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Lección 7 – MISIÓN EN FAVOR DEL PRÓJIMO – Para el 18 de noviembre de 2023

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LECCIONES FUTURAS DE ESCUELA SABÁTICA

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2023

Mayordomía El Mensaje de los Tres Ángeles Efesios La Misión de Dios: Mi Misión

2024

Salmos El Gran Conflicto Marcos Juan

2025

Amor y Justicia en la Biblia Como Estudiar la Profecía y la Inspiración Éxodo Como Permanecer en Relación con Dios

2026

Colosenses – Filipenses Religión en el Mercado* Josué El Espíritu de Profecía

2027

1 & 2 de Corintios Mayordomía Eclesiología Ezequiel

2028

* Religion in the Market Place


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Lección 7: Para el 18 de noviembre de 2023

MISIÓN EN FAVOR DEL PRÓJIMO

Sábado 11 de noviembre_________________________________________

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Lucas 10:25-37; 2 Timoteo 3:16; Santiago 2:17-22; Mateo 22:37-40; Gálatas 5:14; Miqueas 6:6-8.

PARA MEMORIZAR:

 “Él respondió: ‘Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu fuerza y todo tu entendimiento; y a tu prójimo como a ti mismo’ ” (Luc. 10:27).

Todos conocemos el pasaje: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente” (Luc. 10:27, NVI). No obstante, nuestro amor por Dios puede volverse superficial si decimos que lo amamos pero no le somos obedientes. Amar a Dios requiere un compromiso total de nuestra parte: corazón, alma, cuerpo y mente, todos los días. Cualquiera puede decir que ama a Dios; sin embargo, llevarlo a la práctica requiere un esfuerzo consciente.

Aunque amar a Dios es bueno e importante, Dios también quiere que amemos a los demás, porque nuestro amor por los demás refleja nuestro amor por Dios de una manera poderosa y muy real. Primera de Juan 4:20 declara: “Si alguno dice: ‘Yo amo a Dios’, y aborrece a su hermano, es mentiroso; porque el que no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve”. Pablo también expresa en Gálatas 5:14: “Toda la ley se cumple en este solo precepto: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’ ”.

Esta semana aprenderemos cómo aplicar esta lección a nuestra vida.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

El Antiguo Testamento era el libro de texto de Israel. Cuando el intérprete de la ley vino a Cristo con la pregunta: «Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?». el Salvador dijo: «¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees? El respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo». Lucas 10:25-28…

Si no hubiera otro pasaje en la Biblia, este tiene suficiente luz, conocimiento y seguridad para cada alma. El intérprete de la ley había contestado su propia pregunta, pero deseando justificarse dijo a Jesús: «¿Quién es mi prójimo?». Vers. 29. Entonces, por medio de la parábola del buen samaritano, Cristo mostró quién es nuestro prójimo, y nos dio un ejemplo del amor que deberíamos manifestar hacia los que sufren y están necesitados. El sacerdote y el levita, cuyo deber era ministrar en favor de las necesidades del extranjero, pasaron de largo (Alza tus ojos, p. 213).

El verdadero discípulo tratará de imitar el Modelo. El amor de Cristo lo conducirá a la perfecta obediencia. Tratará de hacer la voluntad de Dios en la tierra, así como se hace en el cielo. Aquel cuyo corazón todavía está contaminado por el pecado, no puede ser celoso para hacer buenas obras; no es cuidadoso para abstenerse del mal; no ejerce vigilancia sobre sus propios motivos y su conducta, ni dominio sobre su lengua desenfrenada, ni cuidado para someter el yo y llevar la cruz de Cristo. Esas pobres almas engañadas no guardan los cuatro primeros mandamientos del Decálogo, que definen el deber del hombre hacia Dios, ni los últimos seis que señalan su deber hacia su prójimo.

Los frutos del Espíritu, que gobiernan el corazón y controlan la vida son: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, entrañas de misericordia y humildad de mente. Los verdaderos creyentes andan de acuerdo con el Espíritu y este mora en ellos (Cada día con Dios, p. 289).

En la Palabra de Dios… hay lecciones prácticas. Esa Palabra enseña principios vivos, santos, que impulsaron a los hombres a hacer a otros lo que ellos querían que los otros hicieran con ellos; principios que han de introducir en su vida diaria aquí y que han de llevar con ellos a la escuela superior… El altar y el arado son experiencias por las que deben pasar todos los que aspiran a la vida eterna. Conocemos, en suma, demasiado poco de la grandiosidad del amor y la compasión de Dios… El cielo es nuestro hogar. Nuestra ciudadanía está en lo alto, y nuestras vidas no deben dedicarse a un mundo que pronto será destruido. Necesitamos la Palabra de Dios revelada en caracteres vivos. ¡Qué lenguaje puro, excelente, se encuentra en la Palabra de Dios ¡Qué principios elevadores, ennoblecedores! (Alza tus ojos, p. 213).


Domingo 12 de noviembre________________________________________

LA GRAN PREGUNTA

¿Quiénes somos? ¿Por qué estamos aquí? ¿Qué ocurre cuando morimos? ¿Cuál es nuestro destino final? Estas son, en muchos aspectos, las preguntas más importantes que pueden plantearse los seres humanos mortales, seres que saben que son mortales (los únicos seres que tienen conciencia de ello). Y, en el Evangelio de Lucas, alguien se acerca a Jesús con la pregunta más crucial de todas, por cierto.

Lee Lucas 10:25. ¿Qué preguntó este doctor de la Ley y por qué lo hizo?

Lucas 10:25

25 Y he aquí un intérprete de la ley se levantó y dijo, para probarle: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?

Pese a la seriedad de la pregunta, la Biblia dice claramente que vino a poner a prueba a Jesús. Sabemos que, a veces, algunos pueden acercarse con escepticismo, y hasta con incredulidad, y es probable que ni siquiera sean serios en sus preguntas, pero aun así podrían ser alcanzados. Así es precisamente como Jesús trató al doctor de la Ley, aunque sabía que las intenciones iniciales del hombre no eran sinceras. Sin embargo, para el intérprete de la Ley y para la audiencia, esta pregunta era una oportunidad que Jesús podía utilizar para incitarlos a escudriñar su propio corazón. Aun conociendo los motivos del doctor de la Ley, Jesús no iba a ignorarlo ni a faltarle al respeto.

A fin de cuentas, ¿qué pregunta podría ser más importante que esta?: “¿Qué haré para heredar la vida eterna?” No importa cuáles sean nuestros rituales o prácticas religiosos, detrás de todos ellos está esta pregunta crucial. En contraste con esta, ¿qué puede importar más a seres cuya vida se describe como “un vapor que aparece por poco tiempo y pronto se desvanece” (Sant. 4:14)? Porque ¿cuál es la única opción a la vida eterna, más que la muerte eterna?

Lee 1 Corintios 15:30 al 32. ¿Qué observación hace Pablo aquí para subrayar la importancia de la vida eterna?

