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Lección 8 – SATANÁS, UN ENEMIGO DERROTADO – Para el 23 de febrero de 2019

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Lección 8: Para el 23 de febrero de 2019

SATANÁS, UN ENEMIGO DERROTADO

Sábado 16 de febrero_____________________________________________________

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Apocalipsis 12; Génesis 3:15; Isaías 14:12-15; Daniel 7:23-25; 2 Tesalonicenses 2:8-12; Apocalipsis 13:13, 14; 19:20.

PARA MEMORIZAR:

“Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte” (Apoc. 12:11).

Apocalipsis 12 al 14 nos prepara para la sección del libro que habla del tiempo del fin (Apoc. 15:1-22:5). Mientras la primera mitad de Apocalipsis describe las luchas espirituales de la iglesia en un mundo hostil a lo largo de la Era Cristiana, la segunda mitad se centra en sucesos clave que conducen a la Segunda Venida y al Reino de Dios.

El objetivo del capítulo 12 es darnos una idea general de la crisis final de la historia mundial. Nos muestra el desarrollo a lo largo de la historia del gran conflicto entre Cristo y Satanás.

En el libro de Apocalipsis, Satanás es el archienemigo de Dios y de su pueblo. Sabe que su última oportunidad de tener éxito contra Dios antes de la Segunda Venida es ganar la batalla de Armagedón. Por eso, concentra todos sus esfuerzos en prepararse para ese acontecimiento.

Apocalipsis 12 intenta brindarle al pueblo de Dios la seguridad de que Satanás no triunfará. También es una advertencia de que Satanás está decidido y hará guerra sin cuartel contra la iglesia remanente de Dios de los últimos días, y que la única esperanza y el único poder del pueblo de Dios para vencer se encuentran en Cristo.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

El futuro nos depara grandes acontecimientos, y deseamos invitar al pueblo para que abandone su indiferencia y se prepare para ese día… No tenemos que abandonar ahora nuestra confianza, sino tener una firme seguridad, más firme que nunca antes. Hasta ahora nos ha ayudado el Señor, y nos ayudará hasta el fin. Contemplaremos las monumentales columnas, recuerdos de lo que el Señor ha hecho por nosotros, para consolamos y salvamos de la mano del destructor. Debemos recordar con nitidez cada lágrima nuestra que el Señor ha enjugado, cada dolor que ha calmado, cada ansiedad que ha eliminado, cada temor que ha disipado, cada necesidad que ha satisfecho, cada misericordia concedida…

Sólo podemos esperar nuevas perplejidades en el conflicto que está por venir, pero podemos considerar tanto lo pasado como lo venidero, y decir: “Hasta aquí nos ayudó Jehová”. 1 Samuel 7:12. “Como tus días serán tus fuerzas”. Deuteronomio 33:25. La prueba no sobrepujará la fortaleza que se nos concederá para resistirla (Cada día con Dios, p. 56).

Más allá de la cruz del Calvario, con su agonía y vergüenza, Jesús miró hacia el gran día final, cuando el príncipe de las potestades del aire será destruido en la tierra durante tanto tiempo mancillada por su rebelión. Contempló la obra del mal terminada para siempre, y la paz de Dios llenando el cielo y la tierra.

En lo venidero, los seguidores de Cristo habían de mirar a Satanás como a un enemigo vencido. En la cruz, Cristo iba a ganar la victoria para ellos; deseaba que se apropiasen de esa victoria. “He aquí —dijo él— os doy potestad de hollar sobre las serpientes y sobre los escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará”.

El poder omnipotente del Espíritu Santo es la defensa de toda alma contrita. Cristo no permitirá que pase bajo el dominio del enemigo quien haya pedido su protección con fe y arrepentimiento. El Salvador está junto a los suyos que son tentados y probados. Con él no puede haber fracaso, pérdida, imposibilidad o derrota; podemos hacer todas las cosas mediante Aquel que nos fortalece. Cuando vengan las tentaciones y las pruebas, no esperéis arreglar todas las dificultades, sino mirad a Jesús, vuestro ayudador (El Deseado de todas las gentes, p. 455). 

Aquel que cree plenamente en Cristo llega a ser un participante de la naturaleza divina, y el poder así recibido le servirá para hacer frente a cualquier tentación. No caerá en la tentación ni será derrotado por falta de ayuda. En los momentos de prueba podrá valerse de las promesas y por medio de ellas escapar de la corrupción que hay en el mundo por concupiscencia (Mi vida hoy, p. 282).

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Domingo 17 de febrero | Lección 8_______________________________________

LA MUJER Y EL DRAGÓN

Lee Apocalipsis 12:1 al 4. Juan observó en visión dos grandes señales. La primera es una mujer embarazada de un Niño y la segunda es un dragón. ¿Quién es la mujer y qué enseñan estos versículos?

Apocalipsis 12:1-4

1 Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. Y estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento. También apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas; y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese.

En la Biblia, la mujer se utiliza como un símbolo del pueblo de Dios (2 Cor. 11:2). La mujer de Apocalipsis 12 primero simboliza a Israel, a quien vino el Mesías (Apoc. 12:1-5); y en los versículos 13 al 17 representa a la iglesia verdadera, que da origen al remanente.

Se describe a esta mujer vestida del Sol y con la Luna bajo sus pies. El Sol, en la Biblia, representa la gloria del carácter de Cristo, su justicia (Mal. 4:2), y su pueblo debe reflejar al mundo la luz del carácter amante de Dios (Juan 8:12; Mat. 5:14-16). La Luna, como “la lumbrera menor” (Gén. 1:16), señala las promesas del Antiguo Testamento que señalaban a Cristo.

La siguiente señal simbólica que Juan observó en la visión era un monstruoso dragón rojo, que luego se identifica como Satanás (Apoc. 12:9). El texto dice que su cola arrastró a un tercio de las estrellas del cielo a la Tierra. La cola es un instrumento simbólico de engaño (Isa. 9:14, 15; Apoc. 9:10). Luego de caer de su posición exaltada en el cielo (Isa. 14:12-15), Satanás pudo engañar a un tercio de los ángeles. Estos ángeles caídos son los demonios que ayudan al diablo para oponerse a Dios y su obra de salvación (ver 1 Tim. 4:1). Apocalipsis también utiliza al dragón como símbolo de los agentes del mundo que utiliza Satanás: la Roma pagana (Apoc. 12:4) y el espiritismo (Apoc. 16:13). “El dragón es Satanás (Apoc. 12:9); fue él quien indujo a Herodes a procurar la muerte del Salvador. Pero el agente principal de Satanás al guerrear contra Cristo y su pueblo durante los primeros siglos de la Era Cristiana fue el Imperio Romano, en el cual prevalecía la religión pagana. Así que, si bien el dragón representa primero a Satanás, en sentido derivado es un símbolo de la Roma pagana” (CS 434).

Lee Apocalipsis 12:9. A Satanás se lo llama “la serpiente antigua”. ¿Qué conexión existe entre Génesis 3:15 y el intento del dragón de destruir la simiente de la mujer “tan pronto como naciese” (Apoc. 12:4)?

Apocalipsis 12:9

Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.

Génesis 3:15

15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.

Apocalipsis 12:4

y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese.

Desde el principio, Satanás estuvo esperando que naciera el Mesías para destruirlo. Cuando por fin nació el Mesías, Satanás utilizó a la Roma pagana (también simbolizada por el dragón en Apoc. 12:4) para destruirlo (ver Mat. 2:13-16). Pero el Niño fue “arrebatado para Dios y para su trono” (Apoc. 12:5).

COMENTARIO DE LA LECCIÓN

Para esta semana, proveeremos un comentario general para toda la lección. Creemos que para entender mejor la lección, comenzaremos explicando el día lunes -donde nos habla  de la caída de Lucifer- y luego continuaremos con el día domingo, martes, miércoles y jueves que estarán todos ellos juntos.

Día lunes:

A muchos de nosotros nos causa estragos comprender la expulsión de Satanás del cielo, simplemente porque ignoramos que hubieron dos guerras en el cielos y hubieron dos expulsiones del cielo, en diferentes tiempos.

Satanás fue expulsado la primera vez del cielo cuando aún era Lucifer, y la segunda expulsión de él, cuando ya era Satanás.  La primera guerra y expulsión de Lucifer, no se sabe a ciencia cierta cuando fue, pero si sabemos que fue mucho tiempo atrás, mucho tiempo antes que la tierra fuera creada.

