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LECCIÓN 3 – LOS ÚLTIMOS CINCO REYES DE JUDÁ – PARA EL 17 DE OCTUBRE DE 2015

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Toda información dada en éste documento es tomada de la vastedad de libros que la Iglesia Adventista del 7mo Día tiene disponible gratuitamente para el público en general, en Ingles y Español. A éste documento también se le agrega otras informaciones de otros libros, que también se encuentran disponible gratuitamente en el Internet para el uso del  público en general.

Aquí no le estamos presentando una nueva luz, nuestro trabajo es sencillamente recopilar información, y presentarla en un lenguaje sencillo y entendible,  para que se le haga mas fácil al maestro de Escuela Sabática comprender y prepararse mejor, para impartir la lección de Escuela Sabática.

Estudio de Escuela Sabática para los siguientes años

2016: 

1er Trimestre: «La Gran Controversia»

2do Trimestre: «El libro de Mateo»

3er Trimestre: «El Papel de la Iglesia en la Comunidad»

4to Trimestre: «Job»

2017: 

1er Trimestre: «El Espíritu Santo y la Espiritualidad»

2do Trimestre: «1ra y 2da de Pedro»

3er Trimestre: «Unidad en Cristo»

4to Trimestre: «Mayordomía»

2018:   

1er Trimestre: «Isaías»

2do Trimestre: «Preparación para los Días Finales»

3er Trimestre: «El libro de los Hechos»

4to Trimestre: «Justicia Social»

2019:

1er Trimestre: «El Libro de Apocalipsis»

2do Trimestre: «Esdras-Nehemías»

3er Trimestre: «El Libro de Daniel»

4to Trimestre: «Romanos»

2020:

1er Trimestre: «Como interpretar las escrituras»

2do Trimestre: «Educación»

3er Trimestre: «Juan»

4to Trimestre: «La Familia/Santidad del Matrimonio»

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Este es un estudio extra para el maestro de Escuela Sabática, y es realizado por hermanos laicos de la Iglesia Adventistas del 7mo Día. En este lugar evitamos la crítica, la censura y los temas polémicos. Nuestro principal propósito es elevar la mente hacia Dios,  por medio de pensamientos elevados, para que podamos comprender la lección de una manera sencilla, precisa y al mismo tiempo profunda. 

Si tiene algún comentario, duda, pregunta ó sugerencia, siéntase libre en escribirnos a: *elhermanotony@gmail.com* déjenos la dirección de su correo y nosotros le contestaremos lo más pronto posible.


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«El éxodo de los prisioneros» James Tissot (1836-1902)


 

Letra negra: Lección de Escuela Sabática

Letra roja tierna: Lección de Escuela Sabática 

Letra roja: La Biblia

Letra Café: Nuestro comentario

Letra Azul: Espíritu de profecía


Lección 3: Para el 17 de octubre de 2015

LOS ÚLTIMOS CINCO REYES DE JUDÁ

Sábado 10 de octubre_______________________________________

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: 2 Crónicas 34; Jeremías 22:1-19; 29:1-14; 2 Crónicas 36:11-14; Jeremías 23:2-8.

PARA MEMORIZAR: 
“Él juzgó la causa del afligido y del menesteroso, y entonces estuvo bien. ¿No es esto conocerme a mí? dice Jehová” (Jer. 22:16).

EL ESCRITOR RUSO FIÓDOR DOSTOYEVSKI pasó cuatro años en una prisión en Siberia, a mediados del siglo XIX, por sus actividades políticas subversivas. Más tarde, escribiendo acerca de sus experiencias, dijo que algunos de sus compañeros de prisión no tenían remordimientos por su conducta. “En el transcurso de varios años, nunca vi una señal de arrepentimiento entre esas personas; ni un rastro de cavilación acerca de sus crímenes, y la mayoría de ellos consideraba interiormente que estaba absolutamente en lo correcto”.−Joseph Frank, Dostoevsky, the Years of Ordeal, 1850-1859, p. 95.

Dostoyevski podría haber estado hablando de los cinco reyes que gobernaron Judá durante el ministerio de Jeremías, con excepción de Josías. Uno tras otro, estos hombres no se arrepintieron de sus acciones, aunque cada vez era más claro que estas producían las calamidades que Dios les anunciaba.

Dios nunca quiso dar un rey a Israel; esta semana comprenderemos mejor el porqué. Entenderemos, además, las presiones que el pobre Jeremías afrontó durante la mayoría de su poco apreciado ministerio.

El Señor había predicho por medio de sus profetas que Israel sería gobernado por un rey; pero de ello no se desprende que esta forma de gobierno fuera la mejor para ellos, o según su voluntad. El permitió al pueblo que siguiera su propia elección, porque rehusó guiarse por sus consejos. Oseas declara que Dios les dió un rey en su “furor.” Oseas 13:11. Cuando los hombres deciden seguir su propio sendero sin buscar el consejo de Dios, o en oposición a su voluntad revelada, les otorga con frecuencia lo que desean, para que por medio de la amarga experiencia subsiguiente sean llevados a darse cuenta de su insensatez y a arrepentirse de su pecado. El orgullo y la sabiduría de los hombres constituyen una guía peligrosa. Lo que el corazón ansía en contradicción a la voluntad de Dios resultará al fin en una maldición más bien que en una bendición.

Dios deseaba que su pueblo le considerase a él solo como su legislador y su fuente de fortaleza. Al sentir que dependían de Dios, se verían constantemente atraídos hacia él. Serían elevados, ennoblecidos y capacitados para el alto destino al cual los había llamado como su pueblo escogido. Pero si se llegaba a poner a un hombre en el trono, ello tendería a apartar de Dios los ánimos del pueblo. Confiarían más en la fuerza humana, y menos en el poder divino, y los errores de su rey los inducirían a pecar y separarían a la nación de Dios (Patriarcas y profetas, {PP}, p. 656).

Como intérprete del significado de los juicios que empezaban a caer sobre Judá, Jeremías se mantuvo noblemente en defensa de la justicia de Dios y de sus designios misericordiosos aun en los castigos más severos. El profeta trabajaba incansablemente. Deseoso de alcanzar a todas las clases, extendió la esfera de su influencia más allá de Jerusalén a las regiones circundantes mediante frecuentes visitas a varias partes del reino.

En los testimonios que daba a la congregación, Jeremías se refería constantemente a las enseñanzas del libro de la ley que había sido tan honrado y exaltado durante el reinado de Josías. Recalcó nuevamente la importancia que tenía el estar en pacto con el Ser misericordioso y compasivo que desde las alturas del Sinaí había pronunciado los preceptos del Decálogo. Las palabras de amonestación y súplica que dejaba oír Jeremías llegaban a todas las partes del reino, y todos tuvieron oportunidad de conocer la voluntad de Dios concerniente a la nación (Profetas y reyes, {PR}, p. 316).

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Lección 3 // Domingo 11 de octubre_____________________________

BAJO EL GOBIERNO DE JOSÍAS

Josías fue el decimosexto rey en el Reino del Sur; reinó entre los años 640 y 609 a.C. Llegó a ser rey a la edad de ocho años, después de más de medio siglo de declinación moral y espiritual bajo los mandos de su padre (Amón) y su abuelo (Manasés), dos de los reyes más malvados de Judá. El reinado de Josías duró 31 años. Sin embargo, a diferencia de sus antecesores, Josías “hizo lo recto ante los ojos de Jehová” (2 Rey. 22:2), a pesar del ambiente que estaba en contra de él.

“Hijo de un rey impío, asediado por tentaciones a seguir las pisadas de su padre y rodeado de pocos consejeros que lo alentasen en el buen camino, Josías fue sin embargo fiel al Dios de Israel. Advertido por los errores de las generaciones anteriores, decidió hacer lo recto en vez de rebajarse al nivel de pecado y degradación al cual habían caído su padre y su abuelo. ‘Sin apartarse a diestra ni a siniestra’, como quien debía ocupar un puesto de confianza, resolvió obedecer las instrucciones que habían sido dadas para dirigir a los gobernantes de Israel; y su obediencia hizo posible que Dios lo usase como vaso de honor” (PR 283).

Lee 2 Crónicas 34. ¿Cuáles fueron los componentes de la reforma de Josías, y por qué son centrales para cualquier intento de reforma espiritual, sea corporativo o personal?

