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Lección 8 – MINISTRAR COMO JESÚS – Para el 22 de agosto de 2020

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Lección 8: Para el 22 de agosto de 2020

MINISTRAR COMO JESÚS

Sábado 15 de agosto_____________________________________________________

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Mateo 5:13, 14; Filipenses 2:15; Marcos 12:34; Efesios 4:15; Mateo 4:23–25; Mateo 25:31–46.

PARA MEMORIZAR:

“Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor” (Mat. 9:36).

Jesús realmente se preocupaba por las personas. Estaba más interesado en sus preocupaciones y necesidades que en las suyas. Su vida estaba totalmente centrada en otras personas. El suyo fue un ministerio de amorosa compasión. Jesús satisfacía las necesidades físicas, mentales y emocionales de las personas que lo rodeaban, y por lo tanto, sus corazones se abrían a las verdades espirituales que Jesús enseñaba. Cuando sanaba a los leprosos, abría los ojos de los ciegos y los oídos de los sordos, liberaba a los endemoniados, alimentaba a los hambrientos y cuidaba de los necesitados, los corazones se conmovían y las vidas cambiaban.

“Solo el método de Cristo será el que dará éxito para llegar a la gente. El Salvador trataba con los hombres como quien deseaba hacerles bien. Les mostraba simpatía, atendía sus necesidades y se ganaba su confianza. Entonces les pedía: ‘Sígueme’ ” (MC 102). Jesús reconocía que el mundo necesita una demostración del evangelio tanto como necesita su proclamación. El testimonio vivo de una vida como la de Cristo, comprometida a ministrar a los demás, es un poderoso testimonio de las palabras que hablamos y le da credibilidad a nuestro testimonio.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Cuando Cristo vio las multitudes que se habían reunido alrededor de él, «tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor». Cristo vio la enfermedad, la tristeza, la necesidad y degradación de las multitudes que se agolpaban a su paso. Le fueron presentadas las necesidades y desgracias de la humanidad de todo el mundo. En los encumbrados y los humildes, los más honrados y los más degradados, veía almas que anhelaban las mismas bendiciones que él había venido a traer; almas que necesitaban solamente un conocimiento de su gracia para llegar a ser súbditos de su reino. «Entonces dice a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies». Mateo 9:37, 38.

Hoy existe la misma necesidad. Hacen falta en el mundo obreros que trabajen como Cristo trabajó a favor de los dolientes y pecadores. Hay, a la verdad, una multitud que alcanzar. El mundo está lleno de enfermedad, sufrimiento, angustia y pecado. Está repleto de personas que necesitan que se las atienda: los débiles, los impotentes, los ignorantes, los degradados (Testimonios para la iglesia, t. 6, p. 257).

Aquel Dios que envió a los cuervos para que alimentaran a Elías en el arroyo de Querit, no se olvidará de ninguno de sus hijos fieles y sacrificados. De la persona que camina en justicia se escribe: «Se le dará su pan, y sus aguas serán seguras». Isaías 33: 16. «No serán avergonzados en el mal tiempo, y en los días de hambre serán saciados». Salmo 37: 19. «El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?» Romanos 8:32.

El que alivió los cuidados de su madre viuda y ayudó a sostener el hogar de Nazaret, simpatiza con cada madre que lucha para proveerles alimento a sus hijos. El que tuvo compasión de la multitud porque desfallecían y estaban esparcidos, todavía siente compasión por el pobre sufriente. Su mano se extiende sobre ellos para bendecirlos y en la misma oración que les dio a los discípulos nos enseña a acordamos de los pobres (Exaltad a Jesús, p. 125).

La verdad, tal como se baila en Cristo, puede ser experimentada, pero nunca explicada. Su altura, anchura y profundidad sobrepujan nuestro conocimiento. Podemos esforzar hasta lo sumo nuestra imaginación para ver solo turbiamente la vislumbre de un amor inexplicable, tan alto como los cielos, pero que ha descendido hasta la tierra a estampar la imagen de Dios en todo el género humano.

Sin embargo, nos es posible ver todo lo que podemos soportar de la compasión divina. Esta se descubre al alma humilde y contrita. Entenderemos la compasión de Dios en la misma proporción en que apreciamos su sacrificio por nosotros. Al estudiar la Palabra de Dios con humildad de corazón, el grandioso tema de la redención se abrirá a nuestra investigación. Aumentará en brillo mientras lo contemplemos; y mientras aspiremos a entenderlo, su altura y profundidad irán continuamente en aumento (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 99, 100).

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Domingo 16 de agosto | Lección 8_______________________________________

LA ACTITUD DE JESÚS HACIA LAS PERSONAS

Jesús siempre buscaba lo bueno en los demás. Sacaba lo mejor de ellos. Una de las críticas que los dirigentes religiosos de su época tenían hacia Jesús era: “Este a los pecadores recibe, y con ellos come” (Luc. 15:2). Estaban preocupados porque él comulgaba con “los impíos”. Su visión de la religión era de ostracismo más que de comunión. Se sorprendieron cuando Jesús dijo de sí mismo: “Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento” (Mat. 9:13).

La religión de los escribas, los fariseos y los saduceos era evasiva. Ellos pensaban: “Hay que hacer todo lo posible para evitar contaminarse con el pecado”. La enseñanza de Jesús fue dramáticamente diferente. Se sumergió en este mundo, un pozo de serpientes, para redimirlo, no para evitarlo. Él es “la luz del mundo” (Juan 8:12).

Lee Mateo 5:13 y 14. ¿Qué dos ilustraciones usó Jesús para describir a sus seguidores? ¿Por qué crees que usó esas ilustraciones específicas? Ver también Juan 1:9; 12:46; Fil. 2:15.

Mateo 5:13-14

13 Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. 14 Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.

Juan 1:9

Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.

Juan 12:46

46 Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas.

Filipenses 2:15

15 para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo;

La sal era uno de los recursos más importantes del mundo antiguo. Era extremadamente valiosa, y en ocasiones las legiones romanas la usaban como moneda. Era un símbolo de gran riqueza. También se utilizaba para preservar y dar sabor a los alimentos. Cuando Jesús usó la ilustración de la sal para simbolizar a sus seguidores, realmente estaba diciendo que la verdadera riqueza del mundo no son las personas más ricas y poderosas del mundo; la verdadera riqueza del mundo son los cristianos comprometidos que están siendo determinantes para el Reino de Dios. Sus actos amorosos de servicio desinteresado preservan la bondad del mundo y dan sabor a su atmósfera.

La segunda ilustración que usó Jesús (en Mat. 5:14) fue la de “la luz del mundo”. La luz no evita la oscuridad, brilla en la oscuridad. No se separa de la oscuridad; penetra en la oscuridad, haciendo que la oscuridad sea iluminada. Los seguidores de Jesús deben penetrar en la oscuridad de este mundo en sus vecindarios, aldeas, pueblos y ciudades para iluminarlos con la gloria de Dios.

Después de considerar las palabras de Jesús en Juan 17:15 al 18, ¿cómo debemos entender la idea de separación del mundo y evitar el mundo? ¿Son la misma cosa? ¿Qué quiso decir Jesús cuando oró para que sus seguidores estuvieran en el mundo pero que no fueran del mundo? ¿Cómo logramos eso?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

[Los judíos] no lo recibieron a su llegada, porque se habían hecho una idea falsa acerca de la manera en que vendría. Este Jesús, un aldeano y carpintero de origen oscuro, el Hijo de Dios, ¿el Mesías? No podía ser.

Pero en Cristo desaparecieron las peculiaridades que separaban a los judíos de las otras nacionalidades. El mismo se colocó en un lugar de donde pudiera impartir instrucción a toda clase de personas. A menudo les dijo que estaba relacionado con toda la familia humana, judíos y gentiles. «Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento». Mateo 9: 13. Vino a buscar y a salvar lo que se había perdido. Para esto dejó a las noventa y nueve; para esto se despojó de sus ropas reales, y veló su divinidad con la humanidad. El mundo entero es el campo de trabajo de Cristo. En sus pensamientos no entra una esfera menor (Exaltad a Jesús, p. 29).

Los ángeles están observando el desarrollo del carácter, y pesando el valor moral. Los que profesan creer la verdad han de ser íntegros ellos mismos y ejercer toda su influencia para iluminar a otros y ganarlos para la verdad. Sus palabras y obras son el conducto por medio del cual los principios puros de la verdad y la santidad son transmitidos al mundo. Son la sal y la luz de la tierra.

Vi que al mirar hacia el cielo veremos luz y paz; pero al mirar al mundo, veremos que todo refugio nos faltará, y todo bien pasará pronto. No hay para nosotros ayuda sino en Dios; en este estado de confusión de la tierra podemos hallar serenidad, firmeza o seguridad tan solo en la fuerza de una fe viva; no podemos tener paz si no descansamos en Dios ni esperamos su salvación. Resplandece sobre nosotros una luz mayor que la que iluminó a nuestros padres. No podemos ser aceptados ni honrados por Dios prestando el mismo servicio o haciendo las mismas obras que nuestros padres. Para ser aceptados y bendecidos por Dios, como lo fueron ellos, debemos imitar su fidelidad y celo, mejorar nuestra luz así como ellos mejoraron la suya, y obrar como ellos habrían obrado si hubiesen vivido en nuestros días.

Debemos andar en la luz que resplandece sobre nosotros. De otra manera esa luz se trocará en tinieblas (Testimonios para la iglesia, t. 1, p. 238).

