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Lección 1 – EL EVANGELIO DE PATMOS – Para el 5 de enero de 2019

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Lección 1: Para el 5 de enero de 2019

EL EVANGELIO DE PATMOS

Sábado 29 de diciembre________________________________________________________

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Apocalipsis 1:1-8; Juan 14:1-3; Deuteronomio 29:29; Juan 14:29; Romanos 1:7; Filipenses 3:20; Daniel 7:13, 14.

PARA MEMORIZAR:

“Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca” (Apoc. 1:3).

Las profecías de Apocalipsis le fueron reveladas en visión al apóstol Juan hace más de 19 siglos, durante su exilio en una islita rocosa del mar Egeo conocida como Patmos (Apoc. 1:9). Apocalipsis 1:3 pronuncia una bendición sobre quienes leen el libro, escuchan y obedecen sus enseñanzas (cf. Luc. 6:47, 48). Este versículo se refiere a la congregación reunida en la iglesia para escuchar los mensajes. Sin embargo, no solo son bendecidos por leer o escuchar, sino también por obedecer las palabras del libro (ver Apoc. 22:7).

Las profecías de Apocalipsis son una expresión del cuidado de Dios por su pueblo. Nos señalan la brevedad y la fragilidad de esta vida, la salvación en Jesús y nuestro llamado a difundir el evangelio.

Las profecías bíblicas son como una lámpara que brilla en un lugar oscuro (2 Ped. 1:19). Tienen por objeto proporcionar una guía para nuestra vida actual y esperanza para nuestro futuro. Necesitaremos esta guía profética hasta la venida de Cristo y el establecimiento del Reino eterno de Dios.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Cuando los libros de Daniel y Apocalipsis sean mejor entendidos, los creyentes tendrán una experiencia religiosa completamente distinta. Recibirán tales vislumbres de los portales abiertos del cielo que se les grabará en la mente y el corazón el carácter que todos deben desarrollar a fin de comprender la bendición que será la recompensa de los de corazón puro.

El Señor bendecirá a todos los que con humildad y mansedumbre traten de comprender lo que se revela en el Apocalipsis. Este libro presenta en forma tan vívida escenas de inmortalidad y está tan lleno de gloria que todos los que lo lean y escudriñen con fervor recibirán la bendición prometida a aquellos que “oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas”.

Una cosa se comprenderá con certeza por el estudio del Apocalipsis: que la relación entre Dios y su pueblo es estrecha e inequívoca.

Dediquemos más tiempo al estudio de la Biblia. No entendemos la Palabra como deberíamos. El libro del Apocalipsis se inicia con una orden a entender la instrucción que contiene… Cuando… comprendamos lo que significa este libro para nosotros, se verá entre nosotros un gran reavivamiento (Testimonios para los ministros, {TM}, pp. 113, 114).

La emocionante verdad que ha estado sonando en nuestros oídos por muchos años, “el Señor está cerca; estad preparados”, no es menos cierta hoy que cuando primero oímos el mensaje. Están en juego en esto los intereses más preciados de la iglesia y del pueblo de Dios, y el destino de un mundo impenitente e impío, para este tiempo y la eternidad. Todos vamos encaminados hacia el juicio…

Estos eventos trascendentales están cercanos, pero muchos de los que profesan la verdad están dormidos. Si permanecen en su posición actual de amistad con el mundo, seguramente serán contados con el siervo infiel que dijo en su corazón, “Mi Señor se tarda en venir”. Sólo para los que aguardan con esperanza y fe Cristo aparecerá sin pecado para salvación. Muchos poseen la teoría de la verdad pero no conocen el poder de la santidad. Si la palabra de Dios morara en el corazón, controlaría la vida. La fe, la pureza y la conformidad con la voluntad de Dios darían testimonio de su poder santificador (Testimonios para la iglesia, {5TI}, t. 5, p. 14).

Debemos apreciar y cultivar la fe acerca de la cual testificaron los profetas y los apóstoles, la fe que echa mano de las promesas de Dios y aguarda la liberación que ha de venir en el tiempo y de la manera que él señaló. La segura palabra profética tendrá su cumplimiento final en el glorioso advenimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, como Rey de reyes y Señor de señores. El tiempo de espera puede parecer largo; el alma puede estar oprimida por circunstancias desalentadoras; pueden caer al lado del camino muchos de aquellos en quienes se puso confianza; pero con el profeta que procuró alentar a Judá en un tiempo de apostasía sin parangón, declaremos con confianza: “Jehová está en su santo templo: calle delante de él toda la tierra.” Habacuc 2:20 (Profetas y reyes, {PR}, p. 286).

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Lección 1 | Domingo 30 de diciembre_________________________________________

EL TITULO DEL LIBRO

Lee Apocalipsis 1:1 y 2. ¿Cuál es la importancia del título completo del libro? ¿Qué  nos dice el título acerca de quién es su personaje central?

Apocalipsis 1:1-2

1 La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan, que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto.

Apocalipsis 1:1 indica que el título del libro es “La revelación de Jesucristo”. La palabra revelación proviene de la palabra griega apokalupsis (apocalipsis), que significa “descubrir”, o “develar”. Apocalipsis es una develación de Jesucristo; es de Jesús y acerca de él. Si bien precedió de Dios a través de Jesucristo (ver Apoc. 22:16), el libro testifica que Jesús también es el centro de sus contenidos. Apocalipsis es una autorrevelación para su pueblo y una expresión de su cuidado hacia él.

Jesús es la figura central de Apocalipsis. El libro comienza con él (1:5-8) y concluye con él (22:12-16). “Dejen que hable Daniel, dejen que hable Apocalipsis, y que ellos digan qué es verdad. Pero, sea cual fuere el aspecto del tema que se presente, ensalcen a Jesús como el centro de toda esperanza, ‘la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana’ ” (TM 118).

Además, el Jesús de Apocalipsis es el Jesús de los cuatro evangelios. Apocalipsis prosigue con la descripción de Jesús y su obra de salvación en favor de su pueblo según se lo describe inicialmente en los evangelios. El libro de Apocalipsis se enfoca en diferentes aspectos de su existencia y su ministerio. En esencia, comienza donde terminan los evangelios, con la resurrección de Jesús y su ascensión al cielo.

Junto con la Epístola a los Hebreos, Apocalipsis enfatiza el ministerio celestial de Jesús. Muestra que después de su ascensión Jesús asumió su ministerio real y sacerdotal en el Santuario celestial. Sin Apocalipsis (ni Hebreos), nuestro conocimiento del ministerio sumosacerdotal de Cristo en favor de su pueblo sería muy limitado. Y, con todo, además de Hebreos, Apocalipsis nos aporta un enfoque único del ministerio de Jesucristo en nuestro favor.

Lee Juan 14:1 al 3. ¿En qué medida esta amplia promesa nos ayuda a entender mejor lo que Jesús está haciendo por nosotros en el cielo en este momento? ¿Qué esperanza podemos obtener de esta maravillosa promesa?

Juan 14:1-3

1 No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.

COMENTARIO DE LA LECCIÓN

La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan, (Apocalipsis 1: 1)

“La revelación de Jesucristo”

El sagrado libro de estudio para este trimestre es llamado apocalipsis o revelación, pero el título entero del libro no es solamente “revelación” sino que la “revelación de Jesucristo”

El libro nos habla de Jesucristo como Salvador, como Mediador, como Enmanuel, como Dios-Hombre, y nos habla de su alta capacidad divina para ser el Maestro, el Profeta y el Fundador de la iglesia cristiana, en este mundo.

Sin revelación no hay esperanza, sin esperanza no hay paz a la hora de morir, ni tampoco seguridad para el día de la resurrección.

Juan, fue el escritor de este libro, pero su autor es Jesucristo. Fue Jesucristo quien entregó su revelación a Juan, fue Jesucristo quien dictó el mensaje a las siete iglesias, fue Cristo quien abrió los siete sellos, fue Cristo quien reveló los sufrimientos de la iglesia, fue cristo quien ha ofrecido oración por sus santos, es la sangre de Cristo que redime al pecador, es Jesucristo quien ha vencido la muerte en el día de su resurrección y la volverá a vencer en el día de nuestra resurrección, es Jesucristo el gran Vencedor al final de la historia del pecado en este mundo.

La palabra “revelación o apocalipsis” solamente es mencionada una vez fuera del libro de apocalipsis, y la podemos encontrar en Marcos 2 que dice:

27 Y movido por el Espíritu, vino al templo. Y cuando los padres del niño Jesús lo trajeron al templo, para hacer por él conforme al rito de la ley, 28 él le tomó en sus brazos, y bendijo a Dios, diciendo:  29 Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, Conforme a tu palabra; 30 Porque han visto mis ojos tu salvación, 31 La cual has preparado en presencia de todos los pueblos; 32 Luz para revelación a los gentiles, Y gloria de tu pueblo Israel.”

Estas fueron palabras proféticas que pronunció Simeón cuando presentaron a Jesús en el templo. Interesantemente el nombre de apocalipsis o revelación está íntimamente relacionado con el nombre de Jesucristo.

