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LECCIÓN 12 – LOS HÁBITOS DE UN MAYORDOMO – PARA EL 24 DE MARZO DE 2018

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Letra Negra: Lección de Escuela Sabática

Letra Ocre: Lección de Escuela Sabática 

Letra Roja: La Biblia

Letra Café: Nuestro comentario

Letra Azul: Espíritu de profecía


Lección 12: Para el 24 de marzo de 2018

LOS HÁBITOS DE UN MAYORDOMO

Sábado 17 de marzo_________________________________________________________________

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Efesios 5:15-17; Colosenses 3:23; Lucas 12:35-48; Santiago 4:14; Hechos 3:21; 1 Corintios 9:24-27.

PARA MEMORIZAR:

“¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra. Con todo mi corazón te he buscado; no me dejes desviarme de tus mandamientos. En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti” (Sal. 119:9-11).

Los hábitos revelan propósito y dirección en nuestra vida. Los mayordomos que desarrollan buenos hábitos son los más fieles. Daniel tenía el hábito de la oración diaria (Dan. 6:10). Pablo acostumbraba estar en la sinagoga (Hech. 17:1, 2). Él también escribió: “No se dejen engañar: ‘Las malas compañías corrompen las buenas costumbres’ ” (1 Cor. 15:33, NVI). Debemos cultivar buenos hábitos para reemplazar los malos.

“Cada uno de nosotros será, aquí y por toda la eternidad, lo que nuestros hábitos hagan que seamos. Las vidas de los que cultivan hábitos correctos y son fieles en todos sus deberes serán como luces brillantes que cubren la senda de otros” (TI 4:443).

La senda que crea un hábito es la manera más rápida que puedes tomar para obtener la recompensa que buscas. Un hábito es una decisión arraigada. En otras palabras, ni siquiera tienes que pensar en ello; solo hacerlo. Ese hábito puede ser muy bueno o muy malo, según lo que hagas. Esta semana observaremos hábitos poderosos que ayudarán a un mayordomo a estar en los negocios de Dios.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

El enemigo no puede vencer al humilde alumno de Cristo, al que ora y anda en presencia del Señor. Cristo se interpone entre ambos como un escudo o refugio para desviar los ataques del mal…

Cristo es la torre de nuestra fortaleza, y Satanás no tiene poder sobre el alma que anda con Dios con humildad de espíritu. Él dijo: “¿O forzará alguien mi fortaleza? Haga conmigo paz, sí haga paz conmigo”. En Cristo, el alma tentada encuentra ayuda perfecta y completa. Los peligros acechan en todos los senderos, pero todo el universo celestial se mantiene en actitud de alerta para no permitir que nadie sea tentado más de lo que puede soportar. Algunos tienen rasgos muy fuertes de carácter, que tendrán que ser reprimidos constantemente. Si se los mantiene bajo el dominio del Espíritu de Dios, esas características serán una bendición; en caso contrario, resultarán una maldición… Si nos entregamos generosamente a la tarea, sin desviamos en lo más mínimo de los principios, el Señor nos circundará con sus brazos eternos, y se revelará como un poderoso ayudador. Si miramos a Jesús como el Ser en quien podemos confiar, jamás nos abandonará en ninguna situación apremiante (Mi vida hoy, p. 326).

Las palabras de verdad crecerán en importancia, y llegarán a tener una amplitud y una profundidad de significado con la cual nunca hemos soñado. La hermosura y la riqueza de la Palabra tienen una influencia transformadora sobre la mente y el carácter. La luz del amor divino brillará en el corazón como una inspiración.

El aprecio por la Biblia crece a medida que se la estudia. Por cualquier camino que se dirija el estudiante, hallará desplegados la infinita sabiduría y el amor de Dios (Palabras de vida del gran Maestro, p. 102).

Los cristianos que se asocian con compañías mundanas se están perjudicando a sí mismos y están descarriando a otros. Los que temen a Dios no pueden elegir a los irreligiosos como compañeros sin resultar dañados… Son puestos bajo la influencia de principios y costumbres mundanales, y por influencia de la compañía y el hábito, la mente llega a conformarse cada vez más a las normas mundanas. Su amor a Dios se enfría, y no tienen más deseos de estar en comunión con él. Llegan a ser ciegos espirituales. No logran ver ninguna diferencia particular entre el transgresor de la ley de Dios, y los que temen a Dios y guardan sus mandamientos. Llaman a lo malo bueno y bueno a lo malo. El esplendor de las realidades eternas se opaca. La verdad puede serles presentada en forma evidente, pero ellos no sienten hambre por el pan de vida ni sed por las aguas de salvación. Están bebiendo de cisternas rotas que no pueden contener agua. Es muy fácil que mediante la asociación con el mundo se asimile su espíritu y se reciba el molde de sus conceptos, hasta el punto de no discernir la excelencia de Jesús y de la verdad. Y el espíritu del mundo controlará nuestra vida en la medida en que more en nuestro corazón (Mensajes selectos, tomo 2, p. 147).

8

 

A Dios gracias, el estudio de esta semana es relativamente fácil de comprender. Entre el contenido de la lección y los escritos del Espíritu de Profecía, creemos que queda muy claro el mensaje que se nos quiere entregar.

Dos aspectos abordaremos, sin embargo, en esta sección de comentarios:

  1. La fisiología de los hábitos
  2. Preguntas alusivas de nuestros lectores

 

La Fisiología de los hábitos

Elena de White, la profetisa inspirada, enunció una verdad de acero cuando escribió:

«Nunca olvide que los pensamientos se traducen en acciones. Las acciones repetidas forman los hábitos, y los hábitos forman el carácter.» (Alza tus ojos, 87.)

Pero antes, consideremos con oración cómo se forman los hábitos. En su momento, éstos llegan a ser una segunda naturaleza en nuestra vida. Tienen un enorme poder sobre nosotros, y hasta pueden convertirnos en sus autómatas. el siguiente gráfico, en torno a los hábitos: cómo se forman y su efecto final en la vida espiritual y destino eterno del cristiano.

Básicamente, nuestro carácter está compuesto por hábi­tos. Los hábitos son factores poderosos en nuestras vidas. Dado que se trata de pautas consistentes, a menudo inconscientes, de modo constante y cotidiano expresan nuestro carácter y generan nuestra efectividad… o inefectividad.

Según Horace Mann, «Los há­bitos son como hebras. Si día tras día las trenzamos en una cuerda, pronto resultará irrompible».

O como dijo Aristóteles: Somos lo que hacemos día a día; de modo que la excelencia no es un acto, sino un hábito.

Tu carácter se fragua cuando actúas de acuerdo con los principios que emanan de la santa Palabra de Dios.

Siembra un pensamiento, y cosecharás una acción.

Siembra una ac­ción, y cosecharás un hábito.

Siembra un hábito, y cosecharás un carácter.

Siembra un carácter, y cosecharás un destino.

Siembra un destino, y cosecharás una eternidad: con CRISTO o con “el otro”…

PENSAMIENTOS
ACCIONES
HABITOS
CARACTER

Roguemos a DIOS que nuestra cosecha sea la que conduce al cielo, en la casa del Padre.

 

 

 

Y ahora, vamos a tomar el tiempo para contestar una de las preguntas que mas se nos ha hecho a lo largo de este trimestre

La pregunta es: ¿Existe un segundo diezmo?

En realidad, el Antiguo Testamento no usa el concepto “segundo diezmo”, sino sólo la palabra “diezmo” o “diezmos”. Ello no obstante, la respuesta a la primera interrogante es un categórico y enfático SÍ: definitivamente existen, no solamente dos diezmos, sino que en la Santa Biblia encontramos tres diezmos.