En este mundo hay dos reinos: el reino de Cristo y el reino de Satanás. Cada uno de nosotros pertenece a uno de ellos…

No es la voluntad de Dios que nos aislemos del mundo. Pero mientras estemos en el mundo debemos santificarnos a Dios. No debemos copiar al mundo. Debemos vivir en el mundo como una influencia correctora, como la sal que retiene su sabor. Entre una generación impía, impura e idólatra, debemos ser puros y santos, y demostrar que la gracia de Cristo tiene poder para restaurar en el ser humano la semejanza divina. Debemos ejercer una influencia salvadora para el mundo (Consejos sobre la salud, p. 593).

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Lección 8 | Lunes 17 de agosto___________________________________________

CÓMO TRATABA JESÚS A LAS PERSONAS

El objetivo de Jesús era extraer lo mejor de las personas. Incluso cuando las circunstancias eran inusualmente desafiantes, él respondía de buena manera. El Evangelio de Lucas registra que todos “estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca” (Luc. 4:22), y el Evangelio de Juan agrega que “la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo” (Juan 1:17). Su acercamiento a la gente era “desarmador”. Sus amables palabras tocaban un acorde sensible en sus corazones.

Lee Mateo 8:5 al 10 y Marcos 12:34. ¿Qué palabras llenas de esperanza habló Jesús a dos personas inusuales: un centurión romano y un escriba judío?

Mateo 8:5-10

Entrando Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole, y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré. Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará. Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. 10 Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe.

Marcos 12:34

34 Jesús entonces, viendo que había respondido sabiamente, le dijo: No estás lejos del reino de Dios. Y ya ninguno osaba preguntarle.

La declaración de Jesús a un comandante militar romano fue revolucionaria. Piensa en cómo se debió haber sentido este oficial del ejército cuando Jesús afirmó que no había encontrado este grado de fe ni siquiera en Israel. Piensa también en los pensamientos del escriba judío cuando Jesús dijo: “No estás lejos del Reino de Dios”. Jesús tenía la capacidad de obtener lo mejor de las personas. Hay pocas cosas más eficaces que un cumplido para abrir los corazones al evangelio. Busca lo bueno en las personas que están a tu alrededor y hazles saber que las aprecias.

Compara Isaías 42:3, Colosenses 4:5 y 6 y Efesios 4:15. ¿Qué principios vitales nos enseñan estos textos sobre compartir nuestra fe con los demás y sobre nuestra relación con ellos?

Isaías 42:3

No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por medio de la verdad traerá justicia.

Colosenses 4:5-6

Andad sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo. Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno.

Efesios 4:15

15 sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,

Cuando nuestras palabras son alentadoras y llenas de gracia, tienen una influencia positiva sobre la vida de los demás. Las palabras proféticas de Isaías revelan que Jesús “no quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare”. En otras palabras, Jesús fue tan compasivo que tuvo cuidado de no herir innecesariamente a alguien que acababa de llegar a la fe ni apagar aun las brasas más pequeñas de fe en sus corazones.

¿Por qué la forma en que decimos algo es tan importante o incluso más importante que lo que decimos? ¿Cómo reaccionas a esta afirmación: “La verdad es verdad y la gente debe tomarla o dejarla”? ¿Qué tiene de malo esta afirmación verdadera?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

A pesar del formalismo de los judíos, este oficial romano estaba convencido de que tenían una religión superior a la suya. Ya había derribado las vallas del prejuicio y odio nacionales que separaban a los conquistadores de los conquistados. Había manifestado respeto por el servicio de Dios, y demostrado bondad a los judíos, adoradores de Dios. En la enseñanza de Cristo, según le había sido explicada, hallaba lo que satisfacía la necesidad del alma. Todo lo que había de espiritual en él respondía a las palabras del Salvador…

[Le dijo a Jesús] Como represento el poder de Roma y mis soldados reconocen mi autoridad como suprema, así tú representas el poder del Dios infinito y todas las cosas creadas obedecen tu palabra. Puedes ordenar a la enfermedad que se aleje, y te obedecerá. Puedes llamar a tus mensajeros celestiales, y ellos impartirán virtud sanadora. Pronuncia tan solo la palabra, y mi siervo sanará.

«Lo cual oyendo Jesús, se maravilló de él, y vuelto, dijo a las gentes que le seguían: Os digo que ni aun en Israel be hallado tanta fe» (El Deseado de todas las gentes, pp. 282, 283).

El escriba que había interrogado a Jesús estaba bien instruido en la ley y se asombró de sus palabras. No esperaba que manifestase un conocimiento tan profundo y cabal de las Escrituras. Obtuvo una visión más amplia de los principios básicos de los preceptos sagrados. Delante de los sacerdotes y gobernantes congregados, reconoció honradamente que Cristo había dado la debida interpretación a la ley, diciendo:

«Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios, y no hay otro fuera de él; y que amarle de todo corazón, y de todo entendimiento, y de toda el alma, y de todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo, más es que todos los holocaustos y sacrificio «.

La sabiduría de la respuesta de Cristo había convencido al escriba. Sabía que la religión judía consistía en ceremonias externas más bien que en piedad interna. Sentía en cierta medida la inutilidad de las ofrendas ceremoniales, y del derramamiento de sangre para la expiación del pecado si no iba acompañado de fe. El amor y la obediencia a Dios, la consideración abnegada para con el hombre, le parecían de más valor que todos estos ritos. La disposición de este hombre a reconocer la corrección del raciocinio de Cristo y su respuesta decidida y pronta delante de la gente, manifestaban un espíritu completamente diferente del de los sacerdotes y gobernantes. El corazón de Jesús se compadeció del honrado escriba que se había atrevido a afrontar el ceño de los sacerdotes y las amenazas de los gobernantes al expresar las convicciones de su corazón. «Jesús entonces, viendo que había respondido sabiamente, le dice: No estás lejos del reino de Dios» (El Deseado de todas las gentes, p. 560).

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Martes 18 de agosto | Lección 8_________________________________________

EL MINISTERIO SANADOR DE JESÚS: PARTE 1

El método de evangelismo de nuestro Señor va más allá de los discursos memorizados y las presentaciones enlatadas; es tan rico y dinámico como la vida misma. Todos los días nos codeamos con personas que tienen todo tipo de necesidades: físicas, mentales, emocionales y espirituales. Cristo está ansioso por satisfacer esas necesidades a través de nosotros cuando mostramos preocupación por la soledad, la tristeza y la angustia de las personas, y cuando mostramos interés en sus alegrías, esperanzas y sueños.

Jesús ministraba las necesidades manifiestas de las personas para poder satisfacer sus necesidades más profundas. Una necesidad manifiesta es un área de la vida donde las personas ya sienten que no pueden resolver un problema por sí mismas. Puede ser la necesidad de dejar de fumar, bajar de peso, seguir una dieta mejor o reducir el estrés. Puede ser una necesidad de alimentos, de vivienda o de atención médica. Puede ser la necesidad de terapia y consejos para el matrimonio o la familia.

Sin embargo, una necesidad fundamental es lo que más necesitan los seres humanos: la necesidad de una relación personal con Dios y la comprensión de que su vida tiene un significado eterno. La reconciliación con Dios en un mundo caído es nuestra mayor necesidad.

Lee las historias del paralítico en Mateo 9:1 al 7 y la mujer con el problema de flujo de sangre en Marcos 5:25 al 34. ¿Qué indicios tenemos, en ambas historias, de que Jesús vinculó la curación física con satisfacer la necesidad principal de reconciliación con Dios?

Mateo 9:1-7

1 Entonces, entrando Jesús en la barca, pasó al otro lado y vino a su ciudad. Y sucedió que le trajeron un paralítico, tendido sobre una cama; y al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados. Entonces algunos de los escribas decían dentro de sí: Este blasfema. Y conociendo Jesús los pensamientos de ellos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? Porque, ¿qué es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dice entonces al paralítico): Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa. Entonces él se levantó y se fue a su casa.

Marcos 5:25-34

25 Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, 26 y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor, 27 cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto. 28 Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva. 29 Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote. 30 Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos? 31 Sus discípulos le dijeron: Ves que la multitud te aprieta, y dices: ¿Quién me ha tocado? 32 Pero él miraba alrededor para ver quién había hecho esto. 33 Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad. 34 Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote.

El ministerio de curación de Cristo incluía mucho más que la sanación física y emocional. Jesús anhelaba que las personas experimentaran la integridad que el pecado había destrozado. Para Cristo, la curación física sin sanidad espiritual era incompleta. Si el amor de Dios nos motiva a desear el bienestar físico y emocional de un individuo, también nos motivará mucho más a desear el bienestar espiritual de esa persona para que pueda vivir la vida al máximo aquí y por toda la eternidad. Después de todo, cada persona a la que Jesús sanó, finalmente, murió. Por lo tanto, su verdadera necesidad, por encima de todo, era espiritual, ¿no es así?

