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Lección 3 – LA JAULA DEL PÁJARO – Para el 16 de julio de 2022


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LECCIONES FUTURAS DE ESCUELA SABÁTICA

Año

1er Trimestre

2o Trimestre

3er Trimestre

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2022

Hebreos Génesis En el Crisol con Cristo El Estado de los Muertos

2023

Mayordomía El Mensaje de los Tres Ángeles Efesios Norma Cultural y Mente Misionera de Personajes Bíblicos*

2024

Salmos El Gran Conflicto Marcos Juan

2025

Amor y Justicia en la Biblia Como Estudiar la Profecía y la Inspiración Éxodo Como Permanecer en Relación con Dios

2026

Colosenses – Filipenses Religión en el Mercado** Josué El Espíritu de Profecía

2027

1 & 2 de Corintios Mayordomía Eclesiología Ezequiel

* Bible Characters as Counter Cultural and Mission Minded

** Religion in the Market Place


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Lección 3: Para el 16 de julio de 2022

LA JAULA DEL PÁJARO

Sábado 9 de julio_____________________________________________________________

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Éxodo 14; 15:22-27; 17:1-7; Proverbios 3; Lucas 4:1-13; 1 Pedro 1:6-9.

PARA MEMORIZAR:

“Esto es para ustedes motivo de gran alegría, a pesar de que hasta ahora han tenido que sufrir diversas pruebas por un tiempo” (1 Ped. 1:6, NVI).

«A plena luz del día, y al oír la música de otras voces, el pájaro enjaulado no cantará lo que su amo procure enseñarle. Aprende un poquito de esto, un trino de aquello, pero nunca una melodía entera y definida. Entonces el amo cubre la jaula y la pone donde el pájaro no oiga más que el canto que ha de aprender. En la oscuridad lo ensaya y vuelve a ensayar hasta que lo aprende, y prorrumpe en perfecta melodía. Después el pájaro es sacado de la oscuridad, y en lo sucesivo cantará ese mismo canto a plena luz. Así trata Dios a sus hijos. Tiene un canto que enseñarnos, y cuando lo hayamos aprendido entre las sombras de la aflicción, podremos cantarlo perpetuamente” (MC 374).

Fíjate en que el que lleva al pájaro a la oscuridad es el mismo dueño.

Es fácil entender que Satanás causa dolor, pero Dios mismo ¿participaría activamente en guiarnos a los crisoles donde experimentamos confusión o dolor?

Un vistazo a la semana: ¿Qué ejemplos bíblicos recuerdas en los que Dios mismo conduce a la gente a experiencias que él sabe que implicarán sufrimiento? ¿Cuáles crees que eran los nuevos cantos que él quería que entonaran?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

No consideremos la prueba como algo extraño, sino como el medio por el cual somos purificados y fortalecidos. «Tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas», Santiago amonesta, «sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia». Santiago 1:2, 3.

En la vida futura comprenderemos las cosas que aquí nos dejaron grandemente perplejos. Nos daremos cuenta de qué poderoso ayudador tuvimos y cómo los ángeles de Dios fueron comisionados para guardarnos a medida que seguíamos el consejo de la Palabra de Dios.

A todos aquellos que lo reciben, Cristo les dará poder para llegar a ser hijos de Dios. El es una ayuda presente en todo tiempo de necesidad. Avergoncémonos de nuestra fe vacilante. Aquellos que son vencidos solo pueden culparse a sí mismos por su fracaso al resistir al enemigo. Todos los que deseen pueden venir a Cristo y encontrar la ayuda que necesitan (In Heavenly Places, p. 257; parcialmente en En los lugares celestiales, p. 259).

«Todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay alguna virtud, si alguna alabanza, en esto pensad». Filipenses 4:8. Esto requerirá ferviente oración y vigilancia incesante. Habrá de ayudarnos la influencia permanente del Espíritu Santo, que atraerá la mente hacia arriba y la habituará a pensar solo en cosas santas y puras. Debemos estudiar diligentemente la Palabra de Dios. «¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra», dice el salmista y añade: «En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti». Salmo 119:9, 11 (Historia de los patriarcas y profetas, p. 492).

Los agentes del Señor deben tener un celo santificado y completamente regido por él. Los tiempos tormentosos nos sobrecogerán bastante pronto, y no debemos seguir una conducta impropia que apresure su llegada. Vendrá una tribulación de un carácter tal que impulsará hacia Dios a todos los que deseen ser suyos solamente suyos. Hasta que seamos probados en el horno de fuego no nos conoceremos a nosotros mismos, y no es propio que midamos el carácter de los demás ni condenemos a aquellos que no han recibido todavía la luz del mensaje del tercer ángel.

Si deseamos que los hombres se convenzan de que la verdad que creemos santifica el alma y transforma el carácter, no los abrumemos constantemente con acusaciones vehementes. Con ello tan solo lograríamos imponerles la conclusión de que la doctrina que profesamos no puede ser la cristiana, ya que no nos hace bondadosos ni corteses. El cristianismo no se manifiesta por acusaciones pugilísticas y condenatorias…

Una de las mayores maldiciones de nuestro mundo (que se ve en las iglesias y por doquiera) es el amor a la supremacía. Los hombres se dejan absorber por la búsqueda del poder y de la popularidad. Para nuestro agravio y vergüenza, este espíritu se ha manifestado en las filas de los observadores del sábado. Pero el éxito espiritual es solamente para los que han adquirido mansedumbre y humildad en la escuela de Cristo (Testimonios para la iglesia, t. 6, pp. 396, 397).