Estos son los diezmos que la Biblia menciona:

1-    Este es el primer diezmo: el diezmo de los levitas. Este diezmo es llamado en la Biblia hebrea ma’aser rishon:

Jehová dijo a Aarón: «De la tierra de ellos no tendrás heredad, ni entre ellos tendrás parte. Yo soy tu parte y tu heredad en medio de los hijos de Israel. 21 Yo he dado a los hijos de Leví todos los diezmos en Israel como heredad por su ministerio, por cuanto ellos sirven en el ministerio del Tabernáculo de reunión. 22 Los hijos de Israel no se acercarán al Tabernáculo de reunión, para que no carguen con un pecado por el cual mueran. 23 Pero los levitas harán el servicio del Tabernáculo de reunión, y ellos cargarán con su iniquidad. Es estatuto perpetuo para vuestros descendientes: no poseerán heredad entre los hijos de Israel. 24 Porque a los levitas les he dado como heredad los diezmos de los hijos de Israel, que presentarán como ofrenda a Jehová, por lo cual les he dicho: “Entre los hijos de Israel no poseerán heredad.”» 25 Jehová dijo a Moisés: 26 «Hablarás a los levitas y les dirás: Cuando toméis los diezmos de los hijos de Israel que os he dado como vuestra heredad, vosotros presentaréis de ellos, como ofrenda mecida a Jehová, el diezmo de los diezmos.27 Se os contará vuestra ofrenda como grano de la era y como producto del lagar. 28 Así presentaréis también vuestra ofrenda a Jehová de todos los diezmos que recibáis de los hijos de Israel; se la daréis al sacerdote Aarón como ofrenda reservada a Jehová. 29 De todos los dones que recibáis, reservaréis la ofrenda a Jehová; de todo lo mejor de ellos separaréis la porción que ha de ser consagrada  (Números 18:20-29).

2-Este es el segundo diezmo, que era usado en las fiestas religiosas; este diezmo es llamado en la Biblia hebrea ma’aser ani  Este diezmo se recogía el año primero, el segundo año, el año cuarto y el año quinto, en el ciclo de siete años; el séptimo año era el año sabático, cuando la tierra y sus ciudadanos reposaban.

Diezmos para las fiestas religiosas:

17Ni comerás en tus poblaciones el diezmo de tu grano, de tu vino o de tu aceite, ni las primicias de tus vacas, ni de tus ovejas, ni los votos que prometieres, ni las ofrendas voluntarias, ni las ofrendas elevadas de tus manos; 18sino que delante de Jehová tu Dios las comerás, en el lugar que Jehová tu Dios hubiere escogido, tú, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, y el levita que habita en tus poblaciones; te alegrarás delante de Jehová tu Dios de toda la obra de tus manos. 19Ten cuidado de no desamparar al levita en todos tus días sobre la tierra. (Deuteronomio 12).

3- El tercer diezmo que encontramos es el diezmo para los pobres de la nación, que se recogía en el tercero y el sexto años del ciclo del año sabático; se lo recogía a lo largo del año entero; este diezmo en la Biblia hebrea se le llama ma’aser sheni.

28 “Al final de cada tres años, sacarás todo el diezmo de tus productos de aquel año y lo guardarás en tus ciudades. 29 Entonces vendrán el levita que no tiene parte ni heredad contigo, el forastero, el huérfano y la viuda que haya en tus ciudades. Ellos comerán y se saciarán, para que el SEÑOR tu Dios te bendiga en toda obra que hagas con tus manos.  (Deuteronomio 14)

Este diezmo -el “ma’aser sheni” o diezmo para los pobres- era un diezmo muy serio. Dios demandaba una seria responsabilidad sobre este diezmo, la persona lo tenía que almacenar durante todo el año. Después de entregar el “ma’aser sheni” esta era la oración que se tenía que elevar a Dios.

12 “Cuando hayas acabado de entregar todo el diezmo de tus frutos en el año tercero, el año del diezmo, darás al levita, al forastero, al huérfano y a la viuda, para que ellos coman en tus ciudades y se sacien. 13 Entonces dirás delante del SEÑOR tu Dios: ‘Yo he sacado de mi casa lo consagrado, y además lo he dado al levita, al forastero, al huérfano y a la viuda, conforme a todos los mandamientos que me has mandado. No he transgredido tus mandamientos ni me he olvidado. 14 No he comido de ello estando de luto ni he sacado de ello estando impuro ni de ello he ofrecido a los muertos. He obedecido la voz del SEÑOR mi Dios y he hecho conforme a todo lo que me has mandado. 15 Mira desde tu santa morada, desde el cielo, y bendice a tu pueblo Israel y la tierra que nos has dado, como juraste a nuestros padres: una tierra que fluye leche y miel’ (Deuteronomio 26).

¿Cómo podemos saber de estos dos diezmos?

Como ya escribimos arriba, en hebreo los diezmos tenían diferentes nombres, dependiendo del uso que se le daría; el diezmo destinado para los levitas se llamaba “ma’aser rishon,” el segundo diezmo que se usaba para las fiestas religiosas se llamaba “ma’aser sheni” y el tercer diezmo, el diezmo para los pobres, se llamaba “ma’aser ani” 

La palabra “ma’aser” que es la forma hebrea para diezmos, aparece solamente diez veces en los textos masoréticos de la Biblia hebrea y una sola vez en el libro de Nehemías.

El diezmo de los diezmos que los levitas tenían que entregar a los sacerdotes en hebreo se llamaba “terumat ha-ma’aser.” Dicho sea de paso la palabra “terumat” significa ofrenda, es decir que el diezmo que se le entregaba a los sacerdote, era en sí, una ofrenda.

Por lo tanto, en el hebreo no hay equivocación al reconocer cuáles eran los diferentes diezmos.

¿Qué nos dice el Espíritu de Profecía?

El Espíritu de Profecía solamente reconoce dos diezmos:

Primero, reconoce el diezmo de los levitas llamado “ma’aser rishon”

En segundo lugar, reconoce el diezmo que se usaba para las celebraciones religiosas, denominado “ma’aser sheni”. Este mismo diezmo era el que se convertía en el diezmo para los pobres, llamado “ma’aser ani” cada tercer año del ciclo del año sabático.

El segundo diezmo—A fin de fomentar las reuniones del pueblo para los servicios religiosos y también para suplir las necesidades de los pobres, se le pedía a Israel que diera un segundo diezmo de todas sus ganancias. Con respecto al primer diezmo el Señor había dicho: “He aquí yo he dado a los hijos de Leví todos los diezmos en Israel”. Números 18:21.

Y acerca del segundo diezmo mandó: “Y comerás delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere para hacer habitar allí su nombre, el diezmo de tu grano, de tu vino, y de tu aceite, y los primerizos de tus manadas, y de tus ganados, para que aprendas a temer a Jehová tu Dios todos los días”. Deuteronomio 14:23; véase vers. 29 y 16:11-14.

Durante dos años debían llevar este diezmo o su equivalente en dinero al sitio donde estaba el santuario. Después de presentar una ofrenda de agradecimiento a Dios y una porción específica para el sacerdote, el ofrendante debía usar el remanente para un festín religioso, en el cual debían participar los levitas, los extranjeros, los huérfanos y las viudas…

Pero cada tercer año este segundo diezmo había de emplearse en casa, para agasajar a los levitas y a los pobres, como dijo Moisés: “Y comerán en tus villas, y se saciarán”. Deuteronomio 26:12. Este diezmo había de proveer un fondo para los fines caritativos y hospitalarios.Historia de los Patriarcas y Profetas, 570.  (MB 287.2  El Ministerio de la Bondad})

Si unimos la Biblia original hebrea con la explicación del Espíritu de Profecía, tenemos un panorama limpio, entendible y muy claro.

Nosotros nos quedamos con la explicación del Espíritu de Profecía, ya que nos da mucha luz para entender el tema. 

Podemos fácilmente llegar a la conclusión que esta sería la manera en que estaban estipulados los diezmos por parte de Dios para el pueblo de Israel:

Año 1              Ma’aser rishon                      Ma’aser sheni

                        (diezmo para el levita)         (diezmo para las fiestas)

Año 2              Ma’aser rishon                      Ma’aser sheni

                        (diezmo para el levita)         (diezmo para las fiestas)

Año 3              Ma’aser rishon                      Ma’aser ani

                        (diezmo para el levita)          (diezmo para los pobres)

Año 4              Ma’aser rishon                      Ma’aser sheni

                        (diezmo para el levita)         (diezmo para las fiestas)

Año  5             Ma’aser rishon                      Ma’aser sheni

                        (diezmo para el levita)         (diezmo para las fiestas)

Año 6              Ma’aser rishon                      Ma’aser ani

                        (diezmo para el levita)          (diezmo para los pobres)

Año 7              Año sabático o “shmita”

En este año la tierra reposaba de toda actividad agrícola, tales como arar, plantar, podar, o cosechar. Todo fruto que apareciera en la tierra, ya fuera de árboles o de plantas, era llamado “fruto sin dueño” y podía ser cortado por cualquier persona. Todas las deudas eran perdonadas, excepto a los extranjeros que vivían en Israel.