¿Qué tipo de iniciativas puede tomar nuestra iglesia en nuestra comunidad para satisfacer las necesidades de las personas y demostrar que realmente nos preocupamos por ellas? Piensa en las personas de tu comunidad. ¿Qué está haciendo tu iglesia para marcar la diferencia en la vida de las personas?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Las palabras pronunciadas por Jesús: «Tus pecados te son perdonados» (Mateo 9:2), tienen un inmenso valor para nosotros. Él dijo: He llevado tus pecados en mi propio cuerpo en la cruz del Calvario. Él ve vuestras aflicciones. Su mano se posa sobre la cabeza de cada alma contrita, y Jesús se convierte en nuestro Abogado delante del Padre, y nuestro Salvador. El corazón humillado y contrito recibirá una gran bendición con el perdón…

Podemos repetir a otros su tierna compasión, a otros que vagan en el laberinto del pecado. Debemos revelar tiernamente a otros la gracia de Cristo que nos ha sido manifestada. El alma se llenará de una gran ternura y compasión por seres humanos que todavía están bajo el control de Satanás. Cristo se multiplicará en cada hombre y mujer que cree en él, porque habrán de vivir nuevamente la vida de Cristo al bendecir, iluminar y brindar esperanza, paz y gozo a otros corazones (Dios nos cuida, p. 149).

Habéis confesado vuestros pecados y en vuestro corazón los habéis desechado. Habéis resuelto entregaros a Dios. Id pues a El, y pedidle que os limpie de vuestros pecados, y os dé un corazón nuevo. Creed que lo hará porque lo ha prometido. Esta es la lección que el Señor Jesús enseñó mientras estuvo en la tierra. Debemos creer que recibimos el don que Dios nos promete, y lo poseemos. El Señor Jesús sanaba a los enfermos cuando tenían fe en su poder; les ayudaba con las cosas que podían ver; así les inspiraba confianza en él tocante a las cosas que no podían ver y los inducía a creer en su poder de perdonar los pecados. Esto se ve claramente en el caso del paralítico: «Mas para que sepáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra de perdonar pecados (dijo entonces al paralítico): ¡Levántate, toma tu cama y vete a tu casa!» Mateo 9:6 (El camino a Cristo, pp. 49, 50).

Durante su vida en la tierra, Cristo enseñó la lección de la atención cuidadosa que debe dispensarse a las cosas pequeñas. La gran obra de la redención pesaba continuamente sobre su alma. Mientras enseñaba y sanaba, todas las energías de su mente y su cuerpo eran esforzadas hasta el límite; no obstante notaba las cosas más sencillas de la vida y la naturaleza. Sus lecciones más instructivas fueron aquellas en las cuales, mediante las cosas sencillas de la naturaleza, ilustró las grandes verdades del reino de Dios. No pasó por alto las necesidades del más humilde de sus siervos. Su oído oía cada clamor de necesidad. Estaba atento al toque de la mujer enferma aun en medio de la multitud; el más leve toque de fe obtuvo respuesta. Cuando resucitó de la muerte a la hija de Jairo, recordó a los padres que debían darle algo de comer (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 291,292).

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Lección 8 | Miércoles 19 de agosto______________________________________

EL MINISTERIO SANADOR DE JESÚS: PARTE 2

Lee Mateo 4:23 al 25 y Mateo 9:35. ¿Qué triple enfoque formaba la base para el ministerio de Cristo? ¿Cómo satisfacía las necesidades de las personas y qué impacto tenía en su vida?

Mateo 4:23-25

23 Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. 24 Y se difundió su fama por toda Siria; y le trajeron todos los que tenían dolencias, los afligidos por diversas enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y paralíticos; y los sanó. 25 Y le siguió mucha gente de Galilea, de Decápolis, de Jerusalén, de Judea y del otro lado del Jordán.

Mateo 9:35

35 Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.

Jesús combinaba el triple ministerio de enseñanza, predicación y curación. Él compartió principios eternos para que todos pudiéramos vivir vidas con significado y propósito. Él dijo: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10). Su ministerio reveló una superabundancia de gracia. Y Jesús vino para permitirnos vivir vidas de “superabundancia” ahora y para siempre.

Lee Marcos 1:32 al 39. Jesús pasó todo el día sanando a los enfermos y echando fuera demonios. Después de pasar tiempo en oración a la mañana siguiente, cuando más multitudes buscaban aún más curación, se fue a otra ciudad. ¿Por qué no los sanó? Nota su propia razón en los versículos 38 y 39.

Marcos 1:32-39

32 Cuando llegó la noche, luego que el sol se puso, le trajeron todos los que tenían enfermedades, y a los endemoniados; 33 y toda la ciudad se agolpó a la puerta. 34 Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y echó fuera muchos demonios; y no dejaba hablar a los demonios, porque le conocían. 35 Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba. 36 Y le buscó Simón, y los que con él estaban; 37 y hallándole, le dijeron: Todos te buscan. 38 El les dijo: Vamos a los lugares vecinos, para que predique también allí; porque para esto he venido. 39 Y predicaba en las sinagogas de ellos en toda Galilea, y echaba fuera los demonios.

Esta historia es reveladora. Después de sanar a las multitudes el día anterior, al día siguiente, Jesús deja a las multitudes que lo buscan y que todavía necesitan sanidad. Su explicación es que el propósito por el cual vino al mundo era predicar el evangelio. Jesús no era simplemente un obrador de milagros espectacular. Él era el divino Hijo de Dios que vino en una misión redentora. No se contentaba simplemente con curar enfermedades físicas. Él anhelaba que las personas recibieran el regalo de la vida eterna que tenía para ofrecer. Jesús proclamó claramente el propósito de su venida a la Tierra en estas palabras: “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Luc. 19:10). Cada acto de curación fue una oportunidad para revelar el carácter de Dios, aliviar el sufrimiento y proporcionar una oportunidad para la vida eterna.

¿Es posible vivir la vida abundante que Jesús te ofrece si estás enfermo o inmerso en la pobreza? ¿Les ofrecía Jesús a las personas algo más profundo que la curación física? ¿De qué maneras prácticas podemos guiar a las personas a las verdades espirituales cuando ministramos a sus necesidades físicas y emocionales?

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Cristo vino para sanar a los enfermos y proclamar liberación a los cautivos de Satanás. Él era en sí mismo la salud y la fuerza. Impartía vida a los enfermos, a los afligidos, a los poseídos de los demonios. No rechazaba a ninguno que viniese para recibir su poder sanador. Sabía que aquellos que le pedían ayuda habían atraído la enfermedad sobre sí mismos; sin embargo no se negaba a sanarlos. Y cuando la virtud de Cristo penetraba en estas pobres almas, quedaban convencidas de pecado, y muchos eran sanados de su enfermedad espiritual tanto como de sus dolencias físicas. El evangelio posee todavía el mismo poder, y ¿por qué no habríamos de presenciar hoy los mismos resultados?

Cristo siente los males de todo doliente. Cuando los malos espíritus desgarran un cuerpo humano, Cristo siente la maldición. Cuando la fiebre consume la corriente vital, él siente la agonía. Y está tan dispuesto a sanar a los enfermos ahora como cuando estaba personalmente en la tierra. Los siervos de Cristo son sus representantes, los conductos por los cuales ha de obrar. Él desea ejercer por ellos su poder curativo (Exaltad a Jesús, p. 252).

Por la mañana temprano, Pedro y sus compañeros fueron a Jesús, para decirle que le buscaba todo el pueblo de Capernaum. Con sorpresa oyeron estas palabras de Cristo: «También a otras ciudades es necesario que anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto soy enviado». Lucas 4:43.

En la agitación de que era presa Capernaum había peligro de que se perdiera de vista el objeto de su misión. Jesús no se daba por satisfecho con llamar la atención sobre sí mismo como mero taumaturgo, o sanador de dolencias físicas. Quería atraer a los hombres como su Salvador. Mientras que las muchedumbres anhelaban creer que Jesús había venido como rey para establecer un reino terrenal, él se esforzaba para invertir sus pensamientos de lo terrenal a lo espiritual. El mero éxito mundano hubiera impedido su obra.

Y la admiración de la frívola muchedumbre discordaba con su temperamento. No había egoísmo en su vida. El homenaje que el mundo tributa a la posición social, a la fortuna o al talento era extraño al Hijo del hombre. Jesús no se valió de ninguno de los medios que emplean los hombres para granjearse la lealtad y el homenaje. Siglos antes de su nacimiento había dicho de él un profeta: «No clamará, ni alzará, ni hará oír su voz en las plazas. No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare: sacará el juicio a verdad». Isaías 42:2, 3 (El ministerio de curación, pp. 19, 20).

Jesús vino para «deshacer las obras del diablo». «En él estaba la vida», y él dice: «Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia». Él es un «espíritu vivificante». l Juan 3:8; Juan 1:4; 10: 1 O; 1 Corintios 15:45. Y tiene todavía el mismo poder vivificante que, mientras estaba en la tierra, sanaba a los enfermos y perdonaba al pecador. Él «perdona todas tus iniquidades», él «sana todas tus dolencias». Salmo 103:3 (El Deseado de todas las gentes, pp. 235,236).

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Jueves 20 de agosto | Lección 8_________________________________________

LO QUE LE IMPORTA A JESÚS

El mensaje de Jesús a sus discípulos en Mateo 24, que combina eventos relacionados con la destrucción de Jerusalén y los días previos a su regreso, es seguido por tres parábolas del tiempo del fin en Mateo 25. Estas parábolas resumen las cualidades de carácter que realmente le importan a Jesús para un pueblo que espera su segunda venida. La parábola de las diez vírgenes enfatiza la importancia de una vida genuina, auténtica y llena del Espíritu. La parábola de los diez talentos subraya la importancia de usar fielmente los dones que Dios nos ha dado a cada uno de nosotros. La parábola de las ovejas y los cabritos revela que el cristianismo genuino realmente ministra las necesidades de aquellos que Dios coloca en nuestra vida cada día.

