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Lección 2 – ¿AMOR O EGOÍSMO? ESA ES LA CUESTIÓN – Para el 13 de abril de 2024

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LECCIONES FUTURAS DE ESCUELA SABÁTICA

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2024 Salmos El Gran Conflicto Marcos Juan
2025 Amor y Justicia en la Biblia Como Estudiar la Profecía y la Inspiración Éxodo Josué
2026 Colosenses – Filipenses Religión en el Mercado* Josué El Espíritu de Profecía
2027 1 & 2 de Corintios Mayordomía Eclesiología Ezequiel
2028

* Religion in the Market Place


Lección 2: Para el 13 de abril de 2024

¿AMOR O EGOÍSMO? ESA ES LA CUESTIÓN

Sábado 6 de abril_______________________________________________________

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Lucas 19:41–44; Mateo 23:37, 38; Hebreos 11:35–38; Apocalipsis 2:10; Hechos 2:44–47; Juan 13:35.

PARA MEMORIZAR:

 “No temas, que yo estoy contigo. No desmayes, que yo soy tu Dios que te fortalezco. Siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia” (Isa. 41:10).

Supongamos que eres un pastor que cuida de sus cabras en las laderas del Monte de los Olivos. Oyes voces. Inmediatamente reconoces la voz de Jesús. Te asombra lo que dice. A sus discípulos les resulta difícil comprenderlo. Mientras el sol poniente resplandece en la cúpula dorada del Templo y se refleja en las magníficas paredes de mármol, Jesús afirma: “Les aseguro que no quedará piedra sobre piedra que no sea derribada” (Mat. 24:2). Los discípulos están confundidos; y tú, también. ¿Qué podrían significar estas palabras? ¿Qué relación tienen con el fin del mundo, por el que preguntaron los discípulos de Jesús?

Absorto, escuchas cómo Jesús combina magistralmente la destrucción de Jerusalén con los sucesos previos a su regreso. Se describe la estrategia de Satanás para engañar y destruir al pueblo de Dios en el tiempo del fin. Las instrucciones de Jesús en Mateo 24 describen claramente los acontecimientos de los últimos días en el contexto de la caída de Jerusalén.

Estudiaremos la doble estrategia de Satanás para engañar y destruir al pueblo de Dios. Lo que el maligno no consigue mediante la persecución espera conseguirlo mediante la transigencia. A Dios nunca nada lo toma por sorpresa; protege a su pueblo incluso en los momentos más difíciles.

La lección de esta semana se basa en El conflicto de los siglos, capítulos 1 y 2.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

En medio de la lucha y la ruina de la nación, los discípulos estarían acosados de peligros, y a menudo el miedo oprimiría sus corazones. Habrían de ver a Jerusalén desolada, el templo arrasado, su culto suprimido para siempre, e Israel esparcido por todas las tierras como náufragos en una playa desierta. Dijo Jesús: «Oiréis de guerras y rumores de guerras». «Se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores». Mateo 24:6-8. A pesar de ello, los discípulos de Cristo no debían pensar que su esperanza era vana ni que Dios había abandonado al mundo. El poder y la gloria pertenecen a Aquel cuyos grandes propósitos se irán cumpliendo sin impedimento hasta su consumación. En aquella oración, que expresaba sus necesidades diarias, la atención de los discípulos de Cristo fue dirigida, por encima de todo el poder y el dominio del mal, hacia el Señor su Dios, cuyo reino gobierna a todos, y quien es Padre y Amigo eterno (El discurso maestro de Jesucristo, pp. 101, 102).

El [capítulo 24] de Mateo nos presenta un resumen de lo que ha de sobrevenir al mundo. Vivimos en medio de los peligros de los últimos días. Los que perecen en el pecado deben recibir la advertencia. El Señor invita a todos aquellos a quienes ha confiado medios financieros a fin de que sean su mano ayudadora invirtiendo su dinero para el progreso de su obra. Nuestro dinero es un tesoro que el Señor nos ha prestado, y debe ser invertido en la tarea de dar al mundo el último mensaje de misericordia…

El que considera las cosas terrenales como el mayor bien, el que dedica su vida al esfuerzo de obtener riquezas mundanales, ciertamente está haciendo una pobre inversión. Cuando sea demasiado tarde verá que aquello en que confía se desmorona en el polvo. Sólo mediante la abnegación, mediante el sacrificio de las riquezas terrenales, se pueden obtener las riquezas eternas. El cristiano entra en el reino de los cielos por medio de mucha tribulación. Constantemente debe librar la buena batalla, y no deponer sus armas hasta que Cristo le dé reposo. Sólo al dar a Jesús todo lo que tiene puede asegurarse la herencia que durará por toda la eternidad (Cada día con Dios, 23 de mayo, p. 150).