 

¡Muy bien! Hemos aprendido bastante de la Palabra ¿verdad?

Ahora viene la pregunta del millón: ese segundo diezmo, ¿era un 20% de diezmo, o era el mismo 10% con diferente nombre?

La respuesta es que esos dos o tres diezmos como usted quiera llamarlos, era el mismo diezmo con diferente nombre.

Esta es la manera en que trabajaba este sistema, según lo interpretamos a partir de la Biblia:

Esta es la manera, como interpretamos en la Biblia, que trabajaba este sistema:

Encontramos dos legislaciones total diferente la una de la otra en cuanto a los diezmos, una de esas legislaciones la encontramos en el libro de Deuteronomio y la otra legislación la encontramos en los lobros de Levítico y Nímeros.

La legislación escrita en el libro de Deuteronomio habla acerca de los diezmos para las celebraciones religiosas y el diezmo para los pobres, y las legislaciones del libro de Levítico y de Números nos hablan específicamente del diezmo que era entregado a los levitas.

El diezmo del que habla el libro de Deuteronomio, que el diezmo para las fiestas religiosas y el diezmo para los pobres, era requerido por Dios, pero le pertenecía a la familia que lo traía al santuario.

 El diezmo que habla el libro de Levítico y Número era un diezmo que le pertenecía exclusivamente a Dios, y él se los entregaba a los levitas, quienes a su vez, daban el 10% de esos diezmos a los sacerdotes.

 El diezmo que habla el libro de Deuteronomio que era el diezmo para las fiestas religiosas y el diezmo para los pobres, era para ser usado o consumido en el santuario central por la familia que traía el diezmo.

 El diezmo que habla el libro de Levítico y de Números solo era para el consumo de los levitas y sus respectivas familias.

En el libro de Deuteronomio nos habla explícitamente del segundo diezmo; es decir, el diezmo para las fiestas y para los pobres. Este diezmo se aplicaba solamente a las personas que cosechaban cereales,  o producían  el vino, o  el aceite y también a las personas ganaderas.

17 Ni comerás en tus poblaciones el diezmo de tu grano, de tu vino o de tu aceite, ni las primicias de tus vacas, ni de tus ovejas, ni los votos que prometieres, ni las ofrendas voluntarias, ni las ofrendas elevadas de tus manos; 18 sino que delante de Jehová tu Dios las comerás, en el lugar que Jehová tu Dios hubiere escogido, tú, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, y el levita que habita en tus poblaciones; te alegrarás delante de Jehová tu Dios de toda la obra de tus manos.  (Deuteronomio 12)

22 Indefectiblemente diezmarás todo el producto del grano que rindiere tu campo cada año.23 Y comerás delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere para poner allí su nombre, el diezmo de tu grano, de tu vino y de tu aceite, y las primicias de tus manadas y de tus ganados, para que aprendas a temer a Jehová tu Dios todos los días. (Deuteronomio 14)

En el libro de Levítico y de Números se presenta específicamente el diezmo para los levitas. Este diezmo se esperaba de las personas que cosechaban cualquier producto de la tierra, que no fuera cereal, vino o aceite; además, este diezmo se pedía también de todas las personas ganaderas.  Cabe la posibilidad de que en este diezmo se incluyeran todas aquellas personas que trabajaban en otras industrias tales como la metalúrgica, textil, avícola, mineral, culinaria, artesanal, constructora, comercial, pesquera, industrial, marítima, cualquier trabajo intelectual, y posiblemente la industria turística, si es que ésta ya existía para esos días en Israel.

30 Y el diezmo de la tierra, así de la simiente de la tierra como del fruto de los árboles, de Jehová es; es cosa dedicada a Jehová. 31 Y si alguno quisiere rescatar algo del diezmo, añadirá la quinta parte de su precio por ello.  32 Y todo diezmo de vacas o de ovejas, de todo lo que pasa bajo la vara, el diezmo será consagrado a Jehová. 33 No mirará si es bueno o malo, ni lo cambiará; y si lo cambiare, tanto él como el que se dio en cambio serán cosas sagradas; no podrán ser rescatados. (Levítico 27)

Es decir que los dos o tres diezmos eran compartidos por dos grupos de trabajadores en todo el pueblo de Israel.

Si había una persona que sólo producía vino o aceite, entonces esta persona daba el diezmo para las fiestas por dos años y el diezmo para los pobres al tercer año.

Si había un agricultor que cosechaba cualquier producto de la tierra que no fuera vino, ni aceite, entonces daba el diezmo -que era de los levitas- por seis años, menos el año sabático, en el que no se producía nada.

En caso de haber un magnate que tenía viñedos, olivares, ganado y árboles frutales, éste no es que daba doble diezmo, sino que daba diezmo de todo lo que tenía, el diezmo que obtenía por el comercio del aceite y del vino era para las fiestas religiosas y para los pobres, y el diezmo que obtenía de los demás productos era utilizados para el diezmo de los levitas.

Para aquellos que eran solamente ganaderos, es de suponer que dividían sus diezmos, una mitad para los levitas y la otra mitad del diezmo para las fiestas religiosas por dos años y los pobres cada tres años.

Lo mismo sucede en nuestros días: supongamos que hay una persona que gana mil pesos al mes, su diezmo son cien pesos. Pero supongamos que hay otra persona que gana dos mil pesos al mes, su diezmo son doscientos pesos y éste no es que está dando doble diezmo, sino que está dando el doble porque gana el doble que el hermano que gana mil pesos mensuales.

Personalmente he escuchado a muchas personas predicar y enseñar acerca de dar el segundo diezmo en nuestra iglesia, y casi siempre deja a la feligresía comentando acerca del tema por varios días, a menudo en contra de lo que se escuchó.

Recurrimos al  director mundial de mayordomía de la Asociación General de la iglesia adventista, el pastor Marcos Faiock Bomfim, quien nos explica las razones por las cuales es contraproducente enseñar de un segundo diezmo en nuestra iglesia.

El pastor Bomfim publicó un documento titulado: “The second tithe: the percentage & frequency of our offerings” (El segundo diezmo: El porcentaje y la frecuencia de nuestras ofrendas).

A continuación los doce puntos que el pastor Bomfim presenta, donde explica por qué no es conveniente enseñar el tema del segundo diezmo en nuestra iglesia; lo sigue un comentario personal, no oficial de la Iglesia Adventista:

1-The use of the second tithe in the Old Testament2 was related to festivals that are no longer an obligation in the New Testament era.

1-El uso del Segundo diezmo en el Antiguo Testamento estaba relacionado con celebraciones que no son una obligación en la era del Nuevo Testamento.

Nuestro comentario: La mayoría de ritos, procedimientos, fiestas y celebraciones del sistema religioso del Antiguo Testamento ya no se aplican a nuestros días.

2-The second-tithe funds were intended to be retained and partially managed by the family for charity and religious education (Welfare Ministry, pp. 273, 274), a principle that cannot be applied to any current system of offerings.

2-Los fondos del segundo diezmo, estaban diseñados para ser retenidos  y parcialmente administrados por las familias para ser usados con fines caritativos y de educación religiosa (Welfare Ministry, {El Ministerio del Bienestar} pp. 273, 274); este es un principio que no se puede aplicar a ningún sistema de ofrenda actual.

Nuestro comentario: Sí se puede aplicar el diezmo para los pobres en estos días si así lo queremos. Ya que en el Antiguo Testamento eran dos grupos de trabajadores que daban para suplir estos diezmos, podemos tomar un porcentaje de los diezmos y repartirlo entre los pobres de nuestra iglesia y del mundo. Daríamos un mensaje entero, entregaríamos la verdad y no mandaríamos con las manos vacías al necesitado o al enfermo.