La segunda guerra en el cielo y la segunda expulsión sucedió después de la muerte de Cristo, posiblemente en ese mismo día domingo de su resurrección.

Vamos a comenzar estudiando la primera expulsión de Lucifer del cielo, y esto lo encontramos en una de las visiones del espíritu de profecía:

“Rebelarse contra el gobierno de Dios era un crimen enorme. Todo el cielo parecía estar en conmoción. Los ángeles se ordenaron en compañías; cada división tenía un ángel comandante al frente. Satanás estaba combatiendo contra la ley de Dios por su ambición de exaltarse a sí mismo y no someterse a la autoridad del Hijo de Dios, el gran comandante celestial.

Se convocó a toda la hueste angélica para que compareciera ante el Padre, a fin de que cada caso quedase decidido. Satanás manifestó con osadía su descontento porque Cristo había sido preferido antes que él. Se puso de pie orgullosamente y sostuvo que debía ser igual a Dios y participar en los concilios con el Padre y comprender sus propósitos.

El Señor informó a Satanás que sólo revelaría sus secretos designios a su Hijo, y que requería que toda la familia celestial, incluido Satanás, le rindiera una obediencia absoluta e incuestionable; pero que él (Satanás) había demostrado que no merecía ocupar un lugar en el cielo.

Entonces el enemigo señaló con regocijo a sus simpatizantes, que eran cerca de la mitad de los ángeles, y exclamó: “¡Ellos están conmigo! ¿Los expulsarás también y dejarás semejante vacío en el cielo?” Declaró entonces que estaba preparado para hacer frente a la autoridad de Cristo y defender su lugar en el cielo por la fuerza de su poder, fuerza contra fuerza.  {Historia de la Redención 18.1}

Entonces hubo guerra en el cielo. El Hijo de Dios, el Príncipe celestial y sus ángeles leales entraron en conflicto con el archirrebelde y los que se le unieron.

El Hijo de Dios y los ángeles fieles prevalecieron, y Satanás y sus seguidores fueron expulsados del cielo. Toda la hueste celestial reconoció y adoró al Dios de justicia. Ni un vestigio de rebeldía quedó en el cielo. Todo volvió a ser pacífico y armonioso como antes. Los ángeles lamentaron la suerte de los que habían sido sus compañeros de felicidad y bienaventuranza. El cielo sintió su pérdida. {Historia de la Redención  19.1}

Si notamos en esta primera expulsión de Satanás, Satanás no fue arrojado a la tierra como muchos creen y enseñan, ya que la tierra aún no había sido creada. 

Satanás en esta primera expulsión tampoco fue a otros planetas ¿A dónde fue? A ningún lugar, se quedó a la entrada del cielo,

Entonces hubo guerra en el cielo. El Hijo de Dios, el Príncipe celestial y sus ángeles leales entraron en conflicto con el archirrebelde y los que se le unieron. El Hijo de Dios y los ángeles fieles prevalecieron, y Satanás y sus seguidores fueron expulsados del cielo.—La Historia de la Redención, 19.

«Satanás tembló al contemplar su obra. Meditaba a solas en el pasado, el presente y sus planes para el futuro. Su poderosa contextura temblaba como si fuera sacudida por una tempestad. Entonces pasó un ángel del cielo. Lo llamó y le suplicó que le consiguiera una entrevista con Cristo. Le fue concedida. Entonces le dijo al Hijo de Dios que se había arrepentido de su rebelión y deseaba obtener nuevamente el favor de Dios. Deseaba ocupar el lugar que Dios le había designado previamente, y permanecer bajo su sabia dirección. Cristo lloró ante la desgracia de Satanás, pero le dijo, comunicándole la decisión de Dios, que nunca más sería recibido en el cielo… Las semillas de la rebelión todavía estaban dentro de él…

Cuando Satanás se convenció plenamente de que no había posibilidad alguna de recuperar el favor de Dios, manifestó su maldad con odio acrecentado y ardiente vehemencia…

Como no pudo lograr que lo admitieran en el cielo, montó guardia en la entrada misma de él, para mofarse de los ángeles y buscar contiendas con ellos cuando entraban y salían.—La Historia de la Redención, 24-27.

 Ahora en medio de todo este problema con Satanás y sus ángeles, viene la creación de la tierra; pareciera que Dios creó una vía de escape, para que Satanás tuviera un lugar donde ir y continuar el combate entre el bien y el mal.

Entonces nos formulamos la pregunta ¿Por qué realmente creó Dios la tierra y al hombre? La respuesta es que Dios quería repoblar el vacío dejado en el cielo por los ángeles caídos, con el hombre.

Ya una tercera parte o casi la mitad de la población angelical se había perdido, y la intención de Dios, cuando creo al hombre, era repoblar con el hombre ese vacío que habían dejado en el cielo, los ángeles caídos. Tenemos que recordar que los ángeles no se pueden procrear, pero a los humanos se les dio la facultad de poder procrearse. 

Después de la caída del hombre, el plan de Dios para repoblar el vacío dejado por los ángeles en el cielo, aún sigue en pie, ya que los redimidos llenarán la vacante dejada por los ángeles caídos.

«Dios creó al hombre para la gloria divina, para que después de pasar por la prueba y la aflicción la familia humana pudiera llegar a ser una con la familia celestial. El propósito de Dios era repoblar el cielo con la familia humana.»—Comentario Bíblico Adventista 1:1096.

«Las vacantes que se produjeron en el cielo por la caída de Satanás y sus ángeles, serán llenadas por los redimidos del Señor.»—The Review and Herald, 29 de mayo de 1900

Muchas personas tienen resentimiento en contra de Dios, porque llegan a la conclusión que parece ser que Dios orquestó la creación de este mundo y su caída, y aún sabiendo con anticipación los resultados, siguió con su plan de crear la tierra y ahora a nosotros nos toca pagar las consecuencias.

La verdad es otra, tenemos que saber que Satanás no tenía en la mira vencer a la tierra solamente, el creía que en la misma forma que tuvo el poder para engañar a casi la mitad de la población angelina, también tenía el poder para engañar a los otros mundos; por lo tanto, su plan era de alcance universal, no solamente terrenal.

«El gobierno de Dios no sólo incluía a los habitantes del cielo sino también a los de todos los mundos creados. Satanás pensó que si él podía arrastrar a las inteligencias celestiales en su rebelión, también podía hacerlo con los seres de otros mundos.»—The Review and Herald, 9 de marzo de 1886. {La Verdad Acerca de los Ángeles 39.2}

 Las verdaderas intenciones o motivos de Satanás en hacer caer a los habitantes de la tierra fueron dos:

El primer motivo y prioridad número uno -interesantemente- fue buscar una segunda oportunidad para obtener la misericordia y el perdón de Dios. Satanás creía que si el hombre pecaba, la misericordia de Dios perdonaría al hombre y entre el hombre se los podría incluir a ellos.

«Los seguidores de Satanás salieron a su encuentro, y él se levantó, asumiendo un aire arrogante, y les informó acerca de sus planes para apartar de Dios al noble Adán y a su compañera Eva. Si de alguna manera podía inducirlos a desobedecer, Dios haría algo para perdonarlos; entonces él y todos los ángeles caídos dispondrían de una buena oportunidad para compartir con ellos la misericordia de Dios.” {HR 28.1 Historia de la Redención }

La segunda prioridad, por si la primera fallaba, era posesionarse del árbol de la vida; una vez logrado esto, ellos pensaban tener un territorio de acción; su oficina universal sería la tierra, y el árbol de la vida les garantizaría la vida eterna.

 «Si eso fallaba, podrían unirse con Adán y Eva, pues una vez que hubieran transgredido la ley de Dios estarían sometidos a la ira divina lo mismo que ellos. Su transgresión también los pondría a ellos en estado de rebelión, y podrían unirse con Adán y Eva para tomar posesión del Edén y establecer allí su morada. Y si lograban tener acceso al árbol de la vida que estaba en medio del jardín, su fortaleza sería, según ellos, igual a la de los ángeles santos, y ni Dios mismo podría expulsarlos de allí.» {HR 28.1 Historia de la Redención }

Pero no contaba Satanás con la idea de que Dios tomaría posesión inmediatamente del árbol de la vida. No sólo tomó posesión del árbol de la vida solamente, sino de todo el completo y complejo jardín del Edén.