1 Corintios 15:30-32

30 ¿Y por qué nosotros peligramos a toda hora? 31 Os aseguro, hermanos, por la gloria que de vosotros tengo en nuestro Señor Jesucristo, que cada día muero. 32 Si como hombre batallé en Éfeso contra fieras, ¿qué me aprovecha? Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, porque mañana moriremos.

Aunque sus motivaciones fueran dudosas, el intérprete de la Ley le planteó una pregunta crucial, y Jesús, siempre atento a aprovechar cualquier oportunidad para la misión, la aprovechó para llegar a las almas.

¿Cómo podemos estar atentos para aprovechar cualquier oportunidad que se nos presente para dar testimonio, aunque las circunstancias no sean óptimas?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

La pregunta que el intérprete de la ley formuló a Cristo era de vital importancia. Los fariseos que lo habían incitado a hacer esta pregunta esperaban que el Señor Jesús la respondiera de tal manera que ellos encontraran algo en contra de él, algo por lo cual pudieran acusarlo y condenarlo ante el pueblo. El dominio propio de Cristo, la sabiduría y autoridad con la que hablaba era algo que no podían entender.

Cuando el intérprete de la ley formuló esta pregunta, Cristo sabía que la sugerencia provenía de sus más acérrimos enemigos, los que estaban tendiendo una trampa para atraparlo en sus palabras. El Señor Jesús contestó la pregunta colocando la carga sobre el intérprete de la ley, de modo que respondiera su propia pregunta ante la multitud. «¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees? Aquel, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás». Lucas 10:26-28.

La obediencia a los mandamientos de Dios es el precio de la vida eterna (Alza tus ojos, p. 221

Hay muchas lecciones importantes que aprender. Recordemos que no hay motivo alguno en el corazón del hombre que Dios no vea claramente. Los motivos de cada uno son pesados tan cuidadosamente como si el destino de cada ser humano dependiera únicamente de ese resultado. Necesitamos conectamos con el poder divino a fin de recibir mayor luz y una comprensión mejor de cómo razonar de causa a efecto.

Necesitamos cultivar la capacidad de entendimiento, mediante nuestra participación de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia. Considere cada uno de nosotros en forma cuidadosa esta solemne verdad: Dios en el cielo es fiel y no hay designio, no importa cuán intrincado sea; ni motivo, no importa cuán cuidadosamente se lo haya ocultado, que él no comprenda claramente (Alza tus ojos, p. 51).

No permitáis que nada aparte vuestra atención de la pregunta: «¿Haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?» Lucas 10:25. Esta es una cuestión de vida o muerte, que cada uno de nosotros debe definir para la eternidad. Ocúpese la mente con la importancia de la solemne verdad que poseemos…

Dios desea que los hombres y mujeres piensen juiciosa y sinceramente. Han de ascender a un grado cada vez más alto, dominando un horizonte cada vez más amplio. Contemplando a Jesús, han de ser transformados a su semejanza. Han de pasar su tiempo en la búsqueda de las profundas y eternas verdades del cielo… Y cuando aprenden de Dios, sus motivos y simpatías se hacen firmes e inmutables, pues las impresiones hechas por el Omnisapiente son sustanciales y duraderas. El agua viviente que da Cristo no es como un manantial superficial que mana durante un corto tiempo y después se seca. El agua viviente fluye para vida eterna (Mensajes selectos, t. 1, pp. 202, 203).


Lunes 13 de noviembre__________________________________________

EL MÉTODO Y LA RESPUESTA DE JESÚS

La Biblia nos dice que el doctor de la Ley había ido a poner a prueba a Jesús, pero Jesús sabía cuáles eran sus intenciones. En efecto, Dios conoce los anhelos y los deseos de nuestro corazón mejor que nosotros mismos. Y, por cierto, nosotros no conocemos el corazón ni los motivos de quienes nos interrogan, ¿verdad?

A veces hay gente de otras religiones que nos preguntan por nuestra fe. Por ejemplo, nuestros amigos musulmanes nos hacen preguntas relacionadas con la divinidad de Jesús, como: “¿En qué parte de la Biblia dijo Jesús que él es Dios?” o “¿Por qué dices que hay un solo Dios, cuando hay tres personas en la Trinidad?” Aun cuando parezcan preguntas provocadoras, la necesidad de Jesús puede ser auténtica y representar un profundo anhelo o vacío en quienes formulan las preguntas. No conocemos el corazón de ellos, pero tampoco es nuestra tarea. Simplemente, tenemos que satisfacer las necesidades de los demás lo mejor que podamos, independientemente de sus razones más profundas.

Lee Mateo 26:56; Hechos 17:11; 1 Corintios 15:3; y 2 Timoteo 3:16. ¿Cómo nos ayudan estos versículos a entender la respuesta de Jesús al doctor de la Ley en Lucas 10:26?

Mateo 26:56

56 Mas todo esto sucede, para que se cumplan las Escrituras de los profetas. Entonces todos los discípulos, dejándole, huyeron.

Hechos 17:11

11 Y estos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.

1 Corintios 15:3

Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras;

2 Timoteo 3:16

16 Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia,

Lucas 10:26

26 Él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?

A veces queremos respuestas, pero no nos esforzamos por encontrarlas. Jesús dijo: “¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?” (Luc. 10:26). Jesús señaló un aspecto muy importante del aprendizaje. En lugar de limitarnos a escuchar lo que otros tienen que decirnos, debemos leer las Escrituras (la Palabra de Dios) por nuestra cuenta. Las respuestas ya están allí, y el Espíritu Santo trabaja en nuestro corazón para inculcarnos lo que tenemos que hacer.

Dios nos ha dado su Palabra. En ella, podemos encontrar toda la verdad que necesitamos saber con respecto a la manera en que debemos vivir, cómo debemos tratar a los demás y cómo podemos “heredar la vida eterna”. Claro, hay un papel para los maestros y los pastores, pero al final, debemos ir a la Biblia en busca de las verdades que importan. “Lámpara es para mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino” (Sal. 119:105). Este versículo no es solo poesía; es una verdad sagrada, que nos señala la Palabra de Dios y su importancia para el creyente.

Jesús, la Palabra de Dios hecha carne, siempre conducía a la gente a la Palabra escrita. ¿Qué debería decirnos esto acerca de la importancia de la Biblia y por qué debemos rechazar cualquier razonamiento filosófico o teológico que debilite nuestra confianza en la Biblia?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Por todas partes, hay hombres que no están satisfechos. Anhelan algo que supla la necesidad del alma. Un solo Ser puede satisfacer esta necesidad. Lo que el mundo necesita, «el Deseado de todas las gentes,» es Cristo. La gracia divina, que él solo puede impartir, es como agua viva que purifica, refrigera y vigoriza al alma.