Para el creyente, la muerte es asunto trivial. Cristo habla de ella como si fuera de poca importancia. «El que guardare mi palabra, no verá muerte para siempre», «no gustará muerte para siempre», Para el cristiano, la muerte es tan solo un sueño, un momento de silencio y tinieblas. La vida está oculta con Cristo en Dios y «cuando Cristo, vuestra vida, se manifestare, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria». Juan 8:51, 52; Colosenses 3:4…

El mismo poder que resucitó a Cristo de los muertos resucitará a su iglesia y la glorificará con él, por encima de todos los principados y potestades, por encima de todo nombre que se nombra, no solamente en este mundo, sino también en el mundo venidero (El Deseado de todas las gentes, p. 731).


Domingo 7 de abril_____________________________________________________

UN SALVADOR CON EL CORAZÓN ROTO

Mientras Jesús estaba sentado en el Monte de los Olivos, con vistas a la ciudad de Jerusalén, su corazón estaba destrozado. El Evangelio de Juan dice: “Vino a lo que era suyo, y los suyos no lo recibieron” (Juan 1:11). Jesús hizo todo lo posible para salvar a su pueblo de la destrucción venidera de su amada ciudad.

El amor de Jesús por su pueblo fluía de un corazón de amor infinito. Repetidamente le suplicó que se arrepintiera y aceptara su misericordiosa invitación.

Lee Lucas 19:41 al 44; Mateo 23:37 y 38; y Juan 5:40. ¿Qué te dicen estos versículos sobre la actitud de Jesús hacia su pueblo y la respuesta de este a su amorosa invitación de gracia y misericordia? ¿Qué revelación del carácter de Dios puedes ver aquí?

Lucas 19:41-44

41 Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella, 42 diciendo: ¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos. 43 Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán, 44 y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación.

Mateo 23:37-38

37 ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! 38 He aquí vuestra casa os es dejada desierta.

Juan 5:40

40 y no queréis venir a mí para que tengáis vida.

Es difícil entender un acontecimiento como la destrucción de Jerusalén a la luz del carácter amoroso de Dios. La historia revela que decenas de miles murieron cuando el general romano Tito atacó la ciudad. Jerusalén fue devastada. Hombres, mujeres y niños fueron masacrados. ¿Dónde estaba Dios cuando su pueblo sufría tanto? La respuesta es clara, pero no es fácil de entender. Su corazón estaba destrozado. Sus ojos se llenaron de lágrimas. Durante siglos le tendió la mano a su pueblo. Por su rebelión contra la amorosa bondad de Dios, perdieron su protección divina. Dios no siempre interviene para limitar los resultados de las decisiones de su pueblo. Permite que se desarrollen las consecuencias natura- les de la rebelión. Dios no causó la matanza de niños inocentes en la destrucción de Jerusalén; la trágica muerte de los inocentes fue obra de Satanás, no de Dios.

Satanás se deleita en la guerra, porque despierta las peores pasiones del corazón humano. A lo largo de los siglos ha sido su propósito engañar y destruir, para luego culpar a Dios de sus malas acciones.

Lee Mateo 24:15 al 20. ¿Qué instrucción le dio Jesús a su pueblo para salvarlo de la destrucción venidera de Jerusalén?

Mateo 24:15-20

15 Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda), 16 entonces los que estén en Judea, huyan a los montes. 17 El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa; 18 y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa. 19 Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! 20 Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo;

Es bueno recordar que la gran mayoría de los cristianos que vivían en Jerusalén en el año 70 d.C. eran de origen judío. Un Dios amoroso deseaba preservar la mayor cantidad posible de su pueblo. Por eso dio la instrucción de que, cuando se acercaran los ejércitos romanos, debían huir de la ciudad.

Reflexiona en lo siguiente: Nosotros no juzgamos el carácter de Dios por los sucesos que vemos a nuestro alrededor, sino que los interpretamos a través del prisma de su carácter amoroso revelado en la Biblia. ¿Por qué este es un buen consejo?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

¿Podría ser que el magnífico templo que era la gloria de la nación iba a ser pronto un montón de ruinas? Los discípulos compartían ese presentimiento de mal, y aguardaban ansiosamente alguna declaración más definida de parte de Jesús…

Jesús no consideró por separado la destrucción de Jerusalén y el gran día de su venida. Mezcló la descripción de estos dos acontecimientos. Si hubiese revelado a sus discípulos los acontecimientos futuros como los contemplaba él, no habrían podido soportar la visión. Por misericordia hacia ellos, fusionó la descripción de las dos grandes crisis, dejando a los discípulos estudiar por sí mismos el significado. Cuando se refirió a la destrucción de Jerusalén, sus palabras proféticas llegaron más allá de este acontecimiento hasta la conflagración final de aquel día en que el Señor se levantará de su lugar para castigar al mundo por su iniquidad, cuando la tierra revelará sus sangres y no encubrirá más sus muertos. Este discurso entero no fue dado solamente para los discípulos, sino también para aquellos que iban a vivir en medio de las últimas escenas de la historia de esta tierra (El Deseado de todas las gentes, pp. 581, 582).