De acuerdo con el Espíritu de Profecía, el jardín del Edén fue trasladado al cielo antes del diluvio, y Dios lo tiene guardado y remodelado para ser entregado de nuevo a su antiguo dueño -Adán-, cuando la tierra sea renovada

«Santos ángeles fueron enviados a conducir a la pareja desobediente fuera del jardín, mientras otros ángeles guardaban el camino al árbol de la vida. Cada uno de estos poderosos ángeles tenía una espada resplandeciente en su mano derecha.»—Spiritual Gifts 3:45.  (Regalos Espirituales)

«Ángeles poderosos, con rayos de luz que parecían espadas encendidas que se movían en todas direcciones, fueron colocados como centinelas para evitar que Satanás o la pareja culpable tuvieran acceso al árbol de la vida.»—The Review and Herald, 24 de febrero de 1874. 

«El huerto del Edén permaneció en la tierra mucho tiempo después que el hombre fuera expulsado de sus agradables senderos. Durante mucho tiempo después, se le permitió a la raza caída contemplar de lejos el hogar de la inocencia, cuya entrada estaba vedada por los vigilantes ángeles.»—Historia de los Patriarcas y Profetas,

Segunda guerra y segunda expulsión de Satanás del cielo:

En Isaías 14:12 encontramos que un ser celestial es arrojado a la Tierra después de fracasar en su intento por hacerse a sí mismo como Dios. Esta expulsión declara con todas sus letras que la expulsión fue del cielo a la tierra.

12 ¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Isaías 14

Ahora precisamente, es cuando nos enfocamos en apocalipsis 12, donde nos relata la expulsión de Satanás, vista y escrita por Juan.

Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él. 10 Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. 11 Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte. 12 Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo. (Apocalipsis 12)

Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.

En griego el nombre es diabolos (diablo) que significa calumniador y en hebreo es   sātān (Satanás) que significa adversario. Es la misma persona, la serpiente antigua que engaño a nuestros primeros padres, en el jardín del Edén.

La pregunta para contestar en este día es: ¿Cuándo fue que se realizó la gran batalla en el cielo entre Miguel y el dragón?

El mejor lugar para colocar la expulsión de Satanás es alrededor de la cruz de Cristo. Cristo aseguró que la expulsión de Satanás del cielo, ocurriría como resultado de su muerte:

17 Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre. 18 Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. 19 He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará. 20 Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos. Lucas 10

31 Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera. 32 Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo. 33 Y decía esto dando a entender de qué muerte iba a morir.  Juan 12

 En el texto de apocalipsis doce, nos relata la expulsión de Satanás del cielo, y también se nos hace un recordatorio de que este que fue expulsado es la misma «serpiente antigua”, la que estaba en el Edén, la que engañó a nuestros primeros padres, y su nombre es diablo y Satanás.  Esta expulsión del dragón del cielo, o sea Satanás, está ligada precisamente con la muerte de Cristo.

Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él. 10 Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. 11 Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte. 12 Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo. (Apocalípsis 12)

 Entonces llegamos a la conclusión de que han habido dos expulsiones de Satanás del cielo: La primera se da después de su rebelión y la segunda se da después de la muerte de Cristo.

Yo personalmente creo que la segunda expulsión de Satanás se dio en el mismo domingo de la resurrección.

El domingo en la mañana, cuando María lo encontró; Jesús no permitió el contacto físico de ella con él. Ella estaba a punto de abrazarlo, pero Jesús se lo impidió: «Le dice Jesús: No me toques; porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.» (Juan 20: 17)    María es comisionada para dar las buenas nuevas a los discípulos, y allí mismo también Jesús le indica que irá inmediatamente al trono del Padre en los cielos.

Más tarde en ese mismo día Jesús se le presenta a los 11 discípulos a la hora de la cena, y él los invita a tocarlo y darse cuenta de que él no era un espíritu:  36 Mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros.  37 Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu.  38 Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos? 39 Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo.  40 Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies. (Lucas 24)

«Jesús se negó a recibir el homenaje de los suyos hasta tener la seguridad de que su sacrificio era aceptado por el Padre. Ascendió a los atrios celestiales, y de Dios mismo oyó la seguridad de que su expiación por los pecados de los hombres había sido amplia, de que por su sangre todos podían obtener vida eterna. El Padre ratificó el pacto hecho con Cristo, de que recibiría a los hombres arrepentidos y obedientes y los amaría como a su Hijo. Cristo había de completar su obra y cumplir su promesa de hacer “más precioso que el oro fino al varón, y más que el oro de Ophir al hombre.”3 En cielo y tierra toda potestad era dada al Príncipe de la vida, y él volvía a sus seguidores en un mundo de pecado para darles su poder y gloria. » {Deseado de Todas las Gentes 734.3}

Ese día domingo, fue un día muy especial: Jesús se presentó en el cielo para recibir la aprobación del Padre por su sacrificio. Su obra se había realizado en armonía con las expectativas del Padre y cumplía con las demandas del Cielo para la salvación del hombre.

Si unimos el capítulo cinco de apocalipsis con el capítulo doce; le encontraremos mucha fluidez a la lectura.

Hay que recordar que en el capítulo cuatro de apocalipsis, hay una reunión especial en el cielo, están esperando al Cordero inmolado que va de camino al cielo después de su resurrección. El capítulo cinco, es la fiesta de bienvenida y de aceptación que hace el Padre al Hijo por su sacrificio en la tierra, pongamos juntos el capítulo cinco y el doce de apocalipsis y leamos:

Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos.  Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra.  Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono.  Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos;  y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación;  10 y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.  11 Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones,  12 que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza.  13 Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos.  14 Los cuatro seres vivientes decían: Amén; y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y adoraron al que vive por los siglos de los siglos.

Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él. 10 Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. 11 Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte. 12 Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo.

Elena de White, visitó el cielo en varias ocasiones y encontró un sistema de seguridad angelical a la entrada del cielo; posiblemente para evitar el acceso al cielo de algún ser no deseado o expulsado anteriormente:

«En la santa ciudad hay perfecto orden y armonía. Todos los ángeles comisionados para visitar la tierra llevan una tarjeta de oro que, al salir o entrar en la ciudad, presentan a los ángeles de la puerta. El cielo es un lugar agradable. Yo anhelo estar allí y contemplar a mi hermoso Jesús que por mí dió la vida, y ser transmutada a su gloriosa imagen. ¡Oh! ¡quién me diera palabras para expresar la gloria del brillante mundo venidero! Estoy sedienta de las vivas corrientes que alegran la ciudad de nuestro Dios.» {Primeros Escritos 39.2}

Sí, amado lector: todo esfuerzo o trabajo que hagamos en esta tierra por pregonar a Cristo crucificado y resucitado, amerita los resultados.

Día domingo, martes, miércoles y jueves, juntos

Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. Y estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento. También apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas; y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese. Y ella dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las naciones; y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono. Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar preparado por Dios, para que allí la sustenten por mil doscientos sesenta días.

{Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él. 10 Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. 11 Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte. 12 Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo.}

13 Y cuando vio el dragón que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón. 14 Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo. 15 Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río, para que fuese arrastrada por el río 16 Pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca y tragó el río que el dragón había echado de su boca. 17 Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo. (Apocalipsis 12)

El libro de Apocalipsis no es la revelación del dragón, ni de la bestia; es -en primer lugar- la revelación de nuestro Señor Jesucristo; en segundo lugar, Cristo nos revela allí los eventos de nuestros días.

Apocalipsis puede ser dividido en dos secciones: la primera sección comprende los primeros once capítulos. Allí encontramos a Cristo ministrando en el lugar santo del templo celestial.

 En la segunda parte del Apocalipsis, es decir los últimos once capítulos, podemos descubrir a Cristo ya en la última etapa de su ministerio celestial, ministrando en el lugar santísimo, antes de regresar a la tierra por segunda vez. Los últimos capítulos del Apocalipsis son capítulos escatológicos, que tienen que ver con sucesos de los últimos días, poco antes de la segunda venida de Cristo.

 A la mitad del libro de Apocalipsis, Juan logra ver en visión la parte más sagrada del templo, que es el lugar santísimo, donde está el arca del pacto.

19 Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo. (Apocalipsis 11)   

 Si al libro de Apocalipsis le quitáramos el versículo 11:19 y todo el capítulo 12, ese libro sería como el libro de profecías de Nostradamus, que solamente predice los acontecimientos finales del mundo.