1 De ocho años era Josías cuando comenzó a reinar, y treinta y un años reinó en Jerusalén. Este hizo lo recto ante los ojos de Jehová, y anduvo en los caminos de David su padre, sin apartarse a la derecha ni a la izquierda. A los ocho años de su reinado, siendo aún muchacho, comenzó a buscar al Dios de David su padre; y a los doce años comenzó a limpiar a Judá y a Jerusalén de los lugares altos, imágenes de Asera, esculturas, e imágenes fundidas.Y derribaron delante de él los altares de los baales, e hizo pedazos las imágenes del sol, que estaban puestas encima; despedazó también las imágenes de Asera, las esculturas y estatuas fundidas, y las desmenuzó, y esparció el polvo sobre los sepulcros de los que les habían ofrecido sacrificios. Quemó además los huesos de los sacerdotes sobre sus altares, y limpió a Judá y a Jerusalén. Lo mismo hizo en las ciudades de Manasés, Efraín, Simeón y hasta Neftalí, y en los lugares asolados alrededor. Y cuando hubo derribado los altares y las imágenes de Asera, y quebrado y desmenuzado las esculturas, y destruido todos los ídolos por toda la tierra de Israel, volvió a Jerusalén. A los dieciocho años de su reinado, después de haber limpiado la tierra y la casa, envió a Safán hijo de Azalía, a Maasías gobernador de la ciudad, y a Joa hijo de Joacaz, canciller, para que reparasen la casa de Jehová su Dios.Vinieron éstos al sumo sacerdote Hilcías, y dieron el dinero que había sido traído a la casa de Jehová, que los levitas que guardaban la puerta habían recogido de mano de Manasés y de Efraín y de todo el remanente de Israel, de todo Judá y Benjamín, y de los habitantes de Jerusalén. 10 Y lo entregaron en mano de los que hacían la obra, que eran mayordomos en la casa de Jehová, los cuales lo daban a los que hacían la obra y trabajaban en la casa de Jehová, para reparar y restaurar el templo. 11 Daban asimismo a los carpinteros y canteros para que comprasen piedra de cantería, y madera para los armazones y para la entabladura de los edificios que habían destruido los reyes de Judá. 12 Y estos hombres procedían con fidelidad en la obra; y eran sus mayordomos Jahat y Abdías, levitas de los hijos de Merari, y Zacarías y Mesulam de los hijos de Coat, para que activasen la obra; y de los levitas, todos los entendidos en instrumentos de música. 13 También velaban sobre los cargadores, y eran mayordomos de los que se ocupaban en cualquier clase de obra; y de los levitas había escribas, gobernadores y porteros. 14 Y al sacar el dinero que había sido traído a la casa de Jehová, el sacerdote Hilcías halló el libro de la ley de Jehová dada por medio de Moisés. 15 Y dando cuenta Hilcías, dijo al escriba Safán: Yo he hallado el libro de la ley en la casa de Jehová. Y dio Hilcías el libro a Safán. 16 Y Safán lo llevó al rey, y le contó el asunto, diciendo: Tus siervos han cumplido todo lo que les fue encomendado. 17 Han reunido el dinero que se halló en la casa de Jehová, y lo han entregado en mano de los encargados, y en mano de los que hacen la obra. 18 Además de esto, declaró el escriba Safán al rey, diciendo: El sacerdote Hilcías me dio un libro. Y leyó Safán en él delante del rey. 19 Luego que el rey oyó las palabras de la ley, rasgó sus vestidos; 20 y mandó a Hilcías y a Ahicam hijo de Safán, y a Abdón hijo de Micaía, y a Safán escriba, y a Asaías siervo del rey, diciendo: 21 Andad, consultad a Jehová por mí y por el remanente de Israel y de Judá acerca de las palabras del libro que se ha hallado; porque grande es la ira de Jehová que ha caído sobre nosotros, por cuanto nuestros padres no guardaron la palabra de Jehová, para hacer conforme a todo lo que está escrito en este libro. 22 Entonces Hilcías y los del rey fueron a Hulda profetisa, mujer de Salum hijo de Ticva, hijo de Harhas, guarda de las vestiduras, la cual moraba en Jerusalén en el segundo barrio, y le dijeron las palabras antes dichas. 23 Y ella respondió: Jehová Dios de Israel ha dicho así: Decid al varón que os ha enviado a mí, que así ha dicho Jehová: 24 He aquí yo traigo mal sobre este lugar, y sobre los moradores de él, todas las maldiciones que están escritas en el libro que leyeron delante del rey de Judá; 25 por cuanto me han dejado, y han ofrecido sacrificios a dioses ajenos, provocándome a ira con todas las obras de sus manos; por tanto, se derramará mi ira sobre este lugar, y no se apagará. 26 Mas al rey de Judá, que os ha enviado a consultar a Jehová, así le diréis: Jehová el Dios de Israel ha dicho así: Por cuanto oíste las palabras del libro, 27 y tu corazón se conmovió, y te humillaste delante de Dios al oír sus palabras sobre este lugar y sobre sus moradores, y te humillaste delante de mí, y rasgaste tus vestidos y lloraste en mi presencia, yo también te he oído, dice Jehová. 28 He aquí que yo te recogeré con tus padres, y serás recogido en tu sepulcro en paz, y tus ojos no verán todo el mal que yo traigo sobre este lugar y sobre los moradores de él. Y ellos refirieron al rey la respuesta. 29 Entonces el rey envió y reunió a todos los ancianos de Judá y de Jerusalén. 30 Y subió el rey a la casa de Jehová, y con él todos los varones de Judá, y los moradores de Jerusalén, los sacerdotes, los levitas y todo el pueblo, desde el mayor hasta el más pequeño; y leyó a oídos de ellos todas las palabras del libro del pacto que había sido hallado en la casa de Jehová. 31 Y estando el rey en pie en su sitio, hizo delante de Jehová pacto de caminar en pos de Jehová y de guardar sus mandamientos, sus testimonios y sus estatutos, con todo su corazón y con toda su alma, poniendo por obra las palabras del pacto que estaban escritas en aquel libro. 32 E hizo que se obligaran a ello todos los que estaban en Jerusalén y en Benjamín; y los moradores de Jerusalén hicieron conforme al pacto de Dios, del Dios de sus padres. 33 Y quitó Josías todas las abominaciones de toda la tierra de los hijos de Israel, e hizo que todos los que se hallaban en Israel sirviesen a Jehová su Dios. No se apartaron de en pos de Jehová el Dios de sus padres, todo el tiempo que él vivió. 2 Crónicas 34

La reforma de Josías consistía en dos componentes principales. Primero eliminar, tanto como fuera posible, cualquier cosa que tuviera un rastro de idolatría. Es decir, el Rey actuó para erradicar las malas prácticas que había adoptado la nación.

Pero, eso era solo el primer paso. Una ausencia de mal o de prácticas equivocadas no significa automáticamente que seguirá el bien. Luego, después de escuchar la lectura del libro de la Ley, el Rey hizo un pacto con Dios “de guardar sus mandamientos, sus testimonios y sus estatutos, con todo su corazón y con toda su alma, poniendo por obra las palabras del pacto que estaban escritas en aquel libro” (2 Crón. 34:31).

Lee 2 Crónicas 34:32 y 33. ¿Qué nos dicen estos versículos acerca del poder del buen ejemplo, especialmente entre la gente que está en posiciones de poder e influencia? Piensa: ¿Qué influencia ejercen tus palabras sobre los demás?

Esta es una de las lecciones difíciles de impartir, ya que la Biblia en verdad no provee mucha información acerca de los últimos cinco reyes de Judá, la lección cubre casi toda la información disponible en cuanto al tema de la semana:

Los últimos cinco reyes de Judá
5-(Pre-trasantepenúltimo) Josías – edad 8 años  – reino 31 años – un rey bueno; el último rey bueno de Judá
4-(Anterior-antepenúltimo)   Joacaz hijo de Josías – edad 23 años – reino tres meses – La Biblia no tiene mucho comentario acerca de él
3-(Antepenúltimo) Joacin hijo de Josías, hermano de Joacaz – edad 25 años – reino  11 años-  un rey malo, pero mas que todo un rey abominable
2-(Penúltimo) Joaquin hijo de Joacin– edad 18 años – reino 3 meses y 10 días- un rey malo
1- (Último) Sedequías o Matanías tío de Joaquin  – edad 21 años – reino 11 años – un rey malo y sin remedio
Si a usted no le gusta la historia, le invitamos que encuentre la manera de gustarle, de otra manera éste trimestre se le va a ser muy difícil dar la clase, ya que la mayoría de información será historia. Nosotros trataremos de presentarle la historia lo mas atractivo posible.
5 -(Pre-trasantepenúltimo) JOSIAS

Otros niños en la Biblia que subieron al reinado aparte de Josías han sido, Manasés a los 12 años, Joas a los siete años, y Usías a los 16 años.  Josías subió al trono aún mas tierno que su abuelo el rey Manasés, Josías subió al trono por que su padre el rey Amón fue asesinado por sus propios siervos.

Con la ascensión de Josías al trono se le da una bofetada de las mas grandes, a la idolatría en Israel.

Manasés el abuelo de Josías, tuvo un reinado exageradamente malo, la Biblia dice que Manasés volvió a reedificar toda los lugares de idolatría que su padre el rey Ezequías había derribado. Pero Manasés fue mas allá de eso, por que él edifico altares a los dioses paganos dentro del templo de Jehová y también edifico altares en los dos atrios del templo de Jehová, o sea que llenó de altares paganos el templo de Jehová tanto por dentro como por afuera. Además pasaba a sus hijos por el fuego como ofrenda al dios Moloch en el famoso valle de Hinom, miraba en agüeros y consultaba adivinos y encantadores. Manasés encendió la ira de Dios de tal manera, que Dios lo castigó, permitiendo que fuera en cautividad a Babilonia.

Estando en Babilonia, Manasés tuvo un arrepentimiento profundo, Dios se compadeció de él, y le permitió volver a Judá, Dios lo instaló de nuevo como rey de Judá. El final de los días del rey Manasés son días buenos, convirtiéndose de esa manera en un rey muy bueno y muy recto ante los ojos de Dios.

A la muerte del rey Manasés sube su hijo Amón al trono, y Amón vuelve a repetir todas las acciones de su padre Manasés. La diferencia entre Manasés y su hijo Amón, es que Manasés se humilló ante Dios y Amón nunca lo quiso hacer. Los propios siervos de Amón conspiraron contra él y lo terminaron asesinando.

En éstas condiciones sube Josías al trono, con su padre asesinado y a una edad muy tierna.

Josías subió al trono para perseguir, destruir y exterminar la obra de idolatría de su abuelo y de su padre, y no solamente la de ellos dos, sino toda la idolatría  que se había acumulado por casi 500 años, comenzando desde Salomón hasta sus propios días. 

Interesante mente Josías  comenzó  limpiando la tierra de Israel primeramente y concluyó con su limpieza de idolatría con el templo. En otras palabras Josías comenzó limpiando las afueras del templo, para por último limpiar la parte interior del templo.

Si aplicáramos ésta ilustración al campo espiritual nos enseña que antes  antes de limpiar nuestro templo o nuestras vida, se necesita primero eliminar a todos los ídolos que tenemos alrededor de nuestras vidas. Es una obra destructiva espiritual la que cometemos cuando primero nos ponemos a limpiar el templo, aún con los ídolos presentes a nuestro alrededor. Felices somos en Cristo, cuando logramos echar afuera los ídolos de nuestras vidas, y cuando logramos tener un templo sano y limpio.

Josías tenía que haber tenido una determinación férrea y un profundo amor a Dios para comenzar una obra de esa magnitud,  el amor de los niños para Dios, es una de las cosas que a nosotros los humanos se nos hace bien difícil entender y nos llena de mucho asombro. Muchas vemos con admiración, horror o alegría las inclinaciones de los niños para los asuntos espirituales. Muchos de ellos, desde pequeños traen en su carácter el deseo de servirle a Dios, de agradar-lo y de obedecerlo, Josías sin duda alguna era de esa clase de niños.