Lee Mateo 25:31 al 46. ¿Cómo describe Jesús el cristianismo genuino? Enumera las áreas de ministración de las que habla este pasaje.

Mateo 25:31-46

31 Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, 32 y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. 33 Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. 34 Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. 35 Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; 36 estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. 37 Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? 38 ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? 39 ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? 40 Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. 41 Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. 42 Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; 43 fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. 44 Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? 45 Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. 46 E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.

Aunque esta parábola habla de satisfacer las necesidades físicas genuinas de las personas, un aspecto del relato que no debemos descuidar es si será posible que haya algo más aquí. Hay hambre y sed de Jesús ocultas en las almas de los seres humanos, que anhelan ser satisfechas (Juan 6:35; 4:13, 14). Todos somos extranjeros que anhelamos un hogar hasta que descubrimos nuestra verdadera identidad en Cristo (Efe. 2:12, 13, 19). Estamos desnudos espiritualmente hasta que nos revestimos de su justicia (Apoc. 3:18; 19:7, 8).

Los profetas del Antiguo Testamento a menudo describieron la condición humana como una enfermedad incurable (Isa. 1:5; Jer. 30:12-15). La enfermedad del pecado es mortal, pero el profeta nos señala el remedio. “Mas yo haré venir sanidad para ti, y sanaré tus heridas, dice Jehová” (Jer. 30:17). Jesús es el remedio para la enfermedad mortal de nuestra alma.

La parábola de las ovejas y los cabritos nos exhorta a satisfacer las necesidades físicas de quienes nos rodean, pero hace mucho más. Es la historia de un Cristo que satisface las necesidades más profundas del alma, y es su invitación a asociarnos con él para ministrar a quienes nos rodean. Vivir vidas egocéntricas y descuidar las necesidades físicas, mentales, emocionales y espirituales de los demás es arriesgarse a la perdición eterna. En la parábola, aquellos que dan su vida por algo más que ellos mismos son elogiados por su Señor y bienvenidos a la eternidad, mientras que aquellos que persiguen egoístamente su propia agenda y descuidan las necesidades de los demás son condenados por su Señor.

ESPÍRITU DE PROFECÍA

Los que recibirán la recompensa más abundante serán los que hayan mezclado con su actividad y su celo una piedad misericordiosa y tierna por los pobres, los huérfanos, los oprimidos y los afligidos. Pero los que pasan sin preocuparse de ellos, que están demasiado ocupados para prestar atención a lo que ha sido comprado con la sangre de Cristo, que están llenos de grandes proyectos, encontrarán que están en el último lugar, en el más ínfimo.

Los hombres obran de acuerdo con lo que es el verdadero carácter de su corazón. Hay a nuestro alrededor los que poseen un espíritu manso y humilde, el espíritu de Cristo, pero que hacen muchas cosas pequeñas para ayudar a los que están cerca de ellos, y que no piensan en esas cosas que hacen; estos se asombrarán al final cuando encuentren que Cristo ha notado las palabras que han hablado a los desanimados, y ha tomado en cuenta los donativos más pequeños hechos para aliviar a los pobres, y que han costado al dador algún grado de abnegación. El Señor mide el espíritu y da la recompensa que corresponde; y el espíritu de amor puro, humilde e infantil hace que la ofrenda sea preciosa a su vista (Consejos sobre mayordomía cristiana, p. 354).

Al poner entre ellos a los desamparados y a los pobres, para que dependan de su cuidado, Cristo prueba a los que dicen ser sus discípulos. Por nuestro amor y servicio en pro de sus hijos necesitados revelamos lo verdadero de nuestro amor a él. Desatenderlos equivale a declaramos falsos discípulos, extraños a Cristo y a su amor.

Aunque se hiciera todo lo posible para proporcionar hogar a los huérfanos, quedarían aún muchos por atender. Muchos de ellos han heredado propensiones al mal. Prometen poco, no son atractivos, sino perversos; pero los compró la sangre de Cristo, y para él son tan preciosos como nuestros hijitos. De no serles tendida una mano de auxilio, crecerán en la ignorancia y los arrastrarán el vicio y el crimen. Muchos de estos niños podrían ser librados de estos peligros mediante la obra de asilos de huérfanos (El ministerio de curación, pp. 156, 157).

Todo el cielo se vaciará de ángeles, mientras los santos lo estén esperando, mirando hacia el cielo, como lo hicieron los galileos cuando ascendió desde el monte de los Olivos. Entonces únicamente los que sean santos, los que hayan seguido plenamente al manso Dechado, se sentirán arrobados de gozo y exclamarán al contemplarle: «He aquí, este es nuestro Dios; le hemos esperado, y nos salvará». Y serán transformados «en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta», aquella trompeta que despierta a los santos que duermen, y los invita a salir de sus camas de polvo, revestidos de gloriosa inmortalidad, y clamando: «¡Victoria! ¡Victoria sobre la muerte y el sepulcro!» (Maranata: El Señor viene, p. 301).

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Lección 8 | Viernes 21 de agosto_________________________________________

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

“Muchos no tienen fe en Dios y han perdido la confianza en el hombre. Pero saben apreciar los actos de simpatía y de auxilio. Cuando ven a alguien que, sin el aliciente de las alabanzas ni esperanza de recompensa en esta Tierra, va a sus casas para asistir a los enfermos, dar de comer a los hambrientos, vestir a los desnudos, consolar a los tristes y encaminarlos a todos con ternura hacia el Ser de cuyo amor y compasión el obrero humano es el mensajero; cuando ven todo eso, su corazón se conmueve. Brota el agradecimiento. Se enciende la fe. Ven que Dios cuida de ellos, y así quedan preparados para oír la Palabra divina” (MC 104).

El ministerio desinteresado de Jesús abre corazones, rompe los prejuicios y crea una receptividad al evangelio. La iglesia es el cuerpo de Cristo que satisface las necesidades de amor en todas partes. Cristo nos envía a nuestras comunidades para marcar una diferencia en su nombre. Aunque ciertamente debemos tener cuidado de que el mundo no nos contamine (y eso es una amenaza muy real y peligrosa para nuestra iglesia), aun así debemos aprender a llegar a las personas donde están y ser utilizados por Dios, que quiere sacarlas de donde están y llevarlas adonde deberían estar.

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. ¿Por qué el ministerio compasivo de Cristo es tan poderoso para romper los prejuicios y predisponer a las personas para escuchar verdades espirituales? Trate de imaginar cuánto más efectivo sería nuestro testimonio como pueblo si reflejáramos la misma preocupación desinteresada por los demás como lo hizo Jesús.
  2. Piensa en una ocasión en la que dijiste algo que podría haber sido cierto, correcto, incluso necesario, pero lo dijiste mal, es decir, con un mal tono o mala actitud. ¿Qué aprendiste de esa experiencia que podría ayudarte a no volver a hacerlo, como por ejemplo esperar hasta que te calmes antes de hablar, o algo similar?
  3. Reflexiona más sobre la idea de que incluso todas las personas sanadas o resucitadas de entre los muertos finalmente morirían. ¿Qué debería decirnos esto sobre cómo deberíamos llevar a cabo nuestra obra misionera y nuestro ministerio hacia quienes nos rodean?
  4. ¿Qué tipos de ministerios puede iniciar tu iglesia en tu comunidad que no está haciendo actualmente?
  5. ¿Cómo podemos crear oportunidades espirituales para los buscadores sinceros a través de ministerios de necesidades manifiestas?

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Comentario del video

24 Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas, y escribió estas cosas; y sabemos que su testimonio es verdadero.  25 Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. Amén.    (Juan 24)

12 De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre.  13 Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.  (Juan 14)

14 Y los que creían en el Señor aumentaban más, gran número así de hombres como de mujeres; 15 tanto que sacaban los enfermos a las calles, y los ponían en camas y lechos, para que al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayese sobre alguno de ellos.  16 Y aun de las ciudades vecinas muchos venían a Jerusalén, trayendo enfermos y atormentados de espíritus inmundos; y todos eran sanados.  (Hechos 5)

Pero endureciéndose algunos y no creyendo, maldiciendo el Camino delante de la multitud, se apartó Pablo de ellos y separó a los discípulos, discutiendo cada día en la escuela de uno llamado Tiranno. 10 Así continuó por espacio de dos años, de manera que todos los que habitaban en Asia, judíos y griegos, oyeron la palabra del Señor Jesús. 11 Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo, 12 de tal manera que aun se llevaban a los enfermos los paños o delantales de su cuerpo, y las enfermedades se iban de ellos, y los espíritus malos salían. (Hechos 19)

 

La promesa de la lluvia tardía

El derramamiento del Espíritu en los días de los apóstoles fue “la lluvia temprana”, y glorioso fue el resultado. Pero la lluvia tardía será más abundante. —Joyas de los Testimonios 3:211 (1904).

Cerca del fin de la siega de la tierra, se promete una concesión especial de gracia espiritual, para preparar a la iglesia para la venida del Hijo del hombre. Este derramamiento del Espíritu se compara con la caída de la lluvia tardía. Los Hechos de los Apóstoles, 45 (1911).

Antes que los juicios de Dios caigan finalmente sobre la tierra, habrá entre el pueblo del Señor un avivamiento de la piedad primitiva, cual no se ha visto nunca desde los tiempos apostólicos. El Espíritu y el poder de Dios serán derramados sobre sus hijos.Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 517 (1911).