El pecado del mundo de hoy día es el mismo que acarreó la destrucción de Israel. La ingratitud a Dios, el descuido de las oportunidades y bendiciones, el aprovechamiento egoísta de los dones de Dios: todo esto estaba comprendido en el pecado que hizo caer la ira sobre Israel. Estos males están trayendo la ruina al mundo actual.

Las lágrimas que Cristo derramó sobre el Monte de las Olivas al contemplar la ciudad escogida, no las derramó solamente por Jerusalén. En la suerte de esta ciudad, él contempló la destrucción del mundo…

¿Dónde se ha de encontrar la iglesia en esta crisis?

Los hombres están en peligro. Las multitudes perecen. ¡Pero cuán pocos de los profesos seguidores de Cristo sienten anhelo por esas almas! El destino de un mundo se halla en juego en la balanza; pero esto apenas si conmueve a los que pretenden creer las verdades más abarcantes que jamás hayan sido dadas a los mortales. Hay falta de aquel amor que indujo a Cristo a abandonar su hogar celestial y tomar la naturaleza humana a fin de que la humanidad pudiera tocar a la humanidad, y llevarla a la divinidad. Hay un estupor, una parálisis sobre el pueblo de Dios, que le impide entender el deber de la hora (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 243, 244).

Dios… sabe que en los seres humanos no encontraremos consuelo para nuestros males, y se apiada de nosotros porque estamos tan necesitados y al mismo tiempo tan poco dispuestos a hacer de él nuestro confidente, el portador de nuestras cargas. Ve que los seres humanos menosprecian el amor y la misericordia provista para ellos, y dice tristemente: »Y no queréis venir a mí para que tengáis vida». Juan 5:40.

Nunca abandonará a los que acuden a él. Del alma pobre y desfalleciente, cansada de acudir a los seres humanos, solamente para recibir traición y olvido, Cristo dice: «¿O forzará alguien mi fortaleza? Haga conmigo paz; sí, haga paz conmigo». Isaías 27:5 (Cada día con Dios, 15 de enero, p. 21).


Lunes 8 de abril_______________________________________________________

CRISTIANOS SALVAGUARDADOS PROVIDENCIALMENTE

La gracia, la providencia y la presciencia de Dios se revelan claramente en los sucesos que llevaron a la destrucción de Jerusalén. El ejército romano de Cestio Galo rodeó la ciudad. Pero, cuando su ataque parecía inminente, inesperadamente se retiró. Los ejércitos judíos los persiguieron y obtuvieron una gran victoria.

Mientras los romanos huían y los judíos los perseguían, los cristianos de Jerusalén huyeron a Pella, al otro lado del río Jordán. “Ya estaba dada la señal prometida a los cristianos que aguardaban, y en ese momento se ofreció una oportunidad a todos los que quisieran, en obediencia a la advertencia del Salvador. Los sucesos se desarrollaron de modo tal que ni los judíos ni los romanos hubieran podido evitar la huida de los cristianos” (Elena de White, El conflicto de los siglos, p. 34).

Lee Salmos 46:1 e Isaías 41:10. ¿Qué nos dicen estos pasajes acerca del cuidado providencial de Dios?

Salmos 46:1

1 Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.

Isaías 41:10

10 No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.

Dios es soberano y gobierna los acontecimientos de la Tierra para el cumplimiento final de sus propósitos divinos. Aunque a veces Dios altera sus planes originales sobre la base de nuestras decisiones humanas, su plan final para este planeta se cumplirá. Habrá momentos en que el pueblo de Dios experimentará dificultades, persecución, encarcelamiento y la muerte misma por causa de Cristo. Pero, aun en los tiempos más difíciles, Dios sostiene y salvaguarda a su iglesia.

Lee Hebreos 11:35 al 38 y Apocalipsis 2:10. ¿Qué realidad muestran estos textos sobre nuestra batalla contra las fuerzas del mal? ¿Cómo armonizan estos pasajes con la idea de la protección de Dios de la pregunta anterior? ¿Existe alguna contradicción entre la idea de la protección de Dios y el hecho de que Dios permita que algunos afronten sufrimientos dolorosos, e incluso la muerte de un mártir, por causa de Cristo?

Hebreos 11:35-38

35 Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección. 36 Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. 37 Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; 38 de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra.