Domingo 10 de julio___________________________________________________________

HACIA LA TIERRA PROMETIDA POR UN CALLEJÓN SIN SALIDA

“Y cuando Faraón se hubo acercado, los hijos de Israel alzaron sus ojos, y he aquí que los egipcios venían tras ellos; por lo que los hijos de Israel temieron en gran manera, y clamaron a Jehová” (Éxo. 14:10).

¿Alguna vez caíste en una trampa, o te topaste con un callejón sin salida? A veces puede ser agradable, como cuando entras en una sala y descubres que un grupo de amigos te estaba esperando y todos exclaman: “¡Sorpresa! ¡Feliz cumpleaños!” Otras veces puede resultar bastante impactante, y hasta muy desagradable. Quizá tuviste compañeros agresivos en la escuela o un colega de trabajo que inesperadamente trató de hacerte quedar mal.

Desde el día en que los israelitas salieron de Egipto hasta que llegaron a la Tierra Prometida, “Jehová iba delante de ellos de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarles, a fin de que anduviesen de día y de noche” (Éxo. 13:21). Dios mismo dirigió cada etapa de su viaje. Pero fíjate a dónde los condujo primeramente: a un lugar donde tenían el mar por delante, las montañas a ambos lados y al ejército de Faraón por detrás, a la vista de ellos.

Lee Éxodo 14. ¿Por qué Dios llevó a los israelitas a un lugar donde sabía que les causaría terror?

Éxodo 14

1 Habló Jehová a Moisés, diciendo: Di a los hijos de Israel que den la vuelta y acampen delante de Pi-hahirot, entre Migdol y el mar hacia Baal-zefón; delante de él acamparéis junto al mar. Porque Faraón dirá de los hijos de Israel: Encerrados están en la tierra, el desierto los ha encerrado. Y yo endureceré el corazón de Faraón para que los siga; y seré glorificado en Faraón y en todo su ejército, y sabrán los egipcios que yo soy Jehová. Y ellos lo hicieron así. Y fue dado aviso al rey de Egipto, que el pueblo huía; y el corazón de Faraón y de sus siervos se volvió contra el pueblo, y dijeron: ¿Cómo hemos hecho esto de haber dejado ir a Israel, para que no nos sirva? Y unció su carro, y tomó consigo su pueblo; y tomó seiscientos carros escogidos, y todos los carros de Egipto, y los capitanes sobre ellos. Y endureció Jehová el corazón de Faraón rey de Egipto, y él siguió a los hijos de Israel; pero los hijos de Israel habían salido con mano poderosa. Siguiéndolos, pues, los egipcios, con toda la caballería y carros de Faraón, su gente de a caballo, y todo su ejército, los alcanzaron acampados junto al mar, al lado de Pi-hahirot, delante de Baal-zefón. 10 Y cuando Faraón se hubo acercado, los hijos de Israel alzaron sus ojos, y he aquí que los egipcios venían tras ellos; por lo que los hijos de Israel temieron en gran manera, y clamaron a Jehová. 11 Y dijeron a Moisés: ¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué has hecho así con nosotros, que nos has sacado de Egipto? 12 ¿No es esto lo que te hablamos en Egipto, diciendo: Déjanos servir a los egipcios? Porque mejor nos fuera servir a los egipcios, que morir nosotros en el desierto. 13 Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis. 14 Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos. 15 Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen. 16 Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco. 17 Y he aquí, yo endureceré el corazón de los egipcios para que los sigan; y yo me glorificaré en Faraón y en todo su ejército, en sus carros y en su caballería; 18 y sabrán los egipcios que yo soy Jehová, cuando me glorifique en Faraón, en sus carros y en su gente de a caballo. 19 Y el ángel de Dios que iba delante del campamento de Israel, se apartó e iba en pos de ellos; y asimismo la columna de nube que iba delante de ellos se apartó y se puso a sus espaldas, 20 e iba entre el campamento de los egipcios y el campamento de Israel; y era nube y tinieblas para aquellos, y alumbraba a Israel de noche, y en toda aquella noche nunca se acercaron los unos a los otros. 21 Y extendió Moisés su mano sobre el mar, e hizo Jehová que el mar se retirase por recio viento oriental toda aquella noche; y volvió el mar en seco, y las aguas quedaron divididas. 22 Entonces los hijos de Israel entraron por en medio del mar, en seco, teniendo las aguas como muro a su derecha y a su izquierda. 23 Y siguiéndolos los egipcios, entraron tras ellos hasta la mitad del mar, toda la caballería de Faraón, sus carros y su gente de a caballo. 24 Aconteció a la vigilia de la mañana, que Jehová miró el campamento de los egipcios desde la columna de fuego y nube, y trastornó el campamento de los egipcios, 25 y quitó las ruedas de sus carros, y los trastornó gravemente. Entonces los egipcios dijeron: Huyamos de delante de Israel, porque Jehová pelea por ellos contra los egipcios. 26 Y Jehová dijo a Moisés: Extiende tu mano sobre el mar, para que las aguas vuelvan sobre los egipcios, sobre sus carros, y sobre su caballería. 27 Entonces Moisés extendió su mano sobre el mar, y cuando amanecía, el mar se volvió en toda su fuerza, y los egipcios al huir se encontraban con el mar; y Jehová derribó a los egipcios en medio del mar. 28 Y volvieron las aguas, y cubrieron los carros y la caballería, y todo el ejército de Faraón que había entrado tras ellos en el mar; no quedó de ellos ni uno. 29 Y los hijos de Israel fueron por en medio del mar, en seco, teniendo las aguas por muro a su derecha y a su izquierda. 30 Así salvó Jehová aquel día a Israel de mano de los egipcios; e Israel vio a los egipcios muertos a la orilla del mar. 31 Y vio Israel aquel grande hecho que Jehová ejecutó contra los egipcios; y el pueblo temió a Jehová, y creyeron a Jehová y a Moisés su siervo.