 Pero en el libro de Apocalipsis no es así, porque tenemos el versículo 11:19 y el capítulo 12.

El capítulo 12 nos presenta el porqué del conflicto en la tierra; además, da esperanza al que sufre los eventos de los últimos días de esta tierra, asegurándole la victoria de Cristo sobre las huestes del mal.  

Entonces el capítulo 12 hace que el libro de Apocalipsis no solamente sea el libro de las revelaciones del futuro, sino que sea el libro de las revelaciones de nuestro Señor Jesucristo, acorde con Apocalipsis 1:1 que dice:  «La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan»

 En los siguientes versículos encontramos la esencia del Apocalipsis, posiblemente la esencia de toda la Biblia, y la esencia de nuestra esperanza de salvación en Cristo:

 10 Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. 

11 Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte.

12 Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo. (Apocalipsis 12)

Para entender el capítulo 12 de Apocalipsis, en realidad tenemos que comenzar con el último versículo -que es el 17- ya que el versículo 17 contiene la clave para entender este mensaje:

17 Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo. (Apocalipsis 12)

En este versículo encontramos o descubrimos varios elementos importantes que no podemos pasar por alto: aquí encontramos un dragón, una mujer, una guerra, una descendencia, unos mandamientos y un testimonio.

 La parte esencial es que uno de esos elementos está airado; ese elemento -que es el dragón- no solamente está molesto, sino que su molestia ha cruzado los límites y ha llegado al campo de la ira. Ahora se decidió a realizar una guerra en contra de la mujer.

 La pregunta es: ¿Qué ha llevado al dragón a tener semejante furia o ira en contra de la mujer?

1Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. Y estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento. (Apocalipsis 12)

 La mujer es una mujer sumamente bella, además en la gran galería de modas y confecciones que existe en el reino de los cielos, Dios el máximo diseñador del universo, le diseñó a esta fina mujer un vestido nunca visto antes, es un vestido hecho del incomparable e indescriptible material de una estrella muy brillante llamado sol, el vestido hecho de sol en este caso  puede representar también la incomparable e indescriptible  gloria de Dios.

 Esta mujer está parada sobre la luna. La luna no tiene luz propia; la luna solo puede reflejar la luz y en nuestro caso la luna refleja la luz del sol. Entonces la magnifica gloria de Dios que es representada a través del vestido hecho de sol de la mujer, esta haciendo resplandecer a un astro menor como es la luna, donde la mujer reposa sus pies.

La luna representa al Antiguo Testamento y las leyes ceremoniales, especialmente el sacrificio del cordero, símbolo que fue sustituido por Cristo, el Cordero de Dios.

 Para aquellos que creen que la iglesia cristiana moderna no tiene nada que ver con el Antiguo Testamento, o creen que el Antiguo Testamento fue abolido, les tenemos malas noticias: el último libro de la Biblia coloca a la iglesia de Cristo parada sobre la luna, es decir, la base donde la mujer está parada es el Antiguo testamento, y el Antiguo Testamento es iluminado por la gran gloria de Dios. 

 Muchas veces escuchamos predicadores decir que la mujer representa la iglesia y eso está correcto. Pero hay veces que predicamos que solamente la mujer pura y fiel, es la que representa la iglesia de Cristo y eso está incorrecto.

 La mujer, ya sea fiel o infiel, siempre representa a la iglesia. Ejemplo de eso fue Israel: muchas veces Dios estaba feliz por la fidelidad de su esposa y muchas veces Dios estaba triste y enfadado por la infidelidad de su esposa.

 Esta mujer del capítulo 12 es la misma mujer que encontramos en el capítulo 17 de Apocalipsis, conocida como la gran ramera o la madre de las otras rameras:

Y la mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas, y tenía en la mano un cáliz de oro lleno de abominaciones y de la inmundicia de su fornicación;  y en su frente un nombre escrito, un misterio: BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA.  (Apocalipsis 4, énfasis añadido)

 En el capítulo doce de Apocalipsis esta mujer era una mujer fiel a Jesucristo, pero en el capítulo diecisiete -donde se habla de los últimos días de esta tierra-, esa misma mujer se volvió infiel a Cristo: esa iglesia cristiana falsa se unió a Satanás y por eso la Biblia la denomina la gran ramera.

 Es por esta misma razón que en el capitulo 12, la guerra del dragón no es en contra de la mujer, sino que es en contra de la descendencia de la mujer.

 La gran ramera tuvo muchas hijas, la mayoría de esas hijas siguieron los mismos pasos de su madre y también se terminaron prostituyendo, menos una de esas hijas.

Esa guerra del dragón es en contra de esa  pequeña hija que no fue en pos de la prostitución, que no es ramera como la madre; es una pequeña iglesia que tiene dos características especiales e importantes: guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo, es decir, el Espíritu de Profecía : 17 Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.” (Apocalipsis 12)

1-Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. (Apocalipsis 12)

 Tiene una corona, que es una corona de victoria, y la corona tiene doce estrellas. Para algunos esas doce estrellas representan a los doce patriarcas, o a las doce tribus, o a los doce apóstoles.  Los doce apóstoles calzan mejor en esta escena, ya que ellos estuvieron precisamente en la finalización del Antiguo Testamento y en los comienzos del Nuevo Testamento, en los tiempos de Jesús.

 Y estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento. (Apocalipsis 12)

La mujer estaba embarazada y en el momento de la visión, estaba ya para dar a luz, estaba clamando con dolores de parto y estaba experimentando la angustia de dar a luz un hijo.

 La mujer es símbolo de la iglesia del Antiguo Testamento, pero también es símbolo de la iglesia de Nuevo Testamento. El Mesías tenía que venir dentro del pueblo judío; por lo tanto, esta mujer embarazada es la antigua iglesia de Israel, que después de Cristo se convierte en la nueva iglesia cristiana.

La palabra griega que se usa para “clamar” es Kražo, esta palabra no solo abarca el clamor de una mujer que está dando a luz, sino que esta misma palabra es usada en el clamor de los mártires que están bajo el altar del sacrificio clamando a Dios por justicia y vindicación. Entonces la palabra kražo, abarca mas que un dolor físico, también abarca un dolor o sufrimiento mental o emocional.   

 3 También apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas; y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese. (Apocalipsis 12)

A este capítulo fácilmente le pudiéramos llamar el capítulo de «la bella y la bestia». Primero aparece una mujer finísima, vestida con un vestido nunca antes visto, y después de ella aparece un dragón (drakōn, Gr) que causa espanto y, encima de todo, está terriblemente airado.

No necesitamos indagar mucho sobre este dragón: el mismo capítulo doce, en el versículo nueve, nos da una clara identificación de quién es este dragón.

Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él. (Apocalipsis 12)

Interesantemente, Juan nos representa a Satanás como algo espantoso, digno de tenerle miedo. Pero recordemos que Satanás fue un querubín en el cielo y no es tan horroroso como mucha gente piensa.

La mayoría de personas que no conocen el evangelio, presentan a Satanás como un ser extremadamente feo, con cuernos, color rojo, medio narizón, con alas de murciélago, con cola de chivo y con un tridente en su mano, todo lo opuesto a lo que él es en realidad.

Pero aquí Juan aparentemente se une al populacho y lo presenta como un dragón que causa espanto. De esto podemos aprender que la Biblia simplemente nos está advirtiendo que aquel que una vez fue un ángel de luz, es capaz de cometer las más grandes atrocidades en contra del pueblo de Dios, especialmente en los últimos días de la tierra.

Existe la tendencia en los libros o historias que leemos y en las películas que vemos, de entablar amistad con las fuerzas del mal, el mensaje es que, al fin y al cabo, las huestes del mal no son tan malas, ni ofensivas como parecen ser.

La Biblia nos advierte lo contrario, son más malas, ofensivas, criminales y destructoras de lo que suelen aparentar. No debemos, no podemos y no queremos entablar amistad de ninguna índole con ellos. Tenemos que tomar en serio a Satanás y a todos sus demonios, y esa es la razón por la cual se les presenta en la visión, como un ser que causa espanto y temor.

También aprendemos en Apocalipsis que Satanás no es un mito como muchos creen, no es una figura ficticia, ni mitológica; no, no lo es. Es una persona real, que existe como lo describe la Biblia; es un  enemigo real de Dios, de la Biblia, de la verdadera religión y, por consiguiente, del pueblo de Dios.

y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese. (Apocalipsis 12)

Posiblemente el diablo estuvo esperando el nacimiento de Cristo desde Génesis 3: 15 15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.”