Jesús no quiso dar a entender que un solo sorbo del agua de vida bastaba para el que la recibiera. El que prueba el amor de Cristo, lo deseará en mayor medida de continuo; pero no buscará otra cosa. Las riquezas, los honores y los placeres del mundo, no le atraen más. El constante clamor de su corazón es: «Más de ti.» Y el que revela al alma su necesidad, aguarda para satisfacer su hambre y sed. Todo recurso en que confíen los seres humanos, fracasará. Las cisternas se vaciarán, los estanques se secarán; pero nuestro Redentor es el manantial inagotable. Podemos beber y volver a beber, y siempre hallar una provisión de agua fresca. Aquel en quien Cristo mora, tiene en sí la fuente de bendición, «una fuente de agua que salte para vida eterna.» De este manantial puede sacar fuerza y gracia suficientes para todas sus necesidades (El Deseado de todas las gentes, p. 157).

[Cristo] aclarará su Palabra a todo aquel que lo busque con sinceridad de corazón. Aquellos que estudian la Palabra de Dios con corazones abiertos a la iluminación del Espíritu Santo, no permanecerán en las tinieblas en cuanto a su significado. «El que quisiere hacer su voluntad [la de Dios] —dijo Cristo—, conocerá de la doctrina, si viene de Dios, o si yo hablo de mí mismo». Juan 7:17. Todos los que acuden a Cristo en busca de un conocimiento más claro de la verdad, lo recibirán. Él desplegará ante ellos los misterios del reino de los cielos, y estos misterios serán entendidos por el corazón que anhela conocer la verdad. Una luz celestial brillará en el templo del alma, la cual se revelará a los demás cual brillante fulgor de una lámpara en un camino oscuro (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 1 8, 19).

Los mensajeros de Dios han recibido la orden de emprender la misma obra que Cristo realizó cuando estaba en la tierra. Deben dedicarse a los mismos ramos de actividad a los que él se consagró. Con fervor y sinceridad, deben hablar a los hombres de las riquezas inagotables y del tesoro imperecedero de los cielos. Deben estar llenos del Espíritu Santo. Deben repetir los ofrecimientos de paz y perdón que el Cielo les dirige. Deben señalar las puertas de la ciudad de Dios, diciendo: «Bienaventurados los que lavan sus ropas [guardan sus mandamientos], para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad». Apocalipsis 22:14 (Testimonios para la iglesia, t. 9, p. 106).


Martes 14 de noviembre_________________________________________

HEREDAR LA VIDA ETERNA

Lee Lucas 10:27 y 28. ¿Cuál fue la respuesta del doctor de la Ley a su propia pregunta?

Lucas 10:27-28

27 Aquel, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. 28 Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás.

El maestro de la Ley había hecho la pregunta, y él mismo dio la respuesta: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón […] y a tu prójimo como a ti mismo” (Luc. 10:27).

¿Cuál fue la respuesta de Jesús? “Has respondido bien” (Luc. 10:28). Jesús lo desafió a hacer algo al respecto, diciéndole: “Haz eso, y vivirás” (Luc. 10:28).

Para la mayoría de los creyentes, dar las respuestas correctas relacionadas con la doctrina y la fe no es tan difícil. El desafío consiste en hacer lo que sabemos que es correcto y seguir lo que creemos. Hay muchos que, aunque saben lo suficiente para ser salvos, se perderán porque no obedecieron lo que conocían. Así de serio es este asunto. El solo hecho de saber acerca de amar a Dios y a nuestro prójimo no es suficiente. ¡Tenemos que ponerlo en práctica!

Lee Santiago 2:17 al 22. ¿Qué paralelismo encuentras entre estos versículos y lo que Jesús le dijo al intérprete de la Ley?

Santiago 2:17-22

17 Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. 18 Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. 19 Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. 20 ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? 21 ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? 22 ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras?

Si amamos a Dios, leeremos su Palabra, oraremos, guardaremos sus mandamientos y seremos obedientes a su voz “con todo nuestro corazón”. Si digo que amo a los demás, pero no me preocupo por ellos en la iglesia, o si ignoro las necesidades de los demás cuando puedo ayudar, ¿de qué sirve mi fe? El cristianismo no es únicamente un conjunto de creencias distintivas; es una forma de vida.

“Si un hermano o hermana están sin ropa y carecen del sustento diario, y alguno de ustedes les dice: ‘Vayan en paz, caliéntense y sáciense’, y no les da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve?” (Sant. 2:15, 16).

¿Cuánto te preocupas por el bienestar de los demás? ¿En qué medida sigues las palabras de Pablo: “No mirando cada uno solo a lo suyo propio, sino también a lo de los otros” (Fil. 2:4)? Por la gracia de Dios, ¿cómo puedes aprender a preocuparte más por los demás?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

El doctor de la ley no estaba satisfecho con la posición y las obras de los fariseos. Había estado estudiando las Escrituras con el deseo de conocer su verdadero significado. Tenía interés vital en el asunto, y preguntó sinceramente: «¿Haciendo qué cosa?» En su contestación referente a los requisitos de la ley, él pasó por alto todo el cúmulo de preceptos ceremoniales y rituales. A estos no les atribuyó ningún valor, pero presentó los dos grandes principios de los cuales depende toda la ley y los profetas. La alabanza que hizo el Salvador de esta respuesta colocó a Cristo en una situación ventajosa con respecto a los rabinos. No podían condenarlo por sancionar lo que había sido presentado por un expositor de la ley…

Cristo sabía que nadie podía obedecer la ley por su propia fuerza. Él quería inducir al doctor a una investigación más clara y más crítica, de manera que pudiera hallar la verdad. Únicamente aceptando la virtud y la gracia de Cristo podemos guardar la ley. La creencia en la propiciación por el pecado habilita al hombre caído a amar a Dios con todo el corazón, y a su prójimo como a sí mismo.

El doctor sabía que no había guardado ni los primeros cuatro ni los últimos seis mandamientos. Fue convencido por las escrutadoras palabras de Cristo, pero en vez de confesar su pecado, trató de excusarlo. En vez de reconocer la verdad, trató de mostrar cuán difícil era cumplir los mandamientos. Así esperaba rechazar la convicción y defenderse ante los ojos del pueblo (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 311, 312).

En todas sus lecciones, Cristo buscó impresionar en las mentes y los corazones de sus oyentes los principios que subyacen a la gran norma de justicia. Les enseñó que si guardaban los mandamientos de Dios, el amor por Dios y por sus prójimos se manifestaría en su vida diaria. Buscó inculcar en sus corazones el amor que sentía por la humanidad. De esta forma sembró las semillas de la verdad, cuyos frutos producirán una rica cosecha de santidad y belleza de carácter. La santa influencia no solo se seguirá extendiendo mientras el tiempo dure, sino que sus resultados se sentirán por toda la eternidad. Santificará las acciones y tendrá una influencia purificadora donde quiera que exista (Reflejemos a Jesús, p. 53).

Cualquier descuido del deber hacia los necesitados y los afligidos es un descuido del deber hacia Cristo en la persona de sus santos.