Ha sido el Padre quien nos ha dado el libro del apocalipsis, ya sea en forma de un libro o en forma de una personas; el versículo 32 dice que Jesucristo es la revelación o el apocalipsis para el mundo gentil, en este caso el apocalipsis nos fue entregado de parte del Padre en forma de hombre.

El libro de apocalipsis incluye el principio y la finalización de la historia de la tierra, también incluye la revelación de una persona; solo una persona puede ser el Alfa y Omega, el Creador y el Redentor, el testimonio de la iglesia y el espíritu de profecía.

 

La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan (Apocalipsis 1: 1)

Fue el Padre quien dio todo el libro de apocalipsis al Hijo, el Hijo lo entregó a su siervo Juan por medio de un ángel, y su siervo Juan, a todos nosotros.

El libro de apocalipsis nos revela su origen; Es la Palabra de Dios dada por inspiración divina e investida con autoridad divina.

El libro de apocalipsis nos revela a su Autor: “El gran Yo Soy” a Jesucristo mismo, quien es la suma y la sustancia del glorioso mensaje que predicamos

El libro de apocalipsis nos revela su naturaleza: Es la manifestación del carácter, los consejos, la sabiduría, y las ordenanzas de Dios, el Padre.

El libro de apocalipsis nos revela su objetivo: Es el gran plan de misericordia del Padre para salvar a la humanidad, por medio de su Hijo, Jesucristo

El libro de apocalipsis nos revela su propósito: Remover al pecado, al pecador y al originador del pecado de este mundo, de una vez para siempre.

El libro de apocalipsis nos revela el final: La victoria y vindicación total de Cristo, Dueño y Propietario de los misterios y oráculos divinos, Creador, Sustentador, Salvador y Redentor de “este mundo y los que en el habitan” (Salmos 24: 1)

“…para manifestar a sus siervos”

Estas palabras no fueron entregadas a los altaneros, a los de espíritus ambiciosos, a los sedientos de fama, a los integrantes de las altas clases sociales.

Tampoco fueron entregadas estas palabras a ningún rey en virtud de su linaje, ni a ningún guerrero en virtud de sus victorias, ni a ningún intelectual en virtud de su conocimiento, ni a ningún empresario en virtud de su riesgo, ciencia o industria, ni a ninguna persona en virtud de su raza.

Estas palabras fueron entregadas a los humildes, a los pobres de espíritu, a los de corazón puro, a los siervos de Dios.

Estas palabras son dadas a todos aquellos que a pesar que no pueden poseer una mente diestra en las ciencias terrenales, tiene una mente profunda en los pensamientos divinos, que son pensamientos mucho mas grandes, profundos, y sublimes, que los pensamientos terrenales.

Estas palabras son dadas a los buenos y a los santos; ya que los santos siempre están en armonía con Dios, ya que los santos siempre viven bajo la influencia de las revelaciones divinas, ya que los santos siempre son fieles a las revelaciones divinas.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Una voz le habló [a Juan] con tonos claros y distintos, y le dijo: “Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin”. Dio media vuelta y contempló a su Maestro, con quien había caminado y conversado en Judea y sobre cuyo pecho se había recostado…

Pero, ¡oh, cómo había cambiado la apariencia del Señor! Juan lo había visto vestido con viejo manto de púrpura y coronado de espinas. Ahora estaba vestido con un ropaje de brillo celestial y ceñido con un cinto de oro…

Había pasado medio siglo desde que Jesús ascendió para presentar a su iglesia delante de Dios y para preparar mansiones para sus fieles. Todavía amaba a su pueblo, pues vino a su anciano siervo para revelar los planes de Dios para el futuro (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, {7BC}, t. 7, p. 966).

Al acercarnos al fin de la historia de este mundo, las profecías que se relacionan con los últimos días requieren en forma especial nuestro estudio. El último libro del Nuevo Testamento está lleno de verdades que necesitamos entender…

“Esta empero es la vida eterna—dice Cristo—: que te conozcan el solo Dios verdadero, y a Jesucristo, al cual has enviado”. ¿Por qué es que no comprendemos el valor de este conocimiento? ¿Por qué no arden estas preciosas verdades en nuestro corazón? ¿Por qué no hacen temblar nuestros labios y penetran todo nuestro ser?…

Mientras uno se espacie en la vida de Cristo y el carácter de su misión, rayos de luz brillarán más distintamente con cada intento de descubrir la verdad. Cada nuevo estudio revelará algo más profundamente interesante que lo que ya ha sido desplegado. El tema es inagotable. El estudio de la encarnación de Cristo, su sacrificio expiatorio y su obra de mediación, embargarán la mente del estudiante diligente mientras dure el tiempo; y mirando al cielo con sus innumerables años, exclamará: “Grande es el misterio de la piedad” (Palabras de vida del gran Maestro, {PVGM}, p. 103).

“No se turbe vuestro corazón—dijo:—creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay: de otra manera os lo hubiera dicho: voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere, y os aparejare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo: para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis a dónde yo voy; y sabéis el camino.” Por causa vuestra vine al mundo. Estoy trabajando en vuestro favor. Cuando me vaya, seguiré trabajando anhelosamente por vosotros. Vine al mundo a revelarme a vosotros, para que creyeseis. Voy al Padre para cooperar con él en vuestro favor. El objeto de la partida de Cristo era lo opuesto de lo que temían los discípulos. No significaba una separación final. Iba a prepararles lugar, a fin de volver aquí mismo a buscarlos. Mientras les estuviese edificando mansiones, ellos habían de edificar un carácter conforme a la semejanza divina (El Deseado de todas las gentes, {DTG}, p. 617).

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Lunes 31 de diciembre | Lección 1_____________________________________________

EL PROPÓSITO DEL LIBRO

Apocalipsis 1:1 también nos indica que el propósito del libro es mostrar acontecimientos futuros, comenzando desde el momento en que se escribió el libro. Cualquiera que esté familiarizado con Apocalipsis notará que la predicción de los acontecimientos, tanto los que ya se han cumplido (al menos desde nuestra perspectiva actual) como los acontecimientos que todavía están en el futuro (nuevamente, desde nuestra visión actual), ocupan la mayor parte del contenido del libro.

El propósito principal de las profecías bíblicas es asegurarnos que, sin importar lo que nos depare el futuro, Dios está al mando. El libro de Apocalipsis hace justamente eso: nos garantiza que Jesucristo está con su pueblo a lo largo de toda la historia de este mundo y en sus alarmantes acontecimientos finales.

Por consiguiente, las profecías de Apocalipsis tienen dos propósitos prácticos: enseñarnos a vivir hoy y prepararnos para el futuro.

Lee Deuteronomio 29:29. ¿En qué medida este pasaje nos ayuda a entender por qué hay algunas cosas que no se nos revelan? Según este versículo, ¿cuál es el propósito de las cosas que sí se nos revelan? Es decir, ¿para qué se nos revelan? Ver, además, Apoc. 22:7.

Deuteronomio 29:29

29 Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley.

Apocalipsis 22:7

7 ¡¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro.

Las profecías de Apocalipsis sobre el tiempo del fin no se nos revelan para satisfacer nuestra curiosidad obsesiva sobre el futuro. El libro revela solo aquellos aspectos del futuro que es importante que conozcamos. Se revelan para impresionarnos sobre la seriedad de lo que sucederá, a fin de que nos demos cuenta de nuestra dependencia de Dios y en esa dependencia, le seamos obedientes.

Durante siglos ha habido mucha especulación y, aún más, sensacionalismo, alrededor de las enseñanzas sobre los acontecimientos del tiempo del fin. Quienes predijeron un fin inmediato han amasado fortunas amedrentando a la gente para que diera dinero a su ministerio porque el fin estaba cerca. Sin embargo, vez tras vez, el fin no llegó, y la gente se desilusionó y se desanimó. Al igual que con todas las cosas buenas que Dios nos ha dado, las profecías también pueden utilizarse indebidamente y malinterpretarse.

Lee Juan 14:29. ¿Qué principio sumamente importante podemos encontrar aquí en relación con la profecía?

Juan 14:29

29 Y ahora os lo he dicho antes que suceda, para que cuando suceda, creáis.

COMENTARIO DE LA LECCIÓN

“{para manifestar a sus siervos}… las cosas que deben suceder pronto…”

Cuando el Apocalipsis fue dado a Juan,  no era una manifestación del pasado, tampoco era una manifestación del presente que vivía el apóstol: eran profecías referentes al futuro, profecías que alcanzarían hasta nuestros días, sobrepasarían nuestros días, y llegarían a tocar los principios de la eternidad.  Por ello, es posible que el autor no comprendiera todo lo que se le reveló y que escribió con tanto celo.

La frase “deben suceder pronto” la ha causado mucho estrago a la humanidad comprenderlas en su plenitud. Después de que Juan terminó de escribir el libro de Apocalipsis, pasaron más de veinte años para la destrucción de Jerusalén, más de 200 años para terminar con Roma pagana; y hoy llevamos alrededor de 2,000 años esperando que ocurran las cosas que “deben suceder pronto.”

