro motivo (Palabras de vida del gran Maestro, p. 329).
[E]l servicio voluntario y la gozosa abnegación. . . un espíritu tal es el único que debiera impulsar a quienes siguen a Jesús. Nuestro divino Maestro nos ha dado un ejemplo de cómo deben trabajar sus discípulos.
A aquellos a quienes invitó así: «Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres» (Mateo 4:19), no ofreció ninguna suma definida como recompensa por sus servicios. Debían compartir su abnegación y sacrificio.
Al trabajar no debemos hacerlo por el salario que recibimos. El motivo que nos impulsa a trabajar para Dios no debe tener nada que se asemeje al egoísmo. La devoción abnegada y un espíritu de sacrificio han sido siempre y seguirán siendo el primer requisito de un servicio aceptable. Nuestro Señor y Maestro quiere que no haya una sola fibra de egoísmo entretejida con su obra. Debemos dedicar a nuestros esfuerzos el tacto y la habilidad, la exactitud y la sabiduría, que el Dios de perfección exigió de los constructores del tabernáculo terrenal; y sin embargo en todas nuestras labores debemos recordar que los mayores talentos o los servicios más brillantes son aceptables tan solo cuando el yo se coloca sobre el altar, como un holocausto vivo (Profetas y reyes, p. 47).
Domingo 5 de noviembre_________________________________________________
COMPARTIR LA BUENA NOTICIA
Lee Lucas 24:1 al 12. ¿Cuál fue la respuesta de los que oyeron hablar del Cristo resucitado?
Lucas 24:1-12
1 El primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas. 2 Y hallaron removida la piedra del sepulcro; 3 y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. 4 Aconteció que estando ellas perplejas por esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes; 5 y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? 6 No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea, 7 diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día. 8 Entonces ellas se acordaron de sus palabras, 9 y volviendo del sepulcro, dieron nuevas de todas estas cosas a los once, y a todos los demás. 10 Eran María Magdalena, y Juana, y María madre de Jacobo, y las demás con ellas, quienes dijeron estas cosas a los apóstoles. 11 Mas a ellos les parecían locura las palabras de ellas, y no las creían. 12 Pero levantándose Pedro, corrió al sepulcro; y cuando miró dentro, vio los lienzos solos, y se fue a casa maravillándose de lo que había sucedido.
El domingo de mañana temprano, después de la muerte de Jesús, Lucas dice que varias mujeres fueron al sepulcro. Llevaban especias; así que, se entiende que hayan ido a ocuparse del cuerpo de Jesús una vez que el sábado terminara. Esperaban encontrar una tumba todavía sellada, pero se sorprendieron al ver que estaba vacía. Sin saber qué hacer, se asustaron cuando aparecieron dos hombres vestidos con ropas resplandecientes. Sin embargo, estos hombres tenían un mensaje para ellas. Les recordaron las palabras de Jesús y les dijeron que Jesús había resucitado, como lo había predicho. Eufóricas por la noticia, regresaron rápidamente a donde estaban los discípulos y muchos otros seguidores de Jesús, y les contaron lo que habían visto y oído, porque no podían contener la emoción. Es decir, estaban compartiendo con los demás lo que habían descubierto de Cristo.
¿Te imaginas cómo se habrán sentido las mujeres? Acababan de tener una experiencia increíble, que indudablemente las llenó de asombro, pero los discípulos consideraron que era “puro cuento” y no quisieron creerles. Así que, como no sabían si creerles o no a las mujeres, Pedro corrió al sepulcro para verlo por sí mismo.
Pedro (como muchos de nosotros) era reacio a aceptar algo simplemente porque lo dijera otra persona. Aunque Pedro escuchó a las mujeres, no pudo compartir la experiencia de ellas hasta más tarde. Al principio, todo lo que experimentó fue una tumba vacía, y eso, dice Lucas, lo dejó simplemente “maravillado de lo que había sucedido” (Luc. 24:12). Su experiencia en el sepulcro no fue la misma que la de las mujeres.
Pese a la respuesta de Pedro, en cuanto estas mujeres oyeron la noticia de Jesús, quisieron compartirla con los demás. ¿Qué mayor motivación para la misión que dar a conocer a los demás lo que Jesús ha hecho por ellas? ¿Qué mayor motivación que difundir las buenas nuevas de la salvación en Jesús, la única esperanza que tenemos?
Por supuesto, nosotros mismos necesitamos una experiencia personal con Dios antes de poder compartirla con los demás. Nuestro deseo de compartir con otros lo que tanto amamos debe ser una parte crucial de nuestra motivación para la misión. Al fin y al cabo, no podemos compartir lo que no tenemos, ¿verdad?
¿Cuál ha sido tu experiencia con la realidad de Dios y su amor? ¿Por qué estos momentos son tan valiosos para ti, y cómo te motivan para llegar a los demás con las buenas nuevas?
ESPÍRITU DE PROFECÍA
La primera obra que hizo Cristo en la tierra después de su resurrección consistió en convencer a sus discípulos de su no disminuido amor y tierna consideración por ellos. Para probarles que era su Salvador vivo, que había roto las ligaduras de la tumba y no podía ya ser retenido por el enemigo la muerte, para revelarles que tenía el mismo corazón lleno de amor que cuando estaba con ellos como su amado Maestro, les apareció vez tras vez. Quería estrechar aún más en derredor de ellos los vínculos de su amor. Id, decid a mis hermanos —dijo— que se encuentren conmigo en Galilea.
Al oír esta cita tan definida, los discípulos empezaron a recordar las palabras con que Cristo les predijera su resurrección. Pero aun así no se regocijaban. No podían desechar su duda y perplejidad. Aun cuando las mujeres declararon que habían visto al Señor, los discípulos no querían creerlo. Pensaban que era pura ilusión (El Deseado de todas las gentes, p. 736).
¡Cuántos están haciendo todavía lo que hacían esos discípulos! ¡Cuántos repiten el desesperado clamor de María: «Han llevado al Señor… y no sabemos dónde le han puesto»! ¡A cuántos podrían dirigirse las palabras del Salvador: «¿Por qué lloras? ¿a quién buscas?» Está al lado de ellos, pero sus ojos cegados por las lágrimas no lo ven. Les habla, pero no lo entienden.
¡Ojalá que la cabeza inclinada pudiese alzarse, que los ojos se abriesen para contemplarle, que los oídos pudiesen escuchar su voz! «Id presto, decid a sus discípulos que ha resucitado.» Invitadlos a no mirar la tumba nueva de José, que fue cerrada con una gran piedra y sellada con el sello romano. Cristo no está allí. No miréis el sepulcro vacío. No lloréis como los que están sin esperanza ni ayuda. Jesús vive, y porque vive, viviremos también. Brote de los corazones agradecidos y de los labios tocados por el fuego santo el alegre canto: ¡Cristo ha resucitado! Vive para interceder por nosotros. Aceptad esta esperanza, y dará firmeza al alma como un ancla segura y probada. Creed y veréis la gloria de Dios (El Deseado de todas las gentes, p. 737).
Deberíamos cultivar la bondad y la cortesía en nuestro trato con aquellos con quienes nos encontramos. Esforcémonos… siempre por presentar la verdad de una manera fácil. Esta verdad significa vida, vida eterna para aquel que la recibe. Estudiad por lo tanto la manera de pasar fácil pero cortésmente de temas de naturaleza temporal a los de naturaleza espiritual y eterna… Mientras camináis por la calle o estáis sentados junto al camino podéis sembrar la semilla de la verdad en algún corazón.
Hay trabajo que hacer por nuestro Maestro. Hay almas que por nuestra influencia, pueden ser conducidas a Cristo. ¿Quién está listo para dedicarse de todo corazón a esta obra? (Nuestra elevada vocación, p. 303).
Lunes 6 de noviembre____________________________________________________
UN FUNDAMENTO PROFÉTICO
Lee Lucas 24:36 al 49. ¿Qué ocurrió aquí y por qué fue una experiencia tan crucial para los apóstoles?
Lucas 24:36-49
36 Mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros. 37 Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu. 38 Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos? 39 Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo. 40 Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies. 41 Y como todavía ellos, de gozo, no lo creían, y estaban maravillados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer? 42 Entonces le dieron parte de un pez asado, y un panal de miel. 43 Y él lo tomó, y comió delante de ellos. 44 Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. 45 Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras; 46 y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; 47 y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. 48 Y vosotros sois testigos de estas cosas. 49 He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.
Es interesante que, al principio, los discípulos no creyeran por miedo. Luego, después de ver a Jesús y comprobar que realmente estaba vivo, no creyeron por gozo (Luc. 24:41). ¿Has sentido alguna vez que algo era demasiado bueno para ser verdad? Esta fue la experiencia de los discípulos y de los demás en el aposento alto.
Sin embargo, si Jesús los hubiera dejado únicamente con esta experiencia, al marcharse, la fe de ellos probablemente no habría perdurado. Con el tiempo, la fuerza de la experiencia podría haberse desvanecido; la olvidarían, o incluso empezarían a cuestionarla. Por eso, Jesús no se limitó a mostrarles sus cicatrices y a comer pescado delante de ellos. En lugar de eso, los llevó a la Palabra y les mostró el fundamento profético de su obra y su ministerio. Es decir, por más intensa que fuera la experiencia que tuvieron con él, Jesús todavía quería que su fe se basara en la Palabra de Dios.
“Estas son las palabras que les hablé cuando estaba aún con ustedes; que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los Salmos” (Luc. 24:44).
Aquí también encontramos una poderosa motivación para la testificación, para la misión: la Palabra de Dios. Jesús sabía que, para consolidar la experiencia de los discípulos, ellos necesitaban comprender por qué había tenido que morir y qué significaba su resurrección. Necesitaban cambiar su cosmovisión: de un reino político y terrenal a la gran solución al pecado y la victoria de Cristo sobre la muerte. El evangelio era mucho más que alcanzar la soberanía política de Israel. Revelaba la victoria de Cristo sobre Satanás y garantizaba que, un día, toda la maldad del mundo sería destruida, que la Tierra sería creada de nuevo y que Dios estaría en medio de su pueblo. Él “les abrió el sentido” (Luc. 24:45) para que pudieran comprender estas verdades, que debían compartir con el mundo.
Nuestras experiencias con Jesús no pueden sostenerse sin el fundamento de su Palabra, incluyendo las profecías que señalan la historia y los acontecimientos que condujeron a la Primera Venida y que precederán a la segunda venida de Cristo. Con estas verdades firmemente entendidas, podemos estar preparados y motivados para la misión.
¿Hasta qué punto conoces las profecías que señalan a Cristo, tanto en su primera venida como en su segunda venida? Especialmente en los últimos días, ¿por qué debemos estar cimentados en la Palabra de Dios, incluyendo las profecías, y por qué es tan crucial comprenderlas, especialmente para la misión?