Con cada niño que nacía en el mundo estaba la posibilidad que ese fuera el Mesías.

Hubo ciertos padres en la Biblia que recibieron una profecía especial de parte de Dios, cuando les nacieron ciertos hijos, por ejemplo, podemos mencionar a Sansón y también a Juan el Bautista, que reunían las características para ser nazarenos.

El nacimiento de Abel, Enoc, Elías, Josías y Moisés entre otros, pudieron haber tenido pendiente a Satanás acerca del nacimiento del Mesías.

Cuánto tiempo Satanás estuvo esperando el nacimiento del Mesías, no lo sabemos con exactitud, lo que si sabemos es que es un ser real, y que estaba dispuesto a exterminar al Mesías al no más nacer.

Y ella dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las naciones; y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono. (Apocalipsis 12)

En la aparente destrucción del Mesías en el monte Calvario, estaba oculta la victoria de Cristo, para asegurar la salvación de los hombres.

Fue precisamente en la cruz del Calvario y en la resurrección de Cristo, que Satanás recibió el golpe final de su derrota; fue allí donde recibió el golpe que originará su muerte eterna.

Por esta victoria de Cristo en el calvario, entonces se originó la segunda batalla en el cielo de apocalipsis 12

 Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles;  pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo.  Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.  10 Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. (apocalipsis 12)

El mejor lugar para colocar la expulsión de Satanás es después de la cruz de Cristo. Cristo aseguró que la expulsión de Satanás sería uno de los resultados de su muerte en la cruz:

17 Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre. 18 Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. 19 He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará. 20 Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos. (Lucas 10)

31 Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera. 32 Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo. 33 Y decía esto dando a entender de qué muerte iba a morir.  (Juan 12)

 12 Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo. (Apocalipsis 12)

Entonces surge la pregunta que hicimos al principio ¿Por qué el diablo tiene gran ira? La respuesta es: porque fue expulsado del cielo definitivamente, y porque sabe que es corto el tiempo que le queda para matar y destruir.

El daño que Satanás infligió a Cristo, no le acarreó más que su propia destrucción. Fue expulsado del cielo de una forma definitiva y a Cristo se le entronó en el cielo como el único regidor de este mundo. Al final, ¡Jesucristo salió victorioso y con su victoria rescató este mundo de las manos del usurpador!

 13 Y cuando vio el dragón que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón.  14 Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo. (Apocalipsis 12)

Al no poder hacer más daño a Cristo, entonces el diablo recurre a hacer daño a la mujer que dio a luz a ese Hijo que lo venció en la cruz del Calvario.

Un tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo, es la doctrina de los 1260 días que conocemos. Según nuestra iglesia ese tiempo fue desde el año 538 hasta el año 1798, año en que el papa fue llevado cautivo.

15 Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río, para que fuese arrastrada por el río. 16 Pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca y tragó el río que el dragón había echado de su boca.  (Apocalipsis 12)

Al final de esos 1260 años, cuando la iglesia cristiana casi fue exterminada con la muerte de aproximadamente 15 millones de personas, entonces aparece la tierra que ayuda a tragar ese río (gentes) que el dragón había arrojado en contra de la mujer.

Es entonces cuando aparece en el escenario mundial una nueva potencia terrenal: los Estados Unidos de Norte América. Los Estados Unidos de Norte América surge como un país libre para la religión, un país que no tiene rey y una iglesia que no tiene papa.

Estados Unidos se convierte en el baluarte de la libertad civil, de la libertad de expresión y de la libertad religiosa. El surgimiento de los Estados Unidos calza perfectamente con el cautiverio del papa y el cumplimiento de los 1260 días proféticos, equivalentes a años literales.

A Satanás solo le queda un cartucho por quemar y es la última batalla, conocida como la batalla del Armagedón, que la encontramos en el versículo 17 de Apocalipsis 12:

17 Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo. (Apocalipsis 12)

¿Queda clara ahora la importancia de Apocalipsis 11: 19 y todo el capítulo 12?

Felizmente apocalipsis 11:19 y todo el capítulo 12 no es un capítulo acerca del dragón o Satanás; es un capítulo acerca de las victorias de Cristo.

En los primeros 11 capítulos del Apocalipsis, encontramos a Cristo ministrando en el lugar santo. El capitulo 12 nos coloca a nosotros en nuestro tiempo actual y coloca a Cristo ya ministrando en el lugar santísimo; de aquí en adelante los siguientes capítulos del Apocalipsis hasta el final, solamente nos hablarán de los sucesos futuros, los sucesos que pronto caerán sobre la tierra.

En medio de todo este caos, en medio de todo este terror, violencia, persecución y muerte que se aproxima, el capítulo doce nos enseña que la victoria es de Cristo, y nos invita a ser parte de esa gran victoria del Rey de reyes y del Señor de señores, sobre las huestes del mal.

Es nuestro deseo que, por la gracia de Dios, usted y yo seamos parte de esa victoria con CRISTO, el Rey y Señor.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Después de inducir al hombre a pecar, Satanás reclamó la tierra como suya, y se llamó príncipe de este mundo. Habiendo hecho conformar a su propia naturaleza al padre y a la madre de nuestra especie, pensó establecer aquí su imperio. Declaró que el hombre le había elegido como soberano suyo. Mediante su dominio de los hombres, dominaba el mundo. Cristo había venido para desmentir la pretensión de Satanás…

Desde el anuncio hecho a la serpiente en el Edén: “Y enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya,” [Génesis 3:15] Satanás sabía que no ejercía dominio absoluto sobre el mundo… Con intenso interés, consideró los sacrificios ofrecidos por Adán y sus hijos. En esta ceremonia discernía el símbolo de la comunión entre la tierra y el cielo. Se dedicó a interceptar esta comunión. Representó falsamente a Dios, así como los ritos que señalaban al Salvador… Satanás estudió las profecías del advenimiento del Salvador. De generación en generación, trabajó para cegar a la gente acerca de esas profecías, a fin de que rechazase a Cristo en ocasión de su venida (El Deseado de todas las gentes, p. 89).

Los que venzan deben emplear al máximo cada facultad de su ser. Deben luchar afanosamente sobre sus rodillas pidiendo poder divino delante de Dios. Cristo vino para ser nuestro ejemplo y para que sepamos que podemos ser participantes de la naturaleza divina. ¿Cómo? Habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo por la concupiscencia. Satanás no ganó la victoria sobre Cristo. No puso su pie sobre el alma del Redentor. No tocó la cabeza aunque hirió el calcañar. Mediante su propio ejemplo, Cristo demostró que el hombre puede mantenerse en su integridad. Los hombres pueden tener poder para resistir el mal: un poder que ni la tierra, ni la muerte, ni el infierno pueden vencer; un poder que los colocará donde puedan vencer como Cristo venció. En ellos pueden combinarse la divinidad y la humanidad (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 5, p. 1058).

[E]n todas las edades, los ángeles han estado cerca de los fieles que siguieran a Cristo. La vasta confederación del mal está desplegada contra todos aquellos que quisieren vencer; pero Cristo quiere que miremos las cosas que no se ven, los ejércitos del cielo acampados en derredor de los que aman a Dios, para librarlos. De qué peligros, vistos o no vistos, hayamos sido salvados por la intervención de los ángeles, no lo sabremos nunca hasta que a la luz de la eternidad veamos las providencias de Dios. Entonces sabremos que toda la familia del cielo estaba interesada en la familia de esta tierra, y que los mensajeros del trono de Dios acompañaban nuestros pasos día tras día (El Deseado de todas las gentes, p. 207).

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Lección 8 | Lunes 18 de febrero__________________________________________

SATANÁS ES ARROJADO A LA TIERRA

Lee Apocalipsis 12:7 al 9, que habla de una guerra en el cielo. ¿Cuál fue la naturaleza de esa guerra que resultó en la expulsión de Satanás del cielo?

Apocalipsis 12:7-9

Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.