3-Even though the Bible gives implicit light favoring a proportional, or percentage-based, principle related to what we should give as offerings,3 neither the Bible nor the Spirit of Prophecy gives any explicit command regarding what that percentage should be.

3-A pesar de que la Biblia nos da una luz muy clara favoreciendo una base de porcentaje y que es proporcional acerca de lo que tendríamos que dar de ofrenda, ni la Biblia, ni el Espíritu de Profecía nos dan una orden explícita acerca del porcentaje que tendría que ser.

Nuestro comentario: Este comentario puede parecer un poquito contradictorio, ya que primero se dice que la Biblia nos da una luz muy clara del porcentaje, y después se dice que ni la Biblia, ni el Espíritu de Profecía nos da una orden explícita acerca del porcentaje.

Yo leo que es un 10% claro, definido y establecido por la Biblia, y es diezmo, el pastor Bomfim lo ha mezclado un poco, ya que está mencionando ofrendas.

4-Paul says that everyone should decide how much to give according to what he/she purposes in their hearts (2 Cor. 9:7). As there is no specific percentage mentioned, each member, enlightened by the Holy Spirit, will decide the percentage they will give.

4-Pablo dijo que cada uno debería decidir cuánto dar, de acuerdo con lo que propuso en su corazón (2 Corintios 9:7). Como no hay un porcentaje especifico mencionado, cada miembro, iluminado por el Espíritu Santo, decidirá qué porcentaje dar.

Nuestro comentario: De nuevo estamos hablando de diezmos. Pablo aquí se refiere a las ofrendas. Si tomamos las palabras de Pablo y se las aplicamos a los diezmos, entonces dejamos los diezmos al antojo y a la deriva de lo que el dador pueda, o quiera dar. Cuando Pablo dice que la persona dé como propuso en su corazón, está hablando de la ofrendas. El diezmo es diez porcentaje específico, y no puede haber descuento ni criterio selectivo.

5- If a percentage to be given as offerings is officially suggested by the church, but it is not biblically supported, the stewardship educational effort may be weakened as well as the church’s trustworthiness. 

5-Si un porcentaje para ser dado como ofrenda es oficialmente sugerido por la iglesia, pero no es apoyado bíblicamente, los esfuerzos educativos de la mayordomía serían debilitados; de la misma manera sería debilitada la confianza de la iglesia.

Nuestro comentario: La iglesia no tiene que imponer nada, ya el porcentaje lo dio Dios, y es un 10% compartido entre dos grupos de asalariados. De nuevo estamos hablando del diezmo y no de las ofrendas.

6-Some conscientious new members, not even accustomed to tithing before their baptism, may consider the practice of a sudden 20-percent-of-income giving pattern (tithe plus another 10 percent as offerings) burdensome, something too difficult to adjust to from a budgeting perspective.

6-Algunos nuevos miembros conscientes, que ni siquiera están acostumbrados a dar el diezmo antes de su bautismo, podrían considerar que un 20 por ciento de sus ganancias (diezmos más otro 10 por ciento de ofrendas) una carga, esto sería algo muy difícil de adaptarse desde la perspectiva de un presupuesto.

Nuestro comentario: Si leemos despacio la Biblia, nos daremos cuenta de que no es el 20 por ciento, sino el mismo 10 por ciento compartido entre dos grupos de feligreses, y de nuevo son diezmos y no ofrendas. La definición del punto 6 se aplica para la definición # siete.

7-Guilt, and finally cynicism or neglect, may be the result for those unable to reach, at once, such a proposed total of 20 percent as a giving pattern.

7-Culpabilidad, y finalmente cinismo o negligencia, sería el resultado de aquellos que no logren alcanzar, de una sola vez, el total de 20 por ciento de un patrón de entrega.

8-The explanation in the Spirit of Prophecy of the proportion, or percentage, the Israelites were giving as offerings is descriptive of the system, but not prescriptive.4

8-La explicación del Espíritu de Profecía acerca de la proporción, o porcentaje que los israelitas estaban dando como ofrendas es solamente descriptivo, pero no prescriptivo.

9-In the ancient theocratic Israelite period, the percentage given as offerings was even higher than simply adding a second tithe (another 10 percent).

9-En el periodo del antiguo Israel teocrático, el porcentaje que se daba de ofrendas era mas alto que solo agregar un segundo diezmo (otros 10 porciento)

Nuestro comentario: Hay que recordar que en el antiguo gobierno «TEOCRÁTICO» del pueblo de Israel se podia dar mas de un 10%, porque no se pagaba ninguna clase de impuesto al gobierno, impuestos que tienen como fin la beneficencia social de la nación.

11-Ellen G. White says that in these last days we are called even to surpass that giving pattern established by God for Israel, which was already more than a total of 20 percent.

11-Elena de White dice que en los últimos días seremos llamados a dar a sobrepasar el patrón de dadivosidad establecido por Dios a Israel, que ya era mas del total de un 20 porciento

12- Hence, to establish 10 percent or another percentage as an ideal for offerings may limit those upon whom God may call to climb to even higher grounds of sacrifice in respect to their offering plan.

12-Por lo tanto, el establecer un 10 por ciento o cualquier otro porcentaje como un ideal para ofrendar sería ponerle límites a esos a quienes Dios ha llamado a escalar la sima del sacrificio con respecto al plan de ofrendas.

Nuestro comentario: De nuevo vemos una mezcla de ofrendas con diezmos. Recordemos que una cosa es diezmo y otra cosa es ofrenda.

Este es el enlace si usted  desea leer este documento (está en inglés):

https://stewardship.adventist.org/2017-21-3-the-second-tithe-the-percentage-frequency-of-our-offerings

Conclusión: Hay cinco entregas definidas estipuladas en el Antiguo Testamento:

1-Las ofrendas mecidas: esta ofrenda, también llamada ofrenda de gratitud, se depositaba literalmente en los dos brazos de la persona que la entregaba y eran mecidas ante Dios; como su nombre indica son ofrendas de gratitud.

2-Las ofrendas de perdón: este tipo de ofrendas eran los holocaustos ofrecidos a Dios, para el perdón de los pecados.

3-El diezmo de los levitas, llamado “Ma’aser rishon” en el cual ellos tenían que compartir el diez por ciento de esos diezmos con los sacerdotes; ese diezmo para los sacerdotes se llamaba “terumat ha-maaser”.  

4-El diezmo para las fiestas o celebraciones llamado “Ma’aser sheni”.

5-El diezmo para los pobres llamado Ma’aser ani

En nuestros días modernos han desaparecido las ofrendas por expiación, ya que no las necesitamos más, puesto Cristo murió por nosotros en la cruz del Calvario, y no necesitamos estar haciendo sacrificios de animales para conseguir el perdón.

También ya no tenemos los diezmos de las celebraciones; tampoco tenemos el diezmo que se dedica a los pobres. Tenemos un solo diezmo y una sola ofrenda.

Nosotros penosamente tenemos al revés los diezmos y las ofrendas, y aparte de tenerlo al revés, lo tenemos totalmente desequilibrado cuando permitimos que el 30 0 40% de las ofrendas, sean tomadas por las mayoría de las Conferencias Adventistas de las tres Américas.

¿Qué podemos hacer ante este desjusta de nuestra organización? Consultemos al Señor y él nos iluminará lo que usted y yo podemos hacer, para que cualquier cosa que hagamos, se haga con una conciencia limpia, con un corazón feliz y con manos puras, para la gloria de Dios y la edificación del cuerpo de CRISTO: su iglesia.

Sí, Dios de amor:

¡Tu pueblo jubiloso se acerca a Ti, Señor!

1
Tu pueblo jubiloso se acerca a ti, Señor,
y con triunfantes voces hoy canta tu loor;
por todas tus bondades que das en plenitud,
tu pueblo humildemente te expresa gratitud.

2
Aunque el humano nunca te pueda aquí palpar,
tú siempre con los tuyos has prometido estar;
los cielos te revelan, Rey nuestro y Creador,
sentimos tu presencia en nuestro ser, Señor.