ESPÍRITU DE PROFECÍA
Cuarenta días permaneció Jesús con sus discípulos, alegrándoles el corazón al declararles más abiertamente las realidades del reino de Dios. Los comisionó para dar testimonio de cuanto habían visto y oído referente a su pasión, muerte y resurrección, así como de que él había hecho sacrificio por el pecado, para que cuantos quisieran pudieran acudir a él y encontrar vida. Con fiel ternura les dijo que serían perseguidos y angustiados, pero que hallarían consuelo en el recuerdo de su experiencia y en la memoria de las palabras que les había hablado. Les dijo que él había vencido las tentaciones de Satanás y obtenido la victoria por medio de pruebas y sufrimientos. Ya no podría Satanás tener poder sobre él, pero los tentaría más directamente a ellos y a cuantos creyeran en su nombre. Sin embargo, también podrían ellos vencer como él había vencido. Jesús confirió a sus discípulos el poder de obrar milagros, diciéndoles que aunque los malvados los persiguieran, él enviaría de cuando en cuando sus ángeles para librarlos; nadie podría quitarles la vida hasta que su misión fuese cumplida; entonces podría ser que se requiriese que sellasen con su sangre los testimonios que hubiesen dado (Primeros escritos, pp. 188, 189).
Aquellos en cuyos corazones mora Jesús por la fe, han recibido realmente el Espíritu Santo. Cada individuo que recibe a Jesús como su Salvador personal, ciertamente recibe también el Espíritu Santo a fin de ser su Consejero, su Santificador, su Guía y su Testigo. Cuanto más estrechamente camine el creyente con Dios, más claro será su testimonio, y como resultado seguro, será más poderosa la influencia de su testimonio del amor del Salvador sobre otros y más evidencia dará de que valora la Palabra de Dios. Esta es su comida, lo que satisface su alma sedienta. Valora el privilegio de conocer la voluntad de Dios en su Palabra (Alza tus ojos, p. 17).
Creer en [Cristo] es esencial para la vida espiritual. Los que participan del banquete de la Palabra nunca sienten hambre, nunca padecen de sed, nunca desean ningún bien más elevado ni más exaltado.
El conocimiento más sublime y verdadero se encuentra en la Palabra de Dios. Hay elocuencia en su sencillez…
La Biblia es nuestra guía en las sendas seguras que conducen a la vida eterna. Dios ha inspirado a hombres que escriban lo que nos presenta la verdad, lo que nos atraerá, y que, si lo practicamos, nos capacitará para recibir y obtener poder moral para situarnos entre las mentes más educadas. La mente de todos aquellos que estudien la Palabra de Dios, se ampliará. Mucho más que cualquier otro estudio, este es de una naturaleza que aumenta las facultades de comprensión y proporciona nuevo vigor a cada facultad. Pone a la mente en relación con los amplios y ennoblecedores principios de la verdad. Nos coloca en íntima relación con todo el cielo, al impartir sabiduría, conocimiento y entendimiento. El evangelio está adaptado para ser alimento espiritual, para satisfacer el apetito espiritual del hombre. En todos los casos, es precisamente lo que el hombre necesita (Sons and Daughters of God, p. 70; parcialmente en Hijos e hijas de Dios, p. 72).
Martes 7 de noviembre___________________________________________________
LA ESPERA Y LA MISIÓN
Lucas 24 culmina con la ascensión de Jesús al Cielo (Luc. 24:50-53). Pero la historia no termina allí. El autor, Lucas, siguió escribiendo en el libro de los Hechos. Justo antes de ascender al Cielo, Jesús dio a los discípulos una misión, una promesa, e instrucciones inmediatas de esperar en Jerusalén “poder de lo alto” (Luc. 24:49; ver también Hech. 1:4-8).
Jesús dio instrucciones a los discípulos para que esperaran en Jerusalén hasta que se cumpliera su palabra de enviar la Promesa del Padre (el Espíritu Santo), que les daría poder para ser testigos en Jerusalén, Judea, Samaria y más allá.
Lee Hechos 1:12 al 26. ¿Qué hacían los discípulos, que ahora eran unos ciento veinte hombres y mujeres, mientras esperaban?
Hechos 1:12-26
12 Entonces volvieron a Jerusalén desde el monte que se llama del Olivar, el cual está cerca de Jerusalén, camino de un día de reposo. 13 Y entrados, subieron al aposento alto, donde moraban Pedro y Jacobo, Juan, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas hermano de Jacobo. 14 Todos estos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos. 15 En aquellos días Pedro se levantó en medio de los hermanos (y los reunidos eran como ciento veinte en número), y dijo: 16 Varones hermanos, era necesario que se cumpliese la Escritura en que el Espíritu Santo habló antes por boca de David acerca de Judas, que fue guía de los que prendieron a Jesús, 17 y era contado con nosotros, y tenía parte en este ministerio. 18 Este, pues, con el salario de su iniquidad adquirió un campo, y cayendo de cabeza, se reventó por la mitad, y todas sus entrañas se derramaron. 19 Y fue notorio a todos los habitantes de Jerusalén, de tal manera que aquel campo se llama en su propia lengua, Acéldama, que quiere decir, Campo de sangre. 20 Porque está escrito en el libro de los Salmos: Sea hecha desierta su habitación, Y no haya quien more en ella; y: Tome otro su oficio. 21 Es necesario, pues, que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros, 22 comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho testigo con nosotros, de su resurrección. 23 Y señalaron a dos: a José, llamado Barsabás, que tenía por sobrenombre Justo, y a Matías. 24 Y orando, dijeron: Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muestra cuál de estos dos has escogido, 25 para que tome la parte de este ministerio y apostolado, de que cayó Judas por transgresión, para irse a su propio lugar. 26 Y les echaron suertes, y la suerte cayó sobre Matías; y fue contado con los once apóstoles.
Jesús había dado una misión clara a los discípulos: debían ser testigos suyos ante el mundo. Así que, mientras esperaban, se prepararon para su misión de dos maneras. En primer lugar, Lucas dice que oraban y suplicaban unánimes. No había duda en su mente sobre cuál era la misión que Jesús les había encomendado, y cada uno de ellos había aceptado esa misión. Esto los inspiró a unirse en oración. Lucas no da a conocer los motivos de oración, pero lo más seguro es que oraran pidiendo sabiduría, fuerza y valor para cumplir juntos la misión. ¡Qué ejemplo para nosotros!
Lo segundo que hicieron mientras esperaban fue prepararse logísticamente para su misión. Judas había entregado a Jesús para que lo ejecutaran y luego se había quitado la vida. Esto había dejado una vacante entre los Doce. Así que, mientras esperaban, los discípulos buscaron la guía de Dios y eligieron a un reemplazante. Por cierto, los discípulos se organizaron y planificaron el comienzo de su misión. Pedro desempeñó un papel de liderazgo en esta toma de decisiones. Nadie cuestionó su proceder; todos vieron en esta iniciativa la sabiduría de Dios. Todos comprendían y confiaban en que Dios estaba actuando, obrando y moviéndose en medio de ellos. El tiempo de espera no fue ocioso, sino que estuvo lleno de propósito y de actividades impulsadas por la misión.
Mientras esperamos el derramamiento del Espíritu Santo para que nos ayude a completar la gran misión de Dios, debemos unirnos para animarnos mutuamente (Heb. 10:24, 25) y orar por el Espíritu Santo de Dios. Además, debemos alinearnos, personalmente y como iglesia, con la prioridad de Dios: la salvación de los perdidos.
¿Cómo puedes aprender a esperar en el Señor y no perder la fe mientras tanto? Mientras tanto, mientras esperas, ¿cómo puedes aprovechar mejor el tiempo, como hicieron los discípulos?
ESPÍRITU DE PROFECÍA
Los anhelosos discípulos [de Cristo] escuchaban gozosamente las enseñanzas del Maestro, alimentándose, llenos de alegría, con cada palabra que fluía de sus santos labios. Sabían ahora con certeza que era el Salvador del mundo. Sus palabras penetraban hondamente en sus corazones, y lamentaban que tuviesen que separarse pronto de su Maestro celestial y no pudiesen ya oír las consoladoras y compasivas palabras de sus labios. Pero de nuevo se inflamaron sus corazones de amor y excelso júbilo, cuando Jesús les dijo que iba a aparejarles lugar y volver otra vez para llevárselos consigo, de modo que siempre estuviesen con él. También les prometió enviarles el Consolador, el Espíritu Santo, para guiarlos en toda verdad. «Y alzando sus manos, los bendijo» (Primeros escritos, p. 189).
Nosotros… debemos destinar momentos especiales para meditar, orar y recibir refrigerio espiritual. No reconocemos debidamente el valor del poder y la eficacia de la oración. La oración y la fe harán lo que ningún poder en la tierra podrá hacer…
Las tentaciones a que estamos expuestos cada día hacen de la oración una necesidad. Todo camino está sembrado de peligros. Los que procuran rescatar a otros del vicio y de la ruina están especialmente expuestos a la tentación. En continuo contacto con el mal, necesitan apoyarse fuertemente en Dios, si no quieren corromperse…
Al permitir que nuestra comunión con Dios se interrumpa, perdemos nuestra defensa. Ni aun todos vuestros buenos propósitos e intenciones os capacitarán para resistir al mal. Tenéis que ser hombres y mujeres de oración. Vuestras peticiones no deben ser lánguidas, ocasionales, ni caprichosas, sino ardientes, perseverantes y constantes. No siempre es necesario arrodillarse para orar. Cultivad la costumbre de conversar con el Salvador cuando estéis solos, cuando andéis o estéis ocupados en vuestro trabajo cotidiano. Elévese el corazón de continuo en silenciosa petición de ayuda, de luz, de fuerza, de conocimiento. Sea cada respiración una oración (El ministerio de curación, pp. 407, 408).
Aquellos que pertenecen a la familia de la fe nunca debieran dejar de reunirse, porque este es el medio que Dios ha designado para conducir a sus hijos a la unidad, a fin de que con amor y compañerismo cristiano se ayuden y fortalezcan y animen unos a otros…
Como hermanos en nuestro Señor, somos llamados por una santa vocación a una vida santa y feliz. Habiendo entrado por la senda estrecha de la obediencia, refresquemos nuestras mentes mediante la comunión de unos con otros y con Dios. Mientras vemos aproximarse el día de Dios, reunámonos a menudo para estudiar su Palabra y exhortarnos unos a otros a ser fieles hasta el fin. Estas reuniones son el medio designado por Dios por el cual tenemos la oportunidad de hablarnos unos a otros y de obtener toda la ayuda posible para prepararnos en forma debida, a fin de recibir en las asambleas celestiales el cumplimiento de la promesa de nuestra heredad (Nuestra elevada vocación, p. 168).