Cuando los casos de todos pasen en revista ante Dios, no se formulará la pregunta: ¿Qué profesaron?, sino, ¿qué hicieron? ¿Han sido hacedores de la Palabra? ¿Han vivido egoístamente, o han practicado obras de benevolencia, actos de bondad y amor, dando preferencia a otros antes que a ustedes mismos, y negándose para poder bendecir a otros? Si el registro muestra que esta ha sido su vida, que sus caracteres se han distinguido por la ternura, la abnegación y la benevolencia, recibirán la bendita certeza y bendición de Cristo: «Bien hecho» (Testimonios para la iglesia, t. 3, p. 575).


Miércoles 15 de noviembre_______________________________________

AMAR A LOS DEMÁS COMO A UNO MISMO

Lee Mateo 22:37 al 40. ¿Qué comparación existe entre lo que Jesús mismo dijo aquí y su respuesta al experto de la Ley, en Lucas 10:27 y 28?

Mateo 22:37-40

37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. 38 Este es el primero y grande mandamiento. 39 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 40 De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.

Lucas 10:27-28

27 Aquel, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. 28 Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás.

Según Mateo 22:37 al 40, Jesús dejó en claro que la expresión cotidiana de la fe verdadera depende de estos dos mandamientos. Y Lucas 10:27 y 28 destaca que, si una persona hace estas dos cosas, entonces tendrá vida eterna.

“El amor es el principio fundamental del gobierno de Dios en los Cielos y la Tierra, y debe ser el fundamento del carácter del cristiano. Solo esto puede hacerlo y mantenerlo estable. Solo esto puede habilitarlo para resistir la prueba y la tentación” (Elena de White, Palabras de vida del gran Maestro, p. 30).

Lee Gálatas 5:14; Miqueas 6:6 al 8; y 1 Juan 4:20 y 21. ¿Cómo refuerzan estos versículos lo que Jesús nos había dicho?

Gálatas 5:14

14 Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

Miqueas 6:6-8

¿Con qué me presentaré ante Jehová, y adoraré al Dios Altísimo? ¿Me presentaré ante él con holocaustos, con becerros de un año? ¿Se agradará Jehová de millares de carneros, o de diez mil arroyos de aceite? ¿Daré mi primogénito por mi rebelión, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma? Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.

1 Juan 4:20-21

20 Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? 21 Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano.

Según Pablo, “toda la ley se cumple en este solo precepto: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’ ” (Gál. 5:14). Para Pablo, el amor a Dios solo se puede ver en la práctica cuando ese amor se ejemplifica en la forma en que tratamos a los demás. Aunque afirmó que “el justo vivirá por la fe” (Rom. 1:17), vivir por la fe no es algo oculto, desconocido o que los demás no puedan ver. Pablo, Miqueas y Juan dejan en claro que las obras prácticas demuestran la realidad de la fe que proclamamos.

En 1 Corintios 13, Pablo declara enérgicamente que si uno afirma tener gran conocimiento, o hacer grandes obras, o tener una gran fe o incluso entregar la vida, pero no tiene amor, entonces esa persona ha llegado a ser como “bronce que resuena o címbalo que retiñe” (1 Cor. 13:1).

Repasa la cita de Elena de White. Fíjate en lo que dice acerca de que solo en el amor pueden las personas permanecer firmes y soportar la tentación. ¿De qué manera esta idea muestra que el mandamiento de amar no es salvación por obras, sino una expresión de la fe que tenemos en Jesús?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Dejar a un vecino sufriente sin atender a sus necesidades, equivale a abrir una brecha en la ley de Dios… El que ama a Dios no solamente amará a sus semejantes, sino que considerará con tierna compasión las criaturas que Dios ha hecho. Cuando el Espíritu de Dios está en el hombre, induce a prestar alivio en lugar de producir sufrimiento… Debemos cuidar cada caso de sufrimiento, y considerarnos instrumentos de Dios para aliviar al necesitado hasta donde nos lo permita nuestra habilidad. Debemos ser colaboradores de Dios… Interroguémonos con corazón fervoroso: «¿Quién es mi prójimo?» Nuestro prójimo no es meramente nuestro vecino o nuestro amigo particular; no son sencillamente los que pertenecen a nuestra iglesia y piensan como nosotros. Nuestro prójimo es toda la familia humana. Debemos ser buenos con todos los hombres y especialmente con aquellos que son de la familia de la fe. Debemos dar al mundo una demostración de lo que significa cumplir la ley de Dios. Debemos amar a Dios por sobre todo y a nuestros prójimos como a nosotros mismos (Sons and Daughters of God, p. 52; parcialmente en Hijos e hijas de Dios, p. 54).

Algunos falsos maestros habían presentado a los Gálatas doctrinas opuestas al evangelio de Cristo. Pablo trataba de exponer y corregir estos errores… Por lo tanto trataba de hacer ver a sus hermanos la importancia de ayudarse unos a otros con amor. Declaró que todas las demandas de la ley que presentan nuestros deberes hacia nuestros semejantes se cumplen al amarnos unos a otros… Mediante constante oración debían buscar la dirección del Espíritu Santo, que los conduciría al amor y la unidad (Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 225).

Cuando la ley de Dios está escrita en el corazón, se manifiesta mediante una vida pura y santa. Los mandamientos de Dios no son letra muerta. Son espíritu y son vida, y someten la imaginación y hasta los pensamientos a la voluntad de Cristo. El corazón en el cual estén escritos será guardado con toda diligencia porque de él mana la vida. Todos los que amen a Jesús y guarden sus mandamientos tratarán de evitar hasta la misma apariencia del mal, no porque estén obligados a hacerlo, sino porque estarán copiando un modelo puro y sentirán aversión por todo lo que no esté de acuerdo con la ley escrita en sus corazones. No manifestarán suficiencia propia, sino que confiarán en Dios, el único que puede librarlos del pecado y la impureza. La atmósfera que los rodee será pura; no contaminarán sus propias almas’ ni la de los demás. Se complacerán en obrar con justicia, en amar misericordia y en humillarse para andar con Dios (Cada día con Dios, p. 144).


Jueves 16 de noviembre_________________________________________

LA HISTORIA DEL BUEN SAMARITANO HOY

Al elogiar al doctor de la Ley por dar la respuesta correcta, Jesús le dijo: “Haz eso, y vivirás” (Luc. 10:28), y así tocó el corazón del hombre. Dar todas las respuestas correctas era fácil para el intérprete, pero hacer esas cosas era un problema hace dos mil años, y continúa siendo un problema para muchos de nosotros hoy. El doctor de la Ley quería entrampar a Jesús y presumir de sus conocimientos. Hizo una pregunta complementaria: “¿Y quién es mi prójimo?” (Luc. 10:29).

Lee Lucas 10:30 al 37. ¿Cómo resumirías lo que Jesús quiso dar a entender en esta historia?