Esta obra será semejante a la que se realizó en el día de Pentecostés. Como la “lluvia temprana” fue dada en tiempo de la efusión del Espíritu Santo al principio del ministerio evangélico, para hacer crecer la preciosa semilla, así la “lluvia tardía” será dada al final de dicho ministerio para hacer madurar la cosecha.—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 669 (1911).

 

Los milagros no prueban nada

Acudid a Dios por vosotros mismos; orad por iluminación divina, para estar seguros de que realmente conocéis la verdad, a fin de que cuando se despliegue el poder portentoso y obrador de milagros, y el enemigo venga como ángel de luz, distingáis entre la obra genuina de Dios y la obra de imitación de los poderes de las tinieblas.—Mensajes Selectos 3:444-445 (1888).

La forma como Cristo obró consistió en predicar la Palabra y en aliviar los sufrimientos mediante obras milagrosas de curación. Pero se me ha dicho que hoy no podemos obrar en la misma forma, los milagros serán parte del ministerio del pueblo de Dios bajo el fuerte clamor (ver cap, 14), pero no tendrán el significado que tuvieron en los días de Cristo. 

La realización de milagros no será más una prueba de la aprobación o respaldo divino. porque Satanás ejercerá su poder realizando milagros. Los siervos de Dios de hoy no podrían obrar mediante milagros, porque se realizarán obras espurias de curación que se harán pasar por divinas. —Mensajes Selectos 2:62 (1904).

Satanás estudia la Biblia con cuidado. Sabe que le queda poco tiempo y procura en todo punto contrarrestar la obra que el Señor está haciendo sobre esta tierra. Es imposible dar una idea de lo que experimentará el pueblo de Dios que viva en la tierra cuando se combinen la manifestación de la gloria de Dios y la repetición de las persecuciones pasadas. Andará en la luz que emana del trono de Dios. Por medio de los ángeles, las comunicaciones entre el cielo y la tierra serán mantenidas constantes. Por su parte Satanás, rodeado de sus ángeles, y haciéndose pasar por Dios, hará toda clase de milagros a fin de seducir, si posible fuese, aun a los escogidos. El pueblo de Dios no hallará seguridad en la realización de milagros, porque Satanás los imitará. En esta dura prueba, el pueblo de Dios hallará su fortaleza en la señal mencionada en. Éxodo 31:12-18. Tendrá que afirmarse sobre la palabra viviente: “Escrito está”. Es el único fundamento seguro. Aquellos que hayan quebrantado su alianza con Dios estarán entonces sin Dios y sin esperanza.   (CPI 69.3 {Consejos para la Iglesia})

 

Falsos reavivamientos

Nos acercamos al fin de la historia de esta tierra y Satanás está trabajando como nunca antes. Procura actuar como director del mundo cristiano. Trabaja con una intensidad asombrosa mediante sus milagros mentirosos. Se representa a Satanás como un león rugiente que anda rondando, en busca de quién devorar. Desea abarcar a todo el mundo en su confederación. Ocultando su deformidad bajo el manto del cristianismo, se arroga los atributos de un cristiano y pretende ser Cristo mismo.—Manuscript Releases 8:346 (1901).

Vi que Dios tiene hijos sinceros entre los adventistas nominales y las iglesias caídas, y antes que sean derramadas las plagas, los ministros y la gente serán invitados a salir de esas iglesias y recibirán gustosamente la verdad. Satanás lo sabe; y antes que se dé el fuerte pregón del tercer ángel, despierta excitación en aquellas organizaciones religiosas, a fin de que los que rechazaron la verdad piensen que Dios los acompaña.—Primeros Escritos, 261 (1858).

Antes que los juicios de Dios caigan finalmente sobre la tierra, habrá entre el pueblo del Señor un avivamiento de la piedad primitiva, cual no se ha visto nunca desde los tiempos apostólicos […]. El enemigo de las almas desea impedir esta obra, y antes que llegue el tiempo para que se produzca tal movimiento, tratará de evitarlo introduciendo una falsa imitación. Hará aparecer como que la bendición especial de Dios es derramada sobre las iglesias que pueda colocar bajo su poder seductor; allí se manifestará lo que se considerará como un gran interés por lo religioso […]. Hay una agitación emotiva, mezcla de lo verdadero con lo falso, muy apropiada para extraviar a uno. No obstante, nadie necesita ser seducido. A la luz de la Palabra de Dios no es difícil determinar la naturaleza de estos movimientos. Dondequiera que los hombres descuiden el testimonio de la Biblia y se alejen de las verdades claras que sirven para probar el alma y que requieren abnegación y desprendimiento del mundo, podemos estar seguros de que Dios no dispensa allí sus bendiciones.—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 517-518 (1911).

 

Se realizarán milagros

Habrá enfermos que sanarán delante de nosotros. Se realizarán milagros ante nuestra vista. ¿Estamos preparados para la prueba que nos aguarda cuando se manifiesten más plenamente los milagros mentirosos de Satanás?—Joyas de los Testimonios 1:101 (1862).

 

¿Quienes realizaran milagros de curación?

El diablo

Pronto ocurrirán escenas maravillosas con las cuales Satanás estará estrechamente relacionado. La Palabra de Dios declara que Satanás obrará milagros. Hará enfermar a la gente y después quitará repentinamente de ella su poder satánico. Eso hará que se considere sanados a los enfermos. Estas obras de curación aparente pondrán a prueba a los adventistas. —Mensajes Selectos 2:61 (1904).

Satanás puede, mediante una variedad de engaños, realizar maravillas que pasarán por milagros genuinos. Esto mismo fue lo que pretendió introducir como elemento de prueba en el momento cuando los israelitas iban a ser librados de Egipto. —Mensajes Selectos 2:60 (1907).

 

Hechiceros, brujos y curanderos

Habrá personas que, sometidas a la influencia de los espíritus malignos, realizarán milagros. Enfermarán a las gentes arrojando sobre ellas sus ensalmos, y luego quitarán su hechizo e inducirán a algunos a decir que los enfermos fueron curados milagrosamente. Satanás ha hecho esto vez tras vez. —Mensajes Selectos 2:61 (1903).

La Bestia

Sin la iluminación del Espíritu de Dios no estaremos en condiciones de discernir entre la verdad y el error. En consecuencia, caeremos en las trampas y los engaños maestros que Satanás armará para el mundo. Estamos cerca del fin de la controversia entre el Príncipe de la luz y el príncipe de las tinieblas, y pronto los engaños del enemigo probarán nuestra fe. Satanás obrará milagros en presencia de la bestia, y engañará “a los moradores de la tierra con las señales que se le ha permitido hacer en presencia de la bestia”. Apocalipsis 13:14.  (RP 128.3

14 Además engaña a los que moran en la tierra a causa de las señales que se le concedió hacer en presencia de[h] la bestia, diciendo a los moradores de la tierra que hagan una imagen de la bestia que tenía* la herida de la espada y que ha vuelto a vivir. Apocalipsis 13:14.

 

La imagen de la bestia

Dice Juan, hablando del engañador que hace grandes milagros: El hará una imagen de la bestia, y hará que todos reciban su marca. ¿Queréis considerar este asunto? Escudriñad las Escrituras, y ved. Aparecerá un poder engañador, y será cuando los hombres pretendan que poseen la santificación y santidad, elevándose más y más alto y jactándose de sí mismos. – Mensajes Selectos Tomo 3, p. 403.1 (Ellen Gould White)

Los milagros no pueden reemplazar la Biblia

Si aquellos por medio de quienes se realizan curaciones están dispuestos—en vista de estas manifestaciones—a excusar su descuido de la ley de Dios, y prosiguen desobedeciendo, aunque tengan poder en todo sentido, tal cosa no significa que posean el gran poder de Dios. Por el contrario, es el poder obrador de milagros del gran engañador. —Mensajes Selectos 2:58 (1885).

La Biblia nunca será reemplazada por manifestaciones milagrosas. Hay que estudiar la verdad, y hay que buscarla como un tesoro escondido. No se darán inspiraciones maravillosas aparte de la Palabra, ni aquellas tomarán el lugar de esta. Aferraos a la Palabra, y recibid la Palabra injertada, la cual hará a los hombres sabios para la salvación. —Mensajes Selectos 2:55 (1894).

 

El último gran engaño se desplegará pronto ante nosotros. El anticristo va a efectuar ante nuestra vista obras maravillosas. El contrahacimiento se asemejará tanto a la realidad, que será imposible distinguirlos sin el auxilio de las Santas Escrituras. Ellas son las que deben atestiguar en favor o en contra de toda declaración, de todo milagro.—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 651 (1911).

 

 

Influencia de la página impresa – Haciendo obra misionera desde nuestros días

Más de mil personas se convertirán en un solo día, la mayor parte de las cuales adjudicarán sus primeras impresiones a la lectura de nuestras publicaciones.—El Evangelismo, 503 (1885).

 

Haciendo obra misionera por medio de libros

Los resultados de la circulación de este libro [El conflicto de los siglos] no han de juzgarse por lo que ahora se ve. Leyéndolo, algunas almas serán despertadas y tendrán valor para unirse de inmediato con los que guardan los mandamientos de Dios. Pero un número mucho mayor que lo lea no tomará su decisión hasta que vea que los propios acontecimientos que han sido predichos están ocurriendo. El cumplimiento de algunas de las predicciones inspirará fe de que otras también se cumplirán, y cuando la tierra sea alumbrada con la gloria del Señor, en la hora final, muchas almas harán su decisión con respecto a los mandamientos de Dios como resultado de este instrumento. —El Colportor Evangélico, 178-179 (1890).