Con toda seguridad Josías fue  ayudado y guiado por una madre piadosa y que temía a Dios; ya que de su padre con toda seguridad sabemos que él no pudo haber aprendido buenas cosas.  Somos bendecidos y sabios cuando buscamos a Dios en los primeros años de nuestras vidas, en vez de andar buscando placeres pecaminosos, consiguiendo malos hábitos, y formando conexiones equivocadas.

«Este hizo lo recto ante los ojos de Jehová, y anduvo en los caminos de David su padre, sin apartarse a la derecha ni a la izquierda.»

Casi 400 años separaban al rey David del rey Josías, pero la Biblia dice «y anduvo en los caminos de David su padre.»  Gracias a Dios muchas veces la pureza de los años antiguos es mantenida por las diferentes generaciones, aunque se estén viviendo días de depravación y pecado. Posiblemente los muchachos del tiempo de Josías, tuvieron lástima del pobre Josías; podían creer que Josías estaba viviendo una vida anticuada, casi cuatro cientos años atrás. Posiblemente se podía decir que Josías era un niño muy raro, era excéntrico, era puritano, se la pasaba cantando viejos salmos y vivía una vida anticuada. Muchas veces los hombres verdadero tienden a ser chapados a la antigua. Es muy noble cuando avanzamos de la misma manera que avanzan los tiempos y las épocas, pero es grande cuando retenemos esos hábitos y esas costumbres antiguas, especialmente si los tiempos modernos en que vivimos destruyen la pureza y la fe  de épocas pasadas.

Si en nuestros tiempos modernos no encontramos vigor espiritual o fibras morales, es bueno que nos apeguemos y que imitemos a los días antiguos cuando nuestra religión si tenía vigor espiritual y fibras morales, no tiene nada de malo en imitar a esos nobles hombres de nuestra fe, ya sea que ellos vivan en el presente con nosotros o hayan vivido 2000 años atrás. Ser anticuados para el mundo, muchas veces (no siempre), es una buena señal de salud espiritual.

Josías imitó a David; El Dios de David fue también su maestro; El Dios de David fue también su esperanza; El Dios de David fue su delicia; El Dios de David fue también su defensa.

«y limpió a Judá y a Jerusalén. Lo mismo hizo en las ciudades de Manasés, Efraín, Simeón y hasta Neftalí, y en los lugares asolados alrededor» Josías no solo logró limpiar el reino de Judá, sino también logro limpiar de idolatría el reino de Israel. Hay que recordar que el reino de Israel no le pertenecía a Josías. Simeón estaba al sur de Judá que era el reino de Josías, pero  Neftalí estaba en el lejano norte de Israel que le pertenecía al reinado de Israel. Las ciudades de Israel habían sido arruinadas por los sirios, sus habitantes habían sido tomados cautivos y las ciudades habían sido desoladas,  las pocas personas que vivían en esos lugares eran personas de otras naciones que habían sido mandadas por los sirios a habitar esos lugares. Esa es la explicación por que Josías tuvo toda la facilidad para destruir los lugares de idolatría tanto de Judá como de Israel y  pudo exterminar a los profetas y los sacerdotes servidores de la idolatría en los dos reinos.

 

«…Yo he hallado el libro de la ley en la casa de Jehová…»  ¿Se había perdido el libro de la ley?; Increíble, esto son los resultado cuando la ley de Dios se pierde:

1- El conocimiento de la verdad se pierde

2-El servicio del templo se termina

3-La verdadera religión desaparece

4-La religión falsa florece

5-El santuario se corrompe

6-El crimen, la violencia, la injusticia y la opresión abundan por doquier

7-La inmoralidad crece; la inmoralidad nunca puede vivir con la religión

8-finalmente la miseria y la destrucción llegan

Resultados cuando la ley de Dios se encuentra:

1-La falsa religión es eliminada

2-Las personas se arrepienten y vuelven a Dios

3-La verdad se aprende

4-El templo se repara y se abre nuevamente para los servicios

5-Se consigue la misericordia de Dios y se conoce la voluntad de Dios

6-La verdad se preserva para las nuevas generaciones

Con la ascensión de Josías al trono, desde el cual iba a gobernar treinta y un años, los que habían conservado la pureza de su fe empezaron a esperar que se detuviera el descenso del reino; porque el nuevo rey, aunque tenía tan sólo ocho años, temía a Dios, y desde el mismo principio “hizo lo recto en ojos de Jehová, y anduvo en todo el camino de David su padre, sin apartarse a diestra ni a siniestra” (2 Reyes 22:2) (Profetas y Reyes, {PR}, p. 283).

Al leer el rey las profecías de los juicios que habrían de caer prestamente sobre los que persistiesen en la rebelión, tembló acerca del futuro. La perversidad de Judá había sido grande; ¿cuál sería el resultado de su continua apostasía?

En los años anteriores, el rey no había sido indiferente a la idolatría que prevalecía. “A los ocho años de su reinado, siendo aún muchacho,” se había consagrado plenamente al servicio de Dios. Cuatro años más tarde, cuando tuvo veinte, hizo un esfuerzo fervoroso por evitar la tentación a sus súbditos y limpió “a Judá y a Jerusalén de los altos, bosques, esculturas, e imágenes de fundición. Y derribaron delante de él los altares de los Baales, e hizo pedazos las imágenes del sol, que estaban puestas encima; despedazó también los bosques, y las esculturas y estatuas de fundición, y desmenuzólas, y esparció el polvo sobre los sepulcros de los que les habían sacrificado. Quemó además los huesos de los sacerdotes sobre sus altares, y limpió a Judá y a Jerusalén” (2 Crónicas 34:3-5).

Sin conformarse con la obra esmerada que hacía en la tierra de Judá, el joven gobernante extendió sus esfuerzos a las porciones de Palestina antes ocupadas por las diez tribus de Israel, de las cuales quedaba tan sólo un débil residuo. Dice el relato: “Lo mismo hizo en las ciudades de Manasés, Ephraín, y Simeón, hasta en Neftalí.” Y no volvió a Jerusalén antes de haber atravesado a lo largo y a lo ancho esta región de hogares arruinados y “hubo derribado los altares y los bosques, y quebrado y desmenuzado las esculturas, y destruido todos los ídolos por toda la tierra de Israel.” Vers. 6, 7.

Así era como Josías, desde su juventud, había procurado valerse de su cargo de rey para exaltar los principios de la santa ley de Dios. Y ahora, mientras el escriba Safán le leía el libro de la ley, el rey discernió en ese volumen un tesoro de conocimiento y un aliado poderoso en la obra de reforma que tanto deseaba ver realizada en la tierra. Resolvió andar en la luz de sus consejos y hacer todo lo que estuviese en su poder para comunicar sus enseñanzas al pueblo, a fin de inducirlo, si era posible, a cultivar la reverencia y el amor a la ley del cielo (Profetas y Reyes, {PR}, p. 292).

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Lunes 12 de octubre // Lección 3_______________________________

JOACAZ Y JOACIM: OTRO DESCENSO

Joacaz (también conocido como Salum) tenía 23 años cuando sucedió a su padre en el trono. Su reinado duró solo tres meses. El faraón lo reemplazó por su hermano, puesto que Joacaz no estaba en favor de la política egipcia. Joacaz fue llevado a Egipto, donde murió. (Ver 2 Crón. 36:4; 2 Rey. 23:31-34.)

El rey que siguió a Joacaz fue Joacim, que reinó desde 609 hasta 598 a.C. Era hijo de Josías. Cuando Nabucodonosor tomó Jerusalén, Joacim fue llevado a Babilonia junto con los utensilios del Templo. Jeremías otra vez advirtió al pueblo que su nuevo rey llevaba a la nación por un camino equivocado.

Lee Jeremías 22:1 al 19. ¿Cuáles fueron algunos de los problemas con Joacim que produjeron una reprensión muy severa por parte de Dios?

1 Así dijo Jehová: Desciende a la casa del rey de Judá, y habla allí esta palabra, y di: Oye palabra de Jehová, oh rey de Judá que estás sentado sobre el trono de David, tú, y tus siervos, y tu pueblo que entra por estas puertas. Así ha dicho Jehová: Haced juicio y justicia, y librad al oprimido de mano del opresor, y no engañéis ni robéis al extranjero, ni al huérfano ni a la viuda, ni derraméis sangre inocente en este lugar. Porque si efectivamente obedeciereis esta palabra, los reyes que en lugar de David se sientan sobre su trono, entrarán montados en carros y en caballos por las puertas de esta casa; ellos, y sus criados y su pueblo. Mas si no oyereis estas palabras, por mí mismo he jurado, dice Jehová, que esta casa será desierta.Porque así ha dicho Jehová acerca de la casa del rey de Judá: Como Galaad eres tú para mí, y como la cima del Líbano; sin embargo, te convertiré en soledad, y como ciudades deshabitadas.Prepararé contra ti destruidores, cada uno con sus armas, y cortarán tus cedros escogidos y los echarán en el fuego.Y muchas gentes pasarán junto a esta ciudad, y dirán cada uno a su compañero: ¿Por qué hizo así Jehová con esta gran ciudad? Y se les responderá: Porque dejaron el pacto de Jehová su Dios, y adoraron dioses ajenos y les sirvieron. 10 No lloréis al muerto, ni de él os condoláis; llorad amargamente por el que se va, porque no volverá jamás, ni verá la tierra donde nació. 11 Porque así ha dicho Jehová acerca de Salum hijo de Josías, rey de Judá, el cual reinó en lugar de Josías su padre, y que salió de este lugar: No volverá más aquí, 12 sino que morirá en el lugar adonde lo llevaron cautivo, y no verá más esta tierra. 13 ¡Ay del que edifica su casa sin justicia, y sus salas sin equidad, sirviéndose de su prójimo de balde, y no dándole el salario de su trabajo! 14 Que dice: Edificaré para mí casa espaciosa, y salas airosas; y le abre ventanas, y la cubre de cedro, y la pinta de bermellón. 15 ¿Reinarás, porque te rodeas de cedro? ¿No comió y bebió tu padre, e hizo juicio y justicia, y entonces le fue bien? 16 El juzgó la causa del afligido y del menesteroso, y entonces estuvo bien. ¿No es esto conocerme a mí? dice Jehová. 17 Mas tus ojos y tu corazón no son sino para tu avaricia, y para derramar sangre inocente, y para opresión y para hacer agravio. 18 Por tanto, así ha dicho Jehová acerca de Joacim hijo de Josías, rey de Judá: No lo llorarán, diciendo: ¡Ay, hermano mío! y ¡Ay, hermana! ni lo lamentarán, diciendo: ¡Ay, señor! ¡Ay, su grandeza! 19 En sepultura de asno será enterrado, arrastrándole y echándole fuera de las puertas de Jerusalén. Jeremías 22