3
¡Oh, Cristo!, te adoramos, te damos nuestro amor;
¡oh!, llena nuestras vidas de fuerza, fe y valor;
impártanos tu gracia la vida celestial;
que siempre te rindamos adoración leal.

==========================
Letra:  George P. Simmonds
Música: Samuel S. Wesley

Himanrio adventista, 28


Domingo 18 de marzo | Lección 12_________________________________________________

HÁBITO: BUSCAR A DIOS EN PRIMER LUGAR

Todos tenemos hábitos. La pregunta es: ¿De qué tipo son? ¿Buenos o malos? De todos los buenos hábitos que un cristiano podría tener, buscar a Dios en primer lugar cada día tendría que ser lo más importante.

“Cada mañana conságrate tú mismo, alma, cuerpo y espíritu a Dios. Establece hábitos de devoción y confía más y más en tu Salvador” (MCP 1:15). Con un hábito así, seguramente entraríamos por la “estrecha […] puerta” que lleva a la vida (Mat. 7:14).

Dios dijo: “No tendrás dioses ajenos delante de mí” (Éxo. 20:3). Jesús dijo, en el contexto de nuestras necesidades básicas, “buscad primeramente el reino de Dios y su justicia” (Mat. 6:33), y también se nos dijo: “Me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón” (Jer. 29:13).

Lee Mateo 22:37 y 38; Hechos 17:28; Efesios 5:15 al 17; y Colosenses 3:23. ¿Qué se dice aquí que nos puede ayudar a entender cómo poner a Dios en primer lugar en nuestra vida?

Mateo 22:37-38

37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.  38 Este es el primero y grande mandamiento.

Hechos 17:28

28 Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos.

Efesios 5:15-17

15 Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios,  16 aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.  17 Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.

Colosenses 3:23

23 Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres;

De todos los ejemplos en relación con buscar al Señor en primer lugar, ninguno es mejor que el ejemplo de Jesús. Él en todo ponía a su Padre en primer lugar. Comenzamos a ver esta prioridad durante su visita pascual a Jerusalén de niño. Al ser confrontado por su madre, que lo había encontrado “en el templo”, le dijo: “En los negocios de mi Padre me es necesario estar” (Luc. 2:46, 49).

Durante toda su vida, Jesús ansió tener comunión con su Padre, como lo demuestra su vida de oración habitual. Este hábito era algo que los discípulos no comprendían plenamente. Todos los poderes de las tinieblas no pudieron separar a Jesús del Padre, porque Jesús formó el hábito de mantenerse totalmente conectado con él.

Podemos seguir el ejemplo de Jesús al tomar la decisión de amar a Dios con todo nuestro corazón, mente y alma (Mat. 22:37). Al orar, estudiar la Palabra de Dios y tratar de emular el carácter de Jesús en todo lo que hacemos, formaremos el hábito de hacer de Dios lo primero en nuestra vida. Y para un cristiano, ¿qué mejor hábito podría haber?

Pregúntate: ¿Realmente he puesto a Dios en primer lugar en mi vida? ¿Cómo lo sabes?

COMENTARIO DE LA LECCIÓN

ESPÍRITU DE PROFECÍA

La fe aumentará con el ejercicio. La regla de Dios es: Un día nada más. Día a día, realizad el trabajo diario como si tuvierais conciencia de que estáis obrando ante la vista de los ángeles, querubines y serafines, Dios y Cristo. “Hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres”. 1 Corintios 4:9… “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de nuestra fe”. Hebreos 12:2. Viviendo así, el Espíritu ayuda nuestra memoria, santifica cada facultad y nos recuerda nuestra dependencia constante del cuidado de nuestro Padre celestial.

“Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. Mateo 6:33. Esta es una preciosa promesa formulada por Uno que cumple cada palabra que pronuncia (A fin de conocerle, p. 233).

Dios será para nosotros todo lo que le permitamos ser. Nuestras oraciones lánguidas y sin entusiasmo no tendrán respuesta del cielo. ¡Oh, necesitamos insistir en nuestras peticiones! Pedid con fe, esperad con fe, recibid con fe, regocijaos con esperanza, porque todo aquel que pide, encuentra. Seamos fervientes. Busquemos a Dios de todo corazón. La gente empeña el alma y pone fervor en todo lo que emprende en sus realizaciones temporales, hasta que sus esfuerzos son coronados por el éxito. Con intenso fervor, aprended el oficio de buscar las ricas bendiciones que Dios ha prometido, y con un esfuerzo perseverante y decidido tendréis su luz, y su verdad, y su rica gracia…

Contadle a Jesús con sinceridad vuestras necesidades. No se requiere de vosotros que sostengáis una larga controversia con Dios, o que le prediquéis un sermón, sino que, con un corazón afligido a causa de vuestros pecados, digáis: “Sálvame, Señor, o pereceré”. Para estas almas hay esperanza. Ellas buscarán, pedirán, golpearán y encontrarán. Cuando Jesús haya quitado la carga del pecado que quebranta el alma, experimentaréis la bendición de la paz de Cristo (Nuestra elevada vocación, p. 133).

Jesús fue nuestro ejemplo en todas las cosas, y fue un trabajador ferviente y constante. Comenzó su vida de utilidad en la niñez. A los doce años ya estaba ocupado “en los negocios de su Padre”. Entre los doce y los treinta años, antes de que comenzara su ministerio público, vivió una vida de activa laboriosidad. Nunca estuvo ocioso Jesús en su ministerio. Dijo: “Debo obrar las obras del que me envió”… De sus labios salían amantes palabras para consolar, animar y bendecir, y los grandes principios del reino de los cielos fueron presentados delante de las multitudes en palabras tan simples que todos podían entenderlas.

No importa cuán completa haya sido nuestra consagración cuando nos convertimos, no nos valdrá de nada a menos que la renovemos diariamente, pero una consagración que abarca realmente lo presente es fresca, genuina y aceptable a Dios (A fin de conocerle, p. 157).

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Lección 12 | Lunes 19 de marzo____________________________________________________

HÁBITO: ESPERAR EL REGRESO DE JESÚS

Lee Lucas 12:35 al 48. ¿Qué nos enseña esta parábola acerca de cómo debemos identificarnos con la segunda venida de Jesús? ¿Por qué todo lo que hacemos siempre estará en el contexto de la realidad de la segunda venida?

Lucas 12:35-48

35 Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas;  36 y vosotros sed semejantes a hombres que aguardan a que su señor regrese de las bodas, para que cuando llegue y llame, le abran en seguida.  37 Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y vendrá a servirles.  38 Y aunque venga a la segunda vigilia, y aunque venga a la tercera vigilia, si los hallare así, bienaventurados son aquellos siervos.  39 Pero sabed esto, que si supiese el padre de familia a qué hora el ladrón había de venir, velaría ciertamente, y no dejaría minar su casa.  40 Vosotros, pues, también, estad preparados, porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá. 41 Entonces Pedro le dijo: Señor, ¿dices esta parábola a nosotros, o también a todos?  42 Y dijo el Señor: ¿Quién es el mayordomo fiel y prudente al cual su señor pondrá sobre su casa, para que a tiempo les dé su ración?  43 Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así.  44 En verdad os digo que le pondrá sobre todos sus bienes.  45 Mas si aquel siervo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; y comenzare a golpear a los criados y a las criadas, y a comer y beber y embriagarse,  46 vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe, y le castigará duramente, y le pondrá con los infieles.  47 Aquel siervo que conociendo la voluntad de su señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes.  48 Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco; porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá.

 

La mayordomía habitualmente debiera practicarse en función del regreso de Jesús. El carácter de los mayordomos infieles que actúan como si fuesen fieles finalmente se mostrará en sus acciones; porque los mayordomos verdaderos y fieles cumplen con sus responsabilidades al velar y trabajar como si el patrón estuviese presente. Viven para el futuro y trabajan fielmente día a día. “Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo” (Fil. 3:20).