“Porque mil años delante de tus ojos son como el día de ayer, que pasó, como una de las vigilias de la noche.” (Salmo 90: 4)

Pero Jesucristo dijo estas palabras el día de ayer; apenas están por pasar dos vigilias de la noche, después de que estas palabras fueron dictadas, apenas estamos llegando a la medianoche. Mil años para Dios es como ayer. Mil años para Dios son como tres horas de la vigilia de una noche.

Dios no tiene prisa, Dios no se aburre, Dios  no se cansa, Dios no se enferma, Dios no envejece, Dios no muere: un millón de años en el calendario divino es apenas como una diminuta gota de rocío en el inmenso océano de la eternidad. Dios espera reunir el número de los salvos, con este número preciso reemplazará la gran población angelina caída, cuando se complete el número de los redimidos, las palabras que Cristo dijo hace unas cuantas horas atrás, se cumplirán al pie de la letra.

 

Se dice que el número siete es el número de la perfección, es el número de la plenitud o compleción y descubrimos que  en el libro de apocalipsis encontramos siete bendiciones:

1-    Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca. (Apocalipsis 1)

2-    ¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro. (Apocalipsis 22)

Éstas son dos bendiciones especiales tanto para el que lee, como para el que escucha las palabras del apocalipsis. 

Estas primeras dos bendiciones son parecidas, y tenemos que notar que la primera bendición la encontramos en el primer capítulo y la segunda bendición la encontramos en el último capitulo del libro; es decir que una está al principio y la otra está al final, de esto aprendemos que el libro de apocalipsis nos enseña de pasta a pasta, la urgencia que debe existir en nosotros en leer, escuchar y guardar las palabras de este libro.

La palabra leer puede abarcar al que enseña o lee la palabra de este libro en público, como también al que lee este libro en privado, para crecimiento y edificación personal.

La palabra oír puede implicar a todo aquel que está dispuesto a escuchar las enseñanzas de este libro, como también a aquel que está dispuesto a obedecer las palabras de este libro.

La expresión “guardar o mantener la palabra” abarca tanto a quien memoriza las enseñanzas del libro, como también aquel que las obedece.

¿Por qué existe una bendición tal?  Porque hay mucha gente que no quiere saber del libro de apocalipsis: a algunos les da pereza leerlo o escucharlo, otros se aburren cuando leen el libro, otras personas ni intentan estudiarlo porque consideran que es un libro misterioso y muy difícil de entender; y otros sencillamente ni siquiera les importa leer el apocalipsis.

Hay una bendición para quien lo lee y para quien lo escucha, ya que hay una posibilidad de conversión que es seguida naturalmente por el deseo de comenzar a obedecer lo aprendido, y una vez obedeciendo, la persona se sitúa en el camino correcto que conduce al cielo.

De esto aprendemos que leer o escuchar no es suficiente, leer o escuchar es solo la mitad de la tarea divina que se nos ha encomendado. La tarea se completa cuando estudiamos y obedecemos lo que hemos aprendido.

 

3-    Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. (Apocalipsis 19)

Esta es una bendición para todos aquellos que son invitados a ir al cielo: con la invitación se extiende una bendición.  A quienes acepten la invitación a las bodas del Cordero, se les entregan ropas nuevas, ropas de gala, ropas que le pertenecen a la realeza, son ropas apropiadas para la gran ocasión, son ropas que representan la justicia de Cristo; esa justicia de Cristo es aceptada por fe, solamente.

4-    15 He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza. (Apocalipsis 16)

5-    14 Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad. (Apocalipsis 22)

Estas dos bendiciones también van juntas, tienen que ver con el sumo cuidado que tenemos que tener con las ropas de justicia que el cielo nos ha conferido, cuando se nos d extendió la invitación para asistir a las bodas del Cordero.

Con las ropas apropiadas para asistir a la boda del Cordero, se necesita hacer tres cosas: primera cuidarlas, segundo guardarlas o no perderlas, y la tercera lavarlas. La sangre de Cristo es la única sustancia que puede mantener limpias esas ropas.

A quienes logren mantener esas ropas limpias, Dios los declara dichosos o felices, ya que a ellos se les promete entrar por la puerta de la ciudad y también comer del árbol de la vida, que es salud, o vida eterna para las naciones.

Para muchos santos, el peligroso viaje ya terminó; al final lograron llegar a su destino y están muy bien anclados en puerto seguro, ya están a salvo. Esta bendición es como el dulce susurro de un ángel que solemnemente guarda el lugar donde yace sepultado un hijo de Dios esperando el ansiado momento de la resurrección.

Para el resto de nosotros que estamos vivos, se nos aplica esta bendición cada vez que pedimos el perdón de nuestros pecados, cada vez que tomamos la santa cena conmemorando la muerte y la resurrección de Cristo; y cada vez que imploramos al Cielo misericordia para poder alcanzar la vida eterna.

6-    13 Oí una voz que desde el cielo me decía: Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen. (Apocalipsis 14)

7-    Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; (Apocalipsis 20)

Con estas dos últimas bendiciones nos quedamos. Para recibir estas dos bendiciones tenemos que haber recibido las primeras cinco:

-Haber leído, haber escuchado y haber guardado las palabras del libro de apocalipsis

-Haber sido invitado a la cena de las bodas del Cordero

-Haber cuidado, guardado y lavado las ropas que se usaran para la cena de las bodas del Cordero

Habiendo recibido las primeras cinco bendiciones, entonces el cielo nos llama dichosos, felices o bienaventurados a la hora de nuestra muerte, porque nuestro nombre queda registrado en el libro de la vida, y nos convertimos en valiosas joyas del tesoro divino, que Cristo recogerá en la hora de la resurrección.   ¿Difícil? Para nada. No lo es, si tenemos la gracia de Cristo.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

La Palabra de Dios es luz y verdad: una lámpara para los pies y una antorcha para el sendero. Puede guiar cada paso del camino hasta la ciudad de Dios. Por esta razón, Satanás ha hecho esfuerzos desesperados por oscurecer la luz, para que los hombres no puedan hallar ni conservar la senda trazada para que anden en ella los redimidos del Señor…

La Biblia es su propia expositora. Se ha de comparar un pasaje con otro. El alumno debe considerar la Palabra como un todo y ver la relación de sus partes. Debe adquirir conocimiento de su gran tema central: el propósito original de Dios para el mundo, el despertar de la gran controversia y de la obra de la redención. Debe comprender la naturaleza de los dos principios que contienden por la supremacía, y debe aprender a seguir sus manifestaciones a través de los anales de la historia y la profecía, hasta la gran consumación…

Cada parte de la Biblia ha sido dada por inspiración de Dios, y es provechosa…

El Antiguo Testamento derrama luz sobre el Nuevo, y el Nuevo sobre el Antiguo. Cada uno es una revelación de la gloria de Dios en Jesús. Cristo manifestado a los patriarcas, simbolizado en los servicios de los sacrificios, esbozado en la ley, y revelado por los profetas, constituye las riquezas del Antiguo Testamento. Cristo en su vida, en su muerte y su resurrección; Cristo manifestado por el Espíritu Santo, es el tesoro del Nuevo. Tanto el Nuevo como el Antiguo Testamento presentan verdades que revelan continuamente nuevas profundidades de significado al que las busca fervorosamente (Consejos para los maestros, {CM}, pp. 445, 446).

Nadie necesita preocuparse por las cosas que el Señor no nos ha revelado. En estos tiempos abunda la especulación, pero Dios declara: “Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios”. Deuteronomio 29:29… Los hombres han opuesto su voluntad a la voluntad de Dios, pero esto no puede acallar sus palabras de sabiduría y sus órdenes, aun cuando opongan sus teorías especulativas a las enseñanzas de la revelación y exalten la sabiduría humana por encima de un claro: “Así dice Jehová”.

Cada alma debiera resolver, no tanto procurar comprender todo lo referente a las condiciones que prevalecerán en el estado futuro, como saber lo que el Señor requiere de ella en esta vida. Dios quiere que todo profeso cristiano perfeccione un carácter de acuerdo con la semejanza de Cristo. Estudiando el carácter de Cristo revelado en la Biblia, practicando sus virtudes, el creyente se verá transformado a la misma semejanza de bondad y misericordia (Consejos para los maestros, {CM}, pp. 235, 236).

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Lección 1 | Martes 1o de enero________________________________________________

EL LENGUAJE SIMBÓLICO DE APOCALIPSIS

Lee Apocalipsis 13:1; Daniel 7:1 al 3; y Ezequiel 1:1 al 14. ¿Qué es lo único que todas estas visiones tienen en común?

Apocalipsis 13:1

1 Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo.

Daniel 7:1-3

1 En el primer año de Belsasar rey de Babilonia tuvo Daniel un sueño, y visiones de su cabeza mientras estaba en su lecho; luego escribió el sueño, y relató lo principal del asunto. Daniel dijo: Miraba yo en mi visión de noche, y he aquí que los cuatro vientos del cielo combatían en el gran mar. Y cuatro bestias grandes, diferentes la una de la otra, subían del mar.