Lucas 10:30-37

30 Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto. 31 Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo. 32 Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo. 33 Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; 34 y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él. 35 Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese. 36 ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? 37 Él dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo.

¿Hay personas a nuestro alrededor que han recibido un trato injusto? ¿Hicimos lo posible por ayudarlas?

Es cierto que, a veces, los pastores, los ancianos y los miembros de iglesia no ayudan a quienes lo necesitan. A veces, las personas de otra fe pueden ser más amables con la gente de la comunidad que nosotros. Nosotros quizás hablamos de ser amables, pero tal vez haya otros que satisfagan las necesidades de las personas que nosotros no atendemos. Si nuestra fe tiene algún sentido, debemos tender la mano y ayudar a los necesitados.

Jesús concluyó la historia del buen samaritano preguntando quién de los tres era realmente prójimo de la persona que necesitaba ayuda.

“Así, la pregunta ‘¿Quién es mi prójimo?’ está para siempre contestada. Cristo demostró que nuestro prójimo no es meramente quien pertenece a la misma iglesia o fe que nosotros. No tiene que ver con cuestiones de raza, color o clase social. Nuestro prójimo es toda persona que necesita nuestra ayuda. Nuestro prójimo es toda alma que está herida y magullada por el Adversario. Nuestro prójimo es todo aquel que pertenece a Dios” (Elena de White, El Deseado de todas las gentes, p. 464).

Desafío: Comienza a orar diariamente por alguien que sea diferente de ti, o incluso por alguien que no te caiga bien personalmente.

Desafío avanzado: Haz una lista de por lo menos tres nombres de tus conocidos (no adventistas); identifica sus necesidades (emocionales, físicas, sociales) y considera cómo puedes suplir personalmente esas necesidades. ¿Qué puedes hacer por ellos de manera práctica durante la próxima semana?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Hay muchos que preguntan, como el escriba: «¿Quién es mi prójimo?»… Todo aquel que padece necesidad es nuestro prójimo. Todo hijo e hija de Adán que ha perdido el rumbo, que ha sido entrampado por el enemigo de las almas y sometido a la esclavitud de malos hábitos que marchitan la virilidad o la femineidad dadas por Dios, es mi prójimo…

Hemos de pensar y cuidar de los demás que necesitan nuestro amor, ternura y cuidado. Siempre hemos de recordar que somos representantes de Cristo, y que hemos de compartir las bendiciones que nos otorga, no con los que nos las pueden devolver, sino con los que apreciarán los dones que satisfarán sus necesidades temporales y espirituales…

Las buenas obras son el fruto que Dios demanda que llevemos: palabras bondadosas, actos de benevolencia y de tierna consideración por los pobres, los necesitados y los afligidos. Cuando el corazón simpatiza con los corazones cargados de desánimo y dolor, cuando la mano da a los necesitados, cuando se viste a los desnudos, y el extraño recibe la bienvenida, un asiento en la sala y un lugar en el corazón, los ángeles se acercan y en el cielo resuenan melodías como respuesta (Reflejemos a Jesús, p. 244).

Sin una fe viva en Cristo como Salvador personal, nos es imposible ejercer influencia eficaz sobre un mundo escéptico. No podemos dar a nuestros prójimos lo que nosotros mismos no poseemos. La influencia que ejercemos para bendecir y elevar a los seres humanos se mide por la devoción y la consagración a Cristo que nosotros mismos tenemos. Si no prestamos un servicio verdadero, y no tenemos amor sincero, ni hay realidad en nuestra experiencia, tampoco tenemos poder para ayudar ni relación con el cielo, ni hay sabor de Cristo en nuestra vida… «Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe… Y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve». 1 Corintios 13:1-3.

Cuando el amor llena el corazón, fluye hacia los demás, no por los favores recibidos de ellos, sino porque el amor es el principio de la acción. El amor cambia el carácter, domina los impulsos, vence la enemistad y ennoblece los afectos. Tal amor es tan ancho como el universo y está en armonía con el amor de los ángeles que obran. Cuando se lo alberga en el corazón, este amor endulza la vida entera y vierte sus bendiciones en derredor (El discurso maestro de Jesucristo, pp. 34, 35).


Viernes 17 de noviembre_________________________________________

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

Lee Elena de White, El Deseado de todas las gentes, “El buen samaritano”, pp. 460-466.

Hay muchas personas hambrientas, necesitadas y maltratadas en nuestro mundo actual. Tú puedes hacer tu aporte, aunque parezca “pequeño”. No vamos a resolver todos los problemas del mundo antes de que Jesús vuelva; no hemos sido llamados a eso. Pero, hasta ese entonces, nuestro trabajo puede ser tan básico como ayudar a algún conocido que no tenga suficiente comida; o a un miembro de la iglesia que se enfrenta a la injusticia, incluso a la intolerancia, lo que continúa siendo un problema real en nuestro mundo actual.

“La religión pura y sin mancha delante del Padre es ésta: ‘Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha de este mundo’ (Sant. 1:27). Las buenas obras son los frutos que Cristo quiere que produzcamos: palabras amables; hechos generosos, de tierna consideración por los pobres, los necesitados, los afligidos. Cuando los corazones simpatizan con otros corazones abrumados por el desánimo y el pesar, cuando la mano se abre en favor de los necesitados, cuando se viste al desnudo, cuando se da la bienvenida al extranjero para que ocupe su lugar en la casa y en el corazón, los ángeles se acercan, y un acorde parecido resuena en los Cielos. Todo acto de justicia, misericordia y benevolencia produce melodías en el Cielo. El Padre desde su Trono observa a los que llevan a cabo estos actos de misericordia, y los cuenta entre sus más preciosos tesoros. ‘Y serán míos, dice Jehová de los ejércitos, en aquel día cuando reúna mis joyas’. Todo acto misericordioso, realizado en favor de los necesitados y los que sufren, es considerado como si se lo hubiera hecho a Jesús. Cuando socorréis al pobre, simpatizáis con el afligido y el oprimido, y cultiváis la amistad del huérfano, entabláis una relación más estrecha con Jesús” (Elena de White, Testimonios para la iglesia, t. 2, p. 24).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. ¿Cómo podemos asegurarnos de entender que el mandamiento de amar a Dios y a los demás no es salvación por obras? Cuando consideramos quién es Jesús y lo que hizo por nosotros en la Cruz (ver Fil. 2:5-8), ¿por qué es un error tan grande la idea de que podemos hacer algo para ganar o merecer la salvación? ¿Cómo podemos aprender a distinguir entre trabajar por la salvación, lo cual es un error fatal, y revelar en nuestra vida la salvación que ya tenemos en Jesús?
  2. ¿Cómo podemos aprender a reconocer algunos de los prejuicios inherentes que podemos tener hacia los que son diferentes de nosotros?
  3. Además de los pasajes que analizamos en la lección de esta semana, ¿qué otro respaldo bíblico encuentras para la necesidad de mostrar bondad hacia los demás, no importa quiénes sean?