Dios, hablando por medio de Jeremías, tuvo palabras muy agudas para este gobernante corrupto y codicioso. Joacim fue un rey avaro y opresor, que impuso fuertes tributos a Judá (ver 2 Rey. 23:35) para pagar a los egipcios. Peor todavía, usó a trabajadores forzados para construir su propio palacio, muy elaborado, desafiando a la Torá, que habla claramente sobre pagarle a la gente por su trabajo: “No oprimirás a tu prójimo, ni le robarás. No retendrás el salario del jornalero en tu casa hasta la mañana” (Lev. 19:13). Además Joacim, a diferencia de su padre, permitió que ritos paganos florecieran otra vez en Judá.

Jeremías 22:16 es un texto poderoso. En el contexto de comparar al corrupto Joacim con su padre, Josías, Dios le dijo: “Él juzgó la causa del afligido y del menesteroso, y entonces estuvo bien. ¿No es esto conocerme a mí? dice Jehová”. En otras palabras, el verdadero conocimiento de Dios se manifiesta en el modo de tratar a los que están en necesidad; se logra cuando salimos de nosotros mismos para beneficiar a quienes no pueden hacer nada para devolvernos algo. Vemos aquí otra vez, así como en toda la Biblia, la preocupación de Dios por los pobres y los indefensos, y la obligación que tenemos de ayudar a los que no pueden ayudarse.

Medita en la idea de que ayudar al “pobre y menesteroso” es como conocer a Dios. ¿Qué significa esto?

4-(Anterior-antepenúltimo) JOACAZ

De Joacaz es muy poco el comentario que la Biblia nos da, la única información que tenemos es que reinó solamente tres meses y fue tomado prisionero a Egipto donde murió. No sabemos mas de él,  no sabemos cuales eran sus tendencias y su carácter, su información es muy limitada. Opinar sería especular, especular es pecado.

 

3-(Antepenúltimo) JOACIN –  Esto fue estudiado la semana pasada

El padre del rey Joacim fue el rey Josías.  A la muerte del rey Josías, el pueblo eligió como rey a Joacaz, pero ésta elección no fue del agrado del faraón, y el faraón llevó cautivo a Joacaz a Egipto  y nombró  como rey de Israel a Joacim que era hermano de Joacaz, después de esto el faraón impuso una multa a Israel de cien talentos de plata y uno de oro.

Según los estudiosos un talento de plata costaría en la actualidad $6, 606 (dólares americanos)  6,606 x 100 talentos= haciendo un  total de $660, 600 (EUA); y un talento de oro costaría en la actualidad 385, 350 dólares (EUA) Esta información es obtenida en Éxodo 38: 25-26 donde dice que un talento equivalía a 60 minas o a 3,000 ciclos, dándonos un peso por talento de 34. 2 Kilogramos o 75.4 Libras

En otras palabras el impuesto de Egipto a Judá era de 3420 kilogramos de plata (7540 libras) y 34.2 kilogramos de oro (75.4 libras)

Así permaneció Joacim bajo el yugo de Egipto por tres años,  hasta que aparece en el mapa el rey Nabucodonosor de Babilonia.  El rey Nabucodonor tiene una batalla en contra de Egipto cerca del río Eufrates  y Nabucodonosor venció a Egipto. Ahora Joacim quien era tributario de Egipto queda liberado de Egipto, pero queda esclavo de su nuevo conquistador que es Nabucodonosor, rey de Babilonia.

Así vuelve a pasar el rey Joacim y el pueblo de Israel otros tres años bajo el yugo de los babilonios, hasta que al tercer año el rey Joacim se reveló contra Babilonia. Debido a ésta rebelión de Joacim, el rey Nabucodonosor llegó a Judá, se llevó parte de los utensilios del templo, apresó a Joacim, lo encadenó con cadenas de bronce, lo llevó a Babilonia cautivo.

Y el Señor entregó en sus manos a Joacim rey de Judá, y parte de los utensilios de la casa de Dios.

El descontento de Dios con un rey pecador es mostrado en éste texto, Dios alejó la protección para el mundo judío y la calamidad golpeó al pueblo hebreo a través del agente de venganza e indignación divina que en ésta historia era el rey  Nabucodonosor.

Nabucodonosor entró al templo y se llevó parte de los utensilios de la casa de Dios, se llevó con él los vasos consagrados a Dios. Los llevó a la tierra de Sinar, que es la misma Babilonia, y los puso en la casa de su Dios. Considerando de donde habían sido tomados esos vasos, y considerando para el servicio que habían estado consagrados por siglos y siglos, sin duda alguna estos vasos fueron tratados como los más excelentes trofeos que algún rey pudiera poner a los pies de su dios terrenal. Pero toda victoria que es obtenida en contra de los hijos de Dios, que también es considerada como triunfo sobre el mismo Dios, son victorias que siempre vienen preñadas de desgracias, calamidades y desastres. La gran victoria de los filisteos y su dios Dagón,  cuando tomaron cautiva el arca del pacto de Dios, resultó en una de las más grandes desgracias y mortandad que pudo haber sufrido el pueblo de los filisteos en todos los tiempos. Creer que hemos vencido a Dios y a sus hijos, es la fórmula perfecta para el sufrimiento, la calamidad, el dolor, la muerte y muchas veces la muerte eterna.

Dios ya había agitado el espíritu de los  reyes de Medo y Persa en contra de Babilonia, para venganza por la destrucción del templo. Mientras Daniel solemnemente leía a Belsasar,  rey de Babilonia la escritura en la pared que nadie podía entender, Daniel también solemnemente contemplaba la venganza de Dios hacia ese pueblo que no había respetado los utensilios consagrados al servicio de Dios, ni tampoco respetó la Casa de Oración de Dios. ¡Con Dios nadie juega!

 Nabucodonosor invadió a Jerusalén,  con su genialidad, con su gran ejercito, y tomó la ciudad con la destreza militar que poseía, pero interesante-mente la Biblia dice: «…Y el Señor entregó en sus manos a Joacim rey de Judá…» De esto  aprendemos 2 cosas muy importantes: La primera es que la agencia de los hombres aquí en la tierra está dirigida por la misma oficina de Dios que está en el cielo; la segunda es que a pesar que la agencia terrenal es dirigida por la oficina celestial, el hombre y Dios no poseen la misma capacidad para producir los eventos. Nabucodonosor llegó a Jerusalén la venció y la tomó, pero todo esto sucedió simple y sencillamente por que Dios así lo permitió.

1 Así dijo Jehová: Desciende a la casa del rey de Judá, y habla allí esta palabra, y di: Oye palabra de Jehová, oh rey de Judá que estás sentado sobre el trono de David, tú, y tus siervos, y tu pueblo que entra por estas puertas. Así ha dicho Jehová: Haced juicio y justicia, y librad al oprimido de mano del opresor, y no engañéis ni robéis al extranjero, ni al huérfano ni a la viuda, ni derraméis sangre inocente en este lugar.

Este mensaje es dirigido al rey Joacin, a los oficiales del reino y al pueblo en general. Encontramos a Joacin acusado de varios delitos y pecados; pecados en contra de la justicia, pecados en contra del extranjero, del huérfano y de la viuda, en la acusación también le acompañan sus siervos y el pueblo en general.
El rey Joacin está cometiendo pecado severos en contra de los pobres e indefensos de la nación, el faraón de Egipto impuso sobre Israel un pesado impuesto de plata y de oro, el pueblo por supuesto pagó las consecuencias de éste tributo, aportando fuertes cantidades de plata y de oro para poder complacer al faraón de Egipto y así evitar la aniquilación.
Pero Joacin no solamente era un rey malo, sino también un rey abominable ya que sabiendo la condición deplorable económica que tenía el pueblo por culpa del faraón, a él no le importó eso, y se puso a construir un palacio lujoso a costa del sudor y de la sangre de su mismo pueblo, a quiénes él los hacía trabajar sin pagarles su salario: 13 ¡Ay del que edifica su casa sin justicia, y sus salas sin equidad, sirviéndose de su prójimo de balde, y no dándole el salario de su trabajo! 14 Que dice: Edificaré para mí casa espaciosa, y salas airosas; y le abre ventanas, y la cubre de cedro, y la pinta de bermellón.  Los israelitas sentían y sufrían doble opresión, una de parte de Faraón y la otra de parte de su propio rey.
No hay cosa mas deplorable en la vida que tener que lidiar con un líder injusto;  Cuenta la historia de un agricultor que se presentó ante el conde de su lugar y le dijo: «Su señoría, sus caballos y sus perros le hicieron daño a mi sembrado de trigo» El conde inmediatamente se disculpó por lo sucedido y le preguntó al agricultor cuanto de dinero le podía dar para pagar la pérdida y daño en sus sembrado. El hombre le respondió que el creía que con cincuenta libras de esterlina era suficiente para reparar el daño. El conde le entregó el dinero y le deseó que sus daños fueran menos de los que él se imaginaba. Muchos meses mas tarde el agricultor se volvió a presentar donde el conde nuevamente y solicitó hablar con él. Cuando el agricultor  vio al conde, le devolvió las cincuenta libras de esterlinas que el conde le había dado para reparar el daño de los sembrados. El conde le preguntó al agricultor que para que era ese dinero, y el agricultor le dijo que resultó ser que ese año la cosecha de trigo había sido mucho mas mejor que la de los otros años, por lo tanto no creía que era justo que él tomara el dinero del conde. El conde tomó las cincuenta libras mientras le decía al agricultor: «Esta es la manera de hacer las cosas correctas entre hombres» A los minutos apareció con 100 libras y se las entregó al agricultor y le dijo: «muy bien amigo, aquí hay 100 libras de esterlina, quiero que las mantengas contigo y se las des de regalo a tu hijo mayor cuando él cumpla los 21 años,  éste regalo se lo darás de mi parte, pero tienes que explicarle la historia de como conseguiste éstas 100 libras de esterlina»  La bendición de Dios visita a los humanos cuando practicamos la justicia y la honradez.
La historia del rey  Joacín es una historia muy triste, Dios sabiendo la decisión que el tomaría, profetiza la muerte de él: 18 Por tanto, así ha dicho Jehová acerca de Joacim hijo de Josías, rey de Judá: No lo llorarán, diciendo: ¡Ay, hermano mío! y ¡Ay, hermana! ni lo lamentarán, diciendo: ¡Ay, señor! ¡Ay, su grandeza!  19 En sepultura de asno será enterrado, arrastrándole y echándole fuera de las puertas de Jerusalén.