Ezequiel 1:1-14

1 Aconteció en el año treinta, en el mes cuarto, a los cinco días del mes, que estando yo en medio de los cautivos junto al río Quebar, los cielos se abrieron, y vi visiones de Dios. En el quinto año de la deportación del rey Joaquín, a los cinco días del mes, vino palabra de Jehová al sacerdote Ezequiel hijo de Buzi, en la tierra de los caldeos, junto al río Quebar; vino allí sobre él la mano de Jehov. Y miré, y he aquí venía del norte un viento tempestuoso, y una gran nube, con un fuego envolvente, y alrededor de él un resplandor, y en medio del fuego algo que parecía como bronce refulgente, y en medio de ella la figura de cuatro seres vivientes. Y esta era su apariencia: había en ellos semejanza de hombre. Cada uno tenía cuatro caras y cuatro alas. Y los pies de ellos eran derechos, y la planta de sus pies como planta de pie de becerro; y centelleaban a manera de bronce muy bruñido. Debajo de sus alas, a sus cuatro lados, tenían manos de hombre; y sus caras y sus alas por los cuatro lados. Con las alas se juntaban el uno al otro. No se volvían cuando andaban, sino que cada uno caminaba derecho hacia adelante. 10 Y el aspecto de sus caras era cara de hombre, y cara de león al lado derecho de los cuatro, y cara de buey a la izquierda en los cuatro; asimismo había en los cuatro cara de águila. 11 Así eran sus caras. Y tenían sus alas extendidas por encima, cada uno dos, las cuales se juntaban; y las otras dos cubrían sus cuerpos. 12 Y cada uno caminaba derecho hacia adelante; hacia donde el espíritu les movía que anduviesen, andaban; y cuando andaban, no se volvían. 13 Cuanto a la semejanza de los seres vivientes, su aspecto era como de carbones de fuego encendidos, como visión de hachones encendidos que andaba entre los seres vivientes; y el fuego resplandecía, y del fuego salían relámpagos. 14 Y los seres vivientes corrían y volvían a semejanza de relámpagos.

Apocalipsis 1:1 declara: “Jesucristo envió a su ángel y se la dio a conocer [a la revelación] a su siervo Juan” (RVC). Aquí encontramos una frase muy importante en el libro. La frase dio a conocer es una traducción de la palabra griega semainō, que significa “mostrar con signos simbólicos”. Esta palabra se utiliza en la traducción griega del Antiguo Testamento (la Septuaginta), en la que Daniel le explica al rey Nabucodonosor que, mediante la estatua hecha de oro, plata, bronce y hierro, Dios le dio a conocer al rey “lo que sucederá en el futuro” (Dan. 2:45, RVC). Al emplear la misma palabra, Juan nos dice que las escenas y los sucesos de Apocalipsis le fueron mostrados en visión en presentaciones simbólicas. Guiado por el Espíritu Santo, Juan registró fielmente estas presentaciones simbólicas como las había visto en las visiones (Apoc. 1:2).

Por lo tanto, el lenguaje en el que se describen las profecías de Apocalipsis en su mayoría no debe interpretarse literalmente. Como norma, la lectura de la Biblia en general presupone una interpretación literal del texto (a menos que el texto intencionalmente muestre simbolismos). Pero, cuando leemos Apocalipsis, salvo que el texto indique un significado literal, debemos interpretarlo simbólicamente. A pesar de que las escenas y los sucesos predichos per se son reales, generalmente se expresan en lenguaje simbólico.

Tener presente el carácter mayormente simbólico de Apocalipsis nos protegerá de la distorsión del mensaje profético. Al tratar de determinar el significado de los símbolos utilizados en el libro, debemos ser cuidadosos de no imponerle al texto un significado que surja de la imaginación humana ni los significados actuales de esos símbolos. Debemos ir a la Biblia y a los símbolos que se encuentran en sus páginas para comprender el libro de Apocalipsis.

De hecho, al tratar de desentrañar el significado de los símbolos de Apocalipsis, debemos recordar que en su mayoría fueron extraídos del Antiguo Testamento. Al describir el futuro en el lenguaje del pasado, Dios quería impresionar en nuestra mente que sus actos salvíficos del futuro serán muy semejantes a sus actos salvíficos del pasado. Lo que hizo por su pueblo en el pasado lo volverá a hacer en el futuro. Al tratar de descifrar los símbolos y las imágenes de Apocalipsis, debemos comenzar prestando atención al Antiguo Testamento.

COMENTARIO DE LA LECCIÓN

El estudio de este día, está muy claro. Toda interpretación del lenguaje del apocalipsis es simbólico, no podemos tomar nada literal, al menos que la misma Palabra de Dios así lo indique.

Siempre ha existido mucha polémica en cuanto a la interpretación del lenguaje simbólico del apocalipsis, un ejemplo de ellos pudieran ser los 144,000 redimidos de entre la tierra.

Muchos creen que este es un número preciso, y otros creen que es un número simbólico. Partiendo de la regla de interpretación profética aprendida en este día, este es solamente un número  simbólico, las doce tribus de donde ellos provienen también son simbólicas. Este número nos esta enseñando que el grupo de los 144,000 es realmente muy pequeño cuando lo comparamos con la inmensa cantidad de personas que serán salvas, comenzando desde los días de Adán hasta llegar a los nuestros. 

Así que mantengamos esta regla de interpretación para los futuros temas de estudios del libro de apocalipsis.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

La Palabra de Dios es verdadera filosofía, verdadera ciencia. Las opiniones humanas y la predicación sensacional valen muy poco. Los que están imbuidos de ella, la enseñarán de la misma manera sencilla que Cristo la enseñó. El mayor Maestro del mundo usaba el lenguaje más sencillo y los símbolos más claros (Consejos para los maestros, {CM}, p. 419).

[El] ministerio activo [de Jesús] consistía no solamente en sermonear, sino en educar a la gente. Cuando pasaba por las aldeas, entablaba relaciones personales con la gente en sus hogares, enseñando y ministrando a sus necesidades. Cuando las multitudes que lo seguían aumentaban, cuando llegaba a un lugar adecuado, les hablaba, simplificando sus discursos con el empleo de parábolas y símbolos (El evangelismo, {Ev}, p. 151).

Dios mismo empleó cuadros y símbolos para presentar ante sus profetas lecciones que quería que diera el pueblo, y que así podían ser mejor entendidas que si hubieran sido dadas de otra manera. Recurrió a la comprensión mediante el sentido de la vista. La historia profética fue presentada a Daniel y a Juan en símbolos, y éstos habían de ser presentados claramente sobre tablas para que el que leyera pudiera entender (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, {1BC}, t. 1, p. 1120).

En figuras y símbolos, se le presentaron a Juan asuntos de gran importancia, que él debía registrar para que los hijos de Dios que vivían en su tiempo y los que vivieran en siglos futuros pudieran tener una comprensión inteligente de los peligros y conflictos que los esperaban.

Esa revelación fue dada para la orientación y el aliento de la iglesia durante la dispensación cristiana. Y sin embargo ha habido maestros religiosos que declararon que es un libro sellado y que sus secretos no pueden explicarse. Como resultado, muchos han dejado de lado el registro profético y rehusado dedicar tiempo al estudio de sus misterios. Pero Dios no desea que su pueblo considere así ese libro. Es “la revelación de Jesucristo, que Dios le dió, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder presto”

El Señor mismo reveló a su siervo los misterios contenidos en dicho libro y es su propósito que estén abiertos al estudio de todos. Sus verdades se dirigen tanto a los que viven en los últimos días de la historia de esta tierra como a los que vivían en los días de Juan…

Nadie piense que al no poder explicar el significado de cada símbolo del Apocalipsis, es inútil seguir escudriñando el libro en un esfuerzo de conocer el significado de la verdad que contiene. El que reveló esos misterios a Juan dará al investigador diligente de la verdad un goce anticipado de las cosas celestiales. Los que tengan sus corazones abiertos para la recepción de la verdad, serán capacitados para entender sus enseñanzas (Los hechos de los apóstoles, {HAp}, pp. 466, 467).

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Miércoles 2 de enero | Lección 1_______________________________________________

 LA DEIDAD

Apocalipsis comienza con un saludo similar al que encontramos en las cartas de Pablo. Evidentemente, el libro fue enviado como una carta a las siete iglesias de Asia Menor en los días de Juan (ver Apoc. 1:11). Sin embargo, Apocalipsis no fue escrito para ellas solamente , sino para todas las generaciones de cristianos a lo largo de la historia.

Lee Apocalipsis 1:4 y 5; y Romanos 1:7. ¿Qué saludo común se encuentra en ambos pasajes, y de quiénes el saludo?

Apocalipsis 1:4-5

Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia y paz a vosotros, del que es y que era y que ha de venir, y de los siete espíritus que están delante de su trono; y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre,

Romanos 1:7

a todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

Ambos textos ofrecen un saludo epistolar: “Gracia y paz a vosotros”. Esta frase consta del saludo griego charis (“gracia”) y el saludo hebreo shalom (“paz”, “bienestar”). Como podemos ver en estos versículos, los dadores de la gracia y la paz son las tres personas de la Deidad.