COMENTARIO DEL VIDEO

LUCAS 10

25 Y he aquí un intérprete de la ley se levantó y dijo, para probarle: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna? 26 Él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?

27 Aquel, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. 28 Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás.

29 Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo?

30 Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto.

31 Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo.

32 Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo.

33 Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; 34 y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él.

35 Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese.

36 ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?

37 Él dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo.

  

AMOR – HUMANISTA

 

25 Y he aquí un intérprete de la ley se levantó y dijo, para probarle: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna? 26 Él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees? 27 Aquel, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. 28 Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás.

 

La primera pregunta del abogado tenía como objetivo «tentar» a Jesús, lo que aquí parece significar más bien «probar»; es decir, determinar Su capacidad.

Cristo camina tranquilamente por la trampa, como si no la viera.

Su respuesta es intachablemente y al mismo tiempo, sólo insinúa en la más mínima forma que la pregunta era innecesaria, ya que alguien tan versado en derecho sabía bastante bien cuáles eran las condiciones para heredar la vida.

La réplica de Nuestro Señor tiene un marcado tono de autoridad, lo que coloca al abogado en el lugar correcto.

Suavemente Cristo cambia los papeles de la conversación y el interrogador se convierte en el interrogado y es forzado a responder su propia pregunta.

El abogado cita Deuteronomio 6:5 junto con Levítico 19:18 .

Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas

18 No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová.

28 Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás.

Haz esto, y vivirás. El erudito judío quedó evidentemente confundido ante la primera respuesta del rabino galileo refiriéndose a la sagrada Ley Mosaica. Su perplejidad aumenta por la tranquila réplica del Señor cuando ensayó los dos deberes, para con su Dios y su prójimo: «Haz esto y vivirás».

Parece como si el inteligente y antipático crítico de Jesús de Nazaret olvidara ahora el propósito hostil con el que se enfrentó con su  pregunta y, realmente afligido por su conciencia, dispuesto a justificarse, formuló de buena fe la pregunta que llamó la atención del famoso parábola.

29 Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo?

Ahora para mostrar que, a pesar de la respuesta correcta, no hizo su pregunta sin razón, sino que aún necesita instrucciones más detalladas, agrega el problema bajo el cual se iba a resolver la tentación.

Pero él, dispuesto a justificarse. . . 

 

—La pregunta implicaba una conciencia medio despierta e intranquila. Es característico que sin duda parezca cruzar por su mente en cuanto a su amor a Dios. Allí sintió que estaba a salvo.

Pero había dudas en cuanto al segundo mandamiento y, como si sintiera que había habido un tono de reprensión en la respuesta de Cristo, se justifica haciendo la pregunta: «¿Quién es mi prójimo?»

De la primera parte, su deber hacia Dios,

Hasta donde su pobre mente distorsionada podía captar la idea, estaba tranquilo en su conciencia.

El diezmo, incluido el anís y el comino, había sido pagado escrupulosamente

Sus ayunos habían sido estrictamente observados

Sus fiestas cuidadosamente observadas

Y sus oraciones aprendidas y repetitivas nunca descuidadas.

Sí; ¡En cuanto a Dios, la conciencia del fariseo-abogado estaba tranquila!

¿PERO SU PROJIMO?

En esa misma escena se da cuenta que al hombre que ha llegado a entrampar con su peligrosa pregunta nunca le ha hecho nada, solo ha escuchado que vive para hacer el bien, y él ha llegado para molestar a un inocente que lo único que hace es ayudar a la humanidad.

¿Era, acaso, su vecino? Entonces, molesto e incómodo, ahora parece con perfecta honestidad y de buena fe, hace esta siguiente pregunta: «Maestro, dígame, ¿a quién enseña usted que debería incluirse en el término ‘prójimo’?» Lucas 10:29

30 Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto.

31 Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo.

32 Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo.

33 Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; 34 y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él.

35 Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese.

Cierto hombre Claramente, como lo implica la parábola, era un judío. descendió de Jerusalén a Jericó

Un desfiladero rocoso y peligroso perseguido por los merodeadores, y conocido como ‘el camino sangriento’

En tiempos de Jerónimo se conocía como el camino “rojo” o “sangriento”, como consecuencia de la frecuencia de tales crímenes.

 

 La palabra “descendió” es estrictamente exacta, porque el camino desciende muy rápidamente desde Jerusalén hasta el valle del Jordán. La distancia es de unas 21 millas.

Ladrones

Más bien, “ladrones”, “bandidos”. Palestina era famosa por estos árabes saqueadores.

Herodes el Grande había prestado un verdadero servicio al país al extirparlos de sus guaridas, pero constantemente surgían de nuevo, e incluso los romanos no podían acabar con ellos

Bajó por allí un sacerdote, y cuando lo vio, pasó de largo. Tanto el sacerdote como el levita viajaban con frecuencia por este camino entre la capital y Jericó.

Jericó era especialmente una ciudad de sacerdotes, y cuando terminaba el servicio o el tiempo de residencia asignado en el templo, estos regresaban naturalmente a sus propios hogares.

  

Asimismo, un levita. 

El pasaje es memorable porque esta es la única mención de los levitas en los evangelios.

Se le representa a la vez mejor y peor que el sacerdote: mejor en el sentido de que no se desvía del todo, sino que “viene” y mira; peor porque sus segundos pensamientos difieren de los primeros y prevalecen contra ellos.

Si tiene más luz, también peca más contra ella. Es posible que él también viniera, como el sacerdote, de su semana de servicio en el Templo.

Vino y miró: otro agravante.

Los críticos señalan aquí que la expresión utilizada no denota, como en el caso del sacerdote, que accidentalmente lo vio y no le prestó más atención, sino que vino y miró. Lo miró con más atención, pero aun así no hizo nada para aliviarlo.

La conducta del levita fue mejor y peor que la de su superior oficial; mejor, porque sintió un poco de lástima y se detuvo para mirar, sin duda con compasión, a la víctima. 

Peor, porque egoístamente estranguló el noble impulso en su nacimiento, y se fue a su propio lugar sin siquiera echar un paño sobre el pobre cuerpo mutilado para protegerlo del sol abrasador o del frío rocío de la noche. 

En ningún otro lugar de la narrativa del evangelio encontramos a nuestro Señor asumiendo el papel de supervisor de los sacerdotes y levitas. No tenemos muchas dificultades para descubrir las razones de este extraño comportamiento.

1-Todavía eran los guardianes y ministros oficiales de la casa de su Padre.

2-En su enseñanza pública, por regla general, se abstendría de tocar a estos o sus vidas vacías y pretenciosas.

3-Una vez, y sólo una vez, en esta parábola se detuvo -pero incluso aquí sin denuncias severas, como en el caso de los escribas y fariseos- sobre las deficiencias de la casta sacerdotal.

4-El amargo ay estaba llegando rápidamente a estos hijos degenerados de Aarón.

En menos de medio siglo, esa casa, la gloria y el gozo de Israel, sería completamente destruida y no volvería a levantarse.