Usualmente los asnos eran tirados en una barranca o en una zanja, y allí se convertían en alimentos para los animales de carroña. El asno máximo ejemplo de la estupidez y de la terquedad se usa como símbolo para representar a un rey de la misma naturaleza.

La Biblia sigue diciendo: 25 Te entregaré en mano de los que buscan tu vida, y en mano de aquellos cuya vista temes; sí, en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, y en mano de los caldeos. 26 Te haré llevar cautivo a ti y a tu madre que te dio a luz, a tierra ajena en que no nacisteis; y allá moriréis. Triste profecía para el antepenúltimo rey de Israel.

El profeta recalcó el hecho de que nuestro Padre celestial permite que sus juicios caigan a fin de que “conozcan las gentes que son no más que hombres” (Salmos 9:20). El Señor había advertido de antemano así a su pueblo: “Y si anduviereis conmigo en oposición, y no me quisiereis oir, … os esparciré por las gentes, y desenvainaré espada en pos de vosotros: y vuestra tierra estará asolada, y yermas vuestras ciudades” (Levítico 26:21, 33).

En el tiempo mismo en que los mensajes de la condenación inminente eran comunicados con instancia a los príncipes y al pueblo, su gobernante, Joaquim, que debiera haber sido un sabio conductor espiritual, el primero en confesar su pecado y en ejecutar reformas y buenas obras, malgastaba su tiempo en placeres egoístas. Decía: “Edificaré para mí casa espaciosa, y airosas salas;” y esa casa, cubierta “de cedro” y pintada “de bermellón” (Jeremías 22:15), fué construida con dinero y trabajo obtenido por fraude y opresión. Se despertó la ira del profeta, y por inspiración pronunció un juicio contra el gobernante infiel (Profetas y Reyes, {PR}, pp. 316, 317).

Dios quiere que su pueblo revele a un mundo pecaminoso que no lo ha dejado perecer. Debemos esmerarnos en ayudar a aquellos que por causa de la verdad son expulsados de sus casas y obligados a sufrir. Cada vez más, habrá necesidad de corazones grandes y generosos, que, llenos de abnegación, se encarguen de esas personas a quienes el Señor ama. Los pobres que haya entre el pueblo de Dios no deben ser dejados sin que sus necesidades sean suplidas. Debe hallarse alguna manera por la cual puedan ganarse la vida. A algunos será necesario enseñarles a trabajar. Otros que trabajan arduamente y se ven recargados hasta lo sumo para sostener sus familias, necesitarán auxilio especial. Debemos interesarnos en esos casos, y ayudarles a conseguir empleo. Debe haber un fondo para ayudar a estas familias pobres dignas, que aman a Dios y guardan sus mandamientos.

Debe ejercerse cautela para que los recursos que se necesitan para esta obra no sean desviados hacia otros fines. Auxiliar a los pobres que, por observar los mandamientos de Dios, se ven reducidos a padecer necesidad, es cosa muy diferente de lo que sería dejarlos en el abandono para ayudar a personas blasfemas que pisoteen los mandamientos de Dios. Y Dios ve la diferencia. Los observadores del sábado no deben pasar por alto a los dolientes y menesterosos del Señor, para asumir la carga de sostener a aquellos que continúan transgrediendo la ley de Dios, a aquellos que se han acostumbrado a esperar ayuda de cualquiera que los quiera sostener. Esta no es la debida clase de obra misionera. No está en armonía con el plan de Dios.

Donde quiera que se establezca una iglesia, sus miembros deben hacer una obra fiel por los creyentes menesterosos. Pero no deben cesar con esto. Deben ayudar también a otros, sin tener en cuenta su fe. Como resultado de un esfuerzo tal, algunos de éstos recibirán las verdades especiales para este tiempo (Joyas de los testimonios, {2JT}, pp. 507, 508).

Debemos cuidar cada caso de sufrimiento y considerarlo como propio, como agentes de Dios para aliviar a los necesitados hasta donde nos sea posible. Debemos ser colaboradores junto con Dios. Hay quienes manifiestan gran aflicción por sus parientes, sus amigos y protegidos, pero que fallan en ser buenos y considerados con aquellos que necesitan bondadosa simpatía, que necesitan consideración y amor. Con corazones fervientes preguntémonos: ¿Quién es mi prójimo? Nuestros prójimos no son solamente nuestros íntimos y amigos especiales; no son simplemente aquellos que pertenecen a nuestra iglesia o que piensan como nosotros. Nuestros prójimos son toda la familia humana. Debemos ser buenos con todos los hombres y especialmente con aquellos que son de la familia de la fe. Debemos dar al mundo una demostración de lo que significa cumplir la ley de Dios. Debemos amar a Dios por sobre todo y a nuestros prójimos como a nosotros mismos (El ministro de la bondad, {MB}, pp. 49, 50).

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Lección 3 // Martes 13 de octubre
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EL BREVE REINADO DEL REY JOAQUÍN DE JUDÁ

El decimonoveno rey de Judá fue Joaquín, hijo de Joacim. Reinó en el trono de David apenas tres meses y medio. En el año 598 a.C., Nabucodonosor llevó sus ejércitos a Jerusalén y tomó cautivos al rey, que tenía 18 años, con su madre, sus esposas y muchos otros de la realeza. En el año 561 a.C., en el año 37o de su cautiverio, Evil-Merodach, el sucesor de Nabucodonosor, le extendió a Joaquín su gracia. Se le dio el derecho de comer con el rey de Babilonia, y pudo vestir su manto real. (Ver 2 Rey. 25:27-30; Jer. 52:31-34.) Sus hijos también fueron a Babilonia con él, pero la profecía de Jeremías dijo que tendría que renunciar al trono de David.

Lee en Jeremías 29:1 al 14, las palabras de Dios por medio de Jeremías después de que el rey Joaquín, su familia y la corte fueron llevados cautivos. Aun en medio de esta tragedia, ¿cómo se revelaron el amor y la gracia de Dios?

1 Estas son las palabras de la carta que el profeta Jeremías envió de Jerusalén a los ancianos que habían quedado de los que fueron transportados, y a los sacerdotes y profetas y a todo el pueblo que Nabucodonosor llevó cautivo de Jerusalén a Babilonia (después que salió el rey Jeconías, la reina, los del palacio, los príncipes de Judá y de Jerusalén, los artífices y los ingenieros de Jerusalén), por mano de Elasa hijo de Safán y de Gemarías hijo de Hilcías, a quienes envió Sedequías rey de Judá a Babilonia, a Nabucodonosor rey de Babilonia. Decía: Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, a todos los de la cautividad que hice transportar de Jerusalén a Babilonia:Edificad casas, y habitadlas; y plantad huertos, y comed del fruto de ellos.Casaos, y engendrad hijos e hijas; dad mujeres a vuestros hijos, y dad maridos a vuestras hijas, para que tengan hijos e hijas; y multiplicaos ahí, y no os disminuyáis. Y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar, y rogad por ella a Jehová; porque en su paz tendréis vosotros paz. Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: No os engañen vuestros profetas que están entre vosotros, ni vuestros adivinos; ni atendáis a los sueños que soñáis. Porque falsamente os profetizan ellos en mi nombre; no los envié, ha dicho Jehová. 10 Porque así dijo Jehová: Cuando en Babilonia se cumplan los setenta años, yo os visitaré, y despertaré sobre vosotros mi buena palabra, para haceros volver a este lugar. 11 Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. 12 Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; 13 y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. 14 Y seré hallado por vosotros, dice Jehová, y haré volver vuestra cautividad, y os reuniré de todas las naciones y de todos los lugares adonde os arrojé, dice Jehová; y os haré volver al lugar de donde os hice llevar. Jeremías 29

Uno de los versículos más famosos de la Biblia es Jeremías 29:11: “Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes –afirma el SEÑOR−, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza” (NVI). Por supuesto, aquí tenemos el contexto inmediato: es Dios, que habla por medio de Jeremías a los cautivos de Judá que habían visto su vida completamente desarraigada por sus conquistadores babilonios. No obstante, aun entonces, sin importar cuán mala pareciera la situación, Dios quería que ellos supieran que él todavía los amaba y pensaba solamente en su bien. Sin duda, considerando las terribles circunstancias, ellos debieron haber dado la bienvenida a tales palabras de esperanza. De este modo, aun en medio de las terribles advertencias y amenazas, el pueblo todavía recibió la promesa de un “futuro y una esperanza”. Cuán vital debió haber sido para ellos, especialmente en ese momento, tener esa seguridad.

¿Un futuro y una esperanza? ¿Qué promesas puedes reclamar a Dios acerca de “un futuro y una esperanza” ahora mismo, no importa cuáles sean las circunstancias?