Miércoles 8 de noviembre_________________________________________________
“USTEDES […] LO CRUCIFICARON”
Hechos 2 registra el derramamiento del Espíritu Santo en Pentecostés. Mientras los seguidores de Jesús oraban, sobre la cabeza de ellos se posaron lenguas de fuego. Ellos reconocieron que habían recibido el poder prometido del Espíritu Santo.
Lee Hechos 2:1 al 41. ¿Qué les sucedió a los discípulos al recibir al Espíritu Santo en Pentecostés?
Hechos 2:1-41
1 Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. 2 Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; 3 y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. 4 Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. 5 Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. 6 Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. 7 Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan? 8 ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? 9 Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia, 10 en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de África más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos, 11 cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios. 12 Y estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto? 13 Mas otros, burlándose, decían: Están llenos de mosto. 14 Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras. 15 Porque estos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día. 16 Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: 17 Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones, Y vuestros ancianos soñarán sueños; 18 Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán. 19 Y daré prodigios arriba en el cielo, Y señales abajo en la tierra, Sangre y fuego y vapor de humo; 20 El sol se convertirá en tinieblas, Y la luna en sangre, Antes que venga el día del Señor, Grande y manifiesto; 21 Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. 22 Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis; 23 a este, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole; 24 al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella. 25 Porque David dice de él: Veía al Señor siempre delante de mí; Porque está a mi diestra, no seré conmovido. 26 Por lo cual mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua, Y aun mi carne descansará en esperanza; 27 Porque no dejarás mi alma en el Hades, Ni permitirás que tu Santo vea corrupción. 28 Me hiciste conocer los caminos de la vida; Me llenarás de gozo con tu presencia. 29 Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. 30 Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono, 31 viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. 32 A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. 33 Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís. 34 Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, 35 Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies. 36 Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo. 37 Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? 38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. 39 Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare. 40 Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación. 41 Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.
Los discípulos comenzaron a hablar en otras lenguas “según el Espíritu les concedía que hablasen” (Hech. 2:4). Lo crucial aquí es que Dios capacitó a cada persona para beneficio de los no creyentes. La bendición no era meramente para su propio bien. No era una bendición para hacerlos aptos para el Cielo o para que pudieran hacer negocios más fácilmente en un idioma extranjero. Se les concedió la bendición para cumplir la misión de Dios hacia los perdidos. Hoy, Dios llama a cada uno de sus seguidores a usar sus dones personales para el bien de su misión hacia los incrédulos. Se nos han dado dones: ¿qué mayor llamado a la misión que usar lo que se nos ha dado para alcanzar a otros?
El derramamiento del Espíritu Santo dio lugar a que muchos se arrepintieran de haber rechazado al Mesías, pues seguramente algunos de ellos estaban en Jerusalén cuando él murió. Piensa en el poder que hay aquí: Pedro acusó a algunos de ellos de haber crucificado al Cristo. Obviamente, se dieron cuenta de lo que habían hecho y, al verse condenados, gritaron: “Hermanos, ¿qué haremos?” (Hech. 2:37).
Con todo, incluso ellos podían recibir el perdón. Pedro les dijo: “Arrepiéntanse, y sea bautizado cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados. Y recibirán el don del Espíritu Santo” (Hech. 2:38).
Al trabajar juntos, en armonía con el Espíritu Santo y entre sí, estos seguidores de Jesús predicaron el arrepentimiento y el perdón de los pecados, ¡incluso para aquellos que podrían haber participado directamente en la crucifixión de Jesús! Ese es el poder del evangelio. Si ese mensaje no nos motiva a la misión, ¿qué nos motivará? Somos llamados a difundir el evangelio al mundo, un mundo pecador, caído y corrupto, con gente pecadora, caída y corrupta. Nuestro trabajo no es juzgar; nuestro trabajo es dar testimonio del poder salvador de Jesús.
La idea de que incluso a algunos de los que fueron cómplices de la muerte de Cristo se les ofreciera la salvación, ¿por qué debería (1) ser un aliento para nuestra alma, y (2) animarnos a dar testimonio a los demás, por más malos que parezcan?
ESPÍRITU DE PROFECÍA
En el día de Pentecostés, el Infinito se manifestó con poder a la iglesia. Mediante su Espíritu Santo, descendió de las alturas de los cielos como un poderoso viento al aposento donde estaban reunidos los discípulos. Palabras de arrepentimiento y confesión se mezclaban con cantos de alabanza por los pecados perdonados. Se oían expresiones de agradecimiento y profecía. Todo el cielo se inclinaba para contemplar y adorar la sabiduría de amor incomparable e incomprensible.
Los apóstoles y discípulos estaban maravillados, y exclamaron: «¡Aquí hay amor!» Se apoderaron del don impartido. Sus corazones estaban llenos de una benevolencia tan plena, tan profunda, tan abarcante, que los impulsó hasta lo último de la tierra, testificando… Estaban llenos de un intenso anhelo por añadir a la iglesia a los que serían salvos (A fin de conocerle, p. 343).
Tres mil almas se añadieron a la iglesia. Los apóstoles hablaron impulsados por el Espíritu Santo; y sus palabras no podían ser contradichas porque las confirmaban extraordinarios milagros llevados a cabo gracias al derramamiento del Espíritu de Dios. Los discípulos mismos se asombraron de los resultados de esta manifestación, y de la rapidez y la abundancia de la cosecha de almas, Todos se llenaron de asombro…
Los argumentos de los apóstoles por sí solos, aunque claros y convincentes, no habrían sido capaces de eliminar los prejuicios de los judíos que se habían opuesto a muchísima evidencia. Pero el Espíritu Santo introdujo esos argumentos con poder divino en sus corazones. Eran como agudas flechas del Todopoderoso, que los convencieron de su terrible culpa al rechazar y crucificar al Señor de gloria. «Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo» (La historia de la redención, pp. 255, 256).
Pronto se realizarán cambios importantes y rápidos, y el pueblo de Dios debe estar dotado del Espíritu Santo para que, con sabiduría celestial, pueda hacer frente a las emergencias de esta época y hasta donde sea posible contrarrestar los movimientos desmoralizadores del mundo. Si la iglesia no se duerme, si los discípulos de Cristo velan y oran, podrán tener luz para comprender y apreciar los movimientos del enemigo.
¡El fin está cerca! Dios invita a la iglesia a poner en orden las cosas pendientes. Colaboradores de Dios, estáis facultados por el Señor para llevar a otros al reino. Habéis de ser los agentes vivos de Dios, conductos de luz para el mundo, y en derredor vuestro hay ángeles del cielo, enviados por Cristo para sosteneros y fortaleceros mientras trabajáis por la salvación de las almas (Testimonios para la iglesia, t. 6, p. 436).
Jueves 9 de noviembre___________________________________________________
UN RETRATO DE LA IGLESIA PRIMITIVA
Lee Hechos 2:41 al 47. ¿Qué tipo de retrato de la iglesia primitiva se presenta aquí?
Hechos 2:41-47
41 Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas. 42 Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones. 43 Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. 44 Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; 45 y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. 46 Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, 47 alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.
Hechos 2 termina con una hermosa imagen de cómo era la iglesia primitiva. Hechos 2:41 dice que los que fueron bautizados “se les unieron” a ellos. Podríamos leer esto como que alguien hizo las cuentas y agregó el número de nuevos creyentes al número de creyentes existentes y estableció un nuevo total de miembros para el grupo. Pero esa es una interpretación superficial. El enunciado deja entrever la idea de que estos creyentes recién bautizados pasaron a formar parte del grupo como iguales.
En tanto, una función central de la iglesia cristiana primitiva era el discipulado. A medida que se añadían nuevos miembros, se los discipulaba de tres maneras. En primer lugar, se les seguía impartiendo la doctrina y la comunión de los apóstoles. Las palabras “doctrina” y “comunión” en este texto significan literalmente “enseñanza” y “camaradería”. La predicación de los apóstoles confrontaba creencias incorrectas y ofrecía nuevas explicaciones para lo que la gente vivía y experimentaba. Pero no les enseñaba cómo hacer realidad esa nueva verdad en su vida. La aplicación de la verdad a la vida personal se daba mediante el vínculo como parte del grupo. Los nuevos creyentes eran discipulados en forma cuidadosa y determinada mediante la enseñanza directa, como así también mediante la participación en la vida diaria de los demás creyentes; todo, bajo la supervisión y el liderazgo de los apóstoles, que eran espiritualmente maduros y bien fundados.
Es una predicación pobre la que dice a la gente qué hacer, pero no cómo hacerlo. Aunque leamos libros prácticos o escuchemos sermones que expliquen cómo hacer las cosas, no hay nada mejor que ver a la gente en acción y luego imitarla. Pablo lo sabía, y ordenó a sus seguidores que lo imitaran a él, así como él había imitado a Jesús (1 Cor. 11:1). Cuando los demás puedan verte a ti y la realidad de tu experiencia con Cristo, eso los impactará a ellos también.
Desafío: Piensa en alguien en tu vida que desearías que fuera creyente. Ora cada día para que esa persona tenga una experiencia personal con Jesús.
Desafío avanzado: ¿A quién estás discipulando y conduciendo a una relación con Jesús? Busca maneras de guiar a esa persona a la comunión con otros creyentes.
ESPÍRITU DE PROFECÍA
Después del derramamiento del Espíritu Santo, los discípulos salieron para proclamar al Salvador resucitado, poseídos del único deseo de salvar almas. Se regocijaban en la dulzura de la comunión con los santos. Eran afectuosos, atentos, abnegados, dispuestos a hacer cualquier sacrificio en favor de la verdad. En sus relaciones cotidianas unos con otros, manifestaban el amor que Cristo les había ordenado revelar al mundo. Por sus palabras y sus acciones desinteresadas, se esforzaban por encender este amor en otros corazones.
Los creyentes debían continuar cultivando el amor que llenaba el corazón de los apóstoles después del derramamiento del Espíritu Santo. Debían proseguir adelante y obedecer gustosos al nuevo mandamiento: «Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros». Juan 13:34. Debían vivir tan unidos con Cristo que se vieran capacitados para cumplir sus requerimientos. Debían ensalzar el poder de un Salvador que podía justificarlos por su justicia (Testimonios para la iglesia, t. 8, pp. 251, 252).
El apóstol [Pablo] exhortó a sus hermanos a manifestar en su vida el poder de la verdad que les había presentado. Con mansedumbre y bondad, tolerancia y amor, debían manifestar el carácter de Cristo y las bendiciones de su salvación. Hay un solo cuerpo, un Espíritu, un Señor, una fe. Como miembros del cuerpo de Cristo, todos los creyentes son animados por el mismo espíritu y la misma esperanza. Las divisiones que haya en la iglesia deshonran la religión de Cristo delante del mundo, y dan a los enemigos de la verdad ocasión de justificar su conducta. Las instrucciones de Pablo no fueron escritas solamente para la iglesia de su tiempo. Dios quería que fuesen transmitidas hasta nosotros. ¿Qué estamos haciendo para conservar la unidad en los vínculos de la paz?