Apocalipsis 2:10

10 No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.

 “Vanos eran los esfuerzos de Satanás para destruir a la iglesia de Cristo por medio de la violencia. La gran lucha en que los discípulos de Jesús entregaban la vida no cesaba cuando esos fieles portaestandartes caían en su puesto. Triunfaban por medio de su derrota. Los siervos de Dios eran asesinados, pero su obra seguía siempre adelante” (ibíd., p. 45).

¿Qué debería significar para nosotros el hecho de que los autores bíblicos, que sin duda conocían el dolor y el sufrimiento, pudieran escribir, vez tras vez, sobre la realidad del amor de Dios? ¿Cómo podemos experimentar ese mismo amor?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

La ruina de Jerusalén sería símbolo de la ruina final que abrumará al mundo. Las profecías que se cumplieron en parte en la destrucción de Jerusalén, se aplican más directamente a los días finales. Estamos ahora en el umbral de acontecimientos grandes y solemnes. Nos espera una crisis como jamás ha presenciado el mundo. Tal como a los primeros discípulos, nos resulta dulce la segura promesa de que el reino de Dios se levanta sobre todo. El programa de los acontecimientos venideros está en manos de nuestro Hacedor. La Majestad del cielo tiene a su cargo el destino de las naciones, así como también lo que atañe a la iglesia. El Instructor divino dice a todo instrumento en el desarrollo de sus planes, como dijo a Ciro: «Yo te ceñiré, aunque tú no me conociste». Isaías 45:5 (El discurso maestro de Jesucristo, p. 102).

En la visión del profeta Ezequiel se veía como una mano debajo de las alas de los querubines. Era para enseñar a sus siervos que el poder divino es lo que les da éxito. Aquellos a quienes Dios emplea como mensajeros suyos no deben pensar que su obra depende de ellos. No se deja a los seres finitos la tarea de asumir esta carga de responsabilidad. El que no duerme, sino que obra incesantemente por el cumplimiento de sus propósitos, hará progresar su causa. Estorbará los planes de los impíos y confundirá los proyectos de quienes intenten perjudicar a su pueblo. El que es el Rey, Jehová de los ejércitos, está sentado entre los querubines, y en medio de la guerra y el tumulto de las naciones guarda aún a sus hijos. El que gobierna en los cielos es nuestro Salvador. Mide cada aflicción, vigila el fuego del horno que debe probar a cada alma. Cuando las fortificaciones de los reyes caigan derribadas, cuando las flechas de la ira atraviesen los corazones de sus enemigos, su pueblo permanecerá seguro en sus manos (El discurso maestro de Jesucristo, pp. 102, 103).

Al penetrar con su vista a través de largos siglos de tinieblas y superstición, el anciano desterrado vio a multitudes sufrir el martirio por causa de su amor hacia la verdad. Pero también vio que Aquel que sostuvo a sus primeros testigos, no olvidaría a sus fieles seguidores durante los siglos de persecución que debían venir antes del fin del tiempo. «No tengas ningún temor de las cosas que has de padecer — declara el Señor— He aquí, el diablo ha de enviar algunos de vosotros a la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación… Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida». Apocalipsis 2:10.

Y para todos los fieles que están luchando contra el mal, Juan oyó hacer las promesas: «Al que venciere, daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios». «El que venciere, será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles». Apocalipsis 2:7; 3:5 (Los hechos de los apóstoles, p. 470).


Martes 9 de abril_______________________________________________________

FIELES EN MEDIO DE LA PERSECUCIÓN

Durante los primeros siglos del cristianismo, la iglesia cristiana creció rápidamente, a pesar de los encarcelamientos, las torturas y las persecuciones. Los creyentes fieles, totalmente comprometidos con Cristo, llenos del Espíritu Santo, proclamaban su Palabra con poder; y decenas de miles de personas se convertían y su vida cambiaba.

Lee Hechos 2:41; 4:4 y 31; 5:42; y 8:1 al 8. ¿Qué nos enseñan estos versículos sobre los desafíos que enfrentó la iglesia del Nuevo Testamento, y también por qué creció tan rápidamente?

Hechos 2:41

41 Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.

Hechos 4:4 y 31

Pero muchos de los que habían oído la palabra, creyeron; y el número de los varones era como cinco mil.

31 Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios.

Hechos 5:42

42 Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo.

Hechos 8:1-8

1 Y Saulo consentía en su muerte. En aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles. Y hombres piadosos llevaron a enterrar a Esteban, e hicieron gran llanto sobre él. Y Saulo asolaba la iglesia, y entrando casa por casa, arrastraba a hombres y a mujeres, y los entregaba en la cárcel. Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio. Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía. Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían estos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados; así que había gran gozo en aquella ciudad.

Los discípulos soportaron amenazas (Hech. 4:17), encarcelamientos (Hech. 5:17, 18), persecución (Hech. 8:1) y la muerte misma (Hech. 7:59; 12:2), pero con el poder del Espíritu Santo proclamaron valientemente al Cristo resucitado, y las iglesias se multiplicaron por toda Judea, Galilea y Samaria (Hech. 9:31).