2-(Penúltimo) JOAQUIN

En segunda de Reyes 24: 8 encontramos que Joaquín comenzó a reinar a los 18 años, pero 2 de Crónicas 36: 9 dice que Joaquín  comenzó a reinar a los 8 años de edad:

De dieciocho años era Joaquín cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén tres meses. El nombre de su madre fue Nehusta hija de Elnatán, de Jerusalén. 2 Reyes 24

De ocho años era Joaquín cuando comenzó a reinar, y reinó tres meses y diez días en Jerusalén; e hizo lo malo ante los ojos de Jehová. 2 Crónicas 36

De acuerdo a los estudiosos de la Biblia, los dos textos están correctos. Hay teólogos que sostienen que a los 8 años él comenzó a reinar al lado de su padre, esa era una costumbre de los reyes  de esa época cuando sus reinados estaban pasando  por tiempos de crisis,  y se cree que el comenzó a reinar como monarca absoluto a los 18 años de edad.  Tres meses y 10  días fueron suficiente para que  Joaquín mostrara el camino que seguiría, camino igual al de su padre Joacín.  Joaquín es otro rey donde no tenemos mucha información. 9 años mas tarde el sucesor de Nabucodonosor, Evil-Merodach lo libera de la prisión en Babilonia, le permite vestir su manto real y le permite sentarse  a comer con él a la mesa, eso fue hasta el día de la muerte de Joaquín.

Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, a todos los de la cautividad que hice transportar de Jerusalén a Babilonia:  Edificad casas, y habitadlas; y plantad huertos, y comed del fruto de ellos.Casaos, y engendrad hijos e hijas; dad mujeres a vuestros hijos, y dad maridos a vuestras hijas, para que tengan hijos e hijas; y multiplicaos ahí, y no os disminuyáis. Y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar, y rogad por ella a Jehová; porque en su paz tendréis vosotros paz. Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: No os engañen vuestros profetas que están entre vosotros, ni vuestros adivinos; ni atendáis a los sueños que soñáis. Porque falsamente os profetizan ellos en mi nombre; no los envié, ha dicho Jehová. 10 Porque así dijo Jehová: Cuando en Babilonia se cumplan los setenta años, yo os visitaré, y despertaré sobre vosotros mi buena palabra, para haceros volver a este lugar. 11 Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. 12 Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; 13 y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. 14 Y seré hallado por vosotros, dice Jehová, y haré volver vuestra cautividad, y os reuniré de todas las naciones y de todos los lugares adonde os arrojé, dice Jehová; y os haré volver al lugar de donde os hice llevar. 

Hermosas palabra de consuelo para el pueblo cautivo, muchos de ellos soñaban con volver a Sión,  muchos de ellos creían que era cuestión de meses o de pocos años para que ellos volvieran a Israel, pero no era así, serían 70 años de cautividad en tierra extraña;  el profeta Jeremías les está dando palabras de verdad,  les está dando la palabra de Dios.

Uno de los salmos más tristes y mas amargos que cantaban los judíos en Babilonia se llamaba «En las Riveras de Babilonia» y dice así: Junto a los ríos de Babilonia, nos sentábamos y llorábamos, al acordarnos de Sion. Sobre los sauces  en medio de ella colgamos nuestras arpas. Pues allí los que nos habían llevado cautivos nos pedían canciones, y los que nos atormentaban nos pedían alegría, diciendo: Cantadnos alguno de los cánticos de Sion. ¿Cómo cantaremos la canción del Señor en tierra extraña? Si me olvido de ti, oh Jerusalén, pierda mi diestra su destreza. Péguese mi lengua al paladar si no me acuerdo de ti, si no enaltezco a Jerusalén sobre mi supremo gozo. 7 Recuerda, oh Señor, contra los hijos de Edom el día de Jerusalén, quienes dijeron: Arrasadla, arrasadla hasta sus cimientos. Oh hija de Babilonia, la devastada, bienaventurado el que te devuelva el pago con que nos pagaste. Bienaventurado será el que tome y estrelle tus pequeños contra la peña. Salmos 37

Jeremías deseaba que el pueblo de Israel dejara su amargura, que dejaran sus rencores, y que comenzaran a vivir una vida normal en su nueva nación. Eran casi 500 años que los israelitas habían vivido en tierra cananea. 500 años de prevaricación, de idolatría, de terquedad y de abuso;  Dios dijo en Éxodo 23: 10 Seis años sembrarás tu tierra, y recogerás su cosecha; 11 mas el séptimo año la dejarás libre, para que coman los pobres de tu pueblo; y de lo que quedare comerán las bestias del campo; así harás con tu viña y con tu olivar.  Ellos no habían cumplido ésta orden por casi 500 años y ahora era tiempo que la tierra descansara 70 años, un año por cada siete años.  La tierra iba a descansar de pecado,  de idolatría y de abuso, de parte de un pueblo que no pudo acatar las ordenes de Dios.  Cuando Dios ordena algo es mejor que lo hagamos, las ordenes de Dios siempre se van a realizar de la manera que él las ordena, las ordenes de Dios siempre se van a realizar  ya sean que nosotros estemos de acuerdo o no. Por las buenas o por las malas, las ordenes de Dios siempre se cumplen.

¡Con qué tierna compasión informó Dios a su pueblo cautivo acerca de sus planes para Israel! Sabía que si éste se dejaba persuadir por los falsos profetas a esperar una pronta liberación, su posición en Babilonia resultaría muy difícil. Cualquier demostración o insurrección de su parte despertaría la vigilancia y la severidad de las autoridades caldeas, y acarrearía una mayor restricción de sus libertades. De ello resultarían sufrimientos y desastres. El deseaba que se sometiesen a su suerte e hiciesen tan placentera como fuese posible su servidumbre; de manera que el consejo que les daba era: “Edificad casas, y morad; y plantad huertos, y comed del fruto de ellos. … Y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice traspasar, y rogad por ella a Jehová; porque en su paz tendréis vosotros paz” (Jeremías 29: 5-7) (Profetas y reyes, {PR}, p. 325).

Somos demasiado faltos de fe. ¡Oh, cómo desearía que pudiera inducir a nuestros hermanos a tener fe en Dios! No deben creer que a fin de ejercer fe deben ser acicateados hasta llegar a un alto grado de excitación. Todo lo que tienen que hacer es creer en la Palabra de Dios, así como creen en lo que dicen uno al otro. El lo ha dicho, y cumplirá su Palabra. Dependa Ud. tranquilamente de las promesas de Dios, porque él quiere decir precisamente lo que dice. Diga: El me ha hablado en su Palabra, y cumplirá cada promesa que ha hecho. No os volváis impacientes. Confiad. La Palabra de Dios es fiel. Proceded como si pudierais confiar en vuestro Padre celestial (Mensajes selectos, {1MS}, t. 1, pp. 96, 97).

“Si puedes creer, al que cree todo es posible” (Marcos 9:23). La fe nos une con el cielo y nos da fuerza para contender con las potestades de las tinieblas. Dios ha provisto en Cristo los medios para contrarrestar toda malicia y resistir toda tentación, por fuerte que sea. Pero muchos sienten que les falta la fe, y por eso permanecen apartados de Cristo. Arrójense estas almas, conscientes de su desesperada indignidad, en los brazos misericordiosos de su compasivo Salvador. No miren a sí mismas, sino a Cristo. El que sanó a los enfermos y echó fuera los demonios cuando andaba con los hombres, sigue siendo el mismo poderoso Redentor. Echad mano, pues, de sus promesas como de las hojas del árbol de la vida: “Al que a mí viene, no le echo fuera” (Juan 6:37). Al acudir a él, creed que os acepta, pues así lo prometió. Nunca pereceréis si así lo hacéis, nunca (El ministerio de curación, {MC}, pp. 42, 43).

Es una gran satisfacción tener conciencia de que los ojos del Señor velan sobre nosotros y que sus oídos están dispuestos a escuchar nuestras oraciones. Saber que tenemos un Amigo infalible a quien podemos confiar todos los secretos del alma, es un privilegio inexplicable.

Los hombres y las mujeres que gocen de la religión de Jesucristo no serán personas inquietas, descontentas, variables; la paz de Cristo en el corazón conferirá solidez de carácter.

No debéis permitir que nada os robe la paz, la serenidad y la seguridad de que sois aceptos ahora mismo. Apropiaos de cada promesa; todas son vuestras con la condición de que cumpláis los términos prescriptos por el Señor. El secreto del perfecto descanso en su amor es renunciar a todos nuestros caminos, que parecen tan sabios, y seguir los de Cristo.

El alma consagrada al servicio de Cristo tiene una paz que el mundo no puede dar ni quitar (Mi vida hoy, p. 181).

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Miércoles 14 de octubre // Lección 3____________________________

AL FINAL DE UN CALLEJÓN SIN SALIDA

Lee 2 Crónicas 36:11 al 14. ¿Qué nos dicen estos versículos acerca del último rey de Judá antes de la destrucción final de la nación? ¿Qué principios espirituales de apostasía se revelan en estos textos?

11 De veintiún años era Sedequías cuando comenzó a reinar, y once años reinó en Jerusalén. 12 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová su Dios, y no se humilló delante del profeta Jeremías, que le hablaba de parte de Jehová. 13 Se rebeló asimismo contra Nabucodonosor, al cual había jurado por Dios; y endureció su cerviz, y obstinó su corazón para no volverse a Jehová el Dios de Israel. 14 También todos los principales sacerdotes, y el pueblo, aumentaron la iniquidad, siguiendo todas las abominaciones de las naciones, y contaminando la casa de Jehová, la cual él había santificado en Jerusalén. 15 Y Jehová el Dios de sus padres envió constantemente palabra a ellos por medio de sus mensajeros, porque él tenía misericordia de su pueblo y de su habitación. 16 Mas ellos hacían escarnio de los mensajeros de Dios, y menospreciaban sus palabras, burlándose de sus profetas, hasta que subió la ira de Jehová contra su pueblo, y no hubo ya remedio. 2 Crónicas 36

Sedecías (también conocido como Matanías) tomó el trono a la edad de 21 años, puesto allí por Nabucodonosor como rey títere. Tristemente, como dice el texto, él no había aprendido muchas lecciones de lo que había ocurrido antes con los reyes previos y, como resultado, trajo una ruina aún mayor a la nación.