Satanás fue expulsado del cielo al comienzo del Gran Conflicto, cuando se rebeló contra el gobierno de Dios. Quiso arrebatar el Trono celestial y ser “semejante al Altísimo” (Isa. 14:12-15). Se mantuvo en abierta rebelión contra Dios, pero fue derrotado y exiliado en la Tierra. No obstante, al engañar a Adán y a Eva, Satanás usurpó el gobierno de Adán en este mundo (Luc. 4:6). Como gobernante autoproclamado de este mundo (Juan 12:31), reclamó el derecho de asistir al concilio celestial como representante de la Tierra (Job 1:6-12). Sin embargo, desde su derrota en la Cruz, Satanás y sus ángeles caídos han sido confinados a la Tierra como una prisión, hasta que reciban su castigo (2 Ped. 2:4; Jud. 6).

Mediante su muerte, Jesús redimió lo que se había perdido, y se reveló el verdadero carácter de Satanás ante el Universo. “Satanás vio que su disfraz le había sido arrancado. Su administración quedaba al descubierto delante de los ángeles que no habían caído y delante del universo celestial. Se había revelado como homicida. Al derramar la sangre del Hijo de Dios se había desarraigado de la simpatía de los seres celestiales. Desde entonces su obra sería restringida” (DTG 709). Ante todo el Universo, el gobierno de la Tierra fue transferido de Satanás a Jesús, que fue proclamado gobernante legítimo sobre la Tierra (Efe. 1:20-22; Fil. 2:9-11).

Jesús predijo este acontecimiento cuando dijo: “Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera” (Juan 12:31).

Con este juicio sobre Satanás, “ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo” (Apoc. 12:10). Satanás todavía tiene un poder limitado para dañar al pueblo de Dios en la Tierra, aunque “sab[e] que tiene poco tiempo” (Apoc. 12:12). Pero, aunque le quede “poco” tiempo, hace todo lo posible para causar dolor, sufrimiento y estragos aquí.

¿Qué nos dice Apocalipsis 12:11 acerca de cómo defendernos del demonio? (Ver, además, Efe. 6:10-18.)

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Oposición a la ley de Dios tuvo su comienzo en las cortes celestiales con Lucifer, el querubín cubridor. Satanás se propuso ser primero en los concilios celestiales, e igual a Dios. Comenzó su obra de rebelión con los ángeles que estaban a sus órdenes, procurando difundir entre ellos el espíritu de descontento. Y trabajó en una forma tan engañosa que muchos de los ángeles se decidieron por su causa antes de que se conocieran plenamente sus propósitos. Aun los ángeles leales no pudieron discernir plenamente su carácter ni ver dónde llevaba su obra. Cuando Satanás consiguió ganar a muchos ángeles para su bando, llevó su causa a Dios, pretendiendo que era el deseo de los ángeles que él ocupara el puesto que tenía Cristo.

El mal continuó obrando hasta que el espíritu de descontento se tradujo en una revuelta activa. Entonces hubo guerra en el cielo y Satanás, con todos sus simpatizantes, fue expulsado. Satanás había lidiado en procura del dominio en el cielo, y había perdido la batalla. Dios no podía dispensarle más honor y supremacía, y éstos le fueron quitados junto con la parte que había tenido en el gobierno del cielo (Mensajes selectos, tomo 1, p. 260).

Dios podría haber destruido a Satanás y a los que simpatizaban con él tan fácilmente como nosotros podemos arrojar una piedrecita al suelo; pero no lo hizo. La rebelión no se había de vencer por la fuerza. Sólo el gobierno satánico recurre al poder compulsorio. Los principios del Señor no son de este orden. Su autoridad descansa en la bondad, la misericordia y el amor; y la presentación de estos principios es el medio que quiere emplear. El gobierno de Dios es moral, y la verdad y el amor han de ser la fuerza que lo haga prevalecer (El Deseado de todas las gentes, p. 706).

Satanás es el enemigo personal de Cristo. Es el que origina y encabeza toda especie de rebelión en el cielo y en la tierra. Su ira aumenta; nosotros no nos damos cuenta de su poder.

Si nuestros ojos fuesen abiertos y pudiéramos discernir la obra que efectúan los ángeles caídos con aquellos que se sienten tranquilos y seguros, no nos sentiríamos tan seguros. Los malos ángeles nos siguen en todo momento. Es lógico que los hombres malos estén dispuestos a obrar como les sugiere Satanás; pero mientras que nuestra mente no está en guardia contra sus agentes invisibles, ellos asumen nuevas posiciones y obran maravillas y milagros ante nuestros ojos. ¿Estamos preparados para resistirles por la Palabra de Dios, la única arma que podemos usar con éxito?…

¿Estamos preparados para la prueba que nos aguarda cuando se manifiesten más plenamente los milagros mentirosos de Satanás? ¿No serán entrampadas y apresadas muchas almas? Al apartarse de los claros preceptos y mandamientos de Dios, y al prestar oído a las fábulas, la mente de muchos se está preparando para aceptar estos prodigios mentirosos. Todos debemos procurar armamos ahora para la contienda en la cual pronto deberemos empeñamos. La fe en la Palabra de Dios, estudiada con oración y puesta en práctica, será nuestro escudo contra el poder de Satanás y nos hará vencedores por la sangre de Cristo (Testimonios para la iglesia, tomo 1, pp. 271, 272).

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Martes 19 de febrero | Lección 8_________________________________________

LA GUERRA EN LA TIERRA

Lee Apocalipsis 12:13 y 14. Habiendo sido excluido del cielo, Satanás continúa su ataque a la iglesia durante los 1.260 días/años proféticos. ¿Cómo se involucró Dios con la iglesia durante ese período?

Apocalipsis 12:13-14

13 Y cuando vio el dragón que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón. 14 Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo.

“La expulsión del cielo de Satanás como acusador de sus hermanos fue llevada a cabo por la gran obra de Cristo al dar su vida. El plan de redención siguió adelante a pesar de la persistente oposición de Satanás. […] Como Satanás sabía que el imperio que había usurpado al fin le sería arrebatado, resolvió no ahorrar esfuerzos para destruir al mayor número posible de las criaturas que Dios había hecho a su imagen. Odiaba al hombre porque Cristo había manifestado por él tal amor perdonador y tal compasión, y se preparó ahora para hacerlo objeto de toda clase de engaños por los cuales pudiera perderse; se entregó a su obra con más energía debido a que su propia condición era desesperada” (“Comentarios de Elena G. de White”, CBA 7:985, 986).

Sin duda, Satanás continúa sus actividades en la Tierra al derramar su furia contra el gran objeto del amor de Cristo en la Tierra: la iglesia. Sin embargo, la iglesia encuentra protección divina en lugares agrestes y desolados de la Tierra durante el período profético de 1.260 días/años.

El período de la persecución de Satanás se menciona dos veces en Apocalipsis 12 en términos de 1.260 días/años (Apoc. 12:6) y “un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo” (Apoc. 12:14). Ambos períodos se refieren a la duración de la actividad persecutoria mencionada en Daniel 7:23 al 25. En la Biblia, los días proféticos simbolizan años. El momento histórico que se ajusta a este período profético es de 538 a 1798 d.C., en el que la Iglesia Católica Romana, con la suma del poder eclesiástico y civil, dominó el mundo occidental hasta 1798, cuando el general napoleónico Berthier le puso fin al poder opresor de Roma, al menos temporalmente.

Durante este largo período de persecución, el dragón vomita de su boca agua como un río para destruir a la mujer. Las aguas representan pueblos y naciones (Apoc. 17:15). Roma envió ejércitos y naciones contra el pueblo fiel de Dios durante este tiempo. Cerca del fin de este período profético, una tierra amiga se traga las aguas y salva a la mujer, brindándole un refugio seguro. Esta provisión señala el refugio que ofreció Norteamérica con su libertad religiosa.

Piensa en cuánto tiempo duró la persecución aquí: 1.260 años. ¿Qué debería decirnos esto sobre cuán limitados somos para entender por qué las cosas (como la venida de Cristo) parecen demorar tanto, al menos desde nuestra perspectiva?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

En el siglo sexto el papado concluyó por afirmarse… El dragón dio a la bestia “su poder y su trono, y grande autoridad”. Apocalipsis 13:2 (VM). Entonces empezaron a correr los 1260 años de la opresión papal predicha en las profecías de Daniel y en el Apocalipsis… Los cristianos se vieron obligados a optar entre sacrificar su integridad y aceptar el culto y las ceremonias papales, o pasar la vida encerrados en los calabozos o morir en el tormento, en la hoguera o bajo el hacha del Verdugo… La persecución se desencadenó sobre los fieles con furia jamás conocida hasta entonces, y el mundo vino a ser un vasto campo de batalla. Por centenares de años la iglesia de Cristo no halló más refugio que en la reclusión y en la obscuridad. Así lo dice el profeta: “Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar aparejado de Dios, para que allí la mantengan mil doscientos y sesenta días”. Apocalipsis 12:6 (El conflicto de los siglos, p. 52).