Los bastiones del infierno se sacudían. Se quebraban los grilletes de Satanás. La superstición pagana se derrumbaba ante el poder del Cristo resucitado. El evangelio triunfaba contra todo pronóstico. Los discípulos ya no se escondían en el Aposento Alto. El miedo se dispersó como una sombra que se desvanece.

En su lugar, la fe llenó el corazón de los discípulos. Una visión de su Señor resucitado les dio una nueva razón para vivir. Nuestro Señor no solo les había dado la Gran Comisión (Mar. 16:15), sino también la gran promesa: “ ‘Pero recibirán poder cuando venga sobre ustedes el Espíritu Santo, y me serán testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra’ ” (Hech. 1:8).

El evangelio penetró hasta los rincones más remotos de la Tierra (Col. 1:23). Aunque el último de los discípulos, Juan, murió a fines del siglo I, otros recogieron la antorcha de la verdad y proclamaron al Cristo vivo. Plinio el Joven, gobernador de la provincia romana de Bitinia, en la costa norte de la actual Turquía, le escribió al emperador Trajano alrededor del año 110 d.C. La declaración de Plinio es significativa porque fue casi ochenta años después de la Crucifixión. Plinio describió los juicios oficiales que efectuaba para encontrar y ejecutar a los cristianos. Manifestó que “muchas personas de todas las edades, clases y de ambos sexos están siendo puestas en peligro por acusaciones, y esto continuará. El contagio de esta superstición [el cristianismo] se ha extendido no solo en las ciudades, sino también en las aldeas y en los distritos rurales” (Henry Bettenson, Documents of the Christian Church [Nueva York: Oxford University Press, 2011], p. 4).

A pesar de los ataques crueles del diablo, la iglesia cristiana creció rápidamente.

¿Qué podemos aprender de la iglesia primitiva que pueda ayudarnos a nosotros, la iglesia del tiempo el fin?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

La persecución que sobrevino a la iglesia de Jerusalén dio gran impulso a la obra del Evangelio. El éxito había acompañado la ministración de la palabra en ese lugar, y había peligro de que los discípulos permanecieran demasiado tiempo allí, desatendiendo la comisión del Salvador de ir a todo el mundo. Olvidando que la fuerza para resistir al mal se obtiene mejor mediante el servicio agresivo, comenzaron a pensar que no tenían ninguna obra tan importante como la de proteger a la iglesia de Jerusalén de los ataques del enemigo. En vez de enseñar a los nuevos conversos a llevar el evangelio a aquellos que no lo habían oído, corrían el peligro de adoptar una actitud que indujera a todos a sentirse satisfechos con lo que habían realizado. Para dispersar a sus representantes, donde pudieran trabajar para otros, Dios permitió que fueran perseguidos. Ahuyentados de Jerusalén, los creyentes «iban por todas partes anunciando la palabra» (Los hechos de los apóstoles, pp. 86, 87).

Si los santos del Antiguo Testamento dieron tan brillante testimonio de lealtad, ¿no deberán aquellos sobre quienes resplandece la luz acumulada durante siglos dar un testimonio aun más señalado con respecto al poder de la verdad? La gloria de las profecías derrama su luz sobre nuestra senda. Los símbolos se encontraron con la realidad en la muerte del Hijo de Dios. Cristo resucitó de los muertos, y proclamó sobre el sepulcro abierto: «Yo soy la resurrección y la vida». Juan 11:25. Envió su Espíritu al mundo para recordarnos todas las cosas. Y por un milagro de su poder, preservó su Palabra escrita a través de los siglos.

Los reformadores cuya protesta nos dio el nombre de protestantes, consideraron que Dios los había llamado a dar al mundo la luz del evangelio, y en su esfuerzo por hacerlo, estaban listos para sacrificar sus bienes, su libertad y aun la misma vida. Frente a la persecución y la muerte, el evangelio se proclamó lejos y cerca. La palabra de Dios fue comunicada al pueblo; y todas las clases, humildes y encumbrados, ricos y pobres, sabios e ignorantes, la estudiaron con avidez por su cuenta. ¿Somos nosotros, en este último conflicto de la gran controversia, tan fieles a nuestro cometido como lo fueron al suyo los primeros reformadores? (Profetas y reyes, p. 462).

La providencia misteriosa que permite que los justos sufran persecución por parte de los malvados, ha sido causa de gran perplejidad para muchos … [Pero] Dios nos ha dado suficientes evidencias de su amor, y no debemos dudar de su bondad porque no entendamos los actos de su providencia. Previendo las dudas que asaltarían a sus discípulos en días de pruebas y oscuridad, el Salvador les dijo: «Acordaos de la palabra que yo os he dicho: No es el siervo mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros perseguirán». Juan 15:20… Los que son llamados a sufrir la tortura y el martirio, no hacen más que seguir las huellas del amado Hijo de Dios (El conflicto de los siglos, p. 44).