En 2 Crónicas 36:14 se afirma algo muy profundo, un punto que de muchas formas está en el corazón de su apostasía. En medio de la lista de todos los males cometidos bajo el reinado de Sedecías, se dice que Judá estaba “siguiendo todas las abominaciones” de los paganos.

¿Podría ser este un mensaje para nosotros?

Lee Jeremías 38:14 al 18. ¿Qué le preguntó el Rey a Jeremías, y por qué?

14 Después envió el rey Sedequías, e hizo traer al profeta Jeremías a su presencia, en la tercera entrada de la casa de Jehová. Y dijo el rey a Jeremías: Te haré una pregunta; no me encubras ninguna cosa. 15 Y Jeremías dijo a Sedequías: Si te lo declarare, ¿no es verdad que me matarás? y si te diere consejo, no me escucharás. 16 Y juró el rey Sedequías en secreto a Jeremías, diciendo: Vive Jehová que nos hizo esta alma, que no te mataré, ni te entregaré en mano de estos varones que buscan tu vida. 17 Entonces dijo Jeremías a Sedequías: Así ha dicho Jehová Dios de los ejércitos, Dios de Israel: Si te entregas en seguida a los príncipes del rey de Babilonia, tu alma vivirá, y esta ciudad no será puesta a fuego, y vivirás tú y tu casa. 18 Pero si no te entregas a los príncipes del rey de Babilonia, esta ciudad será entregada en mano de los caldeos, y la pondrán a fuego, y tú no escaparás de sus manos. Jeremías 38

Dios había dejado claro en muchas ocasiones que la nación debía someterse al gobierno de Babilonia, que esta conquista era el castigo por su iniquidad. Sin embargo, Sedecías rehusó escuchar, y formó una alianza militar contra Nabucodonosor. Israel se apoyó fuertemente en la esperanza de una victoria militar con Egipto. Pero, Nabucodonosor obtuvo la victoria sobre el ejército del faraón en el año 597 a.C. Esta derrota selló permanentemente la suerte de Jerusalén y la nación. A pesar de las numerosas oportunidades para arrepentirse, reformarse, reanimarse, Judá rehusó hacerlo.

Nosotros, como iglesia, hemos sido llamados a proclamar al mundo un mensaje que nadie está proclamando. De muchos modos esto es muy similar a lo que Judá debía hacer. ¿Qué lecciones debemos aprender nosotros de sus errores?

«…hasta que subió la ira de Jehová contra su pueblo, y no hubo ya remedio…»

La expresión «…y no hubo ya remedio…» contiene tres factores o tres verdades muy importantes:
1-Que por lo menos alguna vez en la vida, el remedio existió por un tiempo
2-Que el remedio se uso por un largo período de tiempo
3-Que el remedio se terminó en algún momento determinado
La vida entera consiste en un remedio:
-Nuestro remedio vino de parte de Dios por medio de nuestros Señor Jesucristo
-Toda la providencia divina es un constante remedio para la enfermedad del pecado
-Todos cargamos el antídoto para contrarrestar el mal, y es una conciencia mientras ésta no sea silenciada
Dios retiró el remedio para el pueblo de Israel.  Pareciera que muchas veces hay tanto pecados, que ya no hay oportunidad para mas perdón; pero en el campo espiritual esto no trabaja así, el remedio es quitado no por que Dios ya no quiera perdonar mas al pecador, sino por que el pecador ya no tienen el pensamiento o el deseo de buscar el perdón. El remedio no es quitado por Dios, si no por nosotros mismos. No es que Dios ya no nos quiere salvar, si no que a nosotros no nos importa mas la salvación.

No siempre las cosas que se ven grandes son las mas grandes, ni las cosas que se ven pequeñas son las mas pequeñas. Posiblemente la conquista de Judá no fue la mas grande hazaña militar para Nabucodonosor, posiblemente fue una de las mas insignificantes de todas sus conquistas; pero la conquista de Judá ha sido la que le ha dado nombre a Nabucodonosor y ha mantenido el recuerdo de su nombre en la mente de los religiosos ya por varios milenios. Judá era una pequeña franja de tierra localizada entre el desierto y el mar, sus habitantes eran realmente pocos, pero la pequeña Judá así como la pequeña Grecia siempre se han mantenido en el pensamiento del hombre. La caída de Judá nos muestra su pecado y su castigo, nos muestra la desgracia que el hombre consigue cuando va en contra de Dios y de sus ordenes.

12 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová su Dios, y no se humilló delante del profeta Jeremías, que le hablaba de parte de Jehová. 13 Se rebeló asimismo contra Nabucodonosor, al cual había jurado por Dios; y endureció su cerviz, y obstinó su corazón para no volverse a Jehová el Dios de Israel.

Las acusaciones en contra de Sedequías son varias, pero todas ellas le pertenecen al pecado de la rebelión: rebelión contra Dios, rebelión contra su profeta y rebelión contra Nabucodonosor.

El hábito de la rebelión:

1-Los hábitos se logran hacer muy fácilmente. Nunca se consiguen de la noche a la mañana, se consiguen a través de pequeños pasos que nuca se hecha de ver.

2-Los hábitos crecen fuertemente. Cada paso que se da en un hábito, se planta de una manera muy firme. Cada vez que una acción se repite, ésta acción se vuelve más fácil, y el hábito hecha raíces profundas en el alma del humano. 

3-Los hábitos son muy difíciles de erradicar, ellos llegan a ser parte de la naturaleza humana

Nabucodonosor había hecho jurar a Sedequías lealtad para él, bajo juramento divino. En el juramento se había tomado la autoridad mas alta  como testigo, que era Dios mismo. Ahora Sedequías irrespeta ese juramento hecho en el nombre de Dios, y da a conocer realmente su deformado carácter y su irrespeto para el Dios de la nación hebrea. Hay que recordar que ya Nabucodonosor había experimentado la grandeza del Dios verdadero, con los jóvenes hebreos y especialmente con Daniel. La mayoría de sucesos grandiosos que están escritos en el libro de Daniel, como la liberación del horno de fuego, el sueño de Nabucodonosor y la interpretación de Daniel, ya había sucedido para éste tiempo. Por lo tanto Nabucodonosor tenía un gran respeto, y una gran estima y veneración para el Dios verdadero que era el Dios de Israel.
Ahora se da cuenta del verdadero estado religioso de los dirigentes de Israel. Cuando Sedequías se reveló contra Nabucodonosor, aún habiendo jurado por el Dios de Israel, Nabucodonosor no solamente es traicionado, si no que se indignó de ver el irrespeto y el valor que tenían los judíos de ir en contra de su propio Dios. Eso sella la suerte del mundo judío y del rey Sedequías, donde se terminó destruyendo Jerusalén y el hermoso templo que fuera construido por Salomón,  esto sucedió en la tercera campaña militar de Nabucodonosor, donde él mantuvo asediada la ciudad de Jerusalén por año y medio. 

Con lágrimas, rogó Jeremías a Sedequías que se salvase a sí mismo y a su pueblo. Con espíritu angustiado, le aseguró que a menos que escuchase el consejo de Dios, no escaparía con la vida, y todos sus bienes caerían en manos de los babilonios. Pero el rey se había encaminado erróneamente, y no quería retroceder. Decidió seguir el consejo de los falsos profetas y de los hombres a quienes despreciaba en realidad, y que ridiculizaban su debilidad al ceder con tanta facilidad a sus deseos. Sacrificó la noble libertad de su virilidad, y se transformó en abyecto esclavo de la opinión pública. Aunque no tenía el propósito fijo de hacer lo malo, carecía de resolución para declararse firmemente por lo recto. Aunque convencido del valor que tenía el consejo dado por Jeremías, no tenía energía moral para obedecer; y como consecuencia siguió avanzando en la mala dirección (Profetas y reyes, {PR}, p. 337).

La nación judía está ante nosotros como un ejemplo del agotamiento de la vasta paciencia de Dios. Con la destrucción de Jerusalén se simboliza la destrucción del mundo. Los labios del que siempre pronunciaba bendiciones sobre los arrepentidos y animaba a los pobres y dolientes; y proporcionaba alegría a los humildes, pronunciaron una maldición sobre las personas a quienes él había presentado la luz pero que no quisieron apreciarla ni aceptarla. Él declaró a aquellos que pensaban evadir la clara y distinta Palabra de Dios, y albergaban tradiciones humanas, que serían hallados culpables de toda la sangre de los profetas que habían sido muertos desde el principio del mundo.

Vez tras vez Dios reprendió a los judíos por su conducta impía, mediante severos castigos; pero ellos lo provocaron con sus obras de impiedad al menospreciar la ley del Señor de los ejércitos, y finalmente, al negar reverencia a su Hijo unigénito. Cada siglo de transgresiones atesoró ira para el día de la ira. Jesús instó a la obstinada e impenitente nación a que llenara la medida de su iniquidad. Sus obras impías no fueron olvidadas ni pasadas por alto. Cuando el tiempo del juicio retributivo llegó a su plenitud, salió la orden desde el lugar sagrado del Altísimo para que se defendiera el honor de Dios y se magnificara su ley (Comentario bíblico adventista, {BC3}, t. 3, p. 1151).

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Lección 3 // Jueves 15 de octubre______________________________

EL REMANENTE

¿Qué pasó con Israel y Jerusalén después de rechazar el mensaje de Dios? Jer. 39:8, 9.

Y los caldeos pusieron a fuego la casa del rey y las casas del pueblo, y derribaron los muros de Jerusalén. Y al resto del pueblo que había quedado en la ciudad, y a los que se habían adherido a él, con todo el resto del pueblo que había quedado, Nabuzaradán capitán de la guardia los transportó a Babilonia. Jeremías 39

Todo lo que Dios había advertido que les sucedería fue exactamente lo que ocurrió. Por más que ellos no quisieron creer las advertencias, ciertamente las creyeron después de que ocurrieron. ¿Quién no ha experimentado algo similar en el ámbito personal? Dios nos advierte que no hagamos esto pues sucederá lo otro, pero lo hacemos igual y, claro, sucede lo que se nos dijo que ocurriría.