Dios el Padre se identifica como “el que es y que era y que ha de venir” (ver Apoc. 1:8; 4:8). Esto alude al nombre divino Yahvéh, “YO SOY EL QUE SOY” (Éxo. 3:14), que se refiere a la existencia eterna de Dios.

El Espíritu Santo se menciona como “los siete espíritus” (cf. Apoc. 4:5; 5:6). Siete es un número de plenitud. “Los siete espíritus” significa que el Espíritu Santo está activo en cada una de las siete iglesias. Esta imagen se refiere a la omnipresencia del Espíritu Santo y a su obra constante entre el pueblo de Dios a lo largo de la historia, que le permite a este cumplir con su llamado.

Tres títulos identifican a Jesucristo: “El testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra” (Apoc. 1:5). Se refieren a su muerte en la Cruz, a su resurrección y a su reinado en el cielo. Luego Juan especifica lo que hizo Jesús: “Al que nos ama y que por su sangre nos ha librado de nuestros pecados, al que ha hecho de nosotros un reino, sacerdotes al servicio de Dios su Padre” (Apoc. 1:5, 6, NVI).

La frase “nos ama”, del griego original, se refiere al amor constante de Cristo, que abarca el pasado, el presente y el futuro. El que nos ama nos ha librado de nuestros pecados con su sangre. En griego, el verbo “librado” se refiere a un acto acabado en el pasado: cuando Jesús murió en la Cruz, proveyó una expiación perfecta y completa por nuestros pecados.

Efesios 2:6 y Filipenses 3:20 describen a los redimidos como a quienes Dios resucitó e hizo sentar con Jesús en los lugares celestiales. ¿Qué podría significar eso, y cómo disfrutamos actualmente de este estatus glorioso en Cristo como “reyes y sacerdotes” (Apoc. 1:6) mientras aún estamos en este mundo maldito de pecado? Este hecho ¿cómo debería afectar nuestra manera de vivir?

COMENTARIO DE LA LECCIÓN

Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia y paz a vosotros, del que es y que era y que ha de venir, y de los siete espíritus que están delante de su trono; y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén. (Apocalipsis 1)

“Gracia y paz a vosotros…”

Tres apóstoles usan este saludo en sus cartas; Pablo, Pedro y Juan. Es un saludo cargado de esperanza y de reposo, que está profundamente arraigado en la fuente de vida y de amor, que es la gracia divina.

 En el saludo apostólico de Juan, se mencionan dos atributos: la gracia y la paz.

El origen de nuestra salvación es la gracia, y el resultado de la gracia es la paz.

Primero es la gracia y después viene la paz. Si recibimos primero la paz y después la gracia, entonces tenemos algo equivocado en nuestra postal espiritual, no puede haber una paz verdadera, si no tenemos una gracia verdadera.

De acuerdo con la forma en que percibimos y aceptamos la gracia divina, así recibimos la paz; y es proporcionalmente equitativa. Muy poca gracia, muy poca paz; mucha gracia, mucha paz.

Tanto la gracia como la paz son provenientes de Dios y el texto nos informa que esos dos atributos divinos los recibimos de Dios el Padre, del Espíritu Santo y de Jesucristo, en ese orden.

 

La Deidad: el Padre

«Gracia y paz a vosotros, del que es y que era y que ha de venir»

El Padre se presenta de una manera incambiable o inmutable, es el mismo de siempre, no hay mudanza en él por la eternidad: Él siempre era, Él siempre es y Él siempre será. Todo esto traducido en una sola palabra podemos decir que es perpetuo o “Eterno.”

“…del que es y que era y que ha de venir…” este texto probablemente es el error de gramática más hermoso que pueda existir en toda la Biblia, un error de gramática intencional, que solo se le aplica a Dios, por tener el gran atributo que nunca comprenderemos en toda la vida; un Ser que no tuvo principio, y no tendrá fin.

La Deidad: el Espíritu Santo

«Gracia y paz a vosotros… de los siete espíritus que están delante de su trono…»

El Espíritu Santo en este caso se presenta de una manera divisible, se presenta como siete espíritus  que se encuentran ante la presencia del Padre; y recordamos que el número siete representa plenitud o perfección.

El trabajo del Espíritu Santo comenzó en su totalidad en esta tierra cuando Cristo ascendió al cielo.

Desde que Cristo ascendió al cielo hasta su segunda venida a esta tierra, la iglesia de Cristo pasará por siete etapas, que son las siete iglesias del apocalipsis.

En estas siete etapas o iglesias, el Espíritu Santo ha estado trabajando en su totalidad; ésta puede ser una posibilidad que al Espíritu Santo se le represente como siete espíritus que están en la presencia de Dios.

También encontramos en Isaías 11 una profecía acerca de Cristo, la que menciona que sería investido por el Espíritu Santo: 1Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces.  Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová” En esta profecía de Isaías, la obra del Espíritu Santo sobre Jesucristo se clasifica también en siete prerrogativas:

1-El Espíritu es de Jehová, es decir divino

2- El Espíritu es de sabiduría

3- El Espíritu es de inteligencia

4- El Espíritu es de consejo

5- El Espíritu es de poder

6- El Espíritu es de conocimiento

7- El Espíritu es de temor (de Jehová)

Y me dijo: ¿Qué ves? Y respondí: He mirado, y he aquí un candelabro todo de oro, con un depósito encima, y sus siete lámparas encima del candelabro, y siete tubos para las lámparas que están encima de él;

Y junto a él dos olivos, el uno a la derecha del depósito, y el otro a su izquierda.

Proseguí y hablé, diciendo a aquel ángel que hablaba conmigo: ¿Qué es esto, señor mío?

Y el ángel que hablaba conmigo respondió y me dijo: ¿No sabes qué es esto? Y dije: No, señor mío.

Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos. (Zacarías 4)

Las siete lámparas representan al Espíritu Santo, y otra vez encontramos el número de la plenitud o perfección representando al Espíritu Santo. Esto indica que el Espíritu Santo es plenamente Dios.

 

1-El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; (Isaías 61)

También en Isaías encontramos otra profecía habla de siete misiones específicas de Cristo en esta tierra, y estas misiones las desarrolla bajo la unción del Espíritu Santo. Si estudiamos despacio esas siete misiones, descubrimos que en esas siete misiones se encuentra concentrado el evangelio de Cristo en su totalidad y en su plenitud:

1-Predicar las buenas nuevas a los abatidos

2-Vendar a los quebrantados de corazón

3-Publicar libertad a los cautivos

4-Libertar a los presos (oprimidos por el opresor)

5-Proclamar el año de la salvación de Dios

6-Proclamar el día de la venganza de Dios

7-Y al final dar consuelo a los enlutados

Por estas imágenes que se presentan en la Biblia, el Espíritu Santo siempre es un Ser completamente misterioso y difícil de ser discernido por el humano. Muchas veces no se menciona en la Biblia, solo se menciona al Padre y al Hijo, pero eso no quiere decir que él no exista.

Muchas veces se le titula al Espíritu Santo como propiedad del Padre o propiedad del Hijo; la Biblia suele decir el Espíritu del Padre, o el Espíritu del Hijo; y algunos llegan a la conclusión errónea de que el Espíritu Santo no existe, sino que es una fuerza o una esencia que pertenece al Padre o al Hijo.

Pero lo mismo sucede con Cristo o con el Padre: muchas veces no se menciona al Padre, solamente se menciona al Hijo, y muchas veces no se menciona al Hijo, sino solamente al Padre, y eso no significa que la otra persona no existe.

También encontramos que Cristo recibe diferentes títulos y eso no quiere decir que no es Cristo. Por ejemplo, a Cristo se le llama en el Antiguo Testamento “el ángel de Jehová” eso no quiere decir que Cristo es un ángel, o que Cristo es un ángel propiedad del Padre, ni tampoco quiere decir que Cristo tiene un ángel en especial que es de su pertenencia, eso es simplemente un título que se presta para interpretaciones diferentes.

Al final, nuestra mente finita no logra comprender la compleja personalidad de nuestro Dios triuno, posiblemente no haya ningún ser en el universo entero que tenga la llave para comprender semejante arcano divino, secreto que solo pertenece a Dios Padre, a Dios Hijo y a Dios Espíritu Santo.

 

La Deidad del Hijo

«Gracia y paz a vosotros… de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra.»

Cristo es la verdad, él es el testigo fiel

Cristo es inmortal, él es el primogénito de los muertos

Cristo es Rey, él es el soberano de los reyes de la tierra

“…y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra…” Estas palabras son como un himno de amor, de parte del apóstol del amor, para el Creador del amor; un himno de amor que no se canta en el cielo para que lo escuche la tierra, sino que se canta en la tierra para que lo escuche el cielo; es un himno de amor escrito y entonado en la soledad, es el himno de un exiliado, es el himno de la infame y descarriada criatura, dedicado a su santo y sublime Creador.