¿Cuál fue la fortaleza de los que en tiempos pasados padecieron persecución por causa de Cristo? Consistió en su unión con Dios, con el Espíritu Santo y con Cristo. El vituperio y la persecución han separado a muchos de sus amigos terrenales, pero nunca del amor de Cristo. Nunca es tan amada de su Salvador el alma combatida por las tormentas de la prueba como cuando padece afrenta por la verdad. “Yo le amaré, y me manifestaré a él,” dijo Cristo. Juan 14:21. Cuando el creyente se sienta en el banquillo de los acusados ante los tribunales terrenales por causa de la verdad, está Cristo a su lado. Cuando se ve recluido entre las paredes de una cárcel, Cristo se le manifiesta y le consuela con su amor. Cuando padece la muerte por causa de Cristo, el Salvador le dice: Podrán matar el cuerpo, pero no podrán dañar el alma. “Confiad, yo he vencido al mundo”. Juan 16:33. “No temas, que yo soy contigo; no desmayes, que yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”. Isaías 41:10 (Los hechos de los apóstoles, p. 70).

Aun un poco más, y veremos al Rey en su hermosura. Un poco más, y enjugará toda lágrima de nuestros ojos. Un poco más, y nos presentará “delante de su gloria irreprensibles, con grande alegría”. [Judas 1:24]. Por lo tanto, cuando dio las señales de su venida, dijo: “Cuando estas cosas comenzaren a hacerse, mirad, y levantad vuestras cabezas, porque vuestra redención está cerca”.

Pero el día y la hora de su venida, Cristo no los ha revelado. Explicó claramente a sus discípulos que él mismo no podía dar a conocer el día o la hora de su segunda aparición. Si hubiese tenido libertad para revelarlo, ¿por qué habría necesitado exhortarlos a mantener una actitud de constante expectativa?… El tiempo exacto de la segunda venida del Hijo del hombre es un misterio de Dios (El Deseado de todas las gentes, p. 586).

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Lección 8 | Miércoles 20 de febrero______________________________________

GUERRA CONTRA EL REMANENTE

Lee Apocalipsis 12:17. Satanás, en el tiempo del fin, ¿contra quién hace guerra sin cuartel?

Apocalipsis 12:17

17 Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.

La palabra resto, o remanente, describe a aquellos que son fieles a Dios mientras que la mayoría apostata (1 Rey. 19:18; Apoc. 2:24). Mientras que la mayoría de los habitantes del mundo estará de parte de Satanás en el tiempo del fin, un grupo de gente que Dios levantó después de 1798 permanecerá fiel a Cristo frente a la furia total de Satanás.

¿Cuáles son las dos características del Remanente en Apocalipsis 12:17? ¿Cómo podemos estar seguros de que pertenecemos al remanente de Dios del tiempo del fin?

El remanente del tiempo del fin guarda los mandamientos de Dios. Apocalipsis 13 muestra que la primera tabla del Decálogo será decisiva en el conflicto del tiempo del fin. El componente clave de los primeros cuatro Mandamientos es la adoración. El principal problema de la crisis final es a quién se debe adorar. Mientras que la gente del mundo elegirá adorar la imagen de la bestia, el Remanente adorará a Dios, el Creador (Apoc. 14:7). El cuarto Mandamiento, el sábado, apunta específicamente a Dios como nuestro Creador, que es una de las razones por las que jugará un papel fundamental en la crisis final.

Además, la segunda característica del remanente del tiempo del fin es que “retienen el testimonio de Jesús”, que Apocalipsis 19:10 explica que es “el espíritu de la profecía”. Al comparar este versículo con Apocalipsis 22:9, vemos que los “hermanos” de Juan que tienen el testimonio de Jesús son profetas. Por lo tanto, “el testimonio de Jesús” se refiere a que Jesús dio testimonio de la verdad mediante sus profetas, tal como lo hizo a través de Juan (Apoc. 1:2). Apocalipsis muestra que, en el tiempo del fin, el pueblo de Dios tendrá el “espíritu de profecía” en su medio, para guiarlo a través de esos tiempos difíciles, ya que Satanás hará todo lo posible para engañarlo y destruirlo. Nosotros, como Adventistas, recibimos ese don de la visión profética en el ministerio y los escritos de Elena de White.

¿Cuáles consideras que son algunas de las ideas más increíbles que hemos recibido a través del “espíritu de profecía”? ¿Qué obligaciones nos impone este don, individualmente y como iglesia?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

“La importancia del sábado, como institución conmemorativa de la creación, consiste en que recuerda siempre la verdadera razón por la cual se debe adorar a Dios”, porque él es el Creador, y nosotros somos sus criaturas. “Por consiguiente, el sábado forma parte del fundamento mismo del culto divino, pues enseña esta gran verdad del modo más contundente, como no lo hace ninguna otra institución. El verdadero motivo del culto divino, no tan solo del que se tributa en el séptimo día, sino de toda adoración, reside en la distinción existente entre el Creador y sus criaturas. Este hecho capital no perderá nunca su importancia ni debe caer nunca en el olvido” (J. N. Andrews, History of the Sabbath, cap. 27).  Por eso, es decir, para que esta verdad no se borrara nunca de la mente de los hombres, instituyó Dios el sábado en el Edén y mientras el ser él nuestro Creador siga siendo motivo para que le adoremos, el sábado seguirá siendo señal conmemorativa de ello (El conflicto de los siglos, p. 433).

Se acerca el tiempo cuando el pueblo de Dios sentirá la mano de la persecución sobre ellos por guardar el santo día séptimo… El hombre de pecado que pensó cambiar los tiempos y la ley y que siempre ha oprimido al pueblo de Dios promulgará leyes que refuercen la observancia del primer día de la semana.

Que ninguno ceda a la tentación y se tome menos ferviente en su respeto por la ley de Dios por causa del menosprecio con que se la considera; porque esta es justamente la razón que debe inducimos a orar con todo el corazón, el alma y la voz diciendo: “Tiempo es de hacer, oh Jehová; disipado han tu ley”. Salmos 119:126. Por lo tanto, en vista del menosprecio universal, yo no seré traidor cuando Dios será más glorificado y honrado por mi lealtad (La fe por la cual vivo, p. 293).

Le pido que tome su posición del lado del Señor y haga su parte como un súbdito leal del reino. Reconozca el don que fue colocado en la iglesia para la dirección del pueblo de Dios en los días finales de la historia terrenal. Desde el principio la iglesia de Dios ha tenido el don de profecía en su medio como una voz viva para aconsejar, amonestar e instruir.

Hemos llegado ahora a los últimos días de la obra del mensaje del tercer ángel, cuando Satanás actuará con creciente poder, porque él sabe que su tiempo es corto…

El enemigo ha hecho esfuerzos magistrales para perturbar la fe de nuestro pueblo en los testimonios, y cuando estos errores lleguen tratarán de probar todas las posiciones por medio de la Biblia, pero ellos interpretan mal las Escrituras…

Esto es precisamente lo que Satanás se propuso que ocurriera, y los que han estado preparando el camino para que la gente no prestara atención a las advertencias y los reproches de los testimonios del Espíritu de Dios, verán que una ola de errores de toda clase aparecerán. Pretenderán que usan las Escrituras como evidencia, pero los engaños de Satanás prevalecerán en toda forma (Mensajes selectos, tomo 3, pp. 91, 92).

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Jueves 21 de febrero | Lección 8_________________________________________

LA ESTRATEGIA DE SATANÁS

A lo largo de toda la historia cristiana, Satanás se opuso a la obra de salvación de Dios, principalmente por medio de la transigencia sutil dentro de la iglesia, y mediante la coerción y la persecución desde afuera. La historia muestra que, si bien tuvo éxito por muchos siglos, esta estrategia fue contrarrestada por la Reforma y el redescubrimiento gradual de la verdad bíblica por parte del pueblo de Dios. Como se da cuenta de que se le está acabando el tiempo, Satanás intensifica sus esfuerzos y va a “hacer guerra” contra el remanente de Dios en el tiempo del fin (Apoc. 12:17). Sus ataques al Remanente incluirán un importante elemento de engaño. Se presentarán demonios que obrarán milagros y manifestaciones espiritistas (Apoc. 16:14). Este giro en la estrategia de Satanás corresponde a la transición de un enfoque histórico a un enfoque del tiempo del fin (ver Mat. 24:24).