5-Ningún ¡ay! que Cristo pudiera pronunciar podría ser tan aplastante en su despiadada condena.

6-La vida egoísta de la orden condenada, en la que la santidad parecía efectivamente divorciada de la caridad, se retrata en el cuadro realista de la parábola del buen samaritano.

¿De dónde aparecen los samaritanos?

33 Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia;

34 y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él.

Samaritano—alguien excomulgado por los judíos, sinónimo entre ellos, sinónimo de hereje y diablo  tuvo compasión—Lo mejor de él se menciona primero; porque «Quien da cosas externas da algo externo a sí mismo, pero quien imparte compasión y lágrimas le da algo de sí mismo»

Sin duda, el sacerdote y el levita tenían sus excusas:

no era seguro quedarse allí

El herido ya no se recuperaría

La sospecha podía recaer sobre ellos

Así podría haber razonado el samaritano, pero no lo hizo

Pero cierto samaritano

Poco después de esto, sucedió que un samaritano pasaba por allí y, al ver a un prójimo tirado en el camino, desnudo y herido, se acercó a él; y aunque descubrió que era alguien de una nación diferente, que profesaba una religión opuesta a la suya, el odio violento hacia todas esas personas, que había sido inculcado en su mente desde sus primeros años, y todas las demás objeciones, fueron inmediatamente silenciadas por los sentimientos de lástima que se despertaron al ver la angustia del hombre; sus entrañas anhelaban al judío y se apresuró, con gran ternura, a ayudarlo.

Ese sentimiento sagrado le

impedirá pasar, aunque sus propios asuntos lo tienten a seguir adelante y evitar problemas y pérdidas de tiempo.

El samaritano va completamente equipado para un largo viaje, y por lo tanto en posesión de medios de ayuda, además tiene la voluntad, y se sintió conmovido por la lástima.

Y fue a él y le vendó las heridas Parece que este humano viajero, según la costumbre de aquellos tiempos, llevaba consigo sus provisiones; porque pudo, aunque estaba en el campo, darle un poco de vino al herido para animarlo.

Además, vendó cuidadosamente sus heridas, vertiendo aceite y vino que, bien batidos, se dice que son uno de los mejores remedios que se pueden aplicar a una herida fresca

El “aceite y el vino”, que se habían proporcionado para el refrigerio personal, se dan gratuitamente para ser utilizados, según la cirugía primitiva de la época, el segundo para limpiar las heridas, el primero para calmar la inflamación.

Luego, montándolo sobre su propio animal, pasó junto a él a pie y lo sostuvo. De esta manera el buen samaritano llevó al judío, su enemigo, a la primera posada que encontró, donde lo atendió con esmero toda esa noche; y al día siguiente, cuando se iba, lo entregó al cuidado del huésped, con especial recomendación de que fuera muy amable con él. Y, para que no le faltara nada necesario para su recuperación, dio al huésped una suma de dinero, pidiéndole al mismo tiempo que si hubiera un servicio extra lo pagaría a su regreso.

La humanidad está íntimamente unida por sus necesidades y debilidades comunes, y está formada de tal manera que no puede vivir sin la ayuda mutua y, por lo tanto, la relación que subsiste entre ellos es tan extensa como sus naturalezas; y las obligaciones que les imponen, de ayudarse unos a otros mediante buenos oficios mutuos, son tan fuertes y urgentes como las múltiples necesidades de cada hombre.

Por lo tanto, con esta admirable parábola, nuestro Señor ha recomendado poderosamente esa benevolencia universal, que es tan familiar en la boca, pero extraña en los corazones de muchos ignorantes pretendientes a la religión y la moralidad.

 

Y fue a él, y vendó sus heridas, echando vino y vino, y poniéndolo sobre su propia cabalgadura, lo llevó a una posada, y cuidó de él. Y al día siguiente, al partir, sacó dos denarios, y se los dio al mesonero, y le dijo: Cuídalo; y todo lo que gastes de más, cuando yo vuelva, te lo pagaré

 

Parece que temía que el temperamento mercenario del dueño de la posada le hubiera impedido proporcionar ayuda al herido, si no se le ofrecia  pago. 

Dos denarios , es decir, dos denarios, según Mateo 20:2, el salario promedio de un trabajador por dos días; o, tomando la estimación de Marco 6:37, suficiente para una comida de veinticinco hombres.

Por tanto, era una provisión suficiente y liberal para todas las contingencias probables. Sin embargo, esto no fue suficiente, a juicio del samaritano, y le dio un cheque en blanco para cualquier otro gasto que el herido pudiera necesitar.

Todos estos pequeños y tiernos detalles del amor lastimoso del samaritano están esbozados por una mano maestra.

Primero hay un impulso noble y generoso, que inmediatamente cristaliza en un acto bondadoso y fraternal.

No satisfecho con ejecutar simplemente el primer impulso, el samaritano se expone a molestias, tal vez a peligros, y, después de curar las heridas, se lleva consigo al herido, le proporciona alojamiento e incluso se ocupa de los enfermos y de los desamparados. el futuro del hombre.

El hombre herido no era un comerciante o noble rico y poderoso; eso se desprende de la necesidad de la pequeña provisión que el samaritano le hizo en la posada cuando se fue de viaje; Probablemente sólo sea un vendedor ambulante judío. Sabemos que muchos de ellos siempre viajaban por Oriente.

Todos los actos de bondad acumulados fueron claramente realizados hacia un pobre extraño, sin esperanza de recompensa o recompensa.

La parábola es una hermosa explicación de la ley de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, sin distinción de nación, partido o cualquier otra distinción.

También expone la bondad y el amor de Dios nuestro Salvador hacia los hombres pecadores y miserables. Éramos como este pobre viajero angustiado.

Satanás, nuestro enemigo, nos ha robado y nos ha herido: tal es el daño que nos ha hecho el pecado.

El bendito Jesús tuvo compasión de nosotros. El creyente considera que Jesús lo amó, y dio su vida por él, siendo enemigo y rebelde; y habiéndole mostrado misericordia, le ordena que vaya y haga lo mismo.

El hecho de que los judíos hubieran aplicado a nuestro Señor mismo el nombre oprobio de “samaritano es una de las indicaciones de que hay un significado más profundo bajo el hermoso y obvio significado de la parábola.

48 Respondieron entonces los judíos, y le dijeron: ¿No decimos bien nosotros, que tú eres samaritano, y que tienes demonio? 49 Respondió Jesús: Yo no tengo demonio, antes honro a mi Padre; y vosotros me deshonráis. Juan 8

Es deber de todos nosotros, en nuestro lugar y según nuestra capacidad, socorrer, ayudar y aliviar a todos los que están en apuros y necesidades.

Aquí vemos la belleza de una parábola y su uso. Desarmó los prejuicios, fijó la atención, tomó la mente de manera suave pero irresistible y evitó la posibilidad de cavilaciones u objeciones.