Miércoles 10 de abril____________________________________________________

ASISTENCIA A LA COMUNIDAD

La iglesia cristiana primitiva crecía no solo porque sus miembros predicaban el evangelio, sino porque lo vivían. Los creyentes imitaban el ministerio de Cristo, que “recorría toda Galilea enseñando en las sinagogas, predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y dolencia de la gente” (Mat. 4:23). Jesús se preocupaba, se interesaba profundamente por la gente, y lo mismo hacía la iglesia del Nuevo Testamento. Fue este amor abnegado y el compromiso de satisfacer las necesidades humanas, combinados con la difusión de las buenas nuevas del evangelio con el poder del Espíritu Santo, lo que tuvo tanto impacto en el mundo en los primeros siglos de la iglesia cristiana.

Lee Hechos 2:44 al 47; 3:6 al 9; y 6:1 al 7. Aunque las circunstancias varían, ¿qué principios podemos aprender de estos pasajes sobre el cristianismo auténtico?

Hechos 2:44-47

44 Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; 45 y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. 46 Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, 47 alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.

Hechos 3:6-9

Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos; y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios. Y todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios.

Hechos 6:1-7

En aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquellos eran desatendidas en la distribución diaria. Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas. Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo. Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra. Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás prosélito de Antioquía; a los cuales presentaron ante los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos. Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.

Estos creyentes del Nuevo Testamento siguieron el modelo de Cristo, a quien, como expresó Pedro, “Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder, y […] pasó haciendo el bien y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él” (Hech. 10:38). La iglesia de Cristo era su cuerpo en la Tierra, y también en estos primeros siglos expresó el amor abnegado de Cristo y su preocupación por la humanidad herida y quebrantada. Estos creyentes eran ejemplos vivos de la compasión de Cristo.

En el gran conflicto que asola al universo, el diablo quiere desfigurar la imagen de Dios en la humanidad, mientras que el propósito es restaurarla. Esto incluye la restauración física, mental, emocional y espiritual.

En Juan 10:10, Jesús revela su plan para cada uno de nosotros: “El ladrón no viene sino a hurtar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”. Él anhela que estemos físicamente sanos, mentalmente alerta, emocionalmente estables y espiritualmente enteros.

Esto es especialmente cierto a la luz de la promesa de su segunda venida. Este mundo enfrenta una enorme crisis. Las mismas predicciones de Jesús en Mateo 24 y Lucas 21 anticipan condiciones catastróficas en la Tierra antes de su venida. Cuando Cristo nos toca con su gracia sanadora, anhelamos alcanzar a otros con el amor de Cristo para que puedan ser sanados. Jesús nos envía a un mundo quebrantado como embajadores de Cristo para tocar a otros con su amor. El cristianismo del Nuevo Testamento se caracterizó por el amor de los cristianos entre sí y por sus comunidades.

Para analizar: ¿Qué función cumple la iglesia en la cooperación con Cristo para demostrar que las acusaciones de Satanás son falsas?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

No puede haber cosa tal como una vida estrecha para toda alma relacionada con Cristo. Los que aman a Jesús con mente, alma y corazón, y a su prójimo como a sí mismos, tienen un amplio campo para usar su habilidad e influencia. Ningún talento debe usarse para la complacencia propia. El yo debe morir y nuestras vidas deben estar escondidas con Cristo en Dios…

Aquellos que se despojan de sí mismos, los reflexivos y concienzudos, no pueden alzar los ojos hacia Cristo, el Salvador vivo, sin sentimientos de asombro y de la más profunda humildad. El mirar continuamente a Jesús vivificará al alma en Dios. Hemos de amar a Jesús, hemos de amar al Padre que lo envió al mundo, porque lo vemos en una luz maravillosa, llena de gracia y de verdad. Jesús declara: «Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre» (Mateo 11:27)… «Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra». Mateo 28:18. ¿Para qué? Para poder dar dones a los hombres, para que ellos puedan poner todas sus facultades a su servicio para dar a conocer el maravilloso amor con el cual él nos amó (In Heavenly Places, p. 60; parcialmente en En los lugares celestiales, 23 de febrero, p. 62).

En torno de nosotros, por todas partes se oyen los lamentos de tristeza del mundo. Por doquiera están los necesitados y afligidos. A nosotros nos toca ayudarlos a aligerar y suavizar las durezas y la miseria de la vida.