Cuando el Espíritu Santo fue derramado sobre la iglesia primitiva, los hermanos se amaban unos a otros. «Comían juntos con alegría y con sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo gracia con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos». Hechos 2:46, 47. Los cristianos primitivos eran pocos en número, y no tenían riquezas ni honores; sin embargo, ejercieron una poderosa influencia. La luz del mundo resplandecía por medio de ellos. Aterrorizaban a los que hacían mal, dondequiera que se conocían su carácter y sus doctrinas. Por esta causa, eran odiados de los impíos, y perseguidos aun hasta la Muerte (Testimonios para la iglesia, t. 5, pp. 221, 222).
Pablo llevaba consigo el ambiente del cielo. Todos cuantos le trataban sentían la influencia de su unión con Cristo. Daba mayor valía a su predicación la circunstancia de que sus obras estaban de acuerdo con sus palabras. En esto consiste el poder de la verdad. La impremeditada e inconsciente influencia de una vida santa, es el más convincente sermón que puede predicarse en favor del cristianismo. Puede ser que los argumentos, por irrebatibles que sean, no provoquen más que oposición; pero un ejemplo piadoso entraña fuerza irresistible (Los hechos de los apóstoles, p. 407).
Viernes 10 de noviembre__________________________________________________
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Nuestra obra misionera debe surgir de un profundo amor agradecido por lo que Jesús ha hecho y está haciendo en nuestra vida. Cualquier otra motivación es errónea. Estar inmersos en la Palabra y en sintonía con la Palabra es la clave para el éxito de la predicación y la evangelización.
“Nuestra vida debe estar ligada a la vida de Cristo; debemos extraer constantemente de él, participar de él, el Pan vivo que descendió del Cielo, bebiendo de una fuente siempre fresca, siempre ofreciendo sus abundantes tesoros. Si mantenemos al Señor constantemente delante de nosotros, y permitimos que nuestros corazones expresen el agradecimiento y la alabanza a él debidos, tendremos una frescura perdurable en nuestra vida religiosa. Nuestras oraciones tomarán la forma de una conversación con Dios, como si habláramos con un amigo. Él nos dirá sus misterios personalmente. A menudo nos vendrá un dulce y gozoso sentido de la presencia de Jesús. A menudo nuestro corazón arderá dentro de nosotros mientras él se acerque para ponerse en comunión con nosotros como lo hizo con Enoc. Cuando esta es en verdad la experiencia del cristiano, se ven en su vida una sencillez, una humildad, una mansedumbre y una bondad de corazón que muestran a todos aquellos con quienes se relaciona que ha estado con Jesús y aprendido de él” (Elena de White, Palabras de vida del gran Maestro, p. 100).
“No puede haber crecimiento o fructificación en la vida que se centra en el yo. Si has aceptado a Cristo como un Salvador personal, debes olvidarte de ti mismo y tratar de ayudar a otros. Habla del amor de Cristo, cuenta [a los demás acerca de su muerte abnegada en su favor]. […] A medida que recibas el Espíritu de Cristo –el Espíritu de amor desinteresado y trabajo por otros–, crecerás y darás frutos. […] Tu fe se incrementará, tus convicciones se profundizarán, tu amor se perfeccionará” (ibíd., p. 47)
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
- ¿Cómo entiendes las palabras de Pablo en Filipenses con respecto a la predicación de Cristo por envidia, contienda o ambición egoísta? ¿Cómo podemos asegurarnos de no ser culpables de hacer precisamente eso?
- ¿Cuál ha sido tu experiencia personal con la realidad de Dios y de su amor? Es decir, sobre la base de tus propias experiencias, ¿podrías predicar a otros con sinceridad y honestidad acerca de la bondad y el amor de Dios? ¿Cuál sería tu testimonio?
- ¿Cuál ha sido tu experiencia en cuanto a esperar en el Señor, y qué te ha enseñado sobre la confianza en él y sobre la fe en general?
COMENTARIO DEL VIDEO
La cruz de Cristo se levantó alrededor de las 9 de la mañana o la hora tercera. A la hora sexta es decir al mediodía o las 12 PM, comenzaron las tinieblas que se extendieron hasta la hora novena o las tres de la tarde.
Esta obscuridad no pudo ser un eclipse, por dos razones muy importantes:
1-En la época del año en que se celebraba la pascua, la luna estaba llena. Cuando la luna se encuentra llena, está completamente opuesta al sol, es decir el sol está en un extremo, la tierra está en el centro y la luna está en el otro extremo opuesto al sol, y partiendo de allí, es imposible que haya un eclipse.
2-El segundo asunto importante que hay que recordar es que un eclipse dura aproximadamente solo un cuarto de hora, entre 12 a 15 minutos. La obscuridad que afectó a la tierra en esta ocasión duró 3 horas, y ésta es la razón más convincente para descartar que en la crucifixión de Cristo, fue un eclipse el que produjo la obscuridad.
Lo único que pudo causar la obscuridad fue el poder de Dios, dando testimonio de la grandeza del que estaba sufriendo, los elementos de la naturaleza simpatizaron con los dolores de su Creador.
El versículo 45 dice: «45 Y desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena.» En griego el versículo se escribe así: Ἀπὸ δὲ ἕκτης ὥρας σκότος ἐγένετο ἐπὶ πᾶσαν τὴν γῆν ἕως ὥρας ἐνάτης.
La primera palabra subrayada es la palabra griega «πᾶσαν» que se pronuncia “PASÁN” esta palabra significa “TODO” cuando se usa esta palabra, se usa para denotar plenitud, totalidad, algo completo.
La segunda palabra griega subrayada que es «γῆν» que se pronuncia “GEN” y es la palabra “Tierra” Hay 78 textos en la Biblia, donde encontramos la palabra γῆν y uno de ellos es en Lucas 16: 17 que dice: 17 Pero más fácilmente pasarán el cielo y la tierra, a que deje de cumplirse una sola letra de la ley.
Si unimos las dos palabras griegas “pasan” y “gen” llegamos a la conclusión que la obscuridad que afectó la tierra durante las últimas tres horas de la crucifixión de Cristo fue a nivel mundial y no solamente regional. Hay muchos que creen que esa obscuridad solo afectó al lugar donde estaba muriendo Cristo, es decir solo a Jerusalén y sus alrededores.
De este obscurecimiento también hay registro en el mundo gentil. El astrónomo romano Flegon, registró que, en el año 14 del reinado de Tiberio, (que fue el mismo año que crucificaron a Jesús) hubo un fenómeno en el cielo, él dijo: “El más grande eclipse que se haya sabido en la historia ha pasado ahora en la tierra, el día se tornó en noche, de tal manera que las estrellas del cielo aparecieron de nuevo”
Los egipcios también registraron este suceso, Dionisio el európago dijo: “O la divinidad está en sufrimiento, o la base del mundo se está disolviendo”
Amos 8 dice; «9En aquel día -afirma el Señor omnipotente-, haré que el sol se ponga al mediodía, y que en pleno día la tierra se oscurezca.» Esta es otra profecía más, que se cumplió en el día que agonizaba el Hijo de Dios.»
La muerte de Cristo fue una muerte real: según los cálculos de la historia para ese tiempo había alrededor de millón y medio de habitantes en la región, que de una manera u otra fueron testigos de la muerte de Jesús.
El entierro o sepultura de Cristo también fue real: El sepultar a un criminal, especialmente uno que había muerto en la cruz, era un privilegio y permiso muy difícil de conseguir de parte de las autoridades de ese tiempo. Jesucristo fue sepultado en una tumba nueva y una tumba de que le pertenecía a un rico, como lo decía la profecía. Esto se hizo para multiplicar la cantidad de testigos que darían fe de la resurrección de Cristo.
La resurrección de Cristo fue un suceso real: El acto de que la tumba de Cristo está vacía, es porque su resurrección fue un suceso real.
La resurrección de Cristo fue todo un festival de alegría: Ese ha sido el día más glorioso, esa ha sido la victoria más gloriosa, esa ha sido la fe más gloriosa, y esa ha sido la esperanza más gloriosa.
¿Cómo la tumba de Cristo vino a estar vacía? Hay solamente dos teorías: La primera teoría de acuerdo a los que gobernaban es esos días dice: que el cuerpo de Cristo fue robado.
La segunda teoría que es la de los apóstoles dice: Que Jesús resucitó de entre los muertos.
Es evidente que los enemigos de Cristo no iban a robar el cuerpo de Cristo, pero tampoco los discípulos. ¿Cómo un puñado de hombres y que encima de todo estaban escondidos por causa del miedo, podían tener la osadía de enfrentarse a los militares romanos y cometer este delito?; ¿Cómo se podía robar un cuerpo en medio de una ciudad que estaba convulsionada por el suceso de la muerte de Cristo, y que, por esa época del año, la luna brilla en todo su esplendor en el cielo del medio oriente? Es imposible de creer, la teoría de los apóstoles deja de ser una teoría y se convierte en una realidad.
También la persecución fue real: El testimonio que dieron los discípulos de la resurrección de Cristo fue tan real y poderosa, que despertó el celo de los dirigentes y desató la persecución en contra de una verdad contundente.
La Resurrección es una vindicación de todas las profecías que hablaban del carácter, vida, muerte y resurrección del Mesías.
La Resurrección es el sello de aceptación del sacrificio de Jesús y como consecuencia es el momento en que se confirma la esperanza de todo el mundo
La Resurrección es la garantía de nuestra propia resurrección, es una promesa de inmortalidad de parte del segundo Adán y su muerte para toda la raza humana
La Resurrección es un estímulo para todos nosotros. Cristo no está muerto, él está vivo, vivo para escuchar nuestros pedidos, Cristo está vivo para interceder por nosotros, vivo para darnos la salvación.
La Resurrección de Cristo destrona completamente el «materialismo”, deja en estado de coma al «panteísmo» y rompe los fundamentos en los cuales está asentado el «escepticismo»
El materialismo es la filosofía que sostiene que lo único que existe es lo material. El materialismo niega le existencia de las cosas espirituales y busca una explicación física para todos los fenómenos o milagros divinos que ocurren en esta tierra.
El Panteísmo es la filosofía que sostiene que la naturaleza, el universo y Dios es una misma cosa. En otras palabras, la suma de la naturaleza y el universo está representado por el término «DIOS” La palabra panteísmo es la composición de dos palabras griegas: PAN que significa «TODO»; y THEOS que significa «DIOS» esta frase unida dice: Dios es todo y todo es Dios.