LO MISMO HIZO EL PROFETA NATAN CON DAVID Y SU PECADO, PRIMERO LE CONTO LA HISTORIA DE UN POBRE HOMBRE QUE MOVIO A DAVID A MISERICORDIA, ESA MISMA MISERICORDIA DEL HOMBRE AFECTADO LO CONDENO MAS TARDE.

Del samaritano no sabemos nada más; pero de esta parábola de inimitable belleza podemos aprender:

  1. Que no es el que «profesa» más bondad el que realmente más nos ama, sino el que más se niega a sí mismo para hacernos el bien en tiempos de necesidad.
  2. Que la religión requiere que hagamos el bien a «todas» las personas, por muy «accidentalmente» que nos familiaricemos con sus calamidades.
  3. Que debemos hacer el bien a nuestros enemigos. El verdadero amor hacia ellos nos llevará a negarnos a nosotros mismos y a sacrificar nuestro propio bienestar para poder ayudarlos en tiempos de angustia y aliviar sus necesidades.
  4. Que es realmente nuestro prójimo el que más bien nos hace, el que nos ayuda en nuestras necesidades, y especialmente si lo hace cuando ha habido «controversia o diferencia» entre nosotros y él.
  5. La verdadera religión nos enseña a considerar a cada hombre como nuestro prójimo; nos impulsa a hacer el bien a todos, a olvidar todas las distinciones nacionales o seccionales y a ayudar a todos aquellos que se encuentran en circunstancias de pobreza y miseria.
  6. La diferencia entre el judío y el samaritano era una diferencia en «religión» y «opinión religiosa»; y del ejemplo de este último podemos aprender que, si bien las personas difieren en «opiniones» sobre temas de religión, y si bien son celosos de lo que consideran verdad, aun así deben tratarse unos a otros con amabilidad; que deberían ayudarse mutuamente en caso de necesidad; y que así deberían mostrar que la religión es un principio superior al amor de secta, y que el cordón que une a un hombre con otro no debe romperse por ninguna diferencia de opinión, que la bondad cristiana no debe verse estropeada por ninguna forma de adoración, y sin ningún apego intolerante por lo que estimamos como doctrinas del evangelio.

Jesús, terminada la parábola, dijo al intérprete de la ley:

36 ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?

37 Él dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo.

¿Quién hizo el papel de vecino? Y él dijo: El que tuvo misericordia de él.

Esta respuesta la dio el abogado sin dudarlo, quedando muy impresionado con la verdad y las pruebas del caso. De hecho, por vergüenza no podía decir lo contrario.

Sin embargo, al hablar así, se condenó a sí mismo y derribó su falsa noción del prójimo a quien debía amar.

El abogado le había preguntado ¿quién era su vecino? En esta hermosa narración, Jesús le mostró quién y qué era un prójimo, y lo hizo de una manera que desarmó sus prejuicios, lo afectó profundamente con respecto a su propio deber y evidenció la belleza de la religión.

Si «al principio» le hubiera dicho que un samaritano podría ser vecino de un judío y merecer su bondad, se habría rebelado de inmediato; pero cuando, mediante una narración hermosa y conmovedora, hizo ver al «hombre mismo» que podría ser así, se vio obligado a admitirlo.

La escena termina con el mandato del Señor:  Ve y haz tú lo mismo.

LA PARABOLA RESPONDE A DOS PREGUNTAS ESENCIALES PARA LA SALVACION

La parábola primera pregunta es: ¿Quién es mi prójimo? Cualquiera, que necesita ayuda y a quien tengo poder y oportunidad de ayudar, sin importar su rango, raza o religión.

La vecindad se hace extensiva con la humanidad; cualquier ser humano es mi prójimo que necesita ayuda, o al que puedo prestar ayuda.

Muestra misericordia y bondad a todo aquel que necesite tu ayuda, ya sea israelita, pagano o samaritano;

y cuando se hagan obras de caridad, considera cada uno a tu prójimo, no preguntando lo que cree, sino lo que sufre.

La pregunta del abogado: «¿Quién es mi prójimo?» se gira al revés en la forma de Cristo al final. Es mejor preguntar: «¿De quién soy prójimo?» que ‘¿Quién es mi prójimo?’

La segunda pregunta, aún más amplia y profunda, con la que comenzó la escena que dio inicio a la parábola. «Maestro», preguntó el intérprete de la ley, «¿qué haré para heredar la vida eterna?»

Las Escrituras enseñan que sin santidad nadie verá al Señor, es decir, heredará la vida eterna; y en esta parábola se nos presentan dos tipos de santidad: una espuria y la otra genuina.

La santidad espuria es la del sacerdote y el levita, dos personas oficialmente santas;  la santidad espuria es santidad divorciada de la caridad.

En la persona del samaritano se exhibe la naturaleza de la verdadera santidad;  se nos enseña que el camino para agradar a Dios, el camino hacia la auténtica santidad es la práctica de la caridad

NO NOS SALVAMOS O PERDEMOS POR UN PECADO

NOS SALVAMOS O PERDEMOS POR LA TENDENCIA DE NUESTRO CARACTER

MATEO 25

El juicio de las naciones

31 Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, 32 y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. 33 Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. 34 Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. 35 Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; 36 estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. 37 Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? 38 ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? 39 ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? 40 Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. 41 Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. 42 Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; 43 fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. 44 Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? 45 Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. 46 E irán estos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.

“Cada oportunidad de socorrer a un hermano necesitado o de ayudar a la causa de Dios en la promulgación de la verdad, es una perla que enviáis de antemano al cielo para ser depositada en el banco celestial donde es guardada con toda seguridad.”Testimonies for the Church 3:249.

La dadivosidad es uno de los planes divinos para el crecimiento. El cristiano ha de ganar fortaleza fortaleciendo a otros. “El alma generosa será prosperada; y el que saciare, él también será saciado”. Proverbios 11:25. Esta no es meramente una promesa. Es una ley divina, una ley por la cual Dios establece que los arroyos de benevolencia fluyan continuamente de vuelta hacia su fuente, como las aguas de lo profundo se mantienen en constante circulación. En el cumplimiento de esta ley encontramos el secreto del crecimiento espiritual.. (Dios nos Cuida – 26 de Agosto).

Las decisiones del último día dependen de nuestra dadivosidad práctica. Cristo reconoce todo acto de beneficencia como hecho a él mismo.—Testimonios para los Ministros, 400 (1896).

Siempre que piense usar el dinero del Señor para gratificarse egoístamente, recuerde que hay muchos sumidos en una profunda pobreza, que ni siquiera tienen para comprar alimento o ropa, y son herencia del Señor. Debemos hacer el bien a todos los hombres, especialmente a los que son de la fe. Si los que poseen abundantes recursos son agentes de Dios para comunicar la verdad, usarán sus tesoros sabiamente, de modo que ninguno de la familia de la fe pase hambre o desnudez. (Carta 90, del 15 de enero de 1895, dirigida a una mujer adventista de cuantiosos recursos).

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