Es también, en gran medida, por medio de nuestras imprentas cómo debe cumplirse la obra de aquel otro ángel que baja del cielo con gran potencia y alumbra la tierra con su gloria. Apocalipsis 18:1.—Joyas de los Testimonios 3:142 (1902).

Palabras sabias y santasCuando la voz del Señor dice: “¿A quién enviaré? ¿Quién irá de nuestra parte?” el Espíritu divino pone en los corazones la respuesta: “Aquí estoy, envíame a mí”. Isaías 6:8. Pero tengan presente, que un carbón vivo del altar debe primero tocar sus labios. Entonces las palabras que hablen serán palabras sabias y santas. Entonces tendrán la sabiduría, para saber lo que deben o no deben decir. No tratarán de revelar su habilidad como teólogos. Tendrán cuidado de no despertar un espíritu combativo o excitar el prejuicio, introduciendo puntos controversiales de doctrina. Encontrarán suficiente de qué hablar que no levante oposición, sino que abra el corazón para desear un conocimiento más profundo de la Palabra de Dios.—Testimonies for the Church 6:325.

 

Listos para dar una respuesta

El Señor desea que ganen a las personas; por lo tanto, aunque no deben imponer a la gente el estudio de las doctrinas, deben estar “siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros”. 1 Pedro 3:15. ¿Qué han de temer? Teman que sus palabras tengan un sabor de importancia propia, no sea que hablen en forma imprudente, que sus palabras y maneras no concuerden con la semejanza de Cristo. Relaciónense firmemente con Cristo y presenten la verdad tal cual es en él.—Joyas de los Testimonios 2:543, 544 (1900).

 

Predicar a Cristo: más importante que lenguas y milagros

Hay una gran obra que hacer en nuestro mundo. Hombres y mujeres deben ser convertidos, pero no por el don de lenguas ni por la realización de milagros, sino por la predicación de Cristo crucificado. ¿Por qué postergar el esfuerzo de hacer un mundo mejor? ¿Por qué esperar que se produzca alguna maravilla o se provea algún instrumento costoso? No importa cuán humilde sea su esfera y cuán modesto su trabajo, si obra en armonía con las enseñanzas del Salvador, Jesús se revelará por su intermedio y su influencia atraerá a las personas hacia él. The Review and Herald, 5 de enero de 1905.

Los que no tienen que orar por los enfermos

 En el caso de la Hna. F***, se necesitaba hacer una gran obra. Los que se unieron para orar por ella necesitaban que se hiciera una obra en favor de ellos. Si Dios hubiese contestado sus oraciones, les habría causado la ruina. En tales casos de aflicción, cuando Satanás domina la mente, antes de dedicarse a la oración debe haber el más detenido examen propio para descubrir si no hay pecados de los cuales sea necesario arrepentirse, para confesarlos y abandonarlos. Es necesaria una profunda humildad de alma delante de Dios, y una confianza firme y humilde en los méritos de la sangre de Cristo únicamente. 1JT 210.1

 Aquí se habla a un pueblo que hace una alta profesión de fe, que tiene costumbre de orar, y que se deleita en los ejercicios religiosos, pero al cual, sin embargo, le falta algo. Se da cuenta de que sus oraciones no reciben contestación; sus esfuerzos celosos y fervientes no son observados en el cielo, y pregunta con anhelo por qué el Señor no le responde. No es que haya negligencia de parte de Dios. La dificultad estriba en el pueblo mismo. Mientras profesa tener piedad, no lleva frutos para gloria de Dios; sus obras no son lo que debieran ser. Descuida sus deberes positivos. A menos que los cumpla, Dios no puede contestar sus oraciones para su gloria. En el caso en que se elevaron oraciones en favor de la Hna. F***, hubo una confusión de sentimientos. Algunos eran fanáticos y obraban por impulso. Poseían celo, pero no de acuerdo con el conocimiento. Algunos esperaban que en este caso se realizara algo grande, y empezaron a triunfar antes que se obtuviese la victoria. Se manifestaba mucho el espíritu demostrado por Jehú cuando dijo: “Ven conmigo, y verás mi celo por Jehová.” 2 Reyes 10:16. En lugar de manifestar esta seguridad y confianza propia, el caso debería haberse presentado a Dios con espíritu de humildad y desconfianza de sí mismo, y con corazón quebrantado y contrito. 1JT 211.1

 

Nada lograrán el ayuno y la oración mientras el corazón esté enajenado de Dios por una conducta errónea. “¿No es antes el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, deshacer los haces de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes metas en casa; que cuando vieres al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu carne?” Isaías 58:6, 7. “Entonces invocarás, y oírte ha Jehová; clamarás, y dirá él: Heme aquí. Si quitares de en medio de ti el yugo, el extender el dedo, y hablar vanidad; y si derramares tu alma al hambriento, y saciares el alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el medio día; y Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías hartará tu alma, y engordará tus huesos; y serás como huerta de riego, y como manadero de aguas, cuyas aguas nunca faltan.” Vers. 9-11. 1JT 210.2

Como orar por los enfermos

Me fué mostrado que en caso de enfermedad, cuando está  expedito el camino para ofrecer oración por el enfermo, el caso debe ser confiado al Señor con fe serena, y no con tempestuosa excitación. Sólo él conoce la vida pasada de la persona, y sabe cuál será su futuro. El que conoce todos los corazones, sabe si la persona, en caso de sanarse, glorificaría su nombre o lo deshonraría por su apostasía. Todo lo que se nos pide que hagamos es que roguemos a Dios que sane al enfermo si esto está de acuerdo con su voluntad, creyendo que él oye las razones que presentamos y las oraciones fervientes que elevamos. Si el Señor ve que ello habrá de honrarlo, contestará nuestras oraciones. Pero no es correcto insistir en el restablecimiento sin someternos a su voluntad. 1JT 211.2

Dios puede cumplir en cualquier momento lo que promete, y la obra que él ordena a su pueblo que haga puede realizarla por su medio. Si ellos quieren vivir de acuerdo a toda palabra que él pronunció, se cumplirán para ellos todas las buenas palabras y promesas. Pero, si no prestan una obediencia perfecta, las grandes y preciosas promesas quedarán sin efecto. 1JT 212.1
Todo lo que puede hacerse al orar por los enfermos es importunar fervientemente a Dios en su favor, y entregar en sus manos el asunto con perfecta confianza. Si miramos a la iniquidad y la conservamos en nuestro corazón, el Señor no nos oirá. El puede hacer lo que quiere con los suyos. El se glorificará por medio de aquellos que le sigan tan completamente que se sepa que es su Señor, que sus obras se realizan en Dios. Cristo dice: “Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará.” Juan 12:26. Cuando acudimos a él, debemos orar porque nos permita comprender y realizar su propósito, y que nuestros deseos e intereses se pierdan en los suyos. Debemos reconocer que aceptamos su voluntad, y no orar para que él nos conceda lo que pedimos. Es mejor para nosotros que Dios no conteste siempre nuestras oraciones en el tiempo y la manera que nosotros deseamos. El hará para nosotros algo superior al cumplimiento de todos nuestros deseos; porque nuestra sabiduría es insensatez. 1JT 212.2

Nos hemos unido en ferviente oración en derredor del lecho de hombres, mujeres y niños enfermos, y hemos sentido que nos fueron devueltos de entre los muertos en respuesta a nuestras fervorosas oraciones. En esas oraciones nos parecía que debíamos ser positivos, y que, si ejercíamos fe, no podíamos pedir otra cosa que la vida. No nos atrevíamos a decir: “Si esto ha de glorificar a Dios,” temiendo que sería admitir una sombra de duda. Hemos observado ansiosamente a los que nos fueron devueltos, por así decirlo, de entre los muertos. Hemos visto a algunos de éstos, especialmente jóvenes, que recobraron la salud: se olvidaron luego de Dios, se entregaron a una vida disoluta, ocasionaron así pesar y angustia a sus padres y a sus amigos, y avergonzaron a aquellos que temían orar. No vivieron para honrar y glorificar a Dios, sino para maldecirlo con sus vidas viciosas. 1JT 213.1


Ya no trazamos un camino, ni procuramos hacer que el Señor cumpla nuestros deseos. Si la vida de los enfermos puede glorificarlo, oramos que vivan, pero no que se haga como nosotros queremos, sino como él quiere. Nuestra fe puede ser muy firme e implícita si rendimos nuestro deseo al Dios omnisapiente, y, sin ansiedad febril, con perfecta confianza, se lo consagramos todo a él. Tenemos la promesa. Sabemos que él nos oye si pedimos de acuerdo con su voluntad. Nuestras peticiones no deben cobrar forma de órdenes, sino de una intercesión para que él haga las cosas que deseamos que haga. 1JT 213.2

 

El tratamiento médico junto con la oración por sanidad

Los que buscan la salud por medio de la oración no deben dejar de hacer uso de los remedios puestos a su alcance. Hacer uso de los agentes curativos que Dios ha suministrado para aliviar el dolor y para ayudar a la naturaleza en su obra restauradora no es negar nuestra fe. No lo es tampoco el cooperar con Dios y ponernos en la condición más favorable para recuperar la salud. Dios nos ha facultado para que conozcamos las leyes de la vida. Este conocimiento ha sido puesto a nuestro alcance para que lo usemos. Debemos aprovechar toda facilidad para la restauración de la salud, sacando todas las ventajas posibles y trabajando en armonía con las leyes naturales. Cuando hemos orado por la curación del enfermo, podemos trabajar con energía tanto mayor, dando gracias a Dios por el privilegio de cooperar con él y pidiéndole que bendiga los medios de curación que él mismo dispuso.—El Ministerio de Curación, 177.