El escepticismo es la filosofía que está basada en la duda. La persona que es escéptica es aquella que profesa duda en todo lo que se le dice o se le enseña; generalmente siempre están en contra o en desacuerdo con todas esas cosas que comúnmente son aceptadas como una verdad.
Cristo dejó en la tumba las especies con las cuales fue sepultado, el olor que quedó en la tumba no fue olor de muerte, sino olor de vida y victoria, dejó sus ropas con las cuales envolvieron su cuerpo, dejo el sudario con el cual su cabeza fue envuelta, dejo la tumba guardada por ángeles; ¿Qué más dejó Cristo en la tumba? dejó una tumba abierta, hermosas noticias para nosotros: ¡La casa de la muerte quedó sin puerta! Nuestro Sansón arranco las puertas de la tumba junto con sus fundamentos, y se llevó con él las llaves de la muerte y del sepulcro: 17 Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; Yo Soy el Primero y el Ultimo; 18 y el que vivo, y estuve muerto; más he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del sepulcro.(Apocalipsis 1) él tiene las llaves en su poder y pronto las usará y libertará a millones que aún se encuentran apresados por la tumba, pero que han muerto con la bendita esperanza de la resurrección.
Ningún evangelista narra el acto de la Resurrección.
¿Por qué los Cuatro mantuvieron una reticencia tan singular respecto de lo que habría sido irresistible para los creadores de «mitos»?
Porque no eran hacedores de mitos, sino testigos, y no tenían nada que decir sobre un acto que ningún hombre había visto.
Sin duda, la Resurrección tuvo lugar en las primeras horas del primer día de la semana. El Sol de Justicia salió antes del sol del Día de Pascua. Para Él era un día de verano, mientras que para el calendario terrestre no era más que primavera. Ese madrugar no tiene escenario a seguir.
El dolor y el amor tienen el sueño ligero, y el amanecer encontró a las valientes mujeres en camino. Nicodemo había atado especias al cuerpo, y el regalo de amor de estas mujeres era tan «inútil» y tan fragante como la caja de ungüentos de María.
Todo lo que el amor ofrece, el amor lo acoge con agrado, aunque Judas puede preguntar: «¿Para qué sirve este desperdicio?» Manos de ángeles habían quitado la piedra, no para permitir la salida de Jesús, porque Él había resucitado mientras estaba en su lugar, sino para permitir la entrada de los ‘testigos de la Resurrección’. Tan poco soñaron estas mujeres con tal cosa que la tumba vacía no provocó ningún destello de alegría, sino sólo perplejidad en sus miradas melancólicas. ‘¿Qué significa?’ fue su pensamiento. Ellos y todos los discípulos no esperaban menos de lo que esperaban una Resurrección, por lo tanto, su testimonio de ella es el más confiable.
Los discípulos no creyeron a las mujeres, pero Pedro , apresurado e impetuoso como era, quiso informarse con sus propios ojos sobre este enigmático estado de cosas.
Más bien, pero. muy temprano en la mañana ] Literalmente, al amanecer, es decir,en el crepúsculo más temprano de la mañana, ‘cuando aún estaba oscuro’ ( Juan 20:1 ),
aunque el sol comenzó a salir antes de que llegaran a la tumba ( Marco 16:2 ) .
San Juan menciona sólo a María de Magdala ( Juan 20:1 );
San Mateo añade María, madre de Santiago ( Mateo 28,1 );
San Marcos añade Salomé ( Marco 16:1 );
y San Lucas Juana, Lucas 24:10 .
Es posible que hayan ido solos o en pequeños grupos, estando las Marías separadas de las demás.
No hay discrepancia en las diferentes narraciones, aunque, como era de esperar, son fragmentarias y parecen reflejar las variadas y tumultuosas emociones de aquellos que fueron los primeros en ver al Señor.
24:1-12 Vea el cariño y respeto que las mujeres le mostraron a Cristo, después de su muerte y sepultura. Observe su sorpresa cuando encontraron la piedra quitada y la tumba vacía. Los cristianos a menudo se quedan perplejos acerca de aquello con lo que deberían consolarse y animarse.
Prefieren encontrar a su Maestro con su ropa mortuoria, que a ángeles con sus vestiduras brillantes.
Los ángeles les aseguran que ha resucitado de entre los muertos; ha resucitado por su propio poder.
Estos ángeles del cielo no traen ningún evangelio nuevo, sino que recuerdan a las mujeres las palabras de Cristo y les enseñan cómo aplicarlas. Podemos sorprendernos de que estos discípulos, que creían que Jesús era el Hijo de Dios y el verdadero Mesías, a quienes tantas veces se les había dicho que debía morir, resucitar y luego entrar en su gloria, que lo habían visto más de una vez. resucitar a los muertos, pero debería ser tan atrasado como para creer que él mismo resucitó. Pero todos nuestros errores en religión surgen de la ignorancia o el olvido de las palabras que Cristo ha dicho.
Pedro ahora corrió hacia el sepulcro, quien recientemente había huido de su Maestro. Él estaba asombrado. Hay muchas cosas que nos desconciertan y desconciertan, que serían claras y provechosas si entendiéramos correctamente las palabras de Cristo.
Lucas 24:2-8 . Encontraron la piedra quitada. Su pregunta entre ellos, mientras iban, había sido: ¿Quién nos quitará la piedra? Esa dificultad, sin embargo, la encontraron superada, pero ¡ay! Cuando entraron, no encontraron el cuerpo del Señor Jesús.
¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? — ¿Por qué vienes aquí con materiales para embalsamar a alguien que posee una vida inmortal?
Él no está aquí, sino que ha resucitado ; ha abandonado la tumba para no volver más a ella. Acordaos de cómo habló cuando aún estaba en Galilea.–
Verso 11. – Y les parecieron vanas sus palabras, y no las creyeron. La total incredulidad de los amigos de Jesús cuando les trajeron estos informes de su resurrección es notable si se la contrasta con el temor evidente del Sanedrín de que algo grave sucediera después de que hubieran transcurrido tres días.
Los discípulos evidentemente estaban asombrados por la resurrección de su Maestro de entre los muertos. Los principales sacerdotes y los líderes judíos aparentemente se habrían sorprendido si no hubiera sucedido algo sorprendente
62 Al día siguiente, que es después de la preparación, se reunieron los principales sacerdotes y los fariseos ante Pilato, 63 diciendo: Señor, nos acordamos que aquel engañador dijo, viviendo aún: Después de tres días resucitaré. 64 Manda, pues, que se asegure el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vengan sus discípulos de noche, y lo hurten, y digan al pueblo: Resucitó de entre los muertos. Y será el postrer error peor que el primero. 65 Y Pilato les dijo: Ahí tenéis una guardia; id, aseguradlo como sabéis. 66 Entonces ellos fueron y aseguraron el sepulcro, sellando la piedra y poniendo la guardia. MATEO 27
La total sorpresa de los discípulos ante la Resurrección, que reconocen sinceramente en sus Evangelios, es una prueba no pequeña de la autenticidad de estos registros del evento. Lucas 24:11
Una de las diferencias entre los discípulos y Jesucristo era la manera en cómo realizaban su trabajo. Mientras los discípulos no cuidaban mucho del anonimato, Jesús era extremadamente cuidadoso de cuidar que todas sus obras y acciones se mantuvieran de una forma quieta, privada y muchas veces hasta secreta. Y aquí en el día de la resurrección Cristo nuevamente vuelve a obrar en una manera secreta, resucitando al amanecer del domingo.
Ningún mortal pudo contemplar cuando Cristo nuevamente se vistió del hermoso traje de la inmortalidad; solo poderosos ángeles estaban presente para presenciar una de las escenas más importantes e impresionantes en la historia de este mundo y del universo entero. Cristo consideró que para sus discípulos era suficiente que ellos pudieran contemplar la tumba vacía y los vestimentos de su muerte y el hermoso lugar donde la muerte perdió su poder para siempre.
Esta experiencia aconteció el primer día de esos cuarenta días que Jesús tomó para estar con sus discípulos antes de su ascensión, y probablemente el camino a Emaús, fue la aparición y conversación más larga entre Jesús y sus discípulos desde su resurrección hasta su ascensión.
El mismo Cristo era la conversación principal de los discípulos en ese viaje, el mismo Cristo era el expositor de sus propios sufrimientos, el mismo Cristo se había auto invitado para ese pequeño viaje, el mismo Cristo se había dado a reconocer a sus discípulos. No hay mejor amigo que Cristo, no hay mejor maestro que Cristo.
Los dos discípulos estaban perplejos y con el corazón adolorido por la muerte de Jesús, la fe de ellos había recibido un fuerte golpe y su moral estaba completamente baja. Ellos razonaban entre ellos, pero la razón de ellos era un instrumento demasiado débil como para darles consolación. Muchas veces descubrimos que nuestras cualidades humanas nos ayudan muy poco cuando tenemos que lidiar con asuntos de sufrimiento, fe y salvación.
Los discípulos estaban transitando por uno de los caminos más interesantes y bellos como lo es el camino entre Jerusalén a Emaús. En ese camino se encontraban las tumbas de los jueces antiguos de Israel, también en ese camino se encontraba la antigua morada del profeta Samuel, las montañas de ese camino han sido uno de los lugares más escénicos de Israel. Pero por hermoso que era ese lugar, no lograba borrar la escena de tristeza, de injusticia y de sangre que ese fin de semana había acontecido en Jerusalén. A pesar de que la naturaleza y toda su hermosura no podía suplir la ausencia de Jesús, Jesús iba caminando con ellos, Jesús había tomado la forma de un viajero común y corriente, así como anteriormente había tomado la forma de un hortelano, de un siervo y muchas veces toma la forma de un pordiosero presentándose a nosotros en nuestras vidas diarias.
Cristo no está lejos de aquellos que sufren en esta vida, nunca está lejos de aquellos que tienen ansias de él, nunca está lejos de aquellos que en sus corazones lloran y claman por justicia. ¡Cristo ha resucitado! y «…donde están dos o tres reunidos en Mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos.» fue y es su promesa. Él está con nosotros, está en las ciudades, en el campo, en las carreteras, en nuestras iglesias y reuniones, cuando viajamos él está con nosotros. Él está con nosotros y nos habla, aunque a veces no lo logremos reconocer, él está más cerca de nosotros de lo que nosotros creemos, porque él no está muerto; ¡Ha resucitado!
Cuando en nuestras horas negras, de tristeza y de desmayo nos toque transitar el camino a Emaús, Cristo se acercará a nosotros, nos acompañara en todo ese camino, hará que nuestro corazón arda, nos dará consuelo y al final del camino nos revelará su gloria.