Es notorio el hecho de que la palabra engaño se utilice habitualmente en Apocalipsis 12 al 20 para describir las actividades de Satanás en el tiempo del fin. La palabra engaño inicia (Apoc. 12:9) y concluye (Apoc. 20:7-10) la descripción apocalíptica de las actividades de Satanás en el tiempo del fin.

Lee 2 Tesalonicenses 2:8 al 12; Apocalipsis 13:13 y 14; y 19:20. ¿Cuál es la naturaleza del engaño de Satanás en el tiempo del fin?

2 Tesalonicenses 2:8-12

Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida; inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, 10 y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. 11 Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, 12 a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia.

Apocalipsis 13:13-14

13 También hace grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres. 14 Y engaña a los moradores de la tierra con las señales que se le ha permitido hacer en presencia de la bestia, mandando a los moradores de la tierra que le hagan imagen a la bestia que tiene la herida de espada, y vivió.

Apocalipsis 19:20

20 Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre.

Apocalipsis 12 al 20 describe a Satanás intentando ganar la lealtad del mundo. A su vez, utiliza poderes políticos y religiosos para hacer su obra: la Roma pagana, simbolizada por el dragón (Apoc. 12:4, 5); seguida por el catolicismo romano, simbolizado por la bestia que sube del mar (Apoc. 12:6, 15; 13:1-8); y finalmente, el protestantismo apóstata, simbolizado por la bestia que sube de la tierra (Apoc. 13:11). A lo largo del resto del libro, los miembros de esta tríada satánica están inseparablemente unidos al oponerse a las actividades de Dios en el mundo. Trabajan juntos para engañar a la gente, con el fin de alejarla de Dios y lograr que se ponga de parte de Satanás en la “batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso” (Apoc. 16:13, 14). A su vez, todos estos falsos sistemas serán destruidos en la Segunda Venida (Apoc. 9:20), mientras que el dragón, que simboliza al diablo, que obró mediante estos poderes terrenales (Apoc. 12:9), será destruido al final de los mil años (Apoc. 20:10). El Apocalipsis muestra que el engaño del tiempo del fin será tan grande que hará que la mayoría elija el camino de la destrucción.

Dos veces en Apocalipsis se hace un llamado a la sabiduría y al discernimiento espiritual para poder percibir y resistir la naturaleza engañosa de las actividades de Satanás en el tiempo del fin (Apoc. 13:18; 17:9). ¿Qué tipo de sabiduría es esta? Según Santiago 1:5, ¿cómo podemos obtener esa sabiduría?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

La obra de Satanás como acusador empezó en el cielo. Esta ha sido su obra en la tierra desde la caída del hombre, y será su obra en un sentido especial mientras nos acercamos al fin de la historia de este mundo. A medida que ve que su tiempo se acorta, trabaja con mayor ardor para engañar y destruir. Se aíra cuando ve en la tierra un pueblo que, aun con su debilidad y carácter pecaminoso, tiene respeto por la ley de Jehová. Está resuelto a hacer que ese pueblo no obedezca a Dios. Se deleita en su indignidad, y tiene lazos preparados para cada alma, a fin de que todos queden entrampados y separados de Dios. Trata de acusar y condenar a Dios y a todos los que luchan por llevar a cabo sus propósitos en este mundo, con misericordia y amor, con compasión y perdón.

Toda manifestación del poder de Dios en favor de su pueblo despierta la enemistad de Satanás. Cada vez que Dios obra en su favor, Satanás y sus ángeles obran con renovado vigor para lograr su ruina. Tiene celos de todos aquellos que hacen de Cristo su fuerza. Su objeto consiste en instigar al mal, y cuando tiene éxito arroja toda la culpa sobre los tentados. Señala sus ropas contaminadas, sus caracteres deficientes. Presenta su debilidad e insensatez, su pecado e ingratitud, su carácter distinto al de Cristo, que ha deshonrado a su Redentor. Todo esto lo presenta como un argumento que prueba su derecho a destruirlos a voluntad. Se esfuerza por espantar sus almas con el pensamiento de que su caso no tiene esperanza, que la mancha de su contaminación no podrá nunca lavarse. Espera destruir así su fe, a fin de que cedan plenamente a sus tentaciones, y abandonen su fidelidad a Dios (Palabras de vida del gran Maestro, p. 132).

Se me ha mostrado que Satanás no ha sido tonto ni negligente durante todos estos muchos años desde su caída, sino que ha estado aprendiendo. Se ha hecho más artero. Sus planes se han cimentado, y están más disfrazados bajo un manto religioso a fin de esconder su deformidad. El poder de Satanás ahora para tentar y engañar es diez veces mayor a lo que era en los días de los apóstoles. Su poder ha aumentado, y aumentará más aún, hasta que se le es quitado. Su enojo y su odio se han reforzado a medida que se le acorta el tiempo en que podrá obrar.

Dios sabe cómo obra Satanás, y envía sus ángeles para velar sobre sus hijos, para protegerlos del poder del diablo. La batalla entre los ángeles de Dios y los ángeles del diablo ocurre de continuo. Los ángeles de Dios están revestidos con la armadura completa, la panoplia del cielo, y aunque están rodeados por enemigos fieros, no tienen ningún temor, porque están cumpliendo la voluntad de su Comandante amado. Entran a los lugares más tenebrosos a fin de rescatar a los hijos de Dios de las trampas de Satanás, y su presencia causa el retiro de los ángeles malvados. A medida que los ángeles malvados son derrotados, expresan terribles maldiciones contra las injusticias de Dios y contra sus ángeles (Spiritual Gifts, tomo 2, p. 277).

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Lección 8 | Viernes 22 de febrero________________________________________

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

Lee “Las asechanzas del enemigo”, en El conflicto de los siglos, pp. 509-520.

El propósito de Apocalipsis 12 es, en primer lugar, explicarle al pueblo de Dios que los sucesos del tiempo del fin son parte del gran conflicto entre Cristo y Satanás y sus fuerzas demoníacas. El libro advierte al pueblo de Dios sobre lo que enfrenta hoy y lo que está a punto de enfrentar de una manera aún más grave en el futuro: a un enemigo experimentado y furioso. Pablo señala que la actividad de los últimos tiempos “de Satanás, [será] con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos” (2 Tes. 2:9, 10).

El Apocalipsis nos insta a tomarnos muy en serio el futuro y hacer de nuestra dependencia de Dios nuestra prioridad. Por otro lado, nos asegura que, aunque Satanás es un enemigo fuerte y experimentado, no es tan fuerte como para vencer a Cristo (ver Apoc. 12:8). Para el pueblo de Dios, la esperanza solo puede encontrarse en aquel que en el pasado derrotó victoriosamente a Satanás y sus fuerzas demoníacas. Él ha prometido estar con sus fieles seguidores “todos los días, hasta el fin del mundo” (Mat. 28:20).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

    1. Como Adventistas del Séptimo Día, consideramos que cumplimos con las características del remanente del tiempo del fin. ¡Qué privilegio! Y, también, qué responsabilidad. (Ver Luc. 12:48.) Sin embargo, ¿por qué debemos tener cuidado de no pensar que esta función nos garantiza la salvación personal?
    2. “Hablamos demasiado del poder de Satanás. Es verdad que Satanás es un ser poderoso; pero agradezco a Dios por nuestro poderoso Salvador, que echó al maligno del cielo. Hablamos de nuestro adversario, lo mencionamos en nuestras oraciones, pensamos en él; y se muestra cada vez más grande en nuestra imaginación. Ahora bien, ¿por qué no hablar de Jesús? ¿Por qué no pensar en su poder y su amor? A Satanás le complace que magnifiquemos su poder. Exalta a Jesús, medita en él, y al contemplarlo serás transformado a su imagen” (ARSH, 19 de marzo de 1889). ¿De qué manera los cristianos magnifican el poder de Satanás? Por otro lado, ¿qué peligros surgen al negar no solo la realidad del poder de Satanás sino también la realidad de su existencia misma?

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