Abraham esperaba una ciudad eterna (Heb. 11:10) y Pablo esperaba el regreso de Cristo (Heb. 10:25). Eran pensadores de vanguardia que anticipaban, planificaban, estaban listos al instante para encontrarse con Jesús. Nosotros también debemos desarrollar este hábito de mirar a la distancia con la mirada puesta en el punto culminante del evangelio (Tito 2:13). En lugar de mirar de tanto en tanto o echar un vistazo esporádico a las profecías, continuamente necesitamos mirar, velar y hacer, siempre conscientes de la eternidad que nos espera cuando Cristo regrese. Al mismo tiempo, debemos evitar las especulaciones descabelladas y fantasiosas acerca de los acontecimientos del tiempo del fin. La promesa de la segunda venida le da sentido a nuestra vida, provee una perspectiva correcta al presente y nos ayuda a recordar qué es lo importante en la vida. El hábito de esperar el regreso de Jesús le da definición y propósito al mayordomo.

La cruz ha allanado el camino para que tengamos un encuentro con el Redentor. Buscamos señales en la Escritura que nos revelen la venida de Cristo en la gloria del Padre y de los ángeles (Mar. 8:38). “Así que no nos fijamos en lo visible, sino en lo invisible, ya que lo que se ve es pasajero, mientras que lo que no se ve es eterno” (2 Cor. 4:18, NVI).

Sí, la muerte, y la constante realidad de la muerte, siempre debiera ayudarnos a ser conscientes de lo limitado y transitorio que es nuestro tiempo aquí. Pero la promesa de la segunda venida también nos muestra que la muerte en sí es temporal y transitoria. No es de extrañar, entonces, que debamos vivir en función de la promesa del regreso de Cristo, una promesa que debería afectar el modo de vida de cada mayordomo cristiano. Acostumbrémonos ahora a vivir siempre con la esperanza del regreso de Cristo. Nuestro nombre revela la realidad de esa expectativa.

COMENTARIO DE LA LECCIÓN

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Las glorias que esperan a los fieles vencedores están por encima de cualquier descripción. El Señor los honrará y exaltará grandemente. Crecerán como el cedro y su entendimiento sin duda irá en aumento. Y a medida que vayan avanzando en las etapas del conocimiento, sus expectativas quedarán por debajo de la realidad. “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman”. 1 Corintios 2:9. Nuestra tarea ahora es alistamos para aquellas mansiones que Dios está preparando para los que lo aman y guardan sus mandamientos… El Señor Jesús aumentará la capacidad de cada mente y corazón para que puedan recibir el Espíritu Santo (Alza tus ojos, p. 149).

El propósito de Dios es que su pueblo fije sus ojos en el cielo, para aguardar la gloriosa aparición de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Mientras la atención de los mundanos se concentra en diversas empresas, la nuestra debería fijarse en el cielo; nuestra fe debería penetrar más y más en los gloriosos misterios del tesoro celestial, para que los preciosos y divinos rayos del santuario celestial resplandezcan en nuestros corazones, como resplandecen en el rostro de Jesús… Al velar, se fortalecen; vencen la negligencia, el egoísmo y el amor a la comodidad…

El deseo de nuestro Señor es que vigilemos, de manera que cuando venga y llame le abramos la puerta inmediatamente. Pronuncia una bendición sobre los siervos que estén velando (Testimonios para la iglesia, tomo 2, pp. 176, 177).

Cristo sabe todo lo que los hombres han entendido mal e interpretado erróneamente. Con buena razón, por aborrecidos y despreciados que se vean, sus hijos pueden esperar llenos de confianza y paciencia, porque no hay nada secreto que no se haya de manifestar, y los que honran a Dios serán honrados por él en presencia de los hombres y de los ángeles…

Grande es la recompensa en los cielos para quienes testifican por Cristo en medio de la persecución y el vituperio. Mientras que los hombres buscan bienes transitorios, Jesús les indica un galardón celestial. No lo sitúa todo en la vida venidera sino que empieza aquí mismo. El Señor se manifestó a Abrahán, y le dijo: “Yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande”. Génesis 15:1. Este es el galardón de todos los que siguen a Cristo. Verse en armonía con Jehová Emmanuel, “en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento” y en quien “habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad”, conocerlo, poseerlo, mientras el corazón se abre más y más para recibir sus atributos, saber lo que es su amor y su poder, poseer las riquezas inescrutables de Cristo, comprender mejor “cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura”, y “conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios” (El discurso maestro de Jesucristo, pp. 31, 32).

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Martes 20 de marzo | Lección 12___________________________________________________

HÁBITO: USO SABIO DEL TIEMPO

“Nosotros nacimos ayer, y nada sabemos; nuestros días en este mundo son como una sombra” (Job 8:9, NVI). Puedes detener un reloj, pero no el movimiento del tiempo. El tiempo no espera; sigue avanzando incluso si nos quedamos quietos y no hacemos nada.

¿Qué nos enseñan los siguientes versículos sobre nuestro tiempo en la tierra en esta vida? Sant. 4:14; Sal. 90:10, 12; Sal. 39:4, 5; Ecl. 3:6-8. ¿Cuál es el mensaje básico que debemos tomar de estos versículos acerca de cuán precioso es nuestro tiempo aquí?

Santiago 4:14

14 cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece.

Salmos 90:10 y 12

10 Los días de nuestra edad son setenta años; Y si en los más robustos son ochenta años, Con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, Porque pronto pasan, y volamos.

12 Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, Que traigamos al corazón sabiduría.

Salmos 39:4-5

Hazme saber, Jehová, mi fin, Y cuánta sea la medida de mis días; Sepa yo cuán frágil soy.He aquí, diste a mis días término corto, Y mi edad es como nada delante de ti; Ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive.

Eclesiastés 3:6-8

tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar;  tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar;  tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz.

Con algo tan limitado y no renovable como el tiempo, es importante que los cristianos lo administremos bien. Por ende, debiéramos desarrollar el hábito de usar el tiempo sabiamente, centrándonos en lo que es importante en esta vida y en la venidera. Debemos administrar el tiempo sobre la base de lo que la Palabra de Dios nos revela como importante, porque una vez que el tiempo se acaba, no se puede renovar. Si perdemos dinero tal vez podamos recuperarlo algún día, incluso más de lo que perdimos. Con el tiempo no es así. Un momento perdido es un momento perdido para siempre. Sería mucho más fácil volver a poner un huevo roto en su cascarón que recuperar siquiera un momento del pasado. Por lo tanto, el tiempo es uno de los bienes más preciados que Dios nos ha dado. Cuán importante es, entonces, que desarrollemos el hábito de aprovechar al máximo cada momento que tenemos.

“Nuestro tiempo pertenece a Dios. Cada momento es suyo, y nos hallamos bajo la más solemne obligación de aprovecharlo para su gloria. De ningún otro talento que él nos haya dado requerirá más estricta cuenta que de nuestro tiempo.

“El valor del tiempo sobrepuja todo cómputo. Cristo consideraba precioso todo momento, y así debemos considerarlo nosotros. La vida es demasiado corta para desperdiciarla. No tenemos sino unos pocos días de gracia en los cuales prepararnos para la eternidad. No tenemos tiempo que perder, ni tiempo para dedicarlo a los placeres egoístas, ni tiempo para entregarnos al pecado” (PVGM 277).

“Así que tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios, sino como sabios, aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos” (Efe. 5:15, 16, NVI). ¿Qué nos dice Pablo aquí, y cómo podemos aplicar estas palabras a nuestra situación actual?

COMENTARIO DE LA LECCIÓN

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Es deber de todo cristiano adquirir hábitos de orden, minuciosidad y prontitud. No hay excusa para hacer lenta y chapuceramente el trabajo, cualquiera sea su clase. Cuando uno está siempre en el trabajo, y el trabajo nunca está hecho, es porque no se ponen en él la mente y el corazón. La persona lenta y que trabaja con desventajas, debiera darse cuenta de que ésas son faltas que deben corregirse. Necesita ejercitar su mente haciendo planes referentes a cómo usar el tiempo para alcanzar los mejores resultados. Con tacto y método, algunos realizarán tanto trabajo en cinco horas como otros en diez… Por su manera de trabajar lenta y llena de dilaciones, [algunos] se dan mucho trabajo por cosas muy pequeñas. Pero todos los que deseen pueden vencer esos hábitos de morosidad y excesiva meticulosidad. Tengan los tales un propósito definido en su obra. Decidan cuánto tiempo se requiere para hacer una tarea determinada, y entonces dedíquese todo esfuerzo a terminar el trabajo en ese tiempo. El ejercicio de la voluntad hará más diestras las manos (Palabras de vida del gran Maestro, p. 279).