ELECCION DE MATIAS
El Pentecostés es una fiesta judía cuyo origen se remonta al Sinaí. Fue allí donde Dios promulgó las normas para esta festividad, que celebra y agradece al Creador por los primeros frutos de una cosecha; por eso es conocida como la fiesta de las primicias, o de los primeros frutos. Esta fiesta se ha celebrado en el mundo judío desde el Sinaí, hasta alcanzar los días en los cuales estamos viviendo.
Fue cincuenta días después de haber sido liberados de la esclavitud de Egipto, mientras los israelitas estaban acampando en las faldas del monte Sinaí, cuando se promulgaron las leyes, incluyendo la ley de la fiesta del Pentecostés.
También fue cincuenta días después que el mundo fue liberado totalmente del pecado, gracias a la muerte de Jesucristo en la cruz del Calvario, que la iglesia cristiana experimentó y celebró por primera vez el día del Pentecostés con significado espiritual en la Tierra.
Jesucristo estuvo cuarenta días con sus discípulos aquí en la Tierra después de su resurrección. A partir de entonces, el Cielo tomó diez días después de la ascensión del Salvador glorificado para que el Espíritu Santo se hiciera presente; esto se cumplió en el gran día del Pentecostés, de acuerdo con la promesa de Cristo de enviar al Consolador ¡Cuánta bendición para la Iglesia hoy! Alabamos al Señor por su infinita dación.
La fiesta del Pentecostés y la fiesta de la Pascua del mundo judío, estaban íntimamente entrelazadas.
La Pascua era la celebración de la liberación de la esclavitud de Egipto, pero no terminaba allí. Ser liberados y ser llevados a un desierto no era suficiente para el pueblo de Israel; ellos necesitaban ser conducidos a una tierra que fuera propia de ellos, a una tierra donde pudieran trabajarla y obtener los frutos de ese esfuerzo.
El Pentecostés era la fiesta que conmemoraba la promesa de Dios de una Canaán terrenal; eran los primeros frutos de su propia tierra. La celebraban año tras año, agradeciendo a Dios por la bendición de los primeros frutos de su propia tierra y de sus propias cosechas.
La pascua liberó a los judíos de la esclavitud de Egipto, la muerte de Cristo liberó al mundo de la esclavitud del pecado. El día del Pentecostés judíos era la fiesta de agradecimiento de los primeros frutos, el día del Pentecostés de la iglesia apostólica fue la fiesta donde a través del poder del Espíritu Santo, se cosecharon los primeros frutos de la iglesia cristiana.
La idea principal del día del Pentecostés fue la convicción de los pecados; terminado el sermón de Pedro, quienes lo escucharon comenzaron a preguntar: “Varones hermanos, ¿qué haremos?” La convicción de los pecados es la antesala de una vida reformada.
La descripción que hace Lucas del día del Pentecostés es una vislumbre del gran día que los redimidos tendremos cuando entremos a las mansiones eternas, de acuerdo con Apocalipsis 7: “9 Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos;”
Según los comentaristas bíblicos, la tierra ha tenido seis celebraciones o fiestas grandiosas en su historia:
1-La creación
2-El día que se anunció la redención del hombre caído
3-La navidad
4-La ascensión de Cristo
5-El Pentecostés, o la venida del Espíritu Santo
6-El día en que despareció la distinción de raza y religión y el evangelio se hizo accesible a todas las familias de la Tierra: «Dios no hace acepción de personas.” Dios abrió las puertas del reino de los cielos a todos.
Y falta la última fiesta, la más grandiosa, y que está por venir: la Segunda Venida de Cristo.
3 y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. (Hechos 2)
¿Por qué lenguas de fuego?
-El mensaje de Dios tenía que proclamarse al mundo entero mediante la comunicación oral del ser humano.
-Los apóstoles, que poco eran ignorantes, tiempo antes eran iletrados, ineptos para enseñar y convencer, se tornaron en todo lo contrario después de la unción del Espíritu Santo.
-La iglesia y la proclamación del mensaje de Cristo no tendrían que ser limitadas a una sola lengua; en vez de eso, el mensaje tenía que ser repartido y entregado a todas las naciones, lenguas e idiomas existentes bajo los cielos.
¿Fuego? El fuego, purifica, alumbra y calienta. El fuego es el poder que permite que el evangelio pueda arder en la mente y el corazón de los humanos.
El Pentecostés puede considerarse el día en que nació la iglesia cristiana. Fue también un día de creación, donde el Espíritu Santo comenzó a poner en orden el gran caos espiritual que el pecado había causado en el mundo. Fue el día solemne y la apertura del reino de los cielos después del trabajo preparatorio de Cristo. Fue el día en que el Cielo rompió la fuente, cuyas aguas brotarían para la salud de las naciones. Por todo esto y más, podemos firmar audazmente que el día del Pentecostés fue el primer día de la iglesia cristiana en la Tierra.
El hombre ha perdido muchas de sus facultades mentales originales por causa del pecado. Es muy posible que, en cinco minutos, Adán podía aprender más de lo que nosotros aprendemos en cinco años.
Cuando sea sanada la herida con la cual el pecado cercenó nuestro cerebro, entonces el hombre tendrá capacidades intelectuales inimaginables, podrá aprender idiomas y otras ciencias con la misma capacidad que tenía Adán, antes de su caída.
El día del Pentecostés marca un nuevo nacimiento en el intelecto del hombre. Por la presencia del Espíritu Santo y su influencia en las mentes de los hombres, comienza un nuevo amanecer en las ciencias, la filosofía y las bellas artes en el mundo.
El cristianismo puso un nuevo espíritu en la sociedad y comenzó inmediatamente a ennoblecer el intelecto de la raza humana.
La poesía revivió bajo el cristianismo, las mejores pinturas del mundo son acerca de las escenas de Cristo en esta tierra.
Las mejores piezas de música clásica son dedicadas al Mesías que vino a sufrir y a salvar este mundo.
La arquitectura floreció y comenzó a reflejarse en hermosas, imponentes, intrincadas e impresionantes construcciones, edificios majestuosos y catedrales que podemos encontrar alrededor del mundo.
Las mejores esculturas del mundo tienen que ver con temas religiosos del mundo cristiano.
Las ciencias comenzaron a florecer. Por ejemplo, cuando Martin Lutero llegó a la conclusión de que el Sol de justicia (Jesucristo) es el centro de nuestra religión, despertó la idea en los estudiantes de astronomía de que el sol era el centro de nuestro Sistema Solar.
El reavivamiento del intelecto mundial coincide precisamente con el nacimiento de la iglesia cristiana y el comienzo de la obra del Espíritu Santo en este mundo.
El mismo Espíritu Santo que entregó la música, la literatura, las ciencias y las bellas artes al mundo judío para la construcción del tabernáculo, es el mismo Espíritu Santo que despierta y renueva el intelecto del hombre a partir del día de Pentecostés, para que el hombre embelleciera el evangelio a través de las obras maestras al óleo, a través de la composición y la poesía, a través de la música sacra, a través de la arquitectura y a través de la elocuencia en el altar.
Los sublimes temas del cristianismo despertaron la creatividad humana a partir del Pentecostés, en el primer siglo de la era cristiana. La lectura de la Biblia y sus elevadores temas, reanudada hacia el siglo XVI, repitieron la experiencia vivida al inicio de nuestra era. El descuido de escudriñar la Palabra de Dios durante la Edad Media estancó el desarrollo de la mente humana; pero se estimuló en gran manera cuando las Escrituras fueron puestas al alcance de las masas, en las lenguas europeas durante los siglos XVI y siguientes.
De acuerdo con la información obtenida del mundo judío, las lenguas originales que surgieron de la torre de Babel fueron setenta. También la historia secular ha llegado a reconocer 70 naciones originales que salieron de la torre de Babel, cuando Dios confundió las lenguas.
Interesantemente, Jesús manda una comisión compuesta por setenta hombres a predicar al mundo gentil.
Este número, de acuerdo con muchos teólogos, se interpreta como la señal de que el evangelio tendría que predicarse a todos los pueblos gentiles del mundo, representado por 70 naciones o lenguas, que tuvieron su origen desde la torre de Babel y que alcanzaran hasta los días finales del mundo.
De acuerdo con el estudio de los judíos, el ministro Mardoqueo, primo de la reina Esther, dominaba las setenta lenguas de la Tierra. Mardoqueo escuchó hablar en su idioma a Bigtán y Terés que eran de nacionalidad tarsia, y Mardoqueo comprendió la conspiración de ellos.
21En aquellos días, estando Mardoqueo sentado a la puerta del rey, se enojaron Bigtán y Teres, dos eunucos del rey, de la guardia de la puerta, y procuraban poner mano en el rey Asuero. (Esther 2)
También los judíos tienen en sus libros de historia, el nombre de ciertos rabíes que dominaban los 70 idiomas de la tierra; entre ellos estaban R. Akiba, R. Joshua, R. Eliezer, quienes eran miembros del Sanedrín y también era jueces internacionales, que escuchaban los casos de cualquier parte del mundo sin necesidad de intérprete.
La historia también habla de Mitrades, quien era rey de Ponto y Bitinia, y tenía bajo su poder a 25 naciones. La historia afirma que Mitrades comprendía, escribía y leía los 25 idiomas a la perfección. Era uno de sus pasatiempos favoritos era caminar por las calles y conversar con los ciudadanos de cada nación, cada vez que los visitaba.
El día del Pentecostés comenzó con un gran milagro, como fue el don de lenguas. Los discípulos comenzaron a hablar idiomas extranjeros que nunca antes habían hablado; personas de quince naciones allí representadas, pudieron entender el mensaje en sus propios idiomas.
Los tres hebreos fueron lanzados al horno de fuego y sobrevivieron, y consideramos que eso es algo sobrenatural; pero posiblemente eso sea lo más natural del mundo, a raíz de las promesas divinas. El hombre no fue hecho para morir en ninguna circunstancia, antes que el pecado entrara a este mundo.
Cristo caminó sobre las aguas y eso se considera algo sobrenatural, pero posiblemente eso sea lo más natural. Las aguas no te anegarán, promete Dios en la Biblia.
Pablo sacudió sobre el fuego una serpiente que lo había mordido, y a eso nosotros llamamos un acto sobrenatural, pero posiblemente sea los más natural en el hombre. Lucas 10: 19 dice: “Mirad, os he dado autoridad para hollar sobre serpientes y escorpiones, y sobre todo el poder del enemigo, y nada os hará daño.”
El día del Pentecostés comienza con algo sobrenatural, como es hablar en otros idiomas. Pero posiblemente eso sea lo más natural que el hombre pueda hacer.