Seguir “la columna” no nos asegura que seremos felices todo el tiempo. También puede ser una experiencia difícil, porque ser instruidos en justicia nos lleva a lugares que prueban nuestro corazón, que es muy engañoso por naturaleza (Jer. 17:9). Durante estas dificultades, la clave para saber si realmente estamos siguiendo a Dios no necesariamente es la ausencia de pruebas o dolor sino, más bien, nuestra disposición a que Dios nos instruya y la continua sumisión de nuestra mente y corazón a su dirección.

¿Qué lección aprendieron los israelitas de esta experiencia? Éxodo 14:31.

¿Por qué a veces es tan difícil confiar en Dios, por más que conozcamos muchas de las maravillosas promesas que él tiene para nosotros? Relata alguna situación difícil en la que crees que el Señor te condujo para enseñarte a “creer en él” y a “temerle”.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Parecía que los hijos de Israel tenían el corazón inclinado a la incredulidad. No estaban dispuestos a soportar dificultades en el desierto. Cuando se encontraban con problemas en el camino, los consideraban imposibilidades. Su confianza en Dios flaqueaba, y solo podían ver la muerte ante sí…

El Señor quería que sus alimentos escasearan y que enfrentaran dificultades, para que sus corazones se volvieran al que los había ayudado hasta ese momento, y para que creyeran en él. Estaba dispuesto a ser para ellos una ayuda constante. Si lo invocaban en su necesidad, él les daría señales de su amor y de su continuo cuidado.

Pero parecía que no estaban dispuestos a confiar en el Señor ni un poco más si no podían ver con sus ojos las constantes evidencias de su poder. Si verdaderamente hubieran tenido fe y una firme confianza en Dios, habrían soportado alegremente los inconvenientes y obstáculos, y aun el verdadero sufrimiento, puesto que el Señor había obrado de una manera tan maravillosa para librarlos de la esclavitud. Además, el Altísimo les prometió que si obedecían sus mandatos ninguna enfermedad les sobrevendría, pues les había dicho: «Yo soy Jehová tu sanador» (La historia de la redención, pp. 130, 131).

La incredulidad que evidenciaban las murmuraciones de los hijos de Israel ilustra la condición del pueblo de Dios que vive ahora sobre la tierra. Muchos… no se conocen a sí mismos, Dios frecuentemente prueba su fe en cosas pequeñas; y no las soportan mejor que los antiguos israelitas…Cuando surgen dificultades o se ven en aprietos cuando se somete a prueba su amor y su fe en Dios— evitan la prueba y se quejan del procedimiento empleado por Dios para purificarlos. Se verifica que su amor no es puro ni perfecto; no es capaz de soportar todas las cosas.

La fe de los hijos del Dios del cielo debería ser fuerte, activa y perseverante: la certeza de lo que se espera. En ese caso se expresarán de este modo: «Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre», porque ha obrado generosamente conmigo (La historia de la redención, pp. 132, 133).

La historia del Antiguo Testamento se registró en beneficio de las generaciones venideras… Las Escrituras, tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo, nos enseñan los principios en que se basan tanto la obediencia a los mandamientos como los requisitos para obtener esa vida que se equipara con la de Dios, porque por medio de la obediencia llegamos a participar de la naturaleza divina, y aprendemos a huir de la corrupción que encontramos en el mundo debido a la concupiscencia. Por lo tanto, debemos estudiar sus máximas y obedecer sus mandamientos y principios, que son más preciosos que el oro, para incorporarlos a nuestro diario vivir (Cada día con Dios, p. 252).


Lunes 11 de julio______________________________________________________________

AGUAS AMARGAS

“Toda la congregación de los hijos de Israel partió del desierto de Sin por sus jornadas, conforme al mandamiento de Jehová, y acamparon en Refidim; y no había agua para que el pueblo bebiese” (Éxo. 17:1).

Quizá no obtengamos de Dios todo lo que queremos, pero ¿no deberíamos esperar recibir todo lo que necesitamos? No lo que pensamos que necesitamos, sino lo que realmente necesitamos.

Había una cosa que los israelitas realmente necesitaban, y era agua. Inmediatamente después de que Dios guiara a los israelitas en el cruce del Mar Rojo con la nube, ellos lo siguieron por el desierto caluroso y sin agua durante tres días. Especialmente en el desierto, donde encontrar agua es fundamental, la desesperación de ellos es comprensible. ¿Cuándo conseguirían el agua que tanto necesitaban?

Entonces, ¿a dónde los lleva Dios? La columna se dirige a Mara, donde finalmente hay agua. ¡Debieron de haberse emocionado! Pero, cuando probaron el agua, inmediatamente la escupieron porque era amarga. “Entonces el pueblo murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Qué hemos de beber?” (Éxo. 15:24).

Luego, a los pocos días, Dios los vuelve a probar. No obstante, esta vez la columna realmente se detiene donde no hay nada de agua (Éxo. 17:1).