¿Qué mensaje se encuentra en Jeremías 23:2 al 8? ¿Qué esperanza se le dio al pueblo?

Por tanto, así ha dicho Jehová Dios de Israel a los pastores que apacientan mi pueblo: Vosotros dispersasteis mis ovejas, y las espantasteis, y no las habéis cuidado. He aquí que yo castigo la maldad de vuestras obras, dice Jehová. Y yo mismo recogeré el remanente de mis ovejas de todas las tierras adonde las eché, y las haré volver a sus moradas; y crecerán y se multiplicarán. Y pondré sobre ellas pastores que las apacienten; y no temerán más, ni se amedrentarán, ni serán menoscabadas, dice Jehová. He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra. En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este será su nombre con el cual le llamarán: Jehová, justicia nuestra. Por tanto, he aquí que vienen días, dice Jehová, en que no dirán más: Vive Jehová que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra de Egipto, sino: Vive Jehová que hizo subir y trajo la descendencia de la casa de Israel de tierra del norte, y de todas las tierras adonde yo los había echado; y habitarán en su tierra. Jeremías 23

Desde la perspectiva humana, todo parecía perdido: su nación yacía en ruinas, su templo fue destruido, sus gobernantes fueron al exilio y estaban cautivos, y la ciudad de Jerusalén era un montón de piedras. La nación judía y el pueblo judío debían haber desaparecido de la historia en ese momento, como tantas otras naciones sufrieron precisamente eso.

No obstante, Dios tenía otros planes, y en los versículos indicados arriba (y en muchos otros) les dio la esperanza de que no todo estaba perdido, sino que un remanente permanecería, y volvería y, por medio de él, las promesas se cumplirían. Es decir, en medio de todas las advertencias de castigo y destrucción, los profetas también le dieron al pueblo su única esperanza.

“Los sombríos años de destrucción y muerte que señalaron el fin del reino de Judá habrían hecho desesperar al corazón más valeroso de no haber sido por las palabras de aliento contenidas en las expresiones proféticas emitidas por los mensajeros de Dios. Mediante Jeremías en Jerusalén, mediante Daniel en la corte de Babilonia y mediante Ezequiel a orillas del Chebar, el Señor, en su misericordia, aclaró su propósito eterno y dio seguridades acerca de su voluntad de cumplir para su pueblo escogido las promesas registradas en los escritos de Moisés. Con toda certidumbre realizaría lo que había dicho que haría en favor de aquellos que le fuesen fieles. ‘La palabra de Dios […] vive y permanece para siempre’ (1 Ped. 1:23)” (PR 342).

En el fin del tiempo se levantarán personas que crearán confusión y rebelión entre el pueblo que profesa obedecer la ley de Dios. Pero tan ciertamente como cayeron los castigos divinos sobre los falsos profetas en los días de Jeremías, con la misma seguridad los obradores de iniquidad de hoy recibirán una medida completa de castigo, pues el Señor no ha cambiado. Los que profetizan mentiras animan a los hombres a que consideren livianamente el pecado. Pero cuando se manifiestan los terribles resultados de sus malos actos, procuran si es posible, que aparezca como responsable de sus dificultades el que los ha amonestado fielmente, así como los judíos culparon a Jeremías de sus desgracias.

Los que marchan por el camino de rebelión contra el Señor, siempre pueden encontrar falsos profetas que justifiquen sus actos y los adulen para su propia destrucción. Con frecuencia las palabras mentirosas ganan muchos amigos, como lo ejemplifica el caso de estos falsos maestros entre los israelitas. Estos llamados profetas, en su celo fingido por el Señor ganaron muchos más creyentes y seguidores que los verdaderos profetas que daban el sencillo mensaje del Señor (Comentario bíblico adventista, {BC4}, t. 4, pp. 1180).

Así las profecías de los juicios venideros llegaban mezcladas con promesas de una gloriosa liberación final. Los que decidiesen hacer su paz con Dios, y vivir en santidad en medio de la apostasía prevaleciente, recibirían fuerza para cada prueba, y serían habilitados para testificar por él con gran poder. Y en los siglos venideros la liberación obrada en su favor excedería por su fama la realizada para los hijos de Israel en tiempo del éxodo. Llegarían días, declaró el Señor por su profeta, cuando no dirían “más: Vive Jehová que hizo subir los hijos de Israel de la tierra de Egipto; sino: Vive Jehová que hizo subir y trajo la simiente de la casa de Israel de tierra del aquilón, y de todas las tierras adonde los había yo echado; y habitarán en su tierra” (Jeremías 23: 7, 8). Tales eran las admirables profecías expresadas por Jeremías durante los años finales de la historia del reino de Judá, cuando los babilonios ascendían al gobierno universal, y ya reunían sus ejércitos sitiadores contra los muros de Sión.

Como la música más dulce, estas promesas de liberación caían en oídos de aquellos que eran firmes en su adoración de Jehová. En los hogares de encumbrados y humildes, donde los consejos de un Dios observador del pacto seguían siendo objeto de reverencia, las palabras del profeta se repetían una y otra vez. Los niños mismos se conmovían hondamente y en sus mentes juveniles y receptivas se hacían impresiones duraderas (Profetas y reyes, {PR}, p. 315).

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Viernes 16 de octubre // Lección 3______________________________

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “Durante los años finales de la apostasía de Judá, las exhortaciones de los profetas parecían tener poco efecto; y cuando los ejércitos de los caldeos vinieron por tercera y última vez para sitiar a Jerusalén, la esperanza abandonó todo corazón. Jeremías predijo la ruina completa; y porque insistía en la rendición se lo arrojó finalmente a la cárcel. Pero Dios no abandonó a la desesperación completa al fiel residuo que quedaba en la ciudad. Aun mientras los que despreciaban sus mensajes lo vigilaban estrechamente, Jeremías recibió nuevas revelaciones concernientes a la voluntad del Cielo para perdonar y salvar, y ellas han sido desde aquellos tiempos hasta los nuestros una fuente inagotable de consuelo para la iglesia de Dios” (PR 343, 344).

Considera la frase “la voluntad del Cielo para perdonar y salvar”. Piensa en todas las formas en que se nos ha mostrado esta voluntad. Tenemos la Palabra de Dios, que nos revela el plan de salvación. Se nos han dado los escritos dirigidos por el Espíritu de profecía, un don maravilloso. ¿Cuáles son otras maneras en que vemos “la voluntad del Cielo de perdonar y salvar?”

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. “[El pueblo dijo] al profeta Jeremías: ‘Acepta ahora nuestro ruego delante de ti, y ruega por nosotros a Jehová tu Dios por todo este resto (pues de muchos hemos quedado unos pocos)” (Jer. 42:2). ¿Qué enseña este versículo, y lo que leímos en Jeremías 23:3, acerca del tema del remanente en Jeremías?
  2. Es tan fácil, desde nuestra perspectiva, mirar hacia atrás, a la historia sagrada, y ver todas las fallas y faltas y deficiencias espirituales del pueblo de Dios de la antigüedad. Y debemos hacerlo, pues se nos dijo que estas historias fueron escritas como ejemplos para nosotros (1 Cor. 10:11). Lo triste es que muchas de esas personas en aquel tiempo, en su propio contexto y cultura, pensaban que estaban haciendo lo correcto, que estaban bien con Dios. ¿Qué advertencia debe darnos esto a nosotros, acerca de cuán ciegos podemos ser respecto de nuestra verdadera condición espiritual? ¿De qué maneras podemos afrontar esa verdadera condición espiritual? ¿Por qué debemos mantener la Cruz como el centro de ese proceso? ¿Qué nos sucedería si no la mantenemos en el centro de nuestra vida espiritual?

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Este es un estudio serio para los maestros de Escuela Sabática. Si usted es una persona que le gusta la lectura, y profundizar en temas religiosos, este es el lugar para usted.

Este material no reemplaza el estudio de la Escuela Sabática; para comprender este material usted tiene que haber estudiado la lección de Escuela Sabática.
Este material es libre para ser copiado, compartido y distribuido. En este documento no hay nada una nueva luz, ni doctrinas nuevas, todo lo que aquí le presentamos está escrito en la Biblia, Lección de Escuela Sabática, Espíritu de Profecía, Comentarios Bíblicos, diccionarios religiosos y seculares, libros de historia y ciencia, enciclopedias, temas e ilustraciones. Nuestro trabajo aquí en 7Day Radio es poner juntos esos pensamientos esperando que usted pueda comprender mejor la lección. Este documento es subido al «INTERNET» todos los días Domingos a las  6 de la mañana, hora de Madrid, España; 12:00 AM hora del este de los Estados Unidos de Norte América.
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Escrito por: Tony García.
Este documento es una cortesía de 7day Media Group.
“One World – One Dream”
Madrid, España 2015

5 pensamientos en “LECCIÓN 3 – LOS ÚLTIMOS CINCO REYES DE JUDÁ – PARA EL 17 DE OCTUBRE DE 2015

  1. Muchas gracias de nuevo, el estudio junto con el material auxiliar me parecen excelentes.

  2. gracias hermano por la lección, Dios te bendiga grandemente en sabiduría. saludos

    Date: Sat, 10 Oct 2015 19:00:21 +0000
    To: gina_avel@hotmail.com

  3. Felicitacionesl, estan prestando un buen servicio con todo el material y el adicional

  4. Querido Hermano Tony: Sabia que nuestros habitos se pueden ver debajo de un microscopio? Y no estoy hablando figurativamente sino literalmente.En las sinapsis (coneccion de una neurona con otra) se liberan quimicos (neurotrasmisores) cada vez que se hace una accion o pensamiento, y esos quimicos cuando la accion es repetida( habitos) dejan huellas que es IMPOSIBLE borrar (hablando anatomicamente) . Pero GRACIAS DOY A JESUCRISTO! porque se pueden formar nuevos habitos (buenos habitos) . Interesante verdad?

  5. Desde Puerto Rico le saludo y agradezco a Dios grandemente por la ayuda que estas lecciones me son a mí personalmente y el poder compartirlas con la clase de Escuela Sabática. Dios les bendiga por ese gran esfuerzo que hacen.

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