La obra práctica tendrá mucho más efecto que el mero sermonear. Hemos de dar alimento al hambriento, vestir al desnudo y proteger al que no tiene hogar. Y se nos llama a hacer más que esto. Únicamente el amor de Cristo puede satisfacer las necesidades del alma. Si Cristo habita permanentemente en nosotros, nuestros corazones estarán llenos de divina simpatía. Las fuentes selladas del amor fervoroso, semejante al de Cristo, serán abiertas (Palabras de vida del gran Maestro, p. 343).

Hay muchas personas que han perdido la esperanza. Devolvedles la luz del sol. Muchos han perdido su valor. Habladles alegres palabras de aliento. Orad por ellos. Hay personas que necesitan el pan de vida. Leedles de la Palabra de Dios. Muchos están afectados de una enfermedad del alma que ningún bálsamo humano puede alcanzar y que ningún médico puede curar. Orad por esas almas. Llevadlas a Jesús. Decidles que hay bálsamo en Galaad y que también hay allí Médico.

Es el privilegio de toda alma ser un canal vivo por medio del cual Dios pueda comunicar al mundo los tesoros de su gracia, las inescrutables riquezas de Cristo. No hay nada que Cristo desee tanto como agentes que representen al mundo su Espíritu y carácter. No hay nada que el mundo necesite tanto como la manifestación del amor del Salvador mediante la humanidad. Todo el cielo está esperando que haya canales por medio de los cuales pueda derramarse el aceite santo para que sea un gozo y una bendición para los corazones humanos…

Desea que nosotros revelemos su propio gozo en nuestra vida (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 344, 345).


Jueves 11 de abril_______________________________________________________

UN LEGADO DE AMOR

Lee Juan 13:35 y 1 Juan 4:21. ¿Qué revelan estos pasajes a la luz del desafío de Satanás contra el gobierno de Dios en el Gran Conflicto? ¿Qué nos dicen acerca de la esencia del cristianismo auténtico?

Juan 13:35

35 En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.

1 Juan 4:21

21 Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano.

El amor era la norma de las comunidades cristianas de los primeros siglos. Tertuliano afirmaba: “Son principalmente las obras de un amor sumamente noble las que llevan a muchos a poner una marca sobre nosotros. Vean, dicen, cómo se aman unos a otros”. (Ver Apología 39 de Tertuliano traducida al inglés por S. Thelwall en https://www.logoslibrary.org/tertullian/apology/39.html).

Una de las mayores revelaciones del amor de Dios se demostró cuando dos pandemias devastadoras asolaron los primeros siglos, en 160 d.C. y 265 d.C. Los cristianos dieron un paso al frente y atendieron a los enfermos y los moribundos. Estas plagas mataron a decenas de miles de personas y dejaron pueblos y ciudades enteras casi sin habitantes. El ministerio desinteresado, abnegado, atento y amoroso de los cristianos tuvo un enorme impacto sobre la población. Con el tiempo, miles, y finalmente cientos de miles, y luego millones del Imperio Romano se hicieron creyentes de Jesús durante estas dos epidemias. El amor, el interés por los demás y la atención abnegada en favor de los enfermos y los moribundos generaron una admiración por estos creyentes y por el Cristo que representaban.

The Rise of Christianity [El surgimiento del cristianismo], de Rodney Stark, es una narración histórica moderna que retrata estos acontecimientos históricos bajo una luz nueva y perfeccionada. En ella describe de qué manera durante la segunda epidemia (260 d.C.) toda la comunidad cristiana, que continuaba siendo fuertemente judeocristiana, se convirtió en un virtual ejército de enfermeros, que satisfacían las necesidades básicas para que la doliente comunidad pudiera sobrevivir. “En el punto álgido de la segunda epidemia, alrededor de 260 d.C., en una carta pascual, Dionisio escribió un largo homenaje a los heroicos esfuerzos de enfermería de los cristianos locales, muchos de los cuales perdieron la vida mientras cuidaban de otros.

“La mayoría de nuestros hermanos cristianos mostraron un amor y una lealtad sin límites, sin escatimar esfuerzos y pensando siempre en los demás. Sin tener en cuenta el peligro, se hicieron cargo de los enfermos, supliendo todas sus necesidades en Cristo, y con ellos partieron de esta vida serenamente felices; porque se contagiaron de otros, atrayendo sobre sí la enfermedad de su prójimo y aceptando alegremente sus dolores” (Rodney Stark, The Rise of Christianity [Princeton, Nueva Jersey: Princeton University Press, 1996], p. 82).

¿Cuál es el claro mensaje para nosotros? ¿Cómo aprendemos a morir al yo para poder manifestar ese mismo espíritu de abnegación? No es fácil, ¿verdad?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Durante toda hora de la estada de Cristo en la tierra, el amor de Dios fluía de él en raudales incontenibles. Todos los que sean dotados de su Espíritu amarán como él amó. El mismo principio que animó a Cristo los animará en todo su trato mutuo.