Cada año que pasa debería aumentar el anhelo del alma por la pureza y la perfección del carácter cristiano. Y si este conocimiento aumenta día a día, mes a mes, año a año, no será una obra que será consumida como heno, madera o rastrojo; sino que estará en la piedra fundamental, oro, plata y piedras preciosas —obras que no son perecederas, sino que soportarán los fuegos del día final.

¿Hacemos nuestra obra terrena, temporal, con una precisión, una fidelidad que soportará el escrutinio? ¿Testificarán contra nosotros en el día de Dios aquellos a quienes hemos hecho mal? Si es así, el registro ha pasado al cielo, y lo volveremos a encontrar. Debemos trabajar para el ojo del gran Capataz, ya sea que nuestros laboriosos esfuerzos sean vistos y apreciados por los hombres o no… El verdadero cristiano tendrá un ojo limpio para percibir la gloria de Dios en todas las cosas (Nuestra elevada vocación, p. 371).

[Pablo] rogó a aquellos que eran seguidores de Cristo y que vivían en comunidades paganas, que no anduviesen “como los otros Gentiles, que andan en la vanidad de su sentido, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios… por la dureza de su corazón,” sino “avisadamente; no como necios, mas como sabios; redimiendo el tiempo”. Efesios 4:14, 13, 17, 18; 5:15, 16. Animó a los creyentes a mirar hacia el tiempo cuando Cristo, que “amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella,” podría “presentársela gloriosa para sí, una iglesia que no tuviese mancha ni arruga, ni cosa semejante,” una iglesia “santa y sin mancha”. Efesios 5:25, 27.

Estos mensajes, escritos, no con poder humano, sino con el de Dios, contienen lecciones que deben ser estudiadas por todos, lecciones que será provechoso repetir frecuentemente. En ellas encontramos delineada la piedad práctica, se formulan principios que deben ser seguidos en cada iglesia y se define el camino que lleva a la vida eterna (Los hechos de los apóstoles pp. 374, 375).

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Lección 12 | Miércoles 21 de marzo________________________________________________

HÁBITO: SER SANOS DE MENTE, CUERPO Y ALMA

Originalmente fuimos creados perfectos mental, física y espiritualmente. Por supuesto, el pecado lo arruinó todo. Lo bueno del evangelio, entre otras cosas, es que Dios se encuentra en proceso de restaurarnos a lo que originalmente fuimos destinados a ser.

Lee Hechos 3:21; y Apocalipsis 21:1 al 5. ¿Qué esperanza encontramos en estos versículos? ¿Cómo debemos vivir mientras esperamos esta restauración final?

Hechos 3:21

21 a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo.

Apocalipsis 21:1-5

1 Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más.  Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido.  Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.  Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.  Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.

Cristo trabajó incansablemente cuando estuvo aquí para elevar a la humanidad espiritual, mental y físicamente, como precursor de la restauración final en la culminación de los tiempos. El ministerio de curación de Jesús demuestra que Dios quiere que conservemos la salud lo más posible hasta el final. De este modo, los mayordomos desarrollan hábitos para su mente, cuerpo y alma que promueven un estilo de vida saludable.

En primer lugar, la mente se fortalecerá cuanto más se la use. Diariamente, llena tu mente de “todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre” (Fil. 4:8). Esos pensamientos traen paz (Isa. 26:3), y un “corazón tranquilo da vida al cuerpo” (Prov. 14:30, NVI). Los hábitos saludables de la mente permiten que el baluarte del poder funcione en óptimas condiciones.

En segundo lugar, los buenos hábitos de salud, como el ejercicio y la alimentación adecuada, indican que nos cuidamos. El ejercicio, por ejemplo, reduce el estrés y la presión arterial, mejora nuestro estado de ánimo, y es un elíxir que probablemente combata más el envejecimiento que cualquier cosa disponible en los estantes.

Por último, un mayordomo desarrollará buenos hábitos para vigorizar el alma. Eleva tu alma a Dios (Sal. 86:4, 5) y espera (Sal. 62:5). Tu alma prosperará cuando “pon[gas] en práctica la verdad” (3 Juan 3, NVI) y será “guardad[a] irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo” (1 Tes. 5:23).

Piensa en la clase de hábitos que tienes y cómo afectan tu salud espiritual, física y mental. ¿Hay algunos cambios que necesitas hacer que podrían ayudarte a mejorar en alguna o en todas estas áreas? ¿Qué decisiones puedes tomar y qué promesas bíblicas puedes reclamar que te ayudarán a mejorar tu calidad de vida ahora mientras esperas la restauración final?

COMENTARIO DE LA LECCIÓN

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Estamos obligados a controlar nuestros pensamientos y a ponerlos en sujeción a la ley de Dios. Las nobles facultades de la mente nos han sido dadas por el Señor para que podamos emplearlas en contemplar las cosas celestiales. Dios ha provisto en abundancia para que el alma pueda progresar continuamente en la vida divina. Por dondequiera ha dispuesto instrumentos para que nos ayuden en el desarrollo del conocimiento y de la virtud; y sin embargo, ¡cuán poco se aprecian esos recursos y cuán poco se disfruta de ellos! ¡Con cuánta frecuencia se entrega la mente a la contemplación de lo que es terrenal, sensual y ruin! Dedicamos nuestro tiempo y pensamiento a las cosas triviales y vulgares del mundo, y descuidamos los grandes intereses que atañen a la vida eterna. Las nobles facultades de la mente se empequeñecen y debilitan porque no se las ejercita en temas que son dignos de su concentración (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 3, p. 1163).

La fuerza es un talento, y debe emplearse para glorificar a Dios. Nuestros cuerpos le pertenecen. El pagó el precio de la redención por el cuerpo tanto como por el alma… Podemos servir a Dios mejor con el vigor de la salud que con la decrepitud de la enfermedad; por lo tanto debemos colaborar con Dios en el cuidado de nuestros cuerpos. El amor a Dios es esencial para la vida y la salud. La fe en Dios es indispensable para la salud. A fin de poseer una salud perfecta, nuestros corazones deben estar llenos de amor, esperanza y gozo en el Señor (Consejos sobre mayordomía cristiana, p. 121).

El correcto empleo de uno mismo es la lección más valiosa que se puede aprender. No debemos realizar trabajo mental y detenemos allí, ni hacer trabajo físico solamente; debemos emplear de la mejor manera las diversas piezas que componen la maquinaria humana: el cerebro, los huesos, los músculos, la cabeza y el corazón…

Pertenecéis al Señor, porque él os ha creado. Le pertenecéis por causa de la redención, porque dio su vida por vosotros… Preservad cada parte de la maquinaria viviente para que podáis usarla para Dios. Preservadla para él. Vuestra salud depende del uso correcto del organismo. No malgastéis ninguna porción de las facultades dadas por Dios, ya sean físicas, mentales o morales. Todos vuestros hábitos deben ser puestos bajo el dominio de Dios (Hijos e hijas de Dios, p. 173).

El pueblo de Dios debiera colocarse en un lugar donde pueda crecer en gracia, y donde pueda ser santificado en cuerpo, alma y espíritu por la verdad. Cuando se aparten de las complacencias que destruyen la salud, obtendrán una percepción más clara de lo que constituye la verdadera piedad. Se observará un cambio admirable en la experiencia religiosa…

Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contienda ni envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne”. Romanos 13:11-14 (Consejos sobre la salud, p. 581).