Lee Éxodo 15:22 al 27; y 17:1 al 7. ¿Qué le reveló Dios a Israel acerca de sí mismo en Mara y en Refidim? ¿Qué lecciones deberían haber aprendido?

Éxodo 15:22-27

22 E hizo Moisés que partiese Israel del Mar Rojo, y salieron al desierto de Shur; y anduvieron tres días por el desierto sin hallar agua. 23 Y llegaron a Mara, y no pudieron beber las aguas de Mara, porque eran amargas; por eso le pusieron el nombre de Mara.[a] 24 Entonces el pueblo murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Qué hemos de beber? 25 Y Moisés clamó a Jehová, y Jehová le mostró un árbol; y lo echó en las aguas, y las aguas se endulzaron. Allí les dio estatutos y ordenanzas, y allí los probó; 26 y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador. 27 Y llegaron a Elim, donde había doce fuentes de aguas, y setenta palmeras; y acamparon allí junto a las aguas.

Éxodo 17:1-7

1 Toda la congregación de los hijos de Israel partió del desierto de Sin por sus jornadas, conforme al mandamiento de Jehová, y acamparon en Refidim; y no había agua para que el pueblo bebiese. Y altercó el pueblo con Moisés, y dijeron: Danos agua para que bebamos. Y Moisés les dijo: ¿Por qué altercáis conmigo? ¿Por qué tentáis a Jehová? Así que el pueblo tuvo allí sed, y murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados? Entonces clamó Moisés a Jehová, diciendo: ¿Qué haré con este pueblo? De aquí a un poco me apedrearán. Y Jehová dijo a Moisés: Pasa delante del pueblo, y toma contigo de los ancianos de Israel; y toma también en tu mano tu vara con que golpeaste el río, y ve. He aquí que yo estaré delante de ti allí sobre la peña en Horeb; y golpearás la peña, y saldrán de ella aguas, y beberá el pueblo. Y Moisés lo hizo así en presencia de los ancianos de Israel. Y llamó el nombre de aquel lugar Masah y Meriba, por la rencilla de los hijos de Israel, y porque tentaron a Jehová, diciendo: ¿Está, pues, Jehová entre nosotros, o no?

En Refidim, ¿qué pregunta hicieron los hijos de Israel? Éxodo 17:7. ¿Te planteaste esta misma pregunta alguna vez? ¿Por qué? ¿Cómo te sentías y qué lecciones aprendiste después de recibir respuesta? ¿Cuántas veces necesitamos recibir respuesta para dejar de cuestionarnos esto?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Por mandato de Dios los hijos de Israel fueron conducidos a Refidim, un lugar carente de agua. El Señor, oculto en la columna de humo, los conducía y por su expreso mandato acamparon en ese lugar. Dios sabía que en Refidim faltaba el agua, pero él los condujo allá para probar la fe de ellos…

Hoy muchos piensan que cuando comienzan su vida cristiana se encontrarán libres de toda necesidad y de toda dificultad. Pero todo aquel que toma su cruz y sigue a Cristo tiene un Refidim en su camino. La vida no está toda hecha de verdes prados ni de aguas de reposo. El desaliento nos alcanza; llegan las privaciones; se producen incidentes que nos ponen en dificultad. A medida que avanzamos en el sendero angosto haciendo, según creemos, lo mejor, encontramos pruebas dolorosas que nos asedian… Acusados por la conciencia razonamos que si hubiéramos caminado con Dios nunca hubiésemos sufrido de este modo…

En su misericordia, él no siempre nos coloca en los lugares más fáciles; pues si lo hiciera, por nuestra autosuficiencia olvidaríamos que el Señor es nuestro ayudador en tiempo de necesidad… El permite los desengaños y las pruebas para que percibamos nuestra impotencia y aprendamos a pedir ayuda al Señor, como un niño que cuando está hambriento y sediento se dirige a su padre terrenal (Reflejemos a Jesús, p. 345).

 Moisés golpeó la roca, pero Cristo estuvo junto a él e hizo fluir agua de la peña. El pueblo tentó al Señor en su sed, y dijo: «Si nos ha traído hasta aquí, ¿por qué no nos da agua, así como nos dio pan?» Este «si» puso de manifiesto su culpable incredulidad, e indujo a Moisés a temer que Dios los castigara por causa de sus impías murmuraciones. Dios probó la fe de sus hijos, pero estos no soportaron la prueba.  Murmuraron por el alimento y por el agua, y acusaron a Moisés. Por su incredulidad, el Señor permitió que sus enemigos los atacaran, para manifestar a su pueblo de dónde procedía su fortaleza (La historia de la redención, p. 136).

He aquí que yo estaré delante de ti allí sobre la peña en Horeb; y golpearás la peña, y saldrán de ella aguas, y beberá el pueblo. Y Moisés lo hizo así en presencia de los ancianos de Israel. Éxodo 17:6.

El agua refrescante, que brota en tierra seca y estéril, hace florecer el desierto y fluye para dar vida a los que perecen, es un emblema de la gracia divina que solo Cristo puede conceder, y que, como agua viva, purifica, refrigera y fortalece el alma. Aquel en quien mora Cristo tiene dentro de sí una fuente eterna de gracia y Fortaleza (A fin de conocerle, p. 25).


Martes 12 de julio_____________________________________________________________

EL GRAN CONFLICTO EN EL DESIERTO

“Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto por cuarenta días, y era tentado por el diablo” (Luc. 4:1, 2).