 

14 ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. 15 Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. Santiago 5

El hecho de que el enfermo pida a los ancianos de la iglesia que vengan y lo unjan “con aceite en el nombre del Señor” y oren expresa el deseo espiritual de la persona y la convicción colectiva de que se necesita la intervención divina para la curación (Mar. 6:13). La referencia al perdón de los pecados muestra que Dios no restaurará físicamente, por medio de un rito, a la persona que no desee también la curación espiritual. “A quienes solicitan que se ore para que les sea devuelta la salud hay que hacerles ver que la violación de la ley de Dios, tanto la natural como la espiritual, es pecado, y que para recibir la bendición de Dios deben confesar y abandonar sus pecados” (MC 174).

El pedido de intervención divina y el llamado a los ancianos de la iglesia sugieren que la enfermedad limita los movimientos de la persona y tal vez es demasiado urgente para esperar que se realice en una reunión regular de la iglesia.

Se usan aquí dos palabras griegas diferentes para el enfermo: la primera (asthenéo, en el versículo 14) ASDSENEO

la segunda (kámno, en el versículo 15) se refiere en general a un paciente, pero también para quienes están muriendo, y en este contexto parece significar alguien que está agotado o muriendo. Puede ocurrir una curación milagrosa en respuesta a “la oración de fe”, que implica sumisión a la voluntad de Dios (1 Juan 5:14), sea que incluya la curación o no.

Sin embargo, las referencias a “salvará” y “levantará” al enfermo (comparar con “salvará de muerte” en Sant. 5:20) apuntan a la resurrección como representando la única curación completa, “cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad” (1 Cor. 15:54).

 

Hay cuatro pasos a seguir en orden, para realizar un ungimiento:

1- Invitación: La persona que ésta enferma invita a los «Ancianos» de la iglesia a que oren por ella. Cuando esta invitación se extiende, es evidente que el ungimiento será donde el enfermo se encuentre, la mayoría de veces se realiza en la casa del enfermo, convirtiéndose de ésta manera en una ceremonia privada.

El acto de llamar a los ancianos para el ungimiento y oración, de parte de un enfermo, constituye un acto de humildad y fe, siendo estos dos muy esenciales para una oración efectiva.

Los ancianos ó líderes de la iglesia no pueden ó deben ungir a una persona que está enferma, sin esta persona haberlo solicitado.

2-Oración: Aunque la práctica de imponer las manos sobre una persona no es mencionada, la Biblia Jerusalén dice: «Oren sobre él», dando entender que la imposición de mano era una realidad. Además hay que recordar que el ungimiento demanda un contacto físico entre el oficiante del ungimiento y el enfermo.

3-Ungimiento: El ungimiento de un enfermo se realiza en combinación con la oración. A través de los tiempos, hasta el presente, las iglesias han usado el aceite de oliva para el ungimiento. Nuestra iglesia también usa el aceite de oliva para ungir. El aceite pudiera tener dos símbolos: 1- La presencia del Espíritu Santo. 2-Representa un medicamento. Ya que a través de los tiempos el aceite de oliva se ha usado con fines médicos, pudiera representar una oración por la sanidad del enfermo.

4-Invocar el nombre de Dios durante la oración. El invocar el nombre de Dios en la oración significa, depender del poder de Dios y no del nuestro, significa la humillación de la persona y la exaltación de Dios, significa magnificar la grandeza de Dios y demostrar nuestra incapacidad.

 

 

14 ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. 15 Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. Santiago 5

LA EXTREMA UNCION

¿Qué es la extrema unción? La extrema unción es el acto de ungir a una persona que está agonizando. Esta práctica es un sacramento (rito o símbolo) de la iglesia católica; la extrema unción se hace creyendo que el enfermo consigue una gracia especial para atravesar el momento difícil entre la vida y la muerte, además la extrema unción lo prepara para el encuentro con Dios, y esto sucede según la creencia; en su muerte.

Hay otras iglesias que también practican este rito, incluyendo tristemente nuestra iglesia. En mi vida me he dado cuenta de ungimientos que se hacen a hermanos de nuestra iglesia cuando están a la hora de la muerte, creyendo que haciendo «la extrema unción» estamos preparando a nuestro hermano para un mejor estado espiritual antes de su muerte y para descansar en la tumba con más confianza y más paz. Me recuerdo que cuando yo era un niño, en mi iglesia no se ungió a un hermano antes de morir y había una gran consternación con el tema de la salvación de ésta persona, ese era el tema secreto del servicio fúnebre: ¿Que pasará con el hermano en la resurrección, debido a que no fue ungido?  ¿Irónico, no lo cree? Es tiempo de cambiar y de dejar de imitar a quién no queremos imitar.

Hay muchos que creemos, por no decir la mayoría, que el ungimiento se practica en una persona que se cree que pronto va a morir, esto es un error y hay que corregirlo, el ungimiento no es para muerte, el ungimiento es para sanidad y vida.

A la luz del apóstol Santiago hay que entender los siguientes puntos:

1- El ungimiento es para sanidad, no para muerte.

2-El aceite no tiene poder para sanar, el poder de la sanación lo tiene solamente Dios.

3-La enfermedad no siempre es resultado del pecado, muchas veces tiene causa natural: «y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados» Este párrafo deja la posibilidad de estar enfermo sin haber pecado.

4-La sanidad puede ser tanto física como espiritual.

 

 

COMO HACER UN SERVICIO DE UNGIMIENTO

MANUAL DEL ANCIANOS {Pág. 155-156-157}

Oración por los enfermos

Las Escrituras nos orientan referente a los enfermos y dice: “¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará. Y si hubiera cometido pecados, le serán perdonados”. Stg. 5: 14,15.

Este ministerio de los ancianos de orar por los enfermos es muy delicado que necesita una buena condición espiritual para fortalecer al enfermo y una buena fortaleza física para hablar con los familiares y animarlos para permanecer bajo la gracia y el amor de Dios.

El servicio de ungimiento a los enfermos sólo será realizado para aquellos que padecen una enfermedad físicamente grave, es decir no debe ser aplicado a todos los casos de padecimiento físico común ni en caso de una enfermedad fatal. Sea cuidadoso en esta responsabilidad de anciano.

El oficiante: Normalmente es el pastor quién debe oficiar con la asistencia de los ancianos, pero en su ausencia lo hará el anciano de iglesia en coordinación con su Asociación.

Preparación para el servicio

Lugar:

El servicio de ungimiento puede realizarse en el hogar, en el asilo, en la iglesia, donde fuera necesario. Si se realiza en un hospital se tendrá que programar cuando no haya interferencias con el trabajo de los médicos. El programa y el tiempo esta supeditado al lugar.

Participantes:

Además del pastor y los ancianos podría invitarse a los amigos para que oren por él y si los familiares no conversos desean estar allí presentes no se los impidan. Los oficiantes del rito deberían estar muy bien consagrados y tener la suficiente fe para creer en la sanidad de parte de Dios.

La preparación del enfermo:

“Si en mi corazón hubiese yo mirado al pecado, el Señor no me hubiera escuchado”. Sal. 66:18. Se aconseja que el enfermo pueda prepararse leyendo o escuchando el capítulo sobre la oración en Ministerio de Curación pág. 171-201.

Si el enfermo no quisiera revelarle específicamente su enfermedad usted debe respetar su decisión y orar siempre por él.

Orden del servicio:

Usted como anciano debe explicar brevemente el objetivo del ungimiento y la forma en que se realiza; asimismo se podría invitar al enfermo a testificar de su fe y expresar porqué desea obtener la salud.

Si la persona se encuentra en condiciones de escuchar las Sagradas Escrituras en un tiempo prudencial explique los prerrequisitos de la sanidad divina que son:

  1. Creer que Dios regala la sanidad y sana a sus hijos.
  2. Confesar sus pecados.
  3. Decidirse a practicar una vida sana, de lo contrario será en vano pedir la sanidad para seguir practicando hábitos dañinos a la mente y el cuerpo.
  4. Estar dispuesto a ser guiado por un médico, pues Dios obra milagros a través de las personas.
  5. Confíe en la respuesta divina: Dios puede sanar inmediatamente o lentamente y otras veces no lo hace sino hasta la segunda venida de Cristo. El servicio debería tener siempre el ambiente de la seguridad que todo ha sido puesto en las manos de Dios y él debe responder de la mejor manera. 

Textos de la Sagradas Escrituras que le pueden servir óptimamente:

Stg. 5: 14-16; Nm. 21: 8-9; Sal. 103: 1-5; 107: 10-20; Mr. 16: 15-20.

 

Oración de Ungimiento:

El oficiante debería tener un frasquito de aceite de oliva en la mano.

De la oportunidad al enfermo que ore primero si él lo desea, luego a los dirigentes u otras personas que le acompañan y finalmente al comenzar a orar Ud. ponga un poco de aceite en las yemas de sus dedos para que al final de la oración aplique el aceite en la frente del enfermo, lo que significa que el Espíritu Santo está tocando al enfermo en forma específica.