El Hijo recibe tres títulos, “Testigo fiel; el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra.” Palabras simples, breves y precisas son estas, pero posiblemente nuestra mente humana jamás podrá comprender en su totalidad, la profundidad, la plenitud, la extensión y la bendición que se encuentra escondida en estas palabras.

Se nos manda una bendición de gracia y paz de parte del Testigo fiel, del Conquistador de la muerte y del Rey de reyes; Testigo fiel por ser profeta, Primogénito de los muertos por su sacerdocio, Soberano de los reyes por su linaje.

De parte de ellos tres -del Padre, del Espíritu Santo y de Jesucristo- las iglesias escatológicas del Apocalipsis están recibiendo primeramente la gracia, y como el resultado de la gracia, también reciben la paz.

“6 y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén.” (Apocalipsis 1)

La excelencia de la doxología que encontramos en este versículo tiene dos dimensiones: gloria y dominio.

Por su preciosa sangre, nuestro Cristo nos ha convertido en importantes personas que pertenecen al linaje real y también al linaje sacerdotal. Una inmerecida doble distinción que Dios concede a su pueblo fiel, el que persevera hasta el fin.

Para ser parte de ese exaltado grupo de linaje real y sacerdotal, se necesita seguir el siguiente consejo:

Ahora, pues, si diereis oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra.  Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel. (Éxodo 19)

Cristo declara e inviste a los hijos de Dios con el título de reyes y sacerdotes; con estos dos títulos que nos entrega Cristo, logramos conseguir la soberanía sobre el miedo y el sufrimiento.

Por hacernos vencedores, se debe a Cristo la gloria y el dominio por todos los siglos, “Sí, Amén”

¡Qué contraste más hermoso encontramos entre el Cristo de los evangelios y el Cristo del Apocalipsis, a pesar de la diferencia, es el mismo Cristo. El indefenso y pobre Niño del pesebre de Belén, ahora es exaltado en gloria y majestad, ya no hay más necesidad de esconder su dominio y su majestad.

La oración que Cristo elevó a su Padre: Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese” (Juan 17) ha sido contestada: Cristo fue recibido en los cielos y ahora está sentado a la diestra del Padre.  

ESPÍRITU DE PROFECÍA

En Cristo el mundo contempló al Dios invisible. “Yo soy en el Padre—dijo él—, y el Padre en mí”. “El que me ha visto a mí ha visto al Padre”. “Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais y desde ahora le conocéis, y le habéis visto”. En todos nuestros actos de verdadera devoción fijamos los ojos de nuestra fe en nuestro Abogado, que intercede entre el hombre y el trono eterno, y quien espera para tomar nota de todo esfuerzo nuestro y para ayudarnos por su Espíritu a lograr un conocimiento más perfecto de Dios.

El Cordero de Dios nos es presentado como quien está “en medio del trono” de Dios. El es la gran provisión por la cual Dios y el hombre están unidos y tienen comunión el uno con el otro. Por eso se describe a los hombres como sentados en los lugares celestiales en Cristo Jesús, quien es el punto designado de reunión entre Dios y la humanidad (Testimonios para los ministros, {TM}, pp. 123, 124).

No obstante todos nuestros pecados y debilidades, no somos desechados como inútiles. El “nos hizo aceptos en el Amado.” La gloria que descansó sobre Jesús es una prenda del amor de Dios hacia nosotros. Nos habla del poder de la oración, de cómo la voz humana puede llegar al oído de Dios, y ser aceptadas nuestras peticiones en los atrios celestiales. Por el pecado, la tierra quedó separada del cielo y enajenada de su comunión; pero Jesús la ha relacionado otra vez con la esfera de gloria. Su amor rodeó al hombre, y alcanzó el cielo más elevado. La luz que cayó por los portales abiertos sobre la cabeza de nuestro Salvador, caerá sobre nosotros mientras oremos para pedir ayuda con que resistir a la tentación. La voz que habló a Jesús dice a toda alma creyente: “Este es mi Hijo amado, en el cual tengo contentamiento”… Nuestro Redentor ha abierto el camino, de manera que el más pecaminoso, el más menesteroso, el más oprimido y despreciado, puede hallar acceso al Padre. Todos pueden tener un hogar en las mansiones que Jesús ha ido a preparar (El Deseado de todas las gentes, {DTG}, pp. 87, 88).

¿Creemos con todo nuestro corazón que Cristo va a venir pronto y que tenemos ahora el último mensaje de misericordia que haya de ser dado a un mundo culpable? ¿Es nuestro ejemplo lo que debiera ser? Por nuestra vida y santa conversación, ¿revelamos a los que nos rodean que estamos esperando la gloriosa aparición de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, quien cambiará estos viles cuerpos y los transformará a semejanza de su glorioso cuerpo? Temo que no creamos ni comprendamos estas cosas como debiéramos. Los que creen las verdades importantes que profesamos, deben obrar de acuerdo con su fe. Hay demasiada búsqueda de las diversiones y de las cosas que llaman la atención en este mundo; los pensamientos se espacian demasiado en la vestimenta, y la lengua se dedica demasiado a menudo a conversaciones livianas y triviales, que desmienten lo que profesamos, pues nuestra conversación no está en los cielos, de donde esperamos al Salvador (Primeros escritos, {PE}, p. 111).

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Lección 1 | Jueves 3 de enero__________________________________________________

LA NOTA TÓNICA DE APOCALIPSIS

La conclusión del prólogo de Apocalipsis señala el verdadero enfoque de todo el libro: la venida de Jesús con poder y gloria. La promesa de Cristo de volver se reitera tres veces en la conclusión del libro (Apoc. 22:7, 12, 20).

Lee Apocalipsis 1:7 y 8. La terminología de este pasaje se deriva de varios textos proféticos: Daniel 7:13 y 14; Zacarías 12:10; y Mateo 24:30. ¿Qué nos dicen estos textos sobre la certeza de la Segunda Venida?

Apocalipsis 1:7-8

He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén. Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.

Daniel 7:13-14

13 Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. 14 Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido.

Zacarías 12:10

10 Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito.

Mateo 24:30

30 Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.

En Apocalipsis, la segunda venida de Cristo es el punto final hacia el cual avanza la historia. Este acontecimiento marcará la conclusión de la historia de este mundo y el comienzo del Reino eterno de Dios, así como la liberación de todo mal, angustia, dolor y muerte.

Al igual que el resto del Nuevo Testamento, Apocalipsis 1:7 apunta a la venida literal y personal de Cristo en gloria y majestad. Toda la humanidad, incluidos los “que le traspasaron”, serán testigos de su venida. Estas palabras apuntan a una resurrección especial de ciertas personas justo antes del regreso de Cristo, que incluye a quienes lo crucificaron. Si bien Jesús, en su venida, traerá liberación a quienes lo esperan, también traerá juicio a los habitantes de la Tierra que hayan despreciado su misericordia y su amor.

La certeza de la venida de Cristo se reafirma con las palabras: “¡Así será! Amén” (Apoc. 1:7, NVI). Las palabras así será son una traducción de la palabra griega nai, y amén es un afirmativo hebreo. Juntas, estas dos palabras expresan certeza. Además, el libro concluye con dos afirmaciones similares (ver Apoc. 22:20).

“Han pasado más de mil ochocientos años desde que el Salvador dio la promesa de su venida. A través de los siglos sus palabras han llenado de coraje el corazón de sus fieles. La promesa aún no se ha cumplido: la voz del Dador de la vida aún no ha llamado de las tumbas a los santos que duermen. Sin embargo, segura es la palabra pronunciada. A su debido tiempo, Dios cumplirá con su palabra. ¿Habrá alguno que se canse ahora? ¿Dejaremos de aferrarnos a la fe cuando estamos tan cerca del mundo eternal? ¿Habrá alguno que diga: ‘La ciudad está muy lejos’? No, no. Un poquito más, y veremos al Rey en su hermosura. Un poquito más, y enjugaremos toda lágrima de nuestros ojos. Un poquito más, y nos presentaremos ‘sin mancha delante de su gloria con gran alegría’ ” (ARSH, 13 de noviembre de 1913).

Una promesa es tan sólida como la integridad de la persona que promete y su capacidad para cumplirla. El hecho de que Dios (que en el pasado cumplió todas sus promesas) haya hecho la promesa de la Segunda Venida ¿en qué medida te brinda la seguridad de que Cristo regresará, como lo prometió?

COMENTARIO DE LA LECCIÓN

7He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén.” (Apocalipsis 1)

7He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá…” posiblemente este párrafo sea el centro y el mensaje principal de todo el libro de Apocalipsis:  

Todo lo que le interesa saber al hombre es que Cristo viene en gloria y majestad, todo lo que el hombre necesita en este mundo y en esta vida, es dejar que Dios lo prepare para poder recibir a Cristo como Salvador y Redentor, cuando él venga en las nubes de los cielos.

Esta vez Cristo no vendrá como un indefenso niño; tampoco como un siervo, ni como un pobre o sufrido hombre; no vendrá como un experto en dolores y quebrantos como vino hace dos mil años. En su segunda venida vendrá como realmente él es, vendrá como Rey del universo, vendrá como Dios, con toda la gloria y la majestad que le corresponde en el cielo y en la Tierra. Por eso exclamamos jubilosamente: ¡¡Maranata!!