Lee Lucas 4:1 al 13. ¿Qué lecciones puedes aprender de este relato sobre cómo vencer la tentación y no ceder al pecado?

Lucas 4:1-13

1 Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto por cuarenta días, y era tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre. Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan. Jesús, respondiéndole, dijo: Escrito está: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios. Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos. Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. Y le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo; 10 porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden; 11 y, En las manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra. 12 Respondiendo Jesús, le dijo: Dicho está: No tentarás al Señor tu Dios. 13 Y cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se apartó de él por un tiempo.

Las tentaciones pueden ser muy difíciles porque apelan a las cosas que realmente deseamos y siempre parecen surgir en los momentos de mayor debilidad.

Lucas 4 es el comienzo de la historia de la tentación de Jesús por parte de Satanás, y llama nuestra atención a algunos temas difíciles. A simple vista, pareciera que el Espíritu Santo lleva a Jesús a la tentación. Sin embargo, Dios nunca nos tienta (Sant. 1:13); más bien, como hemos visto, Dios nos lleva a crisoles de prueba. Lo notable de Lucas 4 es que el Espíritu Santo puede guiarnos a momentos de prueba que implican que estaremos expuestos a las feroces tentaciones de Satanás. En esas ocasiones, cuando sentimos estas tentaciones con tanta fuerza, podemos malinterpretar y pensar que no hemos estado siguiendo a Dios correctamente. Pero, esto no necesariamente es así. “Muchas veces, al encontrarnos en situaciones penosas, dudamos de que el Espíritu de Dios nos haya estado guiando. Pero fue la conducción del Espíritu la que llevó a Jesús al desierto para ser tentado por Satanás. Cuando Dios nos somete a una prueba, tiene un propósito que lograr para nuestro bien. Jesús no confió presuntuosamente en las promesas de Dios yendo a la tentación sin recibir la orden divina, ni se entregó a la desesperación cuando le sobrevino la tentación. Ni debemos hacerlo nosotros” (DTG 102).

A veces, cuando estamos en el crisol, nos quemamos en lugar de purificarnos. Por lo tanto, es muy reconfortante saber que, cuando caemos en tentación, podemos volver a tener esperanza porque Jesús se mantuvo firme. Lo bueno es que Dios no nos abandona ni se olvida de nosotros, porque Jesús es quien carga con nuestros pecados. Él pagó el castigo por nuestra incapacidad de soportar esa tentación (cualquiera que sea), porque pasó por un crisol peor que el de cualquiera de nosotros. Hay esperanza, incluso para el “primero” de los pecadores (1 Tim. 1:15).

¿Qué tentaciones enfrentas ahora? Dedica tiempo a orar. Pide al Señor que te enseñe a poner en práctica las lecciones del ejemplo de Jesús en tu vida. Recuerda, ¡no necesitas sucumbir a la tentación, nunca! Recuerda también que, si caes, tienes a un Salvador.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Después de la caída del hombre, Satanás declaró que los seres humanos habían demostrado ser incapaces de guardar la ley de Dios, y procuró arrastrar consigo al universo en esa creencia. Las palabras de Satanás parecían ser verdaderas, y Cristo vino para desenmascarar al engañador. La Majestad del cielo se hizo cargo de la causa del hombre y con la misma ayuda que puede obtener el hombre resistió las tentaciones de Satanás así como el hombre debe resistirlas. Esta fue la única forma en la cual el hombre caído pudo convertirse en participante de la naturaleza divina. Al tomar la naturaleza humana, Cristo fue hecho idóneo para comprender las pruebas y dolores del hombre y todas las tentaciones con las que es acosado. Los ángeles que no estaban familiarizados con el pecado, no podían simpatizar con el hombre en sus pruebas peculiares. Cristo condescendió en tomar la naturaleza humana y fue tentado en todo punto como nosotros para que pudiera saber cómo socorrer a todos los que fueran tentados (Mensajes selectos, t. 1 p. 295).

A Cristo le fueron ofrecidos los tronos y los reinos del mundo y la gloria de ellos si tan solo se postraba para adorar a Satanás. Los seres humanos nunca serán probados con tentaciones tan poderosas como las que asediaron a Cristo…

Satanás tiene mejor éxito al acercarse al hombre. Te daré todo este dinero, esta ganancia, esta tierra, este poder, estos honores y riquezas, ¿a cambio de qué? Generalmente sus condiciones son que se renuncie a la integridad, se embote la conciencia y se satisfaga el egoísmo. Por medio de la devoción a los intereses mundanales, Satanás recibe todo el homenaje que pide. La puerta queda abierta para que entre como le plazca, con su sequito malvado de impaciencia, amor al yo, orgullo, avaricia, extralimitaciones, y todo su catálogo de espíritus malos. El ser humano queda hechizado y traidoramente atraído a la ruina. Si nos rendimos a la mundanalidad de corazón y vida, Satanás queda satisfecho.

El ejemplo de Cristo se halla delante de nosotros. El venció a Satanás, y nos mostró cómo nosotros también podemos vencerlo.

Cristo resistió a Satanás con las Escrituras… El ejemplo de Cristo está ante nosotros. Si se estudiara y se obedeciera la Sagrada Escritura, los cristianos serían fortalecidos para enfrentarse a su astuto enemigo; pero se descuida la Palabra de Dios y vienen el desastre y la derrota (Testimonios para la iglesia, t. 4, pp. 48, 49).