No cometa el error de frotar con el aceite sobre la parte adolorida, el aceite es sólo un símbolo de la obra del Espíritu Santo.

 

Fin del servicio:

Tan pronto como el servicio haya terminado no se detenga más, todo cuanto pudo hacer para relacionarse debería hacerse antes del servicio, este es el momento de salir y dejar que la presencia de Dios haga su obra en el enfermo.  {Pág. 155-156-157}

 

1En lo que se refiere a la oración por los enfermos… He estado considerando diversas cosas que me han sido presentadas en el pasado con referencia al tema…{CSI 370.1}

El pecado ha llevado a muchos de ellos al lugar donde se encuentran: a un estado de debilidad de la mente y del cuerpo. ¿Debiera orarse al Dios del cielo para que su sanidad descienda sobre ellos en ese momento, sin especificar ninguna condición? Yo digo que no, decididamente no. ¿Entonces qué debiera hacerse? Presentar sus casos ante Aquel que conoce el nombre de cada persona. {CSI 370.4}

Presentad estos pensamientos a las personas que acuden para pedir que se ore por ellas: somos humanos y no podemos leer los corazones ni saber los secretos de sus vidas. Estos son conocidos únicamente por ustedes y Dios. Si ahora se arrepienten de sus pecados, y si alguno de ustedes puede ver que en algún caso ha andado contrariamente a la luz dada por Dios y ha descuidado de honrar el cuerpo, que es templo de Dios, y mediante hábitos equivocados ha degradado el cuerpo, que es propiedad de Cristo, confiese estas cosas a Dios. A menos que el Espíritu Santo obre sobre ustedes en forma especial para que confiesen sus pecados de naturaleza privada a alguna persona, no hablen de ello con nadie.* {CSI 370.5}

Cristo es su Redentor, y no tomará ventaja de sus confesiones humilladoras. Si tienen pecados de carácter privado, confiésenlos a Cristo, quien es el único Mediador entre Dios y el hombre. “Y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo”. 1 Juan 2:1.

La oración por los enfermos es algo muy solemne, y no debiéramos ocuparnos de esta obra en forma descuidada ni apresurada. Debiéramos averiguar si los que serán bendecidos con salud se han dedicado a hablar mal de otros, si han tenido desavenencias con los demás y si han participado en disensiones. ¿Han manifestado espíritu de discordia entre los hermanos y hermanas de la iglesia? Si han llevado a cabo estas cosas debieran confesarlas delante de Dios y la iglesia. Después de haber confesado lo que han hecho mal, estas personas que buscan oración pueden ser presentadas delante de Dios con fervor y fe, siguiendo la inspiración del Espíritu Santo.{CSI 371.2}

Pero no siempre es seguro pedir sanamiento incondicional. Las oraciones que se hacen debieran incluir el siguiente pensamiento: “Señor, tú conoces todo secreto del alma. Tú estás familiarizado con estas personas; por Jesús, su abogado, concédeles su vida. El las ama más de lo que nosotros podemos. Por lo tanto, si ha de ser para tu gloria y para el bien de estas personas afligidas concederles la salud, te rogamos en el nombre de Jesús que les proporciones salud en esta ocasión”. En una petición de esta naturaleza no se manifiesta falta de fe.{CSI 372.1}

 

Mi esposo y yo asistimos una vez a una reunión en la que se solicitó nuestra simpatía en favor de un hermano que sufría mucho de tisis. Pálido y demacrado, el enfermo solicitó las oraciones de los hijos de Dios. Nos dijo que su familia estaba enferma y que había perdido un hijo. Habló con sentimiento de su pérdida. Dijo que desde hacía un tiempo esperaba a los Hnos. White. Creía que si ellos oraban por él, sanaría. Después de terminar la reunión, los hermanos nos llamaron la atención a su caso. Dijeron que la iglesia les estaba ayudando, que su esposa estaba enferma, y que su hijo había muerto. Los hermanos se habían reunido para orar por la familia afligida. Estábamos muy cansados, y pesaba sobre nosotros la responsabilidad del trabajo durante la reunión, y deseábamos que se nos disculpara. 1JT 256.2

Yo había resuelto no orar a favor de nadie, a menos que el Espíritu del Señor dictase lo que debía hacerse. Se me había mostrado que abundaba tanta iniquidad, aun entre los profesos observadores del sábado, que no deseaba orar con otros en favor de aquellos cuya historia no conocía. Cuando expresé mi razón, los hermanos me aseguraron que, por cuanto sabían, era un hermano digno. Conversé algunas palabras con el que había solicitado nuestras oraciones para ser sanado; pero no me sentía libre. El lloró y dijo que había aguardado nuestra venida, y se sentía seguro de que si orábamos por él, recobraría la salud. Le dijimos que no conocíamos su vida; que preferíamos que orasen por él aquellos que le conocían. Nos importunó con tanta insistencia que decidimos considerar su caso, y presentarlo ante el Señor aquella noche; y si el camino parecía expedito, cumpliríamos con su petición. 1JT 257.1

Esa noche, postrados en oración, presentamos su caso ante el Señor. Pedimos conocer la voluntad de Dios acerca de él. Todo lo que deseábamos era que Dios fuera glorificado. ¿Quería el Señor que orásemos por este hombre afligido? Dejamos la carga al Señor y nos retiramos a descansar. En un sueño se me presentó claramente el caso de este hombre. Se me mostró su conducta desde su infancia, y supe que si orábamos, el Señor no nos oiría, porque ese hermano albergaba iniquidad en su corazón. A la mañana siguiente, el hombre acudió a pedirnos que orásemos por él. Lo llevamos aparte y le dijimos que lamentábamos vernos obligados a negarle lo que pedía. Relaté mi sueño que él reconoció como verdadero. Había abusado de sí mismo desde su juventud, y había continuado haciéndolo durante su matrimonio, pero dijo que procuraría librarse del vicio. 1JT 257.2

Este hombre tenía que vencer un hábito fomentado durante mucho tiempo. Ya era hombre de edad madura. Sus principios morales eran tan débiles, que se desmoronaban cuando tenían que luchar con un vicio tan arraigado. Las pasiones más bajas habían adquirido gran ascendiente sobre su naturaleza superior. Le interrogué acerca de la reforma pro salud. Dijo que no podía vivir de acuerdo con ella. Su esposa arrojaba de la casa la harina integral si se la traían. Sin embargo, esta familia había recibido ayuda de la iglesia. Se habían hecho oraciones en su favor. Había muerto su hijo, la esposa estaba enferma, y el esposo y padre nos presentaba su caso para que lo llevásemos a un Dios puro y santo, a fin de que realizase un milagro y lo sanase. Las sensibilidades morales de este hombre estaban embotadas. 1JT 257.3
Cuando los jóvenes adoptan prácticas viles mientras su espíritu es tierno, nunca obtendrán fuerza para desarrollar plena y correctamente su carácter físico, intelectual y moral. Allí había un hombre que se degradaba diariamente, y sin embargo se atrevía a comparecer en la presencia de Dios, para pedir renovación de la fuerza que había despilfarrado vilmente, y que, si le era concedida, consumiría en su concupiscencia. ¡Qué tolerancia la de Dios! Si tratase al hombre de acuerdo con sus caminos corrompidos, ¿quién podría vivir delante de él? Y si nosotros hubiésemos sido menos cautelosos y hubiésemos presentado este caso a Dios, mientras practicaba la iniquidad, ¿nos habría oído el Señor? ¿Habría contestado? “Porque tú no eres un Dios que ame la maldad: el malo no habitará junto a ti. No estarán los insensatos delante de tus ojos: aborreces a todos los que obran iniquidad.” “Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el Señor no me oyera.” Salmos 5:4, 5; 66:18. 1JT 258.1

Este no es un caso aislado. Aun las relaciones matrimoniales no eran suficientes para preservar a este hombre de los hábitos corrompidos de su juventud. ¡Ojalá se me pudiera convencer de que los casos como el que presenté son raros; pero sé que son frecuentes! Los hijos que nacen de padres dominados por pasiones corrompidas resultan inútiles. ¿Qué puede esperarse de tales hijos, sino que se hundan aún más bajo que sus padres? ¿Qué puede esperarse de esta generación naciente? Miles carecen de principios. Estos mismos transmiten a su posteridad sus propias pasiones miserables y corruptas. ¡Qué legado! Miles arrastran sus vidas sin principios, contaminan a los que viven con ellos; y perpetúan sus pasiones degradadas, transmitiéndolas a sus hijos. Asumen la responsabilidad de darles la estampa de su propio carácter. 1JT 258.2

2 pensamientos en “Lección 8 – MINISTRAR COMO JESÚS – Para el 22 de agosto de 2020

  1. Quiero retomar mi vida en la Iglesia, y hoy inicie, oren para que no decista. En el nombre de Jesús. Amén

  2. Hermano Tony Garcia gracias por darme la oportunidad de conocer los mandanmientis que Dios nos da al presentar estos comentarios sobre el ungimiento de un enfermo, he aprendido cosas que la verdad ignoraba a pesar de ser miembro de la iglesia por bastantes años, gracias por las Bendicionrs que Dios nos trasmite a traves de su persona. Que el Señor te siga Bendiciendo dia tras dia y nos ayudes a conocer la voluntad de El por su medio también, tengo una observacion en esta lección pero quisiera hacerla en forma privada. ¿Como se puede realizarla?.Saludos gracias Dios te Bendiga junto a los tuyos.

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