El efecto del milagro de la torre de Babel fue neutralizado por el efecto del milagro del Pentecostés. La familia humana antes hablaba una sola lengua; por su pecado y por sus designios en contra de las leyes divinas, fue dividida no por regiones sino por idiomas o lenguas. El Espíritu Santo tiene en su poder, el antídoto que neutraliza la confusión de ese día en la torre de Babel, y esto es a través del maravilloso don de lenguas.
4 Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. (Hechos 2)
El don de lenguas que se otorgó a los apóstoles de Cristo en el día del Pentecostés nos hace volar inmediatamente al tiempo antiguo de la Tierra, cuando la población humana tenía un solo idioma. “4 Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra.” (Génesis 11)
La construcción que el hombre había emprendido fue de tal magnitud que llamó la atención de Dios: “5 Y descendió Jehová para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres. 6 Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno, y todos éstos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer. 7 Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero.” (Génesis 11)
El milagro de Dios en la torre de Babel tiene por lo menos dos dimensiones: la primera consiste en crear nuevos idiomas y la segunda consiste en esparcir a los constructores por toda la ancha faz de la Tierra.
Según el lenguaje que hablaban, cada banda de hombres abandonó el lugar donde habían iniciado a erigir la torre de Babel, y buscó algún lugar de la Tierra para asentar su campamento, poniendo barreras naturales como ríos, montañas, lagos, desiertos y mares entre las nuevas naciones nacientes. Ahora, en esta desolación que ellos mismos eligieron, comenzaron a forjarse y a desarrollarse las distintivas características nacionales de nuestros países modernos.
Pero en el día del Pentecostés, el Espíritu Santo comienza una obra de unión entre el hombre: “4 un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; 5 un Señor, una fe, un bautismo, 6 un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.” (Efesios 4)
La misma esperanza anima a todos los hombres, la misma Palabra guía a todos los hombres, el mismo pan alimenta a todos los hombres, la misma providencia ayuda a todos los hombres, la misma sangre limpia a todos los hombres, la misma gracia sostiene a todos los hombres, todos estos atributos están bajo un solo Dios, el cual es sobre todos, por todos y en todos. Todo esto tuvo su principio en el día de Pentecostés cuando a través del don de lenguas se logró conquistar las barreras idiomáticas creadas en el día de Babel. De allí podemos afirmar que el Pentecostés desbabelizó al género humano.
El cristianismo ha llevado la delantera en el aprendizaje de los idiomas y dialectos del mundo. Las escuelas, colegios, universidades y gobiernos han hecho muy poco en favor del aprendizaje de nuevos idiomas.
Al contrario del mundo secular, grandes esfuerzos han realizados los cristianos por recopilar, aprender, interpretar y conocer todos los idiomas y dialectos del mundo; todo esto tiene un solo fin: traducir la Biblia y propagar así el evangelio de Cristo.
Misioneros de todas partes del mundo se han movido con sus familias a nuevos países donde el idioma es diferente, con el fin de aprender ese idioma para lograr traducir la Biblia y muchos otros libros religiosos.
Las tribus bárbaras de la antigua Europa, el primer libro que tuvieron en sus manos para leer, fue las Sagradas Escritura. Y el milagro ocurrió, dejaron de ser bárbaros, cuando este libro llegó a sus manos y cambió su estilo de vida.
El don de lenguas ha combatido el pecado en todos los idiomas, sus negras y profundas huellas comenzaron a desaparecer, cuando el don de lenguas fue impartido por el Espíritu Santo a los cristianos del Pentecostés.
En nuestros días modernos el don de lenguas sigue siendo poderoso; vayamos a la Sociedad Bíblica Internacional y allí encontraremos no menos de 450 idiomas en los cuales la Biblia ya fue traducida completa, y más de 2,000 porciones.
Los discípulos empezaron con esta obra, y la iglesia la ha continuado, hasta quedar satisfechos de que todas las naciones han tenido la oportunidad de leer, comprender o escuchar la maravillosa Palabra de Dios en su propio idioma. ¡Alabado sea CRISTO!
Estas posiblemente sean las razones por las cuales en nuestros días no necesitamos el don de lengua, como un milagro del Espíritu Santo:
-La página impresa, lo que el milagro del don de lenguas consiguió en el día del Pentecostés, la imprenta lo ha conseguido a partir de los días de la Reforma religiosa del siglo XVI.
-Por la gran cantidad de obreros que tiene el cristianismo en nuestros días. En la iglesia primitiva sólo había unos cuantos predicadores para evangelizar al mundo entero, pero esto es diferente en nuestros días. El evangelio ya se propagó por todo el mundo gracias a los esfuerzos de miles y miles de misioneros. Ahora cada región y cada país del mundo tienen cristianos que pueden seguir adelantando la causa de la religión en su propio idioma. El milagro del don de lenguas ya cesó, por haber cumplido su misión. Ahora disfrutamos de los frutos de este milagro que comenzó en el día del Pentecostés. ¿Se da cuenta por qué se cree que el día del Pentecostés es una de las celebraciones más grandes de la tierra?
Expresarse con soltura en diferentes lenguas, es una de las destrezas más apreciadas en cualquier cultura de la Tierra.
Hay un contraste muy claro entre dos grupos que son expertos en lenguas: Uno de estos lo componen quienes reciben el regalo del Espíritu Santo y pueden hablar lenguas humanas, y también lenguas más exaltadas, como la lengua de los ángeles.
Pero hay otro grupo y son aquellos que nacen con la habilidad natural de dominar varias lenguas, gracias a un aprendizaje rápido.
Existen tres maneras que interpretan la manifestación del don de lenguas que menciona la Biblia. Una de esas maneras se encuentra en el libro de Hechos capítulo 2, y las otras dos maneras se encuentran en la primera carta a los Corintios, capítulos 13 y 14
La primera argumenta que el don de lenguas, bajo la influencia del Espíritu Santo, es la capacidad de hablar en otros idiomas.
Esta es la más aceptada de las tres formas del don de lenguas. Existe un consenso generalizado que el don de lenguas se refiere a idiomas extranjeros: «y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen»(Hechos 2: 4). Cada uno de los asistentes «…les oía hablar en su propia lengua» (Hechos 2: 6). Todo el libro de Hechos enfatiza el mismo pensamiento respecto al don de lenguas.
La comisión evangélica en Marcos 16:17 incluye la siguiente frase: «… en mi nombre hablarán nuevas lenguas», instrucción que seguramente se está refiriendo a idiomas extranjeros. Por lo tanto de acuerdo con el libro de Hechos, el don de lenguas es la capacidad otorgada por el Espíritu Santo para hablar otros idiomas.
La segunda sostiene que el don de lenguas es la habilidad de hablar el idioma de los ángeles. Esto se basa en el texto que encontramos en 1 Corintios 13:1 «Si yo hablase lenguas humanas o angélicas…» El don de lenguas angelical es un género del que muy poco sabemos, sabemos que ha existido o existe; porque este párrafo lo menciona.
Cabe la posibilidad que los profetas que recibían visitas angelicales de parte del cielo, como Daniel, Ezequiel y Juan, se les dotaba del don de lengua angelical para comprender con exactitud esos mensajes, esto es solo un pensamiento o una especulación, mía.
La tercera interpretación sostiene que, bajo la influencia del Espíritu Santo, el don de lenguas proporciona un lenguaje que se caracteriza por una expresión initeligible o incomprensible “2 Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios.” (1 Corintios 14:2).
Y es aquí precisamente, donde encontramos la dificultad de este tema:
En 1 Corintios 14: 2 “2 Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios.”
Lo desconcertante de este texto es que dice; “pues nadie le entiende”. Entonces muchos llegan a concluir que hay dos maneras en que el don de lenguas se puede manifestar. Una es hablar en otros idiomas existentes y conocidos; la otra es hablar en idiomas que nadie entiende.
En el mismo capítulo 14 de 1 Corintios, Pablo da instrucciones para aquellos que hablan el don de lenguas que no se entiende, algunas normas que se desprenden de la enseñanza bíblica son:
Evitar el desorden y la confusión en los servicios religiosos:
“23 Si, pues, toda la iglesia se reúne en un solo lugar, y todos hablan en lenguas, y entran indoctos o incrédulos, ¿no dirán que estáis locos?” (1 Corintios 14)
No puede haber más de una persona hablando al mismo tiempo:
“27 Si habla alguno en lengua extraña, sea esto por dos, o a lo más tres, y por turno;…” (1 Corintios 4)
El acto de hablar en lengua desconocida no es para usarse en la iglesia, excepto si hay una persona que esté interpretando el mensaje de la lengua desconocida.
“28 Y si no hay intérprete, calle en la iglesia, y hable para sí mismo y para Dios.” (1 Corintios 14)
Es mejor hablar palabras con entendimientos que rezar un idioma que no se conoce:
“19 pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para enseñar también a otros, que diez mil palabras en lengua desconocida.” (1 Corintios 14)
El don de lenguas de Pablo era un don natural de aprendizaje rápido:
“18 Doy gracias a Dios que hablo en lenguas más que todos vosotros” (1 Corintios 14)
Si los que asistimos a la iglesia, hablamos el mismo idioma, no hay necesidad del don de lenguas.
Hay ciertos grupos religiosos en nuestros días en los que “practican” el ininteligible o incomprensible don de lenguas.
Estas personas caen inmediatamente en varios errores teológicos, de acuerdo con las instrucciones paulinas:
1-Promueven el desorden y el caos en la iglesia
2-Es ocasión de crítica, de burla, de duda o de temor, por parte de los inconversos que por primera vez observan estas escenas
3-No hablan uno por uno, o por turno
4-Nadie interpreta lo que están hablando
6-No se entiende el mensaje que se intenta dar
¿Se repetirá el don de lenguas antes del retorno de CRISTO a la Tierra? Sí, el Espíritu de Profecía declara que, en los días del fuerte pregón, se repetirá el don de lenguas.
El fuerte pregón es el último mensaje de Dios para el mundo. Será la última y única oportunidad de salvación para quien lo escuche, una sola oportunidad de salvación nada más. ¿Por qué es una sola oportunidad para el inconverso? Porque Cristo ya está por venir, y la gracia esta por cerrarse.
En esos días, todos los que sean escogidos para dar este último mensaje al mundo, serán conducidos directamente e investidos con todo el poder del Espíritu Santo.
Este último mensaje estará impregnado de todo tipo de milagros, entre los cuales estará el don de lenguas. Si usted va caminando por las calles y el Espíritu Santo le ordena predicarle a un extranjero cuya lengua le es desconocida, usted irá y le predicará y el Espíritu Santo hará el milagro en los oídos de esta persona.
La obra del Espíritu Santo: para salvación, no para confusión.
¿Qué idioma se hablará en el cielo? No sabemos, solemos decir bromeando que será el castellano, pero en realidad no sabemos.