En sus conflictos con Satanás, la familia humana dispone de toda la ayuda que tuvo Cristo. No necesitamos ser vencidos. Podemos ser más que vencedores mediante Aquel que nos ha amado y ha dado su vida por nosotros. «Habéis sido comprados por precio». 1 Corintios 6:20. ¡Y qué precio! En su humanidad, el Hijo de Dios luchó con las mismísimas terribles y aparentemente abrumadoras tentaciones que asaltan al hombre: tentaciones a complacer el apetito, a aventurarse atrevidamente donde Dios no nos conduce, y a adorar al dios de este mundo, a sacrificar una eternidad de bienaventuranza por los placeres fascinadores de esta vida. Cada uno será tentado, pero declara la Palabra que no seremos tentados más allá de lo que podamos soportar. Podemos resistir y vencer al astuto enemigo (Mensajes selectos, t. 1 pp. 111, 112).


Miércoles 13 de julio__________________________________________________________

UN LEGADO QUE PERDURA

Lee 1 Pedro 1:6 y 7. ¿Qué es lo que dice Pedro?

1 Pedro 1:6-7

En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo,

Pedro escribe a gente que estaba pasando por dificultades y que a menudo se sentía muy sola. Escribió “a los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia” (1 Ped. 1:1). Esta es la zona que conocemos hoy como Turquía occidental. Unos versículos más adelante, Pedro expresa que sabe que están “afligidos en diversas pruebas” (1 Ped. 1:6).

¿Qué quiere decir Pedro con “expatriados de la dispersión”? ¿Cómo podría eso intensificar sus pruebas?

Ser cristiano en aquella época era algo nuevo; los creyentes eran pocos y estaban diseminados en diversos lugares donde claramente eran una minoría que, en el mejor de los casos, era incomprendida; y en el peor, perseguida. Sin embargo, Pedro les asegura que estas pruebas no son azarosas ni caóticas (1 Ped. 1:6, 7). La fe auténtica es la meta de quienes perseveran “en diversas pruebas”.

Lee 1 Pedro 1:6 al 9. ¿Qué garantía fundamental busca dar Pedro a estas personas en medio de sus pruebas? ¿Qué significa esta esperanza para nosotros también?

1 Pedro 1:6-9

En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas.

Independientemente de cuáles hayan sido esas pruebas y sufrimientos, ¿qué punto de comparación tienen con la Eternidad que les espera cuando Cristo regrese? Las palabras de Pedro para ellos son las palabras de Dios para nosotros, más allá de lo que enfrentemos. A pesar de lo difíciles o dolorosas que sean nuestras pruebas, nunca debemos perder de vista el fin último: la vida eterna en un cielo nuevo y una Tierra Nueva, sin dolor, sufrimiento ni muerte. Con esa promesa ante nosotros, una promesa garantizada por la muerte de Jesús, cuán importante es que no perdamos la fe, sino que, en medio de las pruebas, pidamos al Señor que nos limpie de todo lo que obstaculice el camino de nuestra fe.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

¿Se siente hoy lleno de pesar? Fije sus ojos en el Sol de justicia. No trate de solucionar todas las dificultades; en cambio, vuelva su rostro a la luz, al trono de Dios. ¿Qué ve allí? El arco iris del pacto, la viviente promesa de Dios. Debajo está el propiciatorio, y quien se apropia de las provisiones de misericordia que han sido hechas, y se apodera de los méritos de la vida y la muerte de Cristo, tiene en el arco iris de la promesa la bendita seguridad de la aceptación del Padre mientras exista el trono de Dios.

Lo que usted necesita es fe. No permita que su fe vacile. Libre la buena batalla de la fe y eche mano de la vida eterna. Será una batalla tremenda, pero líbrela a cualquier costo, porque las promesas de Dios son sí y amén en Cristo Jesús. Ponga u mano en la de Cristo. Habrá dificultades que vencer, pero ángeles que sobresalen en fortaleza cooperarán con el pueblo de Dios. Dirija su mi mirada hacia Sion, ábrase paso hacia la ciudad de las solemnidades. Una gloriosa corona y una túnica tejida en el telar del cielo aguardan al vencedor. Aunque Satanás proyecte su sombra infernal sobre su senda, y trate de ocultar de su vista la mística escalera que se extiende entre la tierra y el trono de Dios, por la cual ascienden y descienden los ángeles que son espíritus ministradores para los que serán herederos de la salvación, ábrase paso hacia las alturas, ponga firmemente su pie en un peldaño tras otro, y avance en dirección del trono del Infinito (Mente, carácter y personalidad, t. 2, pp. 479, 480).

«En lo cual… os alegráis —escribió Pedro , estando al presente un poco de tiempo afligidos en diversas tentaciones, si es necesario, para que la prueba de vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual perece, bien que sea probado con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra, cuando Jesucristo fuere manifestado: al cual, no habiendo visto, le amáis; en el cual creyendo, aunque al presente no le veáis, os alegráis con gozo inefable y glorificado; obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salud de vuestras almas».

Las palabras del apóstol fueron escritas para instrucción de los creyentes de todas las épocas y tienen un significado especial para los que viven en el tiempo cuando «el fin de todas las cosas se acerca». Toda alma que desea mantenerse en la fe, «firme hasta el fin» (Hebreos 3:14)…

El apóstol procuró enseñar a los creyentes cuán importante es impedir a la mente divagar en asuntos prohibidos o gastar energías en cosas triviales. Los que no quieren ser víctimas de las trampas de Satanás deben guardar bien las avenidas del alma (Los hechos de los apóstoles, p. 413).