De nada le sirve al hombre ganarse el mundo entero, si en aquel día le toca exclamar «Caigan sobre nosotros y escóndannos de la presencia de Aquél que está sentado en el trono y de la ira del Cordero” (Apocalipsis 1: 6)

Desde la ascensión de Cristo hasta nuestros días -sin interrupción alguna- miles y millones se han preparado para el grandioso día del Señor; miles y millones han perdido todo lo que tienen en este mundo incluyendo sus propias vidas, solamente para abrir sus ojos en el día de gloria y contemplar a Cristo regresar en las nubes… ¿solamente? ¡Eso es todo lo que compete al hombre!

“y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén.”

De los cuatro evangelistas, Juan es el único escritor que nos informa que Cristo fue herido en su costado; también nos informa que él fue testigo de esto y que la información es verdadera. Tanto Juan (en el libro de Juan), como en el libro de Apocalipsis, nos hace saber que aquellos que traspasaron a Jesús serán resucitados para poder verlo venir en gloria.

34Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua. 35 Y el que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice la verdad, para que vosotros también creáis 36Porque estas cosas sucedieron para que se cumpliera la Escritura: No será quebrantado hueso suyo. 37Y también otra Escritura dice: Mirarán al que traspasaron (Juan 19)

 

Zacarías también escribe una profecía del lamento que hará la humanidad sobre Jesucristo, cuando él venga en la gloria de las nubes.

10Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito” (Zacarías 12).

 

“y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén” (Apocalipsis 1: 7).

Usualmente nosotros solo hablamos de dos resurrecciones: la primera y la segunda resurrección.

La primera resurrección sucede justamente en la venida de Cristo y aquí resucitan todos los salvos, la segunda resurrección sucede después del milenio y en ésta resucitan todos los que se han perdido eternamente.

Pero en realidad son tres resurrecciones las que sucederán:

-Hay una resurrección especial que sucederá antes de la venida de cristo

-La primera resurrección que sucede justo en la venida de Cristo

-La segunda resurrección que sucede después del milenio.

 

Resurrección especial:

En esta resurrección especial, hay tres diferentes grupos de personas que regresan  la vida, un grupo de ellos es para vida eterna y dos grupos para perdición eterna.

Este es el texto de la resurrección especial de acuerdo a la Biblia: “Los sepulcros se abren y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua”. Daniel 12:2.

Este es el texto de la resurrección especial de acuerdo al espíritu de profecía:  

Los sepulcros se abren, y “muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua”. Daniel 12:2. Todos los que murieron en la fe del mensaje del tercer ángel, salen glorificados de la tumba, para oír el pacto de paz que Dios hace con los que guardaron su ley. “Los que le traspasaron” (Apocalipsis 1:7), los que se mofaron y se rieron de la agonía de Cristo y los enemigos más acérrimos de su verdad y de su pueblo, son resucitados para mirarle en su gloria para ver el honor con que serán recompensados los fieles y obedientes» .—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 694-695 (1911).

(Grupo 1) Todos los que murieron en la fe del mensaje del tercer ángel, salen glorificados de la tumba, para oír el pacto de paz que Dios hace con los que guardaron su ley.

(Grupo 2) Los que le traspasaron (Apocalipsis 1:7), los que se mofaron y se rieron de la agonía de Cristo

(Grupo 3) y los enemigos más acérrimos de su verdad y de su puebloson resucitados para mirarle en su gloria y para ver el honor con que serán recompensados los fieles y obedientes.” {CS 621.1}

 

Primer grupo de la resurrección especial:

«Todos los que murieron en la fe del mensaje del tercer ángel, salen glorificados de la tumba, para oír el pacto de paz que Dios hace con los que guardaron su ley.» (Conflicto de los Siglos 621.1)

Este grupo lo componen aquellos que murieron bajo el mensaje del tercer ángel, es decir la mayoría de adventistas del séptimo día.

Apocalipsis confirma lo que el espíritu de profecía dice: «12 Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. 13 Oí una voz que desde el cielo me decía: Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor.» (Apocalipsis 14: 12-13)

El mensaje del tercer ángel comienza allí por el año 1,844, esto quiere decir que todos los que murieron desde esta fecha hasta nuestros y que sus nombres se encuentran escritos en el libro de la vida, tomarán parte en esta resurrección.

Elena de White tiene muchos textos donde ella da a entender que se encontrará con vida a la venida de Cristo y muchos no comprenden sus palabras y algunos hasta la critican o la ridiculizan y creen que ella se ha equivocado al afirmar que ella estará con vida en la segunda venida de Cristo.

 El problema es que no hemos entendido o sabido acerca de la resurrección especial. Cuando ella se refiere que estaría con vida en la venida de Cristo, no quería decir que no moriría, sino que ella resucitarían en la resurrección especial de todos aquellos que murieron bajo el mensaje del tercer ángel, mensaje en el cual, ella fue uno de los pioneros en pregonar.

¿Cuánto tiempo antes de la venida de Cristo sucederá esta resurrección especial? Eso no lo sabemos, podemos especular de días o posiblemente semanas, toda esta gente tiene que ponerse al día con los acontecimientos y darse cuenta en realidad la razón de su resurrección. Todos ellos podrán contemplar los aterradores fenómenos de la naturaleza a la venida de Cristo, unos lo harán con alegría y otros lo harán con terror.

Esta es la pregunta bíblica # 16  de mi cuestionario personal, para se ser contestada en el reino de los cielos: ¿Por qué los que murieron bajo el mensaje del tercer ángel fueron los primeros en resucitar en la resurrección especial? Por el momento tengo una respuesta temporal: «Así los primeros serán postreros, y los postreros primeros: porque muchos son llamados, mas pocos escogidos.» (Mateo 20: 16)

 

El segundo grupo que vuelve a la vida en la resurrección especial, son aquellos que participaron en el enjuiciamiento y muerte de Jesucristo.

“Los que le traspasaron” (Apocalipsis 1:7), los que se mofaron y se rieron de la agonía de Cristo»     (Conflicto de los Siglos 621.1)

 

En el tercer grupo de esta resurrección especial están todos aquellos que en la historia de este mundo han sido los enemigos más acérrimos del evangelio, de la iglesia y de Cristo.

«…y los enemigos más acérrimos de su verdad y de su pueblo, son resucitados para mirarle en su gloria para ver el honor con que serán recompensados los fieles y obedientes»

Hay que recordar que esta resurrección sucede antes de la venida de Cristo, quiere decir que todos ellos podrán contemplar durante algún tiempo los aterradores sucesos de la naturaleza que preceden a la segunda venida de Cristo.

 

Aquí sucede la primera resurrección de todos los santos, que sucede justamente en la venida de Cristo:

Entre las oscilaciones de la tierra, las llamaradas de los relámpagos y el fragor de los truenos, el Hijo de Dios llama a la vida a los santos dormidos. Dirige una mirada a las tumbas de los justos, y levantando luego las manos al cielo, exclama: “¡Despertaos, despertaos, despertaos, los que dormís en el polvo, y levantaos!” Por toda la superficie de la tierra, los muertos oirán esa voz; y los que la oigan vivirán. Y toda la tierra repercutirá bajo las pisadas de la multitud extraordinaria de todas las naciones, tribus, lenguas y pueblos. De la prisión de la muerte sale revestida de gloria inmortal gritando: “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?” 1 Corintios 15:55. Y los justos vivos unen sus voces a las de los santos resucitados en prolongada y alegre aclamación de victoria. {CS 627.1}

 

“Todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén” (Apocalipsis 1: 7).

Los que vean a Cristo en su segunda venida lo harán con diferentes sentimientos: unos le verán con alegría y júbilo, mientras que otros le verán con dolor y terror.

No se necesitará una noticia en los periódicos ni en la televisión; no se requerirá el aviso de ningún hombre, pues éste será un suceso a nivel mundial y Dios nos asegura que todo lo que tiene ojo, podrá contemplar el espectáculo más grande en la historia del universo.

Por eso, este texto posiblemente es el corazón del Apocalipsis, ya que el libro nos anuncia la gran oposición que habrá en este mundo en contra de Cristo desde su ascensión hasta su retorno; pero ahora toda esta oposición es en vano.

Al final, el reino de Cristo triunfará y triunfará de una manera muy ilustre; y será tan grandiosa que todos los que se opusieron al reino de Cristo y nunca se arrepintieron, tendrán una gran razón para poder lamentarse por su venida. 

De pasta a pasta, el Apocalipsis nos ofrece una serie de profecías con el mismo sentimiento de terror y de dolor para el perdido, y con el mismo sentimiento de gozo, júbilo y triunfo para los fieles creyentes de esta gloriosa verdad, que obedecen a Dios con santificada fidelidad.

“Todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén” (Apocalipsis 1: 7).

Juan sella el espectacular versículo siete, con dos palabras iguales: “Sí, amén” La palabra “si” es en griego, y la palabra “amén” es en hebreo. Después de tan convincente finalización, nadie queda con dudas: tanto judíos, como gentiles, quedan claramente avisados de que la segunda venida de Cristo es cierta y verdadera.

Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso. (Apocalipsis 1)

Profunda sentencia para el impío es la que contiene este texto: alfa es la primera letra del alfabeto griego (por lo que se lo conoce como alefato), omega es la última; Jesucristo es el principio de todas las cosas, y también él es el fin de todas las cosas.

No importa los daños y perjuicios que infrinja el impío a los hijos de Dios entre el alfa y la omega, es decir entre el principio y el fin, Jesucristo es el fin de todas las cosas. Cristo fue el Creador de un mundo perfecto y santo que se descarrió; Cristo mismo traerá el fin del pecado en esta tierra, y volverá todo a su estado original.  

Hay un mensaje de profunda esperanza en este mismo texto para los hijos de Dios: sin importar los sufrimientos de este mundo: Jesucristo es el fin de todo lo malo en esta tierra, Jesucristo es el principio de todo lo santo y bueno.

Esta lección nos invita a entonar, plenos de esperanza, las alentadoras palabras (Himnario adventista, 487):

Cristo, eres justo Rey
desde siempre y desde Edén.
Guardan los cielos tu santa ley,
pues reina allá el bien.
Quiero en tu humilde grey
cumplir tu ley de amor también.

Cielos y tierra y mar
riges desde eternidad.
Ruégote quieras mi vida guiar;
toma mi voluntad
y haz que en querer y obrar
acate yo tu autoridad.

Óigase nuestra voz hasta en celestial confín:
Gloria a ti, Verbo eterno y Dios;
gloria, loor sin fin;
gloria, aleluya, oh Dios.
Loor a ti, loor sin fin.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

La venida del Señor ha sido en todo tiempo la esperanza de sus verdaderos discípulos. La promesa que hizo el Salvador al despedirse en el Monte de los Olivos, de que volvería, iluminó el porvenir para sus discípulos al llenar sus corazones de una alegría y una esperanza que las penas no podían apagar ni las pruebas disminuir. Entre los sufrimientos y las persecuciones, “el aparecimiento en gloria del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo” era la “esperanza bienaventurada”…

En la peñascosa isla de Patmos, el discípulo amado oyó la promesa: “Ciertamente, vengo en breve”. Y su anhelante respuesta expresa la oración que la iglesia exhaló durante toda su peregrinación: “¡Ven, Señor Jesús!” Apocalipsis 22:20 (El conflicto de los siglos, {CS}, p. 304).

No hay lenguaje humano que pueda describir las escenas de la segunda venida del Hijo del hombre en las nubes de los cielos. Vendrá con su propia gloria, con la gloria de su Padre y la de los santos ángeles. Vendrá revestido del ropaje de luz que ha llevado desde los días de la eternidad. Los ángeles lo acompañarán. Miles de millones lo escoltarán por el camino. Se oirá el sonido de la trompeta que llama a los muertos dormidos de sus sepulcros (Maranata, {MSV}, p. 290).

Por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia. 2 Pedro 1:4.

Cada promesa que se encuentra en el libro de Dios nos alienta indicándonos que podemos ser participantes de la naturaleza divina. Tal es la posibilidad: confiar en Dios, creer en su Palabra, hacer sus obras; todo esto podemos hacerlo cuando nos aferramos a la divinidad de Cristo. Esta posibilidad vale más para nosotros que todas las riquezas del mundo. No hay nada en la tierra que pueda comparársele. Cuando de esa manera nos asimos del poder que se nos ofrece, recibimos una esperanza tan poderosa que nos permite confiar plenamente en la promesa divina; y aferrándonos a las posibilidades que hay en Cristo, nos convertimos en hijos de Dios (Mi vida hoy, p. 274).

Las Escrituras deben recibirse como palabra que Dios nos dirige, palabra no meramente escrita sino hablada…

Así sucede con todas las promesas de la Palabra de Dios. En ellas nos habla a cada uno en particular, y de un modo tan directo como si pudiéramos oír su voz. Por medio de estas promesas, Cristo nos comunica su gracia y su poder. Son hojas de aquel árbol que es “para la sanidad de las naciones.” Apocalipsis 22:2. Recibidas y asimiladas, serán la fuerza del carácter, la inspiración y el sostén de la vida. Nada tiene tal virtud curativa. Ninguna otra cosa puede infundirnos el valor y la fe que dan vital energía a todo el ser (El ministerio de la curación, {MC}, pp. 84, 85).

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Viernes 4 de enero | Lección 1_________________________________________________

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

Lee “Estudiar Daniel y el Apocalipsis”, en Testimonios para los ministros, pp. 112-119.

“Esa revelación fue dada para la orientación y el aliento de la iglesia durante la dispensación cristiana. […] Una revelación es algo revelado. El Señor mismo reveló a su siervo los misterios contenidos en dicho libro, y es su propósito que estén abiertos al estudio de todos. Sus verdades se dirigen tanto a los que viven en los últimos días de la historia de esta Tierra como a los que vivían en los días de Juan. Algunas de las escenas descritas en esa profecía pertenecen al pasado, otras se están cumpliendo ahora; algunas tienen que ver con el fin del gran conflicto entre los poderes de las tinieblas y el Príncipe del cielo, y otras revelan los triunfos y las alegrías de los redimidos en la Tierra Nueva.

“Nadie piense que al no poder explicar el significado de cada símbolo de Apocalipsis es inútil seguir escudriñando el libro en un esfuerzo por conocer el significado de la verdad que contiene. El que reveló esos misterios a Juan dará al investigador diligente de la verdad un goce anticipado de las cosas celestiales. Los que tengan sus corazones abiertos para la recepción de la verdad serán capacitados para entender sus enseñanzas, y se les otorgará la bendición prometida a los que ‘oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas’ ” (HAp 466, 467).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. Si Apocalipsis es la revelación de Jesucristo, ¿por qué la palabra apocalipsis tiene una connotación negativa en la actualidad? ¿Qué nos dice esto acerca de la percepción popular de Apocalipsis entre los cristianos? ¿Por qué a menudo se asocia la palabra temor con las profecías de Apocalipsis?
  2. Piensa en algunas de las predicciones no cumplidas de los últimos veinte años con respecto a los sucesos del tiempo del fin y la segunda venida de Jesús. Más allá de los sentimientos o motivos de quienes las divulgan (que de todos modos no los conoceremos), ¿cuáles son los resultados negativos de estas predicciones no cumplidas? ¿Cómo hacen sentir a quienes creyeron en esas predicciones? ¿Cómo hacen quedar a los cristianos en general frente a los de afuera que ven que estas predicciones no se cumplen? Los que creemos en las profecías y buscamos puntos de referencia en los acontecimientos del tiempo del fin ¿cómo podemos encontrar el justo equilibrio en la forma de interpretar las profecías y en la manera de enseñarlas a los demás?

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5 pensamientos en “Lección 1 – EL EVANGELIO DE PATMOS – Para el 5 de enero de 2019

  1. saludos hermano
    Gracias a Dios por el material de Escuela Sabática
    bendiciones de Cristo Dios
    tendrán de casualidad en audio el libro consejos sobre la escuela sabática
    de favor un link para bajar

  2. Estimado hermano Tony, agradezco a Dios por su ministerio.

    Acerca de su comentario del día martes:
    «Siempre ha existido mucha polémica en cuanto a la interpretación del lenguaje simbólico del apocalipsis, un ejemplo de ellos pudieran ser los 144,000 redimidos de entre la tierra.
    Muchos creen que este es un número preciso, y otros creen que es un número simbólico. Partiendo de la regla de interpretación profética aprendida en este día, este es solamente un número simbólico, las doce tribus de donde ellos provienen también son simbólicas. Este número nos está enseñando que el grupo de los 144,000 es realmente muy pequeño cuando lo comparamos con la inmensa cantidad de personas que serán salvas, comenzando desde los días de Adán hasta llegar a los nuestros».

    El grupo de 144.000 salvos, son los que estarán vivos cuando el Señor Jesús vuelva, serán transformados e irán al cielo sin conocer la muerte, junto con los salvos resucitados que murieron desde Adán hasta el fin del tiempo de gracia.

    En cuanto a que el numero sea simbólico o literal, existe controversia, pero es mi opinión que puede ser un numero literal, si tomamos en cuenta cuantos se salvaron en el diluvio, y en la destrucción de Sodoma y Gomorra.

    Gracias por su esfuerzo para enriquecer el estudio de la escuela sabática ,que el Espíritu Santo siga bendiciendo su ministerio y a su familia

    • Serán millones. La hermana White comenta Apoc 18 del mensaje del Ángel, que la tierra sería iluminada. Millones aceptarían el evangelio,dice ella. De seguro que no serán pocos.
      Es mi opinión.

      Manuel

  3. Excelente y muy claro el comentario, muchas bendiciones
    Gracias

  4. en apoc los 144000 es literal se cumplira en el ultimo msj del valga la rebundancia triple angelico es decir apoc 18 si sale de entre los redimidos tu explicacion es eventos de los ulimos dias pag 202

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