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Jueves 22 de marzo | Lección 12____________________________________________________

HÁBITO: AUTODISCIPLINA

La autodisciplina es uno de los rasgos de carácter más importantes que un mayordomo pueda tener. “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Tim. 1:7). La palabra griega para disciplina, sophronismos, aparece solo aquí en este versículo del Nuevo Testamento e implica la capacidad de hacer lo que hay que hacer con una mente equilibrada y sana que no se desvía de los principios de Dios. La autodisciplina puede ayudarnos a “distinguir entre lo bueno y lo malo” (Heb. 5:14, NVI), a entender las situaciones que se nos presentan y, no obstante, soportar en forma tranquila y humilde las presiones y las distracciones sin importar el resultado. Daniel procuró hacer lo correcto a pesar de los leones, a diferencia de Sansón, que vivió una vida de autocomplacencia y mostró poca moderación o buen juicio. José procuró hacer lo correcto en la casa de Potifar, en contraste con Salomón, que adoró a otros dioses (1 Rey. 11:4, 5).

Lee 1 Corintios 9:24 al 27. ¿Qué dice Pablo acerca de la autodisciplina? Según él, ¿qué está en juego en definitiva cuando se trata de la autodisciplina?

1 Corintios 9:24-27

24 ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis.  25 Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible.  26 Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire,  27 sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado.

“El mundo está entregado a la sensualidad. Abundan los errores y las fábulas. Se han multiplicado las trampas de Satanás para destruir a las almas. Todos los que deseen una santidad perfecta en el temor de Dios deben aprender las lecciones de temperancia y dominio propio. Los apetitos y las pasiones deben ser mantenidos sujetos a las facultades superiores de la mente. Esta disciplina propia es esencial para la fuerza mental y la percepción espiritual que nos han de capacitar para comprender y practicar las sagradas verdades de la Palabra de Dios” (DTG 71).

La autodisciplina mejora con la práctica habitual. Dios nos ha llamado a ser “santos en todo lo que hagan” (1 Ped. 1:15, NVI) y a “ejerc[itarnos] para la piedad” (1 Tim. 4:7). Los mayordomos deben practicar y entrenarse para ser disciplinados, al igual que los atletas o los músicos más talentosos. Mediante el poder de Dios y nuestro esfuerzo diligente, debemos disciplinarnos en lo que realmente importa.

¿Cómo podemos aprender a entregarnos al poder de Dios, el único que puede darnos la autodisciplina que necesitamos para vivir como mayordomos fieles y piadosos en un mundo caído y corrupto?

COMENTARIO DE LA LECCIÓN

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Clamad a Dios con sinceridad y alma anhelante. Luchad con los agentes celestiales hasta que obtengáis la victoria. Poned todo vuestro ser, vuestra alma, cuerpo y espíritu en las manos del Señor, y resolved que seréis sus instrumentos vivos y consagrados, movidos por su voluntad, controlados por su mente, e imbuidos por su Espíritu (Nuestra elevada vocación, p. 133).

Con la esperanza de hacer comprender vívidamente a los creyentes corintios la importancia del firme dominio propio, la estricta temperancia y el celo incansable en el servicio de Cristo, Pablo hizo en la carta que les escribiera una impresionante comparación entre la lucha cristiana y las carreras pedestres que se tenían en determinadas ocasiones cerca de Corinto…

Los que deseaban que se incluyeran sus nombres entre los competidores por el premio, tenían que someterse primero a un severo entrenamiento preparatorio. Se prohibía estrictamente la peligrosa complacencia del apetito o cualquier otra satisfacción que redujera el vigor mental o físico…

Los corredores renunciaban a toda complacencia que tendería a debilitar las facultades físicas, y mediante severa y continua disciplina, desarrollaban la fuerza y resistencia de sus músculos… ¡Cuánto más importante es que el cristiano, cuyos intereses eternos están en juego, sujete sus apetitos y pasiones a la razón y a la voluntad de Dios! Nunca debe permitir que su atención sea distraída por las diversiones, los lujos o la comodidad. Todos sus hábitos y pasiones deben estar bajo la más estricta disciplina. La razón, iluminada por las enseñanzas de la Palabra de Dios y guiada por su Espíritu, debe conservar las riendas del dominio…

Pablo presenta el contraste entre la perecedera guirnalda de laurel recibida por el vencedor de las carreras pedestres, y la corona de gloria inmortal que recibirá el que corra triunfalmente la carrera cristiana. “Ellos, a la verdad —declara—, para recibir una corona corruptible; mas nosotros, incorruptible”. Para obtener una recompensa perecedera, los corredores griegos no escatimaban esfuerzo ni disciplina. Nosotros estamos luchando por una recompensa infinitamente más valiosa, la corona de la vida eterna. ¡Cuánto más cuidadoso debería ser nuestro esfuerzo, cuánto más voluntario nuestro sacrificio y abnegación!…

Todo hábito o práctica que conduce al pecado o deshonra a Cristo, debe abandonarse, cualquiera que sea el sacrificio. La bendición del cielo no puede descender sobre ningún hombre que viola los eternos principios de la justicia. Un solo pecado acariciado es suficiente para degradar el carácter y extraviar a otros (Los hechos de los apóstoles, pp. 249- 251).

Con cuánto cuidado deberían los cristianos controlar sus hábitos con el fin de preservar todo el vigor de cada facultad para dedicarla al servicio de Cristo. Si hemos de alcanzar la santificación del alma, cuerpo y espíritu, debemos vivir en conformidad con la ley divina. El corazón no puede mantenerse consagrado a Dios mientras se complacen los apetitos y las pasiones en detrimento de la salud y la vida misma (Consejos sobre la salud, p. 68).

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Lección 12 | Viernes 23 de marzo__________________________________________________

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

Enoc y Noé acostumbraban caminar con Dios en una época en la que había pocos fieles en medio del exceso, el materialismo y la violencia (Gén. 5:24, 6:9). Comprendieron y aceptaron la gracia de Dios, y por lo tanto eran buenos administradores de las posesiones y tareas que se les habían confiado.

A lo largo de los siglos, hubo personas que caminaron con Dios como lo hicieron Enoc y Noé. Por ejemplo, Daniel y sus amigos “comprendían que, para destacarse como representantes de la religión verdadera en medio de las falsas religiones del paganismo, necesitaban tener un intelecto claro y perfeccionar un carácter cristiano. Y Dios mismo fue su Maestro. Orando constantemente, estudiando concienzudamente y manteniéndose en relación con el Invisible, anduvieron con Dios como lo hizo Enoc” (PR 356).

Andar con Dios” define lo que un mayordomo hace, es decir, vivir con Dios día a día en la tierra. Un mayordomo sabio hará del andar con Dios un hábito en medio de un mundo de corrupción, porque solo mediante esta conexión con Dios podemos protegernos de caer en los males reinantes.

Ser un mayordomo fiel implica llevar una vida íntegra, que comienza con estar en consonancia con Dios (Amós 3:3). Debemos andar en Cristo (Col. 2:6), andar en vida nueva (Rom. 6:4), andar en amor (Efe. 5:2), caminar en integridad (Prov. 19:1), andar sabiamente (Col. 4:5), andar en luz (1 Juan 1:7), transitar por caminos de rectitud (Prov. 4:26), andar en la ley (Éxo. 16:4), y andar en buenas obras (Efe. 2:10).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. Define la humildad y explica su papel en la vida de un mayordomo (Mat. 11:29; Efe. 4:2; Fil. 2:3; Sant. 4:10). ¿Por qué es importante la humildad en nuestro andar con Dios? (Miq. 6:8).
  2. En la clase, conversen sobre cómo podemos ayudar a aquellos que nos rodean que están atrapados en hábitos malos, incluso autodestructivos. ¿Qué pueden hacer ustedes como iglesia local para ayudar a estas personas?
  3. ¿Qué otros hábitos buenos deberían tener los mayordomos cristianos? Ver, por ejemplo, Tito 2:7; Salmo 119:172; Mateo 5:8.
  4. En la clase hablen del tiempo y de los misterios del tiempo. ¿Por qué parece que pasa tan rápido? ¿Cómo entendemos lo que es el tiempo? Y más aún, ¿por qué es necesario ser buenos administradores del tiempo relativamente corto que tenemos mientras estamos aquí en la tierra?

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Escrito por: Tony García.

Gramática revisada por:
Pastor Noel Ruiloba y Nory Ester Garcia-Marenko

Este documento es una cortesía de 7day Media Group.
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Madrid, España 2018

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