Jueves 14 de julio____________________________________________________________

EL FUEGO DE PRUEBA

Un joven, al que llamaremos Alex, había vivido una juventud muy problemática: drogas, violencia, incluso algún tiempo en la cárcel. Pero luego, gracias a la bondad de un miembro de la iglesia local (a quien Alex había robado), el joven conoció a Dios y entregó su corazón a Jesús. Aunque todavía tenía sus problemas y luchas, y aunque todavía quedaban elementos de su pasado, Alex era una nueva persona en Jesús. Amaba a Dios y buscaba expresar ese amor al obedecer sus mandamientos (1 Juan 5:1, 2). En determinado momento, Alex sintió la impresión de que debía ser pastor. Todo apuntaba a eso. Estaba respondiendo al llamado de Dios, sin ninguna duda.

En la universidad, las cosas fueron bien al comienzo. Luego, una tras otra las cosas le empezaron a ir mal, y su vida comenzó a desmoronarse. Su fuente de dinero comenzó a agotarse; un amigo íntimo se puso en su contra con acusaciones que, si bien eran falsas, dañaron su reputación. Además, se enfermaba seguido; nadie sabía qué tenía, pero esto afectó sus estudios hasta el punto en que temió tener que abandonarlos por completo. Para colmo, tenía una lucha terrible contra las drogas, que se conseguían fácilmente en la comunidad local. En un momento, incluso cayó en ese asunto. Alex no podía entender por qué estaba sucediendo todo esto, especialmente porque estaba seguro de que el Señor lo había guiado hasta esa institución. ¿Se equivocó Alex en eso? Toda su experiencia con Dios ¿fue un gran error? Hasta los elementos más básicos de su fe estaban en duda.

Imagina que, en medio de esta crisis, Alex se te acerca y te pide un consejo. ¿Qué le dirías? ¿Qué experiencias personales has tenido que lo puedan ayudar? ¿Qué versículos de la Biblia usarías? ¿Cuán útiles podrían ser los siguientes versículos en esa situación? Proverbios 3; Jeremías 29:13; Romanos 8:28; 2 Corintios 12:9; Hebreos 13:5.

Proverbios 3

1 Hijo mío, no te olvides de mi ley, Y tu corazón guarde mis mandamientos; Porque largura de días y años de vida Y paz te aumentarán. Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; Átalas a tu cuello, Escríbelas en la tabla de tu corazón; Y hallarás gracia y buena opinión Ante los ojos de Dios y de los hombres. 5 Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. 6 Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas. 7 No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová, y apártate del mal; 8 Porque será medicina a tu cuerpo, Y refrigerio para tus huesos. 9 Honra a Jehová con tus bienes, Y con las primicias de todos tus frutos; 10 Y serán llenos tus graneros con abundancia, Y tus lagares rebosarán de mosto. 11 No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová, Ni te fatigues de su corrección; 12 Porque Jehová al que ama castiga, Como el padre al hijo a quien quiere. 13 Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, Y que obtiene la inteligencia; 14 Porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, Y sus frutos más que el oro fino. 15 Más preciosa es que las piedras preciosas; Y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella. 16 Largura de días está en su mano derecha; En su izquierda, riquezas y honra. 17 Sus caminos son caminos deleitosos, Y todas sus veredas paz. 18 Ella es árbol de vida a los que de ella echan mano, Y bienaventurados son los que la retienen. 19 Jehová con sabiduría fundó la tierra; Afirmó los cielos con inteligencia. 20 Con su ciencia los abismos fueron divididos, Y destilan rocío los cielos. 21 Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos; Guarda la ley y el consejo, 22 Y serán vida a tu alma, Y gracia a tu cuello. 23 Entonces andarás por tu camino confiadamente, Y tu pie no tropezará. 24 Cuando te acuestes, no tendrás temor, Sino que te acostarás, y tu sueño será grato. 25 No tendrás temor de pavor repentino, Ni de la ruina de los impíos cuando viniere, 26 Porque Jehová será tu confianza, Y él preservará tu pie de quedar preso. 27 No te niegues a hacer el bien a quien es debido, Cuando tuvieres poder para hacerlo. 28 No digas a tu prójimo: Anda, y vuelve, Y mañana te daré, Cuando tienes contigo qué darle. 29 No intentes mal contra tu prójimo Que habita confiado junto a ti. 30 No tengas pleito con nadie sin razón, Si no te han hecho agravio. 31 No envidies al hombre injusto, Ni escojas ninguno de sus caminos. 32 Porque Jehová abomina al perverso; Mas su comunión íntima es con los justos. 33 La maldición de Jehová está en la casa del impío, Pero bendecirá la morada de los justos. 34 Ciertamente él escarnecerá a los escarnecedores, Y a los humildes dará gracia. 35 Los sabios heredarán honra, Mas los necios llevarán ignominia.

Jeremías 29:13

13 y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón.

Romanos 8:28

28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.

2 Corintios 12:9

Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.

Hebreos 13:5

Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré;

Casi todos los que siguen al Señor han tenido crisis durante las cuales se vieron tentados a dudar de la dirección de Dios. Lo importante en esas situaciones es aferrarse a las promesas, recordar la dirección de Dios en el pasado, y orar pidiendo fe y perseverancia. El Señor nunca se dará por vencido con nosotros. La pregunta para nosotros es: ¿Cómo hacer para no sucumbir a la tentación de renunciar a él?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

No debemos presentar nuestras peticiones a Dios para probar si cumplirá su palabra, sino porque él la cumplirá; no para probar que nos ama, sino porque él nos ama. «Sin fe es imposible agradar a Dios; porque es menester que el que a Dios se allega, crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan». Hebreos 11:6.