Lo que sí sabemos es que durante la eternidad aprenderemos cientos y por qué no decirlo, miles de idiomas, comenzando por los idiomas humanos, los idiomas angélicos, los idiomas de los demás planetas y los idiomas divinos.
Por el momento nuestra gratitud a Dios, a Cristo y al Espíritu Santo por el bendito don de lenguas que le ha hecho tan gran beneficio al mundo. ¡Gracias, Espíritu Santo, ¡por tu ministerio entre nosotros!
EL SERMON DE PEDRO
El sermón de Pedro fue predicado unos pocos días después de la ascensión de Jesús al cielo. La mayoría de las personas que estaban presentes en ese lugar habían conocido a Jesús, sabían de sus enseñanzas, de sus milagros, de su vida, de su muerte y de su ascensión a los cielos. Por lo tanto, ahora sin la presencia de Jesús, esta primera reunión era una prueba de fuego para los nuevos dirigentes de la iglesia. ¿Cómo ellos manejarían su primer servicio religioso público, con tanta diversidad de razas e idiomas?
Los apóstoles nunca se habían enfrentado ellos solos a una audiencia de esa magnitud. Allí había personas de diferentes naciones, hablando en diferentes lenguajes.
Algunos estaban burlándose en idioma hebreo, diciendo que los apóstoles estaban borrachos; otro estaba preguntando en latín lo que estaba ocurriendo en ese lugar; otros estaban discutiendo en idioma griego y había otros que andaban merodeando y preguntándose en idioma arábigo el porqué de esa reunión. El lugar se había convertido en una verdadera «BABEL» con expresiones de sorpresa, duda y curiosidad.
En medio de esa caótica escena se encontraban los pobres pescadores: tenían que comenzar un servicio religioso en público, era su primer servicio religioso en público. La tarea era difícil, complicada y retadora.
Pero allí había un líder: un hombre que poseía carácter y que sabía tomar decisiones rápidas, un hombre que podía encausar la atención de los demás, un hombre de conocimiento y también de palabras. ¡Qué cambio tan profundo había experimentado el «misionero» Pedro después de negar a Jesús!
13 Mas otros, burlándose, decían: Están llenos de mosto. Hechos 2
Pedro se levantó entre los discípulos para reprender la burla y el error. Pedro no humilló al burlador; tampoco mostró enojo contra la burla. Calmada y amablemente dijo que eso no era verdad por dos razones: la primera porque era muy temprano para estar tomado o embriagado y la segunda era que la ocasión de santidad que estaba por acontecer en ese lugar no daba oportunidad para el vino; todo lo que allí sucedía o estaba por suceder era obra directa de la presencia del Espíritu Santo.
El sermón de Pedro no fue un gran sermón, no había en el sermón verdades teológicas profundas como los sermones de los puritanos, ni la muestra de un genio mental o espiritual.
El sermón carecía de pensamientos elaborados que echaran la mente a volar, no tenía revelaciones maravillosas como las de Isaías o Ezequiel, tampoco tenía poderosas frases como las que salían de los labios de Cicerón o Demóstenes.
El sermón de Pedro contenía palabras sencillas, pero llenas de poder. Fueron tan convincentes las palabras de ese sermón, que la pregunta que reinaba por los aires era; “Varones hermanos, ¿Qué haremos?
En verdad los sermones de Jesús, de Pablo y de Pedro carecían de cualidades artísticas, pero tenían algo totalmente diferente: esos sermones estaban sancionados por el Espíritu Santo y esto ayudaba a que se cumpliese la voluntad y los propósitos celestiales.
Los elementos poderosos en el sermón de Pedro eran:
1-Adaptación a las circunstancias: Era un evento muy asombroso el que estaba por acontecer, el sermón aplicaba lecciones prácticas. El sermón fue espontáneo, Pedro no tuvo tiempo para prepararlo.
2-El sermón de Pedro estaba basado ciento por ciento en las Escrituras. Los puntos más grandes del sermón eran bíblicos. El emplear la naturaleza, la ciencia, la historia, la experiencia y las ilustraciones son importantes en un sermón, pero no producen una convicción profunda como las que produce la Palabra Viva de Dios.
3-El sermón de Pedro tenía una fuerte condenación del pecado.
4-El sermón de Pedro tenía a Cristo en el principio, a Cristo en el medio y a Cristo en el final.
5-El sermón de Pedro, que era Cristo-céntrico, tenía la presencia del Espíritu Santo
Quienes deseamos predicar, tenemos que seguir un orden de cosas:
-Pedir el don del Espíritu Santo
-Llevar una vida de oración y obediencia, dos elementos necesarios que abren las puertas de la santidad.
-Estudiar a profundidad la Palabra de Dios
-Tener consistencia en la vida espiritual: no se trata de buscar santidad sólo cuando vamos a participar en la iglesia.
La santidad tiene que ser compañera diaria de todos los que desean predicar, ya que la predicación tiene dos lados: Por precepto y, por ejemplo.
Hechos 2:37, 38
37 Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? 38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
El verbo “compungir” νύσσω (niuso o nuso) aparece solamente esta vez en todo el Nuevo Testamento y expresa la idea de una emoción muy dolorosa y punzante. En el libro de Romanos 11: 8 aparece otra palabra que posiblemente es un derivado de esta, y es la palabra “estupor” La palabra estupor expresa la idea de un lapso de inconciencia o mareo, que ocurre inmediatamente después de haber experimentado un fuerte dolor. De todas maneras, las dos voces, tanto compungir como estupor, se refieren al efecto físico que produce una emoción espiritual trascendente y profunda.
El sermón de Pedro estuvo acompañado por el poder del Espíritu Santo. Miles fueron traídos a la obediencia de la fe, como resultado de un solo sermón. Las palabras de Pedro, o los milagros que allí se efectuaron, hubieran sido incapaces de producir un dolor físico como resultado del arrepentimiento; ese fenómeno o milagro de compungir, solamente logra efectuarlo la presencia del Espíritu Santo. En otras palabras, el arrepentimiento está profundamente vinculado con la acción del Espíritu Santo, como productor de este.
El sermón del arrepentimiento y la remisión de los pecados es un sermón que se ha venido predicando desde los tiempos apostólicos hasta nuestros días. Aún en nuestros días, el Espíritu Santo continúa bendiciendo los corazones de quienes deciden creer exactamente, de la misma manera en que lo hizo en los días de los apóstoles. El Espíritu Santo es Dios, y Dios nunca cambia.
El gran predicador George Whitefield estaba predicando en la ciudad de Exeter, Inglaterra. Allí también se hizo presente un hombre, que llevaba sus bolsillos llenos de piedras para lanzárselas al predicador. El hombre comenzó a escuchar el sermón con paciencia, y en un momento determinado sacó de sus bolsas la primera piedra para lanzarla al predicador. El sermón era impresionante, y mientras el hombre escuchaba el sermón, la Palabra de Dios tocó su corazón y la piedra que tenía en su mano lista para lanzarla, se le cayó al suelo. Después del sermón, el hombre se acercó al ministro Whitefield y le dijo: “Señor, yo vine con la idea de romperte la cabeza de una pedrada, pero resultó ser que Dios rompió mi corazón con su palabra.” La historia concluye que ese hombre fue bautizado y llegó a ser uno de los más bellos ornamentos del evangelio en su época.
Cierta vez un hombre inconverso junto con su esposa, decidieron comenzar a leer la Biblia, y para ello dedicaron una hora diaria. Después de unos días de leer la Biblia, el hombre se detuvo en medio de la lectura y dijo a su esposa: “Si este libro es verdadero, entonces nosotros estamos equivocados.» Los días de lectura continuaron y mientras avanzaban en la Biblia, cierto día el hombre suspendió de nuevo la lectura y dijo a su esposa: “Si este libro es verdadero, entonces estamos perdidos.” Lleno de ansiedad siguió la lectura de la Biblia por varias semanas, hasta que cierto día volvió a parar en medio de su lectura y con una voz llena de alegría el hombre dijo a su esposa: “si este libro es verdadero, entonces hemos sido salvados por Cristo.” Cuenta la historia que unas semana más tarde, un misionero tocó a la puerta de esta pareja, les impartió el mensaje y llegaron a ser miembros de la gran iglesia cristiana. La convicción de los pecados que efectúa el Santo Espíritu es instantánea.
El trabajo de la conversión tiene por lo menos cuatro pasos:
-Argumentación: sucede cuando la persona llega a estar consciente de su verdadera situación, iluminada por la verdad
-Convicción: “37 Al oír esto, se compungieron de corazón…” (Hechos 2)
-Indagación: “Varones hermanos ¿Qué haremos?” Esto mismo preguntó Pablo y también el carcelero de Filipo
-Consuelo: El pecador recibe el perdón de sus pecados, y el Espíritu Santo alimenta, vigoriza, enternece y conforta; trae paz y consuelo a su vida.
38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; (Hechos 2)
Cierto hombre fue llevado a juicio por un serio crimen cometido; si lo encontraban culpable, su sentencia sería la muerte.
Los testigos desfilaron en el juicio uno por uno, testificaron en su contra, y allí estaba el hombre escuchando una por una todas las acusaciones, mientras se mantenía en completa calma, inamovible, casi indiferente al juicio que se le estaba celebrando. El juez y todas las personas presentes estaban sorprendidas de ver el comportamiento del hombre, se preguntaban cómo podía el acusado mantener una calma tal, ante tan difícil circunstancia.
Después de escuchar a todos los testigos, inmediatamente continuó al veredicto del juez al hombre, y no tardó mucho en escuchar su veredicto de culpable. Mientras el juez leía el veredicto al acusado, le hizo saber de su sorpresa al notar la manera en que enfrentaba la muerte, con calma y serenidad.
Cuando el juez terminó con su veredicto y con su sentencia de muerte, el acusado sacó de su bolsillo un documento y en ese mismo momento salió por la puerta de la corte completamente libre, sin culpa, ni condena.
El documento que el hombre mantenía en sus bolsillos era lo que le daba esa seguridad y esa calma plena durante su juicio. El rey de la nación había instruido a este hombre a pasar por todo el juicio que se le hiciera, y que sacara la carta de perdón que él le había otorgado, solamente después de escuchar su sentencia de muerte en labios del juez.
Esto es precisamente lo que a nosotros los cristianos nos hace estar felices, calmados y quietos en el día del juicio de la tierra. Tenemos una carta de perdón de parte del Rey del universo, la cual está sellada con la sangre preciosa de su Hijo. La carta dice en letras escritas con sangre: “Se arrepintió y se bautizó en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados.”
El rol del Espíritu Santo en este fenómeno salvífico es doble:
-Nos hace sentir nuestra necesidad de buscar y recibir esa gracia de salvación
-Sirve como canal que conduce los ríos de gracia salvadora, directamente del cielo a nuestra vida.