Este amor es la evidencia de su discipulado. «En esto conocerán todos que sois mis discípulos —dijo Jesús—, si tuviereis amor los unos con los otros». Cuando los hombres no están vinculados por la fuerza o los intereses propios, sino por el amor, manifiestan la obra de una influencia que está por encima de toda influencia humana. Donde existe esta unidad, constituye una evidencia de que la imagen de Dios se está restaurando en la humanidad, que ha sido implantado un nuevo principio de vida. Muestra que hay poder en la naturaleza divina para resistir a los agentes sobrenaturales del mal, y que la gracia de Dios subyuga el egoísmo inherente en el corazón natural (Exaltad a Jesús, 11 de octubre, p. 292).

Este amor, manifestado en la iglesia, despertará seguramente la ira de Satanás. Cristo no trazó a sus discípulos una senda fácil. «Si el mundo os aborrece —dijo—, sabed que a mí me aborreció antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; mas porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso os aborrece el mundo. Acordaos de la palabra que yo os he dicho: No es el siervo mayor que su Señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros perseguirán: si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra. Mas todo esto os harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado». El evangelio ha de ser proclamado mediante una guerra agresiva, en medio de oposición, peligros, pérdidas y sufrimientos. Pero los que hacen esta obra están tan solo siguiendo los pasos de su Maestro (El Deseado de todas las gentes, pp. 632, 633).

Nunca debemos pasar junto a un alma que sufre sin tratar de impartirle el consuelo con el cual somos nosotros consolados por Dios.

Todo esto no es sino el cumplimiento del principio de la ley —el principio ilustrado en la historia del buen samaritano y manifestado en la vida de Jesús. Su carácter revela el verdadero significado de la ley, y muestra qué es amar al prójimo como a nosotros mismos. Y cuando los hijos de Dios manifiestan misericordia, bondad y amor hacia todos los hombres, también atestiguan el carácter de los estatutos del cielo. Dan testimonio de que «la ley de Jehová es perfecta, que vuelve el alma» Salmo 19:7. Y cualquiera que deja de manifestar este amor viola la ley que profesa reverenciar. Por el sentimiento que manifestamos hacia nuestros hermanos, declaramos cuál es nuestro sentimiento hacia Dios. El amor de Dios en el corazón es la única fuente de amor al prójimo (El Deseado de todas las gentes, p. 466).


Viernes 12 de abril______________________________________________________

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

“Vanos eran los esfuerzos de Satanás para destruir a la iglesia de Cristo por medio de la violencia. La gran lucha en que los discípulos de Jesús entregaban la vida no cesaba cuando esos fieles portaestandartes caían en su puesto. Triunfaban por medio de su derrota. Los siervos de Dios eran asesinados, pero su obra seguía siempre adelante. El evangelio cundía más y más, y el número de sus adherentes iba en aumento. Penetró en regiones inaccesibles incluso para las águilas de Roma. Un cristiano, al reconvenir a los jefes paganos que atizaban la persecución, dijo: Ustedes pueden ‘matarnos, torturarnos, condenarnos […] vuestra injusticia es la prueba de nuestra inocencia. […] De nada les va- le […] vuestra crueldad’. Solo era una invitación más poderosa para traer a otros a su creencia. ‘Cuanto más somos abatidos, tanto más crecemos en número; que la sangre de los cristianos es semilla’ (Tertuliano, Apología, párr. 50)” (Elena de White, El conflicto de los siglos, pp. 45, 46).

“La providencia misteriosa que permite que los justos sufran persecución por parte de los malvados ha sido causa de gran perplejidad para muchos que son débiles en la fe. Incluso algunos se sienten tentados a abandonar su confianza en Dios porque él permite que los hombres más viles prosperen mientras que los mejores y los más puros sean afligidos y atormentados por el cruel poderío de aquellos. ¿Cómo es posible, dicen ellos, que Uno que es todo justicia y misericordia y cuyo poder es infinito, tolere tanta injusticia y opresión? Esta es una cuestión que no nos incumbe. Dios nos ha dado suficientes evidencias de su amor, y no debemos dudar de su bondad porque no entendemos los ac- tos de su providencia (ibíd., p. 51).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. ¿Qué valor tiene la persecución? ¿Por qué crees que Dios permite que su pueblo sufra a veces?
  2. Si un amigo te hiciera esta pregunta, ¿qué le responderías?: “¿Dónde está Dios en mi sufrimiento? Si él me ama, ¿por qué estoy pasando por un momento tan difícil?”
  3. Tu iglesia local, ¿cómo puede convertirse en una comunidad solidaria para impactar al mundo? Analicen formas prácticas de aplicar el estudio de esta semana.

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