 Pero la fe no va en ningún sentido unida a la presunción. Solo el que tenga verdadera fe se halla seguro contra la presunción. Porque la presunción es la falsificación satánica de la fe. La fe se aferra a las promesas de Dios, y produce la obediencia. La presunción también se aferra a las promesas, pero las usa como Satanás, para disculpar la transgresión. La fe habría inducido a nuestros primeros padres a confiar en el amor de Dios, y a obedecer sus mandamientos. La presunción los indujo a transgredir su ley, creyendo que su gran amor los salvaría de las consecuencias de su pecado. No es fe lo que reclama el favor del Cielo sin cumplir las condiciones bajo las cuales se concede una merced. La fe verdadera tiene su fundamento en las promesas y provisiones de las Escrituras (El Deseado de todas las gentes, pp. 101, 102).

Las pruebas y los obstáculos son los métodos de disciplina que el Señor escoge, y las condiciones que señala para el éxito. El que lee en los corazones de los hombres conoce sus caracteres mejor que ellos mismos. El ve que algunos tienen facultades y aptitudes que, bien dirigidas, pueden ser aprovechadas en el adelanto de la obra de Dios. Su providencia los coloca en diferentes situaciones y variadas circunstancias para que descubran en su carácter los defectos que permanecían ocultos a su conocimiento. Les da oportunidad para enmendar estos defectos y prepararse para servirle. Muchas veces permite que el fuego de la aflicción los alcance para purificarlos.

El hecho de que somos llamados a soportar pruebas demuestra que el Señor Jesús ve en nosotros algo precioso que quiere desarrollar. Si no viera en nosotros nada con que glorificar su nombre, no perdería tiempo en refinarnos. No echa piedras inútiles en su hornillo. Lo que él refina es mineral precioso. El herrero coloca el hierro y el acero en el fuego para saber de qué clase son. El Señor permite que sus escogidos pasen por el horno de la aflicción para probar su carácter y saber si pueden ser amoldados para su obra (El ministerio de curación, pp. 373, 374).

Haced la obra que esté a vuestro alcance. Hacedla, aunque sea en medio de peligros y penurias en el campo misionero; pero os ruego, no os quejéis de las dificultades y de los sacrificios personales. Considerad a los valdenses. Ved qué planes trazaron ellos para que la luz del evangelio pudiera brillar en las mentes entenebrecidas. No debemos trabajar con miras a recibir nuestra recompensa en esta vida, sino con nuestros ojos fijos tenazmente en el premio que se nos otorgará al fin de la jornada. Se necesitan ahora hombres y mujeres que sean tan fieles al deber como la brújula al polo, hombres y mujeres que trabajen sin que sea necesario que se les suavice el camino y se saquen los obstáculos (Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 383).


Viernes 15 de julio____________________________________________________________

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

Lee Elena de White, Patriarcas y profetas, “El Éxodo,” pp. 286-295; “Del Mar Rojo al Sinaí”, pp. 296-309; El Deseado de todas las gentes, “La tentación,” pp. 89–99.

“Pero en la antigüedad, el Señor guio a su pueblo a Refidim, y quizá decida llevarnos allí a nosotros también, para probar nuestra lealtad. No siempre nos lleva a lugares agradables. Si así fuera, en nuestra autosuficiencia nos olvidaríamos de que él es nuestro Ayudador. Él anhela manifestarse ante nosotros y revelarnos las abundantes provisiones que tenemos a nuestra disposición, y permite que nos lleguen pruebas y desilusiones para que nos demos cuenta de nuestra impotencia y aprendamos a pedirle ayuda. Él puede hacer que fluyan corrientes refrescantes de la dura roca. Nunca sabremos, hasta que estemos cara a cara con Dios, cuando veremos como somos vistos y conoceremos como somos conocidos, cuántas cargas llevó él por nosotros y cuántas cargas habría deseado llevar, si, con la fe de un niño, se las hubiéramos dado a él” ( Elena de White, Advent Review y Sabbath Herald, “Rephidim”, 7/4/1903).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. A menudo hablamos de la tentación como algo individual, y así es. Al mismo tiempo, ¿existen tentaciones colectivas, de las que deberíamos estar precavidos como iglesia o como familia de la iglesia local?
  2. Pregunta si alguno está dispuesto a hablar de algún “lugar desagradable” al que lo llevaron. ¿Por qué resultó ser desagradable? Si tuviera que reconsiderar esas experiencias hoy, ¿las vería de otro modo?
  3. Todos entendemos el principio que está detrás del hecho de que Dios permite que las pruebas nos purifiquen y nos refinen. Sin embargo, ¿cómo entendemos la situación en la que los juicios aparentemente carecen de valor? Por ejemplo, alguien muere instantáneamente en un accidente automovilístico. Como clase, busquen definir las posibles respuestas.
  4. Como clase, dediquen tiempo a orar unos por otros, para que cada uno pueda fortalecerse para soportar las pruebas y ser fiel.
  5. Tu clase ¿conoce a alguien que se haya extraviado por enfrentar pruebas? Si es así, ¿qué podrían hacer como clase de manera muy tangible para ayudar a esa persona a volver?